20 noviembre, 2020

San Octavio, Solutor y Adventor, Mártires

 

Los gloriosos mártires Adventor, Solutor y Octavio alcanzaron la palma del  martirio» – Reporte Católico Laico

 ¡Oh!, San Octavio, Solutor y Adventor, Mártires, vosotros
sois los hijos del Dios de de la Vida y sus amados santos,
que como San Ambrosio de Milán decíais: “Comenzad en
vosotros la obra de la paz, una vez que vosotros estéis
pacificados, llevaréis la paz a los demás”. Y, así lo
hicisteis, conjuntamente que Solutor y Adventor
vuestros valerosos e increíbles compañeros, y que hoy,
os celebran en la iglesia de Turín, porque valientes
y orgullosos en vuestra fe, confesasteis que Cristo
Jesús, es Dios y Señor Nuestro. A vosotros de tanta
y clarificada entrega militar, se os compuso una “Pasión”,
donde se os resalta vuestro arrojo, valentía y vuestra
vida como mártires en plena persecución. Además
vuestra “Pasión”, narra, de cómo escapar lograron
de la masacre de Agaunum, pero, siendo capturados
enseguida, lograsteis fugaros una vez más y caminar
por inhóspitos y solitarios parajes. Esta vez, sobre
vuestra propia muerte y todo por la fe en el Dios
Vivo. Templo y más tarde un monasterio benedictino,
demolición y la “Consolata”, que os recibió, hasta
descansar con justicia en la Iglesia de los Mártires, en la que
hoy están, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe;
¡oh!, San Octavio, Solutor y Adventor “vivo amor, por el Dios Vivo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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20 de Noviembre
San Octavio, Solutor y Adventor, Mártires
Autor: P. Felipe Santos

Etimológicamente significa “octavo hijo”. Viene de la lengua latina.

La paz sobre la tierra comienza en nosotros mismos. San Ambrosio de Milán 

Ya en el siglo IV, san Ambrosio de Milán decía: “Comenzad en vosotros la obra de la paz, una vez que vosotros estéis pacificados, llevaréis la paz a los demás”.

Este joven, juntamente con Solutor y Adventor, se celebran hoy en la iglesia de Turín, Italia.

Eran soldados de la Legión Tebea. Combatían valientemente durante el imperio que mandaba por aquel tiempo Maximiano.

Eran valientes en la lucha y valientes en confesar su fe en Cristo el Señor. El clima y el ambiente no les eran propicios. Ya habían visto con sus propios ojos morir a muchos cristianos.

No hay datos exactos de cómo murieron. Sin embargo, a personas de tanto brillo militar y de tanta fama entre los creyentes, fue fácil componerles un teatro o “Pasión” entre los años 432-450.

Ellos murieron como mártires en el siglo III, es decir cuando las persecuciones arreciaron como nunca.

La “Pasión” narraba que lograron escapar de la masacre de Agaunum.

Su fuga no pasó desapercibida. La policía militar los cogió en seguida. Los llevaron presos a Turín.

También se escaparon de la prisión. Empezaron a caminar pro lugares inhóspitos. Y ya esta vez, fueron enviados a la muerte por su fe en Dios único y verdadero.

Los turineses le levantaron pronto un templo en su honor. Este templo se convertiría más tarde, por mandato del obispo Gezone, en un monasterio benedictino.

Cuando los franceses ordenaron la demolición del monasterio en 1536, los tres cuerpos fueron llevados a la Consolata y finalmente a la iglesia de los mártires, en la que están hoy en día.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=13932)

 

19 noviembre, 2020

San Andrés Avelino

 

 San Andrés Avelino. Santo del día 10 de noviembre.

 ¡Oh!, San Andrés Avelino; vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, y el mismo que al leer
en el Libro Santo la frase: “La boca que miente,
mata el alma”, suficiente argumento fue, para todo
abandonarlo. Y, así, supisteis que, jamás volveríais
a ser como antes, y por ello, os entregasteis con
amor, fe y pasión a abrazar la Cruz de Cristo, atrás
dejando fama, posición y dinero, para, el uniforme
de santo sacerdote vestir y con él, deslumbrar
a propios y extraños, usando vuestra palabra, por donde
fuerais, maravillas y milagros haciendo. En Nápoles
vuestra amada ciudad, se convertían miles y miles
de pecadores, y acompañabais vuestras palabras
con admirables milagros y sanaciones. Cuando el Señor
os llamó, acudieron a vos, grandes multitudes a visitaros
en vuestro ataúd y durante setentaidos horas vuestro
santo cadáver echó sangre de manera milagrosa,
cada vez que le hicieron alguna pequeña herida
y ella, la recogieron en frascos, y cuatro años
después empezó a hervir en el aniversario de vuestra
muerte. Había dicho Nuestro Señor Jesucristo: “Quien
renuncie a algo importante por amor a mí, recibirá
cien veces más”. Y, claro, vos, lo recibisteis, y hoy,
gozáis de las alegrías del cielo eterno, coronado de
luz como premio justo, a vuestra entrega grande de amor
¡Santo Protector contra la muerte repentina! ¡Aleluya!;
¡oh! San Andrés Avelino; “vivo amor y renuncia por Cristo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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19 de Noviembre
San Andrés Avelino
Año 1608

Que Dios que es tan bueno y tan generoso, nos envíe muchos predicadores que como San Andrés Avelino conviertan a los pecadores que asistan a sus sermones.

Quien renuncie a algo importante por amor a mí, recibirá cien veces más (Jesucristo).

El hecho más conocido de este santo es que siendo un abogado de fama, un día en un pleito dijo una mentira, pero luego leyó en la S. Biblia la frase que dice: “La boca que miente, mata el alma”, y se asustó tanto que dejó la abogacía y se dedicó al sacerdocio, a predicar y salvar almas.

San Andrés Avelino nació en Nápoles (Italia) en 1521. Entró a la comunidad de Padres Teatinos y allí dio tales muestras de sabiduría, que fue nombrado maestro de novicios y superior.

San Carlos Borromeo, que era Arzobispo de Milán, quedó tan admirado de las cualidades de ciencia y de santidad de San Andrés que pidió a los superiores de esa comunidad que se lo enviaran a Milán, y lo obtuvo, consiguiendo con ello un gran progreso para su ciudad, porque las predicaciones de Avelino convertían muchos pecadores.

Había un convento muy relajado y San Carlos envió al Padre Andrés a tratar de reformarlo. Lo amenazaron de muerte si se atrevía a entrar allá, pero fue valiente y acabó con todos los abusos. En la ciudad de Piacenza su predicación produjo un cambio tan grande en las costumbres, que los cantineros y dueños de casas de juegos se quejaron ante el gobernador porque se les había acabado la clientela. El gobernador llamó al santo para que le diera explicaciones y este le habló tan hermosamente acerca de lo importante que es evitar el pecado y salvar el alma, que desde ese día la esposa del gobernante lo escogió como director espiritual.

En su ciudad de Nápoles su predicación convertía miles de pecadores, y él acompañaba sus palabras con admirables milagros y sanaciones. San Andrés Avelino murió a la edad de 80 años en noviembre de 1608, y murió en el preciso momento en el que empezaba la santa misa. Al hacer la señal de la cruz para comenzar la celebración, cayó muerto de un ataque de apoplejía.

Acudieron grandes multitudes a visitarlo en su ataúd, y durante 72 horas su cadáver echó sangre cada vez que le hicieron alguna pequeña cortada. Esa sangre la recogieron en frascos, y cuatro años después empezó a hervir, en el aniversario e su muerte.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Avelino.htm)

 

18 noviembre, 2020

Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo

 

Santo del día | 18 de noviembre: Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San  Pablo

 

¡Oh!, Dedicación de las Basílicas de San Pedro
y San Pablo, vosotras sois el cúlmen de la fe Católica
pues, llevan los nombres de los dos apóstoles
y santos más amados del Dios de la Vida, y cuyo
carisma, eterno e impercedero, vive en la roca viva,
plasmado en gloriosos Templos, que nos recuerdan
vuestra grandeza singular. Vosotras dos, sois
columnas vivas de amor, fe y esperanza, al igual
que lo eran y lo son vuestras vuestras santas vidas
que hoy convertidos en  Templos de Amor” están,
sobre vuestras tumbas, hacia la Celeste Patria
apuntando, para recuerdo del hombre y del mundo
 y de vuestras increíbles entregas de amor y fe.
Vuestras construcciónes las debemos a Nicolás Papa
V y su término y consagración a Urbano Papa VIII, para
la Basílica de San Pedro; y para la de San Pablo,
a San León Magno Papa y el emperador Teodosio, pero,
destruida por un incendio, se construyó la nueva
consagrada por Pío Nono Papa. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, Basílicas de San Pedro y San Pablo, “vivo Amor de Dios”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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18 de Noviembre
Dedicación de las Basílicas de San Pedro y San Pablo

Propongámonos tener siempre el más grande respeto y veneración por nuestros templos.

La actual Basílica de San Pedro en Roma fue consagrada por el Papa Urbano Octavo el 18 de noviembre de 1626, aniversario de la consagración de la Basílica antigua. La construcción de este grandioso templo duró 170 años, bajo la dirección de 20 Sumos Pontífices. Está construida en la colina llamada Vaticano, sobre la tumba de San Pedro.

Allí en el Vaticano fue martirizado San Pedro (crucificándolo cabeza abajo) y ahí mismo fue sepultado. Sobre su sepulcro hizo construir el emperador Constantino una Basílica, en el año 323, y esa magnífica iglesia permaneció sin cambios durante dos siglos. Junto a ella en la colina llamada Vaticano fueron construyéndose varios edificios que pertenecían a los Sumos Pontífices. Durante siglos fueron hermoseando cada vez más la Basílica.

Cuando los Sumos Pontífices volvieron del destierro de Avignon el Papa empezó a vivir en el Vaticano, junto a la Basílica de San Pedro (hasta entonces los Pontífices habían vivido en el Palacio, junto a la Basílica de Letrán) y desde entonces la Basílica de San Pedro ha sido siempre el templo más famoso del mundo.

La Basílica de San Pedro mide 212 metros de largo, 140 de ancho, y 133 metros de altura en su cúpula. Ocupa 15,000 metros cuadrados. No hay otro templo en el mundo que le iguale en extensión.

Su construcción la empezó el Papa Nicolás V en 1454, y la terminó y consagró el Papa Urbano VIII en 1626 (170 años construyéndola). Trabajaron en ella los más famosos artistas como Bramante, Rafael, Miguel Angel y Bernini. Su hermosura es impresionante.

Hoy recordamos también la consagración de la Basílica de San Pablo, que está al otro lado de Roma, a 11 kilómetros de San Pedro, en un sitio llamado “Las tres fontanas”, porque la tradición cuenta que allí le fue cortada la cabeza a San Pablo y que al cortársela cayó al suelo y dio tres golpes y en cada golpe salió una fuente de agua (y allí están las tales tres fontantas).

La antigua Basílica de San Pablo la habían construido el Papa San León Magno y el emperador Teodosio, pero en 1823 fue destruida por un incendio, y entonces, con limosnas que los católicos enviaron desde todos los países del mundo se construyó la nueva, sobre el modelo de la antigua, pero más grande y más hermosa, la cual fue consagrada por el Papa Pío Nono en 1854. En los trabajos de reconstrucción se encontró un sepulcro sumamente antiguo (de antes del siglo IV) con esta inscripción: “A San Pablo, Apóstol y Mártir”.

Estas Basílicas nos recuerdan lo generosos que han sido los católicos de todos los tiempos para que nuestros templos sean lo más hermoso posible, y cómo nosotros debemos contribuir generosamente para mantener bello y elegante el templo de nuestro barrio o de nuestra parroquia.

(http://ewtn.com/spanish/Saints/Dedicación_de_las_basílicas_de_San_Pedro_San_Pablo.htm)

17 noviembre, 2020

Santa Isabel de Hungría

Santa Isabel de Hungría, Viuda

 ¡Oh!; Santa Isabel de Hungría; vos, sois la hija
del Dios de la Vida, y su amada santa. Aquella mujer
que, habiendo vestido de realeza, renunciasteis
a todos vuestros honores habidos y por haber y a los 
bienes materiales, para luego, hacer votos de pobreza
 en imitación a San Francisco y Santa Clara de Asís,
consagrándoos, al servicio de los pobres y débiles,
como humilde, santa y fervorosa sierva franciscana.
“¿Jesús en la Cruz despojado de todo y coronado de
espinas, y yo con corona de oro y vestidos lujosos?”.
Os preguntasteis aquella vez que decidisteis entrar
en el Templo, para nunca más vestiros de lujo al visitar
la casa de Dios. Y, así, cambiasteis vuestros vestidos
de princesa por un hábito de hermana franciscana
y vuestros cuatro años últimos de vuestra devota vida
os dedicasteis a atender a los pobres y enfermos
del hospital que habíais fundado. Cada día, recorríais
ciudades, calles y campos, limosnas pidiendo para vuestros
pobres. Vivíais en una humilde choza junto al hospital
y os pasabais tejiendo y pescando para obtener dinero,
con qué comprarles medicinas a vuestros enfermos. Poco
antes de morir, un hermano lego, os suplicó interceder
por su brazo roto, y él, os dijo: “¿Señora, usted que
siempre ha vestido trajes tan pobres, por qué ahora
está tan hermosamente vestida?”. Y vos, contestasteis
sonriente: “Es que voy para la gloria. Acabo de morir
para la tierra. Estire su brazo que ya ha quedado curado”.
Y, aquél hombre, quedó sano. Hoy, vos, estáis coronada
toda de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor.
Os rogamos pues, que, en mérito de vuestra santa vida,
intercedáis ante Jesús, Dios y Señor Nuestro, para que
suscite en nuestro mundo mujeres, que sirvan al Dios Trino
y Señor de la Vida y de la Luz, en los pobres, los débiles,
los menesterosos y en los más descreídos del mundo.
Santa Patrona de todos los pobres y débiles del mundo;
¡Oh!; Santa Isabel, “vivo amor y pobreza de Cristo Jesús”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 de noviembre
Santa Isabel de Hungría
Viuda
(1207- 1231)

Oración

Oh Dios misericordioso, alumbra los corazones de tus fieles; y por las súplicas gloriosas de Santa Isabel, haz que despreciemos las prosperidades mundanales, y gocemos siempre de la celestial consolación. Por nuestro Señor Jesucristo. Amén.

“Que el Señor nos conceda como a su buena Isabel, el don de un gran desprendimiento para dedicar nuestra vida y nuestros bienes a ayudar a los más necesitados.”

Su Vida

Isabel, a los 15 años fue dada en matrimonio por su padre el Rey de Hungría al príncipe Luis VI de Turingia, el matrimonio tuvo tres hijos. Se amaban tan intensamente que ella llegó a exclamar un día: “Dios mío, si a mi esposo lo amo tantísimo, ¿Cuánto más debiera amarte a Ti?”. Su esposo aceptaba de buen modo las santas exageraciones que Isabel tenía en repartir a los pobres cuanto encontraba en la casa. Él respondía a los que criticaban: “Cuanto más demos nosotros a los pobres, más nos dará Dios a nosotros”.

Cuando apenas de veinte años y con su hijo menor recién nacido, su esposo, un cruzado, murió en un viaje a defender Tierra Santa. Isabel casi se desespera al oír la noticia, pero luego se resignó y aceptó la voluntad de Dios. Rechazó varias ofertas de matrimonio y se decidió entonces a vivir en la pobreza y dedicarse al servicio de los más pobres y desamparados.

El sucesor de su marido la desterró del castillo y tuvo que huir con sus tres hijos, desprovistos de toda ayuda material. Ella, que cada día daba de comer a 900 pobres en el castillo, ahora no tenía quién le diera para el desayuno. Pero confiaba totalmente en Dios y sabía que nunca la abandonaría, ni a sus hijos. Finalmente algunos familiares la recibieron en su casa, y más tarde el Rey de Hungría consiguió que le devolvieran los bienes que le pertenecían como viuda, y con ellos construyó un gran hospital para pobres, y ayudó a muchas familias necesitadas.

Un Viernes Santo, después de las ceremonia, cuando ya habían desvestido los altares en la iglesia, se arrodilló ante uno y delante de varios religiosos hizo voto de renuncia de todos sus bienes y voto de pobreza, como San Francisco de Asís, y consagró su vida al servicio de los más pobres y desampardos. Cambió sus vestidos de princesa por un simple hábito de hermana franciscana, de tela burda y ordinaria, y los últimos cuatro años de su vida (de los 20 hasta los 24 años) se dedicó a atender a los pobres enfermos del hospital que había fundado. Se propuso recorrer calles y campos pidiendo limosna para sus pobres, y vestía como las mujeres más pobres del campo. Vivía en una humilde choza junto al hospital. Tejía y hasta pescaba, con tal de obtener con qué compararles medicinas a los enfermos.

Tenía un director espiritual que para ayudarla en su camino a la santidad, la trataba duramente. Ella exclamaba: “Dios mío, si a este sacerdote le tengo tanto temor, ¿cuánto más te debería temer a Ti, si desobedezco tus mandamientos?”

Un día, cuando todavía era princesa, fue al templo vestida con los más exquisitos lujos, pero al ver una imagen de Jesús crucificado pensó: “¿Jesús en la Cruz despojado de todo y coronado de espinas, y yo con corona de oro y vestidos lujosos?”. Nunca más volvió con vestidos lujosos al templo de Dios.

Una vez se encontró un leproso abandonado en el camino, y no teniendo otro sitio en dónde colocarlo por el momento, lo acostó en la cama de su marido que estaba ausente. Llegó este inesperadamente y le contaron el caso. Se fue furioso a regañarla, pero al llegar a la habitación, vio en su cama, no el leproso sino un hermoso crucifijo ensangrentado. Recordó entonces que Jesús premia nuestros actos de caridad para con los pobres como hechos a Él mismo.

El pueblo la llamaba “la mamacita buena”

Uno sacerdotes de aquella época escribió: “Afirmo delante de Dios que raramente he visto una mujer de una actividad tan intensa, unida a una vida de oración y de contemplación tan elevada”. Algunos religiosos franciscanos que la dirigían en su vida de total pobreza, afirman que varias veces, cuando ella regresaba de sus horas de oración, la vieron rodeada de resplandores y que sus ojos brillaban como luces muy resplandecientes.

El mismo emperador Federico II afirmó: “La venerable Isabel, tan amada de Dios, iluminó las tinieblas de este mundo como una estrella luminosa en la noche oscura”.

Cuando apenas cumplía 24 años, el 17 de noviembre del año 1231, pasó de esta vida a la eternidad. A sus funerales asistieron el emperador Federico II y una multitud tan grande formada por gentes de diversos países y de todas las clases sociales, que los asistentes decían que no se había visto ni quizá se volvería a ver en Alemania un entierro tan concurrido y fervoroso como el de Isabel de Hungría, la patrona de los pobres.

El mismo día de la muerte de la santa, a un hermano lego se le destrozó un brazo en un accidente y estaba en cama sufriendo terribles dolores. De pronto vio a parecer a Isabel en su habitación, vestida con trajes hermosísimos. Él dijo: “¿Señora, Usted que siempre ha vestido trajes tan pobres, por qué ahora tan hermosamente vestida?”. Y ella sonriente le dijo: “Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo que ya ha quedado curado”. El paciente estiró el brazo que tenía totalmente destrozado, y la curación fue completa e instantánea.

Dos días después de su entierro, llegó al sepulcro de la santa un monje cisterciense el cual desde hacía varios años sufría un terrible dolor al corazón y ningún médico había logrado aliviarle de su dolencia. Se arrodilló por un buen rato a rezar junto a la tumba de la santa, y de un momento a otro quedó completamente curado de su dolor y de su enfermedad.

Estos milagros y muchos más, movieron al Sumo Pontífice a declararla santa, cuando apenas habían pasado cuatro años de su muerte. Santa Isabel de Hungría es patrona de la Arquidiócesis de Bogotá.

Una Historia

No faltó quien acusó a la princesa ante el propio duque de estar dilapidando los caudales públicos y dejar exhaustos los graneros y almacenes. El margrave Luis, quería a su esposa con delirio, pero no pudo resistir, sin duda, el acoso de sus intendentes y les pidió una prueba de su acusación.

– Espera un poco -le dijeron- y verás salir a la señora con la faltriquera llena. Efectivamente, poco tuvo que esperar el duque para ver a su mujer que salía, como a hurtadillas, de palacio cerrando cautelosamente la puerta. Violentamente la detuvo y la preguntó con dureza:

– ¿Qué llevas en la falda?

– Nada…, son rosas -contestó Isabel tratando de disculparse, sin recordar que estaba en pleno invierno-.

Y, al extender el delantal, rosas eran y no mendrugos de pan lo que Isabel llevaba, porque el Señor quiso salir fiador de la palabra de su sierva.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Isabel_de_Hungría.htm)

16 noviembre, 2020

Santa Margarita de Escocia

 

Biografía de Santa Margarita de Escocia - ACI Prensa

¡Oh!, Santa Margarita de Escocia; sois vos, la hija del Dios
de la Vida, su amada santa, y que siempre supisteis que,
el amor a Dios, no es la simpleza de decir: “Yo amo a Dios
y punto”; sino, “viva” hacerla en cada prójimo, en cada pobre
y en cada desvalido; porque, sabíais, -como lo sabe todo el
mundo, pero no lo lleva a cabo-, que, en cada uno mora el Dios
Trino de la Vida: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo.
Visitabais y consolabais a los enfermos, limpiando sus heridas
y besando sus llagas. Ayudabais a familias pobres y numerosas;
socorríais a los indigentes con vuestros bienes y los del palacio,
hasta, vuestras joyas vender. Leíais a diario los “Libros
Santos”, meditándolos y, os esforzabais por imitar a Jesús,
sacando de ellos la luz y fuerza. Vuestro libro de rezos
se recuperó del lecho del río donde cayó, y se conserva
hasta hoy en la biblioteca bodleiana de Oxford. También os
ocupasteis en restaurar iglesias y levantar templos, entre ellos,
la edificación de la abadía de Dunferline. Eliminasteis del reino
los abusos en materia religiosa y os esforzasteis en poner fin
a las supersticiones. A la pérdida de vuestro esposo e hijo,
dijisteis: “Te doy gracias Dios mío, porque al mandarme
tan dolorosas noticias me purificas de mis pecados”. Vuestros
compatriotas, tienen hoy, el orgullo, de haber tenido, en vida
una mujer virtuosa que, dejando de lado su condición de reina,
prevalecer hizo, la de ser una cristiana convicta y confesa,
y con ello, muestras disteis de aquellos hombres a los que Dios,
llamó “los pobres de espíritu”. Y, así, más tarde, no soportasteis
la codicia de Guillermo, “el usurpador”, además de vuestra
enfermedad que os llevó a la muerte en Edimburgo. Así,
entregasteis vuestra alma a Dios, para, coronada ser, con corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor, imitando
en vuestra vida a Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro. Santa
Patrona de Escocia, por la gracia del Dios de la Vida. ¡Aleluya!
¡oh¡ Santa Margarita de Escocia, “viva imitación del Dios Vivo”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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16 de Noviembre
Santa Margarita de Escocia
Reina

De estirpe regia y de santos. Por parte de padre emparenta con la realeza inglesa y por parte de madre con la de Hungría. Los santos son, por parte de padre, san Eduardo —llamado el “Confesor”— que era su bisabuelo y, por parte de madre, san Esteban, rey de Hungría.

Nació del matrimonio habido entre Eduardo y Agata, en Hungría, con fecha difícil de determinar. Su padre nunca llegó a reinar, porque al ser llamado por la nobleza inglesa para ello, resulta que el normando Guillermo el Conquistador invade sus tierras, se corona rey e impone el juramento de fidelidad; al poco tiempo murió Eduardo de muerte natural.

Pero esta situación fue la que hizo que Margarita llegara a ser reina de Escocia por casarse con el rey. Su madre había previsto y dispuesto que la familia regresara al continente al quedarse viuda tras la muerte de su esposo y, bien sea por necesidad de puerto a causa de tempestades, bien por la confianza en la buena acogida de la casa real escocesa, el caso es que atracaron en Escocia y allí se enamoró el rey Malcon III de Margarita y se casó con ella.

Es una mujer ejemplar en la corte y con la gente paño de lágrimas. Se la conoce delicada en el cumplimiento de sus obligaciones de esposa; esmerada en la educación de los hijos, les dedica todo el tiempo que cada uno necesita; sabe estar en el sitio que como a reina le corresponde en el trato con la nobleza y asume responsabilidades cristianas que le llenan el día. Señalan sus hagiógrafos las continuas preocupaciones por los más necesitados: visita y consuela enfermos llegando a limpiar sus heridas y a besar sus llagas; ayuda habitualmente a familias pobres y numerosas; socorre a los indigentes con bienes propios y de palacio hasta vender sus joyas. Lee a diario los Libros Santos, los medita y lo que es mejor ¡se esfuerza por cumplir las enseñanzas de Jesús! De ellos saca las luces y las fuerzas. De hecho, su libro de rezos, un precioso códice decorado con primor —milagrosamente recuperado sin sufrir daño del lecho del río en que cayó— se conserva en la biblioteca bodleiana de Oxford (Inglaterra).

También se ocupó de restaurar iglesias y levantar templos, destacando la edificación de la abadía de Dunferline.

Puso también empeño en eliminar del reino los abusos que se cometían en materia religiosa y se esforzó en poner fin a las abundantes supersticiones; para ello, convocó concilios con la intención de que los obispos determinaran el modo práctico de exponer todo y sólo lo que manda la Iglesia y las enseñanzas de los Padres.

“Gracias, Dios mío, porque me das paciencia para soportar tantas desgracias juntas”. Esta fue su frase cuando le comunicaron la muerte de su esposo y de su hijo Eduardo en una acción bélica. Fue cuando marcharon a recuperar el castillo de Aluwick, en Northumberland, del que se había apoderado el usurpador Guillermo. Ella soportaba en aquellos momentos la larga y penosísima enfermedad que le llevó a la muerte el año 1093, en Edimburgo.

Es la reina Margarita la patrona de Escocia, canonizada por el papa Inociencio IV en el año 1250. Pero no pueden venerarse sus reliquias por desconocerse el lugar donde reposan. Por la manía que tenían los antiguos de desarmar los esqueletos de los santos, su cráneo —que perteneció a María Estuardo— se perdió con la Revolución francesa, porque lo tenían los jesuitas en Douai y, desde luego, no salieron muy bien parados sus bienes. El cuerpo tampoco se pudo encontrar cuando lo pidió Gelliers, arzobispo de Edimburgo, a Pío XI, aunque se sabe que se trasladó a España por empeño de Felipe II quien mandó tallar un sepulcro en El Escorial para los restos de Margarita y de su esposo.

Aunque les duela esa carencia de reliquias a los escoceses, tienen sin embargo el orgullo de disfrutar en su historia de las grandes virtudes de una mujer que supo primar su condición cristiana a su condición de reina. O mejor, que ser reina no fue dificultad para vivir hasta lo más hondo su responsabilidad de cristiana. O aún más, supo desde la posición más alta ser testigo de Cristo. Y eso es mucho en cualquier momento de la Historia. ¿No será la gente como ella los que se llaman pobres de espíritu?

Fuente: Archidiócesis de Madrid

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/32053/margarita-de-escocia-santa.html)

15 noviembre, 2020

Domingo XXXIII (A) del tiempo ordinario

 

 DIOS REPARTE TALENTOS A CADA UNO

 

Domingo XXXIII (A) del tiempo ordinarioTexto del Evangelio (Mt 25,14-30): «Un hombre, al ausentarse, llamó a sus siervos y les encomendó su hacienda: a uno dio cinco talentos, a otro dos y a otro uno (…). Enseguida, el que había recibido cinco talentos se puso a negociar con ellos y ganó otros cinco (…). En cambio, el que había recibido uno se fue, cavó un hoyo en tierra y escondió el dinero de su señor…».

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Hoy escuchamos la “Parábola de los talentos”. Tema de fondo: aprovechamiento del tiempo. Aquel que escondió el dinero no lo hizo para robarlo, sino para devolverlo sin más. Ahí está el problema: “sin más”. Es la imagen del que no se moja.

—No hizo nada malo ni nada bueno, pero mereció el calificativo de «siervo malo y perezoso». ¡El amor nunca es neutro!

(http://evangeli.net/evangelio-family/dia/2020-11-15)

14 noviembre, 2020

San Rufo de Aviñón

 

 Oraciones a San Rufo de Aviñón - Oraciones cristianas, plegarias y rezos

¡Oh!, San Rufo, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, considerado como el primero
al frente de la comunidad cristiana de Aviñón, a la que
tanto amabais, fuisteis su Primer obispo. Sólo, Dios y vos,
sabéis, si fuisteis hijo de San Simón “el Cireneo”,
y que, en compañía de Santa María Magdalena, San Lázaro
de Betania y sus hermanas, a Marsella llegasteis, donde
con mucho amor el evangelio predicasteis. Después
fundasteis la diócesis de Tortosa, regresando a Francia,
y fuisteis elegido primer obispo de Aviñón. Y, así, vos,
un día, habiendo gastado vuestra santa vida, en favor
de Cristo Jesús Dios y Señor Nuestro, entregasteis vuestra
alma a Dios, quien os coronó, con corona de luz, como
justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe.
¡Al fin y al cabo, os canto, porque sois santo maravilloso!
¡Oh!, San Rufo de Aviñón, “vivo, con Cristo en el corazón”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Noviembre 14
San Rufo de Aviñón
Obispo

Martirologio Romano: En Aviñón, de la Provenza, san Rufo, considerado como el primero que estuvo al frente de la comunidad cristiana de esta ciudad. c. 200.

Primer obispo de Aviñón. Su existencia es cierta pero las biografías que se han escrito sobre él no tienen valor histórico, ya que se dice que era hijo de san Simón el Cireneo, y que expulsado de Palestina, desembarcó en Marsella con santa María Magdalena, san Lázaro de Betania y sus hermanas. Predicó el evangelio en Aviñón.

Después habría fundado la diócesis de Tortosa, regresando a Francia, donde en el año 70 habría sido elegido primer obispo de Aviñón

(http://vidas-santas.blogspot.com/2013/11/san-rufo-de-avinon-obispo.html)