08 octubre, 2012

San Hugo de Génova



Oh, San Hugo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado
santo, que, luego de luchar en
en Tierra Santa, os entregasteis
en cuerpo y alma, en vuestro
hospital. Famoso erais, por vuestros
milagros y poderes sobre la naturaleza
Vuestro lema “el ejercicio de la
religión hacia Dios y sus vecinos”,
viva realidad hicisteis. Sobre tablas
dormíais, y por correa teníais, un
metálico cinturón, ayunabais
continuamente y cuando llegaba
la Cuaresma, hacíais total ayuno.
A los pobres, servisteis con amor
y tacto, dándoles comida, dinero,
consuelo espiritual y fraternal
amor, tanto que, los pies les lavabais,
los cuidabais y, cuando, morían,
los enterrabais. Vuestro símbolo,
“la Cruz de ocho puntas”, no sólo
la llevabais en vuestra capa, sino,
en vuestro corazón. La Santa Misa,
todos los días oíais, hasta caer en
éxtasis caer, elevándoos, del suelo
a la vista de todos. Siempre orabais,
y Dios, Todopoderoso, os regaló
el poder, en Su Santo Nombre, de
realizar milagros. Como el día aquél,
en que, brotar hicisteis agua de las
rocas. Hoy, lucís corona de eternidad
como justo premio, a vuestro amor
y a vuestra extraordinaria fe, en Dios;
oh, San Hugo, “amor y fe en Dios”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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8 de Octubre
San Hugo de Génova
Religioso

Martirologio Romano: En Génova, de la provincia de Liguria, san Hugo, religioso, que, después de haber luchado largo tiempo en Tierra Santa, fue designado para regir la Encomienda de la Orden de San Juan de Jerusalén en esta ciudad, y se distinguió por su bondad y su caridad hacia los pobres (c. 1233).

Etimología: Hugo = aquel de inteligencia clara, viene del germano

Nacido alrededor de 1186 en Alessandria (Italia), se convirtió en un caballero de la Orden de San Juan de Jerusalén. Después de largas campañas en Tierra Santa, fue elegido Maestro de la Encomienda de San Juan en Génova (Italia) y trabajó en la enfermería más cercana. Fue famoso por poderes milagrosos sobre los elementos naturales. Se cree que murió en 1233.

Fue el Comandante en Génova y su hospital alcanzó mucha fama durante su administración. Eso no le impidió ser un religioso ejemplar, logrando “el ejercicio de la religión hacia Dios y sus vecinos”. Es bien sabido cuánto sacrificio y devoción puede contener esta frase.

De acuerdo a un retrato escrito en sus tiemmpos sabemos que San Hugo era delgado, con un rostro ascético, y pequeño en estatura. Él era bastante gentil y amable con todos. Su mortificación no resultaba una malestia para los demás. Dormía en un tablero, en un rincón del sótano del Hospital; sirvió a los pobres con amor y tacto, dándoles comida, dinero, consuelo espiritual y amor fraternal. Él lavaba los pies a los pascientes, cuidaba de ellos, y cuando ellos morían, él los enterraba. La cruz de ocho puntas, (símbolo de su orden), no sólo estaba en su capa, él la llevaba en su corazón. Tan grande era su celo que él se ciñó con un cinturón metálico que usaba dentro de sus vestiduras, hacía ayunos continuamente durante todo el año y durante la Cuaresma no comía nada cocinado.

Todos los días recitaba el oficio y oía Misa con tal fervor que muchas veces cayó en éxtasis y se elevaba del suelo a la vista de todos. Su oración era, evidentemente, continua, y Dios le recompensó por ello con un don de poder realizar milagros.

Estos milagros fueron presenciados por el arzobispo de Génova, Otto Fusco, así como por cuatro venerable canónigos que frecuentaban la casa del santo y atestiguaron sobre lo que vieron.

Se cuenta, por ejemplo, que en uno de esos días sofocantes en Italia, de aquellos en que se siente que el calor lo aplasta, algunas mujeres se encontraban en la sala común de la enfermería lavando la ropa de los enfermos; el suministro de agua falló y no llegaba líquido a la fuente del monasterio, la única solución era recorrer una gran distancia para acarrear el agua necesaria. Ellas comenzaron a quejarse a viva voz, por lo que San Hugo pudo oírlas y acudió para ver que era lo que pasaba. Cuando llegó le pidieron que les diera agua, y ante su negativa ellas rompieron en llanto exclamando: “¿Acaso usted no es capaz de conseguir cualquier cosa de Dios?”, “debemos orar” fue su respuesta, “¡todo debemos hacerlo nosotras!”, “no soy el Señor, Él dijo que la fe obra milagros, ¿tienen fe ustedes?”, ellas lloraban diciendo que estaban agotadas por el trabajo y el calor. Él no estaba muy convencido pero en un gesto de caridad, oró al Creador, y luego hizo la señal de la cruz y las aguas brotaron de las rocas de la fuente ante las exclamaciones de sorpresa de las empleadas.

Por su fe, capaz de mover montañas, su vigilante e incansable caridad, así como por sus otras virtudes diarias, especialmente su gentileza y cortesía, es para nosotros un ejemplo vigorizante, y tal vez imitándolo podamos compartir la gloria eterna.
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Hoy también se celebra a San Evodio de Rouen. En Rouen, Francia Obispo. Evodio. En Rouen, en la Galia Lugdunense.


07 octubre, 2012

Nuestra Señora del Rosario



Oh, Rosario Santo, ¡Señora Nuestra!.
Escuchad hermanos míos:
Si queréis en paz vivir y gozar
De salud de cuerpo y alma,
El Rosario Santo debéis de rezar.


El, os dará la paz, que andáis
Buscando y él, os acompañará
Todos los días de vuestra vida,
Porque, el mismo Cristo estará
En vuestro corazón siempre.


Hacedlo como Agustín, el primero
Entre todos, en haberlo aprendido
De boca de Nuestra Señora y
Por quien se expandió por todo
El orbe de muestro mundo.


Ya lo sabéis, que, nada os cuesta
Y viviréis con cada misterio,
Cantando en vuestra alma, la vida,
Pasión, muerte y resurrección de
De Jesucristo Dios y Señor Nuestro.


Aquí, os lo digo cómo debéis hacerlo:
La Señal de la Cruz, primero
Seguido del Credo y del Padre
Nuestro, tres Ave Marías y el Gloria.


El Primer Misterio, anunciad y Meditadlo,
A continuación, el Padre Nuestro rezad,
Más diez Ave Marías, y el Gloria al
Padre, al Hijo y al Santo Espíritu.

Haced todo lo anterior, para los
Restantes cuatro Misterios, según el
Día que corresponda, sin olvidar su
Meditación. Al finalizar; rezad el Salve.


Como complemento, podéis rezar
Las letanías, que son fuerza, vida
Y fe, inspiradas en Nuestra Señora;
Criatura perfecta, del Dios de la vida.


Así, entonces sabremos el por qué,
De aquél estribillo que dice:
“El Rosario es la mejor canción
Cuando se la canta con el corazón”.


Porque de María Virgen, Madre de Dios
Como arma poderosa, llegó a nosotros
Para vencer a los enemigos de la fe;
Oh, Rosario Santo ¡Señora Nuestra!.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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7 de Octubre
Nuestra Señora del Rosario
Fiesta


Martirologio Romano: Memoria de la santísima Virgen María del Rosario. En este día se pide la ayuda de la santa Madre de Dios por medio del Rosario o corona mariana, meditando los misterios de Cristo bajo la guía de aquélla que estuvo especialmente unida a la encarnación, pasión y resurrección del Hijo de Dios.

Cuenta la leyenda que la Virgen se apareció en 1208 a Santo Domingo de Guzmán en una capilla del monasterio de Prouilhe (Francia) con un rosario en las manos, le enseñó a rezarlo y le dijo que lo predicara entre los hombres; además, le ofreció diferentes promesas referentes al rosario. El santo se lo enseñó a los soldados liderados por su amigo Simón IV de Montfort antes de la Batalla de Muret, cuya victoria se atribuyó a la Virgen. Por ello, Montfort erigió la primera capilla dedicada a la imagen.

En el siglo XV su devoción había decaído, por lo que nuevamente la imagen se apareció al beato Alano de la Rupe, le pidió que la reviviera, que recogiera en un libro todos los milagros llevados a cabo por el rosario y le recordó las promesas que siglos atrás dio a Santo Domingo.

El rezo del Santo Rosario es una de las devociones más firmemente arraigada en el pueblo cristiano. Popularizó y extendió esta devoción el papa san Pío V en el día aniversario de la victoria obtenida por los cristianos en la batalla de Lepanto (1571), victoria atribuída a la Madre de Dios, invocada por la oración del Rosario. Más hoy la Iglesia no nos invita tanto a rememorar un suceso lejano cuanto a descubrir la importancia de María dentro del misterio de la salvación y a saludarla como Madre de Dios, repitiendo sin cesar: Ave María. La celebración de este día es una invitación a meditar los misterios de Cristo, en compañía de la Virgen María, que estuvo asociada de un modo especialísimo a la encarnación, la pasión y la gloria de la resurrección del Hijo de Dios.

06 octubre, 2012

San Bruno




Oh, San Bruno; vos, sois, el hijo del
Dios de la vida y su amado santo, y,
aquél que, habiendo escuchado el,
relato aquél, sobre el cadáver que
habló y dijo: “He sido juzgado, he sido
hallado culpable y he sido condenado”.
Efecto hizo en vos, y os invitó a que,
a todo renunciarais y, de especial
manera, a la mundana vida y sus
veleidades, conduciéndoos, a que,
formarais la casi increíble, pero cierta
“Comunidad Religiosa de Los Monjes
Cartujos”, que, rigurosa, austera y
penitente, por compañía al silencio
perpetuo eligieron y, oran y claman
por la salvación de las almas, en el
descreído, mundo entero nuestro.
Así, los quiere y ama el Padre eterno,
Así, cuida sus almas y cuerpos que,
entregados al Dios de la vida; vida
y paz nos regalan a los hombres del
mundo, con sus penitencias y oración.
Ésto, hicisteis vos, y claro, todos os
admiran y ruegan por que vos, santo
del silencio, intercedáis, para que,
Dios Nuestro Señor, envíe a esta vida,
muchos santos hombres, capaces de
imitaros en el vivir y el convivir en el
silencio, tanto en el fondo, como en la
forma, como vos, que brilláis, coronado
de luz; justo premio a vuestro amor
y fidelidad, “fuerte como una coraza”;
Oh, San Bruno, “santo del silencio”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de Octubre
San Bruno
Fundador de los Cartujos
Año 1101


Bruno significa: “fuerte como una coraza o armadura metálica” (Brunne, en alemán es coraza). Este santo se hizo famoso por haber fundado la comunidad religiosa más austera y penitente, los monjes cartujos, que viven en perpetuo silencio y jamás comen carne ni toman bebidas alcohólicas.
Nació en Colonia, Alemania, en el año 1030. Desde joven demostró poseer grandes cualidades intelectuales, y especialísimas aptitudes para dirigir espiritualmente a los demás. Ya a los 27 años era director espiritual de muchísimas personas importantes. Uno de sus dirigidos fue el futuro Papa Urbano II.
Ordenado sacerdote fue profesor de teología durante 18 años en Reims, y Canciller del Sr. Arzobispo, pero al morir éste, un hombre indigno, llamado Manasés, se hizo elegir arzobispo de esa ciudad, y ante sus comportamientos tan inmorales, Bruno lo acusó ante una reunión de obispos, y el Sumo Pontífice destituyó a Manasés. Le ofrecieron el cargo de Arzobispo a nuestro santo, pero él no lo quiso aceptar, porque se creía indigno de tan alto cargo. El destituido en venganza, le hizo quitar a Bruno todos sus bienes y quemar varias de sus posesiones.

Dicen que por aquel tiempo oyó Bruno una narración que le impresionó muchísimo. Le contaron que un hombre que tenía fama de ser buena persona (pero que en la vida privada no era nada santo) cuando le estaban celebrando su funeral, habló tres veces. La primera dijo: “He sido juzgado”. La segunda: “He sido hallado culpable”. La tercera: “He sido condenado”. Y decían que las gentes se habían asustado muchísimo y habían huido de él y que el cadáver había sido arrojado al fondo de un río caudaloso. Estas narraciones y otros pensamientos muy profundos que bullían en su mente, llevaron a Bruno a alejarse de la vida mundana y dedicarse totalmente a la vida de oración y penitencia, en un sitio bien alejado de todos.

Teniendo todavía abundantes riquezas y gozando de la amistad de altos personajes y de una gran estimación entre la gente, y pudiendo, si aceptaba, ser nombrado Arzobispo de Reims, Bruno renunció a todo esto y se fue de monje al monasterio de San Roberto en Molesmes. Pero luego sintió que aunque allí se observaban reglamentos muy estrictos, sin embargo lo que él deseaba era un silencio total y un apartamiento completo del mundo. Por eso dispuso irse a un sitio mucho más alejado. Iba a hacer una nueva fundación.

San Hugo, obispo de Grenoble, vio en un sueño que siete estrellas lo conducían a él hacia un bosque apartado y que allá construían un faro que irradiaba luz hacia todas partes. Al día siguiente llegaron Bruno y seis compañeros a pedirle que les señalara un sitio muy apartado para ellos dedicarse a la oración y a la penitencia. San Hugo reconoció en ellos los que había visto en sueños y los llevó hacia el monte que le había sido indicado en la visión. Aquel sitio se llamaba Cartuja, y los nuevos religiosos recibieron el nombre de Cartujos.

San Bruno redactó para sus monjes un reglamento que es quizás el más severo que ha existido para una comunidad. Silencio perpetuo. Levantarse a media noche a rezar por más de una hora. A las 5:30 de la mañana ir otra vez a rezar a la capilla por otra hora, todo en coro. Lo mismo a mediodía y al atardecer.
Nunca comer carne ni tomar licores. Recibir visitas solamente una vez por año. Dedicarse por varias horas al día al estudio o a labores manuales especialmente a copiar libros. Vivir totalmente incomunicados con el mundo… Es un reglamento propio para hombres que quieren hacer gran penitencia por los pecadores y llegar a un alto grado de santidad.

San Hugo llegó a admirar tanto la sabiduría y la santidad de San Bruno, que lo eligió como su director espiritual, y cada vez que podía se iba al convento de la Cartuja a pasar unos días en silencio y oración y pedirle consejos al santo fundador. Lo mismo el Conde Rogerio, quien desde el día en que se encontró con Bruno la primera vez, sintió hacia él una veneración tan grande, que no dejaba de consultarlo cuando tenía problemas muy graves que resolver. Y aun se cuenta que una vez a Rogerio le tenían preparada una trampa para matarlo, y en sueños se le apareció San Bruno a decirle que tuviera mucho cuidado, y así logró librarse de aquel peligro.

Por aquel tiempo había sido nombrado Papa Urbano II, el cual de joven había sido discípulo de Bruno, y al recordar su santidad y su gran sabiduría y su don de consejo, lo mandó ir hacia Roma a que le sirviera de consejero. Esta obediencia fue muy dolorosa para él, pues tenía que dejar su vida retirada y tranquila de La Cartuja para irse a vivir en medio del mundo y sus afanes. Pero obedeció inmediatamente. Es difícil calcular la tristeza tan grande que sus monjes sintieron al verle partir para lejanas tierras. Varios de ellos no fueron capaces de soportar su ausencia y se fueron a acompañarlo a Roma. Y entonces el Conde Rogerio le obsequió una finca en Italia y allá fundó el santo un nuevo convento, con los mismos reglamentos de La Cartuja.

Los últimos años del santo los pasó entre misiones que le confiaba el Sumo Pontífice, y largas temporadas en el convento dedicado a la contemplación y a la penitencia. Su fama de santo era ya muy grande. Murió el 6 e octubre del año 1101 dejando en la tierra como recuerdo una fundación religiosa que ha sido famosa en todo el mundo por su santidad y su austeridad. Que Dios nos conceda como a él, el ser capaces de apartarnos de lo que es mundano y materialista, y dedicarnos a lo que es espiritual y lleva a la santidad. Que sean pocas tus palabras (S. Biblia).

05 octubre, 2012

Santa Faustina Kowalska




Oh, Santa Faustina Kowalska, vos,
sois la hija del Dios de la vida,
y su amada santa, y que, desde niña
destacasteis por vuestro amor a la
oración, el trabajo, la obediencia y
erais, ante la pobreza humana, muy
sensible. Fuisteis, cocinera, jardinera
y portera, en vuestra orden. Y, en
medio de ello, vuestro amor por Dios,
profundo y prístino siempre fue.
Aspirabais siempre, ser una santa y
por ello, con Jesús, colaborasteis,
para salvar perdidas almas, ofreciéndoos
como sacrificio por los pecadores
hombres. Vuestra conventual vida,
marcada estuvo, por el dolor y el
sufrimiento y las gracias místicas,
que de Dios recibíais. Vuestra misión
en este mundo: el amor de Dios proclamar
a cada persona. El culto generar a la
Divina Misericordia y su fiesta el
primer domingo después de la Pascua de
Resurrección y, el rezo de su coronilla
y la oración a la hora de la Misericordia.
Inspirar un movimiento apostólico de
la Divina Misericordia, la perfección
cristiana aspirando, siguiendo el
camino que vos habíais trazado: cumplir
su voluntad y de lado no dejar la
caridad. Vos, que os encontrasteis con
Jesús, escribisteis, al pie de la letra,
tal como os dijo Él: “Tu misión es la
de escribir todo lo que te hago conocer
sobre mi misericordia para el provecho
de aquellos que leyendo estos escritos,
encontrarán en sus almas consuelo y
adquirirán valor para acercarse a Mí”.
Así, vuestra vida transcurrió, hasta
el día en que, Dios, os premió con
corona de luz eterna, como justo premio
a vuesra entrega de amor y fidelidad;
oh, santa Faustina Kowalska, “luz”.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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5 de Octubre
Santa Faustina Kowalska
Apóstol de la Divina Misericordia

Sor Faustina nació en el año 1905 en la aldea de Glogowiec, cerca de Lodz, como la tercera de diez hermanos en la familia de Kowalski. Desde pequeña se destacó por el amor a la oración, laboriosidad, obediencia y sensibilidad ante la pobreza humana. Su educación escolar duró apenas tres años. Al cumplir 16 años abandonó la casa familiar para trabajar de empleada doméstica en casas de familias acomodadas. A los 20 años entró en la Congregación de las Hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, donde ­ como Sor María Faustina ­ vivió 13 años cumpliendo los deberes de cocinera, jardinera y portera. Su vida, aparentemente ordinaria, monótona y gris, se caracterizó por la extraordinaria profundidad de su unión con Dios.

Desde niña había deseado ser una gran santa y, en consecuencia, caminó hacia este fin colaborando con Jesús en la obra de salvar a las almas perdidas, hasta ofrecerse como sacrificio por los pecadores. Los años de su vida conventual estuvieron marcados, pues, por el estigma del sufrimiento y las extraordinarias gracias místicas.

La misión de sor Faustina consiste en 3 tareas:

1.Acercar y proclamar al mundo la verdad revelada en la Sagrada Escritura sobre el amor misericordioso de Dios a cada persona.

­ 2.Alcanzar la misericordia de Dios para el mundo entero, y especialmente para los pecadores, por ejemplo a través de la práctica de las nuevas formas de culto a la Divina Misericordia, presentadas por el Señor Jesús: la imagen de la Divina Misericordia con la inscripción: Jesús, en ti confío, la fiesta de la Divina Misericordia, el primer domingo después de la Pascua de Resurrección, la coronilla a la Divina Misericordia y la oración a la hora de la Misericordia (las tres de la tarde). A estas formas de la devoción y a la propagación del culto a la Divina Misericordia el Señor Jesús vinculó grandes promesas bajo la condición de confiar en Dios y practicar el amor activo hacia el prójimo.

3. Inspirar un movimiento apostólico de la Divina Misericordia que ha de proclamar y alcanzar la misericordia de Dios para el mundo y aspirar a la perfección cristiana siguiendo el camino trazado por la beata sor María Faustina. Este camino es la actitud de confianza de niño hacia Dios que se expresa en cumplir su voluntad y la postura de caridad hacia el prójimo.

Actualmente este movimiento dentro de la Iglesia abarca a millones de personas en el mundo entero: congregaciones religiosas, institutos laicos, sacerdotes, hermandades, asociaciones, distintas comunidades de apóstoles de la Divina Misericordia y personas no congregadas que se comprometen a cumplir las tareas que el Señor Jesús transmitió por sor María Faustina.

Sor María Faustina manifestó su misión en el Diario que escribió por mandato del Señor Jesús y de los confesores

Registró en él con fidelidad todo lo que Jesús le pidió y describió todos los encuentros de su alma con Él. Secretaria de mi más profundo misterio ‹dijo el Señor Jesús a sor María Faustina‹ tu misión es la de escribir todo lo que te hago conocer sobre mi misericordia para el provecho de aquellos que leyendo estos escritos, encontrarán en sus almas consuelo y adquirirán valor para acercarse a mí (Diario 1693). Esta obra acerca de modo extraordinario el misterio de la misericordia Divina. Atrae no solamente a la gente sencilla sino también a científicos que descubren en ella un frente más para sus investigaciones. El Diario ha sido traducido a muchos idiomas,por citar algunos: inglés, alemán, italiano, español, francés, portugués, árabe, ruso, húngaro, checo y eslovaco.

El 18 de abril de 1993 el Papa Juan Pablo II beatificó a nuestra Sor Faustina Kowalska en la Basílica de San Pedro en Roma. Fue en el primer domingo de Pascua, en el cual, según el pedido expreso de Jesús a Sor Faustina, debía celebrarse la Fiesta de la Misericordia. Y la beatificó precisamente Juan Pablo II, quien siendo aún arzobispo de Cracovia, llevó adelante el proceso arquidiocesano como paso previo a los procesos romanos. El 30 de abril de 2000, el Santo Padre Juan Pablo II, canonizó a Sor Faustina, en la Basílica de San Pedro, frente a 200.000 devotos de la Divina Misericordia.

ORACIÓN PARA ALCANZAR GRACIAS POR MEDIO DE LA SANTA SOR FAUSTINA

Oh Jesús, que hiciste de la beata Faustina una gran devota de tu infinita misericordia, concédeme por su intercesión, si fuere esto conforme a tu santísima voluntad, la gracia de …………………………, que te pido. Yo, pecador/a, no soy digno/a de tu misericordia, pero dígnate mirar el espíritu de entrega y sacrificio de Sor Faustina y recompensa sus virtudes atendiendo las súplicas que a través de ella te presento confiando en tí.

Padre nuestro…
Ave María…
Gloria…
Santa Faustina, ruega por nosotros.
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También vea:
*La página de Divina Misericordia
*Corazones.org
*El sitIo de Santa Faustina
Este día también se festeja a San Plácido, San Simón y San Flroilan

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=2791)
(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

04 octubre, 2012

San Francisco de Asís




Oh, San Francisco de Asís, vos, sois
el hijo del Dios de la vida y su amado
santo, que, la dicha tuvo, de declarado
santo ser, por su amado pueblo, mucho
antes, de que el Papa, así lo hiciera. Y,
después del regalo de vuestra armadura,
Dios, os mostró en sueños, otra, para
enfrentar a los enemigos del espíritu.
“¿Por qué dedicarse a servir a los jornaleros,
en vez de consagrarse a servir al Jefe
Supremo de todos?”. Una voz, os dijo,
y vos, comentabais: “Sí, estoy enamorado
y es de la novia más fiel y más pura y
santificadora que existe”. Sabía nadie,
de qué, se trataba, pero, vos si, os habíais
enamorado de la pobreza, o sea del
mismo Cristo. Y, vendisteis todos vuestros
bienes y a los pobres los disteis. Y, de
aquél beso al leproso, Dios, os dio una
gran fuerza para vuestros instintos dominar
y poder sacrificaros siempre en favor de
los demás. “Francisco, tienes que reparar
mi casa, porque está en ruinas”. Y, vos
creísteis que Jesús, os mandaba arreglar
las paredes de la iglesia, y así, comenzó,
vuestro caminar de gloria. “Hasta ahora
he sido el hijo de Pedro Bernardone.
De hoy en adelante podré decir: Padre
nuestro que estás en los cielos”. Dijisteis
a vuestro padre y con Cristo marchasteis .
Fundasteis vuestra orden de los Franciscanos
y más tarde, con santa Clara, las Clarisas,
amadas y santas. Las golondrinas, os seguían
y una cruz formaban, por donde predicabais.
Y, de aquél regalo de Cristo, en vuestro
cuerpo, a vos, se os formaron las mismas
heridas en las manos, en los pies y en el
costado. “El amor no es amado”. Decíais,
para que la gente amara, más a Jesucristo.
Y, os aventurasteis a viajar a Egipto, y
a Tierra Santa, para visitar los lugares Santos
donde Jesús nació, vivió y murió. Y, por ello,
hasta hoy, son vuestros hermanos, los que
custodian con devoción viva, los santos lugares
de Tierra Santa. Vos, poeta como erais,
le cantabais un himno a las criaturas, a Dios
alabando, por el sol, la luna, la tierra, las
estrellas, el fuego, el viento, el agua y la
vegetación. “Alabado sea mi Señor por el
hermano sol y la madre tierra, y por los que
saben perdonar”, cantabais. Y, cómo olvidar
vuestro saludo: “Paz y bien”, porque, con él,
ganasteis de Dios la gloria, lleno de alegría,
de paz y de su amor, visibles cada noche en
el recuerdo, porque fuisteis vos, quien la
costumbre dejó, de los pesebres para Navidad;
oh, San Francisco de Asís, “vida, paz y bien”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oración Por La Paz

Oh, Señor, haz de mí un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
Ser comprendido, sino comprender;
Ser amado, como amar.
Porque es dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la Vida Eterna.
Amén.

4 de Octubre
San Francisco de Asís
Fundador
Su Vida

Dicen que a San Francisco lo declaró santo el pueblo, antes de que el Sumo Pontífice le concediera ese honor, y que si se hace una votación entre los cristianos (aún entre los protestantes) todos están de acuerdo en declarar que es un verdadero santo. Todos, aun los no católicos, lo quieren y lo estiman.

Nació en Asís (Italia) en 1182. Su madre se llamaba Pica y fue sumamente estimada por él durante toda su vida. Su padre era Pedro Bernardone, un hombre muy admirador y amigo de Francia, por la cual le puso el nombre de Francisco, que significa: “el pequeño francesito”. Cuando joven a Francisco lo que le agradaba era asistir a fiestas, paseos y reuniones con mucha música. Su padre tenía uno de los mejores almacenes de ropa en la ciudad, y al muchacho le sobraba el dinero. Los negocios y el estudio no le llamaban la atención. Pero tenía la cualidad de no negar un favor o una ayuda a un pobre siempre que pudiera hacerlo.

Tenía veinte años cuando hubo una guerra entre Asís y la ciudad de Perugia. Francisco salió a combatir por su ciudad, y cayó prisionero de los enemigos. La prisión duró un año, tiempo que él aprovechó para meditar y pensar seriamente en la vida. Al salir de la prisión se incorporó otra vez en el ejército de su ciudad, y se fue a combatir a los enemigos. Se compró una armadura sumamente elegante y el mejor caballo que encontró. Pero por el camino se le presentó un pobre militar que no tenía con qué comprar armadura ni caballería, y Francisco, conmovido, le regaló todo su lujoso equipo militar. Esa noche en sueños sintió que le presentaban en cambio de lo que él había obsequiado, unas armaduras mejores para enfrentarse a los enemigos del espíritu.

Francisco no llegó al campo de batalla porque se enfermó y en plena enfermedad oyó que una voz del cielo le decía: “¿Por qué dedicarse a servir a los jornaleros, en vez de consagrarse a servir al Jefe Supremo de todos?”. Entonces se volvió a su ciudad, pero ya no a divertirse y parrandear sino a meditar en serio acerca de su futuro. La gente al verlo tan silencioso y meditabundo comentaba que Francisco probablemente estaba enamorado. Él comentaba: “Sí, estoy enamorado y es de la novia más fiel y más pura y santificadora que existe”. Los demás no sabían de quién se trataba, pero él sí sabía muy bien que se estaba enamorando de la pobreza, o sea de una manera de vivir que fuera lo más parecida posible al modo totalmente pobre como vivió Jesús. Y se fue convenciendo de que debía vender todos sus bienes y darlos a los pobres.

Paseando un día por el campo encontró a un leproso lleno de llagas y sintió un gran asco hacia él. Pero sintió también una inspiración divina que le decía que si no obramos contra nuestros instintos nunca seremos santos. Entonces se acercó al leproso, y venciendo la espantosa repugnancia que sentía, le besó las llagas. Desde que hizo ese acto heroico logró conseguir de Dios una gran fuerza para dominar sus instintos y poder sacrificarse siempre a favor de los demás. Desde aquel día empezó a visitar a los enfermos en los hospitales y a los pobres. Y les regalaba cuanto llevaba consigo.

Un día, rezando ante un crucifijo en la iglesia de San Damián, le pareció oír que Cristo le decía tres veces: “Francisco, tienes que reparar mi casa, porque está en ruinas”. Él creyó que Jesús le mandaba arreglar las paredes de la iglesia de San Damián, que estaban muy deterioradas, y se fue a su casa y vendió su caballo y una buena cantidad de telas del almacén de su padre y le trajo dinero al Padre Capellán de San Damián, pidiéndole que lo dejara quedarse allí ayudándole a reparar esa construcción que estaba en ruinas. El sacerdote le dijo que le aceptaba el quedarse allí, pero que el dinero no se lo aceptaba (le tenía temor a la dura reacción que iba a tener su padre, Pedro Bernardone) Francisco dejó el dinero en una ventana, y al saber que su padre enfurecido venía a castigarlo, se escondió prudentemente.

Pedro Bernardone demandó a su hijo Francisco ante el obispo declarando que lo desheredaba y que tenía que devolverle el dinero conseguido con las telas que había vendido. El prelado devolvió el dinero al airado papá, y Francisco, despojándose de su camisa, de su saco y de su manto, los entregó a su padre diciéndole: “Hasta ahora he sido el hijo de Pedro Bernardone. De hoy en adelante podré decir: Padrenuestro que estás en los cielos”. El Sr. Obispo le regaló el vestido de uno de sus trabajadores del campo: una sencilla túnica, de tela ordinaria, amarrada en la cintura con un cordón. Francisco trazó una cruz con tiza, sobre su nueva túnica, y con ésta vestirá y pasará el resto de su vida. Ese será el hábito de sus religiosos después: el vestido de un campesino pobre, de un sencillo obrero.

Se fué por los campos orando y cantando. Unos guerrilleros lo encontraron y le dijeron: “¿Usted quién es? – Él respondió: – Yo soy el heraldo o mensajero del gran Rey”. Los otros no entendieron qué les quería decir con esto y en cambio de su respuesta le dieron una paliza. Él siguió lo mismo de contento, cantando y rezando a Dios. Después volvió a Asís a dedicarse a levantar y reconstruir la iglesita de San Damián. Y para ello empezó a recorrer las calles pidiendo limosna. La gente que antes lo había visto rico y elegante y ahora lo encontraba pidiendo limosna y vestido tan pobremente, se burlaba de él. Pero consiguió con qué reconstruir el pequeño templo.

La Porciúncula

Este nombre es queridísimo para los franciscanos de todo el mundo, porque en la capilla llamada así fue donde Fracisco empezó su comunidad. Porciúncula significa “pequeño terreno”. Era una finquita chiquita con una capillita en ruinas. Estaba a 4 kilómetros de Asís. Los padres Benedictinos le dieron permiso de irse a vivir allá, y a nuestro santo le agradaba el sitio por lo pacífico y solitario y porque la capilla estaba dedicada a la Sma. Virgen

En la misa de la fiesta del apóstol San Matías, el cielo le mostró lo que esperaba de él. Y fue por medio del evangelio de ese día, que es el programa que Cristo dio a sus apóstoles cuando los envió a predicar. Dice así: “Vayan a proclamar que el Reino de los cielos está cerca. No lleven dinero ni sandalias, ni doble vestido para cambiarse. Gratis han recibido, den también gratuitamente”. Francisco tomó esto a la letra y se propuso dedicarse al apostolado, pero en medio de la pobreza más estricta. Cuenta San Buenaventura que se encontró con el santo un hombre a quien un cáncer le había desfigurado horriblemente la cara. El otro intentó arrodillarse a sus pies, pero Francisco se lo impidió y le dio un beso en la cara, y el enfermo quedó instantáneamente curado. Y la gente decía: “No se sabe qué admirar más, si el beso o el milagro”.

El primero que se le unió en su vida de apostolado fue Bernardo de Quintavalle, un rico comerciante de Asís, el cual invitaba con frecuencia a Francisco a su casa y por la noche se hacía el dormido y veía que el santo se levantaba y empleaba muchas horas dedicado a la oración repitiendo: “mi Dios y mi todo”. Le pidió que lo admitiera como su discípulo, vendió todos sus bienes y los dio a los pobres y se fue a acompañarlo a la Porciúncula. El segundo compañero fue Pedro de Cattaneo, canónigo de la catedral de Asís. El tercero, fue Fray Gil, célebre por su sencillez. Cuando ya Francisco tenía 12 compañeros se fueron a Roma a pedirle al Papa que aprobara su comunidad. Viajaron a pie, cantando y rezando, llenos de felicidad, y viviendo de las limosnas que la gente les daba.

En Roma no querían aprobar esta comunidad porque les parecía demasiado rígida en cuanto a pobreza, pero al fin un cardenal dijo: “No les podemos prohibir que vivan como lo mandó Cristo en el evangelio”. Recibieron la aprobación, y se volvieron a Asís a vivir en pobreza, en oración, en santa alegría y gran fraternidad, junto a la iglesia de la Porciúncula. Dicen que Inocencio III vio en sueños que la Iglesia de Roma estaba a punto de derrumbarse y que aparecían dos hombres a ponerle el hombro e impedir que se derrumbara. El uno era San Francisco, fundador de los franciscanos, y el otro, Santo Domingo, fundador de los dominicos. Desde entonces el Papa se propuso aprobar estas comunidades.

A Francisco lo atacaban a veces terribles tentaciones impuras. Para vencer las pasiones de su cuerpo, tuvo alguna vez que revolcarse entre espinas. Él podía repetir lo del santo antiguo: “trato duramente a mi cuerpo, porque él trata muy duramente a mi alma”. Clara, una joven muy santa de Asís, se entusiasmó por esa vida de pobreza, oración y santa alegría que llevaban los seguidores de Francisco, y abandonando su familia huyó a hacerse monja según su sabia dirección. Con santa Clara fundó él las Damas Pobres o Clarisas, que tienen hoy conventos en todo el mundo.

Francisco tenía la rara cualidad de hacerse querer de los animales. Las golondrinas le seguían en bandadas y formaban una cruz, por encima de donde él predicaba. Cuando estaba solo en el monte una mirla venía a despertarlo con su canto cuando era la hora de la oración de la medianoche. Pero si el santo estaba enfermo, el animalillo no lo despertaba. Un conejito lo siguió por algún tiempo, con gran cariño. Dicen que un lobo feroz le obedeció cuando el santo le pidió que dejara de atacar a la gente.

Francisco se retiró por 40 días al Monte Alvernia a meditar, y tanto pensó en las heridas de Cristo, que a él también se le formaron las mismas heridas en las manos, en los pies y en el costado. Los seguidores de San Francisco llegaron a ser tan numerosos, que en el año 1219, en una reunión general llamado “El Capítulo de las esteras”, se reunieron en Asís más de cinco mil franciscanos. Al santo le emocionaba mucho ver que en todas partes aparecían vocaciones y que de las más diversas regiones le pedían que les enviara sus discípulos tan fervorosos a que predicaran. Él les insistía en que amaran muchísimo a Jesucristo y a la Santa Iglesia Católica, y que vivieran con el mayor desprendimiento posible hacia los bienes materiales, y no se cansaba de recomendarles que cumplieran lo más exactamente posible todo lo que manda el santo evangelio.

Francisco recorría campos y pueblos invitando a la gente a amar más a Jesucristo, y repetía siempre: “El Amor no es amado”. Las gentes le escuchaban con especial cariño y se admiraban de lo mucho que sus palabras influían en los corazones para entusiasmarlos por Cristo y su religión. Dispuso ir a Egipto a evangelizar al sultán y a los mahometanos. Pero ni el jefe musulmán ni sus fanáticos seguidores quisieron aceptar sus mensajes. Entonces se fue a Tierra Santa a visitar en devota peregrinación los Santos Lugares donde Jesús nació, vivió y murió: Belén, Nazaret, Jerusalén, etc. En recuerdo de esta piadosa visita suya los franciscanos están encargados desde hace siglos de custodiar los Santos Lugares de Tierra Santa. Por no cuidarse bien de las calientísimas arenas del desierto de Egipto se enfermó de los ojos y cuando murió estaba casi completamente ciego. Un sufrimiento más que el Señor le permitía para que ganara más premios para el cielo.

San Francisco, que era un verdadero poeta y le encantaba recorrer los campos cantando bellas canciones, compuso un himno a las criaturas, en el cual alaba a Dios por el sol, y la luna, la tierra y las estrellas, el fuego y el viento, el agua y la vegetación. “Alabado sea mi Señor por el hermano sol y la madre tierra, y por los que saben perdonar”, etc. Le agradaba mucho cantarlo y hacerlo aprender a los demás y poco antes de morir hizo que sus amigos lo cantaran en su presencia. Su saludo era “Paz y bien”.

Cuando sólo tenía 44 años sintió que le llegaba la hora de partir a la eternidad. Dejaba fundada la comunidad de Franciscanos, y la de hermanas Clarisas. Con esto contribuyó enormemente a enfervorizar la Iglesia Católica y a extender la religión de Cristo por todos los países del mundo. Los seguidores de San Francisco (Franciscanos, Capuchinos, Clarisas, etc.) son el grupo religioso más numeroso que existe en la Iglesia Católica. El 3 de octubre de 1226, acostado en el duro suelo, cubierto con un hábito que le habían prestado de limosna, y pidiendo a sus seguidores que se amen siempre como Cristo los ha amado, murió como había vivido: lleno de alegría, de paz y de amor a Dios.

Cuando apenas habían transcurrido dos años después de su muerte, el Sumo Pontífice lo declaró santo y en todos los países de la tierra se venera y se admira a este hombre sencillo y bueno que pasó por el mundo enseñando a amar la naturaleza y a vivir desprendido de los bienes materiales y enamorados de nuestro buen Dios. Fue él quien popularizó la costumbre de hacer pesebres para Navidad.

(http://www.ewtn.com/padrepio/sp/franciscan/st_francis.htm)

03 octubre, 2012

San Edmundo de Escocia



Oh, San Edmundo de Escocia;
Vos, sois el hijo del Dios de la
vida, su amado santo. Y, como
San Agustín dijo: “Una cosa es
amar al hombre, y otra ponerla
esperanza en el hombre y tanta
diferencia hay que Dios manda
lo primero y prohíbe esto último.
Y, claro, así es, sin decir más. Y,
vos, hijo de alcurnia alta, el mundo
despreciasteis y os abrazasteis
a la Cruz de Cristo, alcanzado
la santidad que vuestro espíritu
anhelado había siempre. Al
final de vuestra santa vida, voló,
vuestra alma al cielo, para,
coronada ser de luz y eternidad;
oh, San Edmundo de Escocia.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Octubre
San Edmundo de Escocia
Confesor


Una cosa es amar al hombre, y otra poner la esperanza en el hombre, y tanta diferencia hay que Dios manda lo primero y prohíbe esto último (San Agustín).

San Edmundo era hijo de Santa Margarita, reina de Escocia y de Malcolm III (1057-1093). Después de haber tomado parte en los acontecimientos políticos y militares de Escocia a cargo de su tío paterno en 1097, se fue a Inglaterra donde abrazó la vida religiosa. Vivió en el monasterio cisterciense de Montague (Somerset), donde murió santamente en 1100.


02 octubre, 2012

Los Santos Ángeles de la Guarda







Oh, Santos Ángeles de la Guarda, Vosotros,
sois los hijos espirituales del Dios de la vida
y sus amados ángeles. “Ángel de mi guarda,
mi dulce compañía, no me desampares ni de
noche ni de día, hasta que me pongas en los
brazos de Jesús, José y María”. Vuestro nombre,
en la Santa Biblia, significa “Mensajero”, y
sois un espíritu purísimo que cerca de Dios
estáis para adorarlo, y sus órdenes cumplir
y sus mensajes llevar a los seres humanos.
Orígenes decía: “Los cristianos creemos que
a cada uno nos designa Dios un ángel para
que nos guíe y proteja”. Y, gran verdad es,
pues, en el Salmo Noventa canta David así:
“A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para
que te guarden en tus caminos”. Y, Jesús,
ha dicho: “Cuidad de no escandalizar a ninguno
de estos pequeñuelos, porque sus ángeles
están siempre contemplando el rostro de mi
Padre Celestial”. Judit, de Betulia libertadora
exclamó: “El ángel del Señor me acompañó
en el viaje de ida, en mi estadía allá, y en el
viaje de venida”. En el Nuevo Testamento, viva
es, la creencia de que cada uno tiene un ángel
custodio, como cuando San Pedro, es de la
cárcel liberado. “Ángel del Señor, que por orden
de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día o en esta noche, ilumina
mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna
mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios
Señor. Amen”. Reza así, una antigua oración
Inglesa. San Bernardo, en un sermón, estas tres
frases dijo: “Respetemos su presencia, portándonos
como es debido. Agradezcámosle sus favores
que son muchos más de los que nos podemos
imaginar. Y confiemos en su ayuda, que es muy
poderosa porque es superior en poder a los
demonios que nos atacan y a nuestras pasiones
que nos traicionan cotidianamente siempre”.
Oh, Santos Ángeles de la Guarda; “luz y vida”.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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Oh, Santos Ángeles de la Guarda;
sois, vosotros, los espíritus purísimos
del Dios de la vida, que estáis a su lado
para adorarlo, sus mensajes llevar y
sus santas órdenes, dar cumplimiento.


De pequeño aprendí, de boca de mi
piadosa madre, aquél maravilloso
rezo que mis días acompaña: “Ángel
de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No
me dejes sólo, que sin ti, me perdería”.


Os rogamos pues, oh, Ángeles Custodios,
que continuéis con esa maravillosa tarea
de amor, y recibid en estos humildes
versos, las gracias por vuestra compañía;
Oh, Santos Ángeles de la Guarda.


© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Octubre
Los Santos Ángeles de la Guarda


Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.

En la S. Biblia la palabra Ángel significa “Mensajero”. Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: “Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja”.

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: “A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial”. Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: “El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida”.

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: “Será su ángel” (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen”.

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre. Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: “Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Así lo narra el santo.