07 marzo, 2013

Santas Perpetua y Felicidad



Oh, Santas Perpetua y Felicidad; vosotras
sois las hijas del Dios de la vida, y sus
amadas santas. Aquellas mujeres y jóvenes
madres, que, entregasteis vuestro abierto
corazón a Jesús, Dios y Señor Nuestro, en
tiempos de idolatría y paganismo. “Yo lo
que más le pedía a Dios era que nos
concediera un gran valor para ser capaces
de sufrir y luchar por nuestra santa
religión”. Y, os escuchó vuestros ruegos
y escribisteis así: “Desde que tuve a mi
pequeñín junto a mí, ya aquello no me
parecía una cárcel sino un palacio, y me
sentía llena de alegría. Y el niño también
recobró su alegría y su vigor”. “Y, yo que
soy cristiana, no me puedo llamar pagana,
ni de ninguna otra religión, porque soy
cristiana y lo quiero ser para siempre”.
Respondisteis a vuestro padre, que os
rogaba volveros pagana. Vuestros verdugos
os decían: “Ahora se queja por los dolores
de dar a luz. ¿Y cuando le lleguen los dolores
del martirio qué hará? Y, vos respondisteis:
“Ahora soy débil porque la que sufre es mi
pobre naturaleza. Pero cuando llegue el
martirio me acompañará la gracia de Dios,
que me llenará de fortaleza”. Y, de pronto
vuestra hora llegó, y envolviéndoos en una
red, una furiosa vaca que os corneó casi hasta
morir y saliendo airosas, dijisteis Perpetua:
¿Y dónde está esa tal vaca que nos iba a
cornear? Y, la masa casi al unísono pidió
que os cortaran la cabeza, que así fue y Dios,
abrió sus brazos y os recibió, para coronaros
con sendas coronas de luz y eternidad, por
vuestra entrega de amor, fidelidad y fe;
oh, Santas Perpetua y Felicidad, “amor y fe”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Marzo
Santas Perpetua y Felicidad
Mártires
(año 203)


Estas dos santas murieron martirizadas en Cartago (África) el 7 de marzo del año 203. Perpetua era una joven madre, de 22 años, que tenía un niñito de pocos meses. Pertenecía a una familia rica y muy estimada por toda la población. Mientras estaba en prisión, por petición de sus compañeros mártires, fue escribiendo el diario de todo lo que le iba sucediendo.
Felicidad era una esclava de Perpetua. Era también muy joven y en la prisión dio a luz una niña, que después los cristianos se encargaron de criar muy bien.


Las acompañaron en su martirio unos esclavos que fueron apresados junto a ellas, y su catequista, el diácono Sáturo, que las había instruido en la religión y las había preparado para el bautismo. A Sáturo no lo habían apresado, pero él se presentó voluntariamente.

Los antiguos documentos que narran el martirio de estas dos santas, eran inmensamente estimados en la antigüedad, y San Agustín dice que se leían en las iglesias con gran provecho para los oyentes. Esos documentos narran lo siguiente.

El año 202 el emperador Severo mandó que los que siguieran siendo cristianos y no quisieran adorar a los falsos dioses tenían que morir.

Perpetua estaba celebrando una reunión religiosa en su casa de Cartago cuando llegó la policía del emperador y la llevó prisionera, junto con su esclava Felicidad y los esclavos Revocato, Saturnino y Segundo.

Dice Perpetua en su diario: “Nos echaron a la cárcel y yo quedé consternada porque nunca había estado en un sitio tan oscuro. El calor era insoportable y estábamos demasiadas personas en un subterráneo muy estrecho. Me parecía morir de calor y de asfixia y sufría por no poder tener junto a mí al niño que era tan de pocos meses y que me necesitaba mucho. Yo lo que más le pedía a Dios era que nos concediera un gran valor para ser capaces de sufrir y luchar por nuestra santa religión”.

Afortunadamente al día siguiente llegaron dos diáconos católicos y dieron dinero a los carceleros para que pasaran a los presos a otra habitación menos sofocante y oscura que la anterior, y fueron llevados a una sala a donde por lo menos entraba la luz del sol,y no quedaban tan apretujados e incómodos. Y permitieron que le llevaran al niño a Perpetua, el cual se estaba secando de pena y acabamiento. Ella dice en su diario: “Desde que tuve a mi pequeñín junto a mí, ya aquello no me parecía una cárcel sino un palacio, y me sentía llena de alegría. Y el niño también recobró su alegría y su vigor”. Las tías y la abuelita se encargaron después de su crianza y de su educación.

El jefe del gobierno de Cartago llamó a juicio a Perpetua y a sus servidores. La noche anterior Perpetua tuvo una visión en la cual le fue dicho que tendrían que subir por una escalera muy llena de sufrimientos, pero que al final de tan dolorosa pendiente, estaba un Paraíso Eterno que les esperaba. Ella narró a sus compañeros la visión que había tenido y todos se entusiasmaron y se propusieron permanecer fieles en la fe hasta el fin.
Primero pasaron los esclavos y el díacono. Todos proclamaron ante las autoridades que ellos eran cristianos y que preferían morir antes que adorar a los falsos dioses.

Luego llamaron a Perpetua. El juez le rogaba que dejara la religión de Cristo y que se pasara a la religión pagana y que así salvaría su vida. Y le recordaba que ella era una mujer muy joven y de familia rica. Pero Perpetua proclamó que estaba resuelta a ser fiel hasta la muerte, a la religión de Cristo Jesús. Entonces llegó su padre (el único de la familia que no era cristiano) y de rodillas le rogaba y le suplicaba que no persistiera en llamarse cristiana. Que aceptara la religión del emperador. Que lo hiciera por amor a su padre y a su hijito. Ella se conmovía intensamente pero terminó diciéndole: ¿Padre, cómo se llama esa vasija que hay ahí en frente? “Una bandeja”, respondió él. Pues bien: “A esa vasija hay que llamarla bandeja, y no pocillo ni cuchara, porque es una bandeja. Y yo que soy cristiana, no me puedo llamar pagana, ni de ninguna otra religión, porque soy cristiana y lo quiero ser para siempre”.

Y añade el diario escrito por Perpetua: “Mi padre era el único de mi familia que no se alegraba porque nosotros íbamos a ser mártires por Cristo”.

El juez decretó que los tres hombres serían llevados al circo y allí delante de la muchedumbre serían destrozados por las fieras el día de la fiesta del emperador, y que las dos mujeres serían echadas amarradas ante una vaca furiosa para que las destrozara. Pero había un inconveniente: que Felicidad iba a ser madre, y la ley prohibía matar a la que ya iba a dar a luz. Y ella sí deseaba ser martirizada por amor a Cristo. 

Entonces los cristianos oraron con fe, y Felicidad dio a luz una linda niña, la cual le fue confiada a cristianas fervorosas, y así ella pudo sufrir el martirio. Un carcelero se burlaba diciéndole: “Ahora se queja por los dolores de dar a luz. ¿Y cuando le lleguen los dolores del martirio qué hará? Ella le respondió: “Ahora soy débil porque la que sufre es mi pobre naturaleza. Pero cuando llegue el martirio me acompañará la gracia de Dios, que me llenará de fortaleza”.

A los condenados a muerte se les permitía hacer una Cena de Despedida. Perpetua y sus compañeros convirtieron su cena final en una Cena Eucarística. Dos santos diáconos les llevaron la comunión, y después de orar y de animarse unos a otros se abrazaron y se despidieron con el beso de la paz. Todos estaban a cual de animosos, alegremente dispuestos a entregar la vida por proclamar su fe en Jesucristo.

A los esclavos los echaron a las fieras que los destrozaron y ellos derramaron así valientemente su sangre por nuestra religión.

Antes de llevarlos a la plaza los soldados querían que los hombres entraran vestidos de sacerdotes de los falsos dioses y las mujeres vestidas de sacerdotisas de las diosas de los paganos. Pero Perpetua se opuso fuertemente y ninguno quiso colocarse vestidos de religiones falsas.


El diácono Sáturo había logrado convertir al cristianismo a uno de los carceleros, llamado Pudente, y le dijo: “Para que veas que Cristo sí es Dios, te anuncio que a mí me echarán a un oso feroz, y esa fiera no me hará ningún daño”. Y así sucedió: lo amarraron y lo acercaron a la jaula de un oso muy agresivo. El feroz animal no le quiso hacer ningún daño, y en cambio sí le dio un tremendo mordisco al domador que trataba de hacer que se lanzara contra el santo diácono. Entonces soltaron a un leopardo y éste de una dentellada destrozó a Sáturo. Cuando el diácono estaba moribundo, untó con su sangre un anillo y lo colocó en el dedo de Pudente y este aceptó definitivamente volverse cristiano.

A Perpetua y Felicidad las envolvieron dentro de una malla y las colocaron en la mitad de la plaza, y soltaron una vaca bravísima, la cual las corneó sin misericordia. Perpetua únicamente se preocupaba por irse arreglando los vestidos de manera que no diera escándalo a nadie por parecer poco cubierta. Y se arreglaba también los cabellos para no aparecer despeinada como una llorona pagana. La gente emocionada al ver la valentía de estas dos jóvenes madres, pidió que las sacaran por la puerta por donde llevaban a los gladiadores victoriosos. Perpetua, como volviendo de un éxtasis, preguntó: ¿Y dónde está esa tal vaca que nos iba a cornear?

Pero luego ese pueblo cruel pidió que las volvieran a traer y que les cortaran la cabeza allí delante de todos. Al saber esta noticia, las dos jóvenes valientes se abrazaron emocionadas, y volvieron a la plaza. A Felicidad le cortaron la cabeza de un machetazo, pero el verdugo que tenía que matar a Perpetua estaba muy nervioso y equivocó el golpe. Ella dio un grito de dolor, pero extendió bien su cabeza sobre el cepo y le indicó al verdugo con la mano, el sitio preciso de su cuello donde debía darle el machetazo. Así esta mujer valerosa hasta el último momento demostró que si moría mártir era por su propia voluntad y con toda generosidad.

Estas dos mujeres, la una rica e instruida y la otra humilde y sencilla sirvienta, jóvenes esposas y madres, que en la flor de la vida prefirieron renunciar a los goces de un hogar, con tal de permanecer fieles a la religión de Jesucristo, ¿qué nos enseñarán a nosotros? Ellas sacrificaron un medio siglo que les podía quedar de vida en esta tierra y llevan más de 17 siglos gozando en el Paraíso eterno. ¿Qué renuncias nos cuesta nuestra religión? ¿En verdad, ser amigos de Cristo nos cuesta alguna renuncia? Cristo sabe pagar muy bien lo que hacemos y renunciamos por El.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Felicidad_y_Perpetua.htm)


06 marzo, 2013

Santa Rosa de Viterbo



Oh, Santa Rosa de Viterbo, vos, sois
la hija del Dios de la vida, y su amada
santa que, en vuestros padres, oro
en polvo tuvisteis, pues ellos abrazados
a la cruz de Cristo os inculcaron prístina
fe. Y, vos misma, a corta edad, a vuestra
tía, a la vida volvisteis, ante la absorta
mirada de paganos y cristianos. Vuestra
casa en claustro santo convertisteis
y fuisteis, penitencia y oración, tanto,
que, os afectaron vuestra salud. Y María,
Madre de Dios y Señora Nuestra, os
curó de milagro, y os pidió que el hábito,
tomarais de la Tercera Orden de San
Francisco, y, las puertas de San Damián,
hasta por dos veces tocasteis y no os
las abrieron, quizás por niña ser. Y, aunque,
erais piadosa, caritativa, devota, elocuente,
sabia, obediente y de profundo amor por
lo divino, hicisteis de perpetua castidad
votos. Con vuestra paciencia, mansedumbre
y compasión, maravillabais a las gentes
de vuestro tiempo. En vuestros éxtasis,
la Gloria de Dios veíais. Celebrasteis
esponsales con Cristo, y exhortabais a las
gentes de vuestro tiempo a enmendarse
y arrepentirse de sus pecados. “No me
admitís viva, pero tiempo vendrá en que
me admitiréis muerta”. Dijisteis, a las
Damiantinas, que más tarde, perplejas
quedaron, porque así fue. ¿Dónde estáis
ahora? ¡En el mismo cielo, coronada de luz!;
Oh, Santa Rosa de Viterbo, “amor, fe y luz”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Marzo
Santa Rosa de Viterbo
Virgen


Nació en la ciudad de Viterbo, a 13 leguas de Roma, Italia, en el año de 1234. Sus padres Juan y Catalina la bautizaron en la parroquia de Santa María del Podio, con el nombre de Rosa.

Virtudes

Adornaban a Rosa, aparte de su santidad, la piedad, caridad, devoción, belleza de su rostro, elocuencia, gracia y donaire de sus acciones y movimientos, infusa sabiduría, obediencia, amor por lo divino. A los 3 años hizo votos de perpetua castidad, paciencia, mansedumbre, compasión y otros.

A los 3 años Resucita a su tía

Viendo Rosa tanta aflicción por el fallecimiento de la hermana de su madre; en momentos que iban a sepultarla, tras breve oración, levantó sus ojos al cielo, ante quien es dueño de la Vida y de la Muerte; tocó el frío rostro de su tía llamándola por su nombre; ella, al momento se reincorporó, haciéndose más tarde pregonera de las virtudes de su sobrina. Estos prodigios causaron en Viterbo enconadas opiniones entre católicos e Imperiales, herejes, cismáticos y seguidores del impío Federico II. De parte de los católicos, el sumo Pontífice envió un regimiento al mando del Cardenal Rainero Capoci, quien con ayuda del pueblo ferviente de Viterbo redujo al Gobernador el Conde Simión, éste a su vez dio aviso a Federico II, quien no tardó en mandas un ejército bien pertrechado, trabándose en fieros combates, de cuyas lides salieron victoriosos los católicos, retirándose los Imperiales con falsos pretextos.

Su retiro

Después de estos sucesos, la Santa Niña reconoció en las alabanzas y aplausos, aquel peligro que hace zozobrar la virtud y, cautelando su temor decidió por el retiro. Tratando de vestir el hábito de las Damianitas se dirigió al Convento de Santa María de las Rosas, donde fue rechazada pretextándosele minoría de edad. Así lo quizo Dios, le tenía deparada mayores empresas que cumplir en la Tierra en favor de la Divinidad. Buscó la soledad del retiro en su misma casa al lado de sus padres; durante 3 años vivió en continuas oraciones, ayunos, mortificaciones y penitencias; visitada solo por sus padres, su confesor el cura del Convento de Santa María del Podio y su tía quien fuera resucitada. El Señor la dotó de ciencias sobrenaturales, erudición sagrada, revelándole los Misterios de la Sagrada Escritura.

Padece de grave enfermedad a los 9 años

Los rigores de su retiro penitente hicieron que cayera enferma de fiebre maligna durante una año. En su éxtasis visualizaba la perfección de la Gloria maravillosa de Dios y decía de su Madre, que no había fuerza en el corazón humano para contener los impulsos del amor Divino. Cuando la creían ya sin esperanzas de vida, la Santísima Virgen la visitó, la reconfortó y le ordenó que la día siguiente visitase las Iglesias de San Francisco de Asis, la de Juan Bautista y de Santa María del Podio; vistiese el humilde hábito de San Francisco, celebrase dichosos desposorios con su dulcísimo Hijo y, saliese a las calles de Viterbo a exhortar a los pobladores a enmendarse y arrepentirse de sus corrompidas costumbres; que no la acobardasen las persecuciones, que tendría su apoyo en todo momento, dicho esto la bendijo y desapareció.


Viste el hábito de la Tercera Orden de San Francisco y celebra dichosos Desposorios con Cristo

Rosa que había estado tan grave, se encuentra ahora en perfecta salud, debido a la protección de la Santísima Virgen María, cuyas órdenes comunicó a su Madre; disponiendo que una piadosa matrona noble de nombre Sita, oficiara de Madrina de Bodas. La vistieron con bonitas galas, adornos y joyas con el hábito talar de paño áspero que no fue previsto; que sin embargo, Rosa hizo aparecer debajo de la almohada, bien doblado y a su medida, vio como cordón el cabestro de jumentillo. Así salió de su casa, seguida de la gente devota, visitó las Iglesias enunciadas, su confesor ofició una misa en donde recibió en su corazón al Inmaculado Cordero celestial, al final de la misma dio gracias a su Divino Esposo por haberla elegido. Se despojó de todas la joyas y galas, ya de rodillas, su madrina le cortó su dorada cabellera y, con el crucifijo en la mano hizo los tres votos simples de Obediencia, Pobreza y Castidad.

Su padre cambia de actitud

Su Padre, por obra del demonio muy furioso castigó a Rosa, por las frecuentes prédicas y exposiciones en plazas y calles de Viterbo, con el consiguiente peligro sedicioso a que se exponía, más ella contestó: “Mucho temo que un vano temor turbe la luz de tu entendimiento y que más pueda las ilusiones del miedo que las evidencias de tanta maravillas como has visto a favor de mi celo.” En su Padre obró un cambio, que pidió perdón a su hija de 10 años de vida.

El Señor, atendiendo los amorosos deseos de Rosa, se le aparece en la Cruz vertiendo sangre y desfigurado su rostro, diciéndole que así, el amor a los hombres lo llevó hacia la afrentosa Cruz. Visión que le causó honda pena; mas queriendo consolarla se le aparece nuevamente pero esta vez con el rostro dulce, benigno y hermoso.

Bendiciones y aliento del Señor

Era maravilloso, Rosa de 10 años, que jamás manejó libros, poseyera sabiduría del más erudito, gracia de Dios con la que convertía masivamente a la fe, así: “Mientras Rosa predicaba en la Plaza principal de Viterbo, un pervertido hereje, lleno de furia diabólica pasando en medio de los oyentes, lastimó a la Niña en un brazo, ella, serenamente le dijo que sería castigado por Dios; en efecto, al tercer día se le cayó toda la barba y la cabellera, hecho que causó revuelo en Viterbo. En la Plaza principal en otra ocasión, subida ella sobre una piedra, se le perdía el Sermón, por su baja estatura, por lo que nuestro Señor hico que se levantara la piedra con ella, a una altura tal, que todos pudieron verla y escucharla suspensa hasta terminar la maravillosa exposición, descendiendo luego lentamente hasta su lugar de origen. Así el Altísimo bendecía y alentaba el corazón de Rosa.

Su destierro

Las masivas conversiones de herejes y cismáticos en Viterbo eran frecuentes y numerosas. El Gobernador del lugar cautelosamente arrestó a la Niña y a sus padres, temeroso de que se repitiese la sublevación anterior por parte de los creyentes.

Imponiéndose ante la Niña y sus padres les dijo que depusieran su actitud, al no conseguirlo, estuvo a punto de ordenar su ejecución, mas, sus acusadores disuadieron al tirano proponiéndole ocultarla. De todas maneras se ordenó su prisión, dictaminando finalmente el Juez su perpetuo destierro y la confiscación de bienes. Fue así, que una tarde helada de invierno fue sacada con su padres en dirección de la ciudad de Soriano; la Santa Niña disimulando su dolor por no afligir más a sus ancianos padres, pues consolándolos les decía: “Ahora sí se conoce lo que Dios nos ama, porque estas penas son momentáneas, en cambio el premio es eterno”, palabras que atenuaron en parte sus tribulaciones y de no ser por la protección Divina, habrían muerto de frío aquella noche en medio de la tempestad, porque iban escasos de abrigo y la Niña descalza. Así, tras una larga peregrinación llegaron a la ciudad de Soriano donde tuvieron un feliz recibimiento.

Triunfos en la ciudad de Soriano

Esta ciudad estaba infestada de herejes y cismáticos, Rosa llevando las maravillas de su erudición acerca del Evangelio logró convertirlos a la fe. En esta ciudad anunció el fallecimiento de Federico II, cruel Emperador perseguidor de la Santa Iglesia y desobediente al Sumo Pontífice; en efecto, días más tarde, en el año 1250, murió ahogado con una almohada por manos de su propio hijo poseído por la codicia y la ambición de ocupar el trono. Este anuncio maravilló a toda la ciudad.

Rosa predica en la ciudad de Vitorchianio

De Soriano prosigue a Vitorchiano. Aquí los pocos católicos que habían, estaban sojuzgados y oprimidos por una hechicera llamada Maliarda, instrumento del demonio, a quien Rosa opacó con sus sabias y elocuentes prédicas sobre el Evangelio. Con sólo sus 13 años de edad alcanzó gran número de conversiones; pero la finalidad de Rosa era convertir a la hechicera, antes que despreciarla por el mal que había ocasionado en este pueblo.

Rosa convierte a Maliarda

Rosa cura a una niña llamada Delicada de una ceguera congénita, imponiendo sus manos, toca los párpados con sus dedos y pronuncia en voz alta: “Delicada, en nombre del Dulcísimo Jesús, te doy la vista” y luego de hacer la señal de la Cruz, se abrieron sus ojos, como dos bellas estrellas. Este milagro en presencia de tanta gente fue un pregón clamoroso. Como decíamos, Rosa quería ganar para Dios el alma de la hechicera Maliarda y dejar burlada la astucia del demonio. Así que tanto a católicos como a cismáticos les pareció forzoso una contienda de Rosa contra Maliarda en el Templo Principal de la ciudad; pues, luego de una elocución nada convincente de Maliarda, Rosa contestó… que ella predicaba las enseñanzas del Salvador escritas en el Sagrado Evangelio y que Dios la había puesto a vista de todos para alumbrar tanta ceguedad. Al día siguiente entraría dentro de una pira encendida, para que todo el que viere las llamas y luces dé testimonio de la verdad; la Santa Niña, luego de orar y encomendarse, subió y entró a la hoguera encendida, cuyos resplandores publicaron la grandeza del Creador y descubrieron la hermosura de Rosa como cuando el oro sale del crisol. Este estupendo prodigio corrió los vicios y errores a todos los habitantes de Vitorchiano y permitió que se sujetaran a la obediencia del Sumo Pontífice y la Santa Iglesia.

Solemne Bula de Inocencio IV

El papa Inocencio IV informado de los servicio de Rosa a favor de la Iglesia, resolvió expedir una solemne Bula dirigida al Prior de Santo Domingo y al Archipiestre de San Sixto de Viterbo, para que se hiciera exacta y jurídica averiguación de las virtudes, obras y milagros de rosa. Esta Bula, es sin duda uno de los más esclarecidos elogios, que se pueden hacer de Santa rosa de Viterbo.

Rosa solicita vestir el hábito de las Damianitas y se la niegan

A Rosa le pareció que ya convenía tomar otro modo de vida más apropiado a su sexo y vocación. Al haber observado notoria mejoría en el estado espiritual de la ciudad de Viterbo, con menos herejes y cismáticos, pues tampoco el encierro en su casa cumplía los objetivos, dado que, sus paisanos la obligaban a dejar el retiro así que, determinó pedir el hábito de las Damianitas en el Convento de Santa María de las Rosas, donde su petición fue denegada por segunda vez; ya no con la excusa de su minoría de edad, sino por falta de vacancia. Conoció en pero, que la causa de no ser admitida era otra y respondió: “No me admitís viva, pero tiempo vendrá en que me admitiréis muerta”, lo cual se cumplió tal y conforme lo había anunciado. Resolvió entonces no predicar más y vivir en soledad, sepultando el silencia las voces de su fama.

Su muerte

Rosa, envuelta en su amada soledad se prepara para morir. avisada y revelada por luz del Cielo, días antes, previno a sus padres con gran discreción, consolándolos. Su acentuada debilidad, producto de sus fervorosas penitencias, dio lugar a su fallecimiento el 06 de Marzo de 1252, antes que cumpliera sus 18 años. Su cadáver quedó hermosísimo como si sólo durmiese. Su confesor, que la había asistido con la Santa Unción, estimó prudente dar secreta sepultura en el Templo de Santa María del Podio, su parroquia. La numerosa feligresía procedente de todos los estados concurría acongojada y muy afligida por su sentida muerte.

Nota: El presente documento es una transcripción del original suscrito por Don Hugo Mosquera Díaz (Sec. Adm. Sec.), quien lo presentó con motivo del 102 Aniversario del plantel el año de 1988. A él nuestro agradecimiento y reconocimiento a su encomiable labor.


05 marzo, 2013

San Adrián de Cesarea


Oh, San Adrián de Cesarea, vos,
sois el hijo Dios de la vida, y
su amado santo y, como tal, a
vuestros captores, vuestra fe,
en Cristo confesasteis. Y, por
ello, os azotaron, desgarraron
vuestro cuerpo y arrojados a las
fieras conjuntamente, con Eusebio,
amigo vuestro. Y, más tarde, a
espada os mataron, porque las
fieras no pudieron. Sí, mataron
vuestro cuerpo, pero jamás nunca
vuestra alma, que, premio justo
recibió por vuestra fidelidad y
amor, coronándoos, con corona de
luz, como premio a vuestra entrega;
Oh, San Adrián de Cesarea, “mártir”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de marzo
San Adriano (Adrián) de Cesarea
Mártir



Martirologio Romano: En Cesarea de Palestina, san Adriano, mártir, que en la persecución bajo el emperador Diocleciano, en el día en que solían celebrarse los festejos de la Fortuna de los Cesarienses, por mandato del procurador y por su fe de Cristo fue arrojado ante un león y después degollado a espada (309).


Etimológicamente: Adriano = Adrián = Aquel que viene del mar, es de origen latino. En el sexto año de la persecución de Diocleciano, siendo Firmiliano gobernador de Palestina, Adrián y Eubulo (o Eusebio) fueron de Batenea a Cesarea para visitar a los confesores de la fe.

Cuando los guardias de la ciudad les interrogaron sobre el motivo de su viaje, los mártires respondieron sin rodeos que habían ido a visitar a los cristianos.

Inmediatamente fueron conducidos ante el gobernador, quien los mandó azotar y desgarrar las carnes con los garfios de hierro, para ser arrojados después a las fieras.

Dos días más tarde, durante las fiestas de la diosa Fortuna, Adrián fue decapitado, después de haber sido atacado por un león.

Eubolo corrió la misma suerte, uno o dos días después. El juez le había prometido la libertad a este último, con tal de que sacrificara a los ídolos, pero el santo prefirió la muerte.


Autor: Fuente: Oremosjuntos.com

04 marzo, 2013

San Casimiro de Polonia




Oh, San Casimiro de Polonia; vos, sois,
el hijo del Dios de la vida, y su amado
santo, que, honra disteis, desde vuestra
corta vida, a Aquél que todo lo ve y juzga,
adorándolo, y rindiéndoos a los pies de
Nuestra Señora, a quien, amasteis y amas,
más allá de vuestra terrena desaparición.
Hijo de rey como erais, nunca os ufanasteis
como tal, y, vuestra mano amiga, a los
desposeídos y pobres, extendisteis, pues,
eran vuestros favoritos, al igual que los
foráneos de aquél tiempo. Os gustaban
los sangrantes cristos, y ante ellos, largo
tiempo os quedabais meditando. Humilde
y afable, fuisteis hasta el día último, de
vuestra santa vida, en que, Dios, os premió
por la eternidad, coronándoos de luz.
Desde entonces, brillando como lumbrera,
crisol y manante de paz y luz estáis. “Cada
día alma mía, di a María su alabanza. En
sus fiestas la honrarás y su culto extenderás”.
Un vivo canto, y vivo rezo, de vuestro
corazón surgido, para Vos, María, Madre
de Dios y Señora Nuestra, por siempre jamás;
Oh, San Casimiro de Polonia, “fe, luz y amor”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Marzo
San Casimiro de Polonia
(año 1484)


En su idioma, el polaco, Casimiro significa: “el que impone la paz”. (Kas = imponer, Mir = paz. Casimiro nació en 1458 en Cracovia. Era el tercero de los trece hijos de Casimiro, rey de Polonia. Muchos santos han salido de familias muy numerosas, y de esta clase de familias llegan a la Iglesia Católica excelentes vocaciones.

Su madre Isabel, hija del emperador de Austria, era una fervorosa católica y se esmeró con toda el alma porque sus hijos fueran también entusiastas practicantes de la religión. Ella en una carta a una amiga hace una formidable lista de las cualidades que debe tener una buena madre, y seguramente que esas cualidades fueron las que practicó con sus propios hijos.

Y además de la educación que le dieron sus padres, Casimiro tuvo la gran suerte de que el rey le consiguió dos maestros que eran buenísimos educadores. El Padre Juan y el profesor Calímaco. El Padre Juan era Polaco y dejó fama de ser muy sabio y muy santo, pero su mayor honor le viene de haber sido el que encaminó a San Casimiro hacia una altísima santidad. El Profesor Calímaco era un gran sabio que había sido secretario del Papa Pío II, y después estuvo 30 años en la corte del rey de Polonia ayudándole en la instrucción de los jóvenes. Calímaco dijo: “Casimiro es un adolescente santo”, y el Padre Juan escribió también: “Casimiro es un joven excepcional en cuanto a virtud”.

Claro está que no basta con recibir una buena educación de parte de los papás y tener buenos profesores, sino que es necesario que el joven ponga de su parte todo el empeño posible por ser bueno. Pues de los otros doce hermanos de Casimiro, que tuvieron los mismos profesores, ninguno llegó a la santidad, y algunos hasta dieron malos ejemplos. En cambio nuestro santo llegó a unas alturas de virtud que admiraron a los que lo conocieron y lo trataron.

Dicen los biógrafos de San Casimiro que su más grande anhelo y su más fuerte deseo era siempre agradar a Dios. Para eso trataba de dominar su cuerpo, antes de que las pasiones sensuales mancharan su alma. Siendo hijo del rey, sin embargo vestía muy sencillamente, sin ningún lujo. Se mortificaba en el comer, en el beber, en el mirar y en el dormir. Muchas veces dormía sobre el puro suelo y se esforzaba por no tomar licor. Y esto en un palacio real donde las gentes eran bastante inclinadas a una vida fácil y de muchas comodidades y comilonas.


Para Casimiro el centro de su devoción era la Pasión y Muerte de Jesucristo. En aquellos tiempos los maestros espirituales insistían frecuentemente en que para ser fervoroso y crecer en el amor a Dios aprovecha muchísimo el meditar en la Pasión de Jesucristo. Nuestro santo pasaba mucho tiempo meditando en la Agonía de Jesús en el Huerto y en los azotes que padeció, como también en la coronación de espinas y las bofetadas que le dieron a Nuestro Señor. Ratos y ratos se estaba pensando en la subida de Jesús al Calvario y en las cinco heridas del crucificado, y meditando en el amor que llevó a Jesús a sacrificarse por nosotros. Le gustaban los cristos muy sangrantes, y ante un crucifijo se quedaba tiempos y tiempos meditando, suplicando y dando gracias.

Otra gran devoción de Casimiro era la de Jesús Sacramentado. Como durante el día estaba sumamente ocupado ayudando a su padre a gobernar el Reino de Polonia y de Lituania, aprovechaba el descanso y el silencio de las noches para ir a los templos y pasar horas y horas adorando a Jesús en la Santa Hostia.

Sus preferidos eran los pobres. La gente se admiraba de que siendo hijo de un rey, nunca ni en sus palabras ni en su trato se mostraba orgulloso o despreciador con ninguno, ni siquiera con los más miserables y antipáticos. Un biógrafo (enviado por el Papa León X a recoger datos acerca de él) afirma que la caridad de Casimiro era casi increíble, un verdadero don del Espíritu Santo. Que el amor tan grande que le tenía a Dios, lo llevaba a amar inmensamente al prójimo, y que nada le era tan agradable y apetecible como la entrega de todos sus bienes en favor de los más necesitados, y no sólo de sus bienes materiales, sino de su tiempo, sus energías, de su influencia respecto a su padre y de su inteligencia. Que prefería siempre a los más afligidos, a los más pobres, a los extranjeros que no tenían a nadie que los socorriera, y a los enfermos. Que defendía a los miserables y por eso el pueblo lo llamaba “el defensor de los pobres”.

Su padre quiso casarlo con la hija del Emperador Federico, pero Casimiro dijo que le había prometido a la Virgen Santísima conservarse en perpetua castidad. Y renunció a tan honroso matrimonio.

Los secretarios y otras personas que vivieron con Casimiro durante varios años estuvieron todos de acuerdo en afirmar que lo más probable es que este santo joven no cometió ni un solo pecado grave en toda su vida. Y esto es tanto más admirable en cuanto que vivía en un ambiente de palacio de gobierno donde generalmente hay mucha relajación de costumbres. La gente se admiraba al ver que un joven de veinte años observaba una conducta tan equilibrada y seria como si ya tuviera sesenta.

A su padre el rey le advertía con todo respeto pero con mucha valentía, las fallas que encontraba en el gobierno, especialmente cuando se cometían injusticias contra los pobres. Y el papa atendía con rapidez a sus peticiones y trataba de poner remedio.

Casimiro llegó lo mismo que San Luis Gonzaga, San Gabriel de la Dolorosa, San Estanislao de Koska, San Juan Berchmans, y Santa Teresita de Jesús, a una gran santidad, en muy pocos años.

Se enfermó de tuberculosis, y el 4 de marzo de 1484, a la corta edad de 26 años, murió santamente dejando en todos los más edificantes recuerdos de bondad y de pureza. Lo sepultaron en Vilma, capital de Lituania.

A los 120 años de enterrado abrieron su sepulcro y encontraron su cuerpo incorrupto, como si estuviera recién enterrado. Ni siquiera sus vestidos se habían dañado, y eso que el sitio donde lo habían sepultado era muy húmedo.

Sobre su pecho encontraron una poesía a la Sma. Virgen, que él había recitado frecuentemente y que mandó que la colocaran sobre su cadáver cuando lo fueran a enterrar. Esa poesía que él había propagado mucho empieza así:

"Cada día alma mía, di a María su alabanza. En sus fiestas la honrarás y su culto extenderás, etc., etc."

Hasta después de muerto quería que en su sepulcro se honrara a la Virgen María a quien le tuvo inmensa devoción durante toda su vida.

San Casimiro trabajó incansablemente por extender la religión católica en Polonia y Lituania, y estas dos naciones han conservado admirablemente su fe católica, y aún en este tiempo cuando las gentes ven que está en peligro su religión, invocan al santo joven que fue tan entusiasta por nuestra religión. Y él demuestra con verdaderos prodigios lo mucho que intercede ante Dios en favor de los que lo invocan con fe.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Casimiro_de_Polonia.htm)

03 marzo, 2013

III de Cuaresma San Emeterio y San Celedonio


Oh, San Emeterio y San Celedonio;
vosotros, sois los hijos del Dios de
la vida, y sus amados santos, y que,
de servicio en la romana milicia,
confesasteis que vuestra luz, era
entonces y es, como sabéis bien,
Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro.
La Iglesia del Salvador, ya no es más
testigo mudo de vuestro martirio,
porque, vosotros, hermanos de sangre
como erais, galardonados habíais
sido, por vuestro valor, arrojo guerrero
y disciplina marcial y así, y todo a la
militar vida renunciasteis, eligiendo
donar vuestras vidas por Jesucristo.
Prisión sufristeis y vuestra soledad
y retiro, os hizo meditar y orar mucho.
Al César, su parte le habíais dado y
Dios, pronto estaba a hacerlo, por la
fe y amor de vosotros, que, vuestras
vidas donadas, en vuestro anillo
Emeterio, y vuestro pañuelo Celedonio,
hechas almas, escalaron al cielo de
la gloria, ante las absortas miradas de
vuestros verdugos, donde coronas
de luz recibieron, como justo premio
a vuestra entrega de amor y de fe;
Oh, Santos Emeterio y Celedonio “luces”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Marzo
San Emeterio y San Celedonio
Mártires


Martirologio Romano: En Calahorra, en la Hispania Tarraconense, santos Emeterio y Celedonio, los cuales, estando cumpliendo la milicia en los campamentos junto a León, en la provincia de Galicia, por confesar el nombre de Cristo al inicio de la persecución fueron conducidos a Calahorra y allí coronados con el martirio (c. s. IV).

Etimológicamente: Emeterio = Aquel que es defensor, es de origen griego,
En verso recogió por escrito los relatos de su muerte el poeta hispano Prudencio.

Calahorra (La Rioja, España) está unida a estos soldados por el hecho de su martirio y quizás también por ser el lugar de su nacimiento. Otros señalan a León como cuna por los libros de rezos leoneses -antifonarios, leccionarios y breviarios del siglo XIII- al interpretar «ex legione» como lugar de su proveniencia, cuando parece ser que la frase latina es mejor referida a la Legión Gemina Pia Felix a la que pertenecieron y que estuvo acampada cerca de la antigua Lancia, hoy León, según se encuentra en el documento histórico denominado “Actas de Tréveris” del siglo VII.

En la parte alta de Calahorra está la iglesia del Salvador -probablemente en testimonio perpetuante del hecho martirial- por donde antes estuvo un convento franciscano y antes aún la primitiva catedral visigótica que debió construirse, según la costumbre de la época, junto a la residencia real, para defensa ante posibles invasiones y que fue destruida por los musulmanes en la invasión del 923, según consta en el códice primero del archivo catedralicio.

No se conocen las circunstancias del martirio de estos santos; no las refiere Prudencio. ¡Qué pena que el emperador Diocleciano ordenara quemar los códices antiguos y expurgar los escritos de su tiempo! Con ello intentó, por lo que nos refiere Eusebio, que no quedara constancia ni sirviera como propaganda de los mártires y evitar que se extendiera el incendio.

Tampoco hay en el relato nombres que faciliten una aproximación. ¿Fue al comienzo del siglo IV en la persecución de Diocleciano? Parece mejor inclinarse con La Fuente por la mitad del siglo III, en la de Valeriano, contando con que algún otro retrotrae la historia hasta el siglo II.

Cierto es que Prudencio nació hacia el 350, deja escrita en su verso la historia antes del 401, cuando se marcha a Italia, hablando de ella como de suceso muy remoto y no debe referirse con esto al tiempo de Daciano (a. 304) porque esta época ya fue conocida por los padres del poeta. Es bueno además no perder de vista que el narrador antiguo no es tan exacto en la datación de los hechos como la actual crítica, siendo frecuente toparse con anacronismos poco respetuosos con la historia.

El caso es que Emeterio y Celedonio -hermanos de sangre según algunos relatores- que fueron honrados con la condecoración romana de origen galo llamada torques por los méritos al valor, al arrojo guerrero y disciplina marcial, ahora se ven en la disyuntiva de elegir entre la apostasía de la fe o el abandono de la profesión militar.

Así son de cambiantes los galardones de los hombres. Por su disposición sincera a dar la vida por Jesucristo, primero sufren prisión larga hasta el punto de crecerles el cabello. En la soledad y retiro obligados bien pudieron ayudarse entre ellos, glosando la frase del Evangelio, que era el momento de «dar a Dios lo que es de Dios» después de haberle ya dado al César lo que le pertenecía. Su reciedumbre castrense les ha preparado para resistir los razonamientos, promesas fáciles, amenazas y tormentos. En el arenal del río Cidacos se fija el lugar y momento del ajusticiamiento. Cuenta el relato que los que presencian el martirio ven, asombrados, cómo suben al cielo el anillo de Emeterio y el pañuelo de Celedonio como señal de su triunfo señero.

Muy pronto el pueblo calagurritano comenzó a dar culto a los mártires. Sus restos se llevaron a la catedral del Salvador; con el tiempo, las iglesias de Vizcaya y Guipúzcoa con otras hispanas y medio día de Francia dispusieron de preciosas reliquias. Junto al arenal que recogió la sangre vertida se levanta la catedral que guarda sus cuerpos.

Hoy Emeterio y Celedonio, los santos cantados por su paisano Prudencio, y recordados por sus compatriotas Isidoro y Eulogio son los patronos de Calahorra que los tiene por hermanos o de sangre o -lo que es mayor vínculo- de patria, de ideal, de profesión, de fe, de martirio y de gloria.

02 marzo, 2013

Santa Ángela de la Cruz



Oh, Santa Ángela de la Cruz, vos, sois
la hija del Dios de la vida y su amada
santa y además, del Instituto fundadora
de las Hermanas de la Cruz. En vuestra
vida, hicisteis lo que pocos, al no
reservaros derecho ni fama alguna, para
vos, sino, que, os lo donasteis todo
para los pobres, a los cuales llamabais,
vuestros “señores”, y los servíais con
amor. A vuestro nombre, Ángela, honor
hicisteis, porque significa: aquella que
trae el mensaje de Dios. Y, vos, carne lo
hicisteis. “Madre de los pobres”, os
llamaron y llaman y lo seguirán haciendo
por los tiempos todos, porque, vuestros
rasgos de niña humilde, afectuosa, alegre,
devota, y trabajadora, a lo largo de toda
vuestra vida os acompañaron. La penitencia,
la oración, la limosna, y la entrega por
los demás, especialmente por los pobres,
os distinguieron siempre. Tuvisteis de la
Santa Cruz, maravillosa contemplación,
por lo que os llamasteis: “Ángela de la Cruz”,
y fundasteis, la “Compañía de Hermanas
de la Cruz”, con sublimes fines: “ayudar
y atender a los pobres y a los enfermos,
y limpiar de miserias sus casas”. Con
vuestra vida y ejemplo, nos legasteis para
imitaros la pobreza evangélica, como el
mismo Cristo, y, vuestra humildad, al
consideraros nada ser, en esta vida. ¡Madre!
para los pobres, a quienes dabais todo
lo que teníais y ¡Madre! para vuestras Hijas,
a quienes queríais y cuidabais en extremo.
Decíais vos: confianza, en la divina Providencia,
y Amor a la Cruz, máximo altar, en vuestra
vida. Y, el día llegó, en que, luego de haber
gastado vuestra vida, voló vuestra alma al
cielo, para premiada ser, con justicia Divina,
al coronada, ser con corona eterna de luz,
como justo premio a vuestra entrega de amor;
Oh, Santa Ángela de la Cruz, “lumen Dei”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Marzo
Fundadora
Santa Ángela de la Cruz
María de los Ángeles Guerrero González
Fundadora del Instituto de las Hermanas de la Cruz



Martirologio Romano: En Sevilla, en España, santa Ángela de la Cruz Guerrero González, fundadora del Instituto de las Hermanas de la Cruz, que no se reservó ningún derecho para sí sino que lo dejó todo para los pobres, a los cuales acostumbraba llamar sus señores, y los servía de verdad (1932).

Etimológicamente: Ángela = Aquella que trae el mensaje de Dios, es de origen griego.
Fecha de canonización: 4 de mayo de 2003 por S. S. Juan Pablo II.

María de los Ángeles Martina de la Santísima Trinidad Guerreo González, o Sor Ángela de la Cruz, es conocida en su ciudad natal, Sevilla, como “madre de los pobres”. Nace en 1846 en el seno de una familia sencilla y trabajadora. Niña humilde, afectuosa, alegre, devota, trabajadora… La penitencia, la oración, la limosna, la entrega… son propios de ella. Con 13 años entra a trabajar en un taller de zapatería, donde se ganará el cariño, el respeto y la admiración de sus compañeras. Los pobres de su barrio saben de sus limosnas y ayudas. A los 16 años conoce al Padre José Torres que la ayudará a madurar en su fe y en su vocación, y la orientará hacia el apostolado. Sus intentos de ingresar en las Carmelitas Descalzas de Sevilla y en las Hijas de la Caridad fracasan por motivos de salud.

Con humildad y sencillez, esta mujer, que apenas sabe escribir, pondrá por escrito, a petición del P. Torres, lo que siente: narra una contemplación que ha tenido de la Santa Cruz, a partir de la cual se llamará Ángela de la Cruz; o cómo concibe ese Calvario que quiere que sea su vida: sólo tiene 27 años. El 2 de agosto de 1875 nace la “Compañía de Hermanas de la Cruz” , con el fin de ayudar y atender a los pobres y a los enfermos, y limpiar de miserias sus casas. Las religiosas viven en conventos que son un como un “Calvario”, con una imagen preciosa de la Virgen María en el Oratorio; con una existencia austera, en silencio casi absoluto, de oración y meditación continua.

Las vocaciones aumentan, así como las peticiones de ayuda de los más pobres y necesitados, incluso de los ricos, y se suceden las fundaciones. La Madre Ángela de la Cruz, que morirá en 1932, estará toda su vida pendiente de todas y cada una de sus hijas, y de cuantos acuden buscando su consejo y su apoyo.

¿Qué podemos aprender de Sor Ángela de la Cruz?

Sor Ángela de la Cruz fue pobre: su máxima era vivir la pobreza evangélica, como Jesucristo, porque sólo desde la pobreza podrá comprender y ayudar a los pobres. Dedica su comida y las limosnas que recibe para los pobres del barrio. Su atención a los pobres le lleva a ‘chupar’ la supuración de las llagas de una enferma a punto de morir, y que sana al poco tiempo. Ese desprendimiento la lleva a concebir una Compañía en la que sus monjas estén al servicio de los pobres, desprendidas de todo, sin más ropa que la puesta, con un régimen de comidas austero, dormir en tarimas de madera… sus religiosas son mendigas, y todo lo reciben de limosna. Con un objetivo cristiano: llevar todas las almas a Dios.

Humilde: ser ‘nada’ en la voluntad de Dios; obedecer continuamente; vivir en una actitud continua de recogimiento; aceptar las reprimendas y no justificarlas cuando son injustas. Humildad que se plasma en sus Hijas: piden limosna, visitan y ayudan a los enfermos.

Madre: madre para los pobres, a quienes da todo lo que tiene, y sobre todo su amor. Madre para sus Hijas, a quienes quiere y cuida, a quienes dirige cartas circulares, y cartas personales; a quienes exhorta a vivir muy unidas, con paz y tranquilidad, siendo ángeles de paz, con un testimonio de pobreza evangélica y de alegría. Madre que creará internados para las hijas huérfanas de los enfermos que asisten las Hermanas, y escuelas para las niñas humildes, incluso escuelas nocturnas para las obreras. Pobreza sí, miseria no. Confianza: en la divina Providencia y en las personas que la Divina Providencia ponía a su lado.


Amor a la Cruz: las casas de las Hermanas son como un Calvario, y en el dormitorio hay un altar con una Cruz.


01 marzo, 2013

San Albino de Vercelli



Oh; San Albino de Vercelli, vos,
sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, y, el mismo que,
la metropolitana iglesia reconstruyó,
sobre las ruinas de la basílica que,
San Eusebio había construido, sobre
la tumba del mártir San Teofrasto.
Amigo de San Germán, quien os había
dicho que, el día que, fuera velado
su cadáver, las luces del templo,
se encenderían todas y, vos, así
lo recordasteis, ante el prodigio
sucitado. Y, nombrado fuisteis
obispo de Vercelli, dándoos íntegro
al servicio de Nuestro Señor Jesucristo,
tanto en la palabra y como en la obra,
quien, cumplido vuestro tiempo, os
premio, con corona de luz eterna;
Oh; San Albino de Vercelli, “santo”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1 Marzo
San Albino de Vercelli
Obispo


Obispo de la diócesis de Vercelli, fue consagrado en el 452, en un período histórico muy tormentoso en Italia.

Reconstruyó la iglesia metropolitana, sobre las ruinas de la pequeña basílica que San Eusebio había construido sobre la tumba del mártir San Teofrasto, y que el emperador Teodosio había hecho ampliar. Para la solemne celebración del rito, Albino esperaba la visita de algún obispo importante. La espera fue premiada con el paso de San Germán, obispo de Auxerre, que se dirigía a Ravena. Como no podía esperar, el santo obispo prometió que asistiría al rito, cuando regresara.

San Germán murió durante su estadía en Ravena, y a Vercelli regresó solamente su cadáver. Cuando colocaron el féretro en el centro de la basílica, todas las velas se encendieron simultáneamente. El hecho, más prodigioso porque en los días anteriores ninguno había podido encenderlas, fue interpretado como el cumplimiento de la promesa que San Germán había hecho a San Albino.

Del obispo de Vercelli no sabemos sino que su culto es muy antiguo.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=35369)