11 de Febrero
Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes
Cada 11 de febrero la Iglesia celebra la Fiesta de Nuestra Señora de Lourdes, quien en una de sus apariciones le dijo a Santa Bernardita: “No te prometo hacerte feliz en este mundo, sino en el próximo”. Aquí el significado de sus apariciones, el mensaje que dejó y los milagros que se dieron con su intercesión.
Era el 11 de febrero de 1858, Bernardita, su hermana y otra niña iban
al campo a buscar leña seca, cerca de una gruta. Para llegar ahí tenían
que pasar por un arroyo. Bernardita no se atrevía a adentrarse porque
el agua estaba muy fría. Se empezó a sacar los zapatos, cuando de pronto
escuchó un ruido fuerte proveniente de la gruta.
Se acercó a ver lo que pasaba y ahí en ese lugar sucio y pedregoso se
apareció la Virgen envuelta en una luz resplandeciente, con un traje
blanco de un tejido desconocido, una cinta azul en la cintura, un largo
velo blanco y dos rosas doradas brillantes que le cubrían la parte
superior de los pies.
En sus manos, la Virgen tenía un largo rosario blanco y dorado.
Entonces juntas empezaron a rezarlo. El domingo 14 de febrero,
Bernardita en la gruta reza la primera decena del Rosario y María se
aparece. La niña le tira agua bendita para asegurarse que no era una
obra del enemigo. La Virgen sonríe, se persigna con el Rosario y lo
rezan juntas.
El jueves 18 la Virgen le pide a Bernardita que regrese por quince
días seguidos a la gruta. Ante la aceptación y promesa de la pequeña,
María le promete hacerla dichosa en el otro mundo. Los rumores de las
apariciones se empiezan a esparcir.
El 19 de febrero, Bernardita va con una vela bendecida y encendida.
Es así que nace la costumbre de ir con velas para encenderlas ante la
gruta. El 20 de febrero la Señora le enseña una oración personal a
Bernardita.
El domingo 21, la niña ve que la Virgen estaba triste, le pregunta lo
que le pasa y Nuestra Señora le contesta: “Rogad por los pecadores”.
Para ese entonces las autoridades amenazaron a Bernardita con llevarla a
la cárcel y todos se burlaban de ella.
El 22 la Virgen no se le apareció, pero la niña no perdía la
esperanza de volverla a ver. El 23, diez mil personas fueron a ver lo
que pasaba. La Virgen se le apareció a Bernardita y le pidió que les
diga a los sacerdotes que eleven ahí un santuario, a donde se debe ir en
procesión.
La niña va y le comenta al sacerdote, quien a cambio pide el nombre
de la Señora y que florezca un rosal silvestre sobre el que se aparecía.
El 24 la pequeña le cuenta todo a la Virgen, quien sólo sonrió. Luego
María la mandó a rogar por los pecadores y exclamó: “¡Penitencia,
penitencia, penitencia!… ¡Ruega a Dios por los pecadores! ¡Besa la
tierra en penitencia por los pecadores!” Bernardita así lo hizo y pedía a
los espectadores que hicieran lo mismo.
El 25 de febrero la Virgen le ordena beber, lavarse los pies en la
fuente y comer hierba. Bernardita, por indicación de María, escarbó en
el fondo de la gruta y empezó a brotar agua.
El 26 se produce el primer milagro. El pobre obrero Bourriete, que
tenía el ojo izquierdo mutilado, ora y se frota el ojo con el agua de la
fuente. Luego empezó a gritar de alegría y fue recuperando la vista. El
27 la Virgen permanece en silencio, Bernardita bebe del agua del
manantial y hace los gestos recurrentes de penitencia.
El 28 Bernardita va a la gruta, pero luego es llevada a casa el juez y
amenazada de ir a cárcel. En la noche, Catalina Latapie moja su brazo
dislocado y el brazo y la mano recuperan su agilidad, produciéndose un
segundo milagro.
El martes 2 de marzo, Bernardita va de nuevo donde el párroco a recordarle el pedido de la Virgen.
El 3 de marzo la pequeña le pregunta de nuevo su nombre y la Virgen
sonríe. Ese día, una madre en su desesperación lleva en brazos a su hijo
que estaba medio muerto. Lo metió 15 minutos en el agua fría y al
llegar a casa notó mejoría en la respiración del niño.
Al día siguiente, el niño estaba lleno de vida y completamente sano.
Los médicos certificaron el milagro y lo llamaron de primer orden.
El 4 de marzo, al finalizar los quince días, la visión permanece
silenciosa. El 25 de ese mes la Virgen se apareció a Bernardita, levantó
los ojos hacia el cielo, juntó en signo de oración las manos que tenía
abiertas y tendidas hacia el suelo y le dijo a Bernardita: “Soy la
Inmaculada Concepción”.
La pequeña salió corriendo a decirle al párroco, quien se conmueve
ante la revelación del nombre ya que cuatro años antes se había
proclamado el dogma de la Inmaculada Concepción.
El 7 de abril, Bernardita en la gruta y en éxtasis pone su mano sobre
la llama de la vela encendida que había llevado y no se quema. Después
de la aparición, su mano estaba ilesa y fue comprobado por un médico que
presenció el hecho.
El 16 de julio se produjo la última aparición. Bernardita sintió la
misteriosa llamada y al llegar a la gruta se dio cuenta que estaba
vallada y no se podía pasar. Se dirige entonces al otro lado, enfrente
de la gruta, y vio a la Madre de Dios. ”Me pareció que estaba delante de
la gruta, a la misma distancia que las otras veces, no veía más que a
la Virgen. ¡Jamás la había visto tan bella!”, dijo Santa Bernardita.
Algunos consideran que la aparición de Nuestra Señora de Lourdes es
un agradecimiento del cielo por el dogma de la Inmaculada Concepción y
es exaltación a las virtudes de pobreza y humildad como la que tenía la
pequeña Bernardita.
Asimismo afirman que es un llamado a aceptar la cruz para ser felices
en la otra vida, la importancia de la oración, del Santo Rosario y la
penitencia con una misericordia infinita por los pecadores y los
enfermos.
El agua de la gruta ha sido analizada por químicos, quienes señalaron
que es un agua virgen, pura, natural, sin propiedad térmica y en la que
ninguna bacteria sobrevive. Para los cristianos esto es símbolo de la
Inmaculada Concepción.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario