01 diciembre, 2021

Beato Charles de Foucauld

 

Canonización de Charles Foucauld – Parroquia de Torrelodones

¡Oh!, Beato Charles de Foucauld, vos, sois el hijo
del Dios de la Vida y su amado beato que, de milagro
os convertisteis luego de vuestro peregrinar a Tierra
Santa. Vuestra vida: contemplación, pobreza, humildad,
y, “vivo” testimonio del Amor de Dios entre cristianos,
judíos y musulmanes. El Sahara de vos, sabe y mucho,
pues allí a Cristo imitasteis porque Él, os proveyó
de gracia y dones maravillosos. Los “bereberes” y los
“tuaregs” vuestros amigos eran y, de éstos últimos
escribisteis sobre su lengua. Vuestra famosa orden
la de la comunidad de los “Hermanitos de Jesús”, manos
hecharon a su evangelización. Y, de vuestro ejemplo
nacen luego y, a imitación vuestra “Las Hermanitas
del Sagrado Corazón”, “Las Hermanitas de Jesús”, “Las
Hermanitas del Evangelio”, “Las Hermanitas de Nazaret”,
“Los Hermanitos del Evangelio” y “Los hermanitos de
de Charles Foucauld”, en honor vuestro. “Padre mío,
me abandono a Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que
hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo. Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy Dios mío, con
todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque
para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin
medida, con infinita confianza, porque Tu eres mi Padre”.
Así, escribisteis a Dios, alguna vez en las arenas
quemantes del Sahara, viviendo como otro Cristo más.
Años más tarde Juan Pablo II, el día del reconocimiento
de vuestro milagro, recalcó una vez más vuestra santa vida:
“Vivió en la pobreza, en la contemplación, en la humildad,
testimoniando fraternalmente el amor de Dios entre
los cristianos, los judíos y los musulmanes”. Mayor
prueba de vuestro amor, ya no hay. Por ello y cuando
vuestra alma, al cielo marchó, coronada fue con corona
de luz, como premio justo a vuestra entrega increíble de amor;
¡Oh!, San Charles de Foucauld, “Vivo Cristo de su Vivo Amor”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1° de Diciembre
Beato Charles de Foucauld
Sacerdote Francés

Charles de Foucauld beatificado el domingo 13 de noviembre de 2005 en la Basílica de San Pedro del Vaticano, según ha revelado el postulador de su causa de beatificación, monseñor Maurice Bouvier.

Nacido en Estrasburgo (Francia) el 15 de septiembre de 1858, Charles de Foucauld, emprendió en 1883 una afortunada expedición en el desierto de Marruecos que la valió la medalla de oro de la Sociedad de Geografía.

Su conversión religiosa se produjo en 1886 y tiene como consecuencia la peregrinación a Tierra Santa realizada en 1888. Tras la experiencia como trapense en Siria y como eremita en Nazaret, en 1901 fue ordenado sacerdote. Estudió el árabe y el hebreo.

«Vivió en la pobreza, en la contemplación, en la humildad, testimoniando fraternalmente el amor de Dios entre los cristianos, los judíos y los musulmanes», recordó ante Juan Pablo II durante la ceremonia de promulgación del decreto de reconocimiento de un milagro atribuido a su intercesión el cardenal José Saraiva Martins, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos.

«Para imitar la vida oculta de Jesús en Nazaret, se fue a vivir en el corazón del desierto del Sahara, en Tamanrasset» (Hoggar), añadió el purpurado portugués el 20 de diciembre pasado.

Los bereberes le llamaban «marabut». Escribió varios libros sobre los tuaregs, en particular una gramática y un diccionario francés-tuareg, tuareg-francés.

Surgió en torno a él la comunidad de los Hermanitos de Jesús, empeñados en la evangelización de los tuaregs del Sáhara.

El 1 de diciembre de 1916, a la edad de 58 años, Charles de Foucauld muere por un disparo de fusil en medio de una escaramuza entre los bereberes de Hoggar.

Diez congregaciones religiosas y ocho asociaciones de vida espiritual han surgido de su testimonio y carisma. Entre ellos, se encuentran las Hermanitas del Sagrado Corazón, las Hermanitas de Jesús, las Hermanitas del Evangelio, las Hermanitas de Nazaret, los Hermanitos de Jesús, los Hermanitos del Evangelio; así como la Fraternidad Jesús Caritas, o la Fraternidad Charles de Foucauld. (http://www.charlesdefoucauld.org/)

Padre mío,
me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.

Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí
y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.

Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío,
con todo el amor de mi corazón,
porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.

(Charles de Foucauld).

(http://es.catholic.net/sacerdotes/315/733/articulo.php?id=24830)

30 noviembre, 2021

San Andrés Apóstol

 

 

 

¡Oh!, San Andrés, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su Apóstol y amado santo. Además de ser el primero
en encontrar a Jesús y convertiros en su primer discípulo
junto con San Juan, “el evangelista”, y ambos de Juan
“el Bautista”, discípulos. Éste, viendo a Jesús pasar dijo:
“He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos, os emocionasteis y con Él,
marchasteis sin dudarlo. Mas tarde a Simón vuestro hermano,
os lo dijisteis: “Hemos encontrado al Salvador del mundo”.
Y, también él, se fue con Jesús. Vos, sois el propiciador
del “milagro de los cinco panes”, los milagros de Jesús
visteis y sus sermones escuchasteis. El Espíritu Santo
en Pentecostés os cubrió hecho lenguas de fuego. A vos,
también os consultó el apóstol San Juan, para escribir
el Evangelio Cuarto, pues dudaba el hacerlo, diciéndole:
“Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Predicasteis la Buena Nueva por las ciudades, los campos
y los montes de vuestro tiempo con valentía, milagros
y prodigios obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también “muerte” pero en forma de “equis”.
“Yo te venero ¡oh! Cruz Santa que me recuerdas la Cruz donde
murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él
en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en
tus brazos me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
Fueron vuestras palabras cuando visteis la cruz de vuestro
martirio. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega
sublime de amor, donde el mismo Cristo, os coronó de gloria;
¡Oh!, San Andrés, “vivo martirio de cruz “equis”, y de Amor por Cristo”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »

San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.

Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)

29 noviembre, 2021

San Gregorio, Taumaturgo

 SAN GREGORIO, Taumaturgo

San Gregorio

Taumaturgo

Se llama «taumaturgo» al que hace muchos milagros. A este santo le pusieron ese nombre porque según indica la tradición popular, desde tiempos de Moisés, no se había visto a un hombre conseguir tantos milagros como los que obtuvo San Gregorio.

Cuando era joven tuvo que viajar a Cesarea, en Palestina, a acompañar a una hermana; estando allá, conoció al sabio más grande de su tiempo que era Orígenes quien había puesto una escuela de teología en esa ciudad.

Al estallar la persecución de Decio en 250, San Gregorio aconsejó a los cristianos que se escondieran para que no tuvieran peligro de renegar de su fe cristiana por temor a los tormentos. Se ha hecho célebre en la historia de la Iglesia la frase que dijo este gran santo poco antes de morir. Preguntó: «¿Cuántos infieles quedan aún en la ciudad sin convertirse al cristianismo?» Le respondieron: «Quedan diecisiete», y él exclamó gozoso: «Gracias Señor: ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino 17 cristianos, y ahora no hay sino 17 paganos».

Las gentes lo invocaban después cuando hubo inundaciones y terremotos, y es que San Gregorio con sus oraciones y sacrificios logró detener terribles inundaciones que amenazaban acabar con toda los cultivos y casas de la ciudad.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=358)

28 noviembre, 2021

Domingo 1 (C) de Adviento

 

El Evangelio del domingo | parroquiesmontornes

Texto del Evangelio (Lc 21,25-28.34-36): En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «Habrá señales en el sol, en la luna y en las estrellas; y en la tierra, angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y de las olas, muriéndose los hombres de terror y de ansiedad por las cosas que vendrán sobre el mundo; porque las fuerzas de los cielos serán sacudidas. Y entonces verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria. Cuando empiecen a suceder estas cosas, cobrad ánimo y levantad la cabeza porque se acerca vuestra liberación.

»Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida, y venga aquel Día de improviso sobre vosotros, como un lazo; porque vendrá sobre todos los que habitan toda la faz de la tierra. Estad en vela, pues, orando en todo tiempo para que tengáis fuerza y escapéis a todo lo que está para venir, y podáis estar en pie delante del Hijo del hombre».

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«Estad en vela (…) orando en todo tiempo para que (…) podáis estar en pie delante del Hijo del hombre» Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, justo al comenzar un nuevo año litúrgico, hacemos el propósito de renovar nuestra ilusión y nuestra lucha personal con vista a la santidad, propia y de todos. Nos invita a ello la propia Iglesia, recordándonos en el Evangelio de hoy la necesidad de estar siempre preparados, siempre “enamorados” del Señor: «Guardaos de que no se hagan pesados vuestros corazones por el libertinaje, por la embriaguez y por las preocupaciones de la vida» (Lc 21,34).

Pero notemos un detalle que es importante entre enamorados: esta actitud de alerta —de preparación— no puede ser intermitente, sino que ha de ser permanente. Por esto, nos dice el Señor: «Estad en vela, pues, orando en todo tiempo» (Lc 21,36). ¡En todo tiempo!: ésta es la justa medida del amor. La fidelidad no se hace a base de un “ahora sí, ahora no”. Es, por tanto, muy conveniente que nuestro ritmo de piedad y de formación espiritual sea un ritmo habitual (día a día y semana a semana). Ojalá que cada jornada de nuestra vida la vivamos con mentalidad de estrenarnos; ojalá que cada mañana —al despertarnos— logremos decir: —Hoy vuelvo a nacer (¡gracias, Dios mío!); hoy vuelvo a recibir el Bautismo; hoy vuelvo a hacer la Primera Comunión; hoy me vuelvo a casar… Para perseverar con aire alegre hay que “re-estrenarse” y renovarse.

En esta vida no tenemos ciudad permanente. Llegará el día en que incluso «las fuerzas de los cielos serán sacudidas» (Lc 21,26). ¡Buen motivo para permanecer en estado de alerta! Pero, en este Adviento, la Iglesia añade un motivo muy bonito para nuestra gozosa preparación: ciertamente, un día los hombres «verán venir al Hijo del hombre en una nube con gran poder y gloria» (Lc 21,27), pero ahora Dios llega a la tierra con mansedumbre y discreción; en forma de recién nacido, hasta el punto que «Cristo se vio envuelto en pañales dentro de un pesebre» (San Cirilo de Jerusalén). Sólo un espíritu atento descubre en este Niño la magnitud del amor de Dios y su salvación (cf. Sal 84,8).

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2021-11-28)

27 noviembre, 2021

La Virgen de la Medalla Milagrosa

 

¡Oh!, Nuestra Señora, Virgen de la Medalla Milagrosa;
sólo a Vos, a quien llamamos entre otras letanías “Lucero
de la Mañana”, “Torre de Marfil” y “Salud de los Enfermos”,
pudisteis haberos aparecido a Santa Catalina Labouré,
humilde vicentina religiosa así: “Vos, veníais de blanco
vestida y junto a Vos, un globo, sobre el cual la cruz
estaba. Vos, abristeis vuestras santas manos, y de vuestros
dedos, fulgentes rayos luminosos salieron, que hacia
la tierra descendieron”. Y, Ella os dijo: “Este globo que
has visto es el mundo entero donde viven mis hijos.
Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que
yo expando sobre todos aquellos que me invocan como
Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos
que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no
me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos
quedan perdidos, porque pocas veces me rezan”. Entonces
alrededor de Vuestra cabeza una aureola se formó
con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y una voz os
dijo a vos, Catalina: “Hay que hacer una medalla semejante
a esto que estás viendo. Todas las personas que la lleven,
sentirán la protección de la Virgen”, y apareció una M,
sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María,
que hasta hoy, plasmado está, está en la Medalla Milagrosa;
¡oh!, Señora Virgen de la Medalla Milagrosa, «Vivo Amor de Dios».

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Noviembre
La Virgen de la Medalla Milagrosa

El 27 de noviembre de 1830 la Virgen Santísima se apareció a Santa Catalina Labouré, humilde religiosa vicentina, y se le apareció de esta manera: La Virgen venía vestida de blanco. Junto a Ella había un globo luciente sobre el cual estaba la cruz. Nuestra Señora abrió sus manos y de sus dedos fulgentes salieron rayos luminosos que descendieron hacia la tierra. María Santísima dijo entonces a Sor Catalina:

“Este globo que has visto es el mundo entero donde viven mis hijos. Estos rayos luminosos son las gracias y bendiciones que yo expando sobre todos aquellos que me invocan como Madre. Me siento tan contenta al poder ayudar a los hijos que me imploran protección. ¡Pero hay tantos que no me invocan jamás! Y muchos de estos rayos preciosos quedan perdidos, porque pocas veces me rezan”.

Entonces alrededor de la cabeza de la Virgen se formó un círculo o una aureola con estas palabras: “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y una voz dijo a Catalina: “Hay que hacer una medalla semejante a esto que estas viendo. Todas las personas que la lleven, sentirán la protección de la Virgen”, y apareció una M, sobre la M una cruz, y debajo los corazones de Jesús y María. Es lo que hoy está en la Medalla Milagrosa.

El Arzobispo de París permitió fabricar la medalla tal cual había aparecido en la visión, y al poco tiempo empezaron los milagros. (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Virgen_de_la_Medalla_Milagrosa.htm)

26 noviembre, 2021

San Leonardo de Puerto Mauricio

 

San Leonardo de Porto Maurizio

Oh!, San Leonardo de Porto Mauricio; vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y su amado santo y, el Franciscano
hermano aquél, que, a imitación del Divino Maestro, y de
San Francisco, vuestro hermano mayor; os entregasteis
a la maravillosa obra del predicar, de la contemplación,
de la oración, de la penitencia, el retiro, el silencio,
y la asistencia espiritual; como caminos para la patria
celeste alcanzar, guiando a la gentes de vuestro tiempo
a través de la ruta del Amor, la luz y de la esperanza.
Vos escribisteis: “En cada parroquia encontramos divisiones,
odios, riñas, pleitos y peleas. Pero al final de la misión
hacen las paces. Como llevan tres años en guerra, en estos
años el pueblo no ha recibido instrucción alguna. Los
jóvenes son disolutos, alocados y no se acercan a la iglesia,
y lo grave es que los papás no se atreven a corregirlos.
Pero a pesar de todo, los frutos que estamos consiguiendo
son muy abundantes”. A vos, también gracias damos, por
instituido haber el Sagrado Vía Crucis, en el Coliseo aquél,
que; en el que ayer, paganos impíos se deleitaban con la
sangre de los mártires cristianos y que, vos, convertisteis
en Coliseo de luz en honor del Rey de reyes, el Dios de la
Vida, el Alpha y el Omega. Vos mismo dijisteis: “Me queda
la satisfacción de que el Coliseo haya dejado de ser un
sitio de cruel distracción, para convertirse en un lugar
donde se ora y reza al único Dios Vivo y verdadero”. Y, así
y luego de haber gastado vuestra santa vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para recibir corona de luz,
como muy justo premio a vuestra entrega de amor y fe.
¡Oh!, San Leonardo de Porto Mauricio, «Viva Luz de Dios».

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado


26 de Noviembre

San Leonardo de Puerto Mauricio
Predicador

Año 1751

Este santo ha sido uno de los mejores predicadores que ha tenido Italia, y logró popularizar por todo el país el rezo del santo Víacrucis. Nació en Puerto Mauricio (Italia) en 1676.

Estudió con los jesuitas en Roma. Y a los 21 años logró entrar en la Comunidad de los franciscanos. Una vez ordenado sacerdote se dedicó con gran éxito a la predicación pero uniendo este apostolado al más estricto cumplimiento de los Reglamentos de su comunidad, y dedicando largos tiempos al silencio y a la contemplación. Decía que hay que hacer penitencia para que el cuerpo no esclavice el alma y que es necesario dedicar buenos tiempos al silencio para tener oportunidad de que Dios nos hable y de que logremos escuchar sus mensajes.

Fue nombrado superior del convento franciscano de Florencia y allí exigía la más rigurosa obediencia a los severos reglamentos de la comunidad, y no recibía ayuda en dinero de nadie ni cobraba por la celebración de las misas. Como penitencia, él y sus frailes vivían únicamente de lo que recogían por las calles pidiendo limosna de casa en casa. Su convento se llenó de religiosos muy fervorosos y con ellos empezó a predicar grandes misiones por pueblos, campos y ciudades.

Un párroco escribía: “Bendita sea la hora en que se me ocurrió llamar al Padre Leonardo a predicar en mi parroquia. Sólo Dios sabe el gran bien que ha hecho aquí. Su predicación llega al fondo de los corazones. Desde que él está predicando no dan abasto todos los confesores de la región para confesar los pecadores arrepentidos”.

El Padre Leonardo fundó una casa en medio de las más solitarias montañas, para que allá fueran a pasar unas semanas los religiosos que desearan hacer una época de desierto en su vida. En esta casa había que guardar el más absoluto silencio y no comer carne, sino solamente frutas y verduras. Había que dedicar bastante tiempo al rezo de los salmos, y hubo varios religiosos que rezaron allí hasta nueve horas diaria. Volvían a sus casas totalmente enfervorizados. El mismo santo se iba de vez en cuando a esa soledad a meditar, en absoluto silencio, y decía: “Hasta ahora he estado predicando a otros. En estos días tengo que predicarle a Leonardo”.

Se fue a Roma a predicar unos días y allá lo tuvo el santo Padre predicando por seis años en la ciudad y sus alrededores. Al fin el Duque de Médicis, envió un navío con la orden expresa de volverlo a llevar a Florencia porque allá necesitaban mucho de su predicación. Las gentes acudían en tal cantidad a escuchar sus sermones, que con frecuencia tenía que predicar en las plazas porque los oyentes no cabían en los templos. Las conversiones eran numerosas y admirables.

San Leonardo estimaba muchísimo el rezo del Santo Viacrucis (las 14 estaciones del viaje de Jesús hacia la cruz). A él se debe que esta devoción se volviera tan popular y tan estimada entre la gente devota. Como penitencia en la confesión ponía casi siempre rezar un Viacrucis, y en sus sermones no se cansaba de recomendar esta práctica piadosa. En todas las parroquias donde predicaba dejaba instaladas solemnemente las 14 estaciones del Viacrucis. Logró erigir el Viacrucis en 571 parroquias de Italia.

Otras tres devociones que propagaba por todas partes eran la del Santísimo Sacramento, la del Sagrado Corazón de Jesús y la del Inmaculado Corazón de María. En este tiempo esas devociones estaban muchísimo menos popularizadas que ahora. A San Leonardo se le ocurrió una idea que después obtuvo mucho éxito: recoger firmas en todo el mundo para pedirle al Sumo Pontífice que declarara el dogma de la Inmaculada Concepción. Esto se hizo después en el siglo XIX y el resultado fue maravilloso: millones y millones de firmas llegaron a Roma, y así los católicos de todo el mundo declararon que estaban convencidos de que María sí fue concebida sin pecado original.

Daba dirección espiritual a muchas personas por medio de cartas. Se conservan 86 cartas que dirigió a una misma persona tratando de llevarla hacia la santidad.

Se le encomendó ir a predicar a la Isla de Córcega que estaba en un estado lamentable de abandono espiritual. Fue la más difícil de todas las misiones que tuvo que predicar. Él escribía: “En cada parroquia encontramos divisiones, odios, riñas, pleitos y peleas. Pero al final de la misión hacen las paces. Como llevan tres años en guerra, en estos años el pueblo no ha recibido instrucción alguna. Los jóvenes son disolutos, alocados y no se acercan a la iglesia, y lo grave es que los papás no se atreven a corregirlos. Pero a pesar de todo, los frutos que estamos consiguiendo son muy abundantes”.

El Sumo Pontífice lo mandó volver a Roma para que se dedicara a predicar Retiros y Ejercicios a religiosos y monjas. Y el éxito de sus predicaciones era impresionante. San Leonardo logró entonces cumplir algo que había deseado durante muchos años: poder erigir un Viacrucis en el Coliseo de Roma (que era un estadio inmenso para los espectáculos de los antiguos romanos, en el cual cabían 80,000 espectadores. Fue construido en tiempos de Vespasiano y Tito, año 70, y siempre había estado destinado a fines no religiosos. Sus impresionantes ruinas se conservan todavía). Desde San Leonardo se ha venido rezando el Viernes Santo el Viacrucis en el Coliseo, y casi siempre lo preside el Sumo Pontífice. El santo escribió entonces: “Me queda la satisfacción de que el Coliseo haya dejado de ser simplemente un sitio de distracción, para convertirse en un lugar donde se reza”.

Ya muy anciano y muy desgastado de tanto trabajar y hacer penitencia, y después de haber pasado 43 años recorriendo todo el país predicando misiones, tuvo que hacer un largo viaje en pleno invierno. El Sumo Pontífice le mandó que ya no viajara a pie, sino en carroza, pero por el camino se destrozó el carruaje en el que viajaba y tuvo que seguir a pie, lo cual lo fatigó inmensamente.

El 26 de noviembre llegó a Roma y cayó en cama. En seguida envió un mensaje al Papa contándole que había obedecido su orden de volver a esa ciudad. A las nueve de la noche llegó un Monseñor con un mensaje muy afectuoso del Sumo Pontífice y una hora después murió nuestro santo. Era el año 1751.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Leonardo_de_Puerto_Mauricio.htm)

25 noviembre, 2021

Santa Catalina de Alejandría, Mártir

 

SANTA CATALINA DE ALEJANDRIA, Mártir

¡Oh!; Santa Catalina de Alejandría, vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada mártir, pues, vuestro ingenio,
sabiduría y fortaleza de ánimo os catapultaron en vida
a alcanzar los cielos eternos por amor a Cristo Jesús, Dios
y Señor Nuestro. Con vuestra santa vida, no hicisteis otra
cosa que, la de aleccionar a los cristianos de vuestro tiempo
y estimularlos en su fidelidad a Cristo. Vuestra belleza
e inteligencia os distinguieron en Alejandría, pues versada
como erais en filosofía, buscabais siempre la verdad. Por
ello, os bautizasteis cristiana. Y, desde allí, recriminasteis
al emperador por su conducta y lo callasteis con vuestra
rectitud de obrar. Enfrentasteis a los sabios del imperio
y descubristeis sus sofismas tanto así, que, los convertisteis
a vuestra fe. Nadie osó venceros en el campo de la razón,
pero, sí, os vencieron por la fuerza de las armas, con aquella
rueda con cuchillas, y la espada que, os cortó vuestra cabeza.
Vos, representáis lo recto, lo justo y lo sublime y, por ello,
lista estabais para dar la vida por la Verdad y la disteis.
Hoy, vuestras reliquias en el monte Sinaí se veneran, y también
en el monasterio que vuestro nombre lleva. Por ello, vos, sois,
la Santa Patrona de los buscadores de la sabiduría y la verdad,
y de los estudiantes y solteras de todo el orbe de la tierra;
¡Oh!; Santa Catalina; “viva novia de la Verdad y de la Sabiduría de Dios”.

© 2021 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Noviembre
Santa Catalina de Alejandría
Mártir

Martirologio Romano: Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.)

La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.

Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte, según la “passio”, son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos en el curso del tiempo.

Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este “hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente”, según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, “el mundo para él era un juguete”. Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.

Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.

Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.

¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=746)