14 noviembre, 2024

San José Pignatelli, restaurador de la Compañía de Jesús

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 ¡Oh! San José Pignatelli, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, conocido como «Restaurador de los Jesuitas»
porque tratasteis de que los religiosos de vuestra comunidad
pudieran sobrevivir a pesar de la implacable persecución. Vos,
enseñabais el catecismo a los niños y a los presos. El rey
Carlos Tercero, obedeció a los masones y declaró que, de España
y de todos los territorios de América, expulsados fueran.
Vos, y vuestro hermano, recibieron la oferta de poder quedaros
en España pero, con la condición de que, se salieran de la
Compañía de Jesús y no aceptando, preferisteis iros al destierro.
Clemente Catorce, dio un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús
y miles de Jesuitas quedaron fuera de sus casas religiosas. Vos,
y vuestros compañeros, cuando oyeron leer el decreto exclamaron:
“Tenemos voto de obediencia al Papa. Obedecemos sin más, y de
todo corazón”. Viente años pasasteis junto a la de los demás
jesuitas, con tremendos sufrimientos. En Bolonia, estuvisteis
dedicado a ayudar a otros sacerdotes en sus labores sacerdotales,
y a coleccionar libros y manuscritos de la Compañía de Jesús
y ayudando a vuestros compañeros. Muchos de ellos estaban en la
miseria y si eran españoles, no les dejaban ejercer el sacerdocio.
Cuando los gobiernos de Europa se declaraban en contra de los
jesuitas, la emperatriz de Rusia, Catalina, prohibió publicar
en su país el decreto de acabar con la Compañía de Jesús, y
recibió a varios religiosos de vuestra comunidad. Vos, con el permiso
el Papa Pío sexto, os afiliasteis a los jesuitas de Rusia y con
la ayuda de ellos empezasteis organizar a los jesuitas en Italia.
Conseguíais vocaciones y mandabais a los novicios a Rusia y allá
eran recibidos en la comunidad. El jefe de los jesuitas de Rusia
os nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío
Séptimo, aprobó vuestro nombramiento. Y, así la comunidad empezaba
a renacer otra vez. Vos orabais, y trabajabais sin descanso por
conseguir que vuestra Comunidad, volviera a renacer. Fuisteis
nombrado Provincial y lograsteis restablecer casas de Jesuitas
en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña. Ya estabais
para conseguir que el Sumo Pontífice restableciera otra vez la
Compañía de Jesús, pero, Napoleón se llevó preso a Pío Séptimo
al destierro. Y así, habiendo gastado toda vuestra vida en
buena lid, voló vuestra alma al cielo, para ser coronada con
corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe;
¡oh! San Jose Pignatelli, «vivo amor por el Dios Vivo y eterno».

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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14 de Noviembre
San José Pignatelli
Restaurador de los Jesuitas

El mérito especial de este santo fue el de conservar lo que quedaba de la Compañía de Jesús (que es la Comunidad religiosa más numerosa en la Iglesia Católica) y tratar de que los religiosos de esa comunidad pudieran sobrevivir, a pesar de una terrible persecución. De familia italiana, nació en Zaragoza (España) en 1737. Se hizo jesuita y empezó a trabajar en los apostolados de su Comunidad, especialmente en enseñar catecismo a los niños y a los presos. En 1767 la masonería mundial se puso de acuerdo para pedir a todos los gobernantes que expulsaran de sus países a los Padres Jesuitas. El rey Carlos III de España obedeció las órdenes masónicas y declaró que de España y de todos los territorios de América que dependían de ese país quedaban expulsados los jesuitas. Con este decreto injusto le hizo un inmenso mal a muchas naciones y a la Santa Iglesia Católica.

El Padre José Pignatelli y su hermano, que eran de familia de la alta clase social, recibieron la oferta de poder quedarse en España pero con la condición de que se salieran de la Compañía de Jesús. Ellos no aceptaron esto y prefirieron irse al destierro. Se fueron a la Isla de Córcega, pero luego los franceses invadieron esa isla y de allá también los expulsaron.

En 1774 Clemente XIV por petición de los reyes de ese tiempo dio un decreto suprimiendo la Compañía de Jesús. Como efecto de ese Decreto 23,000 jesuitas quedaron fuera de sus casas religiosas. El Padre Pignatelli y sus demás compañeros, cuando oyeron leer el terrible decreto exclamaron: “Tenemos voto de obediencia al Papa. Obedecemos sin más, y de todo corazón”.

Durante los 20 años siguientes la vida del Padre José y la de los demás jesuitas será de tremendos sufrimientos. Pasando por situaciones económicas sumamente difíciles (como los demás jesuitas dejados sin su comunidad), pero siempre sereno, prudente, espiritual, amable, fiel.

Se fue a la ciudad de Bolonia y allí estuvo dedicado a ayudar a otros sacerdotes en sus labores sacerdotales, y a coleccionar libros y manuscritos relacionados con la Compañía de Jesús y a suministrar ayuda a sus compañeros de religión. Muchos de ellos estaban en la miseria y si eran españoles no les dejaban ni siquiera ejercer el sacerdocio. Un día al pasar por frente a una obra del gobierno, alguien le dijo que aquello lo habían construido con lo que les habían quitado a los jesuitas, y Pignatelli respondió: “Entonces deberían ponerle por nombre “Haceldama”, porque así se llamó el campo que compraron con el dinero que Judas consiguió al vender a Jesús.

Cuando los gobiernos de Europa se declaraban en contra de los jesuitas, la emperatriz de Rusia, Catalina, prohibió publicar en su país el decreto que mandaba acabar con la Compañía de Jesús, y recibió allá a varios religiosos de esa comunidad. El Padre Pignatelli con permiso del Papa Pío VI se afilió a los jesuitas que estaban en Rusia y con la ayuda de ellos empezó a organizar otra vez a los jesuitas en Italia. Conseguía vocaciones y mandaba los novicios a Rusia y allá eran recibidos en la comunidad. El jefe de los jesuitas de Rusia lo nombró provincial de la comunidad en Italia, y el Papa Pío VII aprobó ese nombramiento. Así la comunidad empezaba a renacer otra vez, aunque fuera bajo cuerda y en gran secreto.

El Padre Pignatelli oraba y trabajaba sin descanso por conseguir que su Comunidad volviera a renacer. En 1804 logró con gran alegría que en el reino de Nápoles fuera restablecida la Compañía de Jesús. Fue nombrado Provincial. Con las generosas ayudas que le enviaban sus familiares logró restablecer casas de Jesuitas en Roma, en Palermo, en Orvieto y en Cerdeña. Ya estaba para conseguir que el Sumo Pontífice restableciera otra vez la Compañía de Jesús, cuando Napoleón se llevó preso a Pío VII al destierro.

El Padre Pignatelli murió en 1811 sin haber logrado que su amada Comunidad religiosa lograra volver a renacer plenamente, pero tres años después de su muerte, al quedar libre de su destierro el Papa Pío VII y volver libre a Roma, decretó que la Compañía de Jesús volvía a quedar instituida en todo el mundo, con razón Pío XI llamaba a San José Pignatelli “el anillo que unió la Compañía de Jesús que había existido antes, con la que empezó a existir nuevamente”. Los Jesuitas lo recuerdan con inmensa gratitud, y nosotros le suplicamos a Dios que a esta comunidad y a todas las demás comunidades religiosas de la Iglesia Católica las conserve llenas de un gran fervor y de grandísima santidad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/José_Pignatelli.htm)

13 noviembre, 2024

Santa Francisca Javiera Cabrini, M.S.C. Patrona de los Inmigrantes

 Santa Francisca Javiera Cabrini

 

¡Oh! Santa Francisca Javiera, vos, sois la hija del
Dios de la Vida y su amada santa, y Patrona de los
Inmigrantes. León XIII Papa, dijo de vos: “La madre
Cabrini es una mujer muy inteligente y de gran virtud.
Es una santa”. Vos, sois la primera ciudadana americana
en ser canonizada. Intentasteis ingresar a varias
ordenes pero no os recibieron y algo decepcionada, vos
recibisteis la invitación de un obispo y un sacerdote
amigo para ingresar a trabajar en el orfanato “Casa
de la Providencia”, y aceptasteis y con un grupo de
compañeras fundasteis la congragación de las Hermanas
Misioneras del Sagrado Corazón y en honor de San Francisco
Javier, vos, añadisteis el nombre de “Javiera” a vuestro
nombre. Más tarde se cerró el orfanato y debido a ello,
vos, y vuestras hermanas se trasladaron a un convento
franciscano, donde redactasteis las reglas del nuevo
instituto, que, aprobadas por vuestro, vuestra obra
espiritual comenzó a crecer, abriéndose más casas para
albergar nuevas vocaciones. Vos, deseabais ir a China;
pero el Papa León XIII, os animó a ir hacia Occidente y
no al Oriente. Y, así, cruzasteis el Atlántico, llegando
a Nueva York, encontrando una realidad pastoral dura
entre los inmigrantes europeos. Muchos de ellos vivían
miserablemente, sin moral y sin fe. Vos, no quisisteis
volver a vuestra patria, y Dios fue proveyendo de a poco
lo necesario, hasta abrir un orfanato, una casa para
vosotras y una escuela para los niños. Vuestra orden
fue creciendo a lo largo y ancho de los Estados Unidos,
haciendo crecer la obra de Dios, los inmigrantes y los
más necesitados. La gente os quería y os amaba, aunque
erais estricta, teníais un gran sentido de la justicia,
un ingenioso sentido del humor, una vida espiritual
muy fuerte y un entusiasmo inagotable. Nada os podía
detener, ni las barreras culturales, ni las dificultades
de una lengua. “Ámense unas a otras. Sacrifíquense
constantemente y de buen grado por sus hermanas. Sean
bondadosas; no sean duras ni bruscas, no abriguen
resentimientos; sean mansas y pacíficas”, repetíais a
vuestras religiosas. Como misionera, viajasteis a
Nicaragua, Argentina, Costa Rica, Panamá, Chile, Brasil,
Francia e Inglaterra. Vuestra congregación, fue aprobada
cuando esta ya estaba presente en ocho países y contaba
con más de mil religiosas, al frente de escuelas,  
hospitales y otras instituciones de servicio. Y, así,
y después de haber gastado vuestra santa vida en buena
lid, voló vuestra alma al cielo para coronada ser con
corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe;  
¡Oh! Santa Francisca Javiera, "Viva luz del Dios Vivo".

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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13 de Noviembre
Santa Francisca Javiera Cabrini M.S.C.
Patrona de los Inmigrantes

Fue una religiosa excepcional, cuya vida estuvo consagrada al servicio de los inmigrantes, es decir, de aquellos que dejaron atrás la tierra en que nacieron en busca de una vida mejor. El Papa León XIII dijo de ella: “La madre Cabrini es una mujer muy inteligente y de gran virtud… es una santa”. Hoy, esa empeñosa mujer es considerada como la patrona de los inmigrantes. El halago del Papa León no era ni ocasional ni gratuito; León XIII pudo conocer y tratar personalmente a esta religiosa italiana que emigró a Estados Unidos y que, impulsada por el amor a Cristo, se convirtió en testimonio vivo del Señor entre quienes iban poblando el vasto territorio norteamericano.

Como fruto de ese ardor misionero, la Madre Cabrini es hoy la primera ciudadana estadounidense en ser canonizada y llegar a los altares.

Si una puerta se cierra, otra se abrirá

María Francisca Cabrini nació en Sant'Angelo Lodigiano, Lombardía (Italia), el 15 de julio de 1850, en el seno de una familia acomodada. Desde pequeña quedó fascinada con las  lecturas y relatos de hombres y mujeres que dejaron la patria y emprendieron empresas misioneras en tierras lejanas con el propósito de anunciar el Evangelio. De jovencita, Francisca tuvo la inquietud de seguir aquel camino, pero sus padres la enviaron a estudiar con las religiosas de Arluno para que fuera maestra de escuela.

En 1870, tiempo después de la muerte de sus padres, Francisca intentó ingresar a la congregación con la que realizó sus estudios, pero no fue admitida debido a sus problemas de salud. Luego, hizo otro intento en una orden diferente, pero tampoco fue recibida.

En medio de la decepción por las negativas sufridas, recibió la invitación de un obispo y un sacerdote amigo para ingresar a trabajar en el orfanato “Casa de la Providencia”, donde la fundadora del recinto, la señora Tondini, había realizado una administración deficiente. La santa aceptó y con un grupo de compañeras que ya trabajaban allí fue madurando un proyecto espiritual que terminaría en la fundación de las Hermanas Misioneras del Sagrado Corazón.

El inspirador del proyecto, a cuya intercesión lo consagraron, fue San Francisco Javier, el célebre evangelizador de Japón. En honor al santo jesuita, Francisca añadiría “Javiera” a su nombre.
 

Las pruebas fortalecen: hacia Occidente

Lamentablemente, a pesar de los esfuerzos del grupo de mujeres, el obispo aconsejó a Francisca dejar de lado la institución y cerró el orfanato. Debido a ello, la Madre Cabrini y sus hermanas tuvieron que trasladarse a un convento franciscano que estaba vacío. Allí, redactaría las reglas del nuevo instituto, que finalmente serían aprobadas por su obispo. A partir de entonces, la obra espiritual de la Madre crecería, abriéndose otras casas para albergar a las nuevas vocaciones.

La Madre Cabrini entonces emprende el viaje a Roma con el propósito de obtener la aprobación de la Santa Sede para su congregación. En el interín, el arzobispo de Nueva York se pone en contacto con ella para pedirle que enviara a sus religiosas a Estados Unidos. Ciertamente, el deseo de la Madre Cabrini en ese momento era otro, su idea era ir a China; sin embargo, el Papa León XIII la animó a ir hacia Occidente y no al Oriente.

Ante la duda, fe y la obediencia

Así, la Madre cruzó el Atlántico y llegó a Nueva York en 1889. Allí se encontró con una realidad pastoral muy dura entre los inmigrantes europeos. Muchos de ellos vivían en la precariedad moral y habían abandonado su fe.

Dadas las dificultades, el arzobispo de Nueva York empezó a dudar sobre la pertinencia de su invitación y pensó que lo mejor sería que las hermanas vuelvan a Italia. Santa Francisca, decidida y firme, respondió con una negativa. Era el Papa quien la había enviado a allí y se iba a quedar. Con el correr de los meses, Dios fue proveyendo de lo necesario y las religiosas abrieron un orfanato, una casa para ellas y una escuela para los niños. Ese sería el inicio de su gran misión en América.

Derribando muros y mitos

Poco a poco, la congregación se fue expandiendo a lo largo y ancho de Estados Unidos, haciendo crecer la obra de Dios, especialmente entre los inmigrantes y los más necesitados. La gente que trataba con la Madre Cabrini la admiraba y la quería. Aunque estricta, Santa Francisca tenía un gran sentido de la justicia, un ingenioso sentido del humor, una vida espiritual muy fuerte y un entusiasmo inagotable. Parecía que ningún obstáculo podía hacerla retroceder cuando se proponía algo. Ni las barreras culturales, ni las dificultades de una lengua que no era la suya -el inglés- lograron hacerla desistir en su afán misionero.

“Amense unas a otras. Sacrifíquense constantemente y de buen grado por sus hermanas. Sean bondadosas; no sean duras ni bruscas, no abriguen resentimientos; sean mansas y pacíficas”, repetía a sus religiosas.
La vida es peregrinar, el cielo, la promesa cumplida

Como misionera, viajó a Nicaragua, Argentina, Costa Rica, Panamá, Chile, Brasil, Francia e Inglaterra. En 1907, fueron finalmente aprobadas las constituciones de su congregación, cuando esta ya estaba presente en ocho países y contaba con más de mil religiosas, al frente de escuelas, hospitales y otras instituciones de servicio.

Santa Francisca Javiera, la Madre Cabrini, partió a la Casa del Padre el 22 de diciembre de 1917, a los 68 años de edad -víctima de la malaria- en la ciudad de Chicago, Illinois.

(https://www.aciprensa.com/noticias/57825/cada-13-de-noviembre-se-celebra-a-santa-francisca-javier-cabrini-patrona-de-los-inmigrantes)



12 noviembre, 2024

San Josafat de Lituania, obispo y Mártir

 

 SAN JOSAFAT DE LITUANIA, Mártir

 

 ¡Oh!, San Josafat de Lituania; vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y a quien vuestra madre, os enseñó
a mirar en el crucifijo, al Crucificado y en él, el misterio
de la vida y del amor a los demás. Por ello, quizás vuestra
mortificación en la que soportabais a los incomprensivos
y ásperos, con especial dulzor del cielo caído y, con amor
paciente, convertíais sus corazones a la “luz de la fe”.
“Sé que ustedes quieren matarme y que me atacan por todas
partes. En las calles, en los puentes, en los caminos, en
la Plaza Central, en todas partes me han insultado. Yo, no
he venido en son de guerra sino como pastor de las ovejas,
buscando el bien de las almas.Pero, me considero verdaderamente
feliz de poder dar la vida por el bien de todos ustedes.
Sé, que estoy a punto de morir, y ofrezco mi sacrificio por
la unión de todas las iglesias bajo la dirección del Sumo
Pontífice”. Respondisteis a vuestros agresores. Y, cuando
os prendieron así: “Por favor, hijos míos, no golpeen a mis
ayudantes, que ellos no tienen la culpa de nada. Aquí estoy
yo para sufrir en vez de ellos”. Al oír esto los jefes de la
sedición gritaron: “¡Que muera el amigo del Papa!” Y, se os
lanzaron contra vos y de un lanzazo os atravesaron y os pegaron
un balazo, arrastrándoos y echándoos al río Divna. Pero, ¡oh!
maravilla de Dios, pues vuestros verdugos se convirtieron
a la fe católica y pidieron perdón de su terrible crimen.
Felizmente “Dios es mi juez”, vuestro santo nombre significa,
y, en verdad, así fue, pues Él os juzgó y viendo vuestro
martirio de gloria os llenó y os ciñó corona de luz, como
premio a vuestra entrega increíble de amor y de fe.¡Aleluya!
Patrono de los que trabajan por la unión de todos los cristianos;
¡oh!, San Josafat “vivo ladrón de almas para el Dios de la Vida”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Noviembre
San Josafat de Lituania
Mártir
Año 1623

La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos (Tertuliano).

Josafat es una palabra hebrea que significa “Dios es mi juez”. La nación de Lituania es ahora de gran mayoría católica. Pero en un tiempo en ese país la religión era dirigida por los cismáticos ortodoxos que no obedecen al Sumo Pontífice. Y la conversión de Lituania al catolicismo se debe en buena parte a San Josafat. Pero tuvo que derramar su sangre, para conseguir que sus paisanos aceptaran el catolicismo.

Nació en 1580, de padres católicos fervorosos. Su madre le enseñó a mirar de vez en cuando el crucifijo y pensar en lo que Jesucristo sufrió por nosotros, y esto le emocionaba mucho y le invitaba a dedicar su vida por hacer amar más a Nuestro Salvador.

De joven entró de ayudante de un vendedor de telas, y en los ratos libres se dedicaba a leer libros religiosos. Esto le disgustaba mucho al principio al dueño del almacén, pero después, viendo que el joven se dedicaba con tanto esmero a los oficios que tenía que hacer, se dio cuenta de que las lecturas piadosas lo llevaban a ser más bueno y mejor cumplidor de su deber. Y tanto se encariñó aquel negociante con Josafat, que le hizo dos ofertas: permitirle casarse con su hija y dejarlo como heredero de todos sus bienes. El joven le agradeció sus ofrecimientos, pero le dijo que había determinado conseguir más bien otra herencia: el cielo eterno. Y que para ello se iba a dedicar a la vida religiosa.

Para su fortuna se encontró con dos santos sacerdotes jesuitas que lo fueron guiando en sus estudios, y lo encaminaron hacia el monasterio de la Sma. Trinidad en Vilma, capital de Lituania, y se hizo religioso, dirigido por los monjes basilianos en 1604. Al monasterio lo siguió un gran amigo suyo y personaje muy sabio, Benjamín Rutsky, que será en adelante su eficaz colaborador en todo.

En 1595 los principales jefes religiosos ortodoxos de Lituania habían propuesto unirse a la Iglesia Católica de Roma, pero los más fanáticos ortodoxos se habían opuesto violentamente y se habían producido muchos desórdenes callejeros. Ahora llegaba al convento el que más iba a trabajar y a sacrificarse por obtener que su nación se pasara a la Iglesia Católica. Pero le iba a costar hasta su propia sangre.

Josafat fue ordenado de sacerdote, pero su vida siguió siendo como la del monje más mortificado. Muchas horas cada día y cada noche dedicadas a la oración y a la lectura y meditación de las Sagradas Escrituras y de los libros escritos por los santos. Como penitencias aguantaba los terribles fríos del invierno y los calores bochornosos del verano sin quejarse ni buscar refrescantes.

Cuando lo sorprendía una espantosa tormenta de lluvias, truenos y rayos en pleno viaje, lo ofrecía todo por sus pecados. Cuando los pobres estaban en grave necesidad se iba de casa en casa pidiendo limosnas para ellos, y la humillación de estar pidiendo la ofrecía por sus pecados y por los de los demás pecadores. Pero su especial mortificación era soportar las gentes ásperas e incomprensivas, sin demostrar jamás disgusto ni resentimiento.

Fue nombrado superior del monasterio, en Vilma, pero varios de los monjes que allí vivían eran ortodoxos y antirromanos. Con gran paciencia, mucha prudencia y caridad llena de finura y de santa diplomacia, se los fue ganando a todos. Ellos se dieron cuenta de que Josafat tenía el don de consejo, y le iban a consultar sus problemas e inquietudes y sus respuestas los dejaban muy consolados y llenos de paz.

Con sus sabias conferencias los fue convenciendo poco a poco de que la verdadera Iglesia es la católica y que el sucesor de San Pedro es el Sumo Pontífice y que a él hay que obedecer.

Con razón los enemigos de la religión lo llamaban “ladrón de almas”. Como jefe de los monasterios tenía el deber de visitar las casas que pertenecían a la religión. Una vez fue a visitar oficialmente una casa donde vivían unos 200 hombres que decían que se dedicaban a la religión, pero que en verdad no llevaban una vida demasiado santa. El jefe de esa casa salió furioso a recibirlo con unos perros bravísimos, anunciándole que si se atrevía a entrar allí sería destrozado por esas fieras. Pero el santo no se acobardó. Les habló de buenas maneras y los logró apaciguar. Ellos habían determinado echarlo al río, pero después de escucharlo y al darse cuenta de que era un hombre de Dios, santo y amable, aceptaron su visita, se hicieron sus amigos y aceptaron sus recomendaciones. Las gentes decían: “Ahora sí que se repitió el milagro antiguo: Daniel fue al foso de los leones y estos no le hicieron nada”.

En 1617, fue nombrado arzobispo de Polotsk, y se encontró con que su arzobispado estaba en el más completo abandono. Se dedicó a reconstruir templos y a obtener que los sacerdotes se comportaran de la mejor manera posible. Visitó una por una todas las parroquias. Redactó un catecismo y lo hizo circular y aprender por todas partes. Dedicaba sus tiempos libres a atender a los pobres e instruir a los ignorantes. Las gentes lo consideraban un gran santo. Algunos decían que mientras celebraba misa se veían resplandores a su alrededor. En 1620 ya su arzobispado era otra cosa totalmente diferente.

Pero sucedió que un tal Melecio se hizo proclamar de arzobispo en vez de Josafat (mientras este visitaba Polonia) y algunos revoltosos empezaron a recorrer los pueblos atizando una revuelta contra el santo, diciendo que no querían obedecer al Papa de Roma. Muchos relajados se sentían molestos porque san Josafat atacaba a los vicios y a las malas costumbres.

En 1623, sabiendo que la ciudad de Vitebsk era la más rebelde y contraria a él, dispuso ir a visitarla para tratar de hacer las paces con ellos. Sus amigos le rogaban que no fuera, y varios le propusieron que llevara una escolta militar. Él no admitió esto y exclamó: “Si Dios me juzga digno de morir mártir, no temo morir“. El recibimiento fue feroz. Insultos, pedradas, amenazas. Cuando una chusma agresiva lo rodeó insultándolo, él les dijo:

“Sé que ustedes quieren matarme y que me atacan por todas partes. En las calles, en los puentes, en los caminos, en la Plaza Central, en todas partes me han insultado. Yo no he venido en son de guerra sino como pastor de las ovejas, buscando el bien de las almas. Pero me considero verdaderamente feliz de poder dar la vida por el bien de todos ustedes. Sé que estoy a punto de morir, y ofrezco mi sacrificio por la unión de todas las iglesias bajo la dirección del Sumo Pontífice”.

Los enemigos se propusieron poner una trampa al santo para poderlo matar. Le enviaron un individuo que todos los días llegaba a su casa, mañana y tarde a insultarlo. Al fin uno de los secretarios del arzobispo detuvo al insultante para que no faltara más al respeto al prelado, y esta era la señal que los asesinos buscaban. Inmediatamente dieron voz de alarma en toda la ciudad, reunieron la chusma y se lanzaron a despedazar a todos los ayudantes de San Josafat.

Cuando él vio que iban a linchar a sus colaboradores, salió al patio y gritó a los atacantes: “Por favor, hijos míos, no golpeen a mis ayudantes, que ellos no tienen la culpa de nada. Aquí estoy yo para sufrir en vez de ellos”.

Al oír esto los jefes de la sedición gritaron: “¡Que muera el amigo del Papa!” y se lanzaron contra él. Le atravesaron de un lanzazo, le pegaron un balazo, y arrastraron su cuerpo por las calles de la ciudad y lo echaron al río Divna. Era el 12 de noviembre de 1623. Meses después los verdugos se convirtieron a la fe católica y pidieron perdón de su terrible crimen.

El Papa ha declarado a San Josafat, Patrono de los que trabajan por la unión de los cristianos.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Josafat_de_Lituania.htm)

11 noviembre, 2024

San Martín de Tours, Obispo

 Soldado de Cristo: San Martín de Tours - Hogar de la Madre de la Juventud

¡Oh!, San Martín de Tours; sois vos, el hijo del Dios de la Vida,
y su amado santo y, el hombre al que llamaban el de la “media
capa”, aquella que, con amor compartisteis con Aquél “pobre”,
que resultó siendo el mismo Jesús. Y, desde entonces y, por
siempre, con sumo amor y cuidado os ganasteis a cuanto hombre
se os cruzó con vos, para convertirlos a la “Buena Nueva” de la
vida. “Batallador”, como significa vuestro nombre, grande honor
le hicisteis pues, vuestra huella, desde el alto cielo, ilumina
el camino de los hombres, que os imitan. “Con la espada podía
vencer a los enemigos materiales. Con la cruz, estoy derrotando
a los enemigos espirituales”. “Fui soldado por obligación y por deber,
y monje por inclinación y para salvar mi alma”. Así, respondisteis,
lleno de fe y pleno de valor, a quien osó, preguntaros sobre el por
qué, el ejército habíais abandonado para, abrazaros, a la cruz
maravillosa de Cristo. “Hasta ahora te he servido como soldado.
Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa
religión”. Así, os dirigisteis a vuestro general jefe, y él, quiso daros
varios premios, pero vos, le dijisteis: “Estos regalos repártelos
entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy
a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales”.
Y, así fue. Años más tarde, vuestros amados discípulos os suplicaban
llorando, cuando os ibais a morir diciendo: “¿Te alejas padre
de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?”. Y,
vos, respondisteis así: “Señor, si en algo puedo ser útil todavía,
no rehúso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras
mandar”. Pero Dios vio que vos, habíais trabajado y sufrido bastante
y os llevó a que recibierais en el cielo el premio por vuestras tareas
en la tierra. Y, así, luego de haberos gastado para Él, voló vuestra
alma, al cielo, para coronada ser, con corona de luz eterna, como
premio a vuestra gran entrega increíble de amor. El medio manto
que vos cortasteis para darlo a Aquél “pobre”, en una urna está
y dentro de un santuario. Santo Patrono de la Guardia Zuiza Pontificia;
¡oh!, San Martín de Tours, “Vivo Cristo, batallador del Amor y la Luz”.

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de Noviembre
San Martín de Tours
Obispo
Año 397

Que el simpático San Martín nos obtenga de Dios la gracia de recordar siempre que todo favor que hacemos al prójimo lo recibe y lo paga Jesucristo, como si se lo hubiéramos hecho a Él en persona. Si tenéis fe, nada será imposible para vosotros. (Jesucristo. Mt. 17,20).

Martín significa: “el batallador”. (De Mart = batalla).

San Martín es un gran santo queridísimo para los franceses, y muy popular en todo el mundo. Nació en Hungría, pero sus padres se fueron a vivir a Italia. Era hijo de un veterano del ejército y a los 15 años ya vestía el uniforme militar.

Durante más de 15 siglos ha sido recordado nuestro santo por el hecho que le sucedió siendo joven y estando de militar en Amiens (Francia). Un día de invierno muy frío se encontró por el camino con un pobre hombre que estaba tiritando de frío y a medio vestir. Martín, como no llevaba nada más para regalarle, sacó la espada y dividió en dos partes su manto, y le dio la mitad al pobre. Esa noche vio en sueños que Jesucristo se le presentaba vestido con el medio manto que él había regalado al pobre y oyó que le decía: “Martín, hoy me cubriste con tu manto”.

Sulpicio Severo, discípulo y biógrafo del santo, cuenta que tan pronto Martín tuvo esta visión se hizo bautizar (era catecúmeno, o sea estaba preparándose para el bautismo). Luego se presentó a su general que estaba repartiendo regalos a los militares y le dijo: “Hasta ahora te he servido como soldado. Déjame de ahora en adelante servir a Jesucristo propagando su santa religión”. El general quiso darle varios premios pero él le dijo: “Estos regalos repártelos entre los que van a seguir luchando en tu ejército. Yo me voy a luchar en el ejército de Jesucristo, y mis premios serán espirituales”.

En seguida se fue a Poitiers donde era obispo el gran sabio San Hilario, el cual lo recibió como discípulo y se encargó de instruirlo. Como Martín sentía un gran deseo de dedicarse a la oración y a la meditación, San Hilario le cedió unas tierras en sitio solitario y allá fue con varios amigos, y fundó el primer convento o monasterio que hubo en Francia. En esa soledad estuvo diez años dedicado a orar, a hacer sacrificios y a estudiar las Sagradas Escrituras. Los habitantes de los alrededores consiguieron por sus oraciones y bendiciones, muchas curaciones y varios prodigios. Cuando después le preguntaban qué profesiones había ejercido respondía: “fui soldado por obligación y por deber, y monje por inclinación y para salvar mi alma”.

Un día en el año 371 fue invitado a Tours con el pretexto de que lo necesitaba un enfermo grave, pero era que el pueblo quería elegirlo obispo. Apenas estuvo en la catedral toda la multitud lo aclamó como obispo de Tours, y por más que él se declarara indigno de recibir ese cargo, lo obligaron a aceptar.

En Tours fundó otro convento y pronto tenía ya 80 mojes. Y los milagros, la predicación, y la piedad del nuevo obispo hicieron desaparecer prontamente el paganismo de esa región, y las conversiones al cristianismo eran de todos los días. A los primeros que convirtió fue a su madre y a sus hermanos que eran paganos.

Un día un antiguo compañero de armas lo criticó diciéndole que era un cobarde por haberse retirado del ejército. Él le contestó: “Con la espada podía vencer a los enemigos materiales. Con la cruz estoy derrotando a los enemigos espirituales”.

Recorrió todo el territorio de su diócesis dejando en cada pueblo un sacerdote. Él fue fundador de las parroquias rurales en Francia. Dice su biógrafo y discípulo, que la gente se admiraba al ver a Martín siempre de buen genio, alegre y amable. Que en su trato empleaba la más exquisita bondad con todos.

Un día en un banquete San Martín tuvo que ofrecer una copa de vino, y la pasó primero a un sacerdote y después al emperador, que estaba allí a su lado. Y explicó el por qué: “Es que el emperador tiene potestad sobre lo material, pero al sacerdote Dios le concedió la potestad sobre lo espiritual”. Al emperador le agradó aquella explicación.

En los 27 años que fue obispo se ganó el cariño de todo su pueblo, y su caridad era inagotable con los necesitados. Los únicos que no lo querían eran ciertos tipos que querían vivir en paz con sus vicios, pero el santo no los dejaba. De uno de ellos, que inventaba toda clase de cuentos contra San Martín, porque éste le criticaba sus malas costumbres, dijo el santo cuando le aconsejaron que lo debía hacer castigar: “Si Cristo soportó a Judas, ¿por qué no he de soportar yo a este que me traiciona?”.

Con varios empleados oficiales tuvo fuertes discusiones, porque en ese tiempo se acostumbraba torturar a los prisioneros para que declararan sus delitos. Nuestro santo se oponía totalmente a esto, y aunque por ello se ganó la enemistad de altos funcionarios, no permitía la tortura.

Supo por revelación cuándo le iba a llegar la muerte y comunicó la noticia a sus numerosos discípulos. Estos se reunieron junto a su lecho de enfermo y le suplicaban llorando: “¿Te alejas padre de nosotros, y nos dejas huérfanos y solos y desamparados?”. El santo respondió con una frase que se ha hecho famosa: “Señor, si en algo puedo ser útil todavía, no rehuso ni rechazo cualquier trabajo y ocupación que me quieras mandar”.

Pero Dios vio que ya había trabajado y sufrido bastante y se lo llevó a que recibiera en el cielo el premio por sus grandes labores en la tierra. El medio manto de San Martín (el que cortó con la espada para dar al pobre) fue guardado en una urna y se le construyó un pequeño santuario para guardar esa reliquia. Como en latín para decir “medio manto” se dice “capilla”, la gente decía: “Vamos a orar donde está la capilla”. Y de ahí viene el nombre de capilla, que se da a los pequeños salones que se hacen para orar.

(http://www.ewtn/spanish/Saints/San%20Martín%20de%20Tours.htm)

 

09 noviembre, 2024

Dedicación de la Basílica San Juan de Letrán

 Basílica de San Juan de Letrán | La basílica más antigua de Roma

 

 !Oh!, Santo Dios de la Vida, y que, en honor a Vos,
Señor de los cielos y de la tierra; edificada está,
Vuestra “Casa de Letrán”, a Fausta gracias, esposa
de Constantino Emperador, y que, donada fue a Milcíades
Papa. Ella, custodiada está, por dos discípulos amados
vuestros: Juan “el Bautista”, y Juan “el Evangelista”.
¡Oh!, Santa Basílica de Letrán: “Madre y Cabeza de
todas las iglesias de la ciudad y del mundo”. “Cuando
recordamos la Consagración de un templo, en serio
pensemos en aquello que San Pablo dijo: que, “cada
uno de nosotros somos templo del Espíritu Santo”.
Ojalá que nuestra alma la conservemos bella y limpia
siempre, como le agrada a Dios, y, que, sean sus templos
santos y vivos. “Vivirá así, contento el Espíritu Santo en
nuestra alma”. Decía, San Agustín, Obispo de Hipona,
Doctor de Nuestra Santa Madre Iglesia y lumbrera viva.
“¡Oh!Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad
y del mundo”. Así, reza, vuestra leyenda en su frontis;
¡Oh!, Basílica de Letrán, “Viva Casa del Dios Rey de la Vida”

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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9 de noviembre
Dedicación de la Basílica San Juan de Letrán
Año 324

Basílica significa: “Casa del Rey”. En la Iglesia Católica se le da el nombre de Basílica a ciertos templos más famosos que los demás. Solamente se puede llamar Basílica a aquellos templos a los cuales el Sumo Pontífice les concede ese honor especial. En cada país hay algunos.

La primera Basílica que hubo en la religión Católica fue la de Letrán, cuya consagración celebramos en este día. Era un palacio que pertenecía a una familia que llevaba ese nombre, Letrán. El emperador Constantino, que fue el primer gobernante romano que concedió a los cristianos el permiso para construir templos, le regaló al Sumo Pontífice el Palacio Basílica de Letrán, que el Papa San Silvestre convirtió en templo y consagró el 9 de noviembre del año 324.

Esta basílica es la Catedral del Papa y la más antigua de todas las basílicas de la Iglesia Católica. En su frontis tiene esta leyenda: “Madre y Cabeza de toda las iglesias de la ciudad y del mundo”.

Se le llama Basílica del Divino Salvador, porque cuando fue nuevamente consagrada, en el año 787, una imagen del Divino Salvador, al ser golpeada por un judío, derramó sangre. En recuerdo de ese hecho se le puso ese nuevo nombre.

Se llama también Basílica de San Juan (de Letrán) porque tienen dos capillas dedicadas la una a San Juan Bautista y la otra a San Juan Evangelista, y era atendida por los sacerdotes de la parroquia de San Juan.

Durante mil años, desde el año 324 hasta el 1400 (época en que los Papas se fueron a vivir a Avignon, en Francia), la casa contigua a la Basílica y que se llamó “Palacio de Letrán”, fue la residencia de los Pontífices, y allí se celebraron cinco Concilios (o reuniones de los obispos de todo el mundo). En este palacio se celebró en 1929 el tratado de paz entre el Vaticano y el gobierno de Italia (Tratado de Letrán). Cuando los Papas volvieron de Avignon, se trasladaron a vivir al Vaticano. Ahora en el Palacio de Letrán vive el Vicario de Roma, o sea el Cardenal al cual el Sumo Pontífice encarga de gobernar la Iglesia de esa ciudad.

La Basílica de Letrán ha sido sumamente venerada durante muchos siglos. Y aunque ha sido destruida por varios incendios, ha sido reconstruida de nuevo, y la construcción actual es muy hermosa.

San Agustín recomienda: “Cuando recordemos la Consagración de un templo, pensemos en aquello que dijo San Pablo: ‘Cada uno de nosotros somos un templo del Espíritu Santo’. Ojalá conservemos nuestra alma bella y limpia, como le agrada a Dios que sean sus templos santos. Así vivirá contento el Espíritu Santo en nuestra alma”.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Basílica_de_Letrán.htm)

08 noviembre, 2024

San Adeodato, Papa 68 de la Iglesia Católica

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¡Oh! San Adeodato, vos sois el hijo del Dios de la Vida
su amado Papa y santo. Romano de nacimiento, en tiempos
en que la península estaba a merced de invasores lombardos
y bizantinos. Vos, os formasteis en el monasterio benedictino
dedicado a San Erasmo y luego, os eligieron luego de cuarenta
años de servicio sacerdotal, como Papa. Vuestro pontificado
duró tres años y durante ese tiempo, jugasteis un papel muy
importante para Roma. La Ciudad Eterna, había sido asolada
por el desorden, las guerras, la peste y más adelante, por
un terremoto. Y, vos, en medio del caos, contribuisteis al
mantenimiento del orden, liderando la ayuda para los cientos
de damnificados, entre los enfermos de peste y leprosos.
Y, he, aquí, que Dios permitió en su infinito amor, que vos,
obrases milagros en favor de muchos de ellos. Vos, poseíais
el don de la curación pues cuando vuestros labios, tocaban
las heridas de algún enfermo, estas quedaban milagrosamente
curadas. El Martirologio Romano, testimonia, cómo curasteis a un
leproso al besarle las heridas. A vos, se os recuerda también
por haber sido el primer Papa que utilizó un sello pontificio.
Y, así, y luego de haber gastado vuestra santa vida en buena
lid, voló vuestra al cielo, para ser coronada con corona de luz,
¡Oh! San Adeodato, "vivo amor por el Dios de la Vida y del Amor".

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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08 de Noviembre

San Adeodato
Papa 68 de la Iglesia Católica

San Adeodato fue el Papa número 68 de la Iglesia Católica (615-618), hijo de un diácono de nombre Esteban. Nació en Roma en un tiempo en que la península itálica estaba a merced de invasores lombardos y bizantinos. Siendo muy joven ingresó al monasterio benedictino de Roma, dedicado a San Erasmo, donde se formó para ser sacerdote.

Después de 40 años de servicio sacerdotal, Adeodato fue elegido Papa el 19 de octubre del año 615. Su pontificado duró tres años. Durante ese tiempo, el Papa Adeodato jugó un papel importantísimo para la ciudad de Roma. Si ya la Ciudad Eterna, durante el siglo VII, había sido asolada por el desorden, las guerras y la peste, el año 618 trajo consigo una pena aún mayor a causa de un terremoto que sumió a sus habitantes en la catástrofe. En ese contexto, Adeodato contribuyó al mantenimiento del orden y lideró la ayuda a los damnificados, entre los que habían enfermos de peste y leprosos. Justamente, a él se atribuye la curación milagrosa de muchos de ellos.

De acuerdo a la tradición, San Adeodato poseía el don de la curación. Se dice que cuando sus labios tocaban las heridas de algún enfermo, estas quedaban curadas. El Martirologio Romano señala cómo curó a un leproso al besarle las heridas.

La historia también lo recuerda por haber sido el primer Papa que utilizó un sello pontificio.

Murió santamente el 8 de noviembre de 618.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-es-la-fiesta-de-san-adeodato-i-papa-77000)

 

07 noviembre, 2024

San Engelberto, Arzobispo de Colonia y Mártir

 San Engelberto de Colonia: 7 de noviembre - Santo del Día | Podcast on  Spotify

 

¡Oh! San Engelberto, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y mártir. Vos, cuando
erais estudiante, fuisteis prebendado de Santa María
de Aquisgrán, de San Jorge, de San Severino y de
la catedral de Colonia. Más adelante, os nombraron
Arzobispo de Colonia; diócesis arruinada por las luchas
políticas y religiosas, pero vos, con cualidades humanas
extraordinarias teníais un juicio claro, un gran deseo
de justicia, una voluntad fuerte y una presencia que
imponía respeto. Así, recibisteis con alegría a los
frailes menores y dominicos a quienes alentasteis para
que se estableciesen en vuestros dominios. Convocasteis
varios sínodos para mantener la disciplina en el clero
secular y regular. Desempeñasteis con vigor y energía
vuestro trabajo, y ganasteis el respeto de todos; pero
al mismo tiempo, vuestra mano firme y justa con que
gobernasteis os creo muchos enemigos, y lo más, increíble
dentro de vestra familia: uno de de ellos, fue vuestro
primo Federico de Isenberg, quien tramó una conspiración
para asesinaros, debido a que vos, le enrostraste la
verdad por sus malos manejos administrativos. Vos,
partisteis de Soest a Schwelm con una escolta insuficiente,
y Federico, vuestro primo y otros nobles cegados por la
venganza, os emboscaron y os asesinaron. Y, así, voló
vuestra alma al cielo, para recibir corona de luz, como
justo premio a vuestra entrega de amor y fe. ¡Aleluya!

¡Oh! San Engelberto "Vivo amor por el Dios de la Vida".

© 2024 by Luis Ernesto Chacón Delgado 
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07 Noviembre
San Engelberto
Arzobispo de Colonia y Mártir 
 
Uno de los abusos que más se extendieron durante la Edad Media, era la concesión de uno o varios beneficios eclesiásticos a los jóvenes y aún niños. San Engelberto fue un ejemplo de ellos, cuyo padre era el poderoso Conde de Berg. Cuando estudiaba todavía en la escuela de la catedral de Colonia, era ya prebendado de Santa María de Aquisgrán, de San Jorge, de San Severino y de la catedral de Colonia.
 
En 1217 fue nombrado Arzobispo de Colonia; la diócesis estaba completamente arruinada por las luchas políticas y religiosas, pero San Engelberto poseía cualidades humanas que lo hacían apto para la tarea que le esperaba: un juicio claro, un gran deseo de justicia, una voluntad fuerte y una presencia que imponía respeto.
 
El santo recibió generosamente a los frailes menores y dominicos a quienes alentó para que se estableciesen en sus dominios. Convocó varios sínodos en su diócesis para mantener la disciplina en el clero secular y regular. El santo desempeñó con vigor y energía, y supo ganarse el respeto de todos; pero al mismo tiempo, la mano firme y justa con que gobernó, le creó muchos enemigos. Uno de ellos, fue su primo Federico de Isenberg, administrador de las religiosas de Essen, quien tramó una conspiración para asesinarlo debido a los reproches que San Engelberto le había dirigido a causa de sus abusos y malos manejos administrativos.
 
El 7 de noviembre de 1225, el santo partió de Soest a Schwelm con una escolta insuficiente, y Federico y otros nobles cayeron sobre él con cien soldados y lo asesinaron.