27 septiembre, 2021

San Vicente de Paúl, Fundador

 

 Hoy celebramos a San Vicente de Paul, patrono de las obras de caridad

 

¡Oh! San Vicente de Paúl, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, que brillo le disteis a vuestro nombre que
significa: “vencedor, victorioso”. De niño, ayudabais a vuestros
padres en el pastoreo de ovejas y a la vez a los pobres
y menesterosos. Estudiasteis con franciscanos en la Universidad
de Toulouse, y finalmente fuisteis ordenado sacerdote donde Dios
os purificó con tres sufrimientos: El Cautiverio; la huida
del cautiverio y una tentación contra la fe, que aceptasteis
para lograr que Él, librara de ella a un amigo vuestro y, ello
fue para vos y vuestra alma “la noche oscura”. A los treinta años
escribisteis a vuestra madre contándole que estabais amargado
por los desengaños de esta vida y que, pensabais pasar el resto
de ella retirado en una humilde ermita. Así, caísteis a los pies
de un crucifijo y consagrasteis vuestra vida a la caridad para
con los necesitados empezando así, vuestra historia gloriosa.
Hicisteis votos de socorrer a los necesitados y a los pobres,
bajo la dirección espiritual del Padre Berule, hombre sabio
y santo. “Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso
y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro
se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me
propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio decomportarme
en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día
tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser
agradable”. ¡Y, gracias a Dios, lo lograsteis! Leísteis a San Francisco
de Sales y sus escritos os hicieron mucho bien y os volvieron
manso y humilde de corazón. Os, horrorizó el trato de los galeotes
y la ignorancia de las gentes en religión, situación por las que vos
abogasteis y con un grupo de sacerdotes amigos empezasteis
a predicar por los pueblos de aquél tiempo y, el éxito fue rotundo.
Fundasteis vuestra “Comunidad de Padres Vicentinos”, que
hasta hoy, dedican sus vidas a instruir y ayudar a las gentes
necesitadas. Y, Dios os puso en vuestro andar a Santa Luisa de
Marillac, y con ella fundasteis a las “Hermanas Vicentinas”,
que son hoy, la comunidad femenina más numerosa del mundo,
también hospitales, asilos para huérfanos y pobres. Vestíais
pobre y cuando os querían tributar honores exclamabais: “Yo
soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme
a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón
y ordinario”. Decíais también: “No es suficiente que yo ame a Dios.
Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también”. Y, así,
voló vuestra santa alma al cielo, luego de haber gastado
vuestra vida en buena lid, para recibir corona de luz como
premio a vuestra entrega de amor y fe. “Santo Patrono de todas
las asociaciones católicas de caridad de todo el orbe de la tierra”;
¡Oh! San Vicente de Paúl, “viva misericordia del Dios de la Vida”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Septiembre
San Vicente de Paúl
Fundador
Año 1660

El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos Vicentes como este, para bien de todos los necesitados. Dichoso el que se compadece del pobre. Dios lo bendecirá (Salmo 41).

Vicente significa: “Vencedor, victorioso”. Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres. Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote. Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.

1º. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.

2º. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: “Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero”. A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: “Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa”.

3º. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma “la noche oscura”.

A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa. Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.

Dice el santo “Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable”. Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: “Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?”. San Vicente contaba a sus discípulos: “Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades”. Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión”.

Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos. Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.

San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres. El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.

El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.

San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: “No me queda más dinero para darle”, y el santo le respondió: “¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?”, y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.

Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra. Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos formados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos.

Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio. San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: “Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario”. En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: “No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también”.

El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años. El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Vicente_de_Paul.htm)

26 septiembre, 2021

Domingo 26 (B) del tiempo ordinario

 

No hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz  de hablar mal de mí» – Periodico La Ultima

Domingo 26 (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 9,38-43.45.47-48): En aquel tiempo, Juan le dijo: «Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros». Pero Jesús dijo: «No se lo impidáis, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros. Todo aquel que os dé de beber un vaso de agua por el hecho de que sois de Cristo, os aseguro que no perderá su recompensa.

»Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que le echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco en la Vida que, con las dos manos, ir a la gehenna, al fuego que no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehenna. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehenna, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga».

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«No hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí» Rev. D. Valentí ALONSO i Roig (Barcelona, España)

Hoy, según el modelo del realizador de televisión más actual, contemplamos a Jesús poniendo gusanos y fuego allí donde debemos evitar ir: el infierno, «donde el gusano no muere y el fuego no se apaga» (Mc 9,48). Es una descripción del estado en el que puede quedar una persona cuando su vida no la ha llevado allí adonde quería ir. Podríamos compararlo al momento en que, conduciendo nuestro automóvil, tomamos una carretera por otra, pensando que vamos bien y vamos a parar a un lugar desconocido, sin saber dónde estamos y adónde no queríamos ir. Hay que evitar ir, sea como sea, aunque tengamos que desprendernos de cosas aparentemente irrenunciables: sin manos (cf. Mc 9,43), sin pies (cf. Mc 9,45), sin ojos (cf. Mc 9,47). Es necesario querer entrar en la vida o en el Reino de Dios, aunque sea sin algo de nosotros mismos.

Posiblemente, este Evangelio nos lleva a reflexionar para descubrir qué tenemos, por muy nuestro que sea, que no nos permite ir hacia Dios, —y todavía más— qué nos aleja de Él.

El mismo Jesús nos orienta para saber cuál es el pecado en el que nos hacen caer nuestras cosas (manos, pies y ojos). Jesús habla de los que escandalizan a los pequeños que creen en Él (cf. Mc 9,42). “Escandalizar” es alejar a alguien del Señor. Por lo tanto, valoremos en cada persona su proximidad con Jesús, la fe que tiene.

Jesús nos enseña que no hace falta ser de los Doce o de los discípulos más íntimos para estar con Él: «El que no está contra nosotros, está por nosotros» (Mc 9,40). Podemos entender que Jesús lo salva todo. Es una lección del Evangelio de hoy: hay muchos que están más cerca del Reino de Dios de lo que pensamos, porque hacen milagros en nombre de Jesús. Como confesó santa Teresita del Niño Jesús: «El Señor no me podrá premiar según mis obras (…). Pues bien, yo confío en que me premiará según las suyas».

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2021-09-26)

25 septiembre, 2021

San Carlos de Sezze

 

Hoy la Iglesia celebra a San Carlos de Sezze

San Carlos de Sezze, cuyo nombre de pila fue Juan Carlos Marchioni, nació en 1620, en el pueblo italiano de Sezze, región de Lacio. De origen humilde, sus padres lo enviaron con mucho esfuerzo a la escuela. Un día por no dar adecuadamente una lección, recibió un tremendo castigo físico -a la usanza de la época- a manos de su maestro. Sus padres, completamente decepcionados, lo enviaron a trabajar al campo donde -pensaban- el jovencito podía ser de mayor provecho. Carlos pensó, por su parte, que su fortuna no había sido tan mala y que podría vivir en el campo para siempre, lejos del compromiso de tener que educarse.

Pero sucedió que un día una bandada de aves espantó a los bueyes que Carlos dirigía mientras araba la tierra, y estos arremetieron contra él. En el brevísimo instante en el que esperaba la embestida, preso del terror, se le pasó por la cabeza que perdería la vida irremediablemente; entonces, cual reflejo del pensamiento, le prometió a Dios que si le salvaba la vida se haría religioso. Un par de segundos después, abrió los ojos y tomó aire. Milagrosamente, estaba ileso, sin herida ninguna.

Solo unos días después vio pasar a unos religiosos franciscanos a quienes pidió ayuda para entrar en su comunidad. Ellos lo invitaron a que fuera a Roma a hablar con el padre superior, y con su recomendación se fue allá con tres compañeros más.

El superior, para probar si en verdad tenían virtud, los recibió muy ásperamente y les dijo que eran unos haraganes que sólo buscaban conseguir alimento gratuitamente, y los echó para afuera. Pero ellos insistieron en que su intención era buena. Entraron por otra puerta del convento y volvieron a suplicar al superior que los recibiera. Este, haciéndose el difícil, les dijo que esa noche les permitiría dormir allí como limosneros, pero que al día siguiente tendrían que irse definitivamente. Los cuatro aceptaron esto con toda humildad, pero al día siguiente en vez de despacharlos les mandó decir que habían pasado la prueba preparatoria y que quedaban admitidos como aspirantes.

A Carlos lo nombraron portero del convento. Admitía a todo caminante pobre que pidiera hospedaje en las noches frías. Y repartía la limosna que la gente con más recursos le traía. A ellos solía darles hospedaje. Al principio el superior del convento le aceptaba esto, pero después lo llamó y le dijo: “De hoy en adelante no admitiremos a hospedarse sino a unas poquísimas personas, y no repartiremos sino unas pocas limosnas, porque estamos dando demasiado”. Él obedeció, pero sucedió entonces que dejaron de llegar las cuantiosas ayudas que llevaban los bienhechores. El superior lo llamó para preguntarle: “¿Cuál será la causa por la que han disminuido tanto las ayudas que nos trae la gente?”

“La causa es muy sencilla –le respondió el hermano Carlos-. Es que dejamos de dar a los necesitados, y Dios dejó de darnos a nosotros. Porque con la medida con la que repartamos a los demás, con esa medida nos dará Dios a nosotros”. Desde ese día recibió permiso para recibir a cuanto huésped pobre llegara, y de repartir las limosnas que la gente llevaba, y Dios volvió a enviarles cuantiosas donaciones.

Las personas le pedían que redactara algunas normas para orar mejor y crecer en santidad. El lo hizo así y permitió que le publicara el folleto. Esto le trajo terribles regaños y casi lo expulsan de la comunidad. El pobre hombre no sabía que para esas publicaciones se necesitan muchos permisos. Humillado se arrodilló ante un crucifijo para contarle sus angustias, y oyó que Nuestro Señor le decía: “Ánimo, que estas cosas no te van a impedir entrar en el paraíso”.

La petición más frecuente del hermano Carlos a Dios era esta: “Señor, enciéndeme en amor a Ti”. Y tanto la repitió que un día durante la elevación de la santa hostia en la Misa, sintió que un rayo de luz salía de la Sagrada Forma y llegaba a su corazón. Desde ese día su amor a Dios creció inmensamente.

Al fin los superiores se convencieron de que este sencillo religioso era un verdadero hombre de Dios y le permitieron escribir su autobiografía y publicar dos libros más, uno acerca de la oración y otro acerca de la meditación.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-a-san-carlos-de-sezze-81437)

24 septiembre, 2021

Nuestra Señora de las Mercedes Patrona de las Fuerzas Armadas y Policía Nacional del Perú y Patrona de los Presos

 

Hoy celebramos a Nuestra Señora de la Merced, la Virgen de la Misericordia

 

¡Oh!, Señora Nuestra de las Mercedes, Vos, sois
la tierna y amorosa Madre del Dios de la Vida,
María, y la misma que, os aparecisteis a San Pedro
Nolasco, para decirle que fundara una comunidad
religiosa y que ella, a pedido Vuestro, a socorrer
se dedicara a los cautivos en lejanos sitios,
y que vos, San Pedro, no tardasteis en realidad
hacer. Misericordia, ayuda y caridad significa
“merced”. Y, la “Vuestra”, tiempo mucho lleva,
a los prisioneros consolando y materialmente
ayudando. Y, Dios, jamás os ha abandonado pues,
mártires y santos, ayer hoy y mañana tiene.
Vuestros religiosos muchos cautivos rescataron
que presos estaban en poder de los sarracenos.
Desde entonces Señora Nuestra, vuestros Padres
Mercedarios difundieron con amor, la devoción
a Vos, y que, pronto se expandió por el mundo todo.
“Estuve preso y me yudaste. Todo el bien que
le hiciste a los demás, aunque sea a los más
humildes, a Mí me lo hiciste”, dice Jesús, Dios
y Señor Nuestro. Santa Patrona de las Fuerzas
Armadas y Policía Nacional del Perú y Patrona
de los Presos, os recordamos con amor especial
pues Vos, sois la Madre del Dios de la Vida y que,
a vuestros amados mercedarios dejasteis como
prueba viva de Vuestro grande Amor, ¡Aleluya!
¡oh!, Nuestra Señora de las Mercedes, “Vivo Amor y Paz”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de Septiembre
Nuestra Señora de las Mercedes
Patrona de las Fuerzas Armadas y
Policía Nacional del Perú y Patrona de los Presos

Una antigua tradición narra que en el año de 1218 la Sma. Virgen se le apareció a San Pedro Nolasco recomendándole que fundara una comunidad religiosa que se dedicara a socorrer a los que eran llevados cautivos a sitios lejanos.

San Pedro Nolasco, apoyado por el rey Jaime el Conquistador y aconsejado por San Raimundo de Peñafort, fundó la Orden religiosa de Nuestra Señora de la Merced o de las Mercedes. La palabra merced quiere decir: misericordia, ayuda, caridad.

Esta comunidad religiosa lleva muchos siglos ayudando a los prisioneros y ha tenido mártires y santos. Sus religiosos rescataron muchísimos cautivos que estaban presos en manos de los feroces sarracenos.

Desde el año 1259 los Padres Mercedarios empezaron a difundir la devoción a Nuestra Señora de la Merced (o de las Mercedes) la cual está muy extendida por el mundo.

Recordemos que a quienes ayudan a los presos les dirá Cristo en el día del Juicio: “Estuve preso y me ayudaste. Todo el bien que le hiciste a los demás, aunque sea a los más humildes, a Mí me lo hiciste”(Mat. 25, 40).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/señora_de_las_mercedes.htm)

El Día de las Fuerzas Armadas del Perú fue instituido el 24 de septiembre de 1977, mediante la publicación del Decreto Supremo Nº 003-77- CCFF, con ocasión de la consagración de la Virgen de la Merced, Patrona de los Institutos Armados y Mariscala del Perú.

Las Fuerzas Armadas del Perú están compuestas por: El Ejército, la Marina de Guerra y la Fuerza Aérea.

Se considera a la Policia Nacional dentro de las Fuerzas Armadas, aunque se trata de un organismo distinto con una misión civil. Las Fuerzas armadas del Perú dependen del Ministerio de Defensa, mientras que la Policía Nacional del Perú, del Ministerio del Interior.

Las Fuerzas Armadas del Perú están encargadas de defender la soberanía del Estado y la seguridad de los peruanos. Planean, preparan y coordinan la dirección y conducción de las operaciones militares conjuntas de las Instituciones.

(http://www.deperu.com/calendario/929/dia-de-las-fuerzas-armadas-del-peru)

23 septiembre, 2021

San Pio de Pietrelcina

 

 Hoy celebramos a San Pío de Pietrelcina, el sacerdote de los estigmas

 

¡Oh!, San Pío de Pietrelcina, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo y, que, a lo largo de vuestra vida os abrazasteis
a la cruz de Cristo, para, en sufrimiento y oración constante vivir
dedicado a la dirección espiritual y a la reconciliación de cuanto
fiel se os acercaba sin dejar de lado a todos los pobres. “Siempre
humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Dios,
le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón,
y, los enriquece con grandes dones”, decíais vos, muy a menudo.
Y, es verdad, teníais además vivo, el carisma de la bilocación
y por ello, en dos lugares al mismo tiempo estabais, almas y cuerpos
curando en varias partes de la tierra y en épocas distintas.
Veíais las almas y el corazón del hombre al confesaros con vos,
ambos desnudos ante Dios Todopoderoso y les decíais todos
sus pecados con dureza y enojo y, más, aún, cuando el ofendido
en el fondo, Dios era. Poseíais también, el don de la sanación,
con el cual curasteis y hoy seguís curando a hermanos nuestros
de los males del alma y del cuerpo. Con el don de la profecía, os
anticipabais a los hechos que más tarde se cumplieron. Vivisteis
rodeado siempre de la Presencia de Jesús y María, pero, también
de Santos y Ángeles, y de almas que buscaban vuestra oración,
para subir desde el Purgatorio al Cielo. Y, así, viéndoos Dios, tan
humilde, tan sobrenatural y humano al mismo tiempo, os regaló
sus estigmas, como a Francisco, en el ayer. Y, sí, cinco fueron
aquellos, que os duraron vuestra vida toda. Vuestra sangre
y vuestro cuerpo, un aroma celestial a flores emanaba que el
ambiente llenaba, donde celebrabais el Santo Oficio y, percibido
era por quienes se encontraban con vos. Vos, sufriendo vivisteis
los ataques del demonio, tanto físicos y espirituales, que eran
más cuando las conversiones y la fe, aumentaban a vuestro
alrededor. Y, luego de haber gastado vuestra santa vida en buena
lid, voló vuestra alma al cielo para coronada ser de luz como
premio justo a vuestra increíble entrega de amor y fe;
¡Oh!, San Pio de Pietrelcina, “vivo Cristo de Amor y de Vida”.

© 2021 Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 Septiembre
San Pío de Pietrelcina (Francisco Forgione)
Presbítero Capuchino Septiembre 23
Un hombre de oración y sufrimiento

Martirologio Romano: San Pío de Pietrelcina (Francisco) Forgione, presbítero de la Orden de Hermanos Menores Capuchinos, que en el convento de San Giovanni Rotondo, en Apulia, se dedicó a la dirección espiritual de los fieles y a la reconciliación de los penitentes, mostrando una atención particular hacia los pobres y necesitados, terminando en este día su peregrinación terrena y configurándose con Cristo crucificado (1968).

“Siempre humíllense amorosamente ante Dios y ante los hombres. Porque Dios le habla a aquellos que son verdaderamente humildes de corazón, y los enriquece con grandes dones.” (San Giovanni Rotondo, Italia).

En un convento de la Hermandad de los Capuchinos, en la ladera del monte Gargano, vivió por muchísimos años el que probablemente fuera el Sacerdote Místico más destacado del siglo XX, a punto actualmente de ser declarado Santo por el Vaticano. El Padre Pío, nacido en Pietrelcina en 1887, fue un hombre rico en manifestaciones de su santidad. Enorme cantidad de milagros rodearon su vida, testimoniados por miles de personas que durante décadas concurrieron allí a confesarse. Sus Misas, a decir de los concurrentes, recordaban en forma vívida el Sacrificio y Muerte del Señor a través de la entrega con que el Padre Pío celebraba cada Eucaristía.

Es notable su carisma de bilocación: la capacidad de estar presente en dos lugares al mismo tiempo, a miles de kilómetros de distancia muchas veces. El Padre Pío raramente abandonó San Giovanni Rotondo; sin embargo se lo ha visto y testimoniado curando almas y cuerpos en diversos lugares del mundo en distintas épocas. También tenía el don de ver las almas: confesarse con el Padre Pío era desnudarse ante Dios, ya que él decía los pecados y relataba las conciencias a sus sorprendidos feligreses (a veces con gran dureza y enojo, ya que tenía un fuerte carácter, especialmente cuando se ofendía seriamente a Dios). Tenía también el don de la sanación (a través de sus manos Jesús curó a muchísima gente, tanto física como espiritualmente) y el don de la profecía (anticipó hechos que luego se cumplieron al pie de la letra).

Vivió rodeado de la Presencia de Jesús y María, pero también de Santos y Angeles, y de almas que buscaban su oración, para subir desde el Purgatorio al Cielo. Pero su gracia más grande radicó, sin duda alguna, en sus estigmas: en 1918 recibe las cinco Llagas de Cristo en sus manos, en sus pies y en su costado izquierdo. Estas llagas sangraron toda su vida, aproximadamente una taza de té por día, hasta su muerte ocurrida en 1968. Múltiples estudios médicos y científicos se realizaron sobre sus Estigmas, no encontrándose nunca explicación alguna a su presencia u origen.

Su sangre y cuerpo emanaban un aroma celestial, a flores diversas, que acariciaba no solo a los asistentes a sus Misas, sino también a quienes se encontraban con él en otras ciudades del mundo, a través de sus dones de bilocación. Vivió sufriendo ataques del demonio, tanto físicos como espirituales, que se multiplicaron a medida que las conversiones y la fe crecían a su alrededor.

En diciembre de 2001 el Vaticano emite el decreto que aprueba los milagros necesarios para canonizar a nuestro héroe, San Pío de Pietrelcina y fué canonizado el 16 de julio de 2002.

Vivimos en un mundo que niega lo sobrenatural, se aferra a lo material y a todo lo que pueda ser explicado a través de la razón, o percibido por los sentidos. Sin embargo, Dios prescinde de nuestra razón y de nuestros sentidos, a la hora de someternos a las pruebas de nuestra fe. De cuando en cuando nos prodiga con regalos del mundo sobrenatural, a través del testimonio y el acceso a la divinidad de los seres Celestiales. El Padre Pío es una puerta abierta a Cristo, a María, a los ángeles y los santos. Es también un testimonio de la pequeñez del ser humano y una invitación a creer y dejar de buscar explicación a los hechos de la Divina Providencia (la voluntad de Dios), sino simplemente a unir nuestra voluntad a la de Dios, y ser lisa y llanamente su instrumento, como el Padre Pío lo fue.

La vida entera del Padre Pío no puede ser explicada a través de la razón o la lógica humana. La fe y fuerza del Santo del Gargano dan por tierra con todas las escuelas filosóficas terrenales, dejando una sola salida a todo intento de crecimiento del hombre: el encuentro con el Dios eterno, el que nos mira desde lo alto y nos pide, por medio de Su infinita Misericordia, que nos entreguemos simplemente a Su Voluntad. La negación de nuestro yo (la muerte de nuestro ego), se constituye en la principal meta de nuestra evolución, porque SÓLO DIOS ES !

Debemos negarnos a nosotros mismos y vivir para y por Él. El Padre Pío vivió en la más absoluta humildad y negación de sí mismo, y miren los prodigios que Jesús hizo a través suyo!

Fuente:(www.reinadelcielo.org)

(http://www.es.catholic.net/santoraldehoy/)

22 septiembre, 2021

233 Mártires de la Guerra Civil Española

 

La II República española, proclamada el 14 de abril de 1931, llegó impregnada de fuerte anticlericalismo. Apenas un mes más tarde se produjeron incendios de templos en Madrid, Valencia, Málaga y otras ciudades, sin que el Gobierno hiciera nada para impedirlos y sin buscar a los responsables para juzgarles según la ley. Los daño fueron inmensos, pero el Gobierno no los reparó ni material ni moralmente, por lo que fue acusado de connivencia.

La Iglesia había acatado a la República no sólo con respeto sino también con espíritu de colaboración por el bien de España. Estas fueron las instrucciones que el Papa Pío XI y los obispos dieron a los católicos. Pero las leyes sectarias crecieron día por día. En este contexto fue suprimida 1a Compañía de Jesús y expulsados los jesuitas.

Durante la revolución comunista de Asturias (octubre de 1934) derramaron su sangre muchos sacerdotes y religiosos, entre ellos le diez Mártires de Turón (9 Hermanos de las Escuelas Cristianas y un Pasionista, canonizados el 21 de noviembre de 1999).

A los sacerdotes, religiosos y seglares que entregaron sus vidas por Dios el pueblo comenzó a llamarles mártires porque no tuvieron ninguna implicación política ni hicieron la guerra contra nadie. Por ello, no se les puede considerar caídos en acciones bélicas, ni víctimas de la represión ideológica, que se dio en las dos zonas, sino mártires de la fe.

Los mártires que beatificó el Santo Padre Juan Pablo II el 11 de marzo de 2001, demuestran la unidad y diversidad eclesial y esta celebración resulta pastoralmente significativa, porque ve unidos en un único rito a muchos mártires de una misma arquidiócesis y tiene las siguientes características:

– la representatividad eclesial del grupo de mártires, pues hay sacerdotes, religiosos y seglares, que son expresión de los numerosos carismas y familias de vida consagrada;

– la representatividad de la Iglesia en España porque este grupo representa 37 diócesis. Todos ellos se encontraban en Valencia desarrollando sus respectivos ministerios y actividades apostólicas y algunos de ellos han sido unidos en el proceso por competencia, en base a la normativa canónica vigente;

– el elevado número de sacerdotes seculares y de seglares, pues es la primera vez que son beatificados 40 miembros de los presbíteros diocesanos de Valencia (37) y Zaragoza (3), así como 22 mujeres y 20 hombres y jóvenes, miembros de la entonces floreciente Acción Católica Española y de otras asociaciones de apostolado seglar, de todas las edades, profesiones y estado social;

– el actual contexto pastoral favorable, que ha despertado interés en las diócesis españolas hacia esta página gloriosa de la reciente historia. Ésta había quedado un tanto olvidada, pero testimonia la fe y la fidelidad de la Iglesia en España y, más en concreto, en Valencia que tuvo sus orígenes a principios del siglo IV en el martirio diácono Vicente. El desarrollo de los procesos, las correspondientes catequesis y la fama martirio han llevado a las comunidades, cristianas a un mayor interés y devoción hacia los mártires.

El clima espiritual favorable creado por el Gran Jubileo del 2000 ha permitido que, concluido el largo proceso canónico, pudiera celebrarse esta beatificación el 11 de marzo de 2001, como primer fruto espiritual del Año Santo apenas terminado.

Estos mártires fueron los primeros beatos del Tercer Milenio.

Hoy los veneramos en los altares como mártires de la fe cristiana, porque la Iglesia ha reconocido oficialmente que entregaron sus vidas por Dios durante la persecución religiosa de 1936. No les debemos llamar caídos en guerra, porque no fueron a la guerra ni la hicieron contra nadie, pues eran personas pacíficas, que desarrollaban normalmente sus actividades en sus pueblos y parroquias; tampoco les podemos llamar víctimas de la represión política, porque los motivos fundamentales de sus muertes no fueron de carácter político o ideológico sino religioso: porque eran sacerdotes o religiosos, porque eran seglares católicos practicantes, muy comprometidos con la Iglesia en la defensa y promoción de la fe cristiana.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=766)

21 septiembre, 2021

San Mateo Apóstol y Evangelista

Hoy la Iglesia Católica celebra a San Mateo el Evangelista

¡Oh!, San Mateo Apóstol, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
discípulo de Cristo y su amado santo, y, el que, abandonando
la mundana vida os abrazasteis a su cruz, para jamás dejarla.
Ayer, de impuestos recaudador y por la gloria de Cristo Jesús,
Dios y Señor Nuestro, su increíble “evangelista” pues, vos,
los más vívidos pasajes de vuestra vida junto a Él, escribisteis:
Su vida, su pasión, su muerte y su gloriosa resurrección,
y que hoy, todo el orbe de la tierra sabe, medita y reflexiona
en este terrenal sueño en el que, nos quiere atrapar el mundo
con sus veleidades. Y vos, nos invitáis a estar aferrados
a Cristo y a la eternidad de la vida y a su grande Amor. Ayer,
“recaudador” de impuestos y hoy de almas. A vos, os conocen
en todo el mundo y todo por vuestro libro: “El evangelio
según San Mateo”, de sólo veintiocho capítulos y cincuenta
páginas que ha cautivado a predicadores y catequistas durante
más veinte siglos. El vívido Sermón de la Montaña, el Sermón
de las Parábolas, y el que Jesús dijo a sus apóstoles cuando
los envió a su primera predicación. Y, además nos narráis sus
milagros y describís de manera especial su Pasión, su Muerte
y su Resurrección gloriosa. Y, es verdad, quizás no haya
en el mundo otro evangelio, que haya convertido a más pecadores
y que haya entusiasmado a más personas que el vuestro. A vos,
os pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre,
porque vuestro evangelio comienza haciendo la lista de
los antepasados de Jesús, como hombre, y narrando la aparición
de un ángel a San José. Hoy, corona vívida de luz lucís, como
premio a vuestra increíble y grande entrega de amor. ¡Aleluya!
¡oh!, San Mateo, Apóstol, “viva obra y regalo del Dios Vivo”

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de septiembre
San Mateo
Apóstol y Evangelista

Martirologio Romano: Fiesta de san Mateo, apóstol y evangelista, llamado antes Leví, que al ser invitado por Jesús para seguirle, dejó su oficio de publicano o recaudador de impuestos y, elegido entre los apóstoles, escribió un evangelio en que se proclama principalmente que Jesucristo es hijo de David, hijo de Abrahán, dando plenitud al Antiguo Testamento.

Mateo significa: “regalo de Dios”. Se llamaba también Leví, y era hijo de Alfeo. Su oficio era el de recaudador de impuestos, un cargo muy odiado por los judíos, porque esos impuestos se recolectaban para una nación extranjera. Los publicanos o recaudadores de impuestos se enriquecían fácilmente. Y quizás a Mateo le atraía la idea de hacerse rico prontamente, pero una vez que se encontró con Jesucristo ya dejó para siempre su ambición de dinero y se dedicó por completo a buscar la salvación de las almas y el Reino de Dios.

Como ejercía su oficio en Cafarnaum, y en esa ciudad pasaba Jesús muchos días y obraba milagros maravillosos, ya seguramente Mateo lo había escuchado varias veces y le había impresionado el modo de ser y de hablar de este Maestro formidable. Y un día, estando él en su oficina de cobranzas, quizás pensando acerca de lo que debería hacer en el futuro, vio aparecer frente a él nada menos que al Divino Maestro el cual le hizo una propuesta totalmente inesperada: “Ven y sígueme”.

Mateo aceptó sin más la invitación de Jesús y renunciando a su empleo tan productivo, se fue con El, no ya a ganar dinero, sino almas. No ya a conseguir altos empleos en la tierra, sino un puesto de primera clase en el cielo. San Jerónimo dice que la llamada de Jesús a Mateo es una lección para que todos los pecadores del mundo sepan que, sea cual fuere la vida que han llevado hasta el momento, en cualquier día y en cualquier hora pueden dedicarse a servir a Cristo, y El los acepta con gusto.

Mateo dispuso despedirse de su vida de empleado público dando un gran almuerzo a todos sus amigos, y el invitado de honor era nada menos que Jesús. Y con Él, sus apóstoles. Y como allí se reunió la flor y nata de los pecadores y publicanos, los fariseos se escandalizaron horriblemente y llamaron a varios de los apóstoles para protestarles por semejante actuación de su jefe. “¿Cómo es que su maestro se atreve a comer con publicanos y pecadores?”

Jesús respondió a estas protestas de los fariseos con una noticia que a todos nos debe llenar de alegría: “No necesitan médico los que están sanos, sino los que están enfermos. Yo no he venido a buscar santos sino pecadores. Y a salvar lo que estaba perdido”. Probablemente mientras decía estas bellas palabras estaba pensando en varios de nosotros.

Desde entonces Mateo va siempre al lado de Jesús. Presencia sus milagros, oye sus sabios sermones y le colabora predicando y catequizando por los pueblos y organizando las multitudes cuando siguen ansiosas de oír al gran profeta de Nazaret. Jesús lo nombra como uno de sus 12 preferidos, a los cuales llamó apóstoles (o enviados, o embajadores) y en Pentecostés recibe el Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego. Los judíos le dieron 39 azotes por predicar que Jesús sí había resucitado (y lo mismo hicieron con los otros apóstoles) y cuando estalló la terrible persecución contra los cristianos en Jerusalén, Mateo se fue al extranjero a evangelizar, y dicen que predicó en Etiopía y que allá murió martirizado.

En todo el mundo es conocido este santo, y lo será por siempre, a causa del maravilloso librito que él escribió: “El evangelio según San Mateo”. Este corto escrito de sólo 28 capítulos y 50 páginas, ha sido la delicia de predicadores y catequistas durante 20 siglos en todos los continentes. San Mateo en su evangelio (palabra que significa: “Buenas Noticias”) copia sermones muy famosos de Jesús, como por ej. El Sermón de la Montaña (el sermón más bello pronunciado en esta tierra), el sermón de las Parábolas, y el que les dijo a sus apóstoles cuando los iba mandar a su primera predicación. Narra milagros muy interesantes, y describe de manera impresionante la Pasión y Muerte de Jesús. Termina contando su resurrección gloriosa.

El fin del evangelio de San Mateo es probar que Jesucristo sí es el Mesías o Salvador anunciado por los profetas y por el Antiguo Testamento. Este evangelio fue escrito especialmente para los judíos que se convertían al cristianismo, y por eso fue redactado en el idioma de ellos, el arameo.

Quizás no haya en el mundo otro libro que haya convertido más pecadores y que haya entusiasmado a más personas por Jesucristo y su doctrina, que el evangelio según San Mateo. No dejemos de leerlo y meditarlo.

A cada uno de los 4 evangelistas se les representa por medio de uno de los 4 seres vivientes que, según el profeta, acompañan al Hijo del hombre (un león: el valor. El toro: la fuerza. El águila: los altos vuelos. Y el hombre: la inteligencia). A San Marcos se le representa con un león. A San Lucas con un toro (porque empieza su evangelio narrando el sacrifico de una res que estaban ofreciendo en el templo). A San Juan por medio del águila, porque este evangelio es el que más alto se ha elevado en sus pensamientos y escritos. Y a San Mateo lo pintan teniendo al lado a un ángel en forma de hombre, porque su evangelio comienza haciendo la lista de los antepasados de Jesús como hombre, y narrando la aparición de un ángel a San José.

Que San Mateo, gran evangelizador, le pida a Jesús que nos conceda un gran entusiasmo por leer, meditar y practicar siempre su santo evangelio.

Decía Jesús “Convertíos y creed en el evangelio” (Mc. 1, 15).

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=533)