25 diciembre, 2023

La Natividad del Señor (Misa del día)

 

 


 Texto del Evangelio (Jn 1,1-18): En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.


Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por Él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado.
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«La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros»

Mons. Jaume PUJOL i Balcells, Arzobispo Emérito de Tarragona (Tarragona, España)

Hoy, con la sencillez de niños, consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado.

El apóstol Juan lo explica usando expresiones de gran profundidad teológica: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios» (Jn 1,1). Juan llama "Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y añade: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14).

Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Es un recién nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también uno de nosotros.

Ha venido a la tierra para devolvernos la condición de hijos de Dios. Pero es necesario que cada uno acoja en su interior la salvación que Él nos ofrece. Tal como explica san Juan, «a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Hijos de Dios! Quedamos admirados ante este misterio inefable: «El Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre para hacer a los hombres hijos de Dios» (San Juan Crisóstomo).

Acojamos a Jesús, busquémosle: solamente en Él encontraremos la salvación, la verdadera solución para nuestros problemas; sólo Él da el sentido último de la vida y de las contrariedades y del dolor. Por esto, hoy os propongo: leamos el Evangelio, meditémoslo; procuremos vivir verdaderamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús, el Hijo de Dios que ha venido a nosotros. Y entonces veremos cómo será verdad que, entre todos, haremos un mundo mejor.

 (https://evangeli.net/evangelio/dia/V_54)


24 diciembre, 2023

Cuarto Domingo de Adviento

 EL ÁNGEL GABRIEL ANUNCIA A MARÍA

Domingo 24 de Diciembre
Domingo 4 (B) de Adviento
 
Texto del Evangelio (Lc 1,26-38): En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 
 
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
 
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«Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España)
 
Hoy, el Evangelio tiene el tono de un cuento popular. Las rondallas empiezan así: «Había una vez...», se presentan los personajes, la época, el lugar y el tema. Ésta llegará al punto álgido con el nudo de la narración; finalmente, hay el desenlace.
San Lucas, de modo semejante, nos cuenta, con tono popular y asequible, la historia más grande. Presenta, no una narración creada por la imaginación, sino una realidad tejida por el mismo Dios con colaboración humana. El punto álgido es: «Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,31).
 
Este mensaje nos dice que la Navidad está ya cercana. María nos abrirá la puerta con su colaboración en la obra de Dios. La humilde doncella de Nazaret escucha sorprendida el anuncio del Ángel. Precisamente rogaba que Dios enviara pronto al Ungido, para salvar el mundo. Poco se imaginaba, en su modesto entendimiento, que Dios la escogía justamente a Ella para realizar sus planes.
María vive unos momentos tensos, dramáticos, en su corazón: era y quería permanecer virgen; Dios ahora le propone una maternidad. María no lo entiende: «¿Cómo se hará eso?» (Lc 1,34), pregunta. El Ángel le dice que virginidad y maternidad no se contradicen, sino que, por la fuerza del Espíritu Santo, se integran perfectamente. No es que Ella ahora lo entienda mejor. Pero ya le es suficiente, pues el prodigio será obra de Dios: «A Dios nada le es imposible» (Lc 1,38). Por eso responde: «Que se cumplan en mi tus palabras» (Lc 1,38). ¡Que se cumplan! ¡Que se haga! ¡Fiat! Sí. Total aceptación de la Voluntad de Dios, medio a tientas, pero sin condiciones.
 
En aquel mismo instante, «la Palabra se hizo Carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Aquel cuento popular deviene a un mismo tiempo la realidad más divina y más humana. Pablo VI escribió el año 1974: «En María vemos la respuesta que Dios da al misterio del hombre; y la pregunta que el hombre hace sobre Dios y la propia vida».
 
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Levántate, corre, abre. ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’» (San Bernardo)
 
«El Verbo, que encontró una morada en el seno virginal de María, en Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Cada uno está llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios» (Francisco)
 
«La anunciación a María inaugura la plenitud de ‘los tiempos’ (Gal 4,4), es decir el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará ‘corporalmente la plenitud de la divinidad’ (Col 2,9). La respuesta divina a su ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ (Lc 1,34) se dio mediante el poder del Espíritu: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti’ (Lc 1,35)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 484). ( Evangeli.net).

23 diciembre, 2023

San Juan Cancio, protector de las víctimas de la calumnia y la difamación

 San Juan Cancio

¡Oh!, San Juan Cancio; vos, sois, el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, y el que, desde pequeño
al Maestro Divino encarnabais en sus santas palabras
y obrar diario, entre los más pobres y necesitados.
Lo imitasteis de fervorosa manera tanto que, cuando
os veían, parecían ver al mismo Cristo, Dios y Señor
Nuestro. “La tristeza no es provechosa. Si algún
bien les he hecho en estos años canten un himno de
acción de gracias a Dios, pero vivan siempre alegres
y contentos, que así lo quiere Dios”; dijisteis con
mucho amor y paz al pueblo en el que acababais de
servir. Os nombraron nuevamente profesor en Cracovia
y durante muchos años, disteis clases de Sagrada
Escritura. Allí, vuestra fama creció com la espuma.
Vuestros ratos libres los dedicabais a visitar pobres
y enfermos. Lo que ganabais, siempre estaba a merced
de los pobres de la ciudad, que en muchas veces os
dejaron en la ruina. “Combatimos el pecado pero amamos
al pecador. Atacamos el error, pero no queremos
violencia contra nadie, la violencia siempre hace
daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las
puertas de los corazones”; decíais vos, recordando
a San Agustín. A vuestros alumnos les dabais estos
consejos: «Cuídense de ofender, que después es difícil
hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después
resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado».
Vos formasteis a centenares de sacerdotes y la gente
os llamaba «el padre de los pobres» por vuestras
incontables muestras de caridad con los más desvalidos.
Y, así, y luego de haberos gastado en buena lid, voló
vuestra alma al cielo, para coronaros con corona de
luz y eternidad, como justo premio a vuestro amor y fe.
Padre amoroso y dadivoso de los pobres y desposeídos;
¡oh!, San Juan Cancio, “vivo siervo del Dios Vivo y eterno”.

 © 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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San Juan Cancio
Protector de las víctimas de la calumnia
y la difamación

Se llama así porque nació en la ciudad de Dant, en Polonia. Cuando era estudiante los compañeros le decían que el ayunar y dejar de comer carne era dañoso para la salud, y les respondía que los antiguos monjes nunca comían carne y ayunaban muchas veces y llegaban hasta los ochenta años llenos de salud física y mental.

Un día estando almorzando vio pasar por frente a la puerta a un mendigo muy hambriento. Salió y le regaló su almuerzo. Sintió entonces una alegría tan grande al recordar que quien atiende al pobre, atiende a Cristo, que después cuando sea profesor de la universidad, todos los días le dará un almuerzo a un pobre. Cuando alguien le decía: “Ya viene el pobre”, él añadía: “Ya viene Jesucristo”, porque recordaba lo que dijo Jesús: “Yo les diré: tuve hambre y me dieron de comer. Porque todo favor que han hecho a cualquiera de estos mis humildes hermanos, yo lo recibo como si me lo hubieran hecho a Mí en persona” (Mt. 25, 40).

Siendo joven sacerdote lo nombraron profesor de la universidad. Pero otros sintieron envidia contra él por este cargo, e hicieron que lo nombraran como párroco de un pueblo lejano. Allá se hizo querer tanto, que el día que lo trasladaron otra vez hacia la capital, centenares de feligreses lo acompañaron por varios kilómetros, dando grandes demostraciones de tristeza. Él se despidió de ellos con estas palabras: “La tristeza no es provechosa. Si algún bien les he hecho en estos años canten un himno de acción de gracias a Dios, pero vivan siempre alegres y contentos, que así lo quiere Dios”.

Nuevamente lo nombraron profesor de la Universidad de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia) y durante muchos años dio allí la clase de Sagrada Escritura o explicación de la Santa Biblia. Su fama llegó a ser sumamente grande.

Los ratos libres los dedicaba a visitar pobres y enfermos. Lo que ganaba estaba a disposición de los pobres de la ciudad, que muchas veces lo dejaron en la ruina.

En las discusionesrepetía lo que decía San Agustín: “Combatimos el pecado pero amamos al pecador. Atacamos el error, pero no queremos violencia contra nadie, la violencia siempre hace daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las puertas de los corazones“.

Cuando predicaba acerca del pecado lloraba al recordar la ingratitud de los pecadores hacia Dios, y la gente al verlo llorar se conmovía y cambiaba de conducta.

A sus alumnos les repetía estos consejos:“Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado”.

Sus alumnos y sus beneficiados recordaron con gratitud su nombre por muchos años. Fueron centenares los sacerdotes formados espiritualmente por él. La gente lo llamaba: “el padre de los pobres”.

Sintiendo que llegaba la muerte y siendo ya muy anciano, dejó todas las demás actividades y se dedicó únicamente a prepararse bien antes de morir. Y el 24 de diciembre de 1473, rodeado por sus muy amados profesores de la universidad, después de recibir los santos sacramentos, murió santamente.

En su sepulcro se obraron tantos milagros y por su intercesión se consiguieron tan admirables favores, que el Sumo Pontífice lo declaró santo.

También en las universidades se producen santos. Como ejemplo San Cancio, el cual ruegue siempre a Dios por todos los alumnos y profesores de todas las universidades del mundo.

La limosna borra multitud de pecados (S. Biblia).

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juan_Canicio.htm)

 

 

22 diciembre, 2023

Santa Clotilde, reina y viuda

 Santa Clotilde

 

¡Oh!, Santa Clotilde, vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa y que, siendo reina
y viuda fuisteis preferida del Dios Vivo y eterno,
y que, con desbordante humildad las vicisitudes
de vuestra vida asumisteis con paciencia y valor
y constancia, hasta que vuestro rey, fundador de
la francesa nación, optara por convertirse a la
religión católica y de milagrosa manera, fuera él,
quien alumbrara los caminos santos de su reino,
como énfasis dando al significado de vuestro nombre:
“la que victoriosamente lucha”. San Gregorio de
Tours dice que a vos, os admiraban por vuestra gran
generosidad de repartir limosnas, y por la pureza
de vuestra vida y vuestras largas y fervorosas
oraciones. Y, la gente también afirmaba que vos,
más parecíais una religiosa que una reina. Después
de la muerte de vuestro esposo el rey, os consagrasteis
en Tours, llevando una vida de oración y de socorro
a los pobres y enfermos. Cuando cumplisteis con vuestro
tiempo de vida, vuestros hijos Clotario y Chidelberto
llevaron vuestro féretro hasta la tumba de vuestro
amado esposo el rey Clodoveo. Y, así, y por vuestras
innombrables obras de caridad, una corona de luz os
ciñieron en vuestra alma, que brilla eterna en el
cielo, como premio justo a vuestra entrega de amor;
¡oh!, Santa Clotilde, “viva imagen del Dios Vivo».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Diciembre

Santa Clotilde Reina y viuda
Año 545

Dios sea bendito por las mujeres santas que le ha dado y le dará siempre a nuestra santa Iglesia Católica.

Clotilde quiere decir: “la que lucha victoriosamente” (tild: luchar. Clot: victoria). Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo.

La vida de nuestra santa la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550. Era hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un usurpador el cual encerró a Clotilde en un castillo. Allí se dedicó a largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.

Clodoveo el rey de los francos supo que Clotilde estaba prisionera en el castillo y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo. Aunque este rey no era católico, ella aceptó, con el fin de poderlo convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla.

Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar.

Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica. Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Ella sin embargo seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.

Los alemanes atacaron a Clodoveo y este en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó: “Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión”. Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos.

Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496 se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Clotilde que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.

En el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estará viuda Clotilde luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera posible. Sin embargo la ambición del poder los llevó a hacerse la guerra unos contra otros y dos de ellos y varios nietos de la santa murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.

San Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más parecía una religiosa que una reina. Y después de la muerte de su esposo sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.

Sus dos hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron a donde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.

A los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina y sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de Dios que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión católica, con todos sus colaboradores.

 
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Clotilde.htm)

21 diciembre, 2023

San Pedro Canisio, Evangelizador, Predicador y Escritor

 San Pedro Canisio

 

¡Oh!, San Pedro Canisio, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo y, que, por Él, llamado
os pusisteis a trabajar en Sus cosas. Dotado de
talento predicador y de escritor eximio, como
estabais; se os recuerda de justa manera, como uno
de los creadores de la prensa Católica y difusor
de su santa doctrina. De lleno os disteis, y, sin
tregua hasta el final de vuestros santos días,
al trabajo, tanto en la palabra, como en la obra.
La gente de vuestro tiempo lo sabía y vuestros
detractores también, por ello la «Buena Nueva»
defendisteis con ardor de corazón. En vuestros
escritos, oro en letras dejasteis, recomendando,
lo bien que hacen para el alma, las buenas lecturas
y el depositar nuestro amor y confianza en María
Santa. ¿Qué premio gozáis vos, por tan denodado
trabajo? Sin duda alguna, la corona de luz os
fue impuesta, como justo premio, a vuestro amor;
¡oh!, Segundo evangelizador de Alemania, ¡Aleleuya!
¡oh!, San Pedro Canisio, «viva verdad y luz del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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21 de Diciembre
San Pedro Canisio
Predicador, escritor
Año 1597

Este santo ha sido llamado: “El segundo evangelizador de Alemania” (después de San Bonifacio). Se le venera como uno de los creadores de la prensa católica y fue el primero del numeroso ejército de escritores jesuitas.

Nació en Holanda (en Nimega) en 1521. Su padre fue por nueve veces alcalde de su ciudad. Quedó huérfano de madre siendo él aún muy pequeño, pero su madrastra fue para él una segunda madre y fue educado en un gran temor de ofender a Dios. Él se quejaba de que en sus primeros años había perdido mucho tiempo dedicándose más a los juegos que a los estudios, pero luego se consagró de tal manera a estudiar que a los 19 años ya consiguió la licenciatura en teología.

Para complacer a su padre se dedicó a especializarse en abogacía, pero luego de hacer unos Ejercicios Espirituales con el Padre Fabro (que era compañero de San Ignacio) se entusiasmó por la vida religiosa, hizo votos o juramento de permanecer siempre casto, y prometió a Dios hacerse jesuita.

Fue admitido en la comunidad y los primeros años de religioso los pasó en Colonia (Alemania) dedicado a la oración, el estudio, la meditación y la ayuda a los pobres. La cuantiosa herencia que recibió de sus padres la repartió la mitad entre los pobres y la otra mitad para ayudar a obras sociales de su comunidad.

Desde sus primeros años de su sacerdocio empezó a brillar como un gran predicador. Cuando joven era impresionante su carácter batallador y amigo de las polémicas y discusiones, y estas aptitudes le van a ser muy útiles, porque durante toda su vida tendrá que batallar muy fuertemente en todas partes contra los protestantes.

Siempre fue muy caritativo y amable con las personas que le discutían, pero tremendo e incisivo contra los errores de los protestantes (Tanto que estos haciendo alusión a su apellido lo llamaban el can que defiende a los católicos). Decía a sus sacerdotes: “no hieran, no humillen, pero defiendan la religión con toda su alma”.

San Pedro Canisio tenía una especial cualidad para resumir las enseñanzas de todos los grandes teólogos y presentarlas de manera sencilla para que las entendiera el pueblo. Y así logró redactar dos catecismos, uno resumido y otro explicado. Estos dos libros fueron traducidos a 24 idiomas en la vida del autor, y en Alemania se propagaron por centenares de miles (junto con los de otros dos jesuitas, el Padre Astete y San Roberto Belarmino, San Pedro Canisio es de los que más éxitos logró obtener con su Catecismo).

San Ignacio y el Sumo Pontífice, aprovechando sus enormes cualidades como predicador y defensor de la Iglesia contra los protestantes, le encargaron muchísimas labores de apostolado. Como superior provincial de los jesuitas en Alemania recorrió a pie y a caballo diez mil kilómetros predicando, enseñando catecismo, propagando buenos libros y defendiendo la religión.En los treinta años de su incansable labor de misionero recorrió treinta mil kilómetros por Alemania, Austria, Holanda e Italia. Parecía incansable. A quien le recomendaba descansar un poco le respondía: “Descansaremos en el cielo”.

Por muchas ciudades de Alemania fue fundando colegios católicos para formar religiosamente a los alumnos. A la universidad Católica la transformó y le dio una gran celebridad. Y ayudó a fundar numerosos seminarios para la formación de los futuros sacerdotes. Alemania, después de San Pedro Canisio, era ya otro país distinto y mucho más católico que cuando él empezó a trabajar allí.

San Pedro Canisio se dio cuenta del inmenso bien que hacen las buenas lecturas. Por eso recorría el país propagando los buenos libros y se propuso formar una asociación de escritores católicos. Él sabía muy bien que un buen libro puede hacer mayor bien que un sermón y que las buenas lecturas logran llegar a donde ni sacerdotes ni religiosos logran ir a llevar mensajes religiosos. Aún ya anciano y muy débil y casi paralizado, seguía escribiendo con la ayuda de un secretario, libros religiosos para el pueblo. Al morir tenía la satisfacción de haber ayudado a formar varias editoriales católicas muy bien organizadas.

Estando en Friburgo el 21 de diciembre de 1597, junto con varios padres jesuitas, después de haber rezado con ellos el santo rosario, su devoción favorita, de pronto exclamó lleno de alegría y emoción: “Mírenla, ahí esta. Ahí está”. Y murió. Era la Virgen Santísima que había llegado a llevárselo para el cielo.

El Sumo Pontífice Pío XI, después de canonizarlo, lo declaró Doctor de la Iglesia, en 1925.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Pedro_Canisio.htm)

20 diciembre, 2023

Santo Domingo de Silos Abad, "El Taumaturgo orante"

Santo Domingo de Silos


¡Oh! Santo Domimgo de Silos, vos sois el hijo del Dios
de la Vida, y que, hicisteis honor a vuestro nombre: “el
que está consagrado a Dios”. En realidad sois el primer
santo que lleváis este nombre, aunque en el pasado erais
pastor de ovejas, el resto de vuestra vida lo pasasteis
como pastor de almas, y que, despertó en vuestro espíritu
el gusto por la soledad y la oración contemplativa. En
un principio, pensabais retiraros al desierto para vivir
en la soledad absoluta, pero en sueños recibisteis un
aviso de que era mejor entrar de religioso. Y, así fue.
Entrasteis con los Padres Benedictinos en el monasterio
de san Millán de la Cogolla y allí hicisteis grandes
progresos espirituales, recibiendo de Dios el don de saber
interpretar las enseñanzas de la Sagrada Biblia. Y erais
extraordinario, que llegasteis a ser superior del convento.
Un día el rey de Navarra os exigió los cálices sagrados
y lo más valioso de vuestro convento, para dedicarlo a los
gastos de la guerra y vos, lo enfrentasteis valientemente
diciéndole: “Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer
sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder. El
evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer. Que sólo al
que al infierno puede echar el alma, a ese debo temer”.
Y no le entregasteis al rey ninguna de las posesiones
sagradas de vuestro monasterio. El rey montado en cólera
y lleno de indignación os desterró. Pero, el rey Fernando
de Castilla, os mandó llamar y os confió el Monasterio
de Silos, que estaba en total abandono tanto en lo material
como en lo espiritual, sin files o de total abandono. Vos,
volvisteis a demostrar ser un verdadero administrador,
un talento para la restauración. Y erigisteis un monasterio
ideal. Una casa donde todos se dedicaban a trabajar, rezar,
cantar, hacer progresar el monasterio y ganarse así un
buen premio para el cielo. Vos, además, libertasteis a
muchos cristianos que estaban prisioneros y esclavos de
los musulmanes. Así estabais vos, preparando lo que más
adelante harían los Padres Mercenarios con San Pedro Nolasco.
No negabais a nadie, ningún favor cuando podíais hacerlo.
Vos, obtuvisteis de Dios muchísimos milagros para quienes
se encomendaban a vuestras oraciones. Vos, llegasteis
a anunciar la fecha de vuestra propia muerte. Noventa y sies
años después de vuestra muerte, vos, os aparecisteis en
sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle
que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Por ello,
cuando el niño nació os pusieron el nombre de Domingo
en honor de vos, «santo de Silos». Y, así y después de
gastado vuestra santa vida en buena lid, voló vuestra alma
al cielo para coronada ser con corona de luz y eternidad;
¡Oh! Santo Domingo de Silos, «viva consagración al Dios Vivo».


© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Diciembre
Santo Domingo de Silos
Abad
Año 1073



Santos como el de hoy, que nos siga mandando Dios siempre y en todas partes. Amén. Sed prudentes como serpientes y sencillos como palomas (Jesucristo).

Domingo significa: “el que está consagrado a Dios”. (Dominus: Dios). Domingo de Silos es el primer santo que lleva este nombre. Después de él muchos santos más llevarán tan hermoso nombre.

Nació en La Rioja, España, cerca del año 1000. Era hijo de agricultores, y sus primeros años los pasó como pastor de ovejas. El resto de su vida lo pasará como pastor de almas. El oficio del pastor despertó en su espíritu el gusto por la soledad y por la oración contemplativa. Pensaba retirarse al desierto a vivir vida de soledad absoluta, pero en sueños recibió un aviso de que era mejor entrar de religioso.

Entró de religioso con los Padres Benedictinos en el famoso monasterio de san Millán de la Cogolla y allí hizo grandes progresos espirituales, y recibió de Dios el don de saber interpretar muy bien las enseñanzas de la Sagrada Biblia. Y tenía tan buenas cualidades que llegó a ser superior del convento. En sólo dos años restauró totalmente aquella edificación que ya estaba deteriorada.

Un día llegó un rey de Navarra a exigirle que le entregara los cálices sagrados y lo más valioso que hubiera en el convento, para dedicar todo esto a los gastos de guerra. Santo Domingo se le enfrentó valientemente y le dijo: “Puedes matar el cuerpo y a la carne hacer sufrir. Pero sobre el alma no tienes ningún poder. El evangelio me lo ha dicho, y a él debo creer – que sólo al que al infierno puede echar el ama, a ese debo temer”. Y no le entregó al rey ninguna de las posesiones sagradas del monasterio.

El rey de Navarra, lleno de indignación desterró al abad Domingo, y lo hizo salir de allí, pero fue un destierro inmensamente provechoso, porque al saberlo el rey Fernando I de Castilla, lo mandó llamar y le confió el Monasterio de Silos, que estaba en un sitio estéril y alejado y se hallaba en estado de total abandono y descuido, tanto en lo material como en lo espiritual.

Domingo demostró ser un genio organizador, un talento para la restauración. Levantó un monasterio ideal. Una hermosa capilla, con una sacristía que es una obra de arte. Hizo un gran salón para que los monjes se dedicaran a copiar las Sagradas Escrituras y las obras de los santos (en ese tiempo no había imprentas). Formó una biblioteca llena de los mejores libros de ese tiempo. Organizó una droguería en la cual las gentes de los alrededores encontraban remedios baratísimos (y muchas veces regalados, para los más pobres).

Aquella casa se volvió un hervidero de trabajadores. Unos cultivaban plantas de uvas, o árboles de olivos; otros se dedicaban a escribir o pintar. Era una casa donde todos se dedicaban a trabajar, rezar, cantar, hacer progresar el monasterio y ganarse así un buen premio para el cielo. Aquel inmenso edificio estaba siempre abierto para solucionar las miserias de los vecinos. El Monasterio de Silos llegó a ser uno de los más famosos de España.

Santo Domingo de Silos se propuso reunir ayudas para libertar a los cristianos que estaban prisioneros y esclavos de los musulmanes, y logró libertar a más de 300. Por eso lo pintan casi siempre acompañado de hombres con cadenas, a los cuales les consiguió la libertad. Así estaba él preparando lo que más tarde harían los Padres Mercenarios con San Pedro Nolasco, libertando cautivos.

El santo no era capaz de negar un favor cuando podía hacerlo. De todas partes llegaban gentes a pedir ayudas. Pero también sabía no dejarse engañar. Una vez llegaron unos mentirosos a pedirle vestidos y para conmoverlo dejaron sus mejores ropas escondidas en una cueva cercana y se presentaron vestidos de harapos. El santo se dio cuenta de esto y envió a un monje a que trajera esos vestidos y con ellos hizo un gran paquete y le dijo a los pedigüeños: – “Con mucho gusto les damos la ropa que necesitan. Tomen este paquete lleno de ropa y vayan a la cueva cercana y allá se la reparten”. Ellos se fueron muy contentos y al llegar allá se dieron cuenta de que eran los mismos vestidos que habían dejado allí escondidos.


Una noche llegaron unos ladrones a robarse toda la cosecha del monasterio. El santo los dejó trabajar toda la noche y a la madrugada, cuando ya estaba todo recogido, en costales y empacado, mandó a sus monjes con garrotes a decirles que muchas gracias por haberlos reemplazado en recoger la cosecha y que podían irse. Pero para que no se fueran demasiado tristes les envió un desayuno como pago por el trabajo de toda esa noche.

Este santo obtuvo de Dios muchísimos milagros para quienes se encomendaban a sus oraciones. El biógrafo, que escribió su vida poco tiempo después de la muerte del santo, dice que no había enfermedad que las oraciones de este santo no lograra curar. Otro testigo de aquel tiempo afirma: “Nunca vi a un enfermo, ni a un sano, a quien no le alegrara él con su boca o con su mano”. Llegó hasta a anunciar la fecha de su propia muerte.

96 años después de su muerte, nuestro santo se apareció en sueños a la mamá de Santo Domingo de Guzmán para anunciarle que tendría un hijo que sería un gran apóstol. Por eso cuando el niño nació le pusieron el nombre de Domingo en honor del santo de Silos. Es por ello también que muchas mamás en España se encomiendan al santo Domingo de Silos para obtener que su hijo nazca bien y que sea una buena persona después.

El 20 de diciembre del año 1073 voló al cielo este santo en cuyo honor sigue existiendo todavía el famoso monasterio de Santo Domingo de Silos.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Domingo_de_Silos.htm)

19 diciembre, 2023

San Urbano Papa, impulsor del espíritu misionero

 

San Urbano V, Papa - 19 de Diciembre

  

¡Oh!, San Urbano, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado siervo, que, asumisteis
los retos evangelizadores de vuestro tiempo,
con humildad, templanza y alegría de corazón
y fuisteis, el primero del destierro en volver
a la Casa de Pedro, de medio siglo luego, en
que, el tiempo y abandono, juntos se encargaron
casi, de destruirla. Pero, llegasteis vos,
y comenzó de nuevo todo. Y, de pronto, la Sede
Santa, su esplendor eterno recobró y mostró
la gloria de Dios Padre. Reposó desde entonces,
vuestra fe y la nuestra, en los franciscanos
y dominicos hermanos nuestros que evangelizaron
Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania
y la misma Mongolia. Así, volvió a su esplendor
la Casa de Pedro. Y, con gran fama de santo
y, luego de gastaros en buena lid, a la Patria
eterna voló vuestra alma, como premio para
recibir corona de luz, como premio a vuestra
entrega de amor y fe. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, San Urbano, «vivo santo restaurador de Dios”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado


19 de Diciembre
San Urbano Papa
Año 1370


Una de las épocas más difíciles de la Iglesia Católica fue lo que se ha llamado “El destierro de Avignon, o destierro de Babilonia”, cuando los Papas se fueron a vivir a una ciudad francesa, llamada Avignon, poco después del año 1300, porque en Roma se les había hecho la vida poco menos que imposible a causa de las continuas revoluciones.

Entre todos los Papas que vivieron en Avignon el más santo fue San Urbano V. Nació en Languedoc, Francia, en 1310. Hizo sus estudios universitarios y entró de monje benedictino. Fue superior de los principales conventos de su comunidad y como tenía especiales cualidades para la diplomacia los Sumos Pontífices que vivieron en Avignon lo emplearon como Nuncio o embajador en varias partes.

Estaba de Nuncio en Nápoles cuando llegó la noticia de que había muerto el Papa Inocencio VI y que él había sido nombrado nuevo Sumo Pontífice. Y no era ni obispo menos cardenal. En sólo un día fue consagrado obispo, y coronado como Papa. Escogió el nombre de Urbano, explicando que le agradaba ese nombre porque todos los Papas que lo habían llevado habían sido santos.

Como Sumo Pontífice se propuso acabar con muchos abusos que existían en ese entonces. Quitó los lujos de su palacio y de sus colaboradores. Se preocupó por obtener que el grupo de sus empleados en la Corte Pontificia fuera un verdadero modelo de vida cristiana. Entregó los principales cargos eclesiásticos a personas de reconocida virtud y luchó fuertemente para acabar con las malas costumbres de la gente. Al mismo tiempo trabajó seriamente para elevar el nivel cultural del pueblo y fundó una academia para enseñar medicina.

Con la ayuda de los franciscanos y de los dominicos emprendió la evangelización de Bulgaria, Ucrania, Bosnia, Albania, Lituania, y hasta logró enviar misioneros a la lejanísima Mongolia.

Lo más notorio de este santo Pontífice es que volvió a Roma, después de que ningún Papa había vivido en aquella ciudad desde hacía más de 50 años. En 1366 decidió irse a vivir la Ciudad Eterna. El rey de Francia y los cardenales (que eran franceses) se le oponían, pero él se fue resueltamente. Las multitudes salieron a recibirlo gozosamente por todos los pueblos por donde pasaba y Roma se estremeció de emoción y alegría al ver llegar al nuevo sucesor de San Pedro.

Al llegar a Roma no pudo contener las lágrimas. Las grandes basílicas, incluso la de San Pedro, estaban casi en ruinas. La ciudad se hallaba en el más lamentable estado de abandono y deterioro. Le había faltado por medio siglo la presencia del Pontífice.

Urbano V con sus grandes cualidades de organizador, emprendió la empresa de reconstruir los monumentos y edificios religiosos de Roma. Estableció su residencia en el Vaticano (donde vivirán después por muchos siglos los Pontífices) y pronto una gran cantidad de obreros y artistas estaban trabajando en la reconstrucción de la capital. También se dedicó a restablecer el orden en el clero y el pueblo, y en breve tiempo se dio trabajo a todo mundo y se repartieron alimentos en gran abundancia. La ciudad estaba feliz.

Pronto empezaron a llegar visitantes ilustres, como el emperador Carlos IV de Alemania, y el emperador Juan Paleólogo de Constantinopla. Todo parecía progresar.

Empezaron otra vez las revoluciones, y sus empleados franceses insistían en que el Papa volviera a Avignon. Urbano se encontraba bastante enfermo y dispuso irse otra vez a Francia en 1370. Santa Brígida le anunció que si abandonaba Roma moriría. El 5 de diciembre salió de Roma y el 19 de diciembre murió. Dejó gran fama de santo.

 No tengáis temor al que os pueda quitar la vida del cuerpo. Temed al que puede enviar el alma al infierno (Jesucristo).

 (http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Urbano.htm)