31 mayo, 2025

Fiesta de la Visitacion de Maria a su prima Santa Isabel

 

 

 
31 de Mayo
Fiesta de la Visitacion de Maria a su prima Santa Isabel
 
Cada 31 de mayo la Iglesia celebra la fiesta de la “Visitación de la Virgen María” a Santa Isabel, su prima, quien se encontraba también en estado de buena esperanza.
 
Con esta celebración se cierra el mes de mayo, dedicado a nuestra Madre del Cielo. Se trata, pues, de un hermoso detalle previsto por la Iglesia para coronar los ejercicios de piedad o las expresiones de amor que hemos ido realizando a lo largo del mes.
 
Durante mayo hemos acompañado a la Virgen en los jubilosos días de Pascua; la hemos celebrado en la Advocación de la Virgen de Fátima y, hace poco, hemos estado a su lado celebrando Pentecostés. Aunque, quizás, sea mejor decir, que fue Ella quien estuvo todo el tiempo a nuestro lado, educándonos en la fe. Cada rezo del Rosario, cada Letanía a la Virgen, cada oración frente a su santa imagen ha sido un gesto importante para que la amemos más, la conozcamos mejor y la tengamos más presente el resto del año.
 
¡Dios nos conceda el don de amar a María como Jesús la amó!
Conociendo a nuestra Madre
 
La fiesta de la Visitación constituye esencialmente una invitación del Señor a contemplar a la Virgen María, la Madre de Dios, que salió al encuentro de Isabel para ponerse a su servicio -recordemos que Isabel estaba embarazada y era una mujer mayor-.
 
Al mismo tiempo, se trata de una oportunidad renovada para considerar el llamado a vivir el ‘amor generoso’ -amor que brota de nuestro interior cuando en él habita Jesús-. María camino a la casa de Zacarías e Isabel es la clara evidencia de que la Madre de Dios jamás se cerró sobre sí misma sino que estuvo siempre sensible y atenta a las necesidades del otro. Se puso en marcha para servir en las labores domésticas sin hacer alarde de nada; María acude con sencillez, movida por el amor a su prima.
 
María viene a visitar tu corazón
 
De acuerdo al relato evangélico, el ángel Gabriel anunció a María que sería la Madre de Jesús, Redentor del mundo. Luego le revelaría que su prima Isabel estaba encinta a pesar de su edad. Dios obraba con grandeza delante de todos y suscita la respuesta amorosa del ser humano: la Virgen sale en ayuda de su pariente embarazada, la que será madre de Juan el Bautista, y se queda con esta por un periodo de tres meses.
 
Este gesto amable nos recuerda que María, como madre que es, ama a cada uno con un amor particular. Por otro lado, evoca el encargo que recibirá en el Calvario (Cfr. Jn 19, 26-27) por el que sabemos que nunca abandonará a ninguno de sus hijos.
 
De esta manera, la doncella elegida por Dios se ha hecho ejemplo perfecto de cómo debemos salir también nosotros al encuentro del prójimo: llevando a Jesús en el corazón.
 
No perdamos la esperanza, al contrario: la primera que quiere ayudarnos a tener a Jesús dentro es la Virgen. ¡Llámala sin reparos! ¡Recíbela en tu casa! 
 
Una madre como Ella jamás ha de negarse.
 
‘Canal de la Gracia’
 
San Bernardo de Claraval, a propósito de los pasajes considerados, señalaba que “desde entonces María quedó constituida como un ‘canal inmenso’ por medio del cual la bondad de Dios envía hacia nosotros las cantidades más admirables de gracias, favores y bendiciones”.
 
Evangelio del día (Lc 1, 39-56)
 
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: “¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor”.
 
Entonces dijo María:
 
“Mi alma glorifica al Señor
y mi espíritu se llena de júbilo en Dios, mi salvador,
porque puso sus ojos en la humildad de su esclava.
Desde ahora me llamarán dichosa todas las generaciones,
porque ha hecho en mí grandes cosas el que todo lo puede.
Santo es su nombre
y su misericordia llega de generación en generación
a los que lo temen.
Ha hecho sentir el poder de su brazo:
dispersó a los de corazón altanero,
destronó a los potentados
y exaltó a los humildes.
A los hambrientos los colmó de bienes
y a los ricos los despidió sin nada.
Acordándose de su misericordia,
vino en ayuda de Israel, su siervo,
como lo había prometido a nuestros padres,
a Abraham y a su descendencia,
para siempre”.
 
María permaneció con Isabel unos tres meses, y luego regresó a su casa.(ACI prensa).

 

30 mayo, 2025

Santa Juana de Arco, Mártir y Patrona de Francia

 Santo del día 30 de mayo: Santa Juana de Arco. Santoral católico

¡Oh!, Santa Juana de Arco; vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa. Desde niña, os entregasteis
a Su divina providencia y cada sábado recogíais bellas
y maravillosas flores del campo para llevarlas al altar
de Nuestra Señora. San Miguel Arcángel, Santa Catalina
y Santa Margarita os hablaron así: “Vos debéis salvar
a vuestra nación y al rey”. Y, así, los colores de Jesús
y María, estandartes hechos, flamearon sobre los campos
de batalla, y, las victorias una a una se dieron. Así,
brilló la luz de la verdad sobre vos, y así, también,
la oscuridad del maligno os envolvió y, por la envidia
de los hombres, fuisteis sometida a crueles martirios
y hasta la cárcel. Pero, nada os importó el desprecio,
el sobrevivir en las mazmorras, el descrédito y el ser
quemada viva. ¡Inmutable y feliz, tres veces pronunciasteis
el santo nombre de Jesús! Encendieron una gran hoguera,
os ataron a un poste y os quemaron lentamente. Dejasteis
este mundo, rezando y vuestro consuelo, mirar era el
crucifijo y encomendaros a Nuestro Señor. Invocasteis
a San Miguel Arcángel, y luego, voló, vuestra alma al
cielo, para coronada ser con corona de luz, como justo
premio a vuestra entrega de amor. Las gentes decían:
“¡Hoy hemos quemado a una santa!”. Pero, Dios es justo,
y, veintitrés años después gracias a vuestra santa madre
y a vuestros hermanos, se reabrió el juicio que se había
hecho en contra de vos, y Calixto III, Papa os liberó de
vuestra innoble sentencia del pasado. El rey de Francia
os declaró inocente y Benedicto XV, Papa, de aquella
época, os proclamó santa para gloria de Nuestra Iglesia,
y el pueblo francés os nombró feliz, su Santa Patrona;
¡oh!, Santa Juana de Arco; “vivo amor por Jesús y María".

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Mayo
Santa Juana de Arco
Mártir
(1431)

Petición
Juana de Arco: concédenos un gran amor por nuestra patria.

Historia

Esta santa a los 17 años llegó a ser heroína nacional y mártir de la religión. Juana de Arco nació en el año 1412 en Donremy, Francia. Su padre se llamaba Jaime de Arco, y era un campesino. Juana creció en el campo y nunca aprendió a leer ni a escribir. Pero su madre que era muy piadosa le infundió una gran confianza en el Padre Celestial y una tierna devoción hacia la Virgen María. Cada sábado la niña Juana recogía flores del campo para llevarles al altar de Nuestra Señora. Cada mes se confesaba y comulgaba, y su gran deseo era llegar a la santidad y no cometer nunca ningún pecado. Era tan buena y bondadosa que todos en el pueblo la querían.

Su patria Francia, estaba en muy grave situación porque la habían invadido los ingleses que se iban posesionando rápidamente de muchas ciudades y hacían grandes estragos. A los catorce años la niña Juana empezó a sentir unas voces que la llamaban. Al principio no sabía de quién se trataba, pero después empezó a ver resplandores y que se le aparecían el Arcángel San Miguel, Santa Catalina y Santa Margarita y le decían: “Tú debes salvar a la nación y al rey”.

Por temor no contó a nadie nada al principio, pero después las voces fueron insistiéndole fuertemente en que ella, pobre niña campesina e ignorante, estaba destinada para salvar la nación y al rey y entonces contó a sus familiares y vecinos. Las primeras veces las gentes no le creyeron, pero después ante la insistencia de las voces y los ruegos de la joven, un tío suyo se la llevó a donde el comandante del ejército de la ciudad vecina. Ella le dijo que Dios la enviaba para llevar un mensaje al rey. Pero el militar no le creyó y la despachó otra vez para su casa.

Sin embargo unos meses después Juana volvió a presentarse ante el comandante y este ante la noticia de una derrota que la niña le había profetizado la envió con una escolta a que fuera a ver al rey.

Llegada a la ciudad pidió poder hablarle al rey. Este para engañarla se disfrazó de simple aldeano y colocó en su sitio a otro. La joven llegó al gran salón y en vez de dirigirse hacia donde estaba el reemplazo del rey, guiada por las “voces” que la dirigían se fue directamente a donde estaba el rey disfrazado y le habló y le contó secretos que el rey no se imaginaba. Esto hizo que el rey cambiara totalmente de opinión acerca de la joven campesina.

Ya no faltaba sino una ciudad importante por caer en manos de los ingleses. Era Orleans. Y estaba sitiada por un fuerte ejército inglés. El rey Carlos y sus militares ya creían perdida la guerra. Pero Juana le pide al monarca que le conceda a ella el mando sobre las tropas. Y el rey la nombra capitana. Juana manda hacer una bandera blanca con los nombres de Jesús y de María y al frente de diez mil hombres se dirige hacia Orleans.

Animados por la joven capitana, los soldados franceses lucharon como héroes y expulsaron a los asaltantes y liberaron Orleans. Luego se dirigieron a varias otras ciudades y las liberaron también.

Juana no luchaba ni hería a nadie, pero al frente del ejército iba de grupo en grupo animando a los combatientes e infundiéndoles entusiasmo y varias veces fue herida en las batallas.

Después de sus resonantes victorias, obtuvo Santa Juana que el temeroso rey Carlos VII aceptara ser coronado como jefe de toda la nación. Y así se hizo con impresionante solemnidad en la ciudad de Reims.

Pero vinieron luego las envidias y entonces empezó para nuestra santa una época de sufrimiento y de traiciones contra ella. Hasta ahora había sido una heroína nacional. Ahora iba a llegar a ser una mártir. Muchos empleados de la corte del rey tenían celos de que ella llegara a ser demasiado importante y empezaron a hacerle la guerra.

Faltaba algo muy importante en aquella guerra nacional: conquistar a París, la capital, que estaba en poder del enemigo. Y hacia allá se dirigió Juana con sus valientes. Pero el rey Carlos VII, por envidias y por componendas con los enemigos, le retiró sus tropas y Juana fue herida en la batalla y hecha prisionera por los Borgoñones.

Los franceses la habían abandonado, pero los ingleses estaban supremamente interesados en tenerla en la cárcel, y así pagaron más de mil monedas de oro a los de Borgoña para que se la entregaran y la sentenciaron a cadena perpetua.

Los ingleses la hicieron sufrir muchísimo en la cárcel. Las humillaciones y los insultos eran todos los días y a todas horas, hasta el punto que Juana llegó a exclamar: “Esta cárcel ha sido para mí un martirio tan cruel, como nunca me había imaginado que pudiera serlo”. Pero seguía rezando con fe y proclamando que sí había oído las voces del cielo y que la campaña que había hecho por salvar a su patria, había sido por voluntad de Dios.

En ese tiempo estaba muy de moda acusar de brujería a toda mujer que uno quisiera hacer desaparecer. Y así fue que los enemigos acusaron a Juana de brujería, diciendo que las victorias que había obtenido era porque les había hecho brujerías a los ingleses para poderlos derrotar. Ella apeló al Sumo Pontífice, pidiéndole que fuera el Papa de Roma el que la juzgara, pero nadie quiso llevarle al Santo Padre esta noticia, y el tribunal estuvo compuesto exclusivamente por enemigos de la santa. Y aunque Juana declaró muchas veces que nunca había empleado brujerías y que era totalmente creyente y buena católica, sin embargo la sentenciaron a la más terribles de las muertes de ese entonces: ser quemada viva.

Encendieron una gran hoguera y la amarraron a un poste y la quemaron lentamente. Murió rezando y su mayor consuelo era mirar el crucifijo que un religioso le presentaba y encomendarse a Nuestro Señor. Invocaba al Arcángel San Miguel, al cual siempre le había tenido gran devoción y pronunciando por tres veces el nombre de Jesús, entregó su espíritu. Era el 29 de mayo del año 1431. Tenía apenas 19 años.

Varios volvieron a sus casas diciendo: “Hoy hemos quemado a una santa”. 23 años después su madre y sus hermanos pidieron que se reabriera otra vez aquel juicio que se había hecho contra ella. Y el Papa Calixto III nombró una comisión de juristas, los cuales declararon que la sentencia de Juana fue una injusticia. El rey de Francia la declaró inocente y el Papa Benedicto XV la proclamó santa.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Juana_de_arco5_11.htm)

29 mayo, 2025

Santa Úrsula Ledóchowska, Fundadora

 https://www.aciprensa.com/imagespp/santa-ursula-ledochowska-29-de-mayo-aci-prensa.jpg?w=672&h=448&fbclid=IwY2xjawKlYu5leHRuA2FlbQIxMABicmlkETFMVmpiblNjRXp2Z0VzSUFDAR4F-WIIlTuJOhYkcMnpIjc1FmK6_AmKIRWkNSYb-w4rLE5mLo9VFsDZUvDsNA_aem_FAaioKPl0jP1RDc8wpL5kA

29 de mayo
Santa Úrsula Ledóchowska
Fundadora 
 
Santa Úrsula Ledóchowska fue una religiosa austriaca, fundadora de diversas iniciativas evangelizadoras, como la Congregación de las Religiosas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante -la más importante-, así como de centros de formación y enseñanza.
 
Una de las peculiaridades del apostolado de esta santa fue su vínculo con la Compañía de Jesús y otras instituciones de la Iglesia. Como explicó el postulador de su causa de canonización, P. Paolo Molinari, "era hermana de Vladimiro Ledóchowski, que fue prepósito general de la Compañía hasta 1942, y hermana de María Teresa Ledóchowska (beatificada en 1975), fundadora del Sodalicio de San Pedro Claver para sostener las misiones en África. Tuvo también un tío que había sido Cardenal".
 
Santa Úrsula nació el 17 de abril de 1865 en Loosdorf (Austria). Se mudó a Cracovia (Polonia) en 1886 y entró en el convento de las madres ursulinas. Al hacer sus votos en 1889, tomó el nombre de María Úrsula de Jesús.
 
Su servicio se caracterizó por la dedicación a la educación y por su sensibilidad ante las necesidades de los menos favorecidos. Cinco años después de realizados los votos, sería elegida superiora de su convento.
 
Con la bendición del Papa Pío X, en 1907, partió acompañada de otra religiosa a realizar una misión apostólica a Rusia, un país en el que las hostilidades a la Iglesia Católica iban en aumento. A pesar de las dificultades, ambas realizaron una intensa labor educativa y de formación católica. Gracias a ese esfuerzo pastoral, se crearía el noviciado de San Petersburgo, en el que Úrsula sería nombrada superiora.
 
Tras el estallido de la Primera Guerra Mundial, tuvo que trasladar su comunidad -ahora con más integrantes- primero a Suecia y luego a Dinamarca. En el interín, la Santa Sede le concedió el permiso para que el grupo de religiosas a su cargo dejen de formar parte de la Orden de Santa Úrsula y se conviertan en las "Hermanas Ursulinas del Sagrado Corazón de Jesús Agonizante".
 
La Congregación creció rápidamente. Nacieron comunidades religiosas en Polonia, Austria, Suecia y Alemania. En 1928 inauguró en Roma la casa general y una pensión para muchachas pobres. Las "Ursulinas del Sagrado Corazón" comenzaron también a trabajar entre los pobres de los suburbios de la Ciudad Eterna. En 1930 se establecieron por primera vez en Francia.
 
Santa Úrsula Ledóchowska falleció en Roma el 29 de mayo de 1939. Fue beatificada por el Papa San Juan Pablo II el 20 de junio de 1983 y canonizada por él mismo el 18 de mayo del 2003. En la actualidad la Congregación cuenta con alrededor de 900 hermanas repartidas en más de 100 comunidades, presentes en 12 países. Las hermanas desean seguir el camino radical del Evangelio y del servicio fraterno, ante todo a los más necesitados.(ACI prensa).

28 mayo, 2025

San Germán de París Obispo y Padre de los Pobres

 Puede ser una imagen de 1 persona y texto que dice "San Germán de Paris Patrono de Paris 28 de mayo aciprensa.com"

    

¡Oh! San Germán de París, vos, sois el hijo del Dios de la
Vida, su Obispo y amado santo, que conservando vuestra
monástica vida, llegasteis a ser «doctor de almas”. Vuestra
vida la conocemos por Fortunato, obispo; amigo vuestro. A,
vos, vuestra madre quiso abortaros, y enveneraros vuestro
primo Estraditio, por enfermizos celos. Hoy, sois lo que Dios
quiso que fuerais: ¡santo! Agripin, obispo de Autun, os
ordena sacerdote, luego; Nectario, su sucesor, os nombra
abad del monasterio de san Sinforiano. Allí, fuisteis modelo
de oración, disciplina, espíritu penitente y lleno de caridad.
Fortunato cuenta de vos, que, os habíais propuesto que ningún
pobre se fuese de vuestro convento sin comida, y un día, solo
os quedaban panes para vuestros monjes, y terminasteis dándolos
a los pobres. Al día siguiente de pronto, llegan al convento
dos cargas de pan y dos carros llenos de comida. También otro
día, apagasteis con un poco de agua bendita el fuego del pajar
del monasterio. Y otro, cuando el obispo, os manda poneros en
la cárcel, sin motivo, las puertas se os abrieron, pero vos, no
os marchasteis hasta que vuestro “carcelero” os diese libertad.
El rey Childeberto influyó para que os nombren obispo de París
a la muerte de Eusebio y, además de limosnero mayor. Curasteis
al rey cuando estaba enfermo con la sola imposición de vuestras
santas manos. A Cariberto, nieto de Childeberto, excomulgasteis
por adúltero. Y, así, luego de gastar vuestra vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona de luz;
¡Oh! San Germán de París, «vivo médico y taumaturgo del Dios Vivo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Mayo
San Germán de París
Obispo

Por: n/a | Fuente: Archidiócesis de Madrid

Martirologio Romano: En París, en la Galia, san Germán, obispo, que habiendo sido antes abad de San Sinforiano de Autún, fue llamado a la sede de esta ciudad, donde, conservando el estilo de vida monástico, ejerció una fructuosa cura de almas († 576).

Breve Biografía

Gran parte de su vida la conocemos por el testimonio de su colega el obispo Fortunato que asegura estuvo adornado del don de milagros. Nació Germán en la Borgoña, en Autun, del matrimonio que formaban Eleuterio y Eusebia en el último tercio del siglo V. No tuvo buena suerte en los primeros años de su vida carente del cariño de los suyos y hasta estuvo con el peligro de morir primero por el intento de aborto por parte de su madre y luego por las manipulaciones de su tía, la madre del primo Estratidio con quien estudiaba en Avalon, que intentó envenenarle por celos.

Su pariente de Lazy con quien vive durante 15 años es el que compensa los mimos que no tuvo Germán en la niñez. Allí sí que encuentra amor y un ambiente de trabajo lleno de buen humor y de piedad propicio para el desarrollo integral del muchacho que ya despunta en cualidades por encima de lo común para su edad.

Con los obispos tuvo suerte. Agripin, el de Autun, lo ordena sacerdote solucionándole las dificultades y venciendo la resistencia de Germán para recibir tan alto ministerio en la Iglesia; luego, Nectario, su sucesor, lo nombra abad del monasterio de san Sinforiano, en los arrabales de la ciudad. Modelo de abad que marca el tono sobrenatural de la casa caminando por delante con el ejemplo en la vida de oración, la observancia de la disciplina, el espíritu penitente y la caridad.

Es allí donde comienza a manifestarse en Germán el don de milagros, según el relato de Fortunato. Por lo que cuenta su biógrafo, se había propuesto el santo abad que ningún pobre que se acercara al convento a pedir se fuera sin comida; un día reparte el pan reservado para los monjes porque ya no había más; cuando brota la murmuración y la queja entre los frailes que veían peligrar su pitanza, llegan al convento dos cargas de pan y, al día siguiente, dos carros llenos de comida para las necesidades del monasterio. También se narra el milagro de haber apagado con un roción de agua bendita el fuego del pajar lleno de heno que amenazaba con arruinar el monasterio. Otro más y curioso es cuando el obispo, celoso que de todo hay por las cosas buenas que se hablan de Germán, lo manda poner en la cárcel por no se sabe qué motivo (quizá hoy se le llamaría «incompatibilidad»); las puertas se le abrieron al estilo de lo que pasó al principio de la cristiandad con el apóstol, pero Germán no se marchó antes de que el mismo obispo fuera a darle la libertad; con este episodio cambió el obispo sus celos por admiración.

El rey Childeberto usa su autoridad en el 554 para que sea nombrado obispo de París a la muerte de Eusebio y, además, lo nombra limosnero mayor. También curó al rey cuando estaba enfermo en el castillo de Celles, cerca de Melun, donde se juntan el Yona y el Sena, con la sola imposición de las manos.

Como su vida fue larga, hubo ocasión de intervenir varias veces en los acontecimientos de la familia real. Alguno fue doloroso porque un hombre de bien no puede transigir con la verdad; a Cariberto, rey de París el hijo de Clotario y, por tanto, nieto de Childeberto, tuvo que excomulgarlo por sus devaneos con mujeres a las que va uniendo su vida, después de repudiar a la legítima Ingoberta.

El buen obispo parisino murió octogenario, el 28 de mayo del 576. Se enterró en la tumba que se había mandado preparar en san Sinfroniano. El abad Lanfrido traslada más tarde sus restos, estando presentes el rey Pipino y su hijo Carlos, a san Vicente que después de la invasión de los normandos se llamó ya san Germán. Hoy reposan allí mismo y se veneran en una urna de plata que mandó hacer a los orfebres el abad Guillermo, en el año 1408.

(https://es.catholic.net/op/articulos/32167/germn-de-pars-)

27 mayo, 2025

San Agustín de Canterbury, Fundador de la Iglesia en Inglaterra

 Imagen

     

¡Oh!, San Agustín de Canterbury, Apóstol de Inglaterra,
vos, sois el hijo del Dios de la Vida, su amado santo
y evangelizador. San Gregorio Magno Papa, os envió
con treinta y nueve monjes a convertir a la gente pagana
de vuestro tiempo y Etelberto rey, y su esposa Berta os
recibieron, y haciéndose bautizar, os regalaron un palacio
para vuestro convento, además de un templo en Canterbury.
¡Y, cosas de Dios! el rey dejó en libertad a sus súbditos
para que escogieran la religión que desearan y así; se
bautizaron cerca de diez mil, y dentro de ellos los de
cargos importantes. El Sumo Pontífice, como respuesta, os
nombró arzobispo y os dio un plan de trabajo: Primero, no
destruir los templos paganos, sino convertirlos en templos
cristianos. Segundo, no acabar con sus fiestas, sino
convertirlas en fiestas cristianas y tercero, dividir el
país en tres diócesis. ¡Y, así, lo hicisteis! Cumplida
la misión, el Papa, os nombró jefe de toda la Iglesia
Católica inglesa. El Papa, os aconsejaba asÍ: “Dios le ha
concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el
inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al
cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen
mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a
producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos
del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos
debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la
predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos
católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás,
porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la
gloria que sólo Él se merece. Hay muchos que son muy santos
y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no
hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas
cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más
amado y más glorificado por las gentes”. Y, mucho os
sirvieron estos consejos, para manteneros siempre humilde.
Y, así, luego de haber gastado vuestra santa vida en buena
lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser luz,
como muy justo premio, a vuestra generosa entrega de amor;
¡Oh!, San Agustín de Canterbury; “vivo profeta del Dios Vivo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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27 de Mayo
San Agustín de Canterbury
Fundador de la Iglesia en Inglaterra
Año 605


San Agustín Apóstol de Inglaterra: Te rogamos por la Iglesia Católica en esa nación y en todas las naciones del mundo. Pídele a Dios que nos envíe muchos evangelizadores que sean como tú. Amén.

San Agustín de Canterbury es considerado uno de los más grandes evangelizadores, al lado de San Patricio de Irlanda y San Bonifacio en Alemania. Tiene el gran mérito de haber dirigido la evangelización de Inglaterra.

Era superior del convento benedictino de Roma, cuando el Sumo Pontífice San Gregorio Magno se le ocurrió en el año 596 tratar de evangelizar a la isla de Inglaterra que era pagana. Conociendo el espíritu generoso y emprendedor de Agustín, que no se acobardaba ante ninguna dificultad, y además sus grandes virtudes, el Papa lo envió con 39 monjes más a tratar de convertir a esos paganos sajones. Y sucedió que al llegar Agustín y sus 39 compañeros a la costa, donde se tomaba la embarcación para llegar a Inglaterra, allí les contaron terribles barbaridades acerca de los habitantes de esa isla, y los otros misioneros sintieron mucho miedo y enviaron al santo a que fuera a Roma a contarle al Pontífice lo peligroso que era esto que iban a emprender. Agustín fue a hablar con el Papa, pero san Gregorio lo animó de tal manera, recordándole que Dios les concedería la buena voluntad de aquellas gentes, que ya desde entonces Agustín no se dejó desanimar por los temores. 

En Inglaterra mandaba el rey Etelberto que tenía una esposa muy santa (que después se llamó Santa Berta) y el primer regalo que Dios les concedió a los nuevos misioneros fue darles la buena voluntad del rey. Este los recibió muy cariñosamente y les pidió que le enseñaran la religión, y tanto le agradó que pronto se hizo bautizar y les regaló su palacio real para que les sirviera de convento a los misioneros y les dio un templo en Canterbury para que allí enseñaran. Y en ese sitio está ahora la más famosa catedral de Inglaterra: la Catedral de Canterbury. El rey dejó en libertad a los súbditos para que escogieran la religión que quisieran, pero les recomendó que se instruyeran en la religión de Jesucristo y tanto les agradaron a aquellas gentes las enseñanzas de Agustín y sus monjes, que en la Navidad del año 597 se hicieron bautizar 10,000 ingleses y entre los nuevos bautizados estaban los que ocupaban los cargos más importantes de la nación. 

Agustín envió a dos de sus mejores monjes a Roma a contarle al Sumo Pontífice tan hermosas noticias, y el Papa en cambió le envió el nombramiento de arzobispo, y otro buen grupo de misioneros, y cálices y libros para las celebraciones y muchas imágenes religiosas que a esas gentes recién convertidas les agradaban en extremo. San Gregorio se alegró muchísimo ante noticias tan consoladoras, y le recomendó a San Agustín un simpático plan de trabajo. San Gregorio, sabiendo que la principal virtud del obispo Agustín era la docilidad a sus superiores, le envió las siguientes recomendaciones 1º. No destruir los templos de los paganos, sino convertirlos en templos cristianos. 2º. No acabar con todas las fiestas de los paganos, sino convertirlas en fiestas cristianas. Por ejemplo ellos celebraban las fiestas de sus ídolos con grandes banquetes en los cuales participaban todos. Pues hacer esos banquetes, pero en honor de los mártires y santos. 3º. Dividir el país en tres diócesis: Canterbury, Londres y York. Nuestro santo cumplió exactamente estas recomendaciones, que le produjeron muy buenos resultados. Y fue nombrado por el Papa, jefe de toda la Iglesia Católica de Inglaterra (Arzobispo Primado). 

En las reuniones sobresalía entre todos por su gran estatura y por su presencia muy venerable que infundía respeto y admiración. San Agustín escribía frecuentemente desde Inglaterra al Papa San Gregorio a Roma pidiéndole consejos en muchos casos importantes, y el Sumo Pontífice le escribía ciertas advertencias muy prácticas como estas: “Dios le ha concedido el don de hacer milagros, y le ha dejado el inmenso honor de convertir a muchísimos paganos al cristianismo, y de que las gentes lo quieran y lo estimen mucho. Pero cuidado, mi amigo, que esto no le vaya a producir orgullo. Alégrese de haber recibido estos regalos del buen Dios, pero tenga temor de no aprovecharlos debidamente. Consuélese al ver que con los milagros y la predicación logra que tantos paganos se vuelvan cristianos católicos, pero no vaya a creerse mejor que los demás, porque entonces le estaría robando a Dios el honor y la gloria que sólo El se merece. Hay muchos que son muy santos y no hacen milagros ni hablan hermosamente. Así que no hay que llenarse de orgullo por haber recibido estas cualidades, sino alegrarse mucho al ver que Dios es más amado y más glorificado por las gentes”. Mucho le sirvieron a Agustín estos consejos para mantenerse humilde. 

Después de haber trabajado por varios años con todas las fuerzas de su alma por convertir al cristianismo el mayor número posible de ingleses, y por organizar de la mejor manera que pudo, la Iglesia Católica en Inglaterra, San Agustín de Canterbury murió santamente el 26 de mayo del año 605. Y un día como hoy fue su entierro y funeral. Desde entonces ha gozado de gran fama de santidad en esa nación y en muchas partes más.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Agustín_de_Canterbury_5_27.htm)



26 mayo, 2025

Santa Mariana de Jesús Paredes “Azucena de Quito”

 

 26 de mayo: Santa Mariana de Jesús, la azucena de Quito

     

¡Oh!, Santa Mariana de Jesús, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, su amada santa, a la que la piedad, la pureza
y el amor a los pobres os llamó vívidamente para abrazaros
así, a la cruz de Cristo. El Santo Rosario y el “Vía Crucis”
amasteis de especial manera, y, así, de amor toda llena os
lanzasteis a evangelizar a la descreída gente de vuestro
tiempo, y, tentar, como anacoreta vivir, por un tiempo.
Pero, Dios, os quiso en el mundo, y de verdad que en él,
os santificasteis rezando, orando, meditando, y haciendo
penitencia constantemente. Vuestro canto diario al cielo
llegaban y, a nuestro Dios alegraba. Vuestra conciencia,
tres veces por día os examinabais de manera exhaustiva:
antes que el alba rayase, por la tarde y por la noche.
Para recordar que de polvo erais, os conseguisteis un ataúd
y, en él dormíais. “Quien desea seguirme que se niegue
a sí mismo”, Jesús, había dicho; y, vos, con aquellas
proféticas palabras cumplisteis. Rezabais con fe, doce
Salmos y, frecuentemente ayunabais. A un sacerdote sabio
pero vanidoso, le dijisteis: “Mire Padre, que Dios lo envió
a recoger almas para el cielo, y no a recoger aplausos de
este suelo”. Otro día, un sacerdote dijo: “Dios mío: yo
te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos”.
Y, exclamasteis vos: “No, Señor. La vida de este sacerdote
es necesaria para salvar muchas almas. En cambio yo no
soy necesaria. Te ofrezco mi vida para que cesen estos
terremotos”. ¡Y,Dios, os escuchó! Y, la gente se admiró
de ello. Aquella misma mañana al salir del templo ya os
sentíais enferma. Pero, desde entonces ya no se repitieron
los sismos. Más tarde, una epidemia causó la muerte de
centenares en Quito. Y, vos, nuevamente ofrecisteis vuestra
vida para que la epidemia cesara. Y, así, ya no murió nadie
más por aquél mal. Por vuestra santidad a prueba de fuego,
el Congreso del Ecuador os dio el título de “Heroína de la
Patria”. Y, un día acompañada por tres padres jesuitas,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega increíble de amor;
¡Oh!, Santa Mariana de Jesús, “viva azucena de Cristo Jesús”.
 

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de mayo
Santa Mariana de Jesús Paredes
“Azucena de Quito”
Año 1645.


“Santa Mariana: No dejes nunca de orar por América”
Su nombre completo era Mariana de Jesús Paredes Flórez. Nació en Quito (Ecuador) en 1618. Desde los cuatro años quedó huérfana de padre y madre y al cuidado de su hermana mayor y de su cuñado, quienes la quisieron como a una hija. Desde muy pequeñita demostró una gran inclinación hacia la piedad y un enorme aprecio por la pureza y por la caridad hacia los pobres. Ya a los siete años invitaba a sus sobrinas, que eran casi de su misma edad, a rezar el rosario y a hacer el viacrucis.

Se aprendió el catecismo de tal manera bien que a los ocho años fue admitida a hacer la Primera Comunión (lo cual era una excepción en aquella época). El sacerdote que le hizo el examen de religión se quedó admirado de lo bien que esta niña comprendía las verdades del catecismo. Al escuchar un sermón acerca de la cantidad tan grande de gente que todavía no logró recibir el mensaje de la religión de Cristo, dispuso irse con un grupo de compañeritas a evangelizar paganos.

Por el camino las devolvieron a sus casas porque no se daban cuenta de lo grave que era la determinación que habían tomado. Otro día se propuso irse con otras niñas a una montaña a vivir como anacoretas dedicadas al ayuno y a la oración. Afortunadamente un toro muy bravo las devolvió corriendo a la ciudad. Entonces su cuñado al darse cuenta de los grandes deseos de santidad y oración que esta niña tenía trató de obtener que la recibieran en una comunidad de religiosas. Pero las dos veces que trató de entrar de religiosa, se presentaron contrariedades imprevistas que no le permitieron estar en el convento. Entonces ella se dio cuenta de que Dios la quería santificar quedándose en el mundo.

Se construyó en el solar de la casa de su hermana una habitación separada, y allí se dedicó a rezar, a meditar, y a hacer penitencia. Había aprendido muy bien la música y tocaba hermosamente la guitarra y el piano. Había aprendido a coser, tejer y bordar, y todo esto le servía para no perder tiempo en la ociosidad. Tenía una armoniosa voz y sentía una gran afición por el canto, y cada día se ejercitaba un poco en este arte. Le agradaba mucho entonar cantos religiosos, que le ayudaban a meditar y a levantar su corazón a Dios.

Su día lo repartía entre la oración, la meditación, la lectura de libros religiosos, la música, el canto y los trabajos manuales. Su meditación preferida era pensar en la Pasión y Muerte de Jesús. En el templo de los Padres Jesuitas encontró un santo sacerdote que hizo de director espiritual y le enseñó el método de San Ignacio de Loyola, que consiste en examinarse tres veces por día la conciencia: por la mañana para ver qué peligros habrá en el día y evitarlos y qué buenas obras tendremos que hacer. El segundo examen: al mediodía, acerca del defecto dominante, aquella falta que más cometemos, para planear como no dejarse vencer por esa debilidad. Y el tercer examen por la noche, acerca de todo el día, analizando las palabras, los pensamientos, las obras y las omisiones de esas 12 horas.

Esos tres exámenes le fueron llevando a una gran exactitud en el cumplimiento de sus deberes de cada día. Para recordar frecuentemente que iba a morir y que tendría que rendir cuentas a Dios, se consiguió un ataúd y en el dormía varias noches cada semana. Y el tiempo restante lo tenía lleno de almohadas que semejaban un cadáver para recordar lo que le esperaba al final de la vida.

Se propuso cumplir aquel mandato de Jesús: “Quien desea seguirme que se niegue a sí mismo”. Y desde muy niña empezó a mortificarse en la comida, en el beber y dormir. En el comedor colocaba una canastita debajo de la mesa y se servía en cantidades iguales a todos los demás pero, sin que se dieran cuenta, echaba buena parte de esos alimentos en el canasto, y los regalaba después a los pobres. Uno de los sacrificios que más la hacían sufrir era no tomar ninguna bebida en los días de mucho calor. Pero la animaba a esta mortificación el pensar en la sed que Jesús tuvo que sufrir en la cruz. Se colocaba en la cabeza una corona de espinas mientras rezaba el rosario. Muchísimos rosarios los rezó con los brazos en cruz.

Como sacrificio se propuso no salir de su casa sino al templo y cuando alguna persona tuviera alguna urgente necesidad de su ayuda. Así que el resto de su vida estuvo recluida en su casa. Solamente la veían salir cada mañana a la Santa Misa, y volver luego a vivir encerrada dedicada a las lecturas espirituales, a la meditación, a la oración, al trabajo y a ofrecer sacrificios por la conversión de los pecadores.
Se propuso llenar todos sus días de frecuentes actos de amor a Dios. Cada día rezaba 12 Salmos de la S. Biblia. Ayunaba frecuentemente. María recibió de Dios el don de consejo y así sucedía que los consejos que ella daba a las personas les hacían inmenso bien. También le dio a conocer Nuestro Señor varios hechos que iban a suceder en lo futuro, y así como ella los anunció, así sucedieron (incluyendo la fecha de su muerte, que según anunció sería un viernes 26). Tenía un don especial para poner paz entre los que se peleaban y para lograr que ciertos pecadores dejaran su vida de pecado.

A un sacerdote muy sabio pero muy vanidoso le dijo después de un brillantísimo sermón: “Mire Padre, que Dios lo envió a recoger almas para el cielo, y no a recoger aplausos de este suelo”. Y el padrecito dejó de buscar la estimación al predicar. En una enfermedad le sacaron sangre y la muchacha de servicio echó en una matera la sangre que le habían sacado a Mariana, y en esa matera nació una bellísima azucena. Con esa flor la pintan a ella en sus cuadros. Y azucena de pureza fue esta santa durante toda su vida.

Sucedieron en Quito unos terribles terremotos que destruían casas y ocasionaban muchas muertes. Un padre jesuita dijo en un sermón: – “Dios mío: yo te ofrezco mi vida para que se acaben los terremotos”. Pero Mariana exclamó: – “No, señor. La vida de este sacerdote es necesaria para salvar muchas almas. En cambio yo no soy necesaria. Te ofrezco mi vida para que cesen estos terremotos”. La gente se admiró de esto. Y aquella misma mañana al salir del templo ella empezó a sentirse muy enferma. Pero desde esa mañana ya no se repitieron los terremotos.

Una terrible epidemia estaba causando la muerte de centenares de personas en Quito. Mariana ofreció su vida y todos sus dolores para que cesara la epidemia. Y desde el día en que hizo ese ofrecimiento ya no murió más gente de ese mal allí. Por eso el Congreso del Ecuador le dio en el año 1946 el título de “Heroína de la Patria”. Acompañada por tres padres jesuitas murió santamente el viernes 26 de mayo de 1645. Desde entonces los quiteños le han tenido una gran admiración. Su entierro fue una inmensa ovación de toda la ciudad. Y los continuos milagros que hizo después de su muerte, obtuvieron que el Papa Pío IX la declarara beata y el Papa XII la declarara santa.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marian_de_Jesus4_26.htm)

24 mayo, 2025

Santa María, Auxilio de los cristianos

23 de mayo
Nuestra Señora Maria Auxiliadora
 
María, Auxilio de los Cristianos, ruega por nosotros | El Catolicismo
 
Hoy celebramos a María Auxiliadora, siempre dispuesta a ayudarnos en las dificultades.
Cada 24 de mayo la Iglesia celebra a la Madre de Dios bajo la advocación de ‘Santa María, Auxilio de los cristianos’ [Maria Auxilium Christianorum], conocida popularmente como Santa María Auxiliadora, o, simplemente, María Auxiliadora.
 
“En el cielo nos quedaremos gratamente sorprendidos al conocer todo lo que María Auxiliadora ha hecho por nosotros en la tierra”, solía decir San Juan Bosco, fundador de la familia salesiana, y el más grande difusor del amor a la Madre de Dios bajo esta advocacion. 
 
Ciertamente, esta hermosa expresión de piedad filial ha estado presente en la vida de la Iglesia desde antiguo, cada vez que un cristiano, sabiéndose hijo de la Virgen María, invoca a su Madre del Cielo en medio de alguna dificultad.
 
Devoción de raíces profundas
 
Los cristianos de los primeros siglos invocaban a la Virgen con el nombre de “auxiliadora”.Los dos títulos más frecuentes que podían leerse en las inscripciones de antiguas iglesias o monumentos de Oriente eran: “Madre de Dios” (Theotokos) y “Auxiliadora” (Boeteia). Grandes santos como San Juan Crisóstomo, San Sabas y San Sofronio hicieron uso con frecuencia de ambos títulos a la hora de referirse a la Madre de Dios.
 
San Juan Crisóstomo, Patriarca de Constantinopla y Padre de la Iglesia de Oriente, definía así a la Virgen María en el siglo IV: “Auxilio potentísimo, fuerte y eficaz de los que siguen a Cristo”; por su parte, San Juan Damasceno, en el siglo VIII, fue el primero en difundir una jaculatoria dedicada a Ella: “María Auxiliadora, ruega por nosotros”.
 
En el mismo siglo, hacía el año 733, San Germán de Constantinopla escribió este bello texto, en plena coincidencia con el Damasceno: "Oh María, tú eres poderosa Auxiliadora de los pobres, valiente Auxiliadora contra los enemigos de la fe. Auxiliadora de los ejércitos para que defiendan la patria. Auxiliadora de los gobernantes para que nos consigan el bienestar, Auxiliadora del pueblo humilde que necesita de tu ayuda". Estas bellas líneas constituyen en sí mismas una oración filial.
 
María, Auxilio de los cristianos
 
En el siglo XVI, el Papa San Pío V (1504-1572), gran devoto de la Virgen, después de la victoria cristiana sobre los ejércitos musulmanes en la batalla de Lepanto, ordenó que se incluya en el corpus de las letanías marianas la invocación a “María, Auxilio de los cristianos”.
 
Más de dos siglos después, en tiempos de Napoleón, el Papa Pío VII (1742-1823) fue apresado por órdenes del “emperador” francés. El Pontífice pidió el auxilio de María para superar la terrible situación que se había suscitado -una Iglesia secuestrada por el poder imperial-, prometiéndose que, una vez recuperada su libertad, decretaría una nueva fiesta mariana para la Iglesia Católica.
 
Una vez producida la caída de Napoleón, el Santo Padre retorna triunfante a la sede pontificia el 24 de mayo de 1814 y decreta que, a partir de entonces, esa fecha sea destinada para celebrar la fiesta de María Auxiliadora.
 
Don Bosco
 
Un año después de aquellos turbulentos acontecimientos, nacía Juan Bosco (1815-1888), a quien la Virgen se le aparecería en sueños años más tarde, para pedirle que construyera un templo en su honor, usando el título de “Auxiliadora”.
 
Por esta razón el santo italiano iniciaría la construcción de dos “monumentos”: uno físico, que es la Basílica de María Auxiliadora en Turín; y uno “vivo”, conformado por las religiosas que integran el Instituto de las Hijas de María Auxiliadora.
 
¡Acógete a la Madre que siempre nos auxilia!
 
San Juan Bosco solía educar a los jóvenes contándoles historias en las que él y muchos otros fieles devotos de la Auxiliadora habían obtenido grandes favores del Cielo. Los medios por excelencia para obtener esas gracias -decía el santo- son el rezo de la novena a María Auxiliadora y la repetición constante de la jaculatoria de San Juan Damasceno.
 
“Confiad siempre en Jesús Sacramentado y María Auxiliadora y veréis lo que son milagros”, afirmaba, sin reparos, el padre fundador de los salesianos.(ACI prensa).