16 marzo, 2022

San José Gabriel del Rosario Brochero, "Santo Cura Brochero"

 

San José del Rosario Brochero

¡Oh! San José Gabriel del Rosario Brochero, vos, sois el hijo
del dios de la Vida, y su amado santo, por ser vos, modelo de
vida por vuestro “celo misionero, vuestra predicación evangélica
y vuestra vida pobre y entregada es modelo para todos”. “El
Cura Brochero tiene la actualidad del Evangelio, es un pionero
en salir a las periferias geográficas y existenciales para
llevar a todos el amor, la misericordia de Dios. No se quedó
en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó
enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente,
como un sacerdote callejero de la fe” dijo de vos Francisco
Papa. Vos, también tuvisteis un rol importante durante la
epidemia de cólera que se desató en Córdoba. “Se le veía correr
de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el religioso
consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo las miserias
de sus deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares,
más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida”, dijo
vuestro amigo Ramón Cárcano. Vos partisteis de esta tierra
ciego y contagiado de la lepra. El Padre Guido Ricotti, actual
párroco de Villa Cura Brochero afirmó: “Murió de la forma en
que vivió, con mucha humildad y sencillez”. A vos, os declararon
venerable por San Juan Pablo II, beato por Benedicto XVI
que validó el milagro que permitió beatificaros y que consistió
en la recuperación total, sin explicación médica o científica,
de un niño con diagnóstico de daño neurológico masivo, al punto
de haber quedado en estado vegetativo, tras sufrir un grave
accidente vial. Vos, fuisteis beatificado en la villa que lleva
vuestro nombre: «Villa Cura Brochero», en una Misa cuya multitud
incontable, fue presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto
de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado del
Papa Francisco. El Santo Padre aprobó el milagro que posibilitó
vuestra canonización y que la curación y recuperación de la niña
Camila Brusotti, que había quedado al borde de la muerte tras
ser víctima de una golpiza feroz. La gracia de Dios, por la
intercesión de vos, hizo posible su total recuperación. !Aleluya!
¡Oh!, San José Gabriel del Rosario, «vivo Amor por el Dios Vivo»

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


16 de Marzo

San José del Rosario Brochero

El P. José Gabriel del Rosario Brochero, más conocido como el Cura Brochero, fue proclamado santo el 16 de octubre del 2016, convirtiéndose en el segundo santo argentino después de Héctor Valdivieso Sáenz. El 4 de noviembre de ese año, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos notificó a la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) que el “cura gaucho”, como también se le conoce, sería canonizado y se le nombraría patrono del clero argentino.

El día del anuncio de su canonización, la CEA divulgó un comunicado expresando que el Cura Brochero constituía un modelo de vida por su “celo misionero, su predicación evangélica y su vida pobre y entregada… es modelo para todos”. Además, los obispos de Argentina lo declararon “imagen viva de lo que hoy el Papa Francisco nos invita como Iglesia en salida”.

El Papa siente especial admiración por el Santo Cura Brochero, como lo dejó en claro en 2013 cuando en una misiva escribió: “El Cura Brochero tiene la actualidad del Evangelio, es un pionero en salir a las periferias geográficas y existenciales para llevar a todos el amor, la misericordia de Dios… No se quedó en el despacho parroquial, se desgastó sobre la mula y acabó enfermando de lepra, a fuerza de salir a buscar a la gente, como un sacerdote callejero de la fe”, resaltó en esa ocasión el Santo Padre.

José Gabriel del Rosario Brochero nació el 16 de marzo de 1840, en el paraje Carreta Quemada, cerca de Santa Rosa de Río Primero, en el norte de Córdoba (Argentina). Fue ordenado sacerdote el 4 de noviembre de 1866.

Tras desempeñar su ministerio sacerdotal en la catedral de Córdoba y ser prefecto de estudios del Colegio seminario Nuestra Señora de Loreto, el 19 de noviembre de 1869 fue elegido vicario del departamento San Alberto, territorio de unos 10 mil habitantes, y de toda Traslasierra. Se instaló entonces en Villa del Tránsito, la localidad que desde 1916 lleva su nombre.

Más adelante, el Padre Brochero jugó un papel decisivo durante la epidemia de cólera que se desató en Córdoba. “Se le veía correr de enfermo en enfermo, ofreciendo al moribundo el religioso consuelo, recogiendo su última palabra y cubriendo las miserias de sus deudos. Este ha sido uno de los períodos más ejemplares, más peligrosos, más fatigantes y heroicos de su vida”, señaló uno de sus amigos, Ramón J. Cárcano.

El “cura gaucho” murió ciego, contagiado de la lepra. El P. Guido Ricotti,actual párroco de Villa Cura Brochero afirmó: “Murió de la forma en que vivió, con mucha humildad y sencillez”.

El Cura Brochero fue declarado venerable en febrero de 2004 por San Juan Pablo II. El 20 de diciembre de 2012, Benedicto XVI firmó el decreto de beatificación que validaba el milagro que permitió beatificarlo. Este consistió en la recuperación total, sin explicación médica o científica, de un niño con diagnóstico de daño neurológico masivo, al punto de haber quedado en estado vegetativo, tras sufrir un grave accidente vial.

El Santo Cura Brochero fue beatificado el 14 de septiembre de 2013 en la Villa Cura Brochero, en Córdoba (Argentina), en una Misa multitudinaria presidida por el Cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y enviado del Papa Francisco.

En enero del 2016 el Santo Padre aprobó el milagro que posibilitó su canonización. Se trató de la curación y recuperación de la niña Camila Brusotti, de San Juan, Argentina, que había quedado al borde de la muerte tras ser víctima de una golpiza feroz. Una vez más, los daños eran de tal magnitud que una recuperación era imposible desde el punto de vista científico. La gracia de Dios, por intercesión del Santo, hizo posible que la niña se recupere completamente.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-al-cura-brochero-sacerdote-argentino-que-inspira-al-papa-francisco-62573)

15 marzo, 2022

San Longinos, Mártir

 Hoy se recuerda a San Longinos, el soldado romano que traspasó el costado de Cristo

 ¡Oh! San Longinos, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su mártir y amado santo, y que, por órdenes de Pilatos,
estuvisteis con otros soldados al pie de la cruz de Nuestro
Señor y fuisteis el que traspasó su costado con una lanza.
Además, sois quien, al ver los terremotos y estruendos
de la naturaleza que se produjeron a la muerte de Cristo,
pronunciasteis la frase que os hizo el primer convertido
a la fe cristiana: «Verdaderamente, Este era Hijo de Dios».
Vos, estabais quedando ciego y al dar la lanzada, una gota
del Salvador cayó sobre vuestros ojos y os dejó sano al instante;
y por ello, abandonasteis la carrera de soldado y después
de haber sido instruido por los apóstoles, llevasteis una
vida monástica en Cesárea, donde ganasteis muchas almas
para Cristo por medio de la palabra y del ejemplo. Pero,
pronto caísteis en manos de los perseguidores, que os
llevaron a juicio y como vos, os rehusasteis a ofrecer
sacrificios, el gobernador ordenó que se os quebrantaran
a golpes todos vuestros dientes y que, os cortaran la
lengua. Sin embargo, vos, cogisteis una hacha y redujisteis
a polvo los ídolos, de donde salió una horda de demonios
que se apoderó del gobernador y sus ayudantes, que
comenzaron a dar gritos y gemidos espeluznantes. Vos,
fuisteis hacia el gobernador y le dijisteis que solo con
vuestra muerte podría ser curado, por lo que fuisteis
condenado a ser decapitado. Y, por increíble que parezca
tan pronto os ejecutaron, el gobernador se arrepentió
y en el mismo momento recuperó la cordura y terminó su
vida haciendo buenas obras, hasta el final de sus días;
¡Oh! San Longinos, «vivo siervo al pie de la Cruz de Cristo».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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15 de Marzo

San Longinos

San Longinos fue el centurión que por órdenes de Pilatos, estuvo con otros soldados al pie de la cruz de Nuestro Señor y el que traspasó su costado con una lanza. Longinos fue quien, al ver las portentosas convulsiones de la naturaleza que se produjeron a la muerte de Cristo, pronunció la famosa frase que le hizo el primer convertido a la fe cristiana: «Verdaderamente, Este era Hijo de Dios».

También se dice que se estaba quedando ciego y al dar la lanzada, una gota del Salvador cayó sobre sus ojos y lo dejó sano al instante; por tal razón, abandonó la carrera de soldado y después de haber sido instruido por los apóstoles, llevó una vida monástica en Cesárea, Capadocia, donde ganó muchas almas para Cristo por medio de palabras y ejemplo.

Muy pronto cayó en manos de los perseguidores, que lo llevaron a juicio y como se rehusó a ofrecer sacrificio, el gobernador ordenó que se le quebrantaran a golpes todos los dientes y que le cortaran la lengua. Sin embargo, el santo cogió una hacha y redujo a fragmentos los ídolos, de donde salió una horda de demonios que se apoderó del gobernador y sus ayudantes, que comenzaron a dar gritos y gemidos.

Longinos fue hacia el gobernador y le dijo que solo con su muerte podrá ser curado, por lo que fue condenado a ser decapitado. Tan pronto fue ejecutado el santo, el gobernador mostró su arrepentimiento y en el mismo momento recuperó la cordura y terminó su vida haciendo toda clase de buenas obras.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=82)

14 marzo, 2022

Santa Matilde Reina

 Leamos la BIBLIA: Santa Matilde Reina

 

¡Oh!; Santa Matilde, vos, sois la hija de Dios de la Vida,
y su amada santa, que honor hicisteis al significado de
vuestro nombre: “valiente en la batalla”. Desde niña
fuisteis piadosa y caritativa para con los pobres. Os
casasteis con Enrique de Sajonia, en matrimonio feliz.
Él, muchos triunfos obtuvo en la lucha por defender Alemania
de las invasiones extranjeras, todos gracias a vuestras
oraciones. Cuando fue nombrado rey vuestro esposo y vos, reina,
no dejasteis vuestros modos humildes y piadosos de vivir.
En vuestro palacio, parecíais más, una buena mamá que una
reina, y vuestra piedad, semejante era al de una religiosa
que, al de una mujer de mundo; pues erais muy generosa al
repartir limosnas entre los pobres y desposeidos. Vuestro
esposo, jamás os pidió cuentas de los gastos que vos hacíais,
porque convencido estaba de que todo lo repartíais a los más
necesitados. Cuando quedasteis viuda, ofrecisteis una Misa
por el descanso del alma de vuestro esposo y arrodillándoos
ante el Santo Sacramento os quitasteis todas vuestras joyas
y las dejasteis como ofrenda ante el altar y ofrecisteis
a Dios el sacrificio de no volver a usar joyas nunca más.
Otón y Enrique, vuestros hijos, luego de disputar el poder
entre ellos, hicieron las paces, gracias a vos, pero entonces
ambos os acusaron de que todo el dinero que vos afirmabais
haber entregado a los pobres, lo teníais guardado y os
sometieron a humillaciones y vejámenes innombrables, pero,
jamás hallaron ni un céntimo. Vos, decías con fino humor:
“Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se
unieron”. Más tarde, os pidieron perdón y, os trajeron
a palacio, permitiéndoos seguir repartiendo limosnas a cuantos
os lo pedían. Otón, os amaba y veneraba tanto que, cuando
lo coronaron en Roma, os dejó encargada del gobierno de
Alemania. Cuando cumplisteis setenta años y viendo ya pasar
a la eternidad, repartisteis entre los más pobres todas
vuestras posesiones y así, rodeada de vuestros hijos y nietos,
voló vuestra santa alma al cielo para coronada ser de luz,
como premio a vuestro gran amor. Patrona de los Matrimonios
y familias numerosas de todo el orbe de la tierra.!Aleluya!
¡Oh!; Santa Matilde, “vivo Amor y Paz del Dios de la Vida.”

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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14 de Marzo
Santa Matilde
Reina

Petición

Matilde; reina santa y generosa: haz que todas las mujeres del mundo que tienen altos puestos o bienes de fortuna, sepan compartir sus bienes con los pobres con toda la generosidad posible, para que así se ganen los premios del cielo con sus limosnas en la tierra.

Matilde significa: “valiente en la batalla”. Era descendiente del famoso guerrero Widukind e hija del duque de Westfalia. Desde niña fue educada por las monjas del convento de Erfurt y adquirió una gran piedad y una fortísima inclinación hacia la caridad para con los pobres.

Muy jóven se casó con Enrique, duque de Sajonia (Alemania). Su matrimonio fue excepcionalmente feliz. Sus hijos fueron: Otón primero, emperador de Alemania; Enrique, duque de Baviera; San Bruno, Arzobispo de Baviera; Gernerga, esposa de un gobernante; y Eduvigis, madre del famoso rey francés, Hugo Capeto.

Su esposo Enrique obtuvo resonantes triunfos en la lucha por defender su patria, Alemania, de las invasiones de feroces extranjeros. Y él atribuía gran parte de sus victorias a las oraciones de su santa esposa Matilde.

Enrique fue nombrado rey, y Matilde al convertirse en reina no dejó sus modos humildes y piadosos de vivir. En el palacio real más parecía una buena mamá que una reina, y en su piedad se asemejaba más a una religiosa que a una mujer de mundo. Ninguno de los que acudían a ella en busca de ayuda se iba sin ser atendido.

Era extraordinariamente generosa en repartir limosnas a los pobres. Su esposo casi nunca le pedía cuentas de los gastos que ella hacía, porque estaba convencido de que todo lo repartía a los más necesitados. Tampoco se disgustaba por las frecuentes prácticas de piedad a que ella se dedicaba, la veía tan bondadosa y tan fiel que estaba convencido de que Dios estaba contento de su santo comportamiento.

Después de 23 años de matrimonio quedó viuda, al morir su esposo Enrique. Cuando supo la noticia de que él había muerto repentinamente de un derrame cerebral, ella estaba en el templo orando. Inmediatamente se arrodilló ante el Santísimo Sacramento y ofreció a Dios su inmensa pena y mandó llamar a un sacerdote para que celebrara una misa por el descanso eterno del difunto. Terminada la misa, se quitó todas sus joyas y las dejó como un obsequio ante el altar, ofreciendo a Dios el sacrificio de no volver a emplear joyas nunca más.

Su hijo Otón primero fue elegido emperador, pero el otro hermano Enrique, deseaba también ser jefe y se declaró en revolución. Otón creyó que Matilde estaba de parte de Enrique y la expulsó del palacio. Ella se fue a un convento a orar para que sus dos hijos hicieran las paces. Y lo consiguió. Enrique fue nombrado Duque de Baviera y firmó la paz con Otón. Pero entonces a los dos se les ocurrió que todo ese dinero que Matilde afirmaba que había gastado en los pobres, lo tenía guardado. Y la sometieron a pesquisas humillantes. Pero no lograron encontrar ningún dinero. Ella decía con humor: “Es verdad que se unieron contra mí, pero por lo menos se unieron”.

Y sucedió que a Enrique y a Otón empezó a irles muy mal y comenzaron a sucederles cosas muy desagradables. Entonces se dieron cuenta de que su gran error había sido tratar tan mal a su santa madre. Y fueron y le pidieron humildemente perdón y la llevaron otra vez a palacio y le concedieron amplia libertad para que siguiera repartiendo limosnas a cuantos le pidieran.

Ella los perdonó gustosamente. Y le avisó a Enrique que se preparara a bien morir porque le quedaba poco tiempo de vida. Y así le sucedió.

Otón adquirió tan grande veneración y tan plena confianza con su santa madre, que cuando se fue a Roma a que el Sumo Pontífice lo coronara emperador, la dejó a ella encargada del gobierno de Alemania.

Sus últimos años los pasó Matilde dedicada a fundar conventos y a repartir limosnas a los pobres. Otón, que al principio la criticaba diciendo que era demasiado repartidora de limosnas, después al darse cuenta de la gran cantidad de bendiciones que se conseguían con las limosnas, le dio amplia libertad para dar sin medida. Dios devolvía siempre cien veces más.

Cuando Matilde cumplió sus 70 años se dispuso a pasar a la eternidad y repartió entre los más necesitados todo lo que tenía en sus habitaciones, y rodeada de sus hijos y de sus nietos, murió santamente el 14 de marzo del año 968.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Matilde.htm)

13 marzo, 2022

Domingo II (C) de Cuaresma

 

 TEOLOGIA PASTORAL Y LA TECNOLOGIA: Segundo Domingo De Cuaresma. Una  Reflexión

Texto del Evangelio (Lc 9,28-36): En aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, Juan y Santiago, y subió al monte a orar. Y sucedió que, mientras oraba, el aspecto de su rostro se mudó, y sus vestidos eran de una blancura fulgurante, y he aquí que conversaban con Él dos hombres, que eran Moisés y Elías; los cuales aparecían en gloria, y hablaban de su partida, que iba a cumplir en Jerusalén.

Pedro y sus compañeros estaban cargados de sueño, pero permanecían despiertos, y vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con Él. Y sucedió que, al separarse ellos de Él, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, bueno es estarnos aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías», sin saber lo que decía. Estaba diciendo estas cosas cuando se formó una nube y los cubrió con su sombra; y al entrar en la nube, se llenaron de temor. Y vino una voz desde la nube, que decía: «Este es mi Hijo, mi Elegido; escuchadle». Y cuando la voz hubo sonado, se encontró Jesús solo. Ellos callaron y, por aquellos días, no dijeron a nadie nada de lo que habían visto.

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«Jesús subió al monte a orar» Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)

Hoy, segundo domingo de Cuaresma, la liturgia de la palabra nos trae invariablemente el episodio evangélico de la Transfiguración del Señor. Este año con los matices propios de san Lucas.

El tercer evangelista es quien subraya más intensamente a Jesús orante, el Hijo que está permanentemente unido al Padre a través de la oración personal, a veces íntima, escondida, a veces en presencia de sus discípulos, llena de la alegría del Espíritu Santo.

Fijémonos, pues, que Lucas es el único de los sinópticos que comienza la narración de este relato así: «Jesús (…) subió al monte a orar» (Lc 9,28), y, por tanto, también es el que especifica que la transfiguración del Maestro se produjo «mientras oraba» (Lc 9,29). No es éste un hecho secundario.

La oración es presentada como el contexto idóneo, natural, para la visión de la gloria de Cristo: cuando Pedro, Juan y Santiago se despertaron, «vieron su gloria» (Lc 9,32). Pero no solamente la de Él, sino también la gloria que ya Dios manifestó en la Ley y los Profetas; éstos —dice el evangelista— «aparecían en gloria» (Lc 9,31). Efectivamente, también ellos encuentran el propio esplendor cuando el Hijo habla al Padre en el amor del Espíritu. Así, en el corazón de la Trinidad, la Pascua de Jesús, «su partida, que iba a cumplir en Jerusalén» (Lc 9,31) es el signo que manifiesta el designio de Dios desde siempre, llevado a término en el seno de la historia de Israel, hasta el cumplimiento definitivo, en la plenitud de los tiempos, en la muerte y la resurrección de Jesús, el Hijo encarnado.

Nos viene bien recordar, en esta Cuaresma y siempre, que solamente si dejamos aflorar el Espíritu de piedad en nuestra vida, estableciendo con el Señor una relación familiar, inseparable, podremos gozar de la contemplación de su gloria. Es urgente dejarnos impresionar por la visión del rostro del Transfigurado. A nuestra vivencia cristiana quizá le sobran palabras y le falta estupor, aquel que hizo de Pedro y de sus compañeros testigos auténticos de Cristo viviente.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Que nadie se avergüence de la cruz de Cristo, gracias a la cual el mundo ha sido redimido. El Señor echó sobre sí toda la debilidad de nuestra condición, y, si nos mantenemos en su amor, venceremos lo que él venció y recibiremos lo que prometió» (San León Magno)
  • «Jesús toma la decisión de mostrar a Pedro, Santiago y Juan una anticipación de su gloria, aquella que tendrá después de la Resurrección, para confirmarlos en la fe y alentarlos a seguirlo en el camino de la prueba, en el camino de la Cruz» (Francisco)
  • «Por un instante, Jesús muestra su gloria divina, confirmando así la confesión de Pedro. Muestra también que para ‘entrar en su gloria’ (Lc 24,26), es necesario pasar por la Cruz en Jerusalén. Moisés y Elías habían visto la gloria de Dios en la Montaña; la Ley y los profetas habían anunciado los sufrimientos del Mesías. La Pasión de Jesús es la voluntad por excelencia del Padre: el Hijo actúa como siervo de Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 555)

( https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-03-13)

 

12 marzo, 2022

San Luis Orione Fundador de la Pequeña Obra de la Divina Providencia y de la Congregación de las Pequeñas Religiosas Misioneras de la Caridad

 


 

¡Oh!, San Luis Orione, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y alumno de San Juan Bosco, por ello, sus pasos
seguisteis, fundando colegios para los pobres y desposeídos.
Instituisteis un nuevo y especial voto: “fidelidad al Papa”.
Vuestro sueño, la unión de las Iglesias separadas, y que, ójala,
así sea. La libertad, la unidad de la Iglesia, la “cuestión
romana”, el modernismo, el socialismo y, la cristianización
del mundo obrero, fueron los problemas por los que os interesasteis
con sublime esperanza. En medio de devastadores terremotos,
la mano tendisteis a vuestros hermanos de aquél tiempo. Sin
duda la “Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras
de la Caridad”, las “Hermanas Adoratrices Sacramentinas Invidentes”,
y las “Contemplativas de Jesús Crucificado”, para gloria de Dios
Padre, fundasteis. Los “Pequeños Cottolengos”, para los que sufren
y los abandonados, fueron los “nuevos púlpitos” desde los cuales
se hablaba de Cristo, y de la Iglesia. América y Euopa saben de vos,
y, de vuestra entrega de amor, y más; Nuestra Señora a quien os
encomendabais vuestro trabajo y la paz del mundo. Vos, decíais:
“no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre
los pobres que son Jesucristo”. Y, así, cumplida vuestra misión
vuestra alma, abandonó este mundo suspirando: “!Jesús! !Jesús!
Voy”. Y, Dios Padre, os recibió, para coronaros con corona de luz
como justo premio a vuestra entrega increible de amor, fe y luz.
Vuestro cuerpo incorrupto en la primera exhumación, fue puesto
en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la Guardia
de Tortona y, Juan Pablo II, inscribió vuestro nombre como Beato;
¡oh!, San Luis Orione, “Vivo amor por el Dios de la Vida y del Amor”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Marzo
San Luis Orione
Fundador de la Pequeña
Obra de la Divina Providencia y de la Congregación de las
Pequeñas Religiosas Misioneras de la Caridad

Luis Orione nació en Pontecurone, diócesis de Tortona, el 23 de junio de 1872. A los 13 años fue recibido en el convento franciscano de Voghera (Pavía) que abandonó después de un año por motivos de salud. De 1886 a 1889 fue alumno de San Juan Bosco en el Oratorio de Valdocco de Turín.

El 16 de octubre de 1889 entró en el seminario de Tortona. Siendo todavía un joven clérigo, se dedicó a vivir la solidaridad con el prójimo en la Sociedad de Mutuo Socorro San Marciano y en la Conferencia de San Vicente. El 3 de julio de 1892, abrió en Tortona el primer Oratorio para cuidar la educación cristiana de los jóvenes. Al año siguiente, el 15 de octubre de 1893, Luis Orione, un clérigo de 21 años, abrió un colegio para chicos pobres en el barrio San Bernardino.

El 13 de abril de 1895, Luis Orione fue ordenado sacerdote y, al mismo tiempo, el Obispo impuso el hábito clerical a seis alumnos de su colegio. En poco tiempo, Don Orione abrió nuevas casas en Mornico Losana (Pavía), en Noto (Sicilia), en Sanremo, en Roma.

Alrededor del joven Fundador crecieron clérigos y sacerdotes que formaron el primer núcleo de la Pequeña Obra de la Divina Providencia. En 1899 inició la rama de los ermitaños de la Divina Providencia. El Obispo de Tortona, Mons. Igino Bandi, con Decreto del 21 de marzo de 1903, reconoció canónicamente a los Hijos de la Divina Providencia (sacerdotes, hermanos coadjutores y ermitaños), congregación religiosa masculina de la Pequeña Obra de la Divina providencia, dedicada a «colaborar para llevar a los pequeños, los pobres y el pueblo a la Iglesia y al Papa, mediante las obras de caridad», profesando un IV voto de especial «fidelidad al Papa».En las primeras Constituciones de 1904, entre los fines de la nueva Congregación aparece el de trabajar «para alcanzar la unión de las Iglesias separadas».

Animado por una gran pasión por la iglesia y por la salvación de las almas, se interesó activamente por los problemas emergentes en aquel tiempo, como la libertad y la unidad de la Iglesia, la «cuestión romana», el modernismo, el socialismo, la cristianización de las masas obreras.

Socorrió heroicamente a las poblaciones damnificadas por los terremotos de Reggio y de Messina (1908) y por el de la Marsica (1915). Por deseo de Pío X fue Vicario General de la diócesis de Messina durante tres años.

A los veinte años de la fundación de los Hijos de la Divina Providencia, como en «una única planta con muchas ramas», el 29 de junio de 1915 dio inicio a la Congregación de las Pequeñas Hermanas Misioneras de la Caridad, animadas por el mismo carisma fundacional y, en el 1927, las Hermanas adoratrices Sacramentinas invidentes, a las que se añadirán después las Contemplativas de Jesús Crucificado.

Organizó a los laicos en las asociaciones de las «Damas de la Divina Providencia», los «Ex Alumnos» y los «Amigos». Después tomará cuerpo el Instituto Secular Orionino y el Movimiento Laical Orionino.

Después de la primera guerra mundial (1914-1918) se multiplicaron las escuelas, colegios, colonias agrícolas, obras caritativas y asistenciales. Entre las obras más características, creó los «Pequeños Cottolengos», para los que sufren y los abandonados, surgidos en la periferia de las grandes ciudades como «nuevos púlpitos» desde los que hablar de Cristo y de la Iglesia, «faros de fe y de humanidad».

El celo misionero de Don Orione, que ya se había manifestado con el envío a Brasil en 1913 de sus primeros religiosos, se extendió después a Argentina y Uruguay (1921), Inglaterra (1935) y Albania (1936). En 1921-1922 y en 1934-1937, él mismo realizó dos viajes a América Latina, Argentina, Brasil y Uruguay, llegando hasta Chile.

Gozó de la estima personal de los Papas y de las autoridades de la Santa Sede, que le confiaron numerosos y delicados encargos para resolver problemas y curar heridas tanto dentro de la Iglesia como en las relaciones con el mundo civil. Fue predicador, confesor y organizador infatigable de peregrinaciones, misiones, procesiones, «belenes vivientes» y otras manifestaciones populares de la fe. Muy devoto de la Virgen, promovió su devoción por todos los medios y, con el trabajo manual de sus clérigos, construyó los santuarios de la Virgen de la Guardia en Tortona y de la Virgen de Caravaggio en Fumo.

En el invierno de 1940, intentando aliviar los problemas de corazón y pulmones que sufría, fue a la casa de Sanremo, aunque, como decía, «no es entre las palmeras donde deseo vivir y morir, sino entre los pobres que son Jesucristo». Después de tan sólo tres días, rodeado del afecto de sus hermanos, Don Orione falleció el 12 de marzo de 1940, suspirando «!Jesús! !Jesús! Voy».

Su cuerpo, intacto en el momento de la primera exhumación en 1965, fue puesto en un lugar de honor en el santuario de la Virgen de la Guardia de Tortona, después de que, el 26 de octubre de 1980, Juan Pablo II inscribiera su nombre en el elenco de los Beatos.

Su Santidad Juan Pablo II lo canonizó el 16 de Mayo de 2004.

Reproducido con autorización de Vatican.va

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=23821)

11 marzo, 2022

San Sofronio de Jerusalén

 


 

¡Oh! San Sofronio de Jerusalén, vos sois el hijo del Dios de la Vida,
y su amado santo. Muy joven, os sentisteis atraído por todo lo que
fuera aprender, siendo antes de ser monje, profesor de retórica. Por
ello, os llamaron “el escolástico” o “el sofista” y luego entrasteis
como monje en el monasterio de San Teodosio, cerca de Jerusalén.
En Alejandría conocisteis a San Juan Moshu, autor del escrito ascético
“El prado espiritual” o “el jardín de los limoneros”, continuadora
del Patericon Egipcio. Os convertisteis en su discípulo y juntos
peregrinaron a través de Siria, Palestina, Egipto y Roma. Muerto
San Juan Moshu en Roma, vos, volvisteis a Jerusalén llevándoos el
cuerpo de San Juan, a quien sepultasteis en el monasterio de San
Teodosio. Junto con San Máximo «el Confesor», vos, comenzasteis
a luchar contra los monotelitas, apoyada por el emperador bizantino
Heraclio I. Los miafisitas creían que en Cristo había una sola
naturaleza: la divina. Vos, fuisteis elegido patriarca de Jerusalén
y en vuestro discurso ante quienes lo eligieron, rechazasteis
la enseñanza monotelita, que fue enviada en forma de carta encíclica
al Papa Honorio y a todos los demás patriarcas, en la que incluía,
numerosas citas de fuentes patrísticas, apoyando la existencia de
las dos naturalezas en Cristo, la Divna y la Humana. Vos, además
participasteis en la lucha por la defensa de Jerusalén, pero os visteis
forzado a mediar sobre las condiciones de la rendición de la Ciudad
Santa con los conquistadores árabes, cuando fue tomada por Omar.
Un día delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro,
invitasteis a Omar a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo
que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre
esta iglesia, e increíblemente las cosas sucedieron exactamente así,
pues más tarde, todas las iglesias en las que Omar entró fueron
transformadas en mezquitas, lo que no ocurrió con la Iglesia del
Santo Sepulcro, que hasta el día de hoy y para gloria del Dios Vivo
y eterno, se ha mantenido como santuario cristiano. Vos, además
tuvisteis éxito en la obtención de determinados derechos civiles
y religiosos para los cristianos, pero a cambio de pagar anualmente
un tributo. Y así, y luego de haber gastado vuestra santa vida en
buena lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con
corona de luz, como justo premio a vuestro amor y fe por Cristo;
¡Oh! San Sofronio de Jerusalén, «vivo Amor por el Dios Vivo y eterno».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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11 de marzo
San Sofronio
Patriarca de Jerusalén

San Sofronio nació en Damasco en el año 550 (o 560) siendo árabes sus antepasados. Sus padres, Plinthas y Mira eran piadosos. Siendo muy joven se sentía atraído por todo lo que fuera aprender por lo que, antes de ser monje, fue profesor de retórica. Por ese motivo se le llamó “el escolástico” o “el sofista”. Entró como monje en el monasterio de San Teodosio, cerca de Jerusalén.

Posteriormente marchó a Alejandría donde conoció a San Juan Moshu, que es el autor del escrito ascético “Leimon ho leimonon” o el “Leimonarion” (“El prado espiritual” o “el jardín de los limoneros”), obra que es considerada como la continuación del Patericon Egipcio (Apophthegmata Patrum). Sofronio se convirtió en su discípulo y juntos peregrinaron a través de Siria, Palestina, Egipto y Roma.

Después de la muerte de San Juan Moshu en Roma, San Sofronio se volvió a Jerusalén llevándose consigo el cuerpo de San Juan, que sepultó en el cementerio del monasterio de San Teodosio. Junto con San Máximo el Confesor, San Sofronio comenzó a luchar contra los monotelitas, siendo el primero que se dio cuenta del peligro que suponía esta doctrina que era apoyada por el emperador bizantino Heraclio I (610-641), con la intención de conseguir la reunificación entre la Iglesia miafisita (coptos) y la Iglesia de Constantinopla con el fin último de reforzar las fronteras orientales del Imperio. Los miafisitas creían que en Cristo había una sola naturaleza – la divina – ya que la naturaleza humana desapareció en la naturaleza divina.  

En el año 633, mientras San Sofronio se encontraba aun en Egipto, tuvo una disputa con el Patriarca monotelita Ciro de Alejandría y posteriormente, también con el Patriarca Sergio de Constantinopla al que no pudo convencer sobre la justicia de la fe ortodoxa. Sofronio fue elegido patriarca de Jerusalén en el año 634 y en su discurso ante quienes lo eligieron, rechazó enérgicamente la enseñanza monotelita, siendo enviado este discurso posteriormente en forma de carta encíclica al Papa Honorio y a todos los demás patriarcas. En esta encíclica se incluye numerosas citas de fuentes patrísticas, apoyando la existencia de las dos naturalezas en Cristo (ver el artículo sobre San Máximo el Confesor).  

El Patriarca Sofronio participó activamente en la lucha por la defensa de Jerusalén, pero se vio forzado a mediar sobre las condiciones de la rendición de la Ciudad Santa con los conquistadores árabes, cuando esta fue tomada por Omar en el año 637. Se dice que estando delante de la puerta de la Iglesia del Santo Sepulcro, invitó a Omar a entrar en ella, pero el califa se negó diciendo que si lo hacía, en adelante, sus seguidores cobrarían derechos sobre esta iglesia. Las cosas sucedieron exactamente así, pues más tarde, todas las iglesias en las que Omar entró fueron transformadas en mezquitas, lo que no ocurrió con la Iglesia del Santo Sepulcro, que hasta el día de hoy se ha mantenido como santuario cristiano. San Sofronio tuvo éxito en la obtención de determinados derechos civiles y religiosos para los cristianos, pero a cambio de pagar anualmente un tributo. Un año después de este triste acontecimiento, falleció: exactamente el día 11 de marzo del año 638.

(https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-4318)

10 marzo, 2022

Santos 40 Mártires de Sebaste

 


 

¡Oh!, Santos Mártires de Sebaste; vosotros sois
los hijos del Dios de la Vida y aquellos que,
servíais a terrenas potestades y por propia
voluntad escogisteis poneros al servicio de
Cristo, Dios y Señor Nuestro y abrazaros a su
Cruz, cosa que nada gustó a vuestros verdugos
que os condenaron al martirio y cantabais
todos vosotros alegres y felices el Salmo
Noventa: “Al que se declara en mi favor lo
defenderé, lo glorificaré y con él estaré en
la tribulación”. «Por esta noche de hielo
conseguiremos el día sin fin de la gloria en la
eternidad feliz» Entonces, de pronto la cárcel
se iluminó y oísteis que el mismo Cristo
os animaba a sufrir con valentía y coraje
vuestra prueba y uno a uno, todos vosotros
elevados fuisteis al cielo eterno y corona
de luz recibisteis como premio justo, por
vuestro amor incondicional y lealtad suprema;
¡Oh!, Santos Mártires de Sebas
te, «vivos
corazones para el Dios de la Vida y del Amor».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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10 de Marzo

Santos 40 Mártires de Sebaste

«Por esta noche de hielo conseguiremos el día sin fin de la gloria en la eternidad feliz», repetían aquellos hombres de Sebaste, convocados al altar del martirio, para animarse unos a otros mientras eran obligados a permanecer dentro de las aguas de un lago congelado.

Hacia el año 320, El emperador Licino emitió un decreto en el que se ordenaba la pena de muerte para todo cristiano que no sea capaz de renegar de su fe. Un grupo de valientes soldados, conversos al cristianismo, hizo saber al gobernador de Sebaste (entonces capital de la provincia de Armenia Menor, en Turquía) que ellos no ofrecerían incienso a ningún ídolo y que se mantendrían fieles a Jesucristo, a quien reconocían como único Dios.

El gobernador, entonces, los tomó prisioneros y los encerró en un calabozo oscuro. Mientras permanecían en sus celdas, un hecho milagroso ocurrió: el lugar, habitualmente oscuro y lúgubre, se iluminó y se escuchó una voz que los animaba a sufrir con valentía. Esa voz era la de Nuestro Señor, manifestándose para darles la fuerza necesaria.

Los hombres del gobernador los ataron y los sacaron de aquel lugar y los condujeron hacia un lago cercano, que por efecto del crudo invierno, lucía una capa gruesa de hielo que lo cubría casi por completo.

Cuando se vieron obligados a desnudarse para entrar en las frías aguas, uno de ellos exclamó: “Al quitarnos las ropas, nos despojamos del hombre viejo; el invierno es duro, pero el paraíso es dulce; el frío es fortísimo, pero la gloria será más agradable”.

Muy cerca del lago había un estanque con agua tibia esperando por aquel que quisiera desanimarse. Resultó que uno de ellos abandonó al grupo y fue conducido al estanque de agua caliente. Aquel hombre murió en el acto cuando tocó las tibias aguas.

La tradición añade que cuarenta ángeles bajaron del cielo, cada uno portando una corona, para colocarlas en las cabezas de los hombres que estaban por entregar la vida. Sin embargo, uno de ellos quedó solo, sin encontrar a quién darle el sagrado premio: era el ángel de la guarda del desertor. En ese momento, un guardia, al ver que los mártires seguían rezando y cantando himnos, gritó: “Yo también creo en Cristo” y se introdujo por sus propios medios en las aguas congeladas. En ese momento, aquel converso pudo ver al ángel del que había desertado que se dirigía hacia él, con la corona del martirio.

Mientras tanto, la soldadesca insistía con el más joven entre los cuarenta para que se desanime. Entre quienes presenciaban la escena estaba la madre de aquel jovencito. Ella lo instó a permanecer fiel y a no perder el ánimo. Al amanecer, los mártires que lograron sobrevivir fueron sacados de las aguas, les rompieron las piernas y los dejaron morir. Entre los sobrevivientes estuvo aquel jovencito, quien terminó muriendo en los brazos de su madre. Cuando todo terminó, el comandante del ejército imperial mandó que los cuerpos fueran quemados.

Los cristianos en Oriente celebran a los cuarenta mártires el 9 de marzo, mientras que en Occidente lo hacemos el día décimo del mes. Esta celebración coincide con los días de Cuaresma, y puede ayudarnos a profundizar en el camino de la fe, que es camino de amor, entrega y sacrificio.

Así como esos mártires, a inicios del S. XX (1915 – 1923), muchos hombres, mujeres y niños padecieron por su fe en las mismas tierras, hoy pertenecientes a Turquía, cuando se produjo el genocidio contra los armenios, pueblo masacrado también por su fe cristiana, a manos del imperio turco (imperio otomano).

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-a-los-40-martires-de-sebaste-sostenidos-por-la-fe-de-una-madre-55320)