21 enero, 2021

Santa Inés, patrona de las jóvenes, las novias, las prometidas en matrimonio, los jardineros y de quienes quieren vivir la virtud de la pureza.

 

  Hoy es la fiesta de Santa Inés, patrona de las jóvenes, las novias y la pureza

 

Hoy, 21 de enero, se celebra la fiesta de Santa Inés, patrona de las jóvenes, las novias, las prometidas en matrimonio, los jardineros y de quienes quieren vivir la virtud de la pureza.

A Santa Inés se le vincula, a partir de su nombre, con los corderos blancos y su lana. De hecho, “Inés” proviene del nombre “Agnes”, y este, a su vez, del vocablo latino “Agnus”, cordero. En la liturgia la lana blanca tiene una delicada presencia. Con ella se confecciona el palio arzobispal, ornamento distintivo del arzobispo metropolitano o del Papa cuando preside una celebración.

De acuerdo a la tradición más conocida, Inés era una joven hermosa, de familia noble y que era pretendida por muchos ricos e influyentes jóvenes romanos. Al haberlos rechazado aduciendo que estaba comprometida con Cristo, fue denunciada como cristiana ante las autoridades civiles. Estas dispusieron un execrable castigo -penosamente común entre las doncellas que querían mantenerse vírgenes-: Inés sería llevada a un prostíbulo para ser ultrajada y así doblegar su voluntad. Contra lo que esperaban las autoridades, de acuerdo a la leyenda, Inés escapó ayudada por ángeles, en medio de varias señales celestes que la protegieron. Entonces, los romanos organizaron su recaptura. Al ser hallada, Inés supo que lo que le esperaba era la muerte. Primero, fue puesta en la hoguera, pero las llamas no le hicieron daño. Luego, se decidió concluir el trance llevándola ante el verdugo para ser decapitada. Así murió el año 304.

Constantina -hija del emperador Constantino- edificó una basílica en honor de Inés en la Vía Nomentana de Roma. Su fiesta comenzó a celebrarse a mediados del siglo IV.

De acuerdo al tratado de San Ambrosio sobre las vírgenes, Santa Inés murió con tan solo doce años. Pese a su juventud dio ejemplo de inmensa fortaleza al permanecer firme durante el martirio. Cuenta el Santo que Inés se mantuvo “inalterable, al ser arrastrada por pesadas y chirriantes cadenas”.

Añade el mismo San Ambrosio: “No tenía aún edad de ser condenada, pero estaba ya madura para la victoria… Resultó así que fue capaz de dar fe de las cosas de Dios una niña que era incapaz legalmente de dar fe de las cosas humanas, porque el Autor de la naturaleza puede hacer que sean superadas las leyes naturales”.

Se dice también que el verdugo, inquieto por el monstruoso encargo de asesinar a una niña, hizo lo posible para convencerla de que acepte a alguno de los pretendientes, pero Santa Inés respondió: “sería una injuria para mi Esposo esperar a ver si me gusta otro; él me ha elegido primero, él me tendrá. ¿A qué esperas, verdugo, para asestar el golpe? Perezca el cuerpo que puede ser amado con unos ojos a los que no quiero”.

La Santa oró y dobló la cerviz ante el verdugo, al que le temblaba la diestra para dar el golpe, mientras ella permanecía serena. “En una sola víctima tuvo lugar un doble martirio: el de la castidad y el de la fe. Permaneció virgen y obtuvo la gloria del martirio”, recuerda San Ambrosio.

A Santa Inés se le representa como una niña o jovencita orando, con una diadema en la cabeza y una especie de estola sobre los hombros, en alusión al palio -hecho de lana blanca-. A sus pies -o a veces en sus brazos- suele representarse un cordero. Aparece también rodeada de algunos objetos (pira, espada, palma y lirios).

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-santa-ines-patrona-de-las-jovenes-las-novias-y-la-pureza-68862)

20 enero, 2021

San Sebastián, Mártir

 

 Hoy se celebra a San Sebastián, patrono de arqueros, soldados y atletas

¡Oh!, San Sebastián, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, aquél hombre, que, soldado hecho y que
persistiendo en la fe de Cristo, por Él y en Él, entregar
vuestra vida decidisteis aceptando las flechas que os
dirigieron sobre vuestro cuerpo santo, que terminaron
matándoos el cuerpo, pero,  que jamás nunca, os mataron
el alma y que, goza hoy, con justicia divina de las
riquezas del prometido cielo, por Aquél, que todo lo ve.
Ganasteis esa estancia maravillosa, por vuestro amor,
entrega y vuestra ayuda en defensa de los cristianos
del tiempo aquél y que, hasta hoy, os recuerdan. Santo
Patrono, de todos los soldados arqueros y atletas del orbe;
¡oh!, San Sebastián, “viva luz venerable del amor a Cristo”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Cada 20 de enero se celebra la fiesta de San Sebastián, mártir, patrono de arqueros, soldados y atletas. Su nombre significa “digno de respeto, venerable”, detalle que cobró sentido pleno a través de su ejemplo de vida y en la manera como se entregó a la muerte por Cristo.

Sebastián nació hacia el año 256 en Roma. Siguió la carrera militar y llegó a ser jefe de la cohorte de la guardia imperial romana, un altísimo cargo obtenido seguramente por su fuerza, arrojo y astucia. Sin embargo, contra lo que podía esperarse de un militar al servicio directo de Diocleciano, emperador perseguidor de cristianos, Sebastián se convirtió y abrazó la causa de Cristo, probablemente conmovido por el testimonio de tantos mártires.

Consciente del sufrimiento de sus hermanos perseguidos, aprovechó su cargo militar para protegerlos y ayudar, en especial, a los que caían prisioneros. Durante algún tiempo Sebastián logró su cometido gracias a que mantuvo en secreto su fe. Sin embargo, fue traicionado y denunciado.

Maximino -máxima autoridad imperial junto a Diocleciano- le ofreció el perdón a cambio de que renuncie a ser cristiano. Como San Sebastián no aceptó la propuesta, fue degradado, castigado con crueldad y luego condenado a morir atravesado por las flechas.

San Sebastián fue ejecutado en el año 288 y su cuerpo enterrado en un sepulcro dentro de las catacumbas de la vía Apia en Roma. Allí se le venera desde muy antiguo.

Hoy puede encontrarse una basílica en su honor en la Ciudad Eterna, aunque su devoción no se limita a ella. Es bien sabido que San Sebastián es muy querido en todo el mundo. Prueba de ellos son los cientos de lugares, obras de la Iglesia e instituciones que llevan su nombre.

Se pide su intercesión contra las plagas, las enfermedades, las persecuciones y las flechas envenenadas.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-celebra-a-san-sebastian-patrono-de-arqueros-soldados-y-atletas-40146)

19 enero, 2021

San Juan de Ribera

 

 Hoy es Fiesta de San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia

San Juan de Ribera, Arzobispo de Valencia y Patriarca de Antioquía entre finales del siglo XVI e inicios del XVII, fue una figura muy importante de la restauración espiritual de la España de la contrarreforma. Desde la Arquidiócesis de Valencia contribuyó enormemente al espíritu de renovación católico mediante la aplicación de las directrices del Concilio de Trento. Por ese motivo, el Papa San Pio V, promotor de la contrarreforma, lo llamó “lumbrera de toda España”.

Juan de Ribera -o de Rivera- nació en Sevilla en 1532. Su padre ostentaba los títulos de duque de Alcalá y marqués de Tarifa, y ocupó el cargo de virrey de Cataluña y Nápoles; mientras que su madre, también de origen noble, murió cuando él era todavía muy pequeño.

Recibió la tonsura clerical en 1544 y marchó a estudiar a la Universidad de Salamanca, la más prestigiosa que existía en ese entonces en España, con los célebres teólogos Melchor Cano y Domingo de Soto.

En 1562, cuando era un joven sacerdote, fue nombrado Obispo de Badajoz por pedido del Papa Pío IV. En aquella diócesis trabajó arduamente por el fortalecimiento de la fe a través de la enseñanza de la doctrina católica, de manera que los fieles pudiesen resistir la influencia del incipiente protestantismo que amenazaba con extenderse en España. San Juan le dio mucha importancia a la catequesis, en la que encontraba el arma más eficaz para dar a conocer la verdad.

Fue un gran predicador pero, por sobretodo, un pastor al servicio de sus ovejas. Solía confesar por horas, llevar la comunión a los enfermos y atender cariñosamente a quienes buscaban consejo. Fue también un hombre desprendido. Siendo obispo, en una ocasión vendió el mobiliario y la loza de su propio comedor para asistir a los pobres con el dinero obtenido.

En 1568, el Papa le confirió el título de Patriarca de Antioquía y dos meses después le encargó el Arzobispado de Valencia. En esa sede trabajó durante 42 años ininterrumpidamente, hasta su muerte.

Escribió varias obras, entre las que destaca el Manuale Valentinum (1592). Entre 1569 y 1610, realizó 2715 visitas o acciones pastorales. Con el registro escrito de aquellas visitas se llenaron 91 volúmenes de actas que se conservan hasta hoy. Como muestra de su celo pastoral y su alma cuidadosa, organizó hasta siete sínodos arzobispales con sus párrocos y sacerdotes, siempre atento a las necesidades de las almas que Dios le confió.

San Juan de Ribera tuvo amistad con muchas de las figuras más importantes del catolicismo de aquellos tiempos, santos florecidos en defensa de la verdad de Cristo y de la Iglesia: San Juan de Ávila, San Luis Bertrán, San Francisco de Borja, San Carlos Borromeo, San Pedro de Alcántara, San Pascual Bailón, San Salvador de Horta, San Alonso Rodríguez, Santa Teresa de Jesús, San Roberto Belarmino, San Lorenzo de Brindis, Beato Nicolás Factor, Beato Andrés Hibernón y Beato Gaspar Bono.

Falleció el 6 de enero de 1611 en el Colegio-Seminario de Corpus Christi. Fue canonizado por el Papa Juan XXIII el 12 de junio de 1960.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-juan-de-rivera-arzobispo-de-valencia-32076)

18 enero, 2021

Santa Margarita de Hungría

 

 Santa Margarita de Hungría

18 de enero
Santa Margarita de Hungría
Virgen Dominica

Fuente: Dominicos.org

Martirologio Romano: En Buda, ciudad de Hungría, santa Margarita, virgen, hija del rey Bela IV, a la cual sus padres dedicaron a Dios para obtener la liberación de los tártaros y, niña aún, entró en el monasterio de monjas de la Orden de Predicadores e hizo profesión a los doce años y se entregó totalmente a Dios, dedicándose a imitar generosamente a Cristo crucificado (1270).

Fecha de canonización: 19 de noviembre de 1943 por el Papa Pío XII.
Los reyes Bela IV y su mujer María de Lascaris, padres de Margarita, antes de nacer su hija en 1242, la habían ofrecido a Dios por la liberación de Hungría de los tártaros, prometiendo dedicar a su divino servicio en un monasterio a la primera hija que les naciera. El rey Bela, confiando en el Señor, juntó el mayor ejercito que le fue posible y, al frente de él, salió contra aquellos enemigos, muy superiores en número y envalentonados con anteriores victorias. Al primer encuentro, los dejó vencidos y huyendo a su tierra. La calma volvió a sus dominios.

Poco tiempo después nació una niña a la que pusieron el nombre de Margarita. Con dolor, pero movidos por el amor de Dios, sus padres cumplen la promesa y confían su hija de cuatro años a las dominicas del monasterio de Veszprem, recientemente fundado. La niña, a medida que crece, va adquiriendo los hábitos de la contemplación.

En 1254, a sus doce años, Margarita hace profesión solemne en manos de Fray Humberto de Romanis, Maestro de la Orden, que volvía del capítulo general celebrado en Buda, ciudad principal de aquel reino.

Los reyes, sus padres, contentos de ver a su hija tan feliz en el monasterio, edificaron para ella otro convento en una isla formada por el gran río Danubio y lo dotaron como convenía. Veinte años tenía Margarita cuando, con otras insignes religiosas que la acompañaron, se trasladó al nuevo convento, implantando una vida de rígida observancia.

Al rey su padre, que la amaba tiernamente, le suplicaba que favoreciese a las iglesias, que amparase a viudas y a huérfanos, que hiciese limosnas a los pobres y los defendiese. Y así lo hacía el buen rey.

Como esta caridad, asimismo era grande su pureza. Por costumbres cortesanas, la pretendieron por esposa el Duque de Polonia, y los reyes de Bohemia y de Sicilia, haciéndole ver que obtendría la dispensa de los votos y que su enlace con dichos príncipes sería como un pacto de paz y de alianza entre los reinos. De negarse, sobrevendrían discordias y guerras. Ella se negó rotundamente: Se había consagrado al Señor como esposa y con nueva consagración y bendición se había velado en manos del Arzobispo de Estrogenia un día de Pascua del Espíritu Santo.

Murió el 18 de enero de 1270 estando presentes muchos religiosos de la Orden. Recibió los sacramentos y rezando el salmo In te, Domine, speravi, al llegar al versículo In manus tuas, su alma voló al cielo a la edad de 30 años.

Pío XII la invocaba en su canonización el 19 de noviembre de 1943 como mediadora de la tranquilidad y de la paz fundadas en la justicia y la caridad de Cristo, no sólo para su patria, sino para el mundo entero.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/36689/margarita-de-hungra-santa.html)

17 enero, 2021

Domingo II (B)

 

  El Periódico de México | Versión para imprimir | Columnas-VoxDei | «Hemos  encontrado al Mesías»

 Domingo II (B)Texto del Evangelio (Jn 1,35-42): En aquel tiempo, Juan se encontraba de nuevo allí con dos de sus discípulos. Fijándose en Jesús que pasaba, dice: «He ahí el Cordero de Dios». Los dos discípulos le oyeron hablar así y siguieron a Jesús. Jesús se volvió, y al ver que le seguían les dice: «¿Qué buscáis?». Ellos le respondieron: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?». Les respondió: «Venid y lo veréis». Fueron, pues, vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día. Era más o menos la hora décima. Andrés, el hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús. Éste se encuentra primeramente con su hermano Simón y le dice: «Hemos encontrado al Mesías» —que quiere decir, Cristo—. Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: «Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas» —que quiere decir, “Piedra”—.

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«Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives?» Rev. D. Lluís RAVENTÓS i Artés (Tarragona, España)

Hoy vemos a Jesús que venía por la ribera del Jordán: ¡es Cristo que pasa! Debían ser las cuatro de la tarde cuando, viendo que dos chicos le seguían, se ha girado para preguntarles: «Qué buscáis?» (Jn 1,38). Y ellos, sorprendidos por la pregunta, han respondido: «Rabbí —que quiere decir “Maestro”— ¿dónde vives? (…) ‘Venid y lo veréis’» (Jn 1,39).

También yo sigo a Jesús, pero… ¿qué quiero?, ¿qué busco? Es Él quien me lo pregunta: «De verdad, ¿qué quieres?». ¡Oh!, si fuera suficientemente audaz para decirle: «Te busco a ti, Jesús», seguro que le habría encontrado, «porque todo el que busca encuentra» (Mt 7,8). Pero soy demasiado cobarde y le respondo con palabras que no me comprometen demasiado: «¿Dónde vives?». Jesús no se conforma con mi respuesta, sabe demasiado bien que no es un montón de palabras lo que necesito, sino un amigo, el Amigo: Él. Por esto me dice: «Ven y lo verás», «venid y lo veréis».

Juan y Andrés, los dos mozos pescadores, fueron con Él, «vieron dónde vivía y se quedaron con Él aquel día» (Jn 1,39). Entusiasmado por el encuentro, Juan podrá escribir: «La gracia y la verdad se han hecho realidad por Jesucristo» (Jn 1,17b). ¿Y Andrés? Correrá a buscar a su hermano para hacerle saber: «Hemos encontrado al Mesías» (Jn 1,41). «Y le llevó donde Jesús. Jesús, fijando su mirada en él, le dijo: ‘Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas’, que quiere decir “Piedra”» (Jn 1,42).

¡Piedra!, ¿Simón, una piedra? Ninguno de ellos está preparado para comprender estas palabras. No saben que Jesús ha venido a levantar su Iglesia con piedras vivas. Él tiene ya escogidos los dos primeros sillares, Juan y Andrés, y ha dispuesto que Simón sea la roca en la que se apoye todo el edificio.

Y, antes de subir al Padre, nos dará respuesta a la pregunta: «Rabbí, ¿dónde vives?». Bendiciendo a su Iglesia dirá: «Yo estaré con vosotros cada día hasta el fin del mundo» (Mt 28,20).

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2021-01-17)

16 enero, 2021

San Marcelo I, Papa

 

Hoy es fiesta de San Marcelo, Papa

¡Oh!, San Marcelo, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su Papa y amado santo, que, honor hicisteis al significado de
vuestro nombre: “guerrero”, porque con valor enfrentasteis
a Diocleciano y su persecución impía y cruel, animando
a los fieles a permanecer fieles al cristianismo, aunque
los martirizaran, porque Dios, en la hora justa, premiaría
a sus hijos con la eternidad de la vida. Reorganizasteis
a la iglesia y, aunque Magencio emperador os desterró, vos,
seguisteis a Dios, celebrando clandestinamente en casa
de Lucina, vuestra fiel sierva. San Dámaso, Papa; escribió
vuestro epitafio diciendo que, expulsado fuisteis por haber
sido acusado injustamente. Por ello, el “Libro Pontifical”,
afirma que en vez de iros al destierro, vos, os escondisteis
en la casa de vuestra sierva fiel Lucina, y que, desde
allí siguisteis dirigiendo a los cristianos. Un Martirologio
redactado en el siglo quinto, dice que el emperador os
descubrió dónde estabais escondido e hizo trasladar sus mulas
y caballos y os obligó a asearlos y que, en plena faena, voló
vuestra alma a Dios, para coronada ser, con corona de luz,
como justo premio a vuestro amor y fidelidad. Quedan de vos,
como vivo recuerdo la “casa de Lucina”, convertida en Templo
que vuestro santo y fidelísimo nombre lleva por siempre;
¡oh!, San Marcelo, Papa, “vivo guerrero de la Luz de Cristo”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de Enero
San Marcelo I, Papa
Papa

En la serie de los Pontífices (que hasta 1994 ya eran 265) el Papa Marcelo ocupa el puesto número 30. Fue Pontífice por un año: del 308 al 309. El nombre “Marcelo” significa: “Guerrero”. Era uno de los más valientes sacerdotes de Roma en la terrible persecución de Diocleciano en los años 303 al 305.

Animaba a todos a permanecer fieles al cristianismo aunque los martirizaran. Elegido Sumo Pontífice se dedicó a reorganizar la Iglesia que estaba muy desorganizada porque ya hacía 4 años que había muerto el último Pontífice, San Marcelino. Era un hombre de carácter enérgico, aunque moderado, y se dedicó a volver a edificar los templos destruidos en la anterior persecución.

Dividió Roma en 25 sectores y al frente de cada uno nombró a un Presbítero (o párroco). Construyó un nuevo cementerio que llegó a ser muy famoso y se llamó “Cementerio del Papa Marcelo”. Muchos cristianos habían renegado de la fe, por miedo en la última persecución, pero deseaban volver otra vez a pertenecer a la Iglesia.

Unos (los rigoristas) decían que nunca más se les debía volver a aceptar. Otros (los manguianchos) decían que había que admitirlos sin más ni más otra vez a la religión. Pero el Papa Marcelo, apoyado por los mejores sabios de la Iglesia, decretó que había que seguir un término medio: sí aceptarlos otra vez en la religión si pedían ser aceptados, pero no admitirlos sin más ni más, sino exigirles antes que hicieran algunas penitencias por haber renegado de la fe, por miedo, en la persecución.

Muchos aceptaron la decisión del Pontífice, pero algunos, los más perezosos para hacer penitencias, promovieron tumultos contra él. Y uno de ellos, apóstata y renegado, lo acusó ante el emperador Majencio, el cual, abusando de su poder que no le permitía inmiscuirse en los asuntos internos de la religión, decretó que Marcelo quedaba expulsado de Roma. Era una expulsión injusta porque él no estaba siendo demasiado riguroso sino que estaba manteniendo en la Iglesia la necesaria disciplina, porque si al que a la primera persecución ya reniega de la fe se le admite sin más ni más, se llega a convertir la religión en un juego de niños.

El Papa San Dámaso escribió medio siglo después el epitafio del Papa Marcelo y dice allí que fue expulsado por haber sido acusado injustamente por un renegado. El “Libro Pontifical”, un libro sumamente antiguo, afirma que en vez de irse al destierro, Marcelo se escondió en la casa de una señora muy noble, llamada Lucina, y que desde allí siguió dirigiendo a los cristianos y que así aquella casa se convirtió en un verdadero templo, porque allí celebraba el Pontífice cada día.

Un Martirologio (o libro que narra historias de mártires) redactado en el siglo quinto, dice que el emperador descubrió dónde estaba escondido Marcelo e hizo trasladar allá sus mulas y caballos y lo obligó a dedicarse a asear esa enorme pesebrera, y que agotado de tan duros trabajos falleció el Pontífice en el año 309. La casa de Lucina fue convertida después en “Templo de San Marcelo” y es uno de los templos de Roma que tiene por titular a un Cardenal.

Señor Dios: concédenos la gracia de no renegar jamás de nuestras creencias cristianas, y haz que te ofrezcamos las debidas penitencias por nuestros pecados. Amen.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcelo_papa.htm)

15 enero, 2021

San Pablo, "el Ermitaño".

 

 Hoy se recuerda a San Pablo el ermitaño, quien se alejó del mundo por salvarlo

 

¡Oh!, San Pablo "el ermitaño", vos sois el hijo del Dios de la Vida,
su primer ermitañoy santo, quien viendo, que Decio, hereje
y criminal perseguía a los cristianos, para que de su fe
renegasen y así, obligarlos a paganos volverse, vos, la ciudad
abandonasteis y al desierto marchasteis, para en una cueva
vivir por el resto de vuestra vida. Con hojas de palmera,
vuestro cuerpo cubríais y sus dátiles de alimento os servían.
Hacíais penitencias y oración para la conversión de los
pecadores, y vuestra vida pasasteis orando, ayunando
y meditando por más de setenta años consecutivos. Creíais que
morirías sin volver a ver humano rostro, y sin ser conocido
por nadie; pero Dios, dispuso cumplir aquella palabra que
dijo Cristo: “Todo el que se humilla será engrandecido”
y, el Dios altísimo, os mostró a San Antonio Abad, otro monje
habitante del desierto y permitió que se vieran y luego
de agradecerle a Él; dijisteis vos: “Mira cómo es Dios de
bueno. Cada día me manda medio pan, pero como hoy has venido
tú, el Señor me envía un pan entero.” Entregasteis vuestra
alma al Padre, habiendo gastado vuestra vida por la conversión
del mundo, y recibisteis premio justo, al ser coronado con
corona de luz, por vuestro amor, constancia y fidelidad;
¡Oh!, San Pablo, “vivo primer ermitaño del Dios Vivo y eterno”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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Cada 15 de enero se recuerda a San Pablo el ermitaño, también llamado Pablo de Tebas o Pablo el egipcio. El apelativo “ermitaño” proviene de su estilo de vida: entregó su vida a Dios apartándose del mundo, viviendo en una “ermita”, es decir en un pequeño lugar dispuesto como habitación, dedicado a la meditación y la oración en soledad. Su forma de vida inspiró a muchísimos hombres quienes decidieron seguir su ejemplo. A partir de entonces, a todo aquel que viviese como Pablo de Tebas se le empezó a denominar “ermitaño”.

San Jerónimo, en el siglo V, consignó el año 228 como el año del nacimiento de San Pablo, y a Egipto como su patria. A los 14 años quedó huérfano. En el año 250 estalló una gran persecución contra los cristianos y tuvo que esconderse. Su cuñado le brindó protección inicialmente pero luego, en acción deshonesta, lo denunció ante las autoridades con el propósito de quedarse con sus bienes. Pablo, entonces, huyó al desierto. Al principio la soledad lo atormentaba, pero después empezó a darse cuenta de que esta podía ser aprovechada como medio para encontrarse con Dios. El desierto se convirtió en el “lugar” donde Dios podía hablarle y él escuchar su voz, y experimentar su amor. De esta manera, se propuso usar aquellas circunstancias para ayudar a quienes permanecían en el mundo; pero con penitencias y oraciones por la conversión de los pecadores. No era una “huida”, precipitada por algún temor, sino una forma de redimir aquello que se había alejado de Dios.

Muchas historias se cuentan sobre este Santo. Dice San Jerónimo que Pablo se alimentaba solo de los frutos de una palmera y, cuando esta no tenía dátiles, un cuervo le llevaba medio pan.

San Antonio Abad, padre del monacato, oyó en sueños que había otro ermitaño más antiguo que él y emprendió un viaje para encontrarlo. Cuando llegó a la cueva donde estaba San Pablo, este tapó la entrada con una piedra pensando que era una fiera. San Antonio tuvo que suplicarle que retirase la roca para poder saludarlo. San Pablo finalmente salió y los dos santos, sin haberse visto antes, se saludaron llamándose por su nombre. Luego se arrodillaron y dieron gracias a Dios. Un cuervo les llevó un pan entero y ambos lo partieron tomando cada uno una mitad.

Al día siguiente San Pablo le anunció a San Antonio que ya se acercaba el momento de su muerte y le pidió que fuera de vuelta a su monasterio para que le traiga el manto que el Obispo San Atanasio le había regalado, porque quería ser amortajado con aquella vestimenta.

San Antonio, sorprendido por el vaticinio de San Pablo, fue a traer el manto. Al regresar Al regresar, se dio con que San Pablo ya había muerto, sin embargo, alcanzó a contemplar cómo el alma de Pablo subía al cielo, rodeado de Apóstoles y ángeles. Al llegar a la cueva del ermitaño, San Antonio encontró el cadáver de San Pablo arrodillado con los ojos mirando al cielo y los brazos en cruz. Pablo había muerto en el servicio de la oración. La tradición afirma que llegaron dos leones que cavaron un hoyo en el que San Antonio puso el cuerpo de Pablo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-recuerda-a-san-pablo-el-ermitano-quien-se-alejo-del-mundo-por-salvarlo-67537)