06 diciembre, 2011

San Nicolás

San Nicolás





















Oh, San Nicolás de Mira y de Bari;
vos, sois el Hijo del Dios de la vida,
y solícito Obispo de Aquél, que, de la
niñez del tiempo vuestro enamorado,
regalabais a aquellos, maravillosos
juguetes, y por ello hasta hoy, en el
mundo todo, en la Natividad del Dios
Niño os recuerdan, confundiendo
quizás algunos hombres, vuestro amor
por Aquél que todo lo ve; haciendo de
estas fiestas un sórdido mundo, de
comercio, despilfarro y consumismo;
dejando de lado al Autor y centro de la
vida toda. Interceded pues, para que,
el mundo todo, reflexione sobre el
sentido verdadero de la Natividad y
que, sea el amor, el que prime sobre la
“careta” festiva y falsaria de aquella
divina noche y volver nuestros ojos
podamos, sobre el pesebre luminoso
del Dios del amor y de la vida, como
vos lo habéis hecho en vuestra terrena
vida, para brillar hoy, coronado de luz
como justo premio a vuestro amor;
oh, San Nicolás, de Mira y de Bari.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________

6 de Diciembre
San Nicolás
Obispo
Año 345

San Nicolás bendito, ruégale a Dios que nos libre de todo peligro del alma y del cuerpo.

Su nombre significa "Protector y defensor de pueblos". Este santo fue tan popular en la antigüedad, que se le han consagrado en el mundo más de dos mil templos. Era invocado en los peligros, en los naufragios, en los incendios y cuando la situación económica se ponía difícil, y la gente conseguía por su intercesión favores admirables.

Por haber sido tan amigo de la niñez, en su fiesta se reparten dulces y regalos a los niños, y prácticamente con esta fecha se empezaban las festividades de diciembre. Como en alemán se llama "San Nikolaus", lo empezaron a llamar Santa Claus, y lo pintan como un anciano vestido de rojo, con una barba muy blanca, que pasaba de casa en casa repartiendo regalos y dulces a los niños (entre nosotros lo llamaron Papá Noel).

De San Nicolás escribieron muy hermosamente San Juan Crisóstomo y otros grandes santos. Su biografía la escribió San Metodio, Arzobispo de Constantinopla, y de ella sacamos los siguientes datos curiosos.

Nació en Licia, Turquía, de padres muy ricos. Desde niño se caracterizó porque todo lo que conseguía lo repartía entre los pobres. Decía a sus padres: "sería un pecado no repartir mucho, siendo que Dios nos ha dado tanto".

Tenía un tío que era obispo y este lo consagró como sacerdote. Al morir sus padres atendiendo a los enfermos en una epidemia, él quedó heredero de una inmensa fortuna. Entonces repartió sus riquezas entre los pobres y se fue de monje a un monasterio. Después quiso visitar la Tierra Santa donde vivió y murió Jesús, y al volver de allá llegó a la ciudad de Mira (en Turquía) donde los obispos y sacerdotes estaban en el templo discutiendo a quién deberían elegir como nuevo obispo de la ciudad, porque el anterior se había muerto. Al fin dijeron: "elegiremos al próximo sacerdote que entre al templo". Y en ese momento sin saber esto, entró Nicolás y por aclamación de todos fue elegido obispo. Por eso se le llama San Nicolás de Mira.

La especialidad de este santo fueron los milagros tan numerosos que logró conseguir de Dios. Lo pintaban con unos niños, porque los antiguos contaban que un criminal hirió a cuchillo a varios niñitos, y el santo al rezar por ellos obtuvo su curación instantánea. También pintan junto a él a una señorita, porque en su ciudad había un anciano muy pobre con tres hijas y no lograba que se casaran por ser en tan extremo pobres. Entonces el santo por tres días seguidos, cada noche le echó por la ventana una bolsa con monedas de oro, y así el anciano logró casar a sus hijas muy bien.

Es Patrono de los marineros, porque estando unos marineros en medio de una terribilísima tempestad en alta mar, empezaron a decir: "Oh Dios, por las oraciones de nuestro buen Obispo Nicolás, sálvanos". Y en ese momento vieron aparecer sobre el barco a San Nicolás, el cual bendijo al mar, que se calmó, y en seguida desapareció.

Otro día iban a condenar injustamente a tres amigos suyos que estaban muy lejos. Ellos rezaron pidiendo a Dios que por la intercesión de Nicolás su obispo los protegiera. Y esa noche en sueños el santo se apareció al juez y le dijo que no podía condenar a esos tres inocentes. Y fueron absueltos.

El emperador Licino decretó una persecución contra los cristianos y Nicolás fue encarcelado y azotado, pero siguió aprovechando toda ocasión que se le presentaba, para enseñar la religión a cuantos trataban con él. Más tarde llegó el emperador Constantino y lo liberó a él junto con todos los demás prisioneros cristianos.

Luego apareció la herejía de Arrio que decía que Jesucristo no es Dios. San Nicolás se opuso con toda su sabiduría y con su gran ascendiente y no permitió que los arrianos entraran a su ciudad de Mira.

Dicen que el santo murió el 6 de diciembre del año 345.

En oriente lo llaman Nicolás de Mira, por la ciudad donde estuvo de obispo, pero en occidente se le llama Nicolás de Bari, porque cuando los mahometanos invadieron a Turquía, un grupo de católicos sacó de allí en secreto las reliquias del santo y se las llevó a la ciudad de Bari, en Italia. En esa ciudad se obtuvieron tan admirables milagros al rezarle a este gran santo, que su culto llegó a ser sumamente popular en toda Europa. Es Patrono de Rusia, de Grecia y de Turquía. En Roma ya en el año 550 le habían construido un templo en su honor.

05 diciembre, 2011

San Sabas


Oh, San Sabas; vos, sois el hijo del
Dios de la vida y el hombre aquél;
que abrazó la vida de oración y
penitencia, en la plena soledad del
desierto y a quien el Dios eterno,
olvidó jamás y más bien, os envió
otros que, como vos y hartos de la
mundana vida, la plena luz ansiaban
de la verdad y de la eternidad. A
ellos pues, condujisteis, por el
sendero angosto, donde mostrasteis
a Jesús, Maestro de maestros, plenitud
única y perfecta; camino, verdad y
vida y agua viva, por la que la sed
no es más. De todo ello dan fe, vuestros
dirigidos: San Teodoro y San Juan
Damasceno; luces de la eternidad,
en Cristo Jesús, Señor y Dios Nuestro,
y por ello, al final de vuestros días,
justo premio recibisteis por vuestra
constancia, coronado siendo con corona
de luz, que brilla y jamás marchita;
oh, San Sebas; “maestro del desierto”.


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_____________________________

5 de Diciembre
San Sabas
Abad
Año 532

Este santo fue uno de los monjes más famosos de la antigüedad. Nació en Turquía en el año 439. Era hijo de un comandante del ejército, el cual tuvo que partir a lejanas tierras y lo dejó confiado a un tío. Pero este lo trataba muy mal y el niño de ocho años se fue donde otro tío. Mas el segundo empezó a pelear con el primero exigiendo que le debían pasar a él la herencia del niño si querían que lo educara, y entonces el joven Sabas, amigo de la paz, se fue a un monasterio.

Después los dos tíos se arrepintieron de lo mal que lo habían tratado y lo llamaron otra vez a que administrara sus cuantiosos bienes, pero él ya estaba hastiado del mundo y no quiso volver a él.

Después de pasar varios años como monje muy ejemplar en su tierra, dispuso irse a Jerusalén para aprender la santidad con los monjes de ese país. Y allí a varios kilómetros de Jerusalén se hizo una celda, cerca de los otros monjes anacoretas y se dedicó a una vida de oración y penitencia. Como era el más joven y forzudo de los monjes, acarreaba el agua desde bastantes cuadras de distancia, conseguía la lecha y trabajaba diez horas al día, haciendo canastos para vender y con eso conseguir los alimentos para los más ancianos y débiles. Había días en que tejía diez canastos.

El más estricto y santo de los monjes de los alrededores, San Eutimio, lo invitó a irse a pasar los 40 días de la cuaresma en el desierto donde ayunó Jesús, y a dedicarse allí a ayunar ellos también. Sabas empezó con gran fervor, pero a los pocos días cayó desvanecido de tanta sed, a cause del intenso calor. San Eutimio oró con fe, y apareció por allí cerca un nacedero de agua y así logró no morir de deshidratación. Después de muerto San Eutimio, repitió Sabas muchas veces en su vida, la práctica de pasar los 40 días anteriores a la Semana Santa, ayunando en el desierto donde ayunó Jesús. Es terrible penitencia que sólo resisten quienes tienen una gran resistencia física.

Sabas pasó cuatro años seguidos en el desierto sin hablar con nadie. Pero luego empezaron a llegar monjes a pedirle que los dirigiera hacia la santidad y tuvo que dedicarse a ayudarles a conseguir la perfección. Llegó a tener 150 monjes cerca del Mar Muerto. Como por allí faltaba el agua, un día el santo vio a un asno hocear en el suelo, y mandó excavar en ese sitio y apareció una fuente de agua que dio de beber a muchas gentes por bastantes siglos.

Cuando tenía 50 años fue ordenado sacerdote por el Arzobispo de Jerusalén, y nombrado jefe de todos los monjes de Tierra Santa. Con la herencia que le dejaron sus padres construyó dos hospitales. Por tres veces fue enviado a Constantinopla, residencia del emperador, a obtener que este no apoyara a los herejes y que favoreciera la Tierra Santa. La primera vez como iba vestido tan pobremente, los guardias del palacio dejaron entrar a los demás enviados menos a él. Pero cuando leyó la carta del Arzobispo de Jerusalén en la cual le recomendaba a Sabas como el más santo de los monjes, el emperador preguntó por él y tuvieron que irse a buscarlo. Lo encontraron en un rincón, dedicado a la oración.

El emperador ofreció a los visitantes que pidieran los regalos que quisieran. Cada uno pidió para sí mismo lo que quiso, pero Sabas dijo que él no deseaba nada para su uso personal, pero que lo que pedía era que el emperador no ayudara a los herejes y que concediera varias ayudas que estaban necesitando mucho en Palestina, y que pusiera un puesto de policía cerca de donde estaban los monjes para que los defendieran de los asaltadores.

Todo esto se lo concedió el mandatario. San Sabas llegó a dirigir personalmente a muchísimos monjes y entre sus dirigidos hay cinco santos canonizados. Por ej. San Juan Damasceno y San Teodoro.

A los noventa y cuatro años de edad, siendo famoso en todo Oriente, y habiendo gastado gran parte de su vida en oración, meditación y dirección espiritual, murió el 5 de diciembre del año 532. Su monasterio, cerca del Mar Muerto, es uno de los tres monasterios más antiguos que existen en el mundo. La fuente que hizo brotar, todavía surte de agua a los alrededores, y las palmeras hijas de las que él mismo sembró, aún siguen alimentando con sus dátiles a los monjes que allí viven santamente.

Gloria a Dios por los grandes santos que le ha dado a su santa Iglesia.



04 diciembre, 2011

Segundo Domingo de Adviento



Segundo Domingo de Adviento

Juan el Precursor

« Pueblo de Sión: mira al Señor que viene a salvar a los pueblos. El Señor hará oír su voz gloriosa en la alegría de vuestro corazón. »
(Antífona de Entrada, Is, 30, 19.30)

« Señor todopoderoso, rico en misericordia, cuando salimos animosos al encuentro de tu Hijo, no permitas que lo impidan los afanes de este mundo; guíanos hasta él con sabiduría divina para que podamos participar plenamente del esplendor de su gloria. Por nuestro Señor . » (Oración Colecta)

Comienzo de la Celebración en torno a la Corona de Adviento

Guía:

En el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos:
Amén.

Guía:

Ven Espíritu Santo,

Todos:
llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

Guía:

Envía tu Espíritu creador.

Todos:

Y renovarás la faz de la tierra.

Guía:

¡Oh Dios, que has iluminado los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo!, haznos dóciles a sus inspiraciones para gustar siempre del bien y gozar de sus consuelos. Por Jesucristo Nuestro Señor.

Todos:

Amén.

Bienvenida

Guía:

Una vez más nos reunimos, atentos al anuncio de la llegada de Dios nuestro Señor. Se acerca la gran fiesta de Navidad, la fiesta del Nacimiento de nuestro Señor Jesucristo en Belén y en cada uno de nuestros corazones. Preparémonos a recibir a nuestro salvador reuniéndonos en torno a esta corona.

(Se enciende la segunda vela)

Palabra de Dios

Guía:

Escuchemos la palabra de Dios.
Lectura del Santo Evangelio según San Marcos
(Mc 1, 1-8)

Allanad los senderos del Señor

« Comienza el Evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. »

« Está escrito en el Profeta Isaías: ‘ Yo envío mi mensajero delante de ti para que te prepare el camino. Una voz grita en el desierto: Preparadle el camino al señor, allanad sus senderos‘ . Juan bautizaba en el desierto: predicaba que se convirtieran y se bautizaran, para que se les perdonasen los pecados. Acudía la gente de Judea y de Jerusalén, confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán. Juan iba vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre. Y proclamaba: ‘Detrás de mí viene el que puede más que yo, y yo no merezco agacharme para desatarle las sandalias. Yo os he bautizado con agua, pero él os bautizará con Espíritu Santo‘. »

Lector:
Palabra de Dios.

Todos:
«Credo».

Reflexión

Guía:

La venida de Cristo exige una continua conversión. El tiempo del Adviento, es una llamada a la conversión para preparar los caminos del Señor y acoger al Señor que viene. El Señor ya no quiere nacer en una cueva, el Señor quiere nacer, ahora, en cada uno de los corazones de los hombres.

Diálogo

(Después de unos momentos de silencio, el guía debe motivar que los participantes hagan comentarios sobre el texto bíblico. Para terminar este diálogo se invita a los presentes a hacer un compromiso.)
Compromiso

Guía:

Pongámonos en presencia de Dios y meditemos:

En el contacto con Dios, a través de la oración nos damos cuenta de lo que aún tenemos que cambiar. La conversión es un proceso de todos los días, y tiene sólo un límite: el ser perfectos como nuestro Padre celestial es perfecto.

(Reflexión en silencio)

Despedida

Guía:

Señor, gracias por reunirnos una vez más en torno a esta corona. Ayúdanos a vivir intensamente este Adviento y prepararnos para recibirte. Por Cristo Nuestro Señor.

Todos:
Amén.

Guía:

En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.

Todos:
Amén.
(Se puede continuar la celebración con villancicos y juegos)


03 diciembre, 2011

San Francisco Javier


Oh, San Francisco Javier, vos, sois
el hijo del Dios de la vida, y con
justicia llamado “El gigante de la
historia de las misiones”. “Señor,
tú has querido que varias naciones
llegaran al conocimiento de la
verdadera religión por medio de la
predicación de San Francisco Javier”,
reza así, una oración por vuestro
día. “si no consigo barco, iré
nadando”, dijisteis cuando ansiabais
viajar al Japón y viajasteis.“¿De
qué le sirve a un hombre ganar el
mundo entero, si se pierde a sí
mismo?”, os repetia el gran San
Ignacio, y ello, os libero de vuestra
mundanidad, y os encaminasteis hacia
la vida espiritual. Recorristeis
la India, Indostán, Japón y otras
naciones, a pie, solamente con el
libro de oraciones, como único equipaje,
enseñando, atendiendo enfermos,
obrando curaciones admirables,
bautizando gentes por centenares y
millares, aprendiendo idiomas extraños,
parecía no sentir cansancio.
“Basta Señor: si me mandas tantos
consuelos me vas a hacer morir de
amor”, decíais con mucho amor y humildad
“hágase amar y así logrará influir
en ellos. Si emplea la amabilidad y el
buen trato verá que consigue efectos
admirables”, recomendabais a vuestros
amigos y, así era. Popularizasteis,
la costumbre de confesarse y comulgar.
Os asemejabais, a la vida pobre de
las gentes que os escuchaban. Comíais
sólo arroz, y bebiais sólo agua. Dormiais
en una pobre choza, en el suelo. os
ganabais la simpatía de los niños y
a ellos os enseñabais historias bíblicas.
“En medio de todas estas penalidades
e incomodidades, siento una alegría
tan grande y un gozo tan intenso que
los consuelos recibidos no me dejan
sentir el efecto de las duras condiciones
materiales y de la guerra que me hacen
los enemigos de la religión”, escribisteis.
Voló, vuestra alma al cielo, para recibir
premio justo: ser coronado de luz;
“Patrono de los Misioneros del mundo”;
oh, San Francisco Javier, fe y luz.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_______________________________

3 de Diciembre
San Francisco Javier
Misionero
Año 1552

Francisco Javier: maravilloso misionero; pídele a Dios que conceda un espíritu como el tuyo a todos los misioneros del mundo. Piensa en el final de tu vida y evitarás muchos pecados (S. Biblia Ecl. 7, 36).

El Papa Pío X nombró a San Francisco Javier como Patrono de todos los misioneros porque fue si duda uno de los misioneros más grandes que han existido. Ha sido llamado: “El gigante de la historia de las misiones”. La oración del día de su fiesta dice así: “Señor, tú has querido que varias naciones llegaran al conocimiento de la verdadera religión por medio de la predicación de San Francisco Javier…”. Esto es un gran elogio.
Empezó a ser misionero a los 35 años y murió de sólo 46. En once años recorrió la India (país inmenso), el Japón y varios países más. Su deseo de ir a Japón era tan grande que exclamaba: “si no consigo barco, iré nadando”. Fue un verdadero héroe misional.

Francisco nació cerca de Pamplona (España) en el castillo de Javier, en el año 1506. Era de familia que había sido rica, pero que a causa de las guerras había venido a menos. Desde muy joven tenía grandes deseos de sobresalir y de triunfar en la vida, y era despierto y de excelentes cualidades para los estudios. Dios lo hará sobresalir pero en santidad.

Fue enviado a estudiar a la Universidad de París, y allá se encontró con San Ignacio de Loyola, el cual se le hizo muy amigo y empezó a repetirle la famosa frase de Jesucristo: “¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?” Este pensamiento lo fue liberando de sus ambiciones mundanas y de sus deseos de orgullo y vanidad, y lo fue encaminando hacia la vida espiritual. Aquí se cumplió a la letra la frase del Libro del Eclesiástico: “Encontrar un buen amigo es como encontrarse un gran tesoro”. La amistad con San Ignacio transformó por completo a Javier.

Francisco fue uno de los siete primeros religiosos con los cuales San Ignacio fundó la Compañía de Jesús o Comunidad de Padres Jesuitas. Ordenado Sacerdote colaboró con San Ignacio y sus compañeros en enseñar catecismo y predicar en Roma y otras ciudades.

El Sumo Pontífice pidió a San Ignacio que enviara algunos jesuitas a misionar en la India. Fueron destinados otros dos, pero la enfermedad les impidió marchar, y entonces el santo le pidió a Javier que se quisiera embarcar para tan remotas tierras. Él obedeció inmediatamente y emprendió el larguísimo viaje por el mar. En el barco aprovechó esas interminables semanas, para catequizar lo más posible a los marineros y viajeros. Con San Javier empezaron las misiones de los jesuitas.

Son impresionantes las distancias que Francisco Javier recorrió en la India, Indostán, Japón y otras naciones. A pie, solamente con el libro de oraciones, como único equipaje, enseñando, atendiendo enfermos, obrando curaciones admirables, bautizando gentes por centenares y millares, aprendiendo idiomas extraños, parecía no sentir cansancio.

Por las noches, después de pasar todo el día evangelizando y atendiendo a cuanta persona le pedía su ayuda, llegaba junto al altar y de rodillas encomendaba a Dios la salvación de esas almas que le había encomendado. Si el sueño lo rendía, se acostaba un rato en el suelo junto al sagrario, y después de dormir unas horas, seguía su oración. De vez en cuando exclamaba: “Basta Señor: si me mandas tantos consuelos me vas a hacer morir de amor”. Con razón su palabra tenía efectos fulminantes para convertir. Era que llegaba precedida de muchas oraciones y acompañada de costosos sacrificios. Algunas noches no era capaz de levantar su mano derecha. Tan cansada estaba de tanto bautizar a los que se habían convertido con sus predicaciones.

La gente lo consideraba un verdadero santo y le llevaban sus enfermos para que los bendijera. Cuando se conseguían curaciones milagrosas, él consideraba que esto se debía a otras causas y no a su santidad, o a su poder de intercesión,

Desde 1510 Goa era una ciudad portuguesa en la India. Y allá puso su centro de evangelización nuestro santo (en esa ciudad se conservan ahora sus restos). A los portugueses se les había olvidado que eran cristianos y lo único que les interesaba era enriquecerse y divertirse. Así que tuvo el misionero que dedicarse con todas sus fuerzas y su gran ascendiente a volver fervorosos otra vez a aquellos comerciantes sin conciencia y sin escrúpulos (él decía en una de sus cartas: “estoy aterrado de la variedad tan monstruosa de acciones que tienen estos hombres para poder robar”).

Empezó a ganarse la buena voluntad de las gentes con su gran amabilidad (a uno de sus compañeros le escribía: “hágase amar y así logrará influir en ellos. Si emplea la amabilidad y el buen trato verá que consigue efectos admirables”). Estableció clases de catecismo para niños y adultos. Popularizó la costumbre de confesarse y comulgar. Enseñaba la religión por medio de hermosos cantos que los fieles repetían con verdadero gusto.

Por 13 veces consecutivas hizo larguísimos viajes por la nación enseñando la religión cristiana a esos paganos que nunca habían oído hablar de ella. Los de las clases altas (los brahamanes) no le hicieron caso, pero los de las clases populares se convertían por montones. En cada región dejaba catequistas para que siguieran instruyendo a la gente, y de vez en cuando les enviaba a algún jesuita para enfervorizarlos. Esas gentes nunca habían oído hablar de Jesucristo ni de sus maravillosas enseñanzas.

Francisco se esmeraba por asemejarse lo más posible a la vida pobre de las gentes que le escuchaban. Comía como ellos, simplemente arroz. En vez de bebidas finas sólo tomaba agua. Dormía en una pobre choza, en el suelo. Se ganaba la simpatía de los niños y a ellos les enseñaba las bellas historias de la S. Biblia, recomendándoles que cada uno las contara en su propia casa, y así el mensaje de nuestra religión llegaba a muchos sitios.

Visitó muchas islas y en cada una de ellas enseñó la religión cristiana. Sus viajes eran penosos y sumamente duros, pero escribía: “En medio de todas estas penalidades e incomodidades, siento una alegría tan grande y un gozo tan intenso que los consuelos recibidos no me dejan sentir el efecto de las duras condiciones materiales y de la guerra que me hacen los enemigos de la religión”. Podría repetir la frase de San Pablo: “Sobreabundo en gozo en medio de mis tribulaciones”.

Dispuso irse a misionar al Japón pero resultó que allá lo despreciaban porque vestía muy pobremente (y en cambio en la India lo veneraban por vestir como los pobres del pueblo). Entonces se dio cuenta de que en Japón era necesario vestir con cierta elegancia. Se vistió de embajador (y en realidad el rey de Portugal le había conferido el título de embajador) y así con toda la pompa y elegancia, acompañado de un buen grupo de servidores muy elegantes y con hermosos regalos se presentó ante el primer mandatario. Al verlo así, lo recibieron muy bien y le dieron permiso para evangelizar. Logró convertir bastantes japoneses, y se quedó maravillado de la buena voluntad de esas gentes.

Su gran anhelo era poder misionar y convertir a la gran nación china. Pero allá estaba prohibida la entrada a los blancos de Europa. Al fin consiguió que el capitán de un barco lo llevara a la isla desierta de San Cian, a 100 kilómetros de Hong – Kong, pero allí lo dejaron abandonado, y se enfermó y consumido por la fiebre, en un rancho tan maltrecho, que el viento entraba por todas partes, murió el tres de diciembre de 1552, pronunciando el nombre de Jesús. Tenía sólo 46 años. A su entierro no asistieron sino un catequista que lo asistía, un portugués y dos negros.

Cuando más tarde quisieron llevar sus restos a Goa, encontraron su cuerpo incorrupto (y así se conserva). Francisco Javier fue declarado santo por el Sumo Pontífice en 1622 (junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Felipe y San Isidro).



02 diciembre, 2011

Santa Bárbara


Oh, Santa Bárbara, vos, sois
la hija del Dios de la vida y,
la mujer aquella, que el martirio
preferisteis porque, nunca os
pasó por el corazón, renunciar
a la eternidad de la vida, y
mucho menos, pasar vuestra vida
al lado de algún pagano e impío.
Por ello, aceptasteis la muerte
y viajar procelosa, hacia eterna
luz. Quizás por ello, y cuando
las tormentas cargadas de rayos
y truenos, asolan la faz de la
tierra, oraciones elavadas a vos,
con fe inmensa, bastan para que,
ellas cesen. Hoy, con justicia
divina, lucís corona de luz,
que ganasteis en esta tierra;
oh, Santa Bárbara; "trinitaria".


© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_______________________________

2 de Diciembre
Santa Bárbara
Mártir
Siglo III

Una antigua tradición escrita en griego en el siglo VII cuenta lo siguiente acerca de Santa Bárbara: Era hija de un tipo de tremendo mal genio llamado Dióscoro. Como ella no quería creer en los ídolos paganos de su padre, éste la encerró en un castillo, al cual le había mandado colocar dos ventanas. La santa mandó a los obreros a que añadieran una tercera ventana para acordarse de las Tres Divinas personas de la Santísima Trinidad. Pero esto enfureció más a su incrédulo papá.

El furioso Dióscoro, como su hija no aceptaba casarse con ningún pagano o no creyente, permitió que la martirizaran cortándole la cabeza con una espada, los enemigos de la religión. Por eso la pintan con una espada, y con una palma (señal de que obtuvo la palma del martirio) y con una corona porque se ganó el reino de los cielos.

Y dice la antigua tradición que cuando Dióscoro bajaba del monte donde habían matado a su hija, le cayó un rayo y lo mató. Por eso a santa Bárbara le reza la gente para verse libre de los rayos de las tormentas.

Dicen que junto a ella fue martirizada su amiga Juliana, y que en su sepulcro se obraron muchos milagros.

También añade la antigua tradición que lo último que santa Bárbara pidió a Dios fue que bendijera y ayudara a todos los que recordaran su martirio.


01 diciembre, 2011

San Eloy


Oh, San Eloy, sois vos, el hijo del
Dios de la vida, y maravilloso
orfebre, que, en vuestras manos,
el oro y la plata, papel parecían.
Cálices, tronos y relicarios para
guardar las reliquias de San Martín,
San Dionisio, San Quintín, Santa
Genoveva y San Germán. Ayudabais
a cuanto esclavo pudisteis y su
libertad conseguisteis. A rezar y
meditar os dedicabais y, fundasteis
monasterios para hombres y mujeres.
A vuestros religiosos el arte de la
orfebrería enseñabais y predicabais
constantemente, donde quiera que
podías y el día de Pascua, bautizabais
a centenares de paganos. Guerra
declarasteis a la lectura de naipes,
la superstición, el creer en maleficios,
las sales, la lectura de naipes y de
manos. Recomendabais dedicarse
a la oración, asistir a la Santa Misa y
comulgar. Hacer a diario la señal de
la cruz, rezar frecuentemente el Credo
y el Padrenuestro y tener mucha devoción
a los santos. Reyes y cortes de vos saben.
sabio, inteligente y humilde. ¿Dónde
estaréis ahora?: ¡en el cielo!, -como sabéis-
coronado de luz, como justo premio,
“Patrono de orfebres y joyeros” del orbe;
oh San Eloy; “el elegido y preferido”.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

________________________________

1 de Diciembre
San Eloy
Orfebre
Año 660

Eloy (o Eligio, que es lo mismo) significa: “el elegido, el preferido”. San Eloy fue el más famoso orfebre de Francia en el siglo VII (orfebre es el que labra objetos de plata u oro). Dios le concedió desde muy pequeño unas grandes cualidades para trabajar con mucho arte el oro y la plata. Nació en el año 588 en Limoges (Francia). Su padre, que era también un artista en trabajar metales, se dio cuenta de que el niño tenía capacidades excepcionales para el arte y lo puso a aprenderlo bajo la dirección de Abon, que era el encargado de fabricar las monedas en Limoges.

Cuando ya aprendió bien el arte de la orfebrería se fue a París y se hizo amigo del tesorero del rey. Clotario II le encomendó a Eloy que le fabricara un trono adornado con oro y piedras preciosas. Pero con el material recibido el joven artista hizo dos hermosos tronos. El rey quedó admirado de la honradez, de la inteligencia, la habilidad y las otras cualidades de Eloy y lo nombró jefe de la casa de moneda (todavía se conservan monedas de ese tiempo que llevan su nombre).

Nuestro santo fabricó también los preciosos relicarios en los cuales se guardaron las reliquias de San Martín, San Dionisio, San Quintín, Santa Genoveva y San Germán. La habilidad del artista y su amistad con el monarca hicieron de él un personaje muy conocido en su siglo.

Eloy se propuso no dejarse llevar por las costumbres materialistas y mundanas de la corte. Y así, aunque vestía muy bien, como alto empleado, sin embargo era muy mortificado en el mirar, comer y hablar. Y era tan generoso con los necesitados que cuando alguien preguntaba: “¿Dónde vive Eloy?”, le respondían: “siga por esta calle, y donde vea una casa rodeada por una muchedumbre de pobres, ahí vive Eloy”.

Un día Clotario le pidió a nuestro santo que como todos los demás empleados jurara fidelidad al rey. Él se negaba porque había leído que Cristo recomendaba: “No juren por nada”. Y además tenía miedo de que de pronto al monarca se le antojara mandarle cosas que fueran contra su conciencia. Al principio el rey se disgustó, pero luego se dio cuenta de que un hombre que tenía una conciencia tan delicada no necesitaba hacer juramentos para portarse bien.

Eloy se propuso ayudar a cuanto esclavo pudiera. Y con el dinero que conseguía pagaba para que les concedieran libertad. Varios de ellos permanecieron ayudándole a él durante toda su vida porque los trataba como un bondadoso padre.

Al santo le llamaba mucho la atención alejarse del gentío a dedicarse a rezar y meditar. Y entonces el nuevo rey Dagoberto le regaló un terreno en Limousin, donde fundó un monasterio de hombres. Luego el rey le regaló un terreno en París y allá fundó un monasterio para mujeres. Y a sus religiosos les enseñaba el arte de la orfebrería y varios de ellos llegaron a ser muy buenos artistas. Al cercar el terreno que el rey le había regalado en París, se apropió de unos metros más de los concedidos, y al darse cuenta fue donde el monarca a pedirle perdón por ello. El rey exclamó: “Otros me roban kilómetros de terreno y no se les da nada. En cambio este bueno hombre viene a pedirme perdón por unos pocos metros que se le fueron de más”. Con esto adquirió tan grande aprecio por él que lo nombró embajador para tratar de obtener la paz ante un gobierno vecino que le quería hacer la guerra.

Por sus grandes virtudes fue elegido obispo de Rouen, y se dedicó con todas sus energías a obtener que las gentes de su región se convirtieran al cristianismo, porque en su mayoría eran paganas. Predicaba constantemente donde quiera que podía. Al principio aquellos bárbaros se burlaban de él, pero su bondad y su santidad los fueron ganando y se fueron convirtiendo. Cada año el día de Pascua bautizaba centenares de ellos. Se conservan 15 sermones suyos, y en ellos ataca fuertemente a la superstición, a la creencia en maleficios, sales, lectura de naipes o de las manos, y recomienda fuertemente dedicar bastante tiempo a la oración, asistir a la Santa Misa y comulgar; hacer cada día la señal de la cruz, rezar frecuentemente el Credo y el Padrenuestro y tener mucha devoción a los santos. Insistía muchísimo en la santificación de las fiestas, en asistir a misa cada domingo y en descansar siempre en el día del Señor. Prohibía trabajar más de dos horas los domingos.

Cuando ya llevaba 19 años gobernando a su diócesis, supo por revelación que se le acercaba la hora de su muerte y comunicó la noticia a su clero. Poco después le llegó una gran fiebre. Convocó a todo el personal que trabajaba en su casa de obispo y se despidió de ellos dándoles las gracias y prometiéndoles orar por cada uno. Todos lloraban fuertemente y esto lo conmovió a él también. Y el 1º. de diciembre del año 660 murió con la tranquilidad de quien ha dedicado su vida a hacer el bien y a amar a Dios.



30 noviembre, 2011

San Andrés Apóstol


Oh, San Andrés, Apóstol; vos, sois
el hijo del Dios de la vida y el primero
en encontrar a Jesús, y convertiros
en su primer discípulo, junto con San
Juan el evangelista y ambos, de Juan
Bautista, discípulos. Éste, viendo a
Jesús, ver pasar dijo: “He ahí el cordero
de Dios” y vos, os emocionasteis, y
con Él, marchasteis. Mas tarde, a
Simón, vuestro hermano os lo dijisteis,
diciéndole: “Hemos encontrado al
Salvador del mundo”, y también, se
fue él, con Jesús. Y, vos, el propiciador
del milagro de los cinco panes, visteis
los milagros de Jesús y escuchasteis
sus sermones todos. El Espíritu Santo,
en Pentecostés recibisteis, hecho lenguas
de fuego. Y, desde aquél día, os dedicasteis
a predicar la Buena Nueva, por las
ciudades y los campos y los montes de
vuestro tiempo, con valentía, milagros y
prodigios obrando, hasta agotaros y
entregar vuestra vida, en una muerte
en cruz, en forma de “x”. “Yo te venero
oh cruz santa que me recuerdas la cruz
donde murió mi Divino Maestro. Mucho
había deseado imitarlo a Él en este
martirio. Dichosa hora en que tú al
recibirme en tus brazos, me llevarán
junto a mi Maestro en el cielo”. Y, así,
fue, Cristo mismo os recibió y ciñó
sobre vos, corona de gloria y eternidad;
Oh, San Andrés, Apóstol, “luz y fe”.

© 2011 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_______________________________

30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »

San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.

Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba’”.

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.