19 mayo, 2013

Solemnidad de Pentecostés

 
 
Oh!, Espíritu Santo, que nunca os hallaría
pensé, pero, para mi felicidad os tengo
y a Vos, Oh, Dios; gracias me mantengo
y confiando seguro, en Cristo Jesús juraría,
 
que nada hay como vivir en plena alegría,
los Mandamientos cumpliendo, que tengo
en mi corazón guardados, vivos y sostengo
que con fe, esperanza y rebosante alegría,
 
hechos puro amor, y a los demás amando
como a mí mismo, y mi ser negando santo
para feliz, entregarlo solamente amando
 
y cada día, en el Altar perdonando Santo,
las injurias de aquellos que, renegando
de su fe, no te adoran ¡Oh!, Espíritu Santo

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Solemnidad de Pentecostés
 
Jesús había establecido los fundamentos de la Iglesia en el curso de su vida apostólica, y le había comunicado sus poderes después de resucitar. Pero el Espíritu Santo debía completar la formación de los apóstoles y revestirlos de la Fuerza de lo Alto.
 
Al reino visible de Cristo sucedía el reino invisible del Espíritu Santo, que venía a terminar y pulir la obra ya admirable de Jesús, “a renovar, la faz de la tierra”. Pentecostés celebra la primera manifestación del Espíritu Santo a los discípulos de Jesucristo.
 
Jesús había anunciado a sus discípulos la llegada del Espíritu Paráclito. Se apodera del Cenáculo el Espíritu Santo, y un viento huracanado que de repente sopla en torno y la aparición de lenguas de fuego en el interior, el gozo y la pérdida de temor, son las señales maravillosas de Su presencia.
 
Meditación
 
El Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad, es Dios. Verdadero Dios como lo son el Padre y el Hijo. Es el Amor del Padre y el Hijo. Cristo prometió que este Espíritu de Verdad iba a venir y moraría dentro de nosotros. “Yo rogaré al Padre y les dará otro Intercesor que permanecerá siempre con ustedes.Este es el Espíritu de Verdad que el mundo no puede recibir porque no lo ve ni lo conoce. Pero ustedes saben que él permanece con ustedes, y estará en ustedes” (Jn 14, 16-17)
 
El Espíritu Santo vino el día de Pentecostés y nunca se ausentará
 
Cincuenta días después de la Pascua, el Domingo de Pentecostés, los Apóstoles fueron transformados de hombres débiles y tímidos en valientes proclamadores de la fe; los necesitaba Cristo para difundir su Evangelio por el mundo.
 
El Espíritu Santo está presente de modo especial en la Iglesia, comunidad de quienes creen en Cristo como el Señor. Ayuda a su iglesia a que continúe la obra de Cristo en el mundo. Su presencia da gracia a los fieles para unirse más a Dios y entre sí en amor sincero, cumpliendo sus deberes con Dios y los demás.
 
La gracia y vida divina que prodiga hacen a la Iglesia ser mucho más grata a Dios; la hace crecer con el poder del Evangelio; la renueva con sus dones y la lleva a unión perfecta con Jesús. El Espíritu Santo guía al Papa, a los obispos y a los presbíteros de la Iglesia en su tarea de enseñar la doctrina cristiana, dirigir almas y dar al pueblo la gracia de Dios por medio de los Sacramentos. Orienta toda la obra de Cristo en la Iglesia: solicitud por los enfermos, enseñar a los niños, preparación de la juventud, consolar a los afligidos, socorrer a los necesitados.
Es nuestro deber honrar al Espíritu Santo amándole por ser nuestro Dios y dejarnos dócilmente guiar por Él en nuestras vidas. San Pablo nos lo recuerda diciendo: “¿No saben ustedes que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes?”(1 Cor 3, 16).
 
Conscientes de que el Espíritu Santo esta siempre con nosotros, mientras vivamos en estado de gracia santificante, debemos pedirle con frecuencia la luz y fortaleza necesarias para llevar una vida santa y salvar nuestra alma.
 
La Palabra de Dios “En verdad te digo: El que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el Reino de Dios. Lo nacido de la carne, es carne; lo nacido del Espíritu, es espíritu (Jn 3, 5-6). “Os he dicho estas cosas estando entre vosotros. Pero el Paráclito, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os recordará todo lo que yo os he dicho” (Jn 14, 25-26). ” Al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en un mismo lugar.
 
De repente vino del cielo un ruido como el de una ráfaga de viento impetuoso, que llenó toda la casa donde se encontraban. Se les aparecieron unas lenguas como de fuego que se repartieron y se postraron sobre cada uno de ellos; quedaron todos llenos del Espíritu Santo y se pusieron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les concedía expresarse (Hech 2, 1-4). ”
 
A cada cual se le otorga la manifestación del Espíritu para provecho común. Porque a uno se le da por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro fe, en el mismo Espíritu; a otros carismas de curaciones, en el unico Espíritu; a otro, poder de milagros; a otro, profecía, a otro, discernimiento de espíritus; a otro diversidad de lenguas; a otro don de interpretarlas. Pero todas estas cosas las obra un mismo y único Espíritu, distribuyéndolas a cada uno en particular según su voluntad” (1Cor 12, 7-11).
 
ORACIONES
 
Oración propia de la Novena Espíritu Santo
 
Tercera Persona de la Santísima Trinidad, Espíritu de Verdad, amor y santidad, que procedes del Padre y del Hijo y en todo son iguales, te adoro y te amo con todo mi corazón.
 
Espíritu Santo muy querido, confiando en el hondo y personal amor que me tienes, hago esta novena para pedirte, si así es tu voluntad, me concedas esta gracia en particular (Mencione el favor que desea).
 
Enséñame, Espíritu Divino, a conocer y buscar mi último fin; dame Santo temor de Dios, verdadera contrición y paciencia. No me dejes caer en pecado. Aumenta mi fe, esperanza y caridad y has florecer en mi alma las virtudes propias de mi estado de vida. Hazme fiel discípulo de Jesús y obediente hijo de la Iglesia.
 
Dame gracia eficaz con que pueda cumplir los Mandamientos y recibir dignamente los Sacramentos. Dame las cuatro virtudes cardinales, tus siete dones y los doce frutos. Llévame a perfección en el estado de vida al cual me has llamado y después de una muerte dichosa concédeme la vida eterna.
 
Te lo pido por Cristo nuestro Señor. Amén.


Consagración
 
Espíritu Santo, divino Espíritu de luz y amor, te consagro mi entendimiento, mi corazón, mi voluntad y todo mi ser, en el tiempo y en la eternidad.
 
Que mi entendimiento este siempre sumiso a tus divinas inspiraciones y enseñanzas de la doctrina de la Iglesia católica que tu guías infaliblemente.
 
Que mi corazón se inflame siempre en amor de Dios y del prójimo. Que mi voluntad este siempre conforme a tu divina voluntad. Que toda mi vida sea fiel imitación de la vida y virtudes de Nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A El, contigo y el Padre sea dado todo honor y gloria por siempre.
 
Dios Espíritu Santo, infinito amor del Padre y del Hijo, por las manos purísimas de María, tu esposa inmaculada, me pongo hoy y todos los días de mi vida sobre tu altar escogido, el Sagrado Corazón de Jesús, como un sacrificio en tu honor, fuego consumidor, con firme resolución ahora más que nunca de oír tu voz y cumplir en todas las cosas tu santísima y adorable voluntad.

Por los Siete Dones del Espíritu Santo
 
Bendito Espíritu de Sabiduría, ayúdame a buscar a Dios. Que sea el centro de mi vida, orientada hacia Él para que reine en mi alma el amor y armonía.

 Bendito Espíritu de Entendimiento, ilumina mi mente, para que yo conozca y ame las verdades de fe y las haga verdadera vida de mi vida.

 Bendito Espíritu de Consejo, ilumíname y guíame en todos mis caminos, para que yo pueda siempre conocer y hacer tu santa voluntad. Hazme prudente y audaz.

 Bendito Espíritu de Fortaleza, vigoriza mi alma en tiempo de prueba y adversidad. Dame lealtad y confianza.

 Bendito Espíritu de Ciencia, ayúdame a distinguir entre el bien y el mal. Enséñame a proceder con rectitud en la presencia de Dios. Dame clara visión y decisión firme.

 Bendito Espíritu de Piedad, toma posesión de mi corazón; inclinalo a creer con sinceridad en Ti, a amarte santamente, Dios mio, para que con toda mi alma pueda yo buscarte a ti, que eres mi Padre, el mejor y más verdadero gozo.

 Bendito Espíritu de Santo Temor, penetra lo mas intimo de mi corazón para que yo pueda siempre recordar tu presencia. Hazme huir del pecado y concédeme profundo respeto para con Dios y ante los demás, creados a imagen de Dios.
 
Oración
 
Te pedimos, Dios todopoderoso, nos concedas agradar al Espíritu Santo con nuestras oraciones de tal modo que podamos con su gracia vernos libres de tentaciones y merezcamos obtener el perdón de los pecados. Por Jesucristo nuestro Señor. Amen.
 
Ven, Espíritu Santo
Oh, Espíritu Santo, ven,
Danos el ansiado bien
De Tu lumbre celestial;
Padre del pobre clemente,
De eternos dones la fuente,
Luz para todo mortal.
Supremo consolador,
Huésped del alma, dulzor,
Refrigerio en los rigores,
Dulce tregua en la fatiga,
Templanza que ardor mitiga,
Consuelo en nuestros dolores.
Luz sacrosanta del mundo,
Abraza lo mas profundo
Del corazón de tus fieles;
Sin tu bella claridad,
Sólo existiría maldad,
Y serían los hombres crueles.
Limpia toda sordidez,
Fructifica la aridez,
Sana lo que se halla herido,
Doblega la vanidad,
Enardece la frialdad,
Torna recto lo torcido.
Bríndales la concesión
De tu septiforme don
A la grey que en Ti confía,
Úngelos con la virtud,
Dales éxito y salud,
Y perdurable alegría.
Amén. ¡Aleluya!
R. Y renovarás la faz de la tierra.
Oremos
 
¡Oh Dios! Tu has instruido los corazones de tus fieles enviándoles la luz de tu Espíritu Santo. Concédenos, por el mismo Espíritu, valorar rectamente las cosas y disfrutar siempre de su ayuda. Por Cristo Nuestro Señor. R. Amen
 
Oración corta al Espíritu Santo

Sopla sobre mí, Espíritu Santo, para que todos mis pensamientos sean santos. Actúa en mi, Espíritu Santo, para que también mi trabajo sea santo. Induce mi corazón, Espíritu Santo, para que ame solamente a aquello que es santo. Fortaléceme, Espíritu Santo, para defender todo lo que es santo. Guárdame, Espíritu Santo, para que yo siempre sea santo.
 
(http://www.ewtn.com/spanish/prayers/el_espíritu_santo.htm#Meditación)
 

18 mayo, 2013

San Juan I, Papa

 


Oh, San Juan I Papa; vos, sois
el hijo del Dios de la vida y
su amado santo y, el que, a los
arrianos herejes fustigasteis
con la verdad de la fe, que sólo
habita en Nuestra Santa Madre
Iglesia. Y, aquellos, con vos,
temblaron, como viento en plena
tempestad y, desde el día aquél,
no fueron nunca más. Y, aunque
Teodorico, reyezuelo, cobró
venganza con vos; Aquél que todo
lo ve, os premió coronándoos
con corona de luz, que hoy lucís
y gozáis, como justo premio a
vuestra entrega de amor y fe;
Oh, San Juan I, Papa y Mártir.
 
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Sábado 18
San Juan I
Papa y mártir
(año 526)
 
Era italiano, de Toscana. En 523 fue elegido Sumo Pontífice. En Italia gobernaba el rey Teodorico que apoyaba la herejía de los arrianos. Y sucedió que el emperador Justino de Constantinopla decretó cerrar todos los templos de los arrianos de esa ciudad y prohibió que los que pertenecían a la herejía arriana ocuparan empleos públicos (los arrianos niegan que Jesucristo es Dios y esto es algo muy grave y contrario a la religión Católica).
 
El rey Teodorico obligó entonces al Papa a que fuera a Constantinopla y tratar de obtener que el emperador Justino quitara las leyes que habían dado contra los arrianos. Pero Juan no tenía ningún interés en que apoyaran a los herejes. Y así lo comprendió la gente de esa gran ciudad.
 
Más de 15,000 fieles salieron en Constantinopla a recibir al Papa Juan, con velas encendidas en las manos, y estandartes. Y lo hicieron presidir muy solemnemente las fiestas de Navidad. Y claro está que el emperador Justino, aunque les devolvió algunas iglesias a los arrianos, no permitió que ninguno de estos herejes ocupara puestos públicos.
 
Y Teodorico se encendió en furiosa rabia, y al llegar el Santo Padre a Ravena (la ciudad donde el rey vivía) lo hizo encarcelar y fueron tan crueles los malos tratos que en la cárcel recibió, que al poco tiempo murió. Junto con el Papa fueron martirizados también sus dos grandes consejeros, Boecio y Símaco.
 
Y dicen los historiadores que el rey Teodorico sintió tan grande remordimiento por haber hecho morir a San Juan Primero, que en adelante lo veía hasta en los pescados que le servían en el almuerzo.
 

17 mayo, 2013

San Pascual Bailón

 
 
Oh, San Pascual Bailón, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su
amado santo. Vos, al Padre eterno,
lo adorasteis en la Santa Eucaristía,
a lo largo de vuestra vida santa.
Os llamaron Pascual, por nacido
haber, el día de Pascua y, aunque
de ovejas pastor, terminasteis de
franciscano religioso, pastando
“otras” ovejas. Un día gritasteis
“¡Ahí viene!, ¡allí está!”. Y, de
rodillas caísteis, porque a Jesús
visteis. Descalzo por los caminos
andabais, de piedras y espinas llenos,
y, os acompañaba vuestro devocionario,
por los campos aquellos. Fraile
ya, vuestros oficios los humildes:
portero, cocinero, mandadero y
barrendero. Pero vos, experto erais
en amar a Jesús en la Eucaristía.
Un día dijisteis vos, a Nuestra
Señora: “Señora: no puedo ofrecerte
grandes cualidades, porque no las
tengo, pero te ofrezco mi danza
campesina en tu honor” Y, de seguro
Ella, muy feliz debió sentirse. Así,
erais vos, una sencillez de amor puro.
Y, estando en el día de Pentecostés,
antes de morir, el sonido de una
campana oísteis y preguntasteis: “¿De
qué se trata?”. Y, os respondieron:
“Es que están en la elevación en la
Santa Misa” “¡Ah que hermoso momento!”,
dijisteis. Y, luego, vuestra terrena
vida, entregasteis, plácido al Padre,
que os premió, con justicia total. De
los “Congresos Eucarísticos” y de la
“Adoración Nocturna Patrono y guía”;
oh, San Pascual Bailón, “Eucaristía y luz”.
 
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 de Mayo
San Pascual Bailón
Religioso
(año 1592)
 
Querido San Pascual: consíguenos del buen Dios un inmenso amor por la Sagrada Eucaristía, un fervor muy grande en nuestras frecuentes visitas al Santísimo y una grande estimación por la Santa Misa. Propagad la devoción a Jesús Sacramentado y veréis lo que son los milagros (S. J. Bosco).
 
Le pusieron por nombre Pascual, por haber nacido el día de Pascua (del año 1540). Nació en Torre Hermosa, Aragón, España. Es el patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna. Desde los 7 años hasta los 24, por 17 años fue pastor de ovejas. Después por 28 será hermano religioso, franciscano.
 
Su más grande amor durante toda la vida fue la Sagrada Eucaristía. Decía el dueño de la finca en el cual trabajaba como pastor, que el mejor regalo que le podía ofrecer al niño Pascual era permitirle asistir algún día entre semana a la Santa Misa. Desde los campos donde cuidaba las ovejas de su amo, alcanzaba a ver la torre del pueblo y de vez en cuando se arrodillaba a adorar el Santísimo Sacramento, desde esas lejanías. En esos tiempos se acostumbraba que al elevar la Hostia el sacerdote en la Misa, se diera un toque de campanas. Cuando el pastorcito Pascual oía la campana, se arrodillaba allá en su campo, mirando hacia el templo y adoraba a Jesucristo presente en la Santa Hostia.Un día otros pastores le oyeron gritar: “¡Ahí viene!, ¡allí está!”. Y cayó de rodillas. Después dijo que había visto a Jesús presente en la Santa Hostia.
 
De niño siendo pastor, ya hacía sus mortificaciones. Por ej. la de andar descalzo por caminos llenos de piedras y espinas. Y cuando alguna de las ovejas se pasaba al potrero del vecino le pagaba al otro, con los escasos dineros que le pagaban de sueldo, el pasto que la oveja se había comido.
 
A los 24 años pidió ser admitido como hermano religioso entre los franciscanos. Al principio le negaron la aceptación por su poca instrucción, pues apenas había aprendido a leer. Y el único libro que leía era el devocionario, el cual llevaba siempre mientras pastoreaba sus ovejas y allí le encantaba leer especialmente las oraciones a Jesús Sacramentado y a la Sma. Virgen.
 
Como religioso franciscano sus oficios fueron siempre los más humildes: portero, cocinero, mandadero, barrendero. Pero su gran especialidad fue siempre un amor inmenso a Jesús en la Santa Hostia, en la Eucaristía. Durante el día, cualquier rato que tuviera libre lo empleaba para estarse en la capilla, de rodillas con los brazos en cruz adorando a Jesús Sacramentado. Por las noches pasaba horas y horas ante el Santísimo Sacramento. Cuando los demás se iban a dormir, él se quedaba rezando ante el altar. Y por la madrugada, varias horas antes de que los demás religiosos llegaran a la capilla a orar, ya estaba allí el hermano Pascual adorando a Nuestro Señor.
 
Ayudaba cada día el mayor número de misas que le era posible y trataba de demostrar de cuantas maneras le fuera posible su gran amor a Jesús y a María. Un día un humilde religioso se asomó por la ventana y vio a Pascual danzando ante un cuadro de la Sma. Virgen y diciéndole: “Señora: no puedo ofrecerte grandes cualidades, porque no las tengo, pero te ofrezco mi danza campesina en tu honor”. Pocos minutos después el religioso aquel se encontró con el santo y lo vio tan lleno de alegría en el rostro como nunca antes lo había visto así. Cuando los padres oyeron esto, unos se rieron, otros se pusieron muy serios, pero nadie comentó nada.
 
Pascual compuso varias oraciones muy hermosas al Santísimo Sacramento y el sabio Arzobispo San Luis de Rivera al leerlas exclamó admirado: “Estas almas sencillas sí que se ganan los mejores puestos en el cielo. Nuestras sabidurías humanas valen poco si se comparan con la sabiduría divina que Dios concede a los humildes”.
 
Sus superiores lo enviaron a Francia a llevar un mensaje. Tenía que atravesar caminos llenos de protestantes. Un día un hereje le preguntó: “¿Dónde está Dios?”. Y él respondió: “Dios está en el cielo”, y el otro se fue. Pero enseguida el santo fraile se puso a pensar: “¡Oh, me perdí la ocasión de haber muerto mártir por Nuestro Señor! Si le hubiera dicho que Dios está en la Santa Hostia en la Eucaristía me habrían matado y sería mártir. Pero no fui digno de ese honor”. Llegado a Francia, descalzo, con una túnica vieja y remendada, lo rodeó un grupo de protestantes y lo desafiaron a que les probara que Jesús sí está en la Eucaristía. Y Pascual que no había hecho estudios y apenas si sabía leer y escribir, habló de tal manera bien de la presencia de Jesús en la Eucaristía, que los demás no fueron capaces de contestarle. Lo único que hicieron fue apedrearlo. Y él sintió lo que dice la S. Biblia que sintieron los apóstoles cuando los golpearon por declararse amigos de Jesús: “Una gran alegría por tener el honor de sufrir por proclamarse fiel seguidor de Jesús”.
 
Lo primero que hacía al llegar a algún pueblo era dirigirse al templo y allí se quedaba por un buen tiempo de rodillas adorando a Jesús Sacramentado.
 
Hablaba poco, pero cuando se trataba de la Sagrada Eucaristía, entonces sí se sentía inspirado por el Espíritu Santo y hablaba muy hermosamente. Había recibido de Dios ese don especial: el de un inmenso amor por Jesús Sacramentado.
 
Siempre estaba alegre, pero nunca se sentía tan contento como cuando ayudaba a Misa o cuando podía estarse un rato orando ante el Sagrario del altar.
 
Pascual nació en la Pascua de Pentecostés de 1540 y murió en la fiesta de Pentecostés de 1592, el 17 de mayo (la Iglesia celebra tres pascuas: Pascua de Navidad, Pascua de Resurrección y Pascua de Pentecostés. Pascua significa: paso de la esclavitud a la libertad). Y parece que el regalo de Pentecostés que el Espíritu Santo le concedió fue su inmenso y constante amor por Jesús en la Eucaristía.
 
Cuando estaba moribundo, en aquel día de Pentecostés, oyó una campana y preguntó: “¿De qué se trata?”. Es que están en la elevación en la Santa Misa”. “¡Ah que hermoso momento!”, y quedó muerto plácidamente.
 
Después durante su funeral, tenían el ataúd descubierto, y en el momento de la elevación de la Santa Hostia en la misa, los presentes vieron con admiración que abría y cerraba por dos veces sus ojos. Hasta su cadáver quería adorar a Cristo en la Eucaristía. Los que lo querían ver eran tantos, que su cadáver lo tuvieron expuesto a la veneración del público por tres días seguidos.
Por 200 años muchísimas personas, al acercarse a la tumba de San Pascual oyeron unos misteriosos golpecitos. Nadie supo explicar el porqué pero todos estaban convencidos de que eran señales de que este hombre tan sencillo fue un gran santo. Y los milagros que hizo después de su muerte, fueron tantos, que el Papa lo declaró santo en 1690.
 
El Sumo Pontífice nombró a San Pascual Bailón Patrono de los Congresos Eucarísticos y de la Adoración Nocturna.
 
 

16 mayo, 2013

San Ubaldo Baldassini de Gubbio


Oh, San Ubaldo Baldassini de Gubbio,
vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, que os entregasteis
a la vida de escándalo de los clérigos
reformar, cosa que lograsteis de forma
y manera milagrosas. Vos, no solo os
mostrasteis conocedor de las virtudes
desde el púlpito, sino que, en practica
las poníais en vuestra santa vida. De
todas ellas, la mansedumbre y vuestra
increíble paciencia, fueron las que más
os acompañaron a lo largo de vuestra
vida. Soportasteis injurias y afrentas,
casi a diario, en silencio humilde y
místico. Vos, pastoreasteis y la cara
sacasteis siempre por vuestra grey
contra los peligros que acechaban en
aquellos tiempos. Os enfrentasteis al
terrible Barbarroja, en defensa de
Gubbio, vuestra amada ciudad. Y, así,
cumplida vuestra tarea, entregasteis
vuestra alma al cielo, que, coronada
fue con corona de luz y eternidad, por
vuestra entrega de amor, fe y esperanza;
oh, San Ubalado Baldassini de Gubbio.


© 2013 Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de Mayo
San Ubaldo Baldassini de Gubbio
Obispo, 16 de Mayo


Martirologio Romano: En Gubbio, en la región de Umbría, Italia, san Ubaldo, obispo, que se entregó a la labor de reformar la vida común de los clérigos. († 1160)
 
Nacido de noble cuna en Gubbio, Umbría, Italia. Perdió a su padre cuando era muy joven, fue educado por el prior de la Iglesia Catedral de su ciudad natal, donde fue canónigo regular.
 
Deseando servir a Dios con mayor regularidad,pasó al monasterio de San Segundo de la misma ciudad, donde permaneció algunos años. Llamado de vuelta por su obispo regresó al monasterio de la Catedral, donde fue hecho prior.
 
Fue nombrado obispo de Gubbio por el papa Honorio II. Durante su gobierno pastoral se distinguió por su gran paciencia y la notable frugalidad de su vida.
 
Su presencia salvó a la ciudad de ser saqueada por Federico Barbarroja. Murió el año 1160.
El día 16 de mayo se celebra la festividad de San Ubaldo, siendo el patrón de Gubbio, también se celebra su festividad en Jessup, Pennsylvania, Estados Unidos.
 
La devoción hacia el santo es muy grande en toda la Umbria y especialmente en Gubbio, donde en todas las familias hay al menos algún miembro con el nombre de Ubaldo. La festividad de su patrón se celebra por los habitantes con gran solemnidad.
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fuente:«Vidas de los santos», Alban Butler
 
Felizmente poseemos una excelente biografía de san Ubaldo Baldassini, obispo de Gubbio, escrita por Teobaldo, su sucesor en la sede. Ubaldo pertenecía a una noble familia de Gubbio. Quedó huérfano a temprana edad; su tío, el obispo de la ciudad, se encargó de educarle en la escuela de la catedral. Ubaldo recibió la ordenación sacerdotal al terminar sus estudios. Aunque era muy joven, fue nombrado deán de la catedral para que llevase a cabo la reforma de los canónigos, cuya existencia disipada era el escándalo de la ciudad. La tarea no era fácil, pero Ubaldo logró convencer a tres de los canónigos para que formasen una comunidad. Con el propósito de familiarizarse con la vida en común de los canónigos regulares, Ubaldo fue a pasar tres meses en la comunidad que Pedro de Honestis había fundado en el territorio de Ravena. A su regreso estableció en Gubbio las mismas reglas y, al poco tiempo, las aceptó todo el capítulo. Algo más tarde, un incendio consumió la casa de los canónigos y Ubaldo aprovechó la ocasión para trasladarse a Fonte Avellano y consultar a Pedro de Rímini, pues tenía la intención de retirarse a la soledad. Pero el siervo de Dios le hizo ver que se trataba de una tentación muy peligrosa y le exhortó a volver a ocupar el puesto que Dios le había señalado para bien de los demás. Ubaldo retornó, pues, a Gubbio y, bajo su dirección, el capítulo floreció más que nunca. En 1126, el santo fue elegido obispo de Perugia, pero se escondió para que los delegados de la ciudad no le encontrasen; en seguida fue a Roma a rogar al papa Honorio III que le permitiese rehusar el cargo. El Papa accedió a su petición, pero dos años después, quedó vacante la sede de Gubbio y el mismo Pontífice aconsejó al clero que eligiese a Ubaldo.
 
El santo practicó todas las virtudes dignas de un sucesor de los Apóstoles, pero se distinguió sobre todo por la mansedumbre y paciencia con que soportaba las injurias y afrentas, como si fuese insensible a ellas. En cierta ocasión, los obreros que reparaban las murallas de la ciudad, penetraron en la viña de san Ubaldo y dañaron las plantas. Al ver esto, el santo les rogó que procediesen con mayor cuidado; pero el capataz, que probablemente no le reconoció, le propinó un empellón con el que le hizo caer en un charco de mortero. San Ubaldo se levantó cubierto de lodo y se retiró sin decir palabra; pero algunos testigos del incidente esparcieron la noticia y el pueblo pidió que se castigase al capataz. La gran indignación popular estaba a punto de ejecutar un castigo brutal contra el capataz, cuando se presentó san Ubaldo en la corte y manifestó que, como se trataba de una ofensa cometida contra un miembro del clero, el culpable debía ser juzgado por el obispo. Después, se acercó al acusado, le dio el beso de paz en señal de reconciliación, rogó a Dios que le perdonara ésa y todas las otras injurias que hubiese cometido en su vida y pidió al juez que dejera en libertad al reo.
 
El santo defendió, repetidas veces, a su grey contra los peligros públicos. El emperador Federico Barbarroja había saqueado Espoleto y amenazaba con caer sobre Gubbio. San Ubaldo salió al encuentro del emperador y consiguió que desistiese de su propósito. Durante los dos últimos años de su vida, el santo obispo tuvo una serie de enfermedades que le hicieron sufrir mucho; pero todo lo soportó con heroica paciencia. El día de Pascua de 1160, aunque estaba muy enfermo, se levantó a celebrar la misa, predicó y dio la bendición al pueblo para que no quedase decepcionado. Al terminar estaba tan débil, que debió ser trasportado a su lecho, del que ya no se levantó. El día de Pentecostés, todo el pueblo de Gubbio desfiló por su habitación para despedirse del que cada uno consideraba como a un padre. San Ubaldo murió el 16 de mayo de 1160. La multitud que acudió a sus funerales, desde muy lejos, fue testigo de los numerosos milagros que Dios obró en su tumba.

 

15 mayo, 2013

San Isidro, labrador

 

Oh, San Isidro labrador; vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su
amado santo, y, que, vuestra santa
vida fundasteis en el temor de no
a Dios ofender, y, por ello a diario
lo buscabais, en el Santo Oficio,
por todas las gentes rogando de
vuestra conflictiva época. Sensible
con los más desposeídos, siendo vos,
uno más, nunca se os olvidó, ni
siquiera las avecillas del campo,
que de vos, se alimentaban. No os
abandonó nunca la Providencia del
Señor, y, de manera constante, os
favorecía de mil y una maneras. Y,
vuestros campos florecientes siempre
estaban y aunque generabais envidia,
ella, nunca prosperó, y mejor, hoy
por hoy, de los Agricultores, Patrono
del mundo sois, porque Aquél, que lo
ve e hizo todo, os bañó, de eterna
luz, como premio justo a vuestro amor;
oh, San Isidro; “humildad y santidad”.
 
© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de Mayo
 San Isidro labrador
(Año 1130)
 
San Isidro bendito: ruega por nuestros campos y por nuestros agricultores.
 
Es el patrono de los agricultores del mundo. Le pusieron ese nombre en honor de San Isidoro, un santo muy apreciado en España.
 
Sus padres eran unos campesinos sumamente pobres que ni siquiera pudieron enviar a su hijo a la escuela. Pero en casa le enseñaron a tener temor a ofender a Dios y gran amor de caridad hacia el prójimo y un enorme aprecio por la oración y por la Santa Misa y la Comunión.
 
Huérfano y solo en el mundo cuando llegó a la edad de diez años Isidro se empleó como peón de campo, ayudando en la agricultura a Don Juan de Vargas un dueño de una finca, cerca de Madrid. Allí pasó muchos años de su existencia labrando las tierras, cultivando y cosechando.
 
Se casó con una sencilla campesina que también llegó a ser santa y ahora se llama Santa María de la Cabeza (no porque ese fuera su apellido, sino porque su cabeza es sacada en procesión en rogativas, cuando pasan muchos meses sin llover).
 
Isidro se levantaba muy de madrugada y nunca empezaba su día de trabajo sin haber asistido antes a la Santa Misa. Varios de sus compañeros muy envidiosos lo acusaron ante el patrón por “ausentismo” y abandono del trabajo. El señor Vargas se fue a observar el campo y notó que sí era cierto que Isidro llegaba una hora más tarde que los otros (en aquel tiempo se trabajaba de seis de la mañana a seis de la tarde) pero que mientras Isidro oía misa, un personaje invisible (quizá un ángel) le guiaba sus bueyes y estos araban juiciosamente como si el propio campesino los estuviera dirigiendo.
 
Los mahometanos se apoderaron de Madrid y de sus alrededores y los buenos católicos tuvieron que salir huyendo. Isidro fue uno de los inmigrantes y sufrió por un buen tiempo lo que es irse a vivir donde nadie lo conoce a uno y donde es muy difícil conseguir empleo y confianza de las gentes. Pero sabía aquello que Dios ha prometido varias veces en la Biblia: “Yo nunca te abandonaré”, y confió en Dios y fue ayudado por Dios.
 
Lo que ganaba como jornalero, Isidro lo distribuía en tres partes: una para el templo, otra para los pobres y otra para su familia (él, su esposa y su hijito). Y hasta para las avecillas tenía sus apartados. En pleno invierno cuando el suelo se cubría de nieve, Isidro esparcía granos de trigo por el camino para que las avecillas tuvieran con que alimentarse. Un día lo invitaron a un gran almuerzo. El se llevó a varios mendigos a que almorzaran también. El invitador le dijo disgustado que solamente le podía dar almuerzo a él y no para los otros. Isidro repartió su almuerzo entre los mendigos y alcanzó para todos y sobró.
 
Los domingos los distribuía así: un buen rato en el templo rezando, asistiendo a misa y escuchando la Palabra de Dios. Otro buen rato visitando pobres y enfermos y por la tarde saliendo a pasear por los campos con su esposa y su hijito. Pero un día mientras ellos corrían por el campo, dejaron al niñito junto a un profundo pozo de sacar agua y en un movimiento brusco del chiquitín, la canasta donde estaba dio vuelta y cayó dentro del hoyo. Alcanzaron a ver esto los dos esposos y corrieron junto al pozo, pero este era muy profundo y no había cómo rescatar al hijo. Entonces se arrodillaron a rezar con toda fe y las aguas de aquel aljibe fueron subiendo y apareció la canasta con el niño y a este no le había sucedido ningún mal. No se cansaron nunca de dar gracias a Dios por tan admirable prodigio.
 
Volvió después a Madrid y se alquiló como obrero en una finca, pero los otros peones, llenos de envidia lo acusaron ante el dueño de que trabajaba menos que los demás por dedicarse a rezar y a ir al templo. El dueño le puso entonces como tarea a cada obrero cultivar una parcela de tierra. Y la de Isidro produjo el doble que las de los demás, porque Nuestro Señor le recompensaba su piedad y su generosidad.
 
En el año 1130 sintiendo que se iba a morir hizo humilde confesión de sus pecados y recomendando a sus familiares y amigos que tuvieran mucho amor a Dios y mucha caridad con el prójimo, murió santamente.
 
A los 43 años de haber sido sepultado en 1163 sacaron del sepulcro su cadáver y estaba incorrupto, como si estuviera recién muerto. Las gentes consideraron esto como un milagro. Poco después el rey Felipe III se hallaba gravísimamente enfermo y los médicos dijeron que se moriría de aquella enfermedad. Entonces sacaron los restos de San Isidro del templo a donde los habían llevado cuando los trasladaron del cementerio. Y tan pronto como los restos salieron del templo, al rey se le fue la fiebre y al llegar junto a él los restos del santo se le fue por completo la enfermedad. A causa de esto el rey intercedió ante el Sumo Pontífice para que declarara santo al humilde labrador, y por este y otros muchos milagros, el Papa lo canonizó en el año 1622 junto con Santa Teresa, San Ignacio, San Francisco Javier y San Felipe Neri.
 
 

14 mayo, 2013

San Matías, Apóstol



Oh, San Matías, vos, sois el hijo
del Dios del vida y su santo Apóstol.
A vos, os eligieron, para completar
a los “doce”, después de la Ascensión
de Jesús, en remplazo del Judas “malo”,
que, su vida terminó, por su traición
a Cristo. Pedro, vuestra elección
dirigió así, orando con fe: “Señor,
tú que conoces los corazones de todos,
muéstranos a cual de estos dos eliges
como apóstol, en remplazo de Judas”.
Y, en vos, cayó la suerte y desde
aquél día, admitido fuisteis como
Apóstol. Vos, quizás no brillasteis
como otros tantos, pero, sois, como
muchos de nosotros, gente común, a
quienes animáis a serlo, tales como:
San Chofer de camión y Santa Costurera.
San Cargador de bultos y Santa Lavandera
de ropa. San Colocador de ladrillos
y Santa Vendedora de almacén, San
Empleado y Santa Secretaria. Al final
de cuentas, llamados todos estamos
a ser santos, para la gloria de Dios;
oh, San Matías, “fe y regalo de Dios”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de mayo
San Matías, Apóstol
(siglo I)


Matías significa: “Regalo de Dios”. Este es el apóstol No. 13 (El 14 es San Pablo). Es un apóstol “póstumo” (Se llama póstumo al que aparece después de la muerte de otro). Matías fue elegido “apóstol” por los otros 11, después de la muerte y Ascensión de Jesús, para reemplazar a Judas Iscariote que se ahorcó. La S. Biblia narra de la siguiente manera su elección:
 
“Después de la Ascensión de Jesús, Pedro dijo a los demás discípulos: Hermanos, en Judas se cumplió lo que de él se había anunciado en la Sagrada Escritura: con el precio de su maldad se compró un campo. Se ahorcó, cayó de cabeza, se reventó por medio y se derramaron todas sus entrañas. El campo comprado con sus 30 monedas se llamó Haceldama, que significa: “Campo de sangre”. El salmo 69 dice: “su puesto queda sin quién lo ocupe, y su habitación queda sin quién la habite”, y el salmo 109 ordena: “Que otro reciba su cargo”.
 
“Conviene entonces que elijamos a uno que reemplace a Judas. Y el elegido debe ser de los que estuvieron con nosotros todo el tiempo en que el Señor convivió con nosotros, desde que fue bautizado por Juan Bautista hasta que resucitó y subió a los cielos”.
 
Los discípulos presentaron dos candidatos: José, hijo de Sabas y Matías. Entonces oraron diciendo: “Señor, tú que conoces los corazones de todos, muéstranos a cual de estos dos eliges como apóstol, en reemplazo de Judas”.
 
Echaron suertes y la suerte cayó en Matías y fue admitido desde ese día en el número de los doce apóstoles (Hechos de los Apóstoles, capítulo 1).
 
San Matías se puede llamar un “apóstol gris”, que no brilló de manera especial, sino que fue como tantos de nosotros, un discípulo del montón, como una hormiga en un hormiguero. Y a muchos nos anima que haya santos así porque esa va a ser nuestra santidad: la santidad de la gentecita común y corriente. Y de estos santos está lleno el cielo: San Chofer de camión y Santa Costurera. San Cargador de bultos y Santa Lavandera de ropa. San Colocador de ladrillos y Santa Vendedora de Almacén, San Empleado y Santa Secretaria, etc. Esto democratiza mucho la santidad, porque ella ya no es para personajes brillantes solamente, sino para nosotros los del montón, con tal de que cumplamos bien cada día nuestros propios deberes y siempre por amor de Dios y con mucho amor a Dios.
 
San Clemente y San Jerónimo dicen que San Matías había sido uno de los 72 discípulos que Jesús mandó una vez a misionar, de dos en dos. Una antigua tradición cuenta que murió crucificado. Lo pintan con una cruz de madera en su mano y los carpinteros le tienen especial devoción.
 
 
 

13 mayo, 2013

Nuestra Señora de Fátima




Alegría y asombro de veros Nuestra Madre,
aquél de Mayo trece, que vinisteis amorosa.
Amor, para con Cristo pidiendo y, honrosa
os posasteis, en esta tierra, obra de Dios Padre.


Vos, que de los cielos bajasteis amada Madre,
compartisteis las eternas verdades y, ansiosa
a tus amados hijos les mostrasteis gloriosa,
el camino, para seguros llegar a Dios Padre:


Por el camino ancho jamás, sí, por el angosto
porque es ése, el andar de Vos, Santa María,
desde Belén hasta Fátima, uno y, muy angosto.


Y, sabe Dios, cuántos más, como el angosto,
porque Él, es el Dios de la vida. Santa María
de sol vestida, por vuestro andar en el angosto.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Mayo
La Virgen de Fátima
(1917)


Desde el 13 de Mayo de 1917 la Sma. Virgen María se apareció por seis veces en Fátima (Portugal) a tres pastorcitos: Lucía, Francisco y Jacinta. En un hermoso libro titulado “Memorias de Lucía” (cuya lectura recomendamos) la que vio a la Virgen cuenta todos los detalles de esas apariciones.
 
Primera Aparición 13 de Mayo de 1917
 
El 13 de mayo se produjo el siguiente diálogo:
- ¿De dónde es su merced?
- Mi patria es el cielo.
- ¿Y qué desea de nosotros?
- Vengo a pedirles que vengan el 13 de cada mes a esta hora (mediodía). En octubre les diré quién soy y qué es lo que quiero.
- ¿Y nosotros también iremos al cielo?
- Lucía y Jacinta sí.
- ¿Y Francisco?

Los ojos de la aparición se vuelven hacia el jovencito y lo miran con expresión de bondad y de maternal reproche mientras va diciendo:
 
- El también irá al cielo, pero antes tendrá que rezar muchos rosarios.
 
Y la Sma. continuó diciéndoles:
 
- ¿Quieren ofrecerse al Señor y estar prontos para aceptar con generosidad los sufrimientos que Dios permita que les lleguen y ofreciéndolo todo en desagravio por las ofensas que se hacen a Nuestro Señor?
- Sí, Señora, queremos y aceptamos.

Con un gesto de amable alegría, al ver su generosidad, les dijo:
- Tendrán ocasión de padecer y sufrir, pero la gracia de Dios los fortalecerá y asistirá.
 
Segunda aparición: 13 de Junio de 1917
 
La Sma. Virgen le dice a los tres niños: “Es necesario que recen el rosario y aprendan a leer”.
Lucía le pide la curación de un enfermo y la Virgen le dice: “Que se convierta y el año entrante recuperará la salud”.
 
Lucía le suplica: “Señora: ¿quiere llevarnos a los tres al cielo?”.
 
- Sí a Jacinta y a Francisco los llevaré muy pronto, pero tú debes quedarte aquí abajo, porque Jesús quiere valerse de ti para hacerme amar y conocer. El desea propagar por el mundo la devoción al Inmaculado Corazón de María.
 
- ¿Y voy a quedarme solita en este mundo?


- ¡No hijita! ¿Sufres mucho? Pero no te desanimes, que yo no te abandonaré. Mi corazón inmaculado será tu refugio y yo seré el camino que te conduzca a Dios.
 
Tercera aparición: 13 de julio de 1917
 
Ya hay 4,000 personas. Nuestra Señora les dice a los videntes: “Es necesario rezar el rosario para que se termine la guerra. Con la oración a la Virgen se puede obtener la paz. Cuando sufran algo digan: ‘Oh Jesús, es por tu amor y por la conversión de los pecadores’”.
 
La Virgen abrió sus manos y un haz de luz penetró en la tierra y apareció un enorme horno lleno de fuego, y en él muchísimas personas semejantes a brasas encendidas, que levantadas hacia lo alto por las llamas volvían a caer gritando entre lamentos de dolor. Lucía dio un grito de susto. Los niños levantaron los ojos hacia la Virgen como pidiendo socorro y Ella les dijo:
 
- ¿Han visto el infierno donde van a caer tantos pecadores? Para salvarlos, el Señor quiere establecer en el mundo la devoción al Corazón Inmaculado de María. Si se reza y se hace penitencia, muchas almas se salvarán y vendrá la paz. Pero si no se reza y no se deja de pecar tanto, vendrá otra guerra peor que las anteriores, y el castigo del mundo por sus pecados será la guerra, la escasez de alimentos y la persecución a la Santa Iglesia y al Santo Padre.
 
Vengo a pedir la Consagración del mundo al Corazón de María y la Comunión de los Primeros Sábados, en desagravio y reparación por tantos pecados. Si se acepta lo que yo pido, Rusia se convertirá y vendrá la paz. Pero si no una propaganda impía difundirá por el mundo sus errores y habrá guerras y persecuciones a la Iglesia. Muchos buenos serán martirizados y el Santo Padre tendrá que sufrir mucho. Varias naciones quedarán aniquiladas. Pero al fin mi Inmaculado Corazón triunfará.
 
Y añadió Nuestra Señora: Cuando recen el Rosario, después de cada misterio digan: “Oh Jesús, perdónanos nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y lleva al cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas de tu misericordia”.

Cuarta aparición: Agosto 1917
 
La 4ª. Aparición no fue posible el 13 de agosto, porque en este día el alcalde tenía prisioneros a los 3 niños para tratar de hacerlos decir que ellos no habían visto a la Virgen. Aunque no lo logró. La aparición sucedió unos días después.
 
La Sma. Virgen les dijo en la 4ª. Aparición:
 
“Recen, recen mucho y hagan sacrificios por los pecadores. Tienen que recordar que muchas almas se condenan porque no hay quién rece y haga sacrificios por ellas”. (El Papa Pío XII decía que esta frase era la que más le impresionaba del mensaje de Fátima y exclamaba: “Misterio tremendo: que la salvación de muchas almas dependa de las oraciones y sacrificios que se hagan por los pecadores”.
Desde esta aparición los tres niños se dedicaron a ofrecer todos los sacrificios posibles por la conversión de los pecadores y a rezar con más fervor el Rosario.
 
Quinta aparición: 13 de Septiembre 1917
 
Ya hay unas 12,000 personas. Nuestra Señora les recomienda a los videntes que sigan rezando el Rosario y anuncia el fin de la guerra. Lucía le pide por varios enfermos. La Virgen le responde que algunos sí curarán, pero que otros no, porque Dios no se confía de ellos, y porque para la santificación de algunas personas es más conveniente la enfermedad que la buena salud. E invita a todos a presenciar un gran milagro el próximo 13 de octubre.
 
Sexta y última aparición. 13 de octubre de 1917
 
En este día hay 70,000 personas. La aparición dice a los tres niños: “Yo soy la Virgen del Rosario. Deseo que en este sitio me construyan un templo y que recen todos los días el Santo Rosario”.
 
Lucía les dice los nombres de bastantes personas que quieren conseguir salud y otros favores muy importantes. Nuestra Señora le responde que algunos de esos favores serán concedidos y otros serán reemplazados por favores mejores. Y añade: “Pero es muy importante que se enmienden y que pidan perdón por sus pecados”.
 
Y tomando un aire de tristeza la Sma. Virgen dijo estas sus últimas palabras de las apariciones: QUE NO OFENDAN MAS A DIOS QUE YA ESTA MUY OFENDIDO (Lucía afirma que de todas las frases oídas en Fátima, esta fue la que más le impresionó).
 
La Sma. Virgen antes de despedirse señaló con sus manos hacia el sol y entonces los 70,000 espectadores presenciaron un milagro conmovedor, un espectáculo maravilloso, nunca visto: la lluvia cesó instantáneamente (había llovido desde el amanecer y era mediodía) las nubes se alejaron y el sol apareció como un inmenso globo de plata o de nieve, que empezó a dar vueltas a gran velocidad, esparciendo hacia todas partes luces amarillas, rojas, verdes, azules y moradas, y coloreando de una manera hermosísima las lejanas nubes, los árboles, las rocas y los rostros de la muchedumbre que allí estaba presente. De pronto el sol se detiene y empieza a girar hacia la izquierda despidiendo luces tan bellas que parece una explosión de juegos pirotécnicos, y luego la multitud ve algo que la llena de terror y espanto.
 
Ven que el sol se viene hacia abajo, como si fuera a caer encima de todos ellos y a carbonizarlos, y un grito inmenso de terror se desprende de todas las gargantas. “Perdón, Señor, perdón”, fue un acto de contricción dicho por muchos miles de pecadores. Este fenómeno natural se repitió tres veces y duró diez minutos. No fue registrado por ningún observatorio astronómico porque era un milagro absolutamente sobrenatural.
 
Luego el sol volvió a su sitio y los miles de peregrinos que tenían sus ropas totalmente empapadas por tanta lluvia, quedaron con sus vestidos instantáneamente secos. Y aquel día se produjeron maravillosos milagros de sanaciones y conversiones.

Y nosotros queremos recordar y obedecer los mensajes de la Sma. Virgen en Fátima: “Rezar el Rosario. Hacer oración y sacrificios por la conversión de los pecadores y NO ofender más a Dios, que ya esta muy ofendido”.