25 abril, 2018

San Marcos Evangelista



 
¡Oh!, San Marcos Evangelista, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su amado santo, intérprete de  San Pedro
  y primo de Bernabé. Nunca oísteis a Jesús predicar
  pero conocisteis a sus discípulos, sin llegar a
ser uno de ellos. Acompañasteis a Pablo y Bernabé, a
Chipre y Perges, de donde volvisteis sin causa alguna.
Bernabé, quiso llevaros nuevamente, pero Pablo, no
lo quiso. Y, vos, seguisteis a Bernabé una vez más hasta
Chipre, pero cosas de Dios, vos, aparecisteis junto a
Pablo en Roma. Fuisteis también, discípulo de Pedro,
pues él, os llamó “hijo” en su primera carta.
Vuestro evangelio, parecido tiene al libro de los Hechos
de los Apóstoles, y, la segunda carta a Timoteo
lo señala como compañero vuestro. Vos, fundasteis la Iglesia
de Alejandría, y nada sabemos de vuestros últimos años, y
tampoco del lugar de vuestra muerte. Pero, vuestro
Evangelio, un espíritu observador y ágil posee. Sólo vos,
resaltáis, el verdor de la hierba sobre la que Jesús, sentar
hizo a la muchedumbre, antes de multiplicar los panes y
los peces. Vuestro escrito, profundidad posee y demuestra
singular valía teológica, pues vos, presentáis a Jesús
siendo recibido con alegría por la gente, pero también
la decepción de la masa por sus reivindicaciones y narra
cuando el Señor se retira de Galilea, para dedicarse a
la instrucción de sus discípulos, quienes todos a la vez, y
por boca de Pedro, confiesan la divinidad de su Maestro, y
que, más tarde, es humillado por la maldad y la ignorancia
de los hombres que él, había venido a rescatar, para luego
exaltado ser por Dios, como ha de serlo, con todo el que, a
él, de corazón se le una y lo siga en el camino. Por todo ello,
hoy, coronado de luz estáis, como premio a vuestro santo amor;
¡oh!, San Marcos Eangelista, “vivas Palabras de eternidad y luz”.




© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Abril  
San Marcos
Evangelista

Según tradición eclesiástica, Marcos, llamado también Juan Marcos o simplemente Juan, es el autor de un evangelio y el intérprete que traducía a Pedro en sus predicaciones frente a auditorios de habla griega.Era hijo de una cierta María, cuya casa de Jerusalén estaba abierta a la primitiva comunidad Cristiana. Primo de Bernabé, probablemente fuera como él de estirpe sacerdotal.

Afirma por una parte la tradición que Marcos nunca habría oído personalmente la predicación del Señor, pero por otra muchos han querido descubrirlo en aquel muchacho que huyó desnudo en el huerto de Getsemaní, episodio que sólo el evangelio a él atribuido refiere. Tal vez haya conocido al grupo de seguidores sin llegar a ser propiamente discípulo.

Al comenzar la expansión del evangelio, Pablo y Bernabé salieron de Jerusalén hacia Antioquía llevando con ellos a Marcos; éste los acompañó en sus primeras empresas misionales, a Chipre y Perges, de donde regresó por causas desconocidas.

Bernabé, deseoso de llevar nuevamente a Marcos con ellos cuando el apóstol planeaba su segundo viaje, encontró la oposición de Pablo, que partió solo. Marcos siguió, pues, a Bernabé una vez más hasta Chipre. Sin embargo, Marcos reaparece junto a Pablo en Roma, pero es creencia que fue más bien discípulo de Pedro, quien confirma esta suposición al llamarlo “hijo” suyo en su primera carta. El evangelio que se le atribuye, además, sigue muy de cerca el esquema de los discursos de Pedro que nos ha conservado el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Nada sabemos de su existencia posterior. La segunda carta a Timoteo lo señala entre los compañeros de este discípulo de Pablo; conforme a un dato que recoge el historiador Eusebio de Cesarea (a comienzos del siglo IV), la Iglesia de Alejandría lo habría tenido por fundador. Sus últimos años y el lugar de su muerte nos son desconocidos.

El breve relato que lleva su nombre descubre un espíritu observador y ágil. Sólo Marcos, por ejemplo, destaca el verdor de la hierba sobre la que Jesús hizo sentar a la muchedumbre hambrienta antes de multiplicar los panes y los pescados por primera vez.

Las grandes líneas de su evangelio, en tanto, trasuntan una profunda credibilidad histórica y demuestran singular valor teológico. Marcos comienza por presentar a Jesús bien recibido por la gente, pero pronto su humilde mesianismo, tan alejado de las reivindicatorias expectativas populares de los judíos, ocasiona la decepción de la masa; apagado el entusiasmo primerizo, el Señor se retira de Galilea para dedicarse de lleno a la instrucción de los discípulos, quienes por boca de Pedro confiesan la divinidad de su Maestro. A partir de este reconocimiento de Cesarea, todo el relato se orienta a Jerusalén; en la ciudad santa, finalmente, la oposición crece y culmina en el juicio inicuo y la pasión, que alcanza su victoriosa respuesta cuando Cristo abandona su tumba, de acuerdo con lo que había profetizado de si mismo.

El secreto mesiánico, del que Marcos hace un tema central, da así todo su fruto: Jesús, siervo humillado por la maldad y la ignorancia de los hombres que él había venido a rescatar, es exaltado por Dios, como ha de serlo todo el que a él se una de corazón y lo siga en el camino, el único que permite comprender esa “Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” que Marcos nos ha trasmitido en un lenguaje popular, muchas veces incorrecto en la forma, pero vivaz y lleno de encanto.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcos_evangelista.htm)

24 abril, 2018

Santa María Eufrasia Pelletier

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 ¡Oh!, Santa María Eufrasia Pelletier, vos sois la hija
del Dios de la Vida, su amada santa y la que fundasteis
la “Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen
Pastor”, para acoger piadosamente a las mujeres de vida
ligera, llamadas “Magdalenas”. Vos, os impresionasteis
por la profunda fe de vuestros amados padres en medio
de la Revolución francesa. A, vos os nombraron superiora
del monasterio de Tours y luego fundasteis un monasterio
en la ciudad de Angers. Además, fundasteis una comunidad
contemplativa, conocida hoy como las “Hermanas Contemplativas
del Buen Pastor”, para orar por las personas con quienes
las Hermanas Activas ejercen su servicio apostólico y
por la salvación de las personas del mundo entero. Y,
el Espíritu Santo actuó, haciéndoos crecer maravillosamente
fundando en vida, ciento diez casas en todos los continentes.
Vois, y la obra que el Espíritu de Dios obró en vos, va
más allá de la familia religiosa que fundasteis, pues
es hoy, herencia viva para la Iglesia Universal. Vuestra
doctrina, vuestros sentimientos y vuestra vida confirma
la experiencia de amor que os llevó a fundiros por entero
en el “Verdadero Amor”. Vuestra voz, hoy como ayer nos anima
diciendo: “Vivan felices con su Dios. Ámenlo. No piensen
más que en El. No busquen más que El. No se ocupen más
que de El. No respiren ni vivan más que para El, y sea El
como la atmósfera de su persona. Dense enteramente a Dios y
un día se dormirán en su Corazón para despertar en el seno
de su gloria”. “Es bien sabido que yo no tenía ni riquezas,
ni el talento ni el encanto exterior, pero yo os he amado
siempre, y yo os he amado con toda la fuerza de mi corazón”.
Hoy, vuestra obra del “Buen Pastor” y las “Hermanas
Contemplativas del Buen Pastor”, sirven en sesenta y cinco
países, abrazando el mundo con su celo por la salvación
de todas las personas. Y, así y luego de haber gastado
vuestra vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para
recibir corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh! Santa María Eufrasia Pelletier, “vivo Corazón de Cristo”.

© 2018 Luis Ernesto Chacón Delgado

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24 de Abril  
Santa María Eufrasia Pelletier  
Virgen y Fundadora de la Congregación 
de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor

Martirologio Romano: En Anjou, en Francia, santa María de Santa Eufrasia (Rosa Virginia) Pelletier, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas del Buen Pastor, para acoger piadosamente a las mujeres de vida ligera, llamadas Magdalenas (1868).

Etimológicamente: María = Aquella señora bella que nos guía, es de origen hebreo.
Etimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino.
Etimológicamente: Eufrasia = Aquella que tiene una existencia gozosa y sin problemas, es de origen griego.

Rosa Virginia Pelletier nació en 1796 en la isla de Noirmoutier, Francia. La futura fundadora quedó muy impactada por la profunda fe de sus padres en medio de la Revolución francesa. Estudiante en Tours, Francia, el corazón compasivo de Rosa Virginia se sensibilizó hacia las jóvenes y mujeres de las que se ocupaban las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad. A los 18 años de edad, Rosa Virginia entró al monasterio cercano al pensionado y recibió el nombre de Hermana María Eufrasia.
La Orden de Nuestra Señora de la Caridad fue fundada en Caen en 1641 por San Juan Eudes para ayudar a las jóvenes y mujeres en dificultad que querían dar otro rumbo a su vida. Cada monasterio era autónomo.

La Hermana María Eufrasia fue nombrada superiora del monasterio de Tours a los 29 años de edad. En 1829, bajo su mandato, respondió a la solicitud de fundar un monasterio en la ciudad de Angers. 

En 1831, al finalizar su servicio como superiora en Tours, fue a Angers para asumir el mismo cargo en el monasterio fundado en dicha ciudad. En este tiempo, la Hermana María Eufrasia fundó una comunidad contemplativa en ese mismo monasterio. Conocidas hoy como las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor, su misión es la de orar por las personas con quienes las Hermanas Activas ejercen su servicio apostólico y por la salvación de las personas del mundo entero.

Las solicitudes de nuevas fundaciones de otros monasterios de Nuestra Señora de la Caridad seguían llegando a Angers. Al verse incapaz de responder a todas estas demandas con los recursos de un único monasterio, la Hermana María Eufrasia se sintió inspirada a pedir a Roma la fundación de un Generalato que uniera todos los monasterios e hiciera posible el intercambio de personal y de otros recursos. Roma aprobó su petición en enero de 1835. Con la aprobación del Generalato nació la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. Todas las comunidades fundadas a partir del monasterio de Angers formaron parte de este nuevo Generalato, así como cualquier otro monasterio de la Orden de Nuestra Señora de la Caridad que quiso unirse.

La Congregación creció enormemente. Sin teléfono, ni fax, ni correo electrónico, sin poder viajar por avión, Hermana María Eufrasia fundó en el transcurso de su vida 110 casas en todos los continentes. Murió en Angers, el 24 abril de 1868.

Su legado, su vida y la obra que el Espíritu realizo a través de Ella va más allá de la familia religiosa que fundo, es herencia viva para la Iglesia Universal. Su doctrina, sus sentimientos y su vida confirma esta experiencia de amor que la llevo a fundirse por entero en el Verdadero AMOR. “Conserven los sentimientos religiosos que ahora las animan. Déjenlos en herencia a las generaciones futuras y nuestra Congregación será siempre semejante a un árbol plantado junto a la orilla de las aguas (Sal 122,3), extendiendo por doquier sus ramas cargadas de hojas, flores y frutos”.

Hoy como ayer nos dice: “Vivan felices con su Dios. Ámenlo. No piensen más que en El. No busquen más que El. No se ocupen más que de El. No respiren ni vivan más que para El, y sea El como la atmósfera de su persona. Dense enteramente a Dios y un día se dormirán en su Corazón para despertar en el seno de su gloria” “Es bien sabido que yo no tenía ni riquezas, ni el talento ni el encanto exterior, pero yo os he amado siempre, y yo os he amado con toda la fuerza de mi corazón”.

Fue beatificada en 1933 y canonizada en 1940. Hoy las Hermanas Activas del Buen Pastor y las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor sirven en 65 países, abrazando el mundo con su celo por la salvación de todas las personas.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34977/mara-de-santa-eufrasia-pelletier-santa.html)

23 abril, 2018

Santos Jorge, Adalberto y Marolo de Milán



 Resultado de imagen para San Jorge y San adalberto de Praga
 
Santos Jorge, Adalberto y Marolo de Milán Memoria Litúrgica, 23 de abril
Por: n/a | Fuente: ACI Prensa
Mártir

Martirologio Romano: San Jorge, mártir, cuyo glorioso certamen, que tuvo lugar en Dióspolis o Lidda, en Palestina, celebran desde muy antiguo todas las Iglesias, desde Oriente hasta Occidente († s. IV).

Etimológicamente: Jorge = Aquel que trabaja la tierra, es de origen griego.
Breve Biografía

La vida de San Jorge se popularizó en Europa durante la Edad Media, gracias a una versión bastante “sobria” de sus actas.

Según cuenta la tradición, el santo era un caballero cristiano que hirió gravemente a un dragón de un pantano que aterrorizaba a los habitantes de una pequeña ciudad. El pueblo sobrecogido de temor se disponía a huir, cuando San Jorge dijo que bastaba con que creyesen en Jesucristo para que el dragón muriese. El rey y sus súbditos se convirtieron al punto y el monstruo murió.

Por entonces estalló la cruel persecución de Diocleciano y Maximiano; el santo entonces comenzó a alentar a los que vacilaban en la fe, por lo que recibió crueles castigos y torturas, pero todo fue en vano.
El emperador mandó a decapitar al santo, sentencia que se llevó a cabo sin dificultad, pero cuando Diocleciano volvía del sitio de la ejecución fue consumido por un fuego bajado del cielo.

Esta versión popular de la vida del santo, induce a que en realidad San Jorge fue verdaderamente un mártir de Dióspolis (es decir Lida) de Palestina, probablemente anterior a la época de Constantino.

No se sabe exactamente como llegó a ser San Jorge patrón de Inglaterra. Ciertamente su nombre era ya conocido en las islas Británicas antes de la conquista de los normandos.

En todo caso, es muy probable que los cruzados especialmente Ricardo I hayan vuelto del oriente con una idea muy elevada sobre el poder de intercesión de San Jorge.

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San Adalberto de Praga Obispo y Mártir
Fuente: divvol.org
Obispo y Mártir

Martirologio Romano: San Adalberto (Vojtech), obispo de Praga y mártir, que aguantó dificultades en bien de aquella iglesia y por Cristo llevó a cabo muchos viajes, trabajando para extirpar costumbres paganas, pero al ver el poco resultado obtenido, se dirigió a Roma donde se hizo monje, pero finalmente, vuelto a Polonia e intentando atraer a la fe a los prusianos, en la aldea de Tenkitten, junto al golfo de Gdansk, fue asesinado por unos paganos (997).

Etimológicamente: Adalberto=Aquel que brilla por la nobleza de su espíritu, es de origen germánico.
(959-997)

Aún era niño, cuando una enfermedad, que lo puso a las puertas de la muerte, le hizo ver la seriedad de la vida. El problema de su salvación se le presentaba con una insistencia alarmante, y ante él parecíanle verdaderas naderías la belleza angélica de su cuerpo, de todo el mundo alabada; la nobleza de su familia, una de las más poderosas de Bohemia, y la gloria de su saber, que acumulara al lado del obispo de Magdeburgo, Adalberto. Este obispo le dio su nombre; antes se llamaba Woytiez. Tendría algo más de veinte años cuando asistió a la muerte de Diethmaro arzobispo de Praga. Diethmaro había sido uno de aquellos pastores mundanos que tanto abundaron en aquella época. Al llegar su última hora, el aguijón de la conciencia le atormentaba sin piedad. “¡Mísero de mí-exclamaba- cómo he perdido mis días, cómo me ha engañado el mundo prometiéndome larga vida, riquezas y placeres!” Así hablaba en medio de los estertores de la agonía, con la voz ronca y entrecortada, con los ojos extraviados y convulsos los rasgos de su rostro. Cuando murió, parecía sumido en el abismo de la desesperación.

El joven Adalberto salió de la estancia transformado. La sacudida que aquel espectáculo causó en su sensibilidad eslava fue tal, que desde entonces las palabras del moribundo parecían resonar constantemente en sus oídos. La vida se le presentó con los más negros colores, y en sus ojos claros empezó a dibujarse una trágica inquietud. Inmediatamente dejó su túnica de seda, se vistió de un saco grosero, se echó ceniza en la cabeza y empezó a caminar de iglesia en iglesia, postrándose ante las reliquias de los santos, y de hospital en hospital, visitando a los enfermos. En esta forma lo encontraron cuando lo sentaron en la silla episcopal de Praga. Sólo esto le faltaba para hacer de su vida un tormento insoportable. La idea del juicio de Dios le atenazaba el alma. “Es fácil-decía-llevar una mitra de seda y un báculo de oro; lo grave es tener que dar cuenta de un obispado al terrible Juez de vivos y muertos.”

Vivía triste y como dominado por una impresión de terror. Diríase que pendía sobre su cabeza el filo de una espada. Y efectivamente, algo más aterrador que una espada de fuego le abrumaba sin cesar: era la duda pavorosa de si llegaría a salvarse. El enigma sombrío le estremecía, le atormentaba y consumía sus carnes. Cuentan que jamás se le vio reír. A los que le preguntaban por qué teniendo un obispado tan rico, que le hacía uno de los más poderosos príncipes del Imperio, no reservaba algunas rentas para los lícitos placeres, contestaba él con una lógica inquietante: “¿No os parece una locura hacer piruetas al borde de un abismo?” No deja de causarnos extrañeza, después de haber sido predicada la suavidad del Evangelio, esta atmósfera de terror en que vive uno de sus más puntuales seguidores; pero Dios tiene muchas vías para llevar al Cielo a sus escogidos, y en el siglo X, tan disoluto y gangrenado por el crimen, convenía la aparición de esta figura ejemplar. Entonces alcanzó toda su realidad aquella palabra de Cristo: “El mundo se alegrará y vosotros os contristaréis.”

Pero el mundo, que perdona fácilmente su virtud a algunos santos, porque la juzga más suave, más humana, más condescendiente, guarda un odio irreconciliable para aquellos que directamente, con sus palabras o con su conducta, se oponen a sus alegrías insensatas. Y Adalberto era, en su vida y en sus palabras, lo que era en su rostro. Sus súbditos yacían en la barbarie, sin más que el nombre de cristianos, y él tenía un temple incapaz de ceder. Predicaba, reprendía, excomulgaba, y la gente no veía más que la dureza de su palabra; no veía que todas las rentas de sus tierras se las llevaban los mendigos y los enfermos. Su rigidez de acero se estrelló contra el salvajismo del pueblo. Tres veces dejó su episcopado por juzgar inútil su labor, y otras tantas lo volvió a tomar por consejo de los Sumos Pontífices. En uno de estos intervalos vistió la cogulla benedictina en el monasterio de San Bonifacio, de Roma. Disfrazado con la máscara de la humildad y de la sencillez, nadie adivinó en el nuevo monje la luz de Bohemia. Vivió desconocido durante cinco años, como el último de los monjes, sirviendo, cuando le tocaba, a la mesa conventual, y sufriendo las sanciones regulares y las advertencias de los hermanos, porque, como no estaba acostumbrado a aquellos menesteres, rompía con frecuencia las copas y los platos.

Cuando, por última vez, se dirigía a su diócesis, los de Praga le enviaron una embajada diciéndole irónicamente: “Nosotros somos pecadores, gente de iniquidad, pueblo de dura cerviz; tú, un santo, un amigo de Dios, un verdadero israelita que no podrá sufrir la compañía de los malvados.” Adalberto comprendió, se dio cuenta de que serían inútiles todos sus esfuerzos, y se encaminó a predicar el Evangelio en Prusia. A la severidad de su palabra añadió Dios el atractivo de la gracia. Ya antes, su predicación había convertido a muchos paganos en Polonia, y el rey de Hungría, San Esteban, había recibido de su boca la enseñanza de la fe. En Prusia, su apostolado tuvo una fecundidad asombrosa. Todos los habitantes de Dantzig recibieron el bautismo de sus manos. Para atraerlos más fácilmente se vistió como las gentes de aquella tierra, adoptó su manera de vivir y aprendió su lengua. “Haciéndonos semejantes a ellos-decía-, cohabitando en sus mismas casas, asistiendo a sus banquetes, ganando el sustento con nuestras manos y dejando crecer, como ellos, nuestra barba y nuestra cabellera, los ganaremos mejor para Cristo.”

Los infieles se alarmaron y le persiguieron de pueblo en pueblo. Sitiado en una casa por una tribu de salvajes, les decía desde la puerta: “Yo soy el monje Adalberto, vuestro apóstol. Por vosotros he venido aquí, para que dejéis esos ídolos mudos y conozcáis a vuestro Creador, y creyendo en Él tengáis la verdadera vida.” Nadie se atrevió a tocarle entonces; pero algo más tarde un sacerdote de los ídolos le atravesó con una lanza mientras rezaba el breviario. Adalberto pudo sostenerse un instante de rodillas para orar por sus asesinos. Al caer exánime, una sonrisa de felicidad se posaba por primera vez en sus labios. Su alma, inundada de gloria, volaba hacia Dios, descifrado ya el capital enigma que tantas veces le ensombreciera. Habíase cumplido la promesa del Salvador: “Vuestra tristeza se convertirá en gozo, y vuestro gozo nadie os lo podrá arrebatar.”

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San Marolo de Milán
Obispo, 23 de abril  
Por: Ennio Apeciti | Fuente: santiebeati.it
Martirologio Romano: En Milán, en la región de la Liguria, Italia, san Marolo, obispo, amigo del papa san Inocencio I († s. V).

Breve Biografía
El 23 de abril la iglesia de Milán recuerda a san Marolo, decimocuarto obispo de Milán (408-423), a quien el breviario ambrosiano define como “inclytus virtute”, excelente en virtud. Posiblemente provenía del Oriente. El propio nombre Marolo significa “que viene del mar”, o “habitante de la costa”.

Ennodio, fino poeta latino, diácono milanés que llegó a ser obispo de Padua y murió en el 521, escribe que Marolo nació en al región de Babilonia, en las tierras que de una parte estaban “besadas por el Tigris”, y por otra estaban entre las primeras “iluminadas” por Evangelio, y las primeras marcadas por la sangre de los mártires.

Tal vez por huir de la persecución de Sápor II, pasó a Antioquía de Siria, y de allí probablemente a Roma, ya que fue amigo del papa Inocencio I (401-417). De allí se trasladó a Milán, rodeado de la fama de hombre culto y cuidadoso en temas de la fe.

Ennodio dice que fue un obispo “atentísimo” a su misión, “empeñado”, sin ahorrarse energía en su ministerio, “amante del ayuno” y de las penitencias, entendidas como instrumentos de intercesión ante Dios en favor de su pueblo; “ardiente de celo con su misión, providente con los pobres”, o quizás podría traducirse “ardiente en su providencia con los pobres”. En efecto, fue amado por sus obras de caridad, en favor de las víctimas de las invasiones de los visigodos. Sus restos reposan en la basílica de San Nazaro, consolado por las palabras de Ambrosio: “Ay de mí si no amare. Ay de mí si amare menos, a mí, a quien tanto se ha dado”.

(http://es.catholic.net/op/articulos/57254/marolo-de-miln-santo.html#)

22 abril, 2018

Día litúrgico: Domingo IV (B) de Pascua



 Resultado de imagen para En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa,


Día litúrgico: Domingo IV (B) de Pascua Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Jn 10,11-18): En aquel tiempo, Jesús habló así: «Yo soy el buen pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas. Pero el asalariado, que no es pastor, a quien no pertenecen las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye, y el lobo hace presa en ellas y las dispersa, porque es asalariado y no le importan nada las ovejas. Yo soy el buen pastor; y conozco mis ovejas y las mías me conocen a mí, como me conoce el Padre y yo conozco a mi Padre y doy mi vida por las ovejas.

»También tengo otras ovejas, que no son de este redil; también a ésas las tengo que conducir y escucharán mi voz; y habrá un solo rebaño, un solo pastor. Por eso me ama el Padre, porque doy mi vida, para recobrarla de nuevo. Nadie me la quita; yo la doy voluntariamente. Tengo poder para darla y poder para recobrarla de nuevo; esa es la orden que he recibido de mi Padre».
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«Yo soy el buen pastor»
+ Rev. D. Josep VALL i Mundó (Barcelona, España)

Hoy, nos dice Jesús: «Yo soy el buen pastor» (Jn 10,11). Comentando santo Tomás de Aquino esta afirmación, escribe que «es evidente que el título de “pastor” conviene a Cristo, ya que de la misma manera que un pastor conduce el rebaño al pasto, así también Cristo restaura a los fieles con un alimento espiritual: su propio cuerpo y su propia sangre». Todo comenzó con la Encarnación, y Jesús lo cumplió a lo largo de su vida, llevándolo a término con su muerte redentora y su resurrección. Después de resucitado, confió este pastoreo a Pedro, a los Apóstoles y a la Iglesia hasta el fin del tiempo.

A través de los pastores, Cristo da su Palabra, reparte su gracia en los sacramentos y conduce al rebaño hacia el Reino: Él mismo se entrega como alimento en el sacramento de la Eucaristía, imparte la Palabra de Dios y su Magisterio, y guía con solicitud a su Pueblo. Jesús ha procurado para su Iglesia pastores según su corazón, es decir, hombres que, impersonándolo por el sacramento del Orden, donen su vida por sus ovejas, con caridad pastoral, con humilde espíritu de servicio, con clemencia, paciencia y fortaleza. San Agustín hablaba frecuentemente de esta exigente responsabilidad del pastor: «Este honor de pastor me tiene preocupado (…), pero allá donde me aterra el hecho de que soy para vosotros, me consuela el hecho de que estoy entre vosotros (…). Soy obispo para vosotros, soy cristiano con vosotros».

Y cada uno de nosotros, cristianos, trabajamos apoyando a los pastores, rezamos por ellos, les amamos y les obedecemos. También somos pastores para los hermanos, enriqueciéndolos con la gracia y la doctrina que hemos recibido, compartiendo preocupaciones y alegrías, ayudando a todo el mundo con todo el corazón. Nos desvivimos por todos aquellos que nos rodean en el mundo familiar, social y profesional hasta dar la vida por todos con el mismo espíritu de Cristo, que vino al mundo «no a ser servido, sino a servir» (Mt 20,28).

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2018-04-22)

21 abril, 2018

San Anselmo de Canterburry



Resultado de imagen para San Anselmo


¡Oh!, San Anselmo; vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado Obispo, Santo y doctor de la Iglesia. Aunque
vuestra vida, entre dos mundos transcurrió, más pudo
el disipado, pero, éste, duró sólo por un tiempo, ya que,
el Espíritu Santo, obró en vos, y os premió con el talento
de ser la “pluma de oro”. Y, así, de vuestro ser surgieron
“El Monologio”, sobre la fe; y, el “Prosologio”, a cerca
de la inteligencia, dos grandes escritos en favor de Aquél
que todo lo ve y juzga. Profesor eminente, elocuente
predicador y reformador de la vida monástica, y, sobre todo,
gran teólogo. Vuestras obras filosóficas y meditaciones
sobre la Redención, provinieron del vivo impulso de vuestro
corazón y de vuestra inteligencia. Por ello, os llamaron
por ello “padre de la Escolástica”, porque os asemejabais
mucho a San Agustín. Más tarde, os elevaron a la dignidad
de arzobispo primado de Inglaterra, y allí, con la humildad
que os caracterizaba, luchasteis contra la hostilidad
de Guillermo “el Rojo” y Enrique I, convirtiéndose en dos
destierros. En medio de todo, reclamasteis vuestros
derechos en Roma, pero, también, para que, disminuyesen
las sanciones contra vuestros adversarios, desarmando así,
la maldad de vuestros opositores. De María Santísima fiel
devoto y de viva perfección del amor de Dios, hoy, no sólo
os recordamos por vuestra prolífica obra, sino, por vuestras
palabras al final de vuestra santa vida: “Allí donde están
los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre
los deseos de vuestro corazón”. “Haz, te lo ruego, Señor,
que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”.
Y, así, a su tiempo, entregasteis vuestra alma, a quien
os la dio: ¡Dios!, para vivir en la eternidad, como premio
justo a vuestra entrega increíble de amor y, fe. ¡Aleluya!
¡oh!, San Anselmo, “vivo amor, y perfección de Jesucristo”.

 
© 2018 Luis Ernesto Chacón Delgado__________________________________



21 de Abril
San Anselmo
Obispo y Doctor de la Iglesia


Martirologio Romano: San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia, que, nacido en Aosta, fue monje y abad del monasterio de Bec, en Nomandía, enseñando a los hermanos a caminar por la vía de la perfección y a buscar a Dios por la comprensión de la fe. Promovido a la insigne sede de Canterbury, en Inglaterra, trabajó denodadamente por la libertad de la Iglesia, sufriendo por ello dificultades y destierros (1109).

Etimológicamente: Anselmo=Aquel que tiene la protección divina, es de origen germánico. San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.

En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco.


Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.


Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: “Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”.


Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.


Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes, al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto que sufrió dos destierros.


Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=706)

20 abril, 2018

San Marcelino de Embrun



 

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20 de Abril San Marcelino de Embrun Obispo
Por: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

Martirologio Romano: En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli († c. 374).

Etimológicamente: Marcelino = Aquel que procede de Marte, con Marte como dios de la guerra romano. Es de origen latino.

Breve Biografía

Vino al mundo en la provincia romana de Africa y murió en Embrun (Alpes), el 13 de abril del año 374.

Este joven tuvo la feliz idea evangélica de embarcarse con dos compañeros, Domingo y Vicente, con destino a Francia.
Les guiaba llana y simplemente la evangelización de los Alpes franceses.

A sus dos amigos los envió a los Alpes Bajos. El se quedó en Embrun. En seguida, llevado por la urgencia de anunciar el evangelio y para tener un lugar apropiado en donde hacerlo, construyó una capilla en la ciudad.

Para su inauguración invitó a san Eusebio de Vercelli. A pesar de la distancia y de los caminos, vino desde el Piamonte para la consagración de la iglesia y, de camino, lo consagró Obispo.

Se cuenta que, a la vuelta de una incursión apostólica, Marcelino se encontró con una reata de mulos que llevaban sacos de trigo, uno de los arrieros le daba golpes al animal porque había caído muerto de extenuación y agotamiento.

Al ver pasar al obispo, le dijo: “Usted va a hacer sus veces”. Y así lo hizo. Cargó con el trigo hasta el pueblo. Cuando los cristianos lo vieron llegar de esta forma extraña, quisieron hacerle daño al arriero, pero Marcelino se lo impidió: “No le hagáis daño, es mi bienhechor. ¿No me ha permitido imitar un poco a Aquel que cargó con nuestros pecados y quiso llevar la cruz de la salvación?”.

Con estas pruebas de amor a Cristo, la gente se quedó alucinada. Gracias a esto, le fue más fácil lograr conversiones para la fe cristiana.

Junto a este amor limpio y sincero para con todo el mundo, también supo luchar con ahínco contra el arrianismo que quería implantar Constancio II en todo el Occidente. Por eso, alguna que otra vez tuvo que huir a las montañas para que no lo cogieran los funcionarios imperiales. Al morir el emperador, quedó libre.

(http://es.catholic.net/op/articulos/34973/marcelino-de-embrun-santo.html)

19 abril, 2018

San Expedito




Resultado de imagen para San Expedito

 ¡Oh!, San Expedito, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado santo y mártir, y que, comandante legionario siendo,
defendisteis al Romano Imperio de los Bárbaros con valor y
audacia. Pero, un día, las armas dejasteis para convertiros
en fervoroso cristiano y por ello, martirizado fuisteis, y,
junto a vos, también alzaron vuelo las almas de vuestros
compañeros Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo,
que adornan hoy, la celeste eternidad. En el momento
supremo de vuestra conversión se os acercó el demonio,
en forma de un cuervo que os gritaba: “cras, cras cras”,
que en latín significa “Mañana, Mañana, Mañana”. Así,
trataba de persuadiros para que dejaseis vuestra decisión
para después ya que, el demonio sabe que lo que se deja
para mañana, sin hacer se queda. Pero vos, tomando gran
decisión, lo aplastasteis con rapidez diciendo: “¡Hodie,
Hodie, Hodie!”, que significa “Hoy, Hoy, Hoy”. Acotando:
“No dejaré nada para mañana, a partir de HOY seré cristiano”.
Y, así, os convertisteis en soldado de Cristo, utilizando
desde ese momento, vuestro valor y disciplina para el Reino
de Dios. Así, honor hicisteis a vuestro nombre, “Expedito”,
pues significa, prontitud y segura intercesión. Por, ello a
vos, os invocamos en urgentes problemas, sabiendo de que,
lo importante, la renuncia es, a la vida de pecado y luego,
abrazarnos a la Cruz salvadora de Cristo. Por ello, venerado
sois por los jóvenes, los estudiantes, los enfermos y los que,
se encuentran en urgentes problemas laborales y de familia.
Sois, además, de las causas justas su protector. Que nosotros
digamos “HOY”, también a Jesús y que, aplastemos los engaños
del demonmio. En la iconografía, os representan como un
soldado con una cruz, que lleva escrita la palabra “Hodie”,
que significa “Hoy”, con una hoja de palma por vuestro
martirio. A sus pies hay un cuervo y la palabra “cras”,
que significa “mañana”. Por todo ello, vuestro valor y
audacia Cristo, a quien elegisteis, os coronó con corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega increíble y
extraordinaria de amor y fe. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, San Expedito, “vivas palabras por Cristo: hodie, hodie”.



© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Abril San Expedito Mártir

Su nombre no consta en el actual Martirologio Romano. San Expedito fue comandante de una legión romana y como tal defendió al Imperio ante las invasiones de los Bárbaros. Al convertirse en cristiano fue martirizado (posiblemente por orden del emperador Diocleciano) en Melitene, Armenia (hoy Malatya, Turquía). Junto con él murieron sus compañeros de armas: Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo. Muchos otros mártires dieron gloria a Dios en su época, entre ellos Santa Filomena y San Jorge.

Según la tradición, en el momento de la conversión, se le acercó el demonio, en forma de un cuervo que le gritaba “cras, cras cras” (En latín significa “Mañana, Mañana, Mañana”). Así trataba de persuadirlo a que dejase su decisión para después ya que el demonio sabe que lo que se deja para mañana hay mucha posibilidad de que se quede sin hacer. Pero Expedito aplastó al cuervo tentador con prontitud diciendo “¡HODIE, HODIE, HODIE!” (HOY, HOY, HOY). No dejaré nada para mañana, a partir de HOY seré cristiano”. Así se convirtió en soldado de Cristo, utilizando desde ese momento su valor y disciplina para el Reino de Dios.

Aunque se desconoce el origen su nombre, aparece en la Martiriología Romana junto a Hermógenes y compañeros. Su nombre es sinónimo con prontitud y se le tiene por gran y pronto intercesor.

A san Expedito se le invoca en problemas urgentes. Debemos saber que lo mas importante es renunciar a la vida de pecado y decidirnos cabalmente por Cristo. Seamos pues inspirados por su prontitud y valor al seguir a Cristo en tan difíciles circunstancias cuando los cristianos eran perseguidos a muerte. Que nosotros también digamos “HOY” a Jesús y aplastemos los engaños del tentador.

También se le venera como protector de jóvenes, estudiantes, enfermos, problemas laborales y de familia, y juicios.

Se alega que el santo aparece como un error de escribano cuando, en el siglo XIX, una caja de reliquias fue enviada a monjas francesas con la anotación: “expedir”. Sheppard (1969). Pero esta hipótesis no puede ser cierta ya que Expedito era conocido en el siglo XVIII en Alemania y Sicilia y se le invocaba en casos de urgencia (Attwater).

En la iconografía, Expedito es representado como un soldado con una cruz en la que esta escrito “Hodie” (Hoy) y la hoja de palma (martirio). A sus pies hay un cuervo y la palabra “cras” (mañana).
Aunque no aparece en el actual calendario litúrgico no deja de ser un santo reconocido por la Iglesia.

ORACIONES
ORACION A SAN EXPEDITO PARA VENCER LAS PRUEBAS

¡Señor Jesús acudo a tu auxilio!
¡Virgen Santísima socórreme!
San Expedito, tu que lleno de valor abrirste tu corazón a la gracia de Dios
y no te dejaste llevar por la tentación de postergar tu entrega,
ayúdame a no dejar para mañana lo que debo hacer hoy por amor a Cristo.
Ayúdame desde el cielo a renunciar a todo vicio
y tentación con el poder que Jesús me da.
Que sea yo diligente, valiente y disciplinado al servicio del Señor,
y no me acobarde ante las pruebas.
Tú que eres el santo de las causas urgentes,
te presento mi necesidad (intención).
Sobre todo te pido que intercedas por mi para que persevere en la fe,
y así llegue al gozo del cielo con Cristo,
con la Virgen María, los ángeles y los santos.
Amén.


ORACIÓN A SAN EXPEDITO

Mi San Expedito de las causas justas y urgentes,
intercede por mi ante Nuestro Señor Jesuscristo,
para que venga en mi socorro en esta hora de aflicción y desesperanza.
Mi San Expedito
tú que eres el Santo guerrero.
Tú que eres el Santo de los afligidos.
Tú que eres el Santo de los desesperados.
Tú que eres el Santo de las causas urgentes,
protégeme, ayúdame, otorgándome: fuerza, coraje y serenidad.
¡Atiende mi pedido! (hacer el pedido).

Mi San Expedito,
ayúdame a superar estas horas difíciles,
protégeme de todos los que puedan perjudicarme,
protege a mi familia, atiende mi pedido con urgencia.
Devuélveme la Paz y la tranquilidad.

Mi San Expedito!
Agradeceré tu intercesión por el resto de mi vida
propagando tu devoción entre los que tienen Fe.
cambiando mi vida y mis costumbres
glorificando desde ahora a nuestro Padre
y anhelando un día gozar contigo de la eterna bienaventuranza


(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=8991)