19 febrero, 2023

Domingo 7 (A) del tiempo ordinario

 BIENAVENTURADOS SEAN: SERMÓN DEL MONTE O DE LA MONTAÑA

Texto del Evangelio (Mt 5, 38-48):»En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Habéis oído que se dijo: ‘Ojo por ojo y diente por diente’. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.

»Habéis oído que se dijo: ‘Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo’. Pues yo os digo: Amad a vuestros enemigos y rogad por los que os persigan, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y llover sobre justos e injustos. Porque si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa vais a tener? ¿No hacen eso mismo también los publicanos? Y si no saludáis más que a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de particular? ¿No hacen eso mismo también los gentiles? Vosotros, pues, sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial»».

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«Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» Rev. P. José PLAZA Monárdez (Calama, Chile)

Hoy, la Palabra de Dios, nos enseña que la fuente original y la medida de la santidad están en Dios: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48). Él nos inspira, y hacia Él caminamos. El sendero se recorre bajo la nueva ley, la del Amor. El amor es el seguro conductor de nuestros ideales, expresados tan certeramente en este quinto capítulo del Evangelio de san Mateo.

La antigua ley del Talión del libro del Éxodo (cf. Ex 21,23-35) —que quiso ser una ley que evitara las venganzas despiadadas y restringir al “ojo por ojo”, el desagravio bélico— es definitivamente superada por la Ley del amor. En estos versículos se entrega toda una Carta Magna de la moral creyente: el amor a Dios y al prójimo.

El Papa Benedicto XVI nos dice: «Solo el servicio al prójimo abre mis ojos a lo que Dios hace por mí y a lo mucho que me ama». Jesús nos presenta la ley de una justicia sobreabundante, pues el mal no se vence haciendo más daño, sino expulsándolo de la vida, cortando así su eficacia contra nosotros.

Para vencer —nos dice Jesús— se ha de tener un gran dominio interior y la suficiente claridad de saber por cuál ley nos regimos: la del amor incondicional, gratuito y magnánimo. El amor lo llevó a la Cruz, pues el odio se vence con amor. Éste es el camino de la victoria, sin violencia, con humildad y amor gozoso, pues Dios es el Amor hecho acción. Y si nuestros actos proceden de este mismo amor que no defrauda, el Padre nos reconocerá como sus hijos. Éste es el camino perfecto, el del amor sobreabundante que nos pone en la corriente del Reino, cuya más fiel expresión es la sublime manifestación del desbordante amor que Dios ha derramado en nuestros corazones por el don del Espíritu Santo (cf. Rom 5,5).

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «La santidad no es un lujo para unos pocos, ni está restringida sólo a algunas personas. Está hecha para ti, para mí y para todos» (Santa Teresa de Calcuta)
  • «El amor a los enemigos constituye el núcleo de la “revolución cristiana”, que no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios. Ésta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido» (Benedicto XVI)
  • «(…) La enseñanza de Cristo exige incluso el perdón de las ofensas. Extiende el mandamiento del amor, que es el de la nueva ley, a todos los enemigos (cf. Mt 5,43-44). La liberación en el espíritu del Evangelio es incompatible con el odio al enemigo en cuanto persona (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.933)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2023-02-19)

 

 

 


18 febrero, 2023

San Simeón, Primo de Jesús


 

¡Oh! San Simeón, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
y su amado santo, y primo de Jesús. Vuestro padre era
Cleofás, hermano de San José, y vuestra madre, hermana
de la Virgen María. Vos, simeón recibisteis el Espíritu
Santo el día de Pentecostés. Habiendo sido asesinado
Santiago «el menor» por los judíos, los apóstoles y los
discípulos se reunieron para elegir a su sucesor en la
sede de Jerusalén y por unanimidad os escogieron a vos,
Simeón. Estallando la guerra en Palestina a consecuencia
de la oposición de los judíos a los romanos y habiendo
los cristianos de Jerusalén recibido del cielo el aviso
de que la ciudad sería destruida y que debían salir de
ella a toda prisa, os refugiaron con vos, en la ciudad
de Pela. Después de la toma y destrucción de Jerusalén,
los cristianos volvieron y se establecieron en las ruinas,
pero el impío emperador Adriano, arrasó con los escombros.
Pero, Dios es maravilloso y nunca os abandonó, floreciendo
la Iglesia, y convirtiéndose numerosos judíos a Cristo,
debido a los milagros obrados por los santos. Entonces
los míseros Vespaciano y Domiciano, ordenaron matar a
todos los miembros descendientes de David, pero vos, Simeón
lograsteis escapar. Pero, durante la persecución del impío
Trajano, fuisteis denunciado como cristiano y además de
ser descendiente de David, y por ello, os sentenciaron
a muerte por Atico, rastrero gobernador romano. Os torturaron
y crucificaron, soportando con fortaleza y valentía el cruel
suplicio, a pesar de que contabais con ciento veinte años.
Y, así, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser
con corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh! San Simeón, «vivo amor por el Dios de la Vida y del amor».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado


18 de Febrero
San Simeón
Primo de Jesús

El Evangelio de San Mateo describe a San Simeón como uno de los parientes o hermanos del Señor. Su padre era Cleofás, hermano de San José, y su madre, era hermana de la Virgen María, siendo Simeón primo carnal del Señor. Sin duda, el santo fue uno de los primos de Jesús que recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Siendo asesinado Santiago el menor por lo judíos, los apóstoles y discípulos se reunieron para elegir a su sucesor en la sede de Jerusalén y por unanimidad escogieron a Simeón. El año 66 estalló en Palestina la guerra civil a consecuencia de la oposición de los judíos a los romanos y parece que los cristianos de Jerusalén recibieron del cielo el aviso de que la ciudad sería destruida y que debían salir de ella sin tardanza, refugiándose con el santo en la ciudad de Pela.

Después de la toma y destrucción de Jerusalén, los cristianos volvieron y se establecieron en las ruinas, hasta que el emperador Adriano arrasó con los escombros, pero este hecho permitió que la Iglesia floreciera grandemente y que numerosos judíos se convirtieran al cristianismo debido a los milagros obrados por los santos. Vaspaciano y Domiciano mandaron a matar a todos los miembros descendientes de David, pero Simeón consiguió escapar.

Sin embargo, durante la persecución de Trajano, fue denunciado como cristiano y descendiente de David, siendo sentenciado a muerte por el gobernador romano Atico. Fue torturado y crucificado, soportando con fortaleza y valentía el suplicio, pese a que contaba con 120 años.

(https://www.aciprensa.com/recursos/san-simeon-4197)

17 febrero, 2023

Siete Santos Fundadores de los Siervos de María

 

 

 

¡Oh!, Siete Santos Fundadores de los Siervos de María:
Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan;
vosotros, sois los hijos del Dios de la vida, y sus amados
santos, que, todos a la mundana vida renunciasteis por
amor a Nuestra Señora atraídos, y, tan luego lo hicisteis
os despojasteis de vuestras pertenencias, donándolas con
amor entre los pobres y desposeídos de vuestro tiempo.
Y , así, liberados ya, de vuestras cargas, os dedicasteis
a una vida de oración y penitencia constante, todo, bajo
el amparo e influjo divino de María, Santa Madre de Dios,
llamándoos por ello, los “Siervos de María” o “Servitas”.
En el Senario, os hicisteis sacerdotes – menos Alejo- y os
pusisteis a predicar y a propagar el evangelio. Un Viernes
Santo de María la Santa Madre del Redentor, recibisteis la
inspiración de adoptar como reglamento eterno, la escrita
por San Agustín, para invitar a nuevos aspirantes y así,
creció vuestra santa orden de increíble manera. ¡Todos
a su tiempo, sus trabajos y sus vidas ofrecieron a Dios!
En morir, el último fuisteis Alejo, y, quien os conoció,
dijo: “Cuando yo llegué a la Comunidad, solamente vivía uno
de los “Siete Santos Fundadores”, era el hermano Alejo,
y de sus labios oímos la tierna historia de todos ellos.
La vida del hermano Alejo, era tan santa y devota, que
servía a todos de un maravilloso ejemplo y demostraba
como debieron ser de santos los otros seis compañeros”.
Hoy, os recordamos a todos vosotros, por haber gastado
vuestras santas vidas en buena lid, y haber recibido con
justicia el premio: ¡coronados ser, con coronas de luz, por
vuestra entrega de amor, fe, y espíritu evangelizador!;
“Santos Siervos de Santa María Virgen, Madre del Dios Vivo”;
¡oh!, Fundadores, “viva Luz de la Santa Madre del Redentor».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 de Febrero
Los Siete Santos Fundadores de los Siervos de María o “Servitas”
(año 1233)

Que estos Santos Fundadores nos animen a aumentar nuestra devoción a la Virgen Santísima y a no cansarnos nunca de propagar la devoción a la Madre de Dios. Petición: Recuerda la historia de los padres antiguos. ¿Quién confió en Dios y fue abandonado por Él? (S. Biblia. Eclesiástico).

Eran siete amigos, comerciantes de la ciudad de Florencia, Italia. Sus nombres: Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan.Pertenecían a una asociación de devotos de la Virgen María, que había en Florencia, y poco a poco fueron convenciéndose de que debían abandonar lo mundano y dedicarse a la vida de santidad. Vendieron sus bienes, repartieron el dinero a los pobres y se fueron al Monte Senario a rezar y a hacer penitencia. La idea de irse a la montaña a santificarse, les llegó el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Sma. Virgen, y la pusieron en práctica el 8 de septiembre, día del nacimiento de Nuestra Señora. Ellos se habían propuesto propagar la devoción a la Madre de Dios y confiarle a Ella todos sus planes y sus angustias. A tan buena Madre le encomendaron que les ayudara a convertirse de sus miserias espirituales y que bendijera misericordiosamente sus buenos propósitos. Y dispusieron llamarse “Siervos de María” o “Servitas”.

En el monte Senario se dedicaban a hacer muchas penitencias y mucha oración, pero un día recibieron la visita del Sr. Cardenal delegado del Sumo Pontífice, el cual les recomendó que no se debilitaran demasiado con penitencias excesivas, y que más bien se dedicaran a estudiar y se hicieran ordenar sacerdotes y se pusieran a predicar y a propagar el evangelio. Así lo hicieron, y todos se ordenaron de sacerdotes, menos Alejo, el menor de ellos, que por humildad quiso permanecer siempre como simple hermano, y fue el último de todos en morir.

Un Viernes Santo recibieron de la Sma. Virgen María la inspiración de adoptar como Reglamento de su Asociación la Regla escrita por San Agustín, que por ser muy llena de bondad y de comprensión, servía para que se pudieran adaptar a ella los nuevos aspirantes que quisieran entrar en su comunidad. Así lo hicieron, y pronto esta asociación religiosa se extendió de tal manera que llegó a tener cien conventos, y sus religiosos iban por ciudades y pueblos y campos evangelizando y enseñando a muchos con su palabra y su buen ejemplo, el camino de la santidad.

Su especialidad era una gran devoción a la Santísima Virgen, la cual les conseguía maravillosos favores de Dios. El más anciano de ellos fue nombrado superior, y gobernó la comunidad por 16 años. Después renunció por su ancianidad y pasó sus últimos años dedicado a la oración y a la penitencia. Una mañana, mientras rezaba los salmos, acompañado de su secretario que era San Felipe Benicio, el santo anciano recostó su cabeza sobre el corazón del discípulo y quedó muerto plácidamente. Lo reemplazó como superior otro de los Fundadores, Juan, el cual murió pocos años después, un viernes, mientras predicaba a sus discípulos acerca de la Pasión del Señor. Estaba leyendo aquellas palabras de San Lucas: “Y Jesús, lanzando un fuerte grito, dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” (Lc. 23, 46). El Padre Juan al decir estas palabras cerró el evangelio, inclinó su cabeza y quedó muerto muy santamente.

Lo reemplazó el tercero en edad, el cual, después de gobernar con mucho entusiasmo a la comunidad y de hacerla extender por diversas regiones, murió con fama de santo.

El cuarto, que era Bartolomé, llevó una vida de tan angelical pureza que al morir se sintió todo el convento lleno de un agradabilísimo perfume, y varios religiosos vieron que de la habitación del difunto salía una luz brillante y subía al cielo.

De los fundadores, Hugo y Gerardino, mantuvieron toda la vida entre sí una grande y santísima amistad. Juntos se prepararon para el sacerdocio y mutuamente se animaban y corregían. Después tuvieron que separarse para irse cada uno a lejanas regiones a predicar. Cuando ya eran muy ancianos fueron llamados al Monte Senario para una reunión general de todos los superiores. Llegaron muy fatigados por su vejez y por el largo viaje.

Aquella tarde charlaron emocionados recordando sus antiguos y bellos tiempos de juventud, y agradeciendo a Dios los inmensos beneficios que les había concedido durante toda su vida. Rendidos de cansancio se fueron a acostar cada uno a su celda, y en esa noche el superior, San Felipe Benicio, vio en sueños que la Virgen María venía a la tierra a llevarse dos blanquísimas azucenas para el cielo. Al levantarse por la mañana supo la noticia de que los dos inseparables amigos habían amanecido muertos, y se dio cuenta de que Nuestra Señora había venido a llevarse a estar juntos en el Paraíso Eterno a aquellos dos que tanto la habían amado a Ella en la tierra y que en tan santa amistad habían permanecido por años y años, amándose como dos buenísimos hermanos.

El último en morir fue el hermano Alejo, que llegó hasta la edad de 110 años. De él dijo uno que lo conoció: “Cuando yo llegué a la Comunidad, solamente vivía uno de los Siete Santos Fundadores, el hermano Alejo, y de sus labios oímos la historia de todos ellos. La vida del hermano Alejo era tan santa que servía a todos de buen ejemplo y demostraba como debieron ser de santos los otros seis compañeros”. El hermano Alejo murió el 17 de febrero del año 1310.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Siete_Santos_Fundadores.htm)

16 febrero, 2023

San Onésimo, Obispo de Éfeso


 

¡Oh! San Onésimo, vos sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado Obispo de Éfeso, hombre esclavo que os
convertisteis en fugitivo con tal de ser libre y escapar
de vuestra inhumana condición. Vos sin saberlo, terminasteis
encontrando la libertad en Cristo Jesús, liberador de las
esclavitudes del cuerpo y del alma. Vos, entregasteis vuestra
santa vida lapidado en Roma. A su debido tiempo, os acogió
San Pablo, «engendrado como hijo en la fe». Vos os convertisteis
mientras huíais de la justicia, tras haberle robado a Filemón,
vuestro amo, cristiano de la Iglesia de Colosas y así, entrasteis
en contacto con Pablo, quien os convirtió, bautizó y os envió
a la casa de vuestro antiguo amo con una carta de recomendación,
tal y como está escrito en la carta a Filemón: “Te ruego en
favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo,
que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para
ti y para mí. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio
corazón”. Y así, San Pablo, se comprometió a pagar vuestras
deudas: «Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi
cuenta; yo, Pablo, lo firmo con mi puño y letra, yo pagaré».
“En cuanto a mí, de todo os informará Tíquico, el hermano
querido, fiel ministro y consiervo en el Señor, a quien os
envío expresamente para que sepáis de nosotros y consuele
vuestros corazones. Y con él a Onésimo, el hermano fiel
y querido compatriota vuestro. Ellos os informarán de todo
cuanto aquí sucede”. Vuestro antiguo amo, Filemón os perdonó
y os puso en libertad a vos, su esclavo arrepentido y os
mandó reuniros de nuevo con San Pablo. San Jerónimo cuenta que
vos, os hicisteis predicador del Evangelio y llegasteis a ser
obispo de Éfeso, por orden de Pablo. Pero, finalmente, a vos,
os tomaron prisionero y llevándoos a Roma, entregasteis vuestra
vida siendo lapidado. Y, así, voló, vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz como premio a vuestro amor y fe;
¡Oh! San Onésimo, “vivo Amor del Dios Vivo y misericordioso y eterno”.

© by 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado


San Onésimo fue Obispo de Éfeso, un hombre esclavo que se convertiría en fugitivo con tal de ser libre y escapar de su inhumana condición. Sin saberlo, terminó encontrando la libertad verdadera en Cristo Jesús, liberador de las esclavitudes del cuerpo y del alma. Onésimo murió mártir, lapidado en Roma. Su nombre en griego significa “provechoso”.

Según el Martiriologio Romano, Onésimo “fue acogido por San Pablo de Tarso y engendrado como hijo en la fe”. La conversión de Onésimo sucedió mientras huía de la justicia, tras haberle robado a Filemón, su amo, cristiano perteneciente a la Iglesia de Colosas (ubicada en la actual Turquía).

Fue así que Onésimo entró en contacto con San Pablo, quien se hallaba por entonces prisionero en Roma. El Apóstol lo convirtió, bautizó y lo envió a la casa de su antiguo amo con una carta de recomendación, tal y como está escrito en la carta a Filemón versículos del 10 al 12: “Te ruego en favor de mi hijo, a quien engendré entre cadenas, Onésimo, que en otro tiempo te fue inútil, pero ahora es muy útil para ti y para mí. Te lo envío de vuelta, y con él va mi propio corazón”.

En l8-19 de la misma epístola, Pablo se compromete a pagar las deudas de Onésimo: «Si en algo te ofendió, o algo te debe, ponlo a mi cuenta; yo, Pablo, lo firmo con mi puño y letra, yo pagaré».

De 25 versículos que contiene la carta de San Pablo a Filemón, 12 están dedicados a Onésimo como hijo suyo. En su carta a los colosenses (4, 7-9) es nombrado nuevamente y cuenta que volvió de nuevo a casa de Filemón y finalmente fue aceptado como un verdadero hermano:

“En cuanto a mí, de todo os informará Tíquico, el hermano querido, fiel ministro y consiervo en el Señor, a quien os envío expresamente para que sepáis de nosotros y consuele vuestros corazones. Y con él a Onésimo, el hermano fiel y querido compatriota vuestro. Ellos os informarán de todo cuanto aquí sucede”.

Filemón perdonó y puso en libertad a su esclavo arrepentido y lo mandó reunirse de nuevo con San Pablo.

San Jerónimo cuenta que Onésimo se hizo predicador del Evangelio y llegó a ser obispo de Éfeso, por orden de Pablo. Posteriormente, Onésimo fue hecho prisionero y llevado a Roma, donde murió lapidado.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-conmemora-san-onesimo-obispo-de-efeso-40095)

15 febrero, 2023

San Claudio de la Colombiere, Director Espiritual de Santa Margarita María de Alacoque


 

¡Oh!, San Claudio de la Colombiere, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, que tuvisteis el honor de haber
sido director espiritual de la propagadora de la devoción al
Sagrado Corazón de Jesús, Santa Margarita María Alacoque. Vos,
al principio sentíais mucho temor a entrar a una comunidad
religiosa, pero vuestro paso por un colegio jesuita, os hizo
adquirir entusiasmo y luego ser admitido como religioso jesuita.
El año en que fue declarado santo, San Francisco de Sales, os
encomendaron que hicieseis el sermón ante las religiosas Salesas
o de la Visitación, brillando de manera divina. Vos, preparabais
con esmero cada uno de vuestros sermones, y los escribíais antes
de pronunciarlos. En Avignon, en Inglaterra, y en París, vos
impresionasteis a los que os escuchaban. En medio de ellos, vos
descubristeis vuestra devoción al Sagrado Corazón de Jesús,
tomado de las revelaciones que recibisteis de Santa Margarita.
Cumpliendo la edad de Cristo, os propusisteis hacer un mes
de Retiros Espirituales y luego, morir al mundo y a sus vanidades
y dedicaros a la oración, a la vida interior, a la predicación,

a la enseñanza del catecismo, y a dirigir cuantas más almas
pudieseis por el camino de la santificación. Santa Margarita
escribió: “El Padre Claudio vino a predicarnos un sermón,
y mientras él hablaba oí en mi corazón que Jesucristo me decía:
He aquí al sacerdote que te he enviado’. Después del sermón fui
a confesarme con él, y me trató como si ya estuviera enterado
e informado de lo que me estaba sucediendo. En la segunda confesión
que hice con él, le informé que yo sentía una gran aversión
y repugnancia a confesarme, y me dijo que me felicitaba por esto,
pues con vencer la tal aversión podía cumplir aquel mandato de
Jesús, que dice: ‘El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo’.
Este piadoso sacerdote me fue guiando con gran sabiduría,
y demostrando un gran respeto por mi alma me fue diciendo todo
lo bueno y lo malo que había en mi corazón, y con sus consejos
me consoló muchísimo. Me insistía continuamente que aceptara
cada día el que se cumpliera en mí todo lo que la Santa Voluntad
de Dios permitiera que me sucediera, y me enseñó a apreciar los
dones de Dios y a recibir las comunicaciones divinas con fe
y humildad”. Vos, no sólo dirigisteis espiritualmente a santa
Margarita, sino que, el Sagrado Corazón os escogió para haceros
sus revelaciones y dedicaros toda vuestra vida y vuestras energías
en propagar por todas partes la devoción del Corazón de Jesús.
Vuestro tema favorito era la devoción al Sagrado Corazón, pero
los protestantes, que eran muy poderosos entonces, os inventaron

toda clase de calumnias y obtuvieron que fuerais puesto preso
y condenado a muerte y sólo, la intervención del rey Luis catorce
de Francia, logró que no os mataran, siendo expulsado de Inglaterra
a Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el
mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita os
anunció que vos, moriríais en aquella ciudad, y así sucedió,
volando vuestra alma al cielo, luego de haberla gastado en buena
lid, para recibir corona de luz y eternidad. Luego, Margarita
recibió una revelación en la cual se le decía que vos, estabais
ya en el cielo. El Papa Juan Pablo II, santo también como vos,
os declaró igual que él, para gloria del Dios de la Vida y del Amor;
«¡Oh!, San Claudio, «Vivo apóstol del Vivo Sagrado Corazón de Jesús»
.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado


15 de Febrero
San Claudio de la Colombiere
(año 1682)

En la Iglesia Católica hay 12 santos que se llaman Claudio, y éste es el más moderno. Tiene el honor de haber sido el director espiritual de la propagadora de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, Santa Margarita María Alacoque. Nació cerca de Lyon, en Francia, en 1641. De familia muy piadosa y acomodada, al principio sentía mucho temor a entrar a una comunidad religiosa. Pero llevado a estudiar a un colegio de los Padres Jesuitas, adquirió un enorme entusiasmo por esta Comunidad y pidió ser admitido como religioso jesuita. Fue admitido y en la ciudad de Avignon hizo su noviciado y en esa misma ciudad dio clases por bastantes años.

El año en que fue declarado santo San Francisco de Sales (1665) los superiores encomendaron a Claudio de la Colombiere que hiciera el sermón del nuevo santo ante las religiosas Salesas o de la Visitación. Y en aquella ocasión brillaron impresionantemente las cualidades de orador de este joven jesuita, y las religiosas quedaron muy entusiasmadas por seguir escuchando sus palabras. El Padre Claudio preparaba con mucho esmero cada uno de sus sermones, y los escribía antes de pronunciarlos. No los leía al público, porque la lectura de un sermón le quita muchísima de su vitalidad, pero antes de proclamarlos se esmeraba por ponerlos por escrito. En Avignon, en Inglaterra, y en París impresionó muy provechosamente a los que lo escuchaban predicar. Uno de los más provechosos descubrimientos de su vida fue el de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, tomado de las revelaciones que recibió Santa Margarita.

Cuando Claudio cumplió los 33 años (edad en que murió Cristo) se propuso, después de hacer un mes de Retiros Espirituales, morir al mundo y a sus vanidades y dedicarse totalmente a la oración, a la vida interior, a la predicación y a la enseñanza del catecismo, y a dirigir cuantas más almas pudiera, por el camino de la santificación. En 1675 el Padre Claudio fue nombrado superior del colegio de los jesuitas en Paray le Monial, la ciudad donde vivía Santa Margarita.

Esta santa se encontraba en un mar de dudas, y no hallaba un director espiritual que lograra comprenderla. Le había contado a un sacerdote las revelaciones y apariciones que le había hecho el Sagrado Corazón de Jesús, pero aquel sacerdote, que sabía poco de mística, le dijo que todo eso eran engaños del demonio. Entonces ella se dedicó a pedirle a Nuestro Señor que le enviara un santo y sabio sacerdote que la comprendiera, y su oración fue escuchada. Escribe así Santa Margarita: “El Padre Claudio vino a predicarnos un sermón, y mientras él hablaba oí en mi corazón que Jesucristo me decía: ‘He aquí al sacerdote que te he enviado’. Después del sermón fui a confesarme con él, y me trató como si ya estuviera enterado e informado de lo que me estaba sucediendo. En la segunda confesión que hice con él le informé que yo sentía una gran aversión y repugnancia a confesarme, y me dijo que me felicitaba por esto, pues con vencer la tal aversión podía cumplir aquel mandato de Jesús que dice: ‘El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo’. Este piadoso sacerdote me fue guiando con gran sabiduría, y demostrando un gran respeto por mi alma me fue diciendo todo lo bueno y lo malo que había en mi corazón, y con sus consejos me consoló muchísimo. Me insistía continuamente que aceptara cada día el que se cumpliera en mí todo lo que la Santa Voluntad de Dios permitiera que me sucediera, y me enseñó a apreciar los dones de Dios y a recibir las comunicaciones divinas con fe y humildad”. Claudio no sólo dirigió espiritualmente a la santa que el Sagrado Corazón escogió para hacerle sus revelaciones sino que dedicó toda su vida restante y sus muchas energías en propagar por todas partes la devoción del Corazón de Jesús. Fue enviado el santo sacerdote a Inglaterra, y allí, como predicador de los altos empleados del gobierno, logró muchas conversiones de protestantes hacia el catolicismo.

Su tema favorito era la devoción al Sagrado Corazón. Pero los protestantes, que eran muy poderosos en aquel país, le inventaron toda clase de calumnias y obtuvieron que fuera puesto preso y condenado a muerte. Sólo la intervención del rey Luis XIV de Francia logró que no lo mataran.

Pero los meses pasados en la prisión le destruyeron casi por completo su salud. Fue expulsado de Inglaterra a Paray le Monial, la ciudad desde donde se propagó a todo el mundo la devoción al Corazón de Jesús. Santa Margarita le anunció que él moriría en aquella ciudad, y así sucedió el 15 de febrero del año 1682. Santa Margarita recibió una revelación en la cual se le decía que el Padre Claudio estaba ya en el cielo. El Papa Juan Pablo II lo declaró santo en 1992.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Claudio_de_la_Colombiere.htm)

14 febrero, 2023

San Valentín Mártir, Patrón de los hogares y del amor conyugal

 

 ¡Oh!, San Valentín, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y mártir y que, de manera solícita abrazasteis
la gloriosa Cruz de Nuestro Señor Jesucristo, y que, de amor
lleno, difundisteis con fervor las gracias que, por vuestra fe,
Aquél que todo lo ve y juzga, os dio para su eterna gloria.
“Si conocierais, señor, el don de Dios, y quién es Aquel a quien
yo adoro, os tendríais por feliz en reconocer a tan soberano
dueño, y abjurando del culto de los falsos dioses adoraríais
conmigo al solo Dios verdadero”. Así, os respondisteis al impío
emperador. Y, así, antes de vuestro martirio os pusieron a prueba
vuestra fe, para que devolvieses la visión a la hija del juez.
Y, vos, clamando a Dios, dijisteis: “Tú que eres, Señor, la luz
verdadera, no se la niegues a ésta tu sierva”. Y, Él, os escuchó,
ante la mirada absorta de vuestros captores. Y, aquella niña
inocente, volvió a la luz y, por ella, a su incrédula familia
convertisteis y a quienes os vieron, antes de marcharos
a la gloria de Dios. Y, vos, después de haberos sido encarcelado,
de cadenas cargado, y apaleado con varas nudosas hasta los huesos
quebraros, vuestra alma, voló rauda al cielo, luego de que os
degollaron para, corona de luz recibir, como justo premio
a vuestra entrega de amor. San Francisco de Sales, con juicio
y exquisitez a los jóvenes comprometidos, aconseja que vuestras
santas virtudes se imiten, rogando a vos, que alcancéis del
Señor, a la juventud cristiana que al matrimonio camina,
el don del puro amor, el amor santificador de la vida familiar.
Patrón de los hogares y del amor conyugal y de los enamorados;
¡oh!, San Valentín, «vivo Amor por la familia y los enamorados».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Febrero
San Valentín
Presbítero y Mártir
Patrón de los hogares y del amor conyugal

Mártir en Roma a finales del siglo III. Entre el pueblo, el día de San Valentín está considerado como «día de la suerte», sobre todo en Alemania; y en Francia, Bélgica, Inglaterra y especialmente América, como «día de los enamorados», en que éstos se hacen promesas, felicitaciones y regalos. Esta costumbre y aquella supersticiosa idea, obedecen a diversos orígenes folklóricos y también al prestigio popular del Santo como milagrero.

El árbol maravilloso del Cristianismo necesita siempre del riego fertilizante de la sangre de los mártires. Árbol que brotó de las ondas de un manantial divino en la cima del Calvario, sus primeros brotes adquirieron vigor y frescura en las rojas oleadas que alzaron las persecuciones de los primeros siglos de la Iglesia.

En sus tiempos primitivos, como en el siglo XX, en que vivimos, el cristianismo sigue vigorizándose con la sangre de sus héroes. Nunca han faltado ni jamás faltarán en la Iglesia de Cristo estos testigos de fe, que llegan hasta la generosa entrega de la vida.

La mayor parte de noticias que de San Valentín romano han llegado hasta nosotros proceden de unas actas apócrifas; por esta causa se hace difícil conocer con exactitud su vida e incluso distinguir entre los hechos que realmente le pertenecen y los de las vidas de otros varios santos que llevan su mismo nombre y que la iglesia desde muchos siglos venera también como mártires. Reseñaremos los que se le atribuyen unánimemente.

Con todo, lo importante en la historia de San Valentín, como en la vida de cuantos cristianos han sido elevados por la Iglesia al honor de los altares, es que seamos capaces de captar la lección que nos traen y que es, en definitiva, el fin principal que la ha movido a darles culto.

San Valentín es para nosotros una ciertísima lección de vida cristiana, llevada hasta el heroísmo, hasta la más plena identificación con Cristo: el martirio.

Situémonos a finales del siglo III. Es la era de los mártires. Por todo el Imperio romano corre el huracán de la persecución.

Valentín, presbítero romano, residía en la capital del Imperio, reinando Claudio II. Su virtud y sabiduría le habían granjeado la veneración de los cristianos y de los mismos paganos. Por su gran caridad se había hecho merecedor del nombre de padre de los pobres.

No podía ser desconocida de la corte imperial la influencia que ejercía en todos los ambientes romanos, y quiso el mismo emperador conocerlo personalmente. Valentín, en aquella entrevista, no dejaría de interceder en favor de su fe católica y contra el estado de persecución en que a menudo se encontraba sumida la Iglesia.

El soberano, que estaba interesado en granjearse la amistad y la colaboración del inteligente sacerdote cristiano, escuchó con agrado sus razones. Por eso intentó disuadirle del que él creía exagerado fanatismo; a lo que replicó Valentín evangélicamente: «Si conocierais, señor, el don de Dios, y quién es Aquel a quien yo adoro, os tendríais por feliz en reconocer a tan soberano dueño, y abjurando del culto de los falsos dioses adoraríais conmigo al solo Dios verdadero».

Asistieron a la entrevista, un letrado del emperador y Calfurnio, prefecto de la ciudad, quienes protestaron enérgicamente de las atrevidas palabras dirigidas contra los dioses romanos, calificándolas de blasfemas. Temeroso Claudio II de que el prefecto levantara al pueblo y se produjeran tumultos, ordenó que Valentín fuese juzgado con arreglo a las leyes.

Interrogado por Asterio, teniente del prefecto, Valentín continuó haciendo profesión de su fe, afirmando que es Jesucristo «la única luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo».

El juez, que tenía una hija ciega, al oír estas palabras, pretendiendo confundirle, le desafió: «Pues si es cierto que Cristo es la luz verdadera, te ofrezco ocasión de que lo pruebes; devuelve en su nombre la luz a los ojos de mi hija, que desde hace dos años están sumidos en las tinieblas, y entonces yo seré también cristiano».

Valentín hizo llamar a la joven a su presencia, y elevando a Dios su corazón lleno de fe, hizo sobre sus ojos la señal de la cruz, exclamando: «Tú que eres, Señor, la luz verdadera, no se la niegues a ésta tu sierva».

Al pronunciar estas palabras, la muchacha recobró milagrosamente la vista. Asterio y su esposa, conmovidos, se arrojaron a los pies del Santo, pidiéndole el Bautismo, que recibieron, juntamente con todos los suyos, después de instruidos en la fe católica.

El emperador se admiró del prodigio realizado y de la conversión obrada en la familia de Asterio; y aunque deseara salvar de la muerte al presbítero romano, tuvo miedo de aparecer, ante el pueblo, sospechoso de cristianismo. Y San Valentín, después de ser encarcelado, cargado de cadenas, y apaleado con varas nudosas hasta quebrantarle los huesos, unióse íntima y definitivamente con Cristo, a través de la tortura de su degollación.

¿Por qué el folklore se ha venido aliando tan intensamente y en tantos países con la festividad de San Valentín romano? Y reduciendo la cuestión: ¿Por qué se atribuye a San Valentín el patronazgo sobre el amor humano, atribución que es, evidentemente, el origen y la explicación de todas las restantes manifestaciones de la devoción o de la simpatía popular al Santo?

Aparte la posible trasposición de algún hecho, tradición o leyenda, de otros Valentines al mártir de Roma, que explicaría ciertas expansiones, dicha atribución puede ser debida a dos motivos, separadamente considerables o perfectamente conjuntables:

1º Nuestro San Valentín fue martirizado en la Via Flaminia hacia el año 270, seguramente en los inicios de la primavera, cuando en la naturaleza se anticipa el júbilo expectativo de la fecundidad y de la pujanza. En los siglos antiguos y medievales, empiezan a venir a Roma numerosos peregrinos, entrando por la Puerta Flaminia, que se llamó Puerta de San Valentín, porque allí, en recuerdo de su martirio, el Papa Julio I, en el siglo IV, mandó construir en su honor una basílica.

Esos romeros coincidían con los días del aniversario del Santo; y de retorno a sus países, se llevarían de él o de su templo alguna reliquia o memoria. Ahora bien: no es cosa rara en la primitiva Iglesia el empeño de cristianizar fiestas o costumbres de matiz pagano, y en primavera no faltaban en la Roma gentílica festejos dedicados al amor y a sus divinidades. Fácilmente se inclinaría a los fieles a invocar a San Valentín —mártir primaveral— como protector del amor honesto. La invocación brotaría en Roma y sería transportada por los romeros a sus tierras y naciones, principalmente por los que cruzaban la Puerta Flaminia, norte arriba de Europa.

2º motivo: Hemos hecho notar el prestigio de que gozaba el Santo como sacerdote. ¡En cuántas familias sería efectiva su influencia, cuántos enlaces matrimoniales habría bendecido! Positivamente, no faltan noticias biográficas tradicionales que así lo afirman.

En las Catacumbas y en casas de cristianos, no sumarían cantidad exigua los que habían sido asistidos por su presencia presbiteral al unirse, por el Santo Sacramento que los hizo esposos. Es natural que, después de su martirio, se le adjudicase la advocación de Patrón de los hogares y del amor conyugal.

Trábense estas consideraciones, y quedarán perfectamente señalados los orígenes de la devoción típica y del costumbrario en homenaje al Santo.

Lo cierto es que éste se conserva floreciente en los países del Norte europeo y americano.

Cosa curiosa: ya en el siglo XVII, ciertos protestantes lo censuraban como de cuño papista y, al mismo tiempo, pagano. Le reconocía cierto matiz pagano, San Francisco de Sales. Pero, saturado como siempre de buen juicio y de exquisita prudencia, lo que hace él es aconsejar a los jóvenes prometidos que imiten las virtudes de San Valentín. Esto es lo que hay que desear, principalmente; rogando al excelso presbítero mártir que alcance del Señor, a la juventud cristiana que al matrimonio camina, el don del puro amor, santificador de la vida familiar.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

13 febrero, 2023

Santas Fusca y Maura, Mártires



¡Oh!Santas Fusca y Maura, vosotras sois las hijas del Dios de la Vida
sus amadas santas y mártires, contemporáneas de Santa Águeda,
que entregasteis vuestras vidas, en la persecución del impío Decio. Vos,
Fusca nacisteis al interior de una familia pagana de Rávena, mientras
vos, Maura servisteis como nodriza de Fusca, criándola y cuidándola
durante su infancia y adolescencia. A los quince años vos Fusca, le
dijisteis secretamente a Maura, que teníais el deseo de convertiros al
cristianismo y que, ambas se bautizaran. Ambas buscaron a un sacerdote
llamado Hermoloa, quien instruyéndoos en la fe, os bautizó. Cuando
vuestro padre, Fusca; se enteró de los hechos, montó en rabia y cólera
contra vos, Maura; juzgándoos de no haber cumplido con vuestro trabajo.

Luego os mandó a ambas al sótano, donde quedaron encerradas tres días
sin comer ni beber, para que reflexionaran sobre vuestra decisión.
Vuestro padre, Fusca; buscó mil medios para que vosotras, volviesen
a las prácticas idolátricas, pero jamás os doblegaron vuestra voluntad.
Luego os denunció al gobernador Quinciano, quien había condenado al
martirio a Santa Águeda, tiempo atrás. Con todo ello, vos, Fusca; os
encomendasteis a Dios y diciéndole que no temíais a los tormentos o la
muerte, pues por fe, sabíais que resucitaríais. Quinciano, ordenó
vuestra detención, pero Dios, os envió un ángel, que se puso al lado
vuestro, y los soldados no se atrevieron a ejecutar las órdenes. Luego,
vosotras acudieron voluntariamente al tribunal para declarar que creían
en Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro. Os fueron flageladas y luego
cruelmente asesinadas. Y, así, volaron vuestras almas al cielo para
coronadas ser con coronas de luz, como justo premio a vuestro amor y fe;
¡Oh! Santas Fusca y Maura, «vivas apóstoles del Dios de la Vida y del Amor»

© 2023 by Luis ernesto Chacón Delgado


13 febrero 2023
Santas Fusca y Maura
Mártires

Santas Fusca y Maura fueron dos laicas, contemporáneas a Santa Águeda de Catania, que murieron mártires durante la persecución del emperador romano Decio, en el siglo III.

Según la tradición, Fusca nació al interior de una familia pagana de Rávena en la antigua Roma. Mientras que Maura sirvió como nodriza de Fusca, criándola y cuidándola durante su infancia y adolescencia.

Cuando tenía 15 años, Fusca le dijo en secreto a Maura que tenía el deseo de convertirse al cristianismo y que ambas se bautizaran.

Buscaron a un sacerdote llamado Hermoloa, quien las instruyó en la fe y luego les administró el sacramento del bautismo.

Cuando el padre de Fusca se enteró de lo sucedido montó en cólera contra Maura, juzgándola de haber realizado mal su trabajo. Luego mandó a ambas al sótano, donde quedaron encerradas tres días sin comer ni beber a fin de que reflexionaran sobre su decisión.

El padre buscó por diversos medios devolver a su hija a las prácticas de la idolatría. Pero como no pudo doblegar su voluntad, la denunció al gobernador Quinciano, quien ya había condenado al martirio a Santa Águeda poco tiempo atrás.

A pesar de ello, Fusca se encomendó a Dios y dijo que no temía a los tormentos o la muerte, pues estaba segura que resucitaría.

Quinciano envió a sus secuaces para detener a Fusca y a su nodriza, pero a la vista de un ángel que estaba al lado de la joven, los soldados no se atrevieron a ejecutar las órdenes.

Fue necesario que las dos cristianas acudieran voluntariamente al tribunal para declarar que creían en Jesucristo.

Fueron cruelmente flageladas y luego asesinadas el 13 de febrero del año 251.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-santas-fusca-y-maura-martires-del-siglo-iii-35315)