28 septiembre, 2020

San Wenceslao de Bohemia

 

San Wenceslao de Bohemia, Mártir | Radio Estrella

 

¡Oh!, San Wenceslao de Bohemia, vos, sois el hijo
del Dios de la Vida y su amado santo. Hijo del rey
de Bohemia, Ratislav, vuestra abuela, Santa Ludimila
se encargó de educaros inculcándoos mucho amor
y servicio al Padre Celestial. Cuando vos, erais joven
perdisteis a vuestro padre en una de las batallas
contra los magiares y vuestra madre, asumió el poder
instaurando políticas anticristianas y secularistas
convirtiendo a vuestro pueblo en un caos total. Pero,
vuestra abuela Ludimila, os persuadió para que
asumieseis el trono y así, salvar el cristianismo. En
medio de esto, los paganos la asesinaron por considerarla
un peligro para sus oscuros intereses: “crear un reino
sin leyes y sin Dios”. Y, vos, esperabais en secreto
su obra maravillosa. De pronto, Él, os mostró su poder,
eligiéndoos a través de vuestro pueblo, como su rey.
Y, ya en el trono, apoyasteis la “Ley de la Iglesia”
e instaurasteis el orden social, imponiendo castigos
 a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud,
gobernando siempre, con justicia y misericordia. Pero,
del bien que vos, sembrasteis, el mal, carne hizo, y la
codicia por el poder surgió de Boleslao, vuestro hermano,
quien planeó vuestra muerte, asesinándoos de una puñalada.
Y, creyó el incauto, que al hacerlo, acabaría con vos,
sin saber que, os convertiría en “santo mártir de la fe”,
por Cristo Jesús. Así, vuestra alma, voló al cielo, para
coronada ser, con corona de luz, como justo premio
a vuestra entrega grande de amor y fe. Hoy en San
Vito, el pueblo todo, os venera con grande fe. “Santo
Patrono del pueblo de Bohemia y de Checoslovaquia”;
¡Oh!, San Wenceslao de Bohemia, “vivo amor por Cristo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de septiembre
San Wenceslao de Bohemia
Mártir

Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.

Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.

Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Wenceslao.htm)

27 septiembre, 2020

Domingo XXVI (A) del tiempo ordinario

 

 El Periódico de México | Noticias de México | Columnas-VoxDei | "Vino Juan  a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en él"

Domingo XXVI (A) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mt 21,28-32): En aquel tiempo, Jesús dijo a los sumos sacerdotes: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Llegándose al primero, le dijo: ‘Hijo, vete hoy a trabajar en la viña’. Y él respondió: ‘No quiero’, pero después se arrepintió y fue. Llegándose al segundo, le dijo lo mismo. Y él respondió: ‘Voy, Señor’, y no fue.

»¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?». «El primero», le dicen. Díceles Jesús: «En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros por camino de justicia, y no creísteis en Él, mientras que los publicanos y las rameras creyeron en Él. Y vosotros, ni viéndolo, os arrepentisteis después, para creer en Él».

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«¿Cuál de los dos hizo la voluntad del padre?» +Dr. Josef ARQUER (Berlin, Alemania)

Hoy, contemplamos al padre y dueño de la viña pidiendo a sus dos hijos: «Hijo, vete hoy a trabajar en la viña» (Mt 21,29). Uno dice “sí”, y no va. El otro dice “no”, y va. Ninguno de los dos mantiene la palabra dada.

Seguramente, el que dice “sí” y se queda en casa no pretende engañar a su padre. Será simplemente pereza, no sólo “pereza de hacer”, sino también de reflexionar. Su lema: “A mí, ¿qué me importa lo que dije ayer?”.

Al del “no”, sí que le importa lo que dijo ayer. Le remuerde aquel desaire con su padre. Del dolor arranca la valentía de rectificar. Corrige la palabra falsa con el hecho certero. “Errare, humanum est?”. Sí, pero más humano aún —y más concorde con la verdad interior grabada en nosotros— es rectificar. Aunque cuesta, porque significa humillarse, aplastar la soberbia y la vanidad. Alguna vez habremos vivido momentos así: corregir una decisión precipitada, un juicio temerario, una valoración injusta… Luego, un suspiro de alivio: —Gracias, Señor!

«En verdad os digo que los publicanos y las rameras llegan antes que vosotros al Reino de Dios» (Mt 21,31). San Juan Crisóstomo resalta la maestría psicológica del Señor ante esos “sumos sacerdotes”: «No les echa en cara directamente: ‘¿Por qué no habéis creído a Juan?’, sino que antes bien les confronta —lo que resulta mucho más punzante— con los publicanos y prostitutas. Así les reprocha con la fuerza patente de los hechos la malicia de un comportamiento marcado por respetos humanos y vanagloria».

Metidos ya en la escena, quizá echemos de menos la presencia de un tercer hijo, dado a las medias tintas, en cuyo talante nos sería más fácil reconocernos y pedir perdón, avergonzados. Nos lo inventamos —con permiso del Señor— y le oímos contestar al padre, con voz apagada: ‘Puede que sí, puede que no…’. Y hay quien dice haber oído el final: ‘Lo más probable es que a lo mejor quién sabe…’.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2020-09-27)

26 septiembre, 2020

San Cosme y San Damián Mártires

 

San Cosme y San Damián. Patronos de los médicos y farmaceutas

 ¡Oh!, Santos Cosme y Damián, vosotros, sois los hijos
del Dios de la vida y sus amados santos, que, médicos
siendo, siempre a curar y recetar sin cobro alguno os
dedicasteis a los desposeídos y pobres de vuestra época,
el tiempo todo, tanto que, de vosotros decían “los no
cobradores”. Y, en medio de aquella amorosa tarea noble
el precioso e inmortal legado de Cristo compartíais
con vuestros pacientes. Gemelos hermanos, amados
y queridos erais en vuestro tiempo, y cuando el mal quiso
dañaros, Dios, jamás os olvidó, tanto que, cuando os
echaron a la mar para desapareceros, una ola gigante
os devolvió a tierra firme, sanos y salvos. Y, cuando,
vivos quisieron quemaros, las llamas, no os tocaron
para nada. Y, así, de rabia, desesperados y fuera de sí,
vuestros impíos verdugos os cortaron vuestras cabezas
pensando que así, con vuestras vidas terminaran, pero,
vuestras benditas almas al cielo volaron para coronadas
ser de luz como justo premio a vuestra vida de amor,
para alegría de tierra y cielo. Y, como sucede siempre
a los discípulos de Dios; junto a la tumba de vosostros,
empezaron a obrarse milagrosas curaciones. Y, estando
Justiniano de Constantinopla, emperador, padeciendo
de una gravísima enfermedad, se encomendó a vosostros
santos mártires. Y, claro, ¡oh milagro! fue curado
de manera inexplicable. Y, luego, con ministros y todo,
marchó personalmente a vuestras tumbas a daros las
gracias. Y, con justicia, y como premio a vuestro martirio
os levantaron aquí, en la tierra y, en honor vuestro, dos
hermosos templos, uno en Constantinopla y otro en Roma,
Santos Patronos de todos los médicos católicos, ¡Aleluya!
¡oh!, Santos Cosme y Damián, “vivos amores del Dios Vivo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Septiembre
San Cosme y San Damián
Mártires
Siglo III

Quiera Dios enviarnos muchos médicos generosos que, a imitación de Cosme y Damián, se dediquen a recetar gratuitamente a los pobres, y a aprovechar su ascendiente para propagar la santa religión de Jesucristo. Qué hermoso fuera que hubiera muchos médicos así.

“Lo que habéis recibido gratis, dadlo también gratuitamente” (Jesucristo Mt. 10, 8).

Cosme significa “adornado, bien presentado”. Damián: domador. Estos dos santos han sido (junto con San Lucas) los patronos de los médicos católicos. En oriente los llaman “los no cobradores”, porque ejercían la medicina sin cobrar nada a los pacientes pobres.

Eran hermanos gemelos y nacieron en Arabia, en el siglo tercero. Se dedicaron a la medicina y llegaron a ser muy afamados médicos. Pero tenían la especialidad de que a los pobres no les cobraban la consulta ni los remedios. Lo único que les pedía era que les permitieran hablarles por unos minutos acerca de Jesucristo y de su evangelio.

Las gentes los querían muchísimo y en muchos pueblos eran considerados como unos verdaderos benefactores de los pobres. Y ellos aprovechaban su gran popularidad para ir extendiendo la religión de Jesucristo por todos los sitios donde llegaban. Lisias, el gobernador de Cilicia, se disgustó muchísimo porque estos dos hermanos propagaban la religión de Jesús. Trató inútilmente de que dejaran de predicar, y como no lo consiguió, mandó echarlos al mar. Pero una ola gigantesca los sacó sanos y salvos a la orilla. Entonces los mandó quemar vivos, pero las llamas no los tocaron, y en cambio quemaron a los verdugos paganos que los querían atormentar. Entonces el mandatario pagano mandó que les cortaran la cabeza, y así derramaron su sangre por proclamar su amor al Divino Salvador.

Y sucedió entonces que junto a la tumba de los dos hermanos gemelos, Cosme y Damián, empezaron a obrarse maravillosos curaciones. El emperador Justiniano de Constantinopla, en una gravísima enfermedad, se encomendó a estos dos santos mártires y fue curado inexplicablemente. Con sus ministros se fue personalmente a la tumba de los dos santos a darles las gracias.

En Constantinopla levantaron dos grandes templos en honor de estos dos famosos mártires y en Roma les construyeron una basílica con bellos mosaicos.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cosme_y_Damian.htm)

25 septiembre, 2020

San Cleofás

Suyapa Medios on Twitter: "Hoy celebramos a San Cleofás. Fue uno de los  discípulos del Señor que iba camino a Emaús. Su corazón ardía cuando Jesús  les explicaba las escrituras y después

 ¡Oh! San Cleofás, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, la tarde de Pascua con vuestro
compañero de camino os ardía el corazón, cuando Cristo
radiante se os apareció, las Escrituras explicándoos
y más tarde, en vuestra casa, en Emaús, reconocisteis al
“Salvador del mundo”, en la fracción del pan. Dos veces
aparece vuestro nombre en los Evangelios. Una en San
Lucas, cuando habla de los dos discípulos que marchaban
a Emaús y la otra, en San Juan, cuando habla de una “María,
la mujer de Cleofás” que estaba presente en el Calvario,
acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado
y moría Jesús. Esposo de la “María” del Calvario, vos, erais
un cristiano muy conocido entre los discípulos de Jesús.
Aquél día, caminabais hacia Emaús, con otro acompañante
también discípulo de Jesús, comentando los acontecimientos
de los días pasados y las huellas sobre el camino, llevan
la frustración en el alma, pues llevabais años juntos,
y con ellas, ilusiones truncas, promesas vacías, y las alegrías
tornadas en llanto. ¡Pero, no es así! Son sólo elucubraciones
humanas, cuya respuesta las conoce el Dios de la Vida.
Y, a todo ello, de pronto se os unió otro “caminante” como
compañero de camino y os preguntó qué os pasaba. Y, vos,
casi molesto, contestasteis lo que había acontecido hace
poco en la Ciudad Santa. Y, a todo ello, el “caminante” os
recordó que todo aquello, previsto por los profetas estaba.
Cerca a vuestro destino, vuestro acompañante deseó proseguir,
pero, vos, y vuestro amigo, le dijeron: “Quédate con nosotros,
que el día ya declina”. Y, el “caminante” accedió, entró con
vosotros en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo,
lo partió, y os dio. ¡Y, en este mismo instante le reconocieron!
¡Oh! San Cleofás, “vivo testigo y discípulo del Dios de la Vida”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Septiembre
San Cleofás
Discípulo del Señor

Fuente: EvangelioDelDia.org

Martirologio Romano: Conmemoración de san Cleofás, discípulo del Señor, a quien, con el otro compañero itinerante, ardía el corazón cuando Cristo, en la tarde de Pascua, se les apareció en el camino explicándoles las Escrituras, y después, en la casa de Cleofás, en Emaús, conocieron al Salvador en la fracción del pan.

Breve Biografía

Dos veces aparece este nombre en los Evangelios. Una en San Lucas cuando habla de los dos discípulos que marchaban a Emaús (cfr San Lucas 24; 13, ss) y la otra en San Juan cuando habla de una “María, la mujer de Cleofás” que estaba presente en el Calvario, acompañando a la Virgen, la tarde en que fue crucificado y moría Jesús (cfr San Juan 19; 25,ss).-

Sin que pueda establecerse con certeza que estos dos personajes fueran marido y mujer, ya que varones llamados Cleofás debía haber bastantes en Jerusalén, sí parece que el esposo de esa María del Calvario debía ser un cristiano bastante conocido entre los discípulos, cuando San Juan escribe su evangelio y también que ambos estuvieron muy cerca de los acontecimientos que hoy narramos.

Es la alborada del Domingo. Unas mujeres, quieren envolver en lienzos el cuerpo y poner perfumes preciosos, a la usanza judía, en el cuerpo de Jesús, ya que no pudo prepararse con finura el viernes por la tarde cuando lo pusieron en el sepulcro.-

El sepulcro está vacío, no tiene cuerpo dentro. Unos ángeles avisan que está vivo el Señor Jesús . Las mujeres, locas de alegría, nerviosas, corren y transmiten la nueva a los discípulos. Pedro y los demás no pueden creer ese inusitado acaecimiento.-

La distancia de Jerusalén a Emaús es de algo más de diez kilómetros. Hacia Emaús caminan ese mismo día dos discípulos del Maestro. Uno de ellos responde al nombre de Cleofás. Van comentando entre ellos los acontecimientos del fracaso de Jesús en los días pasados. –

Las pisadas son pesadas porque llevan la amargura en el pecho. Son tantos años juntos, tantas ilusiones truncadas, tantas promesas secas, tantas alegrías cegadas… hasta los proyectos del Reino se esfumaron con los clavos, la cruz y la lanza. Con Jesús muerto mal se anda.

Se les unió un caminante como compañero de camino. Ellos temían “ofuscada la mirada”. Al preguntar qué les pasa, Cleofás con tono enojado casi le regañó por no estar al día de lo que ha pasado en la Ciudad Santa. Cuando resumen los hechos tan trágicos e impresionantes, el viajero les recordó que ya estaba previsto por los profetas.

Al acercarse a la aldea, el caminante hace intención de proseguir. Cleofás y su amigo le insistieron: “Quédate con nosotros, que el día ya declina”. El caminante accedió, entró con ellos en la casa, se sentó a la mesa, tomó el pan, lo bendijo, lo partió en trozos, y se lo dio. En este instante le reconocieron.

Ahora, desandar lo andado para decirle a los hermanos que las mujeres mañaneras tenían razón no es pesado, es alegría; avanzan en la noche tan seguros como a pleno día porque lucen mucho las estrellas, los pasos se han tornado ágiles y firmes, el corazón late con fuerza, el gozo se ha hecho vida. Notan la vehemencia de decir pronto a los otros que Jesús sí es el Mesías.Con Jesús Vivo bien se camina.

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San Cleofás

Oración

Confesamos, Señor, que sólo tú eres santo y que sin ti nadie es bueno, y humildemente te pedimos que la intercesión de San Cleofás venga en nuestra ayuda para que de tal forma vivamos en el mundo que merezcamos llegar a la contemplación de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.

Otras celebraciones de hoy: Nuestra Señora de la Fuencisla. Santos: Alberto de Jerusalén, Atanasio, Irene, Baldovino, Sergio, Aurelia, Neomisia, confesores; Arnolfo, Fermín, Solemnio, Lupo, Cástor, obispos; Antila, Bardomiano, Eucarpo, Herculano, mártires; Ermenfredo, abad; Pafnucio, monje; Cleofás, discípulo del Señor.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/31982/cleofs-santo.html)

24 septiembre, 2020

Señora Nuestra de la Merced

 

 24 de septiembre: Nuestra Señora de la Merced

 

¡Oh!, Señora Nuestra de la Merced, Vos, sois
la tierna y amorosa Madre del Dios de la vida,
María, y la misma que, os aparecisteis a San Pedro
Nolasco, para decirle que fundara una comunidad
religiosa, y que ella, a pedido Suyo, a socorrer
se dedicara a los cautivos en lejanos sitios,
y que, vos, San Pedro, no tardasteis en realidad
hacer. Misericordia, ayuda y caridad significa
“merced”. Y, la “Vuestra”, tiempo mucho, lleva,
a los prisioneros consolando y materialmente
ayudando. Y, Dios, jamás os ha abandonado, pues,
mártires y santos, ayer hoy y mañana tiene.
Vuestros religiosos, muchos cautivos rescataron
que presos estaban, en poder de los sarracenos.
Desde entonces, Señora Nuestra, vuestros Padres
Mercedarios, difundieron con amor, la devoción
a Vos, y que, pronto se expandió por el mundo todo.
“Estuve preso y me yudaste. Todo el bien que
le hiciste a los demás, aunque sea a los más
humildes, a Mí me lo hiciste”, dice Jesús, Dios
y Señor Nuestro. Santa Patrona de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional del Perú y Patrona
de los Presos, os recordamos con amor especial,
pues Vos, sois, la Madre del Dios de la vida y que,
a vuestros amados mercedarios dejasteis, como
prueba viva de Vuestro grande amor, ¡Aleluya!
¡Oh!, Nuestra Señora de las Mercedes, “Vivo Amor y Paz”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Septiembre
Nuestra Señora de la Merced
Patrona de las Fuerzas Armadas y
Policía Nacional del Perú y Patrona de los Presos

Una antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.

San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.

Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.

Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.

Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste”(Mat. 25, 40).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/señora_de_las_mercedes.htm)

El Día de las Fuerzas Armadas del Perú fue instituido el 24 de septiembre de 1977, mediante la publicación del Decreto Supremo Nº 003-77- CCFF, con ocasión de la consagración de la Virgen de la Merced, Patrona de los Institutos Armados y Mariscala del Perú.

Las Fuerzas Armadas del Perú están compuestas por: El Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea.

Se considera a la Policia Nacional dentro de las Fuerzas Armadas, aunque se trata de un organismo distinto con una misión civil. Las Fuerzas armadas del Perú dependen del Ministerio de Defensa, mientras que la Policía Nacional del Perú, del Ministerio del Interior.

Las Fuerzas Armadas del Perú están encargadas de defender la soberanía del Estado y la seguridad de los peruanos. Planean, preparan y coordinan la dirección y conducción de las operaciones militares conjuntas de las Instituciones.

(http://www.deperu.com/calendario/929/dia-de-las-fuerzas-armadas-del-peru)

23 septiembre, 2020

San Pío de Pietrelcina

 

San Pío de Pietrelcina. Sacerdote místico y estigmatizado

 ¡Oh!, San Pío de Pietrelcina, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo y, que, a lo largo de vuestra vida os abrazasteis
a la cruz de Cristo, para, en sufrimiento y oración constante vivir
dedicado a la dirección espiritual y a la reconciliación de cuanto
fiel se os acercaba sin dejar de lado a todos los pobres. “Siempre
humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Dios,
le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón,
y, los enriquece con grandes dones”, decíais vos, muy a menudo.
Y, es verdad, teníais además vivo, el carisma de la bilocación
y por ello, en dos lugares al mismo tiempo estabais, almas y cuerpos
curando en varias partes de la tierra y en épocas distintas.
Veíais las almas y el corazón del hombre al confesaros con vos,
ambos desnudos ante Dios Todopoderoso y les decíais todos
sus pecados con dureza y enojo y, más, aún, cuando el ofendido
en el fondo, Dios era. Poseíais también, el don de la sanación,
con el cual curasteis y hoy seguís curando a hermanos nuestros
de los males del alma y del cuerpo. Con el don de la profecía, os
anticipabais a los hechos que más tarde se cumplieron. Vivisteis
rodeado siempre de la Presencia de Jesús y María, pero, también
de Santos y Ángeles, y de almas que buscaban vuestra oración,
para subir desde el Purgatorio al Cielo. Y, así, viéndoos, Dios, tan
humilde, tan sobrenatural y humano al mismo tiempo, os regaló
sus estigmas, como a Francisco, en el ayer. Y, sí, cinco fueron
aquellos, que os duraron vuestra vida toda. Vuestra sangre
y vuestro cuerpo, un aroma celestial a flores emanaba, que el
ambiente llenaba, donde celebrabais el Santo Oficio y, percibido
era por quienes se encontraban con vos. Vos, sufriendo vivisteis
los ataques del demonio, tanto físicos y espirituales, que eran
más, cuando las conversiones y la fe, aumentaban a vuestro
alrededor. Y, así, un día, voló vuestra alma al cielo, porque os
sentíais agotado, por haberla gastado en buena lid, para corona
de luz recibir, como premio, a vuestra increíble entrega de amor;
¡Oh!, San Pio de Pietrelcina, “vivo Cristo de Amor y de Vida”.

© 2020 Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 Septiembre
San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione)
Presbítero Capuchino Septiembre 23
Un hombre de oración y sufrimiento

Martirologio Romano: San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968).

“Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones.” (San Giovanni Rotondo, Italia).

En un convento de la Hermandad de los Capuchinos, en la ladera del monte Gargano, vivió por muchísimos años el que probablemente fuera el Sacerdote Místico más destacado del siglo XX, a punto actualmente de ser declarado Santo por el Vaticano. El Padre Pío, nacido en Pietrelcina en 1887, fue un hombre rico en manifestaciones de su santidad. Enorme cantidad de milagros rodearon su vida, testimoniados por miles de personas que durante décadas concurrieron allí a confesarse. Sus Misas, a decir de los concurrentes, recordaban en forma vívida el Sacrificio y Muerte del Señor a través de la entrega con que el Padre Pío celebraba cada Eucaristía.

Es notable su carisma de bilocación: la capacidad de estar presente en dos lugares al mismo tiempo, a miles de kilómetros de distancia muchas veces. El Padre Pío raramente abandonó San Giovanni Rotondo; sin embargo se lo ha visto y testimoniado curando almas y cuerpos en diversos lugares del mundo en distintas épocas. También tenía el don de ver las almas: confesarse con el Padre Pío era desnudarse ante Dios, ya que él decía los pecados y relataba las conciencias a sus sorprendidos feligreses (a veces con gran dureza y enojo, ya que tenía un fuerte carácter, especialmente cuando se ofendía seriamente a Dios). Tenía también el don de la sanación (a través de sus manos Jesús curó a muchísima gente, tanto física como espiritualmente) y el don de la profecía (anticipó hechos que luego se cumplieron al pie de la letra).

Vivió rodeado de la Presencia de Jesús y María, pero también de Santos y Angeles, y de almas que buscaban su oración, para subir desde el Purgatorio al Cielo. Pero su gracia más grande radicó, sin duda alguna, en sus estigmas: en 1918 recibe las cinco Llagas de Cristo en sus manos, en sus pies y en su costado izquierdo. Estas llagas sangraron toda su vida, aproximadamente una taza de té por día, hasta su muerte ocurrida en 1968. Múltiples estudios médicos y científicos se realizaron sobre sus Estigmas, no encontrándose nunca explicación alguna a su presencia u origen.

Su sangre y cuerpo emanaban un aroma celestial, a flores diversas, que acariciaba no solo a los asistentes a sus Misas, sino también a quienes se encontraban con él en otras ciudades del mundo, a través de sus dones de bilocación. Vivió sufriendo ataques del demonio, tanto físicos como espirituales, que se multiplicaron a medida que las conversiones y la fe crecían a su alrededor.

En diciembre de 2001 el Vaticano emite el decreto que aprueba los milagros necesarios para canonizar a nuestro héroe, San Pío de Pietrelcina y fué canonizado el 16 de julio de 2002.

Vivimos en un mundo que niega lo sobrenatural, se aferra a lo material y a todo lo que pueda ser explicado a través de la razón, o percibido por los sentidos. Sin embargo, Dios prescinde de nuestra razón y de nuestros sentidos, a la hora de someternos a las pruebas de nuestra fe. De cuando en cuando nos prodiga con regalos del mundo sobrenatural, a través del testimonio y el acceso a la divinidad de los seres Celestiales. El Padre Pío es una puerta abierta a Cristo, a María, a los ángeles y los santos. Es también un testimonio de la pequeñez del ser humano y una invitación a creer y dejar de buscar explicación a los hechos de la Divina Providencia (la voluntad de Dios), sino simplemente a unir nuestra voluntad a la de Dios, y ser lisa y llanamente su instrumento, como el Padre Pío lo fue.

La vida entera del Padre Pío no puede ser explicada a través de la razón o la lógica humana. La fe y fuerza del Santo del Gargano dan por tierra con todas las escuelas filosóficas terrenales, dejando una sola salida a todo intento de crecimiento del hombre: el encuentro con el Dios eterno, el que nos mira desde lo alto y nos pide, por medio de Su infinita Misericordia, que nos entreguemos simplemente a Su Voluntad. La negación de nuestro yo (la muerte de nuestro ego), se constituye en la principal meta de nuestra evolución, porque SÓLO DIOS ES !

Debemos negarnos a nosotros mismos y vivir para y por Él. El Padre Pío vivió en la más absoluta humildad y negación de sí mismo, y miren los prodigios que Jesús hizo a través suyo!

Fuente:(www.reinadelcielo.org)


(http://www.es.catholic.net/santoraldehoy/)

22 septiembre, 2020

Santos Mauricio, Exuperio, Cándido, Víctor y Compañeros Mártires

 

 Legión tebana - Wikipedia, la enciclopedia libre

 ¡Oh!, Santos Mauricio y compañeros mártires, vosotros,
sois los hijos del Dios de la vida y sus amados santos,
aquellos que, rehusaron honores rendir a dioses falsos,
y, que, por el contrario, se abrazaron a la verdadera religión
reafirmándoos de tal forma, que, todos manifestaron
que no podían al juramento prestado a Dios, desobedecer,
y, que, al emperador, obedecerían, siempre que, su fe,
no se lo impidiera. Y, así fue. La Legión Tebana, solo por
cristianos integrada, órdenes recibió de partir hacia Galia
para auxiliar a Maximiano, emperador, valientemente
combatiendo y luego, se rehusaron obedecer la orden
de perseguir a los cristianos, por lo que, una parte diezmada
fue. Y, luego, al negarse por vez segunda, sus integrantes
restantes, fueron ejecutados en Agaunum, hoy, sede
de la abadía de Saint Maurice, en el cantón suizo de Valais.
Y, así, vuestras vidas santas ofrecisteis al filo de la espada,
dejándoos degollar como mansos corderos, con vos,
a la cabeza por la gloria de Cristo, y entre ellos, Exuperio,
Cándido y Víctor. Los restantes gloriosos nombres, inscritos
están en el libro de la vida, porque así, todos juntos a la vez,
la inmortalidad alcanzaron de la vida eterna, volando
sus preciosas almas, para, coronados ser con coronas
de luz eterna. “La santa legión de los mártires agaunenses,
mientras resistía a los adversarios, merced a la intervención
de San Mauricio, su general, alcanzó el premio de la
inmortalidad”. “He aquí cómo por la intervención de estos
santos se ha convertido Agauna en lugar sagrado que sirve
de salud a los presentes y defensa a los venideros”. Así,
vosotros mártires gozasteis de oficio con antífonas propias,
de gran belleza musical y literaria. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, San Mauricio y compañeros; “vivo amor por Cristo Vivo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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22 de septiembre
Santos Mauricio, Exuperio, Cándido, Víctor y Compañeros Mártires

(Fines del siglo III)

Por Canónigo Casimiro Sánchez Aliseda (+)

Diocleciano había asociado a su Imperio a Maximiano Hércules. Ambos, feroces enemigos del nombre cristiano, decretaron la última y la más terrible de las persecuciones. Maximiano hubo de acudir a las Galias para reprimir un intento de sublevación de aquellos pueblos, y entre las tropas que reunió se encontraba la legión Tebea, procedente de Egipto y toda compuesta de cristianos.

Al ir a incorporarse a su destino, Mauricio, comandante de dicha legión, visita en Roma al papa Marcelo, Llegados a Octadura, la actual Martigny en el Valais, junto a los desfiladeros de los Alpes suizos, Maximiano ordena un sacrificio a los dioses para impetrar su protección en la campaña que pensaba emprender.

Los componentes de la legión Tebea rehusan sacrificar, apartándose del resto del ejército y yendo a acampar a Agauna, entre las montañas y el Ródano, no lejos del lado oriental del lago Lemán. Maximiano monta en cólera cuando conoce el motivo de la deserción, dando orden de que los legionarios rebeldes sean diezmados y pasados a espada. Los sobrevivientes se reafirman en su fe y se animan a sufrir todos los tormentos antes que renegar de la verdadera religión.

Maximiano, cruel más que una bestia feroz, ordena diezmar por segunda vez a los soldados cristianos. Mientras se lleva a cabo la orden imperial, el resto de los tebanos se exhortan mutuamente a perseverar, sostenidos por sus jefes: Mauricio, a quien el narrador llama primicerius, o comandante en jefe de la legión, aunque en la terminología castrense romana no designara tal nombre esa función; Exuperio, campidoctor (término equivalente a lo que hoy llamaríamos un oficial de menor graduación) y Cándido, senator militum, también oficial. Encendidos con tales exhortaciones de sus jefes y oficiales, los soldados envían una delegación a Maximiano para exponerle su resolución.

Al describir tales incidentes, Euquero pone en las bocas de los protagonistas largos discursos, a la manera de Tito Livio y los historiadores clásicos. Los legionarios tebanos declaran que no pueden faltar al juramento prestado a Dios. Que obedecerán al emperador siempre que su fe no se lo impida, y que si determina hacerlos perecer, renuncian a defenderse, como tampoco lo hicieran sus camaradas, cuya suerte no temen seguir.

Viéndoles tan obstinados, Maximiano envía a sus tropas contra ellos, que se dejan degollar como mansos corderos, Corren arroyos de sangre como jamás se viera en las más cruentas batallas. Víctor, veterano licenciado de otra legión, pasa casualmente por el lugar del suceso, mientras los verdugos festejaban su crueldad. Inquiere la causa, y al informarse lamenta no haber podido acompañar a sus hermanos en la fe. Entonces los verdugos le sacrifican juntamente con los demás.

Según Euquero, toda la legión Tebea, compuesta de 6.600 soldados, fue pasada por las armas, si bien de entre tantos mártires sólo se conoce el nombre de Mauricio, Exuperio, Cándido y Víctor. “Los restantes nombres, que nosotros ignoramos, están inscritos en el libro de la vida.” De la lectura de la pasión se destaca un dato incontrovertible: En el siglo V y aun en el IV se daba culto en Agauna a unos soldados mártires, y esto representa un testimonio de la mayor importancia.

Las circunstancias del martirio aparecen ya menos claras, y el sincronismo establecido por Euquero no concuerda con la historia general que conocemos. Sitúa el suceso durante la gran persecución de Maximiano, cuando ya la Galia estaba gobernada por Constancio Cloro, que no aplicó los decretos persecutorios. Además, resulta improbable que los soldados martirizados fuesen 6.600, pues ésta era la cifra teórica de los hombres de una legión, que por aquellas fechas se reducía en la práctica al millar de combatientes.

Sea lo que fuere de estos detalles, lo que no cabe dudar es que a finales del siglo III ocurrió en Agauna un martirio colectivo de soldados cristianos, hecatombe de la que existen casos parecidos, como los cuarenta mártires de Sebaste. ¿Procedían aquellos soldados de la Tebaida egipcia? Bien pudiera ser, aunque los legionarios tebanos no estuvieran normalmente de guarnición en la región del Valais. No veamos en ellos un puro simbolismo, como si hubieran sido calificados de tebanos por ser la Tebaida la tierra clásica de santos y ermitaños del primitivo cristianismo.

Acerca de los nombres de los oficiales que nos ha transmitido Euquero, corresponden perfectamente a soldados de entonces, y no hay por qué dudar de su autenticidad. Mauricio significa “negro” (moro), Cándido, “blanco”; Exuperio, “levantado en alto “, y Víctor, “victorioso”.

Ya en el siglo IX la fiesta de San Mauricio y de sus compañeros mártires de la legión felix Agaunensis era celebrada en Roma y en toda la cristiandad. Merece destacarse el hecho de que el ceremonial de la coronación de los emperadores, compuesto hacia el siglo XI, determina que el Papa corone al emperador en la basílica de San Pedro, en el altar de San Mauricio, invocando su protección sobre el ejército “romano y teutónico”.

Según refiere el citado Euquero, fue San Teodoro, obispo del Valais, quien hizo exhumar los restos de los mártires tebanos, levantando en su honor una pequeña basílica, de la cual se han encontrado huellas en excavaciones efectuadas en el pasado siglo, corno también de otros santuarios levantados en aquellos parajes.

El 22 de septiembre del 515 pronunció San Avito, obispo de Viena, una homilía para la inauguración de la abadía de Agauna, fundada por el piadoso rey Segismundo. El abad Alteo, pariente de Carlomagno, hizo levantar una iglesia mayor a fines del siglo VIII, conservada cuando se construyó otra nueva basílica en el siglo XI.

Los canónigos regulares se establecieron en Agauna el año 1128, y allí han perdurado siempre. La actual abadía fue reconstruida en el siglo XVII. Los mártires de la legión Tebea fueron venerados por todas partes, y de ellos hay reliquias en infinidad de iglesias, como Viena del Delfinado, San Cugat del Valles, El Escorial, catedral de Toledo, etc. En Francia sesenta y dos municipios llevan el nombre de Saint-Maurice.

Hasta las armas de este Santo fueron objeto de veneración. Carlos Martel quiso servirse de la lanza de San Mauricio y de su morrión cuando presentó batalla a los sarracenos en Poitiers. Los duques de Saboya, en cuyo territorio está comprendido el lugar de su martirio, llevaron siempre el anillo de este Santo como una de las más preciosas señales de su soberanía.

También hay una orden militar, fundada en 1434 por Amadeo VIII, primer duque de Saboya, que está encomendada a San Mauricio, gran protector de esta casa. Carlos Manuel la fundió posteriormente con la Orden de San Lázaro. La Orden del Toisón de Oro le tiene igualmente por patrono, lo que explicaría la devoción que le profesaba Felipe II. Estos mártires gozaron de oficio con antífonas propias, de gran belleza musical literaria. He aquí algunas, aunque pierdan mucho color al ser traducidas:

“La santa legión de los mártires agaunenses, mientras resistía a los adversarios, merced a la intervención de San Mauricio, su general, alcanzó el premio de la inmortalidad.”

“He aquí cómo por la intervención de estos santos se ha convertido Agauna en lugar sagrado que sirve de salud a los presentes y de defensa a los venideros.”

En efecto, parece que la historia ha confirmado el voto de la liturgia, pues en la alta Edad Media la abadía de Agauna se hizo famosa por la santidad de sus monjes.

(http://www.mercaba.org/SANTORAL/Vida/09/09-22_S_Mauricio.htm)