11 octubre, 2024

San Juan XXIII CCLXI Papa, convocó al Concilio Vaticano II

 The Good Pope: In celebration of St John XXIII - Missio

 

¡Oh!; San Juan XXIII, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
su Papa y amado santo, que, desde siempre el llamado de Dios
sentisteis tanto que, abrazasteis jubiloso la “Regla de la
Orden franciscana seglar” como vuestro camino que, aunque
no del todo fácil, al cielo os dirigió inexorablemente. La
gente os conoció como el “Papa bueno”. Vuestro “Diario del
alma”, un dulce y amoroso testimonio de vuestra reflexión
espiritual donde reflejáis el sustento de San Carlos Borromeo,
San Francisco de Sales y San Gregorio Barbarigo. Vuestro lema
“Obediencia y paz”, marcó todo vuestro magisterio y vida a
la par de vuestras humanas dotes de solicitud y caridad.
Y, Jesús, nunca os dejó y por el contrario, os fortalecía
y os daba cada día confianza plena en SU Cruz. Ortodoxos
y musulmanes, os admiran hasta hoy, por vuestra tolerancia
y tino. En plena guerra noticias dabais sobre los prisioneros
y vuestras manos salvaron a cientos de judíos perseguidos.
Buscasteis siempre la sencillez evangélica, animado por una
piedad sincera, dedicado todos los días a la oración y a
la meditación. Pastor sabio y resuelto siempre a imitación
de los santos a quienes venerabais, reflejasteis a nuestro
“Buen Pastor”. Manso y atento; emprendedor y valiente; sencillo
y cordial. Nunca de practicar dejasteis de lado las obras
de misericordia, tanto corporales como espirituales visitando
a los encarcelados y a los enfermos. Recibíais a hombres
de todas las naciones y creencias y cultivabais un especial
sentimiento de paternidad hacia todos. Vuestro magisterio,
con vuestras encíclicas “Pacem in terris” y “Mater et magistra”,
son un legado eterno de vuestro corazón y amor por la humanidad.
Por todo ello, Dios os coronó con corona de luz y eternidad
como justo premio a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡oh!; San Juan XXIII, “viva obediencia y paz del Cristo Vivo”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 Octubre
San Juan XXIII
CCLXI Papa

Nació en el seno de una numerosa familia campesina, de profunda raigambre cristiana. Pronto ingresó en el Seminario, donde profesó la Regla de la Orden franciscana seglar. Ordenado sacerdote, trabajó en su diócesis hasta que, en 1921, se puso al servicio de la Santa Sede. En 1958 fue elegido Papa, y sus cualidades humanas y cristianas le valieron el nombre de “papa bueno”. Juan Pablo II lo beatificó el año 2000 y estableció que su fiesta se celebre el 11 de octubre.

Nació el día 25 de noviembre de 1881 en Sotto il Monte, diócesis y provincia de Bérgamo (Italia). Ese mismo día fue bautizado, con el nombre de Ángelo Giuseppe. Fue el cuarto de trece hermanos. Su familia vivía del trabajo del campo. La vida de la familia Roncalli era de tipo patriarcal. A su tío Zaverio, padrino de bautismo, atribuirá él mismo su primera y fundamental formación religiosa. El clima religioso de la familia y la fervorosa vida parroquial, fueron la primera y fundamental escuela de vida cristiana, que marcó la fisonomía espiritual de Ángelo Roncalli.

Recibió la confirmación y la primera comunión en 1889 y, en 1892, ingresó en el seminario de Bérgamo, donde estudió hasta el segundo año de teología. Allí empezó a redactar sus apuntes espirituales, que escribiría hasta el fin de sus días y que han sido recogidos en el «Diario del alma». El 1 de marzo de 1896 el director espiritual del seminario de Bérgamo lo admitió en la Orden franciscana seglar, cuya Regla profesó el 23 de mayo de 1897.

De 1901 a 1905 fue alumno del Pontificio seminario romano, gracias a una beca de la diócesis de Bérgamo. En este tiempo hizo, además, un año de servicio militar. Fue ordenado sacerdote el 10 de agosto de 1904, en Roma. En 1905 fue nombrado secretario del nuevo obispo de Bérgamo, Mons. Giácomo María Radini Tedeschi. Desempeñó este cargo hasta 1914, acompañando al obispo en las visitas pastorales y colaborando en múltiples iniciativas apostólicas: sínodo, redacción del boletín diocesano, peregrinaciones, obras sociales. A la vez era profesor de historia, patrología y apologética en el seminario, asistente de la Acción católica femenina, colaborador en el diario católico de Bérgamo y predicador muy solicitado por su elocuencia elegante, profunda y eficaz.

En aquellos años, además, ahondó en el estudio de tres grandes pastores: san Carlos Borromeo (de quien publicó las Actas de la visita apostólica realizada a la diócesis de Bérgamo en 1575), san Francisco de Sales y el entonces beato Gregorio Barbarigo. Tras la muerte de Mons. Radini Tedeschi, en 1914, don Ángelo prosiguió su ministerio sacerdotal dedicado a la docencia en el seminario y al apostolado, sobre todo entre los miembros de las asociaciones católicas.

En 1915, cuando Italia entró en guerra, fue llamado como sargento sanitario y nombrado capellán militar de los soldados heridos que regresaban del frente. Al final de la guerra abrió la «Casa del estudiante» y trabajó en la pastoral de estudiantes. En 1919 fue nombrado director espiritual del seminario.

En 1921 empezó la segunda parte de la vida de don Ángelo Roncalli, dedicada al servicio de la Santa Sede. Llamado a Roma por Benedicto XV como presidente para Italia del Consejo central de las Obras pontificias para la Propagación de la fe, recorrió muchas diócesis de Italia organizando círculos de misiones. En 1925 Pío XI lo nombró visitador apostólico para Bulgaria y lo elevó al episcopado asignándole la sede titular de Areópoli. Su lema episcopal, programa que lo acompañó durante toda la vida, era: «Obediencia y paz».

Tras su consagración episcopal, que tuvo lugar el 19 de marzo de 1925 en Roma, inició su ministerio en Bulgaria, donde permaneció hasta 1935. Visitó las comunidades católicas y cultivó relaciones respetuosas con las demás comunidades cristianas. Actuó con gran solicitud y caridad, aliviando los sufrimientos causados por el terremoto de 1928. Sobrellevó en silencio las incomprensiones y dificultades de un ministerio marcado por la táctica pastoral de pequeños pasos. Afianzó su confianza en Jesús crucificado y su entrega a él.

En 1935 fue nombrado delegado apostólico en Turquía y Grecia. Era un vasto campo de trabajo. La Iglesia católica tenía una presencia activa en muchos ámbitos de la joven república, que se estaba renovando y organizando. Mons. Roncalli trabajó con intensidad al servicio de los católicos y destacó por su diálogo y talante respetuoso con los ortodoxos y con los musulmanes. Cuando estalló la segunda guerra mundial se hallaba en Grecia, que quedó devastada por los combates. Procuró dar noticias sobre los prisioneros de guerra y salvó a muchos judíos con el «visado de tránsito» de la delegación apostólica. En diciembre de 1944 Pío XII lo nombró nuncio apostólico en París.

Durante los últimos meses del conflicto mundial, y una vez restablecida la paz, ayudó a los prisioneros de guerra y trabajó en la normalización de la vida eclesiástica en Francia. Visitó los grandes santuarios franceses y participó en las fiestas populares y en las manifestaciones religiosas más significativas. Fue un observador atento, prudente y lleno de confianza en las nuevas iniciativas pastorales del episcopado y del clero de Francia. Se distinguió siempre por su búsqueda de la sencillez evangélica, incluso en los asuntos diplomáticos más intrincados. Procuró actuar como sacerdote en todas las situaciones. Animado por una piedad sincera, dedicaba todos los días largo tiempo a la oración y la meditación.

En 1953 fue creado cardenal y enviado a Venecia como patriarca. Fue un pastor sabio y resuelto, a ejemplo de los santos a quienes siempre había venerado, como san Lorenzo Giustiniani, primer patriarca de Venecia.

Tras la muerte de Pío XII, fue elegido Papa el 28 de octubre de 1958, y tomó el nombre de Juan XXIII. Su pontificado, que duró menos de cinco años, lo presentó al mundo como una auténtica imagen del buen Pastor. Manso y atento, emprendedor y valiente, sencillo y cordial, practicó cristianamente las obras de misericordia corporales y espirituales, visitando a los encarcelados y a los enfermos, recibiendo a hombres de todas las naciones y creencias, y cultivando un exquisito sentimiento de paternidad hacia todos. Su magisterio, sobre todo sus encíclicas «Pacem in terris» y «Mater et magistra», fue muy apreciado.

Convocó el Sínodo romano, instituyó una Comisión para la revisión del Código de derecho canónico y convocó el Concilio ecuménico Vaticano II. Visitó muchas parroquias de su diócesis de Roma, sobre todo las de los barrios nuevos. La gente vio en él un reflejo de la bondad de Dios y lo llamó «el Papa de la bondad». Lo sostenía un profundo espíritu de oración. Su persona, iniciadora de una gran renovación en la Iglesia, irradiaba la paz propia de quien confía siempre en el Señor. Falleció la tarde del 3 de junio de 1963.

Juan Pablo II lo beatificó el 3 de septiembre del año 2000, y estableció que su fiesta se celebre el 11 de octubre, recordando así que Juan XXIII inauguró solemnemente el Concilio Vaticano II el 11 de octubre de 1962.

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=13262)

10 octubre, 2024

San Daniel Comboni, Fundador de los Misioneros Combonianos

 San Daniel Comboni

 

¡Oh!, San Daniel Comboni, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo, y, el que el “Instituto
para las Misiones en África” fundasteis, y elegido
como su obispo, os entregasteis al servicio de Dios,
predicando el Evangelio y por la dignidad humana
trabajando y haciéndola respetar. Se os considera
como el primer Obispo del África central y uno de los
grandes misioneros de la historia de la Iglesia. Al
África marchasteis con la bendición de vuestra madre
Doménica, quien os dijo antes de partir: “Vete, y que
el Señor te bendiga”. Clima insoportable, enfermedades,
muerte de jóvenes compañeros y pobreza de la gente os
empujaron siempre hacia adelante ir, y a no renunciar.
“Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar
que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la
salvación de las almas abandonadas de este mundo,
encuentro el consuelo para no desistir en esta gran
empresa. ¡África o muerte!”; a vuestros padres os
decíais en voz alta. Ante la tumba de San Pedro, en
Roma, vuestro “Plan para la regeneración de África”
redactasteis y que era “Salvar África por medio de
África”. Vuestro amor y confianza en el Señor, os
llevaron a fundar dos institutos más: los“Misioneros
Combonianos y las Misioneras Combonianas”. En el
"Concilio Vaticano I”, participasteis consiguiendo
se firmara vuestra famosa petición: “Postulatum pro
Nigris Africæ Centralis”. Tomasteis “como fiel y amada
esposa”, a la Cruz Santa, que nunca os abandonó. Y,
cuando os ibais de este mundo, rodeado de vuestra gente,
dijisteis: “Yo muero pero mi obra, no morirá”. ¡Palabras
ciertas y cabales! Y, así, y luego de gastar vuestra
santa vida en buena lid, entregasteis vuestra alma a
Dios, para coronada ser, con corona de luz, como premio
a vuestro grande amor y fe. ¡Aleluya! ¡Aleluya" ¡Aleluya!
¡Oh!, San Daniel Comboni, “Vivo y fiel Apóstol de Dios".

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Octubfre
San Daniel Comboni
Fundador de los Misioneros Combonianos
Santo Obispo

Martirologio Romano: En Khartum, en Sudán, san Daniel Comboni, obispo, que fundó el Instituto para las Misiones en África (Misioneros Combonianos del Corazón de Jesús), y tras ser elegido obispo en ese continente, se entregó sin reservas y predicó el Evangelio por aquellas regiones, trabajando también por hacer respetar la dignidad humana. († 1881)

Daniel Comboni, hijo de campesinos pobres, llegó a ser el primer Obispo de Africa Central y uno de los más grandes misioneros de la historia de la Iglesia.

La vida de Comboni nos muestra que, cuando Dios interviene y encuentra una persona generosa y disponible, se realizan grandes cosas.

Hijo único: padres santos

Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831, en una familia de campesinos al servicio de un rico señor de la zona. Su padre Luigi y su madre Domenica se sienten muy unidos a Daniel, que es el cuarto de ocho hijos, muertos casi todos ellos en edad temprana. Ellos tres forman una familia unida, de fe profunda y rica de valores humanos, pero pobre de medios materiales. La pobreza de la familia empuja a Daniel a dejar el pueblo para ir a la escuela a Verona, en el Instituto fundado por el sacerdote don Nicola Mazza para jóvenes prometedores pero sin recursos.

Durante estos años pasados en Verona Daniel descubre su vocación sacerdotal, cursa los estudios de filosofía y teología y, sobre todo, se abre a la misión de Africa Central, atraído por el testimonio de los primeros misioneros del Instituto Mazza que vuelven del continente africano. En 1854, Daniel Comboni es ordenado sacerdote y tres años después parte para la misión de Africa junto a otros cinco misioneros del Istituto Mazza, con la bendición de su madre Domenica que llega a decir: «Vete, Daniel, y que el Señor te bendiga».

En el corazón de Africa: con Africa en el corazón

Después de cuatro meses de viaje, el grupo de misioneros del que forma parte Comboni llega a Jartum, la capital de Sudán. El impacto con la realidad Africana es muy fuerte. Daniel se da cuenta en seguida de las dificultades que la nueva misión comporta. Fatigas, clima insoportable, enfermedades, muerte de numerosos y jóvenes compañeros misioneros, pobreza de la gente abandonada a si misma, todo ello empuja a Comboni a ir hacia adelante y a no aflojar en la tarea que ha iniciado con tanto entusiasmo. Desde la misión de Santa Cruz escribe a sus padres: «Tendremos que fatigarnos, sudar, morir; pero al pensar que se suda y se muere por amor de Jesucristo y la salvación de las almas más abandonadas de este mundo, encuentro el consuelo necesario para no desistir en esta gran empresa».

Asistiendo a la muerte de un joven compañero misionero, Comboni no se desanima y se siente confirmado en la decisión de continuar su misión: «Africa o muerte!».

Cuando regresa a Italia, el recuerdo de Africa y de sus gentes empujan a Comboni a preparar una nueva estrategia misionera. En 1864, recogido en oración sobre la tumba de San Pedro en Roma, Daniel tiene una fulgurante intuición que lo lleva a elaborar su famoso «Plan para la regeneración de Africa», un proyecto misionero que puede resumirse en la expresión «Salvar Africa por medio de Africa», fruto de su ilimitada confianza en las capacidades humanas y religiosas de los pueblos africanos.

Un Obispo misionero original

En medio de muchas dificultades e incomprensiones, Daniel Comboni intuye que la sociedad europea y la Iglesia deben tomarse más en serio la misión de Africa Central. Para lograrlo se dedica con todas sus fuerzas a la animación misionera por toda Europa, pidiendo ayudas espirituales y materiales para la misión africana tanto a reyes, obispos y señores como a la gente sencilla y pobre. Y funda una revista misionera, la primera en Italia, como instrumento de animación misionera.

Su inquebrantable confianza en el Señor y su amor a Africa llevan a Comboni a fundar en 1867 y en 1872 dos Institutos misioneros, masculino y femenino respectivamente; más tarde sus miembros se llamarán Misioneros Combonianos y Misioneras Combonianas.

Como teólogo del Obispo de Verona participa en el Concilio Vaticano I, consiguiendo que 70 obispos firmen una petición en favor de la evangelización de Africa Central (Postulatum pro Nigris Africæ Centralis).

El 2 de julio de 1877, Comboni es nombrado Vicario Apostólico de Africa Central y consagrado Obispo un mes más tarde. Este nombramiento confirma que sus ideas y sus acciones, que muchos consideran arriesgadas e incluso ilusorias, son eficaces para el anuncio del Evangelio y la liberación del continente africano.

Durante los años 1877-1878, Comboni sufre en el cuerpo y en el espíritu, junto con sus misioneros y misioneras, las consecuencias de una sequía sin precedentes en Sudán, que diezma la población local, agota al personal misionero y bloquea la actividad evangelizadora.

La cruz como «amiga y esposa»

En 1880 Comboni vuelve a Africa por octava y última vez, para estar al lado de sus misioneros y misioneras, con el entusiasmo de siempre y decidido a continuar la lucha contra la esclavitud y a consolidar la actividad misionera. Un año más tarde, puesto a prueba por el cansancio, la muerte reciente de varios de sus colaboradores y la amargura causada por acusaciones infundadas, Comboni cae enfermo. El 10 de octubre de 1881, a los 50 años de edad, marcado por la cruz que nunca lo ha abandonado «como fiel y amada esposa», muere en Jartum, en medio de su gente, consciente de que su obra misionera no morirá. «Yo muero –exclama– pero mi obra, no morirá».

Comboni acertó. Su obra no ha muerto. Como todas las grandes realidades que « nacen al pie de la cruz », sigue viva gracias al don que de la propia vida han hecho y hacen tantos hombres y mujeres que han querido seguir a Comboni por el camino difícil y fascinante de la misión entre los pueblos más pobres en la fe y más abandonados de la solidaridad de los hombres.

Fechas más importantes

— Daniel Comboni nace en Limone sul Garda (Brescia, Italia) el 15 de marzo de 1831.

— Consagra su vida a Africa en 1849, realizando un proyecto que lo lleva a arriesgar la vida varias veces en las difíciles expediciones misioneras desde 1857, que es cuando va por primera vez a Africa.

— El 31 de diciembre de 1854, año en que se proclama el dogma de la Inmaculada Concepción de María, es ordenado sacerdote por el Beato Juan Nepomuceno Tschiderer, Obispo de Trento.

— En 1864 escribe un Plan fundado sobre la idea de « salvar Africa por medio de Africa », que demuestra la confianza que Comboni tiene en los africanos, pensando que serán ellos los protagonistas de su propia evangelización (Plan de 1864).

— Fiel a su consigna « Africa o muerte », no obstante las dificultades sigue con su Plan fundando, en 1867, el Instituto de los Misioneros Combonianos.

— Voz profética, anuncia a toda la Iglesia, sobre todo en Europa, que ha llegado la hora de evangelizar a los pueblos de Africa. No teme presentarse, como simple sacerdote que es, a los Obispos del Concilio Vaticano I, pidiéndoles que cada Iglesia local se comprometa en la conversión de Africa (Postulatum, 1870).

— Demostrando un valor fuera de lo común, Comboni consigue que también las religiosas participen directamente en la misión de Africa Central, siendo el primero en tomar tal iniciativa. En 1872, funda un Instituto de religiosas dedicadas exclusivamente a la misión: las Hermanas Misioneras Combonianas.

— Gasta todas sus energías por los africanos y lucha con tesón para que sea abolida la esclavitud.

— En 1877, es consagrado Obispo nombrado Vicario Apostólico de Africa Central.

— Muere en Jartum, Sudán, abatido por las fatigas y cruces, en la noche del 10 de octubre de 1881.

— El 26 de marzo de 1994, se reconoce la heroicidad de sus virtudes.

— El 6 de abril de 1995, se reconoce el milagro realizado por su intercesión en una muchacha afrobrasileña, la joven María José de Oliveira Paixão.

— El 17 de marzo de 1996, es beatificado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

— El 20 de diciembre 2002, se reconoce el segundo milagro realizado por su intercesión en une madre musulmana del Sudan, Lubna Abdel Aziz.

— El 5 de octubre de 2003, es canonizado por el Papa Juan Pablo II en la Basílica de San Pedro de Roma.

Autor: Vaticano | Fuente: Vatican.va

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=33297)

09 octubre, 2024

San John Henry Newman, de anglicano a cardenal de la Iglesia Católica

 San John Henry Newman

 

 ¡Oh! San John Henry Newman, vos sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado cardenal y santo. Anglicano
prominente y luego converso al catolicismo. Teólogo
brillante y converso al catolicismo. Pesbítero de
la Iglesia anglicana, vuestro amor por la verdad y
vuestra docilidad, permitieron que el Espíritu Santo
os condujese hacia vuestra conversión. Ya, católico
contribuisteis a la enseñanza de la Iglesia, por
vuestro vasto conocimiento de la teología. El Papa
León XIII, os creó cardenal de la Iglesia Católica.
Durante dos décadas estuvisteis al servicio de la
Iglesia anglicana hasta vuestra conversión definitiva
al catolicismo. Vos, fundasteis el Oratorio de San
Felipe Neri en Inglaterra, desarrollasteis una labor
prolífica, escribiendo libros y más de veinte mil
cartas. Siendo cardenal, vuestro lema fue: “Cor ad
cor loquitur”, que significa "El corazón habla al
corazón", como respuesta a su “vuelta a casa”, donde
reside el Dios Verdadero. Y, así, un día, vos donasteis
vuestra alma a Dios, siendo beatificado por el Papa
Benedicto XVI, por una curación milagrosa del diácono
Jack Sullivan, de Braintree, Massachusetts. El Papa
Francisco, os canonizó por la curación definitiva
de una mujer embarazada que sufrió de una profusa
hemorragia interna. Vos, sois el patrono del Ordinario
Personal de Nuestra Señora de Walsingham, y del
Oratorio de Birmingham, Inglaterra, considerado como
vuestro santuario. El postulador de vuestra causa
el P. Ignatius Harrison dijo de vos: “Newman fue una
figura central dentro del Movimiento de Oxford en la
Iglesia de Inglaterra, y esto lo ayudó a hacer su
contribución teológica y espiritual única al catolicismo
después de su conversión". El mismo añadió: "que el
largo peregrinaje espiritual de Newman ‘de las sombras
y las imágenes a la verdad’ alienta a todos los cristianos
a perseverar en su búsqueda de Dios por encima de todo.
Su conversión al catolicismo es un claro ejemplo de
cómo Dios usa todas las circunstancias de nuestras vidas
para atraernos a sí mismo, a su propio buen tiempo y
de muchas maneras diferentes”. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡Oh! San John Henry Newman, "vivo amor por el Dios Vivo".


 © 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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 San John Henry Newman (1801-1890), figura prominente del catolicismo británico, brillante teólogo y uno de los más celebrados conversos al catolicismo de los últimos siglos.

Un corazón arrepentido 

Nacido en Londres (Reino Unido) el 21 de febrero de 1801, fue primero presbítero de la Iglesia anglicana, hasta su conversión al catolicismo en 1845. Su amor y apertura a la verdad, así como la docilidad con la que se dejó conducir por el Espíritu Santo, lo impulsaron a dar tan grande paso. 

Como católico profundizó y contribuyó a la enseñanza de la Iglesia, gracias a su amplio conocimiento de la teología y a su mirada aguda sobre los tiempos modernos, mirada cimentada en el Evangelio. Fue elevado a la dignidad cardenalicia por decisión del Papa León XIII.

Vuelta a las fuentes

En su juventud estuvo vinculado al denominado Movimiento de Oxford, llegando a ser una de sus figuras más importantes. Dicho movimiento -integrado por destacados intelectuales vinculados a la no menos prestigiosa universidad- aspiraba a que la Iglesia de Inglaterra volviera a sus raíces, lo que derivó en posiciones teológicas cada vez más cercanas al catolicismo y en el consiguiente deseo de sus miembros de incorporarse a la Iglesia Católica.

Después de concluir sus estudios en el Trinity College de la Universidad de Oxford, Newman fue ordenado presbítero de la Iglesia anglicana el 29 de mayo de 1825. Fueron dos décadas las que estuvo al servicio de dicha Iglesia hasta que se produjo su conversión definitiva al catolicismo en el año 1845. Dos años más tarde recibiría la sagrada orden sacerdotal en la Iglesia Católica, el 30 de mayo de 1847.

Retorno a casa

Newman fue el fundador del Oratorio de San Felipe Neri en Inglaterra y desarrolló una prolífica obra: fue autor de 40 libros y 21 mil cartas.

Al ser creado cardenal en 1879 por León XIII, Newman tomó como lema “Cor ad cor loquitur” (El corazón habla al corazón) como expresión de su experiencia de conversión, que es una “vuelta a casa”, un viaje de retorno hacia lo más íntimo del corazón, allí donde reside Dios.  

Milagros

El Cardenal Newman falleció en Edgbaston (Inglaterra), en 1890. Fue beatificado por el Papa Benedicto XVI el 19 de septiembre de 2010, gracias a la curación milagrosa del diácono Jack Sullivan, de Braintree, Massachusetts (EE.UU.), quien se recuperó de una dolencia en la columna vertebral que le impedía caminar.

El Papa Francisco lo canonizó el 13 de octubre de 2019, en virtud de la curación inmediata y definitiva de una mujer embarazada que sufrió de una profusa hemorragia interna. La hemorragia no pudo ser controlada por los médicos, pero se detuvo cuando la madre pidió la intercesión del santo -ella había visto recientemente el documental sobre la vida de John Henry Newman a través de EWTN-.

El bebé nació completamente sano y la madre quedó totalmente restablecida. 

Impacto en la cultura católica actual

San John Henry Newman es el patrono del Ordinario Personal de Nuestra Señora de Walsingham, y del Oratorio de Birmingham, Inglaterra, que es considerado su santuario. Sus restos reposan en el pequeño cementerio católico de Rednal, en la misma localidad (Birmingham).

El postulador de la causa de canonización del Cardenal Newman, P. Ignatius Harrison, señaló en el año 2019: “Newman fue una figura central dentro del Movimiento de Oxford en la Iglesia de Inglaterra, y esto lo ayudó a hacer su contribución teológica y espiritual única al catolicismo después de su conversión en 1845”.

Harrison añadió que el “largo peregrinaje espiritual de Newman ‘de las sombras y las imágenes a la verdad’ alienta a todos los cristianos a perseverar en su búsqueda de Dios por encima de todo… Su conversión al catolicismo es un claro ejemplo de cómo Dios usa todas las circunstancias de nuestras vidas para atraernos a sí mismo, a su propio buen tiempo y de muchas maneras diferentes”.

¡San John Henry Newman, intercede por la fidelidad al Evangelio de quienes participan en el Sínodo de la Sinodalidad!

(https://www.aciprensa.com/noticias/96151/cada-9-de-octubre-se-celebra-a-san-john-henry-newman-converso-del-anglicanismo)

08 octubre, 2024

Santas Pelagia (+ 468) y Tais (+ 348), Penitentes

 

 Santas Tais y Pelagia

 

¡Oh!, Santas Pelagia y Tais, sois vosotras
las hijas del Dios de la Vida y sus amadas
santas. Las mismas penitentes, que despeñadas
sus vidas trocaron por la Cruz santa del Dios
eterno y reconciliándoos con Él, la eterna gloria
alcanzasteis, en el mundo del tiempo vuestro.
¿Que no hay esperanza ni perdón para tales
vidas? ¡Claro que la hay!, por ello hoy brilláis
luciendo corona de luz, como premio justo
al amor de Cristo Jesús, e invitando a las mujeres
de este tiempo, que, errantes y perdidas en las
calles de este mundo vagan sin esperanza alguna,
para que os imiten, en santidad y amor y un
día, al igual que vosotras, alcanzar puedan la
gloria de la eternidad de la vida al lado de Dios;
¡oh!, Santas Pelagia y Tais, “vivas luces del Dios Vivo”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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08 de Octubre

Santas Pelagia (+ 468) y Tais (+ 348), Penitentes

La antigüedad cristiana se alimentó con el encanto de estas dos historias que de algún modo llevan al corazón cristiano la añoranza de la inocencia perdida y animan a la vuelta. Es un consuelo encontrar en la tierra los rastros de quienes, habiendo sido presa del desarreglo, de la mala vida que por algún tiempo juzgaron como buena, del desorden y la lejanía de Dios, pues, mira… resulta que han sido gente que se salva. Sí, son una gran luz en la oscuridad que alienta la esperanza de los que somos más, de los pecadores. Estas actitudes están personificadas en Pelagia y Tais.

Pelagia

Se la presenta como una de las más insignes pecadoras del mundo, allá por la segunda mitad del siglo V. En Antioquía -este era el escenario de sus danzas sensuales y altaneras- se la llamaba “Margarita” que es la traducción de “gema”, quizá porque, en ocasiones, lo único que cubría las carnes de la extrahermosa eran collares de perlas.

Tuvo, en el marco de la Providencia, la suerte de toparse, en el año 453, con Nono, anacoreta de Tabenas, sacado de allí para hacerlo obispo de Edesa y trasladado a Heliópolis de Siria, que por el momento participaba en un concilio provincial convocado por Máximo. Bastó oírlo para que Dios la moviera a sincera conversión, pidiera el bautismo y cambiara sus danzas, sus máscaras y abalorios por la penitencia. Termina el relato de su historia diciendo que murió penitente en Jerusalén, en el Monte de los Olivos, en el año 468, disimulando con una máscara su condición de mujer, habiéndose hecho llamar Pelagio.

Tais

Fue anterior a Pelagia en el tiempo y en los oficios. Se educó como cristiana, pero la vida, sus encantos, el acoso de los finos, el hambre de placer y el atractivo de las riquezas estropearon tanto la acción de la gracia que pareció no conocerla. Vive entre el lujo y la prostitución de Alejandría.

Refiere la narración que Pafnucio, el del desierto de Tebaida, la recordaba de años atrás y sentía dolor, más que quien tiene una astilla clavada en el cuerpo, por la perdición y escándalo de la cristiana. Sus penitencias dieron resultado. Provocó un encuentro con ella y fue el instrumento de Dios para el cambio de Tais. Ahora está deshecha en lágrimas, implora el perdón del maestro, le ruega su oración impetrante, recurre a la misericordia de Dios y pide que se le imponga penitencia. Muere penitente reconciliada por los años 348 y se le honra en las Menologías griegas tal día como hoy. Es patrona de Alejandría y se la representa arropada con ricas y coloreadas sedas, con un espejo, símbolo de la coquetería, y una gargantilla de perlas que representan sus riquezas mal adquiridas.

Las dos son una delicada muestra que realza la misericordia del Señor.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Pelagia_8_octubre.htm)

07 octubre, 2024

Nuestra Señora del Rosario

 Imagen

 

¡Oh!, María, Nuestra Señora del Rosario, Santa Madre
de Dios, Vos, sois la Corona Mariana, que invitáis
a vuestros hijos, a la meditación de los misterios
de Cristo, amadísimo Hijo Vuestro, porque Vos,
estuvisteis unida a la encarnación, vida, pasión,
muerte y resurrección de Aquél, por vuestro filial
y grande Amor. Así, os aparecisteis a Santo Domingo
con un rosario en las manos y enseñándole a rezarlo,
le pedisteis que lo difundiera entre los hombres,
con promesas diferentes para quienes así lo hicieran.
Y, Domingo, fiel y leal siervo vuestro, así lo hizo,
enseñándolo a los soldados liderados por su amigo
Simón Cuarto de Montfort, antes de medir fuerzas
en la Batalla de Muret, y cuya victoria se os atribuyó
a Vos, María, Señora Nuestra, Santa Madre del Redentor.
Por ello, Montfort os erigió la primera capilla
dedicada a Vos. Y, cuando vuestra devoción había
decaído, nuevamente os aparecisteis al beato Alano
de la Rupe, pidiéndole, para que la reviviese y que
recogiera en un libro todos los milagros llevados
a cabo por su rezo y le recordasteis las promesas que
siglos atrás, Vos, disteis a Santo Domingo. Y, así,
vuestra devoción se arraigó más en nuestro pueblo,
que popularizó y extendió con alegría San Pío V Papa,
el día de la victoria total de la batalla de Lepanto,
atribuida también a Vos, Santa María, Madre de Dios.
¡Dios te salve María llena eres de Gracia, el Señor
está contigo y Bendita eres entre todas las mujeres!
¡Oh!, María, Señora Nuestra del Rosario, “Viva Madre de Dios”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Octubre
Nuestra Señora del Rosario
Advocación Mariana
Fiesta

Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.

Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.

En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.

El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=421)

06 octubre, 2024

Domingo 27 (B) del tiempo ordinario

 

Domingo 27 (B) del tiempo ordinario

Texto del Evangelio (Mc 10,2-16):En aquel tiempo, se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: «¿Puede el marido repudiar a la mujer?». Él les respondió: «¿Qué os prescribió Moisés?». Ellos le dijeron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los dos se harán una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre». Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: «Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».

Le presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos les reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños vengan a mí, no se lo impidáis, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo os aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él». Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.

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«Lo que Dios unió, no lo separe el hombre» Rev. D. Fernando PERALES i Madueño (Terrassa, Barcelona, España)

Hoy, los fariseos quieren poner a Jesús nuevamente en un compromiso planteándole la cuestión sobre el divorcio. Más que dar una respuesta definitiva, Jesús pregunta a sus interlocutores por lo que dice la Escritura y, sin criticar la Ley de Moisés, les hace comprender que es legítima, pero temporal: «Teniendo en cuenta la dureza de vuestro corazón escribió para vosotros este precepto» (Mc 10,5).

Jesús recuerda lo que dice el Libro del Génesis: «Al comienzo del mundo, Dios los creó hombre y mujer» (Mc 10,6, cf. Gn 1,27). Jesús habla de una unidad que será la Humanidad. El hombre dejará a sus padres y se unirá a su mujer, siendo uno con ella para formar la Humanidad. Esto supone una realidad nueva: dos seres forman una unidad, no como una «asociación», sino como procreadores de Humanidad. La conclusión es evidente: «Lo que Dios unió, no lo separe el hombre» (Mc 10,9).

Mientras tengamos del matrimonio una imagen de «asociación», la indisolubilidad resultará incomprensible. Si el matrimonio se reduce a intereses asociativos, se comprende que la disolución aparezca como legítima. Hablar entonces de matrimonio es un abuso de lenguaje, pues no es más que la asociación de dos solteros deseosos de hacer más agradable su existencia. Cuando el Señor habla de matrimonio está diciendo otra cosa. El Concilio Vaticano II nos recuerda: «Este vínculo sagrado, con miras al bien, ya de los cónyuges y su prole, ya de la sociedad, no depende del arbitrio humano. Dios mismo es el autor de un matrimonio que ha dotado de varios bienes y fines, todo lo cual es de una enorme trascendencia para la continuidad del género humano» (Gaudium et spes, n. 48).

De regreso a casa, los Apóstoles preguntan por las exigencias del matrimonio, y a continuación tiene lugar una escena cariñosa con los niños. Ambas escenas están relacionadas. La segunda enseñanza es como una parábola que explica cómo es posible el matrimonio. El Reino de Dios es para aquellos que se asemejan a un niño y aceptan construir algo nuevo. Lo mismo el matrimonio, si hemos captado bien lo que significa: dejar, unirse y devenir.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Al pensar en los hogares cristianos, me gusta imaginarlos luminosos y alegres, como fue el de la Sagrada Familia» (San Josemaría)
  • «Los niños pagan también el precio de uniones inmaduras y de separaciones irresponsables: son las primeras víctimas. Sufren los resultados de la cultura [egoísta] de los derechos subjetivos» (Francisco)
  • «El matrimonio constituye una ‘íntima comunidad de vida y amor conyugal, fundada por el Creador y provista de leyes propias’. Esta comunidad ‘se establece con la alianza del matrimonio, es decir, con un consentimiento personal e irrevocable’ (Concilio Vaticano II). Los dos se dan definitiva y totalmente el uno al otro. Ya no son dos, ahora forman una sola carne. La alianza contraída libremente por los esposos les impone la obligación de mantenerla una e indisoluble. ‘Lo que Dios unió, no lo separe el hombre’ (Mc 10,9)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.364) (https://evangeli.net/evangelio/dia/2024-10-06)

05 octubre, 2024

Santa Faustina Kowalska, Apóstol de la Divina Misericordia

 Santa María Faustina Kowalska - C I D D M

      

¡Oh!; Santa Faustina Kowalska, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, su amada santa y Apóstol de la Divina Misericordia,
que, desde pequeña sentíais amor por la oración, el trabajo,
la obediencia y la sensibilidad ante la miseria y pobreza
humanas. Vuestra educación escolar tres años duró y al cumplir
los dieciséis os fuisteis de la casa familiar para trabajar
como doméstica, y a los veinte, entrasteis en la “Congregación
de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia”.
Ya como Sor María Faustina, vivisteis trece años cumpliendo
deberes de cocinera, jardinera y portera, pero, unida a Dios
de manera extraordinaria. Desde niña deseasteis ser una gran
santa y, colaborasteis con Jesús en la obra de a las almas
perdidas salvar, hasta ofreceros vos misma, como sacrificio
por los pecadores. Vuestra vida de convento maracada estuvo
por el sufrimiento y las maravillosas gracias místicas que
Dios os regalaba. Vuestra misión eran tres tareas, la primera:
“Proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura
sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona”; la segunda:
“Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero y practicar
las nuevas formas de culto para la Divina Misericordia por
el Señor Jesús presentadas: la imagen de la Divina Misericordia
con la inscripción: “Jesús, en ti confío”; la fiesta de la
Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua
de Resurrección; la coronilla a la Divina Misericordia y la
oración a la hora de la Misericordia”; y la tercera: inspirar
un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha
de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo
y aspirar a la perfección cristiana siguiendo vuestro camino
trazado. Vuestra misión, está en el Diario que os mandó escribir
el Señor Jesús, registrando con fidelidad todo lo que Jesús os
pidió y describiendo los encuentros de vuestra alma con Él.
“Secretaria de mi más profundo misterio tu misión es la de
escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para
el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán
en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí”;
os encargó Jesús. Y, así, y luego de haber gastado vuestra santa
vida en buen lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de
amor y fe. Juan Pablo Papa, paisano vuestro, os beatificó y canonizó
en Roma, porque, llevó él, vuestro proceso arquidiocesano
cuando Arzobispo de Cracovia era. !Aleluya! ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!; Santa Faustina Kowalska, “vivo Amor de la Misericordia del Dios Vivo”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Octubre
Santa Faustina Kowalska
Apóstol de la Divina Misericordia

ORACIÓN PARA ALCANZAR GRACIAS POR MEDIO DE LA SANTA SOR FAUSTINA

Oh Jesús, que hiciste de la beata Faustina, una gran devota de tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia de …………………………, que te pido. Yo, pecador/a, no soy digno/a de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiando en tí.
Padre nuestro…
Ave María…
Gloria…

Santa Faustina, ruega por nosotros.

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Su vida

Sor Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalski. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde ­ como Sor María Faustina vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

1. Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

2. Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

3. Inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo.

Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores

Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio ‹dijo el Señor Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.

El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos. El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.

También vea:

*La página de Divina Misericordia
*Corazones.org
*El sitIo de Santa Faustina

Este día también se festeja a San Plácido, San Simón y San Flroilan

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=2791)