29 marzo, 2015

Domingo Glorioso de Ramos


 

¡Oh!, Domingo Glorioso de Ramos; en que Vos,
Señor del cielo y de la tierra, a la Santa
Jerusalén entrabais; y, el gentío os aclamaba.
Todos os conocían y vitoreaban entre palmas,
ramos y flores, porque en Vos; al Mesías
reconocieron, al Dios de la vida, a Aquél
que todo lo ve. ¡Sí! todos os conocían aquél
Domingo, y quien erais, muy bien sabían. Y,
en el fondo un silencio, como de muerte, se
preguntaba: ¿Mañana, igual será? Vos, Señor
del cielo y de la tierra, sin mancha de pecado
alguno, desde siempre estabais, habíais así,
iniciado Vuestra cruenta marcha a la muerte
y una muerte de Cruz. Y, todo, sí, por amor
al hombre. ¿Cuándo no, por el hombre? ¡Siempre!
!Siempre¡ !Siempre¡ “¡Bendito el que viene
en nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!”;
¡Oh!, Domingo Gloriosísimo de palmas y ramos.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Domingo de Ramos 
¡Bendito el que viene en nombre del Señor!

El Domingo de Ramos abre la puerta a la semana de los días más amargos, más crueles para el Dios que se hizo hombre por amor.

Domingo de Ramos, la Iglesia Católica y sus fieles, conmemoramos la entrada de Jesús en Jerusalén. Marcos en su Evangelio, nos describe como fue esa entrada: “Llegó Jesús en un borriquillo mientras muchos extendían sus mantos en el camino y otros lo tapizaban con ramos cortados en el campo y gritaban vivas, ¡Hosanna, bendito el que viene en nombre del Señor!.

Parece que todo nos anima a que sea un domingo de fiesta, los ramos, las palmas, los gritos de júbilo…y sin embargo la tradición nos sorprende en la santa misa de este día, relatándonos la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo.

¡Qué cercano estaba el día en que sería entregado a los sumos sacerdotes, a los grandes personajes y autoridades, Anás, Caifás, Pilato, Herodes y luego al mismo pueblo que ahora lo vitorea y más tarde pedirá su crucifixión.

Repasamos toda esta historia (que siempre es la misma, dirán algunos) pero que siempre es diferente según la medite nuestro corazón.

El Domingo de Ramos abre la puerta a la semana de los días más amargos, más crueles para el Dios que se hizo hombre por amor, por amor a rodos los hombres y en ese “todos” estaba yo.

La agonía en el Getsemaní, una oración al Padre con temblores de miedo, sus palabras “una tristeza en el alma hasta la muerte” y bajo el resplandor de la luna llena de Pascua, allá en el Huerto de los Olivos, nuestro Salvador postrado en tierra, se cubre de sudor y se llena de amarga soledad. Necesita la compañía de sus amigos, “velad conmigo” pero ellos se durmieron.

Y después el beso que traiciona, la flagelación, las espinas, la cruz, los clavos en pies y manos, la lanza que penetra en su costado, la muerte. “Al que no conoció el pecado, Dios lo trató por nosotros, como el propio pecado, para que, por medio de él, nosotros sintamos la fuerza salvadora de Dios” (Cor 5:21).

“El fue triturado por nuestros crímenes, sobre él descargó el castigo que nos sana” (Is 53:5).

Cristo se acerca al Padre en esa hora de redención, los pecados de la humanidad están sobre Cristo misteriosamente. El pecado es el rechazo a Dios. Cristo está entre los hombres de todos los tiempos y ese amor es rechazado, pisado.

Hay que meditar sobre esto:

Yo soy la causa pero también el destinatario de la redención, soy el fin de la obra redentora de Cristo.
Entremos pues, con la fe y la alegría del Domingo de Ramos, alabando a Jesús desde nuestros corazones, con la confianza y amor que es nuestro Señor, y preparándonos con la lectura de la Pasión, escuchando la Palabra de Dios (el mismo Dios que nos habla) para acompañar a Cristo en la Pasión,

Y desde la cruz con nuestra Madre para todos los seres humanos. María que al pie de la cruz nos recibe como hijos que aunque algunas veces perdamos el rumbo, será nuestro faro de luz que nos conducirá amorosamente hasta su Hijo Jesús

28 marzo, 2015

San Guntrano

 


¡Oh!, San Guntrano, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo que distribuisteis vuestros tesoros entre
las iglesias y los pobres. A pesar de que vuestros pasos
no fueron los de un santo pues, repudiasteis a vuestra
primera esposa, por no haberos dado más que un heredero.
Luego tomasteis una segunda esposa, quién murió también
después de dar a luz junto con vuestro hijo. Finalmente,
vuestra tercera esposa, os dio dos niños que jóvenes
murieron. Así pues, vos, concluisteis de que vuestro luto,
consecuencia era de vuestros pecados. Y, así, a no cambiar
de esposa os comprometisteis en adelante y adoptasteis
a vuestro sobrino, huérfano de uno de vuestros hermanos.
Os consagrasteis con energía al cristianismo y con vuestra
fortuna a construir la Iglesia. Pacificador y protector
de los oprimidos, atendíais a los enfermos, erais tierno
con vuestros súbditos y generoso en vuestras limosnas.
Justo en la ley, perdonasteis ofensas contra vos, e incluso,
el intento de asesinaros. Y, así, luego de vuestra vida
gastar en buena lid, voló, vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡oh!, San Guntrano, “misericordioso por amor a Dios”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de marzo
San Guntrano
Laico
Rey de Borgoña y Orleáns

Martirologio Romano: En Chálon-sur-Saóne, en Burgundia, en Francia, sepultura de san Guntrano, rey de los francos, que distribuyó sus tesoros entre las iglesias y los pobres.

Era nieto de Santa Clotilde. Hermano de los reyes Charibert y Sigebert.

Sus primeros pasos del monarca no fueron los de un santo precisamente. Repudió a su primera esposa, Veneranda, luego de haberle dado sólo un heredero que murió a edad temprana. La segunda esposa, Merestrude no tuvo mejor suerte, murió poco después de su parto junto con el niño. Austrechilde, la tercera esposa, le dio dos niños que murieron jóvenes.

Guntrano, luego de estas vivencias, llegó a la conclusión de que su luto era consecuencia de los pecados cometidos, se comprometió a no caer en la tentación de cambiar de esposa en la búsqueda de un heredero, adoptando a su sobrino Chieldeberto, huérfano de uno de sus hermanos.

En su conversión al cristianismo superó así con remordimiento los actos anteriores de su vida, consagrando su energía y fortuna a construir la Iglesia.

Pacificador, protector de los oprimidos, atendía a los enfermos, tierno con sus súbditos, generoso en sus limosnas, especialmente en épocas de hambre o plaga. Obligaba al correcto cumplimiento de la ley sin favoritismos, perdonó incluso ofensas contra él incluyendo a dos que intentaron asesinarlo.

Murió el 28 de Marzo de 592, fue enterrado en la Iglesia de San Marcelo que él habia fundado, su craneo ahora se conserva en una urna de plata.
Fue declarado santo casi inmediatamente después de su muerte por sus súbditos.

27 marzo, 2015

San Ruperto

 


¡Oh!, San Ruperto, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado santo y aquél que, honor hicisteis al significado
de vuestro nombre: “hombre de fama brillante”. Baviera y
el Danubio, saben de vos, bien, y la gente de la realeza,
a quienes lograsteis cristianos hacer. Santa Erentrudes,
hermana vuestra, fundó convento, ayudándoos en vuestra
tarea evangelizadora, para gloria de Cristo, Dios y Señor
Nuestro. Y, así, de pronto, paganos templos se convirtieron
en cristianos y en medio de ellos, los milagros y vuestros
impactantes sermones que posible hicieron conversiones
maravillosas. No sólo disteis, saber espiritual, sino que,
también os preocupasteis por su material abundancia. Alemania,
Austria e Irlanda, hasta hoy os veneran, por vuestro carisma
de evangelizador misericordioso y piadoso. Pero, sabido
es que nada es para siempre en este mundo. Y, llegó el día
en que feliz entregasteis vuestra alma al Padre, quien,
os coronó, con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡oh!, San Ruperto, “brillo de Dios por la fe en Cristo Jesús”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Marzo
San Ruperto
Obispo, misionero
(año 710)

Ruperto significa (en alemán) “hombre de fama brillante”.

Fue el gran misionero que evangelizó el sur de Alemania, la región de Baviera. Era obispo de la ciudad de Worm.

Acompañado de un buen número de misioneros llegó a Baviera en el año 697 y se presentó al duque Teodo, que era pagano, y le pidió permiso para evangelizar en esa región.

Como llevaba recomendaciones del rey Childeberto, el duque le concedió el permiso de predicar. Una hermana del duque era cristiana y logró convencerlo para que fuera a escuchar los sermones de San Ruperto, y tanto le agradaron que al poco tiempo se hizo cristiano, y junto con gran número de los empleados de su palacio y de su gobierno se hizo bautizar. Esto facilitó mucho la obra de evangelización de San Ruperto y sus compañeros, porque ya en el gobierno no había oposición a la predicación.

El pueblo de Baviera demostró muy buenas disposiciones para aceptar el cristianismo. Y pronto los templos paganos se fueron transformando en templos cristianos y apoyados por las curaciones milagrosas que hacía, los sermones de San Ruperto lograron un gran número de conversiones.

Junto con sus misioneros fueron recorriendo las orillas del río Danubio predicando y convirtiendo a miles de personas. Llegando a la ciudad de Jerusalén obtuvo del gobierno el permiso de reconstruirla y cambiarle de nombre. Le puso el nombre de Salzburgo (nombre que se ha hecho después mundialmente famoso porque en esa ciudad nació y murió el célebre músico Mozart). En aquella ciudad construyó ocho edificios para obras religiosas y varios templos. Se fue a su tierra Irlanda y se trajo doce nuevos misioneros y convenció a su hermana Santa Erentrudes a que fundara un convento de religiosas allí, y ella y sus monjas contribuyeron mucho a propagar la religión por toda esa región. Los compañeros de San Ruperto eran tan fervorosos que tres de ellos han sido declarados santos por la Iglesia Católica.

El santo no sólo se preocupaba por la instrucción religiosa de su pueblo sino por su progreso material. En los alrededores de Salzburgo había unas fuentes de agua salada y las hizo explotar técnicamente obteniendo sal para todas las gentes de los alrededores.

En Alemania, Austria e Irlanda se levantaron después numerosos templos en honor de este gran misionero y evangelizador, como agradecimiento por sus grandes obras.

Señor: envíanos muchos santos misioneros que despierten la fe de nuestros pueblos y los hagan progresar, material y espiritualmente.

Encomienda a Dios tus afanes y se te cumplirán tus buenos deseos.
(Salmo 54).

26 marzo, 2015

San Braulio

 


¡Oh!, San Braulio, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
una “espada de “fuego”, que haciendo honor al significado
de vuestro nombre, en en buena lid combatisteis, la defensa
de la fe contra los impíos y herejes arrianos. Vuestra
elocuencia vasta y grande era, que la gente que os escuchaba
decía: “Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu
Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir”.
Nuestra Señora del Pilar lo sabe, pues allí pasasteis horas
de horas, vuestras creces elevando al Autor de la vida, y,
aunque de la física visión privado, vos, con los ojos
del alma veíais y así, oísteis de Él, su dulce llamado cuando
os dijo: “Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco,
te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor”.
Y, con voz viva respondisteis: “Voy pronto, mi Señor; ya
estoy listo”. Y, voló vuestra alma al cielo, para coronado
ser con corona de luz, como justo premio por vuestro amor;
¡oh!, San Braulio, “espada de fuego del amor del Dios vivo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Marzo
San Braulio
Obispo
(año 651)

Braulio significa: “espada de fuego”. Fue discípulo y amigo del gran sabio San Isidro de Sevilla, al cual le ayudó mucho en la corrección y edición de sus libros.

Al morir su hermano Juan, que era obispo de Zaragoza, el clero y los fieles lo eligieron para que lo reemplazara.

Como obispo se preocupó mucho por tratar de que el pueblo se instruyera más en la religión y por extirpar y acabar con los errores y herejías que se habían propagado, especialmente el arrianismo, una doctrina hereje que negaba que Jesucristo sea Dios verdadero.

Tan grande era la elocuencia de San Braulio y su capacidad para convencer a quienes le escuchaban sus sermones que la gente decía: “Parece que cuando está hablando, es el mismo Espíritu Santo el que le va diciendo lo que él tiene que decir”.

Los obispos de España lo encargaron de las relaciones episcopales con el Papa de Roma. En la catedral, y en el famosísimo santuario de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, pasaba varias horas cada día rezando con especial fervor.

Aborrecía todo lo que fuera lujo y vanidad. Sus vestidos eran siempre pobres, y su comida como la de un obrero de clase baja.

Todas las limosnas que le llegaban las daba para ayudar a los pobres. Y se dedicaba con mucho esmero a enseñar a los ignorantes.

Las gentes decían que era difícil encontrar en el país uno que fuera más sabio que él. Y en sus cartas se nota que había leído muchos autores famosos. Había estudiado muy profundamente la S. Biblia. Y su estilo es elegante y lleno de bondad y de amabilidad. Se firmaba: “Braulio, siervo inútil de los santos de Dios”.

Los últimos años tuvo que sufrir mucho por la falta de la vista, algo que para él que era tan gran lector, era un verdadero martirio. Pero aprovechaba su ceguera para dedicarse a rezar y meditar. Tuvo como alumno a otro gran santo: San Eugenio, obispo.

Poco antes de morir le pareció escuchar aquellas palabras de Jesús: “Ven siervo bueno y fiel; has sido fiel en lo poco, te pondré sobre lo mucho. Entra en el gozo de tu Señor”. Y respondió entusiasmado: “Voy pronto, Señor, ya estoy listo“. Y murió santamente. Era el año 651.

Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (San Pablo).

25 marzo, 2015

Solemnidad de la Anunciación del Señor

 

¡Oh!, Solemnidad de la Anunciación del Señor;
en la que Vos, Padre de la vida, amoroso y generoso,
a vuestro Ángel Gabriel, el de las “buenas nuevas”,
enviasteis a María, sierva vuestra, a anunciarle
que, en su virginal seno, al Varón Perfecto y Salvador
del mundo albergaría. ¡Sí!, a Jesús, Hijo amadísimo
Vuestro, para la grande obra Redentora, el cumplir
con la salvación del hombre, que Vos, diseñado habíais,
desde antes de que, el mundo hecho fuera. Porque
Vos, nos amasteis de tal forma y manera, que nos
donasteis gratuitamente a vuestro único Hijo, Jesús.
Él, Divino sí, por vuestra Divinidad, y Humano, -y
¡qué ser Humano!-, por María, pues ella su humanidad
compartió feliz. ¡Alegraos pues, pueblos todos del
orbe de la tierra, porque, si en el pasado, por un
hombre, Adán, el pecado en el mundo entró, por otro,
Divino y grande, Cristo Jesús, la salvación para todos
llegó, en María inmaculada, Madre Vuestra y Nuestra;
¡oh!, Solemnidad de la Anunciación del Señor.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Marzo
Solemnidad de la Anunciación del Señor
El Anuncio del Ángel a María

En el primer capítulo del Evangelio de San Lucas leemos: « Al sexto mes fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la casa de David; el nombre de la virgen era María. »

La palabra “ángel” significa: Un mensajero, un mensajero de Dios. Gabriel: El que trae buenas noticias, de parte de Dios. Una virgen es en la Santa Biblia una mujer que no ha cometido impurezas. En el mundo hay muchas mujeres vírgenes, pero una es más pura y más santa que las demás y la llamamos “Santísima Virgen”. Es la madre de Jesús.

Desposada a un hombre llamado José. Comprometida en matrimonio (Desposada): Unos meses antes de casarse, los novios firmaban un compromiso de matrimonio, para que el esposo pudiera dedicarse tranquilamente a preparar todo lo necesario para su próximo hogar, sin peligro de que después la prometida ya no se casara con él.

En Israel era muy estimado el nombre de María. Así se llamaba la hermana de Moisés, y en tiempos de Jesús este nombre era tan popular, que las tres mujeres que estuvieron presentes en el Calvario, todas tenían el nombre de María.

Las tres Marías. María es un nombre que significaba “Señora” o “Princesa”, pero varios autores dicen que en Egipto el nombre de María proviene de dos palabras: “Mar”: la hija preferida, e “ia”: abreviatura de IAVEH: Dios. Por lo cual el nombre de María significa: La hija preferida de Dios. Y en verdad que sí corresponde muy bien este significado a lo que en realidad ha llegado a ser la Madre de Jesús: la hija que más quiere Dios. « Y entrando, le dijo: «Salve, llena de gracia, el Señor está contigo.»

Salve: En hebreo, Shalon Jalai, o sea: ¡Yo te saludo. Te felicito. Alégrate! Cada vez que rezamos el Avemaría saludamos a la Virgen con el mismo saludo con el que la saludó el ángel en el día más feliz de su vida, en el día de la Anunciación, cuando ella empezó a ser Madre de Dios. Podremos decir que no hemos saludado al Presidente o al Papa, pero sí hemos saludado muchas veces a la Virgen Santa con el saludo que a Ella más le agrada, el que le compuso el mismo Dios en persona.

Llena de gracia: La mujer que más gracias o favores ha recibido de Dios. Llena de gracia quiere decir: la muy simpática para Dios. Si Ella hubiera tenido algún pecado, ya no habría sido totalmente simpática para Nuestro Señor. Pero Ella no tuvo ni la más mínima mancha de pecado.

El Señor está contigo: Los israelitas cuando querían animar a una persona y asegurarle que le iban a suceder cosas maravillosas le decían: “El Señor está contigo”. Es que “si Dios está con nosotros, ¿quién podrá contra nosotros?”. Cada vez que rezamos el Avemaría felicitamos a la Virgen por esta bella noticia: ¡El Señor está siempre contigo! ¡Y ojalá que esté siempre también con cada uno de nosotros! « Ella se conturbó por estas palabras, y preguntaba qué significaría aquel saludo. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios ».

No temas: Es una frase que en la Santa Biblia se repite muchas veces, dirigida hacia las personas que Dios elige para sus grandes obras. ¡No temas, porque Dios va contigo y te ayudará en todo. ¡No temas! «has hallado gracia delante de Dios» Maravilloso elogio. Ojalá se pudiera decir también de cada uno de nosotros.

«vas a concebir en el seno y vas a dar a luz un hijo, a quien pondrás por nombre Jesús.» El nombre Jesús significa: el que salva de los pecados. Porque El ha venido a salvarnos a los pecadores y a pagar nuestras deudas ante Dios. « Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo, y el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su reino no tendrá fin. » Bellísimas noticias acerca de Jesús, que conviene recordar y no olvidar jamás.

« María respondió al ángel: ‘¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón? El ángel le respondió: ‘El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el que ha de nacer será santo y será llamado Hijo de Dios… Dijo María: ‘He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.’ Y el ángel dejándola se fue. »

Y en aquel momento el Hijo de Dios se encarnó y se hizo hombre en el vientre Santísimo de la Virgen María. Día grande y mil veces bendito en el que Dios se vino a vivir entre nosotros. En 9 meses será Navidad, el día del Nacimiento de Jesús.

¡Gracias Señor te damos por haber asumir nuestra humanidad para salvarnos! Tanto amó Dios al mundo que le dio a su propio Hijo para que el mundo se salve por medio de Él. (Evangelio de San Juan).

24 marzo, 2015

Santa Catalina de Suecia

 


¡Oh!, Santa Catalina de Suecia, vos, sois la hija del Dios
de la vida, y, a pesar de casada estar, en castidad vivisteis
para admiración de extraños y propios. Brígida, vuestra madre
de la revelación os habló, que, Dios, le había confiado, para
la Orden del Santísimo Salvador fundar, cuyo fin sería, -como
es- de loar al Señor y a Nuestra Señora y, las ofensas reparar
de los hombres y, la oración contemplativa de la vida, pasión,
muerte y resurrección, vivir como norma, para la salvación
de las almas, conseguir. Y, así, vos, y vuestra amada madre,
en oración constante, mortificación y pobreza sumieron sé y
pronto Dios Padre, os respondió, obrando caridades por doquier.
Vos, tuvisteis grandes revelaciones y predicciones sobrenaturales
todo por vuestra exquisitez de alma, que forjasteis con la
confesión diaria, durante veinticinco años, consiguiebdo así,
la arrepentida confesión de impenitentes cerca de la muerte.
Vuestra virtuosa madre y vos, sois hoy, habitantes del cielo,
porque Dios, así lo quiso, y os premió con coronas de luz eterna,
como justo premio, a vuestra entrega de amor a Cristo Jesús;
¡oh!, Santa Catalina de Suecia, “amor en obras, por Cristo”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Marzo
Santa Catalina de Suecia
Virgen

Catalina de Suecia o de Vadstena nació alrededor del año 1331 del matrimonio formado por el príncipe Ulf Gudmarsson y Brigitta Birgesdotter; fue la cuarta de ocho hermanos. La educaron, como era frecuente en la época, al calor del monasterio; en este caso lo hicieron las monjas de Riseberga.

Contrajo matrimonio con el buen conde Egar Lyderson van Kyren con quien acordó vivir su matrimonio en castidad; ambos influyeron muy positivamente en los ambientes nobles plagados de costumbres frívolas y profanas.

Brígida, su madre, ha tenido la revelación de fundar la Orden del Santísimo Salvador que tenga como fin alabar al Señor y a la Santísima Virgen según la liturgia de la Iglesia, reparar por las ofensas que recibe de los hombres, propagar la oración contemplativa -preferentemente de la Pasión- para la salvación de las almas.

Madre e hija se encuentran juntas en Roma. Cuando Catalina tiene planes de regresar a su casa junto al esposo, Brígida comunica a su hija otra revelación sobrenatural de Dios: ha muerto su yerno. Esto va a determinar el rumbo de la vida de Catalina desde entonces. Ante el lógico dolor y la depresión anímica que sufre, es sacada de la situación por la Virgen. Es en estas circunstancias cuando muestra ante su madre la firme disposición interna a pasar toda suerte de penalidades y sufrimientos por Jesucristo. Las dos juntas y emprenden una época de oración intensa, de mortificación y pobreza extrema; sus cuerpos no conocen sino el suelo duro para dormir; visitan iglesias y hacen caridad. La joven viuda rechaza proposiciones matrimoniales que surgen frecuentes, llegando algunas hasta la impertinencia y el acoso. Peregrinan a los santuarios famosos y organizan una visita a Tierra Santa para empaparse de amor a Dios en los lugares donde padeció y murió el Redentor.

En el año 1373 han regresado, muere en Roma Brígida y Catalina da sepultura provisional en la Ciudad Eterna al cadáver de su madre en la iglesia de san Lorenzo. El traslado del cuerpo en cortejo fúnebre hasta Suecia es una continua actividad misionera por donde pasa. Catalina habla de la misericordia de Dios que espera siempre la conversión de los pecadores; va contando las revelaciones y predicciones que Dios hizo a su santa madre.

Söderkoping es el lugar patrio que recibe la procesión en 1374 como si fuera un acto triunfal. Se relatan conversiones y milagros que se suceden hasta depositar los restos en el monasterio de Vadstena, donde entra y se queda Catalina, practicando la regla que vivió durante veinticinco años con su madre.

Un segundo viaje a Roma durará cinco años; tendrá como meta la puesta en marcha del proceso de canonización de la futura santa Brígida y la aprobación de la Orden del Santísimo Salvador. A su regreso a Vadstena, muere el 24 de marzo de 1381.

También se habla de luces que rodean el cuerpo inerte después de su muerte, de una estrella que pudo verse por un tiempo señalando el lugar del reposo y de luminosidades que refulgían junto al sarcófago. No es extraño que la leyenda haya querido dejar su huella intentando hacer que los sentidos descubran la magnanimidad de su alma que sólo es perceptible por lo externo. Por eso dijeron que nunca mamó la leche de la nodriza mundana mientras buscaba el pecho de su madre santa y de otras mujeres honestas. Igualmente contaron que libró a Roma de inundación entrando sus pies en el Tiber y hablaron de la liberación de una posesa.

De todos modos, los santos de ayer y de hoy, siempre han sido puntos de inflexión de la gracia para el bien de todos los hombres.
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Hoy, también celebramos a Santa Elba.

23 marzo, 2015

Santa Rebeca

 


¡Oh!, Santa Rebeca, vos sois la hija del Dios de la vida,
y, su amada santa, que, honor hicisteis al significado
de vuestro nombre: “vencedora por su belleza”. Humilde,
como erais, todo lo dejasteis e hicisteis de sirvienta.
Sí, bella erais, pero más vuestra de alma que, juego hacían
con vuestro carácter, vuestra melodiosa voz, y el de, dueña
ser, de una vida espiritual singular. Os negasteis a
vuestros esponsales porque amabais más, la monástica vida.
Y, así fue. Las montañas del Líbano saben de vos y de
vuestras enseñanzas. Confiasteis en Dios, siempre, y así,
pudisteis superar dolores y muerte. Bajo vuestro hábito,
salvasteis a un niño, a costa de vuestra propia vida.
Os unisteis a la Congregación de las Madres Libanesas
Maronitas, que, de vuestro agrado fue, y os quedasteis
hasta el final de vuestros días, y, aunque, ciega y
paralítica, dabais a Dios gracias, por aquellas pruebas.
Jamás, la luz de vuestro bello rostro, dejó su brillo,
tampoco, vuestra alma, que recogida fue por el Señor,
para premiada ser con corona de luz por vuestro amor;
¡oh!, Santa Rebeca, “la belleza de Dios en la tierra”.

© 2015 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Marzo
Santa Rebeca
1832 – † 1914

Rebeca significa “vencedora por su belleza” y viene de la lengua hebrea. Esta joven nació en Himalaya el 29 de junio de 1832. Era hija única. Su madre murió cuando rebeca tenía apenas 6 años. Su padre quedó sin trabajo, y ella se fue de sirvienta a una familia de Damasco aunque de origen libanés. Después de cuatro años volvió a casa. Su padre se había casado de nuevo.

Rebeca tenía entonces 15 años. Era bella, de buen carácter y de una voz melodiosa, de una religiosidad profunda y humilde. Su tía materna quería que se casara con su hijo. Hubo riñas en la familia porque ella se negó. En el fondo de su alma soñaba con hacerse monja. En 1856 hizo sus votos religiosos. A los dos años, la enviaron al seminario de los jesuitas como cocinera. Aprovechó no obstante sus momentos libres parta profundizar en el estudio de la lengua árabe.

Después anduvo por muchas escuelas de la montaña libanesa enseñando el catecismo. Hubo revueltas políticas. Ella, confiando en Dios, superó los instantes en que vio morir a personas. Salvó a un niño bajo su hábito.

Marchó después al convento de la Congregación de las Madres Libanesas Maronitas (1871-1914). Tanto le gustó esta Congregación, que se quedó en ella. Cayó enferma y la enviaron a Beirut para que se curase. Se alivió su dolor por algún tiempo. Para probar su santidad, tuvo las pruebas de su ceguera y parálisis.

Nunca, sin embargo, perdió la luz de su bello rostro. Llena de méritos y ante la admiración de todos, murió el 23 de marzo de 1914. Juan Pablo II la declaró santa el diez de junio del 2001.