11 febrero, 2014

Nuestra Señora de Lourdes


¡Oh! Madre Santa del Redentor,
Virgen de Lourdes, de pureza y
virtud modelo, no hallasteis
corazón mejor, que, el de vuestra
sierva, Bernardita, quien, con
su humilde vida, de pureza, y,
virtud, bastó, para que al mundo
os mostraseis, cuánto lo amáis,
y decirle a él, que, perdón y
misericordia, del cielo juntos
bajan, para del pecado liberar
a los hombres y, a los enfermos
sanar de balde. ¿Cuánto amor
nos debéis tener, Señora Nuestra,
que nosotros, aún no os entendemos
y tampoco os comprendemos aún?
Mucho, pero mucho nos debéis de
amar, por que sólo Vos, Señora
Nuestra, podéis querernos tanto
y de tal manera. Dichosos los
hombres que se os aferran a Vos,
pues no habrá quebranto ni llanto
en el día de sus muertes. Más
en cambio, envolverá la paz sus
corazones, y ellos serán con Dios;
¡oh!, Señora Nuestra de Lourdes.
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________
11 de Febrero

Nuestra Señora de Lourdes
Advocación Mariana


Martirologio Romano: Memoria de la Bienaventurada Virgen María de Lourdes. Cuatro años después de la proclamación de su Inmaculada Concepción, la Santísima Virgen se apareció en repetidas ocasiones a la humilde joven santa María Bernarda Soubirous en los montes Pirineos, junto al río Gave, en la gruta de Massabielle, de la población de Lourdes, y desde entonces aquel lugar es frecuentado por muchos cristianos, que acuden devotamente a rezar.
Bernardita de Soubirous fue la elegida por Dios para ser testigo y mensajera de tan extraordinaria iniciativa del Creador. La Madre de Jesús, nuestra Madre también, supo como siempre enamorar a las multitudes y convocar a los pueblos de las naciones alrededor de la majestuosa imagen que de Ella se difundió.
Lourdes ha sido fuente de sanación física para mucha gente, y quizás ha sido este el milagro más visible que Dios ha realizado para confirmar y sostener la fe en la obra. Pero sin dudas que la sanación espiritual, la conversión de las almas, ha sido el fruto más extraordinario que las generaciones han manifestado como evidencia de la potencia de los actos de Dios en esta tierra.
Bernardita fue también instrumento de confirmación del Dogma de la Inmaculada Concepción, para alegría de los que amamos la pureza de María, reconocida de este modo en las propias palabras de la Reina del Cielo: “Yo soy la Inmaculada Concepción”. Hoy, después de 150 años, las palabras de María resuenan en nuestros oídos con la misma fuerza, como un cristal puro que resuena y sacude con su timbre los tímpanos del mundo.
Gloria a Dios por Su Amor manifestado en regalo tan extraordinario. Nuestra Señora de Lourdes renueve nuestros corazones y nuestras mentes, para que emerja sonriente y esplendorosa nuestra propia conversión.

(www.reinadelcielo.org)
***************

Las dos veces que he visitado Lourdes, mi alma se ha sentido feliz. Con una felicidad que sobrepasa todos los límites de lo espiritual y trascendente.
He visitado todo lo ha habido y por haber en la gruta de las apariciones. Incluso un antiguo alumno, que pasa allá sus vacaciones haciendo el bien a la gente como camillero, me ha contado que ha visto con sus propios ojos los milagros maravillosos que hace cada día la Madre de Dios.
Fue el 11 de febrero cuando la Virgen se le apareció a Bernardita, una joven de 14 años en la gruta de Massabielle. Vio una nube dorada y a la Virgen vestida de blanco con un rosario en la mano.
Esta aparición se repitió 18 veces. El 25 de febrero fue cuando la chica escarbó en el suelo y salió un manantial de agua. Le dijo la Virgen que levantaran un templo y que rezara el rosario por los pecadores.
Comenzó a acudir mucha gente. Las autoridades eclesiásticas, comenzando por el párroco, no le daban crédito a la joven.
Era impensable que a su edad y dada su falta de cultura, supiera algo acerca del misterio del dogma de la Inmaculada Concepción, declarado así por el Papa Pío IX en 1854.
El mismo Papa le dio el nombre de Basílica al templo levantado en honor de las apariciones. Estas, por fin, fueron declaradas auténticas y no pura fantasía de una adolescente ignorante.
¿Cuál es la síntesis del mensaje de Lourdes?
En primer lugar, se trata de un acto de gratitud por la definición del dogma, que se había declarado oficialmente cuatro años antes. En segundo lugar, exaltar la pobreza y la humildad, virtudes eminentemente cristianas. En tercer lugar, la importancia de la Cruz como camino para ser feliz aquí y en el más allá. Y en cuarto lugar, la clave para llevar una vida cristiana auténtica, es la oración, sintetizada en el rezo del santo rosario.
Pero lo importante, además de las curaciones físicas, es que todo el mundo sale curado en lo espiritual, siempre y cuando se vaya de buena fe.
“Lo que el público te reprocha, cultívalo: eres tú” (Jean Cocteau).
Consulta La aparición de Nuestra Señora de Lourdes
Visita Gruta del Santuario de Lourdes por medio de la Webcam en donde podrás también depositar tu intención de oración, a los pies de Nuestra Señora
Comentarios al P. Felipe Santos: fsantossdb@hotmail.com

10 febrero, 2014

Santa Escolástica



Oh, Santa Escolástica, vos, sois la hija
del Dios de la vida, y su amada santa, y,
además, gemela hermana de San Benito,
que os abrazasteis también a la cruz de Cristo,
superiora siendo de un convento de monjas,
mientras que vuestro hermano otro dirigía
para hombres en el Mismo lugar: El Monte
Casino. Con vuestra entrega de amor y fe,
supisteis, el labraros la gloria del cielo,
por el angosto camino transitando, que os
condujo al gozo sin duda alguna de la vida
eterna. Vos, una noche cualquiera, a Benito
le pedisteis, que se quedara, para “cosas
del cielo” conversar; y, él, os respondió:
¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición?
¿No sabes que nuestros reglamentos nos prohíben
pasar la noche fuera del convento? Y, ella
a Dios orando, os contestó: “¿Ves hermano?
Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le
rogué a Dios, y El, sí atendió mi petición”.
Pronto, el cielo abajo se vino abajo en agua.
Y, hablando se quedaron sobre las delicias
del cielo, mientras corría la feroz tormenta.
Voló vuestra alma al cielo, hecha paloma
y mientras vuestro hermano, presenciaba aquél
vuelo, mandó enterraros en el Monte santo,
y a los pocos días, también él partió para
haceros compañía, en la casa del Padre. Hoy,
ambos, “vivís” coronados de luz y de eternidad;
oh, Santa Escolástica, “amor, fe y esperanza”.

© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________

10 de Febrero
Santa Escolástica
Religiosa
Año 543

Era hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia. Desde muy joven se dedicó también ella a la vida religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies de ese mismo monte.

Aunque eran hermanos y se amaban mucho, sin embargo San Benito no iba a visitar a Escolástica sino una vez cada año, pues él era muy mortificado en hacer visitas. El día de la visita lo pasaban los dos hablando de temas espirituales.

Pocos días antes de la muerte de la santa fue su hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547.

Escolástica le pidió a San Benito que se quedara aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Pero el santo le respondió: ¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que nuestros reglamentos nos prohiben pasar la noche fuera del convento? Entonces ella juntó sus manos y se quedó con la cabeza inclinada, orando a Dios. Y en seguida se desató una tormenta tan espantosa y un aguacero tan violento, que San Benito y los dos monjes que lo acompañaban no pudieron ni siquiera intentar volver aquella noche a su convento. Y la santa le dijo emocionada: “¿Ves hermano? Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El sí atendió mi petición”. Y pasaron toda aquella noche rezando y hablando de Dios y de la Vida Eterna.

Benito volvió a su convento de Monte Casino y a los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma de su hermana que viajaba hacia la eternidad feliz. Envió a unos de sus monjes a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así estos dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente, quedaron juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios en el cielo.
El trabajo ofrecido por Dios es una gran oración (San Benito).

09 febrero, 2014

Santa Apolonia

 
 
Oh, Santa Apolonia, vos, sois la hija
del Dios de la vida y su amada santa.
Cristiana y bautizada desde pequeña,
educada fuisteis en la fe de vuestros
padres, decidiendo sin matrimonio
quedaros y entregar vuestra santa vida
a Jesús. Os conocían por vuestras obras
de caridad y de virtud, y vuestro amor
por la oración constante. Y, bastó
ello, para que los impíos os secuestrasen,
y os obligaran a blasfemar contra Jesucristo,
cosa que jamás lograron, y, de rabia
llenos, os destrozaron vuestros dientes,
y amenazaron con arrojaros al fuego,
si vos, no os apostataseis. Y, pidiendo
un tiempo de reflexión, os adentrasteis
en la oración y luego, vos misma, sabedora
de que, una vida sin Dios para nada
vale, decidisteis en las furiosas llamas
entrar, ante la mirada absorta de vuestros
verdugos, muriendo así, por Cristo.
Abogada contra los males de dientes
y muelas, ahora, gozáis corona de luz,
como premio a vuestra entrega de amor;
Oh, Santa Apolonia, “virgen y mártir”.
 
© 2014 by Luis ernesto Chacón Delgado
_____________________________
 
9 de Febrero
Santa Apolonia
Virgen y Mártir
 
Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, conmemoración de santa Apolonia, virgen y mártir, la cual, después de haber sufrido muchos y crueles tormentos por parte de los perseguidores, para no verse obligada a proferir palabras impías prefirió entregarse al fuego antes que ceder en su fe (c. 250).
 
Etimología: Apolonia = Aquella que desciende de Apolo, es de origen griego.
Sucedió en tiempos del emperador Felipe que es una época suave en la práctica de la fe cristiana. El lugar de los acontecimientos es Alejandría y por el año 248, previo a la persecución de Decio.
 
Sale a la calle un poeta con aires de profeta de males futuros; practicaba la magia, según se dice; va por las vías y plazas alejandrinas publicando, como agorero de males, las catástrofes y calamidades que van a sobrevenir a la ciudad si no se extermina de ella a los cristianos. No se sabe qué cosas dieron motivo para predecir esos tiempos aciagos, pero la verborrea produjo su efecto. El obispo Dionisio Alejandrino es el que relata el comienzo de la persecución. Tomaron violentamente al anciano Metro, sin respetar sus canas; le exigen blasfemias contra Jesucristo, se desalientan con su firmeza y acaban moliéndolo a palos y lapidándolo a las afueras de la ciudad. Luego van a por la matrona Cointa que es atada, arrastrada y también muerta a pedradas. Ahora la ciudad parece en estado de guerra; han crecido los tumultos; la gente va loca asaltando las casas donde puede haber cristianos. Se multiplican los incendios, los saqueos y la destrucción.
 
En Alejandría vive una cristiana bautizada desde pequeña y educada en la fe por sus padres; en los tiempos de su juventud decidió la renuncia voluntaria al matrimonio para dar su vida entera a Jesús. Se llama Apolonia y ya es entrada en años; los que la conocen saben mucho de sus obras de caridad, de su sólida virtud y de su retiro en oración; incluso presta ayuda a la iglesia local como diaconisa, según se estila en la antigüedad. Las hordas incontroladas la secuestran y pretenden obligarla a blasfemar contra Jesucristo. Como nada sale de su boca, con una piedra le destrozan los dientes. Después la llevan fuera de la ciudad amenazándola con arrojarla a una hoguera, si no apostata. Pide un tiempo para reflexionar. Se abisma en oración. Luego, ella misma es la que, con desprecio a la vida que sin Dios no vale, con paso decidido, pasa ante sus asombrados verdugos y entra en las llamas donde murió.
 
Los cristianos recogieron de entre las cenizas lo poco que quedó de sus despojos. Los dientes fueron recogidos como reliquias que distribuyeron por las iglesias.
 
Su representación iconográfica posterior la presenta sufriendo martirio de manos de un sayón que tiene una gran piedra en la mano para impartir el golpe que le destrozó la boca. Por eso es abogada contra los males de dientes y muelas.
 
También a nosotros nos asombra la decisión de santa Apolonia por parecerse al suicidio. Algún magnánimo escritor habla de que «eso sólo es lícito hacerlo bajo una inspiración de Dios». Desde luego es susceptible de más de una glosa. Sólo que los santos, tan extremosamente llenos de Dios, adoptan en ocasiones actitudes inverosímiles y desconcertantes bajo el aguijón del Amor y ¡quien sabe si esas son «locuras» sólo para quien no tiene tanto amor! Al fin y al cabo, cada santo es el misterio de responder sin cuento a Dios.
 

08 febrero, 2014

San Jerónimo Emiliani

 
 
 
¡Oh!, San Jerónimo Emiliani, vos, sois el hijo del Dios
de la vida y su amado santo, y, el mismo que, disteis
lustre al significado de vuestro nombre Jerónimo:
“nombre sagrado”. Cayó Castelnouvo y también vos,
y encarcelado fuisteis con cadenas en manos y pies.
Y así, empezó vuestra conversión, en la soledad
de la cárcel, en la que, las palabras bíblicas
de Nuestro Señor meditasteis una y otra vez: ¿De qué
le sirve a un hombre ganar todo el mundo, si se pierde
a sí mismo? Y, bastó, aquél instante para que vos,
la santidad buscaseis y, a María, Señora Nuestra
y Madre de Dios, orando, ella, os escuchó y os liberó
de los grilletes que os ataban al mundo. Y, luego,
libre ya, y ante los pies de Nuestra Señora de Treviso,
a vuestras armas renunciasteis y prometisteis en adelante,
propagar la devoción a la Madre de Dios, en señal
de gratitud, por doquiera que anduvieseis. Los huérfanos
y niños, que la peste había dejado, de solícita manera
eran atendidos por vos, y tanto que hoy, en el mundo
todo, os conocen como “Patrono de los huérfanos”,
“paño de lágrimas”, “corazón de Cristo” y más. Fundador
de los Padres Somascos, realidad hicisteis las palabras
de Cristo, cuando dijo: “Todo el que reciba a un niño
en mi nombre, me recibe a Mí. Quien regale aunque
sea un vaso de agua, en razón a que es discípulo mío,
no quedará sin recompensa. Todo el bien que habéis
hecho a los demás, aun a los más humildes, lo recibo
como si me lo hubierais hecho a Mí personalmente”.
Y, no hay, ni habrá mejor premio, que, la de gozar
hoy, de la gloria eterna, todo coronado de luz,
“Santo Patrono de los Niños Huérfanos del Mundo”;
¡Oh!, San Jerónimo Emiliani, “vivo amor por los niños”.
 
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_______________________________________
 
08 de Febrero
San Jerónimo Emiliani
Fundador de los Padres Somascos
(1537)
 
Jerónimo significa: “un nombre sagrado” (Jero = sagrado, Nomo = nombre). Jerónimo nació en Venecia, Italia, el año 1486. De joven fue militar y llegó a ser comandante de las fuerzas que defendía la ciudad de Castelnouvo de Quero. Las fuerzas enemigas francesas, muy superiores en número, lograron tomar a Castelnouvo y Jerónimo cayó prisionero, y encarcelado en un calabozo con cadenas en manos y pies. Y éste fue el golpe de gracia para su conversión.
 
Hasta entonces había llevado una vida muy mundana, pero en la soledad de la cárcel se dedicó a meditar en aquellas palabras de Jesús: ¿De qué le sirve a un hombre ganar todo el mundo, si se pierde a sí mismo? Y se propuso dedicar su vida entera y todas sus energías a tratar de conseguir su propia santificación y la salvación de muchos otros.
 
Estando en la tenebrosa prisión, y viendo que humanamente no tenía remedio para aquella aflicción, se dedicó a rezar con toda fe a la Santísima Virgen María para que le consiguiera de Dios su pronta liberación. Y he aquí que de la manera más inesperada son quitadas las cadenas de sus manos y de sus pies y logra salir sin que los guardianes se le opongan. En el silencio de la cárcel había encontrado la amistad con Dios por medio de la oración y la meditación.
 
Reconociendo que su liberación de la cárcel era un favor especialísimo de la Sma. Virgen, se dirigió ante la imagen de Nuestra Señora en Treviso y a sus pies dejó sus cadenas y sus armas de militar, como recuerdo y agradecimiento y se propuso propagar incansablemente la devoción a la Madre de Dios.
 
Por aquellos tiempos apareció en Italia una serie de apóstoles formidables que se propusieron, iluminados por el Espíritu Santo, enfervorizar al pueblo en la piedad, y dedicar el mayor número posible de personas a obras de caridad en favor de los necesitados. Algunos de estos santos fueron: Santa Catalina de Génova, San Cayetano, San Camilo de Lelis, San Bernardino de Feltre, San Felipe Neri, San José Calazans, y Santa Angela de Merici. Un verdadero “sindicato” de apóstoles de la caridad. A ellos se unió San Jerónimo.
 
En 1531 se propagó por Italia la terrible peste del cólera. Jerónimo vendió todo lo que tenía, incluso los muebles de su casa, y se dedicó a atender a los enfermos más abandonados. El mismo tenía que cavarles las sepulturas y llevarlos al cementerio, porque casi nadie se atrevía a acercárseles, por temor al contagio. También él se contagió de la terrible enfermedad, pero por favor de Dios logró curarse.
 
Miles y miles de niños pobres quedaron huérfanos y desamparados, por la muerte de sus padres en la epidemia de cólera. Entonces Jerónimo se dedica a recogerlos y a proporcionales alimento, vestido, hospedaje y educación, todo totalmente gratis. De casa en casa va pidiendo limosnas para poder ayudar a sus niños huérfanos. Muchos le colaboran. Levanta dos grandes edificios; en uno recibe a los niños y en el otro a las niñas. Y como muchas mujeres ante la absoluta miseria se han dedicado a la prostitución, entonces el santo funda una Casa para mujeres arrepentidas y allí aprenden costura, bordados y otras artes para ganarse la vida honestamente.
 
Varios de sus amigos y colaboradores deseaban dedicarse por completo a la obra de atender a los niños huérfanos y desamparados, y con ellos fundó el santo una nueva comunidad, en Somasca, cerca de Milán. El nombre de esta congregación religiosa fue de “Servidores de los pobres”, pero en recuerdo al sitio donde se efectuó su fundación, ahora se llama la Comunidad de los Padres Somascos. En la actualidad tienen unas 75 casas en el mundo con unos 500 religiosos, y se dedican preferencialmente a educar niños desamparados.
 
Las gentes decían que la vida de Jerónimo Emiliani estaba toda hecha de caridad. Que de él se podía repetir (en sus debidas proporciones) el elogio que fue hecho de Jesús: “Pasó su vida haciendo el bien” (Hech. 10,38). Nadie que viniera a pedirle un favor quedaba sin ser atendido. Lo llamaban “el paño de lágrimas” de los que sufrían y lloraban. No reparaba en ningún sacrificio con tal de hacer el bien, especialmente a los niños más pobres, para los cuales se sacrificaba hasta el extremo con tal de conseguirles maestros, alimentos y toda clase de ayudas espirituales y materiales.
 
Y Dios premiaba su oración, su caridad y su sacrificio, permitiéndole obrar frecuentes milagros. A muchos enfermos los cuidaba como especializado y amable enfermero, y a varios otros les colocaba las manos sobre su cabeza y los curaba de sus enfermedades.
 
La fama de sus milagros se extendió por todos los alrededores de las ciudades donde trabajaba. Viajaba por los campos predicando misiones, y en los ratos libres se iba a trabajar con los campesinos y aprovechaba la confianza y el cariño que éstos le tenían, para darles buenos consejos y ponerlos en amistad con Dios.
 
Volvió a propagarse la peste del cólera y San Jerónimo volvió a dedicarse a curar enfermos, a llevarles alimento y vestidos y a enterrar personalmente a los muertos llevándolos sobre sus hombros. Pero se contagió de la violenta enfermedad y en pocos días estuvo agonizante. Era el buen amigo que ofrecía su vida por sus amigos.
 
Cuando apenas tenía 56 años de edad, murió santamente el 8 de febrero de 1537. Después de muerto hizo numerosos milagros y el Papa Clemente XIII lo declaró santo en 1767. Después el Pontífice Pío XI lo declaró Patrono de los niños huérfanos en 1928.
 
Propósito
 
Recordaré una frase de Jesús que animaba mucho a San Jerónimo para dedicarse al apostolado: “Todo el que reciba a un niño en mi nombre, me recibe a Mí. Quien regale aunque sea un vaso de agua, en razón a que es discípulo mío, no quedará sin recompensa. Todo el bien que habéis hecho a los demás, aun a los más humildes, lo recibo como si me lo hubierais hecho a Mí personalmente” (Mt. 25,40).
 
Señor Jesús; haz que nuestro corazón sea tan generoso para ayudar a los niños pobres y necesitados como lo fue tu Corazón Santísimo y el corazón de los grandes santos que dedicaron su vida al bien de la juventud abandonada.

07 febrero, 2014

San Ricardo

 
 
 
 
Oh, San Ricardo, vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y su amado santo
que, piadosa y noble vida llevasteis
a vuestra familia trasmitiendo, valores
preciados, tanto que, un viaje a Roma
y Tierra Santa emprendisteis, pero,
quiso Dios, que, repentinamente os
presentaseis ante Él, falleciendo en
Lucca, y aún así, muerto como estabais
realizasteis milagros varios y, son
testigos de ello, vuestros hijos que,
más tarde y para alegría vuestra,
canonizados fueron y hoy, os acompañan.
Allí están: San Winebaldo, San Wilibaldo
y Santa Walpurga, vuestra amada hija.
Y, vos, como sabéis, luciendo estáis
corona eterna de luz, como premio a
vuestros sueños y entrega de amor y fe;
oh, San Ricardo, “sueños, amor y fe”.
 
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
___________________________________
 
7 de Febrero
San Ricardo el Sajón
Rey de Inglaterra
 
SAN RICARDO EL SAJÓN (¿?-722) nació en Inglaterra. Sus orígenes no han sido del todo corroborados por datos históricos.
 
Puesto que el primer rey inglés con ese nombre fue Ricardo Corazón de León, quien viviría varios siglos más tarde, se ha puesto en duda que nuestro San Ricardo haya sido rey de Inglaterra. Probablemente haya sido príncipe de Wessex; o sea un gran señor feudal.
 
Llevó una vida noble y piadosa, y supo transmitir estos valores a la familia que formó. Ya en la edad madura decidió aventurarse a realizar su mayor sueño, que era el de conocer Roma, la “Ciudad Eterna” y Tierra Santa. Y emprendió el viaje, en compañía de sus hijos, en el año 720.
 
Cruzaron a Francia y comenzaron la larga travesía, primero por el río Sena, y en Rouen continuaron a pie, visitando varios santuarios. Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, San Ricardo falleció repentinamente.
 
En Lucca se le empezó a venerar muy pronto, pues se dice que aún muerto realizó varios milagros de curación de enfermos, quienes rezaban ante su tumba. La fama de San Ricardo, “rex Anglorum”, se extendió, y sus reliquias se conservan todavía en ese lugar.
 
Sus hijos, acompañantes suyos en la peregrinación que nunca llegó a Roma, con el tiempo fueron canonizados también: San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga.
 
SAN RICARDO EL SAJÓN nos enseña la importancia de intentar realizar nuestros sueños hasta el final.
 

06 febrero, 2014

Los Mártires de Japón: San Pablo Miki y Compañeros Mártires

 
Oh, San Pablo Miki y compañeros mártires,
vosotros sois los hijos del Dios de la vida,
y sus amados santos, que, el mundo todo,
hoy, os recuerda: San Juan Goto, San Santiago
Kisai, San Felipe de Jesús, San Gonzalo
García, San Francisco Blanco, San Pedro
Bautista, San Francisco de San Miguel, San
Cayo Francisco; San Francisco de Miako;
San León Karasuma, y, los niños San Luis
Ibarqui, San Antonio Deyman, y San Totomaskasaky,
cuyo padre fue también martirizado; los que,
entregasteis vuestra vida, todo por amor
a Jesucristo, Dios y Señor Nuestro. La gente
se maravilló de veros al suplicio marchar,
entre cánticos de Salmos llenos de fe, valor
y amor; porque, vosotros sabíais, que Dios,
en su infinito amor, os premiaría como fue
y es, por perseverar llenos de su amor con
coronas de luz y eternidad, como justo premio
a vuestro amor. Así, como vos, que antes
de partir a la eternidad dijisteis con fe
y valor extraordinario: “Llegado a este momento
final de mi existencia en la tierra, seguramente
que ninguno de ustedes va a creer que me voy
a atrever a decir lo que no es cierto. Les
declaro pues, que el mejor camino para conseguir
la salvación es pertenecer a la religión
cristiana, ser católico. Y como mi Señor
Jesucristo me enseñó con sus palabras y sus
buenos ejemplos a perdonar a los que nos han
ofendido, yo declaro que perdono al jefe de la
nación que dio la orden de crucificarnos, y
a todos los que han contribuido a nuestro martirio,
y les recomiendo que ojalá se hagan instruir
en nuestra santa religión y se hagan bautizar”.
oh, San Pablo Miki y mártires compañeros de
la fe en Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro.
 
© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
____________________________________
 
6 de febrero
Los Mártires del Japón
San Pablo Miki y Compañeros Mártires
 
“Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico”. (R. P. San Pablo Miki)
 
Fueron 26, martirizados el mismo día, 5 de febrero del año 1597. En el año 1549 San Francisco Javier llegó al Japón y convirtió a muchos paganos.
 
Ya en el año 1597 eran varios los miles de cristianos en aquel país. Y llegó al gobierno un emperador sumamente cruel y vicioso, el cual ordenó que todos los misioneros católicos debían abandonar el Japón en el término de seis meses. Pero los misioneros, en vez de huir del país, lo que hicieron fue esconderse, para poder seguir ayudando a los cristianos. Fueron descubiertos y martirizados brutalmente. Los que murieron en este día en Nagasaki fueron 26. Tres jesuitas, seis franciscanos y 16 laicos católicos japoneses, que eran catequistas y se habían hecho terciarios franciscanos.
 
Los mártires jesuitas fueron:
 
San Pablo Miki, un japonés de familia de la alta clase social, hijo de un capitán del ejército y muy buen predicador: San Juan Goto y Santiago Kisai, dos hermanos coadjutores jesuitas. Los franciscanos eran: San Felipe de Jesús, un mexicano que había ido a misionar al Asia. San Gonzalo García que era de la India, San Francisco Blanco, San Pedro Bautista, superior de los franciscanos en el Japón y San Francisco de San Miguel.
 
Entre los laicos estaban:
 
Un soldado: San Cayo Francisco; un médico: San Francisco de Miako; un Coreano: San Leon Karasuma, y tres muchachos de trece años que ayudaban a misa a los sacerdotes: los niños: San Luis Ibarqui, San Antonio Deyman, y San Totomaskasaky, cuyo padre fue también martirizado.
 
A los 26 católicos les cortaron la oreja izquierda, y así ensangrentados fueron llevados en pleno invierno a pie, de pueblo en pueblo, durante un mes, para escarmentar y atemorizar a todos los que quisieran hacerse cristianos.
 
Al llegar a Nagasaki les permitieron confesarse con los sacerdotes, y luego los crucificaron, atándolos a las cruces con cuerdas y cadenas en piernas y brazos y sujetándolos al madero con una argolla de hierro al cuello. Entre una cruz y otra había la distancia de un metro y medio.
 
La Iglesia Católica los declaró santos en 1862.
 
Testigos de su martirio y de su muerte lo relatan de la siguiente manera: “Una vez crucificados, era admirable ver el fervor y la paciencia de todos. Los sacerdotes animaban a los demás a sufrir todo por amor a Jesucristo y la salvación de las almas. El Padre Pedro estaba inmóvil, con los ojos fijos en el cielo. El hermano Martín cantaba salmos, en acción de gracias a la bondad de Dios, y entre frase y frase iba repitiendo aquella oración del salmo 30: “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”. El hermano Gonzalo rezaba fervorosamente el Padre Nuestro y el Avemaría”.
 
Al Padre Pablo Miki le parecía que aquella cruz era el púlpito o sitio para predicar más honroso que le habían conseguido, y empezó a decir a todos los presentes (cristianos y curiosos) que él era japonés, que pertenecía a la compañía de Jesús, o sociedad de los Padres jesuitas, que moría por haber predicado el evangelio y que le daba gracias a Dios por haberle concedido el honor tan enorme de poder morir por propagar la verdadera religión de Dios. A continuación añadió las siguientes palabras:
 
“Llegado a este momento final de mi existencia en la tierra, seguramente que ninguno de ustedes va a creer que me voy a atrever a decir lo que no es cierto. Les declaro pues, que el mejor camino para conseguir la salvación es pertenecer a la religión cristiana, ser católico. Y como mi Señor Jesucristo me enseñó con sus palabras y sus buenos ejemplos a perdonar a los que nos han ofendido, yo declaro que perdono al jefe de la nación que dio la orden de crucificarnos, y a todos los que han contribuido a nuestro martirio, y les recomiendo que ojalá se hagan instruir en nuestra santa religión y se hagan bautizar”.
 
Luego, vueltos los ojos hacia sus compañeros, empezó a darles ánimos en aquella lucha decisiva; en el rostro de todos se veía una alegría muy grande, especialmente en el del niño Luis; éste, al gritarle otro cristiano que pronto estaría en el Paraíso, atrajo hacia sí las miradas de todos por el gesto lleno de gozo que hizo. El niño Antonio, que estaba al lado de Luis, con los ojos fijos en el cielo, después de haber invocado los santísimos nombres de Jesús, José y María, se puso a cantar los salmos que había aprendido en la clase de catecismo. A otros se les oía decir continuamente: “Jesús, José y María, os doy el corazón y el alma mía”. Varios de los crucificados aconsejaban a las gentes allí presentes que permanecieran fieles a nuestra santa religión por siempre.
 
Luego los verdugos sacaron sus lanzas y asestaron a cada uno de los crucificados dos lanzazos, con lo que en unos momentos pusieron fin a sus vidas.
 
El pueblo cristiano horrorizado gritaba: ¡Jesús, José y María!

05 febrero, 2014

Santa Agueda

 
Oh, Santa Agueda, sois vos, la hija
del Dios de la vida y su amada santa.
La predilecta de Nuestro Señor Jesucristo,
aquella que, amándoos de tal forma,
las propuestas de la mundana vida rechazó,
hasta la entrega de la propia vida,
en cruel y cruento martirio, Salmos
elevando al cielo. Cuando curada fuisteis,
por el mismo Pedro, os preguntó el tirano:
¿Quién os ha curado? Vos, respondisteis:
“He sido curada por el poder de Jesucristo”.
Y, lleno de rabia el impío verdugo os gritó:
¿Cómo os atrevéis a nombrar a Cristo,
si eso está prohibido? Y vos, volvisteis
a responder: “Yo no puedo dejar de hablar
de Aquél a quien más fuertemente amo
en mi corazón”. Entonces os tiraron sobre
llamas y brasas ardientes. Y, vos, mientras
os quemabais decíais: “Oh Señor, Creador
mío: gracias porque desde la cuna me has
protegido siempre. Gracias porque me has
apartado del amor a lo mundano y de lo que
es malo y dañoso. Gracias por la paciencia
que me has concedido para sufrir. Recibe
ahora en tus brazos mi alma”. Y, os escuchó
Dios, y os recibió en sus amadísimos brazos
y a la vez os premió, con corona de luz,
como premio a vuestra entrega amor y fe;
oh, Santa Agueda; “luz de bondad y virtud”.


© 2014 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________
 
5 de Febrero
Santa Agueda
Virgen y Mártir
(año 251)
 
Santa Agueda, vírgen y mártir (Año 251).  Agueda significa “la buena”, “la virtuosa”.
 
Un himno latino sumamente antiguo canta así: “Oh Agueda: tu corazón era tan fuerte que logró aguantar que el pecho fuera destrozado a machetazos y tu intercesión es tan poderosa, que los que te invocan cuando huyen al estallar el volcán Etna, se logran librar del fuego y de la lava ardiente, y los que te rezan, logran apagar el fuego de la concupiscencia.”.
 
Agueda nació en Catania, Sicilia, al sur de Italia, hacia el año 230.Como Santa Inés, Santa Cecilia y Santa Lucía, decidió conservarse siempre pura y virgen, por amor a Dios. En tiempos de la persecución del tirano emperador Decio, el gobernador Quinciano se propone enamorar a Agueda, pero ella le declara que se ha consagrado a Cristo.
 
Para hacerle perder la fe y la pureza el gobernador la hace llevar a una casa de mujeres de mala vida y estarse allá un mes, pero nada ni nadie logra hacerla quebrantar el juramento de virginidad y de pureza que le ha hecho a Dios. Allí, en esta peligrosa situación, Agueda repetía las palabras del Salmo 16: “Señor Dios: defiéndeme como a las pupilas de tus ojos. A la sombra de tus alas escóndeme de los malvados que me atacan, de los enemigos mortales que asaltan”.
 
El gobernador le manda destrozar el pecho a machetazos y azotarla cruelmente. Pero esa noche se le aparece el apóstol San Pedro y la anima a sufrir por Cristo y la cura de sus heridas.
 
Al encontrarla curada al día siguiente, el tirano le pregunta: ¿Quién te ha curado? Ella responde: “He sido curada por el poder de Jesucristo”. El malvado le grita: ¿Cómo te atreves a nombrar a Cristo, si eso está prohibido? Y la joven le responde: “Yo no puedo dejar de hablar de Aquél a quien más fuertemente amo en mi corazón”.
 
Entonces el perseguidor la mandó echar sobre llamas y brasas ardientes, y ella mientras se quemaba iba diciendo en su oración: “Oh Señor, Creador mío: gracias porque desde la cuna me has protegido siempre. Gracias porque me has apartado del amor a lo mundano y de lo que es malo y dañoso. Gracias por la paciencia que me has concedido para sufrir. Recibe ahora en tus brazos mi alma”. Y diciendo esto expiró. Era el 5 de febrero del año 251.
 
Desde los antiguos siglos los cristianos le han tenido una gran devoción a Santa Agueda y muchísimos y muchísimas le han rezado con fe para obtener que ella les consiga el don de lograr dominar el fuego de la propia concupiscencia o inclinación a la sensualidad.
 
Propósito
 
Digámosle a Dios: “Señor, aquí están todas mis concupiscencias y malas inclinaciones. Mi vida se puede convertir fácilmente en un desorden. Toma en tus manos estas mis malas inclinaciones y cálmalas y cúralas, tu que curaste las heridas de tu sierva Agueda y le diste fortaleza para resistir al fuego. Creo que el poder y la bondad de mi Dios podrán obtener lo que mis pobres fuerzas no han logrado. Dios puede mejorar radicalmente mi personalidad”.
 
¿Cuántas veces pondré en manos de Dios mis concupiscencias y malas inclinaciones para que El las cure y las calme? ¿Cuántas veces cada día?