29 noviembre, 2025

San Gregorio Taumaturgo

 

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29 de noviembre
San Gregorio Taumaturgo
 
Se llama "taumaturgo" al que hace muchos milagros. A este santo le pusieron ese nombre porque según indica la tradición popular, desde tiempos de Moisés, no se había visto a un hombre conseguir tantos milagros como los que obtuvo San Gregorio.
 
Cuando era joven tuvo que viajar a Cesarea, en Palestina, a acompañar a una hermana; estando allá, conoció al sabio más grande de su tiempo que era Orígenes quien había puesto una escuela de teología en esa ciudad.
 
Al estallar la persecución de Decio en 250, San Gregorio aconsejó a los cristianos que se escondieran para que no tuvieran peligro de renegar de su fe cristiana por temor a los tormentos. Se ha hecho célebre en la historia de la Iglesia la frase que dijo este gran santo poco antes de morir. Preguntó: "¿Cuántos infieles quedan aún en la ciudad sin convertirse al cristianismo?" Le respondieron: "Quedan diecisiete", y él exclamó gozoso: "Gracias Señor: ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino 17 cristianos, y ahora no hay sino 17 paganos".
 
Las gentes lo invocaban después cuando hubo inundaciones y terremotos, y es que San Gregorio con sus oraciones y sacrificios logró detener terribles inundaciones que amenazaban acabar con toda los cultivos y casas de la ciudad.(ACI Prensa).

27 noviembre, 2025

La Virgen de la Medalla Milagrosa

 

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27 de noviembre
La Virgen de la Medalla Milagrosa
 
Cada 27 de noviembre los fieles católicos celebran el día de la Virgen de la Medalla Milagrosa, advocación mariana nacida en Francia, cuya devoción se ha extendido por todo el mundo.
 
Los devotos de la Medalla Milagrosa se unen hoy en espíritu de oración en recuerdo de aquel 27 de noviembre de 1830 en el que la Madre de Dios se apareció a Santa Catalina Labouré (1806-1876).
Ese día la Virgen María le ordenó a la joven religiosa:
 
"Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán más abundantes para los que la lleven con confianza".
 
Santa Catalina Labouré
 
Catalina Labouré fue una religiosa francesa perteneciente a las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl. Era una mujer de oración penetrante, poseedora de un alma mística. Según la descripción de la santa, la Virgen María se le apareció de la siguiente manera:
 
“Estaba vestida con una túnica blanca y un velo del mismo color que la cubría desde la cabeza hasta los pies. Su rostro era bellísimo. Los pies aparecían apoyados encima de una esfera o globo, mientras pisaban a una serpiente. Sus manos, a la altura del corazón, sostenían una pequeña esfera de oro, coronada con una cruz. Los dedos de las manos estaban adornados con anillos con piedras preciosas, desde las que salían destellos de luz”.
 
La Medalla Milagrosa
 
La Medalla Milagrosa es una medalla devocional, un objeto de piedad cuya finalidad es disponer a los devotos a acoger la gracia de Dios; un signo visible del deseo de cada devoto a cooperar con esa gracia, secundando a María en la misión que Dios le ha encomendado en el mundo. El diseño fue realizado por el orfebre Adrien Vachette, de acuerdo a las indicaciones de Santa Catalina Labouré.
 
Le dijo la Virgen a Catalina: “Este globo que ves (a mis pies) representa al mundo entero, especialmente a Francia, y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no las piden”. En ese momento, la esfera o globo de oro que tenía la Virgen en las manos -prosigue el relato de Catalina- se desvaneció, y sus brazos se extendieron, abiertos, mientras los rayos de luz continuaban cayendo sobre el globo blanco a sus pies.
 
De pronto apareció una forma ovalada en torno a la figura de la Virgen, con una inscripción en el borde interior que decía: "María sin pecado concebida, ruega por nosotros, que acudimos a ti". Estas palabras formaban un semicírculo que empezaba a la altura de la mano derecha de la Virgen, pasaba por encima de su cabeza y terminaba a la altura de la mano izquierda. María, mostrándose de esa manera, le pide a Catalina que acuñe una medalla según la imagen que estaba contemplando.
 
Entonces, la imagen de la Virgen giró y Catalina pudo ver el reverso. En este estaba inscrita la letra “M”, con una cruz que se alzaba desde la mitad. Por debajo de la inscripción estaban el Corazón de Jesús, circundado con una corona de espinas, y el Corazón de María, traspasado por una espada. Alrededor, formando un contorno, aparecían doce estrellas.
 
La Inmaculada Concepción
 
Esta manifestación se repitió a finales del mes siguiente, en diciembre de 1830, y en los primeros días de enero de 1831.
 
En un principio, los devotos de la medalla la llamaron “Medalla de la Inmaculada Concepción”, pero con la difusión de la devoción -fortalecida e impulsada por las numerosísimas gracias y milagros- los fieles empezaron a llamarla “La Medalla Milagrosa”, tal y como se sigue haciendo en nuestros días.(ACI Prensa).

26 noviembre, 2025

San Juan Berchmans, Propulsor de la espiritualidad juvenil jesuita

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26 de noviembre
San Juan Berchmans
Propulsor de la espiritualidad juvenil jesuita 
 
Cada 26 de noviembre, la Compañía de Jesús celebra a San Juan Berchmans, santo jesuita de origen flamenco nacido en 1599, fallecido a los 20 años cuando era seminarista. La Iglesia universal celebra su fiesta el 13 de agosto.
 
Juan Berchmans (1599-1621) forma parte, junto con San Estanislao Kostka (1550-1568) y San Luis Gonzaga (1568-1591), del grupo de jóvenes santos que influenció de manera determinante en lo que se conoce como “espiritualidad jesuítica juvenil”.
 
Con el ímpetu de la juventud
 
Juan nació en Diest, Ducado de Brabante (Bélgica), el 13 de marzo de 1599, en el seno de una familia sencilla. Su padre trabajaba como zapatero y su madre se dedicaba a los quehaceres del hogar en la medida en que las fuerzas se lo permitían, dado que tenía una salud muy precaria. El pequeño Juan se encargaba, en consecuencia, de cuidar a sus hermanos menores y de ayudar a su mamá. A los 10 años consiguió su primer empleo, gracias a la ayuda de un sacerdote amigo. Con el dinero que ganaba contribuía a aligerar los gastos familiares.
 
Más adelante Juan se trasladó a Malinas, Flandes, donde encontró trabajo como preceptor de niños, empleado por un canónigo. Pronto se abriría en la ciudad un colegio jesuita, lo que entusiasmó muchísimo al joven preceptor. Decidido, Berchmans se presentó a la recién fundada institución y logró ser aceptado como estudiante.
 
En la escuela, Juan quedó impresionado con la espiritualidad jesuita y empezó a considerar la posibilidad de hacerse “un hijo de San Ignacio”. Sus maestros lo veían con aprecio porque se desempeñaba muy bien académicamente y era querido por sus compañeros. Aunque a su padre no le agradó mucho la idea de que su hijo se hiciera jesuita -al inicio se opuso rotundamente a tal consideración- le impresionó su determinación y terminó asintiendo a su decisión.
 
“El Hermano Alegre”
 
Estando en el noviciado de la Compañía, Juan recibió la noticia de que su madre estaba agonizando. Lamentablemente, aunque lo quiso de corazón, no pudo regresar e ir a verla. Una hermosa carta, llena de consuelo espiritual, llegó entonces a manos de su padre. Era Juan, expresando de manera notable su esperanza en medio de las dolorosas circunstancias y la seguridad que tenía en las promesas de Dios. Aquella carta fue de gran consuelo para su padre y una confirmación de que la vocación de su hijo iba muy en serio.
 
En 1618, Juan Berchmans fue enviado al Colegio Romano de los jesuitas, en la Ciudad Eterna, Roma. Allí volvió a destacar por su amor al estudio y compañerismo. Poseía una habilidad especial para los idiomas y llegó a dominar el inglés, el francés, el alemán, el flamenco, el italiano, el latín y el griego.
 
En el seminario a Juan lo llamaban “El Hermano Alegre”, porque casi todo el tiempo estaba con la sonrisa en el rostro; era amable, jovial y atento con todos. No eran pocos los que decían que les bastaba su presencia para ponerse contentos. Al mismo tiempo, Juan resultaba ejemplar en los asuntos más difíciles de la vida en común. Era de esos chicos capaces de admitir con humildad sus errores o sus incomodidades: más de una vez reconoció que a veces le costaba vivir con personas tan distintas a él, pero que no estaba dispuesto a hacer de eso un impedimento.
 
Piedad filial a María
 
Cuanto bien le brotaba del corazón, Juan lo atribuía a la Madre de Dios. Tenía una tierna devoción por Ella. Estaba convencido de la centralidad que María tiene en la salvación de cada persona. Juan solía decir con un finísimo sentido del humor: “Si logro amar a María, tengo segura mi salvación; perseveraré en la vida religiosa, alcanzaré cuanto quisiere; en una palabra, seré todopoderoso”.
 
Aquellas palabras no eran ni remotamente un exceso verbal. Nacían de lo profundo del corazón de Juan, inmensamente agradecido con la Virgen. Era su forma de parafrasear a San Agustín en su “Ama y haz lo que quieras”. Así, con el corazón encendido Juan se repetía todos los días: “Quiero amar a María”; y le haría una solemne promesa a Nuestra Madre: “Afirmar y defender dondequiera la Inmaculada Concepción de la Virgen María”.
 
Entrega definitiva
 
De pronto, un día, terminado uno de los certámenes que se organizaban en el seminario, Juan tuvo que ser ingresado a la enfermería por unos dolores de cabeza. Su superior ya se había percatado meses antes de cierto decaimiento o cansancio crónico, pero como muchos otros en el seminario, no lo había tomado como un signo demasiado grave. Berchmans era de los que más se esforzaban, siempre atento a servir y cumplir con sus deberes.
 
Su salud siguió de manera inestable, hasta que bruscamente se puso muy mal. Berchmans partió a la Casa del Padre el 13 de agosto de 1621, en palabras de sus amigos, como consecuencia de un “total agotamiento”. Es muy probable que su muerte haya sido consecuencia de alguna afección pulmonar o enfermedad infecciosa.
 
Al morir, Juan Berchmans tenía solo 20 años. Fue beatificado en 1865 por el Beato Pío IX y canonizado en 1888 por el Papa León XIII.(ACI Prensa).

25 noviembre, 2025

Santa Catalina de Alejandría, mártir y patrona de los predicdores

 Imagen

25 de noviembre
Santa Catalina de Alejandría, patrona de los predicadores y filósofos
 
Patrona de los predicadores, filósofos, las estudiantes, las mujeres solteras, los enfermeros y las tareas que tinen que ver con el uso de la rueda 
 
Cada 25 de noviembre la Iglesia Católica celebra a Santa Catalina de Alejandría, mártir de los primeros siglos de la era cristiana (nació a finales del siglo III). Es considerada patrona de los filósofos, las estudiantes, las mujeres solteras y de los oficios que se relacionan con el uso de la rueda. También lo es de los enfermeros y los predicadores.
 
La tradición recoge sus palabras antes de entregar la vida en el martirio: "¡Señor Jesús, te suplico me escuches, a mí y a cuantos a la hora de su muerte, recordando mi martirio, invoquen tu nombre!".

Catalina vivió en el siglo IV, pero no sería hasta dos siglos después de su muerte que su culto se extendería por Europa, llegando a ser muy popular.
 
Búsqueda de la verdad
 
Santa Catalina de Alejandría nació en Egipto, en el seno de una familia noble, hacia el año 290. Fue hija del rey Costo y desde muy pequeña destacó por su inteligencia. Dada su condición de princesa recibió una esmerada educación, y en virtud a su habilidad y perspicacia llegó a codearse con filósofos y poetas.
 
Su conversión al cristianismo empezó con un sueño en el que se le apareció Jesús, tras el cual empezó a interesarse en la doctrina cristiana. A partir de entonces, tanto su mente como su corazón se fueron transformando; Catalina pidió el bautismo y quiso consagrar su vida al Señor.
 
La Verdad contra el poder imperial
 
En el año 310, el emperador romano Majencio visitó Alejandría, ciudad donde vivía la santa, para presidir las ceremonias dedicadas a los dioses. Empezadas las festividades, el emperador ordenó que se ofrecieran sacrificios según la costumbre.
 
Cuando le tocó el turno de presentar su ofrenda, Catalina se negó a hacerlo y en vez de reverenciar a los dioses se santiguó delante del Emperador. Este, enfurecido, la mandó llamar. Una vez que fue llevada a su presencia, Majencio cuestionó su conducta. Acto seguido, Catalina lo retó a debatir sobre el Dios verdadero.
 
Tal fue la contundencia de las palabras de la santa que el emperador quedó impresionado por su sabiduría y belleza. Entonces, mandó llamar a un grupo de sabios para que debatan con ella. Cuando se llevó a cabo la confrontación, Catalina no solo logró salir airosa de los cuestionamientos de maestros, sino que argumentó con tal excelencia sobre Dios que ellos decidieron también abrazar la sabiduría que la santa poseía. Como muchos otros que trataron con Catalina, aquellos hombres se hicieron cristianos. El emperador, al enterarse de lo sucedido, ordenó que fueran ejecutados.
 
Cristo se abre paso en los corazones
 
Después, Majencio, en plan de darle a Catalina una última oportunidad, le propuso que fuera una de las doncellas acompañantes de la emperatriz. La santa rechazó la oferta, por lo que sería azotada y luego encerrada en un calabozo, sin alimento.
 
La consorte del emperador, conmovida, acudió a verla a su celda en compañía de uno de los generales de Majencio, Porfirio, para llevarle aliento y consuelo. Ellos fueron testigos de la aparición de unos ángeles que acompañaban y curaban las heridas de Catalina. La joven explicó que aquello venía de Dios, que es siempre compasivo y misericordioso; les habló de Cristo y ellos convirtieron sus corazones al Señor.
 
Martirio
 
El emperador tomó lo sucedido como la mayor de las afrentas y mandó torturar a Catalina. Un grupo de soldados construyó un artefacto que tenía una rueda con clavos y cuchillas. Cuando sujetaron a Catalina, ella oró al Señor y el mecanismo saltó en pedazos matando a algunos de los presentes.
 
Entonces, para asegurar que la santa muriera, se preparó la decapitación. El golpe de la espada del verdugo cercenó su cabeza en el acto. Cuenta la tradición que los restos de Catalina no llegaron a ser profanados porque unos ángeles se los llevaron al Monte Sinaí (hoy se veneran en ese lugar).
 
Dos siglos más tarde, el emperador Justiniano (e. 527-565), quien era cristiano, erigió sobre el Sinaí un monasterio en honor a Santa Catalina, mártir, considerado uno de los más antiguos del mundo.
 
Patronazgos
 
A los patronazgos ya mencionados se suman los de ‘patrona de apologistas’; ‘artesanos’ que usan ruedas en su trabajo, como alfareros, hilanderos, molineros; así como de los archivistas; abogados; juristas; bibliotecarios. Por la juventud con la que fue conducida al martirio y la resistencia exhibida durante este es patrona de las personas en trance de muerte. Por su habilidad retórica y perspicacia siendo una jovencita es patrona de los educadores, las jóvenes solteras, las estudiantes, los maestros. Debido a la tradición iconográfica que la representa se la asocia también a los oficios en los que se usan instrumentos afilados o hechos de metal: afiladores de cuchillos; mecánicos; torneros; taquígrafos y secretarias.
 
En España es patrona de la Real Universidad de Toledo. En América Latina es patrona de ciudades y localidades de Colombia, Cuba, El Salvador, Guatemala, México, Nicaragua, Venezuela, Brasil, Perú, Panamá. (ACI Prensa).

24 noviembre, 2025

San Andrés Dung-Lac y los 117 mártires de Vietnam

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24 de noviembre
San Andrés Dung-Lac y los 117 mártires de Vietnam 
 
La historia de la evangelización en los actuales territorios de Vietnam empezó en el siglo XVI. Misioneros provenientes de Europa llegaron a esas tierras con el deseo de anunciar la Buena Nueva entre los naturales y abrir para ellos el camino de la Iglesia y la salvación.
 
Entre los vietnamitas fueron muchos los que acogieron con alegría el mensaje de Cristo; sin embargo, en la medida en que el cristianismo se fue fortaleciendo e iba generando un mayor impacto en la vida social y la cultura, otros tantos escogieron la ruta del repudio y la violencia contra los conversos y los llegados de otras tierras. Especialmente los siglos XVIII y XIX fueron cruentos en este sentido y la sangre de numerosos cristianos fue derramada.
 
Probados en la batalla, fieles al Señor
 
En el siglo XIX, los reyes Minh Mang y Tu Duc organizaron una larguísima persecución que duró décadas. En 1833, Minh Mang emitió una orden que prohibía la actividad misionera y obligaba a todo aquel que se reconocía cristiano a renegar públicamente de su fe, bajo amenaza de severos castigos -la cárcel o la muerte-. Este gobernante y su sucesor, llamado Tu Duc, pretendieron imponer el confucianismo de manera excluyente.
 
Lo peor ocurrió a mediados del siglo antepasado. Entre 1848 y 1860 fueron proclamados hasta seis edictos acusando a los cristianos de conspiradores y representantes de intereses políticos foráneos. Esos 12 años representaron la radicalización de lo que ya venía pasando en Vietnam desde la llegada de los primeros evangelizadores en el siglo XVI. El resultado de estas medidas anticristianas y de casi 300 años de persecución fueron miles de vietnamitas y extranjeros -en su mayoría europeos- martirizados y asesinados. Entre ellos había un número mayor entre obispos, sacerdotes y religiosos, pero también hubo laicos.
 
La corona del martirio
 
Paulatinamente, a lo largo del siglo XX, la Iglesia Católica, que hace todo lo posible por preservar la memoria de sus mártires, ha reconocido la santidad y entrega de quienes murieron en Vietnam por odio a la fe. Es cierto que algunos pueden haber quedado en el anonimato, pero muchos otros han sido debidamente identificados y hoy integran la lista de los fieles cuyo testimonio fortalece a la Iglesia local y universal. Estos 117, encabezados por San Andrés Dung-Lac (sacerdote muerto el 21 de diciembre de 1839), fueron canonizados por San Juan Pablo II en 1988.
 
De los 117 mártires, 75 fueron decapitados, 22 estrangulados, 6 quemados vivos, 5 condenados al desgarro de sus miembros y 9 murieron en la cárcel a causa de las torturas.
 
La lista
 
El número de personas canonizadas (117) en una sola ceremonia no tenía precedentes en la historia de la Iglesia. Esta es la lista oficial encabezada por San Andrés Dung-Lac (están incluidos junto a los originales de Vietnam, los misioneros españoles y franceses):
 
Andrés DUNG-LAC, Sacerdote 21-12-1839
Domingo HENARES, Obispo O.P. 25-06-1838
Clemente Ignacio DELGADO CEBRIAN, Obispo O.P. 12-07-1838
Pedro Rosa Úrsula BORIE, Obispo M.E.P. 24-11-1838
José María DÍAZ SANJURJO, Obispo O.P. 20-07-1857
Melchor GARCÍA SAMPEDRO SUÁREZ, Obispo O.P. 28-07-1858
Jerónimo HERMOSILLA, Obispo O.P. O1-11-1861
Valentín BERRÍO OCHOA, Obispo O.P. 01-11-1861
Esteban Teodoro CUENOT, Obispo M.E.P. 14-11-1861
Francisco GIL DE FEDERICH, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
Mateo ALONSO LECINIANA, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
Jacinto CASTANEDA, Sacerdote O.P. 07-11-1773
Vicente LE OUANG LIEM, Sacerdote O.P. 07-11-1773
Emanuel NGUYEN VAN TRIEU, Sacerdote 17-09-1798
Juan DAT, Sacerdote 28-10-1798
Pedro LE TuY, Sacerdote 11-10-1833
Francisco Isidoro GAGELIN, Sacerdote M.E.P. 17-10-1833
José MARCHAND, Sacerdote M.E.P. 30-11-1835
Juan Carlos CORNAY, Sacerdote M.E.P. 20-09-1837
Vicente DO YEN, Sacerdote O.P. 30-06-1838
Pedro NGUYEN BA TUAN, Sacerdote 15-07-1838
José FERNÁNDEZ, Sacerdote O.P. 24-07-1838
Bernardo VU VAN DUE, Sacerdote 01-08-1838
Domingo NGUYEN VAN HANH (DIEU), Sacerdote O.P. 01-08-1838
Santiago Do MAI NAM, Sacerdote 12-08-1838
José DANG DINH (NIEN) VIEN, Sacerdote 21-08-1838
Pedro NGUYEN VAN TU, Sacerdote O.P. 05-09-1838
Francisco JACCARD, Sacerdote M.E.P. 21-09-1838
Vicente NGUYEN THE DIEM, Sacerdote 24-11-1838
Pedro VO BANG KHOA, Sacerdote 24-11-1838
Domingo TUOC, Sacerdote O.P. 02-04-1839
Tomás DINH VIET Du, Sacerdote O.P. 26-11-1839
Domingo NGUYEN VAN (DOAN) XUYEN, Sacerdote O.P. 26-11-1839
Pedro PHAM VAN TIZI, Sacerdote 21-12-1839
Pablo PHAN KHAC KHOAN, Sacerdote 28-04-1840
José DO QUANG HIEN, Sacerdote O.P. 09-05-1840
Lucas Vu BA LOAN, Sacerdote 05-06-1840
Domingo TRACH (DOAI), Sacerdote O.P. 18-09-1840
Pablo NGUYEN NGAN, Sacerdote 08-11-1840
José NGUYEN DINH NGHI, Sacerdote 08-11-1840
Martín TA Duc THINH, Sacerdote 08-11-1840
Pedro KHANH, Sacerdote 12-07-1842
Agustín SCHOEFFLER, Sacerdote M.E.P. 01-05-1851
Juan Luis BONNARD, Sacerdote M.E.P. 01-05-1852
Felipe PHAN VAN MINH, Sacerdote 03-07-1853
Lorenzo NGUYEN VAN HUONG, Sacerdote 27-04-1856
Pablo LE BAO TINH, Sacerdote 06-04-1857
Domingo MAU, Sacerdote O.P. 05-11-1858
Pablo LE VAN Loc, Sacerdote 13-02-1859
Domingo CAM, Sacerdote T.O.P. 11-03-1859
Pedro DOAN LONG QUY, Sacerdote 31-07-1859
Pedro Francisco NERON, Sacerdote M.E.P. 03-11-1860
Tomás KHUONG, Sacerdote T.O.P. 30-01-1861
Juan Teofano VENARD, Sacerdote M.E.P. 02-02-1861
Pedro NGUYEN VAN Luu, Sacerdote 07-04-1861
José TUAN, Sacerdote O.P. 30-04-1861
Juan DOAN TRINH HOAN, Sacerdote 26-05-1861
Pedro ALMATO RIBERA, Sacerdote O.P. 01-11-1861
Pablo TONG VIET BUONG, Laico 23-10-1833
Andrés TRAN VAN THONG, Laico 28-11-1835
Francisco Javier CAN, Catequista 20-11-1837
Francisco DO VAN (HIEN) CHIEU, Catequista 25-06-1838
José NGUYEN DINH UPEN, Catequista T.O.P. 03-07-1838
Pedro NGUYEN DiCH, Laico 12-08-1838
Miguel NGUYEN HUY MY, Laico 12-08-1838
José HOANG LUONG CANH, Laico T.O.P. 05-09-1838
Tomás TRAN VAN THIEN, Seminarista 21-09-1838
Pedro TRUONG VAN DUONG, Catequista 18-12-1838
Pablo NGUYEN VAN MY, Catequista 18-12-1838
Pedro VU VAN TRUAT, Catequista 18-12-1838
Agustín PHAN VIET Huy, Laico 13-06-1839
Nicolás BUI DUC THE, Laico 13-06-1839
Domingo (Nicolás) DINH DAT, Laico 18-07-1839
Tomás NGUYEN VAN DE, Laico T.O.P. 19-12-1839
Francisco Javier HA THONG MAU, Catequista T.O.P. 19-12-1839
Agustín NGUYEN VAN MOI, Laico T.O.P. 19-12-1839
Domingo Bui VAN UY, Catequista T.O.P. 19-12-1839
Esteban NGUYEN VAN VINTI, Laico T.O.P. 19-12-1839
Pedro NGUYEN VAN HIEU, Catequista 28-04-1840
Juan Bautista DINH VAN THANH, Catequista 28-04-1840
Antonio NGUYEN HUU (NAM) QUYNH, Laico 10-07-1840
Pietro NGUYEN KHAC Tu, Catequista 10-07-1840
Tomás TOAN, Catequista T.O.P. 21-07-1840
Juan Bautista CON, Laico 08-11-1840
Martín THO, Laico 08-11-1840
Simón PHAN DAC HOA, Laico 12-12-1840
Inés LE THi THANH (DE), Laica 12-07-1841
Mateo LE VAN GAM, Laico 11-05-1847
José NGUYEN VAN LUU, Catequista 02-05-1854
Andrés NGUYEN Kim THONG (NAM THUONG), Catequista 15-07-1855
Miguel Ho DINH HY, Laico 22-05-1857
Pedro DOAN VAN VAN, Catequista 25-05-1857
Francisco PHAN VAN TRUNG, Laico 06-10-1858
Domingo PHAM THONG (AN) KHAM, Laico T.O.P. 13-01-1859
Lucas PHAM THONG (CAI) THIN, Laico 13-01-1859
José PHAM THONG (CAI) TA, Laico 13-01-1859
Pablo HANH, Laico 28-05-1859
Emanuel LE VAN PHUNG, Laico 31-07-1859
José LE DANG THI, Laico 24-10-1860
Mateo NGUYEN VAN (NGUYEN) PHUONG, Laico 26-05-1861
José NGUYEN DUY KHANG, Catequista T.O.P. 06-11-1861
José TUAN, Laico 07-01-1862
José TUC, Laico 01-06-1862
Domingo NINH, Laico 02-06-1862
Domingo TORI, Laico 05-06-1862
Lorenzo NGON, Laico 22-05-1862
Pallo (DONG) DUONG, Laico 03-06-1862
Domingo HUYEN, Laico 05-06-1862
Pedro DUNG, Laico 06-06-1862
Vicente DUONG, Laico 06-06-1862
Pedro THUAN, Laico 06-06-1862
Domingo MAO, Laico 16-06-1862
Domingo NGUYEN, Laico 16-06-1862
Domingo NHI, Laico 16-06-1862
Andrés TUONG, Laico 16-06-1862
Vicente TUONG, Laico 16-06-1862 y
Pedro DA, Laico 17-06-1862. 
 
Al día siguiente de la canonización, el Papa San Juan Pablo II dijo sobre los nuevos santos: “Sí, el verdadero motivo de nuestra alegría hoy es saber que estamos en comunión con estos hombres que llevaron el Evangelio, fundaron la Iglesia en la tierra de Vietnam y respondieron sin reservas al llamado de Cristo. Habían abandonado sus provincias sin esperanzas de regresar. Ahora están presentes para todos sus hermanos en el mundo, tanto para los de Vietnam como para los de su patria. La Iglesia venera en ellos a servidores fieles que han entrado en la alegría del Maestro, intercesores y ejemplos para las generaciones venideras” (Discurso del Santo Padre Juan Pablo II a los peregrinos franceses y españoles que participaron en la Canonización de 117 Mártires de Vietnam, 20 de Junio ​​de 1988).(ACI Prensa).

23 noviembre, 2025

Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo

 
 
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Domingo 23 de noviembre
Domingo 34 del tiempo ordinario:Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo (C)
Ver 1ª Lectura y Salmo
 
Texto del Evangelio (Lc 23,35-43): En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido». También los soldados se burlaban de Él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!». Había encima de él una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos».
 
Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálv
ate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».
 
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«Éste es el Rey de los judíos»
Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova
(Barcelona, España)
 
Hoy, el Evangelio nos hace elevar los ojos hacia la cruz donde Cristo agoniza en el Calvario. Ahí vemos al Buen Pastor que da la vida por las ovejas. Y, encima de todo hay un letrero en el que se lee: «Éste es el Rey de los judíos» (Lc 23,38). Este que sufre horrorosamente y que está tan desfigurado en su rostro, ¿es el Rey? ¿Es posible? Lo comprende perfectamente el buen ladrón, uno de los dos ajusticiados a un lado y otro de Jesús. Le dice con fe suplicante: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino» (Lc 23,42). La respuesta de Jesús es consoladora y cierta: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).
 
Sí, confesemos que Jesús es Rey. “Rey” con mayúscula. Nadie estará nunca a la altura de su realeza. El Reino de Jesús no es de este mundo. Es un Reino en el que se entra por la conversión cristiana. Un Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino que sale de la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.
 
El Reino de Dios fue un tema primordial en la predicación del Señor. No cesaba de invitar a todos a entrar en él. Un día, en el Sermón de la montaña, proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu, porque ellos son los que poseerán el Reino.
 
Orígenes, comentando la sentencia de Jesús «El Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21), explica que quien suplica que el Reino de Dios venga, lo pide rectamente de aquel Reino de Dios que tiene dentro de él, para que nazca, fructifique y madure. Añade que «el Reino de Dios que hay dentro de nosotros, si avanzamos continuamente, llegará a su plenitud cuando se haya cumplido aquello que dice el Apóstol: que Cristo, una vez sometidos quienes le son enemigos, pondrá el Reino en manos de Dios el Padre, y así Dios será todo en todos». El escritor exhorta a que digamos siempre «Sea santificado tu nombre, venga a nosotros tu Reino».
 
Vivamos ya ahora el Reino con la santidad, y demos testimonio de él con la caridad que autentifica a la fe y a la esperanza.
 
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Pensamientos para el Evangelio de hoy
 
«Entre los hombres, a la confesión sigue el castigo; ante Dios, en cambio, a la confesión sigue la salvación» (San Juan Crisóstomo)
 
«La promesa de Jesús al buen ladrón nos da una gran esperanza. El Señor siempre da más, es tan generoso, da siempre más de lo que se le pide: le pides que se acuerde de ti y te lleva a su Reino» (Francisco)
 
«(…) La parábola del pobre Lázaro y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23,43) (…) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16,26) que puede ser diferente para unos y para otros» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.021).(evangeli.net)

 

21 noviembre, 2025

Presentación de la Santísima Virgen María

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21 de noviembre
Presentación de la Santísima
Virgen María 
 
Cada 21 de noviembre la Iglesia celebra la memoria de la Presentación de la Santísima Virgen María. En esta fecha se recuerda el episodio, recogido por la tradición, según el cual María fue llevada a los tres años al templo de Jerusalén por sus padres, San Joaquín y Santa Ana, para ser introducida en la fe del pueblo de Israel.
 
Allí, en el templo, sería recibida por el Sumo Sacerdote junto a otras doncellas. De esta manera, María, aprendería desde pequeña el valor y el sentido de las promesas de Dios, especialmente sobre la llegada del Mesías.
 
La celebración de la Presentación de la Virgen evoca la consagración que María hizo de sí misma a Dios, una entrega prefigurada por su concepción inmaculada y que se va realizando a lo largo de su vida, día a día, en sintonía con los designios del Espíritu Santo. Por eso, decimos de María que es “la llena de Gracia”.
 
Origen de la celebración
 
El origen de esta celebración se remonta a la dedicación, en el año 543, de la iglesia de Santa María la Nueva, santuario ubicado muy cerca del Templo de Jerusalén.
 
Este acontecimiento histórico fortalece la convicción de que en el siglo VI ya se celebraba la ‘Presentación de la Virgen’ en la Iglesia de Oriente; aunque sería recién en 1372 que el Papa Gregorio XI (p. 1370-1378) empezaría a celebrarla en Avignon (Francia) cada 21 de noviembre. Posteriormente, el Papa Sixto V (p. 1585-1590) extendió la festividad a toda la Iglesia, incorporándola al calendario litúrgico romano.
 
21 de noviembre: Jornada Pro orantibus, para orar por los que oran
 
En 1953, el Papa Pío XII instituyó el día 21 de noviembre como la “Jornada Pro Orantibus” (Jornada ‘por aquellos que oran’), en honor a las comunidades religiosas de clausura. Es decir, todos los cristianos están invitados a orar por las personas que dedican su vida precisamente a la oración.
 
Décadas después, en el año 2014, el Papa Francisco recordó que este día debería ser “una ocasión oportuna para agradecer al Señor por el don de tantas personas que, en los monasterios y en las ermitas, se dedican a Dios en la oración y en el silencio activo, reconociéndole aquella primacía que sólo a Él le corresponde”.
 
Todo cristiano debe pedir en oración y agradecer a Dios por las vocaciones de clausura, poco conocidas y muchas veces olvidadas. También debe hacerlo por aquellos que rezan por las intenciones de quienes forman parte de la Iglesia peregrinante en este mundo y por las almas del purgatorio.ACI Prensa).

20 noviembre, 2025

Beata Anna Kolesárová, "Mártir de la castidad"

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20 de noviembre
Beata Anna Kolesárová
 
Patrona de la juventud, de las víctimas de las agresiones sexuales y de los abusos de todo tipo
Cada 20 de noviembre la Iglesia conmemora a la Beata Anna Kolesárová, joven laica nacida en Vysoká nad Uhom, Michalovce, Checoslovaquia (hoy Eslovaquia), en 1928. Anna es patrona de la juventud, de las víctimas de las agresiones sexuales y de los abusos de todo tipo. Ha sido nombrada “Mártir de la Castidad”.
 
La más bella flor
 
Anna creció en el seno de una familia católica en la que le inculcaron la piedad y el cuidado del espíritu, especialmente a través de la comunión frecuente. Su vida fue muy breve -fue asesinada a los 16 años-, pero, al mismo tiempo, llena de intensidad espiritual, pureza y mansedumbre. Así lo evidencian los numerosos testimonios recogidos para llevar adelante la causa de su beatificación.
 
Anna fue la menor de los hijos de la familia. Sus hermanos mayores fueron María, su media hermana, y Michal, su hermano. Los Kolesárová llevaban una vida sencilla y modesta, dedicada a las labores del campo.
 
Los horrores de la guerra
 
Lamentablemente, a los 10 años, Anna perdió a su madre y con eso recayeron sobre ella las responsabilidades del cuidado de la casa. Anna, sin embargo, reservaría siempre su mejor tiempo para Dios: la pequeña niña adoptó la bella costumbre de ir todos los días a misa con sus amigos después de haber terminado los quehaceres del hogar.
 
En el otoño de 1944, durante la cruenta campaña en el frente de Europa oriental, en los días de la Segunda Guerra, el pueblo de Michalovce se convirtió en uno de los escenarios de la confrontación, por lo que los granjeros locales se vieron obligados a convertir los sótanos de sus casas en refugios debido a los intensos bombardeos.
 
"In defensum castitatis" [en defensa de la castidad]
 
El 22 de noviembre de ese mismo año, una columna del Ejército Rojo (nombre oficial del ejército de la desaparecida Unión Soviética) ingresó al pueblo de Anna. Jan, su padre, y sus hermanos se encontraban escondidos en el sótano de su casa, cuando de pronto un soldado soviético en estado de ebriedad irrumpió en la propiedad con dirección a la cocina.
 
Después de que el militar hiciera un recorrido por las habitaciones, encontró escondida a la familia. Fue entonces que el padre de Anna, intentando que la situación no se saliera de control, le pidió a la jovencita que le acerque algo de agua y comida al soldado. Este, lejos de reconocer el ofrecimiento como un gesto amistoso, reaccionó de manera violenta y deshonesta: se abalanzó contra Anna con la intención de ultrajarla.
 
Ella, por consejo de sus vecinas, estaba vestida de negro, tal y como se le recomendaba a todas las mujeres, de manera que pudieran evitar los desmanes de la soldadesca invasora. No obstante, la medida de poco le sirvió. En medio del forcejeo que se había producido, Anna logró zafarse de los brazos de su agresor, pero éste, sintiéndose rechazado, la persiguió hasta el sótano -rifle en mano- y la asesinó de dos disparos. Uno le cayó en el rostro y el otro en el pecho. Delante de la cruel escena quedaron de pie, impotentes, su padre y su hermano.
 
En su agonía, Anna, sujeta en los brazos de su padre, alcanzó a decir: “Adiós papá... ¡Jesús, María y José!”. Un segundo después, expiró en paz. Unas horas antes, Anna había asistido a misa, se había confesado y había recibido la Eucaristía.
 
Proceso rumbo a los altares
 
El proceso de beatificación de Anna Kolesárová fue abierto en 2004, año en el que se le declaró “Sierva de Dios”. Dicho proceso terminó en marzo de 2018, cuando el Papa Francisco afirmó que Anna había muerto "in defensum castitatis" (“En defensa de la castidad”), es decir, en condición de “mártir de la virginidad”.
 
Anna Kolesárová fue beatificada el 1 de septiembre de 2018 en su natal Slovakia. Alrededor de 30 mil personas asistieron a la ceremonia.(ACI Prensa).

19 noviembre, 2025

San Odón de Cluny, "Gran Maestro de la Disciplina Espiritual"

 

 

¡Oh!, San Odón; vos, sois el hijo del Dios de la vida,
su amado santo y, el que, honor haciendo al significado
de vuestro nombre: “superior de muchos”, así lo hicisteis,
la unidad siendo en la oración, la meditación y sobre
todo el amor, para el camino ser, y dirigir hacia la
eternidad a vuestros santos monjes, conforme visteis
vos en aquella visión: vuestra alma como un vaso
muy hermoso
, pero de serpientes lleno, y así vos
comprendisteis que debíais dedicaros a la oración y la
meditación. Así, vuestra santa vida terminó, recibiendo
corona de luz que brilla imperecedera, como premio
justo a vuestra entrega de amor y fe. ¡Aleluya!
¡Aleluya!
¡Oh¡ San Odón; viva «vivo, guía, luz y santidad del Dios Vivo».

© 2025 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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19 de Noviembre

San Odón de Cluny
Año 942

Gracias Señor, por los grandes santos que les has dado a tu Iglesia. También ahora necesitamos apóstoles de esa talla. No dejes de enviarlos, que nos están haciendo mucha falta.Orad para no caer en tentación porque el Espíritu está pronto, pero la carne es débil (Jesucristo).

Odón en germano significa: “superior de muchos”. Este santo se hizo famoso porque fue el superior del monasterio más célebre de su tiempo, el de Cluny, y porque tuvo bajo su dirección más de mil monjes en diversos conventos.

Su nacimiento fue el fruto de muchas oraciones de sus padres, que deseaban tener un hijo pero la esterilidad no les permitía tenerlo. Nació el 25 de diciembre del 879.

Cuando era joven empezó a sentir terribles dolores de cabeza y ningún médico lograba curarlo. Al fin su padre y él prometieron a Dios que se iría de religioso si se curaba. La curación le llegó muy pronto.

Un día leyó las Reglas que San Benito hizo para sus monasterios y se dio cuenta de que él estaba muy lejos de la santidad, y entonces pidió ser admitido como monje en un convento de San Benito.

El año 910 fue fundado el famoso Monasterio benedictino de Cluny (en Francia) y el fundador lo llevó a él como ayudante. Después de la muerte del fundador quedó Odón como Superior del inmenso monasterio.

Por muchos años fue Odón el superior casi irremplazable de Cluny, y como allí se refugiaban grandes pecadores que deseaban llevar una vida de santidad y de penitencia, él gobernaba de manera muy rígida, porque era necesario que quien se iba a de religioso lo hiciera con toda seriedad. Y así logró llevar a sus religiosos a un alto grado de santidad.

Al principio Odón se dedicaba más al estudio que a la oración, pero en una visión, contempló que su alma era como un vaso muy hermoso pero lleno de serpientes. Con esto comprendió que si no se dedicaba totalmente a la oración y a la meditación no sería agradable a Dios, y desde entonces su vida fue un orar continuo y fervoroso y un meditar constante en temas religiosos.

Él mismo narraba que cuando era un joven monje una noche a medianoche, en pleno invierno, mientras iba al templo a la oración, se encontró con un mendigo que tiritaba de frío. Él le regaló su manto, pero tuvo que tiritar también de frío durante toda la oración. Mas al llegar a su celda se encontró con una moneda de oro sobre su cama, y con eso compró un nuevo manto.

Odón insistía muchísimo en que se rezaran con gran fervor los salmos y en que se observara un gran silencio en el monasterio. Y fue formando monjes tan fervorosos que con ellos logró fundar otros 15 monasterios más.

El Sumo Pontífice lo llamó varias veces a Roma para que le ayudara a calmar las guerras civiles, y con su gran ascendiente y su mucha fama de santidad lograba que se hicieran las paces entre los que guerreaban.

A veces al llegar a algunos monasterios relajados a exigir estricta observancia fue recibido con amenazas muy serias, pero luego al conocerlo más de cerca, los revoltosos se calmaban y se volvían sus grandes amigos y le obedecían totalmente.

Al morir el 18 de noviembre del año 942, dejaba monasterios muy fervorosos por muchos sitios importantes de Europa y con ello contribuyó inmensamente al resurgimiento del espíritu religioso.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Odón.htm)

 

17 noviembre, 2025

Santa Isabel de Hungría, Patrona de las enfermeras, novias, viudas y panaderos

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17 de noviembre
Santa Isabel de Hungría
Patrona de las enfermeras, novias, viudas y panaderos
 
Cada 17 de noviembre la Iglesia celebra a Santa Isabel de Hungría (1207-1231), hija del rey Andrés II, el Hierosolimitano. Isabel fue una joven madre que aprovechó su posición social para asistir a Cristo presente en los más pobres. Al morir su esposo, Luis I, abrazó la pobreza y se consagró a la vida religiosa.
 
Gracias a su fortuna construyó un hospital donde ella misma atendía a los enfermos y dio cuanto dinero pudo para ayudar a quienes lo requerían. Por esta razón, tras su canonización, Isabel se convirtió en símbolo de la caridad cristiana en muchos lugares de Europa.
 
Una jovencita de temple: generosa, amable y paciente
 
Isabel de Hungría nació en Sárospatak o Presburgo (Reino de Hungría) en 1207, y fue dada en matrimonio a Luis I, landgrave [príncipe] de Turingia-Hesse. Dado que su destino sería ese -formar parte de la Corona- desde temprana edad Isabel fue enviada al castillo de Wartburg para ser educada en la corte de Turingia.
 
Allí soportó pacientemente la pena de haberse separado de su familia, así como las incomprensiones e intrigas palaciegas, las que enfrentó con todo el ánimo amable posible y oración constante. Esas disposiciones de espíritu, justamente, le ayudaron a ganarse el cariño y respeto de muchos, empezando por la gente del pueblo.
 
Ser esposa y madre
 
El matrimonio entre Luis I e Isabel se produjo apenas Luis heredó el principado de Turingia. Dios regaló a la joven pareja tres hermosos hijos y un hogar feliz. El rey, que veía cuán generosa y desprendida era su esposa, no ponía mayor impedimento para sus obras de caridad y la dejaba repartir incluso bienes de la casa real entre los pobres.
 
Se dice, también, que Luis cuidaba cariñosamente de Isabel para que no se excediera en sacrificios y descanse adecuadamente. Y es que Santa Isabel tenía la costumbre de dormir muy poco, pues pasaba gran parte del día sirviendo a la gente y se levantaba de madrugada para orar, sin importar cuán dura pudiese haber sido la jornada del día anterior.
 
“El Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mt 20, 28)
 
Cuando el hambre azotó Turingia, la santa organizó a sus súbditos e hizo cuanto pudo para ayudar a los campesinos y evitar que las cosechas se perdieran. Viendo la gravedad de la situación dispuso la repartición incluso del grano reservado para la casa real. Esto le valió grandes críticas de parte de muchos nobles, pero a ella no le importó.
 
Como el castillo en el que vivía junto al landgrave quedaba sobre una colina, mandó construir un hospital al pie del monte, en el que se puso a atender a los enfermos personalmente, dando de comer a los más débiles con sus propias manos. Para paliar la escasez de recursos del hospital vendió joyas y vestidos, y con lo que sobró pagó el cuidado y la educación de muchos niños huérfanos.
“... Dar su vida en rescate por muchos” (Mt 20, 28).
 
Lamentablemente, su esposo, Luis I, murió víctima de la peste, contagiado camino de la cruzada organizada por el emperador Federico II Hohenstaufen (1194-1250). Isabel sufrió muchísimo la ausencia de su esposo, quien la había apoyado siempre en sus iniciativas. Luego vendría una seguidilla de conflictos en la corte que desembocaron en la toma abrupta de la corona por mano de su cuñado.
En ausencia de Luis, Isabel se había encargado de la administración de la casa real y había dado señales políticas muy positivas al pueblo, como un largo viaje a lo largo y ancho de todo el principado. Por eso su cuñado, al asumir el trono, le prohibió a Isabel que continuara con sus obras de caridad. El nuevo gobernante veía a Isabel como rival, por lo que ella decidió dejar la corte.
 
“Voy para la gloria” (Santa Isabel de Hungría)
 
Isabel, habiendo previsto que a sus hijos no les falte nada, tomó el hábito de la tercera orden de San Francisco de Asís. A partir de entonces, vivió una vida de pobreza: hilaba o cargaba lana para su sustento y el de los enfermos a su cuidado; vivió austeramente y trabajó hasta el final de sus cortos días. Murió el 17 de noviembre de 1231, muy joven, a los 24 años.
 
Cuenta la tradición que el mismo día de su muerte, en otro lugar, un fraile franciscano se había fracturado gravemente uno de los brazos en un accidente, y sufría dolores indecibles. En eso, se le apareció Santa Isabel portando un vestido radiante. El hermano lego preguntó a la santa por qué estaba tan hermosamente vestida, a lo que ella respondió: “Es que voy para la gloria. Acabo de morir para la tierra. Estire su brazo ya que ha quedado curado”.(ACI Prensa).