23 marzo, 2012

Santa Rebeca





Oh, Santa Rebeca, vos sois la hija
del Dios de la vida, y, que, además
honor hicisteis al significado de
vuestro nombre:  “vencedora por su 
belleza”. Humilde, como erais, todo
dejasteis e hicisteis de sirvienta.
Bella erais, pero más vuestra alma
que, juego hacían con vuestro carácter,
vuestra melodiosa voz, y el de, dueña
ser, de una vida espiritual singular.
Os negasteis a vuestros esponsales
porque amabais más, la monástica vida
Y, así fue. Las montañas del Líbano
saben de vos y de vuestras enseñanzas
Confiasteis en Dios, siempre, y así,
pudisteis superar dolores y muertes.
Bajo vuestro hábito, salvasteis a un 
niño, a costa de vuestra propia vida.
Os unisteis a la Congregación de las 
Madres Libanesas Maronitas, que, de 
vuestro agrado fue, y os quedasteis
hasta el final de vuestros días, y,
aunque, ciega y paralítica, dabais 
a Dios gracias, por aquellas pruebas.
Jamás, la luz de vuestro bello rostro,
dejó su brillo, mucho menos el de 
vuestra alma, que recogida fue por
el Señor, para premiada ser de luz;
oh, Santa Rebeca, "belleza de Dios".

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Marzo
Santa Rebeca
1832 - † 1914

Rebeca significa "vencedora por su belleza" y viene de la lengua hebrea. Esta joven nació en Himalaya el 29 de junio de 1832. Era hija única. Su madre murió cuando rebeca tenía apenas 6 años. Su padre quedó sin trabajo, y ella se fue de sirvienta a una familia de Damasco aunque de origen libanés. Después de cuatro años volvió a casa. Su padre se había casado de nuevo.

Rebeca tenía entonces 15 años. Era bella, de buen carácter y de una voz melodiosa, de una religiosidad profunda y humilde. Su tía materna quería que se casara con su hijo. Hubo riñas en la familia porque ella se negó. En el fondo de su alma soñaba con hacerse monja. En 1856 hizo sus votos religiosos. A los dos años, la enviaron al seminario de los jesuitas como cocinera. Aprovechó no obstante sus momentos libres parta profundizar en el estudio de la lengua árabe.

Después anduvo por muchas escuelas de la montaña libanesa enseñando el catecismo. Hubo revueltas políticas. Ella, confiando en Dios, superó los instantes en que vio morir a personas. Salvó a un niño bajo su hábito.

Marchó después al convento de la Congregación de las Madres Libanesas Maronitas (1871-1914). Tanto le gustó esta Congregación, que se quedó en ella. Cayó enferma y la enviaron a Beirut para que se curase. Se alivió su dolor por algún tiempo. Para probar su santidad, tuvo las pruebas de su ceguera y parálisis.

Nunca, sin embargo, perdió la luz de su bello rostro. Llena de méritos y ante la admiración de todos, murió el 23 de marzo de 1914. Juan Pablo II la declaró santa el diez de junio del 2001.

(http://www.familiario.com/santoral/Rebeca.htm)



22 marzo, 2012

Santa Lea



Oh, Santa Lea, vos, sois la hija del 
Dios de la vida, que considerada
erais, "santísima" por San Jerónimo,
porque, viuda quedando, al mundo 
renunciasteis e ingresasteis a un
monasterio y, dentro de él, a ser 
superiora llegasteis. San Jerónimo,
de vos escribió: "De un modo tan 
completo se convirtió a Dios, que 
mereció ser cabeza de su monasterio 
y madre de vírgenes; después de 
llevar blandas vestiduras, mortificó
su cuerpo vistiendo sacos; pasaba
las noches en oración y enseñaba 
a sus compañeras más con el ejemplo 
que con sus palabras. Fue tan grande 
su humildad y sumisión, que la que 
había sido señora de tantos criados 
parecía ahora criada de todos; aunque 
tanto más era sierva de Cristo cuanto 
menos era tenida por señora de hombres. 
Su vestido era pobre y sin ningún 
esmero, comía cualquier cosa, llevaba
los cabellos sin peinar, pero todo 
eso de tal manera que huía en todo 
la ostentación". Cumplisteis vuestro
tiempo, y luego, el alma al Padre,
entregasteis, para justo premio recibir:
coronada ser de inmarchitable luz; 
oh, Santa Lea, excelsa sierva de Dios.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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22 de Marzo
Santa Lea 
Abadesa 
De "la santísima Lea", como la llama san Jerónimo, sólo sabemos lo que él mismo nos dice en una especie de elogio fúnebre que incluyó en una de sus cartas. Era una matrona romana que al enviudar - quizá joven aún - renunció al mundo para ingresar en una comunidad religiosa de la que llegó a ser superiora, llevando siempre una vida ejemplarísima. 

Estas son las palabras insustituibles de san Jerónimo: 
«De un modo tan completo se convirtió a Dios, que mereció ser cabeza de su monasterio y madre de vírgenes; después de llevar blandas vestiduras, mortificó su cuerpo vistiendo sacos; pasaba las noches en oración y enseñaba a sus compañeras más con el ejemplo que con sus palabras». 

«Fue tan grande su humildad y sumisión, que la que había sido señora de tantos criados parecía ahora criada de todos; aunque tanto más era sierva de Cristo cuanto menos era tenida por señora de hombres. Su vestido era pobre y sin ningún esmero, comía cualquier cosa, llevaba los cabellos sin peinar, pero todo eso de tal manera que huía en todo la ostentación». 

No sabemos más de esta dama penitente, cuyo recuerdo sólo pervive en las frases que hemos citado de san Jerónimo. La Roma en la que fue una rica señora de alcurnia no tardaría en desaparecer asolada por los bárbaros, y Lea, «cuya vida era tenida por todos como un desatino», llega hasta nosotros con su áspero perfume de santidad que desafía al tiempo. 

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)



21 marzo, 2012

Santos Filemón y Donino de Roma




Oh, Filemón y Donino, santos, vosotros 
sois los hijos del Dios de la vida
que perseguidos fuisteis por razón de
vuestra fe. Y, siempre en Dios confiando
recorristeis Italia, manifestando las
alegrías que el Resucitado os dio, en
vuestro interior mundo. Jamás nunca, os
contentasteis, en quedaros encerrados
en vosotros mismos y decidisteis el
Evangelio predicar y bautizar a los
infieles que os encontrabais en vuestro
andar. Vuestra palabra, ardorosa era
que, hasta las montañas conmoverse
parecían, pero más, los infieles y
paganos. Los impíos del tiempo vuestro
celos sentían, que sus paganos templos
vacios estuviesen y todo por vuestra
feliz culpa, ya que, los vuestros,
llenos estaban de fieles en Cristo
Jesús. Entonces, prometiéndoles, el
oro del mundo, lograr quisieron que de
de Cristo rengasen y jamás lo lograron.
Por ello, Dios, en su infinita bondad,
os premió, coronándoos de luz eterna;
oh, Filemón y Donino; santos mártires.



© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de Marzo
Santos Filemón y Donino de Roma 
Mártires


Este joven con su amigo Donino, en tiempos de la duras y temibles persecuciones, confiando más en Dios que en ellos mismos, se dedicaron a recorrer Italia.

¿Qué buscaban?

Sencillamente, manifestar a todo el mundo la alegría que les daba el Resucitado en su mundo interior.

No podían quedarse encerrados en sí mismos -lo más fácil– sino que tenían que vivir la solidaridad de su fe.
Iban predicando el Evangelio y bautizando a los infieles que se encontraban en su camino, previa preparación, claro está.

Dicen sus biógrafos que su palabra era tan ardiente que conmovían a las masas de paganos e infieles. Las dificultades no tardaron en aparecer. Provenían principalmente de los seguidores de los cultos a los ídolos.

No aguantaban que dos jóvenes dejaran los templos paganos vacíos mientras que sus reuniones para celebrar la Palabra de Dios, se llenaran de fieles en Cristo Jesús.

Los arrestaron y enviaron al gobernador. Este, para ganárselos, le prometió el oro y el moro con tal de que renegasen de Cristo.

Visto que, con halagos no conseguía sus propósitos, los enviaron a la cárcel en la cual les dieron tremendos tormentos. Y cansado de su fama, mandó que les cortasen la cabeza tal día como hoy. Sus vidas se crearon en las “Passio” o teatro para dar a conocer su vida. No hay fundamento histórico.

20 marzo, 2012

Siete Santas Claudia, Alejandra, Eufrasia, Matrona, Juliana, Eufemia y Teodosia






Oh, Siete Santas Claudia, Alejandra, 
Eufrasia, Matrona, Juliana, Eufemia 
y Teodosia, vosotras, sois las hijas del 
Dios de la Vida, y que, cuando a prueba 
Puesta fue, vuestra fe, no dudaron ni un 
segundo el gritarla a los cuatro vientos, 
y, por ello, vuestros verdugos, de sí fuera, 
os torturaron de cruel manera, vuestros
pechos cortándoos, con ello creyendo 
que vosotras cambiaríais, de fe y, os
rendiríais, cosa que sucedió jamás, y,
por el contrario, por el Espíritu Santo
animadas, vuestras santas vidas se donaron,
para, premio justo recibir, eternamente;
oh, Siete Santas Claudia, Alejandra, Eufrasia, 
Matrona, Juliana, Eufemia y Teodosia.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado.
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20 de Marzo

Siete Santas Claudia, Alejandra, Eufrasia, Matrona, Juliana, 
Eufemia y Teodosia
Mártires

Siete santas mujeres llamadas Alejandra, Claudia, Eufrasia, Matrona, Juliana, Eufemia y Teodosia, a quienes imitaron en la confesión de la fe Derfuta y una hermana suya, 300. Amida de Paflagonia. No conservamos muchos datos sobre estas santos, lo que podemos decir de ellas es lo siguiente: Las Santas Vírgenes Mártires Alejandra, Claudia, Eufrasia, Matrona, Juliana, Eufemia y Teodosia fueron arrestadas en la ciudad de Amisa (en la región costera del Mar Negro) durante la persecusión en contra de los Cristianos del emperador Maximiano Galerio (305-311). 

Bajo interrogación confesaron su fe y por esto fueron sometidas a horribles y crueles torturas. Los malhechores las azotaron y batieron con varas, y cortaron sus bustos. Finalmente, las santas vírgenes fueron quemadas vivas en un horno candente, era el año 310.

(http://www.oremosjuntos.com/Santoral/Marzo20.html)


19 marzo, 2012

San José, esposo de la Virgen María




Oh,  San José, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y por designio Divino, Esposo
de la Virgen María. Dios, en su infinito
amor, a vos, confió sus dos más preciosos
tesoros: Jesús y María. Vos, descendíais
de la familia de David y la devoción a
vos, propagada ha sido por San Vicente
Ferrer, Santa Brígida, San Bernardino
de Siena, San Francisco de Sales y Santa
Teresa, que, curada milagrosamente fue
por vos. Decía ella: “Otros santos parece
que tienen especial poder para solucionar
ciertos problemas. Pero a San José le
ha concedido Dios un gran poder para
ayudar en todo”. “Durante cuarenta
años, cada año en la fiesta de San José
le he pedido alguna gracia o favor especial,
y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les
digo a los que me escuchan que hagan
el ensayo de rezar con fe a este gran
santo, y verán que grandes frutos van a
conseguir”. Vos, erais un hombre justo,
un verdadero santo, por ello actuasteis
como tal. Vos, soñasteis que el hijo que
iba María a tener, obra era, del Espíritu
Santo y que podíais casaros tranquilamente
con Ella, que fiel totalmente era. Y, así lo
hicisteis. En vuestro sueño segundo, en
Belén, un ángel os comunicó que Herodes
buscaba al Niño Jesús para matarlo, y que
debía salir a Egipto huyendo. Y, vos os
levantasteis a medianoche y con María
y el Niño os fuisteis a Egipto. En vuestro
tercer sueño, en Egipto, el ángel os comunicó
que ya había muerto Herodes y que
podían volver a Israel. Y, así también lo
hicieron. Hoy, la Iglesia Católica, mucho
venera, vuestros cinco dolores, pero a
cada dolor, le correspondió una inmensa
alegría que Nuestro Señor os envió: El
dolor primero, nacer ver al Niño Jesús en
una pobre cueva, en Belén. A este dolor
correspondió la alegría de ver y oír a
los ángeles y pastores llegar a adorar al
Divino Niño, y luego la visita de los Magos
reyes, con oro, incienso y mirra. El dolor
segundo, el día de la Presentación del
Niño en el Templo, al profeta Simeón
oir anunciar que Jesús causa sería de
división y que, muchos en su contra irían 
y que, por esa causa, un puñal de dolor
atravesaría el corazón de María. A este
dolor, le correspondió la alegría de oír
al profeta anunciar que, Jesús sería la luz
que, a todas las naciones iluminaría, y la
gloria del pueblo de Israel. El dolor tercero,
a Egipto la huida. A esta pena, le tocó
la alegría de ser, recibido muy bien por
sus paisanos en Egipto y el gozo de crecer
ver tan santo y hermoso al Divino Niño.
El dolor cuarto, la pérdida del Niño Jesús
en el Templo y la angustia de buscarlo por
tres días. A este sufrimiento, le siguió
la alegría de encontrarlo sano y salvo y
de tenerlo en casa, hasta los treinta años
y verlo crecer en edad, sabiduría y gracia
ante Dios y ante los hombres. El quinto
dolor, la separación de Jesús y de María
al llegarle la hora de morir. A este dolor,
la alegría, la paz y el consuelo le siguió 
de acompañado morir de los dos seres
más santos de la tierra: Jesús y María. Oh,
San José, del silencio santo. Patrono Santo
de la muerte. Patrono de los que viven la
interior vida y Patrono de la Iglesia toda;  
oh, San José, “divino corredentor de la luz”.



© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado.
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19 de Marzo
San José
Esposo de la Virgen María


San José, Esposo de la Virgen María José: significa “Dios me ayuda”. De San José únicamente sabemos los datos históricos que San Mateo y San Lucas nos narran en el Evangelio. Su más grande honor es que Dios le confió sus dos más preciosos tesoros: Jesús y María. San Mateo nos dice que era descendiente de la familia de David.

Una muy antigua tradición dice que 19 de Marzo sucedió la muerte de nuestro santo y el paso de su alma de la tierra al cielo.Los santos que más han propagado la devoción a San José han sido: San Vicente Ferrer, Santa Brígida, San Bernardino de Siena (que escribió en su honor muy hermosos sermones) y San Francisco de Sales, que predicó muchas veces recomendando la devoción al santo Patriarca. Pero sobre todo, la que más propagó su devoción fue Santa Teresa, que fue curada por él de una terrible enfermedad que la tenía casi paralizada, enfermedad que ya era considerada incurable. Le rezó con fe a San José y obtuvo de manera maravillosa su curación. 

En adelante esta santa ya no dejó nunca de recomendar a las gentes que se encomendaran a él. Y repetía: “Otros santos parece que tienen especial poder para solucionar ciertos problemas. Pero a San José le ha concedido Dios un gran poder para ayudar en todo”.

Hacia el final de su vida, la mística fundadora decía: “Durante 40 años, cada año en la fiesta de San José le he pedido alguna gracia o favor especial, y no me ha fallado ni una sola vez. Yo les digo a los que me escuchan que hagan el ensayo de rezar con fe a este gran santo, y verán que grandes frutos van a conseguir”. Y es de notar que a todos los conventos que fundó Santa Teresa les puso por patrono a San José.

San Mateo narra que San José se había comprometido en ceremonia pública a casarse con la Virgen María. Pero que luego al darse cuenta de que Ella estaba esperando un hijo sin haber vivido juntos los dos, y no entendiendo aquel misterio, en vez de denunciarla como infiel, dispuso abandonarla en secreto e irse a otro pueblo a vivir. Y dice el evangelio que su determinación de no denunciarla, se debió a que “José era un hombre justo”, un verdadero santo. Este es un enorme elogio que le hace la Sagrada Escritura. En la Biblia, “ser justo” es lo mejor que un hombre puede ser.
Nuestro santo tuvo unos sueños muy impresionantes, en los cuales recibió importantísimos mensajes del cielo.

En su primer sueño, en Nazaret, un ángel le contó que el hijo que iba a tener María era obra del Espíritu Santo y que podía casarse tranquilamente con Ella, que era totalmente fiel. Tranquilizando con ese mensaje, José celebró sus bodas. La leyenda cuenta que doce jóvenes pretendían casarse con María, y que cada uno llevaba en su mano un bastón de madera muy seca. Y que en el momento en que María debía escoger entre los 12, he aquí que el bastón que José llevaba milagrosamente floreció. Por eso pintan a este santo con un bastón florecido en su mano.

En su segundo sueño en Belén, un ángel le comunicó que Herodes buscaba al Niño Jesús para matarlo, y que debía salir huyendo a Egipto. José se levantó a medianoche y con María y el Niño se fue hacia Egipto.

En su tercer sueño en Egipto, el ángel le comunicó que ya había muerto Herodes y que podían volver a Israel. Entonces José, su esposa y el Niño volvieron a Nazaret.
La Iglesia Católica venera mucho los cinco grandes dolores o penas que tuvo este santo, pero a cada dolor o sufrimiento le corresponde una inmensa alegría que Nuestro Señor le envió.

El primer dolor

Ver nacer al Niño Jesús en una pobrísima cueva en Belén, y no lograr conseguir ni siquiera una casita pobre para el nacimiento. A este dolor correspondió la alegría de ver y oír a los ángeles pastores llegar a adorar al Divino Niño, y luego recibir la visita de los Magos de oriente con oro, incienso y mirra.

El segundo dolor

El día de la Presentación del Niño en el Templo, al oír al profeta Simeón anunciar que Jesús sería causa de división y que muchos irían en su contra y que por esa causa, un puñal de dolor atravesaría el corazón de María. A este sufrimiento correspondió la alegría de oír al profeta anunciar que Jesús sería la luz que iluminaría a todas las naciones, y la gloria del pueblo de Israel.

El tercer dolor

La huida a Egipto. Tener que huir por entre esos desiertos a 40 grados de temperatura, y sin sombras ni agua, y con el Niño recién nacido. A este sufrimiento le correspondió la alegría de ser muy bien recibido por sus paisanos en Egipto y el gozo de ver crecer tan santo y hermoso al Divino Niño.

El cuarto dolor

La pérdida del Niño Jesús en el Templo y la angustia de estar buscándolo por tres días. A este sufrimiento le siguió la alegría de encontrarlo sano y salvo y de tenerlo en sus casa hasta los 30 años y verlo crecer en edad, sabiduría y gracia ante Dios y ante los hombres.

El quinto dolor

La separación de Jesús y de María al llegarle la hora de morir. Pero a este sufrimiento le siguió la alegría, la paz y el consuelo de morir acompañado de los dos seres más santos de la tierra. Por eso invocamos a San José como Patrono de la Buena Muerte, porque tuvo la muerte más dichosa que un ser humano pueda desear: acompañado y consolado por Jesús y María.

San José, el santo del Silencio

Es un caso excepcional en la Biblia: un santo al que no se le escucha ni una sola palabra. No es que haya sido uno de esos seres que no hablaban nada, pero seguramente fue un hombre que cumplió aquel mandato del profeta antiguo: “Sean pocas tus palabras”. Quizás Dios ha permitido que de tan grande amigo del Señor no se conserve ni una sola palabra, para enseñarnos a amar también nosotros en silencio. “San José, Patrono de la Vida interior, enséñanos a orar, a sufrir y a callar”.

Un dato curioso

Desde que el Papa Pío Nono declaró en 1870 a San José como Patrono Universal de la Iglesia, todos los Pontífices que ha tenido la Iglesia Católica desde esa fecha, han sido santos. Buen regalo de San José.
Santa Teresa repetía: “Parece que Jesucristo quiere demostrar que así como San José lo trató tan sumamente bien a El en esta tierra, El le concede ahora en el cielo todo lo que le pida para nosotros. Pido a todos que hagan la prueba y se darán cuenta de cuán ventajoso es ser devotos de este santo Patriarca”.

“Yo no conozco persona que le haya rezado con fe y perseverancia a San José, y que no se haya vuelto más virtuosa y más progresista en santidad”.

18 marzo, 2012

San Cirilo de Jerusalén




Oh, San Cirilo de Jerusalén;
vos, sois el hijo del Dios
de la vida y, aunque la vida
por destierro tuvisteis, a
nuestra Iglesia defenderla
supisteis de cuanto hereje
e impío se os cruzó por el
camino; y, en “Catequesis”
vuestros excelsos sermones,
la penitencia, el pecado,
el bautismo y el Credo, los
explicasteis en reflexiones
sencillas y profundas. Nuestra
Santa Eucaristía, amasteis en
la que vos, teníais la certeza
de la real y verdadera presencia
de Jesucristo, Nuestro Señor.
“Hagan de su mano izquierda
como un trono en el que se
apoya la mano derecha que va
a recibir al Rey Celestial.
Cuidando: que no se caigan
pedacitos de hostia. Así como
no dejaríamos caer al suelo
pedacitos de oro, sino que
los llevamos con gran cuidado,
hagamos lo mismo con los
pedacitos de Hostia Consagrada”.
Recomendabais vos, al recibo
del Cuerpo de Cristo. Por vuestra
grande obra, el mismo Dios a
quien vos, ardorosamente
defendisteis, os, ciñó con luz;
oh, San Cirilo de Jerusalén.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Marzo
San Cirilo de Jerusalén
Doctor de la Iglesia (año 386)
San Cirilo nació cerca de Jerusalem y fue Arzobispo de esa ciudad durante 30 años, de los cuales estuvo 16 años en destierro. 5 veces fue desterrado: tres por los de extrema izquierda y dos por los de extrema derecha.
Era un hombre suave de carácter, enemigo de andar discutiendo, que deseaba más instruir que polemizar, y trataba de permanecer neutral en las discusiones. Pero por eso mismo una vez lo desterraban los de un partido y otra vez los del otro.
Aunque los de cada partido extremista lo llamaban hereje, sin embargo San Hilario (el defensor del dogma de la Santísima Trinidad) lo tuvo siempre como amigo, y San Atanasio (el defensor de la divinidad de Jesucristo) le profesaba una sincera amistad, y el Concilio general de Constantinopla, en el año 381, lo llama “valiente luchador para defender a la Iglesia de los herejes que niegan las verdades de nuestra religión”.
Una de las acusaciones que le hicieron los enemigos fue el haber vendido varias posesiones de la Iglesia de Jerusalem para ayudar a los pobres en épocas de grandes hambres y miserias. Pero esto mismo hicieron muchos obispos en diversas épocas, con tal de remediar las graves necesidades de los pobres.
El emperador Juliano, el apóstata, se propuso reconstruir el templo de Jerusalem para demostrar que lo que Jesús había anunciado en el evangelio ya no se cumplía. San Cirilo anunció mientras preparaban las grandes cantidades de materiales para esa reconstrucción, que aquella obra fracasaría estrepitosamente. Y así sucedió y el templo no se reconstruyó.
San Cirilo de Jerusalem se ha hecho célebre y ha merecido el título de Doctor de la Iglesia, por unos escritos suyos muy importantes que se llaman “Catequesis”. Son 18 sermones pronunciados en Jerusalem, y en ellos habla de la penitencia, del pecado, del bautismo, y del Credo, explicándolo frase por frase. Allí instruye a los recién bautizados acerca de las verdades de la fe y habla bellísimamente de la Eucaristía.
En sus escritos insiste fuertemente en que Jesucristo sí esta presente en la Santa Hostia de la Eucaristía. A los que reciben la comunión en la mano les aconseja: “Hagan de su mano izquierda como un trono en el que se apoya la mano derecha que va a recibir al Rey Celestial. Cuidando: que no se caigan pedacitos de hostia. Así como no dejaríamos caer al suelo pedacitos de oro, sino que los llevamos con gran cuidado, hagamos lo mismo con los pedacitos de Hostia Consagrada”.
Al volver de su último destierro que duró 11 años, encontró a Jerusalem llena de vicios y desórdenes y divisiones y se dedicó con todas sus fuerzas a volver a las gentes al fervor y a la paz, y a obtener que los que se habían pasado a las herejías volvieran otra vez a la Santa Iglesia Católica. A los 72 años murió en Jerusalén en el año 386. En 1882 el Sumo Pontífice lo declaró Doctor de la Iglesia.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cirilo_de_Jerusalén.htm)

17 marzo, 2012

San Patricio


Oh, San Patricio, vos, sois el
hijo del Dios de la vida, y el
que, lograsteis vuestros divinos
y santos objetivos y pusieseis
a la gente de vuestro tiempo,
a los pies de Aquél que todo
lo ve. Él; no se escondió jamás
y, se os mostró tal cual es,
vuestras oraciones acogiendo,
tanto que, a los paganos druidas
e impíos pelagianos vencisteis.
“Estoy pronto a dar hasta mi
vida en nombre de Dios, sin
vacilaciones y con gozo. Es mi
vida la que me propongo pasar
aquí hasta que se extinga, si el
Señor me concede esa gracia”.
“A diario estoy a la espera de
una muerte violenta, de ser
robado, de que me secuestren
para servir como esclavo, o
de cualquier otra calamidad
semejante”. “Me he puesto en
manos del Dios de misericordia,
del Todopoderoso Señor que
gobierna toda cosa y, como
dijo el profeta: “Deja tus cuidados
con el Señor y El proveerá la
manera de aliviarlos”. Decíais
vos, y así fue, y Él, mismo os
ciñó, corona de luz luego de
que vuestra alma al cielo voló,
para recibir justísimo premio,
por vuestros afanes y amor leal,
Patrono y guía santo de Irlanda;
oh, San Patricio; “luz de Dios”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Marzo 17
San Patricio
Obispo y Patrón de Irlanda

Nacido en Gran Bretaña (Bennhaven Taberniae (pueblecito de Escocia que hoy no se encuentra en los mapas) hacia el 385, muy joven fue llevado cautivo a Irlanda, y obligado a guardar ovejas.

Recobrada la libertad, abrazó el estado clerical y fue consagrado obispo Irlanda, desplegando extraordinarias dotes de evangelizador, y convirtiendo a la fe a numerosas gentes, entre las que organizó la Iglesia. Murió el año 461, en Down, llamado en su honor Downpatrik (Irlanda).

No se conoce con exactitud los datos cronológicos del Apóstol de Irlanda. Por lo que el santo dice de si mismo, se supone que era de origen romano-bretón. Su padre Calpurnio era diácono y oficial del ejercito romano; su madre era familia de San Martín de Tours; su abuelo había sido sacerdote ya que en aquellos tiempos no se había impuesto aún la ley del celibato sacerdotal en todo el occidente.

Se afirma que fue alrededor del año 403, a la edad de 16 años, que cayó prisionero de piratas junto con otros jóvenes para ser vendido como esclavo a un pagano del norte de Irlanda llamado Milcho. Lo sirvió cuidando ovejas. Trató de huir varias veces sin éxito.

La Divina Providencia aprovechó este tiempo de esclavitud, de rudo trabajo y sufrimiento, para espiritualizarlo, preparándolo para el futuro, ya que el mismo dijo que hasta entonces “aún no conocía al verdadero Dios“, queriendo decir que había vivido indiferente a los consejos y advertencias de la Iglesia.
Se cree que el lugar de su cautiverio fue en las costas de Mayo, al borde del bosque de Fochlad (o Foclut). 
De ser así, el monte de Crochan Aigli, que fue escenario del famoso ayuno de San Patricio, también fue el lugar donde vivió los tristes años de su juventud.

Lo mas importante es que para entonces, como el lo dice: “oraba de continuo durante las horas del día y fue así como el amor de Dios y el temor ante su grandeza, crecieron mas dentro de mí, al tiempo que se afirmaba mi fe y mi espíritu se conmovía y se inquietaba, de suerte que me sentía impulsado a hacer hasta cien oraciones en el día y, por la noche otras tantas. Con este fin, permanecía solo en los bosques y en las montañas. Y si acaso me quedaba dormido, desde antes de que despuntara el alba me despertaba para orar, en tiempos de neviscas y de heladas, de niebla y de lluvias. Por entonces estaba contento, porque lejos de sentir en mi la tibieza que ahora suele embargarme, el espíritu hervía en mi interior”.

Después de seis años en tierra de Irlanda y de haber rezado mucho a Dios para que le iluminara sobre su futuro, una noche soñó que una voz le mandaba salir huyendo y llegar hasta el mar, donde un barco lo iba a recibir. Huyendo, caminó mas de 300 kilómetros para llegar a la costa. Encontró el barco, pero el capitán se negaba rotundamente a transportarlo. Sus reiteradas peticiones para que le dejasen viajar gratis fueron siempre rechazadas, hasta que al fin, después de mucho orar con fervor, el capitán accedió a llevarlo hasta Francia. La travesía fue aventurada y peligrosa. Después de tres días de tormenta en el mar, tocaron tierra en un lugar deshabitado de la costa, caminaron un mes sin encontrar a nadie y hasta las provisiones se agotaron. Patricio narra esa aventura diciendo: “llegó el día en que el capitán de la nave, angustiado por nuestra situación, me instaba a pedir el auxilio del cielo. ’¿Cómo es que nos sucede esto, cristiano? Dijiste que tu Dios era grande y todopoderoso, ¿por qué entonces no le diriges una plegaria por nosotros, que estamos amenazados de morir por hambre? Tal vez no volvamos a ver a un ser humano…’ A aquellas súplicas yo respondí francamente: ’Poned toda vuestra confianza y volved vuestros corazones al Señor mi Dios, para quien nada es imposible, a fin de que en este día os envíe vuestro alimento en abundancia y también para los siguientes del viaje, hasta que estéis satisfechos puesto que El tiene de sobra en todas partes’. Fue entonces cuando vimos cruzar por el camino una piara de cerdos; mis compañeros los persiguieron y mataron a muchos. Ahí nos quedamos dos noches y, cuando todos estuvieron bien satisfechos y hasta los perros que aún sobrevivían, quedaron hartos, reanudamos la caminata. Después de aquella comilona todos mostraban su agradecimiento a Dios y yo me convertí en un ser muy honorable a sus ojos. Desde aquel día tuvimos alimento en abundancia.”

Finalmente llegaron a lugar habitado y así Patricio quedó a salvo a la edad de veintidós o veintitrés años y volvió a su casa. Con el tiempo, durante las vigilias de Patricio en los campos, se reanudaron las visiones y, a menudo, oía “las voces de los que moran mas allá del bosque Foclut, mas allá del mar del oeste y así gritaban todas al mismo tiempo, como si salieran de una sola boca, estas palabras: ’Clamamos a ti, Ho joven lleno de virtudes, para que vengas entre nosotros nuevamente’ “. “Eternas gracias deben dársele a Dios, agrega, porque al cabo de algunos años el Señor les concedió aquello por lo que clamaban”.

No hay ninguna certeza respecto al orden de los acontecimientos que se produjeron desde entonces.

Los primeros biógrafos del santo dicen que Patricio pasó varios años en Francia antes de realizar su trabajo de evangelización en Irlanda. Existen pruebas firmes de que pasó unos tres años en la isla de Lérins, frente a Canes, y después se radicó en Auxerre durante quince años mas. También hay sólidas evidencias de que tenía buenas relaciones personales con el obispo San Germán de Auxerre. Durante este tiempo le ordenaron sacerdote.

Algunos historiadores sostienen, que en esa época hizo un viaje a Roma y que, el Papa Celestino I fue quien le envió a Irlanda con una misión especial, ya que su primer enviado Paladio nunca logró cumplir porque a los doce meses de haber partido murió en el norte de Britania. Para realizar esa misión encomendada por el Pontífice, San Germán de Auxerre consagró obispo a Patricio.

Puesto que dependemos de datos confusos, legendarios y muchas veces contradictorios, de sus primeros biógrafos, es materialmente imposible obtener detalles del heroico trabajo en las tierras donde había estado cautivo. La tradición afirma que trabajó en el norte, en la región de Slemish, que dicen fue la misma donde Patricio cuidaba el ganado y oraba a Dios cuando era un joven esclavo. Una anécdota que antiguamente la tenían por auténtica en Irlanda relata que cuando el amo se enteró del regreso de Patricio convertido en venerado predicador, se puso tan furioso que prendió fuego a su propia casa, pereciendo en medio de las llamas.

Se afirma que, a su arribo a tierras irlandesas, San Patricio permaneció una temporada en Ulster, donde fundó el monasterio de Saúl y que con la energía que lo caracterizaba se propuso la tarea de conquistar el favor del “Gran Rey” Laoghaire, que vivía con su corte en Tara, de la región de Meath.

Utilizaba un lenguaje sencillo al evangelizar. Por ejemplo, para explicarles acerca de la Santísima Trinidad, les presentaba la hoja del trébol, diciéndoles que así como esas tres hojitas forman una sola verdadera hoja, así las tres personas divinas, Padre, Hijo y Espíritu Santo, forman un solo Dios verdadero. Todos lo escuchaban con gusto, porque el pueblo lo que deseaba era entender.
San Patricio y sus enemigos

Sus acérrimos opositores fueron los druidas, representantes de los dioses paganos. También sufrió mucho a manos de los herejes pelagianos, que para arruinar su obra recurrieron inclusive a la calumnia. Para defenderse, Patricio escribió su Confessio. Por fortuna poseemos una colección bastante nutrida de esos escritos, que nos muestra algo de el mismo, como sentía y actuaba.

Circulaba entre los paganos un extraño vaticinio, una profecía, respecto al santo, que Muirchu, su historiador nos transmite textualmente así: “Cabeza de azuela (referencia a la forma aplanada de la cabeza tonsurada) vendrá con sus seguidores de cabezas chatas, y su casa (casulla o casuela, es decir casa pequeña) tendrá un agujero para que saque su cabeza. Desde su mesa clamará contra la impiedad hacia el oriente de su casa. Y todos sus familiares responderán, Amén, Amén”. Los augurios agregaban esto todavía: “Por lo tanto, cuando sucedan todas estas cosas, nuestro reino, que es un reinado de idolatría, se derrumbará”.

En la evangelización, San Patricio puso mucha atención en la conversión de los jefes, aunque parece ser que el mismo rey Laoghaire no se convirtió al cristianismo, pero si, varios miembros de su familia. Consiguió el amparo de muchos jefes poderosos, en medio de muchas dificultades y constantes peligros, incluso el riesgo de perder la vida (mas de cinco veces) en su trato con aquellos bárbaros. Pero se notaba que había una intervención milagrosa de Dios que lo libraba de la muerte todas las veces que los enemigos de la religión trataban de matarlo. En un incidente que ocurrió en misión, su cochero Odhran, quizás por algún presentimiento, insistió en reemplazar al santo en el manejo de los caballos que tiraban del coche, por consiguiente fue Odhram quien recibió el golpe mortal de una lanza que estaba destinada a quitarle la vida a San Patricio.

No obstante los contratiempos, el trabajo de la evangelización de Irlanda, siguió firme. En varios sitios de Irlanda, construyó abadías, que después llegaron a ser famosas y alrededor de ellas nacieron las futuras ciudades. En Leitrim, al norte de Tara, derribó al ídolo de Crom Cruach y fue uno de los lugares donde edificó una de las iglesias cristianas. En la región de Connaught, realizó cosas notables. En la población de Tirechan se conservó para la posteridad la historia de la conversión de Ethne y Fedelm, hijas del rey Laoghaire. También existen las narraciones de las heroicas predicaciones de San Patricio en Ulster, en Leinster y en Munster.

Por su santidad, manifiesta en su carácter su lenguaje sencillo al evangelizar y por el don de hacer milagros, San Patricio logró muchas victorias sobre sus oponentes paganos y hechiceros. Ese triunfo le sirvió para que los pobladores de Irlanda se abrieran a la predicación del cristianismo. De hecho hacen referencias en los textos del Senchus Mor (el antiguo código de las leyes irlandesas) a cierto acuerdo concertado en Tara entre los paganos y el santo y su discípulo San Benigno (Benen).

Dicen esos libros que “Patricio convocó a los hombres del Erin para que se reunieran todos en un sitio a fin de conferenciar con él. Cuando estuvieron reunidos, se les predicó el Evangelio de Cristo para que todos lo escucharan. Y sucedió que, en cuanto los hombres del Erin escucharon el Evangelio y conocieron como este daba frutos en el gran poder de Patricio demostrado desde su arribo y al ver al rey Laoghaire y a sus druidas asombrados por las grandes maravillas y los milagros que obraba, todos se inclinaron para mostrar su obediencia a la voluntad de Dios y a Patricio”.

Hay muchas fantasías sobre las confrontaciones de San Patricio con los magos druidas pero también hay relatos que tienen un trasfondo sin duda histórico. Dicen que un Sábado Santo, cuando nuestro santo encendió el fuego pascual, se lanzaron con toda su furia a apagarlo, pero por más que trataron no lo lograron. Entonces uno de ellos exclamó: “El fuego de la religión que Patricio ha encendido, se extenderá por toda la isla”. Y se alejaron. La frase del mago se ha cumplido; la religión católica se extendió de tal manera por toda Irlanda, que hoy sigue siendo un país católico, iluminado por la luz de la religión de Cristo, y que a su vez a dado muchos misioneros a la Iglesia.
El Sínodo

Hay muchas y buenas razones para creer que San Patricio convocó a un sínodo, seguramente en Armagh, no se mencionó el sitio. Muchos de los decretos emitidos en aquella asamblea, han llegado hasta nosotros tal como fueron redactados, aunque no cabe dudas que a varios de ellos se le hicieron añadiduras y enmiendas.

En esa época San Patricio era ya un anciano con la salud quebrantada por el desgaste físico de sus austeridades y de sus treinta años de viajes de evangelización. Probablemente el sínodo haya tenido lugar cuando los días del santo ya estaban contados

Vida de Santidad

Solo llegaremos a comprender el hondo sentimiento humano que tenía el santo y el profundo amor a Dios que lo animaba, si estudiamos detenidamente sus escritos contenidos en las “Confesiones“, la Lorica y la carta a Coroticus de San Patricio. Conoceremos el secreto de la extraordinaria impresión que causaba a los que lo conocían personalmente. Patricio era un hombre muy sencillo, con un gran espíritu de humildad. Decía que su trabajo misionero era la simple actuación de un mandamiento divino y que su aversión contra los pelagianos se debía al absoluto valor teológico que él atribuía a la gracia.
Era profundamente afectuoso, por lo que vemos en sus escritos referirse tantas veces al inmenso dolor que le produjo separarse de su familia de sangre y de su casa, a la que le unía un gran cariño. Era muy sensible, le hacía sufrir mucho que digan que trabajaba en la misión que había emprendido para buscar provecho propio, por eso insistía tanto en el desinterés que lo animaban a seguir trabajando.
De sus Confesiones: “Incontables dones me fueron concedidos con el llanto y con las lágrimas. 

Contrarié a mis gentes y también, contra mi voluntad, a no pocos de mis mayores; pero como Dios era mi guía, yo no consentí en ceder ante ellos de ninguna manera. No fue por mérito propio, sino porque Dios me había conquistado y reinaba en mí. Fue El quien se resistió a los ruegos de los que me amaban, de suerte que me aparté de ellos para morar entre los paganos de Irlanda, a fin de predicarles el Evangelio y soportar una cantidad grande de insultos por parte de los incrédulos, que me hacían continuos reproches y que aun desataban persecuciones contra mí, en tanto que yo sacrificaba mi libertad en su provecho. Pero si acaso se me considera digno, estoy pronto a dar hasta mi vida en nombre de Dios, sin vacilaciones y con gozo. Es mi vida la que me propongo pasar aquí hasta que se extinga, si el Señor me concede esa gracia”.
La santidad da frutos

El buen éxito de la misión de San Patricio se debe ante todo a su fe por la que se disponía a cualquier sacrificio y a la inteligente organización que supo crear en esa isla, carente de ciudades y dividida en muchas tribus o clanes, dirigidos por un jefe independiente cada una. El supo adaptarse a las condiciones sociales del lugar, formando un clero local, consagró obispos y sacerdotes y fundo monasterios y pequeñas comunidades cristianas dentro del mismo clan, sin rechazar usos ni costumbres tradicionales. Tuvo la feliz idea de que el obispo de cada región fuera al mismo tiempo el Abad o superior del monasterio más importante del lugar, así cada obispo era un fervoroso religioso y tenía la ayuda de sus monjes para enseñar la religión al pueblo. Las vocaciones que consiguió para el sacerdocio y la vida religiosa fueron muchísimas.

La obra de evangelización pudo progresar rápidamente gracias también a que San Patricio atrajo muchos discípulos fieles, como Benigno quién estaba destinado a sucederle. Siempre fue muy fiel a la Iglesia y, a pesar de la distancia, el santo se mantenía en contacto con Roma. En el año 444 se fundó la iglesia catedral de Armagh (hoy Armoc), la sede principal de Irlanda, dato que está asentado en los “Anales de Ulster”. Es probable que no haya pasado mucho tiempo antes que Armagh se convirtiera en un gran centro de educación y administración.
San Patricio, en el transcurso de 30 años de apostolado, convirtió al cristianismo a “toda Irlanda“. 

El propio santo alude, mas de una vez, a las “multitudes”, a los “muchos miles” que bautizó y confirmó. “Ahí”, dice San Patricio, “donde jamás se había tenido conocimiento de Dios; allá, en Irlanda, donde se adoraba a los ídolos y se cometían toda suerte de abominaciones, ¿cómo ha sido posible formar un pueblo del Señor, donde las gentes puedan llamarse hijos de Dios? Ahí se ha visto que hijos e hijas de los reyezuelos escoceses, se transformen en monjes y en vírgenes de Cristo”. Sin embargo, como es lógico pensar, el paganismo y el vicio no habían desaparecido por completo. En las “Confesiones”, que fueron escritas hacia el fin de su vida, dice el santo: “A diario estoy a la espera de una muerte violenta, de ser robado, de que me secuestren para servir como esclavo, o de cualquier otra calamidad semejante”. Pero más adelante agrega: “Me he puesto en manos del Dios de misericordia, del Todopoderoso Señor que gobierna toda cosa y, como dijo el profeta: ’Deja tus cuidados con el Señor y El proveerá la manera de aliviarlos“. En esta confianza estaba, sin duda su incansable valor y la firme decisión de San Patricio a lo largo de su heroica carrera. Su fortaleza de no permitir a los enemigos del catolicismo que propagaran por allí sus herejías, fue una de las razones para que Irlanda se haya conservado tan católica.

La obra del incansable misionero dio muchos frutos con el tiempo: Lo vemos en el maravilloso florecimiento de santos irlandeses. Logró reformar las leyes civiles de Irlanda, consiguió que la legislación fuera hecha de acuerdo con los principios católicos, lo cual ha contribuido a que esa nación se haya conservado firme en la fe por mas de 15 siglos, a pesar de todas las persecuciones.

Según un cronista de Britania, Nennius, San Patricio subió a una montaña a rezar y hacer ayuno y “desde aquella colina, Patricio bendijo al pueblo de Irlanda y, el objeto que perseguía al subir a la cima, era el de orar por todos y el de ver el fruto de sus trabajos…Después, en edad bien avanzada, fue a recoger su recompensa y a gozar de ella eternamente. Amén”. Patricio murió y fue sepultado en el año 461, en Saúl, región de Stragford Lough, donde había edificado su primera iglesia.