07 junio, 2012

San Marcelino Champagnat


Oh, San Marcelino Champagnat, vos,
sois el hijo del Dios de la vida, y que,
consagrado fuisteis a Nuestra Señora.
Crecisteis sin, a la escuela asistir, y erais
ya, fabuloso albañil y hábil negociante.
Por compañero tuvisteis a Juan María
Vianey, el “Santo Cura de Ars”, con el
cual os entendíais, de mil maravillas.
Dedicasteis, toda vuestra alma a acabar
con la libertina vida de la juventud de
aquél entonces, instruyéndolos en la
religión y la catequesis, por la que os
buscaban con afanosa entrega y amor.
Consagrasteis vuestro sacerdocio a
Nuestra Señora, y tan luego, fundasteis
la congregación de los Maristas Hermanos,
por método teniendo, “caridad con todos”.
Y, así, precursor fuisteis de la escuela activa.
Repetíais vos: “Todo en honor de Jesús,
pero por medio de María. Todo por María,
para llevar hacia Jesús”. Y agregabais:
“Nuestra Comunidad pertenece por
completo a Nuestra Señora, la Madre de
Dios. Nuestras actividades deben estar
dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar.
Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes,
y así los llevaremos más fácilmente hacia
Jesucristo”. Y, vuestra estatura, nunca
fue más grande que vuestra virtud. Así,
luego de haber entregado con pasión vuestra
vida, y amor por los jóvenes; vuestra alma
voló al Padre, para, premio justo recibir:
coronado ser, con corona de luz y eternidad;
oh, San Marcelino Champagnat; “santo”.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_______________________________

6 de junio
San Marcelino Champagnat
Fundador
Año 1840

Nació en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre que llegó a ser alcalde del pueblo, por defender y favorecer la religión tuvo que sufrir mucho durante la revolución francesa. La mamá era sumamente devota de la Virgen Santísima y le infundió una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño, y le consagró su hijo a la Madre de Dios. Una tía muy piadosa le leía Vidas de Santos, y estas lecturas lo fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La lectura de las Vidas de Santos entusiasma mucho por la virtud.

Creció sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras lo fueron formando en un fuerte amor por la religión. Desde muy niño demostró mucha capacidad para aprender la albañilería, y la practicó en su niñez, y después este oficio le va a ser muy útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio. Compraba corderitos, los engordaba, y luego los vendía y así fue haciendo sus ahorros, con los cuales más tarde ayudará a costearse sus estudios.

Terminada la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón) se propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio y fundó varios seminarios. Cerca del pueblo de Marcelino abrieron un seminario mayor y un sacerdote visitador llegó a la casa de los Champagnat a visitar a alguno de los jóvenes a ingresar en el nuevo seminario. A Marcelino le entusiasmó la idea, pero su padre y su tío decían que él no servía para los estudios sino para los oficios manuales. Sin embargo el joven insistió y le permitieron entrar en el seminario.

Como lo habían anunciado el papá y el tío, los estudios le resultaron sumamente difíciles y estuvo a punto de ser echado del seminario por sus bajas notas en los exámenes. Pero su buena conducta y el hacerse repetir las clases por unos buenos amigos, le permitieron poder seguir estudiando para el sacerdocio. En el seminario tenía otro compañero que, como él, tenía menos memoria y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los dos sobresalían en piedad y en buena conducta y esto les iba a ser inmensamente útil en la vida. El compañero se llamaba Juan María Vianey, que después fue el Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.

Poco antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa que propagara la devoción a la Sma. Virgen y fueron en peregrinación a un santuario mariano a encomendar esta gracia. Marcelino logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.

En 1816 fue ordenado sacerdote y lo nombraron como coadjutor o vicario de un sacerdote anciano en un pueblecito donde los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas tomando licor, y la juventud en bailaderos nada santos, y la ignorancia religiosa era sumamente grande.

Marcelino se dedicó con toda su alma a tratar de acabar con las borracheras y los bailaderos y a procurar instruir a sus fieles lo mejor posible en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes que deseaban ser instruidos en la religión. Y hasta tal punto les gustaba su clase de catequesis, que antes de que abrieran la iglesia a las seis de la mañana, ya estaban allí esperando en la puerta para entrar a escucharle.

Marcelino era todavía muy joven, apenas tenía 27 años, y ya resultó fundando una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico y gigante en la virtud. Le había consagrado su sacerdocio a la Virgen María, y en una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración de dedicarse a fundar una congregación religiosa dedicada a enseñar catecismo a los niños y a propagar la devoción a Nuestra Señora.

Eso sucedió en 1816, y una placa allá en dicho santuario recuerda este importante acontecimiento. Lo que movió inmediatamente a Marcelino a fundar la Comunidad de Hermanos Maristas fue el que al visitar a un joven enfermo se dio cuenta de que aquel pobre muchacho ignoraba totalmente la religión. Se puso a pensar que en ese mismo estado debían estar miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran el catecismo. Lo preparó a bien morir, y se propuso buscar compañeros que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.

El 2 de enero de 1817 empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas en una casita que era una verdadera Cueva de Belén por su pobreza. Sus jóvenes compañeros se dedicaban a estudiar religión y a cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los formaba rígidamente en pobreza, castidad y obediencia, para que luego fueran verdaderamente apóstoles. Pronto empezaron a llegar peticiones de maestros de religión para parroquias y más parroquias.

Marcelino enviaba a los que ya tenía mejor preparados, y la casa se le volvía a llenar de aspirantes. Siempre tenía más peticiones de parroquias para enviarles hermanos catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó ayudado por sus novicios, y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a ensanchar el edificio.

Ante todo, las labores de sus religiosos estaban todas dirigidas a hacer conocer y amar más a Dios y a nuestra religión. El método empleado era el de la más exquisita caridad con todos. Marcelino no podía olvidar cómo una vez un profesor puso en público un sobrenombre humillante a un alumno y entonces los compañeros de ese pobre muchacho empezaron a humillarlo hasta desesperarlo. Por eso prohibió rotundamente todo trato humillante para con los alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha importancia al canto como medio de hacer más alegre y más eficaz la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los alumnos participan positivamente en las clases. Cada religioso debía dedicar una hora por día a prepararse en catequesis, y en pedagogía para saber enseñar lo mejor posible.

La quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino era su gran devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus religiosos: “Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”. Y les decía: “Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra Señora la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo”.

Marcelino murió muy joven, apenas de 51 años el 6 de junio de 1840. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer al estómago le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6,000 en 870 casas, en muy diversos países. Marcelino Champagnat fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.

 

06 junio, 2012

San Norberto



Oh, San Norberto, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado Obispo,
y que, con mucho amor escogisteis
abrazaros a la Cruz de Cristo, de
providencial manera, aquél día que
paseabais por el bosque y dijisteis
al estilo de Saulo, derribado de
vuestro caballo: “Señor, ¿qué quieres
que haga?”. Y, la respuesta que
vuestra vida cambio, fue: “Abandona
el camino del mal y haz el bien”.
Y, así, iniciasteis vuestra conversión,
los lugares mundanos abandonasteis
y los trocasteis por los benedictinos.
Más tarde, el ejemplo de los ermitaños
seguisteis, penitencia y oración haciendo.
Os despojasteis de todos vuestros bienes,
a los pobres y desposeídos dándolos.
Peregrinasteis a pie y descalzo, por los
campos, pueblos y ciudades de vuestro
tiempo. Olvidasteis jamás la regla
monástica de la pobreza y el ejercicio
del apostolado entre la gente humilde.
El ideal vivisteis de la vida contemplativa
de los premonstratenses, incluso cuando
en los altos cargos vos, brillabais. Y, así,
gastasteis vuestra terrena vida, para
ganaros, con justicia otra, inmortal. Y,
Dios, os coronó, con corona eterna de luz.
oh, San Norberto, “luz, verdad y amor”.


© 2012 Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________

6 de Junio
San Norberto
Obispo


Norberto nació en Xanten (Alemania) de la noble familia, de los Gennep, hacia el 1080. Como era costumbre para todo segundo hijo de la nobleza, a Norberto le correspondía seguir la carrera militar o eclesiástica. Prefirió el segundo camino, no por vocación, sino por simple oportunidad. En efecto, siendo diácono pudo gozar de los muchos privilegios al lado del gran elector de Colonia y del emperador Enrique V, que lo propuso para una importante sede episcopal. Pero Dios tenía otros planes. Durante un paseo a caballo por el bosque, lo sorprendió un violento huracán que lo derribó del caballo y, como Saulo en el camino de Damasco, dijo: “Señor, ¿qué quieres que haga?”.

La respuesta que cambió radicalmente su vida poco edificante fue: “Abandona el camino del mal y haz el bien”. Ese episodio fue el comienzo de su conversión. Abandonó los lugares mundanos y se puso a la escuela del abad benedictino de Siegburg y de los canónigos de Klosterrath; después siguió el ejemplo del ermitaño Liudolfo pasando tres años en penitencia y en oración. En 1115 fue ordenado sacerdote por el arzobispo de Colonia, y comenzó su actividad misionera itinerante.

Quiso dar el ejemplo despojándose de todos sus bienes y distribuyéndoselos a los pobres. Conservó para él una mula y diez monedas de plata, pero después dejó también esto y continuó sus peregrinaciones a pie y descalzo. En Francia, cerca a Nimes, se encontró con el Papa Calixto II quien lo animó a continuar por ese camino. El obispo de Laon, para tenerlo en su diócesis, le propuso ser el guía de los Canónigos regulares que seguían la Regla de San Agustín, y a quienes se les había asignado el convento de Praemonstratum. Así nació la Orden de los premonstratenses. Mientras tanto Norberto había continuado su actividad de predicador ambulante.

Se encontraba en Magdeburgo asistiendo a los funerales del obispo de esa ciudad, cuando el clamor popular lo eligió como sucesor. Fue un obispo incómodo para muchos. Tenaz, buen organizador, se ganó aplausos y enemistades. El emperador Lotario lo nombró canciller del imperio para Italia y el Papa Inocencio II extendió su jurisdicción a Polonia. Pero Norberto no olvidó la regla monástica de la pobreza y del ejercicio del apostolado entre la gente humilde del campo, y vivió integralmente el ideal de vida activa y contemplativa de los premonstratenses aun en el fulgor de los altos cargos. Murió en Magdeburgo, de regreso de una misión de paz en Italia, el 6 de junio de 1134. Fue canonizado en 1582.

Este día también se festeja a San Marcelino Champagnat

05 junio, 2012

San Bonifacio


Oh, San Bonifacio, vos, sois
el hijo del Dios de la vida, y que,
sacerdote ordenado, con dos
compañeros, os encaminasteis
por el mundo de vuestro tiempo
para diseminar las palabras de
vida eterna, para alegría del Dios
de la vida. “Soldado de Cristo,
te llamarás Bonifacio”, os dijo
el Santo Padre. Y, así, las tribus
de bárbaros, convertidas fueron.
Monasterios y conventos fundasteis
y presidisteis un concilio y sínodos.
Y, mano echasteis a santas y
emprendedoras mujeres que os
apoyaron en vuestra santa obra.
Y, vuestra obra, trascendió las
fronteras, y el maligno, viendo
vuestros logros, planeó vuestra
muerte. “Dios salvará nuestras
almas”, gritasteis vos. Y, así,
vuestra santa y virtuosa vida
entregasteis a quien os la dio:
Dios Padre Todopoderoso. Y, Él,
os coronó con corona de luz,
como justo premio a vuestro amor.
Apóstol de Alemania, y Patriarca
de todos los católicos alemanes;
oh, San Bonifacio, "bienhechor".


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
________________________________

5 de Junio
San Bonifacio
Apóstol de Alemania


Bonifacio nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex (Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716 con dos compañeros se encaminó a Turingia; pero aún no era la hora de su apostolado. Regresó a su monasterio y en el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le dijo: “Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio”. Este nombre significa “bienhechor”.
En 719 se dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se marchó a Hesse, convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a orillas del río Olm, fundó el primer monasterio. Regresó a Roma, donde el papa lo ordenó obispo.
Poco después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de Fritzlar. En el año 725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su obra misionera, fundó el monasterio de Ordruf. Presidió un concilio donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno, quien lo apoyó en su empresa. En el año 737, otra vez en Roma, el papa lo elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia. Prosiguió su misión evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de colaboradores.
También llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la conversión del país alemán, emparentado racialmente con el suyo. Entre éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de Bonifacio, santa Lioba. Este es el origen de los conventos de mujeres. Prosiguió fundando monasterios y celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia, a consecuencia de lo cual ambas quedaron íntimamente unidas a Roma.

El anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba regresar a Frisia (la actual Holanda). Tenía noticias de que los convertidos habían apostatado. Cincuenta y dos compañeros fueron con él. Atravesaron muchos canales, hasta penetrar en el corazón del territorio. Al desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de Frisia fueron bautizados. El día de pentecostés debían recibir el sacramento de la confirmación.
Bonifacio se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que se acercaba. Salió de su tienda creyendo que serían los recién convertidos, pero lo que vio fue una turba armada con evidente determinación de matarlo.
Los misioneros fueron atacados con lanzas y espadas. “Dios salvará nuestras almas”, grito Bonifacio. Uno de los malhechores se arrojó sobre el anciano arzobispo, quien levantó maquinalmente el libro del evangelio que llevaba en la mano, para protegerse. La espada partió el libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.
El sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que él fundó. Se lo representa con un hacha y una encina derribada a sus pies, en recuerdo del árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que Bonifacio abatió en Hesse. Es el apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.
Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy

Sancho, Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino, Nicanor, Faustino, Apolonio, Marciano, Zenaida, Ciria, Valeria, Marcia, Doroteo, Claudio, Adalaro, Lupercio, mártires; Eutiquio, obispo; Doroteo, presbítero; Félix, monje; beato Fernando de Portugal.

04 junio, 2012

San Quirino de Tivoli



Oh, San Quirino de Tivoli, vos,
sois el hijo del Dios de la vida,
y su mártir amado. Y, fuisteis
vos, el que primero, el martirio
recibisteis de los demás, “quirinos”,
también, así llamados como vos.
Diocleciano, cruel emperador
de entonces, ordenó, que, todos
vieran, que sacrificios hicierais
a los dioses paganos. Y, vos, con
valor, rechazasteis esta propuesta
y marchasteis feliz a las mazmorras
y allí, ni los barrotes, impidieron
que dejaseis de predicar sobre
Cristo. Y, el milagro se produjo,
cuando de pronto, Marcelo, el
guardián, la Cruz de Cristo, abrazó.
Quisieron, de actitud haceros
cambiar, pero vos, rechazasteis
aquella infeliz propuesta y os
mantuvisteis, a vuestra fe, fiel.
Y, vencisteis vos. Y Diocleciano,
de rabia lleno, y viendo vuestra
valentía incomparable, ordenó
que os arrojaran al río, atándoos
una pierda a al cuello. Sí, en verdad
os quitaron la vida, pero al hacerlo,
os dieron vida eterna, porque, hoy
corona de luz, lucís, como justo
premio a vuestro amor y fidelidad;
oh, San Quirino de Tivoli, Santo.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________

4 de Junio
San Quirino de Tivoli
Mártir


Etimológicamente significa “del dios Qurinal”. Viene de la lengua latina. Fue uno de los cinco mártires con este nombre en los primeros siglos. Todos sabemos ya los duros golpes que les infligían a los cristianos por el sólo hecho de confesarse como tales. Los emperadores pensaban que era una afrenta contra el imperio y sus muchos dioses protectores.

El Quirino de hoy fue el primero que recibió el martirio. Su cuerpo lo enterraron en las catacumbas de san Ponciano, una vez que lo sacaron del río Tíber, en donde lo habían arrojado.

Pero según César Baronio, está en la iglesia de san Lorenzo de Tivoli. Pero hay otro santo con el mismo nombre que se celebra también en este día. Este homonimo fue obispo en Siscia (Croacia).

Siguiendo con la historia de Quirino de Tivoli, cuando Diocleciano hacía de las suyas contra los creyentes. Lo mandó prender para que, delante de todo el mundo, hiciera sacrificios a los dioses, tal y como prescribía el edicto imperial; con la fuerza interior que Dios da a sus amigos, rechazó tal oferta. Entonces lo metieron en la cárcel. Incluso en ella no dejaba de predicar y enseñar la vida de Jesús. De este modo, pudo convertir al guardián Marcelo.

Al cabo de los tres días, otro juez le hizo recapacitar en su decisión. Y se mantuvo fiel en su fe.
Cansado y al mismo tiempo admirado de su valentía, dictaminó que lo echaran al río Sava con una piedra atada al cuello.

Los cristianos recogieron su cuerpo y le dieron sepultura. Ya en el siglo V se lo llevaron a Roma y lo colocaron en un mausoleo, detrás de la basílica de san Sebastián en la Via Apia. Su nombre se hizo muy popular entre los romanos para designar a los Sabinos y los Quirites

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=10370)

03 junio, 2012

La Santísima Trinidad


Oh, Trinidad Santa, un sólo Dios,
misterio inescrutable. Dogma de fe,
que, creer debemos, si cristianos
nos llamamos, porque cada vez que
rezamos el Credo, creer decimos en
un solo y único Dios, que es Padre
Creador, que es Hijo Redentor y
que es Espíritu Santo, Señor y Dador
de Vida y Santificador del mundo.
Dicha, la nuestra, de haber descubierto,
en la revelación de Jesús, que Dios es
uno en tres personas. Y, por ello, no
nos queda otra cosa mejor que, a Él,
agradecerle por esta confidencia,
y adoraros a Vos, Trinidad Santa.
Vos, Dios, Padre, sois el no creado,
ni menos engendrado; sois por sí
solo el Principio de Vida, en comunión
con Vuestro Hijo y con el Espíritu
Santo. Por ello, os glorificamos, y
adoramos oh, Santísima Trinidad;
oh, Trinidad Santa, un solo Dios.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________

3 de Junio
La Santísima Trinidad

En el evangelio Jesús nos revela el misterio más grande que existe, es un dogma de fe, es decir, una verdad que debemos creer, si nos llamamos cristianos. Cada vez que rezamos el Credo, decimos creer en un solo y único Dios, que es Padre Creador, que es Hijo Redentor y que es Espíritu Santo, Señor y Dador de Vida y Santificador.

El misterio de la Santísima Trinidad, es uno de los “misterios escondidos en Dios, -que como dice el Concilio Vaticano II-, si no son revelados, no pueden ser conocidos” Y, aun después de la Revelación, es el misterio más profundo de la fe, que el entendimiento por sí solo no puede comprender ni penetrar.

En cambio, el mismo entendimiento, iluminado por la fe, puede en cierto modo, aferrar y explicar el significado del dogma, para acercar al hombre al misterio de la vida íntima del Dios Uno y Trino.
Toda la Sagrada Escritura revela esta verdad: “Dios es Amor en la vida interior de una única Divinidad, como una inefable comunión de personas”. Son Tres Personas distintas en un sólo Dios, como aprendimos en el catecismo.

El misterio de la Santísima Trinidad es la revelación más grande hecha por Jesucristo. Los judíos adoran la unicidad de Dios y desconocen la pluralidad de personas en la unicidad de la sustancia. Los demás pueblos adoran la multiplicidad de los dioses. El cristianismo es la única religión que ha descubierto, en la revelación de Jesús, que Dios es uno en tres personas. Ante esta revelación divina de su íntima esencia, no nos queda otra cosa que agradecerle esta confianza y adorar a las Tres Personas Divinas.

¿En qué consiste el Misterio?

Sabemos que hay UN SOLO DIOS, en tres personas distintas entre sí, no por su naturaleza -que es la divinidad misma- sí por su obrar en la historia de la salvación. Así decimos que:

DIOS PADRE, es el “Principio-sin principio”; no fue creado ni engendrado; es por sí sólo el Principio de Vida; es la vida misma, que posee en absoluta comunión con el Hijo y con el Espíritu Santo.

DIOS HIJO, es engendrado -no creado- por el Padre; Jesús es Hijo eterno y consustancial (de la misma naturaleza o sustancia); Dios es al mismo tiempo Padre, como el que engendra, e Hijo como el que es engendrado.

DIOS ESPÍRITU SANTO, procede del Padre y del Hijo; es como una “espiración”, soplo del Amor consustancial entre el Padre y el Hijo; se puede decir que Dios en su vida íntima es amor, que se personaliza en el Espíritu Santo.

Diferentes “misiones”

Si quisiéramos identificar a la Santísima Trinidad por sus “misiones” en el tiempo, o atribuciones, diríamos que:

EL PADRE es el Principio de Vida, de quien todo procede. Se le atribuye la Creación.

EL HIJO procede eternamente del Padre, como engendrado por Él, y asumió en el tiempo una naturaleza humana por nuestra salvación. Se le atribuye la Redención.

EL ESPÍRITU SANTO es enviado por el Padre y el Hijo, como también procede de ellos, por vía de voluntad, a modo de amor; se manifestó primero en el Bautismo y en la Transfiguración de Jesús y luego el día de Pentecostés sobre los discípulos; habita en los corazones de los fieles con el don de la caridad (Cf. Ef 4,30). Se le atribuye la Santificación.

Porque el entendimiento humano no es capaz de comprender la esencia divina, no puede penetrar en el misterio de la vida íntima de Dios, sólo puede conocer lo que Dios revela y asumirlo con la fe; se puede aplicar aquí la frase de San Agustín: “Si lo comprendes, no es Dios”.

“Que todos sean uno…”

“Te preguntarás: ¿si no lo podemos comprender, para qué entonces quiso Dios revelarnos el gran misterio de la Santísima Trinidad?
En el evangelio de San Juan, Jesús ruega al Padre por lo que es su gran deseo:
“Que todos sean uno como Tú, Padre, estás en Mi y Yo en Ti. Sean también uno en nosotros: así el mundo creerá que tú me has enviado”. (Jn 17, 21)
Cuando revela el misterio de la Santísima Trinidad, deja ver también las relaciones que hay entre las tres Divinas Personas; aunque esas relaciones son distintas, tampoco dividen la misma y única esencia de Dios.

ª El Padre es pura Paternidad. ª El Hijo es pura Filiación.
ª El Espíritu Santo es puro Nexo de Amor.

Son relaciones “subsistentes”, que en virtud de su impulso vital salen al encuentro una de la otra en una comunión, en la cual la totalidad de la Persona es apertura a la otra.
Es esto, el paradigma supremo de la sinceridad y libertad espiritual a la que deben tender las relaciones interpersonales humanas, siempre tan lejanas a este modelo trascendente.

“El Señor Jesús, cuando ruega al Padre que ‘todos sean uno, como nosotros también somos uno’ abriendo perspectivas cerradas a la razón humana, sugiere una cierta semejanza entre la unión de las personas divinas y la unión de los hijos de Dios en la verdad y en la caridad. Esta semejanza demuestra que el hombre, única criatura terrestre a la que Dios ha amado por sí misma, no puede encontrar su propia plenitud si no es en la entrega sincera de sí mismo a los demás”
(Concilio Vaticano II, Gaudium et spes, 24). .

Compromiso cristiano

“Conocer el misterio de la Santísima Trinidad, nos involucra y compromete para adquirir ciertas actitudes en las relaciones humanas:
“la perfectísima unidad de las tres Personas divinas, es el vértice trascendente que ilumina toda forma de auténtica relación y comunión entre nosotros, seres humanos”
(Juan Pablo II, “Creo en Dios Padre”, p.170)

No se trata de que queramos entender el Misterio de la Santísima Trinidad, esto es imposible. Jesús nos reveló ese Misterio para mostrarnos el modelo de lo que deben ser las relaciones humanas de los cristianos.

La Iglesia universal nos invita a “glorificar a la Santísima Trinidad”, como manifestación de la celebración del Jubileo. No hay mejor forma de hacerlo que revisando las relaciones con nuestros hermanos, para mejorarlas y así vivir la unidad querida por Jesús “que todos sean uno”.

02 junio, 2012

Santos Macelino y Pedro


Oh, Santos Macelino y Pedro,
vosotros, los hijos sois del Dios
de la vida. Vos, Marcelino,
su sacerdote santo. Y, vos,
Pedro, cristiano de amor lleno
al Señor y que, poder teníais
para demonios expulsar. Ambos,
llevados a prisión fueron por
los enemigos de Dios. Pero,
al hacerlo, jamás supieron que,
las frías paredes de la cárcel
os animarían con más fuerza a
predicar con valor y decisión
de tal forma, que convirtieron
al carcelero y a su mujer y a
sus hijos, y a varios prisioneros.
La rabia entonces inundó el
alma de los tiranos de aquél
tiempo, y decretaron la pena de
muerte sobre vosotros. A ambos
Marcelino y Pedro os llevaron
al bosque llamado “la selva negra”,
y os cortaron la cabeza y en secreto
vuestros cuerpos enterrados .
Pero, crimen perfecto no hay, y,
el verdugo, por vuestra santidad
en la muerte, convertido quedó
y dijo, dónde sepultados estabais.
Y, vuestros cristianos hermanos,
os sacaron vuestros restos y os
sepultaron. Y Dios, jamás os abandonó,
y obró en Constantino, emperador
que, una basílica construyó, en
aquél santo lugar. Y, quiso, que
su santa madre, Santa Elena, allí
fuese enterrada. Y, vosotros, luz
divina recibisteis de eternidad;
Oh, Santos Marcelino y Pedro.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
____________________________

2 de Junio
Santos Marcelino y Pedro
Mártires
Año 304

El primero de estos dos santos mártires era un sacerdote muy estimado en Roma, y el segundo era un fervoroso cristiano que tenía el poder especial de expulsar demonios. Fueron llevados a prisión por los enemigos de la religión, pero en la cárcel se dedicaron a predicar con tal entusiasmo que lograron convertir al carcelero y a su mujer y a sus hijos, y a varios prisioneros que antes no eran creyentes. Disgustados por esto los gobernantes les decretaron pena de muerte.

A Marcelino y Pedro los llevaron a un bosque llamado “la selva negra”, y allá los mataron cortándoles la cabeza y los sepultaron en el más profundo secreto, para que nadie supiera dónde estaban enterrados. Pero el verdugo, al ver lo santamente que habían muerto se convirtió al cristianismo y contó dónde estaban sepultados, y los cristianos fueron y sacaron los restos de los dos santos, y les dieron honrosa sepultura. Después el emperador Constantino construyó una basílica sobre la tumba de los dos mártires, y quiso que en ese sitio fuera sepultada su santa madre, Santa Elena.

Las crónicas antiguas narran que ante los restos de los santos Marcelino y Pedro, se obraron numerosos milagros. Y que las gentes repetían: “Marcelino y Pedro poderosos protectores, escuchad nuestros clamores”.

01 junio, 2012

San Justino


Oh San Justino, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y que, no siendo
sacerdote, sino laico, el primer
apologista fuisteis con ardor de
corazón y de pluma, defendiendo las
verdades eternas del cristianismo.
Un anciano os dijo: “Si deseaís saber
mucho acerca de Dios, os recomiendo
estudiar la religión cristiana, porque
es la única que habla de Dios debidamente
y de manera que, el alma queda
plenamente satisfecha, además,
leed la Sagrada Biblia”. Y, vos, os
dedicasteis a leerla y encontrasteis
lo que vuestra alma buscaba. Y, así,
“Apologías”, escribisteis y, países,
pueblos y ciudades recorristeis, y con
los paganos, herejes y judíos discutiendo
y convenciendo tanto, que, Crescencio
“el cínico”, derrotado fue, con vuestros
argumentos , tan sólidos como vuestra
fe. Y, sucedió que vos, terminasteis,
entregado siendo al alcalde de Roma,
quien pudo oíros, de vuestros propios
labios, una respuesta fulminante:
“Nada más honroso para mí y para mis
compañeros, y nada que más deseemos,
que, ofrecer nuestra vida en sacrificio
por proclamar el amor que sentimos
por Nuestro Señor Jesucristo”. Y, con
cinco hombres y una mujer, vuestros
compañeros; azotados cruelmente fueron,
para luego cortaros la cabeza. Y así,
de pleno gozo lleno, vuestra vida
entregasteis a Dios, para ser coronada
con justicia, con corona de luz y eternidad;
oh, San Justino, “apologista del amor de Dios”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
________________________________

1 de Junio
San Justino Martir
Año 165


No fue sacerdote, sino simplemente un laico, y fue el primer apologista cristiano. Se llama apologista al que escribe en defensa de algo. Y Justino escribió varias apologías o defensas del cristianismo. Sus escritos ofrecen detalles muy interesantes para saber cómo era la vida de los cristianos antes del año 200 y cómo celebraban sus ceremonias religiosas.

El mismo Justino cuenta que él era un Samaritano, porque nació en la antigua ciudad de Siquem, capital de Samaria (ciudad que en su tiempo se llamaba Naplus). Sus padres eran paganos, de origen griego, y le dieron una excelente educación, instruyéndolo lo mejor posible en filosofía, literatura e historia.

Durante algún tiempo se dedicó a estudiar la ciencia que enseñaban los que seguían la corriente llamada “estoicismo”, pero luego dejó esa religión porque se dio cuenta de que no le enseñaban nada seguro acerca de Dios.

Un día que paseaba junto al mar, meditando acerca de Dios, vio que se le acercaba un venerable anciano, el cual le dijo: – Si quiere saber mucho acerca de Dios, le recomiendo estudiar la religión cristiana, porque es la única que habla de Dios debidamente y de manera que el alma queda plenamente satisfecha. El anciano le recomendó que le pidiera mucho a Dios la gracia de lograr saber más acerca de El, y le recomendó la lectura de la S. Biblia.

Justino se dedicó a leer la S. Biblia y allí encontró maravillosas enseñanzas que antes no había logrado encontrar en ningún otro libro. Tenía unos treinta años cuando se convirtió, y en adelante el estudio de la Sagrada Escritura fue para él lo más provechoso de toda su existencia.

El santo cuenta que cuando todavía no era cristiano, había algo que lo conmovía profundamente y era ver el valor inmenso con el cual los mártires preferían los más atroces martirios, con tal de no renegar de su fe en Cristo, y que esto lo hacia pensar: “Estos no deben ser criminales porque mueren muy santamente y Cristo en el cual tanto creen, debe ser un ser muy importante, porque ningún tormento les hace dejar de creer en El”.

Los paganos conocían poco del cristianismo porque había pocos escritos que defendieran nuestra santa religión. Y Justino se convenció de que muchos paganos llegarían a ser cristianos si leían un libro donde se les comprobara filosóficamente que el cristianismo es la religión más santa de la tierra. Y se convenció de que es una grave obligación de los que están convencidos de la santidad de nuestra religión, tratar de animar a otros para que lleguen también a pertenecer al cristianismo. A él le llamaban la atención aquellas palabras del Libro del Eclesiástico en la S. Biblia: “Tener sabiduría y guardársela para uno mismo sin comunicarla a los demás, es una infidelidad y una inutilidad”. Por eso se propuso recoger todas las pruebas que pudo y publicar sus “Apologías” en favor de la religión de Jesucristo.

Ataviado con las vestimentas características de los filósofos, Justino recorrió varios países y muchas ciudades, discutiendo con los paganos, con los herejes y los judíos, tratando de convencerlos de que el cristianismo es la religión verdadera y la mejor de todas las religiones.

En Roma tuvo Justino una gran discusión filosófica con un filósofo cínico llamado Crescencio, en la cual le logró demostrar que las enseñanzas de los cínicos (que no respetan las leyes morales) son de mala fe y demuestran mucha ignorancia en lo religioso. Crescencio, lleno de odio al sentirse derrotado por los argumentos de Justino, dispuso acusarlo de cristiano, ante el alcalde de la ciudad.

Había una ley que prohibía declararse públicamente como seguidor de Cristo. Y además en el gobierno había ciertos descontentos porque Justino había dirigido sus “Apologías” al emperador Antonino Pío y a su hijo Marco Aurelio, exigiéndoles que si en verdad querían ser piadosos y ser justos tenían que respetar a la religión cristiana que es mejor que las demás.

En sus famosos libros de Apologías (o defensa del cristianismo) nuestro santo les decía a los gobernantes de ese tiempo: ¿Por qué persiguen a los seguidores de Cristo? ¿Porque son ateos? No lo son. Creen en el Dios verdadero. ¿Porque son inmorales? No. Los cristianos observan mejor comportamiento que los de otras religiones. ¿Porque son un peligro para el gobierno? Nada de eso.

Los cristianos son los ciudadanos más pacíficos del mundo. ¿Porque practican ceremonias indebidas? Y les describe enseguida cómo es el bautismo y cómo se celebra la Eucaristía, y de esa manera les demuestra que las ceremonias de los cristianos son las más santas que existen.

Las actas que se conservan acerca del martirio de Justino son uno de los documentos más impresionantes que se conservan de la antigüedad. Justino es llevado ante el alcalde de Roma, y empieza entre los dos un diálogo emocionante:

Alcalde. ¿Cuál es su especialidad? ¿En qué se ha especializado?

- Justino. Durante mis primeros treinta años me dediqué a estudiar filosofía, historia y literatura. Pero cuando conocí la doctrina de Jesucristo me dediqué por completo a tratar de convencer a otros de que el cristianismo es la mejor religión.

Alcalde. – Loco debe de estar para seguir semejante religión, siendo Ud. tan sabio.

Justino. – Ignorante fui cuando no conocía esta santa religión. Pero el cristianismo me ha proporcionado la verdad que no había encontrado en ninguna otra religión.
Alcalde. ¿Y qué es lo que enseña esa religión?

Justino. – La religión cristiana enseña que hay uno solo Dios y Padre de todos nosotros, que ha creado los cielos y la tierra y todo lo que existe. Y que su Hijo Jesucristo, Dios como el Padre, se ha hecho hombre por salvarnos a todos. Nuestra religión enseña que Dios está en todas partes observando a los buenos y a los malos y que pagará a cada uno según haya sido su conducta.

Alcalde. – ¿Y Usted persiste en declarar públicamente que es cristiano?

Justino. – Sí declaro públicamente que soy un seguidor de Jesucristo y quiero serlo hasta la muerte.

El alcalde pregunta luego a los amigos de Justino si ellos también se declaran cristianos y todos proclaman que sí, que prefieren morir antes que dejar de ser amigos de Cristo.

Alcalde. – Y si yo lo mando torturar y ordeno que le corten la cabeza, Ud. que es tan elocuente y tan instruido ¿cree que se irá al cielo?

Justino. – No solamente lo creo, sino que estoy totalmente seguro de que si muero por Cristo y cumplo sus mandamientos tendré la Vida Eterna y gozaré para siempre en el cielo.

Alcalde. – Por última vez le mando: acérquese y ofrezca incienso a los dioses. Y si no lo hace lo mandaré a torturar atrozmente y haré que le corten la cabeza.

Justino. – Ningún cristiano que sea prudente va a cometer el tremendo error de dejar su santa religión por quemar incienso a falsos dioses. Nada más honroso para mí y para mis compañeros, y nada que más deseemos, que ofrecer nuestra vida en sacrificio por proclamar el amor que sentimos por Nuestro Señor Jesucristo.

Los otros cristianos gritaron que ellos estaban totalmente de acuerdo con lo que Justino acababa de decir. Justino y sus compañeros, cinco hombres y una mujer, fueron azotados cruelmente, y luego les cortaron la cabeza.

Y el antiquísimo documento termina con estas palabras: “Algunos fieles recogieron en secreto los cadáveres de los siete mártires, y les dieron sepultura, y se alegraron que les hubiera concedido tanto valor, Nuestro Señor Jesucristo a quien sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amen”.