08 febrero, 2018

Santa Josefina Bakhita

 
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¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, que, siendo niña, fuisteis raptada y vendida
en mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad.
Pero, Dios, nunca os abandonó, y al obtener la ansiada libertad,
abrazasteis la fe cristiana, ingresando en el “Instituto de Hijas
de la Caridad Canosianas”, y pasasteis el resto de vuestra vida
entregada a Cristo y al servicio del prójimo. Vuestro nombre
“Bakhita” significa “afortunada”, y vos, ciertamente lo fuisteis, a
pesar, de que el de “Bakhita”, lo recibisteis cuando fuisteis
secuestrada, y os bautizaron con el nombre de Josefina.
“Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”, dijisteis
cuando os secuestraron. Vos, fuisteis vendida a cinco distintos
amos, en el mercado de esclavos, intentando escapar, sin éxito.
Felizmente, el comerciante italiano Calixto Leganini os compró
y escribisteis así: “Esta vez fui realmente afortunada porque
el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui
maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente
irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.
Vos, y vuestra amiga Minnina, ingresaron al noviciado del “Instituto
de las Hermanas de la Caridad” en Venecia y fue allí, donde a
Cristo conocisteis, porque “Dios había permanecido en mi corazón”,
y Él, os dio fuerzas para poder soportar la esclavitud, recibiendo
el bautismo, la primera comunión y la confirmación de manos
del Cardenal de Venecia, tomando el nombre cristiano de “Josefina
Margarita Afortunada”. Al ser bautizada expresasteis: “¡Aquí llegué
a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Escribisteis vuestra
autobiografía y se os ordenó ir a Venecia a contar la historia de
vuestra vida. Así, gastasteis vuestra santa vida, en favor de Dios,
en buena lid, entregando vuestra alma a quien os la dio: ¡Dios!, y
  quien os coronó, con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, “vivo amor por el Dios de la Vida”.

 

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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8 de Febrero
Santa Josefina Bakhita
Virgen

Por: n/a | Fuente: Corazones.org

Martirologio Romano: Virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo († 1947).

 

Fecha de beatificación: 17 de mayho de 1992 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa San Juan Pablo II

Breve Biografía
La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre “Bakhita” significa “afortunada” y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.
De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: “Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”. También cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: ´Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco´. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: ´Si gritas, morirás! Síguenos!´”.

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: “Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”.

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: “Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que “Dios había permanecido en su corazón”, por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, “pero recién en ese momento sabía quien era”. Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Al ser bautizada expresó: “¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, “que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma”.

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: “Madonna! Madonna!”

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como “Nostra Madre Moretta”.

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.

A los Altares
En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.
La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: “Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”. El Papa la llamó “Nuestra Hermana Universal”.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34868/josefina-bakhita-santa.html)

07 febrero, 2018

San Ricardo, “El Sajón”

 
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¡Oh!, San Ricardo, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
  su amado santo, que, piadosa y noble vida llevasteis
trasmitiendo a vuestra familia preciados valores, tanto que,
un viaje a Roma y Tierra Santa emprendisteis, pero, quiso
Dios, que, repentinamente os presentaseis ante Él. Cruzasteis
a Francia y comenzasteis la larga travesía por el río Sena, y
  en Rouen continuasteis a pie, visitando varios santuarios.
Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, vos, fallecisteis
repentinamente. Y, aún así, muerto como estabais realizasteis
  innumerables milagros y, son testigos de ello, vuestros hijos
que más tarde y para alegría vuestra, canonizados fueron, y
hoy, os acompañan en la celeste mansión de Dios. Allí están:
San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga, vuestra amada
hija. Y, vos, como sabéis, luciendo estáis corona eterna de
luz, como premio a vuestros sueños y entrega de amor y fe;
¡oh!, San Ricardo, “vivo amor, por Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro”.


© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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07 de Febrero
San Ricardo, “El Sajón”
Rey de Inglaterra


San Ricardo “El Sajón” (¿?-722) nació en Inglaterra. Sus orígenes no han sido del todo corroborados por datos históricos.

Puesto que el primer rey inglés con ese nombre fue Ricardo Corazón de León, quien viviría varios siglos más tarde, se ha puesto en duda que nuestro San Ricardo haya sido rey de Inglaterra. Probablemente haya sido príncipe de Wessex; o sea un gran señor feudal.

Llevó una vida noble y piadosa, y supo transmitir estos valores a la familia que formó. Ya en la edad madura decidió aventurarse a realizar su mayor sueño, que era el de conocer Roma, la “Ciudad Eterna” y Tierra Santa. Y emprendió el viaje, en compañía de sus hijos, en el año 720.

Cruzaron a Francia y comenzaron la larga travesía, primero por el río Sena, y en Rouen continuaron a pie, visitando varios santuarios. Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, San Ricardo falleció repentinamente.

En Lucca se le empezó a venerar muy pronto, pues se dice que aún muerto realizó varios milagros de curación de enfermos, quienes rezaban ante su tumba. La fama de San Ricardo, “rex Anglorum”, se extendió, y sus reliquias se conservan todavía en ese lugar.

Sus hijos, acompañantes suyos en la peregrinación que nunca llegó a Roma, con el tiempo fueron canonizados también: San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga.

SAN RICARDO EL SAJÓN nos enseña la importancia de intentar realizar nuestros sueños hasta el final.

(http://santoral-virtual.blogspot.com/2009/02/7-de-febrero-dia-de-san-ricardo-el.html)

06 febrero, 2018

San Pablo Miki y Compañeros Mártires


 
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 ¡Oh!, San Pablo Miki y compañeros mártires, vosotros,
sois los hijos del Dios de la vida, y sus amados santos,
a quienes, el mundo todo, hoy, os recuerda con vivo amor:
San Juan Goto, San Santiago Kisai, San Felipe de Jesús,
San Gonzalo García, San Francisco Blanco, San Pedro
Bautista, San Francisco de San Miguel, San Cayo Francisco;
San Francisco de Miako; San León Karasuma, y, los niños
San Luis Ibarqui, San Antonio Deyman, y San Totomaskasaky,
cuyo padre fue también martirizado, todo por amor a Cristo.
Vos, antes de partir a la eternidad dijisteis con fe y
valor extraordinario: “Llegado a este momento final de
mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de
ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que
no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para
conseguir la salvación es pertenecer a la religión
cristiana, ser católico. Y como mi Señor Jesucristo me
enseñó con sus palabras y sus buenos ejemplos a perdonar
a los que nos han ofendido, yo declaro que perdono al
jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y,
a todos los que han contribuido a nuestro martirio, y
les recomiendo que ojalá se hagan instruir en nuestra
santa religión y se hagan bautizar”. La gente al oiros y
veros se maravilló al suplicio marchar, entre cánticos
de Salmos llenos de amor y fe, porque, vos sabíais, que
Dios, os premiaría, con corona de luz y eternidad, como
justo premio a vuestra grande e increíble entrega de amor;
¡oh!, San Pablo Miki y compañeros, “vivos mártires de Cristo.”
 

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de febrero
Los Mártires del Japón
San Pablo Miki y Compañeros Mártires


“Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico”. (R. P. San Pablo Miki)

 

Fueron 26, martirizados el mismo día, 5 de febrero del año 1597. En el año 1549 San Francisco Javier llegó al Japón y convirtió a muchos paganos.

Ya en el año 1597 eran varios los miles de cristianos en aquel país. Y llegó al gobierno un emperador sumamente cruel y vicioso, el cual ordenó que todos los misioneros católicos debían abandonar el Japón en el término de seis meses. Pero los misioneros, en vez de huir del país, lo que hicieron fue esconderse, para poder seguir ayudando a los cristianos. Fueron descubiertos y martirizados brutalmente. Los que murieron en este día en Nagasaki fueron 26. Tres jesuitas, seis franciscanos y 16 laicos católicos japoneses, que eran catequistas y se habían hecho terciarios franciscanos.

Los mártires jesuitas fueron:
 San Pablo Miki, un japonés de familia de la alta clase social, hijo de un capitán del ejército y muy buen predicador: San Juan Goto y Santiago Kisai, dos hermanos coadjutores jesuitas. Los franciscanos eran: San Felipe de Jesús, un mexicano que había ido a misionar al Asia. San Gonzalo García que era de la India, San Francisco Blanco, San Pedro Bautista, superior de los franciscanos en el Japón y San Francisco de San Miguel.

Entre los laicos estaban:
Un soldado: San Cayo Francisco; un médico: San Francisco de Miako; un Coreano: San Leon Karasuma, y tres muchachos de trece años que ayudaban a misa a los sacerdotes: los niños: San Luis Ibarqui, San Antonio Deyman, y San Totomaskasaky, cuyo padre fue también martirizado.

A los 26 católicos les cortaron la oreja izquierda, y así ensangrentados fueron llevados en pleno invierno a pie, de pueblo en pueblo, durante un mes, para escarmentar y atemorizar a todos los que quisieran hacerse cristianos.

Al llegar a Nagasaki les permitieron confesarse con los sacerdotes, y luego los crucificaron, atándolos a las cruces con cuerdas y cadenas en piernas y brazos y sujetándolos al madero con una argolla de hierro al cuello. Entre una cruz y otra había la distancia de un metro y medio.

La Iglesia Católica los declaró santos en 1862
Testigos de su martirio y de su muerte lo relatan de la siguiente manera: “Una vez crucificados, era admirable ver el fervor y la paciencia de todos. Los sacerdotes animaban a los demás a sufrir todo por amor a Jesucristo y la salvación de las almas. El Padre Pedro estaba inmóvil, con los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín cantaba salmos, en acción de gracias a la bondad de Dios, y entre frase y frase iba repitiendo aquella oración del salmo 30: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. El hermano Gonzalo rezaba fervorosamente el Padre Nuestro y el Avemaría”.

Al Padre Pablo Miki le parecía que aquella cruz era el púlpito o sitio para predicar más honroso que le habían conseguido, y empezó a decir a todos los presentes (cristianos y curiosos) que él era japonés, que pertenecía a la compañía de Jesús, o sociedad de los Padres jesuitas, que moría por haber predicado el evangelio y que le daba gracias a Dios por haberle concedido el honor tan enorme de poder morir por propagar la verdadera religión de Dios. A continuación añadió las siguientes palabras:

“Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico. Y como mi Señor Jesucristo me enseñó con sus palabras y sus buenos ejemplos a perdonar a los que nos han ofendido, yo declaro que perdono al jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y a todos los que han contribuido a nuestro martirio, y les recomiendo que ojalá se hagan instruir en nuestra santa religión y se hagan bautizar”.

Luego, vueltos los ojos hacia sus compañeros, empezó a darles ánimos en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría muy grande, especialmente en el del niño Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el Paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo. El niño Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado los santísimos nombres de Jesús, José y María, se puso a cantar los salmos que había aprendido en la clase de catecismo. A otros se les oía decir continuamente: “Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía”. Varios de los crucificados aconsejaban a las gentes allí presentes que permanecieran fieles a nuestra santa religión por siempre.

Luego los verdugos sacaron sus lanzas y asestaron a cada uno de los crucificados dos lanzazos, con lo que en unos momentos pusieron fin a sus vidas.

El pueblo cristiano horrorizado gritaba: ¡Jesús, José y María!

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Pablo_Miki.htm)

05 febrero, 2018

Santa Agueda

 
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¡Oh!, Santa Agueda, sois vos, la hija del Dios de la vida, y
  su amada santa. La predilecta de Nuestro Señor Jesucristo, y
  aquella que, amándoos de tal forma, la mundana vida y
sus propuestas rechazó, hasta la entrega de la propia vida,
en cruel y cruento martirio, Salmos elevando al cielo. Y,
cuando curada fuisteis, por el mismo Pedro, os preguntó
el tirano: “¿Quién os ha curado?” Vos, respondisteis: “He
sido curada por el poder de Jesucristo”. Y, lleno de rabia
el impío os gritó: “¿Cómo os atrevéis a nombrar a Cristo,
si eso está prohibido?” Y, vos, volvisteis a responder: “Yo
no puedo dejar de hablar de Aquél, a quien más fuertemente
amo en mi corazón”. Y, entonces os tiraron sobre llamas y
brasas ardientes. Y, vos, mientras os quemabais decíais:
“Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has
protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor
a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la
paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora
en tus brazos mi alma”. Y, Él, os escuchó y os recibió en
sus amadísimos brazos, y, a la vez os premió, con corona
de luz, como premio a vuestra entrega incréible de amor.
Por todo ello, un himno latino muy antiguo, os canta así:
“Oh Agueda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar
que el pecho fuera destrozado a machetazos y tu intercesión
es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al
estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de
la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el
fuego de la concupiscencia”. “La buena”, “La virtuosa”;
¡oh!, Santa Agueda; “viva luz de bondad y virtud de Cristo”.




© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Febrero
Santa Agueda
Virgen y Mártir
(año 251)


Agueda significa “la buena”, “la virtuosa”. Un himno latino sumamente antiguo canta así: “Oh Agueda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar que el pecho fuera destrozado a machetazos y tu intercesión es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el fuego de la concupiscencia."

 
Agueda nació en Catania, Sicilia, al sur de Italia, hacia el año 230.Como Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía, decidió conservarse siempre pura y virgen, por amor a Dios. En tiempos de la persecución del tirano emperador Decio, el gobernador Quinciano se propone enamorar a Agueda, pero ella le declara que se ha consagrado a Cristo.

Para hacerle perder la fe y la pureza el gobernador la hace llevar a una casa de mujeres de mala vida y estarse allá un mes, pero nada ni nadie logra hacerla quebrantar el juramento de virginidad y de pureza que le ha hecho a Dios. Allí, en esta peligrosa situación, Agueda repetía las palabras del Salmo 16: “Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos mortales que asaltan”.

El gobernador le manda destrozar el pecho a machetazos y azotarla cruelmente. Pero esa noche se le aparece el apóstol San Pedro y la anima a sufrir por Cristo y la cura de sus heridas.

Al encontrarla curada al día siguiente, el tirano le pregunta: ¿Quién te ha curado? Ella responde: “He sido curada por el poder de Jesucristo”. El malvado le grita: ¿Cómo te atreves a nombrar a Cristo, si eso está prohibido? Y la joven le responde: “Yo no puedo dejar de hablar de Aquél a quien más fuertemente amo en mi corazón”.

Entonces el perseguidor la mandó echar sobre llamas y brasas ardientes, y ella mientras se quemaba iba diciendo en su oración: “Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma”. Y diciendo esto expiró. Era el 5 de febrero del año 251.

Desde los antiguos siglos los cristianos le han tenido una gran devoción a Santa Agueda y muchísimos y muchísimas le han rezado con fe para obtener que ella les consiga el don de lograr dominar el fuego de la propia concupiscencia o inclinación a la sensualidad.
Propósito

Digámosle a Dios: “Señor, aquí están todas mis concupiscencias y malas inclinaciones. Mi vida se puede convertir fácilmente en un desorden. Toma en tus manos estas mis malas inclinaciones y cálmalas y cúralas, tu que curaste las heridas de tu sierva Agueda y le diste fortaleza para resistir al fuego. Creo que el poder y la bondad de mi Dios podrán obtener lo que mis pobres fuerzas no han logrado. Dios puede mejorar radicalmente mi personalidad”.

¿Cuántas veces pondré en manos de Dios mis concupiscencias y malas inclinaciones para que El las cure y las calme? ¿Cuántas veces cada día?

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Agueda_Felipe_de_Jesús.htm)

04 febrero, 2018

Día litúrgico: Domingo V (B) del tiempo ordinario

Día litúrgico:
Domingo V (B) del tiempo ordinario
Resultado de imagen para Texto del Evangelio (Mc 1,29-39): En aquel tiempo, cuando Jesús salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó.


Texto del Evangelio (Mc 1,29-39): En aquel tiempo, cuando Jesús salió de la sinagoga se fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre; y le hablan de ella. Se acercó y, tomándola de la mano, la levantó. La fiebre la dejó y ella se puso a servirles. Al atardecer, a la puesta del sol, le trajeron todos los enfermos y endemoniados; la ciudad entera estaba agolpada a la puerta. Jesús curó a muchos que se encontraban mal de diversas enfermedades y expulsó muchos demonios. Y no dejaba hablar a los demonios, pues le conocían.

De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración. Simón y sus compañeros fueron en su busca; al encontrarle, le dicen: «Todos te buscan». Él les dice: «Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido». Y recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.

«Todos te buscan»
Rev. D. Francesc CATARINEU i Vilageliu (Sabadell, Barcelona, España)

Hoy, contemplamos a Jesús en Cafarnaúm, el centro de su ministerio, y más en concreto en casa de Simón Pedro: «Cuando salió de la sinagoga se fue (…) a casa de Simón y Andrés» (Mc 1,29). Allí encuentra a su familia, la de aquellos que escuchan la Palabra y la cumplen (cf. Lc 8,21). La suegra de Pedro está enferma en cama y Él, con un gesto que va más allá de la anécdota, le da la mano, la levanta de su postración y la devuelve al servicio.

Se acerca a los pobres-sufrientes que le llevan y los cura solamente alargando la mano; sólo con un breve contacto con Él, que es fuente de vida, quedan liberados-salvados.

Todos buscan a Cristo, algunos de una manera expresa y esforzada, otros quizá sin ser conscientes de ello, ya que «nuestro corazón está inquieto y no encuentra descanso hasta reposar en Él» (San Agustín).

Pero, así como nosotros le buscamos porque necesitamos que nos libere del mal y del Maligno, Él se nos acerca para hacer posible aquello que nunca podríamos conseguir nosotros solos. Él se ha hecho débil para ganarnos a nosotros débiles, «se ha hecho todo para todos para ganar al menos algunos» (1Cor 9,22).

Hay una mano alargada hacia nosotros que yacemos agobiados por tantos males; basta con abrir la nuestra y nos encontraremos en pie y renovados para el servicio. Podemos “abrir” la mano mediante la oración, tomando ejemplo del Señor: «De madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se levantó, salió y fue a un lugar solitario y allí se puso a hacer oración» (Mc 1,35).

Además, la Eucaristía de cada domingo es el encuentro con el Señor que viene a levantarnos del pecado de la rutina y del desánimo para hacer de nosotros testigos vivos de un encuentro que nos renueva constantemente, y que nos hace libres de verdad con Jesucristo.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2018-02-04)

03 febrero, 2018

San Blas

 
 
¡Oh!, San Blas, vos sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo, y que honor hicisteis al significado
de vuestro nombre: “arma de la divinidad”. Vos, que,
excelente médico erais, y aprovechasteis de ello
para evangelizar a las gentes de vuestro tiempo.
Por vuestra gran santidad, el pueblo os eligió como
Obispo, y cuando la persecución de Diocleciano
estalló, os fuisteis a la montaña, y desde allí dirigíais
y animabais a todos los cristianos perseguidos, y
por la noche bajabais a escondidas a la ciudad a
ayudarlos, socorrerlos y brindar vuestro consuelo a
  los que estaban en las cárceles, y brindarles
la Sagrada Eucaristía. Curabais a las fieras heridas, y
  ellas venían en cantidad a visitaros cariñosamente.
Y, todo ello, más tarde, causa fue de que os tomaran
preso. El gobernador os ofreció muchos premios,
que vos, rechazasteis, pues respondisteis que,
amigo de Jesús y de su santa religión erais y que,
lo seríais hasta el fin de vuestra santa vida. Ante
esta respuesta, os sometieron a torturas, las cuales y
  sin proferir queja alguna resististeis y sin dejar
de proclamar vuestro puro amor a Dios, os cortaron
la cabeza, volando así, vuestra santa alma al cielo
para coronada ser con corona de luz, como justo
premio a vuestra entrega de amor y fe. Hasta hoy,
se escucha decir: “Por intercesión de San Blas, te
libre Dios de los males de garganta”. Y, cuando
los niños se enferman de ese mal, las mamás
repiten: “¡San Blas bendito, que se ahoga el angelito!”.
Pero, hoy, interced para ser curados de aquella “enfermedad
espiritual de la garganta” que nos hace hablar
de todo lo que no se debe y en sentir miedo
de hacerlo en contra de nuestra santa religión y
de nuestro maravilloso y amable Redentor, Jesucristo.
¡oh!, San Blas, “vivo amor del Dios de la vida”.

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Febrero
San Blas
(año 316)


Blas significa: “arma de la divinidad”.(año 316) San Blas fue obispo de Sebaste, Armenia (al sur de Rusia).

Al principio ejercía la medicina, y aprovechaba de la gran influencia que le daba su calidad de excelente médico, para hablarles a sus pacientes en favor de Jesucristo y de su santa religión, y conseguir así muchos adeptos para el cristianismo.

Al conocer su gran santidad, el pueblo lo eligió obispo. Cuando estalló la persecución de Diocleciano, se fue San Blas a esconderse en una cueva de la montaña, y desde allí dirigía y animaba a los cristianos perseguidos y por la noche bajaba a escondidas a la ciudad a ayudarles y a socorrer y consolar a los que estaban en las cárceles, y a llevarles la Sagrada Eucaristía.

Cuenta la tradición que a la cueva donde estaba escondido el santo, llegaban las fieras heridas o enfermas y él las curaba. Y que estos animales venían en gran cantidad a visitarlo cariñosamente. Pero un día él vio que por la cuesta arriba llegaban los cazadores del gobierno y entonces espantó a las fieras y las alejó y así las libró de ser víctimas de la cacería.

Entonces los cazadores, en venganza, se lo llevaron preso. Su llegada a la ciudad fue una verdadera apoteosis, o paseo triunfal, pues todas las gentes, aun las que no pertenecían a nuestra religión, salieron a aclamarlo como un verdadero santo y un gran benefactor y amigo de todos.

El gobernador le ofreció muchos regalos y ventajas temporales si dejaba la religión de Jesucristo y si se pasaba a la religión pagana, pero San Blas proclamó que él sería amigo de Jesús y de su santa religión hasta el último momento de su vida.

Entonces fue apaleado brutalmente y le desgarraron con garfios su espalda. Pero durante todo este feroz martirio, el santo no profirió ni una sola queja. El rezaba por sus verdugos y para que todos los cristianos perseveraran en la fe.

El gobernador, al ver que el santo no dejaba de proclamar su fe en Dios, decretó que le cortaran la cabeza. Y cuando lo llevaban hacia el sitio de su martirio iba bendiciendo por el camino a la inmensa multitud que lo miraba llena de admiración y su bendición obtenía la curación de muchos.

Pero hubo una curación que entusiasmó mucho a todos. Una pobre mujer tenía a su hijito agonizando porque se le había atravesado una espina de pescado en la garganta. Corrió hacia un sitio por donde debía pasar el santo. Se arrodilló y le presentó al enfermito que se ahogaba. San Blas le colocó sus manos sobre la cabeza al niño y rezó por él. Inmediatamente la espina desapareció y el niñito recobró su salud. El pueblo lo aclamó entusiasmado.

Le cortaron la cabeza (era el año 316). Y después de su muerte empezó a obtener muchos milagros de Dios en favor de los que le rezaban. Se hizo tan popular que en sólo Italia llegó a tener 35 templos dedicados a él. Su país, Armenia, se hizo cristiano pocos años después de su martirio.

En la Edad Antigua era invocado como Patrono de los cazadores, y las gentes le tenían gran fe como eficaz protector contra las enfermedades de la garganta. El 3 de febrero bendecían dos velas en honor de San Blas y las colocaban en la garganta de las personas diciendo: “Por intercesión de San Blas, te libre Dios de los males de garganta”. Cuando los niños se enfermaban de la garganta, las mamás repetían: “San Blas bendito, que se ahoga el angelito”.

A San Blas, tan amable y generoso, pidámosle que nos consiga de Dios la curación de las enfermedades corporales de la garganta, pero sobre todo que nos cure de aquella enfermedad espiritual de la garganta que consiste en hablar de todo lo que no se debe de hablar y en sentir miedo de hablar de nuestra santa religión y de nuestro amable Redentor, Jesucristo.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Blas_Oscar.htm)

02 febrero, 2018

Nuestra Señora de la Candelaria

Hoy la Iglesia celebra la Fiesta de la Virgen de la Candelaria
 
 ¡Oh!, Señora Nuestra de la Candelaria;
maravillosos y amorosos María y José,
que con presteza, llevasteis a Jesús, al
Templo, y con la Ley de Moisés cumplir
y el día aquél, Simeón, el dulce anciano
lleno todo, del Santo Espíritu, al Niño
tomó en sus brazos, y entre candelas,
profetizó así: “Porque han visto mis ojos
vuestra salvación, la que preparasteis a
la vista de todos los pueblos, luz para
iluminar a los gentiles y gloria de vuestro
pueblo Israel. Vos estáis puesto para caída
y elevación de muchos en Israel, y para ser
señal de contradicción, a fin de que queden
al descubierto las intenciones de muchos
corazones”. Y, dirigiéndose a Vos, Señora Nuestra
os dijo: “A Vos misma, una espada os atravesará
el alma”. Y, tan luego, desde el tiempo aquél
la “Fiesta de las Candelas” surgió, por que
no hay, ni habrá más luz que la de Jesús,
sobre el universo todo, que redima, como Él
lo hizo, lo hace y lo hará etermamente;
¡oh!; Señora Nuestra de la Candelaria.

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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2 de febrero
Nuestra Señora de la Candelaria


La Fiesta de “La Candelaria” se celebra cada 2 de febrero, coincidiendo con la celebración de la presentación del Señor y la purificación ritual de la Virgen María. A mediados del siglo V esta celebración era conocida como la “Fiesta de las luces”.

Algunos sostienen que comenzó en oriente con el nombre del “Encuentro” y luego se extendió a occidente en el siglo VI, llegándose a celebrar en Roma con carácter penitencial.

Se desconoce con certeza cuándo comenzaron las procesiones con velas relacionadas a esta fiesta, pero ya en el siglo X se celebraban con solemnidad.

La advocación mariana de la Virgen de la Candelaria o Nuestra Señora de la Candelaria tuvo su origen en Tenerife (España). Según la tradición, la Virgen se apareció en 1392 a dos aborígenes “guanches” que pastoreaban su rebaño. Ellos al llegar a la boca de un barranco, vieron que el ganado no avanzaba.

Uno de los pastores avanzó para ver lo que pasaba y vio en lo alto una pequeña imagen de madera de una mujer, como de un metro de alto. En la imagen, la señora portaba una vela en la mano izquierda y cargaba a un niño en el brazo derecho, mientras que el pequeño llevaba en sus manos un pajarito de oro.

La Virgen de la Candelaria, patrona de Canarias, y se venera en la Basílica de Nuestra Señora de la Candelaria en Tenefire.

Más adelante, esta devoción se extendió y llegó también a América. En Argentina, por ejemplo, su fiesta se celebra en la localidad de Candelaria (Misiones), tomado de las antiguas reducciones jesuíticas (capital de los treinta pueblos guaraníes que incluía a Paraguay, Argentina y Brasil). Actualmente hay procesiones y se espera a la Virgen con serenata popular.

Asimismo, en la ciudad de Humahuaca, Jujuy, se realiza la tradicional danza de los toritos y fuegos artificiales. Mientras que en la provincia de Tucumán, en la localidad de Villa de Leales, esta festividad es una de las más multitudinarias. En Guaraní, provincia de Buenos Aires, la Virgen de la candelaria es patrona de la ciudad.

En Copacabana – la paz, en la Bolivia de 1583, fue tallada la imagen de la Virgen de la Candelaria de Copacabana por Francisco “Tito Yupanqui”. El Templo de Copacabana es el segundo templo más antiguo de Hispanoamérica.

En este país altiplánico, la Virgen de la Candelaria es patrona de Aquile (Cochabamba), Rurrenabaque (Beni), Samaipata (Santa Cruz), Azurduy (Chuquisaca) y de la comunidad de La Angostura en Tarija.

En la Iglesia de San Antonio, en la isla Mancera en Valdivia (Chile), hay registros del culto a la Virgen de la Candelaria que datan del año 1645. Es venerada en los sectores mineros del norte del país.

En la ciudad chilena de Copiapó existe un santuario de la Virgen de la Candelaria y en el pueblo de Mincha, comuna de Canela, se encuentra un templo donde hay gran devoción a la Candelaria y que es monumento histórico nacional desde 1980.

La ciudad de Medellín en Colombia fue erigida en sus orígenes como “Villa de Nuestra Señora de la Candelaria de Medellín” y por ello la Virgen aparece en el escudo de la ciudad.

De igual manera, la primera Catedral de la actual Arquidiócesis de Medellín fue la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria. Otras ciudades colombianas también la tienen como patrona.

En Puno, al sur de Perú, la Fiesta de la Candelaria es una de las más importantes de la región. Allí la imagen de la Virgen de la Candelaria es sacada en procesión por las calles de la ciudad, acompañada de danzas y música tradicional.

En noviembre del 2014, la UNESCO declaró la Festividad de la Virgen de la Candelaria de Puno como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad.

Otros países donde se festeja a la Virgen de la Candelaria son Costa Rica, Cuba, Ecuador, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Puerto Rico, Uruguay, Venezuela y muchos más.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-la-fiesta-de-la-candelaria-35450)