20 agosto, 2021

San Bernardo Abad, Doctor de la Iglesia y Fundador

 

Hoy celebramos a San Bernardo de Claraval, el “cazador de almas y vocaciones”

 

¡Oh!, San Bernardo; vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo y quizás, por lo tanto, preguntarme deba
y preguntaros a vos: ¿Qué carisma habría encerrado
en vos, Aquél que todo lo sabe y lo ve? ¿Con qué fuerza
os sedujo, que un poco más, hacéis de vuestra casa,
convento familiar? ¡Sólo Dios! y más nadie, capaz es,
de tamaño milagro. ¿Qué dulzor en vuestro hablar?, que
atraían como abejas al panal celestial a los jóvenes
de vuestro tiempo. No en vano, os llamaban “El cazador
de almas y vocaciones”, y “doctor boca de miel”. Porque,
también de vos, son las palabras a la “Llena de Gracia”
de la salve: “Oh clemente, oh piadosa, oh siempre dulce
Virgen María”, prueba de vuestro grande amor celestial.
“Batallador y valiente”, como el honor que hicisteis
al significado de vuestro nombre y, así también, elevasteis
vuestro espíritu hasta la misma casa del Padre. Y, así,
y después de haber llegado a ser el más famoso de Europa
en vuestro tiempo y de haber conseguido varios milagros,
como el de hacer hablar a un mudo, el cual muchos pecados
confesó y, el de haber fundado varios monasterios con monjes
llenos de fe, vuestros discípulos os dijeron que pidieseis
a Dios la gracia de seguir viviendo unos cuantos años más
y les dijisteis: “Mi gran deseo es ir a ver a Dios y a estar
junto a Él. Pero el amor hacia mis discípulos me mueve
a querer seguir ayudándolos. Que el Señor Dios haga lo que
a Él mejor le parezca”. Y, a Dios le pareció que ya habíais
sufrido y trabajado bastante y que merecíais el descanso
eterno y además, el premio que os había preparado para vos:
“ver con vuestros propios ojos al Dios
de la Vida y del Amor”;
¡oh!, San Bernardo; “vivo cazador amoroso de almas del Dios Vivo”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Agosto
San Bernardo, Abad
Doctor de la Iglesia y Fundador
Año 1153

San Bernardo: Gran predicador, enamorado de Cristo y de la Madre Santísima: pídele al buen Dios que nos conceda a nosotros un amor a Dios y al prójimo, semejante al que te concedió a ti. Quiera Dios que así sea.

“NO ERES MÁS SANTO PORQUE NO ERES MÁS DEVOTO DE MARÍA” (San Bernardo).

Bernardo significa: “Batallador y valiente”. (Bern=batallador; Nard=valiente)

En orden cronológico, o sea en cuanto al tiempo, San Bernardo es el último de los llamados Padres de la Iglesia. Pero en importancia es uno de los que más han influido en el pensamiento católico en todo el mundo. Nace en Borgoña, Francia (cerca de Suiza) en el año 1090. Sus padres tuvieron siete hijos y a todos los formaron estrictamente haciéndoles aprender el latín, la literatura y, muy bien aprendida, la religión.

La familia que se fue con Cristo

Esta familia ha sido un caso único en la historia. Cuando Bernardo se fue de religioso, se llevó consigo a sus 4 hermanos varones, y un tío, dejando a su hermana a que cuidará al papá (la mamá ya había muerto) y el hermanito menor para que administrara las posesiones que tenían. Dicen que cuando llamaron al menor para anuanciarle que ellos se iban de religiosos, el muchacho les respondió: “¡Ajá! ¿Conque ustedes se van a ganarse el cielo, y a mí me dejan aquí unicamente en la tierra? Esto no lo puedo aceptar”. Y un tiempo después, también él se fue de religioso. Y más tarde llegaron además al convento el papá y el esposo de la hermana (y ella también se fué de monja). Casos como este son más únicos que raros.

La personalidad de Bernardo

Pocos individuos han tenido una personalidad tan impactante y atrayente, como San Bernardo. El poseía todas las ventajas y cualidades que pueden hacer amable y simpático a un joven. Inteligencia viva y brillante. Temperamento bondadoso y alegre, se ganaba la simpatía de cuantos trataban con él. Esto y su físico lleno de vigor y lozanía era ocasión de graves peligros para su castidad y santidad. Por eso durante algún tiempo se enfrió en su fervor y empezó a inclinarse hacia lo mundano y lo sensual. Pero todo esto lo llenaba de desilusiones. Las amistades mundanas por más atractivas y brillantes que fueran lo dejaban vacío y lleno de hastío. Después de cada fiesta se sentía más y más desilusionado del mundo y de sus placeres.

A mal grave, remedio terrible

Como sus pasiones sexuales lo atacaban violentamente, una noche se revolcó entre el hielo hasta quedar casi congelado. Y el tremendo remedio le trajo mucha paz.

Una visión cambia su rumbo

Una noche de Navidad, mientras celebraban las ceremonias religiosas en el templo se quedó dormido y le pareció ver al Niño Jesús en Belén en brazos de María, y que la Santa Madre le ofrecía al Niñito Santo para que lo amara y lo hiciera amar mucho por los demás. Desde este día ya no pensó sino en consagrarse a la religión y al apostolado.

Un hombre que arrastra con todo lo que encuentra

Bernardo se fue al convento de monjes benedictinos llamado Cister, y pidió ser admitido. El superior, San Esteban, lo aceptó con gran alegría pues, en aquel convento, hacía 15 años que no llegaban religiosos nuevos. Bernardo volvió a su familia a contar la noticia y todos se opusieron. Los amigos le decían que esto era desperdiciar una gran personalidad para irse a sepultarse vivo en un convento. La familia no aceptaba de ninguna manera.

Pero aquí sí que apareció el poder tan sorprendente que este hombre tenía para convencer a los demás e influir en ellos y ganarse su voluntad. Empezó a hablar tan maravillosamente de las ventajas y cualidades que tiene la vida religiosa, que logró llevarse al convento a sus cuatro hermanos mayores, a su tío y casi a todos los jóvenes de los alrededores, y junto con 31 compañeros llegó al convento de los Cistercienses a pedir ser admitidos de religiosos. Pero antes en su finca los había preparado a todos por varias semanas, entrenándolos acerca del modo como debían comportarse para ser unos fervorosos religiosos. En el año 1112, a la edad de 22 años, se fue de religioso al convento.

El papá, el hermano Nirvardo, el cuñado y la hermana, ya irán llegando uno por uno a pedir ser recibidos como religiosos. Formidable poder de atracción. En toda la historia de la Iglesia es difícil encontrar otro hombre que haya sido dotado por Dios de un poder de atracción tan grande para llevar gentes a las comunidades religiosas, como el que recibió Bernardo. Las muchachas tenían terror de que su novio hablara con el santo, porque lo mas probable era que se iría de religioso.

En las universidades, en los pueblos, en los campos, los jóvenes al oírle hablar de las excelencias y ventajas de la vida en un convento, se iban en numerosos grupos a que él los instruyera y los formara como religiosos. Durante su vida fundó más de 300 conventos para hombres, e hizo llegar a gran santidad a muchos de sus discípulos. Lo llamaban “el cazador de almas y vocaciones”. Con su apostolado consiguió que 900 monjes hicieran profesión religiosa.

Fundador de Claraval

En el convento del Císter demostró tales cualidades de líder y de santo, que a los 25 años (con sólo tres de religioso) fue enviado como superior a fundar un nuevo convento. Escogió un sitio sumamente árido y lleno de bosques donde sus monjes tuvieran que derramar el sudor de su frente para poder cosechar algo, y le puso el nombre de Claraval, que significa valle muy claro, ya que allí el sol ilumina fuerte todo el día.

Supo infundir del tal manera fervor y entusiasmo a sus religiosos de Claraval, que habiendo comenzado con sólo 20 compañeros a los pocos años tenía 130 religiosos; de este convento de Claraval salieron monjes a fundar otros 63 conventos.

La oratoria de santo

Después de San Juan Crisóstomo y de San Agustín, es difícil encontrar otro orador católico que haya obtenido tantos éxitos en su predicación como San Bernardo. Lo llamaban “El Doctor boca de miel” (doctor melífluo) porque sus palabras en la predicación eran una verdadera golosina llena de sabrosura, para los que la escuchaban.

Su inmenso amor a Dios y a la Virgen Santísima y su deseo de salvar almas lo llevaban a estudiar por horas y horas cada sermón que iba a pronunciar, y luego como sus palabras iban precedidas de mucha oración y de grandes penitencias, el efecto era fulminante en los oyentes. Escuchar a San Bernardo era ya sentir un impulso fortísimo a volverse mejor.

Su amor a la Virgen Santísima

Los que quieren progresar en su amor a la Madre de Dios, necesariamente tienen que leer los escritos de San Bernardo, porque entre todos los predicadores católicos quizás ninguno ha hablado con más cariño y emoción acerca de la Virgen Santísima que este gran santo. Él fue quien compuso aquellas últimas palabras de la Salve: “Oh clemente, oh piadosa, oh dulce Virgen María”. Y repetía la bella oración que dice: “Acuérdate oh Madre Santa, que jamás se oyó decir, que alguno a Ti haya acudido, sin tu auxilio recibir”.

El pueblo vibraba de emoción cuando le oía clamar desde el púlpito con su voz sonora e impresionante. “Si se levantan las tempestades de tus pasiones, mira a la Estrella, invoca a María. Si la sensualidad de tus sentidos quiere hundir la barca de tu espíritu, levanta los ojos de la fe, mira a la Estrella, invoca a María. Si el recuerdo de tus muchos pecados quiere lanzarte al abismo de la desesperación, lánzale una mirada a la Estrella del cielo y rézale a la Madre de Dios. Siguiéndola, no te perderás en el camino. Invocándola no te desesperarás. Y guiado por Ella llegarás seguramente al Puerto Celestial”. Sus bellísimos sermones son leídos hoy, después de varios siglos, con verdadera satisfacción y gran provecho.

Viajero incansable

El más profundo deseo de San Bernardo era permanecer en su convento dedicado a la oración y a la meditación. Pero el Sumo Pontífice, los obispos, los pueblos y los gobernantes le pedían continuamente que fuera a ayudarles, y él estaba siempre pronto a prestar su ayuda donde quiera que pudiera ser útil. Con una salud sumamente débil (porque los primeros años de religioso, por imprudente, se dedicó a hacer demasiadas penitencias y se le daño la digestión) recorrió toda Europa poniendo la paz donde había guerras, deteniendo fuertemente las herejías, corrigiendo errores, animando desanimados y hasta reuniendo ejércitos para defender la santa religión católica. Era el árbitro aceptado por todos.

Exclamaba: “A veces no me dejan tiempo durante el día ni siquiera para dedicarme a meditar. Pero estas gentes están tan necesitadas y sienten tanta paz cuando se les habla, que es necesario atenderlas”. (ya en las noches pararía luego sus horas dedicado a la oración y a la meditación).

De carbonero a Pontífice

Un hombre muy bien preparado le pidió que lo recibiera en su monasterio de Claraval. Para probar su virtud lo dedicó las primeras semanas a transportar carbón, y el otro lo hizo de muy buena voluntad. Después llegó a ser un excelente monje, y más tarde fue nombrado Sumo Pontífice: Eugenio III. El santo le escribió un famoso libro llamado “De consideratione”, en el cual propone una serie de consejos importantísimos para que los que están en puestos elevados no vayan a cometer el gravísimo error de dedicarse solamente a actividades exteriores descuidando la oración y la meditación. Y llegó a decirle: “Malditas serán dichas ocupaciones, si no dejan dedicar el debido tiempo a la oración y a la meditación”.

Despedida gozosa

Después de haber llegado a ser el hombre más famoso de Europa en su tiempo y de haber conseguido varios milagros (como por ej. Hacer hablar a un mudo, el cual confesó muchos pecados que tenía sin perdonar) y después de haber llenado varios países de monasterios con religiosos fervorosos, ante la petición de sus discípulos para que pidiera a Dios la gracia de seguir viviendo otros años más, exclamaba: “Mi gran deseo es ir a ver a Dios y a estar junto a Él. Pero el amor hacia mis discípulos me mueve a querer seguir ayudándolos. Que el Señor Dios haga lo que a Él mejor le parezca”. Y a Dios le pareció que ya había sufrido y trabajado bastante y que se merecía el descanso eterno y el premio preparado para los discípulos fieles, y se lo llevó a su eternidad feliz el 20 de agosto del año 1153. Solamente tenía 63 años pero había trabajado como si tuviera más de cien. El sumo pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Bernardo_8_20.htm)

18 agosto, 2021

San Alberto Hurtado, Fundador del Hogar de Cristo

 

 Hoy la Iglesia celebra a San Alberto Hurtado, fundador de “El Hogar de Cristo”

 ¡Oh!, San Alberto Hurtado, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo. Vuestra obra, grande fue,
al igual que vuestro legado que trasmitisteis a vuestros
sucesores y a vuestro pueblo que fue cubierto de amor
total. Vos, escribisteis: “Sería peligroso sin embargo,
bajo el pretexto de guardar contacto con Dios, refugiarnos
en una pereza soñolienta, en una quietud inactiva. Entra
en el plan de Dios el ser estrujado. La caridad nos urge
de tal manera que no podemos rechazar el trabajo; consolar
un triste, ayudar un pobre, un enfermo que visitar, un
favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso,
hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar
una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada
día, a los deberes cotidianos. Si alguien ha comenzado
a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas
las miserias se darán cita en su puerta. Si alguien ha
tenido éxito en el apostolado, las ocasiones de apostolado
se multiplicarán para él. Si alguien ha llevado bien las
responsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para
aceptar las mayores. Así nuestra vida y el celo por la
gloria de Dios nos echan a una marcha rápidamente acelerada,
que nos desgasta, sobre todo porque no nos da el tiempo
para reparar nuestras fuerzas físicas o espirituales.
Y un día llega en que la máquina se para o se rompe. ¡Y donde
nosotros creíamos ser indispensables se pone otro en nuestro
lugar!”. “Con todo esto, ¿podríamos rehusar? ¿No era el amor
de Cristo la que nos urgía? y darse a los hermanos ¿no
es acaso darse a Cristo?” “Mientras más amor hay, más
se sufre: el deseo de hacer el bien, siempre el bien, de
socorrer a los desgraciados, de siempre enseñar y siempre
adaptar la verdad eterna, todo esto no se puede realizar
sino en ínfima medida. Aun rehusándonos mil ofrecimientos,
imponiéndose una línea de frecuentes rechazos, queda uno
desbordado y no nos queda el tiempo de encontrarnos a nosotros
mismos y de encontrar a Dios. Doloroso conflicto de una doble
búsqueda: la del plan de Dios que hemos de realizar en nuestros
hermanos y la búsqueda del mismo Dios que deseamos contemplar
y amar; conflicto doloroso que no puede resolverse sino en
el amor que es indivisible.” “Las manos juntas para orar,
pero abiertas para dar”. Así, como pensasteis, así escribisteis
y así lo hicisteis en el esplendor de vuestra vida, fundando
el Hogar de Cristo, dador de amor, fe y esperanza a los pobres;
¡oh!, San Alberto Hurtado, “vivo amor y luz de Cristo Jesús”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Agosto
San Alberto Hurtado Cruchaga
Fundador del HOGAR DE CRISTO
Sacerdote Jesuita Chileno

Martirologio Romano: En Santiago de Chile, beato Alberto Hurtado Cruchaga, presbítero de la Compañía de Jesús, que fundó una obra para que los pobres que carecen de techo y los vagabundos, sobre todo niños, pudieran encontrar un verdadero y familiar hogar (1952).

UN SANTO DE NUESTRO TIEMPO

Muchos artículos escribió el Padre Alberto Hurtado, grande fue y es su obra, su trabajo fue tan impresionante como su legado, pues lo que dejó y transmitió a sus sucesores y a su pueblo, es una tarea de amor total, es así como me es difícil tomar una decisión sobre que escrito mostrar para hacer ver como pensó este santo de nuestro tiempo, porque cada cosa que leo, artículos, pensamientos, cada hecho o suceso, cada instante de su vida y obra, es camino de santidad.

En uno de sus tantos artículos escribió: “Sería peligroso sin embargo, bajo el pretexto de guardar contacto con Dios, refugiarnos en una pereza soñolienta, en una quietud inactiva. Entra en el plan de Dios el ser estrujado… La caridad nos urge de tal manera que no podemos rechazar el trabajo; consolar un triste, ayudar un pobre, un enfermo que visitar, un favor que agradecer, una conferencia que dar; dar un aviso, hacer una diligencia, escribir un artículo, organizar una obra, y todo esto añadido a las ocupaciones de cada día, a los deberes cotidianos. Si alguien ha comenzado a vivir para Dios en abnegación y amor a los demás, todas las miserias se darán cita en su puerta. Si alguien ha tenido éxito en el apostolado, las ocasiones de apostolado se multiplicarán para él. Si alguien ha llevado bien las responsabilidades ordinarias, ha de estar preparado para aceptar las mayores. Así nuestra vida y el celo por la gloria de Dios nos echan a una marcha rápidamente acelerada, que nos desgasta, sobre todo porque no nos da el tiempo para reparar nuestras fuerzas físicas o espirituales… y un día llega en que la máquina se para o se rompe. ¡Y donde nosotros creíamos ser indispensables se pone otro en nuestro lugar!”

“Con todo esto, ¿podríamos rehusar? ¿No era el amor de Cristo la que nos urgía? y darse a los hermanos ¿no es acaso darse a Cristo?”

“Mientras más amor hay, más se sufre: el deseo de hacer el bien, siempre el bien, de socorrer a los desgraciados, de siempre enseñar y siempre adaptar la verdad eterna, todo esto no se puede realizar sino en ínfima medida. Aun rehusándonos mil ofrecimientos, imponiéndose una línea de frecuentes rechazos, queda uno desbordado y no nos queda el tiempo de encontrarnos a nosotros mismos y de encontrar a Dios. Doloroso conflicto de una doble búsqueda: la del plan de Dios que hemos de realizar en nuestros hermanos y la búsqueda del mismo Dios que deseamos contemplar y amar; conflicto doloroso que no puede resolverse sino en el amor que es indivisible.”

BIOGRAFIA

Valparaíso, es la segunda provincia en importancia de mi país, esta larga y angosta faja de más de 5.000 kilómetros, que nace por el oriente al pie de la cordillera de los Andes, la que en muchos lugares llega hasta el mismo mar, Océano Pacifico, dejando algunos valles entre mar y cordillera. Junto al mar, en la misma ciudad donde nací, Viña del Mar, pero 49 años antes, nace Alberto Hurtado Cruchaga nació el 22 de enero de 1901, hijo de Ana y Alberto, luego hermano también de Miguel, otro de los hijo del matrimonio.

El padre de Alberto murió cuatro años después que el hubo nacido, se dice que por asuntos económicos, luego su madre vendió las propiedades familiares y emigró a Santiago, la capital donde vivió como allegada, el espíritu solidario de su familia y su madre fue una característica que llego a marcar y formar a Alberto “Las manos juntas para orar, pero abiertas para dar”, quien de nacer en un hogar acomodado, hace luego una infancia que lo acerca a la vida humilde y a la pobreza.

Así fue, como a los ocho años de edad, Alberto ingresa a estudiar en el colegio San Ignacio de Santiago como alumno becado, donde se destaca por cumplir con sus obligaciones, reflejado en sus calificaciones, su natural inclinación por hacer el bien, su incondicional entrega a sus compañeros y amigos, sin dejar de ser un muchacho muy alegre y juguetón, lo que atrae con admiración a sus compañero de curso y sus maestros.

Por ser una escuela católica el Colegio San Ignacio, Alberto recibió una educación sólida y reforzada en la fe, es así como con tan sólo 15 años él manifestó sus inquietudes por ingresar a la Compañía de Jesús, siendo motivado a completar previamente su Bachillerato, del que egresó con el premio en Apologética y mención honrosa en todas las materias posteriormente, ya en 1918, ingresó a la Escuela de Derecho de la Universidad Católica.

Por el año 1920, el país sufría algunas crisis laborales en el área minera, principal fuente de riqueza hasta el día de hoy, como así mismo la más importante fuente laboral, y no habiendo otros recursos de trabajos Santiago, la capital, recibía gran cantidad de emigrantes que quedaban marginados en la pobreza, habitando en miserables albergues. En esa realidad, Alberto, quien se destacaba por su espíritu solidario, siendo estudiante , luego de las clases universitarias, visitaba asiduamente a los trabajadores desamparados a fin de ofrecer su apoyo moral y espiritual, esta tarea la hacia motivando a otros amigos para que lo acompañaran.

No descanses mientras haya un dolor que mitigar, era un bello lema del Joven Alberto, quien desde temprana edad adolescente fue inquieto luchador por los más necesitados. Su labor inicial la hizo apoyada desde el Patronato de Andacollo, ubicado en un sector marginal de Santiago, barrio de Mapocho. Allí su acción y su entrega a favor de lucha contra la miseria, le permitió ejercer una loable actividad, motivando su apostolado de carácter social.

Alberto siente un natural impulso de aliviar el dolor de los demás, es así como este Joven de profunda espiritualidad, y de gran servicio a su prójimo, comienza a manifestar una bella actitud solidaria y samaritana en los pobres y sufridos hombres, abandonados a su suerte experimentando una espiritualidad muy profunda y de gran servicio. Es así, como en una ciudad fría, de cemento, inclemente, con una sociedad donde la aristocracia no se la juega por los pobres, y con grandes problemas de cesantía, Alberto, con un gesto valiente, solidario, inspirado en el amor de Cristo, su amigo y líder, vuelca todo su amor y muestra su adhesión y presta su apoyo a una causa ajena, en situaciones difíciles, llevando palabras de aliento y el mensaje de la Iglesia en cada albergue que visita.

El ejemplar comportamiento de vida y el respeto por la vida institucional de Alberto, se muestra también en el cumplimiento de su deber patriótico, y lo hace ingresado a cumplir con sus obligaciones militares como cualquier estudiante responsable en este deber.

Del mismo modo el vio la necesidad de no dejar de participar en los debates contingentes de la época en asuntos sociales a través de las organizaciones estudiantiles.

Dentro de toda su actividad, Alberto no descuida la oración, no deja de lado el ejercicio espiritual, participa en retiros, lo que indica que su buena enseñanza católica del Colegio san Ignacio, su buena educación en la familia, su grupo de amigos, es y sigue siendo algo muy importante en su fe cristiana, adoptando como forma de vida, las enseñanzas de Cristo y su incondicional amor por El, algo que refleja en sus actitud permanente con su prójimo y consigo mismo.

De esta manera, con esta actitud solidaria y comprometida con Cristo y sin entrar aún a la Compañía de Jesús, Alberto Hurtado concluye sus estudios de Derecho, con distinción unánime en la Universidad Católica de Chile.

Pero no era su carrera como abogado lo que el deseaba en su corazón, y es así como el 14 de agosto de 1923, ingresa a la Compañía de Jesús, con sus estudios en el Noviciado de Chillán, distante a poco mas de 400 Km. de su casa al sur de Chile, en ese lugar estaría dos años, después viaja a Argentina, ciudad de Córdoba, lugar donde continua con su etapa inicial preparatoria. En su caminar continua trasladándose por el año 1927 al Colegio Máximo de Sarriá de Barcelona, en España, hasta el año 1931, para cursar por tres años filosofía y teología y a continuación como consecuencia de la realidad política española de la época con la instauración de la República, se ve obligado a viajar a Bélgica, donde continua estudiando en la Universidad de Lovaina, allí cursa otras materia relacionadas con la pedagogía y psicología.

Por que así Dios lo quiso, así fue en el Plan de Vida de Alberto, es ordenado sacerdote en Lovaina, el 24 de agosto de 1933, luego continuando con su brillante formación recibe el grado de doctor en Pedagogía de la Universidad de Lovaina, finalizando su etapa de estudios jesuitas.

Así es, como en una de sus cartas escrita en le año 1933, refleja su inmensa alegría de ser sacerdote, expresándose así “¡Ya me tiene de sacerdote del Señor! Bien comprenderá mi felicidad y con toda sinceridad puedo decirte que soy plenamente feliz”, luego, tres años mas tarde, regresa a su país natal que es Chile a ejercer su tarea encomendada divinamente. Sus primeras tareas, como educador y formador, la hace impartiendo clase en la misma escuela que lo formó, el Colegio san Ignacio, en la misma Universidad Católica de Chile y en el Seminario Pontificio Mayor.

Sin embargo, el país no había experimentado grandes cambios y los problemas sociales continuaban, como país subdesarrollado, pobre, marginal, clasista y racista, donde los que tenía buena situación económica se autoproclamaban aristócratas, formando una clase separatista en categoría Alta, que se mostraba indiferente a los afligido. En esa realidad, el Padre Alberto Hurtado, siente la enorme necesidad de acudir a los desamparados, viendo en cada pobre el rostro sufriente de Jesús.

Pero como el Plan de Dios en los hombres ha de cumplirse, en el año 1937, la gran formadora de este Jesuita, doña Ana Cruchaga, madre de Alberto, se encamina al encuentro con el Señor, cuando ella muere, Alberto estaba en esos momento en sus Ejercicios Espirituales, y a pesar del dolor por la partida de su madre, se siente reconfortado porque su convicción de la vida eterna en la manos de Dios es dueña de su corazón.

El Padre Alberto, hombre de gran carisma, atrae a personas de toda edad, es feliz trabajando con los jóvenes, es feliz oyendo a cada necesitado, y con mucho entusiasmo invita a enloquecerse por Cristo, lo que el llamada con alegría motivadora el “chiflarse” por Cristo.

Entonces observando y sintiendo la triste realidad social del país, se empeña en llevar a cada rincón del territorio una palabra de aliento y esperanza, es así, como en este ambiente el ve la necesidad permanente de la Iglesia de aumentar las vocaciones sacerdotales, entonces esta la oportunidad de captar nuevos servidores y los exhorta a seguir el bello camino del servicio, con su ejemplo de vida la motivación siempre estaba en buenas manos. Es así como impartió Ejercicios Espirituales y dirigió espiritualmente a un grupo de jóvenes, que mas tarde dio como resultado a buenos hombres de fe y servicio social.

Por el año 1941, es nombrado asesor de la Juventud de la Acción Católica, que a partir de ese instante y a través de su conducción, el movimiento cobra gran auge, debiendo viajar constantemente por distintos lugares del país. El además se caracteriza por ser buen escritor, excelente crítico social, buen observador de las cosas cotidianas, buen analista de la realidad social de país, todo inspirado en su gran amor a Cristo, su irrenunciable fe, su amor al prójimo, su espíritu de servicio, su gran preocupación por la comunidad y principalmente los pobres.

El Padre Hurtado, conciente de lo que llamaba la “injusticia social trae más males que los que puede reparar la caridad”, se transforma en un buen obrero luchador por la transformación de una sociedad más justa, las tristes y pobres condiciones en las cuales viven los marginados socialmente en chile, la situación de los obreros, le causa un gran dolor, y una gran motivación para dedicarse a ellos, es tan vehemente, que busca, piensa y expresa todo los que puede ser de ayuda a los sufridos trabajadores, bajo el único concepto de justicia y amor que habita en su corazón, que es el espíritu de Cristo. Es así como él se hace presente en muchos sectores laborales, pala en mano se hace presente en las minas salitreras o de carbón en Chile.

En su incansable preocupación por los asuntos sociales, este notable solidario con sus hermanos, viaja a otros lugares como Paris en busca de elementos de juicio que aporten a su causa, llega a entrevistarse hasta con el Papa S.S.Pío XII, en Roma, a quien expone y presenta la realidad religiosa, social y política de su país Chile, haciéndole notar temas tan urgentes como llevar la doctrina social de la Iglesia al mundo sindical y hacer presente el espíritu cristiano en los trabajadores. También pasa por Bélgica, donde se ordeno sacerdote, para estudiar la liga de los campesinos católicos y los sindicatos cristianos.

En el año 1944 se involucra en lo que sería su proyecto más importante y de gran reconocimiento hoy en todo el País. Este comienza en una noche fría y lluviosa en una fecha que no es tradicional para la estación primaveral, en el mes de octubre, cuando es interceptado por un hombre de condición económica pobre que le solicita ayuda porque no tiene un lugar en donde dormir. Alberto con su gran corazón, se estremece, al verlo, desamparado y enfermo, y ve en aquel hombre pobre al mismo Cristo desolado.

Absolutamente conmovido, mas tarde cuenta su experiencia a un grupo de señoras de la congregación del Apostolado Popular que se encontraba en un retiro, con una gran respuesta, porque ellas también se conmovieron y sintieron el llamado de Cristo y decidieron entregar sus joyas y bienes que tenían a mano para dar impulso a una gran obra de caridad, así el 21 de diciembre de ese mismo año, el Padre Alberto Hurtado coloca la primera piedra del Hogar de Cristo.

El Hogar de Cristo es una de las obras de caridad mas grande y talvez la de mayor reconocimiento en el país, en ella el chileno expresa su solidaridad, en ella se refugian los pobres de Chile, en ella encuentran paz, descanso, comida y la presencia espiritual del Padre Alberto Hurtado. Esta obra surge de la espiritualidad del Padre Alberto, y de su gran concepto de lo que es ser solidario en Cristo, viéndolo a El en el rostro del desolado, el desamparado, el marginado y el hambriento hombre en busca de refugio.

“Dar al que lo necesita hasta que duela”, es una expresión acuñada en el corazón de muchos chilenos por el Padre Alberto Hurtado. También fue la invitación que ha sido acogida por sacerdotes y laicos que han estado dispuestos a trabajar por los más pobres, en un hogar que mucho amor, respeto y consideración se respira un aroma de autentica caridad para niños, adulto y ancianos, enfermos y sanos, chicos vagabundos, que habían hecho su hogar junto al Río, debajo de un puente, en una humilde choza de cartón, quienes en principio fueron recogidos por una típica camioneta de los años cincuenta que aún se conserva en excelentes condiciones.

Pero también, preocupado por la suerte del obrero chileno y sus paupérrimas condiciones, el Padre Alberto, se introdujo en el mundo del trabajo creando además la Acción Sindical y Económica Chilena (ASICH) en 1947, ocupando el cargo de Capellán. Allí en la (ASICH), formó dirigentes cristianos y organizó los servicios jurídicos y sociales para defender sus derechos. Cabe destacar el reconocimiento y la afiliación de esta organización a la Confederación Internacional de Sindicatos Cristianos e integrada a organismos internacionales como la ONU, UNESCO y la Organización Internacional del Trabajo.

También es el creador de la revista Mensaje, que público su primer número en octubre de 1951, revista con la cual se hicieron presente los valores de solidaridad, el servicio, la justicia social, y el Evangelio.

Así fue, como el 18 de agosto de 1952, a los cincuenta y dos años de edad, y estando enfermo de cáncer, fue llamado por Dios, del cual tenemos la convicción total, que fue recibido amorosamente, como uno de sus predilectos hijos, que se entregó por entero a vivir y trabajar en el espíritu del amor de Cristo como uno mas de sus apóstoles.

El Padre Alberto Hurtado Cruchaga, fue beatificado en Roma en 1994 y es el segundo de los chilenos, después de la carmelita Teresita de los Andes, y muy pronto también la joven Laurita Vicuña, que tiene un puesto de honor junto a todos los santos de Dios. Canonizado el 23 de octubre de 2005, por el Santo Padre, Papa Benedicto XVI.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=24755)

17 agosto, 2021

Santa Beatriz de Silva, Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción

 Hoy es la fiesta de Santa Beatriz de Silva, difusora de la Inmaculada Concepción

17 de Agosto
Santa Beatriz de Silva
Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción 
 
Auto Biografía de Santa Beatriz de Silva
Fundadora de la Orden de la Inmaculada Concepción 
 
Mi padre, Ruy Gómes da Silva, fue alcalde mayor de Campo Mayor y consejero del rey D. Duarte. Mi madre, Dª Isabel de Meneses era una dama emparentada con las casas reales de España y Portugal. De mi infancia puedo deciros que crecí en el seno de una familia de hondas raíces cristianas. Éramos once hermanos, criados y educados con mucho amor.
 
Muy jovencita, como era costumbre en la época, me trasladé a la Corte de la reina Isabel, hija de D. Juan, príncipe de Portugal, al casarse ésta con D. Juan II, rey de Castilla. Permanecí en la corte de Tordesillas, como dama de la reina varios años.
 
Mis biógrafos, que me miran con buenos ojos, decían que era muy hermosa, “la dama más bella de la corte de Castilla”. Quizás no era consciente de ello pero mi belleza atraía las miradas de todos y despertaba cierta admiración en quienes me trataban. Cierto es que muchos nobles caballeros me pidieron en matrimonio, pero yo tenía las miras en otro caballero, pero de eso os hablaré más adelante.
Creo que por ello, la Reina, pudo contemplar en mí una rival en su matrimonio. Dicen que sus celos le llevaron a encerrarme. Solo sé que un día de forma inesperada para mí, me encontré dentro de un cofre en un rincón del castillo.
 
En medio de la oscuridad me encomendé con todo el corazón a la Virgen María. Pude verla, no sé si con mis propios ojos o los de la fe. Iba vestida de hábito blanco y manto azul y el niño Jesús en brazos. Me habló, o al menos yo pude escuchar sus palabras de ánimo y su consuelo. Me hizo un encargo que desde entonces no olvidé: fundar una Orden dedicada a la honra del misterio de su Inmaculada Concepción. El hábito de las monjas sería el mismo que ella lucía, blanco y azul. No pude sino ofrecerme como su servidora y consagrarme a ella. La Reina de cielo me libró de aquella prisión.
 
Al cabo de tres días salí de allí como si nada hubiera pasado. Abandoné la corte e ingresé, como seglar o señora de piso, en el Monasterio dominico de Santo Domingo el Real. Estuve en este retiro por espacio de treinta años, durante los cuales permanecí con el rostro cubierto siempre con un velo, no sólo como penitencia sino, sobre todo, en señal de una total consagración a mi Señor. Esperaba así la hora de poder llevar a cabo la misión que me había encomendado mi Señora, la Virgen Inmaculada.
 
Llegó el año 1484. Fue un año grato para mi e inolvidable. Abandoné el Monasterio de Santo Domingo y con algunas compañeras, pasamos a una casa llamada Palacios de Galiana, junto a la muralla norte de Toledo, un regalo donado por la Reina Isabel. Sí, Isabel la Católica. Nos unía una cierta amistad. Fue muy generosa. También nos concedió la capilla adjunta, dedicada a Santa Fe, una santa de origen francés.
 
Durante cinco años vivimos en Santa Fe. No profesamos en ninguna orden religiosa, ni vivíamos bajo ninguna regla aprobada por la Iglesia. Fue una experiencia nueva dentro del monacato femenino de aquella época. Finalmente a petición mía y de la Reina Isabel, nuestra valedora, el 30 de abril de 1489, conseguimos del Papa Inocencio VIII la aprobación de un Monasterio dedicado a la Concepción de la Bienaventurada Virgen María. Era el comienzo de un camino, un divino camino. Quiso el Señor llamarme a su lado antes de empezar a caminar por él, o quizás ya había comenzado. Antes de marchar hacia el año 1492 pude profesar en presencia de mis hermanas y el obispo de Toledo.
 
El monasterio no desapareció. La Comunidad, a pesar de muchas dificultades continuó fiel a nuestros primeros proyectos. La perseverancia de las primeras hermanas y el apoyo de la Orden franciscana que nos acompañó desde los comienzos, dio como resultado el crecimiento de la Orden desde Toledo a otros lugares del Reino. Por fin, el 17 de septiembre de 1511 obtuvimos regla propia. A mediados del s. XVI, la Orden de la Concepción de la bienaventurada Virgen María, llegó hasta el Nuevo mundo.
 
El Papa Pío XI confirmó el culto inmemorial que muchos me tributaron y me proclamó Beata el 28 de julio de 1926. Más tarde, reanudada la causa de canonización en 1950 por Pío XII, Pablo VI me canonizó solemnemente el 3 de octubre de 1976. Mi fiesta litúrgica se celebra el día 17 de agosto.
Soy conocida en la historia como “la dama del rostro velado” y “la mujer del silencio”.
 
 Espero que hayáis disfrutado con esta breve historia de mi vida que os he compartido. Ahora son mis hijas, extendidas por todo el mundo quienes hacen presente el Carisma que un día el Espíritu Santo me inspiró.
 

16 agosto, 2021

San Esteban rey de Hungría

 

Hoy es la fiesta de San Esteban I, rey de Hungría y de una familia santa

 

¡Oh!, San Esteban de Hungría, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y siendo de alta alcurnia
os hicisteis el último de todos a imitación de vuestro
Maestro, Señor y Dios nuestro, Jesucristo. Vuestro poder
al servicio de los desposeídos, menesterosos y pobres
pusisteis, dando de vuestra fortuna “in extenso”, tanto
que, la gente os gritaba: “¡Ahora sí se van a acabar
los pobres!”. “Ellos representan mejor a Jesucristo,
a quien yo quiero atender de manera especial. Una cosa
sí me he propuesto: no negar jamás una ayuda o un favor.
Si en mí existe la capacidad de hacerlo”, se os escuchaba
a menudo decir. Para mezclaros con los pobres y necesitados
os disfrazabais de albañil y así, salíais por la noche
por todas las calles a repartir ayuda. Pero, en una de ellas
al encontraros con un grupo de aquellos, repartisteis las
monedas que llevabais, tantas que, al final os las quitaron
y os agradieron con palos. Cuando cesó todo, os pusisteis
de rodillas y luego, disteis gracias a Dios por haberos
concedido tal sacrificio. Nuestra fe Católica expandisteis
tanto en su doctrina, como en su obra. La devoción por
Nuestra Señora nunca la dejasteis y, en su honor templos
levantasteis, invocándola a cada instante con amor y fe,
y, con ello, la idolatría y las falsías religiones acabasteis.
Un día perdisteis en una cacería a vuestro amado hijo
a quien habíais formado como vuestro sucesor. Al saberlo
sólo exclamasteis: “El Señor me lo dio, el Señor me lo
quitó. ¡Bendito sea Dios!”. Los últimos años de vuestra
vida, padecisteis enfermedades que os fueron purificando
y santificando cada vez más y más. Y, el día de la Asunción
de Nuestra Señora, fiesta amada por vos, voló vuestra
alma al cielo, así ganando, corona de luz eterna, como
justo premio a vuestra entrega de amor y misericordia.
Santo Patrono y conversor de todo el reino de Hungría;
¡oh!, San Esteban, “vivo Cristo de Amor y Misericordia”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de agosto
San Esteban rey de Hungría
Año 1038

Que nuestro Dios Todopoderoso nos envíe en todo el mundo muchos gobernantes que sepan ser tan buenos católicos y tan generosos con los necesitados como lo fue el santo rey Esteban.

Esteban significa: “coronado” (estebo= corona).

Este santo tiene el honor de haber convertido al catolicismo al reino de Hungría. Fue bautizado por San Adalberto y tuvo la suerte de casarse con Gisela, la hermana de San Enrique de Alemania, la cual influyó mucho en su vida. Valiente guerrero y muy buen organizador, logró derrotar en fuertes batallas a todos los que se querían oponer a que él gobernara la nación, como le correspondía, pues era el hijo del mandatario anterior.

Cuando ya hubo derrotado a todos aquellos que se habían opuesto a él cuando quiso propagar la religión católica por todo el país y acabar la idolatría y las falsas religiones, y había organizado la nación en varios obispados, envió al obispo principal, San Astrik, a Roma a obtener del Papa Silvestre II la aprobación para los obispados y que le concediera el título de rey. El sumo Pontífice se alegró mucho ante tantas buenas noticias y le envío una corona de oro, nombrándolo rey de Hungría. Y así en el año 1000 fue coronado solemnemente por el enviado del Papa como primer rey de aquel país.

El cariño del rey Esteban por la religión católica era inmenso; a los obispos y sacerdotes los trataba con extremo respeto y hacía que sus súbditos lo imitaran en demostrarles gran veneración. Su devoción por la Virgen Santísima era extraordinaria. Levantaba templos en su honor y la invocaba en todos sus momentos difíciles. Fundaba conventos y los dotaba de todo lo necesario. Ordenó que cada 10 pueblos debían construir un templo, y a cada Iglesia se encargaba de dotarla de ornamentos, libros, cálices y demás objetos necesarios para mantener el personal de religiosos allá. Lo mismo hizo en Roma.

La cantidad de limosnas que este santo rey repartía era tan extraordinaria, que la gente exclamaba: “¡Ahora sí se van a acabar los pobres!”. El personalmente atendía con gran bondad a todas las gentes que llegaban a hablarle o a pedirle favores, pero prefería siempre a los más pobres, diciendo: “Ellos representan mejor a Jesucristo, a quien yo quiero atender de manera especial”.

Para conocer mejor la terrible situación de los más necesitados, se disfrazaba de sencillo albañil y salía de noche por las calles a repartir ayudas. Y una noche al encontrarse con un enorme grupo de menesterosos empezó a repartirles las monedas que llevaba. Estos, incapaces de aguardar a que les llegara a cada quien un turno para recibir, se le lanzaron encima, quitándole todo y lo molieron a palos. Cuando se hubieron alejado, el santo se arrodilló y dio gracias a Dios por haberle permitido ofrecer aquel sacrificio. Cuando narró esto en el palacio, sus empleados celebraron aquella aventura, pero le aconsejaron que debía andar con más prudencia para evitar peligros. El les dijo: “Una cosa sí me he propuesto: no negar jamás una ayuda o un favor. Si en mí existe la capacidad de hacerlo”.

A su hijo lo educó con todo esmero y para él dejó escritos unos bellos consejos, recomendándole huir de toda impureza y del orgullo. Ser paciente, muy generoso con los pobres y en extremo respetuoso con la santa Iglesia Católica. La gente al ver su modo tan admirable de practicar la religión exclamaba: “El rey Esteban convierte más personas con buenos ejemplos, que con sus leyes o palabras”.

Dios, para poderlo hacer llegar a mayor santidad, permitió que en sus últimos años Esteban tuviera que sufrir muchos padecimientos. Y uno de ellos fue que su hijo en quien él tenía puestas todas sus esperanzas y al cual había formado muy bien, muriera en una cacería, quedando el santo rey sin sucesor. El exclamó al saber tan infausta noticia: “El Señor me lo dio, el Señor me los quitó. Bendito sea Dios”. Pero esto fue para su corazón una pena inmensa.

Los últimos años de su vida tuvo que padecer muy dolorosas enfermedades que lo fueron purificando y santificando cada vez más. El 15 de agosto del año 1038, día de la Asunción, fiesta muy querida por él, expiró santamente. Desde entonces la nación Húngara siempre ha sido muy católica. A los 45 años de muerto, el Sumo Pontífice permitió que lo invocaran como santo y en su sepulcro se obraron admirables milagros.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Esteban_de_Hungria.htm)

15 agosto, 2021

Solemnidad de La Asunción de la Virgen María

 La Hornacina on Twitter: "Asunción de la Virgen Martin Knoller 1788 Óleo  sobre lienzo 96 x 53 cm Pinacoteca de Brera #Milan #AsuncionDeMaria… "

La Asunción de la Virgen María Texto del Evangelio (Lc 1,39-56): En aquellos días, se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel. Y sucedió que, en cuanto oyó Isabel el saludo de María, saltó de gozo el niño en su seno, e Isabel quedó llena del Espíritu Santo; y exclamando con gran voz, dijo: «Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu seno; y ¿de dónde a mí que la madre de mi Señor venga a mí? Porque, apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno. ¡Feliz la que ha creído que se cumplirían las cosas que le fueron dichas de parte del Señor!».

Y dijo María: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador porque ha puesto los ojos en la humildad de su esclava, por eso desde ahora todas las generaciones me llamarán bienaventurada, porque ha hecho en mi favor maravillas el Poderoso, Santo es su nombre y su misericordia alcanza de generación en generación a los que le temen. Desplegó la fuerza de su brazo, dispersó a los que son soberbios en su propio corazón. Derribó a los potentados de sus tronos y exaltó a los humildes. A los hambrientos colmó de bienes y despidió a los ricos sin nada. Acogió a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia -como había anunciado a nuestros padres- en favor de Abraham y de su linaje por los siglos». María permaneció con ella unos tres meses, y se volvió a su casa.

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«Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador» P. Dom Josep ALEGRE Abad emérito de Santa Mª de Poblet (Tarragona, España)

Hoy celebramos la solemnidad de la Asunción de Santa María en cuerpo y alma a los cielos. «Hoy —dice san Bernardo— sube al cielo la Virgen llena de gloria, y colma de gozo a los ciudadanos celestes». Y añadirá estas preciosas palabras: «¡Qué regalo más hermoso envía hoy nuestra tierra al cielo! Con este gesto maravilloso de amistad —que es dar y recibir— se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, lo humilde y lo sublime. El fruto más granado de la tierra está allí, de donde proceden los mejores regalos y los dones de más valor. Encumbrada a las alturas, la Virgen Santa prodigará sus dones a los hombres».

El primer don que te prodiga es la Palabra, que Ella supo guardar con tanta fidelidad en el corazón, y hacerla fructificar desde su profundo silencio acogedor. Con esta Palabra en su espacio interior, engendrando la Vida para los hombres en su vientre, «se levantó María y se fue con prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá; entró en casa de Zacarías y saludó a Isabel» (Lc 1,39-40). La presencia de María expande la alegría: «Apenas llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de gozo el niño en mi seno» (Lc 1,44), exclama Isabel.

Sobre todo, nos hace el don de su alabanza, su misma alegría hecha canto, su Magníficat: «Proclama mi alma la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador…» (Lc 1,46-47). ¡Qué regalo más hermoso nos devuelve hoy el cielo con el canto de María, hecho Palabra de Dios! En este canto hallamos los indicios para aprender cómo se funden lo humano y lo divino, lo terreno y lo celeste, y llegar a responder como Ella al regalo que nos hace Dios en su Hijo, a través de su Santa Madre: para ser un regalo de Dios para el mundo, y mañana un regalo de nuestra humanidad a Dios, siguiendo el ejemplo de María, que nos precede en esta glorificación a la que estamos destinados.

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2021-08-15)

14 agosto, 2021

San Maximiliano María Kolbe, Mártir

 Hoy celebramos a San Maximiliano Kolbe, el mártir que ofreció su vida por un padre de familia

 

¡Oh!, San Maximiliano María Kolbe; vos, sois el hijo
del Dios de la Vida, su amado santo e imitación de Cristo
Vivo, vuestro amado Maestro, porque, Él, dio la vida por
vos y la redención del mundo, y vos, por la del prójimo. Jesús,
había dicho que: “no hay amor más grande, que el amor
de aquél, que la vida da por sus amigos”. Y, vos, así
lo hicisteis, honor haciendo al significado de vuestro
nombre: “El más importante de la familia”. Cuando erais
pequeño tuvisteis un sueño en el cual la Virgen María,
os ofrecía dos coronas, si erais fiel a la devoción
mariana: Una corona blanca y otra roja. La blanca era
la de la virtud de la pureza. Y la roja, la del martirio.
Y, cosas de Dios, tuvisteis la dicha de recibir las dos
coronas.“Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que
ha sido señalado para morir de hambre, porque, él tiene
esposa e hijos que lo necesitan. En cambio yo soy soltero
y solo, y nadie me necesita”. Así, y lleno del Espíritu Santo
respondisteis aquél día, en que Dios, os probó para el bien.
Mucho antes, habíais gastado vuestra vida, difundiendo el amor
y la veneración a Nuestra Señora, fundando la “Ciudad de
la Inmaculada”, dos diarios: “El Caballero de la Inmaculada”
y “El Pequeño diario” en Polonia y otro similar en el Japón,
además de una revista católica. Y, del cielo bajó el Amor
de Dios, en plena guerra mundial: ¡Nagasaki, destruida
por una bomba atómica, y a vuestra imprenta, no le pasó
nada! Y, en el tiempo, vuestra respuesta resuena eterna
y valerosa por siempre, como modelo de desprendimiento, pues,
la vida disteis, por uno de vuestros compañeros de martirio,
para coronaros de luz y eternidad, como premio justo
a vuestra entrega de amor e imitación perfecta de Cristo Jesús;
Cuando el Santo Padre Pablo VI, os lo declaró beato, asistió
el hombre por el cual vos habíais ofrecido vuestra santa vida,
y Juan Pablo II, vuestro paisano, os declaró santo para siempre,
Santo Patrono de las familias y de los encarcelados de la tierra;
¡oh!, San Maximiliano Kolbe, “vivo grano del trigo de Dios”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Agosto
San Maximiliano María Kolbe
Mártir
Año 1941

 “Los tiempos modernos estarán dominados por Satanás y en el futuro lo estarán más. El combate contra el Infierno no pueden llevarlo los hombres, incluso lo, s más inteligentes. Sólo María ha recibido de Dios la Promesa de la Victoria sobre el Demonio.”

Maximiliano significa: “El más importante de la familia”. Es este uno de los mártires modernos. Murió en la Segunda Guerra Mundial. Había sido llevado por los nazis al terrorífico campo de concentración de Auschwitz. Un día se fugó un preso. La ley de los alemanes era que por cada preso que se fugara del campo de concentración, tenían que morir diez de sus compañeros. Hicieron el sorteo 1-2-3-4…9…10 y al que le iba correspondiendo el número 10 era puesto aparte para echarlo a un sótano a morirse de hambre. De pronto al oírse un 10, el hombre a quien le correspondió ese número dio un grito y exclamó: “Dios mío, yo tengo esposa e hijos. ¿Quién los va a cuidar?”.

En ese momento el padre Kolbe dice al oficial: “Yo me ofrezco para reemplazar al compañero que ha sido señalado para morir de hambre”. El oficial le responde: ¿Y por qué? – Es que él tiene esposa e hijos que lo necesitan. En cambio yo soy soltero y solo, y nadie me necesita. El oficial duda un momento y enseguida responde: Aceptado.

Y el prisionero Kolbe es llevado con sus otros 9 compañeros a morirse de hambre en un subterráneo. Aquellos tenebrosos días son de angustias y agonías continuas. El santo sacerdote anima a los demás y reza con ellos. Poco a poco van muriendo los demás. Y al final después de bastantes días, solamente queda él con vida. Como los guardias necesitan ese local para otros presos que están llegando, le ponen una inyección de cianuro y lo matan. Era el 14 de agosto de 1941.

Su familia, polaca, era inmensamente devota de la Sma. Virgen y cada año llevaba a los hijos en peregrinación al santuario nacional de la Virgen de Chestokowa. El hijo heredó de sus padres un gran cariño por la Madre de Dios. Cuando era pequeño tuvo un sueño en el cual la Virgen María le ofrecía dos coronas, si era fiel a la devoción mariana. Una corona blanca y otra roja. La blanca era la virtud de la pureza. Y la roja, el martirio. Tuvo la dicha de recibir ambas coronas.

Un domingo en un sermón oyó decir al predicador que los Padres Franciscanos iban a abrir un seminario. Le agradó la noticia y con su hermano se dirigió hacia allá. En 1910 fue aceptado como Franciscano, y en 1915 obtuvo en la Universidad de Roma el doctorado en filosofía y en 1919 el doctorado en teología. En 1918 fue ordenado sacerdote.

Maximiliano gastó su vida en tratar de hacer amar y venerar a la Sma. Virgen. En 1927 fundó en Polonia la Ciudad de la Inmaculada, una gran organización, que tuvo mucho éxito y una admirable expansión. Luego funda en Japón otra institución semejante, con éxito admirable.

El padre Maximiliano fundó dos periódicos. Uno titulado “El Caballero de la Inmaculada”, y otro “El Pequeño diario”. Organizó una imprenta en la ciudad de la Inmaculada en Polonia, y después se trasladó al Japón y allá fundó una revista católica que pronto llegó a tener 15,000 ejemplares. Un verdadero milagro en ese país donde los católicos casi no existían. En la guerra mundial la ciudad de Nagasaki, donde él tenía su imprenta, fue destruida por una bomba atómica. A su imprenta no le sucedió nada malo.

Los nazis durante la guerra, al invadir Polonia, bombardearon la ciudad de la Inmaculada y se llevaron prisionero al padre Maximiliano, con todos los que colaboraban. El ya había fundado una radiodifusora y estaba dirigiendo la revista “El caballero de la Inmaculada”, con gran éxito y notable difusión. Todo se lo destruyó la guerra, pero su martirio le consiguió un puesto glorioso en el cielo.

Cuando el Santo Padre Pablo VI lo declaró beato, a esa gran fiesta asistió, el hombre por el cual él había ofrecido el sacrificio de su propia vida. Juan Pablo II, su paisano, lo declaró santo ante una multitud inmensa de polacos. En este gran santo sí se cumple lo que dijo Jesús: “Si el grano de trigo cae en tierra y muere, produce mucho fruto. Nadie tiene mayor amor que el que ofrece la vida por sus amigos”. Quiera Dios que también nosotros seamos capaces de sacrificarnos como Cristo y Maximiliano, por el bien de los demás.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Maximiliano_Kolbe.htm)

13 agosto, 2021

San Estanislao de Kostka, Patrono de Polonia y Patrono de Novicios

 

 Hoy es la fiesta de San Estanislao Kostka, patrono de los novicios y de Polonia

 

San Estanislao de Kostka (1550-1668) fue un novicio polaco de la Compañía de Jesús. Nació en el castillo de Rostkowo, provincia de Mazovia (actual Polonia), el 28 de octubre de 1550. Su padre, Juan Kostka, había sido senador e influyente político del Reino de Polonia y tenía el título de Señor de Zakroczym. Estanislao, por su parte, siendo muy joven ingresó al internado jesuita de Viena, Austria, donde a pesar de su corta edad -13 años- empezó a destacar por su recogimiento, devoción y oración. Allí estudió, durante tres años, Gramática, Humanidades y Retórica.

Ya desde los días de su estancia en el internado, Estanislao había conocido de las tensiones que a veces surgen entre el poder temporal y los hijos de la Iglesia. El emperador Maximiliano II de Austria empezó a hostigar a los jesuitas hasta el punto de quitarles la casa que Fernando I -su predecesor- había cedido al internado. Es así que Estanislao junto a su hermano Pablo y otros compañeros se ven obligados a vivir en la casa de un senador luterano residente en Viena.

Al poco tiempo, estando de huésped en casa del senador, Estanislao cayó gravemente enfermo, temió lo peor y pidió que se le administrara la Eucaristía. Sin embargo, el dueño de la casa, por ser luterano, no permitió que ingresara el viático a su propiedad. En estas condiciones, el joven Estanislao, que no paraba de rezar, entró en éxtasis: habiéndose encomendado a Santa Bárbara, a cuya cofradía pertenecía, tuvo una visión en la que la Santa, en compañía de dos ángeles, le llevaba la comunión. Pasada la enfermedad, Estanislao quedó convencido de que había sido la Madre de Dios quien había intercedido para que quedara restablecido. En ese entonces, Estanislao tenía unos 15 años.

Más adelante, fue la misma Virgen María con el Niño Jesús en brazos quienes se le aparecieron. La Madre de Dios le dijo: “Nuestra voluntad es que entres cuanto antes en la Compañía de mi Hijo Jesús”. Estanislao recibió aquellas palabras con profundo gozo, porque su corazón ya manifestaba hacía tiempo el deseo de entregarle la vida a Cristo.

Estanislao pidió ser admitido en la Orden, pero lamentablemente el provincial jesuita de Viena no accedió a su solicitud, para no indisponer a su padre contra la Compañía, ya que este tenía un alto cargo político y era cercano al emperador Maximiliano.

Estanislao decidió entonces romper con su familia. Primero fue enviado a Alemania y después a Roma, para hacer su ingreso a la Orden. En su paso por Dillingen, Alemania, donde permaneció un tiempo, buscó a Pedro Canisio (más tarde San Pedro Canisio) quien era el provincial jesuita en Alemania. Pedro Canisio lo acogió amablemente y le permitió quedarse en la casa de la Compañía de Jesús, encargándole algunos oficios sencillos como la atención a los estudiantes y la limpieza. Estanislao intercalaba las horas de trabajo con las de oración intensa en la capilla.

Semanas después, Pedro Canisio lo envió a Roma, donde fue recibido por el general de la Orden en ese momento, Francisco de Borja -quien luego también sería declarado santo-, quien lo admitió en el noviciado. Estanislao recibió una carta en la que su padre lo reprendía duramente y en la que también amenazaba a los jesuitas con ser expulsados de Polonia. El joven santo le respondió de manera filial a su padre, pero también le hizo saber que estaba muy firme en su decisión vocacional.

Dejando todo en las manos del Señor, se entregó a una vida de oración constante. Cuando entraba a la Iglesia su rostro se encendía y con frecuencia era arrebatado en éxtasis durante la Misa, especialmente después de la comunión.

En una ocasión, hablando de la Asunción de la Virgen, San Estanislao exclamó: “¡Qué día tan feliz debió ser para todos los santos aquél en que María entró en el cielo! Quizá ellos lo celebran con especial gozo, como lo hacemos nosotros en la tierra. Espero estar entre ellos en su próxima celebración”.

A los pocos días, su salud empezó a decaer. Tenía frecuentes desvanecimientos, aparentemente debidos al calor del verano romano que le hacía mucho daño. Al amanecer del día de la Asunción de 1568, después de haber relatado que había contemplado a la Santísima Virgen rodeada de ángeles en el cielo, partió a la Casa del Padre con sólo 18 años de edad.

Su fiesta se celebra cada 13 de agosto. San Estanislao es patrono de los novicios, de los que se preparan al sacerdocio y de la República de Polonia.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-fiesta-del-martir-san-estanislao-kostka-patrono-de-novicios-y-de-polonia-84130)