28 diciembre, 2023

Fiesta de los Santos Inocentes, Mártires

 

 

 

¡Oh! Santos Inocentes Mártires, vosotros sois los hijos
del Dios de la Vida y sus amados santos, que,
entregasteis vuestras inocentes y santas vidas
por el Dios de la Vida, a manos del cruel Herodes.
Y, en esa donación y martirio, a Jesús “Vivo”
nos legasteis eternamente para salvación eterna
de los hombres todos. Y, Herodes, vuestro cruel
verdugo hoy, es habitante del averno
  y vosotros todos habitáis el cielo eterno, prometido
a Abraham, Isaac y Jacob. Y, sois, además, protomártires
  viviendo en aquella mansión de Paz y Amor
coronados todos de la Luz eterna de Cristo, Dios
 y Señor nuestro como premio a la entrega prístina
de vuestras inocentes vidas, mártires a favor y gloria
del Dios Vivo y verdadero. “Un griterío se oye
en Ramá, es Raquel que llora a sus hijos, y no
se quiere consolar, porque ya no existen”.
¡No, Raquel no lloreis más porque conmigo están!
Dice el Señor, desde lo insondable de la eternidad
de su Amor santo, eterno y misericordioso;
¡Oh!, Santos Inocentes, «vivas glorias del Dios Vivo».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Diciembre

Los Santos Inocentes, Mártires

Dios hace fracasar los planes de los malvados (S. Biblia).

Hoy celebramos la fiesta de los Niños Inocentes que mandó matar el cruel Herodes. Nos cuenta el evangelio de San Mateo que unos Magos llegaron a Jerusalén preguntando dónde había nacido el futuro rey de Israel, pues habían visto aparecer su estrella en el oriente, y recordaban la profecía del Antiguo Testamento que decía: “Cuando aparezca una nueva estrella en Israel, es que ha nacido un nuevo rey que reinará sobre todas las naciones” (Números 24, 17) y por eso se habían venido de sus lejanas tierras a adorar al recién nacido.

Dice San Mateo que Herodes se asustó mucho con esta noticia y la ciudad de Jerusalén se conmovió ante el anuncio tan importante de que ahora sí había nacido el rey que iba a gobernar el mundo entero. Herodes era tan terriblemente celoso contra cualquiera que quisiera reemplazarlo en el puesto de gobernante del país que había asesinado a dos de sus esposas y asesinó también a varios de sus hijos, porque tenía temor de que pudieran tratar de reemplazarlo por otro. Llevaba muchos años gobernando de la manera más cruel y feroz, y estaba resuelto a mandar matar a todo el que pretendiera ser rey de Israel. Por eso la noticia de que acababa de nacer un niñito que iba a ser rey poderosísimo, lo llenó de temor y dispuso tomar medidas para precaverse.

Herodes mandó llamar a los especialistas en Biblia (a los Sumos Sacerdotes y a los escribas) y les preguntó en qué sitio exacto tenía que nacer el rey de Israel que habían anunciado los profetas. Ellos le contestaron: “Tiene que ser en Belén, porque así lo anunció el profeta Miqueas diciendo: “Y tú, Belén, no eres la menor entre las ciudades de Judá, porque de ti saldrá el jefe que será el pastor de mi pueblo de Israel” (Miq. 5, 1).

Entonces Herodes se propuso averiguar bien exactamente dónde estaba el niño, para después mandar a sus soldados a que lo mataran. Y fingiendo todo lo contrario, les dijo a los Magos: – “Vayan y se informan bien acerca de ese niño, y cuando lo encuentren vienen y me informan, para ir yo también a adorarlo”. Los magos se fueron a Belén guiados por la estrella que se les apareció otra vez, al salir de Jerusalén, y llenos de alegría encontraron al Divino Niño Jesús junto a la Virgen María y San José; lo adoraron y le ofrecieron sus regalos de oro, incienso y mirra.

Y sucedió que en sueños recibieron un aviso de Dios de que no volvieran a Jerusalén y regresaron a sus países por otros caminos, y el pérfido Herodes se quedó sin saber dónde estaba el recién nacido. Esto lo enfureció hasta el extremo.

Entonces rodeó con su ejército la pequeña ciudad de Belén, y mandó a sus soldados a que mataran a todos los niñitos menores de dos años, en la ciudad y sus alrededores. Ya podemos imaginar la terribilísima angustia para los papás de los niños al ver que a sus casas llegaban los herodianos y ante sus ojos asesinaban a su hijo tan querido. Con razón el emperador César Augusto decía con burla que ante Herodes era más peligroso ser Hijo (Huios) que cerdo (Hus), porque a los hijos los mataba sin compasión, en cambio a los cerdos no, porque entre los judíos esta prohibido comer carne de ese animal.

San Mateo dice que en ese día se cumplió lo que había avisado el profeta Jeremías: “Un griterío se oye en Ramá (cerca de Belén), es Raquel (la esposa de Israel) que llora a sus hijos, y no se quiere consolar, porque ya no existen” (Jer. 31, 15).

Como el hombre propone y Dios dispone, sucedió que un ángel vino la noche anterior y avisó a José para que saliera huyendo hacia Egipto, y así cuando llegaron los asesinos, ya no pudieron encontrar al niño que buscaban para matar.

Y aquellos 30 niños inocentes, volaron al cielo a recibir el premio de las almas que no tienen mancha y a orar por sus afligidos padres y pedir para ellos bendiciones. Y que rueguen también por nosotros, pobres y manchados que no somos nada inocentes sino muy necesitados del perdón de Dios.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Inocentes.htm)

 

27 diciembre, 2023

San Juan Evangelista, el Discípulo más amado por Jesús

 San Juan Evangelista
 
 
 
 
 
¡Oh!, San Juan Evangelista, sois vos, el hijo del Dios
de la vida y que, tuvisteis la inmensa dicha de ser el
discípulo más amado por Jesús, el que escribisteis el
cuarto evangelio y el que, la voz de Juan el Bautista
oísteis cuando viendo a Jesús, dijo: “Este es el cordero
de Dios, que el pecado del mundo quita”. Y, en el acto
marchasteis con Él. En el Tabor, su transfiguración
Presenciasteis y el milagro de la vuelta a la vida de
la hija de Jairo. La última Cena preparasteis y testigo
fuisteis de su agonía en el Huerto de los Olivos. Y,
vos, cuando todo fue consumado, al pie del Gólgota; en
amadísimo guardián quedasteis de María, Madre del Redentor
y Señora Nuestra, como si fuera vuestra madre. Visteis
y creísteis que resucitó  Jesús. Más tarde, Dominiciano,
impío emperador; quiso mataros, pero no pudo y de cólera
y furia lleno, os desterró a Patmos, para gloria de Cristo
Jesús, porque allí, el «Apocalipsis», escribisteis, en
obra grande y extraordinaria convertida. ¿Qué premio os
habrá dado nuestro amoroso Padre? ¿Qué premio? A no dudarlo,
el mismo paraíso, donde, con corona de luz eterna brilláis,
como lo sabéis, por siempre y por siempre. !Aleluya!
¡Oh!, San Juan Evangelista, “vivo Apóstol del Dios Vivo".

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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27 de Diciembre
San Juan Evangelista
Año 100

San Juan Evangelista: consíguenos de Dios la gracia especial de leer con fe y cariño tu santo evangelio, y obtener de su lectura gran provecho para nuestra alma. Dios es amor (San Juan).

 Juan significa: “Dios es misericordioso”.

Este apóstol tuvo la inmensa dicha de ser el discípulo más amado por Jesús. Y se ha hecho muy famoso por haber compuesto el cuarto evangelio.

Nació en Galilea. Era hijo de Zebedeo y hermano de Santiago el Mayor. Su oficio era el de pescador. Parece que fue uno de los dos primeros discípulos de Jesús, junto con Andrés. Los dos eran también discípulos de Juan Bautista y un día al escuchar que el Bautista señalaba a Jesús y decía: “Este es el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”, se fueron detrás de Él. Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le respondieron: “Señor: ¿dónde habitas?”. Y Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Y se fueron con él y estuvieron en su compañía toda la tarde recibiendo sus enseñanzas. Durante toda su vida, jamás Juan podrá olvidar el día, la hora y el sitio en que se encontró por primera vez con Jesucristo. Fue el momento más decisivo de su existencia.

Juan estaba después un día con su hermano Santiago, y con sus amigos Simón y Andrés, remendando las redes a la orilla del lago, cuando pasó Jesús y les dijo: “Vengan conmigo y los haré pescadores de almas”. Inmediatamente, dejando a su padre y a su empresa pequeña, se fue con Cristo a dedicarse para siempre y por completo a extender el Reino de Dios.

Juan evangelista hizo parte, junto con Pedro y Santiago, del pequeño grupo de preferidos que Jesús llevaba a todas partes y que presenciaron sus más grandes milagros. Los tres estuvieron presentes en la Transfiguración, y presenciaron la resurrección de la hija de Jairo. Los tres presenciaron la agonía de Cristo en el Huerto de los Olivos. Junto con Pedro, fue este apóstol encargado por Jesús de prepararle la Última Cena.

Al ver la mamá de Santiago y Juan que Jesús los prefería tanto, y aconsejada por ellos dos, que eran bien orgullosos, se atrevió a pedirle al Señor una gracia muy especial: que cuando él empezara a reinar, nombrara a Juan primer ministro y a Santiago ministro también. Jesús le respondió que el señalar los primeros puestos en el Reino de los cielos le correspondía al Padre Celestial, y que estos ya estaban determinados para otros. Los demás apóstoles se indignaron contra estos dos vanidosos, pero Jesús aprovechó aquella ocasión para recordarles que en el Reino de los cielos ocuparán los primeros puestos los que se hayan dedicado a prestar servicios humildes a los demás.

A Juan y su hermano Santiago les puso Jesús un sobrenombre: “Hijos del trueno”. Y esto se debió a que un día fueron los apóstoles a pedir hospedaje en un pueblo de samaritanos (que odiaban a los judíos) y nadie les quiso proporcionar nada. Entonces estos dos hermanos, que eran violentos, le propusieron a Jesús que les mandara a aquellos maleducados samaritanos alguno de los rayos que tenía desocupados por allá en las nubes. Jesús tuvo que regañarlos porque no habían comprendido todavía que Él no había venido a hacer daño a ninguno, sino a tratar de salvar a cuantos más pudiera. Más tarde estos dos hermanos tan vanidosos y malgeniados, cuando reciban el Espíritu Santo, se volverán humildes y sumamente amables y bondadosos.

En la Última Cena tuvo el honor de recostar su cabeza sobre el corazón de Cristo. Juan Evangelista fue el único de los apóstoles que estuvo presente en el Calvario al morir Jesús. Y recibió de Él ensus últimos momentos el más precioso de los regalos. Cristo le encomendó que se encargara de cuidar a la Madre Santísima María, como si fuera su propia madre, diciéndole: “He ahí a tu madre”. Y diciendo a María: “He ahí a tu hijo”.

El domingo de la resurrección, fue el primero de los apóstoles en llegar al sepulcro vacío de Jesús. Se fue corriendo con Pedro (al oír la noticia de que el sepulcro estaba vacío), pero como era más joven, corrió a mayor velocidad y llegó primero. Sin embargo por respeto a Pedro lo dejó entrar a él primero y luego entró él también y vio y creyó que Jesús había resucitado.

Después de la resurrección de Cristo, cuando la segunda pesca milagrosa, Juan fue el primero en darse cuenta de que el que estaba en la orilla era Jesús. Luego Pedro le preguntó al Señor señalando a Juan: “¿Y éste qué será?”. Jesús le respondió: “Y si yo quiero que se quede hasta que yo venga, a ti qué?”. Con esto algunos creyeron que el Señor había anunciado que Juan no moriría. Pero lo que anunció fue que se quedaría vivo por bastante tiempo, hasta que el reinado de Cristo se hubiera extendido mucho. Y en efecto vivió hasta el año 100, y fue el único apóstol al cual no lograron matar los perseguidores.

Después de recibir el Espíritu Santo en Pentecostés, Juan iba con Pedro un día hacia el templo y un pobre paralítico les pidió limosa. En cambio le dieron la curación instantánea de su enfermedad. Con este milagro se convirtieron cinco mil personas, pero los apóstoles fueron llevados al tribunal supremo de los judíos que les prohibió hablar de Jesucristo. Pedro y Juan les respondieron: “Tenemos que obedecer a Dios, antes que a los hombres”. Los encarcelaron, pero un ángel llegó y los libertó. Otra vez los pusieron presos y les dieron 39 azotes a cada uno. Ellos salieron muy contentos de haber tenido el honor de sufrir esta afrenta por amor al Señor Jesús, y siguieron predicando por todas partes.

Juan, para cumplir el mandato de Jesús en la cruz, se encargó de cuidar a María Santísima como el más cariñoso de los hijos. Con Ella se fue a evangelizar a Éfeso y la acompañó hasta la hora de su gloriosa muerte.

El emperador Dominiciano quiso matar al apóstol San Juan y lo hizo echar en una olla de aceite hirviente, pero él salió de allá más joven y más sano de lo que había entrado, entonces fue desterrado de la isla de Patmos, donde fue escrito el Apocalipsis.

Después volvió otra vez a Éfeso donde escribió el Evangelio según San Juan, que es el libro que lo ha hecho tan famoso. Este libro tiene un estilo elevadísimo e impresionantemente hermoso. Agrada mucho a las almas místicas, y ha convertido a muchísimos con su lectura.

A San Juan Evangelista lo pintan con un águila al lado, porque es el escritor de la Biblia que se ha elevado a más grandes alturas de espiritualidad con sus escritos. Ningún otro libro tiene tan elevados pensamientos como en su evangelio.

Dice San Jerónimo que cuando San Juan era ya muy anciano se hacía llevar a las reuniones de los cristianos y lo único que les decía siempre era esto: “hermanos, ámense los unos a otros”. Una vez le preguntaron por qué repetía siempre lo mismo, y respondió: “es que ese es el mandato de Jesús, y si lo cumplimos, todo lo demás vendrá por añadidura”.

San Epifanio dice que San Juan murió hacia el año cien, a los 94 años de edad. Poco antes había ido a un monte tenebroso a convertir a un discípulo suyo que se había vuelto guerrillero, y lo logró convertir volviéndolo bueno otra vez. Dicen los antiguos escritores que amaba mucho a todos pero que les tenía especial temor a los herejes porque ellos con sus errores pierden muchas almas.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juan_Evangelista.htm)

 

26 diciembre, 2023

San Esteban, Protomártir: el primero en dar la vida por Cristo

 

 

 

¡Oh!, San Esteban, vos, sois el hijo del Dios
de la vida, su protomártir y amado santo. En
aquél tiempo, tembló el Sanedrín, al oíros
hablar del Dios de la vida, Cristo Jesús,
Señor y Dios Nuestro, con ardor de corazón.
Y, ellos, entre cólera y rabia, vuestra muerte
decidieron. Y, en pleno martirio, visteis
la gloria de Dios y, a Jesús, estar de pie,
a la derecha de Él. Y, exclamasteis a viva
voz: “Estoy viendo los cielos abiertos y al
Hijo del hombre en pie, a la derecha de Dios”.
Y, ellos, para callaros, llenos de más ira
os lapidaron sin misericordia alguna. Y,
mientras eso sucedía, vuestro cuerpo todo,
vieron que, como el oro brillaba. Y, en ese
instante mismo se oyó, a vos decir: “¡Señor
Jesús! Mi espíritu recibid y no les tengáis
en cuenta el crimen contra mi”. Y, habiendo
dicho ésto, voló vuestra alma al cielo, y
el Dios de la Vida todo conmovido, os extendió
sus amorosos brazos para recibiros y coronaros
con corona de luz y eternidad, como justo
premio a vuestra entrega grande de amor y fe;
¡oh! San Esteban, “vivo mártir del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Diciembre
San Esteban
Protomártir
Siglo I

Se le llama “protomartir” porque tuvo el honor de ser el primer mártir que derramó su sangre por proclamar su fe en Jesucristo.

Después de Pentecostés, los apóstoles dirigieron el anuncio del mensaje cristiano a los más cercanos, a los hebreos, despertando el conflicto por parte de las autoridades religiosas del judaísmo. Como Cristo, los apóstoles fueron inmediatamente víctimas de la humillación, los azotes y la cárcel, pero tan pronto quedaban libres, continuaban la predicación del Evangelio. La primera comunidad cristiana, para vivir integralmente el precepto de la caridad fraterna, puso todo en común, repartían todos los días cuanto bastaba para el sustento. 

Cuando la comunidad creció, los apóstoles confiaron el servicio de la asistencia diaria a siete ministros de la caridad, llamados diáconos. Entre éstos sobresalía el joven Esteban, quien, a más de desempeñar las funciones de administrador de los bienes comunes, no renunciaba a anunciar la buena noticia, y lo hizo con tanto celo y con tanto éxito que los judíos “se echaron sobre él, lo prendieron y lo llevaron al Sanedrín. Después presentaron testigos falsos, que dijeron: Este hombre no cesa de proferir palabras contra el lugar santo y contra la Ley; pues lo hemos oído decir que este Jesús, el Nazareno, destruirá este lugar y cambiará las costumbres que nos transmitió Moisés”.

Esteban, como se lee en el capítulo 7 de Los Hechos de los apóstoles, “lleno de gracia y de fortaleza”, se sirvió de su autodefensa para iluminar las mentes de sus adversarios. Primero resumió la historia hebrea desde Abrahán haste Salomón, luego afirmó que no había blasfemado contra Dios ni contra Moisés, ni contra la Ley o el templo. Demostró, efectivamente, que Dios se revela aun fuera del templo, e iba a exponer la doctrina universal de Jesús como última manifestación de Dios, pero sus adversarios no lo dejaron continuar el discurso, porque “lanzando grandes gritos se taparon los oídos…y echándolo fuera de la ciudad, se pusieron a apedrearlo”.

Doblando las rodillas bajo la lluvia de piedras, el primer mártir cristiano repitió las mismas palabras de perdón que Cristo pronunció en la cruz: “Señor, no les imputes este pecado”. En el año 415 el descubrimiento de sus reliquias suscitó gran conmación en el mundo cristiano.

Cuando parte de estas reliquias fueron llevadas más tarde por Pablo Orosio a la isla de Menorca, fue tal el entusiasmo de los isleños que, ignorando la lección de caridad del primer mártir, pasaron a espada a los hebreos que se encontraban allí. La fiesta del primer mártir siempre fue celebrada inmediatamente después de la festividad navideña, es decir, entre los “comites Christi”, los más cercanos a la manifestación del Hijo de Dios, porque fueron los primeros en dar testimonio de él.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

25 diciembre, 2023

La Natividad del Señor (Misa del día)

 

 


 Texto del Evangelio (Jn 1,1-18): En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios. Ella estaba en el principio con Dios. Todo se hizo por ella y sin ella no se hizo nada de cuanto existe. En ella estaba la vida y la vida era la luz de los hombres, y la luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la vencieron.


Hubo un hombre, enviado por Dios: se llamaba Juan. Éste vino para un testimonio, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por Él. No era él la luz, sino quien debía dar testimonio de la luz.

La Palabra era la luz verdadera que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por ella, y el mundo no la conoció. Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios, a los que creen en su nombre; la cual no nació de sangre, ni de deseo de hombre, sino que nació de Dios. Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros, y hemos contemplado su gloria, gloria que recibe del Padre como Hijo único, lleno de gracia y de verdad.

Juan da testimonio de Él y clama: «Éste era del que yo dije: El que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo». Pues de su plenitud hemos recibido todos, y gracia por gracia. Porque la Ley fue dada por medio de Moisés; la gracia y la verdad nos han llegado por Jesucristo. A Dios nadie le ha visto jamás: el Hijo único, que está en el seno del Padre, Él lo ha contado.
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«La Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros»

Mons. Jaume PUJOL i Balcells, Arzobispo Emérito de Tarragona (Tarragona, España)

Hoy, con la sencillez de niños, consideramos el gran misterio de nuestra fe. El nacimiento de Jesús señala la llegada de la "plenitud de los tiempos". Desde el pecado de nuestros primeros padres, el linaje humano se había apartado del Creador. Pero Dios, compadecido de nuestra triste situación, envió a su Hijo eterno, nacido de la Virgen María, para rescatarnos de la esclavitud del pecado.

El apóstol Juan lo explica usando expresiones de gran profundidad teológica: «En el principio existía la Palabra y la Palabra estaba con Dios, y la Palabra era Dios» (Jn 1,1). Juan llama "Palabra" al Hijo de Dios, la segunda persona de la Santísima Trinidad. Y añade: «Y la Palabra se hizo carne, y puso su Morada entre nosotros» (Jn 1,14).

Esto es lo que celebramos hoy, por eso hacemos fiesta. Maravillados, contemplamos a Jesús acabado de nacer. Es un recién nacido… y, a la vez, Dios omnipotente; sin dejar de ser Dios, ahora es también uno de nosotros.

Ha venido a la tierra para devolvernos la condición de hijos de Dios. Pero es necesario que cada uno acoja en su interior la salvación que Él nos ofrece. Tal como explica san Juan, «a todos los que la recibieron les dio poder de hacerse hijos de Dios» (Jn 1,12). ¡Hijos de Dios! Quedamos admirados ante este misterio inefable: «El Hijo de Dios se ha hecho hijo del hombre para hacer a los hombres hijos de Dios» (San Juan Crisóstomo).

Acojamos a Jesús, busquémosle: solamente en Él encontraremos la salvación, la verdadera solución para nuestros problemas; sólo Él da el sentido último de la vida y de las contrariedades y del dolor. Por esto, hoy os propongo: leamos el Evangelio, meditémoslo; procuremos vivir verdaderamente de acuerdo con la enseñanza de Jesús, el Hijo de Dios que ha venido a nosotros. Y entonces veremos cómo será verdad que, entre todos, haremos un mundo mejor.

 (https://evangeli.net/evangelio/dia/V_54)


24 diciembre, 2023

Cuarto Domingo de Adviento

 EL ÁNGEL GABRIEL ANUNCIA A MARÍA

Domingo 24 de Diciembre
Domingo 4 (B) de Adviento
 
Texto del Evangelio (Lc 1,26-38): En aquel tiempo, fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. Y entrando, le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se conturbó por estas palabras, y discurría qué significaría aquel saludo. 
 
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios; vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin». María respondió al ángel: «¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?». El ángel le respondió: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, también Isabel, tu pariente, ha concebido un hijo en su vejez, y este es ya el sexto mes de aquella que llamaban estéril, porque ninguna cosa es imposible para Dios». Dijo María: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel dejándola se fue.
 
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«Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús»
Fray Josep Mª MASSANA i Mola OFM
(Barcelona, España)
 
Hoy, el Evangelio tiene el tono de un cuento popular. Las rondallas empiezan así: «Había una vez...», se presentan los personajes, la época, el lugar y el tema. Ésta llegará al punto álgido con el nudo de la narración; finalmente, hay el desenlace.
San Lucas, de modo semejante, nos cuenta, con tono popular y asequible, la historia más grande. Presenta, no una narración creada por la imaginación, sino una realidad tejida por el mismo Dios con colaboración humana. El punto álgido es: «Vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús» (Lc 1,31).
 
Este mensaje nos dice que la Navidad está ya cercana. María nos abrirá la puerta con su colaboración en la obra de Dios. La humilde doncella de Nazaret escucha sorprendida el anuncio del Ángel. Precisamente rogaba que Dios enviara pronto al Ungido, para salvar el mundo. Poco se imaginaba, en su modesto entendimiento, que Dios la escogía justamente a Ella para realizar sus planes.
María vive unos momentos tensos, dramáticos, en su corazón: era y quería permanecer virgen; Dios ahora le propone una maternidad. María no lo entiende: «¿Cómo se hará eso?» (Lc 1,34), pregunta. El Ángel le dice que virginidad y maternidad no se contradicen, sino que, por la fuerza del Espíritu Santo, se integran perfectamente. No es que Ella ahora lo entienda mejor. Pero ya le es suficiente, pues el prodigio será obra de Dios: «A Dios nada le es imposible» (Lc 1,38). Por eso responde: «Que se cumplan en mi tus palabras» (Lc 1,38). ¡Que se cumplan! ¡Que se haga! ¡Fiat! Sí. Total aceptación de la Voluntad de Dios, medio a tientas, pero sin condiciones.
 
En aquel mismo instante, «la Palabra se hizo Carne y habitó entre nosotros» (Jn 1,14). Aquel cuento popular deviene a un mismo tiempo la realidad más divina y más humana. Pablo VI escribió el año 1974: «En María vemos la respuesta que Dios da al misterio del hombre; y la pregunta que el hombre hace sobre Dios y la propia vida».
 
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Abre, Virgen dichosa, el corazón a la fe, los labios al consentimiento, las castas entrañas al Criador. Mira que el deseado de todas las gentes está llamando a tu puerta. Levántate, corre, abre. ‘Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra’» (San Bernardo)
 
«El Verbo, que encontró una morada en el seno virginal de María, en Navidad viene a llamar nuevamente al corazón de cada cristiano. Cada uno está llamado a responder, como María, con un “sí” personal y sincero, poniéndose plenamente a disposición de Dios» (Francisco)
 
«La anunciación a María inaugura la plenitud de ‘los tiempos’ (Gal 4,4), es decir el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará ‘corporalmente la plenitud de la divinidad’ (Col 2,9). La respuesta divina a su ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?’ (Lc 1,34) se dio mediante el poder del Espíritu: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti’ (Lc 1,35)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 484). ( Evangeli.net).

23 diciembre, 2023

San Juan Cancio, protector de las víctimas de la calumnia y la difamación

 San Juan Cancio

¡Oh!, San Juan Cancio; vos, sois, el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, y el que, desde pequeño
al Maestro Divino encarnabais en sus santas palabras
y obrar diario, entre los más pobres y necesitados.
Lo imitasteis de fervorosa manera tanto que, cuando
os veían, parecían ver al mismo Cristo, Dios y Señor
Nuestro. “La tristeza no es provechosa. Si algún
bien les he hecho en estos años canten un himno de
acción de gracias a Dios, pero vivan siempre alegres
y contentos, que así lo quiere Dios”; dijisteis con
mucho amor y paz al pueblo en el que acababais de
servir. Os nombraron nuevamente profesor en Cracovia
y durante muchos años, disteis clases de Sagrada
Escritura. Allí, vuestra fama creció com la espuma.
Vuestros ratos libres los dedicabais a visitar pobres
y enfermos. Lo que ganabais, siempre estaba a merced
de los pobres de la ciudad, que en muchas veces os
dejaron en la ruina. “Combatimos el pecado pero amamos
al pecador. Atacamos el error, pero no queremos
violencia contra nadie, la violencia siempre hace
daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las
puertas de los corazones”; decíais vos, recordando
a San Agustín. A vuestros alumnos les dabais estos
consejos: «Cuídense de ofender, que después es difícil
hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después
resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado».
Vos formasteis a centenares de sacerdotes y la gente
os llamaba «el padre de los pobres» por vuestras
incontables muestras de caridad con los más desvalidos.
Y, así, y luego de haberos gastado en buena lid, voló
vuestra alma al cielo, para coronaros con corona de
luz y eternidad, como justo premio a vuestro amor y fe.
Padre amoroso y dadivoso de los pobres y desposeídos;
¡oh!, San Juan Cancio, “vivo siervo del Dios Vivo y eterno”.

 © 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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San Juan Cancio
Protector de las víctimas de la calumnia
y la difamación

Se llama así porque nació en la ciudad de Dant, en Polonia. Cuando era estudiante los compañeros le decían que el ayunar y dejar de comer carne era dañoso para la salud, y les respondía que los antiguos monjes nunca comían carne y ayunaban muchas veces y llegaban hasta los ochenta años llenos de salud física y mental.

Un día estando almorzando vio pasar por frente a la puerta a un mendigo muy hambriento. Salió y le regaló su almuerzo. Sintió entonces una alegría tan grande al recordar que quien atiende al pobre, atiende a Cristo, que después cuando sea profesor de la universidad, todos los días le dará un almuerzo a un pobre. Cuando alguien le decía: “Ya viene el pobre”, él añadía: “Ya viene Jesucristo”, porque recordaba lo que dijo Jesús: “Yo les diré: tuve hambre y me dieron de comer. Porque todo favor que han hecho a cualquiera de estos mis humildes hermanos, yo lo recibo como si me lo hubieran hecho a Mí en persona” (Mt. 25, 40).

Siendo joven sacerdote lo nombraron profesor de la universidad. Pero otros sintieron envidia contra él por este cargo, e hicieron que lo nombraran como párroco de un pueblo lejano. Allá se hizo querer tanto, que el día que lo trasladaron otra vez hacia la capital, centenares de feligreses lo acompañaron por varios kilómetros, dando grandes demostraciones de tristeza. Él se despidió de ellos con estas palabras: “La tristeza no es provechosa. Si algún bien les he hecho en estos años canten un himno de acción de gracias a Dios, pero vivan siempre alegres y contentos, que así lo quiere Dios”.

Nuevamente lo nombraron profesor de la Universidad de Cracovia (que es la segunda ciudad de Polonia) y durante muchos años dio allí la clase de Sagrada Escritura o explicación de la Santa Biblia. Su fama llegó a ser sumamente grande.

Los ratos libres los dedicaba a visitar pobres y enfermos. Lo que ganaba estaba a disposición de los pobres de la ciudad, que muchas veces lo dejaron en la ruina.

En las discusionesrepetía lo que decía San Agustín: “Combatimos el pecado pero amamos al pecador. Atacamos el error, pero no queremos violencia contra nadie, la violencia siempre hace daño, en cambio la paciencia y la bondad abren las puertas de los corazones“.

Cuando predicaba acerca del pecado lloraba al recordar la ingratitud de los pecadores hacia Dios, y la gente al verlo llorar se conmovía y cambiaba de conducta.

A sus alumnos les repetía estos consejos:“Cuídense de ofender, que después es difícil hacer olvidar la ofensa. Eviten murmurar, porque después resulta muy difícil devolver la fama que se ha quitado”.

Sus alumnos y sus beneficiados recordaron con gratitud su nombre por muchos años. Fueron centenares los sacerdotes formados espiritualmente por él. La gente lo llamaba: “el padre de los pobres”.

Sintiendo que llegaba la muerte y siendo ya muy anciano, dejó todas las demás actividades y se dedicó únicamente a prepararse bien antes de morir. Y el 24 de diciembre de 1473, rodeado por sus muy amados profesores de la universidad, después de recibir los santos sacramentos, murió santamente.

En su sepulcro se obraron tantos milagros y por su intercesión se consiguieron tan admirables favores, que el Sumo Pontífice lo declaró santo.

También en las universidades se producen santos. Como ejemplo San Cancio, el cual ruegue siempre a Dios por todos los alumnos y profesores de todas las universidades del mundo.

La limosna borra multitud de pecados (S. Biblia).

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juan_Canicio.htm)

 

 

22 diciembre, 2023

Santa Clotilde, reina y viuda

 Santa Clotilde

 

¡Oh!, Santa Clotilde, vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa y que, siendo reina
y viuda fuisteis preferida del Dios Vivo y eterno,
y que, con desbordante humildad las vicisitudes
de vuestra vida asumisteis con paciencia y valor
y constancia, hasta que vuestro rey, fundador de
la francesa nación, optara por convertirse a la
religión católica y de milagrosa manera, fuera él,
quien alumbrara los caminos santos de su reino,
como énfasis dando al significado de vuestro nombre:
“la que victoriosamente lucha”. San Gregorio de
Tours dice que a vos, os admiraban por vuestra gran
generosidad de repartir limosnas, y por la pureza
de vuestra vida y vuestras largas y fervorosas
oraciones. Y, la gente también afirmaba que vos,
más parecíais una religiosa que una reina. Después
de la muerte de vuestro esposo el rey, os consagrasteis
en Tours, llevando una vida de oración y de socorro
a los pobres y enfermos. Cuando cumplisteis con vuestro
tiempo de vida, vuestros hijos Clotario y Chidelberto
llevaron vuestro féretro hasta la tumba de vuestro
amado esposo el rey Clodoveo. Y, así, y por vuestras
innombrables obras de caridad, una corona de luz os
ciñieron en vuestra alma, que brilla eterna en el
cielo, como premio justo a vuestra entrega de amor;
¡oh!, Santa Clotilde, “viva imagen del Dios Vivo».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Diciembre

Santa Clotilde Reina y viuda
Año 545

Dios sea bendito por las mujeres santas que le ha dado y le dará siempre a nuestra santa Iglesia Católica.

Clotilde quiere decir: “la que lucha victoriosamente” (tild: luchar. Clot: victoria). Esta santa reina tuvo el inmenso honor de conseguir la conversión al catolicismo del fundador de la nación francesa, el rey Clodoveo.

La vida de nuestra santa la escribió San Gregorio de Tours, hacia el año 550. Era hija del rey de Borgoña, Chilberico, que fue asesinado por un usurpador el cual encerró a Clotilde en un castillo. Allí se dedicó a largas horas de oración y a repartir entre los pobres todas las ayudas que lograba conseguir. La gente la estimaba por su bondad y generosidad.

Clodoveo el rey de los francos supo que Clotilde estaba prisionera en el castillo y envió a uno de sus secretarios para que disfrazado de mendigo hiciera fila con los que iban a pedir limosnas, y le propusiera a Clotilde que aceptara el matrimonio secreto entre ella y Clodoveo. Aunque este rey no era católico, ella aceptó, con el fin de poderlo convertir al catolicismo, y recibió la argolla de matrimonio que le enviaba Clodoveo, y ella por su parte le envió su propia argolla.

Entonces el rey Clodoveo anunció al usurpador que él había contraído matrimonio con Clotilde y que debía dejarla llevar a Francia. El otro tuvo que aceptar.

Las fiestas de la celebración solemne del matrimonio entre Clodoveo y Clotilde fueron muy brillantes. Un año después nació su primer hijo y Clotilde obtuvo de su esposo que le permitiera bautizarlo en la religión católica. Pero poco después el niñito se murió y el rey creyó que ello se debía a que él no lo había dejado en su religión pagana, y se resistía a convertirse. Ella sin embargo seguía ganando la buena voluntad de su esposo con su amabilidad y su exquisita bondad, y rezando sin cesar por su conversión.

Los alemanes atacaron a Clodoveo y este en la terrible batalla de Tolbiac, exclamó: “Dios de mi esposa Clotilde, si me concedes la victoria, te ofrezco que me convertiré a tu religión”. Y de manera inesperada su ejército derrotó a los enemigos.

Entonces Clodoveo se hizo instruir por el obispo San Remigio y en la Navidad del año 496 se hizo bautizar solemnemente con todos los jefes de su gobierno. Fue un día grande y glorioso para la Iglesia Católica y de enorme alegría para Clotilde que veía realizados sus sueños de tantos años. Desde entonces la nación francesa ha profesado la religión católica.

En el año 511 murió Clodoveo y durante 36 años estará viuda Clotilde luchando por tratar de que sus hijos se comporten de la mejor manera posible. Sin embargo la ambición del poder los llevó a hacerse la guerra unos contra otros y dos de ellos y varios nietos de la santa murieron a espada en aquellas guerras civiles por la sucesión.

San Gregorio de Tours dice que la reina Clotilde era admirada por todos a causa de su gran generosidad en repartir limosnas, y por la pureza de su vida y sus largas y fervorosas oraciones, y que la gente decía que más parecía una religiosa que una reina. Y después de la muerte de su esposo sí que en verdad ya vivió como una verdadera religiosa, pues desilusionada por tantas guerras entre los sucesores de su esposo, se retiró a Tours y allí pasó el resto de su vida dedicada a la oración y a las buenas obras, especialmente a socorrer a pobres y a consolar enfermos y afligidos.

Sus dos hijos Clotario y Chidelberto se declararon la guerra, y ya estaban los dos ejércitos listos para la batalla, cuando Clotilde se dedicó a rezar fervorosamente por la paz entre ellos. Y pasó toda una noche en oración pidiendo por la reconciliación de los dos hermanos. Y sucedió que estalló entonces una tormenta tan espantosa que los dos ejércitos tuvieron que alejarse antes de recibir la orden de ataque. Los dos combatientes hicieron las paces y fueron a donde su santa madre a prometerle que se tratarían como buenos hermanos y no como enemigos.

A los 30 días de este suceso, murió plácidamente la santa reina y sus dos hijos Clotario y Chidelberto llevaron su féretro hasta la tumba del rey Clodoveo. Así terminaba su estadía en la tierra la que consiguió de Dios que el jefe y fundador de una gran nación se pasara a la religión católica, con todos sus colaboradores.

 
(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Clotilde.htm)