10 enero, 2023

Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo

 

10 de Enero

Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo

Cada 10 de enero la Iglesia Católica recuerda a la Beata Sor Ana de los Ángeles Monteagudo, religiosa peruana de la Orden de Predicadores. Ella partió al encuentro del Señor un día como hoy, pero de 1863, con poco más de ochenta años.

Por eso, los peruanos y los dominicos de todo el mundo la recuerdan en este día como la religiosa ejemplar que fue: espiritual y mística, atenta servidora, formadora de novicias y priora.

El Papa San Juan Pablo II la beatificó en una ceremonia realizada en su natal Arequipa (sur del Perú) el 2 de febrero de 1985. En aquella oportunidad el Santo Padre afirmó: “Sor Ana de los Ángeles confirma con su vida la fecundidad apostólica de la vida contemplativa en el Cuerpo Místico de Cristo que es la Iglesia”. Y es que Sor Ana fue educada por santas mujeres a través de las cuales conoció y siguió, en tierras americanas, los pasos espirituales de Santa Catalina de Siena.

Enamorada de Cristo

Sor Ana nació en la ciudad de Arequipa (Perú) a inicios del siglo XVII. Según la costumbre de la época, fue internada en el monasterio local para su educación e instrucción. Dicho monasterio pertenecía a la rama femenina de la Orden de Predicadores (dominicas).

Al concluir su educación, regresó al hogar a petición de sus padres, quienes querían casarla, pero ella se opuso a tal voluntad y expresó su deseo de ser religiosa. Ana no descubría mayor agrado en los halagos del mundo, ni le interesaba la idea de un “ventajoso matrimonio”.

Ella quería entregarle su vida a Cristo y nada más; incluso estaba dispuesta a defender su ideal de vida frente a la indignada reacción de sus padres.

Se cuenta que un día, estando de vuelta en el siglo, tuvo una visión de Santa Catalina de Siena en la que la santa le mostraba el hábito de las monjas dominicas de clausura. Para Ana, aquella visión era confirmación suficiente de su llamado y se convertiría en poderoso argumento para regresar al monasterio.

Sus padres intentaron disuadirla. Le ofrecieron joyas, vestidos y comodidades, pero la beata mantuvo su posición con firmeza. Con el correr del tiempo, su padre sería el primero en aceptar su voluntad, mientras que su madre, desconsolada, dio su consentimiento posteriormente, pero le pidió que no regresara más a casa.

La dote para ingresar al monasterio la pagó su hermano Francisco, de quien se sabe fue sacerdote.

Esposa del Señor, hija de la Iglesia

Al hacer sus votos religiosos, Sor Ana añadió “de los Ángeles” a su nombre. En el convento, su casa definitiva, mantuvo siempre un espíritu sereno y de sobrio entusiasmo. No era un secreto lo feliz que se sentía al poder seguir el itinerario espiritual de Santo Domingo de Guzmán y de Santa Catalina de Siena.

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Sor Ana llegó a ser maestra de novicias, y, tiempo después, priora. Muchas historias se cuentan sobre aquellos días. Por ejemplo, se dice que Sor Ana siempre se sintió incapacitada para el puesto más alto en el monasterio, pero que repetía continuamente que hacía su mejor esfuerzo para servir a Dios en el lugar que le había confiado.

Algunas de esas historias evocan los intentos de rebelión de sus hermanas y más de un complot para envenenarla. La causa: el descontento con las medidas de austeridad que Sor Ana había impuesto y su orden expresa de que las religiosas solo vistieran sus hábitos, sin ningún adorno adicional -una vuelta al espíritu esencial de la Orden-.

Así, Sor Ana terminó encabezando una reforma radical del monasterio centrada exclusivamente en el deseo de santidad: “Sabía acoger a todos los que dependían de ella, encaminándolos por los senderos del perdón y de la vida de gracia».

«Se hizo notar su presencia escondida, más allá de los muros de su convento, con la fama de su santidad. A los obispos y sacerdotes ayudó con su oración y su consejo; a los caminantes y peregrinos que venían a ella, los acompañaba con su plegaria”, subrayaba San Juan Pablo II hablando de la dominica.

Las almas del purgatorio y Sor Ana

Un aspecto muy hermoso de la vida de la beata fue la cercana relación que mantuvo con las almas del purgatorio, a quienes llamaba “sus amigas” y por las que rezaba incesantemente. “De esta forma, iluminando la piedad ancestral por los difuntos con la doctrina de la Iglesia, siguiendo el ejemplo de San Nicolás de Tolentino, de quien era devota, extendió su caridad a los difuntos con la plegaria y los sufragios”, recordaba Juan Pablo II en la homilía de la Misa de beatificación de Sor Ana de los Ángeles.

Suele hablarse, además, de su don de profecía. Sor Ana predijo varias veces en torno a las enfermedades de sus allegados: para algunos predijo la cura, y en otros casos la muerte inevitable.

Vejez, enfermedad y plenitud espiritual

Sus últimos años de vida sufrió una ceguera que la limitó muchísimo, a la que se sumó cierta dificultad para caminar. Sin embargo, jamás se escuchó una queja de su boca. Aceptó con humildad y serenidad esos dolores.

Sor Ana de los Ángeles Monteagudo murió el 10 de enero de 1686, a los 83 años de edad. Diez meses después, su cuerpo fue exhumado, encontrándose en buen estado, incluso con cierta flexibilidad de músculos y articulaciones, y expidiendo un aroma fresco.

Poco tiempo después, se empezaron a reportar numerosos casos de personas que, por encomendarse a su intercesión o tocar alguna de sus reliquias, recibían la gracia de la curación. Esto motivó a las monjas del Convento de Santa Catalina de Arequipa -las ‘catalinas’- a que inicien el proceso de Sor Ana a los altares. Hoy, su causa sigue abierta, por lo que se espera que algún día llegue a ser la primera santa arequipeña.

“Aquel misterio de la gracia de Dios, escondido en el seno de la Iglesia de vuestra tierra, se hace manifiesto y se revela: ¡Es Sor Ana de los Ángeles, la Beata de la Iglesia!”, exclamó también entonces el Papa San Juan Pablo II.

(https://www.aciprensa.com/noticias/sor-ana-de-los-angeles-la-llamada-beata-de-la-iglesia-por-san-juan-pablo-ii-89474)

09 enero, 2023

San Julián y Santa Basilisa

 

¡Oh!, San Julián y Santa Basilisa, vosotros, sois los hijos Dios
  de la Vida y sus amados santos, y, que,  con vuestra esposa
  vivisteis una vida virginal, porque Dios, os permitió ver, en
una visión las maravillas que guarda Él, para quienes puros
se conservan. Y, vuestra esposa aceptó, y luego, al desierto
marchasteis e hicisteis casas de oración en su honor. Desde
entonces, invitasteis a los jóvenes seguidores vuestros
en la pureza, a imitaros en vuestra santa cuaresma de ayuno,
oración, abstinencia y meditación los días todos de vuestra
santa vida. Y, estalló la persecución en Antioquía, y os
apresaron y a todos vuestros monjes. Y, en pleno martirio
defendisteis con valor a Cristo, negándoos a adorar falsos
dioses. Cuando os llegó vuestro turno, le dijisteis a vuestro
perseguidor: “Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios
del cielo. Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor
Jesucristo. Él, ya resucitó y está sentado a la derecha de Dios
Padre. Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús,
que es muchísimo más importante y poderoso que el
emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar
los tormentos. Mis padres me están observando desde el cielo
y se sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame
mi fe en Cristo y derrame por El mi sangre”. Seguidamente
empezaron a daros latigazos, y uno de los verdugos se hiere
de un ojo, y escuchando sus terribles gritos vos, lo curasteis.
Luego, os cortan vuestra cabeza. Y, ¡milagro! En ese momento
Celso, hijo del cruel Marciano, al veros con qué valentía y
alegría fuisteis a la muerte por Cristo, os imita, declarándose
también, seguidor de EL, y cristiano se hace. Y, así, feliz
entregasteis, vuestra santa vida. Y, cada quien se preguntará
¿Dónde estaréis ahora? ¿Dónde? Y, la respuesta, esperar no
se deja, del lugar donde estáis, sino, que en el mismo cielo,
coronado de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Julián y Basilisca; “vivos mártires del Amor de Cristo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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09 de Enero

San Julián y Santa Basilisa

“Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del cielo”, dijo San Julián ante el juez que lo condenó a morir degollado. Él y su esposa Santa Basilisa vivieron un amor virginal aprobado por el mismo Jesucristo. Él murió mártir. Ella falleció después, tras sobrevivir a la persecución. Ambos vivieron entre los siglos III y IV. La fiesta de estos esposos se celebra el 9 de enero.

San Julián era hijo único de una noble y rica familia. Tuvo una profunda formación en la fe cristiana. A los 18 años sus padres querían que él se casara con una joven noble llamada Basilisa, pero Julián había prometido a Dios mantenerse virgen.

Después de mucho ayuno y oración, Julián entendió que Dios tenía un camino especial trazado para él, y que al lado de Basilisa como esposa podría vivir su promesa de virginidad. San Julián y Santa Basilisa descubrirán juntos, posteriormente, las implicancias de ese camino de amor virginal. La tradición cuenta que el Señor Jesús se les apareció personalmente para darles la autorización de casarse y vivir el matrimonio en completa castidad.

Como muchos santos de los primeros siglos, los nuevos esposos repartieron sus bienes entre los pobres. Luego se retiraron a vivir en dos casas a las afueras de la ciudad, las que se convertirían en monasterios. Con San Julián acuden los varones y con Santa Basilisa van las mujeres. Mucha gente los buscaba para pedir consuelo espiritual y orientaciones para vivir más cristianamente.

El grupo de hombres nombró a San Julián como superior, o abad, de su comunidad. El Santo los dirigió con cariño y prudencia. Era el que más trabajaba, el que más ayudaba y oraba con mucho fervor, dando el ejemplo a sus hermanos. Dedicaba muchas horas a la lectura de textos religiosos antiguos y a la meditación. Fue también un asceta, por lo que vivió en permanente ayuno.

Cuando se trataba de reprender a algún hermano, lo hacía sin altanería, sin malos modos y siempre en privado. La amabilidad o fraternidad fue el sello de su gobierno espiritual. Los monjes se sentían muy cómodos con él y preferían el desierto y la disciplina antes de una vida de comodidades mundanas.

Santa Basilisa, a su vez, era seguida por una multitud de muchachas que se quedaban edificadas con su ejemplo de virtud. Muchas de ellas abrazaron la vida religiosa y vivieron en paz bajo su dirección.

Cabe recordar, que eran tiempos de la persecución de Diocleciano y Maximiano y que todo cristiano corría peligro de ser castigado, incluso con la muerte. Cuando encarcelaron a Julián, terminaron llevándose a todos los que vivían con él en el monasterio. Ante el juez, San Julián proclamó: “Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús, que es muchísimo más importante y poderoso que el emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar los tormentos”.

San Julián fue condenado a muerte, pero antes fue azotado. Uno de los verdugos, al retirar rápidamente el fuete, se hirió a sí mismo en uno de sus ojos con la punta de hierro del látigo. En ese momento, el Santo pidió a Dios que curase al verdugo y efectivamente se produjo el milagro.

Al final, los verdugos le cortaron la cabeza y uno de ellos llamado Celso, hijo de Marciano, se convirtió al cristianismo al ver la valentía y alegría con la que murió este amigo de Cristo. Estos acontecimientos se dieron alrededor del año 304. Santa Basilisa, en cambio, murió por causas naturales.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-julian-y-santa-basilisa-esposos-en-amor-virginal-92199)

08 enero, 2023

El Bautismo del Señor (A)

 El Bautismo del Señor: la Carta de Presentación de Dios - Santoral - COPE

Texto del Evangelio (Mt 3,13-17): En aquel tiempo, Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, pues conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces le dejó. Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre Él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».

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«Jesús vino de Galilea al Jordán donde estaba Juan, para ser bautizado» Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy contemplamos al Mesías —el Ungido— en el Jordán «para ser bautizado» (Mt 3,13) por Juan. Y vemos a Jesucristo como señalado por la presencia en forma visible del Espíritu Santo y, en forma audible, del Padre, el cual declara de Jesús: «Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco» (Mt 3,17). He aquí un motivo maravilloso y, a la vez, motivador para vivir una vida: ser sujeto y objeto de la complacencia del Padre celestial. ¡Complacer al Padre!

De alguna manera ya lo pedimos en la oración colecta de la misa de hoy: «Dios todopoderoso y eterno (…), concede a tus hijos adoptivos, nacidos del agua y del Espíritu Santo, llevar siempre una vida que te sea grata». Dios, que es Padre infinitamente bueno, siempre nos “quiere bien”. Pero, ¿ya se lo permitimos?; ¿somos dignos de esta benevolencia divina?; ¿correspondemos a esta benevolencia?

Para ser dignos de la benevolencia y complacencia divina, Cristo ha otorgado a las aguas fuerza regeneradora y purificadora, de tal manera que cuando somos bautizados empezamos a ser verdaderamente hijos de Dios. «Quizá habrá alguien que pregunte: ‘¿Por qué quiso bautizarse, si era santo?’. ¡Escúchame! Cristo se bautiza no para que las aguas lo santifiquen, sino para santificarlas Él» (San Máximo de Turín).

Todo esto —inmerecidamente— nos sitúa como en un plano de connaturalidad con la divinidad. Pero no nos basta a nosotros con esta primera regeneración: necesitamos revivir de alguna manera el Bautismo por medio de una especie de continuo “segundo bautismo”, que es la conversión. Paralelamente al primer Misterio de la Luz del Rosario —el Bautismo del Señor en el Jordán— nos conviene contemplar el ejemplo de María en el cuarto de los Misterios de Gozo: la Purificación. Ella, Inmaculada, virgen pura, no tiene inconveniente en someterse al proceso de purificación. Nosotros le imploramos la sencillez, la sinceridad y la humildad que nos permitirán vivir de manera constante nuestra purificación a modo de “segundo bautismo”.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Cristo apareció en el mundo y, al embellecerlo y acabar con su desorden, lo transformó en brillante y jubiloso. Hizo suyo el pecado del mundo y acabó con el enemigo del mundo. Santificó las fuentes de las aguas e iluminó las almas de los hombres» (San Proclo de Constantinopla)
  • «Antes de subir al Cielo, Jesús nos pidió ir por todo el mundo a bautizar. Y desde aquel día esto ha sido una cadena ininterrumpida: se bautizan a los hijos, y los hijos después a los hijos, y los hijos… Y hoy también esta cadena prosigue» (Francisco)
  • «El comienzo de la vida pública de Jesús es su bautismo por Juan en el Jordán. Juan proclamaba ‘un bautismo de conversión para el perdón de los pecados’ (…). ‘Entonces aparece Jesús’ (…) y recibe el bautismo. El Espíritu Santo, en forma de paloma, viene sobre Jesús, y la voz del cielo proclama que él es ‘mi Hijo amado’ (Mt 3,13-17). Es la manifestación (“Epifanía”) de Jesús como Mesías de Israel e Hijo de Dios» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 535)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2023-01-08)

07 enero, 2023

San Raimundo de Peñafort, Patrono de los abogados

 

 

¡Oh!, San Raimundo de Peñafort, vos, sois el hijo
del Dios de la Vida y su amado santo que, de Él,
“la eficacia de la palabra” recibisteis y, con
ella, a propios y extraños conquistasteis con
ardor de corazón, cuando os oían hablar en favor
de la doctrina de Nuestro Señor Jesucristo. Con
vuestra pluma, constancia dejasteis de cómo, los
antiguos respondían respecto de la fe, en vuestros
libros “Summa” y los “Decretales”, para saber qué
ordenaron y qué prohibieron los Santos Pontífices,
en los concilios del tiempo antiguo. Con San Pedro
Nolasco, la Orden de los “Mercedarios” fundasteis,
dedicada al rescate de los secuestrados cristianos
en manos de los musulmanes. Y, además convertisteis
miles de aquellos a la doctrina de Vuestro Maestro.
En cierta ocasión se encontraba acompañando al rey
Jaime a Mayorca, soberano mujeriego que prometió
enmendarse, pero que jamás lo hizo. Desterrado como
estabais, vos, pedisteis licencia para ir a Barcelona,
pero el rey os lo negó y amenazó de muerte a quien
se atreviese a sacaros de la isla. Ante esto, vos
dijisteis: «Los reyes de la tierra pueden impedirnos
la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios
para ello». Luego os fuisteis al mar y extendiendo
vuestra túnica sobre el agua, y haciendo la señal
de la cruz y subisteis sobre la “barca” que llegó
a buen puerto milagrosamente, y os recibieron entre
aclamaciones. Y vos, sin inmutaros recogisteis vuestra
túnica, que estaba seca, la pusisteis en vuestros
hombros y os fuisteis a vuestro monasterio. Y, cosa
curiosa, en el sitio que desembarcasteis alzaron una
una capilla y una torre. Y, así, con la vida longeva
que Dios os dio, marchó vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz, como justo premio
a vuestra entrega de amor y fe, «Aleluya», Aleluya»;
¡oh!, San Raimundo de Peñafort, “vivo consejo del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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07 de Enero
San Raimundo de Peñafort
Patrono de los abogados

Contemplad al autor y mantenedor de la fe, a Jesús, quien, siendo inocente, padeció por obra de los suyos”, escribió una vez San Raimundo de Peñafort, santo dominico que humildemente ocupó cargos importantes, escribió libros que se hicieron famosos y hasta viajó por el mar en una barca hecha con su túnica. Es patrono de los juristas católicos y su fiesta se celebra cada 7 de enero.

Raimundo, cuyo nombre significa “buen consejo”, nació por el año 1175 en Peñafort, cerca de Barcelona en España. Poseía una inteligencia extraordinaria y a los 20 años fue profesor de filosofía en Barcelona.

A los 30 años estudió en la Universidad de Bolognia, Italia, con la finalidad de perfeccionar su conocimiento de derecho civil y canónico. Luego se doctoró y trabajó como docente. Más adelante sirvió como archidiácono de la Diócesis de Barcelona.

En 1222 ingresó a la Orden de Predicadores (Dominicos). El Santo pidió que le impusieran penitencias severas y oficios humillantes. Él consideraba que el orgullo era un peligro para el alma. Sin embargo, los superiores le encomendaron la labor de investigar cómo responder a las  difíciles preguntas sobre moral que los fieles presentaban.

Como resultado se obtuvo el libro “Summa de casibus paenitentialibus”, la primera obra en su género y que se volvió muy famosa, sirviendo de gran provecho para confesores y moralistas.

Trabajaba arduamente en la predicación, instrucción y confesión. En 1230 el Papa Gregorio IX lo llamó a Roma y lo nombró su confesor. Además le encomendó reunir el Corpus canónico de los decretos de los Pontífices y concilios que no estuvieran ya en la colección que Graciano había hecho en 1150.

De esta labor se publicó su famoso libro, en 5 volúmenes, titulado “Decretales”. Esta compilación fue considerada como la mejor colección de derecho canónico hasta la compilación del “Codex Juris Canonici” en 1917.

A pesar de las súplicas del Santo, el Papa lo nombró Obispo de Tarragona, pero poco después San Raimundo enfermó gravemente y el Pontífice lo liberó, pidiéndole que propusiera un candidato apto para el cargo.

Regresó a Barcelona, su tierra natal, para recuperarse de la enfermedad y tanto la Santa Sede como el rey le encomendaron trabajos importantes. De los escritos de San Raimundo destacó la “Summa casuum”, sobre la administración genuina y provechosa del Sacramento de la Penitencia.

En 1238 los diputados del Capítulo General de la Orden Dominica fueron a Barcelona para anunciarle a San Raimundo que había sido elegido como superior general. Por obediencia, el Santo aceptó y visitó a pie todas las casas de la Orden, inculcando el amor a la vida entregada en regularidad, al estudio y los misterios espirituales.

Más adelante obtuvo que se aprobara una medida que aceptara la dimisión voluntaria del superior cuando éste tuviera razones justas. De esta manera pudo renunciar al cargo fundamentándose en su edad, al haber cumplido 65 años.

Los siguientes años los empleó en la evangelización, esclareciendo la doctrina ante herejías y buscando la conversión de todos, incluidos judíos y musulmanes.

Cierta ocasión se encontraba acompañando al rey Jaime a Mayorca, un soberano mujeriego que había prometido enmendarse, pero que no cumplió su promesa. En vista de ello, San Raimundo pidió licencia para ir a Barcelona, pero el rey se lo negó y amenazó de muerte a quien se atreviera a sacarlo de la isla.

Ante esto, el Santo dijo: «Los reyes de la tierra pueden impedirnos la huida, pero el Rey del cielo nos dará los medios para ello». Luego se fue al mar, extendió su túnica sobre el agua, ató un extremo de ella a un palo para que sirviera de vela, hizo la señal de la cruz y subió sobre la “barca”.

Milagrosamente la “nave” llegó a Barcelona y San Raimundo fue recibido con aclamaciones por la gente que lo vio llegar. El Santo, sin inmutarse, recogió su túnica, que estaba seca, la puso en sus hombros y se fue a su monasterio. En el sitio que desembarcó se construyeron una capilla y una torre.

Durante su última enfermedad fue visitado por los reyes Alfonso de Castilla y Jaime de Aragón. San Raimundo partió a la Casa del Padre el 6 de enero de 1275 con 100 años de edad. Sus restos mortales reposan en la catedral de Barcelona, España.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-celebra-a-san-raimundo-de-penafort-dominico-sabio-y-humilde-20678)

06 enero, 2023

La Epifanía del Señor: Los Tres Reyes Magos

 7 datos sobre la Epifanía y los Reyes Magos

Las historias del Evangelio no son ficciones rocambolescas, el padre Dwight Longenecker nos lo demuestra.

Durante las temporadas de Navidad y Epifanía, la mayoría de los cristianos aceptarán la historia de los tres Reyes Magos como parte del encanto celebratorio.

Los escolares se vestirán con túnicas carmesís y moradas y llevarán coronas y pequeños cestos en su procesión tras la estrella de Belén.

El relato de los magos místicos de Oriente que iniciaron un arduo viaje para encontrar la verdadera luz de la vida continuará encantando e inspirando a todos.

Pero, ¿sucedió realmente?

La mayoría de académicos de la Biblia consideran que la historia está en la categoría de midrash: un relato judío configurado para satisfacer una profecía del Antiguo Testamento o un pasaje de la Escritura.

Algunos, como Marcus Borg y John Dominic Crossan, enseñan que la historia de los Magos es simplemente una encantadora parábola que nos enseña la lección de que para encontrar la verdad debemos realizar un largo viaje con la orientación de “arriba”.

En su monumental estudio de los relatos evangélicos sobre el nacimiento de Jesús, el erudito de la Biblia Raymond Brown coincidió en que era casi un punto de ortodoxia entre los expertos bíblicos el que la historia de los Magos no era más que una ficción piadosa y que sugerir lo contrario sería un suicidio profesional.

Sin tener una carrera académica por la que preocuparme, pensé que sería interesante investigar el tema yo mismo y comprobar si podría haber alguna base histórica para el antiguo cuento de los Reyes Magos que vinieron de Oriente para adorar a Cristo niño.

Y lo que descubrí fue sorprendente. Profundizando capa tras capa de leyenda y tradición acumulada, encontré que los hechos históricos coinciden con el sencillo relato de Mateo perfectamente.

Ahondé en geografía, historia antigua, arqueología, religión y cultura del Imperio romano de tiempos del nacimiento de Jesús y me maravilló resolver una explicación perfectamente buena sobre quiénes fueron los Reyes Magos, de dónde venían y por qué viajaron para rendir homenaje al recién nacido Rey de los judíos.

Los Reyes Magos eran diplomáticos del vecino reino de los nabateos. Con su capital en la famosa ciudad de Petra, el rey nabateo Aretas IV tenía toda la motivación de cimentar una alianza con Herodes el Grande. Cuando los magos de su corte discernieron que había nacido un nuevo heredero al trono judío, Aretas los envió como emisarios a la corte de Herodes para rendir homenaje.

Sus presentes de oro, incienso y mirra eran ofrendas diplomáticas representativas del reino árabe. Con un trasfondo judío y conociendo las profecías del Antiguo Testamento, también estarían buscando al Mesías venidero.

Estos y muchos otros detalles convergieron mientras profundicé en la historia.

Naturalmente, pregunté por qué nadie había hecho esta investigación antes, y la respuesta es intrigante. Los escépticos académicos de la Biblia asumían que la historia era ficción. Según señalé antes, cuestionar esta asunción estaba mal visto en el mundo académico. Por tanto, nadie hizo su labor de sabueso. ¿Por qué habría nadie de iniciar una investigación para identificar al Peter Pan histórico?

Mientras tanto, los creyentes simplemente aceptaban las tradiciones que habían recibido sobre que los Reyes Magos eran astrónomos místicos de Persia o India o África que siguieron una estrella fugaz mágica a través de las arenas del desierto. Porque aceptaron las tradiciones y leyendas sin rechistar, tampoco indagaron para encontrar a los Reyes Magos históricos.

Cuando inicié mi estudio, encontré otras buenas razones que explicaban por qué la identidad de los Reyes Magos no se había descubierto antes. Durante mucho tiempo, la civilización nabatea se había perdido para los historiadores. Su cultura al noroeste de Arabia se ocultaba en ruinas bajo en las arenas del desierto y, como no dejaron historia escrita, se sabía muy poco de ellos.

Solamente en los últimos 50 o 60 años hemos aprendido más sobre este fabuloso y misterioso reino del desierto. Más recientemente, las avanzadas técnicas de arqueología y estudios forenses, combinadas con nuevas ciencias como la arqueoastronomía, han ofrecido más pistas para identificar a los Reyes Magos.

¿Por qué es importante desvelar la identidad de los tres Reyes Magos? Es importante porque la gran mayoría de las personas ponen la historia del nacimiento de Cristo en la misma gran caja mágica que otras historias fantásticas de Navidad.

Afrontémoslo, pastores que escuchan ángeles cantando y magos místicos que siguen una estrella mágica, es algo que encaja impecablemente con muñecos de nieve parlantes, Santa Claus y sus elfos, un trineo mágico con renos voladores que pasan zumbando por el cielo nocturno cubriéndolo todo de polvo de hadas mágico, luces centelleantes y magia.

Fundamentar la historia de los Magos dentro de la polvorienta historia del antiguo Oriente Medio nos recuerda que las historias del Evangelio no son ficciones rocambolescas ni historias de hoguera de campamento ni parábolas religiosas. La historia importa porque la verdad importa y, ya que la Navidad es el momento en que la Verdad eterna asumió carne humana y entró en la historia humana, los Magos importan.

(El padre Dwight Longenecker es el autor de Mystery of the Magi-The Quest to Identify the Three Wise Men [El misterio de los Magos: la búsqueda para identificar a los Tres Reyes Magos])

(https://es.aleteia.org/2017/12/15/los-reyes-magos-existen-fueron-reales/)

05 enero, 2023

San Juan Newman, Fundador de la educación católica en Estados Unidos

 

 

El obispo de Filadelfia nació en Prachatitz, Bohemia, el 28 de Marzo de 1811, hijo de Philip Neumann y Agnes Lebis. Asistió a la escuela en Budweis y allí entró en el seminario el año 1831.

Dos de años después, pasó a la universidad de Charles Ferdinand en Praga donde estudió teología. Cuando su preparación para el sacerdocio se completó en 1835, deseaba ordenarse pero el obispo decidió que no habría allí más ordenaciones. Nos resulta difícil imaginar hoy que Bohemia tuviera entonces demasiados sacerdotes. Juan escribió a los obispos del mundo, pero en todas partes la misma historia: ninguno quería ahora sacerdotes. Juan estaba seguro de su vocación al sacerdocio, pero todas las puertas parecían cerrársele.

Pero Juan no se arredró. Aprendió el inglés trabajando en una fábrica con obreros de lengua inglesa. De esta forma, pudo escribir a los obispos de Estados Unidos.

Finalmente, el obispo de Nueva York aceptó ordenarlo. Para responder a la llamada de Dios de ser sacerdote, Juan debió abandonar su familia para siempre y atravesar el océano para adentrarse en una tierra lejana y difícil.

En Nueva York, Juan fue uno de los 36 sacerdotes para 200.000 católicos. Su parroquia, al oeste de Nueva York, se extendía desde Ontario hasta Pensilvania. Su iglesia no tenía ni campanario ni estaba pavimentada, pero esto no importaba en absoluto ya que Juan pasaba la mayor parte de su tiempo visitando poblado tras poblado, escalando montañas, para visitar a los enfermos, para detenerse en las cabañas y en las tabernas a fin de enseñar y celebrar la misa en la mesa de la cocina.

Debido a su trabajo y a lo lejano de la parroquia, Juan soñaba con una comunidad: entró con los redentoristas, una Congregación de sacerdotes y hermanos que se dedicaban a ayudar a los pobres y a los más abandonados. Fue el primer sacerdote que entraba en la Congregación en América, profesó en Baltimore el 16 de enero de 1842. Desde el principio destacó por ser una persona altamente piadosa, por su evidente santidad, por su celo y por su amabilidad. Su conocimiento de seis idiomas modernos lo hizo particularmente apto para el trabajo en la sociedad Estadounidense de múltiples idiomas en el siglo diecinueve.

Después de trabajar en Baltimore y Pittsburgh, en 1847 fue nombrado Visitador o Superior Mayor de los redentoristas en los Estados Unidos. El Padre Frederick von Held, superior de la Provincia Belga, a la que pertenecían las casas Estadounidenses, dijo de él: «Es un gran hombre que combina la piedad con una personalidad fuerte y prudente». Necesitó estas que calidades durante los dos de años en que desempeñó el cargo, cuando la fundación estadounidense pasaba por un difícil período de ajuste.

Cuando dejó el cargo al Padre Bernard Hafkenscheid, los redentoristas de Estados Unidos estaban mejor preparados para llegar a ser una provincia autónoma, cosa que sucedió en 1850. El Padre Neumann fue nombrado Obispo de Filadelfia y consagrado en Baltimore el 2 de marzo de 1852. Su diócesis era muy grande y pasaba por un período de considerable desarrollo.

Como obispo, fue el primero en organizar un sistema diocesano de escuelas católicas.

Fundador de la educación católica en el país, las escuelas de su diócesis aumentaron de 2 un 100. Fundó las Hermanas de la Tercera Orden de San Francisco para enseñar en las escuelas.

Entre las más de ochenta iglesias que construyó durante su episcopado, debe mencionarse la catedral de los Santos Pedro y Pablo que él comenzó. San Juan Neumann era de estatura pequeña, nunca tuvo una salud robusta, pero en su corta vida tuvo una gran actividad. Encontró tiempo para una considerable actividad literaria además de sus obligaciones pastorales. Escribió asimismo numerosos artículos en revistas y periódicos católicos; publicó dos catecismos y, en 1849, una historia de la Biblia para escuelas. Continuó esta actividad justamente hasta el final de su vida.

El 5 de enero de 1860 (con 48 años de edad) se desplomó en la calle, en su ciudad episcopal y murió antes de que pudieran administrársele los últimos Sacramentos. Fue beatificado por el Papa Pablo VI el 13 de octubre de 1963 y canonizado por el mismo Papa sobre el 17 de junio de 1977. Su fiesta es cada 5 de enero.

(https://www.aciprensa.com/recursos/biografia-3903)

04 enero, 2023

San Manuel González García

 

Cada 4 de enero la Iglesia recuerda a San Manuel González García, sacerdote diocesano español, arcipreste de Huelva, obispo de Málaga y, posteriormente, de Palencia. Fue amigo de San Josemaría Escrivá y conoció a San Rafael Arnaiz.

Una vida de cara al Sagrario

Manuel nació en Sevilla (España), el 25 de febrero de 1877. Se le reconoce como a un auténtico pastor, preocupado por el fortalecimiento espiritual de los fieles.

Su espíritu inquieto e innovador lo condujo a fundar la Unión Eucarística Reparadora, un movimiento religioso para seglares, integrado por las “Marías de los Sagrarios” y los “Discípulos de San Juan”, cuyos miembros se consagran a la veneración del Santísimo Sacramento con el fin de reparar con la oración los pecados de la humanidad.

Para los sacerdotes creó la asociación de los Misioneros Eucarísticos Diocesanos y para las religiosas las Misioneras Eucarísticas de Nazaret. A San Manuel González García se le ha llamado “Obispo del Sagrario Abandonado” o el “Apóstol de los Sagrarios Abandonados”.

Un Pastor a carta cabal

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Fue un autor prolífico, con obras teológicas, pastorales y devocionales; sus trabajos publicados superan la treintena, casi todos ellos orientados a la formación espiritual y la vida apostólica, con un acento particular en el laicado, considerado protagonista de la vida y crecimiento de la Iglesia católica.

Su obra “Lo que puede un cura hoy” ha sido reeditada once veces y sigue siendo de provecho espiritual para los seminaristas y sacerdotes. En 1932 se editó un volumen denominado “Arte y liturgia”, en el que se recopilaron tres de sus trabajos: “Mi sagrario y mi secreto” (1922); Arte y altar (1928); y “La pedagogía de la misa” (1930).

Siendo obispo de Málaga padeció la persecución organizada contra la Iglesia Católica en tiempos de la guerra civil española. Pasado el conflicto abogó por la recristianización de España.

Legado de fe

Falleció en el Sanatorio del Rosario, en Madrid, el 4 de enero de 1940. Fue beatificado en 2001 por san Juan Pablo II y canonizado en 2016 por el papa Francisco.

Sus restos se conservan en la Capilla del Sagrario de la Catedral de Palencia. Allí, sobre la lápida de su tumba, puede leerse el siguiente epitafio -dictado por él mismo-, testimonio clarísimo de aquello que movió siempre su corazón:​

«Pido ser enterrado junto a un Sagrario,
para que mis huesos, después de muerto,
como mi lengua y mi pluma en vida,
estén siempre diciendo a los que pasen:
¡Ahí está Jesús! ¡Ahí está! ¡No lo dejéis abandonado!.
Madre Inmaculada, san Juan, santas Marías,
llevad mi alma a la compañía eterna
del Corazón de Jesús en el cielo».

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-celebramos-a-san-manuel-gonzalez-garcia-el-apostol-de-la-eucaristia-62965)