12 junio, 2020

San Onofre

San Onofre, el patrono de los desempleados - La Voz
 
 ¡Oh!, San Onofre, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado ermitaño y santo. Y, que, gracias al Abad San
Panufcio, quien, moribundo os encontró, nadie sabría de vos.
Morabais en una cueva, donde siglos atrás, los faraones
reinaron, tributo rindiendo a falsarios dioses. Pero, como
vos, creatura del Dios Vivo, la soledad amabais, en ella,
perseguíais cada día elevaros de manera interior y sobre
todo, espiritualmente, meta que, en verdad alcanzasteis,
antes de entregar vuestra alma al Dios eterno. Vos,
os dedicabais constantemente a la oración y, luego de ella,
a consejos dar entre vuestros hermanos, compartiendo
vuestra personal experiencia, dejando que, el alma rebose solo
del Amor de Dios, y así, al saber de Él, a amarlo se dedicasen,
alcanzando por la gracia, la curación, la salud y la eterna
salvación. Dios jamás os olvidó de vos y enviaba a vuestro ángel
de la guarda, para que os llevase la Santa Eucaristía y vuestros
alimentos al desierto. A vos, se os representa como un santo de
largas barbas, envuelto en vuestros propios cabellos, donde
a veces estáis en el desierto y a vuestro lado aparecen: la regla
de San Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían vuestras
meditaciones, la palmera de cuyos dátiles os alimentabais
y una alforja, simbolizando el alimento que nunca os faltó.
Hoy, vuestro estilo de vida, lo estiman “pérdida de tiempo”
algunos hombres, pues, el materialismo y la vida mundana
prevalecen en sus vidas. Pero, Dios, que os vio, no quedó
duda en Él, porque, os premió con justicia y amor, con corona
de eterna luz, como justo premio por vuestro increíble amor;
¡oh!, San Onofre, “vivo y constante Amor al Dios de la Vida”.


© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Junio
San Onofre
Ermitaño


Si no lo hubiera encontrado el abad san Panufcio, ya moribundo, y no hubiera escrito su vida es seguro que no conoceríamos a este personaje originalísimo. Es un ermitaño, morador de una cueva del desierto egipcio de la Tebaida.

Allí mismo donde la civilización faraónica había florecido siglos antes, ahora, en las primeras centurias del cristianismo, los monjes pueblan el despoblado y viven en solitario su intensa experiencia interior y espiritual.

A nuestra sociedad lo profundo le sabe a raro y los compromisos definitivos o las decisiones comprometedoras de por vida no están de moda. Onofre, sin embargo, nos ofrece un testimonio admirable de profundidad interior capaz de abarcar todo su paso por la tierra.

Se dedicó a la oración y, después de orar, a dar buen consejo a quien se lo requería. ¿Nada más? Y… nada menos: dejar que el alma rebose amor de Dios para que otros puedan descubrirlo y amarlo; dejarse afectar desde el centro de la propia personalidad por la Gracia y contagiarla a otros como la gran curación, la gran salud, la gran salvación.

Si en la Iglesia no existieran estos absolutos testimonios del Absoluto, todo sería aún más relativo de lo que es.

Se le representa como un santo provecto de luengas barbas y envuelto en sus propios cabellos. También puede aparecer situado en el desierto, en ocasiones al lado de él aparecen: la regla de San Antonio Abad, el cráneo y la cruz que presidían sus meditaciones, la palmera de cuyos dátiles se alimentaba e incluso una alforja (símbolo de las raciones que nunca le faltaron).
¡Estaríamos buenos!

Gracias, san Onofre, por liberarnos de relativismos estériles con tu testimonio.

Oración a San Onofre

Glorioso San Onofre, a quien he escogido como mi protector particular y en quien tendré absoluta confianza, concédeme la dicha de experimentar los saludables efectos de tu poderosa intersección con nuestro Dios.

En tus manos deposito todas mis necesidades y en particular la que hoy pongo bajo tu protección (hacer la petición).

Alcánzame, pues, este favor y todas las demás gracias necesarias para librarme de pecado y conseguir la salvación de mi alma. ¡Amén! (Rezar un Padrenuestro, un Avemaría y un Gloria.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=373)

11 junio, 2020

San Bernabé, Apóstol


 San Bernabé, Apóstol - ACI Prensa
 
¡Oh!, San Bernabé, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado Apóstol y santo. Os llamabais José, y los apóstoles
os pusieron Bernabé, que significa “el esforzado”, “el que
anima y entusiasma”. Erais judío, y vendisteis vuestras
propiedades y así, os hicisteis conocido, donando el dinero
a los apóstoles para las necesidades de la Iglesia y repartirlo
entre los pobres. Vos, el descubridor de Saulo fuisteis, y luego
presentasteis a los apóstoles, para que continuase con su
tarea de evangelizador. En los “Hechos de los Apóstoles”,
os elogian así: “Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe
y del Espíritu Santo”. Antioquía sabe mucho de vos, porque
allí, por vez primera se llamó “cristianos” a los seguidores
de Cristo. Vuestro compañero fue Saulo, con quien trabasteis
ayudándoos el uno al otro, obteniendo increíbles triunfos.
Cuando hubo hambre en Jerusalén, socorristeis a los Apóstoles,
ayudado por Pablo. Invitasteis también a Marcos, el futuro
evangelista y, vuestro familiar, para ayudaros en vuestra
tarea evangélica. Un día el Espíritu Santo, habló y dijo:
“Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una
misión especial”. Y, así, fue. Los cristianos rezaron por
ambos, os impusieron las manos, y acompañados de Marcos
después de orar y ayunar, partisteis para vuestro primer
viaje, hacia Chipre, la isla donde nacisteis, y, os alegró mucho
convirtiendo incluso, hasta el mismo gobernador, de nombre
Sergio Pablo, y en su honor, Saulo, vuestro compañero cambió
su nombre y se puso “Pablo”. Y, vos, os llenasteis de alegría
inmensa porque, en vuestra tierra natal se aceptara la religión
de Jesucristo. En Listra, vos y Pablo, curaron milagrosamente
a un paralítico y entonces la gente creyó que vosotros “dioses”
erais. Y, os llamaron “Zeus” a vos, y a Pablo, “Mercurio”. Allí,
a los neo cristianos os recordabais que “es necesario pasar
por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios”.
Y, pasado el tiempo, vuestro martirio llegó, lapidado siendo por
judíos, pero, sin saber que al hacerlo, os dieron la eternidad
de la vida, volando así, vuestra alma al cielo, luego de haber
gastado vuestra vida en buena lid, para coronada ser de luz,
como justo premio a vuestra entrega grande e increíble de amor;
¡oh!, San Bernabé Apóstol, “vivo amor por el Dios de la Vida”.



© 2020 Luis Ernesto Chacón Delgado
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11 de junio
San Bernabé Apóstol
Siglo I

Reflexión

¿Qué me enseñará la vida de San Bernabé? ¿A compartir mis bienes con los pobres? ¿A tratar de descubrir las aptitudes que otros tienen para el apostolado y a ayudarles a emplearlas bien? ¿A dedicar mi vida a propagar nuestra santa religión? El Espíritu Santo me ilumine.

La historia de San Bernabé está escrita en el libro de Los Hechos de los apóstoles, en la S. Biblia.

Antes se llamaba José, pero los apóstoles le cambiaron su nombre por el de Bernabé, que significa “el esforzado”, “el que anima y entusiasma”. Era judío, de la tribu de Leví, pero nació en la isla de Chipre. Se hizo muy popular en la primitiva Iglesia porque vendió las fincas que tenía y luego llevó el dinero que obtuvo y se lo dio a los apóstoles para que lo repartieran a los pobres.

Un mérito formidable de San Bernabé es el haber descubierto el gran valor que había en aquel recién convertido que se llamaba Saulo y que más tarde se llamaría San Pablo. Cuando después de su conversión Saulo llegó a Jerusalén, los cristianos sospechaban de él y se le alejaban, pero entonces Bernabé lo tomó de la mano y lo presentó a los apóstoles y se los recomendó. Y el será el que lo encaminará después a emprender sus primeras grandes labores apostólicas.

La S. Biblia, en el libro de los Hechos de los Apóstoles, hace de Bernabé unos elogios que es difícil encontrarlos respecto de otros personajes. Dice así: “Bernabé era un hombre bueno, lleno de fe y de Espíritu Santo” (Hechos 11, 24). Cuando Saulo o San Pablo tuvo que salir huyendo de Jerusalén porque los judíos trataban de asesinarlo, se fue a su ciudad de Tarso, y allá se quedó un tiempo. Mientras tanto en la ciudad de Antioquía había sucedido algo muy especial. Al principio los discípulos de Jesús solamente predicaban el Evangelio a los israelitas, pero de pronto algunos empezaron a enseñar las doctrinas cristianas a los paganos en Antioquía, y resultó que aquellas gentes respondieron de una manera admirable y se convirtieron por centenares. Al saber esta noticia, los apóstoles lo enviaron desde Jerusalén a que se informara de lo que allí estaba sucediendo y les llevara noticias. Bernabé se quedó encantado del fervor de aquellos paganos convertidos y estuvo con ellos por un buen tiempo animándolos y acabando de instruirlos. En aquella ciudad fue donde por primera vez se llamó “cristianos” a los seguidores de Cristo.

Entonces se le ocurrió a Bernabé la feliz idea de dirigirse a Tarso a invitar a Saulo a que se le uniera en el apostolado en Antioquía y éste aceptó con gusto. Desde entonces Bernabé y Saulo trabajaban asociados ayudándose en todo el uno al otro, y obteniendo resonantes triunfos. Por todo un año predicaron en Antioquía, cuidad que se convirtió en el gran centro de evangelización, del cual fueron saliendo misioneros a evangelizar a diversos lugares.

Por aquel tiempo hubo una gran hambre en Jerusalén y sus alrededores y los cristianos de Antioquía hicieron una colecta y la enviaron a los apóstoles por medio de Bernabé y Saulo. Ellos al volver a Jerusalén se trajeron a Marcos (el futuro San Marcos evangelista) que era familiar de Bernabé. Venía a ayudarles en la evangelización.

Un día mientras los cristianos de Antioquía estaban en oración, el Espíritu Santo habló por medio de algunos de ellos que eran profetas y dijo: “Separen a Bernabé y Saulo, que los tengo destinados a una misión especial”. Los cristianos rezaron por ellos, les impusieron las manos, y los dos, acompañados de Marcos, después de orar y ayunar, partieron para su primer viaje misionero.

En Chipre, la isla donde había nacido San Bernabé, encontraron muy buena aceptación a su predicación, y lograron convertir al cristianismo nada menos que al mismo gobernador, que se llamaba Sergio Pablo. En honor a esta notable conversión, Saulo se cambió su nombre por el de Pablo. Y Bernabé tuvo la gran alegría de que su tierra natal aceptara la religión de Jesucristo.

Luego emprendieron su primer viaje misionero por las ciudades y naciones del Asia Menor. En la otra ciudad de Antioquía (de Pisidia) al ver que los judíos no querían atender su predicación, Bernabé y Pablo declararon que de ahora en adelante les predicarían a los paganos, a los no israelitas, con lo cual los paganos sintieron una inmensa alegría al saber que la nueva religión no los despreciaba a ellos sino que más bien los prefería. Allí en Iconio estuvieron a punto de ser apedreados por una revolución tramada por los judíos y tuvieron que salir huyendo. Pero dejaron una buena cantidad de convertidos y confirmaron sus enseñanzas con formidables señales y prodigios que Dios obraba por medio de estos dos santos apóstoles.

En la ciudad de Listra, al llegar curaron milagrosamente a un paralítico y entonces la gente creyó que ellos eran dos dioses. A Bernabé por ser alto y majestuoso le decían que era el dios Zeus y a Pablo por la facilidad con la que hablaba lo llamaban el dios Mercurio. Y ya les iban a ofrecer un toro en sacrificio, cuando ellos les declararon que no eran tales dioses, sino unos simples mortales. Luego llegaron unos judíos de Iconio y promovieron un tumulto y apedrearon a Pablo y cuando lo creyeron muerto se fueron, pero él se levantó luego y curado instantáneamente entró otra vez en la ciudad. Después de todo esto Bernabé y Pablo se devolvieron ciudad por ciudad donde habían estado evangelizando y se dedicaron a animar a los nuevos cristianos y les recordaban que “es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios” (Hechos 14, 22).

Al llegar a Antioquía se encontraron con que los cristianos estaban divididos en dos partidos: unos (dirigidos por los antiguos judíos) decían que para salvarse había que circuncidarse y cumplir todos los detalles de las leyes de Moisés. Otros decían que no, que basta cumplir las leyes principales. Bernabé y Pablo se pusieron del lado de los que decían que no había que circuncidarse, y como la discusión se ponía acalorada, los de Antioquía enviaron a Jerusalén una embajada para que consultara con los apóstoles. La embajada estaba presidida por Bernabé y Pablo. Los apóstoles reunieron un concilio y le dieron la razón a Bernabé y Pablo y luego pasaron horas muy emocionantes oyéndoles contar las formidables aventuras de sus viajes misioneros.

Volvieron a Antioquía y dispusieron organizar un segundo viaje misionero. Pero Bernabé quería llevar como ayudante a su primo Marcos, y Pablo se oponía, porque Marcos les había abandonado en la mitad del viaje anterior (por miedo a tantas dificultades). Y así fue que se separaron y Bernabé se fue a acabar de evangelizar en su isla de Chipre y San Pablo se fue a su segundo viaje. Más tarde se encontraron otra vez como amigos misionando en Corinto (1 Cor. 9,6).

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Bernabé_6_11.htm)

10 junio, 2020

Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús

Catholic.net - Paulina del Corazón Agonizante de Jesús, Santa
 
¡Oh!, Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús,
Vos sois la hija del Dios de la Vida, su amada santa y
Fundadora de la Congregación de Hermanitas de la
Inmaculada Concepción. Vos, después de vuestra primera
comunión, comenzasteis a participar en el apostolado
parroquial: Catecismo para los pequeños, visitas a los
enfermos, y limpieza de vuestra capilla. Un día, junto a
vuestra amiga Virginia, acogisteis a una enferma de cáncer
en fase terminal, dando inicio así, a la Congregación
de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción, aprobada
por vuestro obispo José de Camargo Barros.
Vos, Virginia y Teresa vuestras compañeras amigas
hicisteis votos religiosos, recibiendo vos, el nombre de
Hermana Paulina del Corazón Agonizante de Jesús.
Y, así, vuestras vidas atrajeron increíblemente muchas
vocaciones, a pesar de la pobreza y de las dificultades
en que vosotras vivíais. Más tarde, a vos, os eligieron
superiora general de vuestra congregación y también
depuesta, para trabajar con los enfermos de la Santa Casa
y con los ancianitos del asilo San Vicente de Paulo. En
ese tiempo, solo os quedó la oración, el trabajo y el
sufrimiento, haciendo y aceptando todo por vuestra
congregación y para que “Nuestro Señor fuera conocido
amado y adorado por todos en todo el mundo”.
Como “Veneranda Madre Fundadora” se os destacó en el
Decreto de Honor concedido por la Santa Sede a vuestra
congregación. Cuando escribisteis vuestro testamento
dijisteis: “Sed muy humildes. Confiad siempre y mucho en
la Divina Providencia; nunca, jamás, os desaniméis, aunque
vengan vientos contrarios. Nuevamente os digo: Confiad en
Dios y en María Inmaculada; manteneos firmes y !adelante!”.
Sufríais de diabetes y os amputación del dedo medio y luego
el brazo derecho, pasando luego a ser víctima de la ceguera.
Y, así, y luego de haberos gastado en cuerpo y espírtu, voló
vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona de luz
como recompensa a vuestra entrega increíble de amor y fe;
¡Oh!, Santa Paulina del “Corazón Agonizante de Jesús”.



 © 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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10 de Junio
Santa Paulina del Corazón Agonizante de Jesús
Fundadora de la Congregación de Hermanitas de la Inmaculada Concepción


Amabile Lucia Visintainer, hoy Santa Paulina, nació el 16 de diciembre de 1865 en Vígolo Vattaro, provincia de Trento, Italia, en ese tiempo región del Sur del Tirol, bajo el dominio de Austria.

En septiembre de 1875 la familia de Napoleone Visintainer emigró con muchos otros tridentinos al Brasil donde fundaron la localidad de Vígolo en el actual municipio de Nueva Trento, en el estado de Santa Catarina.


Amabile, después de la primera comunión, que recibió más o menos a los doce años, comenzó a participar en el apostolado parroquial: Catecismo para los pequeños, visitas a los enfermos, y limpieza de la capilla de Vígolo.


El día 12 de julio de 1890, junto con su amiga, Virginia Rosa Nicolodi, Amabile acogió a una enferma de cáncer en fase terminal, dando inicio a la Congregación de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción, aprobada por el obispo de Curitiba, Don José de Camargo Barros, el 25 de agosto de 1895.


En diciembre de 1895, Amabile y las dos primeras compañeras (Virginia y Teresa Ana Maule), hicieron los votos religiosos, y Amabile recibió el nombre de Hermana Paulina del Corazón Agonizante de Jesús. La santidad y la vida apostólica de la Madre Paulina y de sus hermanas atrajeron muchas vocaciones, a pesar de la pobreza y de las dificultades en que vivían.


En 1903, la Madre Paulina fue elegida superiora general “ad vitam” y dejó a Nueva Trento para cuidar de los huérfanos, hijos de antiguos esclavos y de los esclavos viejos y abandonados en Ipiranga, en la ciudad de San Pablo.


En 1909, fue depuesta del cargo de superiora general por el arzobispo de San Pablo, Don Duarte Leopoldo e Silva, y enviada a trabajar con los enfermos de la Santa Casa y con los ancianitos del asilo San Vicente de Paulo en Bragança Paulista, sin poder nunca más ocupar ningún otro cargo en su congregación.


Fueron años marcados por la oración, por el trabajo y por el sufrimiento: haciendo y aceptando todo para que la congregación de las Hermanitas siguiera adelante, y “nuestro Señor fuera conocido, amado y adorado por todos en todo el mundo”.


En 1918 fue llamada por la superiora general Madre Vicência Teodora, su sucesora, y con consentimiento de Don Duarte a la Casa Madre en Ipiranga, donde permaneció hasta su muerte, en una vida retirada, de intensa oración, asistiendo a las hermanas enfermas.


Como “Veneranda Madre Fundadora” se la destacó en el Decreto de Honor concedido por la Santa Sede a la congregación de las Hermanitas el 19 de mayo de 1933, y en la celebración del cincuentenario de la fundación, el 12 de julio de 1940, cuando la Madre Paulina hizo su testamento espiritual: “Sed muy humildes. Confiad siempre y mucho en la Divina Providencia; nunca, jamás, os desaniméis, aunque vengan vientos contrarios. Nuevamente os digo: Confiad en Dios y en María Inmaculada; manteneos firmes y !adelante!”.


A partir de 1938 la Madre Paulina comenzó a acusar graves disturbios a causa de la diabetes que padecía. Después de dos cirugías, en las cuales sufrió la amputación del dedo medio y luego del brazo derecho, pasó los últimos días víctima de la ceguera. Murió el 9 de julio de 1942; sus últimas palabras fueron: “Hágase la voluntad de Dios”.


La espiritualidad ignaciana recibida de sus directores espirituales tiene en la Madre Paulina características propias, que señalan a la “Veneranda Madre fundadora” como una religiosa en la cual se pueden admirar sus virtudes teologales, morales y religiosas en grado eminente o heroico. Fe profunda y confianza ilimitada en Dios, amor apasionado a Jesús Eucaristía, devoción tierna y filial a María Inmaculada, devoción y confianza en “nuestro buen padre San José””, y veneración por las autoridades eclesiales y civiles. Caridad sin límites para con Dios, traducida en gestos de servicio a los hermanos más pobres y abandonados.


Toda la vida de la Madre Paulina se puede resumir en el título que le dio el pueblo de Vígolo: “enfermera”, esto es, ser para los otros o “toda de Dios y toda de los hermanos” como rezan hoy sus devotos y sus Hermanitas. Humildad, que llevó a la Madre Paulina hasta el aniquilamiento de sí misma para que la congregación siguiera adelante.


La página más luminosa de la santidad y de la humildad de la Madre Paulina fue escrita por la actitud que manifestó cuando Don Duarte le anunció su destitución: “Se arrodilló… se humilló… respondió que estaba totalmente dispuesta a entregar la congregación… se ofrecía espontáneamente para servir en la congregación como súbdita”.


Terminado el capítulo de agosto de 1909, comenzaba el holocausto doloroso y meritorio de la Madre Paulina, a quien el arzobispo de San Pablo le había decretado: “Viva y muera en la congregación como súbdita”. Y permaneció en la sombra hasta su muerte, en unión con Dios, como lo declaró a su director espiritual, Padre Luiz Maria Rossi, SI: “La presencia de Dios me es tan íntima, que me parece imposible perderla, y esta presencia le da a mi alma una alegría que no puedo explicar”.


El carisma dejado por la Madre Paulina a su congregación se traduce en la sensibilidad para percibir los clamores de la realidad con sus necesidades, y disponibilidad para servir, en la Iglesia, a los más necesitados y a los que se encuentran en mayor situación de injusticia, con simplicidad, humildad y vida interior. Es un servir alimentado por una espiritualidad eucarística y mariana, por la que toda Hermanita hace de Jesús Eucaristía el centro de su vida, alimentada por una tierna devoción a María Inmaculada y al buen padre San José.


La primera santa del Brasil fue beatificada por el Papa Juan Pablo II el 18 de octubre de 1991, en Florianópolis, estado de Santa Catarina. A la Madre Paulina le confiamos el pueblo brasileño, la Iglesia de Brasil y la congregación de las Hermanitas de la Inmaculada Concepción y todas las personas que han colaborado en su canonización.

(http://santosdedios.blogspot.pe/2013/07/09-de-julio-santa-paulina-del-corazon.html)

09 junio, 2020

San Efrén


San Efren, Doctor de la Iglesia - ACI Prensa
 
 ¡Oh!, San Efrén, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y Él, no os dejó jamás e hizo que la cruz
de Cristo abrazaseis, convirtiéndoos en veraz transmisor
de la doctrina cristiana a través de vuestros versos, tanto
que, os llamaban “la cítara del Santo Espíritu”. No escribías
para éxitos lograr, pero os servíais de la poesía como medio
pastoral. Y, en cada homilía, y en cada sermón la usabais
para, seducir el espíritu de los hombres, mujeres, niños
y ancianos que cautivados os escuchaban de Dios hablar.
¿Y, cómo no iban a escucharos? Si vos, teníais en la Sagrada
Escritura, la fuente inagotable de vuestra inspiración, que
os daba un saber en el que, nadie os superaba, y con él,
los misterios sagrados penetrabais de la verdad y de Dios?
Nuestra Señora, nunca de lado quedó, pues vos, que erais su
“amado poeta” le obsequiasteis veinte himnos. A, Ella, todo
el tiempo recurríais y entre otros versos le decíais: “María,
sois más resplandeciente que el sol, conciliadora del cielo
y de la tierra, paz, alegría y salud del mundo, corona de las
vírgenes, toda pura, inmaculada, incorrupta, beatísima, inviolada,
venerable y honorable”. Y, así; y luego de haber gastado vuestra
vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para coronada ser
con corona de luz, como justo premio a vuestro increíble amor;
¡oh!, San Efrén, “viva voz y cítara de la Santísima Trinidad”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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9 de Junio
San Efrén Diácono y
Doctor de la Iglesia
Año 373


Poco es lo que sabemos de la vida de San Efrén. Nació en Nisibi, en la Mesopotamia septentrional a comienzos del siglo IV, probablemente en el 306. Por lo tanto, tenía siete años cuando Constantino promulgó el edicto de Milán. Pero parece que Efrén no pudo gozar de la libertad de culto en el seno de la propia familia, porque el padre era sacerdote pagano y no estaba de acuerdo con la formación cristiana que la piadosa madre quería impartirle. 

A Los 18 años recibió el bautismo y vivió del propio trabajo, en Edesa, como empleado en un baño público. En el 338 Nisibi fue atacada por Los Persas, y Efrén acudió en su ayuda.

Cuando Nisibi cayó en mano de Los Persas, Efrén, que ya era diácono, se estableció definitivamente en Edesa en el 365, y allí dirigió una escuela. Allí murió el 9 de junio del 373. Benedicto XV lo declaró doctor de la Iglesia en 1920. La tradición nos lo recuerda como un hombre austero. No conocía el griego y probablemente esta era la razón por la cual no encontramos en su obra literaria ese influjo teológico contemporáneo, caracterizado por Las controversias trinitarias. Él es el transmisor genuino de la doctrina cristiana antigua. El medio usado por San Efrén para la divulgación de la verdad cristiana es sobre todo la poesía, por lo cual con razón se lo ha definido “la cítara (o el arpa) del Espíritu Santo”.

En su época se estaba organizando el canto religioso “alternado” en Las iglesias. Los iniciadores fueron San Ambrosio en Milán y Diodoro en Antioquía. El diácono de Nisibi, en Las fronteras de la cristiandad y del mundo romano, compuso en la lengua nativa poesías de contenido didáctico o exhortativo, y propias para adaptarlas al canto colectivo. El carácter popular de sus poesias hizo que pronto se difundieran muchísimo. Gracias también a las cuidadosas traducciones en griego, pronto pasaron de Siria al Oriente mediterráneo.

Efrén no escribía para buscar éxitos literarios; él se servía de la poesía como un excelente medio pastoral. Hasta en las homilías y en los sermones usaba este medio como captación y seducción del espíritu. El profundo conocimiento de la Sagrada Escritura le ofrecía a su rica vena poética el elemento más original para penetrar en los misterios de la verdad y sacar útiles enseñanzas para el pueblo de Dios.

Efrén es también el poeta de la Virgen, a la que dirigió 20 himnos y a quien se dirigía con expresiones de tierna devoción. El llamaba a María “más resplandeciente que el sol, conciliadora del cielo y de la tierra, paz, alegría y salud del mundo, corona de las vírgenes, toda pura, inmaculada, incorrupta, beatísima, inviolada, venerable, honorable…”.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

08 junio, 2020

San Fortunato de Fano

 Oraciones a San Fortunato de Fano - Oraciones cristianas ...
 
 ¡Oh!, San Fortunato de Fano; vos sois el hijo del Dios
de la Vida, su obispo y amado santo, que en el Piceno, vos
os ocupasteis de la redención de cautivos. La gloria os
la dio una población llamada entonces “El Templo de la
Fortuna”, hoy Fano a orillas del Adriático y desde allí,
os consultasteis al Papa si podíais vender los vasos
sagrados del culto para rescatar a los cautivos, y que,
habiendo recibido respuesta afirmativa, os dedicasteis
a esta actividad con toda el alma y óptimos resultados.
Por todo ello, y a manera de gratitud eterna, vuestros
feligreses, para honraros vuestra memoria os construyeron
un singular túmulo en la catedral, en forma de pirámide.
Y, así, luego de haber gastado vuestra vida en buena lid
voló vuestra alma al cielo, para recibir corona de luz,
como justo permio a vuestra entrega increíble de amor;
¡Oh!, San Fortunato, “vivo amor por vuestros feligreses del Dios Vivo”

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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Junio 8
San Fortunato de Fano, Obispo


Martirologio Romano: En Fano, en el Piceno, san Fortunato, obispo, que se ocupó de la redención de cautivos. s. VI

Natural de Fano, (el Niceno, Italia). Obispo de Fanum Fortunae (una población llamada entonces “El Templo de la Fortuna”, hoy Fano) a orillas del Adriático. Se cuenta como anécdota muy singular de este Fortunato, que consultó al Papa si podía vender los vasos sagrados del culto para rescatar a los cautivos, y que habiendo recibido respuesta afirmativa, se dedicó a esta actividad con toda el alma y con óptimos resultados.

Por eso sus feligreses, para honrar su memoria le construyeron un suntuoso túmulo en la catedral, en forma de pirámide.

(http://vidas-santas.blogspot.com/2013/06/san-fortunato-de-fano-obispo.html)

07 junio, 2020

La Santísima Trinidad

 SERMÓN PARA LA FIESTA DE LA SANTÍSIMA TRINIDAD, por el Rvdo. P ...

7 de Junio
La Santísima Trinidad (A)
(Domingo siguiente a Pentecostés)

Texto del Evangelio (Jn 3,16-18): En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no ha enviado a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él. El que cree en Él, no es juzgado; pero el que no cree, ya está juzgado, porque no ha creído en el Nombre del Hijo único de Dios».
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«Tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo único»
Mons. Joan Enric VIVES i Sicília Obispo de Urgell
(Lleida, España)

Hoy nos viene bien volver a escuchar que «tanto amó Dios al mundo…» (Jn 3,16) porque, en la fiesta de la Santísima Trinidad, Dios es adorado y amado y servido, porque Dios es el Amor. En Él hay unas relaciones que son de Amor, y todo lo que hace, activamente, lo hace por Amor. Dios ama. Nos ama. Esta gran verdad es de aquellas que nos transforman, que nos hacen mejores. Porque penetran en el entendimiento, se nos hacen del todo evidentes. Y penetran nuestra acción, y la van perfeccionando hacia una acción toda de amor. Y como más puro, se hace más grande y más perfecto.

San Juan de la Cruz ha podido escribir: «Pon amor donde no hay amor, y encontrarás amor». Y esto es cierto, porque es lo que Dios hace siempre. Él «ha enviado a su Hijo al mundo (…) para que se salve» (Jn 3,17) gracias a la vida y al amor hasta la muerte en cruz de Jesucristo. Hoy le contemplamos como el único que nos revela el auténtico amor.

Se habla tanto del amor, que quizá pierde su originalidad. Amor es lo que Dios nos tiene. ¡Ama y serás feliz! Porque amor es dar la vida por aquellos que amamos. Amor es gratuidad y sencillez. Amor es vaciarse de uno mismo, para esperarlo todo de Dios. Amor es acudir con diligencia al servicio del otro que nos necesita. Amor es perder para recobrarlo al ciento por uno. Amor es vivir sin pasar cuentas de lo que uno va haciendo. Amor es lo que hace que nos parezcamos a Dios. Amor —y sólo el amor— es la ¡eternidad ya en medio de nosotros!

Vivamos la Eucaristía que es el sacramento del Amor, ya que nos regala el Amor de Dios hecho carne. Nos hace participar del fuego que quema en el Corazón de Jesús, y nos perdona y rehace, para que podamos amar con el Amor mismo con que somos amados.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2020-06-07)

06 junio, 2020

San Marcelino Champagnat


6 de Junio: San Marcelino Champagnat | Proyecto Emaús
 
 ¡Oh!, San Marcelino Champagnat, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo y consagrado a Nuestra Señora.
Nunca asististeis a escuela alguna y erais de pronto, experto
albañil y hábil negociante. Por compañero tuvisteis al “Santo
Cura de Ars”, San Juan María Vianey; con el cual os entendíais
de maravillas, mil. Os dedicasteis con toda vuestra alma,
acabar con el libertinaje de la juventud y decidisteis instruirlos
en la religión y la catequesis, tarea que hacíais con dulce
entrega y grande amor. Vuestro sacerdocio a Nuestra Señora
lo consagrasteis, fundando la congregación de los “Hermanos
Maristas”, cuyo lema: “caridad con todos” fue vuestra luz.
Los maltratos con los alumnos su primisteis y disteis especial
importancia al canto, para eficaz hacer la enseñanza. La “escuela
activa” os recuerda como su promotor, que permitió a los alumnos
participar en clase, y que cada religioso, dedicara una hora diaria
para prepararse en la catequesis y en la pedagogía para enseñar
mejor. Siempre repetíais a cada nada: “Todo en honor de Jesús,
pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia
Jesús”. “Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra
Señora, la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar
dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos
su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más
fácilmente hacia Jesucristo”. Y, vuestra estatura, nunca
fue más grande que vuestra virtud, por vuestro amor y alegría
desbrozadas en cada acto, por pequeño que fuese a lo largo
de vuestra santa vida. Y, así, luego de haber entregado con
pasión vuestra vida y amor por los jóvenes, vuestra alma, voló
al cielo para, coronada ser, con corona de luz y eternidad
como justo premio a vuestra increíble y grande entrega de amor;
¡oh!, San Marcelino; “vivo y amoroso pedagogo del Dios vivo”.


© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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6 de junio
San Marcelino Champagnat
Fundador
Año 1840


Nació en 1789 cerca de Lyon, Francia. Su padre que llegó a ser alcalde del pueblo, por defender y favorecer la religión tuvo que sufrir mucho durante la revolución francesa. La mamá era sumamente devota de la Virgen Santísima y le infundió una gran devoción mariana a Marcelino, desde muy pequeño, y le consagró su hijo a la Madre de Dios. Una tía muy piadosa le leía Vidas de Santos, y estas lecturas lo fueron entusiasmando por la vida de apostolado. La lectura de las Vidas de Santos entusiasma mucho por la virtud.

Creció sin asistir a la escuela, pero las lecturas caseras lo fueron formando en un fuerte amor por la religión. Desde muy niño demostró mucha capacidad para aprender la albañilería, y la practicó en su niñez, y después este oficio le va a ser muy útil en sus fundaciones. También era ágil para el negocio. Compraba corderitos, los engordaba, y luego los vendía y así fue haciendo sus ahorros, con los cuales más tarde ayudará a costearse sus estudios.

Terminada la revolución francesa, el Cardenal Fresh (tío de Napoleón) se propuso conseguir vocaciones para el sacerdocio y fundó varios seminarios. Cerca del pueblo de Marcelino abrieron un seminario mayor y un sacerdote visitador llegó a la casa de los Champagnat a visitar a alguno de los jóvenes a ingresar en el nuevo seminario. A Marcelino le entusiasmó la idea, pero su padre y su tío decían que él no servía para los estudios sino para los oficios manuales. Sin embargo el joven insistió y le permitieron entrar en el seminario.

Como lo habían anunciado el papá y el tío, los estudios le resultaron sumamente difíciles y estuvo a punto de ser echado del seminario por sus bajas notas en los exámenes. Pero su buena conducta y el hacerse repetir las clases por unos buenos amigos, le permitieron poder seguir estudiando para el sacerdocio. En el seminario tenía otro compañero que, como él, tenía menos memoria y menos aptitud para los estudios que los demás, pero los dos sobresalían en piedad y en buena conducta y esto les iba a ser inmensamente útil en la vida. El compañero se llamaba Juan María Vianey, que después fue el Santo Cura de Ars, famoso en todo el mundo.

Poco antes de recibir la ordenación sacerdotal, él y otros 12 compañeros hicieron el propósito de fundar una Comunidad religiosa que propagara la devoción a la Sma. Virgen y fueron en peregrinación a un santuario mariano a encomendar esta gracia. Marcelino logrará cumplir este buen deseo de sus compañeros.

En 1816 fue ordenado sacerdote y lo nombraron como coadjutor o vicario de un sacerdote anciano en un pueblecito donde los hombres pasaban sus ratos libres en las cantinas tomando licor, y la juventud en bailaderos nada santos, y la ignorancia religiosa era sumamente grande.

Marcelino se dedicó con toda su alma a tratar de acabar con las borracheras y los bailaderos y a procurar instruir a sus fieles lo mejor posible en la religión. Como tenía una especial cualidad para atraer a la juventud, pronto se vio rodeado de muchos jóvenes que deseaban ser instruidos en la religión. Y hasta tal punto les gustaba su clase de catequesis, que antes de que abrieran la iglesia a las seis de la mañana, ya estaban allí esperando en la puerta para entrar a escucharle.

Marcelino era todavía muy joven, apenas tenía 27 años, y ya resultó fundando una nueva comunidad. Era de elevada estatura, robusto, de carácter enérgico y amable a la vez. Alto en su aspecto físico y gigante en la virtud. Le había consagrado su sacerdocio a la Virgen María, y en una de sus visitas al Santuario Mariano de la Fourviere, recibió la inspiración de dedicarse a fundar una congregación religiosa dedicada a enseñar catecismo a los niños y a propagar la devoción a Nuestra Señora.

Eso sucedió en 1816, y una placa allá en dicho santuario recuerda este importante acontecimiento. Lo que movió inmediatamente a Marcelino a fundar la Comunidad de Hermanos Maristas fue el que al visitar a un joven enfermo se dio cuenta de que aquel pobre muchacho ignoraba totalmente la religión. Se puso a pensar que en ese mismo estado debían estar miles y miles de jóvenes, por falta de maestros que les enseñaran el catecismo. Lo preparó a bien morir, y se propuso buscar compañeros que le ayudaran a instruir cristianamente a la juventud.

El 2 de enero de 1817 empezó la nueva comunidad de Hermanos Maristas en una casita que era una verdadera Cueva de Belén por su pobreza. Sus jóvenes compañeros se dedicaban a estudiar religión y a cultivar un campo para conseguir su subsistencia. El santo los formaba rígidamente en pobreza, castidad y obediencia, para que luego fueran verdaderamente apóstoles. Pronto empezaron a llegar peticiones de maestros de religión para parroquias y más parroquias.

Marcelino enviaba a los que ya tenía mejor preparados, y la casa se le volvía a llenar de aspirantes. Siempre tenía más peticiones de parroquias para enviarles hermanos catequistas, que jóvenes ya preparados para ser enviados. Y como su casa se llenó hasta el extremo, él mismo se dedicó ayudado por sus novicios, y aprovechando sus conocimientos de albañilería, a ensanchar el edificio.

Ante todo, las labores de sus religiosos estaban todas dirigidas a hacer conocer y amar más a Dios y a nuestra religión. El método empleado era el de la más exquisita caridad con todos. Marcelino no podía olvidar cómo una vez un profesor puso en público un sobrenombre humillante a un alumno y entonces los compañeros de ese pobre muchacho empezaron a humillarlo hasta desesperarlo. Por eso prohibió rotundamente todo trato humillante para con los alumnos. Quitó los castigos físicos y deprimentes. Le dio mucha importancia al canto como medio de hacer más alegre y más eficaz la catequesis. Fue precursor de la escuela activa, en la cual los alumnos participan positivamente en las clases. Cada religioso debía dedicar una hora por día a prepararse en catequesis, y en pedagogía para saber enseñar lo mejor posible.

La quinta esencia de la pedagogía de San Marcelino era su gran devoción a la Virgen Santísima. Repetía a sus religiosos: “Todo en honor de Jesús, pero por medio de María. Todo por María, para llevar hacia Jesús”. Y les decía: “Nuestra Comunidad pertenece por completo a Nuestra Señora la Madre de Dios. Nuestras actividades deben estar dirigidas a hacerla amar, estimar y glorificar. Inculquemos su devoción a nuestros jóvenes, y así los llevaremos más fácilmente hacia Jesucristo”.

Marcelino murió muy joven, apenas de 51 años el 6 de junio de 1840. Los últimos años había sufrido de una gastritis aguda, y un cáncer al estómago le ocasionó la muerte. Al morir dejaba 40 casas de Hermanos Maristas. Ahora sus religiosos son más de 6,000 en 870 casas, en muy diversos países. Marcelino Champagnat fue proclamado santo por el Papa Juan Pablo II el 18 de abril de 1999.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcelino_Champagnat_6_7.htm)