27 julio, 2025

Domingo 17 (C) del tiempo ordinario

 Jesús, Maestro de oración - Podcast
 
27 de julio
Domingo 17 (C) del tiempo ordinario
La Oración del Padre Nuestro
 
Texto del Evangelio (Lc 11,1-13): Un día que Jesús estaba en oración, en cierto lugar, cuando hubo terminado, uno de sus discípulos le dijo: «Señor, enséñanos a orar, como Juan lo enseñó a sus discípulos». Les dijo: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Danos cada día el pan que necesitamos. Perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos todos los que nos han ofendido. Y no nos expongas a la tentación’».
 
También les dijo Jesús: «Supongamos que uno de vosotros tiene un amigo, y que a medianoche va a su casa y le dice: ‘Amigo, préstame tres panes, porque otro amigo mío acaba de llegar de viaje a mi casa y no tengo nada que ofrecerle’. Sin duda, aquel le contestará desde dentro: ‘¡No me molestes! La puerta está cerrada y mis hijos y yo estamos acostados. No puedo levantarme a darte nada’. Pues bien, os digo que aunque no se levante a dárselo por ser su amigo, se levantará por serle importuno y le dará cuanto necesite. Por esto os digo: Pedid y Dios os dará, buscad y encontraréis, llamad a la puerta y se os abrirá. Porque el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama a la puerta, se le abre. ¿Acaso algún padre entre vosotros sería capaz de darle a su hijo una culebra cuando le pide pescado? ¿O de darle un alacrán cuando le pide un huevo? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más el Padre que está en el cielo dará el Espíritu Santo a quienes se lo pidan!».
 
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«Jesús estaba en oración… ‘Señor, enséñanos a orar’»
Abbé Jean GOTTIGNY (Bruxelles, Bélgica)
 
Hoy, Jesús en oración nos enseña a orar. Fijémonos bien en lo que su actitud nos enseña. Jesucristo experimenta en muchas ocasiones la necesidad de encontrarse cara a cara con su Padre. Lucas, en su Evangelio, insiste sobre este punto.
 
¿De qué hablaban aquel día? No lo sabemos. En cambio, en otra ocasión, nos ha llegado un fragmento de la conversación entre su Padre y Él. En el momento en que fue bautizado en el Jordán, cuando estaba orando, «y vino una voz del cielo: ‘Tú eres mi hijo; mi amado, en quien he puesto mi complacencia’» (Lc 3,22). Es el paréntesis de un diálogo tiernamente afectuoso.
 
Cuando, en el Evangelio de hoy, uno de los discípulos, al observar su recogimiento, le ruega que les enseñe a hablar con Dios, Jesús responde: «Cuando oréis, decid: ‘Padre, santificado sea tu nombre…’» (Lc 11,2). La oración consiste en una conversación filial con ese Padre que nos ama con locura. ¿No definía Teresa de Ávila la oración como “una íntima relación de amistad”: «estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama»?
 
Benedicto XVI encuentra «significativo que Lucas sitúe el Padrenuestro en el contexto de la oración personal del mismo Jesús. De esta forma, Él nos hace participar de su oración; nos conduce al interior del diálogo íntimo del amor trinitario; por decirlo así, levanta nuestras miserias humanas hasta el corazón de Dios».
 
Es significativo que, en el lenguaje corriente, la oración que Jesucristo nos ha enseñado se resuma en estas dos únicas palabras: «Padre Nuestro». La oración cristiana es eminentemente filial.
 
La liturgia católica pone esta oración en nuestros labios en el momento en que nos preparamos para recibir el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo. Las siete peticiones que comporta y el orden en el que están formuladas nos dan una idea de la conducta que hemos de mantener cuando recibamos la Comunión Eucarística.
 
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Él quiere que yo le ame porque me ha perdonado, no mucho, sino todo. No ha esperado a que yo le ame mucho, sino que ha querido que yo sepa hasta qué punto Él me ha amado, para que yo le ame a Él ¡con locura…!» (Santa Teresa de Lisieux)
 
«El Señor nos dice cómo hemos de orar. Lucas pone el “Padrenuestro” en relación con la oración personal de Jesús mismo. Él nos hace partícipes de su propia oración, nos introduce en el diálogo interior del Amor trinitario» (Benedicto XVI)
 
«Esta oración que nos viene de Jesús es verdaderamente única: ella es “del Señor”. Por una parte, en efecto, por las palabras de esta oración el Hijo único nos da las palabras que el Padre le ha dado: Él es el Maestro de nuestra oración. Por otra parte, como Verbo encarnado, conoce en su corazón de hombre las necesidades de sus hermanos y hermanas los hombres, y nos las revela: es el Modelo de nuestra oración» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.765). (Evangeli net)

 

26 julio, 2025

San Joaquín y Santa Ana, Padres de la Santísima Virgen María y Abuelos de Nuestro Señor Jesús

 

 

¡Oh!, San Joaquín y Santa Ana; vosotros, sois los hijos del Dios
de la Vida, padres de Santa María y abuelos de Jesús. Vos, San
Joaquín, que, al ver que Santa Ana, no podría daros un vástago
al desierto desaparecisteis, sin nada decir, y, luego de ayunar
cuarenta días un Ángel del Señor os visitó, dándoos la buena
nueva de que, vuestra oración, había sido oída y de que, vuestra
santa mujer concebiría una niña, y, cuya magna dignidad
con el tiempo obnubilaría la brillantez de todas las mujeres,
y, que, desde pequeña, habría de vivir en el templo del Señor.
Y, cosas de Dios, también vuestra esposa Ana, recibió el mismo
mensaje añadiendo, de que vos, estabais de vuelta a casa,
cosa que así fue, pues lleno de emoción abrazasteis a Ana.
La Natividad llegó en que María vino al mundo y juntos
festejaron tal alegría, con un banquete para toda la gente
del pueblo. Y, en él, a María, presentasteis a los sacerdotes
quienes de bendiciones la colmaron y de augurios felices.
Más tarde, al llegar María, a los tres años la llevasteis
solemnemente a la casa de Dios, tal y conforme os había dicho
el Ángel. Y, para que la Ella, no sintiera tanto la separación
de vosotros, le procurasteis ser acompañada por doncellas,
quienes con candelas encendidas, tributaban honores y alegría
a la futura “Llena de gracia”, “La Reyna del cielo”, “La Bendita
entre las mujeres”, “La Kejaritomene”, “La Madre de Dios”;
Santos padres de la Madre de Dios y Patronos de los abuelos;
¡Oh!, San Joaquín y Santa Ana, “vivas luces de la Madre del Dios Vivo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de julio
San Joaquín y Santa Ana
Padres de la Santísima Virgen María y
Abuelos de Nuestro Señor Jesús
 
Cada 26 de julio la Iglesia Católica celebra a San Joaquín y Santa Ana, padres de la Santísima Virgen María y abuelos del Señor Jesús.
 
A través de ellos, la tradición nos ayuda a ser más conscientes de cuán valioso es estar en contacto con la ‘familia grande’ (abuelos, tíos, primos, etc.) y, en particular, como nos enseñó el fallecido Papa Francisco, de la importancia de los abuelos con quienes se da «el encuentro y el diálogo intergeneracional… El Documento conclusivo de Aparecida nos lo recuerda: “Niños y ancianos construyen el futuro de los pueblos. Los niños porque llevarán adelante la historia, los ancianos porque transmiten la experiencia y la sabiduría de su vida” (n. 447)».
 
La responsabilidad de ser padres
 
Joaquín y Ana —santos patronos de los abuelos— fueron personas de profunda fe y confianza en las promesas de Dios. Ambos educaron a la Virgen María en la fe del Pueblo de Israel, alimentando en Ella el amor hacia el Creador y contribuyendo de manera singular a que Nuestra Madre estuviera lista para su singular vocación.
 
Es a través de sus padres como María se suma a esa porción del pueblo escogido que espera la llegada del Salvador de la humanidad, el Mesías.
 
El inmenso don de ser abuelos
 
El Papa Benedicto XVI, un día como hoy de 2009, resaltaba a través de las figuras de San Joaquín y Santa Ana, el tesoro que constituyen los abuelos dentro de la familia, especialmente en el aspecto educativo. El Papa decía que los abuelos “son depositarios y con frecuencia testimonio de los valores fundamentales de la vida”.
 
En 2013, el Papa Francisco, también con ocasión de esta fiesta, celebrada en el marco de la Jornada Mundial de la Juventud Río 2013 (Brasil), destacaba que “los santos Joaquín y Ana forman parte de esa larga cadena que ha transmitido la fe y el amor de Dios, en el calor de la familia, hasta María, que acogió en su seno al Hijo de Dios y lo dio al mundo, nos los ha dado a nosotros. ¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”. ¡Feliz día de San Joaquín y Santa Ana! ¡Feliz día de los abuelos! (ACI prensa).

25 julio, 2025

Santiago Apóstol, Discípulo del Señor Jesús

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25 de julio
Santiago Apóstol
Discípulo de Jesús
 
Cada 25 de julio la Iglesia celebra la fiesta de Santiago Apóstol, o Santiago, el Mayor -conocido también como Santiago, el de Zebedeo- uno de los doce apóstoles elegidos por Cristo. Podemos conocerlo en distintas facetas de su vida gracias a que son varios los textos del Nuevo Testamento en los que aparece mencionado. A este Santiago se le suele denominar ‘el mayor’ para diferenciarlo de otro de los apóstoles de Cristo, ‘Santiago, el Menor’.
 
El apóstol Santiago ocupa un lugar especial en la historia de la Iglesia primitiva, destacando por su virtud, empuje evangelizador y carácter valeroso. Fue él quien llevó la Palabra de Dios a tierras completamente alejadas de su Galilea natal, como es el caso de la península ibérica. Precisamente por su presencia allí, sembrando la fe, Santiago es reconocido como Patrono de España.
 
El “Hijo del trueno” -apelativo que usó Jesús con él y con su hermano Juan, en alusión al padre de ambos, Zebedeo- además de ser patrono de España y de la caballería de ese país, es patrono de los curtidores, veterinarios y equitadores.
 
Cerca de Jesús
 
Santiago nació en Betsaida, Galilea, hacia el año 5 a.C. Fue uno de los primeros convocados por Jesús, quien se acercó a él mientras pescaba en el lago de Genesaret junto a Juan, su hermano (Mc 1, 19).
 
De acuerdo a los Evangelios, Santiago fue testigo, con Juan y Pedro, de algunos de los momentos más intensos de la vida del Señor Jesús, lo que evidencia su cercanía con el Hijo de Dios. Algunos de esos momentos son, por ejemplo, la Transfiguración en el Monte Tabor, la pesca milagrosa y la noche en la que Jesús permanece orando en Getsemaní, en la víspera de su Pasión.
 
¡Santiago, ayúdanos!
 
El nombre con que lo conocemos proviene de la unión de las voces ‘Sant’ y ‘Iacob’. Mientras la partícula ‘Sant’ equivale a ‘san’ o ‘santo’; ‘Iacob’ es el término hebreo para ‘Jacob’, que en griego se dice Ἰάκωβος, Ἰákobos. Ambas partículas - ‘Sant’ y ‘Iacob’- quedaron yuxtapuestas desde los albores de la España cristiana de los primeros siglos, cuyos guerreros se lanzaban a la batalla al grito de "¡Sant Iacob, ayúdanos!": la rapidez con la que se pronunciaba aquel grito de guerra produjo la voz amalgamada Sant-iago. De ahí el “¡Santiago, ayúdanos!”.
 
De manera paralela quedaría también su nombre asociado a la tradición bélica, al punto que buena parte de la iconografía lo representa como soldado montado en un caballo, blandiendo una lanza, en actitud de lucha. Es así que Santiago devino en ícono o símbolo de la lucha contra el mal y el pecado personal.
También es posible encontrar otra tradición iconográfica donde el apóstol aparece más bien como peregrino, vestido con una túnica sencilla, cubierto de una capa y sosteniendo un cayado o vara. Ese es el Santiago que se marcha hacia los rincones más apartados ‘del mundo’ llevando a Cristo a todos los corazones hambrientos de Él.
 
Es así como el arte a lo largo de la historia ha intentado representar simbólicamente los aspectos resaltantes de la personalidad del discípulo de Cristo; eso que muy bien expresó San Juan Crisóstomo cuando dijo de él: “Fue el apóstol más atrevido y valiente”.
 
Por España a América
 
El mundo hispánico estará siempre asociado, desde sus raíces, a Santiago. Las huellas que dejó este sobre el largo sendero de la historia son constituyentes del alma y la cultura de los pueblos hispanohablantes.
 
Si bien el arribo del apóstol a la antigua Hispania (España) respondía al primer anhelo de anunciar el Evangelio a todas las gentes, dicho anuncio pasó a integrar la matriz constituyente de la identidad española.
 
Uno de los símbolos de ese aporte identitario es evidentemente la catedral de Santiago de Compostela, considerada el principal santuario dedicado al apóstol en donde reposan sus restos. Hoy, como en el medioevo, miles de personas peregrinan a Compostela cada año, deseosas de recorrer la ruta del santo patrono de España -el Camino de Santiago-. Así lo hicieron santos, mártires y misioneros, muchos de ellos enviados después a América a evangelizar. El Nuevo Continente, por eso, abunda en expresiones de devoción al aguerrido apóstol.
 
Una de estas expresiones populares, muy importante, pero a veces olvidada, tiene que ver con la fundación de varias ciudades de América durante los periodos de la conquista y el virreinato. Los españoles, en su afán fundacional, característico del siglo XVI, dedicaron muchos lugares al santo y bautizaron varias ciudades con su nombre. Es el caso, por ejemplo, de Santiago de Chile, Santiago en República Dominicana, o Santiago de Cuba en Cuba.
 
Santiago de Compostela: una nota breve sobre la Virgen María
 
El 9 de noviembre de 1982, San Juan Pablo II visitó la catedral de Santiago de Compostela e hizo un llamado a toda Europa a reavivar “aquellos valores auténticos” que la constituyeron, “porque los otros continentes te miran y esperan también de ti la misma respuesta que Santiago dio a Cristo: ‘lo puedo’”.
San Juan Pablo II añadiría con gran elocuencia:
 
“Yo, Sucesor de Pedro en la Sede de Roma, una Sede que Cristo quiso colocar en Europa y que ama por su esfuerzo en la difusión del cristianismo en todo el mundo. Yo, Obispo de Roma y Pastor de la Iglesia universal, desde Santiago, te lanzo, vieja Europa, un grito lleno de amor: Vuelve a encontrarte. Sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces”.
 
De acuerdo a la tradición, el apóstol Santiago fue quien preparó el camino para que la Virgen María sea reconocida como el "Pilar" o columna de la Iglesia, y de la hispanidad mariana que se extendió por el globo a lo largo de los siglos posteriores. En tiempos (segunda mitad del siglo I) en los que se extendía la idea del aparente fracaso del anuncio de Cristo en la Península, la Virgen María aparecería sobre una columna, ‘el Pilar de Zaragoza’, para animar a Santiago y a sus discípulos a no desfallecer en la tarea encomendada. Y Dios les concedió la victoria. (ACI prensa).

24 julio, 2025

San Chárbel Makhlouf, Sacerdote, taumaturgo, asceta y religioso libanés

 
Puede ser una imagen de 1 persona y texto que dice "San Chárbel Makhlouf Santo libanés que unió a Oriente y Occidente 24 de julio aciprensa.com"
 
 

¡Oh!, San Chárbel Makhlouf, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo. Solitario de Dios y llamado
el “Taumaturgo del Líbano”, amante de la Eucaristía
y de Nuestra Señora. Buscabais en la soledad, elevaros
a la perfección del espíritu en el pleno desierto a Dios
sirviendo en todo instante de día y de noche, con amor
y austeridad viviendo, ayunando y orando. Vuestra santa
y amada madre os dijo de manera premonitoria: “Si no fueras
a ser buen religioso te diría: ¡Regresa a casa! Pero ahora
sé que el Señor te quiere a su servicio. Y en mi dolor al
estar separada de ti, le digo resignada: ¡Que Dios te bendiga,
hijo mío, y que haga de ti un santo…!”. Y, así, tal como os
dijo, un día, despertó en vos, la vocación por la vida
eremítica y os fuisteis a vivir en soledad, retirándoos
a la famosa ermita de San Pedro y San Pablo, bautizada
así, en honor de los pilares de nuestra Iglesia, en la cima
de la “montaña de la luz”, que os prodigó con el tiempo, la Luz
de Cristo, por el ejercicio de la oración y de las mortificaciones
constantes. Dormíais sobre el suelo y comíais una sola vez
al día. Al mediodía la Santa Misa oficiabais y dabais así,
gracias a Dios, la tarde entera. Pero un día, vuestra alma, al cielo
voló, mientras celebrabais la Santa Misa, y de seguro, coronada
fue de luz, como premio justo a vuestra grande entrega de amor
y fe. Santo Patrono de todos los que sufren en cuerpo y alma;
¡oh!, San Chárbel Makhlouf, “vivo amor por el Dios de la Vida”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de julio
San Chárbel Makhlouf
Sacerdote, asceta y religioso libanés
 
Cada 24 de julio se celebra a San Chárbel Makhlouf, sacerdote, asceta y religioso libanés que perteneció a la Iglesia Católica maronita -Iglesia oriental que data del siglo V, hoy una de las 24 Iglesias “sui iuris” (de derecho propio) que integran la Iglesia Católica-.
 
San Chárbel fue el primer santo de Oriente en ser canonizado después de varios siglos (desde el siglo XIII no se canonizaba a ningún miembro de la Iglesia Oriental); y es uno de los santos más queridos en el mundo de habla hispana, especialmente en México.
 
Monje maronita y sacerdote
 
San Chárbel, cuyo nombre original fue Youssef Antoun (José Antonio) Makhlouf (Majluf), nació en Beqakafra, Líbano, el 8 de mayo de 1828. Quedó huérfano de padre a los tres años, por lo que quedó bajo el cuidado solo de su madre. Ella contrajo segundas nupcias con un sacerdote maronita -en el rito maronita se permite que los sacerdotes puedan casarse- quien terminaría siendo una influencia muy positiva para el santo.
 
En general, los Makhlouf fueron una familia marcada por la fe y la piedad -dos de los tíos de Youssef fueron monjes ermitaños-, gracias a lo cual el santo pudo crecer en un ambiente religioso, rodeado de auténtica espiritualidad.
 
A los veintitrés años, Youssef dejó el hogar materno e ingresó al monasterio de Nuestra Señora de Mayfouq en calidad de candidato, adoptando posteriormente el nombre de un famoso mártir sirio: Chárbel.
 
El joven monje realizó sus votos solemnes en 1853 y fue ordenado sacerdote unos años más tarde, en 1859, y quedó incorporado al clero regular bajo el patriarcado de Paulo I Pedro Masad (Patriarca maronita de Antioquía desde 1854 hasta su muerte en 1890).
 
Casi de inmediato, el P. Chárbel sería enviado al monasterio de San Marón en Annaya, ubicado en las alturas montañosas del Líbano, a 1067 m.s.n.m.
 
Para escuchar mejor la voz de Dios
 
El P. Chárbel vivió en San Marón por quince años, convirtiéndose en un monje ejemplar, dedicado a la oración, el apostolado y los estudios de espiritualidad.
 
Será años más tarde cuando descubre el llamado a la vida en soledad y pasa a vivir como ermitaño. Para ello, dada su condición canónica, requería un permiso especial. El santo recibiría la esperada autorización el 13 de febrero de 1875.
 
Desde ese día hasta su muerte, en 1898, San Chárbel estuvo dedicado a la ascesis, la penitencia, el trabajo manual y a la oración. Esto incluía un régimen de oración con las horas principales e intermedias de la Liturgia de las horas (en siete momentos diferentes del día)-, y, naturalmente, la Misa diaria. San Chárbel solo comía una vez al día y pasaba la mayor parte del tiempo en silencio. Eventualmente interrumpía sus horas de meditación para recibir a los numerosos visitantes, quienes llegaban atraídos por su reputación de sabiduría y santidad. Gente de todo tipo llegaba en busca de consejo espiritual, alguna promesa de oración o, directamente, en pos de algún milagro -San Chárbel se había ganado la fama de taumaturgo por las curaciones milagrosas acontecidas entre quienes se acercaban a él-.
 
Hombre universal
 
San Chárbel murió el 24 de diciembre de 1898. El Papa San Pablo VI lo beatificó el 5 de diciembre de 1965 durante la clausura del Concilio Vaticano II. Años más tarde, el mismo Pablo VI lo canonizaría el 9 de octubre de 1977, en el marco de las celebraciones del Sínodo Mundial de los Obispos.
 
La devoción a San Chárbel se ha extendido dentro y fuera de las fronteras del Líbano, incluso en territorios muy alejados, poseedores de formas culturales muy distintas. Prueba de ello es la particular y fuerte veneración de la que goza en México, y otras partes de América Latina. En ese sentido, San Chárbel se ha convertido en un “puente” muy real entre Oriente y Occidente, un vínculo que ha tendido el Espíritu Santo.
 
Lazo entre Oriente y Occidente
 
El caso de la devoción a San Chárbel en México constituye algo realmente especial. Esta se debe en gran parte a la inmigración maronita a ese país -iniciada en el siglo XIX- como al notable número de milagros atribuidos a la intercesión del santo libanés.
 
Estos merecen mención aparte: se dice que la Iglesia ha registrado e investigado un número que sobrepasa las dos decenas de miles. Algunos de estos, incluso, llegaron a tener impacto mediático.
¡San Chárbel Makhlouf, ruega por nosotros!(ACI prensa).

 

23 julio, 2025

Santa Brígida, Fundadora de la Orden del Santísimo Salvador y Patrona de Suecia

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23 de julio
Santa Brígida
Fundadora de la Orden del Santísimo Salvador y Patrona de Suecia 
 
Cada 23 de julio la Iglesia celebra a Santa Brígida, patrona de Suecia, fundadora de la Orden del Santísimo Salvador, madre de Santa Catalina de Suecia y, desde hace poco más de dos décadas, copatrona de Europa. Fue el Papa San Juan Pablo II quien le concedió dicho título durante la vigilia del gran jubileo del año 2000.
 
Santa Brígida comparte el patronazgo de Europa con San Benito de Nursia, Santa Catalina de Siena, los santos Cirilo y Metodio, y Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein).
 
Dignidad de la mujer
 
El Papa Benedicto XVI afirmaba que la vida de Santa Brígida muestra el papel y la dignidad de la mujer dentro de la Iglesia, evidenciada en su “actitud de respeto y de fidelidad plena al Magisterio de la Iglesia, en particular al Sucesor del apóstol Pedro".
 
Poniendo como ejemplo a esta extraordinaria mujer, el entonces Pontífice añadía: “De hecho, en la gran tradición cristiana se reconoce a la mujer una dignidad propia, y —siguiendo el ejemplo de María, Reina de los Apóstoles— un lugar propio en la Iglesia, que, sin coincidir con el sacerdocio ordenado, es igualmente importante para el crecimiento espiritual de la comunidad. Además, la colaboración de consagrados y consagradas, siempre en el respeto de su vocación específica, reviste una gran importancia en el mundo de hoy”.
 
Por eso, como tantas otras mujeres ejemplares en la Iglesia, Santa Brígida sigue “hablándole” al corazón de las mujeres y hombres de hoy.
 
Esposa, madre y mística
 
Brígida Birgersdotter nació en Norrtälje, Uppland (Suecia) en 1302. Fue entregada en matrimonio a Ulf Gudmarsson con solo 15 años. Tuvo ocho hijos, a quienes educó en la fe con esmero. Al quedar viuda, renunció a la posibilidad de un segundo matrimonio para dedicarse a la oración, la penitencia y las obras de caridad. Vendió sus posesiones, las entregó a la Iglesia, e ingresó -sin que mediara consagración religiosa- al monasterio cisterciense de Alvastra, en su país natal.
 
A esta santa y mística, el Señor le reveló un conjunto de plegarias u oraciones, así como visiones de su Pasión y mensajes que invitan al consuelo espiritual. Además, la Virgen María la instruyó a través de revelaciones particulares en temas concernientes a la unidad de la Iglesia y el Papado.
 
Las Revelaciones
 
El relato de las gracias particulares concedidas a Santa Brígida está contenido en sus Revelaciones, dictadas a sus confesores y secretarios, y que conforman una extensa obra en ocho volúmenes. En estos textos se encuentran contenidas grandes promesas para la conversión y salvación de las almas.
 
Asimismo, en el marco de sus experiencias místicas, la santa fue instruida por la Santísima Virgen María en la devoción a sus “Siete Dolores”. La práctica de esta devoción implica rezar siete avemarías diariamente, meditando las lágrimas y los dolores de la Madre de Dios. A quien se haga devoto, la Virgen le concederá paz y cuanto le haya sido solicitado, siempre y cuando no vaya en contra de la voluntad de Dios. Además, la Virgen le defenderá en el combate espiritual, entre otras gracias.
 
Por otro lado, el Señor Jesús reveló a Santa Brígida quince oraciones para ser rezadas a lo largo de un año -acompañadas también de grandes promesas-, así como el famoso conjunto de oraciones destinadas a ser rezadas a lo largo de doce años. En la basílica de San Pablo Extramuros en Roma se encuentra el crucifijo milagroso, esculpido por Pietro Cavallini (1250-1330), ante el cual la santa recibió de rodillas las oraciones que el Señor le reveló.
 
Patrona de Europa
 
Santa Brígida falleció en Roma (Italia) a los 70 años, el 23 de julio de 1373. Fue canonizada dieciocho años después de su muerte.
 
Su proclamación como Patrona de Europa responde a ciertas características de su ejemplar vida: habiendo pertenecido a la nobleza sueca, mostró total desapego a esta por motivaciones espirituales. Además, recorrió toda Europa, contribuyendo a afirmar las raíces católicas del Continente -hizo, por ejemplo, el camino de Compostela al lado de su esposo Ulf-, y, más tarde, ya viuda, se embarcó con sus hijos espirituales -futuros miembros de la orden que fundaría- rumbo a Tierra Santa, a donde arribó en 1371.
 
Después de la muerte de Ulf, Brígida se consagró por entero a la oración y al fortalecimiento, en diversos lugares, del espíritu y la letra de la vida monástica, en particular de la rama femenina. Fruto de este empeño fue la fundación de la Orden del Santísimo Salvador (Ordo Sancti Salvatoris).
 
Su periplo en este mundo acabó el 23 de julio de 1373, en la ciudad de Roma, mientras aguardaba el regreso del Papa Gregorio XI (diciembre de 1370-marzo de 1378), exiliado en Avignon en ese momento. Santa Brígida había mostrado previamente su desacuerdo con que los Papas residieran fuera de Roma, por lo que al mismo Gregorio XI se lo solicitó directamente mediante una misiva, en la que también criticaba los fallos y escándalos suscitados por miembros de la curia.
 
En 1378, se produjo la segunda y definitiva aprobación de las reglas de la Orden fundada por la santa. Sus restos, después de haber permanecido en Roma, fueron repatriados a Suecia donde permanecen hasta hoy en la abadía de Vadstena.(ACI prensa).

21 julio, 2025

San Lorenzo de Brindis, Franciscano Capuchino

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21 de julio
San Lorenzo de Brindis
Franciscano Capuchino
 
Cada 21 de julio la Iglesia celebra a San Lorenzo de Brindis (Brindisi), franciscano capuchino que vivió entre los siglos XVI y XVII y que sería proclamado Doctor de la Iglesia por el Papa San Juan XXIII en 1959.
 
En el mundo de habla hispana es conocido como San Lorenzo de ‘Brindis’, castellanización del italiano ‘Brindisi’ (nombre de la ciudad de la región italiana de Apulia, antiguo Reino de Nápoles). La Iglesia le ha otorgado el título de Doctor apostolicus [Doctor apostólico] (Breve pontificio: “Celsitudo ex humilitate”).
 
“Me basta Jesús crucificado” (San Lorenzo)
 
Giulio Cesare Russi -nombre de pila del santo- destacó en los estudios desde pequeño gracias a su buena memoria y a la claridad de su razonamiento. De adolescente, tocó las puertas de los franciscanos capuchinos de su ciudad y fue recibido por ellos con beneplácito. Giulio se descubría llamado a seguir de cerca los pasos de San Francisco de Asís.
 
A poco de haber ingresado a la vida religiosa, tuvo un diálogo con su prior que quedaría grabado en su memoria para siempre. El prior quiso advertirle de la dureza y austeridad de la vida franciscana -al probarla la mayoría de jóvenes jóvenes desistía hasta de los más firmes propósitos-.
 
Giulio prometió abrazar el espíritu de pobreza franciscana consciente de que le era posible con la ayuda del Señor: “Al mirar a Cristo Crucificado tendré fuerzas para sufrir, por amor a Él, cualquier padecimiento… Me basta Jesús crucificado”.
 
Presentar el Evangelio a “Nuestros hermanos mayores” (San Juan Pablo II)
 
Como diácono empezó a predicar con insistencia en diversos lugares. Dios le concedió un ánimo especial para la predicación, y el joven fraile se esmeró en desarrollar ese talento. No pasaría mucho tiempo para que Fray Lorenzo suscitara las primeras conversiones entre quienes lo oían. El franciscano sería ordenado en 1583.
 
Después, ya de sacerdote, el Papa Clemente VIII le encomendó un ministerio muy especial: predicar a los judíos e intentar ganarlos para Cristo. Muy pocos conocían y dominaban la lengua hebrea como Fray Lorenzo, y el Pontífice deseaba que el Evangelio fuera anunciado con cercanía y calidez a quienes son “nuestros hermanos mayores” (expresión con la que el Papa Juan Pablo II solía referirse al pueblo judío).
 
Ya desde los tiempos universitarios en Padua, Lorenzo había demostrado una habilidad poco común: conocía casi a la perfección el hebreo, el arameo y el caldeo, además del latín y el griego. El franciscano también hablaba español, italiano, francés y alemán. 
 
El secreto de una buena homilía
 
Cierto día un sacerdote le preguntó a Lorenzo cuál era su “secreto” para predicar tan bien, a lo que él respondió: "En buena parte se debe a mi buena memoria. En otra buena parte, a que dedico muchas horas a prepararme. Pero la causa principal es que encomiendo mucho a Dios mis predicaciones, y cuando empiezo a predicar se me olvida todo el plan que tenía y empiezo a hablar como si estuviera leyendo en un libro misterioso venido del cielo".
 
Fray Lorenzo fue también ejemplo de ascetismo y sobriedad con las cosas materiales: dormía sobre tablas, se levantaba en las noches a rezar los salmos, ayunaba con pan y verduras, huía de los honores y hacía su mejor esfuerzo para mantener el buen humor con todos.
 
Viajó a Alemania para unir fuerzas con el Beato Benito de Urbino. Ambos capuchinos se dedicaron a la atención de las víctimas de la peste que asoló ese país hacia el último cuarto del siglo XVI. De la mano del beato, fundó conventos en Praga, Viena y Gorizia.
 
Contrarreforma
 
Lorenzo deseaba contribuir con su apostolado al movimiento de la contrarreforma. En ese propósito, se inspira en lo hecho por el holandés Pedro Canisio y se entrena en la dialéctica teológica. Fruto de sus disputas con teólogos protestantes son, por ejemplo, las Lutheranismi hypotyposis [El luteranismo hipotético] escritas en tres volúmenes, y una síntesis de las Disputationes de Roberto Belarmino.
 
Fray Lorenzo sería elegido superior general de su Orden, los Hermanos Menores Capuchinos, desempeñándose en ese cargo entre 1602 y 1605. Después de ese periodo solicitó no ser reelegido, pues estaba convencido de que Dios lo prefería dedicado a otro tipo de menesteres. Y vaya que Dios tenía otros planes para el franciscano.
 
«Seguro de que él solo valdría lo que un ejército» (Papa Clemente VIII)
 
El Papa Clemente VIII le pide a Lorenzo que colabore de cerca con el emperador germano Rodolfo II, y lo convierte en su representante diplomático. En un momento complicadísimo para los germanos, el santo tuvo que lidiar para conseguir el apoyo de todos los príncipes alemanes y poder hacer frente a una inminente invasión turca.
 
Involucrado por la obediencia con la casta militar, Fray Lorenzo se hizo capellán del ejército imperial.
 
Así, antes de la batalla definitiva, el franciscano arengó a los soldados, poniéndose de pie ante todos y dando instrucciones con voz fuerte. Luego sale al frente del ejército, en la primera línea, con sus dos únicas armas: el crucifijo y su fe. Ese día, los turcos sufrieron una aplastante derrota. El Papa, después de recibir la noticia del triunfo exclamó: “Seguro de que él solo [Lorenzo] valdría lo que un ejército» (Clemente VIII).
 
Obrero de la paz
 
De vuelta tras la victoria, el santo permaneció en el convento de Gorizia. Después el Papa le encomendó otras misiones diplomáticas en favor de la consolidación de la paz en diversas partes de Europa.
 
El santo se retiró finalmente al convento de Caserta. Allí era frecuente verlo arrebatado, en éxtasis, durante la celebración de la Misa.
 
San Lorenzo de Brindis partió a la Casa del Padre el 22 de julio de 1619, el mismo día de su cumpleaños. Fue canonizado en 1881 y, en 1959, San Juan XIII le otorgó el título de Doctor de la Iglesia.(ACI prensa).

 

20 julio, 2025

Domingo 16 (C) del tiempo ordinario

 Marta e Maria com Jesus !!! #Jesus #Deus #bibliasagrada #Igreja #Séries  #Thechosen

Domingo 20 de Julio
Domingo 16 (C) del tiempo ordinario
 
Texto del Evangelio(Lc 10,38-42): En aquel tiempo, Jesús entró en un pueblo; y una mujer, llamada Marta, le recibió en su casa. Tenía ella una hermana llamada María, que, sentada a los pies del Señor, escuchaba su Palabra, mientras Marta estaba atareada en muchos quehaceres. Acercándose, pues, dijo: «Señor, ¿no te importa que mi hermana me deje sola en el trabajo? Dile, pues, que me ayude». Le respondió el Señor: «Marta, Marta, te preocupas y te agitas por muchas cosas; y hay necesidad de pocas, o mejor, de una sola. María ha elegido la parte buena, que no le será quitada».
 
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«Hay necesidad (...) de una sola [cosa]»
 
Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)
 
Hoy vemos a un Jesús tan divino como humano: está cansado del viaje y se deja acoger por esta familia que tanto ama, en Betania. Aprovechará la ocasión para hacernos saber qué es “lo más importante”.
 
En la actitud de estas dos hermanas se acostumbra a ver reflejadas dos maneras de vivir la vocación cristiana: la vida activa y la vida contemplativa. María, «sentada a los pies del Señor»; Marta, atareada por muchas cosas y ocupaciones, siempre sirviendo y contenta, pero cansada (cf. Lc 10,39-40.42).
 
 —«Calma», le dice Jesús, «es importante lo que haces, pero es necesario que descanses, y más importante aun, que descanses estando conmigo, mirándome y escuchándome». Dos modelos de vida cristiana que hemos de coordinar y de integrar: vivir tanto la vida de Marta como la de María. Hemos de estar atentos a la Palabra del Señor, y vigilantes, ya que el ruido y el tráfico del día a día —frecuentemente— esconde la presencia de Dios. Porque la vida y la fuerza de un cristiano solamente se mantienen firmes y crecen si él permanece unido a la verdadera vid, de donde le viene la vida, el amor, las ganas de continuar adelante... y de no mirar atrás.
A la mayoría, Dios nos ha llamado a ser como “Marta”. Pero no hemos de olvidar que el Señor quiere que seamos cada vez más como “María”: Jesucristo también nos ha llamado a “escoger la mejor parte” y a no dejar que nadie nos la quite.
 
Él nos recuerda que lo más importante no es lo que podamos hacer, sino la Palabra de Dios que ilumina nuestras vidas, y, así por el Espíritu Santo nuestras obras quedan impregnadas de su amor.
 
Descansar en el Señor solamente es posible si gozamos de su presencia real ante la Eucaristía. ¡Oración ante el sagrario!: es el tesoro más grande que tenemos los cristianos. Recordemos el título de la última encíclica de san Juan Pablo II: La Iglesia vive de la Eucaristía. El Señor tiene muchas cosas que decirnos, más de las que nos pensamos. Busquemos, pues, momentos de silencio y de paz para encontrar a Jesús y, en Él, reencontrarnos a nosotros mismos. Jesucristo nos invita hoy a hacer una opción: escoger «la parte buena» (Lc 10,42).
 
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Marta, bendita seas por tus buenos servicios; cuando llegues a la patria celestial todo esto allí ya no existirá: allí sólo habrá lo que María ha elegido» (San Agustín)
 
«La palabra de Cristo es clarísima: ningún desprecio por la vida activa, mucho menos por la generosa hospitalidad; sino una llamada clara al hecho de que lo único verdaderamente necesario es escuchar la Palabra del Señor, que es eterna y da sentido a nuestra actividad cotidiana» (Benedicto XVI)
 
«Meditar lo que se lee conduce a apropiárselo confrontándolo consigo mismo. Aquí, se abre otro libro: el de la vida. Se pasa de los pensamientos a la realidad (…). Se trata de hacer la verdad para llegar a la Luz: ‘Señor, ¿qué quieres que haga?’ (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.706) (evangeli net).

19 julio, 2025

Santa Justa y Santa Rufina Mártires y patronas de Sevilla

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 ¡Oh! Santas, Justa y Rufina vosotras sois las hijas
del Dios de la Vida, sus Mártires y amadas santas
que soportasteis crueles suplicios, prisión, inanición
y otras torturas. Vos, Justa entregasteis vuestra vida
en prisión, y vos Rufina, fuisteis degollada. Vosotras
hermanas carnales y de  firmes convicciones cristianas
 ayudando al prójimo y evangelizando. Un día los paganos
recaudaban dinero para su "diosa" y vosotras os
negasteis a pagarlo por ser contrario a vuestra fe y, a la
vez la hicisteis añicos, desatando la ira de las devotas
que se lanzaron sobre vosotras, siendo encarcelarlas.
En la cárcel, os animaban a que abandonasen vuestras
creencias, pero vosotras os negasteis a pesar de las
amenazas. Sufristeis el tormento del potro para luego
ser torturadas con garfios de hierro y jamás nunca
abdicasteis y vuestros verdugos, os encerraron en la
cárcel, para sufrir de hambre y sed; sobreviviendo
heroicamente a esta condena y castigadas otra
vez, caminando descalzas hasta llegar a Sierra Morena.
¡Y así, lo hicieron! Y, viendo que nada os vencía, esta
vez, os encarcelaron hasta morir, y la primera en fallecer
fuiste vos, Justa; y vuestro cuerpo tirado a un pozo,
que recuperó después el obispo Sabino. Rufina, vos, os
negasteis a sucumbir con facilidad, y por ello, fuisteis
arrojada al anfiteatro dejándoos a expensas de un león
que solo movió la cola y lamió vuestras vestiduras.
El Prefecto, fuera de sí, y montado en cólera y rabia,
no aguantó más, y os mandó degollar y quemar vuestro
cuerpo, y nuevamente el obispo Sabino recogió vuestros
restos y os enterró junto a vuestra hermana. Y por ello,
por la entrega de vuestras almas, el Dios de la Vida y del
Amor, os coronó con coronas de luz y de eternidad;
¡Oh!, Santas, Justa y Rufina, “vivos luceros del Dios Vivo”.


© 2025 Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de julio
Santa Justa y Santa Rufina
Mártires y patronas de Sevilla
 
Cada 19 de julio la Iglesia celebra a dos mujeres españolas del siglo III, las hermanas Santa Justa y Santa Rufina, mártires, patronas de la ciudad de Sevilla (España), así como de los alfareros, pues ellas se ganaron la vida vendiendo cerámicas.
 
En Sevilla, su tierra natal, se les celebra el día 17 de julio, mientras que en el resto de España y en otros lugares el día central de las celebraciones es el 19 de julio. 
 
Más allá de la controversia
 
Existe una antigua controversia en torno a estas santas y su historicidad, dado que muchas de las fuentes en las que son mencionadas carecen de rigurosidad absoluta, sea por su temprana elaboración o por los típicos errores que abundan en los escritos de la antigüedad. Sin embargo, la tradición que las venera goza de tal fortaleza que hace perfectamente creíbles sus testimonios.
 
La Enciclopedia Católica señala: “Solamente Santa Justa es mencionada en el ‘Martyrologium Hieronymianum’, pero en los martirologios históricos (Quentin, “Les martyrologes historiques”) se le menciona como ‘Justina’”. Esto ha inducido a más de uno a ciertos malentendidos ocasionados por el nombre y a confundir a las hermanas con otras mujeres mártires. Lamentablemente, recién a partir de documentos del siglo VI ambas hermanas aparecen con los nombres con los que se les venera hoy. En consideración a esto (una fuente del siglo VI es una fuente considerada “cercana”) y a la tradición, reforzada por las Actas, es posible sostener que “no hay duda de que ambas santas son mártires históricas de la Iglesia española” (Enciclopedia Católica).
 
Hijas de la Iglesia
 
Las santas Justa y Rufina, fueron dos hermanas nacidas en Sevilla (España) en el siglo III. Ellas siendo aún muy jóvenes murieron martirizadas durante la persecución organizada por el emperador romano Diocleciano, según los antiguos relatos, por haberse negado a participar de los rituales ofrecidos a la diosa pagana Salambó (Salambona).
 
Justa y Rufina nacieron aproximadamente entre los años 268 y 270, en territorio perteneciente a Andalucía, Hispania, cuando esta formaba parte de los territorios de la península anexados al Imperio romano. Las hermanas eran parte de una familia muy modesta, pero de firmes costumbres y sólida fe cristiana.
 
Sus padres murieron cuando eran unas niñas. Entonces, el obispo de la ciudad, cercano a la familia, decidió apoyarlas y velar por ellas, animándolas a perseverar en la fe y la virtud. Luego, los cristianos las ayudaron a aprender un oficio -alfarería- con el que pudiesen ganarse la vida honradamente.
 
Comerciantes esforzadas e íntegras
 
Las hermanas se dedicaron a vender los recipientes de cerámica que hacían. Agradecidas con Dios por no haberlas abandonado, participaban activamente de la comunidad cristiana de su ciudad: oraban y asistían a la Eucaristía.
 
La gente del pueblo las conocía por su caridad y benevolencia, que concedían a todos sin distinción, sean paganos o cristianos. Las hermanas no temían dar testimonio de su fe frente a nadie y, en actitud ejemplar, pedían siempre por la conversión de los no cristianos. Proclamaban al Señor y enseñaban su doctrina a los gentiles.
 
Hacia el año 287, durante las celebraciones en honor a Venus, un grupo de mujeres pasó recorriendo las calles de Sevilla con un ídolo de la diosa Salambona (equivalente babilónico de Venus) cargado en hombros. Cuando estas divisaron a Justa y Rufina, les pidieron el donativo habitual para la festividad, además de que se hinquen y adoren a la estatuilla de la diosa. Las hermanas se negaron a entregar dinero y rechazaron rendir pleitesía alguna a la imagen. El desaire provocó la ira de la turba, que se lanzó contra ellas.
 
Firmes en la fe por la gracia
 
Diogeniano, prefecto romano en Sevilla, en respuesta a la “provocación” mandó apresar a Justa y Rufina, las interrogó y las amenazó con crueles tormentos si persistían en defender la religión cristiana. Sin embargo, pese a las amenazas, las santas se resistieron a renegar de su fe, exclamando que solo adorarían a Jesucristo:
 
"Eso que vos llamáis la diosa Salambona, no era más que un despreciable cacharro de barro cocido; nosotras adoramos al único Dios verdadero que está en los Cielos, y a su Hijo Jesucristo que se hizo hombre y murió por nosotros para salvarnos de nuestros pecados...".
 
Tras las crueles torturas, Santa Justa murió a causa del debilitamiento, encerrada en una celda sin agua ni alimento. Por su lado, Santa Rufina, quien sobrevivió brevemente a su hermana, terminó degollada por orden directa de Diogeniano.
 
Valientes sevillanas 
 
La tradición ha hecho de las santas hermanas las patronas de Sevilla y de los gremios de alfareros y cacharreros. También lo son de Valencia, Palencia y otras ciudades de España. Sus restos fueron venerados en esta ciudad desde el tiempo de su martirio hasta la invasión árabe en el año 711, cuando tuvieron que ser escondidos para su protección.
 
El siglo pasado dichos restos fueron redescubiertos en Alcalá de los Gazules (Cádiz); y hoy, debajo de la iglesia de la Trinidad en Sevilla, pueden encontrarse las celdas en las que Justa y Rufina pasaron sus últimas horas.(ACI prensa).

18 julio, 2025

San Arnulfo de Metz Obispo, patrono de los cerveceros y de la cerveza

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18 de julio
San Arnulfo de Metz
Obispo
 
Cada 18 de julio la Iglesia Católica celebra a San Arnulfo de Metz, obispo, santo de origen franco, conocido como el ‘patrono de la cerveza’.
 
Arnulfo vivió entre finales del siglo VI y la primera parte del siglo VII y se desempeñó como consejero e intendente del palacio merovingio de la antigua Austrasia (nombre con el que se designaba a la parte nororiental del reino Franco) hasta que abandonó la vida secular para abrazar la vida religiosa.
 
La virtud y la cerveza 
 
San Arnulfo o Arnoldo (ambos nombres se usan indistintamente en español) es patrono de la cerveza y de los cerveceros. 
 
Sin embargo, como señalaba hace unos años el P. José de Jesús Aguilar, subdirector de Radio y Televisión de la Arquidiócesis de México, el mencionado patronazgo no debe ser entendido como “de la embriaguez o de los borrachos, porque eso no tiene nada de santidad”. “La embriaguez es parte del pecado de gula”, añadía el P. Aguilar.
 
Sobre las razones de este patronazgo, el P. Aguilar explicaba que “durante cierta época la gente utilizaba los ríos como basureros e incluso la gente lanzaba [a las aguas] cadáveres de personas y animales, por lo que tomar agua de los ríos llegaba a ocasionar la muerte”.
 
Por eso y “para prevenir enfermedades y la peste”, el santo, como parte de su ministerio, “predicaba sobre el peligro de tomar agua en tales circunstancias. Arnulfo recomendaba tomar cerveza porque en aquella región se elaboraba con mucha facilidad”, concluye el P. Aguilar. 
 
La virtud de la cerveza
 
Resulta interesante que el proceso de preparación de la cerveza -que incluye la fermentación de la cebada y la cocción en agua- fuera identificado como “saludable” en la antigüedad, en contraposición al consumo directo de agua que pudiera estar contaminada. 
 
En otras palabras, la intuición de San Arnulfo y los cerveceros de su época pudo haber salvado muchas vidas. 
 
Nada humano es ajeno a la Iglesia 
 
San Arnulfo fue un santo profundamente humano, preocupado por la salud espiritual de los fieles, así como de su salud corporal. Su vida, en muchos sentidos, tuvo poco de “extraordinaria” si se consideran los estándares de la época. En otro sentido, su vida resulta ejemplar y única. 
 
Nació en el año 580 en el seno de una familia acomodada en Mosela, un territorio que perteneció a los antiguos merovingios y hoy es parte de Austria .
 
En su juventud entró al servicio de la corte bajo Brunegilda, princesa visigoda, y el rey Teodoberto II, rey franco de Austrasia, quien lo incluyó en la lista regular de oficiales reales: fue comandante militar y tuvo seis provincias bajo su responsabilidad.
 
En el año 612 renunció a todos sus cargos y, pese a estar casado y tener dos hijos, fue autorizado para ingresar a la vida religiosa. Fue ordenado sacerdote y luego obispo de Metz, sede que ocupó por un acuerdo entre el poder civil y el eclesiástico. En el año 627 se retiró al monasterio de Remiremont (Francia), donde falleció el 19 de julio de 640, a los 57 años. 
 
El milagro de la cerveza
 
Un año después de su muerte, los pobladores de los alrededores del monasterio pidieron que su cuerpo fuera exhumado y llevado a su ciudad de Metz para enterrarlo en la iglesia local, en la que predicó a Cristo con todas sus fuerzas, y donde también habló de las virtudes de la cerveza.
 
Según la tradición, durante el viaje de traslado de los restos del santo -que resultó largo y agotador- los fieles a quienes se les encargó la tarea, muertos de sed, se detuvieron para comprar cerveza a un comerciante local, al lado del camino. Lamentablemente descubrieron que quedaba muy poca, menos de un barril para compartir, y, sin embargo, la cerveza alcanzó para satisfacer la sed de todos.
 
“A esto se le conoce como el milagro de la cerveza y es la razón por la que se considera a San Arnulfo el Santo Patrón de los cerveceros y la cerveza”, afirmó el P. Aguilar, quien alienta a los fieles a pedirle al santo que esta bebida "nunca sea consumida por los niños y siempre sea bebida con moderación".(ACI prensa).