12 mayo, 2013

Solemnidad de la Ascensión de Nuestro Señor

 
 
“Yo estaré con vosotros hasta
el final de los tiempos”. Así,
dijisteis Vos, Señor y Dios de
la vida, antes de llevado ser
al Padre, glorificado de luz.
 
“Hombres de Galilea, ¿qué hacen
ahí mirando al cielo? Este que ha
sido llevado, este mismo Jesús,
vendrá como lo han visto subir al cielo”
Vuestros ángles así dijeron aquél día.
 
Y, duda alguna no queda, pues
Vos, sois verdadera comida
y verdadera bebida. Luz que
brilla en la oscuridad absoluta
y puro amor insondable sin fin.
 
Permitidnos, pues Amadísimo
Señor, alados ser junto a Vos,
y, al final de los tiempos, por
nuestras obras, con Vos, vivir,
la gloria santa de la vida eterna.
 
¡Gloria al Padre!
¡Gloria a Vos!
¡Gloria al Espíritu Santo!
Por los siglos de los siglos
Amén.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Mayo
Solemnidad de la Ascensión de Nuestro Señor
 
Cuarenta días después de la Resurrección, la Palabra de Dios describe cómo Jesús se despide físicamente de sus discípulos, dándoles las últimas instrucciones:
 
“Y les dijo: – Vayan por todo el mundo y anuncien la Buena Nueva a toda la creación. El que crea y se bautice se salvará. El que se resista a creer se condenará. Y estas señales acompañarán a los que crean en mi Nombre: echarán los espíritus malos, hablarán en nuevas lenguas, tomarán con sus manos las serpientes y si beben algún veneno no les hará ningún daño. Pondrán las manos sobre los enfermos y los sanarán- Así pues, el Señor Jesús, después de hablar con ellos, fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios”(Mc 16, 15-19; cfr. Lc 24, 50-51).
 
Mientras miraban fijamente al cielo hacia donde iba Jesús, se les aparecieron dos hombres vestidos de blanco que les dijeron: "Hombres de Galilea, ¿qué hacen ahí mirando al cielo? Este que ha sido llevado, este mismo Jesús, vendrá como lo han visto subir al cielo”. (Hch 1, 3-11)
 
Celebración
 
Celebramos la Ascensión del Señor, es el domingo anterior a la fiesta de Pentecostés, son solemnidades muy importantes de la Iglesia, nos hablan de nuestro destino final: ir al Padre como Jesús y de la fundación y misión de nuestra Iglesia Católica. Se usa el color blanco, tanto en el altar como en las vestiduras del sacerdote.
 
Significado de la expresión
 
Los evangelistas describen al final de los evangelios y al principio del libro de los Hechos de los Apóstoles, que Jesús “fue elevado al cielo”, por lo que los cristianos repetimos en nuestro Credo:
“Subió al cielo y está sentado a la derecha del Padre”. Esta afirmación es un modo de hablar para decir que Jesús se fue al Padre, llevando consigo su naturaleza humana. La ida de Jesús al Padre constituyó nuestro cielo.
 
Jesús, al ir al Padre, no entra en un lugar, sino en una nueva dimensión, en donde no tienen sentido nuestras expresiones: arriba, abajo, subir, bajar… Ir al cielo significa, ir a Dios. En el cielo, iremos a unirnos al cuerpo de Cristo resucitado todos los que aceptamos su salvación.
 
Significado de la fiesta en la iglesia
 
Según la narración de San Lucas, la Iglesia celebra la Ascensión del Señor a los cuarenta días de su resurrección. Esta fiesta está dentro del tiempo pascual que consta de cincuenta días y concluye con la Venida del Espíritu Santo sobre la Iglesia. (Cf. Lc 24, 49-53; Hch 1, 3-11; 2, 1-41) La fiesta de la Ascensión no nos habla de un alejamiento de Cristo, sino de su glorificación en el Padre. Su cuerpo humano adquiere la gloria y las propiedades de Dios antes de encarnarse. Con la Ascensión, Cristo se ha acercado más a nosotros, con la misma cercanía de Dios. Es también una fiesta de esperanza, pues con Cristo una parte, la primicia de nuestra humanidad, está con Dios. Con él, todos nosotros hemos subido al Padre en la esperanza y en la promesa.
 
En la Ascensión celebramos la subida de Cristo al Padre y nuestra futura ascensión con él. Al celebrar el misterio de la Ascensión del Señor, recuerda que EL CIELO ES NUESTRA META y que la vida terrena es el camino para conseguirla.
 
 

Dia de la Madre

 
Enhorabuena que llegó Eva
De la costilla del hombre amado
Porque quiso Dios haberla dado
Para encaminar la vida nueva.
 
Bella, frágil, inteligente y cautivadora
La porfía del amor en el alma lleva
Y cual flor del paraíso derrama y lleva
Aroma que el hombre ama y ahora
 
Tiene en la novia, hermana y madre
La misma virtud que María: ser Madre
Madre, madres a las que jamás yo podré
 
Pagar siquiera sus desvelos madre
Ni con todo el oro del mundo madre
Porque para ser madre sólo la madre.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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María, Madre de Dios: la Madre Perfecta

La Iglesia Católica comienza el año pidiendo la protección de la Santísima Virgen María. La fiesta mariana más antigua que se conoce en Occidente es la de “María Madre de Dios”. Ya en las Catacumbas o antiquísimos subterráneos que están cavados debajo de la ciudad de Roma y donde se reunían los primeros cristianos para celebrar la Misa, en tiempos de las persecuciones, hay pinturas con este nombre: “María, Madre de Dios”.
 
Si nosotros hubiéramos podido formar a nuestra madre, ¿qué cualidades no le habríamos dado? Pues Cristo, que es Dios, sí formó a su propia madre. Y ya podemos imaginar que la dotó de las mejores cualidades que una criatura humana puede tener.

 Pero, ¿es que Dios ha tenido principio? No. Dios nunca tuvo principio, y la Virgen no formó a Dios. Pero Ella es Madre de uno que es Dios, y por eso es Madre de Dios.
 
Y qué hermoso repetir lo que decía San Estanislao: “La Madre de Dios es también madre mía”. Quien nos dio a su Madre santísima como madre nuestra, en la cruz al decir al discípulo que nos representaba a nosotros: “He ahí a tu madre”, ¿será capaz de negarnos algún favor si se lo pedimos en nombre de la Madre Santísima?
 
Al saber que nuestra Madre Celestial es también Madre de Dios, sentimos brotar en nuestro corazón una gran confianza hacia Ella.
Cuando en el año 431 el hereje Nestorio se atrevió a decir que María no era Madre de Dios, se reunieron los 200 obispos del mundo en Éfeso (la ciudad donde la Santísima Virgen pasó sus últimos años) e iluminados por el Espíritu Santo declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Y acompañados por todo el gentío de la ciudad que los rodeaba portando antorchas encendidas, hicieron una gran procesión cantando: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.
 
El título “Madre de Dios” es el principal y el más importante de la Virgen María, y de él dependen todos los demás títulos y cualidades y privilegios que Ella tiene.
 
Los santos muy antiguos dicen que en Oriente y Occidente, el nombre más generalizado con el que los cristianos llamaban a la Virgen era el de “María, Madre de Dios”.
 
Benedicto XVI, 2008
 
“El título de Madre de Dios, tan profundamente vinculado a las festividades navideñas, es, por consiguiente, el apelativo fundamental con que la comunidad de los creyentes honra, podríamos decir, desde siempre a la Virgen santísima. Expresa muy bien la misión de María en la historia de la salvación. Todos los demás títulos atribuidos a la Virgen se fundamentan en su vocación de Madre del Redentor, la criatura humana elegida por Dios para realizar el plan de la salvación, centrado en el gran misterio de la encarnación del Verbo divino.
 
Y todos sabemos que estos privilegios no fueron concedidos a María para alejarla de nosotros, sino, al contrario, para que estuviera más cerca. En efecto, al estar totalmente con Dios, esta Mujer se encuentra muy cerca de nosotros y nos ayuda como madre y como hermana. También el puesto único e irrepetible que María ocupa en la comunidad de los creyentes deriva de esta vocación suya fundamental a ser la Madre del Redentor. Precisamente en cuanto tal, María es también la Madre del Cuerpo místico de Cristo, que es la Iglesia. Así pues, justamente, durante el concilio Vaticano II, el 21 de noviembre de 1964, Pablo VI atribuyó solemnemente a María el título de “Madre de la Iglesia”.
Precisamente por ser Madre de la Iglesia, la Virgen es también Madre de cada uno de nosotros, que somos miembros del Cuerpo místico de Cristo.
 
Desde la cruz Jesús encomendó a su Madre a cada uno de sus discípulos y, al mismo tiempo, encomendó a cada uno de sus discípulos al amor de su Madre. El evangelista san Juan concluye el breve y sugestivo relato con las palabras: “Y desde aquella hora el discípulo la acogió en su casa” (Jn 19, 27). Así es la traducción española del texto griego: εiς tά íδια; la acogió en su propia realidad, en su propio ser. Así forma parte de su vida y las dos vidas se compenetran. Este aceptarla en la propia vida (εiς tά íδια) es el testamento del Señor. Por tanto, en el momento supremo del cumplimiento de la misión mesiánica, Jesús deja a cada uno de sus discípulos, como herencia preciosa, a su misma Madre, la Virgen María. – Benedicto XVI, 2008
 
HISTORIA DEL DÍA DE LA MADRE
 
La conmemoración oficial del “Día de la Madre” se remonta a los tiempos de la antigua Grecia cuando Rea era la gran madre de los Dioses. A lo largo de la historia se van encontrando manifestaciones de esta celebración. En la Inglaterra del siglo XVII se celebraba el “servir de domingo”. Ese día las sirvientas iban a sus hogares a visitar a su madre, y festejaban el encuentro con una torta. No sería hasta el siglo XX que esta conmemoración recibiría un carácter oficial de la mano de Anna M. Jarvis. Tras un encuentro familiar con motivo del tercer aniversario de la muerte de su madre, esta profesora americana tuvo la idea de dedicar un día a todas las madres. A raíz de aquí el segundo domingo de mayo de 1907 se celebró por primera vez el “Día de la Madre”.
 
Anna Jarvis prosiguió su campaña por el “Día de la Madre” y finalmente el 10 de mayo de 1908 se celebró esta fecha públicamente.
 
En la Iglesia Episcopal de Grafton en West Virginia hay constancia de este hecho con una placa conmemorativa. Esta fecha fue declarada oficial en 1910 por parte del gobernador del estado de West Virginia, William Glascock. En mayo de 1914 Anna consiguió que esta fecha fuera incluida en el calendario federal de los Estados Unidos. En poco tiempo, más de 40 países adoptaron esta conmemoración.
 
En homenaje a una persona tan especial, en el Día de la Madre no es necesario ningún regalo de gran valor, este concepto fue implantado por el comercio. Es suficiente ofrecer algo simbólico: una flor del jardín, una postal, un poema o un simple abrazo afectuoso, unas palabras de ternura, de reconocimiento o un simple gesto para que se sienta querida.
 
“Día de la Madre” en el Perú y muchos países del orbe
 
El segundo domingo del mes de mayo se celebra el “Día de la Madre” en el Perú y muchos países del orbe. Esa fecha es muy importante para todos ya que ese día se lo dedicamos al ser que nos trajo al mundo y le brindamos más amor, cariño y devoción .
 
La Madre es el ser más maravilloso de la tierra. Ella no sabe de cansancio ni le importa tener que esperar largas horas por los hijos para atenderlos. Es la persona más tolerante, comprensiva y cariñosa que pueda haber. Todos los días del año debemos demostrarle nuestro amor y cariño. No esperemos que nuestra madre ya no esté en este mundo para darnos cuenta de lo mucho que ella hizo por nosotros y de que pudimos hacerla sentir más feliz con tan sólo demostrarle día a día nuestro cariño, amor y agradecimiento hacia ella.
 
El compositor y estudioso de la música criolla, Don Manuel Acosta Ojeda, tiene más de mil composiciones de entre las cuales destaca una que por su mensaje y a quien va dirigida se ha convertido en una de las canciones clásicas de la música criolla, “Madre”.
 
El periodista Jesús Raymundo en el artículo titulado “Homenaje a Manuel Acosta Ojeda”, publicado en el diario “El Peruano” de Lima el 28 de junio del 2002, nos relata la historia de ese hermoso vals que la recogió del mismo compositor:
’En una de sus madrugadas de mayo, después de cantar en El Botellón, visitó con sus amigos el bar El Silletazo. Era víspera de Día de la Madre, en 1951. “Mareado escribí sobre la envoltura de una cajetilla de cigarrillos algunos versos para mi madre, que me había dado todo. Sentí pena y remordimiento. A las diez de la mañana, cuando terminé mi autoconfesión, fui a mi casa”. En 1956, el tema Madre fue grabado por el grupo Los Cholos. Pero fueron Los Chamas quienes lanzaron a la popularidad el valse de la sinceridad’.
 
El vals “Madre” es considerado, tanto por su letra como por su música, como un excelente aporte hacia nuestra música criolla y en el Perú es tema obligado en toda actuación en homenaje al Día de la Madre. A mi madre, hermanas y todas las madres les deseo un ¡Feliz Día de la Madre!
 
MADRE

 Autor: Manuel Acosta Ojeda
 
Madre, cuando recojas con tu frente mis besos
todos los labios rojos
que en mi boca dejaron
huirán como sombras
cuando se hace la luz.
Madre, esas arrugas se formaron pensando
¿dónde estará mi hijo?
¿porqué no llegará?
y por más que las bese
no las podré borrar.
Madre, tus manos tristes
como aves moribundas
déjame que las bese
tanto, tanto han rezado
por mis locos errores
y mis vanas pasiones
y por último madre
deja que me arrodille
y sobre tu regazo
coloque mi cabeza
y dime hijo de mi alma
para llorar contigo.
Madre, esas arrugas se formaron pensando
¿dónde estará mi hijo?
¿porqué no llegará?
y por más que las bese
no las podré borrar.
Madre, tus manos tristes
como aves moribundas
déjame que las bese
tanto, tanto han rezado
por mis locos errores
y mis vanas pasiones
y por último madre
deja que me arrodille
y sobre tu regazo
coloque mi cabeza
y dime hijo de mi alma
para llorar… contigo.

Cuando el Perú saludo por primera vez a mamá
 
Carlos Alberto Izaguirre, diputado ancashino, sanmarquino de corazón, presidente del grupo cultural universitario ‘Ariel’, hijo bien, alzó la voz muy fuerte y anunció su deseo de romper con la orfandad en el Perú. Habló en el hemiciclo ante sus pares y les dijo que el país no podía sustraerse a una fiesta que cada vez se extendía más, por medio de la cual se honraba a mamá, sí, la de todos, la única, la reina de la casa.
 
Los políticos olvidaron entonces sus banderas partidarias y alzaron el pabellón filial. Aceptaron por unanimidad la petición, llegó el tema al Senado, al ministro de Instrucción y al presidente, y el 12 de abril de 1924 se promulgó la resolución suprema más mimosa: “Vista la solicitud que formula el ‘Ateneo Universitario Ariel’ de esta capital, sobre la constitución del ‘Día de la Madre’. Estando a lo acordado. Se resuelve: Declarar día solemne, bajo la denominación de Día de la Madre, el segundo domingo del mes de mayo”.
 
De inmediato, Lima tomó partido por el tema y empezaron las sugerencias. La educadora Elvira García y García, por ejemplo, expuso la conveniencia de honrar a las madres que habían perdido a sus hijos en la guerra de 1879. Sin embargo, pronto el grupo ‘Ariel’ anunció las que serían las actividades centrales. Entre ellas, una romería ante el busto de la protectora de los niños Juana Alarco de Dammert, una ceremonia cultural y artística en la Casona de San Marcos en el Parque Universitario, y otras similares a nivel de los colegios.
 
Pronto surgieron las adhesiones del Círculo de Estudiantes Piuranos, de la Asociación Estudiantil Ancashina, de la Escuela Técnica de Comercio, de la Liga de Cultura y Bondad del Instituto Molinares, de la Legión Feminista Pro Cultura y en especial de la Asociación Cristiana de Jóvenes. También se prestaron a colaborar los colegios Nuestra Señora de Guadalupe, el Anglo Peruano, los Sagrados Corazones, Rodó, Corazón de Jesús, la Escuela Normal de Señoritas, el Liceo Lima y muchos más.
 
”No se piensa por ningún motivo en premios que sólo opacarían la inmaculada belleza de la fiesta materna”, escribiría un lector en El Comercio, y como ésta se publicaron varias misivas y reflexiones en torno al significado de la fecha.
 
Los promotores acordaron con los colegios que a las actuaciones fueran invitadas las madres de los estudiantes y que éstos, al igual que en otros países latinoamericanos, colocaran en sus ojales “los que tienen a la madre viva (…) una flor roja en todo el día y los que la tienen muerta una flor blanca”.
A la campaña se aunó el arzobispado de Lima que dispuso que en los templos se hicieran rogativas y que en todos los hogares católicos se dedique una especial consideración a la fiesta.
 
Además se imprimieron y repartieron volantes con oraciones dedicadas a las madres y una poesía que redactó la mencionada García y García. “En muchos hogares, los hijos preparan sencillas fiestas en honor a sus madres. Los niños podrían repetir en nuestro medio lo que ya se ha hecho en otros lugares: en la semana de la madre, el primer día se dedica, por ejemplo, a la narración de un cuento que alguno de los hijos hace, estando por la noche la familia reunida; en los otros días tienen lugar las comidas en honor de la madre. Aquí todo queda a la espontaneidad del momento”, escribió uno de los organizadores.
 
Un domingo 11 de mayo empezó todo. Por la mañana, cientos de escolares y bandas de música llegaron ante el busto a Juana Alarco de Dammert, ubicado en la Plaza de la Exposición, en tanto que en el Liceo Grau se celebraba una misa de salud por las madres, Elvira García y García recitaba su composición, y las alumnas Teresa Franco, Hilda Cánepa y Clelia Rojas hacían lo propio con sus trabajos.
 
La ceremonia central, como estaba previsto, empezó a las cinco de la tarde. “La impresión que ofrecía ayer el General de San Marcos con este motivo era imponente y simpática”.
 
Fue el rector Manuel Vicente Villarán el primero en hablar a la enorme concurrencia, saludando la iniciativa del grupo ‘Ariel’. “Me es grato que la Universidad, templo de educación, auspicie y presida este homenaje que la piedad filial tributa a las madres, a las perennes y supremas educadoras, a las maestras nativas del género humano”
 
Después le tocó el turno al principal gestor del homenaje, Carlos Alberto Izaguirre, quien muy emocionado enfrentó los ojos clavados sobre él. “En este instante de crisis en todos los órdenes de la vida estamos de parte del ideal y hemos querido dar un jalón moral a la conciencia de todos los hijos del Perú. (…) La liberación del hombre, su redención, sólo pueden venir de un esfuerzo del corazón, de las fuentes puras del silencio, del heroísmo cotidiano, pero sobre todo de una gran ternura: la madre”.
 
El ‘significado de la fiesta’ fue ampliado por el catedrático Luis Varela y Orbegoso y posteriormente, llegó el clímax poético con la timbrada voz del vate Daniel Ruzo. Al término de la ceremonia todos se pusieron de pie durante unos minutos recordando a la madre querida. Por la noche se llevó a cabo una actuación literaria en el local de la Asociación Cristiana de Jóvenes, en la que tomaron parte los poetas José Gálvez y Ricardo Martínez de la Torre, y se dictó una conferencia sobre el concepto de la madre a través de los tiempos a cargo del doctor John Mackay, quien “ensalzó a la mujer y condenó al hombre que la hace víctima de sus impulsos”.
 
(El Comercio, mayo 03)
 

11 mayo, 2013

Santa Estela

 
Oh, Santa Estela, vos, sois la hija
del Dios de la vida, su amada santa
y mártir. Vuestro nombre “Estela”,
que significa brillar como una estrella
a los cielos volvió, pues vuestro
martirio, y amor por Cristo Jesús,
Dios y Señor Nuestro, así lo quiso.
Eutropio, vuestro obispo, os encaminó
hacia ese cielo, pues fuisteis vos,
una sus primeras conversas, fruto
de constante labor pastoral. Y, sí,
fue todo vuestro “pecado”, abrazaros
a la cruz de Cristo, que os inmoló
para gozar de la gloria del cielo,
como premio a vuestra entrega de fe;
Oh, Santa Estela, “fe, amor y luz”.

 
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de Mayo
Santa Estela o Estrella
Virgen y Mártir
 
Etimológicamente: Estela = Aquella que brilla como una estrella, es de origen latino. Esta chica, de tan bonito nombre, fue una virgen del siglo III.
 
En este tiempo había un obispo llamado Eutropio. Tenía un gancho muy grande con la juventud. Realmente la entendía a la perfección. Empleaba noche y día en trabajar apostólicamente con los cristianos.
 
Durante este tiempo estaba en Charente, Francia. Era el primer obispo que tenía una ciudad que vivía todavía sumida, en su mayoría, en el paganismo.
 
Le cupo la gloria de que una de las primeras conversiones que se obraron con su pastoral, fue la de la joven Estela o Estrella.
 
Tenía una fuerte personalidad. El padre le había insistido una y mil veces que no se metiera en las cosas cristianas. Le parecía absurdo y raro para la gente con la que se codeaba.
Todos sus esfuerzos fueron inútiles para lograr que dejara el cristianismo. El padre estaba en un aprieto. Tenía que obedecer las órdenes imperiales, so pena de que lo mataran.
 
Entonces, con todo el dolor de su alma, entregó a su hija a las autoridades para que hicieran con ella lo que mandaba la ley.
 
Estas autoridades, como era natural, la enviaron a la muerte. En Francia, los poetas Mistral y los de la lengua D´Oc la eligieron como patrona de la Escuela Literaria de los Felibres, Era el año 1854.
 

10 mayo, 2013

San Juan de Ávila


 
Oh, San Juan de Ávila, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo. Aquél,
que, “Misionero y de almas Director”, sobre
vos, quiso el Dios Altísimo, daros sublime
misión: guía ser de hombres y mujeres santos
y santas,-como que vos, lo fuisteis- y que,
desde el sermón y la palabra, multitudes
quedaron cautivadas con la fuerza de vuestro
corazón hecho palabra, que, en caro amor y
esperanza, desbrozabais ante aquellos, que,
hasta ayer, impíos y herejes eran, y todos
convertidos, rodillas en loza por horas
puestas, al cielo clamaban de alegría, y
que, en mano vos, el Santo Crucifijo les
acercabais, junto con el tierno amor de María
Santa. Muchos sacerdotes os seguían, para
ayudaros a confesar y colaboraros en la
catequesis de los niños y en la administración
de los santos sacramentos. Ricos y pobres,
jóvenes y viejos, todos acudían a escucharos
pues de vos, dimanaban sabrosos trozos
de cielo y miel eterna. Y, así fue, hasta
el día aquél, en que, agonizante respondisteis,
invitado por Dios Padre, al cielo anhelado,
portando entre manos, el Santo Crucifijo,
que tanto amabais y sólo dijisteis: “Jesús
y María” “Jesús y María”. Y, vuestra alma,
así, voló al cielo, para coronada ser, con
justicia, con corona de eternidad y de
gloria. “De los sacerdotes españoles Patrono”.
oh, San Juan de Ávila; “fe y luz de Dios”.
 
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Mayo
San Juan de Avila
Misionero y Director de Almas
(1569)
 
Juan significa: “Dios es misericordioso”. San Juan de Avila tuvo el privilegio de ser amigo y consejero de seis santos: San Ignacio de Loyola, Santa Teresa, San Juan de Dios, San Francisco de Borja, San Pedro de Alcántara y Fray Luis de Granada. Dicen que él es la figura más importante del clero secular español del siglo 16.
 
Nació en el año 1500. De una familia muy rica, al morir sus padres repartió todos sus bienes entre los pobres y después de tres años de oración y meditación se decidió por el sacerdocio. Estudió filosofía y teología en la Universidad de Alcalá y allá hizo amistad con el Padre Guerrero que fue después arzobispo de Granada y su amigo de toda la vida.
 
Desde el principio de su sacerdocio demostró una elocuencia extraodinaria. El pueblo acudía en gran número a escuchar sus sermones donde quiera que él iba a predicar. Cada predicación la preparaba con cuatro o más horas de oración de rodillas. A veces pasaba la noche entera ante un crucifijo o ante el Santísimo Sacramento encomendando la predicación que iba a hacer después a la gente. Y los resultados eran formidables. Los pecadores se convertían a montones. A sus discípulos les decía: “Las almas se ganan con las rodillas”. A uno que le preguntaba como hacer para lograr convertir a alguna persona en cada sermón, le dijo: “¿Y es que Ud. espera convertir en cada sermón a alguna persona?”. “No, ¡eso no!”, respondió el otro. “Pues por eso es que no los convierte”, le dijo el santo, “porque para poder obtener conversiones hay que tener fe en que sí se conseguirán conversiones. ¡La fe mueve montañas!.”
 
A otro que le preguntaba cuál era la principal cualidad para poder llegar a ser un buen predicador, le respondió: “La principal cualidad es: ¡amar mucho a Dios!”. Pidió viajar de misionero a América del sur, pero su amigo el Arzobispo de Granada le dijo: “Aquí en España también hay muchos a quienes misionar y evangelizar. ¡Quédese predicando entre nosotros!”. Le obedeció y se dedicó a predicar por Andalucía, por todo el sur de España. Y las conversiones que conseguía eran asombrosas. Su predicación era fuerte. No prometía vida en paz a quienes querían vivir en paz con sus pecados, pero animaba enormemente a todos los que deseaban salir de su anterior vida de pecado. Un gran número de sacerdotes le seguía para ayudarle a confesar y colaborarle en la catequesis de los niños y en la administración de los sacramentos. Ricos y pobres, jóvenes y viejos, todos acudían con gusto a escucharle.
 
Dios le concedió a San Juan de Avila la cualidad especialísima de ejercer un gran ascendiente sobre los sacerdotes. Por eso el Sumo Pontífice lo ha nombrado “Patrono de los sacerdotes españoles”. Bastaba con que lo vieran celebrar misa o le oyeran un sermón para que los sacerdotes quedaran muy agradablemente impresionados de su modo de obrar y predicar. Y después en sus sermones, ellos estaban allá entre el público oyéndole con gran atención. El sabio escritor Fray Luis de Granada se colocaba cerca de él, lápiz en mano, e iba escribiendo sus sermones. De cada sermón del santo, sacaba el material para predicar luego diez sermones. Los sacerdotes decían que el Padre Juan de Avila predicaba como si estuviera oyendo al mismo Dios.
 
Fue reuniendo grupos de sacerdotes y por medio de hacerles meditar en la Pasión de Jesucristo y en la Eucaristía y de rezar y recibir los sacramentos, los iba enfervorizando y después los enviaba a predicar. Y los frutos que conseguía eran inmenoss. Unos 30 de esos sacerdotes se hicieron después Jesuitas. Otros colaboraron con la reforma que San Juan de la Cruz y Santa Teresa hicieron de los padres Carmelitas y muchos más llenaron de buenas obras las parroquias con su gran fervor.
 
Un día en Granada, mientras San Juan de Avila pronunciaba un gran sermón, de pronto se oyó en el templo un grito fortísimo. Era San Juan de Dios que había sido antes militar y comerciante y que ahora se convertía y empezaba una vida de santidad admirable. En adelante San Juan de Dios tendrá siempre como consejero al Padre Juan de Avila, a quien atribuirá su conversión.
 
Los enemigos y envidiosos lo acusaron de que su predicación era demasiado miedosa y de que se proponía hacer que las gentes fueran demasiado espirituales. Y el santo fue llevado a la cárcel y allí estuvo de 1532 a 1533. Aprovechó su prisión para meditar más y crecer en santidad. Cuando se le reconoció su inocencia y fue sacado de la prisión el pueblo lo ovacionó como a un héroe.
A muchas personas les dio dirección espiritual por medio de cartas. Después reunió una colección de esas cartas y las publicó con el título de “Oye hija” y fue un libro muy afamado y que hizo gran bien a los lectores.
 
Su devoción a la Virgen era tan grande que lo hacía exclamar: “Más preferiría vivir sin piel, que vivir sin devoción a la Virgen María”. Fundó más de diez colegios y ayudaba mucho a las universidades católicas. Su autoridad y su ascendiente eran muy grandes en todas partes.
 
Sus últimos 17 años fueron de enormes sufrimientos por su salud que era muy deficiente. En él se cumplía aquello que dijo Jesús: “Mi Padre, al árbol que más quiere, más lo poda, para que produzca mayor fruto”. Pero aunque sus padecimientos eran muy intensos, no por eso dejaba de recorrer ciudades y pueblos predicando, confesando, dando dirección espiritual y edificando a todos con su vida de gran santidad. Tres temas le llamaban mucho la atención para predicar: la Eucaristía, el Espíritu Santo y la Virgen María.
 
Una de sus cualidades más admirables era su gran humildad. A pesar de sus brillantes éxitos apostólicos, siempre se creía un pobre y miserable pecador. Cuando estaba agonizante vio que un sacerdote lo trataba con muy grande veneración y le dijo: “Padre, tráteme como a un miserable pecador, porque eso es lo que he sido y nada más”.
 
Cuando en su última enfermedad los dolores arreciaban, apretaba el crucifijo entre sus manos y exclamaba: “Dios mío, si sí te parece bien que suceda, está bien, ¡está muy bien!”. El 10 de mayo del año 1569, diciendo “Jesús y María” murió santamente. Fue beatificado en 1894 y el Papa Pablo VI lo declaró santo en 1970.
Petición

San Juan de Avila: tú que con tus sermones lograste tantas conversiones de pecadores, alcánzanos del Señor Dios, que también nosotros nos convirtamos.
 
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_de_Avila_5_10.htm)
 

09 mayo, 2013

San Pacomio


Oh, San Pacomio, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado Abad,
y santo, que, con vuestra vida de
ermitaño y vuestras mortificaciones
de abstinencia, ayuno y vigilia, en
práctica pusisteis el vivo Evangelio
de Jesús. Y, así, educasteis a los
monjes vuestros, a la vida en común,
en vuestra “koinonía”, en réplica a
la vida de los santos apóstoles en
Jerusalén. Vuestra vida ascética, os
hizo entregaros a la gente de vuestro
tiempo. Y, las arenas quemantes y
frías del desierto, saben mucho de
vos. Y, una voz misteriosa en la
fría y helada noche, escuchasteis,
y os invitó a estableceros en aquél
lugar. Así, vos, dejasteis vuestra
huella esparcida en el desierto, y,
do quiera que vuestra tumba esté, Dios
os premió con justicia, coronándoos
de eterna de luz, como justo premio
a vuestra entrega de amor, fe y luz;
oh, San Pacomio, “palabra y esperanza”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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9 de Mayo
San Pacomio
Abad


La extraordinaria vida de los ermitaños, con sus mortificaciones a veces exageradas y con aquella especie de encarnizamiento en sobrecargarse de abstinencias, ayunos, vigilias, era verdaderamente la traducción práctica del Evangelio. Su soledad podía de hecho tapar el engaño de sus extravagancias y de su orgullo.
 
Para eliminar este peligro un monje egipcio del siglo IV, San Pacomio, tuvo la idea de una nueva forma de monaquismo: el cenobitismo, o la vida en común, donde la disciplina y la autoridad reemplazaba la anarquía de los anacoretas.
 
Educó a sus monjes a la vida en común, constituyendo, poco lejos de las riberas del Nilo, la primera “koinonía”, una comunidad cristiana, a imitación de la fundada por los apóstoles en Jerusalén, basada en la comunión en la oración, en el trabajo y en el alimento y concretada en el servicio recíproco. El documento fundamental que regulaba esta vida era la Sagrada Escritura, que el monje aprendía de memoria y recitaba en voz baja durante el trabajo manual. Esta era también la forma principal de oración: un contacto con Dios mediante el sacramento de la Palabra.
 
San Pacomio nació en el Alto Egipto el año 287, de padres paganos. Enrolado a la fuerza en el ejército Imperial a la edad de 20 años, acabó en prisión en Tebas con todos los reclutas. Protegidos por la oscuridad, por la noche los cristianos les llevaban un poco de alimento. El gesto de los desconocidos conmovió a Pacomio, quien preguntó quién los incitaría a traer esto. “El Dios de los cielos” fue la respuesta de los cristianos. Aquella noche Pacomio rezó al Dios de los cristianos que lo liberara de las cadenas, prometiéndole a cambio dedicar su propia vida a su servicio.
 
Tan pronto recobró su libertad cumplió el voto uniéndose a una comunidad cristiana de una aldea del sur, la actual Kasr-es-Sayad en donde tuvo instrucción necesaria para recibir el bautismo.

Por algún tiempo llevó una vida de asceta entregándose al servicio de la gente del lugar, después se puso por siete años bajo la guía de un monje anciano, Palamone. Durante un paréntesis de soledad en el desierto una voz misteriosa lo invitó a establecer su residencia en aquel lugar, al cual después habrían llegado numerosos discípulos. A la muerte de Pacomio, los monasterios masculinos eran nueve, más uno femenino.
 
Del santo se desconoce el lugar de la sepultura, pues en su lecho de muerte dijo al discípulo Teodoro que escondiera sus restos para evitar que sobre su tumba edificaran una iglesia, a imitación de los “martyrion” o capillas construidas en las tumbas de los mártires.
 
 

08 mayo, 2013

San Job


Oh, San Job, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su más admirable siervo y
santo, que, puesto a prueba por Él, nunca
dejasteis de amarlo y cada vez más y más,
a pesar de que, vos, mas dolor en vuestra
alma y cuerpo recibíais. Vuestra paciencia,
os ha encumbrado, por siempre, como eterno
paradigma de paciencia. Y, como erais de
sencillez grande y hombre recto, jamás
dejasteis de temer a Dios y os declarasteis
enemigo abierto del mal. Hijos e hijas,
cuantiosa fortuna en animales y servidumbre,
hicieron de vos, el hombre más rico de
vuestro tiempo. Y, entonces, permitió Dios,
que el Demonio a vos os sometiera, a crueles
pruebas, sin quitaros la vida. Así, vuestros
rebaños perdisteis por el robo y el fuego.
Vuestra casa, reducida a escombros quedó
matando a todos vuestros hijos. Y, vuestro
cuerpo, cubierto fue de úlceras y arrojado
fuisteis a un basural. “Desnudo salí del
vientre de mi madre, desnudo volveré a la
tierra. El Señor me lo dio todo y Él me lo
quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”.
Decíais vos, de increíble manera. Y, sí,
bendito sea su Santo Nombre, porque Él, es
el dueño de la vida, y, Él, mismo, os premió
con corona de luz y gloria, como gozáis vos;
oh, San Job, “rey de la fe y la paciencia”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Mayo
San Job


Personaje bíblico admirable por su paciencia. Vivía en Arabia hacia el siglo XIV a.C. Hombre sencillo y recto, temeroso de Dios y enemigo del mal, habitaba la tierra de Hus. Tenía 7 hijos y 3 hijas y una gran fortuna en animales y servidumbre. Era el hombre más rico de la comarca.
 
El relato bíblico dice que Dios permitió que el Demonio sometiera a Job a las más rudas pruebas: hacerlo sufrir toda clase de padecimientos, menos quitarle la vida. Así, Job fue perdiendo sus rebaños por el robo, el fuego y otras calamidades; su casa quedó reducida a escombros aplastando y matando a todos sus hijos, y una enfermedad cubrió su cuerpo de úlceras y lo arrojó a un basural.
 
En medio de tantas desgracias Job no perdió su fe en Dios y exclamaba: “Desnudo salí del vientre de mi madre, desnudo volveré a la tierra. El Señor me lo dio todo y Él me lo quitó. ¡Bendito sea el nombre del Señor!”.
 
 
 

07 mayo, 2013

Santa Flavia Domitila



Oh, Santa Flavia Domitila, vos,
sois la hija del Dios de la vida,
su amada santa y mártir, y que,
acusada fuisteis, de renegado haber,
de los dioses paganos y, preferido
a Cristo, Jesús, Dios y Señor
Nuestro, y por ello, martirio cruel
recibisteis junto a vuestro marido,
siendo vos, desterrada a Pandataria
isla, pues vos, de alcurnia noble
erais. Así, vos, demostrasteis, con
coraje y valor, que elegir a Jesús,
como fuente de vida y, vida abundante
fue, es y será por siempre la mejor
elección. Vuestro apostolado, siempre
de amor lleno, proclamó en forma
clara y abundante, la excelencia
de la virginidad sobre el matrimonio.
Vos, no solo con vuestra virtuosa
vida, os contagiasteis de vuestro
fervor por Cristo, sino que, lo
hicisteis con vuestras dos vírgenes
sirvientas, que, pronto convertidas,
vivas, terminaron quemadas, por
razón de su fe y delación de paganos.
Vuestros verdugos, os quitaron
vuestra terrena vida, pero imaginaron
jamás, que, al hacerlo os daban
otra, eterna e imaginable siquiera;
para vivir hoy, toda coronada de luz;
oh, Santa Flavia Domitila, “virgen
”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Mayo
Santa Flavia Domitila
Mártir


Martirologio Romano: En Roma, conmemoración de santa Domitila, mártir, que, siendo hija de la hermana del cónsul Flavio Clemente, fue acusada durante la persecución bajo el emperador Domiciano de haber renegado de los dioses paganos y, por ello, por su fe en Cristo, junto con otros muchos cristianos fue desterrada a la isla de Ponza, en el Lacio, en la que padeció un prolongado martirio (s. I/II).

Etimológicamente: Flavia = Aquella de cabellos dorados, es de origen latino. El emperador es Vespasiano. Flavio Clemente es su sobrino, está casado con Flavia Domitila, se han hecho cristianos y es cónsul en el año 95. Tiene dos primos carnales que son Tito y Domiciano que, al no tener descendencia directa masculina, deberían dejar su puesto a uno de los hijos de Flavio Clemente según el derecho romano; poco faltó para que la Iglesia tuviera en el primer siglo un emperador cristiano, pero no sólo no fue así, sino que el emperador Domiciano desató una violenta persecución.

No distinguían muy bien por aquel entonces los que mandaban en Roma entre judíos y cristianos; los llaman simplemente paganos porque ni unos ni otros adoraban imágenes por seguir los Libros Santos. Vespasiano y Tito habían hecho la guerra y destruido la Ciudad Santa; los judíos y cristianos -que para ellos es igual- deben pagar impuestos. Como las cuentas cantan, Domiciano advierte por el monto de la recaudación el gran número de paganos que hay en el Imperio y ve que están presentes en todos los estamentos. Piensa que la depuración étnica se impone y Flavio Clemente, entre muchos, es denunciado -dice Suetonio «con acusaciones muy endebles»- y martirizado junto con su mujer o quizá ésta fuera mandada al destierro a la isla de Pandataria, como era costumbre entre los romanos para la gente noble. Así se concluyen los datos que proporciona la historia bien documentada.

Pero así como la historia ofrece unos datos seguros y fiables, la leyenda marca el paso de la historia a la ficción en la historia novelada para gusto y edificación de los cristianos cuando se habla de Flavia Domitila. Más que admitir la existencia de dos Flavias en el mismo tiempo y lugar, según los datos que se tienen, parece lo más probable y sensato aceptar la lectura en novela de la mártir Flavia Domitila, desdoblada.

Así nos encontramos con una novela de altos vuelos literarios en la que, con la base firme de la existencia de una mártir perteneciente a la más alta nobleza, se narra el destierro de Flavia, joven prometida de un joven pagano llamado Aureliano; los soldados Nereo y Aquileo, terminan por convencer a la novia para que acepte la virginidad rechazando la boda prevista. Se anota la esperada reacción violenta del joven pagano despreciado: denuncia como cristiana a la novia y la destierran a la isla de Poncia. La imaginación del autor hace intervenir al papa Clemente consagrando la virginidad de Flavia Domitila. Hay enredos entre amigos de la magia y adivinación por una parte y testigos que narran lo que pasó entre Pedro y Simón, el mago, por otra.

La protagonista que ocupa el centro del relato es un ejemplo de pulcritud y sensatez, mantiene el nervio de la historia con la valentía del seguimiento a Jesús ante la autoridad constituida, apareciendo también momentos de dudas que mantienen el suspense sobre los inciertos resultados de su elección, y ¡cómo no! su apostolado. Se desarrolla abundante doctrina para proclamar -en demasía- la excelencia de la virginidad sobre el matrimonio.

El guión no está exento de elementos dramáticos que mantienen la atención de los lectores y oyentes con los enredos de seducción por parte de Aureliano, que acaba dramáticamente muerto por la decepción y el rechazo. También se condenan las orgías propias del tiempo y la vanagloria de quien no tiene más perspectiva que la vida presente. 

La vuelta del destierro, además de poner fin a la preciosa novela ejemplar, sirve para describir el martirio con formas adecuadas al estilo del relato: Flavia Domilitila y sus dos sirvientas neoconversas por su ejemplo y palabras -también vírgenes cristianas- acaban quemadas vivas en su propia casa de Terracina por denuncia de paganos.

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=538)