23 febrero, 2025

Domingo 7 (C) del tiempo ordinario

  EL EVANGELIO DEL DOMINGO: Unos discípulos torpes, miedosos y ambiciosos.  Domingo 25. Ciclo B
Domingo 23 de febrero
Domingo 7 (C) del tiempo ordinario
 
Texto del Evangelio (Lc 6,27-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

»Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos. Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
 
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«Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo»

Rev. D. Josep Miquel BOMBARDÓ (Sabadell, Barcelona, España)

Hoy escuchamos unas palabras del Señor que nos invitan a vivir la caridad con plenitud, como Él lo hizo («Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»: Lc 23,34). Éste ha sido el estilo de nuestros hermanos que nos han precedido en la gloria del cielo, el estilo de los santos. Han procurado vivir la caridad con la perfección del amor, siguiendo el consejo de Jesucristo: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).

La caridad nos lleva a amar, en primer lugar, a quienes nos aman, ya que no es posible vivir en plenitud lo que leemos en el Evangelio si no amamos de verdad a nuestros hermanos, a quienes tenemos al lado. Pero, acto seguido, el nuevo mandamiento de Cristo nos hace ascender en la perfección de la caridad, y nos anima a abrir los brazos a todos los hombres, también a aquellos que no son de los nuestros, o que nos quieren ofender o herir de cualquier manera. Jesús nos pide un corazón como el suyo, como el del Padre: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36), que no tiene fronteras y recibe a todos, que nos lleva a perdonar y a rezar por nuestros enemigos.

Ahora bien, como se afirma en el Catecismo de la Iglesia, «observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación vital y nacida del fondo del corazón, en la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios». San John Henry Newman escribía: «¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya. Inunda mi alma con tu espíritu y vida. Penetra en mi ser, y hazte amo tan fuertemente de mí que mi vida sea irradiación de la tuya (...). Que cada alma, con la que me encuentre, pueda sentir tu presencia en mi. Que no me vean a mí, sino a Ti en mí».

Amaremos, perdonaremos, abrazaremos a los otros sólo si nuestro corazón es engrandecido por el amor a Cristo.

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Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Cristo, al revelar el amor-misericordia de Dios, exigía al mismo tiempo a los hombres que a su vez se dejasen guiar en su vida por el amor y la misericordia» (San Juan Pablo II)

  • «El enemigo es alguien a quien debo amar. En el corazón de Dios no hay enemigos, Dios tiene hijos. Nosotros levantamos muros, construimos barreras y clasificamos a las personas. Dios tiene hijos» (Francisco)

  • «En el Sermón de la Montaña, el Señor recuerda el precepto: ‘No matarás’ (Mt 5,21), y añade el rechazo absoluto de la ira, del odio y de la venganza. Más aún, Cristo exige a sus discípulos presentar la otra mejilla, amar a los enemigos (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.262). (evangeli net)

 

22 febrero, 2025

Fiesta de La Cátedra del Apóstol San Pedro

 22 de febrero: Fiesta de la Cátedra de San Pedro. Lo que debes saber

  

¡Oh!, Fiesta de vuestra Cátedra, Apóstol San Pedro;
vos, recordais que el Señor os dijo: “Tú eres Pedro
y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”.¡Claro que
lo recordáis! Y, desde entonces y por siempre el mundo
católico todo, celebra la Festividad de vuestra Cátedra,
dada en honor a vos, realidad tangible haciendo vuestro
“ministerium petrinum”, al servicio de todo el pueblo
Católico cristiano de todo el orbe de la tierra, pues
Jesucristo “piedra angular” es de toda la comunidad
eclesial por los siglos de los siglos. San Juan Pablo II,
Papa, dijo: “Recemos para que la Iglesia en la variedad
de culturas, lenguas y tradiciones sea unánime en creer
y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas
por los apóstoles”. La cátedra es el trono que Carlos
“el Calvo”, regaló al papa Juan VIII, y en el que
coronaron al emperador en la Navidad de aquél tiempo.
Durante muchos años la silla utilizada fue por el Papa
y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas hasta
su incorporación al «Altar de la Cátedra» de Bernini.
Tradiciones, leyendas, creencias y demás afirmaron
durante muchos años que vuestra silla, doble era y que,
en algunos casos a los días de la era cristiana se
remontaban en que vos, la utilizasteis en persona. Hoy,
como los años todos, en esta fecha, el altar monumental
que acoge a vuestra Cátedra, iluminado se muestra todo
el día, con docenas de velas y se celebran misas desde
la mañana hasta el atardecer, terminando con la misa
del Capítulo dedicado a vos, «Primer Papa de Cristo»,
autoridad y primado de nuestra Santa Iglesia Católica;
¡oh!, Santa Cátedra de vos, Apóstol San Pedro, «recuerdo
vivo de Vos, Primer Papa del Cristo del Amor y de la Vida».


© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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22 de Febrero
La Cátedra del Apóstol San Pedro
Fiesta

Martirologio Romano: Fiesta de la cátedra de san Pedro, apóstol, al que el Señor dijo: Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. En el día en que los romanos acostumbraban a recordar a sus difuntos, se celebra la sede de aquel apóstol, cuyo sepulcro de conserva en el campo Vaticano y ha sido llamado a presidir en la caridad a toda la Iglesia.

Hoy se celebra la festividad de la Cátedra de San Pedro, una ocasión solemne que se remonta al cuarto siglo y con la que se rinde homenaje y se celebra el primado y la autoridad de San Pedro.

La palabra “cátedra” significa asiento o trono y es la raíz de la palabra catedral, la iglesia donde un obispo tiene el trono desde el que predica. Sinónimo de cátedra es también “sede” (asiento o sitial): la “sede” es el lugar desde donde un obispo gobierna su diócesis. Por ejemplo, la Santa Sede es la sede del obispo de Roma, el Papa.

Hace no muchos años, antes de rezar el Ángelus en este día, el Papa Juan Pablo II recordó que “la festividad litúrgica de la Cátedra de San Pedro subraya el singular ministerio que el Señor confió al jefe de los apóstoles, de confirmar y guiar a la Iglesia en la unidad de la fe. En esto consiste el ´ministerium petrinum´, ese servicio peculiar que el obispo de Roma está llamado a rendir a todo el pueblo cristiano. Misión indispensable, que no se basa en prerrogativas humanas, sino en Cristo mismo como piedra angular de la comunidad eclesial”. “Recemos -dijo- para que la Iglesia, en la variedad de culturas, lenguas y tradiciones, sea unánime en creer y profesar las verdades de fe y de moral transmitidas por los apóstoles”.

La cátedra es en realidad el trono que Carlos el Calvo regaló al papa Juan VIII y en el que fue coronado emperador el día de Navidad del año 875. Carlos el Calvo era nieto de Carlomagno. Durante muchos años la silla fue utilizada por el papa y sus sucesores durante las ceremonias litúrgicas, hasta que fue incorporada al Altar de la Cátedra de Bernini en 1666.

Tradiciones, leyendas y creencias afirmaron durante muchos años que la silla era doble y que algunas partes se remontaban a los primeros días de la era cristiana e incluso que la utilizó San Pedro en persona. La silla ha sido objeto de numerosos estudios a lo largo de los siglos y la última vez que fue extraída del nicho que ocupa en el altar de Bernini fue durante un período de seis años, entre 1968 y 1974. Los análisis efectuados en aquella ocasión apuntaban a que se trataba de una sola silla cuyas partes mas antiguas eran del siglo VI. Lo que se había tomado por una segunda silla era en realidad una cubierta que servía tanto para proteger el trono como para llevarlo en procesión.

Todos los años en esta fecha, el altar monumental que acoge la Cátedra de San Pedro permanece iluminado todo el día con docenas de velas y se celebran numerosas misas desde la mañana hasta el atardecer, concluyendo con la misa del Capítulo de San Pedro.

Fuente: VIS – Servicio Informativo Vaticano

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

21 febrero, 2025

San Pedro Damián Cardenal, Obispo de Ostia y Doctor de la Iglesia

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 ¡Oh!, San Pedro Damián, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su Cardenal y Doctor de la Iglesia, que honor hicisteis al
significado de vuestro nombre: “domador”. Quedasteis huérfano
y un hermano vuestro os humilló enviándoos a cuidar cerdos
además de trataros como al más vil de los esclavos. Pero de
pronto el Padre Damián, se compadeció de vos, y os llevó a
la ciudad para que estudiases. Desde allí, tomasteis el nombre
de Damián, en honor a vuestro mentor. Comenzasteis vos mismo
a domaros primero, para ejemplo de vuestro tiempo, en el que,
el relajo y la apatía eran comidilla de todos los días. Un día
meditabais entrar a un convento, y de pronto recibisteis la
visita de la comunidad fundada por San Romualdo, y al oírles
narrar lo seriamente que en su convento se vivía la vida,
os fuisteis con ellos, resultando ser el más exacto cumplidor
de los reglamentos del convento. Vos, corregíais los vicios
con ardor de corazón en cada sermón y, por dentro, os colocabais
correas con espinas, y os dabais azotes, ayunando pan y agua.
Carpintero seguisteis, y jamás olvidasteis de desprenderos
de vuestros bienes materiales que los dabais todos a los más
pobres. Os agradaba muchísimo el retiraros a la soledad para
rezar meditar y sentías una “santa envidia”, por aquellos que
todo su tiempo tienen, para orar y meditar. Y, por ello, rodeado
del silencio y de soledad, os dedicasteis al estudio de la
Sagrada Biblia y a los escritos de los santos antiguos, para
que vos, más tarde escribierais vuestros libros y cartas,
de sabiduría llenos, entre ellos vuestro “Libro Gomorriano”,
que, frontalmente combatió las malas costumbres de vuestro
tiempo. El Sumo Pontífice os envió a Ravena a tratar de
lograr que esa ciudad hiciera las paces con él, consiguiéndolo
de increíble manera, y de vuelta de aquella misión, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser, con corona de luz,
como justo premio a vuestra entrega de amor. Y de inmediato,
la gente os consideró como un gran santo, pidiendo a Dios,
vuestra intercesión para miles de innumerables favores conseguir;
¡oh!, San Pedro Damián, “vivo domador de almas del Dios Vivo”.
 

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de Febrero
San Pedro Damián
Cardenal, Obispo de Ostia
Doctor de la Iglesia
(año 1072)


Petición
San Pedro Damián: consíguenos de Dios la gracia de que nuestros sacerdotes y obispos sean verdaderamente santos y sepan cumplir fielmente su celibato.

Damián significa: el que doma su cuerpo. Domador de sí mismo. San Pedro Damián fue un hombre austero y rígido que Dios envió a la Iglesia Católica en un tiempo en el que la relajación de costumbres era muy grande y se necesitaban predicadores que tuvieran el valor de corregir los vicios con sus palabras y con sus buenos ejemplos. Nació en Ravena (Italia) el año 1007.

Quedó huérfano muy pequeñito y un hermano suyo lo humilló terriblemente y lo dedicó a cuidar cerdos y lo trataba como al más vil de los esclavos. Pero de pronto un sacerdote, el Padre Damián, se compadeció de él y se lo llevó a la ciudad y le costeó los estudios. En honor a su protector, en adelante nuestro santo se llamó siempre Pedro Damián.

El antiguo cuidador de cerdos resultó tener una inteligencia privilegiada y obtuvo las mejores calificaciones en los estudios y a los 25 años ya era profesor de universidad. Pero no se sentía satisfecho de vivir en un ambiente tan mundano y corrompido, y dispuso hacerse religioso.

Estaba meditando cómo entrarse a un convento, cuando recibió la visita de dos monjes benedictinos, de la comunidad fundada por el austero San Romualdo, y al oírles narrar lo seriamente que en su convento se vivía la vida religiosa, se fue con ellos. Y pronto resultó ser el más exacto cumplidor de los severísimos reglamentos de su convento.

Pedro, para lograr dominar sus pasiones sensuales, se colocó debajo de su camisa correas con espinas (cilicio, se llama esa penitencia) y se daba azotes, y se dedicó a ayunar a pan y agua. Pero sucedió que su cuerpo, que no estaba acostumbrado a tan duras penitencias, empezó a debilitarse y le llegó el insomnio, y pasaba las noches sin dormir, y le afectó una debilidad general que no le dejaba hacer nada. Entonces comprendió que las penitencias no deben ser tan exageradas, y que la mejor penitencia es tener paciencia con las penas que Dios permite que nos lleguen, y que una muy buena penitencia es dedicarse a cumplir exactamente los deberes de cada día y a estudiar y trabajar con todo empeño.

Esta experiencia personal le fue de gran utilidad después al dirigir espiritualmente a otros, pues a muchos les fue enseñando que en vez de hacer enfermar al cuerpo con penitencias exageradas, lo que hay que hacer es hacerlo trabajar fuertemente en favor del reino de Dios y de la salvación de las almas.

En sus años de monje, Pedro Damián aprovechó aquel ambiente de silencio y soledad para dedicarse a estudiar muy profundamente la Sagrada Biblia y los escritos de los santos antiguos. Esto le servirá después enormemente para redactar sus propios libros y sus cartas que se hicieron famosas por la gran sabiduría con la que fueron compuestas.

En los ratos en que no estaba rezando o estudiando, se dedicaba a labores de carpintería, y con los pequeños muebles que construía ayudaba a la economía del convento.

Al morir el superior del convento, los monjes nombraron como su abad a Pedro Damián. Este se oponía porque se creía indigno pero entre todos lo lograron convencer de que debía aceptar. Era el más humilde de todos, y pedía perdón en público por cualquier falta que cometía. Y su superiorato produjo tan buenos resultados que de su convento se formaron otros cinco conventos, y dos de sus dirigidos fueron declarados santos por el Sumo Pontífice (Santo Domingo Loricato y San Juan de Lodi. Este último escribió la vida de San Pedro Damián).

Muchísimas personas pedían la dirección espiritual de San Pedro Damián. A cuatro Sumos Pontífices les dirigió cartas muy serias recomendándoles que hicieran todo lo posible para que la relajación y las malas costumbres no se apoderaran de la Iglesia y de los sacerdotes. Criticaba fuertemente a los que son muy amigos de pasear mucho, pues decía que el que mucho pasea, muy difícilmente llega a la santidad.

A un obispo que en vez de dedicarse a enseñar catecismo y a preparar sermones pasaba las tardes jugando ajedrez, le puso como penitencia rezar tres veces todos los salmos de la Biblia (que son 150), lavarles los pies a doce pobres y regalarles a cada uno una moneda de oro. La penitencia era fuerte, pero el obispo se dio cuenta de que sí se la merecía, y la cumplió y se enmendó.

Los dos peores vicios de la Iglesia en aquellos años mil, eran la impureza y la simonía. Muchos sacerdotes eran descuidados en cumplir su celibato, o sea ese juramento solemne que han hecho de esforzarse por ser puros, y además la simonía era muy frecuente en todas partes. Y contra estos dos defectos se propuso luchar Pedro Damián.

Varios Sumos Pontífices, sabiendo la gran sabiduría y la admirable santidad del Padre Pedro Damián, le confiaron misiones delicadísimas. El Papa Esteban IX lo nombró Cardenal y Obispo de Ostia (que es el puerto de Roma). El humilde sacerdote no quería aceptar estos cargos, pero el Papa lo amenazó con graves castigos si no lo aceptaba. Y allí, con esos oficios, obró con admirable prudencia. Porque al que es obediente consigue victorias.

Resultó que el joven emperador Enrique IV quería divorciarse, y su arzobispo, por temor, se lo iba a permitir. Entonces el Papa envió a Pedro Damián a Alemania, el cual reunió a todos los obispos alemanes, y valientemente, delante de ellos le pidió al emperador que no fuera a dar ese mal ejemplo tan dañoso a todos sus súbditos, y Enrique desistió de su idea de divorciarse.

Sus sermones eran escuchados con mucha emoción y sabiduría, y sus libros eran leídos con gran provecho espiritual. Así, por ejemplo, uno que se llama “Libro Gomorriano”, en contra de las costumbres de su tiempo. (Gomorriano, en recuerdo de Gomorra, una de las cinco ciudades que Dios destruyó con una lluvia de fuego porque allí se cometían muchos pecados de impureza). A los Pontífices y a muchos personajes les dirigió frecuentes cartas pidiéndoles que trataran de acabar con la Simonía, o sea con aquel vicio que consiste en llegar a los altos puestos de la Iglesia comprando el cargo con dinero (y no mereciéndolo con el buen comportamiento). Este vicio tomó el nombre de Simón el Mago, un tipo que le propuso a San Pedro apóstol que le vendiera el poder de hacer milagros. En aquel siglo del año mil era muy frecuente que un hombre nada santo llegara a ser sacerdote y hasta obispo, porque compraba su nombramiento dando mucho dinero a los que lo elegían para ese cargo. Y esto traía terribles males a la Iglesia Católica porque llegaban a altos puestos unos hombres totalmente indignos que no iban a hacer nada bien sino mucho mal. Afortunadamente, el Papa que fue nombrado al año siguiente de la muerte de San Pedro Damián, y que era su gran amigo, el Papa Gregorio VII, se propuso luchar fuertemente contra ese vicio y tratar de acabarlo.

La gente decía: el Padre Damián es fuerte en el hablar, pero es santo en el obrar, y eso hace que le hagamos caso con gusto a sus llamadas de atención.

Lo que más le agradaba era retirarse a la soledad a rezar y a meditar. Y sentía una santa envidia por los religiosos que tienen todo su tiempo para dedicarse a la oración y a la meditación. Otra labor que le agradaba muchísimo era el ayudar a los pobres. Todo el dinero que le llegaba lo repartía entre la gente más necesitada. Era mortificadísimo en comer y dormir, pero sumamente generosos en repartir limosnas y ayudas a cuantos más podía.

El Sumo Pontífice lo envió a Ravena a tratar de lograr que esa ciudad hiciera las paces con el Papa. Lo consiguió, y al volver de su importante misión, al llegar al convento sintió una gran fiebre y murió santamente. Era el 21 de febrero del año 1072. Inmediatamente la gente empezó a considerarlo como un gran santo y a conseguir favores de Dios por su intercesión.

El Papa lo canonizó y lo declaró Doctor de la Iglesia por los elocuentes sermones que compuso y por los libros tan sabios que escribió.
(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Pedro_Damian.htm)

19 febrero, 2025

San Auxibio, Obispo de Chipre

  San Auxibio, el sobrino de San Marcos que sirvió a la expansión del  cristianismo: Conocé su oración - Diario Río Negro

 

¡Oh!, San Auxibio vos sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, de padres idólatras pero, de carácter
dulce y honesto. Rechazasteis un matrimonio pero, vos,
queríais haceros cristiano y huísteis hacia la isla de
Chipre. Allí, encontrasteis a Juan Marcos, pariente de
San Bernabé quien os bautizó, confirmó y os instruyó
cómo predicar. Luego os ordenaron sacerdote y obispo.
Juan Marcos os confió la misión de predicar en la ciudad
de Soles, donde fuisteis acogido favorablemente por un
sacerdote del dios Júpiter, a quien os edificasteis con
vuestra vida santa, hasta que lograsteis convertirlo.
San Pablo supo por Juan Marcos, cómo avanzaba la fe en
Chipre y le confió a Heracles, poder de instituir más
obispos y construir una nueva Iglesia. Vos, empezasteis
a predicar la fe en pleno día y luego de la construcción
y consagración de la Iglesia, comenzasteis vuestra obra
de apostolado a la vista de todos. Dios con su gracia
os sostuvo y los milagros a raudales corroboraron vuestra
prédica llegando a formar en Soles, una comunidad cristiana
floreciente. Y, así, y después de haber gastado vuestra
vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega
de amor y fe, no sin antes de exhortar a vuestro clero,
a permanecer firmes y vigilantes en la fe verdadera de Cristo;
¡Oh!, San Auxibio, «vivo siervo del Dios de la Vida y del Amor».

©  2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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19 de Febrero
San Auxibio
Obispo de Chipre

En el siglo I de la era cristiana, San Auxibio sirvió como el primer obispo de la isla de Chipre, por cerca de 50 años. La isla está ubicada en el mar Mediterráneo, a 113 kilómetros al sur de la actual Turquía, y hoy forma parte de la Unión Europea.

Este Santo de la Iglesia Católica nació en Roma, en una familia que no conocía al Señor. Pese a que su padre deseaba que contrajera matrimonio siguiendo las tradiciones romanas de la época, él solo deseaba conocer cada vez más la fe en Jesucristo.

Ante las presiones e incomodidades que sufrió por al sostener su búsqueda de Dios, Auxibio dejó la ciudad y se embarcó a la isla de Chipre, lugar donde según la tradición, se encontró con Marcos, el evangelista, pariente del Apóstol Bernabé. En ese lugar recibió el bautismo, se confirmó y se instruyó en el anuncio del Evangelio.

Una vez que Auxibio estuvo preparado, Marcos lo envió a predicar en la ciudad de Soles (Chipre), donde tiempo después sería designado Obispo por San Pablo. Eran los tiempos posteriores al martirio de San Bernabé en el año 70.

Es así como Auxibio llegó a formar en Soles una comunidad cristiana próspera. En el ocaso de su vida, se consagró a la formación de sus presbíteros y de aquellos que deseaban serlo. Auxibio exhortaba a todos a permanecer firmes en la fe. Según la tradición, falleció en el año 102.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-auxibio-primer-obispo-de-chipre-41717)

 

18 febrero, 2025

San Simeón, Oispo de Jesrusalén, Primo de Jesús y Mártir

 San Simeón | Santoral Wiki | Fandom

  

¡Oh! San Simeón, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
y su amado santo. Primo de Jesús, vuestro padre era
Cleofás, hermano de San José, y vuestra madre, hermana
de la Virgen María. Vos, recibisteis el Espíritu Santo
el día de Pentecostés. Pero, habiendo sido asesinado
Santiago «el menor» por los judíos, los apóstoles y los
discípulos elegieron a su sucesor en Jerusalén y por
unanimidad os escogieron a vos. Luego, estalló la guerra
en Palestina, por oponeros a los romanos y habiendo
recibido del cielo el aviso de que la ciudad destruida
sería, os refugiaron con vos, en la ciudad de Pela.
Después de la destrucción de Jerusalén los cristianos
volvieron y se establecieron en las ruinas, pero el impío
emperador Adriano, arrasó con los escombros. Pero, Dios
es maravilloso y nunca os abandonó, floreciendo la Iglesia,
y convirtiéndose numerosos judíos a Cristo, debido a los
milagros obrados por los santos. Entonces los míseros
Vespaciano y Domiciano, ordenaron matar a todos los
miembros descendientes de David, pero vos, lograsteis
escapar. Pero, durante la persecución del impío Trajano,
os denunciaron como cristiano y además, de ser descendiente
de David, y por ello, os sentenciaron a muerte por Atico,
rastrero gobernador romano. Os torturaron y crucificaron,
soportando con fortaleza y valentía el cruel suplicio, a
pesar de que contabais con ciento veinte años. Y, así, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona de luz,
como premio a vuestra entrega de amor y fe increíbles.
¡Oh! San Simeón, «vivo amor por el Dios de la Vida y del amor».

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado


18 de Febrero
San Simeón
Primo de Jesús

El Evangelio de San Mateo describe a San Simeón como uno de los parientes o hermanos del Señor. Su padre era Cleofás, hermano de San José, y su madre, era hermana de la Virgen María, siendo Simeón primo carnal del Señor. Sin duda, el santo fue uno de los primos de Jesús que recibió el Espíritu Santo el día de Pentecostés.

Siendo asesinado Santiago el menor por lo judíos, los apóstoles y discípulos se reunieron para elegir a su sucesor en la sede de Jerusalén y por unanimidad escogieron a Simeón. El año 66 estalló en Palestina la guerra civil a consecuencia de la oposición de los judíos a los romanos y parece que los cristianos de Jerusalén recibieron del cielo el aviso de que la ciudad sería destruida y que debían salir de ella sin tardanza, refugiándose con el santo en la ciudad de Pela.

Después de la toma y destrucción de Jerusalén, los cristianos volvieron y se establecieron en las ruinas, hasta que el emperador Adriano arrasó con los escombros, pero este hecho permitió que la Iglesia floreciera grandemente y que numerosos judíos se convirtieran al cristianismo debido a los milagros obrados por los santos. Vaspaciano y Domiciano mandaron a matar a todos los miembros descendientes de David, pero Simeón consiguió escapar.

Sin embargo, durante la persecución de Trajano, fue denunciado como cristiano y descendiente de David, siendo sentenciado a muerte por el gobernador romano Atico. Fue torturado y crucificado, soportando con fortaleza y valentía el suplicio, pese a que contaba con 120 años.

(https://www.aciprensa.com/recursos/san-simeon-4197)

 

17 febrero, 2025

Los 7 Santos Fundadores de los Siervos de María

 Siete santos fundadores de la orden de los Siervos de María · Historia de  la Iglesia · Diócesis de Málaga : Portal de la Iglesia Católica de Málaga

 

¡Oh!, Siete Santos Fundadores de los Siervos de María:
Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan;
vosotros, sois los hijos del Dios de la vida, y sus amados
santos, que, todos a la mundana vida renunciasteis por
amor a Nuestra Señora atraídos, y, tan luego lo hicisteis
os despojasteis de vuestras pertenencias, donándolas con
amor entre los pobres y desposeídos de vuestro tiempo.
Y , así, liberados ya, de vuestras cargas, os dedicasteis
a una vida de oración y penitencia constante, todo, bajo
el amparo e influjo divino de María, Santa Madre de Dios,
llamándoos por ello, los “Siervos de María” o “Servitas”.
En el Senario, os hicisteis sacerdotes – menos Alejo- y os
pusisteis a predicar y a propagar el evangelio. Un Viernes
Santo de María la Santa Madre del Redentor, recibisteis la
inspiración de adoptar como reglamento eterno, la escrita
por San Agustín, para invitar a nuevos aspirantes y así,
creció vuestra santa orden de increíble manera. ¡Todos
a su tiempo, sus trabajos y sus vidas ofrecieron a Dios!
En morir, el último fuisteis Alejo, y, quien os conoció,
dijo: “Cuando yo llegué a la Comunidad, solamente vivía uno
de los “Siete Santos Fundadores”, era el hermano Alejo,
y de sus labios oímos la tierna historia de todos ellos.
La vida del hermano Alejo, era tan santa y devota, que
servía a todos de un maravilloso ejemplo y demostraba
como debieron ser de santos los otros seis compañeros”.
Hoy, os recordamos a todos vosotros, por haber gastado
vuestras santas vidas en buena lid, y haber recibido con
justicia el premio: ¡coronados ser, con coronas de luz, por
vuestra entrega de amor, fe, y espíritu evangelizador!;
“Santos Siervos de Santa María Virgen, Madre del Dios Vivo”;
¡oh!, Fundadores, “viva Luz de la Santa Madre del Redentor».

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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17 de Febrero
Los Siete Santos Fundadores de los Siervos de María o “Servitas”
(año 1233)

Que estos Santos Fundadores nos animen a aumentar nuestra devoción a la Virgen Santísima y a no cansarnos nunca de propagar la devoción a la Madre de Dios. Petición: Recuerda la historia de los padres antiguos. ¿Quién confió en Dios y fue abandonado por Él? (S. Biblia. Eclesiástico).

Eran siete amigos, comerciantes de la ciudad de Florencia, Italia. Sus nombres: Alejo, Amadeo, Hugo, Benito, Bartolomé, Gerardino y Juan.Pertenecían a una asociación de devotos de la Virgen María, que había en Florencia, y poco a poco fueron convenciéndose de que debían abandonar lo mundano y dedicarse a la vida de santidad. Vendieron sus bienes, repartieron el dinero a los pobres y se fueron al Monte Senario a rezar y a hacer penitencia. La idea de irse a la montaña a santificarse, les llegó el 15 de agosto, fiesta de la Asunción de la Sma. Virgen, y la pusieron en práctica el 8 de septiembre, día del nacimiento de Nuestra Señora. Ellos se habían propuesto propagar la devoción a la Madre de Dios y confiarle a Ella todos sus planes y sus angustias. A tan buena Madre le encomendaron que les ayudara a convertirse de sus miserias espirituales y que bendijera misericordiosamente sus buenos propósitos. Y dispusieron llamarse “Siervos de María” o “Servitas”.

En el monte Senario se dedicaban a hacer muchas penitencias y mucha oración, pero un día recibieron la visita del Sr. Cardenal delegado del Sumo Pontífice, el cual les recomendó que no se debilitaran demasiado con penitencias excesivas, y que más bien se dedicaran a estudiar y se hicieran ordenar sacerdotes y se pusieran a predicar y a propagar el evangelio. Así lo hicieron, y todos se ordenaron de sacerdotes, menos Alejo, el menor de ellos, que por humildad quiso permanecer siempre como simple hermano, y fue el último de todos en morir.

Un Viernes Santo recibieron de la Sma. Virgen María la inspiración de adoptar como Reglamento de su Asociación la Regla escrita por San Agustín, que por ser muy llena de bondad y de comprensión, servía para que se pudieran adaptar a ella los nuevos aspirantes que quisieran entrar en su comunidad. Así lo hicieron, y pronto esta asociación religiosa se extendió de tal manera que llegó a tener cien conventos, y sus religiosos iban por ciudades y pueblos y campos evangelizando y enseñando a muchos con su palabra y su buen ejemplo, el camino de la santidad.

Su especialidad era una gran devoción a la Santísima Virgen, la cual les conseguía maravillosos favores de Dios. El más anciano de ellos fue nombrado superior, y gobernó la comunidad por 16 años. Después renunció por su ancianidad y pasó sus últimos años dedicado a la oración y a la penitencia. Una mañana, mientras rezaba los salmos, acompañado de su secretario que era San Felipe Benicio, el santo anciano recostó su cabeza sobre el corazón del discípulo y quedó muerto plácidamente. Lo reemplazó como superior otro de los Fundadores, Juan, el cual murió pocos años después, un viernes, mientras predicaba a sus discípulos acerca de la Pasión del Señor. Estaba leyendo aquellas palabras de San Lucas: “Y Jesús, lanzando un fuerte grito, dijo: ¡Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu!” (Lc. 23, 46). El Padre Juan al decir estas palabras cerró el evangelio, inclinó su cabeza y quedó muerto muy santamente.

Lo reemplazó el tercero en edad, el cual, después de gobernar con mucho entusiasmo a la comunidad y de hacerla extender por diversas regiones, murió con fama de santo.

El cuarto, que era Bartolomé, llevó una vida de tan angelical pureza que al morir se sintió todo el convento lleno de un agradabilísimo perfume, y varios religiosos vieron que de la habitación del difunto salía una luz brillante y subía al cielo.

De los fundadores, Hugo y Gerardino, mantuvieron toda la vida entre sí una grande y santísima amistad. Juntos se prepararon para el sacerdocio y mutuamente se animaban y corregían. Después tuvieron que separarse para irse cada uno a lejanas regiones a predicar. Cuando ya eran muy ancianos fueron llamados al Monte Senario para una reunión general de todos los superiores. Llegaron muy fatigados por su vejez y por el largo viaje.

Aquella tarde charlaron emocionados recordando sus antiguos y bellos tiempos de juventud, y agradeciendo a Dios los inmensos beneficios que les había concedido durante toda su vida. Rendidos de cansancio se fueron a acostar cada uno a su celda, y en esa noche el superior, San Felipe Benicio, vio en sueños que la Virgen María venía a la tierra a llevarse dos blanquísimas azucenas para el cielo. Al levantarse por la mañana supo la noticia de que los dos inseparables amigos habían amanecido muertos, y se dio cuenta de que Nuestra Señora había venido a llevarse a estar juntos en el Paraíso Eterno a aquellos dos que tanto la habían amado a Ella en la tierra y que en tan santa amistad habían permanecido por años y años, amándose como dos buenísimos hermanos.

El último en morir fue el hermano Alejo, que llegó hasta la edad de 110 años. De él dijo uno que lo conoció: “Cuando yo llegué a la Comunidad, solamente vivía uno de los Siete Santos Fundadores, el hermano Alejo, y de sus labios oímos la historia de todos ellos. La vida del hermano Alejo era tan santa que servía a todos de buen ejemplo y demostraba como debieron ser de santos los otros seis compañeros”. El hermano Alejo murió el 17 de febrero del año 1310.

(http://www.ewtn.com/spanish/saints/Siete_Santos_Fundadores.htm)

16 febrero, 2025

Domingo 6 (C) del tiempo ordinario

 El Sermón del Monte: 4 lecciones para la vida cristiana moderna

Domingo 16 de febrero
Domingo 6 (C) del tiempo ordinario
 
Texto del Evangelio (Lc 6,17.20-26): En aquel tiempo, Jesús bajó de la montaña y se detuvo con sus discípulos en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón. Y Él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 
 
Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas.
 
»Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas».
 
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«Alegraos ese día y saltad de gozo»
Rev. D. Enric RIBAS i Baciana
(Barcelona, España)
 
Hoy volvemos a vivir las bienaventuranzas y las “malaventuranzas”: «Bienaventurados vosotros...», si ahora sufrís en mi nombre; «Ay de vosotros...», si ahora reís. La fidelidad a Cristo y a su Evangelio hace que seamos rechazados, escarnecidos en los medios de comunicación, odiados, como Cristo fue odiado y colgado en la cruz. Hay quien piensa que eso es debido a la falta de fe de algunos, pero quizá —bien mirado— es debido a la falta de razón. El mundo no quiere pensar ni ser libre; vive inmerso en el anhelo de la riqueza, del consumo, del adoctrinamiento libertario que se llena de palabras vanas, vacías donde se oscurece el valor de la persona y se burla de la enseñanza de Cristo y de la Iglesia, ya que —hoy por hoy— es el único pensamiento que ciertamente va contra corriente. A pesar de todo, el Señor Jesús nos infunde coraje: «Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre (...). Vuestra recompensa será grande en el cielo» (Lc 6, 22.23).
 
San Juan Pablo II, en la encíclica Fides et Ratio, dijo: «La fe mueve a la razón a salir de su aislamiento y a apostar, de buen grado, por aquello que es bello, bueno y verdadero». La experiencia cristiana en sus santos nos muestra la verdad del Evangelio y de estas palabras del Santo Padre. Ante un mundo que se complace en el vicio y en el egoísmo como fuente de felicidad, Jesús muestra otro camino: la felicidad del Reino del Dios, que el mundo no puede entender, y que odia y rechaza. El cristiano, en medio de las tentaciones que le ofrece la “vida fácil”, sabe que el camino es el del amor que Cristo nos ha mostrado en la cruz, el camino de la fidelidad al Padre. Sabemos que en medio de las dificultades no podemos desanimarnos. Si buscamos de verdad al Señor, alegrémonos y saltemos de gozo (cf. Lc 6,23)
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«La Misericordia quiere que seas misericordioso, la Justicia desea que seas justo, pues el Creador quiere verse reflejado en su criatura, y Dios quiere ver reproducida su imagen en el espejo del corazón humano» (San León Magno)
«El Sermón de la montaña está dirigido a todo el mundo, en el presente y en el futuro, y sólo se puede entender y vivir siguiendo a Jesús, caminando con Él» (Benedicto XVI)
«La bienaventuranza prometida nos coloca ante opciones morales decisivas: nos invita a purificar nuestro corazón de sus malvados instintos y a buscar el amor de Dios por encima de todo (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.723)(Evangeli net).