05 junio, 2019

San Bonifacio, Apóstol de Alemania


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¡Oh!, San Bonifacio, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo, siendo vuestro nombre Winfrido,
y ordenado sacerdote con dos compañeros más. Más
tarde regresasteis a vuestro monasterio y luego viajasteis
a Roma para solicitar de Gregorio II, Papa, la autorización
de misionar en el continente. Él, os escuchó complacido
y en el momento de otorgaros la bendición os dijo: “Soldado
de Cristo, te llamarás Bonifacio”, que significa “bienhechor”.
Convertisteis en Frislandia y Hesse a cientos de bárbaros
de manera milagrosa. En Amoneburg, a orillas del río Olm,
fundasteis el primer monasterio, y de regreso a Roma,
el Papa, os ordenó Obispo. En Hesse, fundasteis el convento
de Fritzlar, y el monasterio de Ordruf. Presidisteis el concilio
donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío
de Carlomagno, quien os apoyó en vuestra empresa. El Papa
en Roma, os elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia,
para proseguir vuestra misión evangelizadora y os unieron
a vos, varios hermanos evangelizadores. Os apoyaron también
mujeres inglesas, para contribuir a la conversión de Alemania,
como santa Tecla, santa Walburga y una prima vuestra,
santa Lioba. Vos, proseguisteis fundando monasterios
y celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia.
Cuando teníais ochenta años, y con cincuenta y dos
compañeros marchasteis a Holanda, porque los convertidos
habían apostatado y al desembarcar cerca de Dochum, miles
de habitantes que os esperaban fueron bautizados y el día
de pentecostés recibieron el sacramento de la confirmación.
Un día, vos, os encontrabais leyendo, cuando escuchasteis
el rumor de gente que se acercaba. Salisteis de vuestra tienda
creyendo que serían los recién convertidos, pero, visteis una
turba decidida a mataros, siendo atacados con lanzas y espadas.
“¡Dios salvará nuestras almas!”, gritasteis vos. Uno de los
atacantes se arrojó sobre vos, y vos, levantasteis la Biblia
para protegeros. La espada partió el Santo Libro y también
vuestra cabeza, volando al cielo vuestra alma, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor.
Santo Apóstol y Patriarca amado de los católicos alemanes;
¡Oh! San Bonifacio, “vivo Apóstol y Patriarca del Dios Vivo”.


 © 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Junio
San Bonifacio
Apóstol de Alemania

Bonifacio nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex (Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716 con dos compañeros se encaminó a Turingia; pero aún no era la hora de su apostolado. Regresó a su monasterio y en el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le dijo: “Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio”. Este nombre significa “bienhechor”.

En 719 se dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se marchó a Hesse, convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a orillas del río Olm, fundó el primer monasterio. Regresó a Roma, donde el papa lo ordenó obispo.

Poco después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de Fritzlar. En el año 725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su obra misionera, fundó el monasterio de Ordruf. Presidió un concilio donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno, quien lo apoyó en su empresa. En el año 737, otra vez en Roma, el papa lo elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia. Prosiguió su misión evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de colaboradores.

También llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la conversión del país alemán, emparentado racialmente con el suyo. Entre éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de Bonifacio, santa Lioba. Este es el origen de los conventos de mujeres. Prosiguió fundando monasterios y celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia, a consecuencia de lo cual ambas quedaron íntimamente unidas a Roma.

El anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba regresar a Frisia (la actual Holanda). Tenía noticias de que los convertidos habían apostatado. Cincuenta y dos compañeros fueron con él. Atravesaron muchos canales, hasta penetrar en el corazón del territorio. Al desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de Frisia fueron bautizados. El día de pentecostés debían recibir el sacramento de la confirmación.

Bonifacio se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que se acercaba. Salió de su tienda creyendo que serían los recién convertidos, pero lo que vio fue una turba armada con evidente determinación de matarlo.

Los misioneros fueron atacados con lanzas y espadas. “Dios salvará nuestras almas”, grito Bonifacio. Uno de los malhechores se arrojó sobre el anciano arzobispo, quien levantó maquinalmente el libro del evangelio que llevaba en la mano, para protegerse. La espada partió el libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.

El sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que él fundó. Se lo representa con un hacha y una encina derribada a sus pies, en recuerdo del árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que Bonifacio abatió en Hesse. Es el apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy
Sancho, Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino, Nicanor, Faustino, Apolonio, Marciano, Zenaida, Ciria, Valeria, Marcia, Doroteo, Claudio, Adalaro, Lupercio, mártires; Eutiquio, obispo; Doroteo, presbítero; Félix, monje; beato Fernando de Portugal.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints)

04 junio, 2019

San Quirino de Tivoli

 
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¡Oh!, San Quirino, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo. Fuisteis vos, el primero en recibir el martirio
entre los demás “quirinos”, así, llamados como vos.
Diocleciano, cruel emperador, ordenó que todos vieran,
que sacrificios hicierais a sus paganos dioses y, vos, con
valor os negasteis a esta infeliz propuesta y, así, feliz
a las mazmorras os fuisteis. Allí, ni los barrotes, os
impidieron que dejaseis de predicar sobre Cristo Jesús.
Y, de pronto, el milagro se produjo: Marcelo, el guardián
de la prisión la Cruz de Cristo, abrazó. Y, el enemigo
enterado, continuó para haceros cambiar de actitud,
pero vos, más firme que nunca, rechazasteis aquella
infeliz propuesta y os mantuvisteis, a vuestra fe, fiel.
Y, así, vencisteis, tanto que, el idólatra Diocleciano,
de rabia lleno, y viendo vuestra valentía, ordenó que os
arrojaran al río, atándoos una piedra al cuello, mientras
que vos, orabais al Dios de la vida a voz viva. Más tarde,
recogieron vuestro cuerpo los cristianos y os dieron
sepultura digna. En el siglo quinto, os llevaron a Roma
para colocaros en un mausoleo. ¡Sí, en verdad os quitaron
la vida, pero, al hacerlo, os dieron vida eterna a vuestra
alma!, que luce hoy, corona de luz eterna como premio
a vuestra increíble entrega de amor y fe cristiana. ¡Aleluya!
¡Oh!, San Quirino de Tivoli, “vivo mártir de la luz de Cristo”.

© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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4 de Junio
San Quirino de Tivoli
Mártir


Etimológicamente significa “del dios Qurinal”. Viene de la lengua latina. Fue uno de los cinco mártires con este nombre en los primeros siglos. Todos sabemos ya los duros golpes que les infligían a los cristianos por el sólo hecho de confesarse como tales. Los emperadores pensaban que era una afrenta contra el imperio y sus muchos dioses protectores.

El Quirino de hoy fue el primero que recibió el martirio. Su cuerpo lo enterraron en las catacumbas de san Ponciano, una vez que lo sacaron del río Tíber, en donde lo habían arrojado.

Pero según César Baronio, está en la iglesia de san Lorenzo de Tivoli. Pero hay otro santo con el mismo nombre que se celebra también en este día. Este homonimo fue obispo en Siscia (Croacia).
Siguiendo con la historia de Quirino de Tivoli, cuando Diocleciano hacía de las suyas contra los creyentes. Lo mandó prender para que, delante de todo el mundo, hiciera sacrificios a los dioses, tal y como prescribía el edicto imperial; con la fuerza interior que Dios da a sus amigos, rechazó tal oferta. Entonces lo metieron en la cárcel. Incluso en ella no dejaba de predicar y enseñar la vida de Jesús. De este modo, pudo convertir al guardián Marcelo.

Al cabo de los tres días, otro juez le hizo recapacitar en su decisión. Y se mantuvo fiel en su fe.
Cansado y al mismo tiempo admirado de su valentía, dictaminó que lo echaran al río Sava con una piedra atada al cuello.

Los cristianos recogieron su cuerpo y le dieron sepultura. Ya en el siglo V se lo llevaron a Roma y lo colocaron en un mausoleo, detrás de la basílica de san Sebastián en la Via Apia.

Su nombre se hizo muy popular entre los romanos para designar a los Sabinos y los Quirites.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=10370)

03 junio, 2019

San Carlos Luanga y mártires compañeros

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 ¡Oh!, San Carlos Luanga y mártires compañeros
de Uganda, vosotros sois los hijos del Dios
de la vida, sus amados santos, que, instruidos
en la verdad de los evangelios santos y el temor
a Dios, os convertisteis en ejemplo vivo
y germen de la fe y cristiandad del África
y del mundo, sobre todo de los jóvenes del tiempo
vuestro y del nuestro, porque, con vuestra vida,
defendisteis el templo del Espíritu Santo,
-vuestros santos cuerpos-, negándoos a que,
mancillado fuera por aquél tirano y depravado
reyezuelo Muanga. Él, los volvió a reunir
y os preguntó: “¿Siguen decididos a seguir
siendo cristianos?”. Y vosotros respondisteis
en coro: “¡Cristianos hasta la muerte!”. El
infame rey, montó en ira y, os mandó mataros
envolviéndoos en esteras de juncos secos,
y un inmenso montón de leña seca, colocándoos
allí y prendiéndoos fuego. De entre las llamas
vuestras voces clamaban a Cristo y cantaban
a Dios, hasta el último aliento de vuestras vidas.
Y, así, pudo sí, con vuestros cuerpos, pero,
jamás nunca, con las almas vuestras, que felices
se tornaron a la Casa del Padre, quien os
la dio, y a donde fuisteis todos, con coronas
de luz, como premio, a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Carlos Luanga “Vivo antorcha del Dios de la Vida”.

 

© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Junio San Carlos Luanga y los mártires de Uganda Año 1886
Santos mártires de Uganda

Os encomendamos a los jóvenes de nuestro tiempo para que sepan defender valientemente su pureza contra todos los corruptores, y para que nunca jamás se dejen robar por nadie su fe católica.

Uganda es un país del Africa. Los padres Blancos del Cardenal Lavigerie empezaron a misionar ese país y pronto hubo muchos negros convertidos al catolicismo y esta religión les transformó muy notablemente su modo de pensar y obrar.

Y sucedió que el jefe de esa nación, llamado Muanga, tenía el vicio de la homosexualidad. Y cuando el jefe del personal de mensajeros del palacio José Makasa, se convirtió al catolicismo le hizo saber al jefe que la Biblia condena y prohibe totalmente la homosexualidad y que la llama una “aberración”, o sea algo abominable, que va contra la Ley Divina y que es totalmente impropio de la persona humana. Y que el Libro Sagrado dice que “la homosexualidad es un pecado merecedor de la muerte” ( Levítico 18 ) y “algo que va contra la naturaleza (Rom. 1,26) y que los que lo cometen no poseerán el Reino de Dios (1 Cor. 6,10). Esto indignó tanto al reyezuelo, que ordenó asesinar a José Makasa el 15 de noviembre de 1885, y así este llegó a ser el primero de los 26 mártires de Uganda. (Ahora se llama San José Makasa). Otra de las causas del asesinato de José fue haber reprendido al rey por el asesinato del dos misioneros.

Al saber esta terrible noticia, los demás católicos que trabajaban en el palacio real como mensajeros o empleados, en vez de acobardarse, se animaron más fuertemente a preferir morir antes que ofender a Dios.

La segunda víctima fue un pequeño mensajero llamado Denis. El jefe Muanga quiso irrespetar a un jovencito llamado Muafa, pero este le dijo que su cuerpo era un templo del Espíritu Santo, y que él se haría respetar costara lo que costara. Averiguó el rey quién le había enseñado al niño estas doctrinas y le dijeron que era otro de los mensajeros, Denis, ¡y le dio muerte! Así este jovencito llegó a ser el segundo mártir San Denis. (Antes de darle muerte, el rey le preguntó: “¿eres cristiano?” y el niño respondió: “Sí, soy cristiano y lo seré hasta la muerte”).

Mientras tanto allá en un salón del palacio, el nuevo jefe de los mensajeros, Carlos Luanga (que había reemplazado a San José Makasa) reunía a todos los jóvenes y les recordaba lo que enseña San Pablo en la S. Biblia, que “los que cometen el pecado de homosexualidad tendrán un castigo inevitable por su extravío” ( Rom. 1,18 ) y les recordaba que “homosexualidad es la tendencia a cometer acciones impuras con personas del propio sexo”, y que eso no es amor de caridad que busca el bien de la otra persona, sino que es un “amor de concupiscencia” por el afecto que se siente hacia personas bien parecidas del propio sexo, y que lo que busca es satisfacer sus propios apetitos e inclinaciones anormales hacia las cualidades físicas del otro. Y les narraba cómo las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por una lluvia de fuego por cometer ese pecado, y cómo la Biblia anuncia tremendos castigos para los que lo cometen. Carlos terminaba sus charlas recordando aquellas palabras de Jesús: “Al que se declare a mí favor aquí, yo me declararé a su favor en el cielo”.

Con estas instrucciones de Carlos Luanga, ya todos los jovencitos mensajeros y empleados del palacio real de Uganda quedaron resueltos a perder su vida antes que renunciar a las creencias católicas o perder la pureza de su alma con un pecado de homosexualidad. Y ahora iba a llegar el desenlace fatal y sangriento.

El reyezuelo tenía como primer ministro al terrible brujo Katikiro, el cual estaba disgustadísimo porque los que se volvían cristianos católicos, ya no se dejaban engañar por sus brujerías. Y entonces se propuso convencer al rey de que debía hacer morir a todos los que se declararon cristianos.
El cruel Muanga reunió a todos sus mensajeros y empleados y les dijo: “De hoy en adelante queda totalmente prohibido ser cristiano, aquí en mi reino. Los que dejen de rezar al Dios se los cristianos, y dejen de practicar esa religión, quedarán libres. Los que quieran seguir siendo cristianos irán a la cárcel y a la muerte”. Y luego les dio una orden mortal: – Los que quieran seguir siendo cristianos darán un paso hacia adelante”.

Inmediatamente Carlos Luanga, jefe de todos los empleados y mensajeros del palacio, dio el paso hacia adelante. Lo siguió el más pequeño de los mensajeros, que se llamaba Kisito. Y enseguida 22 jóvenes más dieron el paso decisivo. Inmediatamente entre golpes y humillaciones fueron llevados todos a prisión.

El Padre misionero no había alcanzado a bautizar a algunos de ellos, y entonces estos jóvenes valientes viendo que su muerte estaba ya muy próxima pidieron a Carlos que los bautizara. Y allí en la oscuridad de la prisión Carlos Luanga bautizó a los que aún no estaban bautizados, y se prepararon todos para su paso a la eternidad feliz, que ya estaba muy cerca.

El reyezuelo los volvió a reunir y les preguntó: “¿Siguen decididos a seguir siendo cristianos?”. Y ellos respondieron a coro: “Cristianos hasta la muerte”. Entonces por orden del cruel ministro Katikiro fueron llevados prisioneros a 60 kilómetros de distancia por el camino, y allí mismo fueron asesinados por los guardias.

Después de haberlos tenido siete días en prisión en esas lejanías, en medio de los más atroces sufrimientos, mientras reunían la leña para el holocaustos el 3 de junio del año 1886, día de la Ascensión, los envolvieron en esteras de juncos muy secos, y haciendo un inmenso montón de leña seca los colocaron allí y les prendieron fuego. Entre las llamas salían sus voces aclamando a Cristo y cantando a Dios, hasta el último aliento de su vida.

Por el camino se llevaron los verdugos a dos mártires más, ya mayores de edad. El uno por haber convertido y bautizado a unos niños (San Matías Kurumba) y el otro por haber logrado que su esposa se hiciera cristiana (San Andrés Kawa). Ellos se unieron a los otros mártires (de los cuales 17 eran jóvenes mensajeros) y en total murieron en aquel año 26 mártires católicos por defender su fe y su castidad.

El cruel Katikiro fue fusilado y echado a los perros unos años después en una revolución. El reyezuelo Muanga fue derrotado por sus enemigos y desterrado a terminar sus años en una isla solitaria. Y los 26 mártires de Uganda, con Carlos Luanga a la cabeza, fueron declarados santos por el Papa Pablo VI, y ahora en Uganda hay un millón de católicos: “La sangre de los mártires, produce nuevos cristianos”.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Carlos%20Luanga_6_3.htm)

02 junio, 2019

La Ascención del Señor



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La Ascención del Señor  (C) Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Lc 24,46-53): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Así está escrito que Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día y se predicara en su nombre la conversión para perdón de los pecados a todas las naciones, empezando desde Jerusalén. Vosotros seréis testigos de estas cosas. Mirad, voy a enviar sobre vosotros la Promesa de mi Padre. Por vuestra parte permaneced en la ciudad hasta que seáis revestidos de poder desde lo alto».

Los sacó hasta cerca de Betania y, alzando sus manos, los bendijo. Y sucedió que, mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo. Ellos, después de postrarse ante Él, se volvieron a Jerusalén con gran gozo, y estaban siempre en el Templo bendiciendo a Dios.
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«Mientras los bendecía, se separó de ellos y fue llevado al cielo»

P. Abad Dom Josep ALEGRE Abad de Santa Mª de Poblet (Tarragona, España)

Hoy, Ascensión del Señor, recordamos nuevamente la “misión que” nos sigue confiada: «Vosotros seréis testigos de estas cosas» (Lc 24,48). La Palabra de Dios sigue siendo actualidad viva hoy: «Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo (…) y seréis mis testigos» (Hch 1,8) hasta los confines del mundo. La Palabra de Dios es exigencia de urgente actualidad: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación» (Mc 16,15).

En esta Solemnidad resuena con fuerza esa invitación de nuestro Maestro, que —revestido de nuestra humanidad— terminada su misión en este mundo, nos deja para sentarse a la diestra del Padre y enviarnos la fuerza de lo alto, el Espíritu Santo.

Pero yo no puedo sino preguntarme: —El Señor, ¿actúa a través de mí? ¿Cuáles son los signos que acompañan a mi testimonio? Algo me recuerda los versos del poeta: «No puedes esperar hasta que Dios llegue a ti y te diga: ‘Yo soy’. Un dios que declara su poder carece de sentido. Tienes que saber que Dios sopla a través de ti desde el comienzo, y si tu pecho arde y nada denota, entonces está Dios obrando en él».

Y éste debe ser nuestro signo: el fuego que arde dentro, el fuego que —como en el profeta Jeremías— no se puede contener: la Palabra viva de Dios. Y uno necesita decir: «¡Pueblos todos, batid palmas, aclamad a Dios con gritos de alegría! Sube Dios entre aclamaciones, ¡salmodiad para nuestro Dios, salmodiad!» (Sal 47,2.6-7).

Su reinado se esta gestando en el corazón de los pueblos, en tu corazón, como una semilla que está ya a punto para la vida. —Canta, danza, para tu Señor. Y, si no sabes cómo hacerlo, pon la Palabra en tus labios hasta hacerla bajar al corazón: —Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, dame espíritu de sabiduría y revelación para conocerte. Ilumina los ojos de mi corazón para comprender la esperanza a la que me llamas, la riqueza de gloria que me tienes preparada y la grandeza de tu poder que has desplegado con la resurrección de Cristo.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2019-06-02)

01 junio, 2019

San Justino, Mártir

 
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¡Oh! San Justino, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo que, siendo laico, el primer apologista
fuisteis que, con vuestra pluma defendisteis las verdades
del cristianismo. Un anciano os dijo: “Si deseáis saber
mucho acerca de Dios, os recomiendo estudiar la religión
cristiana, porque es la única que habla de Dios debidamente
y de manera que, el alma queda plenamente satisfecha,
además, leed la Sagrada Biblia”. Y, vos, así lo hicisteis
y encontrasteis lo que vuestra alma tantas veces andaba
buscando. Y, fruto de aquella lectura, surgió “Apologías”
que ensalzaba al único Dios Trino. Países, pueblos
y ciudades recorristeis, y, si en vuestro camino, se os cruzaban
paganos, herejes y judíos, con todos ellos discutíais y los
convencíais, y, dentro de ellos a Crescencio “el cínico”.
En vuestra vívida defensa del cristianismo, vos,
les preguntabais a los gobernantes de aquél tiempo: ¿Por
qué persiguen a los seguidores de Cristo? ¿Porque son ateos?
Y, escribisteis: ¡No lo son! ¡Creen en el Dios verdadero!
¿Porque son inmorales? Y, escribisteis: ¡No! Los cristianos
observan mejor comportamiento que los de otras religiones.
¿Porque son un peligro para el gobierno? Y Vos, escribisteis
¡Nada de eso! Los cristianos son los ciudadanos más pacíficos
del mundo. ¿Porque practican ceremonias indebidas? Y vos,
describís cómo es el bautismo y cómo se celebra la Eucaristía,
y de esa manera demostrasteis que el ceremonial cristiano
es de los más santos que existen. Y, a aquellos impíos no les quedó
más camino que entregaros al alcalde de Roma, quien pudo
oíros, y luego de largo diálogo, de vuestros propios labios,
surgió vuestra fulminante respuesta: “Nada más honroso
para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos,
que, ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor
que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo”. Y, vos, con cinco
valerosos hombres y una mujer virtuosa, fuisteis azotados vil
y cruelmente, para luego cortaros la cabeza. Y, así, plena
de gozo vuestra alma, voló al cielo, conjuntamente con
la de vuestros compañeros para, coronada ser, con justicia
con corona de luz y eternidad, como justo premio a vuestra
entrega increíble de amor. ¡Aleluya! ¡Aleluya!¡Aleluya!
“Santísimo Patrono de los Filósofos del orbe de la tierra”;
¡oh!, San Justino, “viva apología del Dios Vivo y del amor”.


© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1 de Junio
San Justino Mártir
Año 165

No fue sacerdote, sino simplemente un laico, y fue el primer apologista cristiano. Se llama apologista al que escribe en defensa de algo. Y Justino escribió varias apologías o defensas del cristianismo. Sus escritos ofrecen detalles muy interesantes para saber cómo era la vida de los cristianos antes del año 200 y cómo celebraban sus ceremonias religiosas.

El mismo Justino cuenta que él era un Samaritano, porque nació en la antigua ciudad de Siquem, capital de Samaria (ciudad que en su tiempo se llamaba Naplus). Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en filosofía, literatura e historia.

Durante algún tiempo se dedicó a estudiar la ciencia que enseñaban los que seguían la corriente llamada “estoicismo”, pero luego dejó esa religión porque se dio cuenta de que no le enseñaban nada seguro acerca de Dios.

Un día que paseaba junto al mar, meditando acerca de Dios, vio que se le acercaba un venerable anciano, el cual le dijo: – Si quiere saber mucho acerca de Dios, le recomiendo estudiar la religión cristiana, porque es la única que habla de Dios debidamente y de manera que el alma queda plenamente satisfecha. El anciano le recomendó que le pidiera mucho a Dios la gracia de lograr saber más acerca de El, y le recomendó la lectura de la S. Biblia.

Justino se dedicó a leer la S. Biblia y allí encontró maravillosas enseñanzas que antes no había logrado encontrar en ningún otro libro. Tenía unos treinta años cuando se convirtió, y en adelante el estudio de la Sagrada Escritura fue para él lo más provechoso de toda su existencia.

El santo cuenta que cuando todavía no era cristiano, había algo que lo conmovía profundamente y era ver el valor inmenso con el cual los mártires preferían los más atroces martirios, con tal de no renegar de su fe en Cristo, y que esto lo hacia pensar: “Estos no deben ser criminales porque mueren muy santamente y Cristo en el cual tanto creen, debe ser un ser muy importante, porque ningún tormento les hace dejar de creer en El”.

Los paganos conocían poco del cristianismo porque había pocos escritos que defendieran nuestra santa religión. Y Justino se convenció de que muchos paganos llegarían a ser cristianos si leían un libro donde se les comprobara filosóficamente que el cristianismo es la religión más santa de la tierra. Y se convenció de que es una grave obligación de los que están convencidos de la santidad de nuestra religión, tratar de animar a otros para que lleguen también a pertenecer al cristianismo. A él le llamaban la atención aquellas palabras del Libro del Eclesiástico en la S. Biblia: “Tener sabiduría y guardársela para uno mismo sin comunicarla a los demás, es una infidelidad y una inutilidad”. Por eso se propuso recoger todas las pruebas que pudo y publicar sus “Apologías” en favor de la religión de Jesucristo.

Ataviado con las vestimentas características de los filósofos, Justino recorrió varios países y muchas ciudades, discutiendo con los paganos, con los herejes y los judíos, tratando de convencerlos de que el cristianismo es la religión verdadera y la mejor de todas las religiones.

En Roma tuvo Justino una gran discusión filosófica con un filósofo cínico llamado Crescencio, en la cual le logró demostrar que las enseñanzas de los cínicos (que no respetan las leyes morales) son de mala fe y demuestran mucha ignorancia en lo religioso. Crescencio, lleno de odio al sentirse derrotado por los argumentos de Justino, dispuso acusarlo de cristiano, ante el alcalde de la ciudad. Había una ley que prohibía declararse públicamente como seguidor de Cristo. Y además en el gobierno había ciertos descontentos porque Justino había dirigido sus “Apologías” al emperador Antonino Pío y a su hijo Marco Aurelio, exigiéndoles que si en verdad querían ser piadosos y ser justos tenían que respetar a la religión cristiana que es mejor que las demás.

En sus famosos libros de Apologías (o defensa del cristianismo) nuestro santo les decía a los gobernantes de ese tiempo: ¿Por qué persiguen a los seguidores de Cristo? ¿Porque son ateos? No lo son. Creen en el Dios verdadero. ¿Porque son inmorales? No. Los cristianos observan mejor comportamiento que los de otras religiones. ¿Porque son un peligro para el gobierno? Nada de eso. Los cristianos son los ciudadanos más pacíficos del mundo. ¿Porque practican ceremonias indebidas? Y les describe enseguida cómo es el bautismo y cómo se celebra la Eucaristía, y de esa manera les demuestra que las ceremonias de los cristianos son las más santas que existen.

Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad. Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:

Alcalde. ¿Cuál es su especialidad? ¿En qué se ha especializado?
– Justino. Durante mis primeros treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión.

Alcalde. – Loco debe de estar para seguir semejante religión, siendo Ud. tan sabio.
Justino. – Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la verdad que no había encontrado en ninguna otra religión.
Alcalde. ¿Y qué es lo que enseña esa religión?

Justino. – La religión cristiana enseña que hay uno solo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos y que pagará a cada uno según haya sido su conducta.
Alcalde. – ¿Y Usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?

Justino. – Sí declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo y quiero serlo hasta la muerte.
El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.

Alcalde. – Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, Ud. que es tan elocuente y tan instruido ¿cree que se irá al cielo?

Justino. – No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo y cumplo sus mandamientos tendré la Vida Eterna y gozaré para siempre en el cielo.

Alcalde. – Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza.

Justino. – Ningún cristiano que sea prudente va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo.

Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir.

Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza.

Y el antiquísimo documento termina con estas palabras: “Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amen”.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Justino_6_1.htm)

31 mayo, 2019

La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel

 
 
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¡Oh!; Santa Madre de Dios, que visitasteis a vuestra prima
Isabel, en Vuestro seno llevando al Dios de la Vida y Señor
Nuestro, Jesucristo; visitasteis a vuestra santa prima Isabel
y saludándola saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel
del Espíritu Santo y dijo en voz alta: “¡Bendita tú entre las
mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para
que me visite la Madre de mi Señor? En cuanto tu saludo
llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre.
Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el
Señor se cumplirá”. Y, Vos, contestasteis: “Proclama mi alma
la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora
me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso
ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su
misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de
corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos
los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de
la misericordia como lo había prometido a nuestros padres
en favor de Abraham y su descendencia por siempre”¡Aleluya!
¡Oh!, Santa María, “Viva y Santa Madre del Dios de la Vida”.



 © 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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31 de Mayo La Visitación de la Virgen María a su prima Santa Isabel ¡Bendita tú entre las mujeres! Regnum Christi
Evangelio: Lucas 1, 39-56

En aquellos días, María se puso en camino y fue aprisa a la montaña, a un pueblo de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. En cuanto Isabel oyó el saludo de María, saltó la criatura en su vientre. Se llenó Isabel del Espíritu Santo y dijo a voz en grito: -”¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que me visite la madre de mi Señor? En cuanto tu saludo llegó a mis oídos, la criatura saltó de alegría en mi vientre. Dichosa tú, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”.

María dijo: -”Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humillación de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí: su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación. Él hace proezas con su brazo: dispersa a los soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como lo había prometido a nuestros padres- en favor de Abrahán y su descendencia por siempre”. María se quedó con Isabel unos tres meses y después volvió a su casa.

Meditación
Esta lectura en su visión completa nos remonta a aquella primera mujer, Eva, y a la nueva Eva María; pues en el mismo libro, unos capítulos antes somos testigos de las palabras tan fuertes que Dios dirige a su pueblo con la misma imagen de la ciudad de Jerusalén, la llama impura, tirana, la trata de rebelde y desobediente. Así, Dios enaltece a María, la nueva Eva, madre de Dios a quién hoy veneramos en la fiesta de la Visitación.

Lo que viene a nuestra mente ante el nombre de María es la imagen de una mujer santa, de una mujer especialmente santa, tan fuera de lo común, de impresionantes virtudes. Por todo lo anterior, nos puede parecer poco humana, sin embargo hoy, la fiesta de la visitación de María a su prima Santa Isabel, presenta una realidad tan humana y tan sencilla como es el que ella, la madre de Dios, del Verbo divino vaya de visita.

Pensemos en Isabel, la prima visitada, una mujer también encinta como María. Las dos madres de dos hombres santos que morirían mártires, Juan el antecesor, Jesús el cumbre de la verdad y del amor de Dios a los hombres. Uno antes que el otro, preparando el camino. Jesús el Hijo de Dios, Juan el gran profeta de Dios. María es recibida por Isabel en un ambiente lleno de bondad, amor, felicidad, pero sobre todo de profundísima FE. Reconoce en María a la madre del Salvador, la creatura ha saltado de gozo en mi vientre al oírte, Maria. María la llena de gracia, la humilde contesta con el Magnificat. Es una radiografía del alma de María y del contenido de su generosidad y entrega absoluta y de su reconocimiento y alabanza a Dios, sin límite ni medida.

De Isabel podemos aprender la capacidad para conocer lo venido de Dios. Muchas personas convivían con María y no se dieron cuenta de las grandezas de Dios. Otras la persiguieron y abandonaron. La mayoría, no reconocieron a Dios en María. Isabel mujer de oración y de contemplación, sólo así se explica su reacción. Grandeza en María por acudir a su prima, santidad en Isabel por reconocer a la Madre de su Señor.

Oración
María, en mi caminar por la vida te pido auxilio constante. Sé mi guía y luz para no caer en los abismos de mi egoísmo y sensualidad. Calma mis ansias de mundo y purifica mis intenciones. Ayúdame a reconocer a Dios en todos y dame un corazón inflamado de amor a mis hermanos.
Dios, da a mi alma la gracia de querer, de gustar y de buscar fervientemente el que María habite en mi corazón. Así, Ella vigilará hasta verme un día gozando de ti en el cielo.

Propósito
Visitar a María y decirle que quiero recibirla en mi corazón todos los días de mi vida.

(http://www.mariologia.org/solemnidadlavisitacion27.htm)

30 mayo, 2019

Santa Dimpna

 
 Imagen relacionada
 
 ¡Oh! Santa Dimpna, vos sois la hija del Dios de la Vida, virgen,
mártir y su amada santa, y que os hicisteis popular a causa
de las curaciones de epilépticos y lunáticos con vuestras
reliquias. Desde entonces se os considera patrona de los
enfermos mentales, tanto que se construyó en Gheel una
enfermería para enfermos mentales, que hoy es un moderno
hospital psiquiátrico, venerándose allí vuestras reliquias.
Vos, erais la hija única de un rey pagano y, que además os
parecíais a vuestra madre. Cuando ella murió vuestro
padre, el rey, quedó desconsolado hasta el punto de quedar
mentalmente perturbado. Sus cortesanos le sugirieron
que se volviera a casar y él, aceptó pero buscaba a una
mujer que fuera parecida a vuestra madre. Al no encontrarla,
un consejero le sugirió que se casase con vos, idea que
rechazó vuestro padre, pero que debido a su gran obsesión
terminó aceptando aquella tamaña maldad. Vos, os rehusasteis
con gran firmeza y aplomo diciendo: “¡Definitivamente no!
no. Si tuvieras algo de decencia no me propondrías esta unión.
Sabes que soy cristiana. Tú te atas a tus creencias paganas.
Al menos permíteme vivir según mis propias convicciones”
Vuestro padre trató de convenceros con halagos, promesas
y cuando ello, no dio resultado, os amenazó y juró haceros pagar
por vuestro rechazo. Vos, lograsteis, un tiempo de cuarenta
días, y aprovechasteis para conversar con el Padre Gereberto,
quien os aconsejó que guardaseis distancia y os aconsejó, que
os marchaseis del palacio. Y, juntos cruzasteis el mar y llegasteis
a Antwerp, en la costa de Bélgica, asentándoos en Gheel, cerca
del santuario dedicado a San Martin de Tours. Por tres meses
vivisteis allí, pero, vuestro padre, por medio de espías supo
vuestro paradero y marchó personalmente a Gheel. Al hallaros
trató una vez más de atraeros, con más promesas, ofreciéndoos
dinero y prestigio. Vos, que sabíais que aquella propuesta ofendía
a Dios, os negasteis con todas las fuerzas de vuestro corazón,
pues ante el Padre Gereberto, habíais hecho un voto de virginidad.
Una vez más el reyezuelo, y para aislaros más de su apoyo moral,
mandó a matar a vuestro confidente, el Padre Gereberto, pero
vos, os mantuvisteis mucho más firme diciendo: “¡Nada, nada me
inducirá a ofender a Jesucristo jamás!”. Vuestro padre, entonces
montó en rabia y cólera, y ordenó a sus vasallos que os matasen.
Pero ellos, por primera vez, rehusaron obedecerle, pues sabian
que vos, erais muy virtuosa y os respetaban en demasía y no
cumplieron con tamaña e injusta orden. Fue entonces que vuestro
padre, fuera de sí, desenvainó la espada y os cortó la cabeza,
volando así, vuestra santa alma al cielo, para coronada ser con
justicia, con corona de luz eterna. ¡Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
Santa Patrona de los epilépticos y de los enfermos mentales, de los
sonámbulos, de las víctimas de incesto y de las víctimas de violación;
¡Oh! Santa Dimpna, “viva mártir y luz del Amor del Dios de la Vida ”.

© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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30 de Mayo
Santa Dimpna (o Difna)
Virgen y Mártir
Patrona de los epilépticos y de los enfermos mentales

Por: . | Fuente: Corazones.org


Martirologio Romano: En Gehele, de Brabante, en Austrasia, en territorio de la moderna Bélgica, santa Dimpna, virgen y mártir († s.VII)
Etimológicamente: Dimpna = ciervo pequeño, venadito. Viene de la lengua irlandesa.

La devoción a Sta. Dimpna se hizo muy popular a causa de las curaciones de epilépticos y lunáticos con sus reliquias. Desde entonces se le considera patrona de los enfermos mentales. En el siglo XIII se construyó en Gheel una enfermería para enfermos mentales que hoy en día es un moderno hospital psiquiátrico. Allí se veneran las reliquias de la santa.

Dimpna es la hija única de un rey pagano irlandés. Era bellísima y muy parecida a su madre. Cuando esta murió el rey viudo quedó desconsolado hasta el punto de quedar mentalmente perturbado. Sus cortesanos le sugirieron que se vuelva a casar. El aceptó pero buscaba a una mujer que fuera una réplica exacta de su difunta esposa. Al no encontrarse, un consejero le sugirió que se case con su hija que tanto se parecía a su madre. Aunque al principio el rey rechazó la idea, por su estado de obsesión, terminó aceptando.

La hija rehusó y se mantuvo firme como una roca. “Definitivamente no. Si tuvieras algo de decencia no me propondrías esta unión. Sabes que soy cristiana. Tu te atas a tus creencias paganas. Al menos permíteme vivir según mis propias convicciones”

El trató de convencerla con halagos, peticiones… cuando eso no dio resultado, la amenzó y juró hacerla pagar por su rechazo. Dimpna logró una prórroga de 40 días. En ese tiempo fue a dirigirse con el Padre Gereberto quien le aconsejó guardar su distancia. Después de pensarlo mas, el padre le aconsejó que huyera del palacio.

El Padre Gereberto, Dimpna junto con otros cruzaron el mar y llegaron a Antwerp, en la costa de Bélgica. Se asentaron en el pueblo de Gheel, cerca de un santuario dedicado a San Martin de Tours. Por tres meses vivió entre ellos. Pero el rey por medio de espías logro conocer su paradero y fue en persona a Gheel.

Trató una vez mas de atraerla, con promesas, ofreciéndole dinero y prestigio. Dimpna sabía que aquella propuesta ofendía a Dios. Además, con el consentimiento del Padre Gereberto, había hecho un voto de virginidad.

Para aislarla de su apoyo moral, el rey mandó a matar a Padre Gereberto. Pero Dimpna aun se mantuvo firme: “Nada, nada me inducirá a ofender a Jesucristo”. Enfuriado, el rey mandó a sus vasallos a que la maten. Pero ellos, por primera vez, rehusaron obedecerle. Ellos conocían que la princesa era virtuosa y la respetaban. No podían disponerse a matarla. Entonces el rey con su propia arma cortó la cabeza de su hija. Dipna muere mártir a los 15 años de edad.

Además de los patronatos ya señalados, también es la patrona de los sonámbulos, de las víctimas de incesto y de las víctimas de violación.
ORACIÓN
 
Señor,
Dios nuestro,
Amablemente adoptaste a Santa Difna
como patrona de aquéllos afligidos
con desórdenes mentales y nerviosos.
Ella es fuente de inspiración
y símbolo del amor para todos quienes piden su intercesión.
Por favor concede, Señor,
a través de las oraciones de esta pura y joven mártir,
alivio y consuelo a todos los que sufren tales pruebas,
y en especial a aquéllos por los que nosotros oramos.
(Aquí se mencionan los nombres de aquéllos por los que usted desea orar).
Nosotros te suplicamos, Señor,
oír las oraciones que Santa Difna presenta en nuestro nombre.
Concede a todos aquéllos,
por los que nosotros oramos,
paciencia en sus sufrimientos
y resignación ante tu voluntad.
Por favor llénalos de la esperanza,
y concédeles el alivio y cura que tanto desean.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor
que sufrió la agonía en Getsemaní.
Amén.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/37210/dimpna-o-difna-santa.html#modal)