01 marzo, 2025

San Albino, Obispo y confesor

 

 San Albino - 1 de Marzo | Arquidiócesis de Bogotá

 

 ¡Oh! San Albino vos, sois el Hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, durante el gobierno de vuestra
diócesis censurasteis las costumbres de los poderosos
y promovisteis el Tercer Concilio de Orleans. Vos,
sois patrono de los niños enfermos de ceguera y de tos
ferina, y patrono muchas parroquias de Francia. Además,
vuestro culto se propagó en Italia, España, Alemania
y Polonia, por vuestra fama de taumaturgo en los enfermos
y ciegos. Vos, siendo de familia noble, renunciasteis
a vuestro título y a vuestra herencia para ingresar al
monasterio Tincillac, siguiendo la Regla del gran
San Agustín, donde os convertisteis en superior del
monasterio y más tarde, os eligieron obispo de Angers.
Ente vuestros más famosos milagros están el del joven
Albaldo, a quien resucitasteis. Un día, se derrumbó
la pared de una prisión y los presos pudieron escapar;
pero inmediatamente fueron a veros y os prometieron
cambiar sus torcidas vidas. Y, así, en medio de vuestros
prodigios, vuestra alma voló al cielo para coronada ser
de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor y fe;
¡Oh! San Albino, «Viva presencia del Dios Vivo y eterno».


© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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01 de Marzo
San Albino
Obispo y confesor

San Albino fue Obispo de la ciudad de Angers (Francia) entre el año 529 y el 550. Durante el gobierno de su diócesis censuró fuertemente las costumbres de los poderosos y promovió el III Concilio de Orleans.


El Santo es patrono de los niños enfermos de ceguera y de tos ferina, y titular de numerosas parroquias en Francia. Además, su culto se propagó en Italia, España, Alemania y Polonia debido a los diversos milagros que se le atribuyeron, sobre todo curaciones a enfermos y ciegos.

Albino nació en el 496 en Vannes (Francia), y a pesar de que provenía de una familia noble, decidió renunciar a su título y su herencia para ingresar al monasterio Tincillac, donde se seguía la Regla de San Agustín. Allí a los 35 años se convirtió en superior del monasterio, hasta el año 529 cuando fue elegido obispo de Angers.

Entre otros de sus milagros se cuenta que resucitó a un joven llamado Albaldo. Y en otra ocasión, después de interceder sin éxito por unos prisioneros, se derrumbó durante la noche una parte del muro de la prisión y éstos pudieron escapar; inmediatamente fueron a ver al santo y le prometieron cambiar de vida.

Falleció en el 550 y fue sepultado en la iglesia dedicada originalmente a San Germán de Auxerre (Angers) levantada por el rey franco Childeberto I y San Germán de Paris. Esta sería conocida más adelante por su advocación a San Albino. Su fiesta se celebra el 1 de marzo.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-se-conmemora-a-san-albino-patrono-de-ninos-enfermos-de-ceguera-80245)

 

28 febrero, 2025

Beata Antonia de Florencia, Abadesa

  

   

¡Oh!, Beata Antonia de Florencia; vos, 
sois la hija del Dios de la Vida, viuda,
fundadora y maravillosa abadesa
primera del monasterio de Corpus
Christi. Y, aunque vos, decidisteis,
que, «ni el mundo era para vos, y ni
vos, para el mundo», os incorporasteis
entre las Hermanas Terciarias Regulares
de San Francisco e hicisteis de él,
vuestra pobre familia y buscasteis
allí, vuestra santificación. Con doce
compañeras vuestras, encabezasteis
el nuevo espíritu «observante», que
os distinguió, como ejemplo claro
de virtudes y obediencia. Siempre
vencisteis vuestras tribulaciones y Dios,
vuestro Amado Padre, os llamó para
premiaros con corona de luz y eternidad,
gracias, a vuestra grande obra de amor y fe;
¡oh!, Beata Antonia de Florencia, “viva luz de Cristo Vivo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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28-29 de Febrero
Beata Antonia de Florencia
Abadesa

Martirologio Romano: En L’Aquila, en el Abruzo, beata Antonia de Florencia, viuda, después fundadora y primera abadesa del monasterio de Corpus Christi, siguiendo la primera Regla de santa Clara (1472). Fecha de beatificación: Culto confirmado el 17 de septiembre de 1847 por el Papa Pío IX. 

En los años bisisestos se celebra el día 29 en lugar del 28. 

Antonia nació en Florencia en 1401. Poco se sabe de su infancia. A los 15 años se casó, tuvo un hijo, y estando éste todavía muy pequeño, ella enviudó. Para atender a las necesidades del hijo, aceptó un nuevo matrimonio, con igual fortuna, pues el marido murió pronto. Entonces ella decidió que ni el mundo era para ella, ni ella para el mundo. Y una vez que el hijo pudo valerse por sí mismo, ella entró entre las Hermanas Terciarias Regulares de San Francisco fundadas por la Beata Angelina de Marsciano, que tenían entonces su convento en San Onofre, en Florencia. Desde entonces el convento fue su pobre y durísima familia. Su única ambición era santificarse. Con su forma de vida edificó a sus compañeras y también mereció la estima de sus superiores. Fue enviada a Foligno, al convento de Santa Ana, y luego a Aquila, al convento de Santa Isabel. Aquí tuvo como director espiritual a san Juan de Capistrano, quien, junto con San Bernardino de Siena, promovía la llamada “observancia”.

Antonia sentía la urgencia de una regla más austera, de una pobreza más rígida, de una abnegación más perfecta. Con la aprobación de Nicolás V, y la bendición de San Juan de Capistrano, Vicario general, en 1447 se retiró con doce compañeras al monasterio del Corpus Domini para observar en todo su rigor la primera regla de Santa Clara. San Juan de Capistrano le encomendó la dirección del monasterio para que fuera modelo del nuevo espíritu “observante” también en la Segunda Orden, rama femenina franciscana.

Por muchos años fue superiora modelo, reformadora de las costumbres, ejemplo de virtudes y de obediencia. Sufrió desventuras y calumnias pero no la postraron. Venció sus propias tribulaciones curando las ajenas. Al acercarse la muerte, llamó a sí a sus cohermanas para recomendarles la exacta observancia de la regla y la caridad fraterna. Tenía 71 años cuando murió, el 28 de febrero de 1472. La ciudad de Aquila la veneró como santa desde su muerte. 

Autor: Fuente: Franciscanos.net 

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=8326)

 

27 febrero, 2025

San Gabriel de la Dolorosa

 

San Gabriel de la Dolorosa

 

¡Oh!, San Gabriel de la Dolorosa; vos, sois, el hijo
del Dios de la Vida, su amado santo, y el hombre
que vivisteis con desmedido apego a la vida mundana
y que, al mismo tiempo buscabais la luz. Y, ella, iba
y venía de vos, como se aleja del día, cuando la cubren
las sombras de la noche. Y, entonces vuestras pasiones,
a atacaros volvían reiteradamente, pero, una voz
en medio de todo, surgía y, que la oíais una y otra vez,
y otra vez, y que, os pedía que no la rechazarais,
y os invitaba dulcemente a su regazo de paz. Y, sucedió
que un día, os dejasteis llevar por ella, la oísteis
y cual manso corderito, marchasteis por fin, hasta
“haceros esclavo”, nunca más del mal, sino, de la virtud
y de la verdad, que Dios es; obra de vuestra devoción
a Nuestra Señora. “Lo que más me ayuda a vivir con el
alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el
recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando
y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor
pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar
a otro un vaso de agua”. “Yo creo que si yo hubiera
permanecido en el mundo no habría conseguido la salvación
de mi alma. ¿Dirás que me divertí bastante? Pues de
todo ello no me queda sino amargura, remordimiento
y temor y hastío. Perdóname si te di algún mal ejemplo
y pídele a Dios que me perdone también a mí”. Así,
escribisteis a un viejo amigo, ya hecho sacerdote.
Vuestro libro preferido era “Las Glorias de María”,
escrito por San Alfonso, y que, os llevó a altísimos
grados de santidad. Así, y luego de haberos gastado
en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para corona
de luz recibir, como premio a vuestra entrega de amor.
“Patrono de los Jóvenes que se dedican al apostolado”;
¡oh!, San Grabriel de la Dolorosa, “viva luz de Cristo”.

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Febrero
San Gabriel de la Dolorosa
(año 1862)

Petición

San Gabriel de la Dolorosa: pídele a la Sma. Virgen por tantos jóvenes tan llenos de vitalidad y de entusiasmo para que encaucen las enormes fuerzas de su alma, no a dejarlas perderse en goces mundanos, sino a ganarse un gran premio en el cielo dedicándose a salvar su propia alma y la de muchos más.

El bailarín que llegó a la santidad. Nació en Asís (Italia) en 1838. Su nombre en el mundo era Francisco Possenti. Era el décimo entre 13 hermanos. Su padre trabajaba como juez de la ciudad. A los 4 años quedó huérfano de madre. El papá, que era un excelente católico, se preocupó por darle una educación esmerada, mediante la cual logró ir dominando su carácter fuerte que era muy propenso a estallar en arranques de ira y de mal genio.

Tuvo la suerte de educarse con dos comunidades de excelentes educadores: los Hermanos Cristianos y los Padres Jesuitas; y las enseñanzas recibidas en el colegio le ayudaron mucho para resistir los ataques de sus pasiones y de la mundanalidad.

El joven era sumamente esmerado en vestirse a la última moda. Y sus facciones elegantes y su fino trato, a la vez que su rebosante alegría y la gran agilidad para bailar , lo hacían el preferido de las muchachas en las fiestas. Su lectura favorita eran las novelas, pero le sucedía como en otro tiempo a San Ignacio, que al leer novelas, en el momento sentía emoción y agrado, pero después le quedaba en el alma una profunda tristeza y un mortal hastío y abatimiento. Sus amigos lo llamaban “el enamoradizo”. Pero los amores mundanos eran como un puñal forrado con miel”. Dulces por fuera y dolorosos en el alma.

En una de las 40 cartas que de él se conservan, le escribe a un antiguo amigo, cuando ya se ha entrado de religioso: “Mi buen colega; si quieres mantener tu alma libre de pecado y sin la esclavitud de las pasiones y de las malas costumbres tienes que huir siempre de la lectura de novelas y del asistir a teatros donde se dan representaciones mundanas. Mucho cuidado con las reuniones donde hay licor y con las fiestas donde hay sensualidad y huye siempre de toda lectura que pueda hacer daño a tu alma. Yo creo que si yo hubiera permanecido en el mundo no habría conseguido la salvación de mi alma. ¿Dirás que me divertí bastante? Pues de todo ello no me queda sino amargura, remordimiento y temor y hastío. Perdóname si te di algún mal ejemplo y pídele a Dios que me perdone también a mí”.

Al terminar su bachillerato, y cuando ya iba a empezar sus estudios universitarios, Dios lo llamó a la conversión por medio de una grave enfermedad. Lleno de susto prometió que si se curaba de aquel mal, se iría de religioso. Pero apenas estuvo bien de salud, olvidó su promesa y siguió gozando del mundo.

Un año después enferma mucho más gravemente. Una laringitis que trata de ahogarlo y que casi lo lleva al sepulcro. Lleno de fe invoca la intercesión de un santo jesuita martirizado en las misiones y promete irse de religioso, y al colocarse una reliquia de aquel mártir sobre su pecho, se queda dormido y cuando despierta está curado milagrosamente. Pero apenas se repone de su enfermedad empieza otras vez el atractivo de las fiestas y de los enamoramientos, y olvida su promesa. Es verdad que pide ser admitido como jesuita y es aceptado, pero él cree que para su vida de hombre tan mundano lo que está necesitando es una comunidad rigurosa, y deja para más tarde el entrar a una congregación de religiosos.

Estalla la peste del cólera en Italia

Miles y miles de personas van muriendo día por día. Y el día menos pensado muere la hermana que él más quiere. Considera que esto es un llamado muy serio de Dios para que se vaya de religioso. Habla con su padre, pero a éste le parece que un joven tan amigo de las fiestas mundanas se va a aburrir demasiado en un convento y que la vocación no le va a durar quizá ni siquiera unos meses.

Pero un día asiste a una procesión con la imagen de la Virgen Santísima. Nuestro joven siempre le ha tenido una gran devoción a la Madre de Dios (y probablemente esta devoción fue la que logró librarlo de las trampas del mundo) y en plena procesión levanta sus ojos hacia la imagen de la Virgen y ve que Ella lo mira fijamente con una mirada que jamás había sentido en su vida. Ante esto ya no puede resistir más. Se va a donde su padre a rogarle que lo deje irse de religioso. El buen hombre le pide el parecer al confesor de su hijo, y recibida la aprobación de este santo sacerdote, le concede el permiso de entrar a una comunidad bien rígida y rigurosa, los Padres Pasionistas.

Al entrar de religioso se cambia el nombre y en adelante se llamará Gabriel de la Dolorosa. Gabriel, que significa: el que lleva mensajes de Dios. Y de la Dolorosa, porque su devoción mariana más querida consiste en recordar los siete dolores o penas que sufrió la Virgen María. Desde entonces será un hombre totalmente transformado.

Gabriel había gozado siempre de muchas comodidades en la vida y le había dado gusto a sus sentidos y ahora entra a una comunidad donde se ayuna y donde la alimentación es tosca y nada variada. Los primeros meses sufre un verdadero martirio con este cambio tan brusco, pero nadie le oye jamás una queja, ni lo ve triste o disgustado.

Gabriel lo que hacía, lo hacía con toda el alma. En el mundo se había dedicado con todas sus fuerzas a las fiestas mundanas, pero ahora, entrado de religioso, se dedicó con todas las fuerzas de su personalidad a cumplir exactamente los Reglamentos de su Comunidad. Los religiosos se quedaban admirados de su gran amabilidad, de la exactitud total con la que cumplía todo lo que se le mandaba, y del fervor impresionante con el que cumplía sus prácticas de piedad.

Su vida religiosa fue breve

Apenas unos seis años. Pero en él se cumple lo que dice el Libro de la Sabiduría: “Terminó sus días en breve tiempo, pero ganó tanto premio como si hubiera vivido muchos años”.

Su naturaleza protestaba porque la vida religiosa era austera y rígida, pero nadie se daba cuenta en lo exterior de las repugnancias casi invencibles que su cuerpo sentía ante las austeridades y penitencias. Su director espiritual sí lo sabía muy bien.

Al empezar los estudios en el seminario mayor para prepararse al sacerdocio, leyó unas palabras que le sirvieron como de lema para todos sus estudios, y fueron escritas por un sabio de su comunidad, San Vicente María Strambi. Son las siguientes: “Los que se preparan para ser predicadores o catequistas, piensen mientras estudian, que una inmensa cantidad de pobres pecadores les suplica diciendo: por favor: prepárense bien, para que logren llevarnos a nosotros a la eterna salvación”. Este consejo tan provechoso lo incitó a dedicarse a los estudios religiosos con todo el entusiasmo de su espíritu.

Cuando ya Gabriel está bastante cerca de llegar al sacerdocio le llega la terrible enfermedad de la tuberculosis. Tiene que recluirse en la enfermería, y allí acepta con toda alegría y gran paciencia lo que Dios ha permitido que le suceda. De vómito de sangre en vómito de sangre, de ahogo en ahogo, vive todo un año repitiendo de vez en cuando lo que Jesús decía en el Huerto de los Olivos: “Padre, si no es posible que pase de mí este cáliz de amargura, que se cumpla en mí tu santa voluntad”.

La Comunidad de los Pasionistas tiene como principal devoción el meditar en la Santísima Pasión de Jesús. Y al pensar y repensar en lo que Cristo sufrió en la Agonía del Huerto, y en la Flagelación y coronación de espinas, y en la Subida al Calvario con la cruz a cuestas y en las horas de mortal agonía que el Señor padeció en la Cruz, sentía Gabriel tan grande aprecio por los sufrimientos que nos vuelven muy semejantes a Jesús sufriente, que lo soportaba todo con un valor y una tranquilidad impresionantes.

Pero había otra gran ayuda que lo llenaba de valor y esperanza, y era su fervorosa devoción a la Madre de Dios. Su libro mariano preferido era “Las Glorias de María”, escrito por San Alfonso, un libro que consuela mucho a los pecadores y débiles, y que aunque lo leamos diez veces, todas las veces nos parece nuevo e impresionante. La devoción a la Sma. Virgen llevó a Gabriel a grados altísimos de santidad.

A un religioso le aconsejaba: “No hay que fijar la mirada en rostros hermosos, porque esto enciende mucho las pasiones”. A otro le decía: “Lo que más me ayuda a vivir con el alma en paz es pensar en la presencia de Dios, el recordar que los ojos de Dios siempre me están mirando y sus oídos me están oyendo a toda hora y que el Señor pagará todo lo que se hace por él, aunque sea regalar a otro un vaso de agua”.

Y el 27 de febrero de 1862, después de recibir los santos sacramentos y de haber pedido perdón a todos por cualquier mal ejemplo que les hubiera podido dar, cruzó sus manos sobre el pecho y quedó como si estuviera plácidamente dormido. Su alma había volado a la eternidad a recibir de Dios el premio de sus buenas obras y de sus sacrificios. Apenas iba a cumplir los 25 años.

Poco después empezaron a conseguirse milagros por su intercesión y en 1926 el Sumo Pontífice lo declaró santo, y lo nombró Patrono de los Jóvenes laicos que se dedican al apostolado.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Gabriel_de_la_Dolorosa.htm)

 

26 febrero, 2025

Beata Piedad de la Cruz, fundadora de la Congregación de Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús

 

 

Imagen

 

 ¡Oh! Beata Piedad de la Cruz Ortiz Real, vos sois
la hija del Dios, de la Vida y su amada Beata, que
os distinguisteis por la piedad, la constancia y el
talento en la música, en el bordado y en la recitación.
Vos, narrasteis así vuestros sentimientos: «Cuando
recibí por primera vez la Sagrada Comunión, quedé
como anonadada y experimenté que Jesús me llamaba
a la Vida Religiosa». A vos os caracterizaron tres
espíritus: el espíritu de piedad y oración; vuestro
amor a hacer el bien a los niños pobres, los ancianos
y los enfermos; y el espíritu de tesón en dar una
respuesta a aquello que sentisteis el día de vuestra
primera Comunión. Abandonasteis el noviciado por  
enfermedad y volvisteis a vuestra casa paterna. Y, vos,
entendisteis que Dios no os quería por ese camino.
Vos solías decir: «Tuya, Jesús mío, tuya quiero ser,
pero dime dónde». Y, el Señor respondió vuestra
búsqueda vocacional, y os hizo vivir una profunda
experiencia mística, en la que el Corazón de Jesús,
os mostró su hombro izquierdo ensangrentado, os dijo:
«Mira cómo me han puesto los hombres con sus ingratitudes,
¿quieres tú ayudarme a llevar esta cruz?». A lo que
que vos respondisteis: «Señor, si necesitas una
víctima y me quieres a mí, aquí estoy, Señor». Y, Él,
os dijo: «Funda, hija mía, que de ti y de tu Congregación
siempre tendré misericordia». Y, así lo hicisteis,
fundando la primera Comunidad de Terciarias de la
Virgen del Carmen. Y, vos, con el nombre de Piedad
de la Cruz vuestras hijas, se multiplicaban en el
cuidado a los enfermos y a las niñas huérfanas
víctimas del cólera. La Virgen María ocupó en vos,
un lugar muy importante en vuestro corazón y en vuestra
vida. Surgieron problemas entre vuestras comunidades
y vos, como siempre, os refugiasteis en la oración, y
el Espíritu Santo os iluminó vivamente al tiempo que
os llenaba de fuerza profética, y la fundación de
otra Congregación,  bajo el patrocinio de San Francisco
de Sales. Nos legasteis vuestro propio Carisma: Hacer
sensible ante los hombres, especialmente pobres, el
amor del Padre Providente, manifestado en el Corazón
misericordioso de Jesús abierto en brazos de la Cruz.
Vos, renunciasteis toda vuestra vida al mundo, pero,
jamás huisteis de él, porque seguíais en él haciendo
el bien y luchando contra el mal. Vivisteis pobre y
os fuisteis pobre, sentada en un sillón, porque «Aquel
—decíais señalando el Crucifijo— murió en la cruz y yo
no debo morir en la cama, sino en el suelo». Y, así,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona
de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe.
Expirasteis con el crucifijo en los labios y en la santa
paz de Dios, con el amor que Aquél que os dio la vida;
¡Oh! Santa Piedad de la Cruz "vivo amor por el Dios Vivo".

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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26 de Febrero

Beata Piedad de la Cruz Ortiz Real

Piedad de la Cruz Ortiz Real, hija de José y de Tomasa, nació en Bocairente, (Valencia) —España—, el 12 de noviembre de 1842, siendo bautizada al día siguiente con el nombre de Tomasa. Ocupaba el quinto lugar entre ocho hermanos. En la escuela se distinguió por la piedad, la constancia y el talento en la música, en el bordado y en la recitación.

A los diez años hizo su primera Comunión. Con mirada retrospectiva ella misma narra así sus sentimientos: «Cuando recibí por primera vez la Sagrada Comunión, quedé como anonadada y experimenté que Jesús me llamaba a la Vida Religiosa». Este encuentro con Cristo en la Eucaristía la marcó para siempre. Tomasa querrá ser del Señor y vivir para Él.

Completó su formación humana y espiritual en el Colegio de Loreto que las Religiosas de la Sagrada Familia de Burdeos tenían en Valencia. Cuando pidió ingresar en el noviciado de ese Instituto, su padre, considerando la situación política de la época y la juventud de Tomasa, la obligó a volver a casa.

Tres aspectos caracterizaron esta etapa de su vida en Bocairente: el espíritu de piedad y oración, su dedicación a hacer el bien a los niños pobres, los ancianos y enfermos y el tesón en dar una respuesta a aquello que sintió en su interior el día de la primera Comunión.

Por fin, Tomasa, parece que podría realizar el sueño de su vida: Consagrarse al Señor en un convento de Carmelitas de clausura en Valencia, pero una enfermedad, la obligó a abandonar el noviciado y volver a la casa paterna. Una vez recuperada, hizo un nuevo intento de ingresar en un convento de clausura y otra vez ocurrió lo mismo.

A través de estos acontecimientos, Tomasa descubrió que Dios no la quería por ese camino. Ella le pedía ver claro cuál era su voluntad, y su oración era ésta: «Tuya, Jesús mío, tuya quiero ser, pero díme dónde».

Con la certeza de sentirse llamada a una vida de especial Consagración, pero con la duda de dónde la quería Dios, Tomasa se dirigió a Barcelona. Allí, después de muchas dificultades, el Señor respondió a la búsqueda vocacional de Tomasa haciéndola vivir una profunda experiencia mística, en la que el Corazón de Jesús, mostrándole su hombro izquierdo ensangrentado, le dijo: «Mira cómo me han puesto los hombres con sus ingratitudes, ¿quieres tú ayudarme a llevar esta cruz?». A lo que Tomasa respondió: «Señor, si necesitas una víctima y me quieres a mí, aquí estoy, Señor». Entonces, el Redentor le dijo: «Funda, hija mía, que de ti y de tu Congregación siempre tendré misericordia».

Esta experiencia fue crucial para Tomasa, le dio tal certeza, que jamás se borraría de su mente y de su corazón. Desde ese momento, comprendió que Dios le pedía dar vida a un nuevo Instituto.

La interrogante ahora era dónde fundar, dónde dar respuesta positiva a la invitación de Cristo a llevar la cruz de los más pobres, de los que menos cuentan para este mundo. El Obispo D. Jaime Catalá fue quien le indicó que le abriera el corazón a su confesor y que hiciera lo que él le indicaba. Con este gesto, Tomasa, se sometió en fe a la Jerarquía de la Iglesia para hacer la voluntad de Dios.

Las inundaciones del río Segura que en 1884 habían destrozado la huerta murciana y la escasez de Congregaciones religiosas en esta zona, hizo que la orientara hacia esos lugares de mayor necesidad.

En el mes de marzo, Tomasa, acompañada de tres postulantes, salió de Barcelona camino de Puebla de Soto, a 1 km. de Alcantarilla, para fundar allí, con la autorización del Obispo de Cartagena-Murcia, la primera Comunidad de Terciarias de la Virgen del Carmen.

Los habitantes de la huerta murciana aún no se habían repuesto de la tragedia de las inundaciones de 1884, cuando apareció el cólera. Tomasa, —que por entonces había tomado el nombre de Piedad de la Cruz— y sus Hijas se multiplicaban en el cuidado a los enfermos y a las niñas huérfanas en un hospitalillo que ella llamó de «La Providencia».

Iban llegando otras jóvenes, atraídas por el modo de vivir de aquellas primeras Terciarias Carmelitas. La Casa se quedó pequeña, hubo que comprar la de Alcantarilla. También se estableció una nueva Comunidad en Caudete… Todo hacía pensar que al fin, Tomasa había encontrado el lugar donde llevar a cabo su vocación.

Sin embargo… de nuevo la cruz. Era el signo que ella había pedido para saber que todo aquello era de Dios: «Fundar en tribulación» y el Corazón de Jesús se lo concedió con creces.

Aunque la Virgen María ocupó un lugar muy importante en el corazón y en la vida de Tomasa, su Carisma estaba centrado en el Corazón de Cristo. Y… ¡designios de Dios! Aparecieron algunas tensiones entre las Comunidades de Alcantarilla y Caudete, ya que la Congregación no tenía aún la aprobación diocesana.

En el mes de agosto, las Hermanas de Caudete se dirigeron a Alcantarilla y se llevaron las novicias, dejando a Madre Piedad sola con Sor Alfonsa. Fueron días de mucho dolor. La Fundadora, como siempre, se refugió en la oración, se postró ante el Cristo del Consuelo y allí permaneció horas y horas clavada a sus pies. Sufre, pero no se rompe, porque la barquilla de su vida estaba bien anclada en el Señor.

Una vez más acudió a la Jerarquía eclesiástica en busca de orientación y de luz. Será el Obispo Bryan y Livermore quien envíe a Tomasa y a su fiel compañera, Sor Alfonsa, al Convento de la Visitación de las Salesas Reales en Orihuela para hacer un mes de ejercicios espirituales y para proyectar una nueva Fundación, tomando como protector a un Santo Obispo. Es aquí, donde el Espíritu Santo iluminó vivamente a M. Piedad, al tiempo que la llenaba de fuerza profética, le mostraba su verdadero Carisma, y el título de su Congregación, que estaría bajo el patrocinio de S. Francisco de Sales.

Y… llegó la hora de Dios. Era el 8 de septiembre de 1890. Nacía en la Iglesia, después de muchas dificultades y tribulaciones, la Congregación de Hermanas Salesianas del Sagrado Corazón de Jesús, una Congregación donde el Corazón de Cristo quiere ser amado, servido y desagraviado de las ofensas que recibe de los hombres. Y al amar, servir y desagraviar, ver el rostro del Señor en las niñas huérfanas, en las jóvenes obreras, en los enfermos, en los ancianos abandonados… y ayudarles a llevar la cruz.

Nos legó su propio Carisma: Hacer sensible ante los hombres, especialmente pobres, el amor del Padre Providente, manifestado en el Corazón misericordioso de Jesús abierto en brazos de la Cruz.

Aunque toda la vida de Madre Piedad fue una renuncia al mundo, no por eso había «huido» del mundo, sino que seguía en él haciendo el bien y luchando contra el mal. Testigos de ello fueron tantos matrimonios rotos o a punto de romperse, tantas jóvenes a las que iba a buscar a las fábricas para formarlas en la escuela dominical, niñas sin hogar a las que amó entrañablemente, ancianos solos, enfermos …

Vivió pobre y murió pobre, sentada en un sillón, porque «Aquel —decía señalando el Crucifijo— murió en la cruz y yo no debo morir en la cama, sino en el suelo». Expiró con el crucifijo en los labios y en la santa paz de Dios. Era el sábado, 26 de febrero de 1916.

La gente sencilla exclamaba con profundo sentimiento: ¡Ha muerto una santa! ¡Ha muerto nuestra madre!

El día 6 de febrero de 1982 tuvo lugar en la Diócesis de Cartagena-Murcia la apertura del Proceso de Beatificación y Canonización de la Sierva de Dios.

El día 7 de mayo de 1983 fue clausurado dicho Proceso, pasando a Roma, que aprueba la validez del mismo el 3 de febrero de 1984.

Después de un estudio exhaustivo sobre las virtudes practicadas por Madre Piedad, el 1 de julio de 2000, en el Vaticano, en presencia de S.S. Juan Pablo II, se dio lectura al Decreto de reconocimiento de Virtudes Heroicas, y el 12 de abril de 2003 al Decreto sobre el milagro, dando paso así a la Beatificación en Roma el 21 de marzo de 2004.

FUENTE: ww.vatican.va

25 febrero, 2025

Santos Luis Versiglia y Calixto Caravario, Primeros mártires salesianos

 

 Parroquia El Espíritu Santo - 😇 | 𝗦𝗮𝗻𝘁𝗼 𝗱𝗲𝗹 𝗱𝗶́𝗮 | - Santos  Luis Versiglia y Calixto Caravario, Obispo / Sacerdote. Estos dos santos  son los primeros mártires de la Congregación Salesiana,

 

¡Oh! Santos Luis Versiglia y Calixto Caravario, vosotros,
sois los hijos del Dios de la Vida y del amor, y mártires
salesianos asesinados en China. Vosotros moristeis por
defender el honor y la dignidad de tres jóvenes cristianas
amenazadas con ser ultrajadas y esclavizadas. “El misionero
que ora mucho logra mucho”, decíais vos, San Luis Versiglia
y vos, San Calixto Caravario, días antes de morir, le escribisteis
una carta a vuestra madre diciéndole: «Pasará la vida y se
acabarán los dolores: en el Paraíso seremos felices. Nada te
turbe, mi buena mamá; si llevas tu cruz en compañía de Jesús,
será mucho más ligera y agradable». Poco después de la muerte
de Don Bosco, santo fundador de los salesianos, vos, Luis,
os convertisteis en uno de ellos, y os ordenaron sacerdote
y luego director de novicios. Más tarde, fuisteis enviado
a China, abriendo misiones en Hangchow. Allí, os volcasteis
a la construcción de orfanatos y oratorios, hasta que os
consagraron Obispo del Vicariato Apostólico de Shiu Chow.
Por vuestro impulso, se multiplicaron las casas misioneras,
institutos, asilos, orfanatorios y abristeis el seminario

para nativos de China. Vos, San Calixto, le dijisteis a Luis
Versiglia: “Lo alcanzaré en la China”, cosa que cumplisteis al
pie de la letra. Después os ordenaron sacerdote por el mismo
Versiglia, y luego os enviaron a la misión de Lin-Chow. Un
día, ambos celebrasteis Misa en Ling-Kong-How y luego iniciaron
una travesía en barca hacia otro poblado, con dos maestros
y tres mujeres de la misión, durante el viaje se les sumó
una anciana catequista y un niño. De pronto, un grupo de
piratas se acercó a vuestra embarcación y os ordenó que se
se detuviesen. Estaban armados con fusiles y pistolas, y os
pidieron que pagaseis quinientos dólares para continuar vuestro
viaje. Vos, Luis, le pedisteis a Caravario: “Diles que somos
misioneros, y por lo tanto, no llevamos con nosotros tanto
dinero”. Pero, descubrieron unas mujeres a las cuales deseaban
ultrajar y esclavizar. Vosotros, intentaron detenerlos y a
cambio recibieron una paliza y así, ensangrentados os condujeron
junto a las jóvenes a la embarcación pirata. María, una de las
mujeres secuestradas dijo: “Vi que don Caravario, con la cabeza
inclinada, hablaba en voz baja con el Obispo”. ¡Se estaban
confesando mutuamente! “El Obispo y don Caravario nos miraban,

nos señalaban con los ojos el cielo y rezaban. Su aspecto era
amable y sonriente, y rezaban en voz alta”. De pronto se oyeron
cinco disparos. Vosotros habíais entregado vuestras almas a Dios
quien os la dio. Los piratas comentaban: “Todos tienen miedo
a la muerte. Por el contrario, estos dos han muerto contentos”.
Las jóvenes ya liberadas, rezaron de rodillas al lado de vuestros
restos mortales, en el fondo, de quienes habían dado la vida
por defenderlas. San Juan Bosco tuvo el deseo desde siempre
de ser misionero, tanto así, que, en uno de sus sueños vio un
cáliz lleno de sangre que hervía y se derramaba, por ello supo
en su corazón que, entre los salesianos habrían mártires de Dios.
¡Oh! Santos Luis y Calixto «vivos santos del Dios Vivo y eterno»

© 2025 by Luis ernesto Chacón Delgado


25 de febrero
Santos Luis Versiglia y Calixto Caravario
Primeros mártires salesianos

Cada 25 de febrero se celebra la fiesta de los Santos Luis Versiglia y Calixto Caravario, mártires salesianos asesinados en China. Ellos murieron por defender el honor y la dignidad de tres jóvenes cristianas amenazadas con ser ultrajadas y esclavizadas.

“El misionero que ora mucho logra mucho”, solía decir el obispo San Luis Versiglia. Mientras que el presbítero San Calixto Caravario, días antes de morir, le escribió una carta a su madre diciéndole: “Pasará la vida y se acabarán los dolores: en el Paraíso seremos felices. Nada te turbe, mi buena mamá; si llevas tu cruz en compañía de Jesús, será mucho más ligera y agradable…”.

Luis Versiglia nació en Italia en 1873. A los 12 años quedó fascinado con la figura de Don Bosco, al punto que, poco después de la muerte del santo fundador de los salesianos, decidió convertirse en uno de ellos y ser misionero. En 1895, Luis es ordenado sacerdote y años después nombrado director de novicios en Roma por el Beato Miguel Rúa. Posteriormente lideró el grupo de salesianos que fue enviado a China en 1906. Estos se establecieron en Macao y abrieron un frente misionero en Hangchow.

La obra misionera de San Luis Versiglia se volcó a la construcción de orfanatos y oratorios, hasta que en 1921 fue consagrado Obispo del Vicariato Apostólico de Shiu Chow. Bajo su impulso, se multiplicaron las casas misioneras, institutos, asilos, orfanatorios y se abrió el seminario para nativos de China.

San Calixto Caravario, por su parte, nació en Turín, Italia, en 1903. Cuando en 1921 el joven salesiano se encontró con Luis Versiglia, le dijo: “Lo alcanzaré en la China”. Años más tarde, Calixto cumpliría su promesa. Después de ser ordenado sacerdote por el mismo Versiglia, fue enviado a la misión de Lin-Chow.

Hacia 1930, la situación política en China se había vuelto muy tensa, habían recrudecido los recelos contra los extranjeros, especialmente contra los cristianos y misioneros. Las iglesias empezaron a ser saqueadas e incendiadas, como signo evidente del incremento de la hostilidad.

En febrero de aquel año, Mons. Versiglia emprendió una visita pastoral a Lin-Chow. El P. Caravario saldría a su encuentro para acompañarlo. El día 25 los dos celebraron Misa en Ling-Kong-How y luego iniciaron una travesía en barca hacia otro poblado. Junto a ellos estaban dos maestros y tres jovencitas de la misión (María de 21 años, Paula de 16 y Clara de 22). Durante el viaje se les sumó una anciana catequista y un niño.

Repentinamente, un grupo de piratas se acercó a su embarcación y les ordenó que se detengan. Aquellos hombres tenían fusiles y pistolas, y solicitaron que los misioneros paguen 500 dólares para que continúen su curso. El Obispo le pidió a Caravario: “Diles que somos misioneros, y por lo tanto, no llevamos con nosotros tanto dinero”.

Entonces, los maleantes registraron la barca y descubrieron a las jóvenes, que permanecían ocultas rezando. Con gritos amenazaron que se las llevarían. Era muy frecuente que ese tipo de piratas secuestre jóvenes para ultrajarlas y esclavizarlas.

Los santos intentaron detenerlos y a cambio recibieron una violenta golpiza. Los religiosos ensangrentados fueron conducidos junto a las jóvenes a la embarcación pirata, mientras que ordenaron al resto de acompañantes que regresaran a Lin-Kong-How. Una vez allí, los sobrevivientes dieron parte a las autoridades.

María atestiguó sobre el sacerdote: “Vi que don Caravario, con la cabeza inclinada, hablaba en voz baja con el Obispo”. Se estaban confesando mutuamente. “El Obispo y don Caravario nos miraban, nos señalaban con los ojos el cielo y rezaban. Su aspecto era amable y sonriente, y rezaban en voz alta”.

Mientras las muchachas eran trasladadas, se escucharon cinco disparos. Más adelante escucharon que los piratas comentaban entre ellos: “Todos tienen miedo a la muerte. Por el contrario, estos dos han muerto contentos”. Días después, miembros del ejército chino llegaron a las cuevas en las que se refugiaban los bandidos, los cuales huyeron abandonando a las jóvenes. Ellas, días después, tuvieron la oportunidad de rezar de rodillas al lado de los restos mortales de los salesianos, quienes habían dado la vida por defenderlas. San Juan Bosco siempre tuvo el deseo de ser misionero. En uno de sus sueños vio un cáliz lleno de sangre que hervía y se derramaba. Con dolor, pensaba que aquel sueño era una suerte de presagio: supo -en su corazón- que entre los salesianos también habría mártires. Por ese sueño, a San Versiglia y San Caravario, primeros mártires salesianos, se les representa generalmente con un cáliz en las manos, desde el que chorrea sangre. El Beato Pablo VI declaró mártires a ambos en 1976. Fueron beatificados en 1983 y canonizados en el año 2000 por San Juan Pablo II.

(https://www.aciprensa.com/santos/santo.php?id=61)

24 febrero, 2025

San Etelberto Rey de Kent, Primer monarca inglés que se convirtió al cristianismo

 Puede ser una imagen de monumento
 
 
San Etelberto
Rey de Kent
Primer monarca inglés que se convirtió al cristianismo
 
San Etelberto (ca. 560 - 616/618) fue rey de Kent, uno de los reinos de la Inglaterra anglosajona. Es considerado el primer monarca inglés que se convirtió al cristianismo.
Cuando Inglaterra no era sino un conjunto de reinos que compartían un pasado común de raíces anglosajonas, Etelberto gobernaba la región de Kent, ubicada al sudeste de la Inglaterra de la Alta Edad Media. Su reinado se extendió desde finales del siglo VI hasta inicios del siglo VII.
 
Etelberto estuvo casado con Bertha, princesa cristiana de origen franco, cuya piedad y amables virtudes contribuyeron a su conversión. Bertha, al igual que Etelberto, alcanzaría posteriormente la santidad. Al conocerse ambos, Etelberto quedó deslumbrado. No obstante, su conversión no se produciría solo por influencia de su esposa sino también por el testimonio y la cercanía espiritual de San Agustín de Canterbury (Roma, ca. 534 - Canterbury 604). Agustín, llamado ‘el apóstol de Inglaterra’, había llegado a la isla acompañado por un grupo de monjes, enviados por el Papa San Gregorio Magno para evangelizar a los pueblos ingleses.
 
Los inicios de la evangelización de Inglaterra
 
Los primeros misioneros enviados por el Papa llegaron a tierras inglesas con la venia de Etelberto, en tiempos en los que aún era pagano, aunque veía ya con beneplácito a los cristianos gracias a Santa Berta. El grupo estaba a cargo de San Agustín, monje benedictino que llegaría a ser el primer arzobispo de Canterbury.
 
Los monjes arribaron al pueblo de Thanet, donde fueron acogidos cordialmente por los miembros de la corona. En ese primer encuentro, Agustín dio explicaciones sobre el porqué de su presencia, comunicando cuál era el deseo del Papa Gregorio para con esas tierras. El rey entonces concedió a Agustín el permiso para predicar dentro de sus dominios, y confió a los misioneros el cuidado de la iglesia de San Martín, en la localidad de Canterbury, a cuyo lado los monjes establecieron su residencia.
Numerosas conversiones empezaron a suscitarse entre los habitantes de Kent, y no fue mucho el tiempo que pasó para que el rey y su corte pidieran el bautismo. Etelberto fue bautizado en la Solemnidad de Pentecostés del año 597. En los meses posteriores, a ejemplo del rey, se convirtieron unas diez mil personas.
 
Inglaterra católica
 
San Etelberto, quien sería reconocido por el Papa como rey cristiano, continuó apoyando la difusión del Evangelio entre sus súbditos, autorizando la llegada de más misioneros. Sus hijos, salvo uno, se hicieron cristianos. Y aunque Etelberto oró por la conversión de aquel hijo hasta el final de sus días; este nunca se interesó por la fe y murió pagano.
 
Desde el trono, Etelberto dispuso los recursos necesarios para la construcción de templos y monasterios. Algunas diócesis de Kent, como la de Rochester, florecieron en santidad y se convirtieron en núcleos desde los que se impulsó la cristianización de toda Inglaterra. De acuerdo con San Beda el Venerable, historiador y teólogo inglés (ca. 672 - 735), el reino de San Etelberto llegó a extenderse por toda la Inglaterra al sur del estuario de Humber.
 
Tras cincuenta y seis años en el trono, San Etelberto falleció en el año 616. Fue sepultado en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, donde descansan también los restos de su esposa, la reina Santa Berta.

23 febrero, 2025

Domingo 7 (C) del tiempo ordinario

  EL EVANGELIO DEL DOMINGO: Unos discípulos torpes, miedosos y ambiciosos.  Domingo 25. Ciclo B
Domingo 23 de febrero
Domingo 7 (C) del tiempo ordinario
 
Texto del Evangelio (Lc 6,27-38): En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Yo os digo a los que me escucháis: Amad a vuestros enemigos, haced bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen. Al que te hiera en una mejilla, preséntale también la otra; y al que te quite el manto, no le niegues la túnica. A todo el que te pida, da, y al que tome lo tuyo, no se lo reclames. Y lo que queráis que os hagan los hombres, hacédselo vosotros igualmente. Si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? Pues también los pecadores aman a los que les aman. Si hacéis bien a los que os lo hacen a vosotros, ¿qué mérito tenéis? ¡También los pecadores hacen otro tanto! Si prestáis a aquellos de quienes esperáis recibir, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a los pecadores para recibir lo correspondiente.

»Más bien, amad a vuestros enemigos; haced el bien, y prestad sin esperar nada a cambio; y vuestra recompensa será grande, y seréis hijos del Altísimo, porque Él es bueno con los ingratos y los perversos. Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo. No juzguéis y no seréis juzgados, no condenéis y no seréis condenados; perdonad y seréis perdonados. Dad y se os dará; una medida buena, apretada, remecida, rebosante pondrán en vuestro regazo. Porque con la medida con que midáis se os medirá».
 
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«Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo»

Rev. D. Josep Miquel BOMBARDÓ (Sabadell, Barcelona, España)

Hoy escuchamos unas palabras del Señor que nos invitan a vivir la caridad con plenitud, como Él lo hizo («Padre, perdónales porque no saben lo que hacen»: Lc 23,34). Éste ha sido el estilo de nuestros hermanos que nos han precedido en la gloria del cielo, el estilo de los santos. Han procurado vivir la caridad con la perfección del amor, siguiendo el consejo de Jesucristo: «Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial» (Mt 5,48).

La caridad nos lleva a amar, en primer lugar, a quienes nos aman, ya que no es posible vivir en plenitud lo que leemos en el Evangelio si no amamos de verdad a nuestros hermanos, a quienes tenemos al lado. Pero, acto seguido, el nuevo mandamiento de Cristo nos hace ascender en la perfección de la caridad, y nos anima a abrir los brazos a todos los hombres, también a aquellos que no son de los nuestros, o que nos quieren ofender o herir de cualquier manera. Jesús nos pide un corazón como el suyo, como el del Padre: «Sed compasivos, como vuestro Padre es compasivo» (Lc 6,36), que no tiene fronteras y recibe a todos, que nos lleva a perdonar y a rezar por nuestros enemigos.

Ahora bien, como se afirma en el Catecismo de la Iglesia, «observar el mandamiento del Señor es imposible si se trata de imitar desde fuera el modelo divino. Se trata de una participación vital y nacida del fondo del corazón, en la santidad, en la misericordia y en el amor de nuestro Dios». San John Henry Newman escribía: «¡Oh Jesús! Ayúdame a esparcir tu fragancia dondequiera que vaya. Inunda mi alma con tu espíritu y vida. Penetra en mi ser, y hazte amo tan fuertemente de mí que mi vida sea irradiación de la tuya (...). Que cada alma, con la que me encuentre, pueda sentir tu presencia en mi. Que no me vean a mí, sino a Ti en mí».

Amaremos, perdonaremos, abrazaremos a los otros sólo si nuestro corazón es engrandecido por el amor a Cristo.

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Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Cristo, al revelar el amor-misericordia de Dios, exigía al mismo tiempo a los hombres que a su vez se dejasen guiar en su vida por el amor y la misericordia» (San Juan Pablo II)

  • «El enemigo es alguien a quien debo amar. En el corazón de Dios no hay enemigos, Dios tiene hijos. Nosotros levantamos muros, construimos barreras y clasificamos a las personas. Dios tiene hijos» (Francisco)

  • «En el Sermón de la Montaña, el Señor recuerda el precepto: ‘No matarás’ (Mt 5,21), y añade el rechazo absoluto de la ira, del odio y de la venganza. Más aún, Cristo exige a sus discípulos presentar la otra mejilla, amar a los enemigos (…)» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 2.262). (evangeli net)