13 enero, 2024

San Hilario de Poitiers, Custodio de la Santísima Trinidad

 

 SAN HILARIO, Obispo de Potiers

 

¡Oh!, San Hilario, vos, sois el hijo de Dios de la Vida,
su obispo y santo, que ávido del saber cultivasteis las letras
y la filosofía. El Evangelio de San Juan iluminó vuestro
espíritu, recibiendo el bautismo, para vivir desde entonces
con singular honestidad y virtud tanto que, al fallecer el obispo
de Poitiers, fuisteis designado para ocupar aquella sede.
En vuestro tiempo pretendía brillar la herejía arriana, que,
afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la primera
de las criaturas creadas por Dios, pero vos, sosteníais la
Unidad de las Tres Personas, y que, el Verbo divino se había
hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo
recibiesen. Y, tan luego afirmasteis tal cosa, Constancio
emperador, partícipe de la herejía os desterró a Frigia.
Y vos, durante cuatro años recorristeis las ciudades de
Oriente, discutiendo y demostrando la verdad de corazón
diciendo: “Permanezcamos siempre en el destierro -repetíais-
con tal que se predique la verdad”; y al mismo tiempo enviabais
vuestro tratado de los Sínodos y los doce libros Sobre
la Trinidad, considerada vuestra obra cumbre. Os llamó
el emperador y asististeis al concilio de Seleucia de Isauria,
tratando allí, sobre los misterios de la fe. Después pasasteis
a Constantinopla, donde presentasteis al emperador como
el anticristo, pero, os consideraron como un agitador y
vuestros mismos enemigos os echaron de Oriente, volviendo
así a Poitiers. San Jerónimo, cuenta la alegría con que
fuisteis recibido por todos los católicos. Realizasteis
exégesis, sobre los divinos misterios, los salmos y sobre
san Mateo. Compusisteis himnos, entre ellos el “Gloria in
excelsis”. Isidoro de Sevilla, dice que vos, fuisteis el
primero que introdujisteis los cánticos en las iglesias de
Occidente. Pero el enemigo no duerme y combatisteis al arrriano
Auxencio, causa por la cual sois condenado a abandonar
Italia, con pretextos falsos. Además, vos, tuvisteis
numerosos discípulos y dentro de ellos, a san Martín de
Tours, y muchos herejes a los que convertisteis. Y, así y luego
de haber gastado vuestra santa vida en buena lid, voló vuestra
alma, para coronada ser con corona de luz eterna. A vos, os
conocen con el título de “Atanasio de Occidente”, y San Jerónimo
y San Agustín os llaman “gloriosísimo defensor de la fe”,
¡Oh! San Hilario de Poitiers, “vivo Atanasio del Dios de la Vida.»

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________________

13 de enero
San Hilario de Poitiers
Obispo, Doctor de la Iglesia

Su nombre significa “sonriente”, nació en Poitiers, Francia, hacia el año 315. Sus padres eran nobles, pero gentiles. Ávido de saber, cultivó las letras y la filosofía. Después dio con los libros sagrados, y el Evangelio de San Juan iluminó su espíritu. En el año 345 recibió el bautismo. Desde entonces vivió con tanta honestidad y virtud que, al fallecer el obispo de Poitiers, fue escogido para ocupar aquella sede. Era el año 350.

El siglo en que vivió Hilario estaba convulsionado por contiendas dogmáticas, sobre todo por la herejía arriana, que afirmaba que el Verbo no era Dios, sino sólo la primera de las criaturas creadas por Dios. Hilario sostenía, de acuerdo con la ortodoxia, la unidad de las tres personas, y que el Verbo divino se había hecho hombre para convertir en hijos de Dios a los que lo recibiesen. Los seguidores de Arrio consiguieron que el emperador Constancio, inficionado de la herejía, desterrase a Hilario a Frigia, provincia romana de Asia, situada en la extremidad del Imperio. Hacia allí se dirigió a fines del 356.

Durante cuatro años recorrió las ciudades de Oriente, discutiendo. “Permanezcamos siempre en el destierro -repetía- con tal que se predique la verdad”. Al mismo tiempo enviaba a Occidente su tratado de los Sínodos y en 359 los doce libros Sobre la Trinidad, que se consideraba su mejor obra.

Llamado por una orden general del emperador, asistió al concilio que se realizó en Seleucia de Isauria, ciudad del Asia Menor, en la región montañosa de Tauro. Allí trató Hilario sobre los altos y dificultosos misterios de la fe. Después pasó a Constantinopla, donde en un escrito presenta al emperador como Anticristo. Considerado como un agitador e intimidados por su intrepidez, sus mismos enemigos trabajaron para echarlo de Oriente.

Así volvió Hilario a Poitiers. San Jerónimo refiere el júbilo con que fue recibido por los católicos. Allí realizó una profunda labor de exégesis, en los tratados que escribió sobre los divinos misterios, sobre los salmos y sobre san Mateo. Compuso también himnos y algunos le atribuyeron el “Gloria in excelsis”.

Según Isidoro de Savella, Hilario fue el primero que introdujo los cánticos en las iglesias de Occidente. Vuelve a la lucha. En Milán está el arriano Auxencio. Hilario lo combate con su característica intrepidez y es condenado a abandonar Italia bajo pretexto de introducir la discordia en la Iglesia de esa ciudad.

Tuvo Hilario numerosos discípulos, el más ilustre de ellos san Martín de Tours, y muchos fueron los herejes que convirtió. Murió el 13 de enero del año 368. Sus reliquias reposaron en Poitiers hasta el año 1652, en que fueron sacrílegamente quemadas por los hugonotes. Se le ha dado el título de Atanasio de Occidente.

San Jerónimo y san Agustín lo llaman gloriosísimo defensor de la fe. Por la profunda influencia que ejerció como escritor, el papa Pío IX, a petición de los obispos reunidos en el sínodo de Burdeos, declaró a san Hilario doctor de la Iglesia.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Hilario.htm)

12 enero, 2024

Santa Margarita Bourgeoys, Fundadora

 

 

 

 ¡Oh! Santa Margarita Bourgeoys, vos sois la hija del Dios
de la Vida y su amada santa, que fundasteis la Congregación
de las Hermanas de Nuestra Señora de Montreal, para la ayuda
de los niños de la naciente ciudad de Montreal. Vos, vuestra
vida la dedicasteis a las familias más necesitadas de vuestra
ciudad natal y más tarde en Montreal. Impartisteis instrucción
humana y cristiana tanto en las escuelas y las parroquias,
hasta vuestra muerte. Contagiasteis vuestro dinamismo en las
mujeres, y su formación con un espíritu cristiano. Por entonces
no se entendía, que las religiosas vivieran fuera de la clausura
de los conventos, pero vos, animada por el llamado de Dios,
fundasteis en Canadá la primera Congregación Femenina sin
clausura de la historia de la Iglesia. El gobernador de Montreal
por obra de Dios, os condujo a vuestra tarea de maestra, que
os hizo inaugurar la primera escuela de Montreal, que poco
a poco se fue consolidando. Y, Dios, siguió obrando para vos,
con más apoyo, alentada por el rey de Francia. No todo fue
color de rosa, se incendió vuestro convento y el nuevo obispo
deshizo vuestra comunidad y las integró a las ursulinas.
Vos, con tesón y porfía, rezasteis para que se manifieste la
voluntad de Dios y finalmente, veinticuatro primeras hermanas
hicieron la profesión de votos simples. Así, habíais fundado
la primera escuela para indios, en la que ya había, dos jóvenes
iroquesas. En Quebec, fundasteis la segunda de las más de
doscientas casas que lograron tener más tarde. Y, así y luego
de haberos gastado en buena lid, voló vuestra alma al cielo
para ser coronada de luz, como premio a vuestra entraga de amor;
¡Oh! Santa Margarita Bourgeoys, "vivo amor por el Dios Vivo".


© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

________________________________________

12 de Enero

Santa Margarita Bourgeoys

Originaria de Troyes, Francia, donde nació en 1620. Se trasladó al Canadá donde fundó la Congregación de las Hermanas de Nuestra Señora de Montreal, con la finalidad de asistir y enseñar a los niños de la incipiente ciudad de Montreal.

Santa Margarita Bourgeoys, que nació en Troyes (Francia), el año 1620, dedicó totalmente su vida a los más necesitados, a partir de la edad de 20 años. Su campo de acción fueron las familias pobres de la ciudad natal. Pero luego fue a Montreal (Canadá), entonces posesión francesa y allí durante largos años se entregó, juntamente con sus primeras hermanas, a impartir una instrucción humana y cristiana tanto en las escuelas como en las parroquias, hasta su muerte, que tuvo lugar en 1700.

De modo especial cooperó a la edificación de aquel nuevo país, intuyendo el papel determinante de las mujeres, y se afanó con asiduidad en su formación con un espíritu profundamente cristiano.

En una época en donde no se concebía religiosas que vivieran fuera de la clausura de los conventos, Margarita, animada por la certeza del llamado de Dios, fundó en Canadá la primera Congregación Femenina sin clausura de la historia de la Iglesia.

En 1652, Margarita se entera de que el gobernador de Montreal estaba buscando una maestra de escuela para su pequeña colonia, y ella interpretó esto como un signo de Dios, embarcándose rumbo a esta joven colonia americana para servir como maestra.

En 1657 inauguró la primera escuela de Montreal, que poco a poco va recibiendo más alumnos. Como ya no podía darse abasto y le preocupara también la educación de los niños indígenas, regresa a Francia por ayuda. Un año más tarde retorna con cuatro jóvenes y comienza a pensar en fundar una nueva congregación religiosa que recibe el aliento del Rey de Francia, al que visita en un nuevo viaje en busca de más jóvenes que quisieran vivir su llamado.

En 1676, el primer obispo de Quebec, Mons. Laval, quiere orientar a la nueva comunidad según sus ideas; en 1683, el convento se incendia y dos hermanas mueren carbonizadas, entre ellas su sobrina.

El nuevo obispo decide deshacer la comunidad e integrarla a las ursulinas que vivían en claustro. Margarita lucha y reza para que se manifieste la voluntad de Dios y finalmente, en 1698, las veinticuatro primeras hermanas pudieron hacer la profesión de votos simples, en la nueva Congregación.

Había fundado la primera escuela para indios en 1676. En 1679, había ya dos jóvenes iroquesas en la congregación. En 1685, fueron invitadas a Quebec, y allí fundaron la segunda de las más de doscientas casas que tendrán más tarde.

Murió el 12 de enero de 1700 en Montreal, Canadá. Fue beatificada por Pío XII en 1950 y canonizada en 1982 por Juan Pablo II.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=648)

11 enero, 2024

Santo Tomás de Cori, Devoto de la Eucaristía

 

 Hoy celebramos a Santo Tomás de Cori, amante de la Eucaristía que vivió 40 años de sequía espiritual

 

¡Oh¡ Santo Tomás de Cori, vos sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo. “El santito”, os llamaba la gente, y que,
en vuestras horas largas de soledad aprendisteis a ver a ver
a Dios en las cosas sencillas, en la naturaleza y, en la

oración. Os atraía, desde siempre ser discípulo de San
Francisco, pero la responsabilidad de vuestras hermanas os
impió hacerlo, esperando hasta que se casaran y luego, os
aceptaron y os enviaron a Orvieto a estudiar teología y en
ella os odenaron sacerdote y al poco tiempo, os nombraron
maestro de novicios. Vos, os retirasteis a vivir en el convento
de Bellegra. Allí escribisteis los estatutos para la formación
de los religiosos y también para normar la vida en los conventos

de retiro. Vuestra fama de santidad hizo que muchos religiosos
y laicos acudiesen a vos, para pedir consejo o dirección
espiritual. Vuestra predicación era clara y sencilla, tanto que,
conmovían a los más duros corazones, que se veían impulsados
a reconciliarse con Dios y a vivir la fe intensamente en sus
vidas. Vos pasabais largas horas ante el Santísimo sin que nadie
pudiera imaginar que por cuarenta vivierais una gran sequedad
espiritual, sufriendo la ausencia de todo consuelo en la oración
y en la vida espiritual, pero, nunca nadie os vió jamás triste,

siendo para vuestros hermanos un padre afable y lleno de
amabilidad. Algunos, se oponían a la reforma del convento,
pero vos los tratabais con suma paciencia y humildad, ganándoos
sus corazones a fuerza de caridad y de testimonio. Y, así,
y luego de haber gastado vuestra santa vida en buena lid, voló
vuestra al cielo, para ser coronada con corona de luz y eternidad;

¡Oh! Santo Tomás de Cori, «vivo Amor por la Santa Eucaristía».

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado


11 de Enero
Santo Tomás de Cori

Nació en Cori (Italia), el 4 de junio de 1655. A los 14 años quedó huérfano y se quedó a cargo de sus dos hermanas menores. A fin de mantenerlas se dedicó al pastoreo. “El santito”, como cariñosamente lo llamaba la gente, en sus largas horas de soledad aprendió a ver a Dios en las cosas sencillas, en la naturaleza y, sobretodo, en la oración.

Un tiempo después tuvo contacto con los franciscanos de su pueblo y rápidamente se sintió llamado a ser discípulo de San Francisco. Sin embargo, no ingresó a la Orden hasta que ambas se casaron. Una vez aceptado, le enviaron a Orvieto a estudiar teología. En esa ciudad es ordenado sacerdote en 1683. Poco tiempo después fue nombrado maestro de novicios.

Los franciscanos se habían expandido por todo el mundo; pero no todos vivían con fervor su vocación. Por esos días, aparecieron en varios conventos los llamados “Retiros”, como una iniciativa en la que se acentuaba la vida espiritual y el espíritu de pobreza. Tomás pidió irse a vivir a uno de estos conventos en Bellegra. Allí escribió estatutos para la formación de los religiosos y también para normar la vida de este tipo de conventos-retiro.

La Orden reunida en Capítulo General en Murcia, en España, los generalizó para todos los conventos-retiro franciscanos del mundo.

La fama de santidad de Tomás suscitó que muchos religiosos y laicos acudieran a él para pedir consejo o dirección espiritual. Su predicación era de una claridad y sencillez tales que conmovía los corazones de aquellos que acudían a escucharlo y se veían impulsados a reconciliarse con Dios y a vivir la fe intensamente.

Tomás pasaba largas horas ante el Santísimo sin que nadie pudiera imaginar que por 40 años vivió una gran sequedad espiritual, sufriendo la ausencia de todo consuelo en la oración y en la vida espiritual. Nadie lo vio nunca triste.

Santo Tomás de Cori fue para sus hermanos un padre lleno de amabilidad. A algunos que se oponían a la reforma del convento, los trató con suma paciencia y humildad, ganándose sus corazones a fuerza de caridad y de testimonio.

Murió después de una larga jornada en el confesionario el 11 de enero de 1729. Fue canonizado por Juan Pablo II el 21 de noviembre de 1999.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-santo-tomas-de-cori-sacerdote-franciscano-49577)



10 enero, 2024

Beato Gregorio X, Papa

 No hay ninguna descripción de la foto disponible.

10 de enero

Beato Gregorio X
Papa
 
Fue elegido Papa sin ser sacerdote y mientras servía con los cruzados. Se dice que San Buenaventura influyó en su elección con una célebre frase que cambió la historia de la Iglesia.
 
En el libro Vidas de los Santos del historiador P. Alban Butler se indica que el Beato Gregorio X, cuyo nombre civil era Teobaldo Visconti (1210-1276), era natural de Piacenza (Italia). Además, llegó a ser archidiácono en Lieja (Bélgica), un antiguo cargo eclesiástico con funciones en la administración diocesana.
 
Más adelante, por orden del Papa Clemente IV partió como predicador en una cruzada por Tierra Santa. De acuerdo a la Diócesis de Arezzo (Italia), donde se conservan las reliquias del Beato, él se desempeñó en Palestina “como capellán de los cruzados”.
 
Clemente IV murió y la Iglesia se sumió en una grave crisis porque los cardenales, divididos entre los pro alemanes y los pro franceses, no podían ponerse de acuerdo para elegir al sucesor.
 
Tras varios años sin pontífice, los purpurados crearon una comisión de seis cardenales que debían designar al nuevo Santo Padre.
 
La Diócesis de Arezzo indica que el franciscano San Buenaventura, Doctor de la Iglesia, resolvió la disputa dando el siguiente consejo: “Hagamos Papa a alguien que no sea cardenal”. Es así que la comisión eligió a Teobaldo Visconti, quien había sido secretario de cardenales y gran diplomático.
 
De inmediato partieron los delegados hasta Tierra Santa para comunicarle a Visconti la noticia y pedirle que vaya a Roma. Cuando llegó a la Ciudad Eterna, en marzo de 1272, fue ordenado prontamente sacerdote, luego obispo y después coronado como Pontífice, tomando el nombre de Gregorio X.
 
Este Beato es recordado por convocar a un Concilio Ecuménico en Lyon (Francia) con la finalidad de que los cristianos de oriente y occidente se unieran para liberar Tierra Santa. Es así que se restableció la comunión entre la iglesia bizantina y la romana.
 
Se cuenta que Gregorio X derramó lágrimas cuando se cantó el Te Deum por esta reunificación. En este concilio participaron San Alberto Magno y San Felipe Benizi. Mientras que Santo Tomás de Aquino falleció cuando viajaba al evento y San Buenaventura partió al cielo mientras se desarrollaba.
 
No obstante, esta unión entre las iglesias de occidente y oriente no duró mucho tiempo. La Diócesis indica que el Beato Gregorio X quiso participar personalmente en una cruzada por Tierra Santa, pero partió a la Casa del Padre el 10 de enero de 1276 en Arezzo.
 
El creador del Cónclave
 
Debido a la excesiva demora de los cardenales para elegir a Gregorio X, la Enciclopedia Católica (EC) describe que el beato “hizo que se decidiera que los cardenales no podían abandonar el cónclave hasta que fuera electo el Papa”.
 
“Es la primera ocasión en la que encontramos la palabra ‘cónclave’ en relación con las elecciones papales”, precisa la EC. (ACI Prensa).

09 enero, 2024

San Julián y Santa Basilisa, Esposos y mártires

 

 San Julián, mártir y esposa Basilisa

 

¡Oh!, San Julián y Santa Basilisa, vosotros, sois los hijos Dios
  de la Vida y sus amados santos, y, que,  con vuestra esposa
  vivisteis una vida virginal, porque Dios, os permitió ver, en
una visión las maravillas que guarda Él, para quienes puros
se conservan. Y, vuestra esposa aceptó, y luego, al desierto
marchasteis e hicisteis casas de oración en su honor. Desde
entonces, invitasteis a los jóvenes seguidores vuestros
en la pureza, a imitaros en vuestra santa cuaresma de ayuno,
oración, abstinencia y meditación los días todos de vuestra
santa vida. Y, estalló la persecución en Antioquía, y os
apresaron y a todos vuestros monjes. Y, en pleno martirio
defendisteis con valor a Cristo, negándoos a adorar falsos
dioses. Cuando os llegó vuestro turno, le dijisteis a vuestro
perseguidor: “Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios
del cielo. Mi jefe a quien adoro y obedezco es Nuestro Señor
Jesucristo. Él, ya resucitó y está sentado a la derecha de Dios
Padre. Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús,
que es muchísimo más importante y poderoso que el
emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar
los tormentos. Mis padres me están observando desde el cielo
y se sienten muy contentos y muy honrados de que yo proclame
mi fe en Cristo y derrame por El mi sangre”. Seguidamente
empezaron a daros latigazos, y uno de los verdugos se hiere
de un ojo, y escuchando sus terribles gritos vos, lo curasteis.
Luego, os cortan vuestra cabeza. Y, ¡milagro! En ese momento
Celso, hijo del cruel Marciano, al veros con qué valentía y
alegría fuisteis a la muerte por Cristo, os imita, declarándose
también, seguidor de EL, y cristiano se hace. Y, así, feliz
entregasteis, vuestra santa vida. Y, cada quien se preguntará
¿Dónde estaréis ahora? ¿Dónde? Y, la respuesta, esperar no
se deja, del lugar donde estáis, sino, que en el mismo cielo,
coronado de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Julián y Basilisca; “vivos mártires del Amor de Cristo”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_________________________________________

09 de Enero
San Julián y Santa Basilisa
Esposos y mártires

“Yo no adoro sino única y exclusivamente al Dios del cielo”, dijo San Julián ante el juez que lo condenó a morir degollado. Él y su esposa Santa Basilisa vivieron un amor virginal aprobado por el mismo Jesucristo. Él murió mártir. Ella falleció después, tras sobrevivir a la persecución. Ambos vivieron entre los siglos III y IV. La fiesta de estos esposos se celebra el 9 de enero.

San Julián era hijo único de una noble y rica familia. Tuvo una profunda formación en la fe cristiana. A los 18 años sus padres querían que él se casara con una joven noble llamada Basilisa, pero Julián había prometido a Dios mantenerse virgen.

Después de mucho ayuno y oración, Julián entendió que Dios tenía un camino especial trazado para él, y que al lado de Basilisa como esposa podría vivir su promesa de virginidad. San Julián y Santa Basilisa descubrirán juntos, posteriormente, las implicancias de ese camino de amor virginal. La tradición cuenta que el Señor Jesús se les apareció personalmente para darles la autorización de casarse y vivir el matrimonio en completa castidad.

Como muchos santos de los primeros siglos, los nuevos esposos repartieron sus bienes entre los pobres. Luego se retiraron a vivir en dos casas a las afueras de la ciudad, las que se convertirían en monasterios. Con San Julián acuden los varones y con Santa Basilisa van las mujeres. Mucha gente los buscaba para pedir consuelo espiritual y orientaciones para vivir más cristianamente.

El grupo de hombres nombró a San Julián como superior, o abad, de su comunidad. El Santo los dirigió con cariño y prudencia. Era el que más trabajaba, el que más ayudaba y oraba con mucho fervor, dando el ejemplo a sus hermanos. Dedicaba muchas horas a la lectura de textos religiosos antiguos y a la meditación. Fue también un asceta, por lo que vivió en permanente ayuno.

Cuando se trataba de reprender a algún hermano, lo hacía sin altanería, sin malos modos y siempre en privado. La amabilidad o fraternidad fue el sello de su gobierno espiritual. Los monjes se sentían muy cómodos con él y preferían el desierto y la disciplina antes de una vida de comodidades mundanas.

Santa Basilisa, a su vez, era seguida por una multitud de muchachas que se quedaban edificadas con su ejemplo de virtud. Muchas de ellas abrazaron la vida religiosa y vivieron en paz bajo su dirección.

Cabe recordar, que eran tiempos de la persecución de Diocleciano y Maximiano y que todo cristiano corría peligro de ser castigado, incluso con la muerte. Cuando encarcelaron a Julián, terminaron llevándose a todos los que vivían con él en el monasterio. Ante el juez, San Julián proclamó: “Dios ayuda a los que son sus amigos, y Cristo Jesús, que es muchísimo más importante y poderoso que el emperador, me dará las fuerzas y el valor para soportar los tormentos”.

San Julián fue condenado a muerte, pero antes fue azotado. Uno de los verdugos, al retirar rápidamente el fuete, se hirió a sí mismo en uno de sus ojos con la punta de hierro del látigo. En ese momento, el Santo pidió a Dios que curase al verdugo y efectivamente se produjo el milagro.

Al final, los verdugos le cortaron la cabeza y uno de ellos llamado Celso, hijo de Marciano, se convirtió al cristianismo al ver la valentía y alegría con la que murió este amigo de Cristo. Estos acontecimientos se dieron alrededor del año 304. Santa Basilisa, en cambio, murió por causas naturales.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-julian-y-santa-basilisa-esposos-en-amor-virginal-92199)

08 enero, 2024

San Severino, Abad y Predicador

 

 San Severino. Predicador: El monje que se negó a ser obispo

 

¡Oh!, San Severino, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su abad, predicador y amado santo, y, a quien Él, os proveyó
de dones maravillosos como el de profecía, el del buen
consejo y el de sanación, productos de vuestra oración
constante y fe. Vos, a menudo repetíais la bíblica palabra:
“Para los que hacen el bien, habrá gloria, honor y paz.
Pero, para los que hacen el mal, la tristeza y castigos
vendrán”. Y, anunciando que quienes dicen: “He pecado
y nada malo me ha pasado”, están completamente equivocados,
pues, todo pecado, trae del cielo, castigos”. Y, esto,
a muchos frenaba y les impedía seguir por la senda del
vicio y del mal. “El remedio es rezar, dar limosnas a
los pobres y hacer penitencia”. Y, la gente os oía y carne
las hacía en sus diarias vidas. “No te dejará mi Señor
Jesucristo que pases del sitio donde está su santa cruz”.
Así, le hablasteis al Danubio, y el río os escuchó y
obedeció de manera maravillosa y nunca más pasaron sus
crecientes aguas de donde dejasteis la Cruz que vos
pusisteis. ¡Qué alegría en vuestro obrar! ¡Qué talento!
¡Qué profecías! ¡Qué amor! Partisteis de este mundo,
vuestra célebre frase pronunciando: “Todo ser que tiene
vida, alabe al Señor”. Y, luego el Salmo ciento cincuenta:
“¡Aleluya! Alabad al Señor en su templo, alabadlo en su
fuerte firmamento. Alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. Alabadlo tocando
trompetas, alabadlo con arpas y cítaras, alabadlo con
tambores y danzas, alabadlo con trompas y flautas,
alabadlo con platillos sonoros, alabadlo con platillos
vibrantes. Todo ser que alienta alabe al Señor. ¡Aleluya!”.
Así, os despedisteis de este mundo, para recibir justo
premio: corona de luz y eternidad por siempre jamás;
¡oh!, San Severino; “viva profecía del Dios Vivo y eterno".
 
© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_________________________________________

08 enero
San Severino
Abad y Predicador

«Si quieren tener la bendición de Dios, respeten mucho los derechos de los demás”, decía San Severino, patrono de las ciudades de Viena en Austria y de Baviera, Alemania. Fue un hombre apasionado por el anuncio del Evangelio, y muy preocupado por la salvación de las almas. Llamaba constantemente a la conversión y a la penitencia. Además, tenía los dones de curación y consejo. La Iglesia católica celebra su fiesta el 8 de enero.

San Severino nació en Roma (c.410) y provenía de una familia noble y rica. Sin embargo, respondiendo al llamado de Dios, quiso apartarse del mundo y vivir como un eremita. Vivió como tal por unos años, hasta que, conmovido por la destrucción y muerte que dejaban los invasores bárbaros, decidió ponerse al servicio de las poblaciones devastadas. Así, abandonó las tierras circundantes a Roma y se fue a predicar a orillas del río Danubio entre Austria y Alemania.

En esa región, aún provincia del Imperio romano, se estableció en la ciudad de Asturis (o Asturia), donde profetizó a los pobladores que si los no dejaban los vicios y se dedicaban a rezar más, con sacrificios y obras de caridad, sufrirían un terrible castigo. Nadie le tomó importancia. Tal rechazo lo motivó a irse a Cumana (o Cumagenis), una provincia cercana. No pasaría mucho tiempo para que las hordas de los hunos llegasen desde Hungría. Astura quedó semidestruida y su población masacrada.

En Cumagenis, Severino también profetizó castigos si los pobladores no se convertían. Nadie le creía, por lo que parecía que podía correr la misma suerte de Asturis, hasta que un sobreviviente de dicha ciudad llegó a Cumanegis y contó lo sucedido, cómo nadie hizo caso de las advertencias de San Severino. Por no escuchar al hombre que los quería ayudar, no se prepararon para defender sus tierras, siguieron viviendo frívolamente y de esa manera llegados los hunos cometieron un sinnúmero de atrocidades sin encontrar resistencia. En Comagenis, los pobladores se fueron a orar a los templos, cerraron cantinas y lugares de mal vivir y cambiaron su conducta haciendo sacrificios y penitencia. La población, aleccionada, se organizó para defenderse y detener la invasión. Lamentablemente todo esfuerzo en ese sentido parecía insuficiente. Es allí que sucedió algo que cambió el curso de los acontecimientos. Estando cerca los bárbaros, un tremendo terremoto se produjo en la región, aterrorizando a los hunos, quienes consideraron esto como un signo de mal augurio. Entonces decidieron huir y no entrar a la ciudad.

San Severino se hizo del respeto de todos, incluso entre los bárbaros. Muchas autoridades civiles e imperiales le manifestaron respeto. Fue él quien se convirtió en el intercesor y defensor de los que sufrían las consecuencias de las invasiones. Su fama se acrecentó porque hizo muchos milagros entre los enfermos. Sin embargo, no fue un “simple” taumaturgo. También enseñaba que a veces Dios permite el sufrimiento como un medio para alcanzarlo. Precisamente, hay una historia que la tradición recuerda en la que le dice a su discípulo Bonoso: “Enfermo puedes llegar a ser santo. Pero si estás muy sano te vas a perder». Por 40 años, Bonoso sufrió una enfermedad incurable y Dios quiso que fuese el camino por el que llegó a alcanzar la santidad. A San Severino le gustaba repetir frases de la Biblia y recordaba siempre que todo pecado trae consecuencias y, en muchas oportunidades, por la gravedad o insistencia en la falta, vienen castigos del cielo.

Durante 30 años se dedicó a fundar monasterios. Severino recorría descalzo las inmensas llanuras de Austria y Alemania, incluso en las heladas nieves. Su sencillez en el vestir, su túnica desgastada y vieja, y su espíritu de servicio le ganó el respeto de todos.

El 6 de enero del 482, tuvo una premonición sobre su propia muerte, así que mandó a llamar a las autoridades civiles de la ciudad de Nórico (provincia del Imperio donde vivía en ese tiempo) para pedirles que respeten los derechos de los demás si querían tener la bendición de Dios. “Ayuden a los necesitados y esmérense por ayudar todo en todo lo posible a los monasterios y a los templos».

Murió el 8 de enero del 482 pronunciando las palabras del Salmo 150: «Todo ser que tiene vida, alabe al Señor». Seis años su tumba fue abierta y encontraron su cuerpo incorrupto. Le levantaron los párpados y vieron que sus ojos azules aún brillaban. Sus reliquias se encuentran hoy en Nápoles.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-la-iglesia-universal-celebra-a-san-severino-69121)



07 enero, 2024

La Epifanía del Señor (Fiesta celebrada hoy Domingo para América Latina)

 
 La Biblia Católica: MATEO 2,1-12MAGOS DE ORIENTE ADORAN A JESÚS
 
 
 
Texto del Evangelio (Mt 2,1-12): Nacido Jesús en Belén de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos que venían del Oriente se presentaron en Jerusalén, diciendo: «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues vimos su estrella en el Oriente y hemos venido a adorarle». En oyéndolo, el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén. Convocó a todos los sumos sacerdotes y escribas del pueblo, y por ellos se estuvo informando del lugar donde había de nacer el Cristo. Ellos le dijeron: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta: ‘Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres la menor entre los principales clanes de Judá; porque de ti saldrá un caudillo que apacentará a mi pueblo Israel’».

Entonces Herodes llamó aparte a los magos y por sus datos precisó el tiempo de la aparición de la estrella. Después, enviándolos a Belén, les dijo: «Id e indagad cuidadosamente sobre ese niño; y cuando le encontréis, comunicádmelo, para ir también yo a adorarle».

Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino, y he aquí que la estrella que habían visto en el Oriente iba delante de ellos, hasta que llegó y se detuvo encima del lugar donde estaba el Niño. Al ver la estrella se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron; abrieron luego sus cofres y le ofrecieron dones de oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran donde Herodes, se retiraron a su país por otro camino.

«Entraron en la casa; vieron al Niño con María su madre y, postrándose, le adoraron»

Rev. D. Joaquim VILLANUEVA i Poll (Barcelona, España)

Hoy, el profeta Isaías nos anima: «Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del Señor amanece sobre ti» (Is 60,1). Esa luz que había visto el profeta es la estrella que ven los Magos en Oriente, con muchos otros hombres. Los Magos descubren su significado. Los demás la contemplan como algo que les parece admirable, pero que no les afecta. Y, así, no reaccionan. Los Magos se dan cuenta de que, con ella, Dios les envía un mensaje importante por el que vale la pena cargar con las molestias de dejar la comodidad de lo seguro, y arriesgarse a un viaje incierto: la esperanza de encontrar al Rey les lleva a seguir a esa estrella, que habían anunciado los profetas y esperado el pueblo de Israel durante siglos.

Llegan a Jerusalén, la capital de los judíos. Piensan que allí sabrán indicarles el lugar preciso donde ha nacido su Rey. Efectivamente, les dirán: «En Belén de Judea, porque así está escrito por medio del profeta» (Mt 2,5). La noticia de la llegada de los Magos y su pregunta se propagaría por toda Jerusalén en poco tiempo: Jerusalén era entonces una ciudad pequeña, y la presencia de los Magos con su séquito debió ser notada por todos sus habitantes, pues «el rey Herodes se sobresaltó y con él toda Jerusalén» (Mt 2,3), nos dice el Evangelio.

Jesucristo se cruza en la vida de muchas personas, a quienes no interesa. Un pequeño esfuerzo habría cambiado sus vidas, habrían encontrado al Rey del Gozo y de la Paz. Esto requiere la buena voluntad de buscarle, de movernos, de preguntar sin desanimarnos, como los Magos, de salir de nuestra poltronería, de nuestra rutina, de apreciar el inmenso valor de encontrar a Cristo. Si no le encontramos, no hemos encontrado nada en la vida, porque sólo Él es el Salvador: encontrar a Jesús es encontrar el Camino que nos lleva a conocer la Verdad que nos da la Vida. Y, sin Él, nada de nada vale la pena.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Que todos los pueblos vengan a incorporarse a la familia de los patriarcas (…). Que todas las naciones, en la persona de los tres Magos, adoren al Autor del universo» (San León Magno)

  • «El misterio de la Navidad se irradia sobre la tierra, difundiéndose en círculos concéntricos: la Sagrada Familia de Nazaret, los pastores de Belén y, finalmente, los Magos, que constituyen las primicias de los pueblos paganos» (Benedicto XVI)

  • «La Epifanía es la manifestación de Jesús como Mesías de Israel, Hijo de Dios y Salvador del mundo. Con el bautismo de Jesús en el Jordán y las bodas de Caná, la Epifanía celebra la adoración de Jesús por unos “magos” venidos de Oriente (Mt 2,1) En estos “magos”, representantes de religiones paganas de pueblos vecinos, el Evangelio ve las primicias de las naciones que acogen, por la Encarnación, la Buena Nueva de la salvación (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 528)

     (https://evangeli.net/evangelio/dia/2024-01-06)