07 enero, 2024

La Epifanía del Señor (Fiesta celebrada hoy Domingo para América Latina)

 
 La Biblia Católica: MATEO 2,1-12MAGOS DE ORIENTE ADORAN A JESÚS
 
 
 
Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

«Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron»

Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll (Barcelona, España)

Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1). Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente, con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así, no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.

Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente, les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta» (Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt 2,3), nos dice el Evangelio.

Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas (…). Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo» (San León Magno)

  • «El misterio de la Navidad se irradia sobre la tierra, difundiéndose en círculos concéntricos: la Sagrada Familia de Nazaret, los pastores de Belén y, finalmente, los Magos, que constituyen las primicias de los pueblos paganos» (Benedicto XVI)

  • «La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente (Mt 2,1) En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 528)

     (https://evangeli.net/evangelio/dia/2024-01-06)

06 enero, 2024

Solemnidad de la Epifanía del Señor

 Puede ser una imagen de texto que dice "¡Feliz día de la Epifanía pildorasdefe.net del Señor! "¿Dónde está el Rey? Hemos visto su estrella en Oriente hemos venido a adorarlo" Del Evangelio del día Cf. Mateo 2,1-12"


06 de Enero
La Epifanía del Señor
La Visita de los Reyes Magos

Cada 6 de enero, en la ciudad de Roma y en muchas otras partes del mundo, se celebra la Solemnidad de la Epifanía (manifestación) del Señor. Se le llama así porque recordamos la “manifestación” del Salvador, el Mesías esperado, que se revela a todos los pueblos de la humanidad representados en los sabios de Oriente.

El Evangelio nos presenta precisamente a estos personajes, conocidos como los Tres Reyes Magos, quienes dejaron atrás sus tierras y sus culturas para salir al encuentro de Aquel que ha venido para devolver la esperanza a la humanidad. Como ellos, presentemos de rodillas nuestros regalos al Niño Dios y adorémosle.

Evangelio: Mateo 2, 1-12

“Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces, unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando: ‘¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo’. Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.

Ellos le contestaron: ‘En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el profeta: Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi pueblo Israel’. Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles: ‘Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo’.

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino”.

Los Magos encontraron al Mesías acostado en un humilde pesebre, a lado de María, su Madre, y de San José, su padre. Le llevaron regalos: Oro por su realeza, incienso por su divinidad y mirra por su humanidad. ¡Hagámosle un regalo a Jesús! ¡Démosle nuestro corazón! Con toda seguridad, Él nos regalará más, porque nos entregará su amor.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-la-epifania-del-senor-64269)

05 enero, 2024

San Juan Newmann, Fundador de las Escuelas Católicas en los EE. UU.

 

 

 

 ¡Oh San Juan Neumann, vos sois  el hijo del Dios
de la Vida, su obispo y amado santo. Vos, escribisteis
a los obispos del mundo, pero nadie quería sacerdotes.
Pero ello no os desanimó jamás a pesar de que las
puertas parecían cerrarse. Aprendisteis el inglés
trabajando en una fábrica con obreros de lengua
inglesa. Finalmente, el obispo de Nueva York os aceptó
ordenaros y para ello, debisteis abandonar a vuestra
familia y marcharos a una tierra lejana. Vos, en Nueva
York, os asignaron una parroquia al oeste, que se
extendía desde Ontario hasta Pensilvania. Vuestra
iglesia no tenía ni campanario y carecía de otras
deficiencias, pero ello no os importó en absoluto
ya que pasabais la mayor parte de vuestro tiempo
visitando poblado tras poblado, escalando montañas,
para visitar a vuestra mies, y realizando Misas, en
cabañas, tabernas y hasta en la mesa de la cocina.
Vos que soñabais con una comunidad, ingresasteis
con los redentoristas, una Congregación de sacerdotes
y laicos, que se dedicaban a ayudar a los pobres
y a los abandonados. Desde el principio destacasteis
por ser una persona piadosa, llena de celo, amable
y claramente santa. Vuestro dominio de seis idiomas,
os hizo apto para el trabajo en aquella sociedad
de entonces. El superior de la Provincia Belga, dijo
de vos así: «Es un gran hombre que combina la piedad
con una personalidad fuerte y prudente». A vos, os
nombraron Obispo de Filadelfia y os consagraron en
Baltimore y ese fue el momento justo para organizar
un sistema diocesano de escuelas católicas, por ello
a vos, con justa razón se os considera como Fundador
de la educación católica. Además, fundasteis las
Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco para
enseñar en las escuelas. Construisteis más de ochenta
iglesias y la catedral de San Pedro y San Pablo, vos,
la comenzasteis. Erais de estatura pequeña, pero
en vuestra corta y fructífera vida tuvisteis gran
actividad. Os disteis tiempo para vuestra la creación
literaria, además de vuestras obligaciones pastorales.
Escribisteis en revistas y periódicos católicos;
publicasteis dos catecismos y, una historia de la
Biblia para escuelas. Y así, y luego de haberos gastado
en buena lid, voló vuestra alma al cielo para ser
coronada con corona de luz, como justo premio a vuestra
entrega de amor, fe y esperanza. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh! San Juan Newmann, "vivo Cristo del Amor de Dios".

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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 05 de Enero
San Juan Newmann
Obispo

El obispo de Filadelfia nació en Prachatitz, Bohemia, el 28 de Marzo de 1811, hijo de Philip Neumann y Agnes Lebis. Asistió a la escuela en Budweis y allí entró en el seminario el año 1831.

Dos de años después, pasó a la universidad de Charles Ferdinand en Praga donde estudió teología. Cuando su preparación para el sacerdocio se completó en 1835, deseaba ordenarse pero el obispo decidió que no habría allí más ordenaciones. Nos resulta difícil imaginar hoy que Bohemia tuviera entonces demasiados sacerdotes. Juan escribió a los obispos del mundo, pero en todas partes la misma historia: ninguno quería ahora sacerdotes. Juan estaba seguro de su vocación al sacerdocio, pero todas las puertas parecían cerrársele.

Pero Juan no se arredró. Aprendió el inglés trabajando en una fábrica con obreros de lengua inglesa. De esta forma, pudo escribir a los obispos de Estados Unidos.

Finalmente, el obispo de Nueva York aceptó ordenarlo. Para responder a la llamada de Dios de ser sacerdote, Juan debió abandonar su familia para siempre y atravesar el océano para adentrarse en una tierra lejana y difícil.

En Nueva York, Juan fue uno de los 36 sacerdotes para 200.000 católicos. Su parroquia, al oeste de Nueva York, se extendía desde Ontario hasta Pensilvania. Su iglesia no tenía ni campanario ni estaba pavimentada, pero esto no importaba en absoluto ya que Juan pasaba la mayor parte de su tiempo visitando poblado tras poblado, escalando montañas, para visitar a los enfermos, para detenerse en las cabañas y en las tabernas a fin de enseñar y celebrar la misa en la mesa de la cocina.

Debido a su trabajo y a lo lejano de la parroquia, Juan soñaba con una comunidad: entró con los redentoristas, una Congregación de sacerdotes y hermanos que se dedicaban a ayudar a los pobres y a los más abandonados. Fue el primer sacerdote que entraba en la Congregación en América, profesó en Baltimore el 16 de enero de 1842. Desde el principio destacó por ser una persona altamente piadosa, por su evidente santidad, por su celo y por su amabilidad. Su conocimiento de seis idiomas modernos lo hizo particularmente apto para el trabajo en la sociedad Estadounidense de múltiples idiomas en el siglo diecinueve.

Después de trabajar en Baltimore y Pittsburgh, en 1847 fue nombrado Visitador o Superior Mayor de los redentoristas en los Estados Unidos. El Padre Frederick von Held, superior de la Provincia Belga, a la que pertenecían las casas Estadounidenses, dijo de él: «Es un gran hombre que combina la piedad con una personalidad fuerte y prudente». Necesitó estas que calidades durante los dos de años en que desempeñó el cargo, cuando la fundación estadounidense pasaba por un difícil período de ajuste.

Cuando dejó el cargo al Padre Bernard Hafkenscheid, los redentoristas de Estados Unidos estaban mejor preparados para llegar a ser una provincia autónoma, cosa que sucedió en 1850. El Padre Neumann fue nombrado Obispo de Filadelfia y consagrado en Baltimore el 2 de marzo de 1852. Su diócesis era muy grande y pasaba por un período de considerable desarrollo.

Como obispo, fue el primero en organizar un sistema diocesano de escuelas católicas.

Fundador de la educación católica en el país, las escuelas de su diócesis aumentaron de 2 un 100. Fundó las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco para enseñar en las escuelas.

Entre las más de ochenta iglesias que construyó durante su episcopado, debe mencionarse la catedral de los Santos Pedro y Pablo que él comenzó. San Juan Neumann era de estatura pequeña, nunca tuvo una salud robusta, pero en su corta vida tuvo una gran actividad. Encontró tiempo para una considerable actividad literaria además de sus obligaciones pastorales. Escribió asimismo numerosos artículos en revistas y periódicos católicos; publicó dos catecismos y, en 1849, una historia de la Biblia para escuelas. Continuó esta actividad justamente hasta el final de su vida.

El 5 de enero de 1860 (con 48 años de edad) se desplomó en la calle, en su ciudad episcopal y murió antes de que pudieran administrársele los últimos Sacramentos. Fue beatificado por el Papa Pablo VI el 13 de octubre de 1963 y canonizado por el mismo Papa sobre el 17 de junio de 1977. Su fiesta es cada 5 de enero.

(https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-3903)

04 enero, 2024

Isabel Ana Bayley viuda de Seton, Fundadora del Instituto de Hermanas de San José

 Hoy celebramos a Santa Isabel Ana Bayley Seton, la primera santa nacida en Estados Unidos

 

!Oh! Santa Isabel Ana Bayley, vos sois la hija del Dios
de la Vida, y su amada santa, que fundasteis la primera
escuela católica y la primera congregación estadounidense
de religiosas bajo el nombre de «Hermanas de la Caridad de
San José». Fallecido vuestro esposo, fuisteis acogida por
la familia italiana Felicchi un tiempo, y allí, os atrajo
el catolicismo, pues la devoción y calor humano de los dueños
de casa os tocó el corazón, por lo que decidisteis conocer
la fe de vuestros amigos. Y, así, un día deseasteis convertiros
en católica, porque dos cosas os habían impresionado de la
Iglesia católica y os impulsaron a serlo: la presencia
real de Jesucristo en la Eucaristía y la devoción a la Virgen
María. Superando la incomprensión de vuestros familiares por
haberos hecho católica, nunca os desanimasteis y empezasteis
a trabajar como voluntaria educadora. Vuestro compromiso
con los que más sufren os impulsó a fundar una comunidad
religiosa llamada «Instituto de Hermanas de la Caridad de San
José, primera congregación religiosa femenina fundada en
Norteamérica. Después de morir, vuestra fundación se unió
a la Compañía de las Hijas de la Caridad de París, tal como
fue vuestro deseo inicial. Vos, también, fundasteis la primera
escuela parroquial católica en Estados Unidos, con la que
señalasteis el camino que seguiría la educación religiosa
en ese país. Os beatificó San Juan XXIII, Papa y luego os
canonizó San Pablo VI, Papa. Patrona de las escuelas católicas,
las viudas y los niños en peligro de muerte, !Aleluya!
!Oh! Santa Isabel Ana Bayley, «viva hija del Dios de la Vida».

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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 04 de Enero

 Isabel Ana Bayley viuda de Seton

Isabel Ana Bayley viuda de Seton es la primera santa nacida en los Estados Unidos, país donde fundó la primera escuela católica y la primera congregación estadounidense de religiosas bajo el nombre de Hermanas de la Caridad de San José. Se le considera patrona de las escuelas católicas, las viudas y los niños en peligro de muerte.

Isabel nació el 28 de agosto de 1774 en Nueva York. Sus padres, el Dr. Richard Bayley y su esposa, Catalina Charlton, eran anglicanos y leales miembros del partido conservador.

A los 20 años, la Santa conoció a William Magee Seton, un reconocido hombre de negocios con el que se casó luego de un breve tiempo de noviazgo y con el que tuvo cinco hijos.

El 27 de diciembre de 1803, su esposo falleció debido a una tuberculosis. Encontrándose en una difícil situación, fue acogida durante varios meses en la casa de la familia italiana Felicchi.

En los días de su estancia con los Felicchi, Isabel entró en contacto con el catolicismo. Desde el principio, la devoción y calor humano de los dueños de casa le había tocado el corazón, por lo que decidió conocer con mayor profundidad la fe de los Felicchi. El 14 de marzo de 1805, Isabel expresó su deseo de convertirse en católica. Dos cosas la habían impresionado de la Iglesia católica y la impulsaron a convertirse: la presencia real de Jesucristo en la Eucaristía y la devoción a la Virgen María.

De regreso a Nueva York, se encontró con la incomprensión de sus familiares por haberse hecho católica.

Pese a este duro golpe, Isabel no se arredra sino que empieza a trabajar como voluntaria, en el papel de maestra o educadora. Su compromiso con los que más sufren la impulsó a concretar la idea de la fundación de una comunidad religiosa. En 1809, fundó en Baltimore, el Instituto de Hermanas de la Caridad de San José, la primera congregación religiosa femenina fundada en Norteamérica. Después de su muerte, las Hermanas se unen a la Compañía de las Hijas de la Caridad de París, tal como fue su deseo inicial. Isabel también fundó la primera escuela parroquial católica en Estados Unidos, con lo que marcó el derrotero que seguiría la educación religiosa en ese país.

Isabel Ana Bayley Seton falleció en Maryland el 4 de enero de 1821. Fue beatificada el 17 de marzo de 1963 por el Papa San Juan XXIII y luego canonizada el 14 de septiembre de 1975 por el Papa San Pablo VI.

Hoy, una imagen suya adorna una de las puertas principales de la Catedral de San Patricio en Nueva York

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-isabel-bayley-seton-primera-santa-nacida-en-estados-unidos-36246)

03 enero, 2024

El Santísimo Nombre de Jesús

 Imagen

 

 

¡Oh!, Santísimo y Gloriosísimo Nombre de Jesús;
¿Quién más sino Vos, para llevar ese Santísimo
Nombre? ¡Nadie, más que Vos! ¡Maravilloso Nombre!
Vuestro Amadísimo Padre, os lo dio, para vivo
y sempiterno recuerdo de todas las bendiciones que
recibimos de Vos, a cada nada, pues él, nos ayuda
en nuestras espirituales y corporales necesidades, gracias
a Vuestra promesa: “En mi nombre expulsarán demonios,
hablarán en lenguas nuevas, agarrarán serpientes
en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño;
impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán
bien”. Y, vuestros Apóstoles así, lo hicieron dando
fuerza a los lisiados, vida a los muertos, consuelo
en las aflicciones espirituales y recordándole al justo
el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero
de Dios. También Vuestro Santísimo Nombre, nos protege
de Satanás y de sus engaños, pues él teme Vuestro
Nombre: ¡Jesús!, porque lo vencisteis en la Cruz.
Además, con Vuestro Nombre obtenemos toda bendición
y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Vos, mismo
dijisteis: “lo que pidáis al Padre, os lo dará en
mi nombre”. Y, la Iglesia, todas sus plegarias las
concluye, así: “Por Jesucristo Nuestro Señor” ¡Amén!
¡Bendito el Santísimo Nombre de “Jesús” ahora y siempre!
¡Oh!, Santísimo y Gloriosísimo Nombre de “Jesús”, Amado del Padre.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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03 de Enero

Santísimo Nombre de Jesús

Cada 3 de enero la Iglesia celebra el Día del Santísimo Nombre de Jesús. “Éste es aquel santísimo nombre anhelado por los patriarcas, esperado con ansiedad, demandado con gemidos, invocado con suspiros, requerido con lágrimas, donado al llegar la plenitud de la gracia”, decía San Bernardino de Siena.

El nombre “Jesús” es la forma latina del griego “Iesous”, que a su vez es la transliteración del hebreo “Jeshua” o “Joshua”, o también “Jehoshua”, que significa “Yahveh es salvación”.

La aparición de la veneración al Santísimo Nombre de Jesús se remite a las celebraciones litúrgicas del siglo XIV. San Bernardino de Siena, en el siglo XV, junto a sus discípulos propagaron el culto al Nombre de Jesús, y un siglo después, hacia 1530, el Papa Clemente VII concedió por primera vez a la Orden Franciscana la autorización para la celebración del Oficio del Santísimo Nombre de Jesús.

En su tiempo, San Bernardino solía llevar una tablilla que mostraba la Eucaristía con rayos saliendo de ella en la que se podía ver el monograma “IHS”, abreviación del Nombre de Jesús en griego (ιησουσ). Más adelante, la tradición devocional le añade un nuevo sentido a dicho monograma, convirtiéndolo en un “cristograma”: «I» por “Iesus” (Jesús); «H» por Hominum (de los hombres); «S» por “Salvator» (Salvador). Es decir IHS quiere decir “Jesús, Salvador de los hombres”. Nuevos sentidos se añadirán posteriormente.

San Ignacio de Loyola y los jesuitas hicieron de este monograma el emblema de la Compañía de Jesús.

El Nombre de Jesús, invocado con confianza:

  • Brinda ayuda en las necesidades corporales, según la promesa de Cristo: «En mi nombre agarrarán serpientes en sus manos y aunque beban veneno no les hará daño; impondrán las manos sobre los enfermos y se pondrán bien» (Mc. 16,17-18). En el Nombre de Jesús, los Apóstoles dieron fuerza a los lisiados (Hch. 3,6; 9,34) y vida a los muertos (Hch. 9,40).
  • Da consuelo en las pruebas espirituales. El Nombre de Jesús le recuerda al pecador el «padre del hijo pródigo» y el buen samaritano; al justo le recuerda el sufrimiento y la muerte del inocente Cordero de Dios.
  • Nos protege de Satanás y sus artimañas, ya que el diablo le teme al Nombre de Jesús, quien lo ha vencido en la Cruz.
  • En el nombre de Jesús obtenemos toda bendición y gracia en el tiempo y la eternidad, pues Cristo dijo: «lo que pidan al Padre se los dará en mi nombre.» (Jn. 16,23). Por lo tanto, la Iglesia concluye todas sus oraciones con las palabras: «Por Jesucristo Nuestro Señor», etc. Así se cumple la palabra de San Pablo: «Para que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en los cielos, en la tierra y en los abismos.» (Flp. 2,10).

  • (https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-el-dia-del-santisimo-

02 enero, 2024

San Basilio Magno y a San Gregorio Nacianceno, Doctores de la Iglesia

 San Basílio y San Gregorio

 

 ¡Oh!, San Basilio, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y llamado con justa razón «el asceta del
desierto», y que, en “Constituciones” vuestro famoso libro
las reglas volcasteis más elevadas para la santidad
alcanzar en la vida religiosa. Amado como erais por todos
cristianos, judíos y paganos, San Gregorio dijo de vos: “Cada
vez que leo un escrito de Basilio, siento que el Espíritu
Santo transforma mi alma”. Decía ello, porque vuestros escritos
poseen «unción”, que conmueven al que los lee. Decíais vos:
“Óyeme cristiano que no ayudas al pobre: tú eres un verdadero
ladrón. El pan que no necesitas le pertenece al hambriento.
Los vestidos que ya no usas le pertenecen al necesitado.
El calzado que ya no empleas le pertenece al descalzo.
El dinero que gastas en lo que no es necesario es un robo
que le estás haciendo al que no tiene con que comprar lo que
necesita. Si pudiendo ayudar no ayudas, eres un verdadero
ladrón”. ¡Y, bien dicho, porque hay de todo en la viña
del Señor! Trabajabais y escribíais sin cesar. La gente
decía: “El obispo Basilio predica a todas horas: en las
misas, en las reuniones, en las catequesis, y cuando no
está hablando con sus labios, está predicando con las buenas
obras que hace en favor de los demás”. Y, así, y luego
de haber gastado vuestra vida en buena lid, voló vuestra
alma al cielo, para coronada ser con corona de luz, como
justo premio a vuestra entrega de amor increíble y de fe.
San Gregorio Niacianceno, Arzobispo de Constantinopla,
dijo en su discurso el día de vuestro entierro: “Basilio
santo, nació entre los santos. Basilio pobre vivió pobre
entre los pobres. Basilio, hijo de mártires sufrió como
un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con
sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus
escritos admirables”. ¡Puro amor! ¡Pura Vida! ¡Aleluya!
¡Oh¡, San Basilio de Nacianzo, «viva imitación del Cristo Vivo».

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Enero
San Basilio Magno
San Gregorio de Nacianzo

San Basilio.

Perteneció a una familia de santos. Su abuelo murió mártir en la persecución. La abuela fue Santa Macrina. La mamá: Santa Amelia. La hermana también fue santa. Sus hermanos San Pedro obispo de Sebaste y San Gregorio Niceno. Su mejor amigo San Gregorio Nacianceno (el otro santo que se celebra este día).

Basilio significa: “Rey”. Nació en Cesarea de Turquía el año 329. Estudió en Atenas y Constantinopla.

Al ver que su hermana Santa Macrina había fundado un monasterio de monjas y que éstas progresaban mucho en santidad, Basilio se fue a Egipto a aprender de los monjes del desierto el modo de vivir como monje, en soledad; y al volver de allá se hizo monje y redactó sus famosas “Constituciones” que son la primera Regla de vida que se escribió para los religiosos. En ellas enseña cómo vivir en oración, estudio, buenas lecturas y trabajos manuales en un monasterio y cómo hacerse santo en la vida religiosa. En esas “Constituciones” se han basado los más famosos fundadores de Comunidades para redactar los Reglamentos de sus Congregaciones.

Basilio fue elegido Arzobispo de Cesarea, y el delegado del gobierno quiso hacerle renegar de la fe. Varios habían renegado por miedo. Pero nuestro santo le respondió: ¿Qué me vas a poder quitar si no tengo casas ni bienes, pues todo lo repartí entre los pobres? ¿Acaso me vas a atormentar? Es tan débil mi salud que no resistiré ni un día de tormentos sin morir y no podrás seguir atormentándome. ¿Que me vas a desterrar? A cualquier sitio a donde me destierres, allá estará Dios, y donde esté Dios, allí es mi patria, y allí me sentiré contento… El gobernador le respondió admirado: “Jamás nadie me había contestado así”. Y Basilio añadió: “Es que jamás te habías encontrado con un obispo”. El gobernante no se atrevió a castigarlo porque le pareció que era un gran santo, y porque todo el pueblo lo veneraba inmensamente.

Por su oratoria maravillosa, por sus admirables escritos y por las muchísimas obras que hizo en favor del pueblo, fue llamado “Basilio el Grande”. Era amado por cristianos, judíos y paganos. San Gregorio decía: “Cada vez que leo un escrito de Basilio, siento que el Espíritu Santo transforma mi alma”. Sus escritos tienen lo que se llama “Unción”, o sea la cualidad especial de que conmueven al que los lee.

Además de su arrebatadora elocuencia, Basilio tenía una asombrosa actividad en favor de los necesitados. Fue al primero que se le ocurrió fundar por allí un Hospital para pobres y un ancianato. Todo, todo lo que llegaba lo regalaba a los necesitados.

Estudió mucho la Biblia y sus sermones están llenos de frases de la Sagrada Escritura. Y era especializado en filosofía y en literatura y así sus escritos están redactados de una manera muy sabia y agradable.

Se conservan unas 365 cartas suyas, muy hermosas y de provechosa lectura para el alma.

Su pensamiento dominante después del amor a Dios, era ayudar y hacer que otros ayudaran a los pobres. De San Basilio son aquellas famosas palabras: “Óyeme cristiano que no ayudas al pobre: tú eres un verdadero ladrón. El pan que no necesitas le pertenece al hambriento. Los vestidos que ya no usas le pertenecen al necesitado. El calzado que ya no empleas le pertenece al descalzo. El dinero que gastas en lo que no es necesario es un robo que le estás haciendo al que no tiene con que comprar lo que necesita. Si pudiendo ayudar no ayudas, eres un verdadero ladrón”.

Trabajaba y escribía sin cesar. La gente decía: “El obispo Basilio predica a todas horas: en las misas, en las reuniones, en las catequesis, y cuando no está hablando con sus labios, está predicando con las buenas obras que hace en favor de los demás”.

Y eso a pesar de la salud tan débil que tenía. Sufría de hepatitis, la cual no le permitía casi alimentarse, hasta tal punto que su piel llegó a tocar sus huesos.

Murió el 1o. De Enero del año 379 cuando sólo tenía 49 años y fue sepultado el 2 de enero, en medio de un gentío tan grande y unos lloros tan impresionantes como nunca se habían presenciado en aquella ciudad capital.

Todos sus escritos y sus sermones tiene por fin hacer que la gente ame más a Dios y se vuelva más santa. Por eso es considerado como el primer escritor ascético del oriente (ascética es la ciencia que enseña a dominarse a sí mismo y a ser santo).

San Gregorio Niacianceno, Arzobispo de Constantinopla, dijo en su discurso el día del entierro: “Basilio santo, nació entre los santos. Basilio pobre vivió pobre entre los pobres. Basilio, hijo de mártires sufrió como un mártir. Basilio predicó siempre con sus labios, y con sus buenos ejemplos y seguirá predicando siempre con sus escritos admirables”.

San Basilio el Grande: ¡Ruega por nosotros!

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San Gregorio de Nacianzo (329 – 390)

¡Oh!, San Gregorio de Nacianzo; vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y sois también, el que, de especial
manera, la divinidad tratasteis del Santo Espíritu y además
la dignidad de Nuestra Señora, como Madre de Dios, promoviendo
entre la gente de vuestro tiempo, una profunda fe y vida
religiosa. De vos, hasta hoy, tenemos de vuestro trajín
espiritual la producción de vuestra poética vena y vuestros
sermones y emotivos escritos; que son vívidos teologales
tesoros de vuestro tiempo en la lucha surgidos y el casi
caos de aquella época. Con Basilio y vuestro hermano menor
Gregorio de Nisa, los tres recibieron el título de los “Tres
capadocios”. Cumplisteis con lo que la Providencia Divina
os dictó y, como premio de ello, corona de luz recibisteis,
y que, lucís, ahora mismo, junto a la gloria misma, de Dios;
¡oh!, San Gregorio de Nacianzo, “vivo poeta del Dios Vivo».

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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San Gregorio de Nacianzo (329 – 390).

Nace el año 329 de padres piadosos, en Capadocia. Su padre fue elegido obispo de la ciudad de Nacianzo y tuvo cuidado de que su hijo fuese educado en las mejores escuelas y academias de la antigüedad.

Casi diez años pasó Gregorio en Atenas como estudiante y allí cultivó una fiel amistad con Basilio y desarrolló, a la vez, su capacidad para la poesía, literatura y retórica. No cedió a la tentación de vivir entre la vanidad de oradores y filósofos, sino que promovió una profunda vida religiosa, junto con su amigo Basilio.

Al regresar a Nacianzo recibió el Bautismo de manos de su propio padre y, algo más tarde, el Orden sacerdotal para poder ayudarle en la pastoral de la diócesis. Como estaba vacante una diócesis en Asia Menor, su amigo Basilio, ya obispo lo promovió a la dignidad episcopal de esta sede. Gregorio no cumplió con este compromiso y huyó a la soledad de la vida de ermitaño.

Por su gran erudición teológica y sus claros conocimientos en la discutida cristología de los primeros siglos, fue escogido por el Concilio de Constantinopla del año 381 como obispo de esa metrópoli.

Su carácter, demasiado sensible, no soportó las dificultades de la administración de una diócesis. Por segunda vez, renunció a su cargo episcopal y se retiró a Arianz, donde se dedicó a la meditación de los misterios de Dios.

Cuando murió, en el año 390, nos dejó 44 sermones y 244 cartas, que tratan, en especial, sobre la verdadera divinidad del Espíritu Santo y la dignidad de la Virgen como Madre de Dios.

Su inspiración poética nos regaló unos cuatrocientos poemas. Sus sermones y escritos dejaron un tesoro de testimonio ortodoxo, en un tiempo de mucha confusión y lucha.

Con Basilio y el hermano menor de Basilio, que se llama Gregorio de Nisa, los tres recibieron el título de los “Tres capadocios”.

( http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Basilio.htm)

01 enero, 2024

Solemnidad de Santa María, Madre de Dios

  Fiesta de Santa María, Madre de Dios.

!Oh! María, Vos sois la verdadera
Madre de Dios
Y Vuestro Hijo, verdadero Dios.

En Éfeso os proclamaron
Dogma mariano.

Y la Iglesia toda
En Vuestras manos nos ponemos
Cada inicio de un Nuevo Año.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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1° de Enero
Solemnidad de Santa María,
Madre de Dios 

Comienza un nuevo año y la Iglesia, cada 1 de enero, lo inicia celebrando la Solemnidad de María, Madre de Dios. La Iglesia católica se encomienda así, desde el primer día, a los cuidados maternales de María, verdadera Madre de Dios. La Virgen, quien tuvo la dicha de concebir, dar a luz y criar al Salvador, es también la que protege a todos sus hijos en Cristo, los asiste y acompaña durante su peregrinar en este mundo.

A continuación presentamos algunos datos que pueden ayudarnos a entender cómo es que surge este título en honor a la Virgen, y lo que hicieron los primeros cristianos para defenderlo.

La celebración dedicada a “María, Madre de Dios” (Theotokos) es la más antigua que se conoce en Occidente. En las catacumbas de Roma -los subterráneos que sirvieron de refugio a la cristiandad primigenia y donde los cristianos se reunían para celebrar la Santa Misa- han sido halladas numerosas inscripciones y pinturas que dan cuenta de la antigüedad de esta celebración mariana.

Por otro lado, de acuerdo un antiguo escrito del siglo III, los cristianos de Egipto ya se dirigían a María como “Madre de Dios”, usando las siguientes palabras: “Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios: no desoigas la oración de tus hijos necesitados; líbranos de todo peligro, oh siempre Virgen gloriosa y bendita”. Esta oración está recogida en la Liturgia de las Horas desde hace siglos.

Para el siglo IV, el título de “Madre de Dios” ya estaba incorporado en la oración de los fieles y se usaba con frecuencia tanto en la Iglesia de Oriente (“Theotokos”) como en la de Occidente (”Mater Dei”). Para ese entonces, era parte del sentir común de la cristiandad dirigirse a la Virgen María como “Madre de Dios”; para decirlo de algún modo, los cristianos habían hecho suyo dicho título mariano y lo consideraban integrante de su devoción e identidad.

Sin embargo, en el siglo V, Nestorio -quien incurrió en herejía- cuestionó que María pudiese ser llamada Madre de Dios, porque -a su modo de ver- no lo era. “¿Entonces Dios tiene una madre? En consecuencia no condenemos la mitología griega, que les atribuye una madre a los dioses”. El cuestionamiento de Nestorio tenía implicancias cristológicas, es decir, no solo deshonraba a la Virgen María, sino que ponía en entredicho que fuese efectivamente madre de la “persona” -una y única- de Cristo, segunda persona de la Santísima Trinidad.

Nestorio había caído en un gravísimo error. Había introducido una separación -más bien una ruptura- entre las dos naturalezas –divina y humana– presentes en el Señor Jesús. María no podía ser solo “madre” de la humanidad de Cristo sin afectar toda la obra salvífica de la encarnación.

Los obispos, por su parte, reunidos en el Concilio de Éfeso (año 431), afirmaron la subsistencia de la naturaleza divina y de la naturaleza humana en la única persona del Hijo; y declararon: “La Virgen María sí es Madre de Dios porque su Hijo, Cristo, es Dios”. Aquel día, los padres conciliares, acompañados por el pueblo y portando antorchas encendidas, realizaron una gran procesión al canto de: “Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros pecadores ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén”.

San Juan Pablo II, en noviembre de 1996, señaló lo siguiente: “La expresión Theotokos, que literalmente significa ‘la que ha engendrado a Dios’, a primera vista puede resultar sorprendente, pues suscita la pregunta: ¿cómo es posible que una criatura humana engendre a Dios? La respuesta de la fe de la Iglesia es clara: la maternidad divina de María se refiere solo a la generación humana del Hijo de Dios y no a su generación divina”. Luego añadió:

“El Hijo de Dios fue engendrado desde siempre por Dios Padre y es consustancial con él. Evidentemente, en esa generación eterna María no intervino para nada. Pero el Hijo de Dios, hace dos mil años, tomó nuestra naturaleza humana y entonces María lo concibió y lo dio a luz”.

Asimismo, señaló que la maternidad de María “no atañe a toda la Trinidad, sino únicamente a la segunda Persona, al Hijo, que, al encarnarse, tomó de ella la naturaleza humana”. Además, “una madre no es madre sólo del cuerpo o de la criatura física que sale de su seno, sino de la persona que engendra”, enfatizó San Juan Pablo II.

Para terminar, es importante recordar que María no es sólo Madre de Dios, sino que también es madre nuestra porque así lo quiso Jesucristo en la cruz. Por ello, al comenzar el nuevo año, pidámosle a María que nos ayude a ser cada vez más como su Hijo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/feliz-solemnidad-de-maria-madre-de-dios-47284)