11 mayo, 2012

Santa Estela



Oh, Santa Estela, vos, sois la hija
del Dios de la vida,  y su Santa
Virgen y Mártir, y que a Eutropio
gracias, conocisteis las bondades
de cristiano ser. Vos, muy a pesar
de vuestro padre, os abrazasteis a
la Cruz de Cristo, y, claro como
sabéis bien, nunca nada de lo que
hicisteis vos, en vano fue. Y aunque
con el corazón partido, vuestro
padre, os entregó, nunca, para que
os castigaran, sino, para que la
ley de entonces se cumpliese y
obrara como quisiese sobre vos.
Y, luego de un suplicio, donde vos,
os negasteis hasta el fin a renunciar
a vuestro amor a Cristo Jesús, Dios
y Señor Nuestro, vuestra terrena
vida, os arrancaron. Pero, vuestra
alma, hacia las estrellas voló, conforme
el significado de vuestro nombre,
para coronada ser, de luz y gloria;
oh, Santa Estela, “estrella de Dios”.

© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de Mayo
Santa Estela o Estrella 
Virgen y Mártir
Mártir

Etimológicamente: Estela = Aquella que brilla como una estrella, es de origen latino. Esta chica, de tan bonito nombre, fue una virgen del siglo III. En este tiempo había un obispo llamado Eutropio. Tenía un gancho muy grande con la juventud. Realmente la entendía a la perfección. Empleaba noche y día en trabajar apostólicamente con los cristianos.

Durante este tiempo estaba en Charente, Francia, Era el primer obispo que tenía una ciudad que vivía todavía sumida, en su mayoría, en el paganismo.

Le cupo la gloria de que una de las primeras conversiones que se obraron con su pastoral, fue la de la joven Estela o Estrella.

Tenía una fuerte personalidad. El padre le había insistido una y mil veces que no se metiera en las cosas cristianas. Le parecía absurdo y raro para la gente con la que se codeaba.
Todos sus esfuerzos fueron inútiles para lograr que dejara el cristianismo.

El padre estaba en un aprieto. Tenía que obedecer las órdenes imperiales, so pena de que lo mataran.
Entonces, con todo el dolor de su alma, entregó a su hija a las autoridades para que hicieran con ella lo que mandaba la ley. Estas autoridades, como era natural, la enviaron a la muerte.

En Francia, los poetas Mistral y los de la lengua D´Oc la eligieron como patrona de la Escuela Literaria de los Felibres, Era el año 1854.

10 mayo, 2012

San Juan de Avila


Oh, San Juan de Ávila, vos,
sois el hijo del Dios de la
vida, aquél, que, "Misionero
y de almas Director", sobre
vos, quiso Dios Altísimo,
daros sublime misión: guía
ser de hombres y mujeres
santos,-como que lo fuisteis-
y que, desde el sermón y la
palabra, multitudes quedaron
cautivadas con la fuerza de
vuestro corazón, que, en caro
amor y esperanza, desbrozabais
ante aquellos, que, hasta ayer
impíos y herejes eran, y todos
convertidos, sus rodillas en
loza por horas puestas, al cielo
clamaban de alegría y que,
en mano vos, el Crucifijo les
acercabais junto al tierno
amor de Madre María Santa.
Y, así fue, hasta el día aquél,

en que agonizante respondisteis:
en que, invitado fuisteis por
Dios Padre, al cielo anhelado.
Entre manos, el Crucifijo que
tanto amabais. Sólo dijisteis:
“Jesús y Maria” “Jesús y Maria”
y os marchasteis de este mundo,
para coronado, con justicia de

estrellas y de gloria eterna ser,
“de los sacerdotes españoles Patrono”.
oh, San Juan de Ávila; luz de Dios.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de mayo
San Juan de Avila
Misionero y Director de Almas
(1569)

Juan significa: “Dios es misericordioso”. San Juan de Avila tuvo el privilegio de ser amigo y consejero de seis santos: San Ignacio de Loyola, Santa Teresa, San Juan de Dios, San Francisco de Borja, San Pedro de Alcántara y Fray Luis de Granada. Dicen que él es la figura más importante del clero secular español del siglo 16.

Nació en el año 1500. De una familia muy rica, al morir sus padres repartió todos sus bienes entre los pobres y después de tres años de oración y meditación se decidió por el sacerdocio. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá y allá hizo amistad con el Padre Guerrero que fue después arzobispo de Granada y su amigo de toda la vida.

Desde el principio de su sacerdocio demostró una elocuencia extraodinaria. El pueblo acudía en gran número a escuchar sus sermones donde quiera que él iba a predicar. Cada predicación la preparaba con cuatro o más horas de oración de rodillas. A veces pasaba la noche entera ante un crucifijo o ante el Santísimo Sacramento encomendando la predicación que iba a hacer después a la gente. Y los resultados eran formidables. Los pecadores se convertían a montones. A sus discípulos les decía: “Las almas se ganan con las rodillas”. A uno que le preguntaba como hacer para lograr convertir a alguna persona en cada sermón, le dijo: “¿Y es que Ud. espera convertir en cada sermón a alguna persona?”. “No, ¡eso no!”, respondió el otro. “Pues por eso es que no los convierte”, le dijo el santo, “porque para poder obtener conversiones hay que tener fe en que sí se conseguirán conversiones. ¡La fe mueve montañas!.”

A otro que le preguntaba cuál era la principal cualidad para poder llegar a ser un buen predicador, le respondió: “La principal cualidad es: ¡amar mucho a Dios!”. Pidió viajar de misionero a América del sur, pero su amigo el Arzobispo de Granada le dijo: “Aquí en España también hay muchos a quienes misionar y evangelizar. ¡Quédese predicando entre nosotros!”. Le obedeció y se dedicó a predicar por Andalucía, por todo el sur de España. Y las conversiones que conseguía eran asombrosas. Su predicación era fuerte. No prometía vida en paz a quienes querían vivir en paz con sus pecados, pero animaba enormemente a todos los que deseaban salir de su anterior vida de pecado. Un gran número de sacerdotes le seguía para ayudarle a confesar y colaborarle en la catequesis de los niños y en la administración de los sacramentos. Ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos acudían con gusto a escucharle.

Dios le concedió a San Juan de Avila la cualidad especialísima de ejercer un gran ascendiente sobre los sacerdotes. Por eso el Sumo Pontífice lo ha nombrado “Patrono de los sacerdotes españoles”. Bastaba con que lo vieran celebrar misa o le oyeran un sermón para que los sacerdotes quedaran muy agradablemente impresionados de su modo de obrar y predicar. Y después en sus sermones, ellos estaban allá entre el público oyéndole con gran atención. El sabio escritor Fray Luis de Granada se colocaba cerca de él, lápiz en mano, e iba escribiendo sus sermones. De cada sermón del santo, sacaba el material para predicar luego diez sermones. Los sacerdotes decían que el Padre Juan de Avila predicaba como si estuviera oyendo al mismo Dios.

Fue reuniendo grupos de sacerdotes y por medio de hacerles meditar en la Pasión de Jesucristo y en la Eucaristía y de rezar y recibir los sacramentos, los iba enfervorizando y después los enviaba a predicar. Y los frutos que conseguía eran inmenoss. Unos 30 de esos sacerdotes se hicieron después Jesuitas. Otros colaboraron con la reforma que San Juan de la Cruz y Santa Teresa hicieron de los padres Carmelitas y muchos más llenaron de buenas obras las parroquias con su gran fervor.

Un día en Granada, mientras San Juan de Avila pronunciaba un gran sermón, de pronto se oyó en el templo un grito fortísimo. Era San Juan de Dios que había sido antes militar y comerciante y que ahora se convertía y empezaba una vida de santidad admirable. En adelante San Juan de Dios tendrá siempre como consejero al Padre Juan de Avila, a quien atribuirá su conversión.

Los enemigos y envidiosos lo acusaron de que su predicación era demasiado miedosa y de que se proponía hacer que las gentes fueran demasiado espirituales. Y el santo fue llevado a la cárcel y allí estuvo de 1532 a 1533. Aprovechó su prisión para meditar más y crecer en santidad. Cuando se le reconoció su inocencia y fue sacado de la prisión el pueblo lo ovacionó como a un héroe.

A muchas personas les dio dirección espiritual por medio de cartas. Después reunió una colección de esas cartas y las publicó con el título de “Oye hija” y fue un libro muy afamado y que hizo gran bien a los lectores.

Su devoción a la Virgen era tan grande que lo hacía exclamar: “Más preferiría vivir sin piel, que vivir sin devoción a la Virgen María”. Fundó más de diez colegios y ayudaba mucho a las universidades católicas. Su autoridad y su ascendiente eran muy grandes en todas partes.

Sus últimos 17 años fueron de enormes sufrimientos por su salud que era muy deficiente. En él se cumplía aquello que dijo Jesús: “Mi Padre, al árbol que más quiere, más lo poda, para que produzca mayor fruto”. Pero aunque sus padecimientos eran muy intensos, no por eso dejaba de recorrer ciudades y pueblos predicando, confesando, dando dirección espiritual y edificando a todos con su vida de gran santidad. Tres temas le llamaban mucho la atención para predicar: la Eucaristía, el Espíritu Santo y la Virgen María.

Una de sus cualidades más admirables era su gran humildad. A pesar de sus brillantes éxitos apostólicos, siempre se creía un pobre y miserable pecador. Cuando estaba agonizante vio que un sacerdote lo trataba con muy grande veneración y le dijo: “Padre, tráteme como a un miserable pecador, porque eso es lo que he sido y nada más”.

Cuando en su última enfermedad los dolores arreciaban, apretaba el crucifijo entre sus manos y exclamaba: “Dios mío, si sí te parece bien que suceda, está bien, ¡está muy bien!”. El 10 de mayo del año 1569, diciendo “Jesús y María” murió santamente. Fue beatificado en 1894 y el Papa Pablo VI lo declaró santo en 1970.

Petición

San Juan de Avila: tú que con tus sermones lograste tantas conversiones de pecadores, alcánzanos del Señor Dios, que también nosotros nos convirtamos.

 
 

09 mayo, 2012

San Pacomio



Oh, San Pacomio, vos, sois
el hijo del Dios de la vida
y su amado Abad, que, con
vuestra vida de ermitaño, y
vuestras mortificaciones de
abstinencia, ayuno y vigilia
en práctica pusisteis el vivo
Evangelio de Jesús. Educasteis
a vuestros monjes a la vida
en común, en vuestra “koinonía”,
en réplica a vida de los santos
apóstoles en Jerusalén. Vuestra
vida, ascética os hizo entregaros
a la gente de vuestro tiempo,
y las arenas quemantes y frías
del desierto, saben que vos,
una voz misteriosa escuchasteis,
que os invitó a estableceros
en aquél lugar. Vos dejasteis
vuestra huella esparcida en el
desierto. Y, do quiera que vuestra
tumba esté, Dios os premió, con
justicia, con corona eterna de luz;
oh, San Pacomio, “santo de Dios”.


© 2012 Luis Ernesto Chacon Delgado
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9 de Mayo
San Pacomio
Abad


La extraordinaria vida de los ermitaños, con sus mortificaciones a veces exageradas y con aquella especie de encarnizamiento en sobrecargarse de abstinencias, ayunos, vigilias, era verdaderamente la traducción práctica del Evangelio. Su soledad podía de hecho tapar el engaño de sus extravagancias y de su orgullo.

Para eliminar este peligro un monje egipcio del siglo IV, San Pacomio, tuvo la idea de una nueva forma de monaquismo: el cenobitismo, o la vida en común, donde la disciplina y la autoridad reemplazaba la anarquía de los anacoretas.

Educó a sus monjes a la vida en común, constituyendo, poco lejos de las riberas del Nilo, la primera “koinonía”, una comunidad cristiana, a imitación de la fundada por los apóstoles en Jerusalén, basada en la comunión en la oración, en el trabajo y en el alimento y concretada en el servicio recíproco. El documento fundamental que regulaba esta vida era la Sagrada Escritura, que el monje aprendía de memoria y recitaba en voz baja durante el trabajo manual. Esta era también la forma principal de oración: un contacto con Dios mediante el sacramento de la Palabra.

San Pacomio nació en el Alto Egipto el año 287, de padres paganos. Enrolado a la fuerza en el ejército Imperial a la edad de 20 años, acabó en prisión en Tebas con todos los reclutas. Protegidos por la oscuridad, por la noche los cristianos les llevaban un poco de alimento. El gesto de los desconocidos conmovió a Pacomio, quien preguntó quién los incitaría a traer esto. “El Dios de los cielos” fue la respuesta de los cristianos. Aquella noche Pacomio rezó al Dios de los cristianos que lo liberara de las cadenas, prometiéndole a cambio dedicar su propia vida a su servicio.

Tan pronto recobró su libertad cumplió el voto uniéndose a una comunidad cristiana de una aldea del sur, la actual Kasr-es-Sayad en donde tuvo instrucción necesaria para recibir el bautismo.

Por algún tiempo llevó una vida de asceta entregándose al servicio de la gente del lugar, después se puso por siete años bajo la guía de un monje anciano, Palamone. Durante un paréntesis de soledad en el desierto una voz misteriosa lo invitó a establecer su residencia en aquel lugar, al cual después habrían llegado numerosos discípulos. A la muerte de Pacomio, los monasterios masculinos eran nueve, más uno femenino.

Del santo se desconoce el lugar de la sepultura, pues en su lecho de muerte dijo al discípulo Teodoro que escondiera sus restos para evitar que sobre su tumba edificaran una iglesia, a imitación de los “martyrion” o capillas construidas en las tumbas de los mártires.

08 mayo, 2012

San Job

Oh, San Job, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su más
admirable siervo, que, puesto
a prueba por Él, nunca dejasteis
de amarlo y cada vez más y más,
a pesar de que vos, mas dolor
en vuestra alma y cuerpo recibíais
Vuestra paciencia, os ha encumbrado,
por siempre, como eterno paradigma
de paciencia. Y, como erais de
sencillez grande y hombre recto,
jamás dejasteis de temer a Dios
y os declarasteis enemigo abierto
del mal. Hijos e hijas, cuantiosa
fortuna en animales y servidumbre,
hicieron de vos, el hombre más rico
de vuestro tiempo. Y, entonces,
permitió Dios, que el Demonio
a vos os sometiera, a crueles
pruebas, sin quitaros la vida.
Así, vuestros rebaños perdisteis
por el robo y el fuego. Vuestra
casa, reducida a escombros quedó
matando a todos vuestros hijos. Y,
vuestro cuerpo, cubierto fue de
úlceras y arrojado fuisteis a un
basural. “Desnudo salí del vientre
de mi madre, desnudo volveré  a
la tierra. El Señor me lo dio todo
y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el
nombre del Señor!”, decíais vos.
Y, sí, bendito sea su Santo Nombre,
porque Él, es el dueño de la vida.
Y, el mismo, os premió con corona
de luz y gloria, como gozáis vos;   
oh, San Job, "rey de la paciencia". 

© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado 
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8 de Mayo
San Job

Personaje bíblico admirable por su paciencia. Vivía en Arabia hacia el siglo XIV a.C. Hombre sencillo y recto, temeroso de Dios y enemigo del mal, habitaba la tierra de Hus. Tenía 7 hijos y 3 hijas y una gran fortuna en animales y servidumbre. Era el hombre más rico de la comarca.

El relato bíblico dice que Dios permitió que el Demonio sometiera a Job a las más rudas pruebas: hacerlo sufrir toda clase de padecimientos, menos quitarle la vida. Así, Job fue perdiendo sus rebaños por el robo, el fuego y otras calamidades; su casa quedó reducida a escombros aplastando y matando a todos sus hijos, y una enfermedad cubrió su cuerpo de úlceras y lo arrojó a un basural.

En medio de tantas desgracias Job no perdió su fe en Dios y exclamaba: “Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré a la tierra El Señor me lo dio todo y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”. 

(http://aica.org/aica/santoral/Santos/san_job_10_MAY.htm)

07 mayo, 2012

Santa Flavia Domitila


Oh, Santa Flavia Domitila, vos,
sois la hija del Dios de la vida
y, además su mártir, que, acusada
fuisteis, de renegado haber, de los
dioses paganos y, preferido a
Cristo, Jesús, Dios y Señor Nuestro
Y, martirio cruel recibisteis
junto a vuestro marido. Y, vos,
desterrada a Pandataria isla, pues
vos, de alcurnia noble erais. Así,
vos, demostrasteis, con coraje y
valor, que elegir a Jesús, como
fuente de vida y, vida abundante
fue es y será por siempre la mejor
elección. Vuestro apostolado, siempre
de amor lleno, proclamó en forma
clara y abundante, la excelencia
de la virginidad sobre el matrimonio.
Vos, no solo con vuestra virtuosa
vida, os contagiasteis de vuestro
fervor por Cristo, sino que, lo
hicisteis con vuestras dos vírgenes
sirvientas, que, pronto convertidas,
vivas, terminaron quemadas, por
razón de su fe y delación de paganos.
Vuestros verdugos, os quitaron
vuestra terrena vida, pero imaginaron
jamás, que, al hacerlo os daban
otra, eterna e imaginable siquiera;
para vivir hoy, toda coronada de luz;
oh, Santa Flavia Domitila, “virgen”.


© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Mayo
Santa Flavia Domitila
Mártir


Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Domitila, mártir, que, siendo hija de la hermana del cónsul Flavio Clemente, fue acusada durante la persecución bajo el emperador Domiciano de haber renegado de los dioses paganos y, por ello, por su fe en Cristo, junto con otros muchos cristianos fue desterrada a la isla de Ponza, en el Lacio, en la que padeció un prolongado martirio (s. I/II).
Etimológicamente: Flavia = Aquella de cabellos dorados, es de origen latino.

El emperador es Vespasiano. Flavio Clemente es su sobrino, está casado con Flavia Domitila, se han hecho cristianos y es cónsul en el año 95. Tiene dos primos carnales que son Tito y Domiciano que, al no tener descendencia directa masculina, deberían dejar su puesto a uno de los hijos de Flavio Clemente según el derecho romano; poco faltó para que la Iglesia tuviera en el primer siglo un emperador cristiano, pero no sólo no fue así, sino que el emperador Domiciano desató una violenta persecución.

No distinguían muy bien por aquel entonces los que mandaban en Roma entre judíos y cristianos; los llaman simplemente paganos porque ni unos ni otros adoraban imágenes por seguir los Libros Santos. Vespasiano y Tito habían hecho la guerra y destruido la Ciudad Santa; los judíos y cristianos -que para ellos es igual- deben pagar impuestos. Como las cuentas cantan, Domiciano advierte por el monto de la recaudación el gran número de paganos que hay en el Imperio y ve que están presentes en todos los estamentos. Piensa que la depuración étnica se impone y Flavio Clemente, entre muchos, es denunciado -dice Suetonio «con acusaciones muy endebles»- y martirizado junto con su mujer o quizá ésta fuera mandada al destierro a la isla de Pandataria, como era costumbre entre los romanos para la gente noble. Así se concluyen los datos que proporciona la historia bien documentada.

Pero así como la historia ofrece unos datos seguros y fiables, la leyenda marca el paso de la historia a la ficción en la historia novelada para gusto y edificación de los cristianos cuando se habla de Flavia Domitila. Más que admitir la existencia de dos Flavias en el mismo tiempo y lugar, según los datos que se tienen, parece lo más probable y sensato aceptar la lectura en novela de la mártir Flavia Domitila, desdoblada.

Así nos encontramos con una novela de altos vuelos literarios en la que, con la base firme de la existencia de una mártir perteneciente a la más alta nobleza, se narra el destierro de Flavia, joven prometida de un joven pagano llamado Aureliano; los soldados Nereo y Aquileo, terminan por convencer a la novia para que acepte la virginidad rechazando la boda prevista. Se anota la esperada reacción violenta del joven pagano despreciado: denuncia como cristiana a la novia y la destierran a la isla de Poncia. La imaginación del autor hace intervenir al papa Clemente consagrando la virginidad de Flavia Domitila. Hay enredos entre amigos de la magia y adivinación por una parte y testigos que narran lo que pasó entre Pedro y Simón, el mago, por otra.

La protagonista que ocupa el centro del relato es un ejemplo de pulcritud y sensatez, mantiene el nervio de la historia con la valentía del seguimiento a Jesús ante la autoridad constituida, apareciendo también momentos de dudas que mantienen el suspense sobre los inciertos resultados de su elección, y ¡cómo no! su apostolado. Se desarrolla abundante doctrina para proclamar -en demasía- la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio. El guión no está exento de elementos dramáticos que mantienen la atención de los lectores y oyentes con los enredos de seducción por parte de Aureliano, que acaba dramáticamente muerto por la decepción y el rechazo. También se condenan las orgías propias del tiempo y la vanagloria de quien no tiene más perspectiva que la vida presente.

La vuelta del destierro, además de poner fin a la preciosa novela ejemplar, sirve para describir el martirio con formas adecuadas al estilo del relato: Flavia Domilitila y sus dos sirvientas neoconversas por su ejemplo y palabras -también vírgenes cristianas- acaban quemadas vivas en su propia casa de Terracina por denuncia de paganos.

06 mayo, 2012

San Evodio de Antioquía


Oh, San Evodio de Antioquía,
vos, sois el hijo del Dios
de la vida, y su Obispo amado,
y el primer Obispo, por el
mismo San Pedro, ordenado,
terminando con su vida, en
cruel y martirio glorioso. Os
atribuyen a vos, la invención
del nombre "cristiano", porque,
a Cristo Jesús, Dios y Señor
Nuestro, amabais de manera
entrañable. Y, como todos los
hombres del Señor, vuestra
vida gastasteis y la donasteis
en favor de quien os la dio:
Dios Padre Todopoderoso, que
a su vez, os premió coronándoos
de luz, gloria y eternidad;
oh, San Evodio de Antioquía.


© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Mayo
San Evodio de Antioquía
Obispo


Martirologio Romano: En Antioquía, san Evodio, el cual, como escribe san Ignacio a los Antioquenos, fue el primer Obispo, ordenado allí por el Apóstol san Pedro, y terminó la vida con glorioso martirio. († c.69)

Primer obispo de Antioquía después de San Pedro. Eusebio lo menciona así en su "Historia": "Y Evodio habiendo sido establecido como primer [obispo] de Antioquía, Ignacio floreció en este momento" (III, 22). El tiempo mencionado es el de Clemente de Roma y de Trajano, de los cuales Eusebio acaba de hablar. Harnack ha demostrado (después de descartar una teoría propia anterior) que Eusebio tenía una lista de los obispos de Antioquía, que no tenía sus fechas, y que se vio obligado a sincronizarlos aproximadamente con los Papas. Parece seguro que él tomó las tres listas episcopales de Roma, Alejandría y Antioquía de la "Cronografía", que Julio Africano publicó en 221.

La "Crónica de Eusebio" se ha perdido, pero en la traducción de San Jerónimo de la misma encontramos en tres años sucesivos las tres entradas:

que Pedro, habiendo fundado la Iglesia de Antioquía, es enviado a Roma, donde persevera como obispo durante 25 años;
que Marcos, el intérprete de Pedro, predica a Cristo en Egipto y Alejandría, y
que Evodio es ordenado primer obispo de Antioquía.

No tenemos ninguna mención de Evodio antes de la de Africano, pero ésta se ve confirmada por su contemporáneo, Orígenes, quien llama Ignacio al segundo obispo después de Pedro (Hom. IV, en Luc., III, 938A). Es curioso que la ordenación de Evodio no debiera haber sido dada en la "Cronografía" en el mismo año que la fundación de la Iglesia Antioqueña por Pedro, y Hort supone que las tres entradas deben haber pertenecido a un solo año en Eusebio; pero la evidencia no está a favor de esta simplificación. El año de la accesión de Ignacio, que es el de la muerte de Evodio, era desconocido para Eusebio, pues simplemente lo coloca en la "Crónica", junto con la muerte de Pedro y la accesión de Lino en Roma (Nerón 14-68), mientras que en la "Historia" lo menciona al comienzo del reinado de Trajano.

La fama de Ignacio causó que escritores posteriores, como San Atanasio y San Juan Crisóstomo, hablasen de él como si hubiese sido el sucesor inmediato de los Apóstoles. Jerónimo (De Vir. Ill., 16) y Sócrates (HE, VI, 8) lo llaman el "tercer" obispo después de San Pedro, pero esto es sólo porque ilógicamente incluyen a Pedro entre sus propios sucesores. Teodoreto y Pseudo-Ignacio representan a Ignacio como consagrado por Pedro. La dificultad que surgió así sobre Evodio se resolvió en las Constituciones Apostólicas que afirman que Evodio fue ordenado por Pedro e Ignacio por Pablo.

El cronógrafo bizantino, Juan Malalas (X, 252), relata que cuando Pedro iba de camino a Roma pasó por la gran ciudad de Antioquía, sucedió que Evodo (sic), el obispo y patriarca, murió y lo sucedió Ignacio; él le atribuye a Evodio la invención del nombre cristiano. Salmon no parece estar justificado en suponer que Malalas le atribuye cualquiera de esta información a Teófilo, el obispo de Antioquía del siglo II. Podemos estar seguros que Evodio es un personaje histórico, y realmente fue el predecesor de San Ignacio, pero las fechas de su ordenación y muerte son realmente inciertas. Ningún testigo anterior lo menciona como mártir.

Los griegos conmemoran juntos a “Evodo” y a Onesíforo (2 Tim. 1,16) como de los setenta discípulos y como mártires el 29 de abril, y también el 7 de septiembre. Evodio era desconocido para los martirologios occidentales, el Jeronimiano y los de Beda y Floro; pero Ado lo introdujo en el día 6 de mayo en el llamado "Martyrologium Romanum parvum" (el cual no preparó mucho antes de 860) y en su propia obra. Su fuente fue Pseudo-Ignacio, a quien cita en el “Libellus de fest. Apost." prefijado al martirologio propio. De él llegó la anotación a Usuardo y al resto, y al presente Martirologio Romano.

05 mayo, 2012

San Hilario de Arlés Obispo


Oh, San Hilario de Arlés, vos,
sois el hijo del Dios de la vida
y su Obispo santo, que, asido a
eremítica vida, designado fuisteis
a pesar vuestro, al episcopado.
Con vuestras manos trabajasteis
y, dando increíbles muestras de
humildad y pobreza, vestíais sólo
una túnica, ora en pleno abrazador
sol, ora en el crudo invierno. A
pie caminasteis y viajasteis por el
mundo vuestro, dado a la oración,
los ayunos, las vigilias, y la santa
predicación. La viva misericordia
de Dios, enseñasteis, a los pecadores
e incrédulos, y acogisteis a los
huérfanos, dándoles alimento
espiritual y material siempre. Llegó
el tiempo, como todo en esta vida
y, habiendo, con creces cumplido
con Dios, Él, mismo os llamó, para
premiaros con corona de luz, como
premio, a vuestro amor y caridad;
oh, San Hilario de Arlés, "Santo".

© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Mayo
San Hilario de Arlés
Obispo
 
Martirologio Romano: En Arlés, en la región de Provenza (Francia), san Hilarío, obispo, que, después de llevar vida eremítica en Lérins, fue promovido, muy a su pesar, al episcopado, en donde trabajando con sus propias manos, vistiendo una sola túnica tanto en verano como en invierno y viajando a pie, manifestó a todos su amor por la pobreza. Entregado a la oración, los ayunos y las vigilias, y perseverando en una predicación continua, mostró la misericordia de Dios a los pecadores, acogió a los huérfanos y no dudó en destinar para la redención de los cautivos todos los objetos de plata que se conservaban en la basílica de la ciudad. († 449)

Arzobispo, nacido por el año 401; fallecido el 5 de Mayo del 449.
El lugar preciso de su nacimiento es desconocido. Todo lo que se ha dicho es que perteneció a una notable familia de la parte Norte de Galia, de la cual probablemente descendió San Honorato, su predecesor de la Sede de Arles.

Culto y rico, Hilario había calculado todo para asegurar su éxito en el mundo, pero abandonó honores y riquezas ante las urgentes demandas de Honorato, acompañándolo a la hermita de Lerins, que este ultimo había fundado y dedicándose él mismo bajo la santa obediencia a practicar la austeridad y el estudio de la Sagrada Escritura.

Mientras tanto Honorato, quién había llegado a Arzobispo de Arles, estaba a punto de morir. Hilario corrió a su lado y lo asistió en sus últimos momentos. Estaba Hilario por partir de regreso a Lerins cuando fue retenido por la fuerza y proclamado arzobispo en lugar de Honorato.
Obligado a ceder a esta coacción, emprendió resueltamente las tareas de su pesado cargo, y asitió a varios concilios que tuvieron lugar en Riez, Orange, Vaison y Arles.

Seguidamente empezó entre él y el Papa San Leo la famosa riña que constituye una de las etapas más curiosas de la historia de la Iglesia de Gallicia. En una reunion de obispos que presidió en el año 444 y en la que estuvieron presentes San Euterio de Lyon y St German de Auxerre, destituyó por incapacidad a un tal Cheldonius.

Este ultimo se apresuró a ir a Roma, tuvo éxito en la intercesión de su causa ante el Papa y como resultado fue reinstalado en su sede. Hilario entonces solicitó al Papa San Leo que justificara su acción sobre el asunto, pero no fue bien recibido por el soberano pontífice y fue obligado a regresar precipitadamente a Galia.

Después de esto envió a algunos sacerdotes a Roma a explicar su conducta pero sin ningún buen resultado. Además algunas personas que estaban hostiles por dicho asunto llevaron varias acusaciones contra él a la Corte de Roma, por lo cual el Papa excomulgó a Hilario, transfiriendo las prerrogativas de su sede a Frejus y motivó la proclamación del Emperador Valentiniano III con el famoso decreto que liberaba a la Iglesia de Viena de toda dependencia de Arles.

Sin embargo hay razones para creer que una vez terminada la tormenta, fue restaurada la paz rápidamente entre Hilario y Leo. Estamos lejos de la época en que ocurrió esta memorable riña y los documentos que pueden arrojar una luz sobre ella son muy pocos para permitirnos emitir un juicio definitivo sobre esta causa y sus consecuencias.

Evidentemente existe el hecho que los respectivos derechos de la Corte de Roma y de la ciudad no estaban suficientemente clarificados en ese tiempo y que el derecho de apelación al papa, entre otros, no estaban explícitamente reconocidos. Existe un número de escritos que se atribuyen a San Hilario, pero están lejos de ser auténticos. Pere Quesnel los coleccionó todos en un apéndice al trabajo en el que ha publicado los escritos de San Leo.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)