08 junio, 2023

Santa Beata María del Divino Corazón, Apóstol del Sagrado Corazón de Jesús

 Beata María del Divino Corazón de Jesús

 

¡Oh! Santa Beata María del Divino Corazón, vos, sois la hija
del Dios de la vida y su amada santa, que, siendo religiosa
de la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen
Pastor, influenciasteis en León Papa Trece, para redactar la
encíclica “Annum sacrum”, consagrando el mundo entero al Sagrado
Corazón de Jesús. Un día, vos escuchasteis el sermón sobre el
mandamiento de la ley al que Jesús se refiere en el Evangelio
de San Mateo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón
y con toda tu alma», suscitando en vuestra alma un grito de
vocación religiosa: «En ese momento pensé: ¡Tengo que llegar
a ser religiosa! Hubiera preferido que mis oídos no lo hubieran
escuchado, pero es imposible resistirse a la voz de Dios».
Y, luego de pasar por el internado de las Hermanas del Buen
Pastor, ingresasteis a su convento, respondiendo el llamado
del Sagrado Corazón de Jesús. Tomasteis los hábitos religiosos,
el día que en Lisieux, hacía lo mismo Santa Teresita del Niño
Jesús. Vos, a pedido del mismo Jesús, quien os continuó revelando
su voluntad por medio de locuciones interiores, escribisteis
al Papa León Trece, para pedir la consagración de la humanidad
al Sagrado Corazón de Jesús, quien accedió a vuestra petición
señalando que aquella, había sido la decisión más importante
de su pontificado. Vos. recibisteis la noticia con profunda
alegría y humildad en medio de vuestra salud resquebrajada. Y,
cosas de Dios, nunca presenciasteis el día de la consagración,
pues entregasteis vuestra alma a Dios, para coronada ser con
corona de luz y eternidad en la casa de Oporto. ¡Aleluya! 
El día de la Solemnidad de Todos los Santos, os beatificó
Pablo Sexto Papa, al cumplirse trescientos años de las
revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque,
¡Oh! Santa Beata María del Divino Corazón, "viva apóstol de la
misericordia del Sagrado Corazón de Jesús". ¡Aleluya! ¡Aleluya!

 © 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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08 de Junio
Santa Beata del Divino Corazón
Apóstol de la misericordia del
Sagrado Corazón de Jesús

La Beata María del Divino Corazón fue una religiosa perteneciente a la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor, conocida también como las Hermanas del Buen Pastor. A esta congregación se le reconoce el haber influenciado positivamente en el Papa León XIII para que redacte la encíclica “Annum sacrum” y consagre el mundo entero al Sagrado Corazón de Jesús.

María del Divino Corazón, nacida María Droste zu Vischering, nació en Alemania el 8 de septiembre de 1863, el día de la Solemnidad de la Natividad de la Virgen María. Sus padres eran parte de la nobleza alemana.

En 1878, María escuchó un sermón sobre el gran mandamiento de la ley al que Jesús se refiere en el Evangelio de San Mateo: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma». Relata ella misma lo que suscitaron esas palabras en su alma: «En ese momento pensé: ¡Tengo que llegar a ser religiosa! Hubiera preferido que mis oídos no lo hubieran escuchado, pero es imposible resistirse a la voz de Dios».

Diez años después, en 1888, luego de pasar por el internado de las Hermanas del Buen Pastor, ingresó al convento de la misma Congregación, ubicado en Münster, respondiendo a una inspiración que el Sagrado Corazón suscitó en su interior.

En 1889 tomó los hábitos religiosos, el mismo día que en Lisieux hacía lo propio la carmelita Santa Teresita del Niño Jesús.

Entre 1897 y 1898, la Madre María del Divino Corazón, por pedido del mismo Jesús -que le continuó revelando su voluntad por medio de locuciones interiores-, escribió al Papa León XIII para pedir la consagración de la humanidad al Sagrado Corazón de Jesús.

El Papa León XIII no sólo accedió a la petición el 11 de junio de 1899, sino que señaló expresamente que aquella había sido la decisión más importante de su pontificado. Sor María recibió la noticia con profunda alegría, sin embargo, su salud estaba deteriorada y no viviría para presenciar el día de la consagración.

El 8 de junio de aquel año Sor María entregó su alma al Señor en la casa de Oporto, casa madre de la Congregación, después de haber padecido de una parálisis durante tres años.

El día de la Solemnidad de Todos los Santos, el 1 de noviembre de 1975, fue Sor María fue beatificada por el Papa Pablo VI, al cumplirse 300 años de las revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María Alacoque, al lado de la cual la Beata María del Divino Corazón se distingue como apóstol de la misericordia del Sagrado Corazón de Cristo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-la-beata-maria-del-divino-corazon-apostol-del-corazon-de-cristo-73115)

07 junio, 2023

Beata Ana de San Bartolomé, religiosa carmelita, mística y discípula de Santa Teresa de Jesús.

 

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7 de Junio
Beata Ana de San Bartolomé
Religiosa carmelita, mística
y discípula de Santa Teresa de Jesús

Cada 7 de junio se recuerda a la Beata Ana de San Bartolomé, religiosa carmelita, mística y discípula de Santa Teresa de Jesús. Sor Ana impulsó, con grandes frutos, la expansión de la reforma carmelita descalza en Francia y los Países Bajos.

Fue proclamada “Libertadora de Amberes” (Bélgica) ya que la antigua ciudad de Flandes, que había sido escenario de los enfrentamientos entre católicos y protestantes durante buena parte del siglo XVI, ganó en paz y prosperidad gracias a la fundación del monasterio carmelita descalzo liderado por la Beata Ana.

El monasterio le dio nueva vida a la ciudad, la que alguna vez fue llamada “la más bella de las ciudades” en los siglos anteriores. Posteriormente, Amberes se salvaría de la destrucción a manos de los holandeses, gracias a que los católicos de allí se encomendaron a la beata.

Tiempos aciagos

Ana de San Bartolomé nació el 1 de octubre de 1549 con el nombre Ana García Manzanas en Almendral de la Cañada (Toledo, España).

Vivió durante el periodo que se denomina el "siglo de oro" español, cuando en América se llevaban a cabo los primeros grandes esfuerzos evangelizadores en el nuevo continente. España libraba una dura y sangrienta batalla en el marco de lo que se conoce como “guerras de religión” ocasionadas por el avance del protestantismo.

Por su parte, la Iglesia católica impulsaba la Contrarreforma, que tuvo en el Concilio de Trento su momento cumbre. El Concilio dio -entre otras medidas- un impulso a la reforma de las Órdenes religiosas como medio para renovar el catolicismo y hacer frente a las ideas protestantes.

Bajo el patrocinio del Apóstol Bartolomé

En ese contexto la joven Ana fue creciendo y madurando la idea de un posible llamado a la vida religiosa. Sin embargo, en un momento determinado su salud se vio afectada y enfermó gravemente. Entre sus hermanos y familiares se suscitó una gran preocupación, así que decidieron rezar una novena al Apóstol San Bartolomé para pedir por su curación.

El 24 de agosto de 1570, día de la fiesta del Apóstol, Ana fue llevada a una ermita dedicada a él y se curó milagrosamente. Ese mismo año, completamente recuperada, ingresó al convento de San José de Ávila como hermana lega y eligió a San Bartolomé como su santo patrono, cuyo nombre tomaría como carmelita descalza.

Santa Teresa de Ávila y el espíritu de la reforma

Siendo novicia, conoció a Santa Teresa de Jesús, impulsora de la reforma del Carmelo. La Doctora de la Iglesia aprobó su profesión y le tomó los votos el 15 de agosto de 1572. Luego la convirtió en su secretaria particular.

Aprendió a escribir pulcramente de modo milagroso. Destacó siempre por su extraordinaria caridad, por su unión mística con Dios y por su gentileza con el prójimo.

Tras el fallecimiento de Santa Teresa, Sor Ana de Bartolomé inició el periplo que la llevaría a Francia, Bélgica y Países Bajos fundando conventos, dejando en muchos lugares hermosos testimonios de su virtud.

En su autobiografía, escrita por obediencia, dejó constancia de las abundantes gracias de las que gozó durante su vida, en especial de los regalos místicos que el Señor le concedió. No falta el recuento de sus luchas contra los ataques y tentaciones del demonio.

Tuvo el don de la bilocación. Cuando se enteró de que su confesor, el P. Juan de San Cirilo, estaba por morir, rezó por él y de pronto se vio a su lado, dándole consejos a su enfermero. También tuvo el don del conocimiento de las almas, que le aprovechó mucho para dar consejo espiritual y asistir con su oración a quienes se le acercaban.

Epílogo

En 1624 Sor Ana de San Bartolomé sufrió una apoplejía, de la que no pudo recuperarse totalmente. El 7 de junio de 1626, luego de haber recibido la Extremaunción y la santa Comunión, cayó en éxtasis por unos minutos y entregó su alma en paz.

Ana de San Bartolomé fue beatificada en 1917 por el Papa Benedicto XV.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-la-beata-ana-de-san-bartolome-mistica-carmelita-92317)

 

06 junio, 2023

San Marcelino Champagnat: “Todo en honor de Jesús, pero, por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”.

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¡Oh!, San Marcelino Champagnat, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, consagrado a Nuestra Señora y su amado santo.
Nunca asististeis a escuela alguna y erais de pronto, experto
albañil y hábil negociante. Por compañero tuvisteis al “Santo
Cura de Ars”, San Juan María Vianey; con el cual os entendíais
de maravillas, mil. Os dedicasteis con toda vuestra alma,
acabar con el libertinaje de la juventud y decidisteis instruirlos
en la religión y la catequesis, tarea que hacíais con dulce
entrega y grande amor. Vuestro sacerdocio a Nuestra Señora
lo consagrasteis, fundando la congregación de los “Hermanos
Maristas”, cuyo lema: “caridad con todos” fue vuestra luz.
Los maltratos con los alumnos suprimisteis y disteis especial
importancia al canto, para eficaz hacer la enseñanza. La «escuela
activa» os recuerda como su promotor, que permitió a los alumnos
participar en clase, y que, cada religioso dedicara una hora diaria
para prepararse en la catequesis y en pedagogía para enseñar
mejor. Siempre repetíais a cada nada: “Todo en honor de Jesús,

pero, por medio de María. Todo por María, para llevar hacia
Jesús”. “Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra
Señora, la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar
dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos
su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más
fácilmente hacia Jesucristo”. Y, vuestra estatura, nunca
fue más grande que vuestra virtud, vuestro amor y alegría
desbrozadas en cada acto por pequeño que fuese a lo largo
de vuestra santa vida. Y, así, y luego de haber gastado con
pasión vuestro existir por los jóvenes, vuestra alma, voló
al cielo para, coronada ser, con corona de luz y eternidad
como premio a vuestra increíble y grande entrega de amor;
¡oh!, San Marcelino; “vivo pedagogo del Amor del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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6 de junio
San Marcelino Champagnat
Fundador
Año 1840

Nació en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre que llegó a ser alcalde del pueblo, por defender y favorecer la religión tuvo que sufrir mucho durante la revolución francesa. La mamá era sumamente devota de la Virgen Santísima y le infundió una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño, y le consagró su hijo a la Madre de Dios. Una tía muy piadosa le leía Vidas de Santos, y estas lecturas lo fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La lectura de las Vidas de Santos entusiasma mucho por la virtud.

Creció sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras lo fueron formando en un fuerte amor por la religión. Desde muy niño demostró mucha capacidad para aprender la albañilería, y la practicó en su niñez, y después este oficio le va a ser muy útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio. Compraba corderitos, los engordaba, y luego los vendía y así fue haciendo sus ahorros, con los cuales más tarde ayudará a costearse sus estudios.

Terminada la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón) se propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio y fundó varios seminarios. Cerca del pueblo de Marcelino abrieron un seminario mayor y un sacerdote visitador llegó a la casa de los Champagnat a visitar a alguno de los jóvenes a ingresar en el nuevo seminario. A Marcelino le entusiasmó la idea, pero su padre y su tío decían que él no servía para los estudios sino para los oficios manuales. Sin embargo el joven insistió y le permitieron entrar en el seminario.

Como lo habían anunciado el papá y el tío, los estudios le resultaron sumamente difíciles y estuvo a punto de ser echado del seminario por sus bajas notas en los exámenes. Pero su buena conducta y el hacerse repetir las clases por unos buenos amigos, le permitieron poder seguir estudiando para el sacerdocio. En el seminario tenía otro compañero que, como él, tenía menos memoria y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los dos sobresalían en piedad y en buena conducta y esto les iba a ser inmensamente útil en la vida. El compañero se llamaba Juan María Vianey, que después fue el Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.

Poco antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa que propagara la devoción a la Sma. Virgen y fueron en peregrinación a un santuario mariano a encomendar esta gracia. Marcelino logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.

En 1816 fue ordenado sacerdote y lo nombraron como coadjutor o vicario de un sacerdote anciano en un pueblecito donde los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas tomando licor, y la juventud en bailaderos nada santos, y la ignorancia religiosa era sumamente grande.

Marcelino se dedicó con toda su alma a tratar de acabar con las borracheras y los bailaderos y a procurar instruir a sus fieles lo mejor posible en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes que deseaban ser instruidos en la religión. Y hasta tal punto les gustaba su clase de catequesis, que antes de que abrieran la iglesia a las seis de la mañana, ya estaban allí esperando en la puerta para entrar a escucharle.

Marcelino era todavía muy joven, apenas tenía 27 años, y ya resultó fundando una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico y gigante en la virtud. Le había consagrado su sacerdocio a la Virgen María, y en una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración de dedicarse a fundar una congregación religiosa dedicada a enseñar catecismo a los niños y a propagar la devoción a Nuestra Señora.

Eso sucedió en 1816, y una placa allá en dicho santuario recuerda este importante acontecimiento. Lo que movió inmediatamente a Marcelino a fundar la Comunidad de Hermanos Maristas fue el que al visitar a un joven enfermo se dio cuenta de que aquel pobre muchacho ignoraba totalmente la religión. Se puso a pensar que en ese mismo estado debían estar miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran el catecismo. Lo preparó a bien morir, y se propuso buscar compañeros que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.

El 2 de enero de 1817 empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas en una casita que era una verdadera Cueva de Belén por su pobreza. Sus jóvenes compañeros se dedicaban a estudiar religión y a cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los formaba rígidamente en pobreza, castidad y obediencia, para que luego fueran verdaderamente apóstoles. Pronto empezaron a llegar peticiones de maestros de religión para parroquias y más parroquias.

Marcelino enviaba a los que ya tenía mejor preparados, y la casa se le volvía a llenar de aspirantes. Siempre tenía más peticiones de parroquias para enviarles hermanos catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó ayudado por sus novicios, y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a ensanchar el edificio.

Ante todo, las labores de sus religiosos estaban todas dirigidas a hacer conocer y amar más a Dios y a nuestra religión. El método empleado era el de la más exquisita caridad con todos. Marcelino no podía olvidar cómo una vez un profesor puso en público un sobrenombre humillante a un alumno y entonces los compañeros de ese pobre muchacho empezaron a humillarlo hasta desesperarlo. Por eso prohibió rotundamente todo trato humillante para con los alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha importancia al canto como medio de hacer más alegre y más eficaz la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los alumnos participan positivamente en las clases. Cada religioso debía dedicar una hora por día a prepararse en catequesis, y en pedagogía para saber enseñar lo mejor posible.

La quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino era su gran devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus religiosos: “Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”. Y les decía: “Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra Señora la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo”.

Marcelino murió muy joven, apenas de 51 años el 6 de junio de 1840. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer al estómago le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6,000 en 870 casas, en muy diversos países. Marcelino Champagnat fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcelino_Champagnat_6_7.htm)

05 junio, 2023

San Bonifacio, Patrono y Apóstol de Alemania


 

 ¡Oh!, San Bonifacio, vos, sois el hijo del Dios de la Vida, obispo
apóstol, mártir y patrono de Alemania. Os llamaban Winfrido
y os ordenaron sacerdote de Dios con dos compañeros más.
 Seguidamente, preparasteis vuestro viaje a Roma, para pedir
autorización de Gregorio Segundo Papa, para misionar
en vuestro continente. El Papa, os escuchó feliz y complacido
y en el momento de otorgaros la bendición os dijo: “Soldado
de Cristo, te llamarás Bonifacio”, que significa “bienhechor”.
Convertisteis en Frislandia y Hesse a cientos de bárbaros
de manera milagrosa. En Amoneburg, a orillas del río Olm,
fundasteis el primer monasterio, y de regreso a Roma,
el Papa, os ordenó Obispo. En Hesse, fundasteis el convento
de Fritzlar, y el monasterio de Ordruf. Presidisteis el concilio
donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío
de Carlomagno, quien os apoyó en vuestra empresa. El Papa
en Roma, os elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia,
para proseguir vuestra misión evangelizadora y os unieron
a vos, varios hermanos evangelizadores. Os apoyaron también
mujeres inglesas, para contribuir a la conversión de Alemania,
como santa Tecla, santa Walburga y una prima vuestra,
santa Lioba. Vos, proseguisteis fundando varios monasterios
y celebrando sínodos como el de Alemania y Francia.
Cuando teníais ochenta años, junto a cincuenta y dos
compañeros marchasteis a Holanda, porque los convertidos
habían apostatado y al desembarcar cerca de Dochum, miles
de habitantes que os esperaban, fueron bautizados y el día
de pentecostés recibieron el sacramento de la confirmación.
Un día, vos, os encontrabais leyendo, cuando escuchasteis
el rumor de gente que se acercaba. Salisteis de vuestra tienda
creyendo que serían los recién convertidos, pero, visteis una
turba decidida a mataros, siendo atacados con lanzas y espadas.
“¡Dios salvará nuestras almas!”, gritasteis vos. Uno de los
atacantes se arrojó sobre vos, y vos, levantasteis la Biblia
para protegeros. La espada partió el Santo Libro y también
vuestra cabeza, volando al cielo vuestra alma, para coronada
ser con corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor.
Santo Apóstol y Patrono amado de los católicos alemanes;
¡Oh! San Bonifacio, “vivo Apóstol y Patriarca del Dios Vivo”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Junio
San Bonifacio
Apóstol de Alemania

Bonifacio nació hacia el año 680, en el territorio de Wessex (Inglaterra). Su verdadero nombre era Winfrido. Ordenado sacerdote, en el año 716 con dos compañeros se encaminó a Turingia; pero aún no era la hora de su apostolado. Regresó a su monasterio y en el año 718 viajó a Roma para solicitar del papa Gregorio II autorización de misionar en el continente. El Sumo Pontífice lo escuchó complacido y, en el momento de otorgarle la bendición, le dijo: “Soldado de Cristo, te llamarás Bonifacio”. Este nombre significa “bienhechor”.

En 719 se dirigió a Frislandia. Allí estuvo tres años; luego se marchó a Hesse, convirtiendo a gran número de bárbaros. En Amoneburg, a orillas del río Olm, fundó el primer monasterio. Regresó a Roma, donde el papa lo ordenó obispo.

Poco después, en el territorio de Hesse, fundaba el convento de Fritzlar. En el año 725 volvió a dirigirse a Turingia y, continuando su obra misionera, fundó el monasterio de Ordruf. Presidió un concilio donde se encontraba Carlomán, hijo de Carlos Martel y tío de Carlomagno, quien lo apoyó en su empresa. En el año 737, otra vez en Roma, el papa lo elevó a la dignidad de arzobispo de Maguncia. Prosiguió su misión evangelizadora y se unieron a él gran cantidad de colaboradores.

También llegaron desde Inglaterra mujeres para contribuir a la conversión del país alemán, emparentado racialmente con el suyo. Entre éstas se destacaron santa Tecla, santa Walburga y una prima de Bonifacio, santa Lioba. Este es el origen de los conventos de mujeres. Prosiguió fundando monasterios y celebrando sínodos, tanto en Alemania como en Francia, a consecuencia de lo cual ambas quedaron íntimamente unidas a Roma.

El anciano predicador había llegado a los ochenta años. Deseaba regresar a Frisia (la actual Holanda). Tenía noticias de que los convertidos habían apostatado. Cincuenta y dos compañeros fueron con él. Atravesaron muchos canales, hasta penetrar en el corazón del territorio. Al desembarcar cerca de Dochum, miles de habitantes de Frisia fueron bautizados. El día de pentecostés debían recibir el sacramento de la confirmación.

Bonifacio se encontraba leyendo, cuando escuchó el rumor de gente que se acercaba. Salió de su tienda creyendo que serían los recién convertidos, pero lo que vio fue una turba armada con evidente determinación de matarlo.

Los misioneros fueron atacados con lanzas y espadas. “Dios salvará nuestras almas”, grito Bonifacio. Uno de los malhechores se arrojó sobre el anciano arzobispo, quien levantó maquinalmente el libro del evangelio que llevaba en la mano, para protegerse. La espada partió el libro y la cabeza del misionero. Era el 5 de junio del año 754.

El sepulcro de san Bonifacio se halla en Fulda, en el monasterio que él fundó. Se lo representa con un hacha y una encina derribada a sus pies, en recuerdo del árbol que los gentiles adoraban como sagrado y que Bonifacio abatió en Hesse. Es el apóstol de Alemania y el patriarca de los católicos de ese país.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy

Sancho, Florencio, Julián, Ciriaco, Marcelino, Nicanor, Faustino, Apolonio, Marciano, Zenaida, Ciria, Valeria, Marcia, Doroteo, Claudio, Adalaro, Lupercio, mártires; Eutiquio, obispo; Doroteo, presbítero; Félix, monje; beato Fernando de Portugal.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints)

04 junio, 2023

Solemnidad de la Santísima Trinidad (A)

 Evangelio del día: “Tanto amó Dios al mundo que nos dio a su Hijo Único para  que todo el que crea en Él no se pierda, sino que tenga vida eterna” -


Texto del Evangelio (Jn 3,16-18): En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
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«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único»

Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell (Lleida, España)

Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios al mundo…» (Jn 3,16) porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.

San Juan de la Cruz ha podido escribir: «Pon amor donde no hay amor, y encontrarás amor». Y esto es cierto, porque es lo que Dios hace siempre. Él «ha enviado a su Hijo al mundo (…) para que se salve» (Jn 3,17) gracias a la vida y al amor hasta la muerte en cruz de Jesucristo. Hoy le contemplamos como el único que nos revela el auténtico amor.

Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad. Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno. Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— es la ¡eternidad ya en medio de nosotros!

Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con el Amor mismo con que somos amados.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Tú, Trinidad eterna, eres como un mar profundo en el que cuanto más busco, más encuentro, y cuanto más encuentro, más te busco» (Santa Catalina de Siena)

  • «Si en la creación el Padre nos dio la prueba de su inmenso amor dándonos la vida, en la pasión y en la muerte de su Hijo nos dio la prueba de las pruebas: Él nos ama y nos perdona siempre» (Francisco)

  • «El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios: ‘En esto se manifestó el amor que Dios nos tiene: en que Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de Él’ (1Jn 4,9). ‘Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna’ (Jn 3,16)» (

  • Catecismo de la Iglesia Católica, nº 458)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2023-06-04)

03 junio, 2023

San Carlos Luanga y compañeros Mártires de Uganda

 

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¡Oh!, San Carlos Luanga y Mártires compañeros
de Uganda, vosotros sois los hijos del Dios de la Vida,
sus mártires y, sus amados santos, que, instruidos
en la verdad de los evangelios santos y el temor
de Dios, os convertisteis en ejemplo vivo y real,
y además germen de la fe y cristiandad del África
y del mundo, sobre todo de los jóvenes del tiempo
vuestro y del nuestro, porque, con la donación de
vuestra vida defendisteis el templo del Espíritu Santo,
y con vuestros santos cuerpos, os negasteis a que,
mancillados fueran por aquél tirano y depravado
reyezuelo llamado Muanga. Él mismo los volvió
a reunir y os preguntó: “¿Siguen decididos a seguir
siendo cristianos?”. Y vosotros con valor respondisteis
a viva voz y en en coro: “¡Cristianos hasta la muerte!”.
El infame rey, montó en ira y, fuera de sí, os mandó
mataros envolviéndoos en esteras de juncos secos,
y un inmenso montón de leña seca, colocándoos allí
y prendiéndoos rabioso fuego y, de entre las llamas
vuestras voces surgían clamando a Cristo y cantaban
a Dios, hasta vuestro último aliento de vuestras vidas.
Y, así, el malvado pudo sí, con vuestros cuerpos, pero,
jamás nunca, con las almas vuestras, que felices se
tornaron hacia la Casa del Padre, quien os la dio
y a donde fuisteis todos gozosos, para ser coronados
de luz, como premio, a vuestra entrega de amor y fe;
¡oh!, San Carlos Luanga “Viva antorcha del Dios de la Vida”.

© 2023 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Junio
San Carlos Luanga y los Mártires de Uganda
Año 1886

Santos mártires de Uganda

Os encomendamos a los jóvenes de nuestro tiempo para que sepan defender valientemente su pureza contra todos los corruptores, y para que nunca jamás se dejen robar por nadie su fe católica.

Uganda es un país del Africa. Los padres Blancos del Cardenal Lavigerie empezaron a misionar ese país y pronto hubo muchos negros convertidos al catolicismo y esta religión les transformó muy notablemente su modo de pensar y obrar.

Y sucedió que el jefe de esa nación, llamado Muanga, tenía el vicio de la homosexualidad. Y cuando el jefe del personal de mensajeros del palacio José Makasa, se convirtió al catolicismo le hizo saber al jefe que la Biblia condena y prohibe totalmente la homosexualidad y que la llama una “aberración”, o sea algo abominable, que va contra la Ley Divina y que es totalmente impropio de la persona humana. Y que el Libro Sagrado dice que “la homosexualidad es un pecado merecedor de la muerte” ( Levítico 18 ) y “algo que va contra la naturaleza (Rom. 1,26) y que los que lo cometen no poseerán el Reino de Dios (1 Cor. 6,10). Esto indignó tanto al reyezuelo, que ordenó asesinar a José Makasa el 15 de noviembre de 1885, y así este llegó a ser el primero de los 26 mártires de Uganda. (Ahora se llama San José Makasa). Otra de las causas del asesinato de José fue haber reprendido al rey por el asesinato del dos misioneros.

Al saber esta terrible noticia, los demás católicos que trabajaban en el palacio real como mensajeros o empleados, en vez de acobardarse, se animaron más fuertemente a preferir morir antes que ofender a Dios.

La segunda víctima fue un pequeño mensajero llamado Denis. El jefe Muanga quiso irrespetar a un jovencito llamado Muafa, pero este le dijo que su cuerpo era un templo del Espíritu Santo, y que él se haría respetar costara lo que costara. Averiguó el rey quién le había enseñado al niño estas doctrinas y le dijeron que era otro de los mensajeros, Denis, ¡y le dio muerte! Así este jovencito llegó a ser el segundo mártir San Denis. (Antes de darle muerte, el rey le preguntó: “¿eres cristiano?” y el niño respondió: “Sí, soy cristiano y lo seré hasta la muerte”).

Mientras tanto allá en un salón del palacio, el nuevo jefe de los mensajeros, Carlos Luanga (que había reemplazado a San José Makasa) reunía a todos los jóvenes y les recordaba lo que enseña San Pablo en la S. Biblia, que “los que cometen el pecado de homosexualidad tendrán un castigo inevitable por su extravío” ( Rom. 1,18 ) y les recordaba que “homosexualidad es la tendencia a cometer acciones impuras con personas del propio sexo”, y que eso no es amor de caridad que busca el bien de la otra persona, sino que es un “amor de concupiscencia” por el afecto que se siente hacia personas bien parecidas del propio sexo, y que lo que busca es satisfacer sus propios apetitos e inclinaciones anormales hacia las cualidades físicas del otro. Y les narraba cómo las ciudades de Sodoma y Gomorra fueron destruidas por una lluvia de fuego por cometer ese pecado, y cómo la Biblia anuncia tremendos castigos para los que lo cometen. Carlos terminaba sus charlas recordando aquellas palabras de Jesús: “Al que se declare a mí favor aquí, yo me declararé a su favor en el cielo”.

Con estas instrucciones de Carlos Luanga, ya todos los jovencitos mensajeros y empleados del palacio real de Uganda quedaron resueltos a perder su vida antes que renunciar a las creencias católicas o perder la pureza de su alma con un pecado de homosexualidad. Y ahora iba a llegar el desenlace fatal y sangriento.

El reyezuelo tenía como primer ministro al terrible brujo Katikiro, el cual estaba disgustadísimo porque los que se volvían cristianos católicos, ya no se dejaban engañar por sus brujerías. Y entonces se propuso convencer al rey de que debía hacer morir a todos los que se declararon cristianos.

El cruel Muanga reunió a todos sus mensajeros y empleados y les dijo: “De hoy en adelante queda totalmente prohibido ser cristiano, aquí en mi reino. Los que dejen de rezar al Dios se los cristianos, y dejen de practicar esa religión, quedarán libres. Los que quieran seguir siendo cristianos irán a la cárcel y a la muerte”. Y luego les dio una orden mortal: – Los que quieran seguir siendo cristianos darán un paso hacia adelante”.

Inmediatamente Carlos Luanga, jefe de todos los empleados y mensajeros del palacio, dio el paso hacia adelante. Lo siguió el más pequeño de los mensajeros, que se llamaba Kisito. Y enseguida 22 jóvenes más dieron el paso decisivo. Inmediatamente entre golpes y humillaciones fueron llevados todos a prisión.

El Padre misionero no había alcanzado a bautizar a algunos de ellos, y entonces estos jóvenes valientes viendo que su muerte estaba ya muy próxima pidieron a Carlos que los bautizara. Y allí en la oscuridad de la prisión Carlos Luanga bautizó a los que aún no estaban bautizados, y se prepararon todos para su paso a la eternidad feliz, que ya estaba muy cerca.

El reyezuelo los volvió a reunir y les preguntó: “¿Siguen decididos a seguir siendo cristianos?”. Y ellos respondieron a coro: “Cristianos hasta la muerte”. Entonces por orden del cruel ministro Katikiro fueron llevados prisioneros a 60 kilómetros de distancia por el camino, y allí mismo fueron asesinados por los guardias.

Después de haberlos tenido siete días en prisión en esas lejanías, en medio de los más atroces sufrimientos, mientras reunían la leña para el holocaustos el 3 de junio del año 1886, día de la Ascensión, los envolvieron en esteras de juncos muy secos, y haciendo un inmenso montón de leña seca los colocaron allí y les prendieron fuego. Entre las llamas salían sus voces aclamando a Cristo y cantando a Dios, hasta el último aliento de su vida.

Por el camino se llevaron los verdugos a dos mártires más, ya mayores de edad. El uno por haber convertido y bautizado a unos niños (San Matías Kurumba) y el otro por haber logrado que su esposa se hiciera cristiana (San Andrés Kawa). Ellos se unieron a los otros mártires (de los cuales 17 eran jóvenes mensajeros) y en total murieron en aquel año 26 mártires católicos por defender su fe y su castidad.

El cruel Katikiro fue fusilado y echado a los perros unos años después en una revolución. El reyezuelo Muanga fue derrotado por sus enemigos y desterrado a terminar sus años en una isla solitaria. Y los 26 mártires de Uganda, con Carlos Luanga a la cabeza, fueron declarados santos por el Papa Pablo VI, y ahora en Uganda hay un millón de católicos: “La sangre de los mártires, produce nuevos cristianos”.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Carlos%20Luanga_6_3.htm)

02 junio, 2023

San Félix de Nicosia, Fraile Capuchino OFMC "Sea por amor de Dios"

 

02 de Junio
San Félix de Nicosia
Fraile Capuchino OFMC

Cada 2 de junio se celebra a San Félix de Nicosia, humilde fraile capuchino (Orden de los Frailes Menores Capuchinos) del s. XVIII, ejemplo de austeridad, entrega y, por sobre todo, de amor a Dios, manifestado en la obediencia y la caridad con los pobres y vulnerables.

San Félix nació en la ciudad siciliana de Nicosia (Italia) en el año 1715. Su nombre de pila fue Filippo Giácomo Amoroso. A los 20 años, pidió ser admitido en el convento de los franciscanos capuchinos en condición de hermano lego, ya que, por ser analfabeto, no podía aspirar a ser clérigo.

Fue rechazado durante 8 años consecutivos, hasta que finalmente fue admitido en el convento de Mistretta, Sicilia. Hizo su profesión perpetua el 10 de octubre de 1774, y, de inmediato, fue enviado al convento de Nicosia, su pueblo natal.

Limosnero pero rico

Durante gran parte de su vida religiosa ejerció el oficio de limosnero. Cada día recorría las calles de su pueblo llamando a las puertas de los ricos, invitándolos a compartir sus bienes y a acudir a Dios, de quien todos somos deudores.

Luego, tocaba las puertas de los pobres, ofreciendo asistencia en sus necesidades y recordándoles que aún en medio de la pobreza hay mucho que ofrecer y compartir. De esta manera, él mismo se convirtió en nexo de unión entre unos y otros, ayudando a romper los muros sociales.

Con su conducta amable, San Félix conmovía a sus coetáneos, especialmente porque siempre daba las gracias, tanto cuando recibía donativos como cuando lo rechazaban o maltrataban. En cualquiera de los casos su respuesta era la misma: “Sea por amor de Dios".

Iletrado pero sabio

Aunque era analfabeto, conocía bien las Sagradas Escrituras y la doctrina cristiana, pues se esforzaba en retener los pasajes bíblicos que le resultaban más significativos, así como los textos de los maestros espirituales que se leían en el convento durante las comidas.

Algo similar hacía con lo que escuchaba en la homilía. El hermano Félix demostró con contundencia que era realmente bueno para atesorar lo que llegaba a sus oídos para, una vez interiorizado, compartirlo con cualquiera que lo necesitara.

Fue un gran amante de la Eucaristía (se pasaba horas orando ante el Sagrario). Profesó una devoción particular a la Virgen de los Dolores (llevó en su pecho durante treinta años una imagen de la Virgen) y la Pasión de Cristo (solía meditar sobre el sacrificio de Cristo en la Cruz con los brazos cruzados).

Dócil instrumento de Dios

San Félix tenía como mayor aspiración corresponder lo mejor posible al amor de Dios. Sabía que si de Dios se aferraba, todo lo restante calzaría en su lugar. Sabía también que si había que preocuparse de algo, debía ser poner a Dios en primer lugar, siempre.

El Señor, sabiéndose reparado por la piedad del humilde santo, adornó su vida con el don de curar enfermedades, tanto del cuerpo como del alma. En nombre de Cristo obró muchos milagros. Se sabe, además, que el buen Hno. Félix recibió el don de la bilocación, gracias al cual sirvió a más gente.

El santo murió el 31 de mayo de 1787 en el convento de Nicosia, su hogar, a la edad de 78 años. Fue beatificado el 12 de febrero de 1888 por el Papa León XIII y canonizado el 23 de octubre del 2005 por el Papa Benedicto XVI.

"Sea por amor de Dios"

En la homilía de la misa de canonización, el Papa pronunció unas palabras dedicadas a San Félix: «”Sea por amor de Dios”. Así podemos comprender bien cuán intensa y concreta era en él la experiencia del amor de Dios revelado a los hombres en Cristo. Este humilde fraile capuchino, hijo ilustre de la tierra de Sicilia, austero y penitente, fiel a las expresiones más auténticas de la tradición franciscana, fue plasmado y transformado gradualmente por el amor de Dios, vivido y actualizado en el amor al prójimo. Fray Félix nos ayuda a descubrir el valor de las pequeñas cosas que enriquecen la vida, y nos enseña a captar el sentido de la familia y del servicio a los hermanos, mostrándonos que la alegría verdadera y duradera, que anhela el corazón de todo ser humano, es fruto del amor».

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-felix-de-nicosia-el-humilde-30720)