20 abril, 2016

San Marcelino de Embrun





¡Oh! San Marcelino de Embrun, vos sois el hijo del Dios
de la vida, su amado santo y obispo, que, en el África
nacido, convertisteis a la fe de Cristo, a la mayoría
de la población de los Alpes Marítimos, y luego, Obispo
ordenado por carismático san Eusebio de Vercelli. De joven
os embarcasteis con Domingo y Vicente, dos amigos con
destino a Francia, con la fe puesta en la evangelización
de los Alpes franceses. A vuestros amigos, os enviasteis
a los Alpes Bajos y vos, os quedasteis, en Embrun, donde
construisteis una capilla, e invitasteis para su inauguración
a san Eusebio de Vercelli, quien, luego de arduo viaje,
desde el Piamonte, arribó para consagrar las obras del Señor:
Iglesia y Obispo. Y, de aquél encuentro con el arriero y
su bestia cansada y apaleada, al pueblo entrasteis, cargando
el trigo a cuestas y para evitar que agredieran al abusivo
arriero dijisteis: “No le hagáis daño, es mi bienhechor.
¿No me ha permitido imitar un poco a Aquel que cargó con
nuestros pecados y quiso llevar la cruz de la salvación?”.
Y, con esta prueba de amor a Cristo, la gente maravillada
quedó, logrando vos, más fácilmente vuestra evangelizadora
tarea. También, os disteis tiempo para luchar contra
el arrianismo, que implantar quería Constancio II en aquél
tiempo, hasta que la muerte lo alcanzó, y vos, quedasteis
al fin, libre. Y, así, gastando vuestra vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona
de luz, como justo premio a vuestra grande entrega de amor;
¡oh!, San Marcelino, “vivo evangelio del amor por Cristo”.

 
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Abril
San Marcelino de Embrun
Obispo


Martirologio Romano: En Embrún, en la Galia, san Marcelino, primer obispo de esta ciudad, el cual, oriundo de África, convirtió a la fe de Cristo la mayor parte de la población de los Alpes Marítimos, siendo ordenado obispo por san Eusebio de Vercelli († c. 374).

Etimológicamente: Marcelino = Aquel que procede de Marte, con Marte como dios de la guerra romano. Es de origen latino.
Breve Biografía

Vino al mundo en la provincia romana de Africa y murió en Embrun (Alpes), el 13 de abril del año 374.
Este joven tuvo la feliz idea evangélica de embarcarse con dos compañeros, Domingo y Vicente, con destino a Francia.

Les guiaba llana y simplemente la evangelización de los Alpes franceses.

A sus dos amigos los envió a los Alpes Bajos. El se quedó en Embrun. En seguida, llevado por la urgencia de anunciar el evangelio y para tener un lugar apropiado en donde hacerlo, construyó una capilla en la ciudad.

Para su inauguración invitó a san Eusebio de Vercelli. A pesar de la distancia y de los caminos, vino desde el Piamonte para la consagración de la iglesia y, de camino, lo consagró Obispo.

Se cuenta que, a la vuelta de una incursión apostólica, Marcelino se encontró con una reata de mulos que llevaban sacos de trigo, uno de los arrieros le daba golpes al animal porque había caído muerto de extenuación y agotamiento.

Al ver pasar al obispo, le dijo: “Usted va a hacer sus veces”. Y así lo hizo. Cargó con el trigo hasta el pueblo. Cuando los cristianos lo vieron llegar de esta forma extraña, quisieron hacerle daño al arriero, pero Marcelino se lo impidió: “No le hagáis daño, es mi bienhechor. ¿No me ha permitido imitar un poco a Aquel que cargó con nuestros pecados y quiso llevar la cruz de la salvación?”.

Con estas pruebas de amor a Cristo, la gente se quedó alucinada. Gracias a esto, le fue más fácil lograr conversiones para la fe cristiana.

Junto a este amor limpio y sincero para con todo el mundo, también supo luchar con ahínco contra el arrianismo que quería implantar Constancio II en todo el Occidente. Por eso, alguna que otra vez tuvo que huir a las montañas para que no lo cogieran los funcionarios imperiales. Al morir el emperador, quedó libre.
Por: P. Felipe Santos

Fuente: Catholic.net

(http://es.catholic.net/op/articulos/34973/marcelino-de-embrun-santo.html)

19 abril, 2016

San Expedito

 


¡Oh!, San Expedito, vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado santo y mártir, y que, comandante legionario siendo,
defendisteis al Romano Imperio de los Bárbaros enemigos.
Pero, vos, un día, las armas dejasteis para convertiros
en fervoroso cristiano y por ello, martirizado fuisteis, y,
junto a vos también, alzaron vuelo las almas de vuestros
compañeros Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo,
que adornan hoy, la celeste eternidad. Según la tradición,
en el momento de vuestra conversión, se os acercó el demonio,
en forma de un cuervo que os gritaba “cras, cras cras”,
que en latín significa “Mañana, Mañana, Mañana”. Así,
trataba de persuadiros para que dejaseis vuestra decisión
para después ya que, el demonio sabe que lo que se deja
para mañana, se quede sin hacer. Pero vos, tomando gran
decisión, lo aplastasteis con rapidez diciendo “¡Hodie,
Hodie, Hodie!”, que significa “Hoy, Hoy, Hoy”. Acotando,
“No dejaré nada para mañana, a partir de HOY seré cristiano”.
Así, os convertisteis en soldado de Cristo, utilizando
desde ese momento vuestro valor y disciplina para el Reino
de Dios. Y, así, honor hicisteis a vuestro nombre, “Expedito”,
pues significa, prontitud y segura intercesión. Por, ello
a vos, os invocamos en urgentes problemas, sabiendo de que,
lo importante, la renuncia es, a la vida de pecado y luego,
abrazarnos a la Cruz salvadora de Cristo. Desde allí, vos,
venerado sois por los jóvenes, los estudiantes, los enfermos
y los que se encuentran en problemas laborales y de familia.
Sois, además, de los juicios, su protector. Que nosotros
digamos “HOY”, también a Jesús y aplastemos los engaños
del tentador. En la iconografía, San Expedito, representado
es como un soldado, con una cruz en la que está escrita
la palabra “Hodie”, Hoy, y la hoja de palma que su martirio
nos recuerda. A sus pies hay un cuervo y la palabra “cras”,
mañana. Por todo ello, y vuestro gran valor y audacia, Cristo,
a quien elegisteis, os coronó con corona de luz, como justo
premio a vuestra entrega increíble de amor, fe y esperanza;
¡oh!, San Expedito, “vivas palabras por Cristo: hodie, hodie”.

 
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Abril
San Expedito
Mártir


Su nombre no consta en el actual Martirologio Romano. San Expedito fue comandante de una legión romana y como tal defendió al Imperio ante las invasiones de los Bárbaros. Al convertirse en cristiano fue martirizado (posiblemente por orden del emperador Diocleciano) en Melitene, Armenia (hoy Malatya, Turquía). Junto con él murieron sus compañeros de armas: Caio, Gálatas, Hermógenes, Aristónico y Rufo. Muchos otros mártires dieron gloria a Dios en su época, entre ellos Santa Filomena y San Jorge.

Según la tradición, en el momento de la conversión, se le acercó el demonio, en forma de un cuervo que le gritaba “cras, cras cras” (En latín significa “Mañana, Mañana, Mañana”). Así trataba de persuadirlo a que dejase su decisión para después ya que el demonio sabe que lo que se deja para mañana hay mucha posibilidad de que se quede sin hacer. Pero Expedito aplastó al cuervo tentador con prontitud diciendo “¡HODIE, HODIE, HODIE!” (HOY, HOY, HOY). No dejaré nada para mañana, a partir de HOY seré cristiano”. Así se convirtió en soldado de Cristo, utilizando desde ese momento su valor y disciplina para el Reino de Dios.

Aunque se desconoce el origen su nombre, aparece en la Martiriología Romana junto a Hermógenes y compañeros. Su nombre es sinónimo con prontitud y se le tiene por gran y pronto intercesor.

A san Expedito se le invoca en problemas urgentes. Debemos saber que lo mas importante es renunciar a la vida de pecado y decidirnos cabalmente por Cristo. Seamos pues inspirados por su prontitud y valor al seguir a Cristo en tan difíciles circunstancias cuando los cristianos eran perseguidos a muerte. Que nosotros también digamos “HOY” a Jesús y aplastemos los engaños del tentador.

También se le venera como protector de jóvenes, estudiantes, enfermos, problemas laborales y de familia, y juicios.

Se alega que el santo aparece como un error de escribano cuando, en el siglo XIX, una caja de reliquias fue enviada a monjas francesas con la anotación: “expedir”. Sheppard (1969). Pero esta hipótesis no puede ser cierta ya que Expedito era conocido en el siglo XVIII en Alemania y Sicilia y se le invocaba en casos de urgencia (Attwater).

En la iconografía, Expedito es representado como un soldado con una cruz en la que esta escrito “Hodie” (Hoy) y la hoja de palma (martirio). A sus pies hay un cuervo y la palabra “cras” (mañana).
Aunque no aparece en el actual calendario litúrgico no deja de ser un santo reconocido por la Iglesia.

ORACIONES
ORACION A SAN EXPEDITO PARA VENCER LAS PRUEBAS

¡Señor Jesús acudo a tu auxilio! ¡Virgen Santísima socórreme!  
San Expedito, tu que lleno de valor abrirste tu corazón a la gracia de Dios y no te dejaste llevar por la tentación de postergar tu entrega, ayúdame a no dejar para mañana lo que debo hacer hoy por amor a Cristo.
Ayúdame desde el cielo a renunciar a todo vicio y tentación con el poder que Jesús me da.  
Que sea yo diligente, valiente y disciplinado al servicio del Señor, y no me acobarde ante las pruebas. Tú que eres el santo de las causas urgentes, te presento mi necesidad (intención).  
Sobre todo te pido que intercedas por mi para que persevere en la fe, y así llegue al gozo del cielo con Cristo, con la Virgen María, los ángeles y los santos.
Amén.


ORACIÓN A SAN EXPEDITO

Mi San Expedito de las causas justas y urgentes, intercede por mi ante Nuestro Señor Jesuscristo, para que venga en mi socorro en esta hora de aflicción y desesperanza.  

Mi San Expedito tú que eres el Santo guerrero. 
Tú que eres el Santo de los afligidos.  
Tú que eres el Santo de los desesperados.  
Tú que eres el Santo de las causas urgentes, protégeme, ayúdame, otorgándome: fuerza, coraje y serenidad. ¡Atiende mi pedido! (hacer el pedido).

Mi San Expedito, ayúdame a superar estas horas difíciles, protégeme de todos los que puedan perjudicarme, protege a mi familia, atiende mi pedido con urgencia. 
Devuélveme la Paz y la tranquilidad.

Mi San Expedito! Agradeceré tu intercesión por el resto de mi vida propagando tu devoción entre los que tienen Fe. cambiando mi vida y mis costumbres glorificando desde ahora a nuestro Padre y anhelando un día gozar contigo de la eterna bienaventuranza

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=8991)

18 abril, 2016

Beata María de la Encarnación

 

 ¡Oh!, Beata María de la Encarnación; vos, sois la hijia
del Dios de la vida y su amada beata, y que, el honor
tuvisteis, de llevar tres nuevas comunidades religiosas a
vuestra patria y tener tres hijas religiosas y un hijo
sacerdote, además de dos hijos, buenos católicos y padres
de familia. “Si no me permiten ser esposa de Cristo, al
menos trataré de ser una buena esposa de un buen cristiano”.
Dijisteis vos, y así, fue. Educasteis a vuestros hijos,
con esmero increíble y decíais: “Los estoy preparando
para que cumplan siempre y en todo de la mejor manera la
voluntad de Dios”. Rezabais con vuestras sirvientas,
y corregíais mutuamente vuestros defectos. Leíais libros
piadosos y espiritualmente les ayudabais. Hambrientos
alimentabais, visitabais enfermos, instruíais a los que
no sabían el catecismo y asistíais a los agonizantes.
Además, tratabais y convertíais a los herejes, y, a los
que se habían pasado a otras religiones. Favorecíais a
todas las comunidades religiosas. La autobiografía de
Santa Teresa y las Confesiones de San Agustín, os salvaron
de la mundana vida. “Muy pobre y miserable es el corazón
que en vez de contentarse con tener a Dios de amigo, se
dedica a buscar amistades que sólo le dejan desilusión”.
Esta frase de San Agustín, os impresionó para siempre.
Y, un día, Santa Teresa, se os apareció y os dijo: “Tú
tienes que esforzarte porque mi comunidad logre llegar a
Francia”. Y, así fue. Y, vos misma, más tarde entrasteis
al convento, para vivir una vida mística y de frecuentes
éxtasis. Y, poco antes de morir y en pleno éxtasis, os
preguntaron: “¿Qué hacía hermana durante este rato?”.
Y respondisteis: “Estaba hablando con mi buen Padre, Dios”.
Y, dicho ello, voló, vuestra alma, al cielo, para coronada
ser de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor.
¡oh!, Beata María de la Encarnación, “vivo” amor por Cristo”.

 
 © 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Abril
Beata María de la Encarnación
Madre de familia
Año 1618


He aquí una madre de seis hijos, que se dio el gusto de poder llevar a su país tres nuevas comunidades religiosas, y de llegar a tener tres hijas religiosas y un hijo sacerdote, además de dos hijos muy buenos católicos y padres de familia.

Nació en París en 1565 de noble familia. Sus padres deseaban mucho tener una hija y después de bastantes años de casados no la habían tenido. Prometieron consagrarla a la Sma. Virgen y Dios se la concedió. Tan pronto nació la consagraron a Nuestra Señora y poco después fueron al templo a dar gracias públicamente a Dios por tan gran regalo.

De jovencita deseaba mucho ser religiosa, pero sus padres, por ser la única hija, dispusieron que debería contraer matrimonio. Ella obedeció diciendo: “Si no me permiten ser esposa de Cristo, al menos trataré de ser una buena esposa de un buen cristiano”. Y en verdad que lo fue.

A sus seis hijos los educaba con tanto esmero especialmente en lo espiritual que la gente decía: “Parece que los estuviera preparando para ser religiosos”.

Su esposo Pedro Acarí, un joven abogado, que ocupaba un alto puesto en el Ministerio de Hacienda del gobierno, era muy piadoso y caritativo y ayudaba con gran generosidad especialmente a los católicos que tenían que huir de Inglaterra por la persecución de la Reina Isabel. Pero como todo ser humano, Don Pedro tenía también fuertes defectos que hicieron sufrir bastante a nuestra santa. Pero ella los soportaba con singular paciencia.

A quienes le preguntaban si a sus hijos los estaba preparando para que fueran religiosos, ella les respondía: “Los estoy preparando para que cumplan siempre y en todo de la mejor manera la voluntad de Dios”.

El Sr. Acarí pertenecía a la Liga Católica y este partido fue derrotado y quedó de rey Enrique IV, el cual desterró a los jefes de la Liga y les confiscó todos sus bienes. De un momento a otro la señora de Acarí quedaba sin esposo y sin bienes y con seis hijitos para sostener. Pero ella no era mujer débil para dejarse derrotar por las dificultades. Personalmente asumió ante el gobierno la defensa de su marido y obtuvo que levantaran el destierro y que le devolvieran parte de los bienes que le habían quitado. Y llegó a ganarse la admiración y el aprecio del mismo rey Enrique IV.

Desde los primeros años de su matrimonio dispuso llevar una vida de mucha piedad en su hogar. Al personal de servicio le hacía rezar ciertas oraciones por la mañana y por la noche, y a la vez que les prestaba toda clase de ayudas materiales, se preocupaba mucho porque cada uno cumpliera muy bien sus deberes para con Dios. Se asoció con una de sus sirvientas para rezar juntas, corregirse mutuamente en sus defectos, leer libros piadosos y ayudarse en todo lo espiritual.

La bondad de su corazón alcanzaba a todos Alimentaba a los hambrientos, visitaba enfermos, ayudaba a los que pasaban situaciones económicas difíciles, asistía a los agonizantes, instruía a los que no sabían bien el catecismo, trataba de convertir a los herejes, a los que habían pasado a otras religiones y favorecía a todas las comunidades religiosas que le era posible. Su marido a veces se disgustaba al verla tan dedicada a tantas actividades religiosas y caritativas, pero después bendecía a Dios por haberle dado una esposa tan santa.

La señora de Acarí se hizo amiga de una mujer mundana la cual empezó a tratar en sus charlas de temas profanos, y al iniciarla en lecturas de novelas y de escritos no piadosos. Esto la enfrió mucho en su piedad. Afortunadamente su esposo se dio cuenta y la previno contra el peligro de esa amistad y de esas lecturas y empezó a llevarle los libros escritos por Santa Teresa, y estos libros la transformaron completamente. Otra lectura que la conmovió profundamente fue la de las Confesiones de San Agustín. Una frase de este santo que la movió a dedicarse totalmente a Dios fue la siguiente: “Muy pobre y miserable es el corazón que en vez de contentarse con tener a Dios de amigo, se dedica a buscar amistades que sólo le dejan desilusión”.

Muere su esposo y ella puede ahora dedicarse con más exclusividad a las labores espirituales. Arregla todo de la mejor manera para que sus hijos sigan recibiendo la mejor educación posible y ella dirige todos sus esfuerzos a una labor que le ha sido confiada en una visión.

Un día mientras está orando, después de haber leído unas páginas de la autobiografía de Santa Teresa, siente que ésta santa se le aparece y le dice: “Tú tienes que esforzarte por que mi comunidad de las carmelitas logre llegar a Francia”. Desde esa fecha la Señora Acarí se dedica a conseguir los permisos para que las Carmelitas puedan entrar a su país. Pero las dificultades que se le presentan son muy grandes. Hay leyes que prohiben la llegada de nuevas comunidades. Habla con el rey y con el arzobispo, pero cuando todo parece ya estar listo, de nuevo se les prohibe la entrada. Una nueva aparición de Santa Teresa viene a recomendarle que no se canse de hacer gestiones para que las religiosas carmelitas puedan entrar a Francia, porque esta comunidad va a hacer grandes labores espirituales en ese país. Por sus ruegos el Padre Berule (el futuro Cardenal Berule) se va a España y obtiene que preparen un grupo de carmelitas para enviar a París. Y mientras tanto la Sra. Acarí sigue en la capital haciendo gestiones para conseguirles casa y por obtener todos los permisos del alto gobierno.

Nuestra santa no es de las que se quedan con los brazos cruzados. Sabe que a París ha llegado el famoso obispo San Francisco de Sales a predicar una gran serie de sermones y lo invita a su casa y este santo apóstol que es admirador incondicional de los escritos de Santa Teresa se le convierte en su mejor aliado y habla con las más altas personalidades y le ayuda a conseguir los permisos que necesitan. Otro que les ayudó mucho fue el abad de los Cartujos, que era su confesor. Y entre todos logran conseguir del Papa Clemente VIII un decreto permitiendo la entrada de las hermanas a Francia. Un ideal conseguido. En 1604 llegaron a París las primeras hermanas Carmelitas. Iban dirigidas por dos religiosas que después serían beatas: la beata Ana de Jesús y la Madre Ana de San Bartolomé. La señora de Acarí con sus tres hijas las estaba esperando en las puertas de la ciudad, y con ellas lo mejor de la sociedad. Y cantando el salmo 116: “Alabad al Señor todas las naciones, aclamadlo todos los pueblos”, entraron al pueblo para dar gracias y luego las acompañaron a la casa que les tenían preparada. Poco después las tres hijas de la señora Acarí se hicieron monjas carmelitas y luego lo será ella también.

La comunidad de las carmelitas estaba destinada a hacer un gran bien en Francia por muchos siglos y a tener santas famosas como por ejemplo, Santa Teresita del Niño Jesús.

La beata de la cual estamos hablando en esta biografía tiene la especialidad de haber sido una de las monjas más especiales que ha tenido la Iglesia Católica. Madre de seis hijos (tres religiosas carmelitas, un sacerdote y dos casados) viuda, dama de la alta sociedad y termina siendo humilde monjita en un convento donde su propia hija es la superiora. No es un caso tan fácil de repetirse.

Después de conseguirles muchas novicias a las hermanas carmelitas y de ayudarles a fundar tres conventos en Francia y de haber tenido el gusto de que sus tres hijas se hicieran monjas carmelitas, pidió ella también ser aceptada como hermanita legal en uno de los conventos. Y allí se dedicó a los oficios más humildes y a obedecer en todo como la más sencilla de las novicias. Al ser nombrada su hija como superiora del convento, la mamá de rodillas le juró obediencia.

Los últimos años de la hermana María de la Encarnación (nombre que tomó en la comunidad) fueron de profunda vida mística y de frecuentes éxtasis. Dios le revelaba importantes verdades. Estas elevaciones espirituales, ahora en la vida del convento las podía gozar mucho más tranquilamente. Santa Teresa en una tercera aparición le anunció que ella también llegaría a pertenecer a su comunidad de hermanas carmelitas y esto la animó a hacer la petición para entrar a la santa comunidad.

Desde que se hizo religiosa su ilusión era pasar escondida y en silencio, cumpliendo con la mayor exactitud los reglamentos de la congregación. Las monjitas empezaron pronto a presenciar sus éxtasis y les parecía que esta venerable señora era ante Dios como una niñita sencilla, pura y obediente que tenía su cuerpo acá en la tierra pero que ya su espíritu vivía más en el cielo que en este mundo.

En abril de 1618 enfermó gravemente y quedó medio paralizada. No se cansaba de bendecir a Dios por todas las misericordias que le había regalado en su vida. A una hija que lloraba al sentir que se iba a morir le decía: “Pero hija, ¿te entristeces porque me marcho a una patria mucho mejor que esta?”. Y su lecho de muerte se convierte en cátedra desde donde enseña a todas la santidad. Sin cesar recomienda a quienes la visitan que no se apeguen a los goces de la tierra que son tan pasajeros y que se esfuercen por conseguir los goces del cielo que son eternos.

Las hermanas le preguntan: “¿Le va pedir a Dios que le revele la fecha de su muerte?”, y responde: -”No, yo lo que le pido a Nuestro Señor es que tenga misericordia de mí en esta hora final”. Otra le pregunta: “¿Qué le pedirá a Dios al llegar al cielo? – Le pediré que en todo y en todas partes se haga siempre la voluntad de su querido Hijo Jesucristo”. El 16 de abril de 1618 tiene un éxtasis y al final de él una monjita le pregunta: “¿Qué hacía hermana durante este rato?” Y le responde: “Estaba hablando con mi buen Padre, Dios”. Luego con una suave sonrisa se quedó muerta.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Beata_María_de_la_Encarnación.htm)

17 abril, 2016

San Robert de Chaise-Dieu





¡Oh!, San Robert de Chaise-Dieu, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo, que el silencio
y la soledad elegisteis para vivir. Y, maravilla
de Dios, a vos, se os unieron hermanos por vuestra
rédica y constante vida virtuosa. “Aquel que brilla
por su fama”, es el significado de vuestro nombre, y
que, lustre disteis, por vuestra piedad, caridad,
celo apostólico, elocuencia y el don de los milagros.
Y, aunque vuestro cuerpo, preservado fue y luego
quemado, y, nada pudo con vuestra obra y más, con
vuestra alma, que, preservada por Dios, premiada fue,
con corona de luz, como justo premio a vuestros
desvelos y amor por Cristo, Dios y Señor Nuestro;
¡oh!, San Robert de Chaise-Dieu; “viva luz de Cristo”.


 © 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 de Abril
San Robert de Chaise-Dieu
Abad


Martirologio Romano: En el monasterio de Chaise-Dieu, de la Alvernia, en Francia, san Roberto, abad, que, habiéndose retirado a este lugar para vivir como solitario, se le juntaron muchos hermanos, y con su predicación y ejemplo de vida reunió a un buen número de ellos . († 1067)

También es conocido como: San Roberto de Turlande. Etimológicamente: Roberto = Aquel que brilla por su fama, es de origen germánico.


Fecha de canonización: En el año 1351 por el Papa Clemente VI, antiguo abad de La-Chaise-Dieu, rubrica la canonización.


Fundador de la Abadía de Chaise-Dieu en Alvernia; nacio en Aurilac, Auvergne, aproximadamente en el año 1000; murió en Auvergne, en 1067.


Por el lado de ascendencia de su padre, perteneció a la familia de los Condes de Aurilac, de quienes se había originado San Geraud. Estudió en Brioude cerca de la basílica de San Julián, en una escuela abierta para la nobleza de Auvergne, establecida por los cánones de la ciudad. Habiendo entrado en la comunidad, y habiendo sido ordenado sacerdote, Roberto se distinguió por su piedad, caridad, celo apostólico, elocuentes discursos y el don de los milagros. Durante cerca de cuarenta años, permaneció en Cluny para vivir bajo la norma de su compatriota también santo, Abbé Odilo.


Fue forzado a regresar a Brioude, y allí empezó un nuevo proyecto, para lo cual fue a Roma, para consultar con el Papa. Benedicto IX le animó a retirarse junto con dos compañeros al valle boscoso del sureste de Auvergne. Allí construyó una ermita, bajo el nombre de Ch
 
Tuvo mucho renombre en sus virtudes y atrajo a un gran número de discípulos, fue obligado entonces a construir un monasterio, el cual fue colocado bajo la norma de San Benedicto (1050).


León IX construyó la Abadía de Chaise-Dieu, el cual llegó a ser uno de los emblemas del floreciente cristianismo.


A la muerte de Roberto, el 17 de abril de 1067, se tenían unos 300 monjes y se habían enviado multitudes al centro de Francia. Roberto también fundó una comunidad para mujeres en Lavadieu cerca de Brioude.


Por medio de la elevación del monje de Chaise-Dieu, Pierre Roger, al solio pontificio, bajo el nombre de Clemente IV, la abadía alcanzó el pináculo de su gloria.


El cuerpo de San Roberto se preservaba allí, fue quemado por los hugonotes durante las guerras religiosas. Su trabajo fue destruido por la Revolución Francesa, pero hay restos que quedan para admiración de los turistas, tales como la iglesia devastada, la tumba de Clemente VI, y la torre clementina.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

16 abril, 2016

Santa Bernardita Soubirous

 


¡Oh!, Santa Bernardita, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, que desde niña y de familia pobre, se os mostró
la Inmaculada Virgen María, motivando en vos, que abrazaseis
la vida religiosa y, vivieseis entregada a Dios en cuerpo y alma
No en vano, vuestro nombre significa: “Aquella que es una guerrera”,
y que que demostrasteis con ardor de corazón, pues vos, ni leer,
ni escribir sabiais, pero rezabais todos los días el rosario santo.
Por medio de vos, Nuestra Señora, surgir hizo, la prodigiosa fuente
del milagro, a la cual acuden hasta hoy, peregrinos del mundo todo,
para, su fe y esperanza reavivar, pues miles maravillados, salud
de cuerpo y alma recuperan. Nuestra Señora os dijo: “No te prometo
hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro”. Promesa, que fue
por Ella cumplida. Vos, que nexo fuisteis por haber sido el medio
para extender la devoción a Ella, no os contaminasteis de la humana
gloria. El día que el obispo de Lourdes, la estatua de la Virgen
Inmaculada colocó sobre la roca de Massabielle, vos, permanecisteis
en vuestra celda, víctima de un ataque de asma. Y, cuando el dolor
físico se os apoderaba más, y más; suspirabais: “No, no busco alivio,
sino sólo la fuerza y la paciencia”. Así, en la humilde aceptación
transcurrió vuestra vida, como respuesta generosa a Nuestra Señora,
para pagar con la penitencia el rescate de las almas que prisioneras
viven del mal. Mientras se construía el santuario en honor a María,
seis años pasasteis junto a las Hermanas de la Caridad, siendo
admitida después como novicia, tomando el nombre de Sor María
Bernarda, en el que conocisteis el sufrimiento, la indiferencia
y la penitencia, recibida de parte de vuestras superioras, quienes
os trataban con indiferencia. Fuisteis enfermera y luego sacristana,
hasta cuando la enfermedad os obligó a permanecer en cama, entre
la vida y la muerte. “María es tan bella que quienes la ven
querrían morir para volver a verla”. Decíais vos a quienes os
preguntaban por Ella. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para
premiada ser con corona de luz, como justo premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Bernardita, “viva guerrera por el amor a Cristo”.

 
 
© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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 16 de Abril
Santa Bernardita Soubirous
Vidente de Lourdes
Virgen


Martirologio Romano: En Nevers, en Francia, santa María Bernarda Soubirous, virgen, la cual, nacida en Lourdes de una familia muy pobre, siendo aún niña asistió a las apariciones de la Inmaculada Santísima Virgen María y, después, abrazando la vida religiosa, llevó una vida escondida y humilde. († 1879).

También se la conoce como: Santa Bernardita De Lourdes.
También se la conoce como: Santa Bernardette.
También se la conoce como: Santa María Bernarda.

Etimológicamente: Bernarda = Aquella que es una guerrera, es de origen germánico.
Fecha de canonización: 8 de diciembre de 1933 por el Papa Pío XI.

El 11 de febrero, fiesta de la Santísima Virgen de Lourdes, nos recuerda las apariciones de la Virgen a una niña de 14 años que no sabía ni leer ni escribir, pero que rezaba todos los días el rosario, Bernardita Soubirous. Nació en Lourdes en 1844 de padres muy pobres. Por medio de ella la Virgen hizo surgir la prodigiosa fuente del milagro, a la cual acuden peregrinos de todo el mundo para reavivar su fe y su esperanza. Muchos regresan de Lourdes curados también en su cuerpo. La Virgen, durante la segunda aparición, le dijo: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, pero sí en el otro”.

A pesar de haber sido dócil instrumento para extener la devoción a la Inmaculada, Bernardita no se contaminó con la gloria humana. El día que el obispo de Lourdes, ante 50.000 peregrinos, colocó la estatua de la Virgen sobre la roca de Massabielle, Bernardita tuvo que permanecer en su celda, víctima de un ataque de asma. Y cuando el dolor físico se hacía más insoportable, suspiraba: “No, no busco alivio, sino sólo la fuerza y la paciencia”. Su breve existencia transcurrió en la humilde aceptación del sufrimiento físico como generosa respuesta a la invitación de la Inmaculada para pagar con la penitencia el rescate de tantas almas que viven prisioneras del mal.

Mientras junto a la gruta de las apariciones se estaba construyendo un grande santuario para acoger a los numerosos peregrinos y enfermos en busca de alivio, Bernardita pareció desaparecer en la sombra. Pasó seis años en el instituto de Lourdes, de las Hermanas de la Caridad de Nevers, y en el que después fue admitida como novicia. Su entrada se demoró debido a su delicada salud. En la profesión tomó el nombre de Sor María Bernarda. Durante los quince años de vida conventual no conoció sino el privilegio del sufrimiento. Las mismas superioras la trataban con indiferencia, por un designio providencial que les impide a las almas elegidas la comprensión y a menudo hasta la benevolencia de las almas mediocres. Al principio fue enfermera dentro del convento, después sacristana, hasta cuando la enfermedad la obligó a permanecer en la cama, durante nueve años, siempre entre la vida y la muerte.

A quien la animaba le contestaba con la radiante sonrisa de los momentos de felicidad cuando estaba a la presencia de la blanca Señora de Lourdes: “María es tan bella que quienes la ven querrían morir para volver a verla”. Bernardita, la humilde pastorcita que pudo contemplar con sus propios ojos a la Virgen Inmaculada, murió el 16 de abril de 1879.

Fue beatificada el 14 de junio de 1925 por el Papa Pío XI, y el mismo Papa la elevó al honor de los altares el 8 de diciembre de 1933.

15 abril, 2016

Santas Anastasia y Basilisa

 


¡Oh!, Santas Anastasia y Basilisa, vosotras sois las hijas
del Dios de la vida y sus amadas santas. Y, en la tierra,
ilustres y venerables matronas romanas, que recibido habían
la luz de la fe y la gracia de Nuestro Señor Jesucristo,
de mano de los apóstoles Pedro y Pablo, quedando devotas
suyas, que, ni aún después de que ellos el martirio padecieron,
quisieron dejar por temor humano de reverenciarles, recogiendo
las reliquias de aquellos santísimos Maestros de nuestra fe,
para secretamente darles sepultura honrosa. Y, por ello,
acusadas fueron por haber así, actuado, y, el desquiciado
Nerón, ordenó que las prendiesen y os presentaran al tribunal,
de cadenas cargadas sobre sí. Así, el mísero Nerón, os pidió
que a vuestra fe renunciaseis, como así, a la vida cristiana
que os habían enseñado los santos apóstoles. Pero, vosotras,
más llenas de fe, confesasteis que amabais a Jesucristo,
manifestando que era verdadero Dios, y, por el cual incluso,
estabais dispuestas a derramar vuestra sangre hasta morir. Y,
así fue, pues después del encierro seguisteis a Cristo,
oonfesando y el feroz tirano, ordenó que os mataran bajo
tormentos y martirios y, azotándolas con inhumanidad, os
colgaron en un potro, y abrasaron vuestras carnes con hachas
encendidas. Y, viendo los verdugos que vosotras no proferíais
queja alguna, y, que no cesabais de invocar el nombre de Cristo
Jesús, os sacaron las lenguas de la boca y os las cortaron.
Luego, os cortaron los pechos y os atormentaron cruelmente
hasta que se cansaron. Y, el tirano, al ver fallido su plan,
os condenó a ser degolladas. Y, así, volaron vuestras almas
al cielo, para coronadas ser, con coronas de luz y eternidad,
como premio a vuestra entrega grande e increible de amor y fe;
¡Oh!, Santas Basilisa y Anastasia, “vivo amor y por Cristo Jesús”.


© 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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15 de Abril
Santas Anastasia y Basilisa
Nobles romanas
Mártires

 
Sus nombres no constan el en Martirologio Romano actual
Etimológicamente: Anastasia = Aquella que resucita, es de origen griego.
Etimológicamente: Basilisa = Aquella que reina, es de origen griego.

Las ilustres y venerables matronas romanas santa Basilisa y santa Anastasia, habían recibido la luz de la fe y la gracia de nuestro Señor Jesucristo por mano de los gloriosos príncipes de los apóstoles san Pedro y san Pablo.

Quedaron tan devotas suyas, que ni aun después que ellos padecieron el martirio, quisieron dejar por temor humano de reverenciarles; antes, recogiendo con todo cuidado las venerables reliquias de aquellos santísimos Maestros de nuestra fe, les dieron secretamente honrada sepultura.

Mas como por este oficio de piedad fuesen acusadas delante del impío y cruelísimo Nerón, este primer perseguidor y fiera sanguinaria, sin respeto de la virtud y nobleza de aquellas piadosas matronas, mandó que las prendiesen y las presentasen a su tribunal cargadas de cadenas.

Pretendió el bárbaro emperador apartarlas del nuevo instituto y vida cristiana que les habían enseñado los san tos apóstoles, mas ellas con gran fortaleza confesaron a Jesucristo, diciendo que era verdadero Dios, por el cual ellas estaban dispuestas a confesarle también, derramando la sangre y muriendo si fuese menester.

Entonces mandó el tirano que sacasen de su presencia a aquéllas damas tan principales y las encerrasen en la cárcel hasta el día siguiente, en el cual se les concedía nueva audiencia. Venida la hora de comparecer de nuevo al tribunal, mostráronse tan constantes e invencibles en la confesión de Cristo, que luego ordenó el ferocísimo emperador matar las bajo tormentos.

Azotáronlas con bárbara inhumanidad, colgáronlas en un potro, y abrasaron sus delicadas carnes con hachas encendidas; y viendo los verdugos que todo, esto sufrían ellas sin quejarse, y que no cesaban de invocar el nombre de Cristo Jesús, con gran furor les “sacaron las lenguas de la boca y se las cortaron. Cortáronles después los pechos y las atormentaron cruelísimamente hasta que se cansaron de hacer en aquellos santísimos cuerpos la más horrible y sangrienta carnicería, y como no pudiesen quebrantar un punto la constancia maravillosa de aquellas flacas mujeres y fortísimas mártires del Señor, las condenó el tirano a ser degolladas, y así confirmaron con su sangre y con su muerte la doctrina de Dios que habían recibido de los bienaventurados Príncipes y esclarecidos Maestros de la Iglesia romana.

La edición antigua del Martirologio Romano recordaba a Santas Basilisa y Anastasia el 15 de Abril, más luego de las últimas reformas en esta materia se unieron a todos los mártires de Roma en una sóla celebración el 30 de junio.

14 abril, 2016

San Valeriano





¡Oh!, San Valeriano, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
su amado santo que, convertido fuisteis por Cecilia, vuestra
esposa, con sobrenaturales medios. Y, luego, no tardó mucho
ella, en convertir también a vuestro hermano Tiburcio. Y,
de pronto mostrasteis caridad para con los pobres, al igual
que vuestra esposa Cecilia, hasta que os llega la hora de
confesar con vuestro hermano, ser ambos cristianos. Y, así,
y todo, aprovechasteis el juicio para adoctrinar a los demás.
Encolerizados y fuera de sí, vuestros verdugos, por ésta
acción, optaron por apalearos, pero de pronto vuestros rostros
se encendieron de alegría, por la gracia de poder dar vuestra
sangre por Jesucristo. Y, así, amante de la verdad como erais,
Dios os premió, de verdad y en el cielo, y junto con vuestra
esposa y hermano, participáis del eterno banquete de gloria
coronado todo, con corona de luz por vuestra entrega de amor.
Y aquí, en la tierra, vuestras reliquias son conservadas, para
gloria de Dios en sus santos, y hasta hoy, son mudos testigos
de vuestra fe, en la iglesia dedicada a Cecilia, vuestra esposa;
¡oh!, San Valeriano, “viva robustez en el amor del Dios vivo”.

 
 © 2016 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Abril
San Valeriano
Mártir



Martirologio Romano: En Roma, en el cementerio de Pretextato, en la vía Apia, santos Tiburcio, Valeriano y Máximo, mártires. († s. inc.)

Etimológicamente: Valeriano = Aquel que es fuerte, robusto. Viene de la lengua latina.
Mártir romano, probablemente del tiempo de Juliano el Apóstol, esposo de la popular virgen Cecilia. Según las tradiciones fue convertido por ella el día mismo de la boda con medios sobrenaturales y milagrosos. Sobre su casa se edificó luego un templo, en el que reposan las reliquias de su santa consorte. Fiesta 14 de abril.

Una de las imágenes más sugerentes y humanas con que la divina Palabra nos ha introducido en el misterio de la Redención la constituyen las llamadas bodas del Cordero.

Dios ha amado a la humanidad con amor de Esposo y en el banquete nupcial se entrega a sí mismo como víctima y como alimento. Es realmente un vínculo de sangre el que sella estas bodas sublimes, es la sangre del Cordero, del Hijo de Dios inmolado. Por ello se comprende y se admira el profundo sentido cristiano que guió a la piedad de nuestros antepasados, ya desde muchos siglos atrás, en tejer con minuciosos detalles en torno a unas nupcias, mitad terrenas y mitad espirituales, este bello poema de virginidad y de martirio, de amor y de sacrificio, el poema de Cecilia y Valeriano, el poema de Cristo presente en el amor transparente de los dos jóvenes.

Y el poema es cantado cada año por toda la Iglesia, en el oficio divino en honor de la santa esposa. Valeriano entra como segundo personaje, el convertido, el amante brioso, pero íntegro, que no duda en renunciar al goce sensible para unirse con ella en el amor supremo, el amor que salva y los une a los dos con Dios y en Dios.

La narración es suave e insinuante. Durante el banquete nupcial Cecilia, preparada anteriormente con larga oración y ayuno, sin dejar de participar en el bullicio y la alegría, entona su cántico de confianza: Que mi corazón permanezca inmaculado.

Luego viene el momento del encuentro con el esposo. Valeriano se acerca a Cecilia con toda la ilusión de su juventud, con toda la satisfacción del amor conquistado.

Cecilia pronuncia extrañas palabras. Un ángel guarda su virginidad; le invita a colaborar con el ángel, le promete ver también él al ángel si antes es lavado por un baño sagrado.

Valeriano, enamorado, no duda de Cecilia, se le confía, se convierte, y va en busca de la iglesia en su Cabeza, el Papa oculto. Éste le instruye en el misterio y, tras pedirlo insistente, le administra el santo bautismo.

Vuelve presuroso al tálamo nupcial, y descubre a su esposa en oración, con un ángel a su lado, más resplandeciente que el sol y ofreciendo a los dos una guirnalda de parte del Esposo de las vírgenes. Valeriano adora, cree, goza. Con la esposa.

Y no tarda en conseguir tiempo después la conversión de su hermano Tiburcio, que sigue su mismo camino. Así Cecilia puede presentar a los dos hermanos como sus más preciadas coronas del día de sus esponsales, como el fruto de su amor y de su sabiduría.

Pronto su esposo probará su espíritu y la profundidad con que siente su nueva vida. Primero dedicado intensamente a la caridad para con los pobres, compitiendo con Cecilia en su ya famoso desprendimiento.
Después será su valentía y decisión ante el prefecto Almaquio.

Los dos hermanos confiesan que son cristianos, y pretenden adoctrinar a los que asisten al juicio, en la verdadera religión. Son cruelmente apaleados, pero en pleno suplicio muestran sus rostros llenos de alegría por la gracia de poder dar su sangre por Jesucristo. Y de este modo, pasan delante de Cecilia, que pronto les seguirá en el camino del testimonio sangriento. 

Valeriano había amado de verdad y en el cielo, junto con su esposa, participa en el eterno banquete de gloria al Cordero. En la tierra, sus reliquias fueron conservadas, para gloria de Dios en sus santos, y se conservan en la iglesia dedicada a Santa Cecilia, en el Trastévere.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)