09 mayo, 2023

Santa Luisa de Marillac, Co fundadora de las Hermanas Vicentinas

 Santa Luisa de Marillac - Brujula Cotidiana

 

¡Oh!; Santa Luisa de Marillac, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, su amada santa, y que, desde pequeña ansiabais
haceros religiosa. Un sacerdote santo os dijo: “Probablemente,
Nuestro Señor te ha destinado a formar un hogar”. Y no se
equivocó. Vuestros biógrafos dicen de vos así: “Luisa fue
un modelo de esposa. Con su bondad y amabilidad logró
transformar a su esposo que era duro y violento, y hasta
obtuvo que en su casa todos rezaran en común las oraciones
de cada día”. Al viuda quedar, dijisteis: “Ya he servido
bastante tiempo al mundo, ahora me dedicaré totalmente
a servir a Dios”. Y, así fue, pues jamás cometisteis ningún
mortal pecado en toda vuestra vida y San Francisco de Sales
y San Vicente de Paúl, así lo confirman. Con el segundo,
trabajasteis por treinta años, siendo vos, su fiel discípula
y servidora. “Vaya en nombre del Señor. Que Dios la acompañe.
Que Él, sea su fuerza en el trabajo y su consuelo en las
dificultades”. Os, dijo él. A los enfermos visitabais,
instruías a los ignorantes y repartíais ayuda a los pobres
con entusiasmo, bondad y alegría. Un día, votos de pobreza,
castidad y obediencia hicisteis con cuatro amigas, naciendo
así, la famosa y mentada comunidad femenina de las “Hermanas
Vicentinas, Hijas de la Caridad”. Y, San Vicente, os hizo
este reglamento: “Por monasterio tendrán las casas de los
enfermos. Por habitación una pieza arrendada. Por claustro
tendrán las calles donde hay pobres que socorrer. Su límite
de acción será la obediencia. Puerta y muro de defensa será
el temor de ofender a Dios. El velo protector será la modestia
o castidad”. Y, así, reunísteis a mendigos y los pusisteis
a trabajar. Las mujeres hilaban y cosían, los hombres hacían
manualidades, hasta lograr convertirse en personas útiles,
pues la alegría, el trabajo y Dios, reinaban en aquél asilo.
Los enfermos mentales, recibían de vos, mucho amor, alimentación
y medicinas adecuadas, logrando su recuperación. San Vicente,
no pudo asistiros en la hora de la muerte, pues él, enfermo
se hallaba, pero, os envió una nota que decía así: “Usted se
va adelante hacia la eternidad. Pero yo la seguiré muy pronto,
y nos volveremos a ver en el cielo”. Y así sucedió. Y, luego,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona
de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe. Santa
Patrona de los Asistentes Sociales de todo el orbe de la tierra;
¡oh!; Santa Luisa de Marillac, “vivo Amor de Cristo Vivo y Eterno”.

© 2023by Luis Ernesto Chacón Delgado
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09 Mayo

Santa Luisa de Marillac
Fundadora de las Hermanas Vicentinas
(año 1660)

Nació en Francia el 12 de Agosto de 1591. Huérfana a los 14 años, sintió un fuerte deseo de hacerse religiosa, pero por su delicada salud, y su débil constitución no fue admitida. Un sacerdote le dijo: “Probablemente, Nuestro Señor te ha destinado a formar un hogar”. Se casó entonces con Antonio Le Grass, secretario de la reina de Francia, María de Médicis.

Dicen sus biógrafos: “Luisa fue un modelo de esposa. Con su bondad y amabilidad logró transformar a su esposo que era duro y violento, y hasta obtuvo que en su casa todos rezaran en común las oraciones de cada día”.

Dios le concedió un hijo, al cuál amó de tal manera que San Vicente le escribió diciéndole: “Jamás he visto una madre tan madre como usted”.

Y en otra carta le dice el santo: “Que felicidad nos debe traer el pensar que somos hijos de Dios. Pues Nuestro Señor nos ama con afecto muchísimo más grande que el que Usted le tiene a su hijo. Y eso que yo no he visto en ninguna otra madre un amor tan grande por el propio hijo, como el que Usted tiene hacia el suyo”.

A los 34 años queda viuda y entonces decide hacerse religiosa. “Ya he servido bastante tiempo al mundo, ahora me dedicaré totalmente a servir a Dios”. Claro está que en la vida “mundana” que había tenido se había comportado tan sumamente bien que los que la conocieron están de acuerdo en afirmar que lo más probable es que ella no cometió ni siquiera un solo pecado mortal en toda su vida.

Esta santa mujer tuvo la dicha inmensa de tener como directores espirituales a dos santos muy famosos y extraordinariamente guías de almas: San Francisco de Sales y San Vicente de Paúl. Con San Francisco de Sales tuvo frecuentes conversaciones espirituales en París en 1618 (tres años antes de la muerte del santo) y con San Vicente de Paúl trabajó por treinta años, siendo su más fiel y perfecta discípula y servidora.

San Vicente de Paúl había fundado grupos de mujeres que se dedicaban a ayudar a los pobres, atender a los enfermos e instruir a los ignorantes. Estos grupos de caridad existían en los numerosos sitios en donde San Vicente había predicado misiones, pero sucedía que cuando el santo se alejaba los grupos disminuían su fervor y su entusiasmo. Se necesitaba alguien que los coordinara y los animara. Y esa persona providencial iba a ser Santa Luisa de Marillac.

Cuando Luisa se ofreció para coordinar y dirigir los grupos de caridad, el santo se entusiasmó y le escribió diciendo: “Vaya en nombre del Señor. Que Dios la acompañe. Que El sea su fuerza en el trabajo y su consuelo en las dificultades”.

En aquellos tiempos los viajes eran muy penosos y peligrosos. Los caminos eran largos, las comidas malas, y los alojamientos incómodos. La santa tenía una constitución muy débil, pero San Vicente exclamaba: “Su salud es poca, sus tribulaciones son muchas y su actividad es infatigable. Pero sólo Dios sabe la fuerza de ánimo y de voluntad que esta mujer tiene”.

Dicen sus biógrafos que Luisa recorría el país visitando las asociaciones de caridad y que levaba siempre gran cantidad de ropas y medicinas para regalar y que casi todo lo compraba con dinero que ella misma por sus propios esfuerzos había conseguido.

Apenas llegaba al lugar, reunía a las mujeres de la asociación de la caridad, les recordaba los deberes y virtudes que debían cumplir quienes formaban parte de aquella asociación, las entusiasmaba con sus recomendaciones y se esforzaba por conseguir nuevas socias. Ella misma visitaba a los enfermos e instruía a los ignorantes y repartía ayuda a los pobres, y esto lo hacía con tal entusiasmo y tan grande bondad, que cuando marchaba de ahí, quedaba todo renovado y rejuvenecido.

La familia Marillac, que ocupaba altos puestos en el gobierno, cayó en desgracia del rey Luis Trece y uno fue condenado a muerte y otros fueron a la cárcel. Luisa, aunque sufría mucho a causa de esto, no permitía que nadie hablara mal en su presencia contra el rey, y su primer ministro Richelieu que tanto los habían hecho padecer.

En 1633, el 25 de marzo, las primeras cuatro jóvenes hacen votos de pobreza, castidad y obediencia, bajo la dirección de Luisa, Así nació la más grande comunidad femenina que existe, las Hermanas Vicentinas, Hijas de la Caridad.

San Vicente les hizo este reglamento: “Por monasterio tendrán las casas de los enfermos. Por habitación una pieza arrendada. Por claustro tendrán las calles donde hay pobres que socorrer. Su límite de acción será la obediencia. Puerta y muro de defensa será el temor de ofender a Dios. El velo protector será la modestia o castidad”

En aquellos años de 1633, Francia estaba pasando por una situación dificilísima de guerras, miseria, ignorancia y abandono. Fue entonces cuando guiadas por el incansable San Vicente de Paúl, las Hijas de la Caridad se dedicaron a colaborar en todos los frentes posibles, para socorrer a los más necesitados.

Santa Luisa consiguió una casa grande y allí reunía a los pordioseros y los ponía a trabajar. Las mujeres a hilar y a coser y los hombres a hacer diversas obras manuales. Así los fue transformando en personas útiles a la sociedad. La alegría y el trabajo reinaban en aquel inmenso asilo ocupado por la mayoría de los mendigos de París. Y las Vicentinas los atendían con exquisita caridad.

Consiguió otra casa y allí recogía a los locos o enfermos mentales, y a base de una buena alimentación y de medicinas y de mucho cariño, con sus religiosas los atendía esmeradísimamente, y lograba en muchísimos casos su recuperación.

En 1655, el Arzobispado de París le concede la aprobación a la Nueva Comunidad. Y San Vicente reúne a sus religiosas y les dice: “De hoy en adelante llevarán siempre el nombre de Hijas de la Caridad. Conserven este título que es el más hermoso que puedan tener”.

De Santa Luisa se puede decir lo que Fray Luis de León dijo acerca de Santa Teresa: “Para conocer cómo era su personalidad, basta conocer cómo fueron las religiosas que ella formó y las obras que escribió“. Las religiosas formadas por Luisa fueron personas dedicadas con cuerpo y alma y por toda la vida a las obras de la caridad y de apostolado. Y sus escritos causan asombro al considerar de dónde sacó tiempo para escribir centenares de cartas con consejos muy prácticos y provechosos, y para resumir las numerosas conferencias que dictaba San Vicente, copiarlas y hacerlas circular, y para hacer extractos de las meditaciones y de los Retiros Espirituales que predicaba el Santo, y formar así tres volúmenes de 1,500 páginas. Y todo esto en medio de una actividad asombrosa en favor de los enfermos, mendigos e ignorantes.

Trece años antes de que ella muriera, dijo San Vicente: “La hermana Luisa, por su debilidad y agotamiento debería haber muerto hace diez años. Al verla, parece que hubiera salido de una tumba: tan débil está su cuerpo y tan pálido su rostro. Pero sin embargo, trabaja y trabaja sin dejarse vencer por el cansancio”.

San Vicente no pudo asistir a su santa discípula en la hora de la muerte porque el se hallaba también muy enfermo pero le escribió una nota diciéndole: “Usted se va adelante hacia la eternidad. Pero yo la seguiré muy pronto, y nos volveremos a ver en el cielo”. Y así sucedió.

El 15 de Marzo de 1660, después de sufrir una dolorosa enfermedad y la gangrena de un brazo murió santamente, dejando fundada y muy extendida la más grande comunidad de religiosas. (San Vicente murió el 27 de Septiembre de ese mismo año).

Las 33,000 religiosas vicentinas o hijas de la Caridad tienen más de 3,300 casas en el mundo. En la casa donde está sepultada su fundadora, en París, allí mismo sucedieron las apariciones de la Virgen de la Medalla Milagrosa a la vicentina Santa Catalina Labouré. Las religiosas fundadas por Santa Luisa se dedican exclusivamente a obras de caridad.

El Papa Pío XI declaró santa a Luisa de Merillac en 1934, y el Sumo Pontífice Juan XXIII la declaró Patrona de los Asistentes Sociales.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Luisa_de_Marillac.htm)

08 mayo, 2023

Beata Miriam Teresa Demjanovich

 No hay ninguna descripción de la foto disponible.

La hermana Miriam Teresa nació en Bayonne, Nueva Jersey en 1901, la más joven de los siete hijos de una familia católica rutena (de rito oriental) provenientes del este de Eslovaquia. Tuvo una vida breve pues murió a los 26 años, tras sufrir muchas enfermedades. Desde joven estuvo vinculada a la congregación de las Hermanas de la Caridad de Santa Elizabeth, al principio a través del colegio de Santa Isabel y luego ingresó a la familia religiosa en 1925. Murió dos años después tras haberse destacado por la búsqueda de la perfección en la vida religiosa, por sus escritos espirituales, y su relación mística con el Señor.

Es autora del libro “Mayor perfección”, publicado póstumamente. Su causa de beatificación fue iniciada en la diócesis de Paterson en 1945. El Papa Benedicto XVI aprobó el decreto de sus virtudes heroicas y el Papa Francisco aprobó el decreto del milagro obrado por su intercesión el 17 de diciembre de 2013.

El Obispo de Paterson, Mons. Arthur Serratelli, escribió hace unos días que Miriam Teresa “se graduó de la secundaria pública local, disfrutaba la música, la poesía, el teatro y la danza apropiada para las jóvenes de su edad. Pero debajo de las experiencias ordinarias de la casa, la parroquia, la escuela y los amigos, estaba nutriendo una relación extraordinaria con Dios”.

“Su simplicidad, devoción y su oración dejaron una huella duradera en los que la conocieron. Su director espiritual inmediatamente reconoció su santidad única y le pidió escribir diversas conferencias para que él las pudiera dar a otras novicias”, dijo el Prelado.

Dios le dio la gracia de tener experiencias místicas y visiones, pero fue su constante esfuerzo por agradarle, incluso en las cosas más pequeñas, lo que la Iglesia “reconoce como ejemplo a seguir en el camino de la santidad. Su constante mensaje que todos estamos llamados a la santidad se anticipó a la enseñanza del Concilio Vaticano II”.

Se trata de un joven declarado ciego debido a la degeneración macular bilateral, cuya vista fue restaurada a partir de la oración con la intercesión de la hermana Miriam Teresa en 1964. El milagro se produjo en la arquidiócesis de Newark.

Las Hermanas de la Caridad fueron fundadas por Santa Elizabeth Ann Seton, en Maryland en 1809, en el espíritu de San Vicente de Paúl y santa Luisa de Marillac. Se dedican a la educación, cuidados de salud, servicios sociales en 22 diócesis de los Estados Unidos y en El Salvador y Haití.

El 4 de octubre de 2014 se convirtió en la primera en ser beatificada en suelo de los Estados Unidos.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=712)

07 mayo, 2023

Domingo 5 (A) de Pascua

 Imagen

Domingo 7 de Abril
Domingo 5 (A) de Pascua
 
Texto del Evangelio (Jn 14,1-12): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios: creed también en mí. En la casa de mi Padre hay muchas mansiones; si no, os lo habría dicho; porque voy a prepararos un lugar. Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros. Y adonde yo voy sabéis el camino».
 
Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?». Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto».
 
Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta». Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me conoces Felipe? El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. ¿Cómo dices tú: ‘Muéstranos al Padre’? ¿No crees que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí? Las palabras que os digo, no las digo por mi cuenta; el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí. Al menos, creedlo por las obras. En verdad, en verdad os digo: el que crea en mí, hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún, porque yo voy al Padre».
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«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí»
Pbro. Walter Hugo PERELLÓ (Rafaela, Argentina)
 
Hoy, la escena que contemplamos en el Evangelio nos pone ante la intimidad que existe entre Jesucristo y el Padre; pero no sólo eso, sino que también nos invita a descubrir la relación entre Jesús y sus discípulos. «Y cuando haya ido y os haya preparado un lugar, volveré y os tomaré conmigo, para que donde esté yo estéis también vosotros» (Jn 14,3): estas palabras de Jesús, no sólo sitúan a los discípulos en una perspectiva de futuro, sino que los invita a mantenerse fieles al seguimiento que habían emprendido. Para compartir con el Señor la vida gloriosa, han de compartir también el mismo camino que lleva a Jesucristo a las moradas del Padre.
 
«Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» (Jn 14,5). Le dice Jesús: «Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto» (Jn 14,6-7). Jesús no propone un camino simple, ciertamente; pero nos marca el sendero. Es más, Él mismo se hace Camino al Padre; Él mismo, con su resurrección, se hace Caminante para guiarnos; Él mismo, con el don del Espíritu Santo nos alienta y fortalece para no desfallecer en el peregrinar: «No se turbe vuestro corazón» (Jn 14,1).
 
En esta invitación que Jesús nos hace, la de ir al Padre por Él, con Él y en Él, se revela su deseo más íntimo y su más profunda misión: «El que por nosotros se hizo hombre, siendo el Hijo único, quiere hacernos hermanos suyos y, para ello, hace llegar hasta el Padre verdadero su propia humanidad, llevando en ella consigo a todos los de su misma raza» (San Gregorio de Nisa).
 
Un Camino para andar, una Verdad que proclamar, una Vida para compartir y disfrutar: Jesucristo.
 
Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«No se te dice: ‘Trabaja por dar con el camino, para que llegues a la verdad y a la vida’; no se te ordena esto. Perezoso, ¡levántate! El mismo camino viene hacia ti y te despierta del sueño en que estabas dormido. Levántate, pues, y anda» (San Agustín)
 
«El Señor es el único camino que nos conduce a la verdadera vida. La construcción de un mundo donde reine el amor y la concordia comienza en cada corazón humano, cuando en él se hacen vida la escala de valores y las actitudes evangélicas del Señor» (San Juan Pablo II)
 
«La fe en Él introduce a los discípulos en el conocimiento del Padre, porque Jesús es ‘el Camino, la Verdad y la Vida’ (Jn 14,6). La fe da su fruto en el amor: guardar su Palabra, sus mandamientos, permanecer con Él en el Padre (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.614)
 

06 mayo, 2023

Santo Domingo Savio, Patrono de las embarazadas


 

¡Oh!, Santo Domingo Savio, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo. Adorabais a ¨Jesús Eucaristía”
y lo imitabais con ardor de corazón, amando a María, con
entrega total. Decíais vos: “Si vosotros sois santos,
alegres estad siempre”. Vuestra corta y santa vida, era
toda amabilidad, cortesía y alegría, diciendo a menudo:
“Prefiero morir antes que pecar”. Mamá Margarita, la madre
de San Juan Bosco, le dijo un día a él: “Entre tus alumnos
tienes muchos que son maravillosamente buenos. Pero ninguno
iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie tan
alegre y tan piadoso como él, y ninguno tan dispuesto
siempre a ayudar a todos y en todo”. Tres años ganasteis
el Premio de Compañerismo, entre todos los ochocientos
alumnos. Vos decíais: “Nosotros demostramos la santidad,
estando siempre alegres”. Un día, después de confesaros,
comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sentisteis
que partíais al cielo y exclamasteis: “Papá, papá, qué
cosas tan hermosas veo”. Y, sonriendo expirasteis en paz.
Más tarde, a los ocho días, aparecisteis a vuestro padre
y le dijisteis que salvo era, luego a San Juan Bosco,
rodeado de muchos jóvenes le dijisteis: “Lo que más me
consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la
Santísima Virgen María. Recomiéndele a todos que le recen
mucho y con fervor. Y, dígales a los jóvenes que los espero
en el Paraíso”. Don Bosco, os escuchó admirado, y escribió
sobre vos, el fiel retrato de vuestro amor a Jesús y María,
testimonio de oro, para la familia, los jóvenes y los
mayores. Hoy, desde el cielo, alumbráis el sendero de
los jóvenes del mundo, que os aman, porque vos, en vuestra
corta vida, entregasteis todo de sí, y con justicia Dios os
coronó de luz, por vuestra maravillosa entrega de amor y fe;
¡oh!, Santo Domingo Savio, “viva consagración al Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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06 de Mayo
Santo Domingo Savio
Estudiante
(1857)

Historia

Domingo significa: El que está consagrado al Señor.

Entre los miles de alumnos que tuvo el gran educador San Juan Bosco, el más famoso fue Santo Domingo Savio, joven estudiante que murió cuando apenas le faltaban tres semanas para cumplir sus 15 años.

Nació Domingo Savio en Riva de Chieri (Italia) el 2 de abril de 1842.
Era el mayor entre cinco hijos de Ángel Savio, un mecánico muy pobre, y de Brígida, una sencilla mujer que ayudaba a la economía familiar haciendo costuras para sus vecinas.

Desde muy pequeñín le agradaba mucho ayudar a la Santa Misa como acólito, y cuando llegaba al templo muy de mañana y se encontraba cerrada la puerta, se quedaba allí de rodillas adorando a Jesús Eucaristía, mientras llegaba el sacristán a abrir.

El día anterior a su primera confesión fue donde la mamá y le pidió perdón por todos los disgustos que le había proporcionado con sus defectos infantiles. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: “Prefiero morir antes que pecar”.

A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco para probar que tan buena memoria tenía le dio un libro y le dijo que se aprendiera un capítulo. Poco tiempo después llegó Domingo Savio y le recitó de memoria todo aquel capítulo. Y fue aceptado. Al recibir tan bella noticia le dijo a su gran educador: “Ud. será el sastre. Yo seré el paño. Y haremos un buen traje de santidad para obsequiárselo a Nuestro Señor”. Esto se cumplió admirablemente.

Un día le dijo a su santo confesor que cuando iba a bañarse a un pozo en especial, allá escuchaba malas conversaciones. El sacerdote le dijo que no podía volver a bañarse ahí. Domingo obedeció aunque esto le costaba un gran sacrificio, pues hacía mucho calor y en su casa no había baño de ducha. Y San Juan Bosco añade al narrar este hecho: “Si este jovencito hubiera seguido yendo a aquel sitio no habría llegado a ser santo”. Pero la obediencia lo salvó.

Cierto día dos compañeros se desafiaron a pelear a pedradas. Domingo Savio trató de apaciguarlos pero no le fue posible. Entonces cuando los dos peleadores estaban listos para lanzarse las primeras piedras, Domingo se colocó en medio de los dos con un crucifijo en las manos y les dijo: “Antes de lanzarse las pedradas digan: ”. Los dos enemigos se dieron la mano, hicieron las paces, y no se realizó la tal pelea.

Por muchos años recordaban con admiración este modo de obrar de su amiguito santo. Cada día Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba como en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, como suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta de que ya habían pasado varias horas. Tanto le emocionaba la visita de Jesucristo en la Santa Hostia.

Por tres años se ganó el Premio de Compañerismo, por votación popular entre todos los 800 alumnos. Los compañeros se admiraban de verlo siempre tan alegre, tan amable, y tan servicial con todos. El repetía: “Nosotros demostramos la santidad, estando siempre alegres”.

Con los mejores alumnos del colegio fundó una asociación llamada “Compañía de la Inmaculada” para animarse unos a otros a cumplir mejor sus deberes y a dedicarse con más fervor al apostolado. Y es curioso que de los 18 jóvenes con los cuales dos años después fundó San Juan Bosco la Comunidad Salesiana, 11 eran de la asociación fundada por Domingo Savio.

En un sueño – visión, supo que Inglaterra iba a dar pronto un gran paso hacia el catolicismo. Y esto sucedió varios años después al convertirse el futuro cardenal Newman y varios grandes hombres ingleses al catolicismo.

Otro día supo por inspiración que debajo de una escalera en una casa lejana se estaba muriendo una persona y que necesitaba los últimos sacramentos. El sacerdote fue allá y le ayudó a bien morir.

Al corregir a un joven que decía malas palabras, el otro le dio un bofetón. Domingo se enrojeció y le dijo: “Te podía pegar yo también porque tengo más fuerza que tú. Pero te perdono, con tal de que no vuelvas a decir lo que no conviene decir”. El otro se corrigió y en adelante fue su amigo.

Un día hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo ni una verdad, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: “Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente. Y además a los promotores del desorden sí los podían expulsar si sabían que eran ellos, porque ya han cometido faltas. En cambio a mí, como era la primera falta que me castigaban, podía estar seguro de que no me expulsarían”.

Muchos años después el profesor y los alumnos recordaban todavía con admiración tanta fortaleza en un niño de salud tan débil.

La madre de San Juan Bosco, mamá Margarita, le decía un día a su hijo: “Entre tus alumnos tienes muchos que son maravillosamente buenos. Pero ninguno iguala en virtud y en santidad a Domingo Savio. Nadie tan alegre y tan piadoso como él, y ninguno tan dispuesto siempre a ayudar a todos y en todo”.

San Juan Bosco era el santo de la alegría. Nadie lo veía triste jamás, aunque su salud era muy deficiente y sus problemas enormes. Pero un día los alumnos lo vieron extraordinariamente serio. ¿Qué pasaba? Era que se alejaba de su colegio el más amado y santo de todos sus alumnos: Domingo Savio. Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado y que se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, y que tenía que irse por unas semanas a descansar en su pueblo. Cada mes, en el Retiro Mensual se rezaba un Padrenuestro por aquel que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: “el Padrenuestro de este mes será por mí”. Nadie se imaginaba que iba a ser así, y así fue. Cuando Dominguito se despidió de su santo educador que en sólo tres años de bachillerato lo había llevado a tan grande santidad, los alumnos que lo rodeaban comentaban: “Miren, parece que Don Bosco va a llorar”.

– Casi que se podía repetir aquel día lo que la gente decía de Jesús y un amigo suyo: “¡Mirad, cómo lo amaba!”. Domingo Savio estaba preparado para partir hacia la eternidad. Los médicos y especialistas que San Juan Bosco contrató para que lo examinaran comentaban: “El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios”. Y así fue.

El 9 de marzo de 1857, cuando estaba para cumplir los 15 años, y cursaba el grado 8º. De bachillerato, Domingo, después de confesarse y comulgar y recibir la Unción de los enfermos, sintió que se iba hacia la eternidad. Llamó a su papacito a que le rezara oraciones del devocionario junto a su cama (la mamacita no se sintió con fuerzas de acompañarlo en su agonía y se fue a llorar a una habitación cercana). Y a eso de las 9 de la noche exclamó: “Papá, papá, qué cosas tan hermosas veo” y con una sonrisa angelical expiró dulcemente. A los ocho días su papacito sintió en sueños que Domingo se le aparecía para decirle muy contento que se había salvado. Y unos años después se le apareció a San Juan Bosco, rodeado de muchos jóvenes más que están en el cielo. Venía hermosísimo y lleno de alegría. Y le dijo: “Lo que más me consoló a la hora de la muerte fue la presencia de la Santísima Virgen María. Recomiéndele a todos que le recen mucho y con gran fervor. Y dígales a los jóvenes que los espero en el Paraíso”.

Hagamos el propósito de conseguir la hermosa Biografía de Santo Domingo, escrita por San Juan Bosco. Y hagámosla leer en nuestra familia a jóvenes y mayores. A todos puede hacer un gran bien esta lectura.

Domingo: ¡Quiero ser como tú!.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Domingo_Savio_5_6.htm)

 

05 mayo, 2023

San Ángel de Sicilia, Mártir

 

 

 

¡Oh! San Ángel, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
su mártir y amado santo, cristiano católico y
miembro de la antiquísima Orden de Nuestra Señora
del Monte Carmelo. Viajasteis a Roma, al lado de San
Bartolo, fundador de la Orden, para pedir la aprobación
de la Regla para vuestra Orden. La Virgen María se
apareció a vuestros padres, haciéndolos discípulos de
su Hijo, Nuestro Señor Jesucristo. Vos, desde pequeño
mostrasteis interés por las cosas de Dios, porque vuestro
corazón, ansioso estaba para servirlo. A muy temprana
edad dominabais el griego, el latín y el hebreo. Cuando
estuvisteis más maduro en la fe, pedisteis ser incorporado
al Carmelo, en el monasterio de Santa Ana en Jerusalén.
Durante cinco años vivisteis como ermitaño y el mismo
Jesús se os apareció para mostraros el mal que le esperaba
a Tierra Santa, a causa de la invasión de los musulmanes.
El Señor os encomendó luego, que os dirigieses hacia
Occidente para predicar y convertir a los pecadores,
y despertar amor por la tierra donde nació y vivió.
Vos, tras ser ordenado sacerdote, recibisteis de vuestra
Orden, marchar a Roma, y obtener la aprobación de la
nueva Regla del Carmelo. Allí, predicasteis en la basílica
de San Juan de Letrán, con abundantes frutos de santidad.
En medio de aquellas tareas tuvisteis la visión de Cristo
que os mostraba los rostros de dos grandes santos: Santo
Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís, y Él, mismo
os dijo: “Hay dos nuevas y firmes columnas de la Iglesia”,
aludiendo a los dos grandes fundadores de las órdenes
mendicantes: los dominicos y los franciscanos. Más tarde,
os enviaron como predicador, a la isla de Sicilia, para
convertir a los seguidores de la herejía del catarismo,
que condenaba el sacramento del matrimonio, negaba la
resurrección de los muertos y planteaba una comprensión

errada de la doctrina moral cristiana. Allí con la
ayuda de Dios, convertisteis a muchos herejes e hicisteis
cercano el Evangelio de Cristo a muchos paisanos vuestros.
El enemigo os buscaba ya, hace mucho tiempo, hasta
que, un día, terminando de predicar fuisteis acuchillado
y herido de muerte, caísteis de rodillas, perdonasteis
a vuestros asesinos y ofrecisteis vuestra muerte por la
conversión de los pecadores. Volando así, vuestra alma al
cielo para ser coronada con corona de luz, como justo
premio a vuestra entrega increíble de amor y fe. ¡Aleluya!
¡Oh! San Ángel de Sicilia «vivo siervo del del Dios Vivo».

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado


5 de Mayo
San Ángel
Mártir

Cada 5 de mayo la Iglesia celebra a San Ángel de Sicilia, cristiano católico nacido en Palestina y uno de los primeros miembros de la Orden de Nuestra Señora del Monte Carmelo (carmelitas).

Al lado de San Bartolo, fundador de la Orden, Ángel viajó desde su tierra natal hasta Roma con el propósito de pedir la aprobación de la Regla para su Orden. Murió mártir en 1226 en Sicilia, Italia.

El camino de la oración y el anuncio

Este santo nació en la ciudad de Jerusalén en 1185. Sus padres fueron judíos conversos al cristianismo. De acuerdo a una antigua tradición, la Virgen María se apareció a sus progenitores para hacerlos discípulos de su Hijo.

Ángel mostró desde niño un gran interés por las cosas de Dios y que su corazón estaba hecho para entregarse a su servicio. Con poco más de 10 años empezó a estudiar y a los 15 ya dominaba el griego, el latín y el hebreo. Al llegar a los 25, más maduro en la fe, solicitó la incorporación al Carmelo, en el monasterio de Santa Ana en Jerusalén.

Durante los siguientes cinco años vivió como ermitaño y el mismo Jesús se le apareció para mostrarle el mal que le esperaba a Tierra Santa a causa de la invasión de los musulmanes. El Señor le encomendó luego que se dirija hacia Occidente para predicar y convertir a los pecadores, y así despertar en las gentes el deseo de velar por la tierra donde nació y vivió.

Ángel, tras ser ordenado sacerdote en 1218, recibió de su Orden la misión de viajar a Roma y obtener la aprobación pontificia de la nueva Regla del Carmelo. Esta llegaría posteriormente por mandato del Papa Honorio III en 1226.

El santo a quien Cristo mostró el futuro de la Iglesia

Por orden del Sumo Pontífice, San Ángel predicó por un tiempo en la basílica de San Juan de Letrán (Roma) con abundantes frutos de santidad. Estos intensos días de oración y predicación se convirtieron en ocasión propicia para un encuentro inesperado.

San Ángel tuvo una visión de Cristo que le mostraba los rostros de dos grandes santos: Santo Domingo de Guzmán y San Francisco de Asís. Luego el Salvador le dijo: “Hay dos nuevas y firmes columnas de la Iglesia”, en alusión a los dos grandes fundadores de las órdenes mendicantes: dominicos y franciscanos, respectivamente.

Abundantes frutos de conversión

Concluída esta etapa, San Ángel sería enviado como predicador a la isla de Sicilia (Italia), con el propósito de aleccionar y convertir a los seguidores del catarismo (herejía que condenaba el sacramento de matrimonio, negaba la resurrección de los muertos y planteaba una comprensión errada de la doctrina moral cristiana).

Con la ayuda de Dios, el santo tuvo éxito convirtiendo a muchos herejes; y gracias a su ascendencia judía, logró acercar el Evangelio a muchos de sus connacionales. Incluso se dice que logró convertir a más de 200 judíos en Palermo.

La vida de nuestro santo acabó en la ciudad de Licata, al suroeste de Sicilia. Cuando terminaba de predicar a la multitud, fue acuchillado por una banda de malhechores. Herido de muerte, cayó de rodillas, perdonó a sus asesinos y ofreció su muerte por la conversión de los pecadores.

La devoción a San Ángel de Sicilia se hizo muy popular desde mediados del siglo XV, cuando su culto fue oficialmente reconocido por el Papa Pío II, en 1459.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-angel-martir-de-los-carmelitas-90505)

04 mayo, 2023

San Florian, Patrono de Polonia y de los Bomberos

 

¡Oh! San Florián de Lorch, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, que siendo oficial del
ejército romano y encargado de las fuerzas imperiales
de Baviera, os abrazasteis a la Cruz de Cristo. Vos,
apagasteis un incendio con escasos recursos, por lo
que os gnasteis el patronazgo de las compañías de
bomberos. Reinaba el cruel Diocleciano, perseguidor de
la Iglesia y Aquilino, su cónsul recibió la orden de
eliminar a los cristianos y aunque vos, os negasteis
valientemente a cumplir sus órdenes, ya que, vos mismo
erais un converso a la causa de Cristo, conjuntamente
con mucha otra gente igual que vos, y en un acto de
valor increíble vos, entregasteis vuestro cargo y al
mismo tiempo, compartir la misma suerte que el resto
de vuestros hermanos en la fe. Vos, os entregasteis
serenamente a la soldadesca de Aquilino, y después, os
negasteis públicamente a adorar a los dioses romanos,
por lo que fuisteis azotado hasta quedar despellejado.
Vuestra ejecución, fue orden de Aquilino, siendo vuestro
cuerpo fue arrojado desde lo alto de un puente a las
aguas del río Enns, con una piedra atada al cuello.
Y así, voló vuestra alma al cielo, para recibir corona
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe.
Hoy, Diocleciano y Aquilino, son habitantes eternos del
averno y vos, dulce mártir, gozáis de las alegrías del
cielo, junto al mismo Dios, quien os dio la vida.
Vuestras reliquias se trasladaron a Roma y el Papa Lucio
Tercero, regaló una parte de las vuestras al rey Casimiro
de Polonia y al obispo de Cracovia. Santo Patrono de
Polonia, Linz, los limpiadores de chimeneas, fabricantes
de jabón, cerveceros y los viticultores. ¡Aleluya!
¡Oh! San Florian de Lorch, "vivo converso del Dios Vivo".

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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4 de Mayo
San Florián
Patrono de los Bomberos

San Florián de Lorch (Lorsch), patrono de Polonia, fue un oficial del ejército romano encargado de las fuerzas imperiales destacadas en Baviera (Alemania). San Floriano mártir -como también se le conoce, debido a su nombre en latín, “Florianus”- vivió en Lauriacum (Enns, Alta Austria) y, según la leyenda, intervino apagando un gran incendio con escasísimos recursos, por lo que la tradición le otorgó el patronazgo de las compañías de bomberos.

San Florián nació alrededor del año 250, en la ciudad de Aelium Cetiumin, hoy conocida como Saint Pölten, en Austria.

En tiempos de Diocleciano, cruel emperador perseguidor de la Iglesia, arribó a Baviera su representante, el cónsul Aquilino, con la orden de acelerar la eliminación de la creciente comunidad cristiana. Aquilino tuvo un encuentro con Florián en el que le solicitó su disposición para hacer valer el edicto del emperador en contra de la Iglesia. Florián se negó rotundamente, ya que él mismo era un converso a la causa de Cristo, y sabía que muchísima gente en toda la región estaba en su misma posición. En un acto de valor extremo, Florián entregó su cargo y decidió compartir la misma suerte que el resto de sus hermanos en la fe.

Las Actas de la época detallan que el mártir se entregó serenamente a los soldados de Aquilino. Después, se negaría públicamente a adorar a los dioses romanos, por lo que fue azotado hasta quedar despellejado.

El Martirologio Romano indica que su ejecución fue una orden directa de Aquilino y que esta tuvo lugar en Lorch (hoy Alemania). Florián fue arrojado desde lo alto de un puente a las aguas del río Enns con una piedra atada al cuello. Era el año 304.

Posteriormente, sus reliquias fueron trasladadas a Roma. El Papa Lucio III, en 1138, regaló una parte de ellas al rey Casimiro de Polonia y al obispo de Cracovia. Desde entonces, se considera a San Florián patrono de esa nación, así como lo es de la región de Linz (Austria). Hoy es posible venerar sus restos en Cracovia, Polonia, en la iglesia que lleva su nombre.

Este Santo aparece generalmente representado con una cubeta de agua en la mano, en alusión a la leyenda según la cual apagó un incendio, él solo, con tan solo una cubeta.

Los patronazgos de San Florián incluyen también a los deshollinadores de chimeneas, fabricantes de jabón, cerveceros, viticultores; también se pide su protección cuando alguien está en peligro de ahogarse.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-florian-patrono-de-polonia-y-martir-64360)

 

03 mayo, 2023

Santos Felipe y Santiago Apóstoles y Mártires


 

 ¡Oh!, Santos Felipe y Santiago, vosotros, sois los hijos
del Dios de la Vida y sus amados apóstoles, que, la dicha
tuvieron de servir a Jesús, Dios y Señor Nuestro. A vos,
Felipe, Nuestro Señor os preguntó el día de la multiplicación
de los panes así: “¿De dónde crees tú que podremos
conseguir pan para tanta gente?”. Y otro día, que unos
griegos deseaban hablar con Jesús, os pidieron que los
llevarais hacia Él. Y, en la Última Cena, fuisteis vos,
quien le dijo a Jesús: “Señor: muéstranos al Padre”, y Él,
os respondió: “¡Felipe, quien me ve a Mí, ve al Padre!”.
Y, en el día de Pentecostés, recibisteis junto con los otros
apóstoles y Nuestra Señora, la Virgen María, al Espíritu
Santo, en forma de lenguas de fuego. Y, así lleno de Él,
a Bitinia, marchasteis y allí, resucitasteis a un muerto
y entregasteis vuestra santa vida, muriendo martirizado
crucificado. Vos, por vuestra parte, Santiago, el mismo
Cristo, resucitado se os apareció, según San Pablo. Muy
estimado erais en la Iglesia de Jerusalén, tanto que os
llamaban “el obispo de Jerusalén”. Cuando Pedro liberado
fue por un ángel, os dejó el encargo de comunicaros a vos
y a los demás”. Pablo, de vos escribe así: “Santiago es,
junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales
de la Iglesia”. También, redactasteis la carta del Primer
Concilio de Jerusalén para todos los Cristianos y erais
llamado “El Santo”, pues la gente sabía de que vos, nunca
habíais cometido pecado grave. Nunca carne comíais, ni
tomabais licor. Estabais siempre de rodillas adorando
y orando a Dios en el templo, hasta que se os formaron
callos. Convertisteis a muchos judíos por vuestra palabra
y ejemplo. Un día, el impío Anás II y su banda, os dijeron:
“Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande
admiración, te presentes ante la multitud y les digas que
Jesús no es el Redentor”. Y, vos, les dijisteis: “Jesús
es el enviado de Dios para salvación de los que quieran
salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado
a la derecha de Dios”. Al oíros, decidieron vuestro fin,
y os arrojaron desde lo alto del templo. Vos, no moristeis,
al caer de tamaña altura y con vida aún, de rodillas
rezabais diciendo humildemente: “Padre Dios, te ruego que
los perdones porque no saben lo que hacen”. Antes, habíais
redactado vuestra famosa “Carta de Santiago”, con frases
como éstas: “Si alguien se imagina ser persona religiosa
y no domina su lengua, se equivoca y su religión es vana”.
“Oh ricos: si no comparten con el pobre sus riquezas,
prepárense a grandes castigos del cielo”. “Si alguno está
triste, que rece. Si alguno se enferma, que llamen a los
presbíteros y lo unjan con aceite santo, y esa oración
le aprovechará mucho al enfermo”. Y aquella, que a los
protestantes no gusta: “La fe sin obras, está muerta”. Hoy,
la gloria del Dios Vivo, os envuelve a ambos, como premio
justo a vuestra entrega increíble de amor y fe. ¡Aleluya!
¡Oh!, Santos Felipe y Santiago, “vivas rocas del Dios Vivo”.


© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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4 de Mayo
Santos Felipe y Santiago
Apóstoles

San Felipe

El evangelio dice que nació en Betsaida en Galilea. San Juan cuenta que Jesús lo llamó a pertenecer al grupo de sus discípulos al día siguiente de haber llamado a San Pedro y San Andrés. Felipe fue el que llamó a Natanael o Bartolomé y lo llevó a donde Jesús. Cuando el Señor eligió a los 12 apóstoles, uno de los elegidos fue Felipe. Y el día de la multiplicación de los panes, antes de obrar el milagro, Jesús le preguntó a Felipe: “¿De dónde crees tú que podremos conseguir pan para tanta gente?”. Un día en que unos griegos extranjeros quisieron hablar con el Divino Maestro le pidieron a Felipe que los llevara hacia El. Y en la Ultima Cena este fue el apóstol que le dijo a Jesús: “Señor: muéstranos al Padre”, y Jesús le respondió: “Felipe, quien me ve a Mí, ve al Padre”. El día de Pentecostés, Felipe recibió junto con los otros apóstoles y la Virgen María, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego.

Los narradores antiguos dicen que este Apóstol después de Pentecostés se fue a evangelizar a Bitinia, en el Asia Menor (cerca del Mar Negro). Papías, un autor del siglo II afirma que San Felipe logró el milagro de resucitar a un muerto. Y San Clemente de Alejandría dice que lo hicieron morir crucificado en una persecución contra los cristianos.


Santiago el Menor

Se le llama el Menor para diferenciarlo del otro apóstol, Santiago el Mayor (que fue martirizado poco después de la muerte de Cristo). El evangelio dice que era de Caná de Galilea, que su padre se llamaba Alfeo y que era familiar de Nuestro Señor. Es llamado “el hermano de Jesús”, no porque fuera hijo de la Virgen María, la cual no tuvo sino un solo Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, sino porque en la Biblia se le llaman “hermanos” a los que provienen de un mismo abuelo: a los primos, tíos y sobrinos (y probablemente Santiago era “primo” de Jesús, hijo de alguna hermana de la Sma. Virgen). En la S. Biblia se lee que Abraham llamaba “hermano” a Lot, pero Lot era sobrino de Abraham. Y se le lee también que Jacob llamaba “hermano” a Laban, pero Laban era tío de Jacob. Así que el decir que alguno era “hermano” de Jesús no significa que María tuvo más hijos, sino que estos llamados “hermanos”, eran simplemente familiares: primos, etc.

San Pablo afirma que una de las apariciones de Jesús Resucitado fue a Santiago. Y el libro de Los Hechos de los Apóstoles narra cómo en la Iglesia de Jerusalén era sumamente estimado este apóstol. (Lo llamaban “el obispo de Jerusalén”). San Pablo cuenta que él, la primera vez que subió a Jerusalén después de su conversión, fue a visitar a San Pedro y no vio a ninguno de los otros apóstoles, sino solamente a Santiago. Cuando San Pedro fue liberado por un ángel de la prisión, corrió hacia la casa donde se hospedaban los discípulos y les dejó el encargo de “comunicar a Santiago y a los demás”, que había sido liberado y que se iba a otra ciudad (Hech. 12,17). Y el Libro Santo refiere que la última vez que San Pablo fue a Jerusalén, se dirigió antes que todo “a visitar a Santiago, y allí en casa de él se reunieron todos los jefes de la Iglesia de Jerusalén” (Hech. 21,15). San Pablo en la carta que escribió a los Gálatas afirma: “Santiago es, junto con Juan y Pedro, una de las columnas principales de la Iglesia”. (Por todo esto se deduce que era muy venerado entre los cristianos).

Cuando los apóstoles se reunieron en Jerusalén para el primer Concilio o reunión de todos los jefes de la Iglesia, fue este apóstol Santiago el que redactó la carta que dirigieron a todos los cristianos (Hechos 15).

Hegesipo, historiador del siglo II dice: “Santiago era llamado ‘El Santo’. La gente estaba segura de que nunca había cometido un pecado grave. Jamás comía carne, ni tomaba licores. Pasaba tanto tiempo arrodillado rezando en el templo, que al fin se le hicieron callos en las rodillas. Rezaba muchas horas adorando a Dios y pidiendo perdón al Señor por los pecados del pueblo. La gente lo llamaba: ‘El que intercede por el pueblo’”. Muchísimos judíos creyeron en Jesús, movidos por las palabras y el buen ejemplo de Santiago. Por eso el Sumo Sacerdote Anás II y los jefes de los judíos, un día de gran fiesta y de mucha concurrencia le dijeron: “Te rogamos que ya que el pueblo siente por ti grande admiración, te presentes ante la multitud y les digas que Jesús no es el Mesías o Redentor”. Y Santiago se presentó ante el gentío y les dijo: “Jesús es el enviado de Dios para salvación de los que quieran salvarse. Y lo veremos un día sobre las nubes, sentado a la derecha de Dios”. Al oír esto, los jefes de los sacerdotes se llenaron de ira y decían: “Si este hombre sigue hablando, todos los judíos se van a hacer seguidores de Jesús”. Y lo llevaron a la parte más alta del templo y desde allá lo echaron hacia el precipicio. Santiago no murió de golpe sino que rezaba de rodillas diciendo: “Padre Dios, te ruego que los perdones porque no saben lo que hacen”.

El historiador judío, Flavio Josefo, dice que a Jerusalén le llegaron grandes castigos de Dios, por haber asesinado a Santiago que era considerado el hombre más santo de su tiempo.

Este apóstol redactó uno de los escritos más agradables y provechosos de la S. Biblia. La que se llama “Carta de Santiago”. Es un mensaje hermoso y sumamente práctico. Ojalá ninguno de nosotros deje de leerla. Se encuentra al final de la Biblia. Allí dice frases tan importantes como estas: “Si alguien se imagina ser persona religiosa y no domina su lengua, se equivoca y su religión es vana”. “Oh ricos: si no comparten con el pobre sus riquezas, prepárense a grandes castigos del cielo”. “Si alguno está triste, que rece. Si alguno se enferma, que llamen a los presbíteros y lo unjan con aceite santo, y esa oración le aprovechará mucho al enfermo” (de aquí sacó la Iglesia la costumbre de hacer la Unción de los enfermos). La frase más famosa de la Carta de Santiago es esta: “La fe sin obras, está muerta”. Es una frase que les disgusta mucho a los protestantes, porque ellos enseñan todo lo contrario. Ellos dicen que para salvarse no hacen falta las buenas obras, sino solamente la fe. Pero el Apóstol Santiago sabía mucho más que ellos, y repite que sin buenas obras, la fe queda muerta.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Felipe_Santiago_5_4.htm)