18 abril, 2015

Santa María de la Encarnación

 

¡Oh!, Santa María de la Encarnación; vos, sois la hija
del Dios de la vida, su amada santa y que, el honor
tuvisteis, de llevar tres nuevas comunidades religiosas a
vuestra patria, tener tres hijas religiosas y un hijo
sacerdote, además de dos hijos buenos católicos y padres
de familia. “Si no me permiten ser esposa de Cristo, al
menos trataré de ser una buena esposa de un buen cristiano”.
Dijisteis vos, y así, fue. Educasteis a vuestros hijos,
con esmero increíble: “Los estoy preparando para que
cumplan siempre y en todo de la mejor manera la voluntad
de Dios”, sentenciabais. Rezabais con vuestras sirvientas,
corregíais mutuamente vuestros defectos, y os leíais
libros piadosos y espiritualmente les ayudabais. Alimentabais
hambrientos, visitabais enfermos, asistíais a los agonizantes,
instruíais a los que no sabían el catecismo, tratabais y
convertíais a los herejes, a los que se habían pasado a
otras religiones y favorecíais a todas las comunidades
religiosas. La lectura de la autobiografía de Santa Teresa
y las “Confesiones” de San Agustín, os salvaron de la mundana
vida. “Muy pobre y miserable es el corazón que en vez de
contentarse con tener a Dios de amigo, se dedica a buscar
amistades que sólo le dejan desilusión”. Esta frase de San
Agustín, os impresionó para siempre. Y, un día, Santa Teresa,
se os apareció y os dijo: “Tú tienes que esforzarte porque
mi comunidad logre llegar a Francia”. Y, así fue. Y, vos,
misma, más tarde entrasteis al convento, para vivir una vida
mística y de frecuentes éxtasis. Y, poco antes de morir y
en pleno éxtasis, os preguntaron: “¿Qué hacía hermana durante
este rato?”. Y respondisteis: “Estaba hablando con mi buen
Padre, Dios”. Y, dicho ello, entregasteis vuestra alma. Y,
Él, feliz de teneros por vuestra incansable tarea de amor y
fe, os coronó con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡oh!, Santa María de la Encarnación, “amor a Dios sobre todo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Abril
Santa María de la Encarnación
Madre de familia
Año 1618

He aquí una madre de seis hijos, que se dio el gusto de poder llevar a su país tres nuevas comunidades religiosas, y de llegar a tener tres hijas religiosas y un hijo sacerdote, además de dos hijos muy buenos católicos y padres de familia.

Nació en París en 1565 de noble familia. Sus padres deseaban mucho tener una hija y después de bastantes años de casados no la habían tenido. Prometieron consagrarla a la Sma. Virgen y Dios se la concedió. Tan pronto nació la consagraron a Nuestra Señora y poco después fueron al templo a dar gracias públicamente a Dios por tan gran regalo.

De jovencita deseaba mucho ser religiosa, pero sus padres, por ser la única hija, dispusieron que debería contraer matrimonio. Ella obedeció diciendo: “Si no me permiten ser esposa de Cristo, al menos trataré de ser una buena esposa de un buen cristiano”. Y en verdad que lo fue.

A sus seis hijos los educaba con tanto esmero especialmente en lo espiritual que la gente decía: “Parece que los estuviera preparando para ser religiosos”.

Su esposo Pedro Acarí, un joven abogado, que ocupaba un alto puesto en el Ministerio de Hacienda del gobierno, era muy piadoso y caritativo y ayudaba con gran generosidad especialmente a los católicos que tenían que huir de Inglaterra por la persecución de la Reina Isabel. Pero como todo ser humano, Don Pedro tenía también fuertes defectos que hicieron sufrir bastante a nuestra santa. Pero ella los soportaba con singular paciencia.

A quienes le preguntaban si a sus hijos los estaba preparando para que fueran religiosos, ella les respondía: “Los estoy preparando para que cumplan siempre y en todo de la mejor manera la voluntad de Dios”.

El Sr. Acarí pertenecía a la Liga Católica y este partido fue derrotado y quedó de rey Enrique IV, el cual desterró a los jefes de la Liga y les confiscó todos sus bienes. De un momento a otro la señora de Acarí quedaba sin esposo y sin bienes y con seis hijitos para sostener. Pero ella no era mujer débil para dejarse derrotar por las dificultades. Personalmente asumió ante el gobierno la defensa de su marido y obtuvo que levantaran el destierro y que le devolvieran parte de los bienes que le habían quitado. Y llegó a ganarse la admiración y el aprecio del mismo rey Enrique IV.

Desde los primeros años de su matrimonio dispuso llevar una vida de mucha piedad en su hogar. Al personal de servicio le hacía rezar ciertas oraciones por la mañana y por la noche, y a la vez que les prestaba toda clase de ayudas materiales, se preocupaba mucho porque cada uno cumpliera muy bien sus deberes para con Dios. Se asoció con una de sus sirvientas para rezar juntas, corregirse mutuamente en sus defectos, leer libros piadosos y ayudarse en todo lo espiritual.

La bondad de su corazón alcanzaba a todos Alimentaba a los hambrientos, visitaba enfermos, ayudaba a los que pasaban situaciones económicas difíciles, asistía a los agonizantes, instruía a los que no sabían bien el catecismo, trataba de convertir a los herejes, a los que habían pasado a otras religiones y favorecía a todas las comunidades religiosas que le era posible. Su marido a veces se disgustaba al verla tan dedicada a tantas actividades religiosas y caritativas, pero después bendecía a Dios por haberle dado una esposa tan santa.

La señora de Acarí se hizo amiga de una mujer mundana la cual empezó a tratar en sus charlas de temas profanos, y al iniciarla en lecturas de novelas y de escritos no piadosos. Esto la enfrió mucho en su piedad. Afortunadamente su esposo se dio cuenta y la previno contra el peligro de esa amistad y de esas lecturas y empezó a llevarle los libros escritos por Santa Teresa, y estos libros la transformaron completamente. Otra lectura que la conmovió profundamente fue la de las Confesiones de San Agustín. Una frase de este santo que la movió a dedicarse totalmente a Dios fue la siguiente: “Muy pobre y miserable es el corazón que en vez de contentarse con tener a Dios de amigo, se dedica a buscar amistades que sólo le dejan desilusión”.

Muere su esposo y ella puede ahora dedicarse con más exclusividad a las labores espirituales. Arregla todo de la mejor manera para que sus hijos sigan recibiendo la mejor educación posible y ella dirige todos sus esfuerzos a una labor que le ha sido confiada en una visión.

Un día mientras está orando, después de haber leído unas páginas de la autobiografía de Santa Teresa, siente que ésta santa se le aparece y le dice: “Tú tienes que esforzarte por que mi comunidad de las carmelitas logre llegar a Francia”. Desde esa fecha la Señora Acarí se dedica a conseguir los permisos para que las Carmelitas puedan entrar a su país. Pero las dificultades que se le presentan son muy grandes. Hay leyes que prohiben la llegada de nuevas comunidades. Habla con el rey y con el arzobispo, pero cuando todo parece ya estar listo, de nuevo se les prohibe la entrada. Una nueva aparición de Santa Teresa viene a recomendarle que no se canse de hacer gestiones para que las religiosas carmelitas puedan entrar a Francia, porque esta comunidad va a hacer grandes labores espirituales en ese país. Por sus ruegos el Padre Berule (el futuro Cardenal Berule) se va a España y obtiene que preparen un grupo de carmelitas para enviar a París. Y mientras tanto la Sra. Acarí sigue en la capital haciendo gestiones para conseguirles casa y por obtener todos los permisos del alto gobierno.

Nuestra santa no es de las que se quedan con los brazos cruzados. Sabe que a París ha llegado el famoso obispo San Francisco de Sales a predicar una gran serie de sermones y lo invita a su casa y este santo apóstol que es admirador incondicional de los escritos de Santa Teresa se le convierte en su mejor aliado y habla con las más altas personalidades y le ayuda a conseguir los permisos que necesitan. Otro que les ayudó mucho fue el abad de los Cartujos, que era su confesor. Y entre todos logran conseguir del Papa Clemente VIII un decreto permitiendo la entrada de las hermanas a Francia. 

Un ideal conseguido

En 1604 llegaron a París las primeras hermanas Carmelitas. Iban dirigidas por dos religiosas que después serían beatas: la beata Ana de Jesús y la Madre Ana de San Bartolomé. La señora de Acarí con sus tres hijas las estaba esperando en las puertas de la ciudad, y con ellas lo mejor de la sociedad. Y cantando el salmo 116: “Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos”, entraron al pueblo para dar gracias y luego las acompañaron a la casa que les tenían preparada. Poco después las tres hijas de la señora Acarí se hicieron monjas carmelitas y luego lo será ella también.

La comunidad de las carmelitas estaba destinada a hacer un gran bien en Francia por muchos siglos y a tener santas famosas como por ejemplo, Santa Teresita del Niño Jesús.

La beata de la cual estamos hablando en esta biografía tiene la especialidad de haber sido una de las monjas más especiales que ha tenido la Iglesia Católica. Madre de seis hijos (tres religiosas carmelitas, un sacerdote y dos casados) viuda, dama de la alta sociedad y termina siendo humilde monjita en un convento donde su propia hija es la superiora. No es un caso tan fácil de repetirse.

Después de conseguirles muchas novicias a las hermanas carmelitas y de ayudarles a fundar tres conventos en Francia y de haber tenido el gusto de que sus tres hijas se hicieran monjas carmelitas, pidió ella también ser aceptada como hermanita legal en uno de los conventos. Y allí se dedicó a los oficios más humildes y a obedecer en todo como la más sencilla de las novicias. Al ser nombrada su hija como superiora del convento, la mamá de rodillas le juró obediencia.

Los últimos años de la hermana María de la Encarnación (nombre que tomó en la comunidad) fueron de profunda vida mística y de frecuentes éxtasis. Dios le revelaba importantes verdades. Estas elevaciones espirituales, ahora en la vida del convento las podía gozar mucho más tranquilamente. Santa Teresa en una tercera aparición le anunció que ella también llegaría a pertenecer a su comunidad de hermanas carmelitas y esto la animó a hacer la petición para entrar a la santa comunidad.

Desde que se hizo religiosa su ilusión era pasar escondida y en silencio, cumpliendo con la mayor exactitud los reglamentos de la congregación. Las monjitas empezaron pronto a presenciar sus éxtasis y les parecía que esta venerable señora era ante Dios como una niñita sencilla, pura y obediente que tenía su cuerpo acá en la tierra pero que ya su espíritu vivía más en el cielo que en este mundo.

En abril de 1618 enfermó gravemente y quedó medio paralizada. No se cansaba de bendecir a Dios por todas las misericordias que le había regalado en su vida. A una hija que lloraba al sentir que se iba a morir le decía: “Pero hija, ¿te entristeces porque me marcho a una patria mucho mejor que esta?”. Y su lecho de muerte se convierte en cátedra desde donde enseña a todas la santidad. Sin cesar recomienda a quienes la visitan que no se apeguen a los goces de la tierra que son tan pasajeros y que se esfuercen por conseguir los goces del cielo que son eternos.

Las hermanas le preguntan: “¿Le va pedir a Dios que le revele la fecha de su muerte?”, y responde: -”No, yo lo que le pido a Nuestro Señor es que tenga misericordia de mí en esta hora final”. Otra le pregunta: “¿Qué le pedirá a Dios al llegar al cielo? – Le pediré que en todo y en todas partes se haga siempre la voluntad de su querido Hijo Jesucristo”. El 16 de abril de 1618 tiene un éxtasis y al final de él una monjita le pregunta: “¿Qué hacía hermana durante este rato?” Y le responde: “Estaba hablando con mi buen Padre, Dios”. Luego con una suave sonrisa se quedó muerta.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Beata_María_de_la_Encarnación.htm)

17 abril, 2015

San Robert de Chaise-Dieu

 

17 de Abril
San Robert de Chaise-Dieu
Abad

Martirologio Romano: En el monasterio de Chaise-Dieu, de la Alvernia, en Francia, san Roberto, abad, que, habiéndose retirado a este lugar para vivir como solitario, se le juntaron muchos hermanos, y con su predicación y ejemplo de vida reunió a un buen número de ellos . († 1067)

También es conocido como: San Roberto de Turlande.

Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.
Fecha de canonización: En el año 1351 por el Papa Clemente VI, antiguo abad de La-Chaise-Dieu, rubrica la canonización.

Breve Biografía

Fundador de la Abadía de Chaise-Dieu en Alvernia; nacio en Aurilac, Auvergne, aproximadamente en el año 1000; murió en Auvergne, en 1067.

Por el lado de ascendencia de su padre, perteneció a la familia de los Condes de Aurilac, de quienes se había originado San Geraud.

Estudió en Brioude cerca de la basílica de San Julián, en una escuela abierta para la nobleza de Auvergne, establecida por los cánones de la ciudad. Habiendo entrado en la comunidad, y habiendo sido ordenado sacerdote, Roberto se distinguió por su piedad, caridad, celo apostólico, elocuentes discursos y el don de los milagros. Durante cerca de cuarenta años, permaneció en Cluny para vivir bajo la norma de su compatriota también santo, Abbé Odilo.

Fue forzado a regresar a Brioude, y allí empezó un nuevo proyecto, para lo cual fue a Roma, para consultar con el Papa. Benedicto IX le animó a retirarse junto con dos compañeros al valle boscoso del sureste de Auvergne. Allí construyó una ermita, bajo el nombre de Chaise-Die (Casa de Dios).
Tuvo mucho renombre en sus virtudes y atrajo a un gran número de discípulos, fue obligado entonces a construir un monasterio, el cual fue colocado bajo la norma de San Benedicto (1050).

León IX construyó la Abadía de Chaise-Dieu, el cual llegó a ser uno de los emblemas del floreciente cristianismo.

A la muerte de Roberto, el 17 de abril de 1067, se tenían unos 300 monjes y se habían enviado multitudes al centro de Francia. Roberto también fundó una comunidad para mujeres en Lavadieu cerca de Brioude.

Por medio de la elevación del monje de Chaise-Dieu, Pierre Roger, al solio pontificio, bajo el nombre de Clemente IV, la abadía alcanzó el pináculo de su gloria.

El cuerpo de San Roberto se preservaba allí, fue quemado por los hugonotes durante las guerras religiosas. Su trabajo fue destruido por la Revolución Francesa, pero hay restos que quedan para admiración de los turistas, tales como la iglesia devastada, la tumba de Clemente VI, y la torre clementina.

Fuente: ACI Prensa

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/35393/robert-de-chaise-dieu-santo.html)
 

16 abril, 2015

Santa Bernardita Soubirous


¡Oh!, Santa Bernardita, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, que siendo niña y de familia pobre, se os mostró
la Inmaculada Santísima Virgen María y, que después la religiosa
vida, llevasteis entregada a Dios solamente. No en vano, vuestro
nombre significa: “Aquella que es una guerrera”, que demostrasteis
con ardor de corazón, pues vos, no sabíais ni leer ni escribir,
pero rezabais todos los días el rosario santo. Por medio de vos,
Nuestra Señora, hizo surgir la prodigiosa fuente del milagro, a
la cual acuden peregrinos de todo el mundo para su fe y esperanza
reavivar, pues miles recuperan salud de cuerpo y alma. Nuestra
Señora os dijo: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero
sí en el otro”. Promesa, que fue por Ella cumplida. Vos, a pesar
de haber sido el medio para extender la devoción a la Inmaculada,
no os contaminasteis de la gloria humana. El día que el obispo de
Lourdes, la estatua de la Virgen Inmaculada colocó sobre la roca
de Massabielle, vos, permanecisteis en vuestra celda, víctima
de un ataque de asma. Y, cuando el dolor físico se os apoderaba más,
y más, suspirabais: “No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y
la paciencia”. Vuestra existencia en la humilde aceptación transcurrió
del dolor físico, como respuesta generosa a Nuestra Señora, para
pagar con la penitencia el rescate de las almas que prisioneras viven
del mal. Mientras se construía el santuario en honor a María, seis
años pasasteis junto a las Hermanas de la Caridad, siendo admitida
después como novicia, tomando el nombre de Sor María Bernarda,
en el que sólo conocisteis el sufrimiento, la indiferencia y la
penitencia recibida de parte de vuestras superioras, quienes os
trataban con indiferencia. Fuisteis enfermera y luego sacristana,
hasta cuando la enfermedad os obligó a permanecer en cama,
entre la vida y la muerte. “María es tan bella que quienes la ven
querrían morir para volver a verla”. Decíais vos a quienes os
preguntaban por Ella. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para
premiada ser con corona de luz, como justo premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Bernardita Soubirous, “guerrera por el amor a Cristo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de Abril
Santa Bernardita Soubirous
Vidente de Lourdes

Virgen


Martirologio Romano: En Nevers, en Francia, santa María Bernarda Soubirous, virgen, la cual, nacida en Lourdes de una familia muy pobre, siendo aún niña asistió a las apariciones de la Inmaculada Santísima Virgen María y, después, abrazando la vida religiosa, llevó una vida escondida y humilde. († 1879).
También se la conoce como: Santa Bernardita De Lourdes.También se la conoce como: Santa Bernardette.También se la conoce como: Santa María Bernarda.
Etimológicamente: Bernarda = Aquella que es una guerrera, es de origen germánico.

Fecha de canonización: 8 de diciembre de 1933 por el Papa Pío XI.
El 11 de febrero, fiesta de la Santísima Virgen de Lourdes, nos recuerda las apariciones de la Virgen a una niña de 14 años que no sabía ni leer ni escribir, pero que rezaba todos los días el rosario, Bernardita Soubirous. Nació en Lourdes en 1844 de padres muy pobres. Por medio de ella la Virgen hizo surgir la prodigiosa fuente del milagro, a la cual acuden peregrinos de todo el mundo para reavivar su fe y su esperanza. Muchos regresan de Lourdes curados también en su cuerpo. La Virgen, durante la segunda aparición, le dijo: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro”.
A pesar de haber sido dócil instrumento para extener la devoción a la Inmaculada, Bernardita no se contaminó con la gloria humana. El día que el obispo de Lourdes, ante 50.000 peregrinos, colocó la estatua de la Virgen sobre la roca de Massabielle, Bernardita tuvo que permanecer en su celda, víctima de un ataque de asma. Y cuando el dolor físico se hacía más insoportable, suspiraba: “No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y la paciencia”. Su breve existencia transcurrió en la humilde aceptación del sufrimiento físico como generosa respuesta a la invitación de la Inmaculada para pagar con la penitencia el rescate de tantas almas que viven prisioneras del mal.
Mientras junto a la gruta de las apariciones se estaba construyendo un grande santuario para acoger a los numerosos peregrinos y enfermos en busca de alivio, Bernardita pareció desaparecer en la sombra. Pasó seis años en el instituto de Lourdes, de las Hermanas de la Caridad de Nevers, y en el que después fue admitida como novicia. Su entrada se demoró debido a su delicada salud. En la profesión tomó el nombre de Sor María Bernarda. Durante los quince años de vida conventual no conoció sino el privilegio del sufrimiento. Las mismas superioras la trataban con indiferencia, por un designio providencial que les impide a las almas elegidas la comprensión y a menudo hasta la benevolencia de las almas mediocres. Al principio fue enfermera dentro del convento, después sacristana, hasta cuando la enfermedad la obligó a permanecer en la cama, durante nueve años, siempre entre la vida y la muerte.
A quien la animaba le contestaba con la radiante sonrisa de los momentos de felicidad cuando estaba a la presencia de la blanca Señora de Lourdes: “María es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla”. Bernardita, la humilde pastorcita que pudo contemplar con sus propios ojos a la Virgen Inmaculada, murió el 16 de abril de 1879.
Fue beatificada el 14 de junio de 1925 por el Papa Pío XI, y el mismo Papa la elevó al honor de los altares el 8 de diciembre de 1933.
(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

15 abril, 2015

Santas Anastasia y Basilisa



¡Oh!, Santas Anastasia y Basilisa vosotras sois las hijas del Dios
de la vida y sus amadas santas. Y, en la tierra, ilustres y
venerables matronas romanas, que recibido habían la luz de la fe
y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo, de mano de los apóstoles
San Pedro y San Pablo, quedando devotas suyas, que, ni aun después
de que ellos el martirio padecieron, quisieron dejar por temor
humano de reverenciarles, recogiendo las reliquias de aquellos
santísimos Maestros de nuestra fe, para secretamente darles
sepultura honrosa. Y, por ello, acusadas fueron por haber así
actuado, ante el impío y desquiciado Nerón, quien ordenó que las
prendiesen y os presentaran al tribunal, de cadenas cargadas sobre
sí. Así, el mísero Nerón, os pidió que a vuestra fe renunciaseis
como así, a la vida cristiana que os habían enseñado los santos
apóstoles. Pero, vosotras, tozudas y más llenas de fe, confesasteis
que amabais a Jesucristo, manifestando que era verdadero Dios,
por el cual incluso, estabais dispuestas a derramar vuestra sangre
hasta morir. Y, así fue, pues después del encierro seguisteis
confesando a Cristo, y el feroz tirano, ordenó que os mataran bajo
tormentos y martirios y, azotándolas con inhumanidad, os colgaron
en un potro, y abrasaron vuestras carnes con hachas encendidas.
Y, viendo los verdugos que vosotras no proferíais queja alguna
y que no cesabais de invocar el nombre de Cristo Jesús, os sacaron
las lenguas de la boca y os las cortaron. Luego, os cortaron los
pechos y os atormentaron cruelmente hasta que se cansaron. Y,
el tirano, al ver fallido su plan, os condenó a ser degolladas. Y,
así, volaron vuestras almas al cielo, para coronadas ser, con
coronas de luz y eternidad, como premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh!, Santas Basilisa y Anastasia, “amor y luz, por Cristo Jesús”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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15 de Abril

Santas Anastasia y Basilisa
Nobles romanas
Mártires

Sus nombres no constan el en Martirologio Romano actual

Etimológicamente: Anastasia = Aquella que resucita, es de origen griego.
Etimológicamente: Basilisa = Aquella que reina, es de origen griego.
Las ilustres y venerables matronas romanas santa Basilisa y santa Anastasia, habían recibido la luz de la fe y la gracia de nuestro Señor Jesucristo por mano de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo.

Quedaron tan devotas suyas, que ni aun después que ellos padecieron el martirio, quisieron dejar por temor humano de reverenciarles; antes, recogiendo con todo cuidado las venerables reliquias de aquellos santísimos Maestros de nuestra fe, les dieron secretamente honrada sepultura.


Mas como por este oficio de piedad fuesen acusadas delante del impío y cruelísimo Nerón, este primer perseguidor y fiera sanguinaria, sin respeto de la virtud y nobleza de aquellas piadosas matronas, mandó que las prendiesen y las presentasen a su tribunal cargadas de cadenas.


Pretendió el bárbaro emperador apartarlas del nuevo instituto y vida cristiana que les habían enseñado los san tos apóstoles, mas ellas con gran fortaleza confesaron a Jesucristo, diciendo que era verdadero Dios, por el cual ellas estaban dispuestas a confesarle también, derramando la sangre y muriendo si fuese menester.


Entonces mandó el tirano que sacasen de su presencia a aquéllas damas tan principales y las encerrasen en la cárcel hasta el día siguiente, en el cual se les concedía nueva audiencia. Venida la hora de comparecer de nuevo al tribunal, mostráronse tan constantes e invencibles en la confesión de Cristo, que luego ordenó el ferocísimo emperador matar las bajo tormentos.


Azotáronlas con bárbara inhumanidad, colgáronlas en un potro, y abrasaron sus delicadas carnes con hachas encendidas; y viendo los verdugos que todo, esto sufrían ellas sin quejarse, y que no cesaban de invocar el nombre de Cristo Jesús, con gran furor les “sacaron las lenguas de la boca y se las cortaron. Cortáronles después los pechos y las atormentaron cruelísimamente hasta que se cansaron de hacer en aquellos santísimos cuerpos la más horrible y sangrienta carnicería, y como no pudiesen quebrantar un punto la constancia maravillosa de aquellas flacas mujeres y fortísimas mártires del Señor, las condenó el tirano a ser degolladas, y así confirmaron con su sangre y con su muerte la doctrina de Dios que habían recibido de los bienaventurados Príncipes y esclarecidos Maestros de la Iglesia romana.


La edición antigua del Martirologio Romano recordaba a Santas Basilisa y Anastasia el 15 de Abril, más luego de las últimas reformas en esta materia se unieron a todos los mártires de Roma en una sóla celebración el 30 de junio.


(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=9038)

14 abril, 2015

San Valeriano

 


¡Oh!, San Valeriano, vos, sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo que, convertido fuisteis por Cecilia, vuestra
esposa, con sobrenaturales medios. Y, luego, no tardó mucho
ella, en convertir también a vuestro hermano Tiburcio. Y,
de pronto mostrasteis caridad para con los pobres, al igual
que vuestra esposa Cecilia, hasta que os llega la hora de
confesar con vuestro hermano, ser ambos cristianos, y así,
y todo, aprovechasteis el juicio para adoctrinar a los demás.
Encolerizados y fuera de sí, vuestros verdugos, por esta
acción, optaron por apalearos, pero de pronto vuestros rostros
se encendieron de alegría, por la gracia de poder dar vuestra
sangre por Jesucristo. Y, así, amante de la verdad como erais,
Dios os premió, de verdad y en el cielo, y junto con vuestra
esposa y hermano, participáis del eterno banquete de gloria
coronado todo, con corona de luz por vuestra entrega de amor;
oh, San Valeriano, “robustez en el amor de la fe del Dios vivo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Abril
San Valeriano
Mártir

Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Pretextato, en la vía Apia, santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, mártires. († s. inc.)

Etimológicamente: Valeriano = Aquel que es fuerte, robusto. Viene de la lengua latina.

Mártir romano, probablemente del tiempo de Juliano el Apóstol, esposo de la popular virgen Cecilia. Según las tradiciones fue convertido por ella el día mismo de la boda con medios sobrenaturales y milagrosos. Sobre su casa se edificó luego un templo, en el que reposan las reliquias de su santa consorte. Fiesta 14 de abril.

Una de las imágenes más sugerentes y humanas con que la divina Palabra nos ha introducido en el misterio de la Redención la constituyen las llamadas bodas del Cordero.

Dios ha amado a la humanidad con amor de Esposo y en el banquete nupcial se entrega a sí mismo como víctima y como alimento. Es realmente un vínculo de sangre el que sella estas bodas sublimes, es la sangre del Cordero, del Hijo de Dios inmolado. Por ello se comprende y se admira el profundo sentido cristiano que guió a la piedad de nuestros antepasados, ya desde muchos siglos atrás, en tejer con minuciosos detalles en torno a unas nupcias, mitad terrenas y mitad espirituales, este bello poema de virginidad y de martirio, de amor y de sacrificio, el poema de Cecilia y Valeriano, el poema de Cristo presente en el amor transparente de los dos jóvenes.

Y el poema es cantado cada año por toda la Iglesia, en el oficio divino en honor de la santa esposa. Valeriano entra como segundo personaje, el convertido, el amante brioso, pero íntegro, que no duda en renunciar al goce sensible para unirse con ella en el amor supremo, el amor que salva y los une a los dos con Dios y en Dios.

La narración es suave e insinuante. Durante el banquete nupcial Cecilia, preparada anteriormente con larga oración y ayuno, sin dejar de participar en el bullicio y la alegría, entona su cántico de confianza: Que mi corazón permanezca inmaculado.

Luego viene el momento del encuentro con el esposo. Valeriano se acerca a Cecilia con toda la ilusión de su juventud, con toda la satisfacción del amor conquistado.

Cecilia pronuncia extrañas palabras. Un ángel guarda su virginidad; le invita a colaborar con el ángel, le promete ver también él al ángel si antes es lavado por un baño sagrado.

Valeriano, enamorado, no duda de Cecilia, se le confía, se convierte, y va en busca de la iglesia en su Cabeza, el Papa oculto. Éste le instruye en el misterio y, tras pedirlo insistente, le administra el santo bautismo.

Vuelve presuroso al tálamo nupcial, y descubre a su esposa en oración, con un ángel a su lado, más resplandeciente que el sol y ofreciendo a los dos una guirnalda de parte del Esposo de las vírgenes. Valeriano adora, cree, goza. Con la esposa.

Y no tarda en conseguir tiempo después la conversión de su hermano Tiburcio, que sigue su mismo camino. Así Cecilia puede presentar a los dos hermanos como sus más preciadas coronas del día de sus esponsales, como el fruto de su amor y de su sabiduría…

Pronto su esposo probará su espíritu y la profundidad con que siente su nueva vida. Primero dedicado intensamente a la caridad para con los pobres, compitiendo con Cecilia en su ya famoso desprendimiento.

Después será su valentía y decisión ante el prefecto Almaquio.

Los dos hermanos confiesan que son cristianos, y pretenden adoctrinar a los que asisten al juicio, en la verdadera religión. Son cruelmente apaleados, pero en pleno suplicio muestran sus rostros llenos de alegría por la gracia de poder dar su sangre por Jesucristo. Y de este modo, pasan delante de Cecilia, que pronto les seguirá en el camino del testimonio sangriento. Valeriano había amado de verdad y en el cielo, junto con su esposa, participa en el eterno banquete de gloria al Cordero. En la tierra, sus reliquias fueron conservadas, para gloria de Dios en sus santos, y se conservan en la iglesia dedicada a Santa Cecilia, en el Trastévere.

13 abril, 2015

San Martín I, Papa

 


¡Oh!, San Martín, Papa, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y, el mismo que, abominables maltratos padecisteis. Despreciado
y hambriento; miserable y olvidado; y, como malhechor vil,
expuesto ante los ojos de vuestros enemigos. Nunca la fe
perdisteis en el Dios de la vida. Así, jamás con vos pudieron
vuestros herejes e impíos enemigos. ¿Vuestra culpa? condenar
la herejía de los monotelitas en pleno Concilio de Letrán, y
por orden del Constante II, fuisteis de vuestra sede arrancado,
por Calíopa, que por la fuerza entró en la Basílica, y enviado
fuisteis a Constantinopla, a una mísera mazmorra, y luego
desterrado al Quersoneso. Y, de la negra noche aquella, se
alegró el cielo para recibiros, conforme Cristo lo había dicho:
“Dichosos vosotros, cuando os persigan por mi causa. Alegraos
porque grande es vuestro premio”. Y, así fue, vuestra alma,
al cielo voló, para coronada ser con corona de luz y eternidad,
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡oh!, San Martín, “destierro y martirio, antes que traición”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Marzo San Martín I
Papa y Mártir

Martirologio Romano: San Martín I, papa y mártir, que tras condenar la herejía de los monotelitas en el Concilio de Letrán, por orden del emperador Constante II fue arrancado de su sede por el exarca Calíopa, que entró por la fuerza en la Basílica de Letrán, y lo envió a Constantinopla, donde primero quedó encerró en una dura mazmorra bajo estrecha vigilancia y después fue desterrado al Quersoneso, lugar en el que, pasados unos dos años, concluyeron sus tribulaciones y alcanzó la corona eterna. († 656)

Breve Biografía

Oriundo de Todi y diácono de la Iglesia romana, Martín fue elegido Papa para suceder al Papa Teodoro, muerto el 13 de mayo del 649. Inmediatamente demostró mucha firmeza en la conducción de la Iglesia. En efecto, no pidió ni esperó el consentimiento para su elección por parte del emperador Constante II que un año antes había promulgado el Tipo, un documento en defensa de la tesis herética de los monotelitas. Para acabar con la difusión de esta herejía, a los tres meses de su elección, el Papa Martín convocó en la basílica lateranense un gran concilio, al que fueron invitados todos los obispos de Occidente.

La condena de todos los escritos monotelitas, decretada en las cinco solemnes sesiones conciliares, suscitó la furiosa reacción de la corte bizantina. El emperador ordenó al exarca de Rávena, Olimpio, que fuera a Roma y arrestara al Papa. Olimpio no sólo se propuso cumplir las órdenes imperiales, sino que trató de asesinar al Papa por medio de un sicario durante la celebración de la misa en Santa María Mayor.

En el momento de recibir la Hostia de manos del Pontífice, el vil sicario sacó el puñal, pero en ese momento quedó repentinamente ciego.

Probablemente este hecho convenció a Olimpio de cambiar de actitud y a reconciliarse con el santo Pontífice y a proyectar una lucha armada contra Constantinopla. En el 653, muerto Olimpio de peste, el emperador pudo llevar a cabo su venganza, haciendo arrestar al Papa por medio del nuevo exarca de Rávena, Teodoro Caliopa.

Martín, acusado de haberse apoderado ilegalmente del alto cargo pontificio y de haber tramado con Olimpio contra Constantinopla, fue llevado por mar a la ciudad del Bósforo. El largo viaje, que duró quince meses, fue el comienzo de un cruel martirio. Durante las numerosas escalas no se permitió a ninguno de los fieles que salieron a saludar al Papa que se acercaran a él. Al prisionero no se le daba ni siquiera el agua para bañarse. EL 17 de septiembre del 654 llegó a Constantinopla, fue colocado en una camilla y expuesto durante todo un día a los insultos del pueblo, y después lo encerraron durante tres meses en la cárcel Prandiaria. Después comenzó un largo y extenuante proceso, durante el cual fueron tales las sedicias que le hicieron murmurar al imputado: “Hagan de mí lo que quieran; cualquier clase de muerte será un bien para mí”.

Degradado públicamente, desnudo y expuesto a los rigores del frío, encadenado, fue encerrado en la celda reservada a los condenados a muerte. El 26 de marzo del 655 lo hicieron partir secretamente para el destierro en Crimea. Sufrió el hambre y padeció en el abandono más absoluto durante cuatro meses más, hasta cuando la muerte le llegó, agotado en el cuerpo pero no en la voluntad, el 16 de septiembre del 655.

Monotelismo: Es una herejía en la que se aceptaba las dos naturalezas de Jesús, pero tan sólo una voluntad: la divina.


12 abril, 2015

El Señor de la Divina Misericordia


 

¡Oh! Señor de la Divina Misericordia, que, a partir
del diario de vuestra sierva Sor Faustina, se ha esparcido
por el mundo todo, vuestra devoción en que la Iglesia
siempre enseña por medio de las Sagradas Escrituras
y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona
y que nosotros también debemos ser misericordiosos
y debemos perdonar. Vuestro amor es ilimitado y a
disposición de todos está y especialmente a los más
pecadores. Santa María Faustina Kowalska, vuestra
sierva, que, en obediencia a su director espiritual,
escribió un diario, donde relata las revelaciones que
recibió sobre vuestra Misericordia, y que aún antes
de su muerte, comenzó a esparcirse, con fe creciente.
Vuestro mensaje, es que Vos, nos amáis a todos, sin
Importar incluso, cuán grande sean nuestras faltas.
Vos, queréis que reconozcamos que vuestra Misericordia
es más grande que nuestros pecados, para que así, a
Vos nos acerquemos, con confianza plena, para que
recibamos vuestra Misericordia y derramar la dejemos
sobre otros. Por ello, os invito a recordar, primero a
pedir su Misericordia, por medio de la oración constante,
arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que
derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el
mundo entero. Segundo, sed misericordioso, porque
Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por
medio de nosotros se derrame sobre los demás. Y,
tercero, confiad completamente en Jesús, porque Dios
nos deja saber que las gracias de su Misericordia
dependen de nuestra confianza. Mientras más en Jesús,
confiemos, más recibiremos. Hacedlo y veréis, como
os llueven las gracias a raudales, por siempre jamás;
¡Oh! Señor de la Divina Misericordia, en Vos, confío.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Domingo de la Divina Misericordia
  La Fiesta de la Divina Misericordia se celebra el primer Domingo después del Domingo de Pascua

Sor María Faustina, apóstol de la Divina Misericordia, forma parte del círculo de santos de la Iglesia más conocidos. A través de ella el Señor Jesús transmite al mundo el gran mensaje de la Divina Misericordia y presenta el modelo de la perfección cristiana basada sobre la confianza en Dios y la actitud de caridad hacia el prójimo.

Antecedentes

Una devoción especial se comenzó a esparcir por el mundo entero a partir del diario de una joven monja polaca en 1930. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado por medio de las Sagradas Escrituras y la tradición: que Dios es misericordioso y que perdona y que nosotros también debemos ser misericordiosos y debemos perdonar. Pero en la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a un entendimiento más profundo sobre el Amor ilimitado de Dios y la disponibilidad de este Amor a todos – especialmente a los más pecadores. 

El mensaje y la devoción a Jesús como la Divina Misericordia esta basada en los escritos de la Santa María Faustina Kowalska, una monja polaca sin educación básica que, en obediencia a su director espiritual, escribió un diario de alrededor de 600 páginas que relatan las revelaciones que ella recibió sobre la Misericordia de Dios. Aún antes de su muerte en 1938 se comenzó a esparcir la devoción a la Divina Misericordia.

El mensaje de Misericordia es que Dios nos Ama – a todos- no importa cuan grande sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que Su Misericordia es más grande que nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza, para que recibamos su Misericordia y la dejemos derramar sobre otros. De tal manera de que todos participemos de Su Gozo. Es un mensaje que podemos recordar tan fácilmente como un ABC.

A — Pide su Misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame Su Misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero

B — Sé misericordioso – Dios quiere que recibamos Su Misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás

C — Confía completamente en Jesús – Dios nos deja saber que las gracias de su Misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.

La Devoción a la Divina Misericordia

Tener devoción a la Divina Misericordia requiere de una total entrega a Dios como Misericordia. Es una decisión que comprende en confiar completamente en Él, en aceptar su Misericordia con acción de gracias y de ser misericordioso como Él es Misericordioso.

Las prácticas devocionales propuestas en el diario de la Santa Faustina están en completo acuerdo con las enseñanzas de la Iglesia y su raíz están firmemente en los Mensajes de los Evangelios de nuestro Señor Misericordioso. Estos propiamente comprendidos e implementados nos ayudan a crecer como genuinos seguidores de Cristo.

Corazón Misericordioso

Existen dos versos de las Escrituras que debemos tener en cuenta mientras nos involucramos en estas prácticas devocionales.

1. “Ese pueblo se me ha allegado con su boca, y me han honrado con sus labios mientras que si corazón está lejos de mí.” (Is 29:13);

2. Bienaventurados los misericordiosos por que ellos alcanzarán misericordia ” (Mt 5:7). Es irónico y hasta espantoso el hecho de que la mayoría de las personas religiosas de los tiempos de Cristo (personas que eran practicantes de su religión y que ansiosamente esperaban la venida del Mesías) no fueron capaces de reconocerlo cuando Él vino.

Los fariseos, a los que Cristo les hablaba en la primera cita del evangelio mencionada anteriormente, eran muy devotos a las oraciones, reglas y rituales de su religión, pero al pasar de los años, estas prácticas externas eran tan importantes por ellas mismas que su verdadero significado se había perdido. Los fariseos efectuaban todos los sacrificios requeridos, decían las oraciones correctas, ayunaban con frecuencia y hablaban constantemente sobre Dios, pero nada de esto había tocado sus corazones. Como resultado no tenían ninguna relación con Dios, ellos no estaban viviendo de la forma que Él quería y no estaban preparados para la venida de Cristo.

Cuando miramos a la imagen de nuestro Salvador Misericordioso, o dejamos lo que estamos haciendo a las tres de la tarde, o rezamos la coronilla de la Divina Misericordia – son estas cosas que nos están llevando más cerca a la verdadera vida sacramental de la Iglesia y dejamos que Cristo transforma nuestros corazones? ¿O solo se han convertido en hábitos religiosos? ¿En nuestras vidas diarias estamos convirtiéndonos más y más en personas de Misericordia? ¿O sólo estamos honrando la Misericordia de Dios con los labios? 

Viviendo el mensaje de la Misericordia

 Las prácticas devocionales reveladas a la Santa Faustina nos fueron dadas como “instrumentos de misericordia” por medio de los cuales el amor de Dios es derramado sobre todo el mundo, pero no son suficientes por sí solas. No es suficiente que nosotros colguemos la imagen de la Divina Misericordia en nuestros hogares, que recemos la Coronilla todos los días a las 3 de la tarde, y recibamos la Comunión el domingo después de la pascua. Nosotros debemos mostrarnos misericordiosos con nuestro prójimo. ¡Poner la Misericordia en acción no es una opción de la devoción a la Divina Misericordia sino un requisito!

Nuestro Señor le habla estrictamente de esto a Santa Faustina:

Exijo de ti obras de Misericordia que deben surgir del amor hacia Mí. Debes mostrar misericordia al prójimo siempre y en todas partes. No puedes dejar de hacerlo ni excusarte ni justificarte. (Diario 742).
Así como lo mandan los evangelios “Sean Misericordiosos así como su Padre en el Cielo es Misericordioso, ” piden que seamos misericordiosos con nuestro prójimo “siempre y en todo lugar” parece imposible de cumplir pero el Señor asegura que es posible. ” Cuando un alma se acerca a Mí con confianza, la colmo con tal abundancia de gracias que ella no puede contenerlas en sí misma, sino que las irradia sobre otras almas. ” (Diario 1074)

¿Cómo irradiamos la Misericordia de Dios a nuestro prójimo?

Por medio de nuestras acciones, palabras y oraciones. “En estas tres formas” Él le dice a Sor Faustina ” está contenida la plenitud de la misericordia” (Diario 742) Todos hemos sido llamados a practicar estas tres formas de misericordia, pero no todos somos llamados de la misma manera. Tenemos que preguntarle al Señor, quien comprende nuestras personalidades individuales y nuestra situación, que nos ayude a reconocer las diversas formas con que podemos poner en práctica Su Misericordia en nuestras vidas diarias.

Pidiendo la Misericordia de nuestro Señor, confiando en su Misericordia, y viviendo como personas misericordiosas nos podemos asegurar que nunca escucharemos decir “Sus corazones están lejos de mí” sino más bien la hermosa promesa de ” Bienaventurados los misericordiosos, ya que ellos obtendrán Misericordia”.

Fuente: ewtn.com

Requisitos para celebrar la fiesta:

•Para celebrar esta Fiesta, deberíamos de comenzar una Novena a la Divina Misericordia, la Novena incluye intenciones especiales para cada día y concluye con la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.
•Celebración de la fiesta el primer domingo después del Domingo de Pascua,
• Venir al Señor con un corazón humilde y contrito, arrepentirse de
todo pecado.
• Confiar firmemente en la Divina Misericordia del Señor.
•Confesarse (con un sacerdote) en ese día si es posible, de otra manera siete días antes o después según aprobación de la Iglesia.
• Recibir la Sagrada Eucaristía el día de la Fiesta..
• Venerar la imagen de la Divina Misericordia.
• Ser misericordioso como Dios es misericordioso, practicar obras de misericordia, físicamente ayudando a otros o espiritualmente con oraciones de intercesión.

Palabras del Santo Padre Francisco

“La misericordia cambia el mundo, hace al mundo menos frío y más justo. El rostro de Dios es el rostro de la misericordia, que siempre tiene paciencia. […] Dios nunca se cansa de perdonarnos. El problema es que nosotros nos cansamos de pedirle perdón. ¡No nos cansemos nunca! Él es el padre amoroso que siempre perdona, que tiene misericordia con todos nosotros”

Palabras del Santo Padre Juan Pablo II

“Yo le doy gracias a la Divina Providencia porque he podido contribuir personalmente al cumplimiento de la Voluntad de Cristo, a través de la institución de la Fiesta de la Divina Misericordia. Yo rezo incesantemente para que Dios tenga misericordia de nosotros y del mundo entero.”
Santo Padre Juan Pablo II ( 7/6/97 )
Santuario de la Divina Misericordia, Cracow, Polonia.

Palabras del Cardenal Macharski, Arzobispo de Cracow

En su carta pastoral de la Cuaresma en 1985, el Cardenal Macharski señala que toda la Cuaresma debería de ser una preparación para la celebración del Misterio Pascual: Cristo crucificado y resucitado, quien es la misericordia encarnada. Este gran misterio de nuestra redención, el cual el Cardenal llama: “un acto del amor misericordioso de Dios,” es celebrado no solamente durante la Semana Santa y en el Domingo de Pascua, pero a través de la temporada de la Cuaresma, y especialmente en la Día Octavo de Pascua, que Nuestro Señor le pidió a la Hermana Faustina para que se designase como la Fiesta de la Divina Misericordia.

El Cardenal Macharski nos urge a usar la Cuaresma para prepararnos para esta gran fiesta, poniendo mas y mas confianza en la misericordia de Dios y poniendo la misericordia a la práctica a través de obras de misericordia.

El también enfatiza la importancia de recibir el Sacramento de la Reconciliación durante la Cuaresma y pide que hagamos nuestra confesión antes del Domingo de la Misericordia, aun antes de la Semana Santa.

Para aquellos que sienten que tienen que ir a la confesión el Domingo de la misericordia, seria muy bueno que siguiesen no solo este llamado del Cardenal Macharski, sino también el ejemplo de la Beata Faustina, quien hizo su confesión el Domingo antes de la Fiesta de la Misericordia. (Diario, 1072).

Las entradas del diario al referirse a las palabras de Nuestro Señor con respecto a la confesión no dicen explícitamente que la confesión debe de recibirse ese mismo día, pero que la Sagrada Comunión tiene que recibirse en ese día. (Diario, 300, 699, 1109).

Domingo de la Divina Misericordia en el Vaticano

El Cardenal Angelini Fiorenzo celebró la Fiesta de la Divina Misericordia el Domingo 11 de Abril de 1999 por primera vez en la Basílica de San Pedro en Roma. Una gran multitud de devotos de la Divina Misericordia acudieron a las ceremonias.

Divina Misericordia en todo el mundo

Muchas Diócesis y parroquias celebran el Domingo de la Divina Misericordia de diferentes maneras. Algunas tienen una misa durante la hora de las tres de la tarde, “hora de la Misericordia”; otras tienen una Santa Hora de Adoración Eucarística, la cual generalmente incluye la recitación de la coronilla de la Divina Misericordia.

La bendición de la imagen de Nuestro Señor Misericordioso y su veneración son con normalmente incluidas como parte de la la Misa o de la Hora Santa.

Informen a su sacerdote de esta fiesta tan importante y compartan con el la devoción de la Divina Misericordia.

Celebración personal de la Divina Misericordia

Si tu no puedes atender una celebración organizada, hay muchas formas de celebrar personalmente, tal como rezar la Coronilla de la Divina Misericordia, leer las Sagradas Escrituras o leer selecciones del Diario de la Beata Hermana Faustina (Divina Misericordia en mi alma), especialmente textos referentes a la Fiesta. Algunos encuentran que es gran ayuda escuchar cassettes de enseñanzas e himnos sobre la Divina Misericordia. Otros miran vídeos sobre el mensaje de la Divina Misericordia y la vida de la Hermana Faustina. Ademas de esto deberíamos encontrar oportunidades para actos personales de misericordia.

Propagación la Devoción a la Divina Misericordia

Jesús le dijo a la Hermana Faustina: ” Haz lo que esté en tu poder para propagar la Devoción a mi
Misericordia y yo supliré cualquier cosa que te falte.”

Propaguemos esta devoción a través de folletos, diciéndole a otros acerca de ella, diciéndole al sacerdote local que celebre el Domingo de Misericordia en la parroquia, y por encima de todo siendo misericordioso con los demás para honrar la Misericordia de Dios.
Visita la página Centro de Difusión de la Misericordia Divina.