03 octubre, 2013

San Edmundo de Escocia




Oh, San Edmundo de Escocia, vos,
sois el hijo del Dios de la vida
y su amado Santo. Y, como San Agustín
dijo: “Una cosa es amar al hombre,
y otra poner la esperanza en el hombre
y tanta diferencia hay que Dios manda
lo primero y prohíbe esto último”.
Y, claro, así es, sin decir más. Y,
vos, hijo de alcurnia alta, el mundo
despreciasteis y os abrazasteis a la Cruz
de Cristo, la santidad alcanzado, que
vuestro espíritu, anhelado había siempre.
Al final de vuestra santa vida, voló,
vuestra alma al cielo, para, coronada
ser de luz y eternidad, como premio
justo a vuestra entrega de amor y fe;
oh, San Edmundo de Escocia, fe y luz.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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3 de Octubre
San Edmundo de Escocia
Confesor


Una cosa es amar al hombre, y otra poner la esperanza en el hombre, y tanta diferencia hay que Dios manda lo primero y prohíbe esto último (San Agustín).

San Edmundo era hijo de Santa Margarita, reina de Escocia y de Malcolm III (1057-1093). Después de haber tomado parte en los acontecimientos políticos y militares de Escocia a cargo de su tío paterno en 1097, se fue a Inglaterra donde abrazó la vida religiosa. Vivió en el monasterio cisterciense de Montague (Somerset), donde murió santamente en 1100.



02 octubre, 2013

Santos Ángeles de la Guarda



Oh, Santos Ángeles de la Guarda,
Vosotros, sois los hijos espirituales
del Dios de la vida y sus amados
santos ángeles. “Ángel de mi guarda,
mi dulce compañía, no me desampares
ni de noche ni de día, hasta que me
pongas en los brazos de Jesús, José
y María”. Vuestro nombre, significa
“Mensajero” en la Santa Biblia, y
sois un espíritu purísimo que, de Dios
cerca, estáis para adorarlo, sus órdenes
cumplir y sus mensajes llevar, a los
seres humanos. Decía Orígenes: “Los
cristianos creemos que, a cada uno,
nos designa Dios un ángel para que
nos guíe y proteja”. Y, gran verdad
es, pues, en el Salmo Noventa, canta
David así: “A sus ángeles ha dado órdenes
Dios, para que te guarden en tus caminos”.
Y, Jesús, ha dicho: “Cuidad de no escandalizar
a ninguno de estos pequeñuelos, porque
sus ángeles están siempre contemplando
el rostro de mi Padre Celestial”. Judit
de Betulia, libertadora exclamó: “El ángel
del Señor, me acompañó en el viaje de ida,
en mi estadía allá, y en el viaje de venida”.
En el Testamento Nuevo, viva es, la creencia
de que cada uno tiene un ángel custodio,
como cuando San Pedro, es, de la cárcel
liberado. “Ángel del Señor, que por orden
de su piadosa providencia eres mi guardián,
custódiame en este día o en esta noche,
ilumina mi entendimiento, dirige mis
afectos, gobierna mis sentimientos, para
que jamás ofenda a Dios Señor. Amen”.
Reza así, una antigua oración Inglesa.
San Bernardo, en un sermón, estas tres
frases dijo: “Respetemos su presencia,
portándonos como es debido. Agradezcámosle
sus favores que son muchos más de los que
nos podemos imaginar. Y confiemos en su
ayuda, que es muy poderosa porque es superior
en poder a los demonios que nos atacan
y a nuestras pasiones que nos traicionan
cotidianamente siempre”. Por todo ello,
gloria demos a los santos angeles custodios;
Oh, Santos Ángeles de la Guarda; “luz y vida”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oh, Santos Ángeles de la Guarda;
sois, vosotros, los espíritus purísimos
del Dios de la vida, que estáis a su lado
para adorarlo, sus mensajes llevar y
sus santas órdenes, dar cumplimiento.

De pequeño aprendí, de boca de mi
piadosa madre, aquél maravilloso
rezo que mis días acompaña: “Ángel
de mi guarda, dulce compañía, no me
desampares ni de noche ni de día. No
me dejes sólo, que sin ti, me perdería”.

Os rogamos pues, oh, Ángeles Custodios,
que continuéis con esa maravillosa tarea
de amor, y recibid en estos humildes
versos, las gracias por vuestra compañía;
Oh, Santos Ángeles de la Guarda.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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2 de Octubre
Los Santos Ángeles de la Guarda

Angel de mi guarda, mi dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día, hasta que me pongas en los brazos de Jesús, José y María.

En la S. Biblia la palabra Ángel significa “Mensajero”. Un espíritu purísimo que está cerca de Dios para adorarlo, y cumplir sus órdenes y llevar sus mensajes a los seres humanos. Ya en el siglo II el gran sabio Orígenes decía: “Los cristianos creemos que a cada uno nos designa Dios un ángel para que nos guíe y proteja”.

Y se basa esta creencia en la frase del Salmo 90: “A sus ángeles ha dado órdenes Dios, para que te guarden en tus caminos”. Y en aquella otra frase tan famosa de Jesús: “Cuidad de no escandalizar a ninguno de estos pequeñuelos, porque sus ángeles están siempre contemplando el rostro de mi Padre Celestial”. Y Judit en la Biblia al ser recibida como libertadora de Betulia exclamaba: “El ángel del Señor me acompañó en el viaje de ida, en mi estadía allá , y en el viaje de venida”.

En el Nuevo Testamento es tan viva la creencia de que cada uno tiene un ángel custodio, que cuando San Pedro al ser sacado de la cárcel llega a llamar a la puerta de la casa donde están reunidos los discípulos de Jesús, ellos creen al principio, que no es Pedro en persona y exclaman: “Será su ángel” (Hechos 12, 15).

Ya en el año 800 se celebraba en Inglaterra una fiesta a los Ángeles de la Guarda y desde el año 1111 existe una oración muy famosa al Ángel de la Guarda. Dice así: “Ángel del Señor, que por orden de su piadosa providencia eres mi guardián, custodiame en este día (o en esta noche) ilumina mi entendimiento, dirige mis afectos, gobierna mis sentimientos, para que jamás ofenda a Dios Señor. Amen”.

En el año 1608 el Sumo Pontífice extendió a toda la Iglesia universal la fiesta de los Ángeles Custodios y la colocó el día 2 de octubre. Consejos de un santo: San Bernardo en el año 1010 hizo un sermón muy célebre acerca del Ángel de la Guarda, comentando estas tres frases: Respetemos su presencia (portándonos como es debido). Agradezcámosle sus favores (que son muchos más de los que nos podemos imaginar). Y confiemos en su ayuda (que es muy poderosa porque es superior en poder a los demonios que nos atacan y a nuestras pasiones que nos traicionan).

San Juan Bosco narra que el día de la fiesta del Ángel de la Guarda, un dos de octubre, recomendó a sus muchachos que en los momentos de peligro invocaran a su Ángel Custodio y que en esa semana dos jóvenes obreros estaban en un andamio altísimo alcanzando materiales y de pronto se partió la tabla y se vinieron abajo. Uno de ellos recordó el consejo oído y exclamó: “Ángel de mi guarda!”. Cayeron sin sentido. Fueron a recoger al uno y lo encontraron muerto, y cuando levantaron al segundo, al que había invocado al Ángel Custodio, este recobró el sentido y subió corriendo la escalera del andamio como si nada le hubiera pasado. Preguntado luego exclamó: “Cuando vi que me venía abajo invoqué a mi Ángel de la Guarda y sentí como si me pusieran por debajo una sábana y me bajaran suavecito. Y después ya no recuerdo más”. Así lo narra el santo.



01 octubre, 2013

Santa Teresita del Niño Jesús




Oh, Santa Teresita del Niño Jesús, vos,
sois la hija del Dios de la vida y su amada
santa, y que, durante vuestra corta vida,
guardasteis en humilde silencio, las rosas
de vuestra caridad. Y, así, fue, porque,
después de vuestra muerte, los milagros
y favores, a raudales llovieron sobre quienes
os pidieron vuestra intercesión. “Lo que
me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento
de poder encender en amor de Dios una multitud
de almas que le alabarán eternamente”.
Decíais, vos, pues vuestro anhelo, era de que,
aquellos que os invocaran, a Dios amasen,
con amor abrazador. Con vuestra autobiografía,
“La Historia de un Alma”, millones han sabido,
quien erais en realidad. Una mujer de dones
y virtudes cargada, y capaz de darlo todo.
Impaciente, por seguir a vuestras hermanas,
a Roma fuisteis y escuchasteis aquella frase
que sabíais vos, que escucharíais: “Entrarás
si es la voluntad de Dios”. Os contestó León
XIII, y vos, os sentisteis feliz. Os llamaban
la “La Florecita”, y encontrasteis vuestro
“elevador”, que os llevó raudamente, por vías
de oscuridad y sufrimiento espiritual, por largas
noches de corporal dolor, cada vez hacia lo alto,
siempre hacia lo alto, hasta que, un día,
a los brazos sacrosantos de Jesús, vuestro
amado esposo, arribasteis. “Nunca he dado
a Dios más que amor, y Él me pagará con amor.
Después de mi muerte dejaré caer una lluvia
de rosas.” “Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre
la tierra.” “Mi “caminito” es el camino
de la infancia espiritual, el camino de la
confianza y de la entrega absoluta.” Patrona
celestial de todas las Misiones Extranjeras,
Oh, Santa Teresita del Niño Jesús, “florecita”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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1ro de octubre
Santa Teresita del Niño Jesús
Virgen
La devoción a Santa Teresita del Niño Jesús, se ha esparcido de una manera impresionante a través de toda la Iglesia. Durante su corta vida, Teresita no sobresalió por encima de las otras monjas del convento de carmelitas en Lisieux. Pero inmediatamente después de su muerte, muchos milagros y favores fueron concedidos a través de su intercesión. La santa cumplió la promesa de hacer caer una lluvia de rosas después de su muerte, es decir, una lluvia de beneficios hacia todos los que la invocan. “Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente”, decía Teresita. Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrazador.
Por medio de sus cartas, los testimonios de aquellos que la conocieron, y especialmente su autobiografía, “La Historia de un Alma”, millones han llegado a conocer sus grandes dones y virtudes. Incontables peregrinos visitan el convento carmelita de Lisieux, donde, el 9 de abril de 1888, María Francisca Teresa Martín, la hija menor del relojero Luis Martín, se convirtió en la novicia más joven. Tenía sólo quince años. Estaban ya allí dos de sus hermanas: María, la mayor, se había ido cuando Teresita tenía nueve años, y Paulina, que había cuidado de la familia después de morir su madre, entró cuando Teresita tenía catorce años. Impaciente por seguirlas, fue a Roma en una peregrinación con su padre, y rompiendo la regla del silencio en presencia del Papa, le pidió permiso de entrar al Carmelo a los quince años. “Entrarás si es la voluntad de Dios”, le contestó el Papa León XIII, y Teresita terminó la peregrinación con el espíritu lleno de esperanza. Al terminar el año, el permiso que anteriormente la había sido negado, le fue concedido por el obispo y Teresita entró al Carmelo.
Teresa había sido la hija preferida de su padre; era tan alegre, atractiva y amable, que los dos sufrieron intensamente cuando llegó el momento de la separación. Pero no le cabía la menor duda de que ésa era su vocación y desde el principio se determinó a ser santa. Aunque la salud de Teresita era muy delicada, no deseó ninguna dispensa de la austera regla y no le fue dada ninguna. Sufría intensamente por el frío y por el cansancio de cumplir con algunas de las penitencias físicas y exteriores que la Regla acostumbraba. “Soy un alma muy pequeña, que sólo puede ofrecer cosas muy pequeñas a Nuestro Señor,” dijo en una ocasión, “pero quiero buscar un camino nuevo hacia el cielo, muy corto, muy recto, un pequeño sendero. Estamos en la era de los inventos. Me gustaría encontrar un elevador para ascender hasta Jesús, pues soy demasiado pequeña para subir los empinados escalones de la perfección…”.
“Lo que me impulsa a ir al Cielo es el pensamiento de poder encender en amor de Dios una multitud de almas que le alabarán eternamente.”Su gran anhelo es que aquellos que la invocan amen a Dios con un amor abrazador.
“La Florecita”, como muchos la llaman, encontró su elevador, que la llevó velozmente por entre períodos oscuros de sufrimiento espiritual, por entre largas noches de dolor corporal, hacia arriba, siempre arriba, hasta que al fin estuvo segura en brazos de su amado Jesús. Antes de morir, terminó su autobiografía, L’Histoire d’un Alme (La Historia de un Alma), escrita a petición de su Superiora. Ha sido traducida a muchos diferentes idiomas, y está llena de belleza, sabiduría y valor, y por ella podemos saber algo de la santidad de Teresita, pues explica cómo hizo de sí misma un juguete de Cristo. Hiciera lo que hiciera, estaba segura de su amor.
La hermana Teresita de Lisieux murió el 30 de Septiembre de 1897. En junio de ese año había sido llevada a la enfermería del convento, padeciendo fuertes hemorragias, y no volvió a salir de allí. Tres de sus declaraciones, pronunciadas por ese tiempo, le han dado la vuelta al mundo y ningún comentario sobre la Florecita, por breve que fuera, estaría completo sin ellas: “Nunca he dado a Dios más que amor, y Él me pagará con amor. Después de mi muerte dejaré caer una lluvia de rosas.” “Pasaré mi Cielo haciendo bien sobre la tierra.” “Mi caminito es el camino de la infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta.”
Casi inmediatamente después de su muerte, fueron tan numerosos los milagros obtenidos por su intercesión, que la Santa Sede dispensó los acostumbrados cincuenta años que normalmente deben transcurrir antes que se inicie el proceso de canonización. En 1922 fue solemnemente beatificada por el Papa Pío XI, y dos años más tarde fue canonizada Teresa de Lisieux.
Como una de las principales obligaciones de las carmelitas es pedir por las misiones, no es extraño que, en 1927, Santa Teresita fuera nombrada Patrona celestial de todas las Misiones Extranjeras, junto con San Francisco Javier. Dijo Teresita: “Quisiera ser misionera ahora y siempre y en todas las misiones.”
(La mayor parte de esta pequeña biografía ha sido extraída de“Nuestra Herencia Católica” tomo III, publicada por La Prensa Católica, México, 1973). “Mi caminito es el camino de una infancia espiritual, el camino de la confianza y de la entrega absoluta.”
La Iglesia reconoce la enseñanza profunda y valiosa del “caminito” de Santa Teresita, lo cual conlleva el aceptar nuestras propias limitaciones, y el dar de todo corazón lo que tengamos, no importa lo pequeña que sea la ofrenda.

30 septiembre, 2013

San Jerónimo, Traductor de la Sagrada Biblia


Oh, San Jerónimo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida y su amado santo,
y, el que, la Sagrada Biblia amando,
la estudiasteis y practicasteis y la
tradujisteis para el mundo todo, honor
haciendo, al significado de vuestro
nombre: “sagrado nombre”. Vuestra
vida, la pasabais a Cicerón, Virgilio
Horacio, Tácito, Homero y Platón
leyendo y memorizando. Pero, de aquél
sueño luego, que sólo vos, conocéis,
dijisteis: “Nunca más me volveré a
trasnochar por leer libros paganos”.
Y, dicho ello, al desierto marchasteis,
a penitencias hacer por vuestros pecados.
Y, sabia decisión tomasteis, El Libro
Sagrado Traduciendo, para el pueblo.
Y, entonces brilló la Vulgata en toda
la Iglesia Católica, por quince siglos.
Vuestros últimos años, en la tierra
de Jesús, y Belén, vivisteis, conventos
levantando y, prestando vuestra sabiduría
y vuestro apoyo espiritual. “Jerónimo
¿Qué me vais a regalar en mi cumpleaños?”
Os preguntó el Niño Jesús. Y, vos,
respondisteis: “Señor os regalo mi salud,
mi fama, mi honor, para que dispongas
de todo como mejor os parezca” Y,
el Niño Jesús, os dijo: “¿Y ya no me
regalas nada más?” ¡Oh! mi amado Salvador,
-exclamasteis-, por Vos, repartí ya
mis bienes entre los pobres. Por Vos,
he dedicado mi tiempo a estudiar las
Sagradas Escrituras. ¿Qué más os puedo
regalar? Si quisieras, os daría mi cuerpo
para que lo quemaras en una hoguera
y así poder desgastarme todo por Vos”
Y, el Divino Niño os dijo: “Jerónimo:
regálame tus pecados para perdonártelos”
Y, al escucharlo, vos, de emoción llorasteis
y exclamasteis impresionado: “¡Loco debéis
estar de amor, cuando me pedís esto!”.
Y, os disteis cuenta de que, lo que más
desea Dios, es que, le ofrezcamos
los pecadores, un corazón arrepentido,
contrito y humillado. Santo Patrono
de todos los que, enseñan a comprender
y entender las escrituras, vuestra alma
voló al cielo, dejándonos la Palabra
Eterna de Dios. Y, por ello y mucho más,
coronado estáis hoy, con corona de luz
y eternidad, como justo premio a vuestra
entrega total de amor, fe y esperanza;
oh, San jerónimo, “fuente eterna de luz ”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Septiembre

San Jerónimo
Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: Memoria de san Jerónimo, presbítero y doctor de la Iglesia, que, nacido en Dalmacia, estudió en Roma, cultivando con esmero todos los saberes, y allí recibió el bautismo cristiano. Después, captado por el valor de la vida contemplativa, se entregó a la existencia ascética yendo a Oriente, donde se ordenó de presbítero. Vuelto a Roma, fue secretario del papa Dámaso, hasta que, fijando su residencia en Belén de Judea vivió una vida monástica dedicado a traducir y explicar las Sagradas Escrituras, revelándose como insigne doctor. De modo admirable fue partícipe de muchas necesidades de la Iglesia y, finalmente, llegando a una edad provecta, descansó en la paz del Señor (420).
Etimología: Jerónimo = Aquel que lleva nombre santo, viene del griego. El IV siglo después de Cristo, que tuvo su momento importante en el 380 con el edicto del emperador Teodosio que ordenaba que la fe cristiana tenía que ser adoptada por todos los pueblos del imperio, está repleto de grandes figures de santos: Atanasio, Hilario, Ambrosio, Agustín, Crisóstomo, Basilio y Jerónimo.
Este último nació en Estridón (Dalmacia) hacia el año 340; estudió en Roma y allí fue bautizado. Su espíritu es enciclopédico: su obra literaria nos revela al filósofo, al retórico, al gramático, al dialéctico, capaz de pensar y escribir en latín, en griego, en hebreo; escritor rico, puro y robusto al mismo tiempo. A él se debe la traducción al latín del Antiguo y del Nuevo Testamento, que llegó a ser, con el titulo de Vulgata, la Biblia oficial del cristianismo.
Jerónimo es de una personalidad fortísima: en cualquier parte a donde va suscita entusiasmos o polémicas. En Roma fustiga los vicios y las hipocresías y también preconiza nuevas formas de vida religiosa, atrayendo a ellas a algunas mujeres influyentes patricias de Roma, que después lo siguen en la vida eremítica de Belén.
La huída de la sociedad de este desterrado voluntario se debió a su deseo de paz interior, no siempre duradero, porque de vez en cuando reaparecía con algún nuevo libro. Los rugidos de este “león del desierto” se hacían oír en Oriente y en Occidente. Sus violencias verbales iban para todos. Tuvo palabras duras para Ambrosio, para Basilio y hasta para su amigo Agustín que tuvo que pasar varios tragos amargos. Lo prueba la correspondencia entre los dos grandes doctores de la Iglesia, que se conservan casi en su totalidad. Pero sabía suavizar sus intemperancias de carácter cuando el polemista pasaba a ser director de almas.
Cuando terminaba un libro, iba a visitar a las monjas que llevaban vida ascética en un monasterio no lejos del suyo. El las escuchaba, contestando sus preguntas. Estas mujeres inteligentes y vivas fueron un filtro para sus explosiones menos oportunas y él les pagaba con el apoyo y el alimento de una cultura espiritual y biblica. Este hombre extraordinario era consciente de sus limitaciones y de sus propias faltas. Las remediaba dándose golpes de pecho con una piedra. Pero también se daba cuenta de sus méritos, tan es así que la larga lista de los hombres ilustres, de los que hizo un breve pero precioso resumen (el De viris illustribus) termina con un capítulo dedicado a él mismo. Murió a los 72 años, en el 420, en Belén.

29 septiembre, 2013

San Miguel,San Gabriel y San Rafael Arcángeles




Oh, Santos Arcángeles
“¿Quién como Dios?”:
Miguel Arcángel.
“Dios es mi protector”:
Gabriel Arcángel.
“Medicina de Dios”:
Rafael Arcángel.
Oh, Santos Arcángeles
guardianes del Dios
eterno, en el amor la
justicia y la verdad.
Dios, protector, medicina,
Miguel, Gabriel y Rafael;
Oh, Santos Arcángeles.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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Oh, Santos Arcángeles
Miguel, Gabriel y Rafael,
vosotros, sois, los hijos
del Dios de la vida, y,
sus amados Arcángeles
que custodiáis Su eterna
vida y estáis a Su exclusivo
servicio y adoración perpetua
por los siglos de los siglos.

A Dios, acompañáis desde
la creación misma, y, seguís
los pasos del hombre.
¿Cuántos mensajes para
su pueblo? A cada instante
y a cada nada, el tiempo
todo . Y, el más grande,
de todos ellos, a María
Virgen y Señora Nuestra.

No en vano vuestros
nombres significan:
“¿Quién como Dios?”,
San Miguel Arcángel.
“Dios es mi protector”,
San Gabriel Arcángel.
“Medicina de Dios”,
San Rafael Arcángel.
Oh, Santos Arcángeles,
Miguel, Gabriel y Rafael.

© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Septiembre
San Miguel
San Gabriel y
San Rafael Arcángeles

Hoy celebramos la fiesta de los tres Arcángeles que nombra la Sagrada Escritura. La palabra Arcángel proviene de dos palabras. Arc = el principal. Y ángel. O sea “principal entre los ángeles. Arcángel es como un jefe de los ángeles.

San Miguel

Este nombre significa: “¿Quién como Dios? O: “Nadie es como Dios”.

A San Miguel lo nombre tres veces la S. Biblia. Primero en el capítulo 12 del libro de Daniel a donde se dice: “Al final de los tiempos aparecerá Miguel, al gran Príncipe que defiende a los hijos del pueblo de Dios. Y entonces los muertos resucitarán. Los que hicieron el bien, para la Vida Eterna, y los que hicieron el mal, para el horror eterno”.

En el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis se cuenta lo siguiente: “Hubo una gran batalla en el cielo. Miguel y sus ángeles combatieron contra Satanás y los suyos, que fueron derrotados, y no hubo lugar para ellos en el cielo, y fue arrojada la Serpiente antigua, el diablo, el seductor del mundo. Ay de la tierra y del mar, porque el diablo ha bajado a vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo”.

En la Carta de San Judas Tadeo se dice: “El Arcángel San Miguel cuando se le enfrentó al diablo le dijo: ‘Que te castigue el Señor’”. Por eso a San Miguel lo pintan atacando a la serpiente infernal. La Iglesia Católica ha tenido siempre una gran devoción al Arcángel San Miguel, especialmente para pedirle que nos libre de los ataques del demonio y de los espíritus infernales. Y él cuando lo invocamos llega a defendernos, con el gran poder que Dios le ha concedido. Muchos creen que él sea el jefe de los ejércitos celestiales.

San Gabriel

Su nombre significa: “Dios es mi protector”

A este Arcángel se le nombra varias veces en la S. Biblia. Él fue el que le anunció al profeta Daniel el tiempo en el que iba a llegar el Redentor. Dice así el profeta: “Se me apareció Gabriel de parte de Dios y me dijo: dentro de setenta semanas de años (o sea 490 años) aparecerá el Santo de los Santos” (Dan. 9). Al Arcángel San Gabriel se le confió la misión más alta que jamás se le haya confiado a criatura alguna: anunciar la encarnación del Hijo de Dios. Por eso se le venera mucho desde la antigüedad. Su carta de presentación cuando se le apareció a Zacarías para anunciarle que iba a tener por hijo a Juan Bautista fue esta: “Yo soy Gabriel, el que está en la presencia de Dios” (Luc. 1, 19).

San Lucas dice: “Fue enviado por Dios el ángel Gabriel a una ciudad de Galilea, a una virgen llamada María, y llegando junto a ella, le dijo: ‘Salve María, llena de gracia, el Señor está contigo’. Ella se turbó al oír aquel saludo, pero el ángel le dijo: ‘No temas María, porque has hallado gracia delante de Dios. Vas a concebir un hijo a quien pondrás por nombre Jesús. Él será Hijo del Altísimo y su Reino no tendrá fin’”.
San Gabriel es el patrono de las comunicaciones y de los comunicadores, porque trajo al mundo la más bella noticia: que el Hijo de Dios se hacía hombre.

San Rafael

Su nombre significa: “Medicina de Dios”

Fue el arcángel enviado por Dios para quitarle la ceguera a Tobías y acompañar al hijo de éste en un larguísimo y peligroso viaje y conseguirle una santa esposa. Su interesante historia está narrada en el día 7 de febrero. San Rafael es muy invocado para alejar enfermedades y lograr terminar felizmente los viajes.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Miguel_Gabiel_Rafael.htm)



28 septiembre, 2013

San Wenceslao de Bohemia



Oh, San Wenceslao de Bohemia, vos, sois
el hijo del Dios de la vida, y su amado
santo, que antepusisteis el reino de los
cielos, al terrenal. Y, aunque, vuestra
madre, el poder asumió, preferencias dando
a anticristianas políticas y convirtió
a vuestro amado pueblo en un caos, de las
leyes ausente y peor aún, alejado de Dios.
Pero, Él, sus extraños caminos tiene, y,
proclamado fuisteis rey, por la voluntad
del pueblo y apoyando la Ley de la Iglesia
de Dios, e instaurasteis el orden social,
con misericordia, y, con justicia social
gobernasteis. Pero, el mal carne hizo, y
la codicia por el poder de Boleslao, vuestro
hermano, vuestra muerte tramó y creyó, el
incauto, que al hacerlo, acabaría con vos,
sin saber que, os convertiría en mártir
de la fe, por Cristo. Y, así, consumado
vuestro fin, vuestra alma, voló al cielo,
para coronada ser, con corona de luz. Hoy,
en San Vito, el pueblo todo, os venera con
gran fe. Santo patrón del pueblo de Bohemia
y de Checoslovaquia, por siempre jamás;
oh, San Wenceslao de Bohemia, “fe y luz”.


© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de septiembre
San Wenceslao de Bohemia
Mártir


Dios nuestro, que impulsaste al santo mártir Wenceslao a anteponer el reino de los cielos a un reino terrenal, concédenos, por su intercesión, que tengamos valor para dejar lo que nos impida unirnos a ti de todo corazón. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo.


Hijo del rey de Bohemia, Ratislav, el joven príncipe nació en el 907 cerca de Praga. Su abuela, Santa Ludimila, se encargó de la educación de su nieto, inculcándole siempre el amor y servicio al Padre Celestial. Cuando era todavía muy joven, el santo perdió a su padre en una de las batallas contra los magiares; su madre asumió el poder e instauró -bajo la influencia de la nobleza pagana- una política anticristiana y secularista, que convirtió al pueblo en un caos total. Ante esta terrible situación, su abuela trató de persuadir al príncipe para que asumiese el trono para salvarguardia del cristianismo, lo que provocó que los nobles la asesinaran al considerarla una latente amenaza para sus intereses.

Sin embargo, por desconocidas circunstancias, la reina fue expulsada del trono, y Wenceslao fue proclamado rey por la voluntad del pueblo, y como primera medida, anunció que apoyaría decididamente a la Ley de la Iglesia de Dios. Instauró el orden social al imponer severos castigos a los culpables de asesinato o de ejercer esclavitud y además gobernó siempre con justicia y misericordia.

Por oscuros intereses políticos, Boleslao -que ambicionaba el trono de su hermano-, invitó a Wenceslao a su reino para que participara de los festejos del santo patrono y al terminar las festividades, Boleslao asesinó de una puñalada al santo rey. El pueblo lo proclamó como mártir de la fe, y pronto la Iglesia de San Vito -donde se encuentran sus restos- se convirtió en centro de peregrinaciones. Ha sido proclamado como patrón del pueblo de Bohemia y hoy su devoción es tan grande que se le profesa también como Patrono de Checoslovaquia.


27 septiembre, 2013

San Vicente de Paúl



Oh, San Vicente Paúl, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y, su amado santo,
que, honor, al significado de vuestro
nombre hicisteis. Y, Dios, “ayudaros”
quiso y lo hizo y os purificó regalándoos
el cautiverio, la difamación y las tentaciones
contra la fe. Vos decíais: “Me di cuenta
de que yo tenía un temperamento bilioso
y amargo y me convencí de que, con un modo
de ser áspero y duro se hace más mal que
bien en el trabajo de las almas. Y, entonces
me propuse pedir a Dios que me cambiara
mi modo agrio de comportarme, en un modo
amable y bondadoso y me propuse trabajar
día tras día por transformar mi carácter
áspero en un modo de ser agradable”. Y,
Dios, así lo hizo. A vos, os debemos las
santas Comunidades de los Padres Vicentinos
y de las hermanas Vicentinas. Repetíais
vos, cada vez que os querían daros honores:
“Yo soy un pobre pastorcito de ovejas,
que dejé el campo para venirme a la ciudad,
pero sigo siendo siempre un campesino
simplón y ordinario”. Y, desesperabais
por que la gente a Dios no amaba, y, decíais:
“No es suficiente que yo ame a Dios. Es
necesario hacer que mis prójimos lo amen
también”. Y, así, un día, os tocó partir
hacia el cielo, para justo premio recibir,
coronado ser, con corona de luz eterna,
como premio a vuestra entrega de amor y fe;
oh, San Vicente de Paúl, “el victorioso”.

© 2013 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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27 de Septiembre
San Vicente de Paúl
Fundador
Año 1660

El Señor Dios que es tan bueno, siga enviando al mundo muchos Vicentes como este, para bien de todos los necesitados. Dichoso el que se compadece del pobre. Dios lo bendecirá (Salmo 41).

Vicente significa: “Vencedor, victorioso”. Nació San Vicente en el pueblecito de Pouy en Francia, en 1580. Su niñez la pasó en el campo, ayudando a sus padres en el pastoreo de las ovejas. Desde muy pequeño era sumamente generoso en ayudar a los pobres. Los papás lo enviaron a estudiar con los padres franciscanos y luego en la Universidad de Toulouse, y a los 20 años, en 1600 fue ordenado de sacerdote. Dice el santo que al principio de su sacerdocio lo único que le interesaba era hacer una carrera brillante, pero Dios lo purificó con tres sufrimientos muy fuertes.

1º. El Cautiverio. Viajando por el mar, cayó en manos de unos piratas turcos los cuales lo llevaron como esclavo a Túnez donde estuvo los años 1605, 1606 y 1607 en continuos sufrimientos.

2º. Logró huir del cautiverio y llegar a Francia, y allí se hospedó en casa de un amigo, pero a este se le perdieron 400 monedas de plata y le echó la culpa a Vicente y por meses estuvo acusándolo de ladrón ante todos los que encontraba. El santo se callaba y solamente respondía: “Dios sabe que yo no fui el que robó ese dinero”. A los seis meses apareció el verdadero ladrón y se supo toda la verdad. San Vicente al narrar más tarde este caso a sus discípulos les decía: “Es muy provechoso tener paciencia y saber callar y dejar a Dios que tome nuestra defensa”.

3º. La tercera prueba fue una terrible tentación contra la fe, que aceptó para lograr que Dios librara de esa tentación a un amigo suyo. Esto lo hizo sufrir hasta lo indecible y fue para su alma “la noche oscura”.

A los 30 años escribe a su madre contándole que amargado por los desengaños humanos piensa pasar el resto de su vida retirado en una humilde ermita. Cae a los pies de un crucifijo, consagra su vida totalmente a la caridad para con los necesitados, y es entonces cuando empieza su verdadera historia gloriosa. Hace voto o juramento de dedicar toda su vida a socorrer a los necesitados, y en adelante ya no pensará sino en los pobres. Se pone bajo la dirección espiritual del Padre Berule (futuro cardenal) sabio y santo, hace Retiros espirituales por bastantes días y se lanza al apostolado que lo va a volver famoso.

Dice el santo “Me di cuenta de que yo tenía un temperamento bilioso y amargo y me convencí de que con un modo de ser áspero y duro se hace más mal que bien en el trabajo de las almas. Y entonces me propuse pedir a Dios que me cambiara mi modo agrio de comportarme, en un modo amable y bondadoso y me propuse trabajar día tras día por transformar mi carácter áspero en un modo de ser agradable”. Y en verdad que lo consiguió de tal manera, que varios años después, el gran orador Bossuet, exclamará: “Oh Dios mío, si el Padre Vicente de Paúl es tan amable, ¿Cómo lo serás Tú?”. San Vicente contaba a sus discípulos: “Tres veces hablé cuando estaba de mal genio y con ira, y las tres veces dije barbaridades”. Por eso cuando le ofendían permanecía siempre callado, en silencio como Jesús en su santísima Pasión”.

Se propuso leer los escritos del amable San Francisco de Sales y estos le hicieron mucho bien y lo volvieron manso y humilde de corazón. Con este santo fueron muy buenos amigos. Vicente se hace amigo del Ministro de la marina de Francia, y este lo nombra capellán de los marineros y de los prisioneros que trabajan en los barcos. Y allí descubre algo que no había imaginado: la vida horrorosa de los galeotes. En ese tiempo para que los barcos lograran avanzar rápidamente les colocaban en la parte baja unos grandes remos, y allá en los subterráneos de la embarcación (lo cual se llama galera) estaban los pobres prisioneros obligados a mover aquellos pesados remos, en un ambiente sofocante, en medio de la hediondez y con hambre y sed, y azotados continuamente por los capataces, para que no dejaran de remar.

San Vicente se horrorizó al constatar aquella situación tan horripilante y obtuvo del Ministro, Sr. Gondi, que los galeotes fueran tratados con mayor bondad y con menos crueldad. Y hasta un día, él mismo se puso a remar para reemplazar a un pobre prisionero que estaba rendido de cansancio y de debilidad. Con sus muchos regalos y favores se fue ganando la simpatía de aquellos pobres hombres. 

El Ministro Gondi nombró al Padre Vicente como capellán de las grandes regiones donde tenía sus haciendas. Y allí nuestro santo descubrió con horror que los campesinos ignoraban totalmente la religión. Que las pocas confesiones que hacía eran sacrílegas porque callaban casi todo. Y que no tenían quién les instruyera. Se consiguió un grupo de sacerdotes amigos, y empezó a predicar misiones por esos pueblos y veredas y el éxito fue clamoroso. Las gentes acudían por centenares y miles a escuchar los sermones y se confesaban y enmendaban su vida. De ahí le vino la idea de fundar su Comunidad de Padres Vicentinos, que se dedican a instruir y ayudar a las gentes más necesitadas. Son ahora 4,300 en 546 casas.

El santo fundaba en todas partes a donde llegaba, unos grupos de caridad para ayudar e instruir a las gentes más pobres. Pero se dio cuenta de que para dirigir estas obras necesitaba unas religiosas que le ayudaran. Y habiendo encontrado una mujer especialmente bien dotada de cualidades para estas obras de caridad, Santa Luisa de Marillac, con ella fundó a las hermanas Vicentinas, que son ahora la comunidad femenina más numerosa que existe en el mundo. Son ahora 33,000 en 3,300 casas y se dedican por completo a socorrer e instruir a las gentes más pobres y abandonadas, según el espíritu de su fundador.

San Vicente poseía una gran cualidad para lograr que la gente rica le diera limosnas para los pobres. Reunía a las señoras más adineradas de París y les hablaba con tanta convicción acerca de la necesidad de ayudar a quienes estaban en la miseria, que ellas daban cuanto dinero encontraban a la mano. La reina (que se confesaba con él) le dijo un día: “No me queda más dinero para darle”, y el santo le respondió: “¿Y esas joyas que lleva en los dedos y en el cuello y en las orejas?”, y ella le regaló también sus joyas, para los pobres.

Parece casi imposible que un solo hombre haya podido repartir tantas, y tan grandes limosnas, en tantos sitios, y a tan diversas clases de gentes necesitadas, como lo logró San Vicente de Paúl. Había hecho juramento de dedicar toda su vida a los más miserables y lo fue cumpliendo día por día con generosidad heroica. Fundó varios hospitales y asilos para huérfanos. Recogía grandes cantidades de dinero y lo llevaba a los que habían quedado en la miseria a causa de la guerra. Se dio cuenta de que la causa principal del decaimiento de la religión en Francia era que los sacerdotes no estaban bien formados. Él decía que el mayor regalo que Dios puede hacer a un pueblo es dale un sacerdote santo. Por eso empezó a reunir a quienes se preparaban al sacerdocio, para hacerles cursos especiales, y a los que ya eran sacerdotes, los reunía cada martes para darles conferencias acerca de los deberes del sacerdocio. Luego con los religiosos formados por él, fue organizando seminarios para preparar cuidadosamente a los seminaristas de manera que llegaran a ser sacerdotes santos y fervorosos.

Aún ahora los Padres Vicentinos se dedican en muchos países del mundo a preparar en los seminarios a los que se preparan para el sacerdocio. San Vicente caminaba muy agachadito y un día por la calle no vio a un hombre que venía en dirección contraria y le dio un cabezazo. El otro le dio un terrible bofetón. El santo se arrodilló y le pidió perdón por aquella su falta involuntaria. El agresor averiguó quien era ese sacerdote y al día siguiente por la mañana estuvo en la capilla donde le santo celebraba misa y le pidió perdón llorando, y en adelante fue siempre su gran amigo. Se ganó esta amistad con su humildad y paciencia.

Siempre vestía muy pobremente, y cuando le querían tributar honores, exclamaba: “Yo soy un pobre pastorcito de ovejas, que dejé el campo para venirme a la ciudad, pero sigo siendo siempre un campesino simplón y ordinario”. En sus últimos años su salud estaba muy deteriorada, pero no por eso dejaba de inventar y dirigir nuevas y numerosas obras de caridad. Lo que más le conmovía era que la gente no amaba a Dios. Exclamaba: “No es suficiente que yo ame a Dios. Es necesario hacer que mis prójimos lo amen también”.

El 27 de septiembre de 1660 pasó a la eternidad a recibir el premio prometido por Dios a quienes se dedican a amar y hacer el bien a los demás. Tenía 80 años. El Santo Padre León XIII proclamó a este sencillo campesino como Patrono de todas las asociaciones católicas de caridad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Vicente_de_Paul.htm)