12 febrero, 2018

Santa Eulalia


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¡Oh!, Santa Eulalia, vos, sois la hija del Dios de la vida, y
su amada santa, y, que, alguna vez dijisteis: “Al sólo Dios
del cielo adoro, a El únicamente le ofreceré sacrificios y
le quemaré incienso. Y a nadie más”. Daciano, antes de ello,
intentó ofreceros regalos y haceros promesas de ayuda para
que vos, de opinión cambiarais, pero vos, más convencida
seguisteis de vuestra fe cristiana. Entonces, mostrándoos
como iba a torturaros, os dijo: “De todos estos sufrimientos
te vas a librar si le ofreces este pan a los dioses, y les
quemas este poquito de incienso en los altares de ellos”.
Vos, entonces lanzasteis lejos el pan y, echasteis por el
suelo el incienso. Entonces, el juez pagano mandó que os
destrozaran golpeándoos con varillas de hierro y que os
colocasen antorchas encendidas en vuestras heridas. Vuestra
cabellera se incendió y vos, ahogada expirasteis. Por ello,
a vuestra protección, a los jóvenes de nuestro tiempo os
encomendamos, para que se opongan a quienes desean que su
vida la dediquen a la sensualidad, a las drogas, a vicios
repugnantes y a las malas amistades, pues lo que ellos matan,
no es el cuerpo, sino, la vida del alma, que es la vida
de Dios. Prudencio, el poeta, constancia dejó de que al
morir vos, vio la gente de que una blanca paloma volaba hacia
el cielo, y que, vuestros verdugos huyendo salieron de pavor
llenos, por haberos matado. Y, de pronto, cubrió la nieve
vuestro cadáver y el suelo, hasta que os dieron sepultura
honrosa. Allí mismo, y en vuestro honor, se levantó un templo,
donde los peregrinos a orar llegan, ante vuestros restos.
Hoy, en la estancia celeste vivís, toda coronada de luz,
como premio justo a vuestra entrega increíble de grande amor;
¡oh!, Santa Eulalia; “vivo amor al Dios de la Vida y del Amor”.



© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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12 de Febrero
Santa Eulalia
Mártir
(año 304)


Eulalia significa: “la que habla bien” Eu = bien, Lal = hablar.
Santa Eulalia es una de las santas más famosas de España. Los datos acerca de su vida y de su muerte los encontramos en un himno que en honor de ella se escribe el poeta Prudencio en el siglo cuarto. Y allí se cuenta lo siguiente:

Cuando Eulalia cumplió los doce años apareció el decreto del emperador Diocleciano prohibiendo a los cristianos dar culto a Jesucristo, y mandándoles que debían adorar a los falsos ídolos de los paganos. La niña sintió un gran disgusto por estas leyes tan injustas y se propuso protestar entre los delegados del gobierno.

Viendo la mamá que la jovencita podía correr algún peligro de muerte si se atrevía a protestar contra la persecución de los gobernantes, se la llevó a vivir al campo, pero ella se vino de allá y llegó a la ciudad de Mérida.

Eulalia se presentó ante el gobernador Daciano y le protestó valientemente diciéndole que esas leyes que mandaban adorar ídolos y prohibían al verdadero Dios eran totalmente injustas y no podían ser obedecidas por los cristianos.

Daciano intentó al principio ofrecer regalos y hacer promesas de ayudas a la niña para que cambiara de opinión, pero al ver que ella seguía fuertemente convencida de sus ideas cristianas, le mostró todos los instrumentos de tortura con los cuales le podían hacer padecer horriblemente si no obedecía a la ley del emperador que mandaba adorar ídolos y prohibía adorar a Jesucristo. Y le dijo: “De todos estos sufrimientos te vas a librar si le ofreces este pan a los dioses, y les quemas este poquito de incienso en los altares de ellos”.

La jovencita lanzó lejos el pan, echó por el suelo el incienso y le dijo valientemente: “Al sólo Dios del cielo adoro; a El únicamente le ofreceré sacrificios y le quemaré incienso. Y a nadie más”.
Entonces el juez pagano mandó que la destrozaran golpeándola con varillas de hierro y que sobre sus heridas colocaran antorchas encendidas. La hermosa cabellera de Eulalia se incendió y la jovencita murió quemada y ahogada por el humo.

Dice el poeta Prudencio que al morir la santa, la gente vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo, y que los verdugos salieron huyendo, llenos de pavor y de remordimiento por haber matado a una criatura inocente. La nieve cubrió el cadáver y el suelo de los alrededores, hasta que varios días después llegaron unos cristianos y le dieron honrosa sepultura al cuerpo de la joven mártir. Allí en el sitio de su sepultura se levantó un templo de honor de Santa Eulalia, y dice el poeta que él mismo vio que a ese templo llegaban muchos peregrinos a orar ante los restos de tan valiente joven y a conseguir por medio de ella muy notables favores de Dios.

El culto de Santa Eulalia se hizo tan popular que hasta el gran San Agustín hizo sermones en honor de esta joven santa. Y en la muy antigua lista de mártires de la Iglesia Católica, llamada “Martirologio romano”, hay esta frase: “el 12 de febrero, se conmemora a Santa Eulalia, mártir de España, muerta por proclamar su fe en Jesucristo”.

Oración

Joven mártir Eulalia; a tu protección encomendamos tantas personitas jóvenes que en este tiempo tienen que enfrentarse, no ya, a los perseguidores que matan a quienes se niegan a ofrecer sacrificios a los ídolos, sino que tienen que oponerse a quienes quieren que dediquen su vida a la sensualidad, a las drogas, a los vicios, a las malas amistades y al pecado, que son monstruos mucho peores que los ídolos, y son perseguidores más crueles que los que mataban el cuerpo, porque lo que ellos matan es la vida del alma. Santa Eulalia; te recomendamos a nuestra juventud que vive en medio de tantos peligros y que corre cada día el riesgo de ser infiel a Cristo. Que de tan grandes peligros nos libre siempre el Señor.

Dijo Jesús: Quien sacrifica su vida por mi, la ganará para la vida eterna.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Eulalia.htm)

11 febrero, 2018

Nuestra Señora de Lourdes


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 11 de Febrero
Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes

Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a Santa Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”. Aquí el significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y los milagros que se dieron con su intercesión.

Era el 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y otra niña iban al campo a buscar leña seca, cerca de una gruta. Para llegar ahí tenían que pasar por un arroyo. Bernardita no se atrevía a adentrarse porque el agua estaba muy fría. Se empezó a sacar los zapatos, cuando de pronto escuchó un ruido fuerte proveniente de la gruta.

Se acercó a ver lo que pasaba y ahí en ese lugar sucio y pedregoso se apareció la Virgen envuelta en una luz resplandeciente, con un traje blanco de un tejido desconocido, una cinta azul en la cintura, un largo velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le cubrían la parte superior de los pies.

En sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado. Entonces juntas empezaron a rezarlo. El domingo 14 de febrero, Bernardita en la gruta reza la primera decena del Rosario y María se aparece. La niña le tira agua bendita para asegurarse que no era una obra del enemigo. La Virgen sonríe, se persigna con el Rosario y lo rezan juntas.

El jueves 18 la Virgen le pide a Bernardita que regrese por quince días seguidos a la gruta. Ante la aceptación y promesa de la pequeña, María le promete hacerla dichosa en el otro mundo. Los rumores de las apariciones se empiezan a esparcir.

El 19 de febrero, Bernardita va con una vela bendecida y encendida. Es así que nace la costumbre de ir con velas para encenderlas ante la gruta. El 20 de febrero la Señora le enseña una oración personal a Bernardita.

El domingo 21, la niña ve que la Virgen estaba triste, le pregunta lo que le pasa y Nuestra Señora le contesta: “Rogad por los pecadores”. Para ese entonces las autoridades amenazaron a Bernardita con llevarla a la cárcel y todos se burlaban de ella.

El 22 la Virgen no se le apareció, pero la niña no perdía la esperanza de volverla a ver. El 23, diez mil personas fueron a ver lo que pasaba. La Virgen se le apareció a Bernardita y le pidió que les diga a los sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir en procesión.

La niña va y le comenta al sacerdote, quien a cambio pide el nombre de la Señora y que florezca un rosal silvestre sobre el que se aparecía.

El 24 la pequeña le cuenta todo a la Virgen, quien sólo sonrió. Luego María la mandó a rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia, penitencia, penitencia!… ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la tierra en penitencia por los pecadores!” Bernardita así lo hizo y pedía a los espectadores que hicieran lo mismo.

El 25 de febrero la Virgen le ordena beber, lavarse los pies en la fuente y comer hierba. Bernardita, por indicación de María, escarbó en el fondo de la gruta y empezó a brotar agua.

El 26 se produce el primer milagro. El pobre obrero Bourriete, que tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo con el agua de la fuente. Luego empezó a gritar de alegría y fue recuperando la vista. El 27 la Virgen permanece en silencio, Bernardita bebe del agua del manantial y hace los gestos recurrentes de penitencia.

El 28 Bernardita va a la gruta, pero luego es llevada a casa el juez y amenazada de ir a cárcel. En la noche, Catalina Latapie moja su brazo dislocado y el brazo y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un segundo milagro.

El martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen.
El 3 de marzo la pequeña le pregunta de nuevo su nombre y la Virgen sonríe. Ese día, una madre en su desesperación lleva en brazos a su hijo que estaba medio muerto. Lo metió 15 minutos en el agua fría y al llegar a casa notó mejoría en la respiración del niño.

Al día siguiente, el niño estaba lleno de vida y completamente sano. Los médicos certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.

El 4 de marzo, al finalizar los quince días, la visión permanece silenciosa. El 25 de ese mes la Virgen se apareció a Bernardita, levantó los ojos hacia el cielo, juntó en signo de oración las manos que tenía abiertas y tendidas hacia el suelo y le dijo a Bernardita: “Soy la Inmaculada Concepción”.

La pequeña salió corriendo a decirle al párroco, quien se conmueve ante la revelación del nombre ya que cuatro años antes se había proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción.

El 7 de abril, Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano sobre la llama de la vela encendida que había llevado y no se quema. Después de la aparición, su mano estaba ilesa y fue comprobado por un médico que presenció el hecho.

El 16 de julio se produjo la última aparición. Bernardita sintió la misteriosa llamada y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba vallada y no se podía pasar. Se dirige entonces al otro lado, enfrente de la gruta, y vio a la Madre de Dios. ”Me pareció que estaba delante de la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.

Algunos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y es exaltación a las virtudes de pobreza y humildad como la que tenía la pequeña Bernardita.

Asimismo afirman que es un llamado a aceptar la cruz para ser felices en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la penitencia con una misericordia infinita por los pecadores y los enfermos.

El agua de la gruta ha sido analizada por químicos, quienes señalaron que es un agua virgen, pura, natural, sin propiedad térmica y en la que ninguna bacteria sobrevive. Para los cristianos esto es símbolo de la Inmaculada Concepción.

(https://www.aciprensa.com/noticias/hoy-los-catolicos-celebramos-a-la-virgen-de-lourdes-70994)

Día litúrgico: Domingo VI (B) del tiempo ordinario

Día litúrgico: Domingo VI (B) del tiempo ordinario


Resultado de imagen para En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso suplicándole, y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme».

Texto del Evangelio (Mc 1,40-45): En aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso suplicándole, y, puesto de rodillas, le dice: «Si quieres, puedes limpiarme». Compadecido de él, extendió su mano, le tocó y le dijo: «Quiero; queda limpio». Y al instante, le desapareció la lepra y quedó limpio. Le despidió al instante prohibiéndole severamente: «Mira, no digas nada a nadie, sino vete, muéstrate al sacerdote y haz por tu purificación la ofrenda que prescribió Moisés para que les sirva de testimonio». Pero él, así que se fue, se puso a pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia, de modo que ya no podía Jesús presentarse en público en ninguna ciudad, sino que se quedaba a las afueras, en lugares solitarios. Y acudían a Él de todas partes.
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«Si quieres, puedes limpiarme»
Rev. D. Ferran JARABO i Carbonell (Agullana, Girona, España)

Hoy, el Evangelio nos invita a contemplar la fe de este leproso. Sabemos que, en tiempos de Jesús, los leprosos estaban marginados socialmente y considerados impuros. La curación del leproso es, anticipadamente, una visión de la salvación propuesta por Jesús a todos, y una llamada a abrirle nuestro corazón para que Él lo transforme.

La sucesión de los hechos es clara. Primero, el leproso pide la curación y profesa su fe: «Si quieres, puedes limpiarme» (Mc 1,40). En segundo lugar, Jesús -que literalmente se rinde ante nuestra fe- lo cura («Quiero, queda limpio»), y le pide seguir lo que la ley prescribe, a la vez que le pide silencio. Pero, finalmente, el leproso se siente impulsado a «pregonar con entusiasmo y a divulgar la noticia» (Mc 1,45). En cierta manera desobedece a la última indicación de Jesús, pero el encuentro con el Salvador le provoca un sentimiento que la boca no puede callar.

Nuestra vida se parece a la del leproso. A veces vivimos, por el pecado, separados de Dios y de la comunidad. Pero este Evangelio nos anima ofreciéndonos un modelo: profesar nuestra fe íntegra en Jesús, abrirle totalmente nuestro corazón, y una vez curados por el Espíritu, ir a todas partes a proclamar que nos hemos encontrado con el Señor. Éste es el efecto del sacramento de la Reconciliación, el sacramento de la alegría.

Como bien afirma san Anselmo: «El alma debe olvidarse de ella misma y permanecer totalmente en Jesucristo, que ha muerto para hacernos morir al pecado, y ha resucitado para hacernos resucitar para las obras de justicia». Jesús quiere que recorramos el camino con Él, quiere curarnos. ¿Cómo respondemos? Hemos de ir a encontrarlo con la humildad del leproso y dejar que Él nos ayude a rechazar el pecado para vivir su Justicia.

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2018-02-11)

10 febrero, 2018

Santa Escolástica

 
 
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¡Oh!, Santa Escolástica, vos, sois la hija del Dios de la vida,
su amada santa y, además, gemela hermana de San Benito, que os
abrazasteis también a la cruz de Cristo, a ser llegando superiora
de un convento de monjas, y vuestro hermano Benito, de otro
para hombres en el mismo lugar: En el famoso “Monte Casino”.
Con vuestra entrega de amor y fe, supisteis la gloria del cielo
labraros, y todo, transitando por el “angosto camino”, que os
condujo al gozo y, sin duda alguna, al de la vida eterna. Vos,
una noche cualquiera, a Benito le pedisteis, que se quedara,
para “cosas del cielo” conversar. Y, él, os respondió: “¿Cómo
se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que nuestros
reglamentos nos prohíben pasar la noche fuera del convento?”.
Y, ella a Dios orando, os contestó: “¿Ves hermano? Te rogué a
ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El, sí atendió
mi petición”. Y, de repente, el cielo se desplomó, se vino abajo
en agua, hecho tormenta sin igual. Y, así, hablando se quedaron
sobre las “delicias del cielo”, mientras corrían truenos y
relámpagos. Un día, vuestro hermano presenció el vuelo de una
blanca paloma y supo que era vuestra alma y mandó en el acto a
enterraros en el Monte santo. Y, a los pocos días, también
partió él, para compañía haceros en la casa del Padre. Y, hoy,
ambos, “vivís” coronados de luz y de eternidad, como muy justo
premio a vuestra increíble, entrega de amor y fe. !Aleluya!
¡oh!, Santa Escolástica, “vivo y santo Amor del Dios de la Vida”.

 
 

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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10 de Febrero
Santa Escolástica
Religiosa (año 543)


Era hermana gemela de San Benito, el santo que fundó la primera comunidad religiosa de occidente. Nació el año 480, en Nursia, Italia. Desde muy joven se dedicó también ella a la vida religiosa y fue superiora de un convento de monjas. Su hermano dirigía un gran convento para hombres en el Monte Casino, y Escolástica fundó un convento para mujeres a los pies de ese mismo monte.

Aunque eran hermanos y se amaban mucho, sin embargo San Benito no iba a visitar a Escolástica sino una vez cada año, pues él era muy mortificado en hacer visitas. El día de la visita lo pasaban los dos hablando de temas espirituales.


Pocos días antes de la muerte de la santa fue su hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, el santo se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547.

Escolástica le pidió a San Benito que se quedara aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Pero el santo le respondió: ¿Cómo se te ocurre hermana semejante petición? ¿No sabes que nuestros reglamentos nos prohiben pasar la noche fuera del convento? Entonces ella juntó sus manos y se quedó con la cabeza inclinada, orando a Dios. Y en seguida se desató una tormenta tan espantosa y un aguacero tan violento, que San Benito y los dos monjes que lo acompañaban no pudieron ni siquiera intentar volver aquella noche a su convento. Y la santa le dijo emocionada: “¿Ves hermano? Te rogué a ti y no quisiste hacerme caso. Le rogué a Dios, y El sí atendió mi petición”. Y pasaron toda aquella noche rezando y hablando de Dios y de la Vida Eterna.

Benito volvió a su convento de Monte Casino y a los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma de su hermana que viajaba hacia la eternidad feliz. Envió a unos de sus monjes a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así estos dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente, quedaron juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios en el cielo.
El trabajo ofrecido por Dios es una gran oración (San Benito).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Escolástica.htm)

09 febrero, 2018

Santa Apolonia



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¡Oh!, Santa Apolonia, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa. Cristiana y bautizada desde pequeña,
educada fuisteis en la fe de vuestros padres, y más tarde
os decidisteis a quedaros sin matrimonio, así donando
vuestra santa vida a Jesús. Un día, casi de la nada, sale a
la calle un poeta, y va cantando malos augurios; metido
estaba en la magia, y en las vías y plazas alejandrinas,
grita los males, catástrofes y calamidades que sobrevendrán
a la ciudad si no se extermina a los cristianos. El obispo
Dionisio Alejandrino, relata esta persecución. Toman
violentamente al anciano Metro y, sin respetar sus canas;
le exigen blasfemar contra Jesucristo y, desalentándose
con su negativa, lo muelen a palos y luego pasan a lapidarlo.
Luego toman a la matrona Cointa, que es atada, arrastrada
y muerta a pedradas. Literalmente arde la ciudad, parece
en estado de guerra, la gente fuera de sí, asalta las casas
de los cristianos. A vos, ya entrada en años os conocían por
vuestras obras de caridad, sólida virtud y vuestro retiro
en oración. Tiempo atrás, erais diaconisa de vuestra iglesia
local. Unas hordas, os secuestran y pretenden obligaros a
blasfemar contra Jesucristo. Pero vos, no lo hacéis, y
entonces, con una piedra os destrozan los dientes. Después
os llevan fuera de la ciudad amenazándoos con arrojaros
al fuego, si no apostataseis. Vos, entonces, pedís un tiempo
para reflexionar y entráis en oración. Luego, vos, misma
con desprecio a la vida y manifestando, de que vivir sin Dios
no vale, y, con valor y paso decidido, entrasteis en las llamas
donde entregasteis vuestra santa vida a quien os la dio:
¡Dios!. Así, voló vuestra alma al cielo, para cornona de luz
recibir, como justo premio a vuestra entrega de amor y
fe. Abogada contra todos los males de dientes y muelas,
Patrona Santa de todos los odontólogos del mundo entero;
¡Oh!, Santa Apolonia, “vivo amor y fidelidad a Jesucristo”.

 

© 2018 by Luis ernesto Chacón Delgado
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9 de Febrero
Santa Apolonia
Virgen y Mártir




Martirologio Romano: En Alejandría, en Egipto, conmemoración de santa Apolonia, virgen y mártir, la cual, después de haber sufrido muchos y crueles tormentos por parte de los perseguidores, para no verse obligada a proferir palabras impías prefirió entregarse al fuego antes que ceder en su fe (c. 250).

Etimología: Apolonia = Aquella que desciende de Apolo, es de origen griego.


Sucedió en tiempos del emperador Felipe que es una época suave en la práctica de la fe cristiana. El lugar de los acontecimientos es Alejandría y por el año 248, previo a la persecución de Decio.

Sale a la calle un poeta con aires de profeta de males futuros; practicaba la magia, según se dice; va por las vías y plazas alejandrinas publicando, como agorero de males, las catástrofes y calamidades que van a sobrevenir a la ciudad si no se extermina de ella a los cristianos. No se sabe qué cosas dieron motivo para predecir esos tiempos aciagos, pero la verborrea produjo su efecto. El obispo Dionisio Alejandrino es el que relata el comienzo de la persecución. Tomaron violentamente al anciano Metro, sin respetar sus canas; le exigen blasfemias contra Jesucristo, se desalientan con su firmeza y acaban moliéndolo a palos y lapidándolo a las afueras de la ciudad. Luego van a por la matrona Cointa que es atada, arrastrada y también muerta a pedradas. Ahora la ciudad parece en estado de guerra; han crecido los tumultos; la gente va loca asaltando las casas donde puede haber cristianos. Se multiplican los incendios, los saqueos y la destrucción.

En Alejandría vive una cristiana bautizada desde pequeña y educada en la fe por sus padres; en los tiempos de su juventud decidió la renuncia voluntaria al matrimonio para dar su vida entera a Jesús. Se llama Apolonia y ya es entrada en años; los que la conocen saben mucho de sus obras de caridad, de su sólida virtud y de su retiro en oración; incluso presta ayuda a la iglesia local como diaconisa, según se estila en la antigüedad. Las hordas incontroladas la secuestran y pretenden obligarla a blasfemar contra Jesucristo. Como nada sale de su boca, con una piedra le destrozan los dientes. Después la llevan fuera de la ciudad amenazándola con arrojarla a una hoguera, si no apostata. Pide un tiempo para reflexionar. Se abisma en oración. Luego, ella misma es la que, con desprecio a la vida que sin Dios no vale, con paso decidido, pasa ante sus asombrados verdugos y entra en las llamas donde murió.

Los cristianos recogieron de entre las cenizas lo poco que quedó de sus despojos. Los dientes fueron recogidos como reliquias que distribuyeron por las iglesias.

Su representación iconográfica posterior la presenta sufriendo martirio de manos de un sayón que tiene una gran piedra en la mano para impartir el golpe que le destrozó la boca. Por eso es abogada contra los males de dientes y muelas.

También a nosotros nos asombra la decisión de santa Apolonia por parecerse al suicidio. Algún magnánimo escritor habla de que «eso sólo es lícito hacerlo bajo una inspiración de Dios». Desde luego es susceptible de más de una glosa. Sólo que los santos, tan extremosamente llenos de Dios, adoptan en ocasiones actitudes inverosímiles y desconcertantes bajo el aguijón del Amor y ¡quien sabe si esas son «locuras» sólo para quien no tiene tanto amor! Al fin y al cabo, cada santo es el misterio de responder sin cuento a Dios.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

08 febrero, 2018

Santa Josefina Bakhita

 
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¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, vos, sois la hija del Dios de la vida y
su amada santa, que, siendo niña, fuisteis raptada y vendida
en mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad.
Pero, Dios, nunca os abandonó, y al obtener la ansiada libertad,
abrazasteis la fe cristiana, ingresando en el “Instituto de Hijas
de la Caridad Canosianas”, y pasasteis el resto de vuestra vida
entregada a Cristo y al servicio del prójimo. Vuestro nombre
“Bakhita” significa “afortunada”, y vos, ciertamente lo fuisteis, a
pesar, de que el de “Bakhita”, lo recibisteis cuando fuisteis
secuestrada, y os bautizaron con el nombre de Josefina.
“Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”, dijisteis
cuando os secuestraron. Vos, fuisteis vendida a cinco distintos
amos, en el mercado de esclavos, intentando escapar, sin éxito.
Felizmente, el comerciante italiano Calixto Leganini os compró
y escribisteis así: “Esta vez fui realmente afortunada porque
el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui
maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente
irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.
Vos, y vuestra amiga Minnina, ingresaron al noviciado del “Instituto
de las Hermanas de la Caridad” en Venecia y fue allí, donde a
Cristo conocisteis, porque “Dios había permanecido en mi corazón”,
y Él, os dio fuerzas para poder soportar la esclavitud, recibiendo
el bautismo, la primera comunión y la confirmación de manos
del Cardenal de Venecia, tomando el nombre cristiano de “Josefina
Margarita Afortunada”. Al ser bautizada expresasteis: “¡Aquí llegué
a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Escribisteis vuestra
autobiografía y se os ordenó ir a Venecia a contar la historia de
vuestra vida. Así, gastasteis vuestra santa vida, en favor de Dios,
en buena lid, entregando vuestra alma a quien os la dio: ¡Dios!, y
  quien os coronó, con corona de luz, como premio a vuestro amor;
¡Oh!, Santa Josefina Bakhita, “vivo amor por el Dios de la Vida”.

 

© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado

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8 de Febrero
Santa Josefina Bakhita
Virgen

Por: n/a | Fuente: Corazones.org

Martirologio Romano: Virgen, nacida en la región de Darfur, en Sudán, que, siendo aún niña, fue raptada y vendida en diversos mercados africanos de esclavos, sufriendo dura cautividad. Al obtener la libertad, abrazó la fe cristiana e ingresó en el Instituto de Hijas de la Caridad (Canosianas), y pasó el resto de su vida en Schio, en el territorio italiano de Vicenza, entregada a Cristo y al servicio del prójimo († 1947).

 

Fecha de beatificación: 17 de mayho de 1992 por S.S. Juan Pablo II
Fecha de canonización: 1 de octubre de 2000 por el Papa San Juan Pablo II

Breve Biografía
La verdadera fortuna es conocer, amar y servir a Dios. El nombre “Bakhita” significa “afortunada” y nuestra santa ciertamente lo es. Sin embargo, esa fortuna no le vino nada fácil. Bakhita es el nombre que recibió cuando fue secuestrada mientras que fue bautizada con el nombre de Josefina.
De su vida no se conocen datos exactos. Se cree que es de Olgossa en Darfur, y que nació en 1869. Vivió su infancia con sus padres, tres hermanos y dos hermanas, una de ellas su gemela.

Su vida fue profundamente marcada cuando unos negreros llegaron a Olgossa y capturaron a su hermana. En su biografía escribió: “Recuerdo cuánto lloró mamá y cuánto lloramos todos”. También cuento su propia experiencia al encontrarse con los buscadores de esclavos.

Cuando aproximadamente tenía nueve años, paseaba con una amiga por el campo y vimos de pronto aparecer a dos extranjeros, de los cuales uno le dijo a mi amiga: ´Deja a la niña pequeña ir al bosque a buscarme alguna fruta. Mientras, tú puedes continuar tu camino, te alcanzaremos dentro de poco´. El objetivo de ellos era capturarme, por lo que tenían que alejar a mi amiga para que no pudiera dar la alarma.

Sin sospechar nada obedecí, como siempre hacia. Cuando estaba en el bosque, me percaté que las dos personas estaban detrás de mí, y fue cuando uno de ellos me agarró fuertemente y el otro sacó un cuchillo con el cual me amenazó diciéndome: ´Si gritas, morirás! Síguenos!´”.

Fueron esos hombres quienes le pusieron el nombre Bakhita sin comprender a donde ella llegaría. Llevaron a Bakhita a El Obeid donde fue vendida a cinco distintos amos en el mercado de esclavos. Intentó escapar, pero sin éxito. Su cuarto amo fue el peor en sus humillaciones y torturas. Cuando tenía unos 13 años fue tatuada, le realizaron 114 incisiones y para evitar infecciones le colocaron sal durante un mes. Ella cuenta en su biografía: “Sentía que iba a morir en cualquier momento, en especial cuando me colocaban la sal”.

El comerciante italiano Calixto Leganini compró a Bakhita en 1882. Era el quinto amo. Ella escribe: “Esta vez fui realmente afortunada porque el nuevo patrón era un hombre bueno y me gustaba. No fui maltratada ni humillada, algo que me parecía completamente irreal, pudiendo llegar incluso a sentirme en paz y tranquilidad”.

En 1884 Leganini se vio en la obligación de dejar Jartum, tras la llegada de tropas Mahdis. Bakhita quiso seguir con su amo cuando este se fue a Italia con su amigo Augusto Michieli. La esposa de Michieli los esperaba en Italia y quiso quedarse con uno de los esclavos que traían por lo que se le dió a Bakhita. Con su nueva familia, Bakhita trabajo de niñera y amiga de Minnina, hija de los Michieli.

En 1888 la familia Michieli compró un hotel y se trasladaron a Suakin pero Bakhita decidió quedarse en Italia. Bakhita y Minnina ingresaron al noviciado del Instituto de las Hermanas de la Caridad en Venecia. Esta congregación, fundada en 1808, es mas conocida como Hermanas de Canossa.

Fue en el Instituto que Bakhita conoció de verdad a Cristo y que “Dios había permanecido en su corazón”, por lo que le había dado fuerzas para poder soportar la esclavitud, “pero recién en ese momento sabía quien era”. Recibió al mismo tiempo el bautismo, la primera comunión y la confirmación, el 9 de enero de 1890, por manos del Cardenal de Venecia. Tomó el nombre cristiano de Josefina Margarita Afortunada.

Al ser bautizada expresó: “¡Aquí llegué a convertirme en una de las hijas de Dios!”. Se dice que no sabía como expresar su gozo y en su biografía cuenta que en el Instituto conoció cada día más a Dios, “que me ha traído hasta aquí de esta extraña forma”.

La Señora de Michieli volvió del Sudán a llevarse a su hija y a Bakhita, pero con gran valentía Bakhita se negó a ir y prefirió quedarse con las Hermanas de Canossa. Bakhita pudo prevalecer porque la esclavitud era ilegal en Italia. El 7 de diciembre de 1893, a los 38 años de edad profesó en la vida religiosa.

Bakhita fue trasladada a Venecia en 1902, donde trabajó limpiando, cocinando y cuidando a los más pobres. Nunca realizó milagros ni fenómenos sobrenaturales, pero tenía fama de santidad. Siempre fue modesta y humilde, mantuvo una fe firme en su interior y cumplió siempre sus obligaciones diarias.

Mucho le costó escribir su autobiografía en 1910, la cual fue publicada en 1930. En 1929 se le ordena ir a Venecia a contar la historia de su vida. Luego de la publicación de sus memorias, se hizo muy conocida y viajaba por toda Italia dando conferencias y recogiendo fondos para su congregación.

Aunque la salud de Bakhita se fue debilitando hacia sus últimos años y quedó con mucho dolor en silla de ruedas, no dejó de viajar. Falleció el 8 de febrero de 1947 en Schio, siendo sus últimas palabras: “Madonna! Madonna!”

Miles de personas fueron a darle el último adiós, expresando así el respeto y admiración que sentían hacia ella. Fue velada por tres días, durante los cuales, según cuenta la gente, sus articulaciones aún permanecían calientes y las madres cogían su mano para colocarla sobre la cabeza de sus hijos. Josefina se recuerda con veneración en Schio como “Nostra Madre Moretta”.

Sus restos incorruptos fueron sepultados bajo el altar de la la iglesia del convento de Schio, Italia.

A los Altares
En 1959 la diócesis local comenzó las investigaciones sobre su santidad. El 1 de diciembre de 1978 fue declarada Venerable. El 17 de mayo de 1992 fue beatificada por Juan Pablo II, declarándose su fiesta el 8 de febrero. En esa ocasión el Papa reconoció que ella transmitió el mensaje de reconciliación y misericordia.

Bakhita fué canonizada por S.S. Juan Pablo II el 1 de octubre del 2000.
La historia de Bakhita es la de un continente. Ella sufrió graves males en manos de algunos cristianos pero su corazón no se cerró. Supo perdonar a los que la ultrajaron y descubrir que aquellos agravios, aunque cometidos por cristianos, son contrarios al camino de Jesús. Gracias a las religiosas encontró el verdadero rostro de Cristo y entró en Su Iglesia. Nada, ni los malos ejemplos, nos puede apartar del amor de Dios cuando le permitimos reinar en nuestro corazón. Bakhita nos deja este maravilloso testamento de perdón por amor a Cristo: “Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”. El Papa la llamó “Nuestra Hermana Universal”.

“Si volviese a encontrar a aquellos negreros que me raptaron y torturaron, me arrodillaría para besar sus manos porque, si no hubiese sucedido esto, ahora no sería cristiana y religiosa”.

(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34868/josefina-bakhita-santa.html)

07 febrero, 2018

San Ricardo, “El Sajón”

 
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¡Oh!, San Ricardo, vos, sois el hijo del Dios de la vida, y
  su amado santo, que, piadosa y noble vida llevasteis
trasmitiendo a vuestra familia preciados valores, tanto que,
un viaje a Roma y Tierra Santa emprendisteis, pero, quiso
Dios, que, repentinamente os presentaseis ante Él. Cruzasteis
a Francia y comenzasteis la larga travesía por el río Sena, y
  en Rouen continuasteis a pie, visitando varios santuarios.
Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, vos, fallecisteis
repentinamente. Y, aún así, muerto como estabais realizasteis
  innumerables milagros y, son testigos de ello, vuestros hijos
que más tarde y para alegría vuestra, canonizados fueron, y
hoy, os acompañan en la celeste mansión de Dios. Allí están:
San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga, vuestra amada
hija. Y, vos, como sabéis, luciendo estáis corona eterna de
luz, como premio a vuestros sueños y entrega de amor y fe;
¡oh!, San Ricardo, “vivo amor, por Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro”.


© 2018 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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07 de Febrero
San Ricardo, “El Sajón”
Rey de Inglaterra


San Ricardo “El Sajón” (¿?-722) nació en Inglaterra. Sus orígenes no han sido del todo corroborados por datos históricos.

Puesto que el primer rey inglés con ese nombre fue Ricardo Corazón de León, quien viviría varios siglos más tarde, se ha puesto en duda que nuestro San Ricardo haya sido rey de Inglaterra. Probablemente haya sido príncipe de Wessex; o sea un gran señor feudal.

Llevó una vida noble y piadosa, y supo transmitir estos valores a la familia que formó. Ya en la edad madura decidió aventurarse a realizar su mayor sueño, que era el de conocer Roma, la “Ciudad Eterna” y Tierra Santa. Y emprendió el viaje, en compañía de sus hijos, en el año 720.

Cruzaron a Francia y comenzaron la larga travesía, primero por el río Sena, y en Rouen continuaron a pie, visitando varios santuarios. Sin embargo, al llegar a la villa de Lucca, San Ricardo falleció repentinamente.

En Lucca se le empezó a venerar muy pronto, pues se dice que aún muerto realizó varios milagros de curación de enfermos, quienes rezaban ante su tumba. La fama de San Ricardo, “rex Anglorum”, se extendió, y sus reliquias se conservan todavía en ese lugar.

Sus hijos, acompañantes suyos en la peregrinación que nunca llegó a Roma, con el tiempo fueron canonizados también: San Winebaldo, San Wilibaldo y Santa Walpurga.

SAN RICARDO EL SAJÓN nos enseña la importancia de intentar realizar nuestros sueños hasta el final.

(http://santoral-virtual.blogspot.com/2009/02/7-de-febrero-dia-de-san-ricardo-el.html)