03 noviembre, 2011

San Martín de Porres


¡Oh; San Martín de Porres!;
como vos, nadie; pues en la
paz de vuestra escoba perro,
pericote y gato, palomas
santas hechas; supieron que
en Cristo, se puede todo.


Si aquellas criaturas, supieron
dentro de sí; que la paz y el
amor, se dan: ¿cuánto más
podrá el hombre; si su corazón
abriera, al Dios de la Vida?.
¡Oh; Martín, “de la paz y del amor”.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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San Martín de Porres
Año 1639

Dijo Jesús: “Todo el que se humilla será enaltecido”.

En Sudamérica es muy popular San Martín de Porres y hasta se han filmado hermosas películas acerca de su vida y milagros. Es un santo muy simpático y milagroso. Nació en Lima, Perú, hijo de un blanco español y de una negra africana. Por el color de su piel, su padre no lo quiso reconocer y en la partida de bautismo figura como “de padre desconocido”. Su infancia no fue demasiado feliz, pues por ser mulato (mitad blanco y mitad negro, pero más negro que blanco) era despreciado en la sociedad.

Aprendió muy bien los oficios de peluquero y de enfermero, y aprovechaba sus dos profesiones para hacer muchos favores gratuitamente a los más pobres. A los 15 años pidió ser admitido en la comunidad de Padres Dominicos. Como a los mulatos les tenían mucha desconfianza, fue admitido solamente como “donado”, o sea un servicial de la comunidad. Así vivió 9 años, practicando los oficios más humildes y siendo el último de todos.

Al fin fue admitido como hermano religioso en la comunidad y le dieron el oficio de peluquero y de enfermero. Y entonces sí que empezó a hacer obras de caridad a manos llenas. Los frailes se quejaban de que Fray Martín quería hacer del convento un hospital, porque a todo enfermo que encontraba lo socorría y hasta llevaba a algunos más graves y pestilentes a recostarlos en su propia cama cuando no tenía más donde se los recibieran.

Con la ayuda de varios ricos de la ciudad fundó el Asilo de Santa Cruz para reunir a todos los vagos, huérfanos y limosneros y ayudarles a salir de su penosa situación. Aunque él trataba de ocultarse, sin embargo su fama de santo crecía día por día. Lo consultaban hasta altas personalidades. Muchos enfermos lo primero que pedían cuando se sentían graves era: “Que venga el santo hermano Martín”. Y él nunca negaba un favor a quien podía hacerlo. Pasaba la mitad de la noche rezando. A un crucifijo grande que había en su convento iba y le contaba sus penas y sus problemas, y ante el Santísimo Sacramento y arrodillado ante la imagen de la Virgen María pasaba largos tiempos rezando con fervor.

Sin moverse de Lima, fue visto sin embargo en China y en Japón animando a los misioneros que estaban desanimados. Sin que saliera del convento lo veían llegar junto a la cama de ciertos moribundos a consolarlos. A los ratones que invadían la sacristía los invitaba a irse a la huerta y lo seguían en fila muy obedientes. En una misma cacerola hacía comer al mismo tiempo a un gato, un perro y varios ratones. Llegaron los enemigos a su habitación a hacerle daño y él pidió a Dios que lo volviera invisible y los otros no lo vieron.

Cuando oraba con mucha devoción se levantaba por los aires y no veía ni escuchaba a la gente. A veces el mismo virrey que iba a consultarle (siendo Martín tan de pocos estudios) tenía que aguardar un buen rato en la puerta de su habitación, esperando a que terminara su éxtasis. En ocasiones salía del convento a atender a un enfermo grave, y volvía luego a entrar sin tener llave de la puerta y sin que nadie le abriera. Preguntado cómo lo hacía, respondía: “Yo tengo mis modos de entrar y salir”.

El Arzobispo se enfermó gravemente y mandó llamar al hermano Martín para que le consiguiera la curación para sus graves dolores. Él le dijo: ¿Cómo se le ocurre a su excelencia invitar a un pobre mulato? Pero luego le colocó la mano sobre el sitio donde sufría los fuertes dolores, rezó con fe, y el arzobispo se mejoró en seguida.

Recogía limosnas en cantidades asombrosas y repartía todo lo que recogía. Miles de menesterosos llegaban a pedirle ayuda. A los 60 años, después de haber pasado 45 años en la comunidad, mientras le rezaban el Credo y besando un crucifijo, murió el 3 de noviembre de 1639. Toda la ciudad acudió a su entierro y los milagros empezaron a obtenerse a montones por su intercesión.



02 noviembre, 2011

Los Fieles Difuntos


Oh, Iglesias del Dios de la vida:
“Iglesia triunfante”, salvos por
la eternidad de eternidades.


“Iglesia militante”, nosotros todos,
vuestros hijos, en constante lucha
para el bien hacer y evitar el mal.


“Iglesia sufriente”; fieles difuntos
en el purgatorio, purificándose y
las manchas de sus almas limpiando,
por las Misas y los ruegos nuestros;
oh, Santas Iglesias del Dios de la vida.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Noviembre
Los Fieles Difuntos

“Una flor sobre su tumba se marchita, una lágrima sobre su recuerdo se evapora. Una oración por su alma, la recibe Dios.” -San Agustín


“Cada uno se presentará ante el tribunal de Dios para darle cuenta de lo que ha hecho, de lo bueno y de lo malo.” – Santa Biblia


Las tres Iglesias: Se llama Iglesia a la asociación de los que creen en Jesucristo. La Iglesia se divide en tres grupos:

Iglesia triunfante: los que ya se salvaron y están en el cielo (los que festejamos ayer).

Iglesia militante: los que estamos en la tierra luchando por hacer el bien y evitar el mal.

Iglesia sufriente: los que están en el purgatorio purificándose de sus pecados, de las manchas que afean su alma.

El Catecismo de la Iglesia Católica, publicado por el Papa Juan Pablo II en 1992, es un texto de máxima autoridad para todos los católicos del mundo y dice cinco cosas acerca del Purgatorio:

1ª. Los que mueren en gracia y amistad de Dios pero no perfectamente purificados, sufren después de su muerte una purificación, para obtener la completa hermosura de su alma (1030).

2ª. La Iglesia llama Purgatorio a esa purificación, y ha hablado de ella en el Concilio de Florencia y en el Concilio de Trento. La Iglesia para hablar de que será como un fuego purificador, se basa en aquella frase de San Pablo que dice: “La obra de cada uno quedará al descubierto, el día en que pasen por fuego. Las obras que cada cual ha hecho se probarán en el fuego”. (1Cor. 3, 14).

3ª. La práctica de orar por los difuntos es sumamente antigua. El libro 2º. de los Macabeos en la S. Biblia dice: “Mandó Juan Macabeo ofrecer sacrificios por los muertos, para que quedaran libres de sus pecados” (2Mac. 12, 46).

4ª. La Iglesia desde los primeros siglos ha tenido la costumbre de orar por los difuntos (Cuenta San Agustín que su madre Santa Mónica lo único que les pidió al morir fue esto: “No se olviden de ofrecer oraciones por mi alma”).

5ª. San Gregorio Magno afirma: “Si Jesucristo dijo que hay faltas que no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso”.

De San Gregorio se narran dos hechos interesantes:

El primero, que él ofreció 30 misas por el alma de un difunto, y después el muerto se le apareció en sueños a darle las gracias porque por esas misas había logrado salir del purgatorio.

Y el segundo, que un día estando celebrando la Misa, elevó San Gregorio la Santa Hostia y se quedó con ella en lo alto por mucho tiempo. Sus ayudantes le preguntaron después por qué se había quedado tanto tiempo con la hostia elevada en sus manos, y les respondió: “Es que vi que mientras ofrecía la Santa Hostia a Dios, descansaban las benditas almas del purgatorio”. Desde tiempos de San Gregorio (año 600) se ha popularizado mucho en la Iglesia Católica la costumbre de ofrecer misas por el descanso de las benditas almas.

La respuesta de San Agustín

A este gran Santo le preguntó uno: “¿Cuánto rezarán por mí cuando yo me haya muerto?”, y él le respondió: “Eso depende de cuánto rezas tú por los difuntos. Porque el evangelio dice que la medida que cada uno emplea para dar a los demás, esa medida se empleará para darle a él”.

¿Vamos a rezar más por los difuntos? ¿Vamos a ofrecer por ellos misas, comuniones, ayudas a los pobres y otras buenas obras? Los muertos nunca jamás vienen a espantar a nadie, pero sí rezan y obtienen favores a favor de los que rezan por ellos.



01 noviembre, 2011

Solemnidad de Todos los Santos



Oh, Santos y Santas; de la Iglesia Católica
nuestra, vosotros, sois los hijos y las hijas
del Dios de la vida, que, a la Cruz de Cristo,
os abrazasteis y, todo abandonándolo,
decidisteis en los demás servirlo, hasta
la ofrenda de la misma vida: el martirio y
la misma muerte, que pudo sí, con vuestro
cuerpo, pero, jamás con vuestro espíritu,
que mora hoy, en perpetua adoración al
Rey del Universo, y fue, en muchos casos,
vuestro ejemplo que animó y anima, a
innumerables vidas terrenas, que, habiendo
cumplido con la voluntad de Él, también
os acompañan hermanos de nuestro tiempo,
como: San Lustrabotas, San Carpintero,
San Talabartero, San Soldado, San Policía,
San Bombero, San Chofer, Santa Lavandera,
San Mensajero y Santa Secretaria. Santa
Madre de familia y San Gerente de Empresa.
San Obrero y San Agricultor. San Colegial
y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa
Solterona, Santa Niña y Santa Anciana.
San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice,
San Limosnero, San Celador, Santa Cocinera,
San Arrendatario, San Millonario y San
Presidente de la República y miles de miles
más, que, amaron y aman a Dios Padre y
que, sus deberes cumplieron de cada día
a imitación clara, de Cristo Jesús, vuestro
Hijo, Dios y Señor Nuestro, y, hoy, de gloria
revestidos, de la eternidad de la vida gozan,
como premio justo, a su amor y entrega total;
oh, Santos y Santas de la Iglesia Católica.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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Solemnidad de Todos los Santos
1 de noviembre

“Gocémonos todos en el Señor, al celebrar esta fiesta en honor de todos los Santos, de cuya solemnidad se alegran los Ángeles, y ensalzan al Hijo de Dios”.


La Solemnidad

La Iglesia nos manda echar en este día una mirada al cielo, que es nuestra futura patria, para ver allí con San Juan, a esa turba magna, a esa muchedumbre incontable de Santos, figurada en esas series de 12,000 inscritos en el Libro de la Vida, – con el cual se indica un número incalculable y perfecto, – y procedentes de Israel y de toda nación, pueblo y lengua, los cuales revestidos de blancas túnicas y con palmas en las manos, alaban sin cesar al Cordero sin mancilla.

Cristo, la Virgen, los nueve coros de ángeles, los Apóstoles y Profetas, los Mártires con su propia sangre purpurados, los Confesores, radiantes con sus blancos vestidos, y los castos coros de Vírgenes forman ese majestuoso cortejo, integrado por todos cuantos acá en la tierra se desasieron de los bienes caducos y fueron mansos, mortificados, justicieros, misericordiosos, puros, pacíficos y perseguidos por Cristo.

Entre esos millones de Justos a quienes hoy honramos y que fueron sencillos fieles de Jesús en la tierra, están muchos de los nuestros, parientes, amigos, miembros de nuestra familia parroquial, a los cuales van hoy dirigidos nuestros cultos. Ellos adoran ya al Rey de reyes y Corona de todos los Santos y seguramente nos alcanzarán abundantes misericordias de lo alto.

Esta fiesta común ha de ser también la nuestra algún día, ya que por desgracia son muy contados los que tienen grandes ambiciones de ser santos, y de amontonar muchos tesoros en el cielo. Alegrémonos, pues, en el Señor, y al considerarnos todavía bogando en el mar revuelto, tendamos los brazos, llamemos a voces a los que vemos gozar ya de la tranquilidad del puerto, sin exposición a mareos ni tempestades.

Ellos sabrán compadecerse de nosotros, habiendo pasado por harto más recias luchas y penalidades que las nuestras. Muy necios seríamos si pretendiéramos subir al cielo por otro camino que el que nos dejó allanado Cristo Jesús y sus Santos.

Los Santos

La Sagrada Biblia llama “Santo” a aquello que está consagrado a Dios. La Iglesia Católica ha llamado “santos” a aquellos que se han dedicado a tratar de que su propia vida le sea lo más agradable posible a Nuestro Señor.

Hay unos que han sido “canonizados”, o sea declarados oficialmente santos por el Sumo Pontífice, porque por su intercesión se han conseguido admirables milagros, y porque después de haber examinado minuciosamente sus escritos y de haber hecho una cuidadosa investigación e interrogatorio a los testigos que lo acompañaron en su vida, se ha llegado a la conclusión de que practicaron las virtudes en grado heroico.

Para ser declarado “Santo” por la Iglesia Católica se necesita toda una serie de trámites rigurosos.

Primero una exhaustiva averiguación con personas que lo conocieron, para saber si en verdad su vida fue ejemplar y virtuosa. Si se logra comprobar por el testimonio de muchos que su comportamiento fue ejemplar, se le declara “Siervo de Dios”.

Si por detalladas averiguaciones se llega a la conclusión de que sus virtudes, fueron heroicas, se le declara “Venerable”.

Más tarde, si por su intercesión se consigue algún milagro totalmente inexplicable por medios humanos, es declarado “Beato”.

Finalmente si se consigue un nuevo y maravillosos milagro por haber pedido su intercesión, el Papa lo declara “santo”.

Para algunos santos este procedimiento de su canonización ha sido rapidísimo, como por ejemplo para San Francisco de Asís y San Antonio, que sólo duró 2 años. Poquísimos otros han sido declarados santos seis años después de su muerte, o a los 15 o 20 años. Para la inmensa mayoría, los trámites para su beatificación y canonización duran 30, 40,50 y hasta cien años o más. Después de 20 o 30 años de averiguaciones, la mayor o menor rapidez para la beatificación o canonización, depende de que obtenga más o menos pronto los milagros requeridos.

Los santos “canonizados” oficialmente por la Iglesia Católica son varios millares. Pero existe una inmensa cantidad de santos no canonizados, pero que ya están gozando de Dios en el cielo. A ellos especialmente está dedicada esta fiesta de hoy.

La Santa Biblia afirma que al Cordero de Dios lo sigue una multitud incontable:

En el cielo están San Chofer de bus y Santa Lavandera de ropa. San Mensajero y Santa Secretaria. Santa Madre de familia y San Gerente de Empresa. San Obrero de construcción y San Agricultor. San Colegial y Santa Estudiante. Santa Viuda, Santa Solterona, Santa Niña y Santa Anciana. San Sacerdote, San Obispo, San Pontífice, San Limosnero, San Celador, Santa Cocinera, San Arrendatario y San Millonario, y muchos más que amaron a Dios y cumplieron sus deberes de cada día.

Señor Jesús: que cada uno de nosotros logremos formar también parte un día en el cielo para siempre del número de tus santos, de los que te alabaremos y te amaremos por los siglos de los siglos. Amén.

Esta es la voluntad de Dios: Que lleguemos a la santidad.




¿Qué es y que celebra "Halloween"

¿Qué es y que celebra “Halloween”?

Significado

Halloween significa “All hallow’s eve”, palabra que proviene del inglés antiguo, y que significa “víspera de todos los santos”, ya que se refiere a la noche del 31 de octubre, víspera de la Fiesta de Todos los Santos. Sin embargo, la antigua costumbre anglosajona le ha robado su estricto sentido religioso para celebrar en su lugar la noche del terror, de las brujas y los fantasmas. Halloween marca un triste retorno al antiguo paganismo, tendencia que se ha propagado también entre los pueblos hispanos.

Orígenes

La celebración del Halloween se inició con los celtas, antiguos pobladores de Europa Oriental, Occidental y parte de Asia Menor. Entre ellos habitaban los druidas, sacerdotes paganos adoradores de los árboles, especialmente del roble. Ellos creían en la inmortalidad del alma, la cual decían se introducía en otro individuo al abandonar el cuerpo; pero el 31 de octubre volvía a su antiguo hogar a pedir comida a sus moradores, quienes estaban obligados a hacer provisión para ella.

El año céltico concluía en esta fecha que coincide con el otoño, cuya característica principal es la caída de las hojas. Para ellos significaba el fin de la muerte o iniciación de una nueva vida. Esta enseñanza se propagó a través de los años juntamente con la adoración a su dios el “señor de la muerte”, o “Samagin”, a quien en este mismo día invocaban para consultarle sobre el futuro, salud, prosperidad, muerte, entre otros.

Cuando los pueblos celtas se cristianizaron, no todos renunciaron a las costumbres paganas. Es decir, la conversión no fue completa. La coincidencia cronológica de la fiesta pagana con la fiesta cristiana de Todos los Santos y la de los difuntos, que es el día siguiente, hizo que se mezclara. En vez de recordar los buenos ejemplos de los santos y orar por los antepasados, se llenaban de miedo ante las antiguas supersticiones sobre la muerte y los difuntos.

Algunos inmigrantes irlandeses introdujeron Halloween en los Estados Unidos donde llegó a ser parte del folclor popular. Se le añadieron diversos elementos paganos tomados de los diferentes grupos de inmigrantes hasta llegar a incluir la creencia en brujas, fantasmas, duendes, drácula y monstruos de toda especie. Desde ahí, se ha propagado por todo el mundo.

El 31 de octubre por la noche, en los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebra la víspera de la fiesta de Todos los Santos, con toda una escenografía que antes recordaba a los muertos, luego con la llegada del Cristianismo a las ánimas del Purgatorio, y que ahora se han convertido en una ensalada mental en la que no faltan creencias en brujas, fantasmas y cosas similares.

En cambio, en los países de cultura mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra en el 2 de noviembre, el día siguiente a la celebración de la resurrección y la alegría del paraíso que espera a la comunidad cristiana, una familia de “santos” como la entendía San Pablo.

Diversas tradiciones se unen, se mezclan y se influyen mutuamente en este comienzo de noviembre en las culturas de los países occidentales. En Asia y Africa, el culto a los antepasados y a los muertos tiene fuertes raíces pero no está tan ligado a una fecha concreta como en nuestra cultura.

Calabaza, golosinas, disfraces…

La calabaza fue añadida después y tiene su origen en los países escandinavos y luego regresó a Europa y al resto de América gracias a la colonización cultural de sus medios de comunicación y los telefilmes y películas importados.

En los últimos años, comienza a hacer furor entre los quinceañeros mediterráneos y latinoamericanos que olvidan sus propias y ricas tradiciones para adoptar la hueca calabaza iluminada. En Hallowe’en (de All hallow’s eve), literalmente la Víspera de Todos los Santos, la leyenda anglosajona dice que es fácil ver brujas y fantasmas. Los niños se disfrazan y van -con una vela introducida en una calabaza vaciada en la que se hacen incisiones para formar una calavera- de casa en casa. Cuando se abre la puerta gritan: “trick or treat” (broma o regalo) para indicar que gastarán una broma a quien no les de una especie de propina o aguinaldo en golosinas o dinero.

Una antigua leyenda irlandesa narra que la calabaza iluminada sería la cara de un tal Jack O’Lantern que, en la noche de Todos los Santos, invitó al diablo a beber en su casa, fingiéndose un buen cristiano. Como era un hombre disoluto, acabó en el infierno.

Con la llegada del cristianismo, mientras en los países anglosajones tomaba forma la procesión de los niños disfrazados pidiendo de puerta en puerta con el farol en forma de calavera, en los mediterráneos se extendían otras costumbres ligadas al 1 y 2 de noviembre. En muchos pueblos españoles existe una tradición de ir de puerta en puerta tocando, cantando y pidiendo dinero para las “ánimas del Purgatorio”. Hoy en día, aunque menos que antaño, se siguen visitando los cementerios, se arreglan las tumbas con flores, se recuerda a los familiares difuntos y se reza por ellos; en las casas se hablaba de la familia, de todos los vivos y de los que habían pasado a otra vida y se consumían dulces especiales, que perduran para la ocasión, como en España los buñuelos de viento o los huesos de santo.

Mientras tanto, al otro lado del océano y al sur de Estados Unidos, la tradición católica llevada por españoles y portugueses se teñía de color propio en cada país americano, mezclada a los ritos locales precoloniales y al folklore del lugar.

Seguramente en Galicia se unen dos tradiciones: la celta y la católica, por lo que es esta la región de España en la que más perdura la tradición del recuerdo de los muertos, las ánimas del Purgatorio, muy unidas al folklore local, y las leyendas sobre apariciones y fantasmas. En toda España perdura una costumbre sacrosanta que se ha introducido en los hábitos culturales: la de representar en esta fecha alguna obra de teatro ligada al mito de Don Juan Tenorio. Fue precisamente este personaje, “el burlador de Sevilla o el convidado de piedra”, creado por el fraile mercedario y dramaturgo español Tirso de Molina, el que se atrevió a ir al cementerio, en esta noche, a conjurar las almas de quienes habían sido víctimas de su espada o de su posesividad egoísta.

En todas estas representaciones ritos y recuerdos pervive un deseo inconsciente, y más bien pagano, de exorcizar el miedo a la muerte, sustraerse a su angustia. El mito antiguo del retorno de los muertos, se ha convertido hoy en fantasmas o dráculas con efectos especiales en los filmes de terror.

Festividad de todos los Santos

Sin embargo, para los creyentes es la fiesta de todos los Santos la que verdaderamente tiene relevancia y refleja la fe en el futuro para quienes esperan y viven según el Evangelio predicado por Jesús. El respeto a los restos mortales de quienes murieron en la fe y su recuerdo, se inscribe en la veneración de quienes han sido “templos del Espíritu Santo”.

Como asegura Bruno Forte, profesor de la Facultad teológica de Nápoles, al contrario de quienes no creen en la dignidad personal y desvalorizan la vida presente creyendo en futuras reencarnaciones, el cristiano tiene “una visión en las antípodas” ya que “el valor de la persona humana es absoluto”. Es ajena también al dualismo heredero de Platón que separa el cuerpo y el alma. “Este dualismo y el consiguiente desprecio del cuerpo y de la sexualidad no forma parte del Nuevo Testamento para el que la persona después de la muerte sigue viviendo en tanto en cuanto es amada por Dios”. Dios, añade el teólogo, “no tiene necesidad de los huesos y de un poco de polvo para hacernos resucitar. Quiero subrayar que en una época de “pensamiento débil” en la que se mantiene que todo cae siempre en la nada, es significativo afirmar la dignidad del fragmento que es cada vida humana y su destino eterno”.

La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue instituido por San Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia el 31 de octubre del año 998. Al cumplirse el milenario de esta festividad, el Papa Juan Pablo II recordó que “San Odilón deseó exhortar a sus monjes a rezar de modo especial por los difuntos. A partir del Abad de Cluny comenzó a extenderse la costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en lo que San Odilón llamó la Fiesta de los Muertos, práctica todavía hoy en vigor en la Iglesia universal”.

“Al rezar por los muertos -dice el Santo Padre-, la Iglesia contempla sobre todo el misterio de la Resurrección de Cristo que por su Cruz nos obtiene la salvación y la vida eterna. La Iglesia espera en la salvación eterna de todos sus hijos y de todos los hombres”.

Tras subrayar la importancia de las oraciones por los difuntos, el Pontífice afirma que las “oraciones de intercesión y de súplica que la Iglesia no cesa de dirigir a Dios tienen un gran valor. El Señor siempre se conmueve por las súplicas de sus hijos, porque es Dios de vivos. La Iglesia cree que las almas del purgatorio “son ayudadas por la intercesión de los fieles, y sobre todo, por el sacrificio propiciatorio del altar”, así como “por la caridad y otras obras de piedad”.

En razón a ello, el Papa a los católicos “a rezar con fervor por los difuntos, por sus familias y por todos nuestros hermanos y hermanas que han fallecido, para que reciban la remisión de las penas debidas a sus pecados y escuchen la llamada del Señor”.

Cultura y negocio del terror

Una cultura de consumo que propicia y aprovecha las oportunidades para hacer negocios, sin importar cómo. Hollywood ha contribuido a la difusión del Halloween con una serie de películas en las cuales la violencia gráfica y los asesinatos crean en el espectador un estado morboso de angustia y ansiedad. Estas películas son vistas por adultos y niños, creando en estos últimos miedo y una idea errónea de la realidad. El Halloween hoy es, sobre todo, un gran negocio. Máscaras, disfraces, dulces, maquillaje y demás artículos necesarios son un motor más que suficiente para que algunos empresarios fomenten el “consumo del terror”. Se busca además favorecer la imitación de las costumbres norteamericanas por considerarse que esto está bien porque este país tiene chapa de “superior”.

Pensándolo desde la fe

Una propuesta de temas para considerar detenidamente nuestra fe católica y la actitud que debemos tomar ante el halloween.

Ante todos estos elementos que componen hoy el Halloween, vale la pena reflexionar y hacerse las siguientes preguntas:

¿Es que, con tal que se diviertan, podemos aceptar que los niños al visitar las casas de los vecinos, exijan dulces a cambio de no hacerles un daño (estropear muros, romper huevos en las puertas, etc.)? Respecto de la conducta de los demás se puede leer el criterio de Nuestro Señor Jesucristo en Lc 6,31.

¿Qué experiencia (moral o religiosa) queda en el niño que para “divertirse” ha usado disfraces de diablos, brujas, muertos, monstruos, vampiros y demás personajes relacionados principalmente con el mal y el ocultismo, sobre todo cuando la televisión y el cine identifican estos disfraces con personajes contrarios a la sana moral, a la fe y a los valores del Evangelio.? Veamos qué dice Nuestro Señor Jesucristo del mal y lo malo en Mt. 7,17. Mt. 6,13. La Palabra de Dios nos habla de esto también en 1ª Pe. 3, 8-12.

¿Cómo podemos justificar como padres de una familia cristiana que nuestros hijos, el día de Halloween hagan daño a las propiedades ajenas? ¿No seríamos totalmente incongruentes con la educación que hemos venido proponiendo en la cual se debe respetar a los demás y que las travesuras o maldades no son buenas? ¿No sería esto aceptar que, por lo menos, una vez al año se puede hacer el mal al prójimo? ¡Qué nos enseña Nuestro Señor Jesucristo sobre el prójimo? Leamos Mt. 22, 37-40

Con los disfraces y la identificación que existe con los personajes del cine … ¿no estamos promoviendo en la conciencia de los pequeños que el mal y el demonio son solo fantasías, un mundo irreal que nada tiene que ver con nuestras vidas y que por lo tanto no nos afectan? La Palabra de Dios afirma la existencia del diablo, del enemigo de Dios en St. 4,7 1ª Pe 5,18 Ef. 6,11 Lc. 4,2 Lc. 25, 41

¿Qué experiencia religiosa o moral queda después de la fiesta del halloween?

¿No es Halloween otra forma de relativismo religioso con la cual vamos permitiendo que nuestra fe y nuestra vida cristianas se vean debilitadas?

Si aceptamos todas estas ideas y las tomamos a la ligera en “aras de la diversión de los niños” ¿Qué diremos a los jóvenes (a quienes durante su infancia les permitimos jugar al Halloween) cuando acudan a los brujos, hechiceros, médiums, y los que leen las cartas y todas esas actividades contrarias a lo que nos enseña la Biblia?

Es que nosotros, como cristianos, mensajeros de la paz, el amor, la justicia, portadores de la luz para el mundo ¿podemos identificarnos con una actividad en donde todos sus elementos hablan de temor, injusticia, miedo y oscuridad? Sobre el tema de la paz podemos leer Fil. 4,9 Gál. 5,22. Ver qué dice Jesús sobre esto en Mt. 5,14 Jn. 8,12

Si somos sinceros con nosotros mismos y buscamos ser fieles a los valores de la Iglesia Católica, llegaremos a la conclusión de que el halloween no tiene nada que ver con nuestro recuerdo cristiano de los Fieles Difuntos, y que todas sus connotaciones son nocivas y contrarias a los principios elementales de nuestra fe.

Sugerencias para los padres de familia

¿Cómo darle a los hijos una enseñanza auténtica de la fe católica en estas fechas? ¿Cómo hacer que se diviertan con un propósito verdaderamente católico y cristiano? ¿Qué podemos enseñarles a los niños sobre esta fiesta?

Ante la realidad que inunda nuestro medio y que es promovida sin medida por el consumismo nos preguntamos ¿qué hacer? ¿Taparnos los ojos para no ver la realidad? ¿Buscar buenas excusas para justificar su presencia y no darle mayor importancia a este “juego”? ¿Debemos prohibirles a nuestros hijos participar en el halloween mientras que sus vecinos y amigos se “divierten”? ¿Serían capaces los niños de entender todos los peligros que corren y por qué de nuestra negativa a participar en esto?

La respuesta no es sencilla, sin embargo creemos que sí hay algunas cosas que podemos hacer:

Lo primero es organizar una catequesis con los niños en los días anteriores al halloween, con el objeto de enseñarles el por qué de la festividad católica de Todos los Santos y los Fieles Difuntos, haciéndoles ver la importancia de celebrar nuestros Santos, como modelos de la fe, como verdaderos seguidores de Cristo.

En las catequesis y actividades previas a estas fechas, es buena idea que nuestros hijos inviten a sus amigos, para que se atenúe el impacto de rechazo social y sus compañeros entiendan por qué no participan de la misma forma que todo el mundo.

Debemos explicarles de manera sencilla y clara, pero firme, lo negativo que hay en el Halloween y la manera en que se festeja. Es necesario explicarles que Dios quiere que seamos buenos y que no nos identifiquemos ni con las brujas ni con los monstruos, pues nosotros somos hijos de Dios.

Proponemos a los padres de familia una opción para sus hijos, pues seguramente los niños querrán salir con sus amigos en la noche del Halloween: Los niños pueden disfrazarse de ángeles y preparar pequeñas bolsas con dulces, regalos o tarjetitas con mensajes y pasar de casa en casa, y en lugar de hacer el “obsequio o truco” o de pedir dulces, regalarlos a los hogares que visiten y que expliquen que entregan dulces porque la Iglesia Católica tendrá muy pronto una fiesta muy importante en la que se celebra a todos aquellos que fueron como nosotros deberíamos ser: los Santos.

Aunque este cambio no será sencillo para los niños, es necesario vivir congruentemente con nuestra fe, y no permitir que los más pequeños tomen como algo natural la connotación negativa del halloween. Con valor y sentido cristiano, los católicos podemos dar a estas fechas, el significado que tienen en el marco de nuestra fe.

Ideas creativas de cómo dar a los niños una enseñanza positiva en estas fechas

Chilenos cambian “Halloween” por fiesta positiva

SANTIAGO, 28 Oct. 03 (ACI).-Con el fin de cambiar los contenidos de muerte y terror promovidos en la fiesta de Halloween, numerosas instituciones y familias chilenas están impulsando una campaña para establecer el 31 de octubre como la “Fiesta de la Primavera”, en donde los principales disfraces son de ángeles, santos y princesas, en vez de los terroríficos modelos de la celebración de origen celta y popularizado por Estados Unidos.

Algunos colegios, organizaciones comerciales y hasta supermercados de la capital se han sumado a la campaña. “Hay un público consumidor que está de acuerdo con el formato del festejo, pero otro que está mirando qué pasa y buscando tener algo para que sus hijos participen. Entonces vimos una masa que necesitaba tener una nueva fiesta y lanzamos otros productos”, explicó el gerente de ventas de Arcor-Dos en Uno, Jorge Borselli.

Dicha empresa estrenó el año pasado la línea de caramelos “Hadas y magos”; junto con la empresa de golosinas Ambrosoli, que incorporó también esta temp! orada su línea “Magic” asociada a la bondad, la sabiduría y la valentía.

Asimismo, diversas compañías de disfraces están modificando su oferta para atender los requerimientos de esta nueva celebración. La socia de Duende Azul -con locales en la zona oriente y centro de Santiago-, Belén Aleu, afirmó que “la demanda ha ido cambiando en los últimos diez años. Antes pedían solo cosas de terror. Ahora llevan trajes de princesas, ángeles, cenicientas o damas antiguas”.

Por otro lado, los supermercados de la capital se están sumando a este “Halloween blanco” cambiando su decoración para la festividad. “Ahora es una fiesta a la chilena, ya no sólo con la connotación de fiesta de brujas”, explicó el gerente de marketing de Jumbo, Francisco Guzmán.

Fiesta de Todos los Santos

“Los invitamos a participar de una alegre celebración 31 de Octubre del 2003″.

Hace ya dos años, una simple presentación como esta, distribuida por mail, inició un cambio radical en nuestra sociedad: rescatar el sentido original de la víspera de Todos los Santos.

· Esta iniciativa tuvo una gran acogida, adultos, jóvenes y niños celebramos esta fiesta en forma positiva, entretenida, sana y alegre y más acorde con nuestras costumbres y valores.

· Cada año somos más, por eso los invitamos a sumarse a esta iniciativa.

· En este año de consolidación queremos llegar a todos los rincones, celebrando masivamente “La Fiesta de Todos los Santos”.

Estrategia

· Más que combatir la forma en que hoy se celebra “Halloween”, que nada tiene que ver con nuestras costumbres y valores; queremos retomar el sentido original de esta fecha y celebrar la “Fiesta de Todos los Santos”.

· Mantendremos los elementos buenos y positivos; celebrar, disfrazarse y compartir, pero proponemos cambiar los negativos:

- muerte y oscuridad, ….por vida,

- terror y miedo, …..por alegría,

- violencia, …..por paz y amor,

- amedrentamiento y chantaje, ……por respeto y entrega.

· Proponemos una celebración amplia a la cuál todos se sumen alegremente independiente de su cercanía con la religión.

· De esta manera formaremos valores positivos en los niños ya que aprenderán a dar parte de sí para lograr sus objetivos, a respetar y no amedrentar y que por sobre todo deben prevalecer la vida, el amor, la paz y la alegría.

Planteamiento

Celebraremos la fiesta de “Todos los Santos”.

Los niños y jóvenes saldrán a la calle a compartir con sus vecinos en un sano ambiente de amistad.

Los niños:

· Se disfrazarán de algo positivo como payaso, flor, santo, princesa, animalito, etc..

· Saldrán a las calles acompañados de algún adulto o joven responsable, a pedir dulces.

· Sólo tocarán el timbre en las casas que tengan globos o cintas de color blanco en sus puertas o rejas, aceptando así participar en esta celebración. Al resto sencillamente no se les molestará.

· Para recibir los dulces los niños deberán entregar algo a cambio.

· A lo que entreguen le llamaremos “gracia” y puede ser un dibujo, una poesía, una oración, una flor, un santito, una tarjeta o algo hecho por ellos en su clase de Religión o de Arte.

Los jóvenes:

· Acompañarán a los niños en esta celebración siendo modelo y ejemplo para ellos, es decir celebrando en forma positiva para sembrar paz, amor y alegría.

· Si quieren organizar alguna fiesta o celebración los invitamos a hacer “Fiestas Blancas” donde todos se vistan de ese color y lo pasen muy bien en un ambiente positivo y alegre.

¿Qué les pedimos?

· Distribuyan esta presentación a todas las personas que puedan.

· Que comenten esta iniciativa con su familia, amigos y conocidos.

· Que la hagan llegar a las empresas que estén interesadas en esta fiesta, a los medios de comunicación y a quienes puedan apoyarla.

· Propongan en Colegios, Jardines Infantiles e Iglesias, que la fiesta se aborde de manera positiva y constructiva.

· Apoyen y acompañen a sus hijos en esta celebración, así estaremos educándolos en los valores que esta fiesta nos invita a celebrar.

SI TODOS EMPUJAMOS ESTA IDEA, CADA DÍA SEREMOS MÁS LOS QUE CELEBRAREMOS CON ALEGRÍA “LA FIESTA DE TODOS LOS SANTOS”.


Más información en el sitio: www.todoslossantos.cl

El Episcopado francés ilustra las fiestas de Todos los Santos y de los Difuntos

PARÍS, 28 octubre 2003 (ZENIT.org) .- En medio de las campañas publicitarias de promoción de la fiesta de Halloween, la Conferencia Episcopal de Francia ha publicado un comunicado para explicar el sentido de las fiestas de Todos los Santos y del día de los Difuntos.

«A lo largo del año, la Iglesia católica celebra a los santos que ha canonizado oficialmente y que presenta como modelos y testigos ejemplares de la fe», recuerda el texto.

Con la fiesta del 1 de noviembre, día de Todos los Santos, la Iglesia desea «honrar a los santos “anónimos” –mucho más numerosos– que con frecuencia han vivido en la discreción al servicio de Dios y de sus contemporáneos».

En este sentido, aclara el documento, es la fiesta de «todos los bautizados, pues cada uno está llamado por Dios a la santidad». Constituye, por tanto, una invitación a «experimentar la alegría de aquellos que han puesto a Cristo en el centro de su vida».

El 2 de noviembre, día de oración por los difuntos, explican los prelados franceses, propone una práctica que comenzó con los primeros cristianos.

La idea de convocar una jornada especial de oración por los difuntos, continuación de Todos los Santos, surgió antes del siglo X, siguen explicando.

«El 1 de noviembre, los católicos celebran en la alegría la fiesta de Todos los Santos; al día siguiente, rezan de manera más general por todos los que han muerto», afirman.

De este modo, la Iglesia quiere dar a entender que «la muerte es una realidad que se puede y que hay que asumir, pues constituye el paso en el seguimiento de Cristo resucitado».

Esto explica las flores con que en estos días se adornan las tumbas, «signo de vida y de esperanza», concluyen los prelados.

“Holywins” una propuesta creativa de la Diócesis de París

En la cruzada de ser creativos para el 31 de octubre, víspera del Día de todos los Santos,

http://www.holywins.org/ cuenta cómo se organizan en la Diócesis de París !

La iniciativa, bautizada con el nombre de «Holy wins» («la santidad gana») –juego de palabras contrapuesto a Halloween– ha sido lanzada por la arquidiócesis de París.


En el 2002, varios centenares de jovenes en la misión en las calles de París, más de 8000 personas al concierto del Place St-Sulpice, con una amplia cubierta en los medios.

para el 2003: Con el éxito de la primera edición, la gente joven va otra vez por las calles el 31 de octubre. ¿Su motivación? ” atestigüe su esperanza y a su fe en la Resurrección”.

(…) En una sociedad que tiende a eludir la cuestión de la muerte, la fiesta de Halloween tiene el mérito de interrogarnos sobre este tema, pero sólo hace referencia a los rituales morbosos y macabros. Por este motivo los jóvenes de de París quieren aprovechar el éxito de Halloween para testimoniar su fe y la esperanza cristiana ante la muerte en la vigilia de la fiesta de Todos los Santos (1 de noviembre) y de los Difuntos, de los que se hace memoria al día siguiente.

Parte de esta información es cortesía del Lic. Eduardo R. Cattaneo

Editor Responsable de: ESCUELA VIRTUAL PARA PADRES

Mendoza, Argentina

ecattaneo@fullzero.com.ar / ecattaneo@argentina.com


31 octubre, 2011

San Quintín


Oh, San Quintín; vos, sois el
hijo del Dios de la vida, y
el niño aquél, que, por San
Marcelino -Papa-, bautizado
fuisteis y, anhelasteis desde
entonces, que muchas personas
conocieran y, a Jesucristo
amaran y poder, algún día, por
Él, su sangre derramar, como
vos, defendiendo nuestra santa
religión. Ni los azotes o el
oscuro calabozo y sus cadenas,
con vos pudieron y pronto la
libertad y la palabra sin saber
cómo, las recobrasteis y las
calles vuestra prédica, a
escuchar volvieron, y sólo,
como vos, lo habíais pedido.
Martirizado y torturado fuisteis
y así, vuestra alma, voló al
cielo, para coronada ser de luz;
oh, San Quintín, ”mártir y luz”.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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31 de Octubre
San Quintín
Mártir
Año 287

Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente. Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó. El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.

Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.

Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.

. Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.

Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.

El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.

Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra. Hay que ser: Pronto para escuchar y lento para responder (S. Biblia Ec. 5,11).



30 octubre, 2011

San Alonso Rodríguez


Oh, San Alonso Rodríguez; sois
vos, el hijo del Dios de la vida,
quien siempre llevó consigo, en
su corazón, su destino de Cruz, y
casi, como el buen Job bíblico,
probado fuisteis, por Aquél a quien
amabais, y de tal forma, que os
mostró, la senda angosta que, a
la celeste patria, os condujo feliz.
Lego como erais, con humildad
y amor, cosechasteis lo sembrado
alcanzando, con vuestra oración
constante, los aromas del místico
cielo, para morar, junto a Cristo,
Dios y Señor Nuestro, eternidad.
Quiera, Dios Todopoderoso que,
los hombres todos, a imitación
vuestra, acepten los designios de
Él, con paciencia y resignación,
hasta el día aquél, en que, gocemos
todos juntos, las alegrías del cielo,
como vos mismo, las gozáis hoy,
corona de luz luciendo como premio
justo; siempre “pronto a hacer el bien;
oh, San Alonso Rodríguez, “amor y luz”.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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30 de Octubre
San Alonso Rodríguez
Viudo y portero
Año 1617

Gracias Señor por estos modelos admirables que nos presentas en tus santos. Haz que queramos imitarlos y que seamos capaces de seguir sus buenos ejemplos.

Alonso significa: “pronto para hacer el bien” (del germano al: el bien. Ons: prontitud). El santo de hoy es un caso típico. Viudo, comerciante, portero por 45 años de un colegio. Poco instruido en las ciencias del mundo, pero un verdadero místico.

San Alonso nació en Segovia (España) en 1533, hijo de un comerciante acaudalado. Cuando nuestro santo aún era un niño, tuvo la suerte de que llegó a su ciudad a predicar el Beato Pedro Fabro (discípulo muy amado de San Ignacio de Loyola) y se hospedó en la casa de los padres de Alonso y luego en compañía del jovencito se fue a una finca que poseía la familia Rodríguez, y allá lo preparó a la Primera Comunión. Esta amistad con un gran apóstol le fue de enorme provecho para su santificación.

Alonso fue después a estudiar en un colegio de los Padres Jesuitas, pero al morir su padre tuvo que volverse a casa para administrar los negocios. Sin embargo el destino que Dios le tenía preparado no era el de negociante y como no poseía las suficientes cualidades para ese oficio, sus negocios fueron decayendo poco a poco. Era como una llamada que Dios le hacía para que se dedicara a otra labor donde sí iba a conseguir la santidad.

Alonso se casó con una mujer muy buena y piadosa y tuvieron un hijo. Pero luego cuando iba a nacer el segundo niño, la esposa murió, dejándolo viudo y con un hijito muy pequeño. En seguida murió también su madre y los negocios empezaron a quebrar. Esta serie de infortunios hizo pensar a Alonso si no sería que Dios quería de él otro modo de vivir. Hasta entonces había sido un honrado comerciante, pero le faltaba todavía ser un creyente fervoroso y heroico

Vendió entonces los pocos bienes que le quedaban y se fue con su hijito a vivir junto a dos hermanas suyas que eran extraordinariamente piadosas, las cuales le enseñaron el arte de rezar bien, y de hacer meditación y oración mental. Las enseñanzas de estas dos sencillas mujeres le fueron de inmensa importancia para su vida.

Alonso meditaba dos horas diarias por la mañana, y por la tarde rezaba el rosario pensando en los misterios. Pronto empezó a descubrir la imperfección de su vida pasada, viéndola a la luz de las enseñanzas de Jesucristo. En un momento de meditación alcanzó a contemplar un poco los goces que nos esperan en el cielo, y en esos días hizo una confesión general de toda su vida y empezó una existencia totalmente dedicada a la oración, a la mortificación, a la meditación y a obras de caridad a favor de los pobres.

Luego murió su único hijo. Alonso sintió una agonía de muerte, pero en seguida Nuestro Señor le iluminó con la lectura de una página del Libro de la Sabiduría en la S. Biblia (Capítulo 4) que dice que a muchos jóvenes se los lleva Dios a la otra vida para evitarles terribles peligros que les podían llegar en esta vida contra su santidad y su salvación. Con esto Alonso se consoló inmensamente porque comprendía que su hijito tan amado, al morir tan joven se había librado de muchos peligros de ofender a Dios. Y esa muerte tan dolorosa lo movió a renunciar a todo e irse de religioso.

Alonso pidió a los padres jesuitas que lo aceptaran en su comunidad, pero nadie quería recibirlo porque tenía ya casi 40 años, no había hecho estudios y además era viudo. No se acostumbraba recibir gente de esa clase. Pero de pronto el superior sin saber por qué, cambió de parecer, y lo aceptó como hermano lego. Esa iba a ser la profesión que lo iba a llevar a la santidad.

Los superiores lo enviaron a la isla de Mallorca como portero del colegio de los jesuitas de Montesión. Allí en ese cargo se ganará la gloria del cielo atendiendo durante 45 años con la más exquisita bondad a toda clase de huéspedes y transeúntes.

Ser portero en un gran colegio no es tarea fácil, y menos lo era en aquellos tiempos en los que no había ni teléfono, ni otros medios de fácil comunicación de que disponemos hoy en día. Y los que lo conocieron y trataron dejaron constancia de que jamás alguien recibió del hermano Alonso un trato hosco o maleducado o frío, sino que por el contrario, todos se sentían tratados como si fueran grandes personajes. Allí llegaban montones de alumnos (con su algarabía juvenil), padres de familia, proveedores del colegio, religiosos viajeros que venían a pedir hospedaje por unos días, visitantes, médicos, obispos, militares, empleados del gobierno, vendedores y multitud de pordioseros y cada cual se sentía tratado por el hermano Alonso con una amabilidad que no estaban acostumbrados a recibir en otras partes.

Alonso Rodríguez se propuso ver a Jesús en cada visitante que llegaba, y tratar muy bien a Jesús que llegaba disfrazado de prójimo. Cuando alguien le preguntaba por qué no era más duro y áspero con ciertos tipos inoportunos, le respondía: “Es que a Jesús que se disfraza de prójimo, nunca lo podemos tratar con aspereza o mala educación”. Seguramente que Nuestro Señor al llegar al cielo le habrá repetido aquello que en el Evangelio prometió que dirá a quienes tratan bien a los demás: “Ven siervo bueno y fiel. Entra en el gozo de tu Señor, porque cuando me disfracé de huésped me tratase sumamente bien. El buen trato que les diste a los demás, aún a los más humildes, lo recibo como si me lo hubieras dado a Mí en persona” (Mt. 25, 40).

Sus compañeros jesuitas dejaron escrita esta observación verdaderamente admirable: “Declaramos que jamás vimos en el hermano Alonso Rodríguez un comportamiento que no fuera el de un verdadero santo”. Algo admirable en verdad.

De entre tantísimos amigos que Alonso trató en su oficio de portero en los 45 años en Montesión, el más santo e importante de todos fue San Pedro Claver. Este gran apóstol vivió tres años con Alonso en aquella casa, y una noche el fervoroso portero oyó en visión que le decían: “Pedro Claver está destinado a hacer un gran bien en Sudamérica”. Desde entonces el santo portero se propuso animar a Pedro a que viajara como misionero a América, y lo logró. Pedro Claver bautizó a más de 300,000 negros en Cartagena, y nunca pudo olvidar los buenísimos consejos que le dio su fiel amigo Alonso, en Mallorca.

San Pablo decía que para que no se llenara de orgullo Dios le permitió ataques terribles en su carne. Y así le sucedió también al buen Alonso. De vez en cuando le llegaban sequedades tan espantosas en la oración que para él, rezar era un verdadero tormento. Todo lo que fuera piedad le producía repulsión. Pero así y con esas sequedades seguía rezando. Rezaba todo el día, viajando de un sitio a otro de la casa llevando razones y mensajes, o atendiendo en su portería a todo el que llegaba. Alonso rezaba siempre.

Un día cuando sus tentaciones impuras se le habían vuelto casi enloquecedoras, al pasar por frente a una imagen de la Sma. Virgen le gritó en latín: “Sancta Maria, Mater Dei, memento mei” (Santa María Madre de Dios, acuérdate de mí) e inmediatamente sintió que las tentaciones desaparecían. Desde entonces se convenció de que la Santísima Virgen tiene gran poder para alejar a los espíritus impuros, y se dedicó a encomendase a Ella con mayor fervor. Le rezaba varios rosarios cada día y en honor de la Madre de Dios rezaba salmos diarios. Y la Virgen María fue su gran Protectora y defensora hasta la hora de su muerte y se le apareció varias veces, llenándolo de increíble felicidad.

En sus dolorosas enfermedades se sentía asistido por Jesús y María y decía que había días en que los sentía tan presentes junto a él como si hubiera vivido en Nazaret cuando ellos los dos estaban viviendo allá. Esto le producía intensas alegrías espirituales.

Con autorización de sus superiores fue escribiendo todo lo que recordaba de sus experiencias espirituales, y en esa su autobiografía hay detalles que demuestran cómo este sencillo e ignorante porterito de un colegio llegó a altísimos grados en la vida mística. Con razón las gentes de todas las clases sociales iban al colegio a pedirle sus consejos, a consultarle sus dudas y a recibir consuelos para sus penas.

Cuando ya era muy anciano y estaba sumamente enfermo, un día el superior para ver qué tanta era su obediencia le dijo: “Le ordeno que se vaya de misionero a América del Sur”. Inmediatamente Alonso empacó sus pocas ropas y salió por la portería, listo a embarcarse en el primer barco que llegara. El superior tuvo que mandarle otra vez que se volviera a su puesto.

Otro día el superior, que sufría de un reumatismo sumamente doloroso le dijo: “Hermano Alonso, pídale a Dios y a la Virgen que me curen de este mal tan molesto”. El santo estuvo toda la noche rezando, y no dejó de rezar pidiendo aquel favor, sino cuando al amanecer supo que el Padre Superior había amanecido totalmente curado.

El 29 de octubre de 1617 sintiéndose sumamente lleno de dolores y de angustias, al recibir la Sagrada Comunión, inmediatamente se llenó de paz y de alegría, y quedó como en éxtasis. Dos días estuvo casi sin sentido y el 31 de octubre despertó, besó con toda emoción su crucifijo y diciendo en alta voz: “Jesús, Jesús, Jesús” expiró.





29 octubre, 2011

Beato Miguel Rúa


Oh, Beato Miguel Rúa; vos, sois
el hijo del Dios de la vida, que, por
amor al Dios eterno, os entregasteis
en alma y cuerpo, a difundir por
el orbe de la tierra y las salesianas
comunidades y que, mansedumbre
derrochando y haciéndose querer
con los hombres del tiempo vuestro
a imitación de vuestro maestro Don
Bosco, enseñasteis a cómo amar Dios.
Nadie más como vos, para que, a
cuestas de llevar humildad y amor
en cada gesto y en cada palabra y
en vuestra alma, a la eternidad de
la vida voló, al final de vuestros
ejemplares días y, exclamando en
vuestro lecho de muerte:“salvar el
alma, es lo más importante”; -cosa
que así es-, partisteis a la gloria
del Padre Eterno, donde lucís ahora
mismo, corona refulgente de luz;
oh, Beato Miguel Rúa, “amor de Dios”.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Octubre
Beato Miguel Rúa
Año 1910

Dios envíe a su santa Iglesia muchos religiosos y sacerdotes tan observantes como él.¿Has visto a uno que cumple bien su deber? Ése llegará a ser importante (S. Biblia. Proverbios).

En el año 1852 San Juan Bosco se encontró en la calle con un grupo de jovencitos que le pedían les regalara alguna medalla. A cada uno le obsequió su medalla, menos a uno pálido y delgaducho, de noble mirada, al cual el santo haciendo como que partía su brazo izquierdo con la mano del derecho le dijo: “A ti sólo te doy esto”. El jovencito no entendió qué significado podría tener esa acción, pero 30 años más tarde, le preguntará a Don Bosco: “¿Qué me quiso decir en mi niñez cuando me ofreció regalarme la mitad de su brazo?”, y el santo le responderá: “Te quise decir que los dos obraríamos siempre ayudándonos el uno al otro y que tú serías mi mejor colaborador”. Y así fue en verdad.

Miguel Rúa nació en Turín (Italia) de una modesta familia. Hizo sus estudios de primaria con los Hermanos Cristianos que lo apreciaron mucho porque era sin duda el alumno de mejor conducta que tenían en su escuela.

Y resultó que al Instituto de los Hermanos iba San Juan Bosco a confesar y los alumnos se encariñaron de tal manera con este amable santo que ya no aceptaban confesarse con ningún sacerdote que no fuera él. Y Rúa fue uno de los que se dejaron ganar totalmente por la impresionante simpatía y santidad del gran apóstol.

Al quedar huérfano de padre, empezó a frecuentar el Oratorio de Don Bosco, donde los muchachos pobres de la ciudad iban a pasar alegre y santamente los días festivos. Allí oyó un día que el santo le preguntaba: “Miguelín: ¿nunca has deseado ser sacerdote?”. Al jovencito le brillaron los ojos de emoción y le respondió: “Si, lo he deseado mucho, pero no tengo cómo hacer los estudios”. “Pues te vienes cada día a mi casa y yo te daré clases de latín”, le dijo Don Bosco. Y así empezó el joven sus clases de secundaria.

Más tarde Don Bosco lo envió a que recibiera clases de un excelente profesor de la ciudad, y cuando le pidió informes acerca de su alumno, el profesor respondió: “Es el mejor de la clase en todo: en aplicación, en conducta y en buenos modales”.

San Juan Bosco deseaba mucho fundar una comunidad religiosa para educar a los jóvenes, y se propuso formar a sus futuros religiosos de entre sus propios alumnos. Y al primero que eligió para ello fue al joven Rúa. Le impuso la sotana y se interesó porque fuera haciendo sus estudios lo más completamente posible.

En 1856 Don Bosco hizo una curiosa votación entre los centenares de alumnos de su Oratoria de Turín (en el cual había muchos internos). Las preguntas eran estas:

1ª. ¿Cuál es el más santo y piadoso de los oratorianos?

2ª. ¿Cuál es el más simpático y buen compañero de todo el Oratorio? La segunda pregunta la ganó Santo Domingo Savio, porque en simpatía y compañerismo no le ganaba ninguno. Pero la primera la ganó por amplia votación el joven Rúa. Según el parecer de sus compañeros era el más piadoso y santo de todo el gran colegio. Y esto es mucho decir, porque allá había muchos jóvenes sumamente piadosos y santos.

Rúa fue el primer alumno de Don Bosco que ordenado de sacerdote se quedó a colaborarle en su obra. Fue también el primer director de colegio salesiano y el hombre de confianza que acompañó durante 37 años al gran apóstol en todas sus empresas apostólicas. En él depositaba San Juan Bosco toda su confianza y era en todo como su mano derecha.

Del beato Miguel Rúa hizo San Juan Bosco un elogio que envidiaría cualquier otro religioso o sacerdote. Hablando con algunos salesianos dijo el santo: “Si Dios me dijera: hágame la lista de las mejores cualidades que desea para sus religiosos, yo no sé qué cualidades me atrevería a decir, que ya no las tenga el Padre Miguel Rúa”.

Cuando el Padre Rúa fue nombrado para ser director del primer colegio salesiano que se fundaba fuera de Turín, le pidió a su maestro Don Bosco que le trazara un plan de comportamiento, y el santo le escribió lo siguiente: “Ante todo trate de hacerse querer, más que de hacerse temer. Recuerde lo que decía San Vicente de Paúl: ‘Yo tenía un carácter demasiado serio y un temperamento amargo, y me di cuenta de que si no hay amabilidad, se hace más mal que bien en el apostolado. Y me propuse adquirir un modo de ser amable y bondadoso’. Este sea su plan de comportamiento”. Miguel Rúa conservó toda su vida estos consejos y llegó a practicarlos de manera admirable.

San Juan Bosco decía al final de su vida: “Si el Padre Rúa quisiera hacer milagros, los haría, porque tiene la virtud suficiente para conseguirlos”. Pero la humildad de este santo sacerdote era tan grande que jamás se atrevía a querer obtener nada extraordinario. Él nunca hablaba de sí mismo. Pero un día, ya ancianito, le preguntaron los religiosos jóvenes: “Padre, ¿nunca le ha sucedido algún hecho extraordinario?”. Y él, por bromear, les dijo: “Sí, un día me dijeron: ya que está reemplazando a Don Bosco que era tan milagroso, por favor coloque sus manos sobre una enferma que está moribunda. Yo lo hice, y tan pronto como le coloqué las manos sobre la cabeza, en ese mismo instante… ¡la pobre mujer se murió!”. Los seminaristas rieron ante semejante final que no esperaban, pero se dieron cuenta de que lo sucedido en realidad era que no le gustaba hablar a favor de sí mismo.

Cuando San Juan Bosco era ya muy ancianito, el Santo Padre León XIII le dijo: “Dígame cuál es su sacerdote de mayor reemplazo”. El santo le dijo que era Miguel Rúa y este recibió el encargo Pontificio de reemplazar a Don Bosco cuando muriera. Y así lo hizo en 1888 al morir el santo. Quedó Rúa elegido como Superior General de los salesianos y en los 22 años que dirigió la Congregación Salesiana, esta multiplicó por cinco el número de sus religiosos y abrió casas y obras sociales en gran cantidad de países.

Los salesianos decían: “Si alguna vez se perdiera nuestra Regla o nuestros Reglamentos, bastaría observar cómo se porta el Padre Rúa, para saber ya qué es lo que los demás debemos hacer”. Su exactitud era admirable. Siempre amable y bondadoso, comprensivo con todos y lleno de paciencia, pero exactísimo en el cumplimiento de todos sus deberes.

Cuando Rúa tenía apenas unos 25 años, un día se enfermó muy gravemente y mandó llamar a San Juan Bosco para que le impusiera los santos óleos y le llevaran el viático. El santo respondió: “Miguel no se muere ahora, ni aunque lo lances de un quinto piso”. Y después explicó el por qué decía esto. Es que en sueños había visto que todavía en el año 1906 (40 años después) estaría Miguel Rúa extendiendo la comunidad salesiana por muchos países del mundo. Y a él personalmente le dijo después: “Miguel: cuando ya seas muy anciano y al llegar a una casa alguien te diga: ‘Ay padre, ¿por qué se ha envejecido tan exageradamete?’, prepárate porque ya habrá llegado la hora de partir para la eternidad”. Y así sucedió. Al principio del año 1910, el Padre Rúa fue a Sicilia a visitar un colegio salesiano y un antiguo discípulo suyo, al verlo le dijo: “Ay padre, ¿por qué se ha envejecido tan exageradamente?”. El santo sacerdote palideció y se preparó a bien morir.

Y el 6 de abril de 1910, después de exclamar: “Salvar el alma, eso es lo más importante”, expiró santamente. Había dedicado su existencia totalmente a tratar de hacer amar más a Dios y a colaborar totalmente en la salvación de las almas.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Beato%20Miguel%20Rúa.htm)