11 septiembre, 2025

San Emiliano, Monje contemplativo

 

11 de septiembre
San Emiliano
Monje contemplativo
 
Santo español, nacido en el año 473 en Berceo (La Rioja). Hijo de una familia campesina de origen hispanorromano, siendo en su juventud pastor de ovejas. Decidió dedicarse a la vida contemplativa, por lo que pasó a ser uno de los discípulos del monje Félix, retirado en los montes de Bilibio, cerca de Haro, donde llevó una vida solitaria y penitente. Sujetó a la disciplina monacal, pero encontrándola demasiado holgada, se retiró a la soledad durante cuarenta y cuatro años en los montes Distercio, soportando allí las inclemencias del tiempo y la dureza de condiciones del lugar.
 
Su fama de santidad se extendió de tal manera que todos los que estaban en dificultades espirituales acudían a él y fue llamado por el obispo de Tarazona, Dídimo, quien no consintió que tanta virtud se perdiese en la soledad del monte, le ordenó sacerdote y le puso al cargo de la parroquia de Santa Eulalia, en su pueblo natal Berceo.
 
El paso por la parroquia resultó un estruendoso fracaso ya que las tareas administrativas no parecían encajar con su carácter y entregaba todas las donaciones propiedad de la parroquia a los necesitados por lo que fue acusado de malversación del dinero parroquial por sus hermanos sacerdotes y reprendido por el obispo, quien lo destituyó del cargo.
 
Decide volver a su soledad y se retira al valle de Suso o de arriba, cercano a su pueblo, donde transcurre la última etapa de su vida. En torno al santo va formándose una comunidad de hermanos y hermanas que formarán un oratorio primitivo, sus nombres son: Aselo, Geroncio, Citonato, Sofronio, Oria y Potamia.
 
San Millán es visitado, consultado y venerado. Salió al parecer muy poco de su eremitorio. La última salida que hace es para anunciar la destrucción de algunas ciudades de Cantabria. La tradición le atribuye numerosos milagros tanto en vida como después de su muerte, acaecida el 12 de noviembre del 574, con ciento un años, fue enterrado en el suelo del oratorio. Los monjes eligieron otro abad y permanecieron como ermitaños alrededor del sepulcro de San Millán, formando después de la muerte de San Millán el gran Monasterio de San Millán de la Cogolla, en la actualidad declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
 
No dejó nada escrito, y fue hacia el 650 cuando el obispo de Zaragoza, San Braulio escribió Vita Sancti Emiliani, primera biografía de San Millán basándose en los relatos que había escuchado de su hermano Fronimiano, monje en la Cogolla y más tardíamente Gonzalo de Berceo escribió la Historia del Señor San Millán.(ACI Prensa).

09 septiembre, 2025

Santa María de la Cabeza, Esposa de San Isidro Labrador

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9 de septiembre
Santa María de la Cabeza
Esposa de San Isidro Labrador
 
Cada 9 de septiembre se recuerda a Santa María de la Cabeza, María Toribia, esposa de San Isidro Labrador.
 
Santa donde Dios la quiso
 
María Toribia nació probablemente en Torrelaguna (España) entre finales del siglo XI e inicios del XII. Fue esposa de San Isidro Labrador, con quien tuvo un hijo. Durante muchos años se dedicó a la atención y servicio de su hogar; después, cuando su hijo alcanzó la madurez y de pleno acuerdo con su esposo, se consagró a la vida contemplativa. 
 
Santa María de la Cabeza fue una mujer de notable humildad, de gran paciencia, devoción y espíritu de austeridad.
 
El milagro del pozo
 
De acuerdo a una antigua tradición, el pequeño y único hijo de María Toribia, Illán, cayó accidentalmente a un pozo profundo. Al darse cuenta de lo sucedido, María Toribia e Isidro, su esposo, corrieron a auxiliar al niño, pero sin encontrar la forma de sacar al pequeño. Fue así que, con el alma en vilo, ambos padres se pusieron a rezar con tanta fe que, de pronto, las aguas del pozo empezaron a elevarse y elevarse, hasta que el pequeño, que flotaba sentado sobre una canasta, alcanzó la boca del pozo, sano y salvo.
 
La misma tradición afirma que María e Isidro vivieron su matrimonio con auténtico espíritu cristiano. Fueron muy unidos y así lo reconocían sus coetáneos: eran un solo corazón y una sola alma. La oración en pareja los había fortalecido no solo para enfrentar las vicisitudes de la vida cotidiana sino que Dios suscitó en ellos el deseo de vivir una vida completamente consagrada a Él, en el silencio y la contemplación.
 
Un llamado muy especial
 
Con ese anhelo decidieron “separarse” después de que su hijo se convirtiera en adulto. Isidro se quedó en Madrid y María partió hacia una ermita cerca del río Jarama, donde además de dedicarse a la oración contemplativa hacía obras de caridad en los lugares cercanos. Vivía en el bosque como labradora y se encargaba de la limpieza y el arreglo de una capilla cercana.
 
Se dice que unos hombres intentaron poner a San Isidro en contra de su esposa con calumnias sobre su comportamiento. El santo rechazó aquellos comentarios injuriosos, pero por cierta debilidad, decidió buscarla para asegurarse de que todo fuese mentira. 
 
San Isidro, entonces, de camino hacia donde María vivía, la vio a la distancia. Vio que estaba por cruzar el río y, antes de dejar la orilla, extendía delicadamente su mantilla sobre el agua, para luego subirse sobre esta y cruzar hasta el otro extremo, sin mojarse, como si la manta fuese una barquilla. Isidro quedó impactado por el milagro visto y sintió que el corazón se le llenaba de paz.
 
La cabeza
 
Años después, Santa María de la Cabeza regresó a Madrid donde permaneció un tiempo. Después de la muerte de Isidro, la santa retornó a Torrelaguna y se quedó allí hasta que Dios la llamó a su encuentro alrededor del año 1175.
 
Tras su muerte, su cráneo fue colocado en un relicario en la ermita de la Virgen del Pueblo. Precisamente, al ser su cráneo la reliquia con la que se le empezó a reconocer, la gente comenzó a llamarla Santa María Toribia “de la cabeza”.
 
La santa suele ser representada portando en las manos una jarra y un cucharón, en alusión a las tareas domésticas y al servicio a los más pobres; siempre mirando al cielo, al igual que su esposo, San Isidro Labrador, quien aparece generalmente cerca de ella.(ACI Prensa).

08 septiembre, 2025

Natividad de la Santísima Virgen María

 Natividad de la Virgen María

08 de septiembre
Natividad de la Santísima Virgen María
Macdre de Jesús y Madre Nuerstra
 
Cada 8 de septiembre, la Iglesia celebra una festividad muy especial: la Natividad de la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y nuestra. ¡Demos gracias a Dios por habernos regalado a tan excelsa Madre!
 
Nueva Eva
 
En una hermosa homilía pronunciada siglos atrás en la Basílica de Santa Ana en Jerusalén, San Juan Damasceno (675-749) señalaba: “Tenemos razones muy válidas para honrar el nacimiento de la Madre de Dios, por medio de la cual todo el género humano ha sido restaurado y la tristeza de la primera madre, Eva, se ha transformado en gozo”.
 
Luego, el santo y doctor de la Iglesia, añadía: “¡Oh feliz pareja, Joaquín y Ana, a ustedes está obligada toda la creación! Por medio de ustedes, en efecto, la creación ofreció al Creador el mejor de todos los dones, o sea, aquella augusta Madre, la única que fue digna del Creador”.
 
Si bien es cierto que en los Evangelios no podemos encontrar mayor información sobre el nacimiento de María, es a través de la tradición como nos han llegado algunos datos importantes. Por ejemplo, considerando que María fue descendiente de David, es altamente probable que haya nacido en Belén; aunque en otras tradiciones cristianas, como la griega o la armenia, se sugiere que la cuna de María fue Nazaret.
 
La Basílica de Santa Ana
 
Para el siglo V ya existía en Jerusalén un santuario dedicado a la Madre de Dios, situado al lado de la “Piscina Probática” (Piscina o estanque de Betesda, donde Jesús curó a un paralítico). Dicho santuario, de origen bizantino, fue destruido y reconstruido en más de una ocasión. A inicios del siglo XII se edificó en el lugar la que hoy es la iglesia románica de Santa Ana, que, de acuerdo a la tradición, se encuentra sobre los restos de la que habría sido la casa en la que nació y vivió la Virgen al lado de sus padres, los santos Joaquín y Ana.
 
Dicha tradición refuerza la versión según la cual Joaquín, padre de María, poseía un rebaño de ovejas que llevaba a la “piscina probática” con el propósito de lavarlas y dejarlas aptas para el sacrificio en el templo. Son ciertos textos apócrifos como el Protoevangelio de Santiago (siglo II) los que amparan este relato.
 
Orígenes de la celebración
 
Hay numerosas evidencias del profundo amor que los cristianos han profesado a María desde antiguo y de la importancia que posee la fiesta de la Natividad de María.
 
Esta fiesta se celebra en Oriente desde el siglo V, mientras que en Occidente fue introducida posteriormente, hacia el siglo VII. En Roma, la fiesta se celebraba con una procesión en la que se iban recitando las letanías a la Virgen y que concluía en la Basílica de Santa María la Mayor.
 
“Hoy emprende su ruta la que es puerta divina de la virginidad. De Ella y por medio de Ella, Dios, que está por encima de todo cuanto existe, se hace presente en el mundo corporalmente… Sirviéndose de Ella, Dios descendió sin experimentar ninguna mutación, o mejor dicho, por su benévola condescendencia apareció en la Tierra y convivió con los hombres" (San Juan Damasceno). ¡Feliz cumpleaños, Madre nuestra!(ACI Prensa).

06 septiembre, 2025

Santos Cleto y Donaciano, Obispos y Mártires del siglo V

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6 de septiembre
Santos Cleto y Donaciano
Mártires del siglo V
 
Cada 6 de septiembre la Iglesia recuerda a los santos Cleto (Leto) y Donaciano, mártires del siglo V.
Ambos fueron obispos, valientes defensores de la fe cristiana, dispuestos a entregar la vida por Cristo en tiempos en los que el imperio romano había entrado en franca decadencia y los bárbaros castigaban indiscriminadamente a quienes detentaban algún tipo de autoridad, especialmente si esta nacía de la fe cristiana. Cleto (leto) fue quemado vivo, mientras que Donaciano murió en el desierto, tras ser deportado por el rey de los vándalos, Hunerico (ca.430-484).
 
Barbarie
 
Los vándalos fueron un pueblo germano proveniente de Europa central -las actuales Alemania y Polonia- célebre por haber invadido los territorios del imperio romano del norte de África (Cartago) y avanzar hasta la capital, Roma. Los vándalos organizaron uno de los más violentos saqueos que haya padecido la Ciudad Eterna a lo largo de su historia.
 
En 483 el obispo Eugenio y los clérigos de Cartago (ciudad bajo dominio vándalo en ese momento) habían sido llevados al palacio real y después conducidos a las afueras de la ciudad, rumbo al destierro. Los clérigos que quisieron mantenerse dentro de las fronteras del reino se establecieron en la parte sur, donde paulatinamente serían torturados y masacrados.
 
Tras este episodio, Hunerico evidenció cierta tolerancia hacia los católicos -él había abrazado el arrianismo años antes y consideraba a los católicos como herejes- pero esta actitud no duraría mucho. En el año 484, el rey Hunerico ordenó tomar acciones en contra de los católicos. Así, todas las iglesias católicas del África norte fueron clausuradas y sus bienes confiscados, para ser entregados a la turba. 
 
El obispo Donaciano
 
Ante tal injusticia, Donaciano y otros cuatro obispos de la provincia de Birsa, África, (Presidio, Mansueto, Germán y Fúsculo), reunieron a un grupo de cristianos y organizaron una protesta frente a las puertas de la ciudad capital cartaginesa. El rey Humerico furioso por la revuelta ordenó a sus soldados "aplastar" a los “revoltosos”.
 
Donaciano y los cuatro obispos fueron brutalmente golpeados, y luego conducidos a la fuerza al desierto, donde quedaron abandonados para morir de hambre y sed.
 
El obispo Cleto
 
San Cleto, obispo de la Leptis Minor (norte de África), considerado "un hombre celoso y muy sabio" (ver: Martirologio romano) se había ganado la enemistad de Hunerico por su enérgica oposición al arrianismo, fue encerrado en un calabozo hediondo, del cual solo fue sacado al cabo de dos meses para ser quemado vivo.(ACI Prensa).

05 septiembre, 2025

Santa Teresa de Calcuta, Fundadora Misioneras de la Caridad y Premio Nobel de la Paz

 60 Frases de la Madre Teresa de Calcuta - Para REFLEXIONAR

¡Oh! Santa Teresa de Calcuta, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, mensajera de su amor y su amada santa que,
perteneciendo a las “Hermanas de Loreto”, en Esposa de Jesús
os convertisteis. Vuestra vida, llena de alegría, de caridad,
de altruismo, de coraje, de trabajo y talento natural
de organizadora. Todo ello, lo recibisteis de Dios, pues,
vuestra sed de amor y de almas, se apoderó de vuestro corazón,
unida al deseo de saciar la sed de Jesús. Él, os reveló
sus deseos, de hallar “víctimas de amor” que “irradiasen
a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz; no puedo ir solo”,
os confió, al mostraros su dolor por el olvido de los pobres,
y además su pena, por la ignorancia que tenían de Él,
y el deseo de amado ser por ellos. Así, os pidió que fundaseis
las “Misioneras de la Caridad”, al servicio “de los más pobres,
entre los pobres”. Y, luego, os dedicasteis a visitar familias
“pobres entre las más pobres”, sus heridas lavando; ancianos
y mujeres socorriendo con males físicos y del alma. Cada
día comulgabais con Jesús, en la Santa Eucaristía y luego
salíais de casa, con el rosario en la mano, para encontrar
y servir a Jesús en “los no deseados, los no amados, aquellos
de los que nadie se ocupaba”. El mundo conoció el derroche
de vuestro amor, y, por vuestra tarea y obra extraordinaria
recibisteis el Premio Indio “Padmashri”, y más tarde, el
“Premio Nobel de la Paz”. Y, aunque, vuestra exterior obra
reconocida fue, os invadió una “oscuridad interior”, una
“dolorosa noche”, que tuvo como final feliz, a una siempre
y más profunda unión con Dios. Y, así, luego de haber gastado
vuestra santa vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz, como premio a vuestro amor y fe;
¡Oh!, Santa Teresa de Calcuta, “viva luz de Cristo, Vivo en los pobres”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Caridad de caridades

¡Oh!, Santa Teresa de Calcuta!
caridad de caridades, un día
susurrote el Bien Amado:
“Ven y sé mi luz”; y fue así,
tu caminar hasta el cielo,
caridad de caridades. ¡Aleluya!

Teresa de los miserables
harapientos y hambrientos
de los leprosos y los huérfanos
y de las madres sin hogar:
¡Misioneras de la caridad!.

¡Oh, Santa Teresa de Calcuta!
caridad de caridades, un día
susurrote el Bien Amado:
“Ven y sé mi luz”; y fue así,
tu caminar hasta el cielo,
caridad de caridades. ¡Aleluya!

© 2007 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de septiembre
Santa Teresa de Calcuta
Fundadora y madre de los pobres

Fuente: ACI Prensa

Martirologio Romano: En la ciudad de Calcuta, en la India, Santa Teresa (Inés) Gonhxa Bojaxhiu, virgen, que, nacida en Albania, trató de apagar la sed de Cristo clavado en la cruz atendiendo con eximia caridad a los hermanos más pobres, y fundó las congregaciones de Misioneros y Misioneras de la Caridad, para servir a los enfermos y abandonados († 1997).

Fecha de beatificación: 19 de octubre de 2003, por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 4 de septiembre de 2016 por S.S. Francisco

Breve Biografía

¿Cuáles fueron los milagros para su beatificación y canonización?

“De sangre soy albanesa. De ciudadanía, India. En lo referente a la fe, soy una monja católica. Por mi vocación, pertenezco al mundo. En lo que se refiere a mi corazón, pertenezco totalmente al Corazón de Jesús”, decía la Madre Teresa.

La Madre Teresa nació un 26 de agosto de 1910 en Skopje. Fue la menor de los hijos de Nikola y Drane Bojaxhiu. La bautizaron con el nombre de Gonxha Agnes. Recibió la primera Comunión a los cinco años y medio; y la Confirmación la recibió en 1916.

A los ocho años muere su padre y su familia pasa por una gran estrechez económica. Cuando llegó a los 18 años deja la casa para ingresar al Instituto de la Bienaventurada Virgen María, conocido como las Hermanas de Loreto, en Irlanda. Allí tomó el nombre de Hermana María Teresa por Santa Teresa de Lisieux. Llega a Calcuta el 6 de enero de 1929. Después de hacer sus primeros votos en mayo de 1931, es destinada a la comunidad de Loreto Entally en esa ciudad de la India donde fue docente de las alumnas del colegio St. Mary.

El 24 de mayo de 1937, la Hermana Teresa hizo su profesión perpetua y llegó a convertirse en directora del mencionado colegio en 1944. Sin embargo, un 10 de septiembre de 1946, durante un viaje de Calcuta a Darjeeling para realizar su retiro anual, Madre Teresa recibió lo que ella llamó la “inspiración”, su “llamada dentro de la llamada”. Aquel día la sed de amor y de almas se apoderó de su corazón. En las siguientes semanas, mediante locuciones interiores y visiones, el mismo Jesús le reveló su deseo de encontrar “víctimas de amor” que “irradiasen a las almas su amor”. “Ven y sé mi luz”, le dijo el Señor.

Del mismo modo, le pidió que fundara una congregación religiosa al servicio de los más pobres entre los pobres. Es así que después de muchas dificultades, el 17 de agosto de 1948 se visitó por primera vez con el sari blanco orlado de azul y salió del convento de Loreto para introducirse en el mundo de los pobres.

Recorrió los barrios pobres, visitó familias, lavó las heridas de los niños y ayudó a los olvidados. Todos los días recibía la Eucaristía y salía de casa con el rosario en la mano. Luego de algunos meses, se le unieron algunas de sus antiguas alumnas.

En 1950 se establece oficialmente la Congregación de las Misioneras de la Caridad. Tiempo después envió a sus hermanas a otras partes de la India y abre otras casas en Venezuela, Roma, Tanzania y en los cinco continentes.

Con el tiempo funda también a los Hermanos Misioneros de la Caridad, la rama contemplativa de las Hermanas, los Hermanos Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Así como a los Colaboradores de Madre Teresa y a los Colaboradores Enfermos y Sufrientes. Lo que inspiró a los Misioneros de la caridad laicos y al movimiento Sacerdotal Corpus Christi.

En 1979 se le otorgó el Premio Nobel de la Paz y los medios de comunicación empezaron a seguir con más atención sus obras que daban testimonio de la alegría de amar y de la grandeza y dignidad de cada persona humana.

Al final de su vida y a pesar de sus problemas de salud, Madre Teresa continuó sirviendo a los pobres. Después de encontrarse por última vez con San Juan Pablo II, retorna a Calcuta y el 5 de septiembre de 1997 volvió a la Casa del Padre.

 Fue beatificada por San Juan Pablo II el 19 de octubre del 2003. Y canonizada 13 años después por el Papa Francisco en la Plaza de San Pedro el 04 de septiembre del 2016 dentro de la celebración del Jubileo de los voluntarios y operarios de la misericordia.

(http://es.catholic.net/op/articulos/31870/teresa-de-calcuta-beata.html)

04 septiembre, 2025

Santa Rosalía, Eremita y patrona de las personas que sufren enfermedades infecciosas

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4 de septiembre
Santa Rosalía
Eremita
 
Cada 4 de septiembre la Iglesia recuerda a Santa Rosalía, conocida también como Rosalía de Palermo, eremita del siglo XII, a quien se cuenta entre las santas vírgenes de la Iglesia. Rosalía vivió una vida de oración, contemplación y penitencia, alejada del ruido del mundo.
 
Santa Rosalía es patrona de las personas que sufren enfermedades infecciosas o son víctimas de la peste ella es su fiel intercesora en los momentos difíciles. 
 
Flor de santidad
 
Nacida con el nombre de Rosalia Sinibaldi, perteneció a una familia proveniente de Normandía (Francia) que se reclamaba descendiente de Carlomagno. Sus biógrafos coinciden en que nació hacia el año 1130 en Palermo, isla de Sicilia (Italia), por lo que se le considera también patrona de esa ciudad.
El nombre de la santa, ‘Rosalía’, es una contracción de los nombres de dos tipos de flores: ‘rosa’ y ‘lilia’ (nombre común que se le da a la azucena o lirio). 
 
Los sicilianos llaman cariñosamente a Santa Rosalía "Santuzza" (Santita), en alusión a su baja estatura, ya que se sabe que fue una mujer particularmente pequeña y de contextura fina.
 
El más alto honor 
 
Rosalía fue educada en la corte de la ciudad, y por su belleza y trato amable se convirtió en dama de honor de la reina Margarita de Navarra, esposa del rey Guillermo II. A pesar de su posición social favorable, dejó su hogar y el palacio real para dedicarse completamente a lo que le llenaba el alma: la vida de oración, el trato frecuente e intenso con el Señor. 
 
Fue acogida en el monasterio basiliano de Santo Salvador de Palermo, pero la presión ejercida por sus padres y el hombre al que fue prometida en matrimonio la forzaron a huir a las afueras de Bivona, donde se refugió en una cueva. Con el correr de los días y en vistas a que su situación familiar no cambiaba, Rosalía se vio obligada a esconderse en otra cueva, esta vez, ubicada en el Monte Peregrino, cerca de Palermo, donde moriría años más tarde entre los años 1156 y 1566.
 
De acuerdo al sacerdote bolandista (jesuita dedicado a la recopilación de datos sobre los santos), P. Juan Stilting, Rosalía fue hija de Sinibaldo, conde de Quisquina y Monte Rosa (actual territorio de Santo Stefano Quisquina y Bivona), y fue efectivamente descendiente del emperador Carlomagno -lo que conllevaba su reconocimiento como parte de la más alta nobleza europea de aquel entonces-.
 
Sicilia y la desaparición de la peste
 
Según la tradición, gracias a la intercesión de Rosalía mermó la peste que asoló Sicilia en 1624, año en el que sus restos fueron encontrados. Aquella antigua tradición señala que la santa se le apareció a un cazador para conducirlo al lugar dónde yacían sus restos. Santa Rosalía le señaló la ruta que conducía hacia la montaña en cuya cueva vivió y murió; después, la santa le encomendó al hombre que sus restos fueran sacados de allí y llevados en procesión para ser debidamente sepultados. 
 
Cuando el pueblo siciliano se enteró de la aparición, se organizaron expediciones para encontrar los restos de la santa en la zona montañosa indicada. Después de que estos fueron hallados, 
milagrosamente, la peste que asolaba la ciudad desapareció a los pocos días. Esta es la razón por la que los habitantes de la isla mediterránea nombraron a Rosalía como su patrona y sus restos trasladados al interior de la catedral de Palermo. 
 
Tiempo después, el Papa Urbano VIII -pontífice entre 1623 y 1644- declaró oficialmente la autenticidad de las reliquias y dispuso que Sicilia conmemore a su santa cada 15 de julio, mientras que el resto de la Iglesia universal debe hacerlo el 4 de septiembre, día en que se recuerda tanto el hallazgo como el traslado de las reliquias de la santa.
 
Veneración e iconografía
 
La iconografía representa a Santa Rosalía como ermitaña, al aire libre, cerca de una cueva, y, a veces, revestida del hábito agustino. Suele aparecer también coronada de rosas -en alusión a su nombre-, de pie, al lado de un crucifijo y una calavera, en alusión a la vida ascética que llevó.
 
El culto a Santa Rosalía fue inicialmente promovido por los monjes benedictinos y se ha hecho universalmente popular. Se pide su intercesión en los momentos difíciles, contra enfermedades infecciosas y, de manera particular, contra la peste. Solo un par de años atrás, sus devotos se encomendaban a ella para pedir por el fin de la pandemia del Covid-19.(ACI Prensa)

03 septiembre, 2025

San Gregorio Magno, Papa Gregorio I Monje, místico, reformador y Doctor de la Iglesia

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3 de septiembre
San Gregorio Magno, Papa Gregorio I
Monje, místico, reformador y Doctor de la Iglesia
 
Cada 3 de septiembre, la Iglesia Católica celebra a San Gregorio Magno (Papa Gregorio I), monje, místico y reformador, quien redefinió la figura del papado en el siglo VI al proclamarse como “siervo de los siervos de Dios”.
 
La nota distintiva de San Gregorio, a quien llamaron “magno” (del latín magnus, grande), fue su sencillez. Siendo cabeza de la Iglesia y, por lo tanto, detentando un gran poder, se entendió a sí mismo como el más humilde servidor de todos. Precisamente, en eso radica su grandeza, en que supo hacerse pequeño para ser grande a la manera de Cristo.
 
San Gregorio fue el sexagésimo cuarto Papa de la Iglesia católica; forma parte del grupo de los cuatro Padres de la Iglesia latina y se le cuenta entre los Doctores de la Iglesia. Asimismo, cabe mencionar que Gregorio I fue el primer monje que llegó a ocupar la sede de Pedro. Alguna vez sentenció: “Donde el amor existe se obran grandes cosas”; y, de muchas maneras su ejemplar vida fue testimonio de eso.
“Hombre de consenso”
 
San Gregorio Magno nació en Roma en el año 540, en el seno de una antigua familia romana de la que ya habían salido dos papas: Félix III (483-492), quien se cree fue su bisabuelo; y Agapito I (535-536), un pariente lejano.
 
Siendo joven, ingresó en la carrera administrativa para la que había sido destinado, llegando a ocupar el cargo de prefecto hacia el año 573; no obstante, la abandonó para hacerse monje. Tras este giro, a la muerte de su padre (575), convirtió la casa familiar en un monasterio, conocido más tarde como el monasterio de San Andrés. De manera semejante, dispuso del resto de sus propiedades personales para beneficio de la Iglesia.
 
Más adelante, el Papa Pelagio II lo nombró diácono y lo envió a Constantinopla como “apocrisiario” (lo que hoy equivale a un nuncio apostólico). Allí permaneció unos años hasta que fue llamado de regreso a Roma para ocupar el puesto de secretario pontificio. Años duros le tocó vivir allí, pues la Ciudad Eterna padecería desastres naturales, carestías a causa del asedio bárbaro y, finalmente, la peste. Esta última fue la que acabó con la vida de su predecesor, el Papa Pelagio.
 
En tales circunstancias, Gregorio sería elegido “Obispo de Roma y Sumo Pontífice” gracias a la sintonía existente, en ese momento, entre el clero, el pueblo romano y el senado en torno a sus cualidades personales.
 
Como Papa, San Gregorio se abocó a la tarea de entablar relaciones de fraternidad con todos los reinos y gobiernos posibles, con el deseo de que la Iglesia continuase con el anuncio del Evangelio en el mundo entero. 
 
Magnus: un siervo en la Sede de Pedro (590-604)
 
Una vez a cargo de la Sede de Pedro -asumió la sede el 3 de septiembre de 590-, se preocupó por la conversión de los pueblos considerados lejanos en aquella época, y de la nueva organización civil y política de la Europa posterior a la caída del imperio romano de Occidente.
 
Al acceder al pontificado, San Gregorio Magno, desde Roma, tuvo que realizar una doble tarea: velar por su “ciudad” camino del cielo y, al mismo tiempo, por la Europa en proceso de reorganización social y política. La fragmentación del mundo conocido tras el debilitamiento progresivo del poder imperial había dejado sola a la Iglesia en cuanto al sostenimiento de la “unidad” entre los pueblos, o en todo caso, de cierta “estructura administrativa” que subsistía ahora con demasiada dificultad. Roma miraba a Bizancio y Bizancio no respondía.
 
En ese contexto, el Papa Gregorio negoció con reyes, nobles, casas ancestrales, autoridades venidas a menos y las cabezas de los pueblos bárbaros. El santo fue figura crucial para conseguir cierta armonía cuando los pueblos de la Europa continental ya no esperaban más la reestructuración o recomposición del “orden perdido”.
 
Los lazos que estableció San Gregorio favorecieron el encuentro entre distintos mundos al calor de un movimiento evangelizador. En especial cabe mencionar su preocupación por el mundo anglosajón insular (Inglaterra). El Papa envió misioneros a las islas británicas y puso al San Agustín de Canterbury a liderar aquella empresa.
 
Por otro lado, se alió con las órdenes monásticas, pues veía en ellas la garantía de que la Iglesia habría de mantenerse sólida -un buen edificio descansa en cimientos sólidos, y esos para la Iglesia dependen de la oración-; mientras que, en lo político, frenó las ambiciones expansionistas de francos y lombardos.
 
Renovarse siempre en el Amor
 
El Papa “grande” de la Alta Edad Media hizo de la liturgia “la niña de sus ojos”. Ella es el núcleo de la vida cristiana porque es, por excelencia, el espacio de encuentro entre Dios y su pueblo. Uno de los aspectos más importantes de la celebración litúrgica es el canto, que, como se sabe, es una forma privilegiada de oración.
 
Gregorio ordenó recopilar la música y las antiguas antífonas que se entonaban en la Iglesia e impulsó un estilo y una estructura musical que consideró propicias para la liturgia -cuyo centro es la Eucaristía-, herencia de lo que se conocía entonces como Schola Cantorum [Escuela de los que cantan]. Así contribuyó a la evolución de lo pasaría a llamarse, precisamente, “canto gregoriano”, como una forma de honrar la memoria del santo.
 
En esta tarea, San Gregorio fue muy prolijo: logró recoger la larga tradición del canto cristiano -nacido en las catacumbas- y que ahora podía vibrar en los templos para beneplácito del espíritu humano. Lamentablemente buena parte de ese “antifonario” (registro musical) se fue perdiendo, hasta que a inicios del siglo XX fue recuperado por el Papa San Pio X, para convertirse en el “canto oficial de la Iglesia Católica” para siempre.
 
Ecos en el siglo XXI
 
Muchas otras cosas pueden escribirse sobre San Gregorio Magno, como por ejemplo su intervención en torno a la doctrina del “purgatorio”, tema comprometido con la teología de la salvación de distintas maneras.
 
Baste por ahora recurrir a lo dicho por el Papa Benedicto XVI, quien en audiencia general del 28 de mayo del 2008, se refirió a San Gregorio Magno con estas palabras: “En un tiempo desastroso, más aún, desesperado, [San Gregorio] supo crear paz y dar esperanza. Este hombre de Dios nos muestra dónde están las verdaderas fuentes de la paz y de dónde viene la verdadera esperanza; así se convierte en guía también para nosotros hoy”.(ACI prensa).

02 septiembre, 2025

Beato Bartolomé Gutiérrez, Sacerdote agustino

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2 de septiembre
Beato Bartolomé Gutiérrez
Sacerdote agustino
 
Cada 2 de septiembre la Iglesia recuerda al Beato Bartolomé Gutiérrez, sacerdote agustino del siglo XVI, nacido en México y quien fuera llamado a la presencia de Dios a través del martirio, siendo misionero en Japón.
 
Fray Bartolomé Gutiérrez Espinosa fue beatificado el 7 de julio de 1867 por el Papa Pío IX.
 
Un chico ‘grande’ e ingenioso
 
Bartolomé nació el 4 de septiembre de 1580 en Ciudad de México (Virreinato de Nueva España). Con 16 años, en 1596, ingresó a la Orden de San Agustín (agustinos). Bartolomé era un joven corpulento y con evidente sobrepeso. Por ese motivo los frailes que vivían con él solían gastarle bromas, a las que él respondía con una paciente sonrisa.
 
Su más grande deseo era ser misionero, viajar hasta los confines del mundo y proclamar la Palabra del Señor; lamentablemente, no eran pocos entre sus hermanos agustinos los que veían esa posibilidad con escepticismo. No creían que Bartolomé fuera capaz de emprender un viaje a tierras lejanas y sobrevivir en medio de la geografía agreste o el clima adverso.
 
No obstante, el beato se las arregló para dejar atónitos a sus detractores en una. En cierta ocasión, Bartolomé se permitió responder a las burlas sobre su peso haciendo gala de ingenio y fina ironía. A los que se mofaban de su gordura les dijo: “Tanto mejor, así habrá más reliquias que repartir cuando muera mártir, porque algún día iré a Filipinas y de allí a Japón donde moriré por la fe de Cristo”.
 
Grandeza de espíritu
 
Tras concluir los estudios eclesiásticos, Bartolomé fue ordenado sacerdote y enviado a Puebla. En 1606 fue alistado junto a otros misioneros para la misión a Filipinas. Una vez llegado a la isla, se le designó el puesto de maestro de novicios.
 
Bartolomé tenía una gran habilidad para aprender otras lenguas, así que llegó a dominar el tagalo (la lengua filipina por antonomasia) y luego se introdujo en el japonés.
 
En 1612 se embarcó rumbo a Japón y un año después fue nombrado prior del convento de Osaka, desde donde se entregó de lleno a la evangelización, haciéndose cargo de una gran comunidad de fieles cristianos.
 
“Sean mansos como palomas y astutos como la serpiente” (Mt 10, 16)
 
En 1615 se decretó la expulsión de todos los religiosos del Japón, y el Beato Bartolomé se vio obligado a regresar a Filipinas. Sin embargo, el provincial le pidió que volviera a Japón, en compañía del P. Pedro de Zúñiga -también futuro beato-. Los misioneros arribaron a la tierra de misión el 12 de agosto de 1618.
 
De ahí en adelante, el P. Bartolomé ejerció un ministerio ejemplar entre los japoneses, predicando y administrando los sacramentos de manera clandestina, desafiando a la autoridad en pos del bien de las almas. Por más de 12 años enfrentó los peligros de la persecución: vivió entre los campos de cultivo y el bosque; pasó hambre, miseria y soportó las inclemencias del clima.
 
Valeroso guerrero como el Señor a quien sirvió
 
En 1629 fue tomado prisionero en Omura y, dos años más tarde, en 1631, trasladado con sus compañeros a Nagasaki, donde permaneció en cautiverio tres años más, hasta que, finalmente, se le condenó a muerte. Tras ser torturado sumergido en aguas hirvientes, fue quemado vivo el 3 de septiembre de 1632 junto con otros misioneros. Su cuerpo quedó reducido a cenizas, las que fueron recogidas y arrojadas al mar.
 
El Beato Bartolomé Gutiérrez formó parte del grupo de 205 mártires del Japón encabezados por el también Beato Alfonso Navarrete. Ellos fueron elevados a los altares el 7 de julio de 1867 por el Papa Pio IX.
 
En México la fecha para su conmemoración es el 2 de septiembre, con el rango de memoria opcional. Ese día, las oraciones de la misa y la liturgia de las horas están dedicadas a él.(bigsplash.wordpress.com bitacoradelalma.blogspot.com)