16 enero, 2016

San Marcelo, Papa





¡Oh!, San Marcelo, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y, que, honor hicisteis al significado de vuestro nombre:
“guerrero”, porque enfrentasteis la persecución terrible
de Diocleciano, animando a los fieles a unidos permanecer
al cristianismo, aunque los martirizaran, porque Dios
en la hora justa, premiaría a sus hijos con la eternidad
de la vida, como lo hizo y lo hará por siempre. En medio
de todo, la Iglesia reorganizasteis, y, aunque Magencio,
emperador os desterró, vos, a Dios seguisteis celebrando
de manera clandestina en casa de Lucina, vuestra fiel
sierva. Dividisteis Roma en sectores y al frente de cada
uno nombrasteis un Presbítero. Construisteis un cementerio
al que terminaron llamando el “Cementerio del Papa Marcelo”.
Más tarde, San Dámaso, Papa, escribió vuestro epitafio,
y allí, relata que fuisteis expulsado por haber sido acusado
por un apóstata. En el “Libro Pontifical”, se afirma que
vos, os escondisteis en vez de iros al destierro, en casa
de Lucina, noble señora y que, desde allí dirigiendo
seguisteis a vuestra grey, convirtiéndose aquella, en templo,
en que celebrabais cada día, hasta el día, en que el emperador
os descubrió, y os obligó, a trabajos indignos para vos.
Así pues, cumplida vuestra obra, voló vuestra alma al cielo,
para coronada ser con corona de luz, como justo premio a
vuestro gran amor y fidelidad. Quedan de vos, como vivo
recuerdo la casa de Lucina, vuestra fiel sierva, toda en
Templo maravilloso convertido, y que, además y porque así
lo quiso Dios, vuestro nombre lleva: “Templo de San Marcelo”;
¡oh!, San Marcelo Papa, “vivo guerrero del Dios de la vida”.



© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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16 de Enero  
San Marcelo Papa

Señor Dios: concédenos la gracia de no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.

En la serie de los Pontífices (que hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre “Marcelo” significa: “Guerrero”. Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305.

Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución.

Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio que llegó a ser muy famoso y se llamó “Cementerio del Papa Marcelo”. Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia.

Unos (los rigoristas) decían que nunca más se les debía volver a aceptar. Otros (los manguianchos) decían que había que admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.

El Papa San Dámaso escribió medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado por haber sido acusado injustamente por un renegado. El “Libro Pontifical”, un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.

Un Martirologio (o libro que narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 309. La casa de Lucina fue convertida después en “Templo de San Marcelo” y es uno de los templos de Roma que tiene por titular a un Cardenal.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcelo_papa.htm)

15 enero, 2016

San Mauro, Abad

 


¡Oh!, San Mauro, vos, sois el hijo del Dios de la vida
y su amado santo, que, tuvisteis la dicha de educado
ser, por San Benito, a quien os unisteis a través
de su santa orden, a ser Abad llegando y fundar muchos
monasterios en Francia. Con justa razón os llamaban
“taumaturgo” por recibido haber de Dios, la gracia
de “hacer milagros”, prueba de ello, están ahí,
la anécdota del estanque con el niño Plácido, la
curación de los menesterosos y vuestras relaciones
con el conde Gaidulfo, enemigo de los monjes franceses.
Desde siempre, ansiasteis estar al aldo de Dios, y
vuestro espíritu humilde de penitencia, a imitación
de vuestro mentor y el amor a Jesucristo, Dios y
Señor Nuestro, os impulsó a retiraros a bien morir,
y, luego de haberos gastado en buena lid, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona
luz, como justo premio, a vuestra entrega de amor.
Y, aunque no haya constancia en el tiempo, de vuestras
reliquias, a vos, ya os veneraban, desde antiguo,
por ello, el Sínodo diocesano de mil quinientos uno,
así, se expresa: “Y, así mismo, mandamos que en el
lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar
el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo”.
¡oh!, San Mauro, “vivo taumaturgo del Dios de la vida”.

 

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de Enero
San Mauro
Abad


Martirologio Romano: En Glanfeuil, junto al río Loire, en el territorio de Anjou, de la Galia (hoy Francia), san Mauro, abad (s. VI/VII).


Etimología: Aquel que procede de Mauritania, es de origien latino.
Nació en Roma de una familia lustre el año 511. Se educa desde su adolescencia bajo la dirección de S. Benito, llegando a ingresar en su orden donde llega a ser Abad y fundador de muchos monasterios en Francia.

Taumaturgo por el episodio del estanque con el niño Plácido, la curación de los menesterosos y sus relaciones con el conde Gaidulfo, enemigo funesto de los monjes franceses. Su gran espíritu de penitencia le impulsa a retirarse a bien morir. Entrega su alma a Dios el 15 de enero del 583.

Al no constar el tiempo en que llegaron sus reliquias a Extremadura, sólo se puede afirmar ser muy antigua su veneración. El Sínodo diocesano de 1501 se expresa en estos términos: “Y así mismo, mandamos que en el lugar de Almendral se denuncie por fiesta de guardar el día de santo Mauro, por cuanto allí está el cuerpo”. El Arcipreste de Santa Justa en Toledo, Julián Pérez llega a firmar que en 1130 ya se celebraba su memoria en Almendral según costumbres de muchos años antes, que en opinión de Solano de Figueroa sería a final de la monarquía goda, opinión no compartida hoy.

Cuando él es visitador general del Obispado en 1658 indaga sobre el asunto y recoge la tradición de que los benedictinos fueron sus portadores, aunque no hay papeles de bulas pontificias que lo acrediten debido a la desaparición de documentos por un incendio.

Fueron trasladadas dichas reliquias a la Catedral por el Obispo benedictino de Badajoz D. Fray José de la Zerda el 1643, continuando parte en Almendral, como lo fuera en Fosano, Montecasino y Marsella. La guerra con Portugal, que comenzó el 1640, obligó a dicho traslado por los motivos de seguridad. El 8 de Abril de 1668 ordena al cabildo entregar el cuerpo de San Mauro a la villa de Almendral. La entrega la hacen el 29 del mismo mes, los capitulares Juan Rebolero y Pedro Lepe. Quedó una reliquia en la Seo de la catedral, encargándosele a Solano de Figueroa la depositara en el relicario.

La Iglesia y obispado de Badajoz celebraba el 15 de Enero al Santo Abad.


(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=647)

14 enero, 2016

San Félix de Nola,

 

 ¡Oh!, San Félix de Nola, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo y que, con amor os abrazasteis a la cruz de Cristo,
para su soldado por siempre ser. Y, grande debió ser vuestra obra,
para que, a vos os rindieran homenajes otros santos. Padecisteis
las persecuciones por Decio y Valeriano. Pero, san Paulino,
poeta y obispo de Nola, escribió vuestra biografía y os tuvo, como
santo protector. También lo hicieron Beda, san Agustín y san
Gregorio Turonense, tanto que, san Dámaso Papa, os dedicó
un vívido poema. El impío Decio, para destruir la Iglesia, ordenó
apresar y procesar a los obispos, presbíteros y diáconos. Y,
entonces, Máximo Obispo, en las montañas de los Apeninos
se refugió, y, como vos, presbítero erais, en la ciudad os quedasteis
a cargo de vuestros fieles, para cuidarlos y protegerlos. Y, mientras
vuestro Obispo, en las montañas refugiado estaba, hambre,
frío, dolor y tristeza padeciendo; vos, amor, caridad y lealtad
le demostrasteis, socorriéndole y sorteando graves peligros y
riesgos de la persecución de vuestro tiempo. Así, tamaña fue vuestra
humildad, que os negasteis a reemplazar a Máximo y, preferisteis
quedaros como presbítero, para continuar evangelizando a vuestra
grey. Y, un día, arrestado fuisteis y conducido a la cárcel, atándoos
con cadenas, permaneciendo así, varios meses. Mientras tanto,
Máximo, vuestro obispo, fallecía, en las montañas. Os pidieron
ser obispo, pero volvisteis a negaros. Un tiempo más, vuestra alma
voló al cielo, luego de haberla gastado en buena lid, para corona
de luz recibir, como premio a vuestra entrega de amor y fidelidad;
¡oh!, San Félix de Nola, “vivo amor y fidelísimo siervo de Jesucristo”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de enero
San Felix de Nola
Mártir


Señor Dios, Rey Omnipotente: tú que le permitiste a tu mártir San Félix conseguir favores tan maravillosos para sí y para sus devotos, haz que nuestra fe sea también tan grande que consigamos maravillosas intervenciones tuyas en favor nuestro y en favor de los que necesitan la ayuda de nuestra oración. Amen.

Nola es una pequeña y antiquísima ciudad, situada a unos 20 kilómetros de Nápoles. Allí vio la luz san Félix, cuyo nombre significa “feliz”, en el siglo III. Su padre Hermias era sirio, de profesión militar. Nuestro santo, en cambio, prefirió ser soldado de Cristo.

Poco sabemos de su infancia y juventud. Padeció las terribles persecuciones desatadas por Decio y por Valeriano. Por estas circunstancias carecemos de actas que hubieran podido proporcionar noticias precisas. Los rasgos más exactos que conocemos a través de san Paulino, poeta y obispo de Nola, quien escribió su biografía a fines del siglo IV y lo tuvo como santo protector. También escribieron sobre él Beda, san Agustín y Gregorio Turonense. El papa san Dámaso le dedicó un poema.

Para destruir la Iglesia, el emperador Decio ordenó prender y procesar principalmente a los obispos, presbíteros y diáconos. Gobernaba entonces la grey de Nola el obispo Máximo, cargado de años, quien se refugió en las montañas de los Apeninos. Félix, que era presbítero, se quedó en la ciudad para vigilar y proteger a los fieles.

No duró mucho tiempo la seguridad de Félix, pues Nola era una pequeña ciudad donde todos se conocían y él no disimuló su condición de cristiano. Arrestado y conducido a la cárcel, lo ataron con cadenas, y así permaneció durante meses. Por su parte, en las montañas, el obispo Máximo padecía hambre, frío, tristeza y dolor.

Félix fue un ejemplo de devoción al obispo. Socorrió a Máximo corriendo gravísimos riesgos y compartió con él la dura experiencia de la persecución.

Habiendo escapado de la furia desatada por Decio, Félix se vio nuevamente amenazado, junto con toda su comunidad, por las disposiciones que contra los cristianos dictó el emperador Valeriano, entre los años 256 y 257.

Al morir Máximo quisieron forzar a Félix a ocupar la silla episcopal, pero él rehusó tal dignidad, prefiriendo continuar como presbítero su misión evangelizadora. Murió el 14 de enero, se cree que del año 260. Fue enterrado en Nola y su sepulcro se convirtió en lugar de peregrinación. En Roma le fue consagrada una basílica.

Los campesinos de su tierra invocan a san Félix de Nola como protector de los ganados. San Gregorio de Tours ha escrito sobre los numerosos milagros operados junto a su tumba.


 (http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Felix_de_Nola.htm)

13 enero, 2016

San Hilario de Poitiers

 

 ¡Oh!, San Hilario, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo e ilustre defensor de la fe en vuestro tiempo.
Aquél que, con el verbo y la palabra esclarecer lograsteis,
la vana pretensión, que socavar intentaban los cimientos
de luz, que reposaban a vos, gracias, más fuertes y prístinos
por los siglos de los siglos. Y, todo por la gloria de Aquél
que todo lo ve: el Dios eterno. Vos, sosteníais la unidad
de Tres Personas distintas, y un solo Dios, y que, el Verbo,
Hombre se había hecho, para nuestra salvación. Entonces,
Constancio emperador, parte tomó de la arriana herejía, y
os desterró a Frigia y desde allí, decíais: “Permanezcamos
siempre en el destierro, con tal que se predique la verdad”.
Vos, nos legasteis vuestro “Tratado de los Sínodos” y los doce
libros Sobre la Trinidad, vuestra obra maestra. Pero, todo
mal, su fin tiene, y volvisteis a Poitiers, recibido siendo
por los católicos, listo para realizar vuestra labor de exégesis.
Compusisteis también himnos y os atribuyeron con clara razón
el “Gloria in excelsis”, y además el primero en introducir
los cánticos en las iglesias de Occidente. Y, por vuestro
profundo amor a ella, y su defensa, os llaman el “Atanasio
de Occidente”. Además, vos, tuvisteis numerosos discípulos,
y el más ilustre de todos ellos fue San Martín de Tours, y
muchos fueron los herejes que convirtió. Hoy, corona de luz,
lucís como premio justo a vuestra grande entrega de amor y fe;
¡Oh!, San Hilario de Poitiers, “vivo y glorioso defensor de la fe”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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 13 de enero 
San Hilario de Poitiers
 Obispo y doctor de la Iglesia 

Su nombre significa “sonriente”, nació en Poitiers, Francia, hacia el año 315. Sus padres eran nobles, pero gentiles. Ávido de saber, cultivó las letras y la filosofía. Después dio con los libros sagrados, y el Evangelio de San Juan iluminó su espíritu. En el año 345 recibió el bautismo. Desde entonces vivió con tanta honestidad y virtud que, al fallecer el obispo de Poitiers, fue escogido para ocupar aquella sede. Era el año 350. El siglo en que vivió Hilario estaba convulsionado por contiendas dogmáticas, sobre todo por la herejía arriana, que afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la primera de las criaturas creadas por Dios. Hilario sostenía, de acuerdo con la ortodoxia, la unidad de las tres personas, y que el Verbo divino se había hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo recibiesen. 

Los seguidores de Arrio consiguieron que el emperador Constancio, inficionado de la herejía, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, situada en la extremidad del Imperio. Hacia allí se dirigió a fines del 356. Durante cuatro años recorrió las ciudades de Oriente, discutiendo. “Permanezcamos siempre en el destierro -repetía- con tal que se predique la verdad”. Al mismo tiempo enviaba a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se consideraba su mejor obra. Llamado por una orden general del emperador, asistió al concilio que se realizó en Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región montañosa de Tauro. Allí trató Hilario sobre los altos y dificultosos misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como Anticristo. 

Considerado como un agitador e intimidados por su intrepidez, sus mismos enemigos trabajaron para echarlo de Oriente. Así volvió Hilario a Poitiers. San Jerónimo refiere el júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una profunda labor de exégesis, en los tratados que escribió sobre los divinos misterios, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos le atribuyeron el “Gloria in excelsis”. Según Isidoro de Savella, Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente. Vuelve a la lucha. En Milán está el arriano Auxencio. Hilario lo combate con su característica intrepidez y es condenado a abandonar Italia bajo pretexto de introducir la discordia en la Iglesia de esa ciudad. Tuvo Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y muchos fueron los herejes que convirtió.

Murió el 13 de enero del año 368. Sus reliquias reposaron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes. Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente. San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe. Por la profunda influencia que ejerció como escritor, el papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario doctor de la Iglesia.


11 enero, 2016

San Higinio, Papa y mártir

 
 
¡Oh!, San Higinio, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo. Y, hay que decirlo, a vos, os debemos, que
hayáis determinado varias atribuciones del clero y que,
definieras los grados de la jerarquía eclesiástica. Además,
el instituisteis el padrino y la madrina, en el bautismo
de los recién nacidos, para, en la vida cristiana guiarlos.
También, que las iglesias viviesen siempre consagradas.
Se os consideró como filósofo y como tal, os comportasteis
durante vuestro pontificado, contra los gnósticos luchando
con arador de corazón. Vos, erais hombre de superior ingenio,
de eminente sabiduría, de extraordinaria grandeza de alma,
de inflexible tesón, y de inacabable intrepidez, que mirasteis
con desprecio los mayores peligros, tanto que, parecíais
buscar la corona del martirio, y que, hallándola al fin,
terminasteis y donde vuestra prístina alma, al cielo voló,
luego de haber gastado vuestra santa vida, por Cristo Jesús,
Dios y Señor Nuestro, para coronado ser con corona eterna
de luz, como premio, a vuestra grande entrega de amor;
¡Oh!, San Higinio, “vivo amor y fe por el Dios de la Vida”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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11 de Enero
San Higinio Papa
Grecia 136-140
Mártir Ateniense


Elegido en 136, murió en el 140. Determinó varias atribuciones del clero y definió los grados de la jerarquía eclesiástica. Instituyó el padrino y la madrina en el bautismo de los recién nacidos para guiarlos en la vida cristiana y decretó que las iglesias viniesen consagradas.

S. HIGINIO (136-140) Nació en Atenas. Se le consideró un filósofo y como tal se comportó duran-te su pontificado, sobre todo en la lucha contra los gnósticos. Tuvo que encararse en particular a Cerdón, quien negaba la validez del Antiguo Testamento y de parte del Evangelio de S. Lucas.

Dictó algunas disposiciones destinadas a reglamentar una jerarquía de sacerdotes que iba formándose; medida que se hizo necesaria si se considera la creciente expansión de las comunidades cristianas.

Dispuso la presencia de un padrino o de una madrina en el bautizo de los niños, con el fin de guiarles y aleccionarles en la vida cristiana. Prescribió que las iglesias fueran dedicadas.

La suya fue una época de persecuciones. En una de éstas probablemente fue martirizado. Fue enterrado cerca de la tumba de S. Pedro.
San Higinio fue griego de nación, natural de Atenas, hijo de un filósofo, cuyo nombre y genealogía se ignora, quien por su eminente y recomendables prendas ascendió a la cátedra apostólica por muerte de San Telésforo, hacia la mitad del siglo II, en el reinado del emperador Antonino Pío.

En tiempo de su pontificado fueron muchas y graves las calamidades del mundo, y con especialidad del Imperio romano; y atribuyendo los gentiles estos males y castigos a la divina Justicia, a los vicios y delitos de los cristianos; enemigos de sus dioses, con esta falsa preocupación los perseguían de muerte, con el fin de aplacar el enojo de sus ídolos, a quienes suponían gravemente ofendidos.

No menos cruel que la persecución de los paganos fue la que sobrevino a la Iglesia en la época de este Papa por la malignidad de los herejes, que no perdonaban medio alguno para corromper la pureza de la fe y la santidad de las costumbres. Casi todos los enemigos declarados de Jesucristo habían concurrido a Roma con la perversa intención de envenenar la fuente de matriz de la doctrina evangélica, con singular atractivo y cultos modales hacía grandes progresos en su secta, engañando al vulgo con su doctrina afectación de reforma y una muy bien estudiada exterioridad de virtud.

Marción, otro famoso heresiarca, separado de la Iglesia por su mismo padre, obispo después de viudo, no pudiendo conseguir en Roma ser admitido a la comunión de los fieles, por más que se cubrió con la máscara de virtud y austeridad, precipitado por la herejía de Cerdon, añadiendo muchas impiedades a las de aquel perverso maestro, engañó a muchos sencillos y simples con las apariencias de arrepentido y devoto. Contra estos y otros herejes tuvo que luchar Higinio; y como era un hombre de superior ingenio, de eminente sabiduría, de extraordinaria grandeza de alma, de inflexible tesón, y de tanta intrepidez, que miraba con desprecio los mayores peligros, les persiguió hasta exterminarles, y no perdonó diligencia alguna para precaver a su rebaño de la ponzoña con el antídoto oportuno.

Mucho sirvió para la consecución de progresos tan felices San Justino Mártir, luz brillante de su siglo, y después mártir de Jesucristo, quien por aquel tiempo compuso su doctísima Apología en favor de los cristianos, capaz de confundir vergonzosamente a todos los enemigos del Evangelio, teniéndose por dichoso en contribuír a las empresas de tan gran Pontífice, a cuya vigilancia y celo se debió el fervor que en su tiempo acreditaron los fieles a pesar de las persecuciones de los gentiles y esfuerzos de los herejes.

Conseguidos tan recomendables triunfos, aplicó a la reforma del clero en los grados de su jerarquía; porque aunque ésta se hallaba ya establecida desde el tiempo apostólico con varios reglamentos posteriores de disciplina, confundidos unos, y relajados otros con motivo de las persecuciones de Trajano y Adriano, según escribe Baronio, los restituyó y perfeccionó Higinio, ordenando en cada uno de los grados eclesiásticos el modo y forma de ejercer sus respectivas funciones. También estableció muchos decretos útiles, entre ellos varios ritos y ceremonias para la celebración del Santo Sacrificio.

Señaló asimismo que fuese uno el padrino o madrina en el Bautismo, por haberse introducido mayor número, con inhibición de que lo fuese en el sacramento de la Confirmación el del Bautismo. Igualmente mandó que en la consagración de los templos se celebrase el Santo Sacrificio de la Misa, y que las Iglesias no se erigiesen o demoliesen sin licencia de los obispos, prohibiendo que lo cedido para el culto divino sirviese en usos profanos. Tres veces hizo órdenes en el mes de diciembre, en las que creó quince presbíteros, cinco diáconos, y siete obispos para diferentes Iglesias.

Hacía mucho tiempo que suspiraba nuestro Santo por la corona del martirio. Aquel ardiente celo que mostraba en todas sus acciones y providencias por dilatar el reino de Jesucristo, y consevar en su pureza el Sagrado Depósito de la Fe, le hacía acreedor a este favor del cielo; el cual alcanzó en efecto con la persecución de Antonio Pío, el 11 de enero del año 140, después de haber gobernado la nave de la Iglesia cuatro años, tres meses y ocho días, sufriendo infinitos trabajos y fatigas por la defensa de la religión cristiana.

Legado de San Higinio: Jerarquizó los grados del clero eclesiástico, permitió en el sacramento del bautismo el padrino y la madrina.


(http://www.oremosjuntos.com/Papa/SanHiginio.html)

10 enero, 2016

Solemnidad del Bautismo del Señor




¡Oh!, Solemnidad del Bautismo del Señor,
por el que San Juan, el “Evangelista”, en
su carta primera escribió así: “Jesucristo
vino por agua y sangre”. Y, que “tres son
los que dan testimonio de Jesucristo: el
Espíritu, el agua y la sangre, y los tres
están de acuerdo”. Por ello, Vos, Jesús mío,
y Señor mío, sin necesitarlo, bautizado
fuisteis por el “Bautista” Juan, primo
vuestro, en las aguas del Jordán eterno, y
saliendo del agua, se abrieron los cielos y
el Espíritu Santo descendió sobre Vos, en
forma de paloma, y se oyó una voz del cielo
que decía: “Este Es mi Hijo, el amado, mi
predilecto”. ¡Oh!, agua que sois realidad
presente en todos y cada uno de nosotros
bautizados, demostrando con ello, vuestra
riqueza simbólica con los demás elementos
que os acompañan a diferencia de nuestros
hermanos separados, que se han quedado con
el agua, sin conocer el bautismo del espíritu;
¡Oh!, Solemnidad del Bautismo del Señor.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Enero Solemnidad del Bautismo del Señor

Fiesta, con la cual se cierra el tiempo litúrgico de Navidad

Por: P. Juan Pablo Esquivel | Fuente: Catholic.net

Normalmente el domingo que sigue a la fiesta de la Epifanía es dedicado a celebrar el bautismo de Cristo, este año se celebra el domingo 10 de enero y señala la culminación de todo el ciclo natalicio o de la manifestación del Señor. Es también el domingo que da paso al tiempo durante el año, llamado también tiempo ordinario.

Cuando Cristo se metió en la cola para esperar su turno de ser bautizado, seguramente San Juan Bautista no sabía que hacer. Llegó el Mesías delante de él y pidió el bautismo. El Bautista exclamó: “Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿tú vienes a mí?” (Mt 3,14). El Catecismo hace referencia a esta actitud humilde de Cristo en el n.536:

Hay una diferencia importante entre los dos bautismos:

El de Juan: con agua, exterior, signo de arrepentimiento para el perdón de los pecados.
El de JESÚS: con Espíritu Santo, renovación interior que nos hace “partícipes de la naturaleza divina”
“No soy digno ni siquiera de desatar la correa de su sandalia…” trabajo reservado al más inútil de los esclavos… Juan destaca la infinita distancia entre él y Jesús…
¿Porqué entonces Jesús se hace bautizar por Juan? [es una escena tan impresionante, que podría resultar incomprensible, y hasta escandalosa]…

Pero admitámoslo, y descubramos nuevamente el “modo” que Dios emplea para salvarnos: hoy se pone en la fila de los pecadores, y aunque no lo necesitaba, se somete también a un bautismo de penitencia… Se ha hecho semejante a nosotros en todo, y por eso no se avergüenza de colocarse en la fila de aquellos que se preparaban para la llegada del Reino de Dios… así como tampoco se avergonzó de nosotros cuando tomó sobre sí todos nuestros pecados, y subió a la Cruz como si fuese un delincuente…

Pero el bautismo que recibió Jesús fue muy “especial”: ciertos hechos nos indican que con Él comienza un nuevo bautismo:

El cielo abierto (ya nunca más cerrado por los pecados, como hasta este momento) Es decir, comienza una nueva etapa de relación entre Dios y los hombres: el Cielo viene a nosotros, y nosotros vamos allá: viene con Cristo y el Espíritu Santo. Llega todo, porque Dios mismo viene, y Él será para nosotros y nos dará todo. Estamos frente al comienzo de una nueva humanidad, divinizada.

En la proposición que San Marcos hace en su Evangelio, el Padre no “presenta” a su Hijo (“Éste es mi Hijo amado”), sino que se dirige a Él (“Tú eres mi Hijo…”): Cristo nos representa a todos, que desde ese momento pasamos a ser hijos amados, complacencia del Padre… Cuando somos bautizados, esta vocación eterna se verifica efectivamente, verdaderamente: somos una nueva creación. Por lo tanto, nuestra dignidad, nuestra gloria, y nuestro compromiso pasa por VIVIR NUESTRO BAUTISMO…
“Éste es mi Hijo” (Evang.)… “Éste es el servidor sufriente” (Iª lect.)…
 
Sigamos a Cristo por la Cruz a la Luz.

(http://es.catholic.net/op/articulos/18182/bautismo-del-seor.html)

09 enero, 2016

San Julián



¡Oh!, San Julián, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y, su amado santo, y, que, a la vida en común con vuestra
novia, os negasteis, porque Dios, os permitió ver, en una
visión las maravillas que guarda Él, para quienes puros
se conservan. Y, vuestra novia aceptó, y luego, al desierto
marchasteis e hicisteis casas de oración en su honor. Desde
entonces, invitasteis a los jóvenes seguidores vuestros
en la pureza, a imitaros en vuestra santa cuaresma de ayuno,
oración, abstinencia y meditación los días todos de vuestra
santa vida. Y, estalló la persecución en Antioquía, y os
apresaron y a todos vuestros monjes. Y, en pleno martirio
defendisteis con valor a Cristo, negándoos a adorar falsos
dioses. Cuando os llegó vuestro turno, le dijisteis a vuestro
perseguidor: “Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios
del cielo. Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor
Jesucristo. Él, ya resucitó y está sentado a la derecha de Dios
Padre. Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús,
que es muchísimo más importante y poderoso que el
emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar
los tormentos. Mis padres me están observando desde el cielo
y se sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame
mi fe en Cristo y derrame por El mi sangre”. Seguidamente
empezaron a daros latigazos, y uno de los verdugos se hiere
de un ojo, y escuchando sus terribles gritos vos, lo curasteis.
Luego, os cortan vuestra cabeza. Y, ¡milagro! En ese momento
Celso, hijo del cruel Marciano, al veros con qué valentía y
alegría fuisteis a la muerte por Cristo, os imita, declarándose
también, seguidor de EL, y cristiano se hace. Y, así, feliz
entregasteis, vuestra santa vida. Y, cada quien se preguntará
¿Dónde estaréis ahora? ¿Dónde? Y, la respuesta, esperar no
se deja, del lugar donde estáis, sino, que en el mismo cielo,
coronado de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Julián; “vivo mártir del amor y la luz de Jesucristo”.

© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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9 de Enero San Julián Mártir Año 304

Nació San Julián en la ciudad de Antioquía (en Siria), de una familia que se preocupó por darle una muy buena formación religiosa. Los papás querían que se casara con una joven muy virtuosa y de familia muy rica, pero Julián tuvo una visión en la cual vio algunos de los premios que Dios reserva para quienes conservan su virginidad y narró su visión a la novia. Y entonces los dos, de común acuerdo, hicieron voto de castidad o sea un juramento de conservarse siempre puros.

Los papás creían que ellos formarían un hogar, pero los novios se habían comprometido a conservar para siempre su virginidad. Y poco tiempo después murieron los padres de los dos jóvenes, y entonces Julián y su prometida se fueron cada uno a un desierto a orar, y a hacer penitencia y cada cual fundó un monasterio. Julián un monasterio para hombres y ella uno para mujeres.

Muchos hombres deseosos de conseguir la santidad se fueron a acompañar a Julián en su vida de religioso y lo nombraron superior. El los dirigió con especial cariño y con gran prudencia. Era el que más duro trabajaba, el que mayores favores hacía a todos y el más fervoroso en la oración. Y dedicaba muchas horas a la lectura de libros religiosos y a la meditación.

Su vida fue una continua Cuaresma, o sea un ayunar y guardar abstinencia y orar y meditar, todos los días, sin cansarse. A los súbditos nunca los reprendía con altanería ni con malos modos o delante de los demás, sino en privado, con frases amables, comprensivas y animadoras, que les demostraban el gran aprecio y amor que les tenía, y que llegaban al fondo del alma y obtenían verdaderas conversiones.

Los religiosos decían que Julián era muy exigente y duro para sí mismo, pero admirablemente comprensivo y amable para con los demás, y que gobernaba con tal prudencia y caridad a los monjes que éstos se sentían en aquél desierto más felices que si estuvieran en el más cómodo convento de la ciudad.

La persecución

Y sucedió que estalló en Antioquía la persecución contra los cristianos, y el gobernador Marciano ordenó apresar a Julián y a todos sus monjes. Centenares de cristianos fueron siendo quemados por proclamar su amor a Jesucristo, y cuando le llegó el turno a nuestro santo, se produjo el siguiente diálogo entre el perseguidor y Julián:

– Le ordenamos que adore la estatua de nuestro emperador.
– Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del cielo.
– Su Dios y emperador es el Cesar de Roma.
– Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor Jesucristo.
– ¿Cómo se le ocurre creer en uno que fue crucificado?
– Es que el crucificado ya resucitó y está sentado a la derecha de Dios Padre.
– ¿Te ríes de nuestros dioses y del emperador? Pues ahora que te atormenten te arrepentirás de haber procedido así.

– Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús, que es muchísimo más importante y poderoso que el emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar los tormentos.

El perseguidor, viendo que con amenazas no lo conmueve, se propone cambiar de táctica y ofrecerle a Julián grandes premios si deja la santa religión:
– Tus padres eran personas muy importantes en esta ciudad. Si dejas de ser cristiano y adoras a nuestros dioses, te concederemos puestos de primera clase.

– Mis padres me están observando desde el cielo y se sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame mi fe en Cristo y derrame por El mi sangre.

Empiezan a darle a Julián terribles latigazos, con fuetes que tienen pedacitos de hierro en los extremos, pero uno de los verdugos al retirar rápidamente el fuete, es herido gravemente en un ojo por la punta de hierro del látigo. Julián oye el grito de dolor y llamando al verdugo le coloca sus manos sobre el ojo destrozado y se obtiene inmediatamente la curación.

Los verdugos le cortan la cabeza al santo, pero en ese momento el joven Celso, hijo del perseguidor Marciano, al ver con qué gran valentía y alegría ha ido a la muerte este amigo de Cristo, se declara él también seguidor de Jesús y se hace cristiano. Esta conversión fue considerada como un verdadero milagro espiritual obtenido por el martirio de Julián.

Y los amigos de Jesús queremos proclamar siempre y en todas partes nuestra fe, y preferir mil muertes y diez mil tormentos, antes que dejar nuestra santísima religión por irnos a religiones falsas que ni dan felicidad en esta vida ni consiguen salvación eterna.

San Julián: pídele a Cristo que nosotros logremos perseverar fieles a nuestra santa religión hasta la muerte.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Julian.htm)