28 enero, 2022

Santo Tomás de Aquino, El Doctor Angélico Presbítero y Doctor de la Iglesia

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¡Oh! Santo Tomás de Aquino, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo y, a quien Él, sabiduría
e inteligencia concedió, dones con los que, vos, os
adentrasteis en sus secretos. Vuestro pensar y vuestra
palabra en “Summa Teológica”, grabados quedaron
y ella sola, pilar es de Nuestra Santa Madre Iglesia
Católica. El “Pangelingua” y el “Tantumergo”, sublimes
himnos, que, en honor a la Fiesta del Cuerpo y Sangre
de Jesucristo compusisteis, con viva fe y gran amor.
Vuestro tratado sobre el Ave María, el culmen es de
vuestro portento de fe. San Alberto Magno, de vos, dijo:
“Vosotros lo llamais el “buey mudo”. Pero, este “buey”
llenará un día con sus mugidos el mundo entero”. ¡Y, así
fue! Cuando Jesús, se os apareció, os dijo: “Tomás,
habéis hablado bien de Mi. ¿Qué queréis a cambio?”. Vos,
respondisteis: “Señor, lo único que quiero yo es amarte,
amarte mucho, y agradarte cada vez más”. Vuestros
compañeros de aquél tiempo, este comentario dejaron:
“La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es
más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en
Misa, después de la elevación, parece que estuviera
en el Paraíso del cielo. Y hasta se le llena el rostro de
resplandores de vez en cuando mientras celebra la
Eucaristía”. Siempre en cuenta a Nuestra Señora teníais,
pues en el borde de vuestros cuadernos escribíais “Dios
te Salve María”, “Martillo de los herejes”. Pocos meses
antes de morir tuvisteis una visión celestial y sobrenatural
que hizo que dejasteis de escribir, y, el Hermano
Reginaldo os preguntó a acerca de la causa por la cual
ya no lo hacíais más y, respondisteis: “Es que,
comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he
escrito es muy poca cosa”. Más tarde, el Santo Padre,
os envió al Concilio de Lyon, pero os sentisteis mal,
y os llevaron por última vez la Sagrada Comunión
y exclamasteis: “Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que
pagaste con tu sangre el precio de la redención de
mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan
mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia
Católica, de quien me profeso hijo obediente”.
Y, así, voló vuestra alma al cielo, para corona de luz
recibir, como premio justo a vuestra entrega de amor.
Santo Patrono de la Educación y de las Escuelas Católicas;
¡Oh!, Santo Tomás de Aquino; “vivo mugido del Dios Vivo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Enero
Santo Tomás de Aquino
El Doctor Angélico
Presbítero y Doctor de la Iglesia
(+1274)
 
 
Oración a Santo Tomás de Aquino
Angélico doctor Santo Tomás, gloria inmortal de la religión, columna firmísima de la Iglesia, varón santísimo y sapientísimo, que por los admirables ejemplos de tu inocente vida fuiste elevado a la cumbre de una perfección consumada, y con tus prodigiosos escritos eres martillo de los herejes, luz de maestros y doctores, y milagro estupendo de sabiduría.
 
¡Oh! quien acertara, Santo mío, a ser en virtud y letras verdadero discípulo, aprendiendo en el libro de vuestras virtudes y en las obras que con tanto acierto escribiste la ciencia de los santos, que es la verdadera y única sabiduría.
 
¡Quién supiera hermanar, como vos, la doctrina con la modestia, y la alta inteligencia con la profunda humildad! Alcanzadme del Señor esta gracia, junto con el inestimable don de la pureza y haced que, practicando tu doctrina y siguiendo tus ejemplos, consiga la eterna bienaventuranza. Amén.
 
Su Vida
Nace en el Castillo de Rocaseca, cerca de Nápoles, Italia, en 1225. Es el último hijo varón de una numerosa familia de doce hijos. Su padre se llamaba Landulfo de Aquino. Alto, grueso, bien proporcionado, frente despejada, porte distinguido, una gran amabilidad en el trato, y mucha delicadeza de sentimientos.
 
Cerca del Castillo donde nació estaba el famoso convento de los monjes Benedictinos llamado Monte Casino. Allí lo llevaron a hacer sus primeros años de estudios. Los monjes le enseñaron a meditar en silencio. Es el más piadoso, meditabundo y silencioso de todos los alumnos del convento. Lo que lee o estudia lo aprende de memoria con una facilidad portentosa.
 
Continúa sus estudios por cinco años en la Universidad de Nápoles. Allí supera a todos sus compañeros en memoria e inteligencia. Conoce a los Padres Dominicos y se entusiasma por esa Comunidad. Quiere entrar de religioso pero su familia se opone. El religioso huye hacia Alemania, pero por el camino lo sorprenden sus hermanos que viajan acompañados de un escuadrón de militares y lo ponen preso. No logran quitarle el hábito de dominico, pero lo encierran en una prisión del castillo de Rocaseca.
 
Tomás aprovecha su encierro de dos años en la prisión para aprenderse de memoria muchísimas frases de la S. Biblia y para estudiar muy a fondo el mejor tratado de Teología que había en ese tiempo, y que después él explicará muy bien en la Universidad.
 
Sus hermanos al ver que por más que le ruegan y lo amenazan no logran quitarle la idea de seguir de religioso, le envían a una mujer de mala vida para que lo haga pecar. Tomás toma en sus manos un tizón encendido y se lanza contra la mala mujer, amenazándola con quemarle el rostro si se atreve a acercársele. Ella sale huyendo y así al vencer él las pasiones de la carne, logró la Iglesia Católica conseguir un gran santo. Si este joven no hubiera sabido vencer la tentación de la impureza, no tendríamos hoy a este gran Doctor de la Iglesia.
 
Esa noche contempló en sueños una visión Celestial que venía a felicitarlo y le traía una estola o banda blanca, en señal de la virtud, de la pureza que le concedía Nuestro Señor.
 
Liberado ya de la prisión lo enviaron a Colonia, Alemania, a estudiar con el más sabio Padre Dominico de ese tiempo: San Alberto Magno. Al principio los compañeros no imaginaban la inteligencia que tenía Tomás, y al verlo tan robusto y siempre tan silencioso en las discusiones le pusieron de apodo: “El buey mudo”. Pero un día uno de sus compañeros leyó los apuntes de este joven estudiante y se los presentó al sabio profesor. San Alberto al leerlos les dijo a los demás estudiantes: “Ustedes lo llaman el buey mudo. Pero este buey llenará un día con sus mugidos el mundo entero”. Y así sucedió en verdad después.
 
Sus compañeros de ese tiempo dejaron este comentario: “La ciencia de Tomás es muy grande, pero su piedad es más grande todavía. Pasa horas y horas rezando, y en la Misa, después de la elevación, parece que estuviera en el Paraíso. Y hasta se le llena el rostro de resplandores de vez en cuando mientras celebra la Eucaristía”.
 
A los 27 años, en 1252, ya es profesor de la famosísima Universidad de París. Sus clases de teología y filosofía son las más concurridas de la Universidad. El rey San Luis lo estima tanto que lo consulta en todos los asuntos de importancia. Y en la Universidad es tan grande el prestigio que tiene y su ascendiente sobre los demás, que cuando se traba una enorme discusión acerca de la Eucaristía y no logran ponerse de acuerdo, al fin los bandos aceptan que sea Tomás de Aquino el que haga de árbitro y diga la última palabra, y lo que él dice es aceptado por todos sin excepción.
 
En 1259 el Sumo Pontífice lo llama a Italia y por siete años recorre el país predicando y enseñando, y es encargado de dirigir el colegio Pontificio de Roma para jóvenes que se preparan para puestos de importancia especial.
 
En 4 años escribe su obra más famosa: “La Suma Teológica”, obra portentosa en 14 tomos, donde a base de Sagrada Escritura, de filosofía y teología y doctrina de los santos va explicando todas las enseñanzas católicas. Es lo más profundo que se haya escrito en la Iglesia Católica.
 
En Italia la gente se agolpaba para escucharle con gran respeto como a un enviado de Dios, y lloraban de emoción al oírle predicar acerca de la Pasión de Cristo, y se emocionaban de alegría cuando les hablaba de la Resurrección de Jesús y de la Vida Eterna que nos espera.
 
El Romano Pontífice le encargó que escribiera los himnos para la Fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, y compuso entonces el “Pangelingua” y el “Tantumergo” y varios otros bellísimos cantos de la Eucaristía (dicen que el Santo Padre encargó a Santo Tomás y a San Buenaventura que cada uno escribiera unos himnos, pero que mientras oía leer los himnos tan bellos que había compuesto Santo Tomás, San Buenaventrua fue rompiendo los que él mismo había redactado, porque los otros le parecían más hermosos). Después de haber escrito tratados hermosísimos acerca de Jesús en la Eucaristía, sintió Tomás que Jesús le decía en una visión: “Tomás, has hablado bien de Mi. ¿Qué quieres a cambio?”. Y el santo le respondió: “Señor: lo único que yo quiero es amarte, amarte mucho, y agradarte cada vez más”.
De tal manera se concentraba en los temas que tenía que tratar, que un día estando almorzando con el rey, de pronto dio un puñetazo a la mesa y exclamó: “Ya encontré la respuesta para tal y tal pregunta”. Después tuvo que presentar excusas al rey por estar pensando en otros temas distintos a los que estaban tratando los demás en la conversación.
 
Pocos meses antes de morir tuvo una visión acerca de lo sobrenatural y celestial, y desde entonces dejó de escribir. Preguntado por el Hermano Reginaldo acerca de la causa por la cual ya no escribía más, exclamó: “Es que, comparando con lo que vi en aquella visión, lo que he escrito es muy poca cosa”.
Santo Tomás logró que la filosofía de Aristóteles llegara a ser parte de las enseñanzas de los católicos. Este santo ha sido el más famoso profesor de filosofía que ha tenido la Iglesia.
 
Tan importantes son sus escritos que en el Concilio de Trento (o sea la reunión de los obispos del mundo), los tres libros de consulta que había sobre la mesa principal eran: la Sagrada Biblia, los Decretos de los Papas, y la Suma Teológica de Santo Tomás.
 
Decía nuestro santo que él había aprendido más, arrodillándose delante del crucifijo, que en la lectura de los libros. Su secretario Reginaldo afirmaba que la admirable ciencia de Santo Tomás provenía más de sus oraciones que de su ingenio. Este hombre de Dios rezaba mucho y con gran fervor para que Dios le iluminara y le hiciera conocer las verdades que debía explicar al pueblo.
 
Su humildad
Cumplía exactamente aquel consejo de San Pablo: “Consideren superiores a los demás”. Siempre consideraba que los otros eran mejores que él. Aun en las más acaloradas discusiones exponía sus ideas con total calma; jamás se dejó llevar por la cólera aunque los adversarios lo ofendieran fuertemente y nunca se le oyó decir alguna cosa que pudiera ofender a alguno. Su lema en el trato era aquel mandato de Jesús: “Tratad a los demás como deseáis que los demás os traten a vosotros”.
 
Su devoción por la Virgen María era muy grande. En el margen de sus cuadernos escribía: “Dios te salve María“. Y compuso un tratado acerca del Ave María.
 
Su muerte
El Sumo Pontífice lo envió al Concilio de Lyon, pero por el camino se sintió mal y fue recibido en el monasterio de los monjes cistercienses de Fosanova. Cuando le llevaron por última vez la Sagrada Comunión exclamó: “Ahora te recibo a Ti mi Jesús, que pagaste con tu sangre el precio de la redención de mi alma. Todas las enseñanzas que escribí manifiestan mi fe en Jesucristo y mi amor por la Santa Iglesia Católica, de quien me profeso hijo obediente”.
 
Murió el 7 de marzo de 1274 a la edad de 49 años. Fue declarado santo en 1323 apenas 50 años después de muerto. Y sus restos fueron llevados solemnemente a la Catedral de Tolouse un 28 de enero. Por eso se celebra en este día su fiesta.
 

27 enero, 2022

Santa Angela de Mérici, Fundadora

Hoy se celebra a Santa Ángela de Merici, fundadora de las Ursulinas

¡Oh¡, Santa Angela Merici; vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa, y que, desde muy niña
alumbrasteis con la luz de la fe a las niñas de vuestro
tiempo con amor y comprensión, fundando en la hora
debida las “Hermanas Ursulinas”, la primera comunidad
religiosa femenina para educar a las niñas, en honor
a Santa Úrsula, la santa mártir del siglo IV, que, dirigía
con celo el grupo de muchachas llamadas “Las once mil
vírgenes”, que murieron por defender su santa religión
y su castidad. Como Terciaria Franciscana y sin muchos
estudios pero, con vuestro “Don del Consejo”, supisteis
«aconsejar», qué es lo que hay que hacer, y qué dejar
de hacer en la vida para ganar el cielo. Y por ello,
gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes; sabios
consejos recibieron. Vos misma, en una vívida visión
contemplasteis un enorme grupo de jóvenes vestidas
de blanco que volaban hacia el cielo eterno, y a la par
una voz os dijo: “Estas son tus religiosas educadoras”.
¡Y, con el tiempo, así fue! Alguien os preguntó un día:
¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente?
Y, vos, respondisteis: “Compórtese cada día como deseara
haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse
y de darle cuenta a Dios”. “¡Dios mío, yo te amo!”,
fueron vuestras últimas palabras, dejando volar vuestra
alma al cielo, para ser premiada con corona de luz
como justo premio a vuestra grande entrega de amor y fe,
¡oh!, Santa Angela de Merici, “vivo mensaje del Dios Vivo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Enero
Santa Angela de Mérici Fundadora
(+ 1540)

Es la fundadora de las Hermanas Ursulinas. Su nombre significa “Mensaje de Dios”. Nació en Italia en 1474 y tiene el mérito de haber fundado la primera comunidad religiosa femenina para educar niñas. Se crió en una familia campesina muy creyente, donde cada noche leían la vida de un Santo, y esto la enfervorizaba mucho y la entusiasmaba por la religión.

Quedó huérfana de padre y madre cuando aún era muy niña y esto la impresionó muchísimo. Después durante toda su vida le pediría perdón a Dios por no haber confiado lo suficientemente en su juventud en la Providencia Divina que a nadie abandona.

Su infancia es muy sufrida y tiene que trabajar duramente pero esto la hace fuerte y la vuelve comprensiva con las niñas pobres que necesitan ayuda para poderse instruir debidamente.

Se hace Terciaria Franciscana y sin haber hecho sino estudios de primaria, llega a ser Consejera de gobernadores, obispos, doctores y sacerdotes. Es que había recibido del Espíritu Santo el Don del Consejo, que consiste en saber lo que más conviene hacer y evitar en cada ocasión.

Viendo que las niñas no tenían quién las educara y las librara de peligros mortales, y que las teorías nuevas llevaban a la gente a querer organizar la vida como si Dios no existiera, fundó la Comunidad de Hermanas Ursulinas (en honor a Santa Úrsula, la santa mártir del siglo IV, que dirigía el grupo de muchachas llamadas “Las once mil vírgenes, que murieron por defender su religión y su castidad).

Lo que más le impresionaba era que las niñas de los campos y pueblos que visitaba no sabían nada o casi nada de religión. Sus papás o no sabían o no querían enseñarles catecismo. Por eso ella organizó a sus amigas en una asociación dedicada a enseñar catecismo en cada barrio y en cada vereda.

Ángela era de baja estatura pero tenía todas las cualidades de líder y de guía para influir en los demás. Y además tenía mucha simpatía y agradabilidad en su trato.

En Brescia fundó una escuela y de allí se extendió su Comunidad de Ursulinas por muchas partes. Un grupo de 28 muchachas muy piadosas se vino a vivir en casa de Ángela y con ellas fundó la Comunidad. En una visión contempló un enorme grupo de jóvenes vestidas de blanco que volaban hacia el cielo, y una voz le dijo: “Estas son tus religiosas educadoras”.

La gente consideraba a Santa Úrsula como una gran líder o guía de mujeres. Por eso Ángela puso a sus religiosas el nombre de Ursulinas.

La Comunidad de Ursulinas fue fundada en 1535, y cinco años después murió su fundadora, Santa Ángela, el 27 de enero de 1540. Fue canonizada en 1807.

Un hombre le preguntó un día en plena calle: ¿Qué consejo me recomienda para comportarme debidamente? Y ella le respondió: “Compórtese cada día como deseara haberse comportado cuando le llegue la hora de morirse y de darle cuenta a Dios”.

Sus últimas palabras fueron: “Dios mío, yo te amo”. Que estas sean también las palabras que nosotros digamos no sólo al tiempo de morir, sino muchísimas veces durante toda nuestra vida.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Angela_de_Merici.htm)

 

26 enero, 2022

Santos Timoteo y Tito Obispos y Discípulos de San Pablo

 

 

Oh!, Santos Timoteo y Tito, obispos, vosotros, sois,
los hijos del Dios de la Vida, sus amados santos
y discípulos del apóstol san Pablo, a quien ayudasteis
presidiendo las Iglesias de Éfeso y de Creta. Timoteo,
tal y conforme significa vuestro nombre: “Aquel que
siente amor o adoración a Dios” y Tito: “Aquel que
es protegido y honrado”, ambos hicisteis grande honor
a vuestros nombres. Vos, Timoteo, sois la imagen del
discípulo ejemplar: obediente, discreto y valiente,
y por estas cualidades Pablo, quiso que fuerais su
compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos,
durante el segundo viaje, y os encontró en Listra,
en su primer viaje, y así, fuisteis de los primeros
convertidos al Evangelio. Desde entonces acompañasteis
a Pablo, cual viajero incansable del apóstol de los
gentiles, llevando cartas y noticias dándole, respecto
de los mismos. Presente estuvisteis en el martirio
de vuestro maestro Pablo, regresando después a Éfeso,
para entregar vuestra santa vida como mártir. Y, vos,
Tito, el otro maravillosos amigo y fiel colaborador
de Pablo, convertido y bautizado por el mismo apóstol.
Os trató afablemente como hijo suyo, y con vos, hizo
otro viaje misionero, y fuisteis quien llevó la “carta
de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto,
restableciendo la armonía y organizando la limosna
para los pobres de Jerusalén. Luego del cautiverio
de Roma, Pablo, os dejó, con la misión de organizar la
primera comunidad cristiana. Aquí, recibisteis la carta
de Pablo, luego fuisteis a Roma y allí, os mandó a
evangelizar a Dalmacia, en donde aún, está difundido
vuestro culto. Finalmente, vos, entregasteis vuestra
alma al cielo, después de haberos inmolado por Dios.
¡Timoteo y Tito!, santos obispos, vosotros, gastasteis
vuestras vidas en buena lid, para coronadas ser hoy, con
coronas de luz eterna, como justo premio a vuestro amor;
¡oh! Timoteo y Tito, “vivos y fieles amigos de Cristo y Pablo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Eenro
Santos Timoteo y Tito
Obispos y Discípulos de San Pablo

Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: Memoria de los santos Timoteo y Tito, obispos y discípulos del apóstol san Pablo, que le ayudaron en su ministerio y presidieron las Iglesias de Éfeso y de Creta, respectivamente. Les fueron dirigidas cartas por su maestro que contienen sabias advertencias para los pastores, en vista de la formación de los fieles (s. I).

Etimología: Timoteo = Aquel que siente amor o adoración a Dios, es de origen griego.
Etimología: Tito = Aquel que es protegido y honrado, es de origen latino.

Breve Biografía

San Pablo nombró obispos a Timoteo y Tito, sus discípulos y colaboradores.

Los Santos Timoteo y Tito vivieron en la órbita del grande apóstol de las Gentes, y el nuevo calendario los coloca después de la fiesta de la “conversión” de San Pablo.

Timoteo es la imagen del discípulo ejemplar: obediente, discreto, eficaz, valiente. Por estas cualidades Pablo quiso que fuera su compañero de apostolado, en vez de Juan Marcos, durante el segundo viaje misionero en el año 50.

Había nacido en Listra, en donde Pablo lo encontró durante el primer viaje, y fue de los primeros convertidos al Evangelio; había sido educado en la religión hebrea por la abuela Loida y por la madre Eunice. Desde su encuentro con Pablo, siguió su itinerario apostólico; lo acompaña a Filipos y a Tesalónica.

Después los encontramos juntos en Atenas, en Corinto, en Éfeso y finalmente en Roma durante el primer cautiverio de Pablo. Fue un infatigable “viajero enviado” por el apóstol de las Gentes, y mantuvo los contactos entre Pablo y las jóvenes comunidades cristianas fundadas por él.

A menudo le llevaba las cartas y le daba noticias respecto de las mismas comunidades. Entre el 63 y el 66, cuando recibió la primera carta que le envió Pablo, Timoteo era el jefe de la Iglesia de Éfeso. Desde Roma Pablo le escribió una segunda carta, invitándolo a visitarlo antes del invierno. Es conmovedora la petición del anciano apóstol al “hijo” Timoteo, para que le llevara el abrigo que había dejado en Tróade, pues le servía para el frío en la cárcel de Roma. Timoteo estuvo presente en el martirio de Pablo; después regresó definitivamente a la sede de Éfeso, en donde, según una antigua tradición, murió mártir en el año 97.

El segundo fiel colaborador de Pablo fue San Tito, de origen pagano. Convertido y bautizado por el mismo apóstol, que lo llama “hijo mío”, se encuentra en compañía de Pablo en Jerusalén, en el año 49. Hizo con él el tercer viaje misionero y fue Tito quien llevó la “carta de las lágrimas” de Pablo a los fieles de Corinto, entre los cuales restableció la armonía y organizó la colecta para los pobres de Jerusalén.

Después del cautiverio de Roma, Pablo, de paso por Creta, dejó ahí a Tito con la misión de organizar la primera comunidad cristiana. Aquí recibió la carta de Pablo. Es un documento muy importante, porque nos informa sobre la vida interna de la Iglesia apostólica. Después Tito fue a Roma donde su Maestro, que lo mandó probablemente a evangelizar a Dalmacia, en donde todavía hoy está muy difundido su culto. Una antigua tradición, históricamente no confirmada, dice que Tito murió en Creta, de edad muy avanzada.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34507/timoteo-y-tito-santos.html)

25 enero, 2022

La conversión de San Pablo


 

¡Oh! Bendita conversión vuestra, San Pablo: ¡Saulo,
Saulo!, ¿por qué me persigues? Os dijo el Señor
¿Quién eres, Señor? Preguntasteis vos. Y, Él os dijo:
¡Yo soy Jesús, a quien tú persigues! ¡Levantaos y
entrad en la ciudad que allí se os dirá lo que
tenéis que hacer. Y, vos, os levantasteis del suelo,
pero, cuando abristeis los ojos, no podíais ver, y
os llevaron a Damasco, y, allí, estuvisteis ciego
tres días, sin comer, ni beber nada. Y un tal Ananías
fue a veros y, cuando llegó a la casa, os impuso las manos
y os dijo: “Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te
apareció en el camino, me ha enviado para que recobres
la vista y seas lleno del Espíritu Santo”. Y, casi
al instante cayó de vuestros ojos algo como escamas
y recobrasteis la vista. Os levantasteis y fuisteis
bautizado, y en seguida os dedicasteis a predicar
en las sinagogas afirmando que Jesús es el Hijo
de Dios, para su eterna y maravillosa gloria. ¡Aleluya!
¡oh! Bendita y “viva” conversión vuestra, San Pablo.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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25 de Enero
La conversión de San Pablo
Fiesta litúrgica

Por: Joseph A. Fitzmyer | Fuente: Libro: Teología de San Pablo

Martirologio Romano: Fiesta de la Conversión de san Pablo, apóstol. Viajando hacia Damasco, cuando aún maquinaba amenazas de muerte contra los discípulos del Señor, el mismo Jesús glorioso se le reveló en el camino, eligiéndole para que, lleno del Espíritu Santo, anunciase el Evangelio de la salvación a los gentiles. Sufrió muchas dificultades a causa del nombre de Cristo.

Breve Reseña

No es segura la fecha en que Pablo se convirtió, pero está relacionada con el martirio de Esteban, cuando los testigos depositaron sus vestiduras a los pies de Saulo (Hch 7, 58; cf. 22, 20) para que las guardara. Este martirio y la subsiguiente persecución de la Iglesia, encaja bien en el cambio de Prefectos Romanos que se produjo en el año 36. Esta fecha corresponde bien a los catorce años que median entre la conversión de Pablo y su visita a Jerusalén con ocasión del “concilio” (Gál 2, 1; año 49). Sin embargo, algunos comentaristas prefieren fechar la conversión el año 33 (cf. J. Finegan, Biblical Chronology, 321).

El mismo Pablo y Lucas en los Hechos de los Apóstoles describen la experiencia vivida en el camino de Damasco y el giro que significó en la vida del Apóstol. Fue un encuentro con el Señor (Kyrios) resucitado, que obligó a Pablo a adoptar un nuevo estilo de vida; fue la experiencia que convirtió al fariseo Pablo en el apóstol Pablo.

Pablo relata el acontecimiento en Gálatas 1, 13-17 desde su propio punto de vista apologético y polémico. En Hechos (9, 3-19; 22, 6-16; 26, 12-18) hay otros tres relatos: todos subrayan el carácter arrollador e inesperado de esta experiencia, que tuvo lugar en medio de la persecución que Pablo dirigía contra los cristianos.

Si bien hay variantes en cuanto a los detalles en los tres relatos (si los acompañantes quedaron en pie sin poder hablar o si cayeron por tierra; si oyeron o no la voz; asimismo, el hecho de que Jesús hablara a Pablo “en idioma hebreo”, pero citando un proverbio griego…), el mensaje esencial transmitido a Pablo es el mismo.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/61027/la-conversin-de-san-pablo.html#modal)

24 enero, 2022

San Francisco de Sales, Obispo y Patrono de los periodistas y escritores

 

¡Oh!, San Francisco de Sales; vos, sois, el hijo del Dios de la Vida,
su “apóstol de la palabra y de la verdad” contra los impíos
protestantes, líder y escudo con vuestro verbo prodigioso y vuestro
amado santo. Con uno de vuestros escritos llamado “Introducción
a la vida devota”, nos invitasteis dulcemente a amar esta heroica
clase de vida. Vos, decíais: “¿No es una barbaridad querer desterrar
la vida devota del cuartel de los soldados, del taller de los artesanos,
del palacio, de los príncipes y del hogar de los casados?” !Claro
que sí! Prescindir de Dios, que es sólo Amor, es como estar muerto
en vida, ir, ciego y cojo por el mundo, y el cuerpo, atado al eterno
fuego. “No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos
con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor.
Y, te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes
jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada
al enojo”. ¡Maravilla de maravillas! Como sabéis vos, vuestra
dulzura, no fue algo fácil de lograr, pues dicen que vos, en vuestra
juventud teníais mal genio. Pero, que vos, supisteis modelar, con
vuestra lucha ascética con el fin de aumentar vuestra capacidad
de autodominio. Prueba de ello, se cuenta que, al haceros la autopsia,
os encontraron con vuestro hígado duro como piedra. Al final, vuestra
alma voló al cielo luego de haberla gastado en buena lid, ganándoos
corona de luz, como premio justo a vuestra entrega grande de amor;
Santo Patrono de los escritores y periodistas del orbe de la tierra;
¡oh!, San Francisco de Sales, “viva virtud y dulzura del Dios Vivo y eterno”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de enero
San Francisco de Sales
Obispo
Patrono de los periodistas y escritores
(1567-1622)

Se dice que escribía de día hojas clandestinas y la metía por debajo de las puertas, de noche. Por esa razón, se ganó el premio “patrono de los periodistas”.

Escribía como un ángel

De forma, que los franceses lo tienen entre sus clásicos de literatura. Montañés de cuerpo entero, nacido en los Alpes, en el castillo saboyano de Sales. Familia exquisita. Le llevan a estudiar a la universidad de París. Luego a Padua. Canónigo de Annecy, obispo auxiliar de Ginebra, líder de debates con los protestantes, apóstol de la región de Chablais. Vuelve a París, trata con san Vicente de Paul, en todas partes se le recibe con entusiasmo.

Hay un libro: “Introducción a la vida devota”, cuarenta ediciones en vida del autor, y en aquellos tiempos. Un libro utilizado muchísimo tiempo como lectura espiritual.

“¿No es una barbaridad -decía él- querer desterrar la vida devota del cuartel de los soldados, del taller de los artesanos, del palacio de los príncipes, del hogar de los casados?”

Hay una amistad que no se puede olvidar. La que mantuvo con Juana Chantal; con ella fundó la Orden de la Visitación.

Una virtud

La dulzura de este hombre, de quien dicen que en su juventud tenía tan mal genio.

Respecto a esto, es una constante en la biografía de todo santo su lucha ascética a fin de aumentar su capacidad de autodominio. Pero para demostrar que esta virtud no se consigue de la noche a la mañana, he aquí un detalle precisamente referida a nuestro santo.

Se cuenta que al hacerle al autopsia, le encontraron su hígado endurecido como un piedra. Esto se explica por la enorme violencia que tuvo que hacerse este hombre de fuerte carácter para hacerse y aparecer amable, delicado y bondadoso en el trato. Esa dulzura de la que hablamos antes, no le fue fácil conseguirla.

San Francisco de Sales escribió: “No nos enojemos en el camino unos contra otros; caminemos con nuestros hermanos y compañeros con dulzura, paz y amor; y te lo digo con toda claridad y sin excepción alguna: no te enojes jamás, si es posible; por ningún pretexto des en tu corazón entrada al enojo”

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Francisco_de_Sales.htm)

23 enero, 2022

Domingo 3 (C) del tiempo ordinario

 El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | «Esta  Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy»

Texto del Evangelio (Lc 1,1-4;4,14-21): Puesto que muchos han intentado narrar ordenadamente las cosas que se han verificado entre nosotros, tal como nos las han transmitido los que desde el principio fueron testigos oculares y servidores de la Palabra, he decidido yo también, después de haber investigado diligentemente todo desde los orígenes, escribírtelo por su orden, ilustre Teófilo, para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido.

Jesús volvió a Galilea por la fuerza del Espíritu, y su fama se extendió por toda la región. Él iba enseñando en sus sinagogas, alabado por todos. Vino a Nazaret, donde se había criado y, según su costumbre, entró en la sinagoga el sábado, y se levantó para hacer la lectura. Le entregaron el volumen del profeta Isaías y desenrollando el volumen, halló el pasaje donde estaba escrito: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para anunciar a los pobres la Buena Nueva, me ha enviado a proclamar la liberación a los cautivos y la vista a los ciegos, para dar la libertad a los oprimidos y proclamar un año de gracia del Señor». Enrollando el volumen lo devolvió al ministro, y se sentó. En la sinagoga todos los ojos estaban fijos en Él. Comenzó, pues, a decirles: «Esta Escritura, que acabáis de oír, se ha cumplido hoy».

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«Para que conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido» Rev. D. Bernat GIMENO i Capín (Barcelona, España)

Hoy comenzamos a escuchar la voz de Jesús a través del evangelista que nos acompañará durante todo el tiempo ordinario propio del ciclo “C”: san Lucas. Que «conozcas la solidez de las enseñanzas que has recibido» (Lc 1,4), escribe Lucas a su amigo Teófilo. Si ésta es la finalidad del escrito, hemos de tomar conciencia de la importancia que tiene el hecho de meditar el Evangelio del Señor —palabra viva y, por tanto, siempre nueva— cada día.

Como Palabra de Dios, Jesús hoy nos es presentado como un Maestro, ya que «iba enseñando en sus sinagogas» (Lc 4,15). Comienza como cualquier otro predicador: leyendo un texto de la Escritura, que precisamente ahora se cumple… La palabra del profeta Isaías se está cumpliendo; más aun: toda la palabra, todo el contenido de las Escrituras, todo lo que habían anunciado los profetas se concreta y llega a su cumplimiento en Jesús. No es indiferente creer o no en Jesús, porque es el mismo “Espíritu del Señor” quien lo ha ungido y enviado.

El mensaje que quiere transmitir Dios a la humanidad mediante su Palabra es una buena noticia para los desvalidos, un anuncio de libertad para los cautivos y los oprimidos, una promesa de salvación. Un mensaje que llena de esperanza a toda la humanidad. Nosotros, hijos de Dios en Cristo por el sacramento del bautismo, también hemos recibido esta unción y participamos en su misión: llevar este mensaje de esperanza por toda la humanidad.

Meditando el Evangelio que da solidez a nuestra fe, vemos que Jesús predicaba de manera distinta a los otros maestros: predicaba como quien tiene autoridad (cf. Lc 4,32). Esto es así porque principalmente predicaba con obras, con el ejemplo, dando testimonio, incluso entregando su propia vida. Igual hemos de hacer nosotros, no nos podemos quedar sólo en las palabras: hemos de concretar nuestro amor a Dios y a los hermanos con obras. Nos pueden ayudar las Obras de Misericordia —siete espirituales y siete corporales— que nos propone la Iglesia, que como una madre orienta nuestro camino.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Si diriges el anhelo de tu corazón a la sabiduría, a la verdad y a la contemplación del Unigénito de Dios, tus ojos ven a Jesús» (Orígenes)
  • «En nuestro tiempo de dispersión y distracción, este Evangelio nos invita a interrogarnos sobre nuestra capacidad de escucha. Antes de poder hablar de Dios y con Dios, hay que escucharlo» (Francisco)
  • «(…) La buena nueva ‘anunciada a los pobres’ (Mt 11,5; cf. Lc 4,18) es el signo de la presencia de Cristo» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.443)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-01-23)

22 enero, 2022

Beata Laura Vicuña

 

Hoy recordamos a la Beata Laura Vicuña, joven que luchó por la conversión de su madre

¡Oh!, Beata Laura Vicuña, vos sois la hija del Dios de la
Vida y su amada Beata, y también aquella santa criatura
que, ofreciendo vuestra vida y la de la de vuestra madre
salvasteis a la que, en terrible pecado vivía. Si entregó
Cristo su vida por los pecados del mundo, vos, lo imitasteis
entregando vuestra vida, por el ser que al mundo os trajo
y todo por el grande amor que teníais – y tenéis- por Jesús
Sacramentado y por María Auxiliadora; Señora Nuestra
de los cielos. “¡Que contenta se siente el alma a la hora
de la muerte, cuando se ama a Jesús y a María Santísima!
Gracias Jesús, gracias María”, fueron vuestras últimas
palabras y luego voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio de vuestro amor
a Jesucristo.  “Señor: que yo sufra todo lo que a Ti te parezca
bien, pero que mi madre se convierta y se salve”. ¡Aleluya!
¡Oh!, Beata Laura Vicuña, “viva luz, del amor por Jesús y María”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Enero
Beata Laura Vicuña

La hija que ofreció la vida por salvar a la madre. Nació en Santiago de Chile, el 5 de abril de 1891 y murió en Argentina el 22 de enero de 1904, a la edad de sólo 13 años. El Papa Juan Pablo II la beatificó el 3 de septiembre de 1988.

Su padre es un alto militar y jefe político de Chile. Una revolución derroca al gobierno y la familia Vicuña tiene que salir huyendo, desterrados a 500 kilómetros de la capital. Allá muere el papá y la familia queda en la miseria. Laura tiene apenas dos años cuando queda huérfana de padre.

La mamá, con sus dos hijas, Laura y Julia, emprende un larguísimo viaje de ocho meses hacia las pampas de Argentina. Allá encuentra un ganadero brutal y matón, y movida por su gran miseria, la pobre Mercedes se va a vivir con él en unión libre. El hombre se llamaba Manuel Mora.

En 1900 Laura es internada en el colegio de las Hermanas Salesianas de María Auxiliadora en el colegio de Junín de los Andes. Allí, en clase de religión, al oír que la profesora dice que a Dios le disgustan mucho los que viven en unión libre, sin casarse, la niña cae desmayada de espanto. En la próxima clase de religión, cuando la religiosa empieza a hablar otra vez de unión libre, la niña empieza a palidecer. La profesora cambia de tema pero consulta el caso con la hermana directora del colegio: “¿Por qué será que Laura Vicuña se asusta tanto cuando se habla del pecado que es el vivir en unión libre?”. La superiora le aconseja: “Vuelva a tratar de ese tema, y si ve que la niña se asusta, cambie de tema”. Así lo hace.

Laurita se ha dado cuenta de un gravísimo mal: su madre, el ser que ella más ama en el mundo, después de Dios y la Virgen, su mamá Mercedes, vive en pecado mortal y está en grave peligro de condenación eterna. ¡Es terrible!.

Y Laura hace un plan: ofrecerá su vida a Dios, con tal de que la mamá abandone a ese hombre con el cual vive en pecado. Comunica el plan al confesor, el Padre Crestanello, salesiano. El le dice: “Mira que eso es muy serio. Dios puede aceptarte tu propuesta y te puede llegar la muerte muy pronto”. Pero la niña está resuelta a salvar el alma de la mamá a cualquier costo, y ofrece su vida al Señor Dios, en sacrificio para salvar el alma de la propia madre.

En el colegio es admirada por las demás alumnas como la mejor compañera, la más amable y servicial. Las superioras se quedan maravilladas de su obediencia y del enorme amor que siente por Jesús Sacramentado y por María Auxiliadora.
El día de su primera comunión ofrece su vida en sacrificio a Jesús, y al ser admitida como “Hija de María”, consagra su pureza a la Sma. Virgen María. Va a pasar vacaciones a donde vive su madre. Manuel Mora trata de irrespetarla pero ella no lo permite. Prefiere ser abofeteada y azotada brutalmente por él pero no admite ningún irrespeto a su virtud. Manuel aprende a respetarla.

En una gran inundación que invade el colegio. Laura por salvar la vida de las más pequeñas, pasa largas horas de la noche entre las friísimas aguas sacando niñas en peligro, y adquiere una dolorosa enfermedad en los riñones. Dios empieza a aceptar el sacrificio que le ofreció por salvar el alma de su mamá. Laura empieza a palidecer y a debilitarse. Siente enorme tristeza al oír de los superiores que no la podrán aceptar como religiosa porque su madre vive en concubinato. Sigue orando por ella. Cae a cama. Dolores intensísimos. Vómitos continuos. Se retuerce del dolor. La vida de Laura se está apagando. “Señor: que yo sufre todo lo que a Ti te parezca bien, pero que mi madre se convierta y se salve”.

Va a entrar en agonía. La madre se acerca y ella le dice: ”Mamá, desde hace dos años ofrecí mi vida a Dios en sacrificio para obtener que tu no vivas más en unión libre. Que te separes de ese hombre y vivas santamente”. Mamá: ¿antes de morir tendré la alegría de que te arrepientas, y le pidas perdón a Dios y empieces a vivir santamente?  “¡Ay hija mía! Exclama doña Mercedes llorando, ¿entonces yo soy la causa de tu enfermedad y de tu muerte? Pobre de mí ¡Oh Laurita, qué amor tan grande has tenido hacia mí! Te lo juro ahora mismo. Desde hoy ya nunca volveré a vivir con ese hombre. Dios es testigo de mi promesa. Estoy arrepentida. Desde hoy cambiará mi vida”.  Laura manda llamar al Padre Confesor. “Padre, mi mamá promete solemnemente a Dios abandonar desde hoy mismo a aquel hombre”. Madre e hija se abrazan llorando.

Desde aquel momento el rostro de Laura se torna sereno y alegre. Siente que ya nada le retiene en esta tierra. La Divina Misericordia ha triunfado en el corazón de su amadísma mamacita. Su misión en este mundo ya está cumplida. Dios la llama al Paraíso.
Recibe la unción de los enfermos y su última comunión. Besa repetidamente el crucifijo. A su amiga que reza junto a su lecho de moribunda le dice: ¡Que contenta se siente el alma a la hora de la muerte, cuando se ama a Jesucristo y a María Santísima!.

Lanza una última mirada a la imagen que está frente a su cama y exclama: “Gracias Jesús, gracias María”, y muere dulcemente. Era el 22 de enero de 1904. Iba a cumplir los 13 años. La madre tuvo que cambiarse de nombre y salir disfrazada de aquella región para verse libre del hombre que la perseguía. Y el resto de su vida llevó una vida santa.

Laura Vicuña ha hecho muchos milagros a los que le piden que rece por ellos ante Nuestro Señor. Y el Papa Juan Pablo II la declaró Beata en 1988.

Señor Jesús: Tú que concediste a Laura Vicuña la gracia de ofrecer su vida por la salvación del alma de su propia madre, concédenos también a todos nosotros la gracia de obtener buenas obras, la conversión y salvación de muchos pecadores. Amén.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Laura_Vicuña.htm)