31 octubre, 2019

San Quintín, Mártir

 
 
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 ¡Oh!, San Quintín, vos, sois, el hijo del Dios de la vida,
y su amado santo y, el niño aquél, que, siendo hijo de senador
romano, os hicisteis amigo del Papa San Marcelino, quién os
bautizó, y anhelasteis desde entonces a que muchas personas
conocieran a Jesucristo, Dios y Señor Nuestro, para que lo amaran
y poder, algún día por Él, su sangre derramar. A vos, os echaron
en cara, que cómo posible era, que el hijo de un senador romano
predicase en favor de Cristo. Y, vos, os respondisteis, que “ese”
crucificado ya había resucitado y que ahora era el “Rey y Señor
de cielos y tierra”, y que, por lo tanto para vos, era un honor
mucho más grande, ser seguidor de Él, que ser hijo de un senador
romano. Y, vos, predestinado como estabais, así, lo hicisteis,
nuestra religión defendiendo, con ardor de corazón. Ni los azotes
ni el oscuro calabozo y sus cadenas, pudieron con vos, y pronto
la libertad y la palabra sin saber cómo, las recobrasteis
y las calles, y el pueblo vuestra prédica de amor, a escuchar
volvieron. Entonces el gobernador os mandó a poneros preso otra
vez. Y, después de que os atormentaron y torturaron, ordenó
que os cortaran la cabeza. Y, así, voló vuestra alma al cielo,
para recibir el premio que Cristo prometió a quienes se declaran
a favor de Él, en ésta tierra. Y, vos, así lo hicisteis, luciendo
hoy, corona de luz, como justo premio a vuestro increíble amor;
¡oh!, San Quintín, “vivo y grande amor por el Dios de la Vida”.

 

© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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31 de Octubre
San Quintín
Mártir
Año 287


Fue Quintín hijo de un senador romano muy apreciado de la gente. Se hizo amigo del Papa San Marcelino, quién lo bautizó. El más grande deseo de Quintín era hacer que muchas personas conocieran y amaran a Jesucristo, y poder derramar su sangre por defender la religión.

Cuando el Papa San Cayo organizó una expedición de misioneros para ir a evangelizar a Francia, Quintín fue escogido para formar parte de ese grupo de evangelizadores.

Dirigido por el jefe de la misión, San Luciano, fue enviado Quintín a la ciudad de Amiens, la cual ya había sido evangelizada en otro tiempo por San Fermín, por lo cual hubo un nutrido grupo de cristianos que le ayudaron allí a extender la religión. Quintín y sus compañeros se dedicaron con tan grande entusiasmo a predicar, que muy pronto ya en Amiens hubo una de las iglesias locales más fervorosas del país.

Esto atraía más y más fieles a la religión verdadera. Los templos paganos se quedaban vacíos, los sacerdotes de los ídolos ya no tenían oficio, mientras que los templos de los seguidores de Jesucristo se llenaban cada vez más y más.

Los sacerdotes paganos se quejaron ante el gobernador Riciovaro, diciéndole que la religión de los dioses de Roma se iba a quedar sin seguidores si Quintín seguía predicado y haciendo prodigios. Riciovaro, que conocía a la noble familia de nuestro santo, lo llamó y le echó en cara que un hijo de tan famoso senador romano se dedicara a propagar la religión de un crucificado. Quintín le dijo que ese crucificado ya había resucitado y que ahora era el rey y Señor de cielos y tierra, y que por lo tanto para él era un honor mucho más grande ser seguidor de Jesucristo que ser hijo de un senador romano.
El gobernador hizo azotar muy cruelmente a Quintín y encerrarlo en un oscuro calabozo, amarrado con fuertes cadenas. Pero por la noche se le soltaron las cadenas y sin saber cómo, el santo se encontró libre, en la calle. Al día siguiente estaba de nuevo predicando a la gente.

Entonces el gobernador lo mandó poner preso otra vez y después de atormentarlo con terribles torturas, mandó que le cortaran la cabeza, y voló al cielo a recibir el premio que Cristo ha prometido para quienes se declaran a favor de Él en la tierra.

Hay que ser: Pronto para escuchar y lento para responder (S. Biblia Ec. 5,11).

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Quintín.htm)

30 octubre, 2019

San Germán de Capua

 
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 ¡Oh!, San Germán de Capua, vos, sois el hijo del Dios de la Vida
y su amado santo, y que, convencisteis a los bizantinos para que,
fin pusieran al “cisma acaciano”, que duraba treinta y cinco años,
y, que, con éxito culminó, gracias a vos, con la “Fórmula de
Hormisdas”. Los legados pontificios más de un año permanecieron
en Bizancio para consolidar la reconciliación, en la que
se condenó como herejes a Nestorio y Eutiques. Y, vos, nacido
en cuna de oro, lo disteis todo por vuestros pobres, dedicándoos
a la oración y a la vida espiritual. Más tarde, os eligieron
obispo por el clero a cuya dignidad os negasteis por humildad
y sólo gracias al pedido popular la aceptasteis y os dedicasteis
en cuerpo y alma, a la evangelización de vuestra grey, y el
conocimiento del Amor a Cristo. Amigo de san Benito, de san
Sabino, y del Papa San Juan I, creasteis un clima de piedad
y de amor hacia los pobres, a mitación de vuestro único Maestro:
¡Cristo! Amado y querido en vuestro tiempo, tanto por propios
y extraños, cuando vos, entregasteis vuestra alma al Padre,
cuenta San Gregorio, que, hallándose San Benito en el Monte
Casino, vio a los ángeles del Señor llevando vuestra alma
“a la eterna felicidad”. Hoy, estáis en la plena gloria, coronado
con justicia con corona de luz, como justo premio a vuestro amor;
¡Oh!, San Germán de Capua, “vivo milagro del Dios de la Vida”.


 
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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30 de Octubre
San Germán de Capua
Obispo


Martirologio Romano: En Capua, en la Campania, san Germán, obispo, del que habla el papa san Gregorio I Magno en sus escritos. c. 541.

Nació en Capua, hijo de Amancio y Juliana, ilustres ciudadanos de la ciudad; al morir su padre, Germán heredó un ingente patrimonio y, con el consentimiento de su madre, vendió todo y donó a los pobres lo recaudado. Así se pudo dedicar más libremente a la vida espiritual, a la que se sentía llamado, con las santas lecturas, oración y mortificaciones. En el 519, al morir el obispo de Capua, Alejandro, fue designado por el clero y el pueblo, a sucederle; después de resistirse por humildad, aceptó el encargo.

El “Liber Pontificalis” nos relata algunos hechos ciertos; el papa san Hormisdas, después que habían fallado los intentos de sus predecesores, pensó en terminar con el cisma acaciano en Oriente, cuando fue elegido emperador Justino I en el 518.

El cisma tuvo origen cuando el patriarca de Constantinopla, Acacio, para terminar con la controversia entre católicos y monofisitas, acordó con estos últimos, sugerir al emperador Zenón de Bisancio promulgar, en el 482, el “Henótikon”, fórmula de unión de los dos pensamientos religiosos; la fórmula dirigida a todo el imperio no resolvió algunos puntos teológicos delicados, y no satisfizo a ninguno. El papa san Félix III depuso y excomulgó a Acacio, en el 484, iniciando así el cisma, que duró 35 años.

El cisma que había separado de Roma a la Iglesia de Oriente, provocó el concepto de independencia del Sumo Pontífice, el cual reivindicaba el derecho pontificio para definir en materia de fe y disciplina. El emperador Justino I, desde el mismo día de su elección, junto con otros personajes influyentes de la corte bizantina, como su sobrino Justiniano y el patriarca Juan, pidieron al Papa que enviase una legación para restablecer la paz entre las dos Iglesias.

Así en Enero del 519, el papa san Hormisdas, de acuerdo con el rey Teodorico, envió una tercera legación, guiada por el obispo de Capua, Germán, y compuesta además de otro obispo llamado Juan, el diácono romano Félix, el célebre Dióscoro, diácono alejandrino residente en Roma, del sacerdote romano Blando y el notario eclesiástico Pedro. El hecho de que Germán encabezara esta misión, denota el gran aprecio que se tenía por su doctrina, sabiduría y virtud. Fueron acogidos triunfalmente en Constantinopla y recibidos en solemne audiencia por el Emperador; leído el célebre libelio del papa san Hormisdas, por fin los obispos presentes aceptaron las tesis pontificias y también el patriarca Juan se aceptó la fórmula del Papa. La paz en la Iglesia se había alcanzado y el cisma finalizado.

Los legados pontificios permanecieron más de un año en Bizancio para consolidar el resultado de la reconciliación, en la que se condenó también como herejes a Nestorio y Eutiques, y para superar los problemas que podrían causar algunos monjes escindidos. Hacia el 520 regresaron a Roma.

San Gregorio Magno en sus “Diálogos” nos narra la gran amistad que le unió a san Benito de Nursia, que en una visión que tuvo en Montecasino, vio su alma elevada al cielo por los ángeles. Oró toda su vida por la santificación de san Pascasio. También fue amigo de san Sabino, obispo de Canosa y del papa san Juan I. Patrón de Cassino.

(http://vidas-santas.blogspot.pe/2013/10/san-german-de-capua-obispo.html)

29 octubre, 2019

Santos Judas Tadeo y Simón, Apóstoles

 
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 ¡Oh!, Judas Tadeo y Simón, vosotros, sois los hijos
del Dios de la vida, sus apóstoles y amados santos, pues,
llamados por Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro, para
de los Doce ser, y, desde aquél momento, juntos anduvisteis
con Él. Vos, Tadeo: “valiente para proclamar su fe”, tal
como significa vuestro nombre y Simón: “Dios ha oído mi súplica”;
juntos, honor hicisteis al derrotero trazado por vuestros nombres.
Llano y solícito, Tadeo a los ruegos para empleo o casa conseguir
y Simón, igual de generoso. ¡Qué alegría haber servido al Dios Vivo,
como lo habéis hecho vosotros! Vuestros seres, íntegros
al servicio del amor y la verdad pusisteis. Judas, vos,
os habéis convertido en uno de los santos más populares
por los favores que concedéis a la gente que busca
trabajo. Santa Brígida, vivió pendiente de vos, tal y
conforme lo escribe en su libro “Las revelaciones”.
Hoy, coronas de luz, lucís como premio justo, a vuestra
entrega de amor, y, quiera Dios, que los hombres de nuestro
tiempo, os imiten en vuestro trabajo de amor, verdad y justicia.
Amigos y Apóstoles del Dios Vivo. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, Santos Judas Tadeo y Simón, “vivos amigos del Dios Vivo”.

 
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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29 de Octubre
Santos Judas Tadeo y Simón
Apóstoles


Judas, etimológicamente significa “honrado, alabanza”. Y Simón = “Dios le oye”. Vienen de la lengua hebrea. El nombre «Judas» es una palabra hebrea, que significa “alabanzas sean dadas a Dios”. «Tadeo», término proveniente del idioma arameo, significa “el valiente”, “hombre de pecho robusto”. También se le llamó «Lebbeo», que significa “hombre de corazón tierno”. Simón, es un nombre masculino de origen hebreo que significa “Dios me ha escuchado”, “el que sabe escuchar a Dios o el que obedece”.

Hoy se celebra en toda la Iglesia universal la fiesta de estos dos apóstoles del Evangelio.

Simón pertenecía al grupo formado en Israel. Se llamaban los “zelotes”. Su fin era trabajar duramente contra la invasión romana en su país. Sin embargo, la escucha de la palabra de Cristo fue para él el descubrimiento a la universalidad del amor de Dios.

Judas se ha convertido en un de los santos más populares por los favores que concede a la gente en lo concerniente a la búsqueda de trabajo.

Esta devoción la vivió ya en su vida la santa Brígida. Se puede leer en su libro “Las revelaciones” el profundo respeto y devoción por este apóstol del siglo I de nuestra era.
Autor: P. Felipe Santos | Fuente: Catholic.net

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

28 octubre, 2019

El Señor de los Milagros

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 El Señor de los Milagros

!Oh!, Señor de los Milagros,
desde el angoleño aquél,
que Vuestra imagen pintó,
mares de gentío por el
mundo todo, se vuelcan
tras de Vos, en pos de
la eternidad prometida
y Vos, no los dafraudais,
¡Oh; Señor de Los Milagros!.



© 2012 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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28 de Octubre
El Señor de los Milagros

Historia del Señor de los Milagros


El cielo de Lima se torna de color morado, entre el carmín y el azul, todos los octubres de nuestras vidas. La procesión del Señor de los Milagros, el Cristo de Pachacamilla, el Cristo moreno o cuanta denominación ostente, es considerada una de las más multitudinarias de todo el orbe, tanto por el inmenso mar humano que alberga como por la sublimidad y grandiosidad espiritual que trae consigo esta mística expresión de fe católica del pueblo limeño. En una Lima en donde conviven y luchan por sobrevivir en circunstancias adversas cholos, negros, blancos, chinos y demás razas que la conforman, octubre es el momento cumbre que los une a todos bajo el eslabón de una sola creencia, una sola fe, una sola y anhelada esperanza en el milagro que algún día recaerá en ellos.

Atrás queda el agotador y, a veces, sofocante apretujamiento de la fervorosa multitud por acercarse a la imagen para poder tocarla y besarla. Dicen que la fe mueve montañas y hasta las voluntades más reprimidas se vuelven inquebrantables gracias al destello de luz que despabila sobre la gente, el andar cansino pero señorial y ubérrimo de la imagen del Señor de los Milagros.

Pero, ¿cómo empezó a forjarse toda esta mágica religiosidad en el espíritu limeño?, ¿qué tuvo que pasar para que germinara en los corazones la solidaridad cristiana y la unción religiosa en torno a la imagen del Cristo de Pachacamilla?

Primera misa
Después de estos extraordinarios sucesos, la parroquia de San Marcelo como de San Sebastián quisieron trasladar el mural a sus parroquias en ambos casos no dio resultados. El Conde de Lemos personalmente rindió culto a la imagen y acordó con la autoridad eclesiástica que en definitiva se le venerase en el mismo lugar para lo cual ordeno inmediatamente se levantara una ermita provisional.
Siempre con el apoyo de los fieles del lugar la imagen quedó cercada con adobes, lo techaron con esteras y levantaron un sencillo altar al pie del Cristo Crucificado. Una vez terminado estos trabajos se logro que se oficiara la primera misa ante la sagrada imagen del Cristo de Pachacamilla, un día lunes 14 de setiembre de 1671. A está ceremonia religiosa asistió el Virrey y su señora esposa, altas autoridades civiles como eclesiásticas y un gran número de vecinos y devotos.

Después de está primera misa el Virrey y su esposa continuaron rindiéndole culto a la imagen, aumentando así los devotos, que venían desde lejos inclusive, para conocer y reverenciar a la portentosa imagen del mural de Pachacamilla que pronto comenzaron a llamarlo el Santo Cristo de los Milagros o de las Maravillas.

Primera procesión
El terremoto del 20 de Octubre de 1687 produjo rajaduras y desmoronamientos en la Capilla, pero el sagrado mural quedó incólume, como muestra de los designios divinos. Fue así que Sebastián de Antuñano inicio la procesión con una replica de la imagen, originando así las tradicionales procesiones de octubre del Señor de los Milagros de Nazarenas. En su primer recorrido llegó hasta la Plaza Mayor, al Cabildo limeño, donde recibió en ambos lugares fervorosa pleitesía contando con el acompañamiento de acongojados fieles así como vecinos del lugar. Se tiene la seguridad que aquella replica es la misma que hoy en día nos sigue acompañando en los meses de octubre en su recorrido por la gran Lima.

Fundación del Monasterio
Después del entierro de la madre Antonia Lucia del Espíritu Santo, le sucedió en el cargo la madre Josefa de la Providencia. Bajo su dirección se enfrento a un a situación económica apremiante, recibiendo ayuda de Antuñano y del benefactor José de Lorenzana fiel devoto del Señor de los Milagros cuando la madre Josefa inicio las gestiones encaminadas a conseguir la Real Célula y la Bula Pontificia para poder fundar el Monasterio tuvo que luchar y superar muchas dificultades y contratiempos. Hacia 1718 un caballero llamado Jerónimo Machado fue a visitar a la madre Josefa de la Providencia, acompañado de su esposa e hija y al enterarse que estaba iniciando las gestiones para la fundación se ofreció gentilmente a conseguir la licencia del Rey para la clausura aprovechando su próximo viaje a España y Roma.

La ansiada licencia que se encuentra en el archivo del Monasterio fue concedida por el Monarca Felipe V el día 8 de Febrero de 1720.

Años más tarde la madre Josefa tuvo la oportunidad de conocer al Padre Maestro Juan de Gazitúa de la Orden de los Predicadores, quien se ofreció gentilmente a obtener de su Santidad la Bula respectiva. Estando en Roma inicio las debidas gestiones ante la Santa Sede y el 27 de Agosto de 1727 Su Santidad Benedicto XIII concedió la ansiada Bula. Quedó aprobado entre otras cosas el uso del hábito morado y el característico modo de vestir de las Nazarenas.

Cuando la madre Josefa tuvo en sus manos la Bula Pontificia inicio de inmediato las gestiones necesarias para conseguir la ansiada clausura.

Conseguir está aprobación era considerado por la sufrida madre Josefa como coger el cielo con las manos hasta que por fin el Marqués de Casa Concha redacto la debida solicitud y el 14 de Noviembre 1729 expidió la aprobación el Arzobispado y seis días después el Virrey Marqués de Castelfuerte autorizó como patrono la respectiva fundación.

La Iglesia de Nazarenas
La iglesia reedificada por Sebastián Antuñano y el Monasterio fundado en 1730, sufrieron los estragos del violento sismo del 28 de Octubre de 1746, la construcción de un nuevo templo era necesario. A comienzos de 1766, por decisiva influencia de la Pericholi, ferviente devota del Señor de los Milagros, el XXXI Virrey Don Manuel Amat y Junient, fue a visitar la Iglesia de Nazarenas y al contemplar su lamentable estado, decidió la construcción de un nuevo templo para tan portentosa efigie, se puso de acuerdo con la Madre Priora Grimanesa Josefa de Santo Toribio C.D. y con la Benefactora Doña Maria Fernández de Córdova y Sande, sugiriéndole la idea de despertar los dormidos sentimientos del devoto pueblo limeño.

Contando con el importante apoyo del Virrey, las Madres Nazarenas, repartieron por toda la ciudad una invitación que decía: “…es ya tiempo que está iglesia se edifique y siendo el fondo principal con que debe contar la devoción de este vecindario que juro a este Divino Señor Patrón de la Ciudad contra los temblores que en ella se repiten, a dispuesto una mesa para el Domingo 4 de Mayo en la puerta principal del Colegio de los Desamparados….allí esperaran de su generoso ánimo aquella prueba que le dictare su piedad ….”.

Fue con está invitación que al fin las madres Nazarenas después de 20 años del terremoto de 1746 tenían esperanzas de construir un nuevo templo para el Señor de los Milagros.

Hermandad del Señor de los Milagros
Está claramente establecido, que en el año 1651, un negro esclavo angoleño de la zona de Pachacamilla llevado por un superior impulso plasmo en un pared de adobes del local de su cofradía la sagrada efigie del Redentor Crucificado para que patrocinara sus reuniones y les sirviese de guía.
Estos negros esclavos nativos de Angola por haber rendido culto al Señor Crucificado y haberse Hermanado para ayudarse en vida y auxiliarse en muerte, constituyen el origen de nuestra gran Hermandad Nazarena. Tanto nuestra Hermandad como otras similares formadas al amparo de distintas imágenes o diversas advocaciones, a pesar de su antiguo y tradicional origen, recién en estos últimos tiempos se han organizado y estatuido debidamente adquiriendo personería jurídica y legal. Recién en época del Virrey Amat y Junient se fundaron las cuatro primeras cuadrillas de cargadores cuando los devotos ya habían impuesto el tradicional hábito morado.

Este feliz acontecimiento tuvo lugar el 3 de Mayo de 1766. Cuando la infausta Guerra del Pacifico de 1879, ya habían 7 cuadrillas de cargadores, y cuando el ejercito chileno ocupo la capital limeña, no salió la procesión del Señor de los Milagros, 4 años más tarde se fundó la octava cuadrilla y las doce restantes se fundaron en el siglo XX entre 1904 y 1962.

La 11a Cuadrilla fue conformada por componentes de la primera cuadrilla.
La 13a Cuadrilla de Policía de la Hermandad.
La 14a Cuadrilla lo conforman los Portadores del Palio
La 15a Cuadrilla se inicio con los hermanos que efectuaban labores en el templo, los de Brigada de emergencia y los cereros y mistureros.

La 16a Cuadrilla se formo con los integrantes de la brigada de emergencia. Cumplen función de primeros auxilios para lo cual sus integrantes reciben charlas medicas a lo largo del año estando así capacitados para atender los casos de emergencia en las procesiones de Octubre.
La 17a Cuadrilla la fundaron los Guardianes del Señor, quienes complementaban la 16 cuadrilla.
La 18a Cuadrilla se inicio con componentes de la antigua PIP.

La 19a y 20a Cuadrilla se crearon con fines similares a los de acción católica.
Las Sahumadoras y las Cantoras integraron oficialmente la Hermandad entre 1962 y 1967 pero estas sacrificadas hermanas tienen un origen muy antiguo, pues ya hubo sahumadoras y cantoras desde los primeros homenajes al Cristo de Pachacamilla en el año 1671 y participaron en los recorridos procesionales desde 1687 hasta los tiempos presentes. En el año de 1946 se llevo a cabo una reorganización en la Hermandad produciéndose por consiguiente muchos cambios fundamentales hasta llegar a la actual organización de la Hermandad.

Fundación de 7 Cuadrillas de cargadores de la 14 a la 20 Cuadrilla y del grupo de Sahumadoras y Cantoras entre 1962 y 1967. En 1955 RECONOCIMIENTO DE NUESTRA HERMANDAD, por la autoridad eclesiástica, adquiriendo la debida personería Legal y Jurídica (los estatutos se inscribieron Notarialmente el 29 de Enero de 1959).

En 1959, la compra de la finca ubicada en el Jirón Chancay 451 – Lima.
En 1963, JORNADA UNICA DE CARGUIO PROSECIONAL.

En 1964, aprobación del Estatuto de Elecciones Generales y supresión de las capatacias vitalicias. A partir de ese año los directivos de las 20 Cuadrillas, Grupo de Sahumadoras y Cantoras son elegidos por votación secreta de todos sus componentes los cargos son por tres años y se permiten la reelección, se juramenta en Diciembre y se asumen los cargos el primero de Enero.

En 1968, por iniciativa unánime del Cuerpo de Capataces se crea la Condecoración del Nazareno.
En 1971, se inauguro los 3 primeros pisos del Edificio El Nazareno, dando inicio a solemnes actividades del BICENTENARIO DE LA IGLESIA NAZARENAS Y EL TRICENTENARIO DE LA PRIMERA MISA.

En 1972, se instituye el DIA DE LA MADRE DEL HERMANO NAZARENO. Se compra el terreno colindante y se da inicio al acabado de los últimos pisos del edificio El Nazareno.
En 1976, inauguración de las obras concluidas en ambos locales.
En 1980, se elabora un Anteproyecto de Estatuto. Se crea el ESCUDO DE LA HERMANDAD.
En 1981, nuevo Reglamento de Elecciones de las Mortuoriales. Desde este año los cargos de los directivos son independientes y elegidos por votación secreta.
En 1984, se forma el Directorio de Socios Honorarios y Benefactores.

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Mas información:
Fiesta: 18 y 28 de octubre

El Señor de los Milagros
Jesucristo nuestro Señor, es venerado en Perú como “El Señor de los Milagros”. En el lienzo aparece Jesús crucificado. Sobre la cruz, el Espíritu Santo y el Padre. A la derecha del Señor, Su Santísima madre con su corazón traspasado por una lanza de dolor y Su derecha, el fiel Apóstol San Juan. Además de su hermosura, el lienzo es una maravillosa representación de las verdades de nuestra fe.
Cada año las multitudes de todas las razas y condiciones sociales celebran juntas la procesión del Señor de los Milagros, no solo en Perú sino en donde quiera que se encuentran comunidades peruanas. Las calles se visten de morado para celebrar al Señor que tanto nos ama que se entregó en la cruz por nosotros. En la procesión nos unimos a La Virgen Madre y a San Juan con dolor pero con profunda gratitud y alegría por la salvación y la vida nueva otorgada por El Señor. Ese es el mayor de los milagros. Se le llama también el “Cristo Moreno” y el “Cristo de Pachacamilla”

Historia
En el siglo XVII la capital de Perú, Lima, aunque pequeña en comparación con los 7 millones que tiene en la actualidad, crecía por la inmigraciones muy variadas. Habían en ella personas de todas las razas, y muchos procedentes de las costas africanas. Entre ellos habían cofradías que veneraban diferentes santos. A mediados del siglo, los negros de Angola se hubicaron en Pachacamilla (llamado así porque allí habían vivido indios del Pachacamac). Formaron una cofradía y para ella levantaron una edificación. Uno de los angoleños pintó en la pared la preciosa imagen de Cristo como aparece en esta página. Resalta no solo su gran artesanía sino también su expresiva capacidad catequética.
El 13 de noviembre de 1655, a las 2:45 de la tarde, un fuerte terremoto sacudió a Lima y Callao haciendo caer muchos edificios y causando miles de muertos. Los angoleños que eran ya muy pobres sufrieron muchísimo. Todas las paredes de su cofradía se cayeron. Pero en medio de aquello aparece el gran milagro: El muro de adobe con la imagen del Cristo permaneció en pie perfectamente preservada.

Ante el desastre, los limeños hicieron muchas peticiones al Señor. Había una profunda conciencia de que habían pecado y muchos pedían perdón. 15 años más tarde, Antonio León de la parroquia de San Sebastián, encontró la imagen del Señor en la pared abandonada y comenzó a venerarla. Ocurrió entonces otro milagro, pues Antonio, que sufría por un tumor maligno de terribles dolores de cabeza, fue sanado cuando se lo pidió a Cristo ante su imagen. Aquel milagro le fortaleció en su fe y propagó por todas partes aquel don divino. Pronto muchas personas acudían al Cristo milagroso. La mayoría de ellos eran negros y pobres. Se reunían los viernes por la noche a rezar y cantar ante el Señor.
Pronto comienzan las dificultades

Aquellas reuniones atraía a toda clase de personas, no todas venían por buenas razones. Las autoridades intervinieron para prohibir las reuniones y mandaron a destruir la imagen de Cristo pintando sobre ella. La siniestra orden quiso llevarse a cabo en septiembre de l671. Pero cuando el pintor trató de cubrir la imagen, fueron tanto los temblores y la impresión que sufrió que no pudo aunque trató varias veces. Fue entonces que un soldado de Balcázar intentó aquel ultraje pero tampoco logró hacerle daño a la imagen. Luego relató que, una vez frente a la imagen, vio que esta embellecía y que la corona se tornaba verde.
Las autoridades no se dieron por vencidas pero el pueblo comenzó a protestar. Informado el Virrey de lo acontecido, decidió revocar la orden y darle culto a la imagen. El 14 de septiembre de 1671, fiesta de la exaltación de la Cruz, se celebró la primera misa ante el Cristo de Pachacamilla. Los peregrinos aumentan continuamente y pronto se le llama “El Santo Cristo de los Milagros o de las Maravillas”. Pero las autoridades aun no responden como debían ante Dios.

En octubre de 1687 un maremoto arrasó con el Callao y parte de Lima y derribó la capilla edificada en honor del Santo Cristo. ¡Solo quedó en pie la pared con la imagen!. Ante aquel portento decidieron confeccionar una copia al óleo de la imagen y que, por primera vez, saliera en procesión en andas por las calles. La procesión se estableció para los días 18 y 19 de octubre de cada año. Hoy se conoce al mes Octubre como el mes morado, ya que la misma sale durante todo este mes.

HIMNO AL SEÑOR DE LOS MILAGROS

SEÑOR DE LOS MILAGROS
AQUI VENIMOS EN PROCESION
TUS FIELES DEVOTOS
A IMPLORAR TU BENDICION
FARO QUE GUIA
A NUESTRAS ALMAS
LA FE, ESPERANZA, LA CARIDAD
TU AMOR DIVINO
NOS ILUMINE
NOS HAGA DIGNOS DE TU BONDAD
CON PASO FIRME
DE BUEN CRISTIANO
HAGAMOS GRANDE NUESTRO PERU
Y UNIDOS TODOS
COMO UNA FUERZA
TE SUPLICAMOS, NOS DES
TU LUZ.
Fuente:
Página tomada de Las Siervas de los Corazones Traspasados de Jesús y María.
(http://www.arzobispadodelima.org/mesmorado/historia.htm)

27 octubre, 2019

XXX (C) del tiempo ordinario


 Resultado de imagen para En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.  »El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’.  »En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».

Día litúrgico: Domingo XXX (C) del tiempo ordinario Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Lc 18,9-14): En aquel tiempo, a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús les dijo esta parábola: «Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.

»El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: ‘¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano. Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias’.

»En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: ‘¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!’. Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado».
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«¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí…»
Rev. D. Joan Pere PULIDO i Gutiérrez Secretario del obispo de Sant Feliu (Sant Feliu de Llobregat, España)

Hoy leemos con atención y novedad el Evangelio de san Lucas. Una parábola dirigida a nuestros corazones. Unas palabras de vida para desvelar nuestra autenticidad humana y cristiana, que se fundamenta en la humildad de sabernos pecadores («¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!»: Lc 18,13), y en la misericordia y bondad de nuestro Dios («Todo el que se ensalce, será humillado; y el que se humille, será ensalzado»: Lc 18,14).

La autenticidad es, ¡hoy más que nunca!, una necesidad para descubrirnos a nosotros mismos y resaltar la realidad liberadora de Dios en nuestras vidas y en nuestra sociedad. Es la actitud adecuada para que la Verdad de nuestra fe llegue, con toda su fuerza, al hombre y a la mujer de ahora. Tres ejes vertebran a esta autenticidad evangélica: la firmeza, el amor y la sensatez (cf. 2Tim 1,7).

La firmeza, para conocer la Palabra de Dios y mantenerla en nuestras vidas, a pesar de las dificultades. Especialmente en nuestros días, hay que poner atención en este punto, porque hay mucho auto-engaño en el ambiente que nos rodea. San Vicente de Lerins nos advertía: «Apenas comienza a extenderse la podredumbre de un nuevo error y éste, para justificarse, se apodera de algunos versículos de la Escritura, que además interpreta con falsedad y fraude».

El amor, para mirar con ojos de ternura —es decir, con la mirada de Dios— a la persona o al acontecimiento que tenemos delante. San Juan Pablo II nos anima a «promover una espiritualidad de la comunión», que —entre otras cosas— significa «una mirada del corazón sobre todo hacia el misterio de la Trinidad que habita en nosotros, y cuya luz ha de ser reconocida también en el rostro de los hermanos que están a nuestro lado».

Y, finalmente, sensatez, para transmitir esta Verdad con el lenguaje de hoy, encarnando realmente la Palabra de Dios en nuestra vida: «Creerán a nuestras obras más que a cualquier otro discurso» (San Juan Crisóstomo).

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2019-10-27)

26 octubre, 2019

San Darío

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 ¡Oh!, San Darío, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo y mártir, que, vuestra vida ofrecisteis
en su santo nombre. Siendo rey, os, inclinasteis ante
Dios, porque, desde siempre supisteis que era Él,
y nadie más el Todopoderoso. Vuestras hazañas, en el
Santo Libro se escriben y cubren hasta la antigua Grecia,
por vuestra vida de santidad sencilla, y a la vez grande
en vuestro obrar diario. Vuestro martirio cristiano,
reconocido es por la Santa Iglesia Católica Apostólica
Romana, la Iglesia Ortodoxa Oriental y la Iglesia Católica
Apostólica Ortodoxa, porque fuisteis víctima de las
persecuciones de Diocleciano, unidas a las de San
Zósimo, San Pablo y San Segundo. Así, entregasteis vuestra
alma para coronada ser, con corona de luz como justo
premio a vuestra entrega de amor. ¡Aleluya! ¡Aleluya!
¡oh!, San Darío, “viva confianza en el Dios, de la Vida ”.


© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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26 de Octubre
San Darío
Mártir


Etimológicamente significa “represor”. Viene de la lengua griega.
Felipe dice a Jesús: “ Señor, muéstranos al Padre y nos basta. Jesús le dice: El que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. Darío fue un mártir de los primeros siglos. Hoy predomina en el calendario del Santoral, el gran rey de los Persas.

Su sombra aparece incluso en la Biblia y se proyecta en la antigua Grecia. Junto a este personaje hay una santa de nombre Daría, una de las más célebres de la historia de la Iglesia. NO fue mujer de Crisante. Era egipcia, de Alejandría, y su marido era de Atenas. Los dos eran cristianos en su matrimonio vivido en la continencia más absoluta. Los dos murieron en Roma bajo el imperio e Numeriano.

Crisante sufrió el asalto a su castidad por parte de cinco chicas que querían hacerle caer en el pecado sexual. Al contrario de este matrimonio, la vida de san Darío, festejado hoy, es muy sencilla.
Su nombre aparece juntamente con un grupo de mártires. No hay datos seguros de su martirio. Probablemente fue en la ciudad de Nicea, en Bitinia.

“La oportunidad se presenta tarde y se marcha pronto” (Siro).
Más a cerca de Darío:
San Darío (muerto en el siglo IV, en Nicea) es un santo y mártir cristiano reconocido por la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana, la Iglesia Ortodoxa Oriental y la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa. Su onomástica se celebra el 19 de diciembre. Fue martirizado en el siglo IV en Nicea, víctima de las persecuciones de Diocleciano, junto a San Zósimo, San Pablo y San Segundo.

(http://www.panoramacatolico.com/pc/20111211/martiresiglesia.htm)
(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

25 octubre, 2019

San Gaudencio

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¡Oh!, San Gaudencio, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, que vivisteis
a finales de siglo cuarto, y que, después de la muerte
del obispo Filastro, fuisteis elegido obispo
de Brescia por el cariño del pueblo y los buenos
oficios de San Ambrosio. Vos, tuvisteis una gran
gran amistad con el obispo de Milán, siendo
uno de los que fuisteis enviado a Constantinopla
para interceder a favor de San Crisóstomo, durante
la persecución. Además, escribisteis varias obras
de las cuales destacan la tratada sobre Filastro
titulado: “Liber de vita sancti Philatrii”. También
diez sermones y algunas homilías sobre diferentes
pasajes de la Biblia, que pronunciasteis el día
de vuestra consagración. Dupín dice de vos, en su
“Nouvelle bibliothèque”, que vuestro estilo es sencillo
pero descuidado, vuestras alegorías violentas y vuestros
sermones secos y de estilo muy poco atractivo y superficial.
¡Nada más apartado de la verdad! En cambio, Pablo Galearti,
dice que vuestro estilo, aunque sencillo, es elegante, fácil
y ameno. Y digo yo: “Escrita para el pueblo, no para mentes
 doctas”. Y, así, y luego de gastar vuestra vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para coronada ser con corona
de luz eterna, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Gaudenciode Brescia, “viva palabra del Dios Vivo”.


© 2019 Luis Ernesto Chacón Delgado
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25 de Octubre
San Gudencio de Brescia
Obispo

San Gaudencio vivió a finales del siglo IV o principios del siglo V ignorándose su patria, la fecha de su nacimiento y aún la historia de sus primeros años. Pero se sabe que después de la muerte del obispo Filastro, ocurrida en el año 387, fue elegido obispo de Brescia y que aunque al principio no quiso aceptar el nombramiento, se vio obligado a ello por el afecto del pueblo y las repetidas instancias de los obispos de la provincia entre los cuales figuraba San Ambrosio.

San Gaudencio mantuvo una gran amistad con el obispo de Milán y fue uno de los latinos enviados a Constantinopla en los años 404 y 405 para interceder a favor de San Crisóstomo durante la persecución.
En la historia de la antigua literatura cristiana ocupa un distinguido lugar San Gaudencio por muchas obras que de él se conservan. Se le deben principalmente las noticias que nos quedan de Filastro, consignadas en un discurso suyo sobre la vida y escritos de este prelado y que suele también titularse Liber de vita sancti Philatrii.
Se conservan también diez sermones y algunas homilías sobre diferentes pasajes de la Biblia entre otras, las que pronunció el día de su consagración, muy interesante para la historia de su vida.
Dupín dice de él en su Nouvelle bibliothèque que su estilo es sencillo pero descuidado, sus alegorías violentas, sus sermones secos, estilo muy poco atractivo y superficial. Pero en cambio, Pablo Galearti afirma que su estilo, aunque sencillo, es elegante, fácil y ameno.

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

24 octubre, 2019

San Antonio María Claret

 
 
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¡Oh!, San Antonio María Claret; vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo, y el que donó de lleno su vida
al prójimo, y con amor, vívidamente predicó al Dios Vivo.
Como vicepárroco, os disteis a lo que Dios os había dado:
la increíble fuerza para predicar: ora en misiones populares,
ora de noche y de día, predicando hasta diez sermones diarios.
A pie, viajabais siempre, y sin dinero alguno, a imitación
de los apóstoles de Cristo. Imprimíais de por miles, hojas
sencillas con temas religiosos, y, además libros que hicieron
de vuestro apostolado increíble, ejemplar e inolvidable.
Vuestra orden, la de los Claretianos y la de las Claretianas,
cubren hoy, el orbe de la tierra, difundiendo el evangelio
de Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro. Y, saben de vos, todos
aquellos lugares y sus gentes, porque allí; medallas, rosarios,
hojas y libros religiosos regalasteis, al daros cuenta de que,
para que la fe, “viva” estuviera mantenida, se necesitaban
sacerdotes santos, que, al igual que vos, por los campos
y las ciudades enseñasen y predicasen lecturas que animen
a engrosar la grey del Señor. Lo mismo que hizo San Juan Bosco,
en Italia, en ese tiempo a favor de las buenas lecturas,
lo hicisteis vos, en España. Vos, decíais: “Ya veis cuanto
importa ser devoto de María Santísima. Ella os librará de
males y desgracias de cuerpo y alma. Ella os alcanzará los
bienes terrenales y eternos. Rezadle el Santo Rosario todos
los días con devoción y fervor y veréis como María Santísima
será vuestra Madre, vuestra abogada, vuestra medianera,
vuestra maestra, vuestro todo después de Jesús”. Asististeis
al Concilio Vaticano en Roma, y, en el mismo, pronunciasteis un
 famoso discurso. Fueron los monjes cistercienses de Fuente
Fría, quienes os hospedaron por vez última, luego de
haber escrito vuestra autobiografía y, allí os sorprendió la
muerte, volando vuestra alma al cielo, para coronada ser de luz,
como justo premio a vuestra entrega de amor al Dios de la Vida.
Hoy, nada mejor que imitaros no sólo en la palabra, sino,
también en la acción, propagador y predicador santo de Dios,
“Santo Patrón de los Tejedores de todo el orbe de la tierra”;
¡oh!, San Antonio María Claret, “vivo predicador del Dios Vivo”.



© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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24 de octubre
San Antonio María Claret
Obispo de Santiago de Cuba
Fundador y
Patrón de los tejedores

 

Sus primeros años

San Antonio María Claret nace el 23 de diciembre del 1807 en el pueblo de Sallent, a 51 kilómetros de Barcelona. Para los que no tienen ni idea de esta población, diremos que es una villa trabajadora de unos 2.000 habitantes, esencialmente textil, donde precisamente el padre de Antonio tenía una pequeña fábrica de tejidos. La infancia de “Tonet”, conocido así popularmente por sus amigos, transcurre durante la llamada “Guerra del francés” (1808-1814). Se explica que ante el temor de la llegada de los franceses, el pueblo de Sallent se refugió en las montañas. El abuelo de Antonio, a causa de su estado de salud, no podía seguir aquella fila de vecinos que subían al monte, pero Antonio volvió hacia atrás para acompañar en todo momento a su abuelo.

Ordenación Sacerdotal
Fue luego nombrado vicepárroco y pronto empezó el pueblo a conocer cuál era la cualidad principal que Dios le había dado: era un predicador impresionante, de una eficacia arrolladora. De todas partes lo llamaban a predicar misiones populares, predicando hasta diez sermones en un día. Viajaba siempre a pie y sin dinero.

Durante 15 años predicó incansablemente por el norte de España, y difícilmente otro predicador del siglo pasado logró obtener triunfos tan grandes como los del padre Claret al predicar. En su vida predicó más de 10,000 sermones. Lo que hizo San Juan Bosco en Italia en ese tiempo a favor de las buenas lecturas, lo hizo San Antonio Claret en España. Él se dio cuenta de que una buena lectura puede hacer mayor bien que un sermón y se propuso emplear todo el dinero que conseguía en difundir buenos libros. Mandaba imprimir y regalaba hojas religiosas, por centenares de miles. Ayudó a fundar la Librería religiosa de Barcelona y fue el que más difundió los libros de esa librería. Él mismo redactó más de 200 libros y folletos sencillos para el pueblo, que tuvieron centenares de ediciones. Los regalaba donde quiera que llegaba. En todas partes reglaba medallas, rosarios, hojas y libros religiosos.

La ciudad de La Habana llevaba 14 años sin arzobispo porque eran tiempos de persecuciones contra la Iglesia Católica. Finalmente, a la Reina de España le pareció que el sacerdote mejor preparado para ese cargo era el Padre Claret. Le escribió la Reina al Sumo Pontífice y este lo nombró Arzobispo de La Habana. Él se negaba a aceptar el cargo porque le parecía que no era digno, pero sus amigos sacerdotes le dijeron que en conciencia tenía que aceptarlo porque esa era la voluntad de Dios. Y desde 1889, por espacio de siete años, fue un dulcísimo y extraordinario pastor de la Iglesia en La Habana, y toda Cuba.

En Cuba administró el sacramento de la confirmación a 300,000 cristianos y arregló 30,000 matrimonios. Logró formar con los sacerdotes una verdadera familia de hermanos donde todos se sentían bien atendidos y estimados en la casa del Arzobispo.

En 1857 fue llamado a España como capellán de la reina Isabel. En 1849 al darse cuenta de que para mantener viva la fe del pueblo se necesitan sacerdotes entusiastas que vayan por campos y ciudades predicando y propagando buenas lecturas, se reunió con cinco compañeros y fundó la Comunidad de Misioneros del Corazón de María, que hoy se llaman Claretianos. Actualmente son 3,000 en 385 casas en el mundo. Fundó también las Hermanas Claretianas que son 650 en 69 casas. Estas comunidades han hecho inmenso bien con su apostolado en muchos países.

Asistió al Concilio Vaticano en Roma en 1870. En el mismo, pronunció un memorable discurso que fue muy bien recibido, comentado y elogiado. En Francia, los monjes cistercienses del monasterio de Fuente Fría le hospedaron, y allí, después de haber escrito por orden del superior de su comunidad su autobiografía, enfermó. Falleció el 24 de octubre de 1879. Tenía apenas 63 años. Después de su muerte, se le han atribuido numerosos milagros.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Antonio_María_Claret.htm)

23 octubre, 2019

San Juan de Capistrano

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¡Oh!, San Juan de Capistrano; vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, y su amado santo, que, el don de la predicación
llevasteis a su más alta cumbre entre los pecadores
de vuestro tiempo, y, más aún, cuando de manera solícita
la Cruz de Cristo, Dios y Señor Nuestro, empuñasteis
y bandera hecha, arengasteis a los valerosos soldados
en defensa extraordinaria de nuestra santa religión
diciendo: “Creyentes valientes, todos a defender nuestra
santa religión”. Y, así, con vuestra palabra maravillosa
lograsteis la ayuda del Dios Altísimo, que convirtió
en grande victoria aquella batalla. Quizás por ello,
aquellos campos, y más, los de la vida, de vuestro
portento y obra gigante saben, tanto que, os recuerdan
en palabras de Juan el Bautista, quien había dicho:
“Raza de víboras: tienen que producir frutos de
conversión. Porque ya está el hacha de la justicia
divina junto a la vida de cada uno, y árbol que no
produce frutos de obras buenas será cortado y echado
al fuego”. Pocas horas dormíais, y vestíais trajes
pobres. Comíais poco, padecíais de artritis y dolores
de estómago, que os hacían retorceros, pero vos, siempre
e increíblemente alegre estabais. En suma, vuestro
cuerpo débil era, pero, vuestro espíritu fuerte y vivaz.
Vuestras armas: la oración, la penitencia y vuestra
predicación. Jamás empleasteis armas materiales, pues
 las vuestras eran la oración, la penitencia y la fuerza de
 vuestra predicación. Las gentes de vuestro tiempo decían que
los cuarteles más parecían casas de religiosos que campamentos
militares, porque allí se rezaba y se vivía una vida llena
de virtudes. Muchos soldados se confesaban y comulgaban, y los
militares decían en sus batallones: “Tenemos un capellán santo.
Hay que portarse de manera digna de este gran sacerdote que nos dirige.
Si nos portamos mal, no vamos a conseguir victorias sino derrotas”.
Y, los oficialaes afirmaban: “Este padrecito tiene más autoridad
sobre nuestros soldados que el mismo jefe de la nación”. Mientras
los católicos en Hungría luchaban, el Papa, rezar hacía en todo
el mundo el Angelus, a ellos a diario, y, Nuestra Señora, de Su
Hijo consiguió una gran victoria. En Budapest os levantaron una
gran estatua, porque salvasteis la ciudad de caer en manos
de los menemigos de nuestra santa religión. Con creces
cumplida, vuestra heroica tarea, voló vuestra alma al cielo,
para coronada ser, con justicia con corona de luz, como
premio a vuestra grande e increíble entrega de amor y fe;
¡oh!, San Juan de Capistrano, “viva predicación del Cristo Vivo”.




© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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23 de Octubre
San Juan de Capistrano
Religioso y predicador
Año 1456

Gran apóstol: alcánzanos de Dios entusiasmo y valor para defender siempre nuestra amada religión católica. Orad y trabajad por la nación donde estáis viviendo, porque su bien será vuestro bien (S. Biblia. Jeremías 29).

Es este uno de los predicadores más famosos que ha tenido la Iglesia Católica. Nació en un pueblecito llamado Capistrano, en la región montañosa de Italia, en 1386. Fue un estudiante sumamente consagrado a sus deberes y llegó a ser abogado y juez, y gobernador de Perugia. Pero en una guerra contra otra ciudad cayó prisionero, y en la cárcel se puso a meditar y se dio cuenta de que en vez de dedicarse a conseguir dinero, honores y dignidades en el mundo, era mejor dedicarse a conseguir la santidad y la salvación en una comunidad de religiosos, y entró de franciscano.

Como era muy vanidoso y le gustaba mucho aparecer, dispuso vencer su orgullo recorriendo la ciudad cabalgando en un pobre burro, pero montado al revés, mirando hacia atrás, y con un sombrero de papel en el cual había escrito en grandes letras: “Soy un miserable pecador”. La gente le silbó y le lanzaron piedras y basura. Así llegó hasta el convento de los franciscanos a pedir que lo recibieran de religioso.

El Padre maestro de novicios dispuso ponerle pruebas muy duras para ver si en verdad este hombre de 30 años era capaz de ser religioso humilde y sacrificado. Lo humillaba sin compasión y lo dedicaba a los oficios más cansones y humildes, pero Juan en vez de disgustarse le conservó una profunda gratitud por toda su vida, pues le supo formar un verdadero carácter, y lo preparó para enfrentarse valientemente a las dificultades de la vida. Él recordaba muy bien aquellas palabras de Jesús: “Si el grano de trigo no cae en tierra y no muere, se queda sin producir fruto, pero si muere producirá mucho fruto”(Jn. 12,24).

A los 33 años fue ordenado de sacerdote y luego, durante 40 años recorrió toda Europa predicando con enormes éxitos espirituales. Tuvo por maestro de predicación y por guía espiritual al gran San Bernardino de Siena, y formando grupos de seis y ocho religiosos se distribuyeron primero por toda Italia, y después por los demás países de Europa predicando la conversión y la penitencia.

Juan tenía que predicar en los campos y en las plazas porque el gentío tan enorme no cabía en las iglesias. Su presencia de predicador era impresionante. Flaco, pálido, penitente, con voz sonora y penetrante; un semblante luminoso, y unos ojos brillantes que parecían traspasar el alma, conmovía hasta a los más indiferentes. La gente lo llamaba “El padre piadoso”, “el santo predicador”. Vibraba en la predicación de las verdades eternas. La gente al verlo y oírlo recordaba la figura austera de San Juan Bautista predicando conversión en las orillas del río Jordán. Y les repetía las palabras del Bautista: “Raza de víboras: tienen que producir frutos de conversión. Porque ya está el hacha de la justicia divina junto a la vida de cada uno, y árbol que no produce frutos de obras buenas será cortado y echado al fuego” (Lc. 3,7).

Muchos pedían a gritos la confesión, prometiendo cambiar de vida y estallaban en llanto de arrepentimiento. Las gentes traían sus objetos e superstición y los libros de brujería y otros juegos y los quemaban en públicas hogueras en la mitad de las plazas. Muchos jóvenes al oírlo predicar se proponían irse de religiosos. En Alemania consiguió 120 jóvenes para las comunidades religiosas y en Polonia 130.

Sus sermones eran de dos y tres horas, pero a los oyentes se les pasaba el tiempo sin darse cuenta. Atacaba sin miedo a los vicios y malas costumbres, y muchísimos, después de escucharle, dejaban sus malas amistades y las borracheras. Después de predicar se iba a visitar enfermos, y con sus oraciones y su bendición sacerdotal obtenía innumerables curaciones.

Juan convertía pecadores no sólo por su predicación tan elocuente y fuerte, sino por su gran espíritu de penitencia. Dormía pocas horas cada noche. Vestía siempre trajes sumamente pobres. Comía muy poco, y siempre alimentos burdos y nunca comidas finas ni especiales. Una artritis muy dolorosa lo hacía cojear y dolores muy fuertes de estómago lo hacían retorcerse, pero su rostro era siempre alegre y jovial. En su cuerpo era débil pero en su espíritu era un gigante.

Después de muerto reunieron los apuntes de los estudios que hizo para preparar sus sermones y suman 17 gruesos volúmenes. La Comunidad Franciscana lo eligió por dos veces como Vicario General, y aprovechó este altísimo cargo para tratar de reformar la vida religiosa de los franciscanos, llegando a conseguir que en toda Europa esta Orden religiosa llegara a un gran fervor.

Muchos se le oponían a sus ideas de reformar y de volver más fervorosos a los religiosos. Y lo que más lo hacía sufrir era que la oposición venía de sus mismos colegas en el apostolado. Se cumplía en él lo que dice el Salmo: “Aquél que comía conmigo el pan en la misma mesa, se ha declarado en contra de mí”. Pero esas incomprensiones le sirvieron para no dedicarse a buscar las alabanzas de las gentes, sino las felicitaciones de Dios. Él repetía la frase de San Pablo: “Si lo que busco es agradar a la gente, ya no seré siervo de Cristo”.

Juan tenía unas dotes nada comunes para la diplomacia. Era sabio, era prudente, y medía muy bien sus juicios y sus palabras. Había sido juez y gobernador y sabía tratar muy bien a las personas. Por eso cuatro Pontífices (Martín V, Eugenio IV, Nicolás V y Calixto III) lo emplearon como embajador en muchas y muy delicadas misiones diplomáticas y con muy buenos resultados. Tres veces le ofrecieron los Sumos Pontífices nombrarlo obispo de importantes ciudades, pero prefirió seguir siendo humilde predicador, pobre y sin títulos honoríficos.

40 años llevaba Juan predicando de ciudad en ciudad y de nación en nación, con enormes frutos espirituales, cuando a la edad de 70 años lo llamó Dios a que le colaborara en la liberación de sus católicos en Hungría. Y fue de la siguiente manera. En 1453 los turcos musulmanes se habían apoderado de Constantinopla, y se propusieron invadir a Europa para acabar con el cristianismo. Y se dirigieron a Hungría.

Las noticias que llegaban de Serbia, nación invadida por los turcos, eran impresionantes. Crueldades salvajes contra los que no quisieran renegar de la fe en Cristo, y destrucción de todo lo que fuera cristiano católico. Entonces Juan se fue a Hungría y recorrió toda la nación predicando al pueblo, incitándolo a salir entusiasta en defensa de su santa religión. Las multitudes respondieron a su llamado, y pronto se formó un buen ejército de creyentes.

Los musulmanes llegaron cerca de Belgrado con 200 cañones, una gran flota de barcos de guerra por el río Danubio, y 50,000 terribles jenízaros de a caballo, armados hasta los dientes. Los jefes católicos pensaron en retirarse porque eran muy inferiores en número. Pero fue aquí cuando intervino Juan de Capistrano. El gran misionero salvó a la ciudad de Bucarest de tres modos:
El primero, convenciendo al jefe católico Hunyades a que atacara la flota turca que era mucho más numerosa. Atacaron y salieron vencedores los católicos.

El segundo, fue cuando ya los católicos estaban dispuestos a abandonar la fortaleza de la ciudad y salir huyendo. Entonces Juan se dedicó a animarlos, llevando en sus manos una bandera con una cruz y gritando sin cesar: Jesús, Jesús, Jesús. Los combatientes cristianos se llenaron de valor y resistieron heroicamente.

Y el tercer modo, fue cuando ya Hunyades y sus generales estaban dispuestos a abandonar la ciudad, juzgando la situación insostenible, ante la tremenda desproporción entre las fuerzas católicas y las enemigas, Juan recorrió todos los batallones gritando entusiasmado: “Creyentes valientes, todos a defender nuestra santa religión”. Entonces los católicos dieron el asalto final y derrotaron totalmente a los enemigos que tuvieron que abandonar aquella región.

Jamás empleó armas materiales. Sus armas eran la oración, la penitencia y la fuerza irresistible de su predicación. Las gentes decían que aquellos cuarteles de guerreros más parecían casas de religiosos que campamentos militares, porque allí se rezaba y se vivía una vida llena de virtudes. Todos los capellanes celebraban cada día la santa misa y predicaban. Muchísimos soldados se confesaban y comulgaban. Y los militares repetían en sus batallones: “Tenemos un capellán santo. Hay que portarse de manera digna de este gran sacerdote que nos dirige. Si nos portamos mal no vamos a conseguir victorias sino derrotas”. Y los oficiales afirmaban: “Este padrecito tiene más autoridad sobre nuestros soldados, que el mismo jefe de la nación”.

Mientras los católicos luchaban con las armas en Hungría, el Sumo Pontífice hacía rezar en todo el mundo el Angelus (o tres Avemarías diarias) por los guerreros católicos y la Sma. Virgen consiguió de su Hijo una gran victoria. Con razón en Budapest le levantaron una gran estatua a San Juan de Capistrano, porque salvó la ciudad de caer en manos de los más crueles enemigos de nuestra santa religión.

Y sucedió que la cantidad de muertos en aquella descomunal batalla fue tan grande, que los cadáveres dispersados por los campos llenaron el aire de putrefacción y se desató una furiosa epidemia de tifo. San Juan de Capistrano había ofrecido a Dios su vida con tal de conseguir la victoria contra los enemigos del catolicismo, y Dios le aceptó su oferta. El santo se contagió de tifo, y como estaba tan débil a causa de tantos trabajos y de tantas penitencias, murió el 23 de octubre de 1456.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Juan_Capistrano.htm)

22 octubre, 2019

San Juan Pablo II

 
 
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 ¡Oh!, San Juan Pablo, vos, sois el hijo de Dios de la Vida, su
amado Papa, y santo. Erais el más pequeño de los tres hijos
de Karol Wojtyła y Emilia Kaczorowska, vuestros padres.
Vuestro hermano Edmund y vuestro padre, fallecieron cuando
vos, vivíais en Wadowice y vuestra hermana Olga, murió
antes de que nacierais vos. Bautizado, con Primera Comunión,
y Confirmado en la fe de Cristo, terminasteis vuestros estudios
en “Marcin Wadowita” de Wadowice, y luego seguisteis en
la “Universidad Jagellónica” de Cracovia, y en una escuela de teatro.
Cuando los nazis la universidad cerraron cerraron, vos, tuvisteis
que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química para
ganaros la vida y evitar, deportado ser a Alemania. En medio de
todo, Dios, os llamó al sacerdocio y, seguisteis formándoos en el
seminario clandestino de Cracovia, y desde allí, hicisteis de promotor
del “Teatro Rapsódico”. Después de la segunda guerra mundial,
continuasteis vuestros estudios, en el “Seminario Mayor de Cracovia”,
en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta
alcanzar vuestra ordenación Sacerdotal y, luego, os enviaron a Roma,
donde os doctorasteis en Teología. En plenas vacaciones, ejercisteis
vuestro ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia,
Bélgica y Holanda. De vuelta a Polonia, fuisteis vicario en diversas
parroquias de Cracovia y Capellán de los universitarios. En Lublin
sustentasteis la tesis titulada “Valoración de la posibilidad de fundar
una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”.
Después, fuisteis profesor de Teología Moral y Ética Social, en Cracovia
y en la facultad de Teología de Lublin. Pío doce, os nombró Obispo
titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia, recibiendo vuestra ordenación
episcopal en la catedral del Wawel. Luego, os nombraron Arzobispo
de Cracovia, por Pablo sexto, quien os hizo cardenal, con el título de
“San Cesareo en Palatio”. Participasteis en el Concilio Vaticano Segundo,
contribuyendo en la elaboración de la constitución “Gaudium et spes”,
y, las cinco Asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a vuestro
pontificado. Los cardenales, previo Cónclave os eligieron Santo Padre,
y tomasteis el nombre de Juan Pablo segundo, como el doscientos
sesentaitrés sucesor del Apóstol Pedro. Os dedicasteis, con vuestro
espíritu misionero y todas vuestras energías, movido por la “Sollicitudo
Omnium Ecclesiarum” a la caridad abierta a toda la humanidad. Por
ello, y más que todos vuestros predecesores os encontrasteis con el
pueblo de Dios y con los jefes de estado de las naciones de todo el
mundo. Vuestro amor a los jóvenes os impulsó a iniciar las Jornadas
Mundiales de la Juventud y vuestra atención hacia la familia, forjó,
los encuentros mundiales de las familias. Promovisteis el diálogo con
los judíos y con las demás religiones, convocándolas a encuentros por
la paz. Bajo vuestra guía, la Iglesia se acercó al milenio tercero, y, así,
celebrasteis el “Gran Jubileo” el año dos mil, con vuestra carta apostólica
“Tertio millennio adveniente” y os asomasteis a la nueva época, tal
y conforme lo habíais escrito en “Novo millennio ineunte”. Con
el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía,
promovisteis la renovación espiritual de la Iglesia. Proclamasteis
a “Santa Teresa del Niño Jesús”, Doctora de la Iglesia. Sor Faustina
fue beatificada y canonizada por vos, y declarasteis el segundo
domingo de Pascua como el “Domingo de la Misericordia Divina”
en el mundo entero y además, establecisteis que el “Domingo de la
Misericordia Divina” sea premiado con la indulgencia plenaria.
Ampliasteis el Colegio cardenalicio y además, convocasteis seis
reuniones plenarias del mismo. Presidisteis las Asambleas del Sínodo
de los obispos. Escribisteis Encíclicas, Exhortaciones apostólicas,
Constituciones apostólicas y Cartas apostólicas. Promulgasteis el
Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación del Concilio
Vaticano segundo. Reformasteis el Código de Derecho Canónico
y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizasteis
la Curia Romana. Publicasteis cinco libros como doctor privado:
“Cruzando el umbral de la esperanza”; “Don y misterio: en el
quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal”; “Tríptico
romano”; “Meditaciones”, libro de poesías; “¡Levantaos! ¡Vamos!”
y “Memoria e identidad”. Y, así, y luego de que atentaron contra vos,
y repuesto luego, voló vuestra alma al cielo para coronada ser, con
justicia plena, con corona eterna de luz, como premio a vuestro amor;
¡oh!, San Juan Pablo II, “El Grande”, “vivo Cristo del Dios de la Vida”.


 
© 2019 by Luis Ernesto Chacón Delgado
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21 de Octubre
San Juan Pablo II
CCLXIV Papa


Martirologio Romano: En Roma, en la basílica de San Pedro, san Juan Pablo II, Papa, que gobernó la Iglesia por veintisiete años, llevando su presencia misionera a todos los puntos de la tierra, alimentando la doctrina con abundantes y esclarecidos documentos, y convocando a todos los hombres de nuestra época a abrir sus puertas al Redentor. († 2005)

Ciudad del Vaticano, 26 abril 2014 (VIS).- Karol Józef Wojtyla, conocido como Juan Pablo II desde su elección al papado en octubre de 1978, nació en Wadowice, una pequeña ciudad a 50 kms. de Cracovia, el 18 de mayo de 1920. Era el más pequeño de los tres hijos de Karol Wojty?a y Emilia Kaczorowska. Su madre falleció en 1929. Su hermano mayor Edmund (médico) murió en 1932 y su padre (suboficial del ejército) en 1941. Su hermana Olga murió antes de que naciera él.

Fue bautizado por el sacerdote Franciszek Zak el 20 de junio de 1920 en la Iglesia parroquial de Wadowice; a los 9 años hizo la Primera Comunión, y a los 18 recibió la Confirmación. Terminados los estudios de enseñanza media en la escuela Marcin Wadowita de Wadowice, se matriculó en 1938 en la Universidad Jagellónica de Cracovia y en una escuela de teatro.

Cuando las fuerzas de ocupación nazi cerraron la Universidad, en 1939, el joven Karol tuvo que trabajar en una cantera y luego en una fábrica química (Solvay), para ganarse la vida y evitar la deportación a Alemania.

A partir de 1942, al sentir la vocación al sacerdocio, siguió las clases de formación del seminario clandestino de Cracovia, dirigido por el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Adam Stefan Sapieha. Al mismo tiempo, fue uno de los promotores del “Teatro Rapsódico”, también clandestino.

Tras la segunda guerra mundial, continuó sus estudios en el seminario mayor de Cracovia, nuevamente abierto, y en la Facultad de Teología de la Universidad Jagellónica, hasta su ordenación sacerdotal en Cracovia el 1 de noviembre de 1946 de manos del Arzobispo Sapieha.

Seguidamente fue enviado a Roma, donde, bajo la dirección del dominico francés Garrigou-Lagrange, se doctoró en 1948 en teología, con una tesis sobre el tema de la fe en las obras de San Juan de la Cruz (Doctrina de fide apud Sanctum Ioannem a Cruce). En aquel período aprovechó sus vacaciones para ejercer el ministerio pastoral entre los emigrantes polacos de Francia, Bélgica y Holanda.

En 1948 volvió a Polonia, y fue vicario en diversas parroquias de Cracovia y capellán de los universitarios hasta 1951, cuando reanudó sus estudios filosóficos y teológicos. En 1953 presentó en la Universidad Católica de Lublin una tesis titulada “Valoración de la posibilidad de fundar una ética católica sobre la base del sistema ético de Max Scheler”. Después pasó a ser profesor de Teología Moral y Etica Social en el seminario mayor de Cracovia y en la facultad de Teología de Lublin.

El 4 de julio de 1958 fue nombrado por Pío XII Obispo titular de Olmi y Auxiliar de Cracovia. Recibió la ordenación episcopal el 28 de septiembre de 1958 en la catedral del Wawel (Cracovia), de manos del Arzobispo Eugeniusz Baziak.

El 13 de enero de 1964 fue nombrado Arzobispo de Cracovia por Pablo VI, quien le hizo cardenal el 26 de junio de 1967, con el título de San Cesareo en Palatio, Diaconía elevada pro illa vice a título presbiteral.

Además de participar en el Concilio Vaticano II (1962-1965), con una contribución importante en la elaboración de la constitución Gaudium et spes, el Cardenal Wojtyła tomó parte en las cinco asambleas del Sínodo de los Obispos anteriores a su pontificado.
Los cardenales reunidos en Cónclave le eligieron Papa el 16 de octubre de 1978. Tomó el nombre de Juan Pablo II y el 22 de octubre comenzó solemnemente su ministerio petrino como 263 sucesor del Apóstol Pedro. Su pontificado ha sido uno de los más largos de la historia de la Iglesia y ha durado casi 27 años.

Juan Pablo II ejerció su ministerio petrino con incansable espíritu misionero, dedicando todas sus energías, movido por la “sollicitudo omnium Ecclesiarum” y por la caridad abierta a toda la humanidad. Realizó 104 viajes apostólicos fuera de Italia, y 146 por el interior de este país. Además, como Obispo de Roma, visitó 317 de las 333 parroquias romanas.

Más que todos sus predecesores se encontró con el pueblo de Dios y con los responsables de las naciones: más de 17.600.000 peregrinos participaron en las 1166 Audiencias Generales que se celebran los miércoles. Ese numero no incluye las otras audiencias especiales y las ceremonias religiosas [más de 8 millones de peregrinos durante el Gran Jubileo del año 2000] y los millones de fieles que el Papa encontró durante las visitas pastorales efectuadas en Italia y en el resto del mundo. Hay que recordar también las numerosas personalidades de gobierno con las que se entrevistó durante las 38 visitas oficiales y las 738 audiencias o encuentros con jefes de Estado y 246 audiencias y encuentros con Primeros Ministros.

Su amor a los jóvenes le impulsó a iniciar en 1985 las Jornadas Mundiales de la Juventud. En las 19 ediciones de la JMJ celebradas a lo largo de su pontificado se reunieron millones de jóvenes de todo el mundo. Además, su atención hacia la familia se puso de manifiesto con los encuentros mundiales de las familias, inaugurados por él en 1994.

Juan Pablo II promovió el diálogo con los judíos y con los representantes de las demás religiones, convocándolos en varias ocasiones a encuentros de oración por la paz, especialmente en Asís.

Bajo su guía, la Iglesia se acercó al tercer milenio y celebró el Gran Jubileo del año 2000, según las líneas indicadas por él en la carta apostólica Tertio millennio adveniente; y se asomó después a la nueva época, recibiendo sus indicaciones en la carta apostólica Novo millennio ineunte, en la que mostraba a los fieles el camino del tiempo futuro.

Con el Año de la Redención, el Año Mariano y el Año de la Eucaristía, promovió la renovación espiritual de la Iglesia.

Realizó numerosas canonizaciones y beatificaciones para mostrar innumerables ejemplos de santidad de hoy, que sirvieran de estímulo a los hombres de nuestro tiempo: celebró 147 ceremonias de beatificación -en las que proclamó 1338 beatos- y 51 canonizaciones, con un total de 482 santos. Proclamó a santa Teresa del Niño Jesús Doctora de la Iglesia.

Amplió notablemente el Colegio cardenalicio, creando 231 cardenales (más uno “in pectore”, cuyo nombre no se hizo público antes de su muerte) en 9 consistorios. Además, convocó 6 reuniones plenarias del colegio cardenalicio.

Presidió 15 Asambleas del Sínodo de los obispos: 6 generales ordinarias (1980, 1983, 1987, 1990, 1994 y 2001), 1 general extraordinaria (1985) y 8 especiales (1980, 1991, 1994, 1995, 1997, 1998 (2) y 1999).

Entre sus documentos principales se incluyen: 14 Encíclicas, 15 Exhortaciones apostólicas, 11 Constituciones apostólicas y 45 Cartas apostólicas.

Promulgó el Catecismo de la Iglesia Católica, a la luz de la Revelación, autorizadamente interpretada por el Concilio Vaticano II. Reformó el Código de Derecho Canónico y el Código de Cánones de las Iglesias Orientales; y reorganizó la Curia Romana.

Publicó también cinco libros como doctor privado: “Cruzando el umbral de la esperanza” (octubre de 1994);”Don y misterio: en el quincuagésimo aniversario de mi ordenación sacerdotal” (noviembre de 1996); “Tríptico romano – Meditaciones”, libro de poesías (marzo de 2003); “¡Levantaos! ¡Vamos!” (mayo de 2004) y “Memoria e identidad” (febrero de 2005).

Juan Pablo II falleció el 2 de abril de 2005, a las 21.37, mientras concluía el sábado, y ya habíamos entrado en la octava de Pascua y domingo de la Misericordia Divina.

Desde aquella noche hasta el 8 de abril, día en que se celebraron las exequias del difunto pontífice, más de tres millones de peregrinos rindieron homenaje a Juan Pablo II, haciendo incluso 24 horas de cola para poder acceder a la basílica de San Pedro.

El 28 de abril, el Santo Padre Benedicto XVI dispensó del tiempo de cinco años de espera tras la muerte para iniciar la causa de beatificación y canonización de Juan Pablo II. La causa la abrió oficialmente el cardenal Camillo Ruini, vicario general para la diócesis de Roma, el 28 de junio de 2005.

El Papa Benedicto XVI lo beatificó el 1 de mayo de 2011.
El Santo Padre Francisco lo canonizó, junto a Juan XXIII, el 27 de abril del 2014.

Fuente:
(http://www.comunicadorescatolicos.org.mx)