10 octubre, 2022

San Daniel Comboni, Fundador de los Misioneros Combonianos

 

 


 

¡Oh!, San Daniel Comboni, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y, el que el “Instituto para las Misiones en África”
fundasteis, y elegido como su obispo, os entregasteis al servicio
de Dios, predicando el Evangelio y por la dignidad humana trabajando
y haciéndola respetar. Se os considera como el primer Obispo del África
central y uno de los grandes misioneros de la historia de la Iglesia.
Al África marchasteis con la bendición de vuestra madre Doménica,
quien os dijo antes de partir: “Vete, y que el Señor te bendiga”.
Clima insoportable, enfermedades, muerte de jóvenes compañeros
 y pobreza de la gente os empujaron siempre hacia adelante ir
y a no renunciar. “Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al
pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación
de las almas abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo
para no desistir en esta gran empresa. ¡África o muerte!”; a vuestros
padres arengabais. Ante la tumba de San Pedro, en Roma, vuestro
“Plan para la regeneración de África” redactasteis y que era
“Salvar África por medio de África”. Vuestro amor y confianza
en el Señor, os llevaron a fundar dos institutos que más tarde se
llamaron “Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas”.
Participasteis en el “Concilio Vaticano I”, consiguiendo se firmara
vuestra famosa petición: “Postulatum pro Nigris Africæ Centralis”.
Tomasteis “como fiel y amada esposa”, a la Cruz Santa, que nunca os
abandonó. Y, cuando os ibais de este mundo, rodeado de vuestra
gente, dijisteis: “Yo muero pero mi obra, no morirá”. ¡Palabras ciertas
y cabales! Y, así, y luego de gastar vuestra vida en buena lid,
entregasteis vuestra alma a Dios, para coronada ser con corona
de luz, como premio justo a vuestro grande amor y fe. ¡Aleluya !
¡Oh!, San Daniel Comboni, “Vivo y fiel Apóstol del Dios Vivo y eterno ”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Octubfre
San Daniel Comboni
Fundador de los Misioneros Combonianos
Santo Obispo

Martirologio Romano: En Khartum, en Sudán, san Daniel Comboni, obispo, que fundó el Instituto para las Misiones en África (Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús), y tras ser elegido obispo en ese continente, se entregó sin reservas y predicó el Evangelio por aquellas regiones, trabajando también por hacer respetar la dignidad humana. († 1881)

Daniel Comboni, hijo de campesinos pobres, llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.

La vida de Comboni nos muestra que, cuando Dios interviene y encuentra una persona generosa y disponible, se realizan grandes cosas.

Hijo único: padres santos

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Domenica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de Africa Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de Africa junto a otros cinco misioneros del Istituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llega a decir: «Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga».

En el corazón de Africa: con Africa en el corazón

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a si misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: «Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa».

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: «Africa o muerte!».

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de Africa y de sus gentes empujan a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso «Plan para la regeneración de Africa», un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión «Salvar Africa por medio de Africa», fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.

Un Obispo misionero original

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.

La cruz como «amiga y esposa»

En 1880 Comboni vuelve a Africa por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. «Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá».

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que « nacen al pie de la cruz », sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.

Fechas más importantes

— Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831.

— Consagra su vida a Africa en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a Africa.

— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento.

— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de « salvar Africa por medio de Africa », que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864).

— Fiel a su consigna « Africa o muerte », no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos.

— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de Africa. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de Africa (Postulatum, 1870).

— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de Africa Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas.

— Gasta todas sus energías por los africanos y lucha con tesón para que sea abolida la esclavitud.

— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de Africa Central.

— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881.

— El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes.

— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão.

— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

— El 20 de diciembre 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz.

— El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

Autor: Vaticano | Fuente: Vatican.va

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=33297)

09 octubre, 2022

Domingo XXVIII (C) del tiempo ordinario

 le salieron al encuentro diez leprosos | Ecos de la Palabra

Texto del Evangelio (Lc 17,11-19): Un día, sucedió que, de camino a Jerusalén, Jesús pasaba por los confines entre Samaría y Galilea, y, al entrar en un pueblo, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a distancia y, levantando la voz, dijeron: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!». Al verlos, les dijo: «Id y presentaos a los sacerdotes». Y sucedió que, mientras iban, quedaron limpios.

Uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias; y éste era un samaritano. Tomó la palabra Jesús y dijo: «¿No quedaron limpios los diez? Los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios sino este extranjero?». Y le dijo: «Levántate y vete; tu fe te ha salvado».

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«¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy podemos comprobar, ¡una vez más!, cómo nuestra actitud de fe puede remover el corazón de Jesucristo. El hecho es que unos leprosos, venciendo la reprobación social que sufrían los que tenían la lepra y con una buena dosis de audacia, se acercan a Jesús y —podríamos decir entre comillas— le obligan con su confiada petición: «¡Jesús, Maestro, ten compasión de nosotros!» (Lc 17,13).

La respuesta es inmediata y fulminante: «Id y presentaos a los sacerdotes» (Lc 17,14). Él, que es el Señor, muestra su poder, ya que «mientras iban, quedaron limpios» (Lc 17,14).

Esto nos muestra que la medida de los milagros de Cristo es, justamente, la medida de nuestra fe y confianza en Dios. ¿Qué hemos de hacer nosotros —pobres criaturas— ante Dios, sino confiar en Él? Pero con una fe operativa, que nos mueve a obedecer las indicaciones de Dios. Basta un mínimo de sentido común para entender que «nada es demasiado difícil de creer tocando a Aquel para quien nada es demasiado difícil de hacer» (Beato J. H. Newman). Si no vemos más milagros es porque “obligamos” poco al Señor con nuestra falta de confianza y de obediencia a su voluntad. Como dijo san Juan Crisóstomo, «un poco de fe puede mucho».

Y, como coronación de la confianza en Dios, llega el desbordamiento de la alegría y del agradecimiento: en efecto, «uno de ellos, viéndose curado, se volvió glorificando a Dios en alta voz; y postrándose rostro en tierra a los pies de Jesús, le daba gracias» (Lc 17,15-16).

Pero…, ¡qué lástima! De diez beneficiarios de aquel gran milagro, sólo regresó uno. ¡Qué ingratos somos cuando olvidamos con tanta facilidad que todo nos viene de Dios y que a él todo lo debemos! Hagamos el propósito de obligarle mostrándonos confiados en Dios y agradecidos a Él.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Sigamos nosotros a Cristo y supliquemos al Padre con Él. No imitemos la conducta de Judas, abandonando a Cristo después de haber participado de sus favores y haber cenado espléndidamente con Él» (Santo Tomás More)
  • «Nuestro Dios es un Dios que se hace cercano. Un Dios que empezó a caminar con su pueblo y luego se hizo uno de su pueblo, en Jesucristo. Con esa cercanía que dio ánimo a esos diez leprosos para pedirle que los limpiara… Nadie quería perder esa cercanía» (Francisco)
  • «Toda alegría y toda pena, todo acontecimiento y toda necesidad pueden ser materia de la acción de gracias que, participando en la de Cristo, debe llenar toda la vida: ‘En todo dad gracias’ (1Tes 5,18)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.648)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-10-09)

08 octubre, 2022

Santas Pelagia y Tais, Penitentes

Hoy se celebra a las Santas Tais y Pelagia, liberadas de la esclavitud de la carne

 

¡Oh!, Santas Pelagia y Tais, sois vosotras
las hijas del Dios de la Vida y sus amadas
santas. Las mismas penitentes, que despeñadas
sus vidas trocaron por la Cruz santa del Dios
eterno y reconciliándoos con Él, la eterna gloria
alcanzasteis, en el mundo del tiempo vuestro.
¿Que no hay esperanza ni perdón para tales
vidas? ¡Claro que la hay!, por ello hoy brilláis
luciendo corona de luz, como premio justo
al amor de Cristo Jesús, e invitando a las mujeres
de este tiempo, que, errantes y perdidas en las
calles de este mundo vagan sin esperanza alguna,
para que os imiten, en santidad y amor y un
día, al igual que vosotras, alcanzar puedan la
gloria de la eternidad de la vida al lado de Dios;
¡oh!, Santas Pelagia y Tais, “vivas luces del Dios Vivo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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08 de Octubre

Santas Pelagia (+ 468) y Tais (+ 348), Penitentes

La antigüedad cristiana se alimentó con el encanto de estas dos historias que de algún modo llevan al corazón cristiano la añoranza de la inocencia perdida y animan a la vuelta. Es un consuelo encontrar en la tierra los rastros de quienes, habiendo sido presa del desarreglo, de la mala vida que por algún tiempo juzgaron como buena, del desorden y la lejanía de Dios, pues, mira… resulta que han sido gente que se salva. Sí, son una gran luz en la oscuridad que alienta la esperanza de los que somos más, de los pecadores. Estas actitudes están personificadas en Pelagia y Tais.

Pelagia

Se la presenta como una de las más insignes pecadoras del mundo, allá por la segunda mitad del siglo V. En Antioquía -este era el escenario de sus danzas sensuales y altaneras- se la llamaba “Margarita” que es la traducción de “gema”, quizá porque, en ocasiones, lo único que cubría las carnes de la extrahermosa eran collares de perlas.

Tuvo, en el marco de la Providencia, la suerte de toparse, en el año 453, con Nono, anacoreta de Tabenas, sacado de allí para hacerlo obispo de Edesa y trasladado a Heliópolis de Siria, que por el momento participaba en un concilio provincial convocado por Máximo. Bastó oírlo para que Dios la moviera a sincera conversión, pidiera el bautismo y cambiara sus danzas, sus máscaras y abalorios por la penitencia. Termina el relato de su historia diciendo que murió penitente en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, en el año 468, disimulando con una máscara su condición de mujer, habiéndose hecho llamar Pelagio.

Tais

Fue anterior a Pelagia en el tiempo y en los oficios. Se educó como cristiana, pero la vida, sus encantos, el acoso de los finos, el hambre de placer y el atractivo de las riquezas estropearon tanto la acción de la gracia que pareció no conocerla. Vive entre el lujo y la prostitución de Alejandría.

Refiere la narración que Pafnucio, el del desierto de Tebaida, la recordaba de años atrás y sentía dolor, más que quien tiene una astilla clavada en el cuerpo, por la perdición y escándalo de la cristiana. Sus penitencias dieron resultado. Provocó un encuentro con ella y fue el instrumento de Dios para el cambio de Tais. Ahora está deshecha en lágrimas, implora el perdón del maestro, le ruega su oración impetrante, recurre a la misericordia de Dios y pide que se le imponga penitencia. Muere penitente reconciliada por los años 348 y se le honra en las Menologías griegas tal día como hoy. Es patrona de Alejandría y se la representa arropada con ricas y coloreadas sedas, con un espejo, símbolo de la coquetería, y una gargantilla de perlas que representan sus riquezas mal adquiridas.

Las dos son una delicada muestra que realza la misericordia del Señor.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Pelagia_8_octubre.htm)

07 octubre, 2022

Nuestra Señora del Rosario, Reina de la Paz

 

 

¡Oh!, María, Nuestra Señora del Rosario, Santa Madre
de Dios, Vos, sois la Corona Mariana, que invitáis
a vuestros hijos, a la meditación de los misterios
de Cristo, amadísimo Hijo Vuestro, porque Vos,
estuvisteis unida a la encarnación, vida, pasión,
muerte y resurrección de Aquél, por vuestro filial
y grande Amor. Así, os aparecisteis a Santo Domingo
con un rosario en las manos y enseñándole a rezarlo,
le pedisteis que lo difundiera entre los hombres,
con promesas diferentes para quienes así lo hicieran.
Y, Domingo, fiel y leal siervo vuestro, así lo hizo,
enseñándolo a los soldados liderados por su amigo
Simón Cuarto de Montfort, antes de medir fuerzas
en la Batalla de Muret, y cuya victoria se os atribuyó
a Vos, María, Señora Nuestra, Santa Madre del Redentor.
Por ello, Montfort os erigió la primera capilla
dedicada a Vos. Y, cuando vuestra devoción había
decaído, nuevamente os aparecisteis al beato Alano
de la Rupe, pidiéndole, para que la reviviese y que
recogiera en un libro todos los milagros llevados
a cabo por su rezo y le recordasteis las promesas que
siglos atrás, Vos, disteis a Santo Domingo. Y, así,
vuestra devoción se arraigó más en nuestro pueblo,
que popularizó y extendió con alegría San Pío V Papa,
el día de la victoria total de la batalla de Lepanto,
atribuida también a Vos, Santa María, Madre de Dios.
¡Dios te salve María llena eres de Gracia, el Señor
está contigo y Bendita eres entre todas las mujeres!
¡Oh!, María, Señora Nuestra del Rosario, “Viva Madre de Dios”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Octubre
Nuestra Señora del Rosario
Advocación Mariana
Fiesta

Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.

Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.

En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.

El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=421)

06 octubre, 2022

San Bruno, Fundador de los Monjes Cartujos

San Bruno. Monje. Patrono contra maleficios y posesiones demoníacas | San  charbel oracion, Santos, Frases de santos

 

¡Oh!, San Bruno, vos, sois, el hijo del Dios de la Vida
 y su amado santo, y aquél que, habiendo escuchado el relato
sobre el cadáver que habló, el cual, en vida fama tenía
de ser persona buena, pero que, en su privada nada
santo era y que, cuando su funeral le celebraban, habló
tres veces así: “¡He sido juzgado!” “¡He sido hallado culpable!”
“¡He sido condenado!” Respuestas duras que os llevaron
a alejaros de la vida mundana y a dedicaros a la vida
de oración y penitencia. Y, así, vos, redactasteis para vuestros
monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha
existido para una comunidad: ¡Silencio perpetuo! A media
noche levantarse a rezar por más de una hora. A las cinco
y treinta de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por
otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.
Y, más tarde a que formarais la casi increíble pero cierta
“Comunidad Religiosa de Los Monjes Cartujos”, que, rigurosa,
austera y penitente, al silencio perpetuo por compañía tienen
y que oran y claman por la salvación eterna de las almas, en este
descreído pero, al fin, mundo entero nuestro. Así, los quiere
y ama el Padre eterno. Así, cuida vuestras almas y cuerpos que,
entregados al “Dios de la Vida”; “vida y paz”, nos regalan a todos
los hombres del mundo con vuestras penitencias y oraciones
constantes. Nunca comíais carne, ni tomabais licor. Recibíais
visitas solo una vez por año. Y, os dedicabais por varias
horas al día al estudio, las labores manuales, copiar libros
y vivir totalmente incomunicados con el mundo entero.
Todo esto, hicisteis vos, con vuestra orden y, claro, todos
os ruegan porque vos, insigne “santo del silencio”, intercedáis
para que, Dios, Nuestro Señor, envíe a esta vida muchos
santos hombres, capaces de imitaros en el vivir y el convivir
en el silencio, tanto, en el fondo, como en la forma. Los
últimos años de vuestra vida, los pasasteis entre misiones
que os confiaba el Santo Padre, y las largas temporadas
en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia.
Y, así, y luego de haber gastado vuestra vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona
de luz, como premio justo a vuestra entrega increíble de amor;
¡Oh!; San Bruno, “viva santidad del silencio del Dios Vivo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Octubre
San Bruno
Fundador de los Monjes Cartujos
Año 1101

Bruno significa: “fuerte como una coraza o armadura metálica” (Brunne, en alemán es coraza). Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.

Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.

Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo, pero al morir éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir arzobispo de esa ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó ante una reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le ofrecieron el cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar, porque se creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le hizo quitar a Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.

Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera dijo: “He sido juzgado”. La segunda: “He sido hallado culpable”. La tercera: “He sido condenado”. Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todos.

Teniendo todavía abundantes riquezas y gozando de la amistad de altos personajes y de una gran estimación entre la gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims, Bruno renunció a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo del mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva fundación.

San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.

San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.

Nunca comer carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con el mundo… Es un reglamento propio para hombres que quieren hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de santidad.

San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peligro.

Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos reglamentos de La Cartuja.

Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande. Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad.

Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad. Que sean pocas tus palabras (S. Biblia).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Bruno.htm)

05 octubre, 2022

Santa Faustina Kowalska, Apóstol de la Divina Misericordia


 

¡Oh!; Santa Faustina Kowalska, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, su amada santa y Apóstol de la Divina Misericordia,
que, desde pequeña sentíais amor por la oración, el trabajo,
la obediencia y la sensibilidad ante la miseria y pobreza
humanas. Vuestra educación escolar tres años duró y al cumplir
los dieciséis os fuisteis de la casa familiar para trabajar
como doméstica, y a los veinte, entrasteis en la “Congregación
de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia”.
Ya como Sor María Faustina, vivisteis trece años cumpliendo
deberes de cocinera, jardinera y portera, pero, unida a Dios
de manera extraordinaria. Desde niña deseasteis ser una gran
santa y, colaborasteis con Jesús en la obra de a las almas
perdidas salvar, hasta ofreceros vos misma, como sacrificio
por los pecadores. Vuestra vida de convento maracada estuvo
por el sufrimiento y las maravillosas gracias místicas que
Dios os regalaba. Vuestra misión eran tres tareas, la primera:
“Proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura
sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona”; la segunda:
“Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero y practicar
las nuevas formas de culto para la Divina Misericordia por
el Señor Jesús presentadas: la imagen de la Divina Misericordia
con la inscripción: “Jesús, en ti confío”; la fiesta de la
Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección; la coronilla a la Divina Misericordia y la
oración a la hora de la Misericordia”; y la tercera: inspirar
un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha
de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo
y aspirar a la perfección cristiana siguiendo vuestro camino
trazado. Vuestra misión, está en el Diario que os mandó escribir
el Señor Jesús, registrando con fidelidad todo lo que Jesús os
pidió y describiendo los encuentros de vuestra alma con Él.
“Secretaria de mi más profundo misterio tu misión es la de
escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para
el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán
en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí”;
os encargó Jesús. Y, así, y luego de haber gastado vuestra santa
vida en buen lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de
amor y fe. Juan Pablo Papa, paisano vuestro, os beatificó y canonizó
en Roma, porque, llevó él, vuestro proceso arquidiocesano
cuando Arzobispo de Cracovia era. !Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!; Santa Faustina Kowalska, “vivo Amor de la Misericordia del Dios Vivo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Octubre
Santa Faustina Kowalska
Apóstol de la Divina Misericordia

ORACIÓN PARA ALCANZAR GRACIAS POR MEDIO DE LA SANTA SOR FAUSTINA

Oh Jesús, que hiciste de la beata Faustina, una gran devota de tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia de …………………………, que te pido. Yo, pecador/a, no soy digno/a de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiando en tí.
Padre nuestro…
Ave María…
Gloria…

Santa Faustina, ruega por nosotros.

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Su vida

Sor Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalski. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde ­ como Sor María Faustina vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

1. Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

2. Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

3. Inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo.

Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores

Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio ‹dijo el Señor Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.

El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos. El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.

También vea:

*La página de Divina Misericordia
*Corazones.org
*El sitIo de Santa Faustina

Este día también se festeja a San Plácido, San Simón y San Flroilan

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=2791)

Beato Francisco Javier Seelos, servidor de Dios y del Prójimo

 

Nació el 11 de enero de 1819, en Füssen, en la región de la Baviera (Alemania). Habiendo concluido los estudios filosóficos, fue admitido en el Seminario en septiembre de 1842, abrazando el carisma de la Congregación del Santísimo Redentor.

Fue ordenado sacerdote el 22 de Diciembre de 1844 en Baltimore, y se dedicó al apostolado de los inmigrantes alemanes en los Estados Unidos. Algunos meses más tarde fue transferido para Pittsburgo, en Pensilvania, donde trabajo como vice párroco de San Juan Neumann, superior de la comunidad redentorista.

Participó en las “Misiones de las Parroquias” en varias localidades, se distinguió siempre como un gran predicador, buen confesor y celoso pastor de los pobres y marginados. El punto fundamental de su apostolado era la educación catequetica para el crecimiento de la comunidad parroquial.

Cuido también de la formación de otros redentoristas, habiendo sido prefecto de estudios e infundido en los seminaristas entusiasmo, espíritu de sacrificio y celo apostólico.

En 1860, el Obispo de Pittsburgo propuso al Papa Pío XI el nombre de Francisco Javier Seelos como su sucesor, más este escribió al Papa pidiendo que fuese nombrado otro sacerdote.

De 1863 a 1866 trabajo como misionero itinerante en varios estados y, cuando le fue designada la comunidad de Nueva Orleáns, allí permaneció poco tiempo, pues, en la asistencia pastoral a varios docentes, contrajo la fiebre amarilla, por él soportada con paciencia y resignación, obligándolo a limitar toda su actividad pastoral.

Francisco Xavier falleció el día 4 de Octubre de 1867. San Juan Pablo II lo proclamó Beato en la Plaza de San Pedro, el 9 abril del Solemne Año Jubilar 2000. Los misioneros redentoristas lo conmemoran cada 5 de octubre.

(http://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=708)