Oh, Santos Ángeles de la Guarda, Vosotros,
sois los hijos espirituales del Dios de la vida
y sus amados ángeles. “Ángel de mi guarda,
mi dulce compañía, no me desampares ni de
noche ni de día, hasta que me pongas en los
brazos de Jesús, José y María”. Vuestro nombre,
en la Santa Biblia, significa “Mensajero”, y
sois un espíritu purísimo que cerca de Dios
estáis para adorarlo, y sus órdenes cumplir
y sus mensajes llevar a los seres humanos.
Orígenes decía: “Los cristianos creemos que
a cada uno nos designa Dios un ángel para
que nos guíe y proteja”. Y, gran verdad es,
pues, en el Salmo Noventa canta David así:
“A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para
que te guarden en tus caminos”. Y, Jesús,
ha dicho: “Cuidad de no escandalizar a ninguno
de estos pequeñuelos, porque sus ángeles
están siempre contemplando el rostro de mi
Padre Celestial”. Judit, de Betulia libertadora
exclamó: “El ángel del Señor me acompañó
en el viaje de ida, en mi estadía allá, y en el
viaje de venida”. En el Nuevo Testamento, viva
es, la creencia de que cada uno tiene un ángel
custodio, como cuando San Pedro, es de la
cárcel liberado. “Ángel del Señor, que por orden
de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día o en esta noche, ilumina
mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna
mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios
Señor. Amen”. Reza así, una antigua oración
Inglesa. San Bernardo, en un sermón, estas tres
frases dijo: “Respetemos su presencia, portándonos
como es debido. Agradezcámosle sus favores
que son muchos más de los que nos podemos
imaginar. Y confiemos en su ayuda, que es muy
poderosa porque es superior en poder a los
demonios que nos atacan y a nuestras pasiones
que nos traicionan cotidianamente siempre”.
Oh, Santos Ángeles de la Guarda; “luz y vida”.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oh, Santos Ángeles de la Guarda;
sois, vosotros, los espíritus purísimos
del Dios de la vida, que estáis a su lado
para adorarlo, sus mensajes llevar y
sus santas órdenes, dar cumplimiento.
De pequeño aprendí, de boca de mi
piadosa madre, aquél maravilloso
rezo que mis días acompaña: “Ángel
de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No
me dejes sólo, que sin ti, me perdería”.
Os rogamos pues, oh, Ángeles Custodios,
que continuéis con esa maravillosa tarea
de amor, y recibid en estos humildes
versos, las gracias por vuestra compañía;
Oh, Santos Ángeles de la Guarda.
© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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2 de Octubre
Los Santos Ángeles de la Guarda
Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.
En la S. Biblia la palabra Ángel significa “Mensajero”. Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: “Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja”.
Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: “A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial”. Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: “El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida”.
En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: “Será su ángel” (Hechos 12, 15).
Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen”.
En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre. Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).
San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: “Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Así lo narra el santo.
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