30 abril, 2020

San Pío Quinto

 
 
San Pio V, Papa
 
 ¡Oh!, San Pío Quinto, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su Papa y amado santo, y el mismo que,
a los ejércitos vencedores de Lepanto, felicitasteis
diciendo: “No fueron las técnicas, no fueron las
armas, las que nos consiguieron la victoria. Fue la
intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de
Dios”. Significa vuestro nombre: “el piadoso” o “el
que cumple sus deberes con Dios”, y vos, lo hicisteis
de manera brillante. Y, dominico ya, fuisteis de
novicios, Maestro; de conventos Superior, y claro,
a la hora que Dios quiso, Santo Padre. Vos, viajando
por doquier alertasteis sobre los errores de los
protestantes y opusisteis resistencia a su avance,
incluso con el costo, de perder vuestra vida. Erais
bondadoso y generoso, con los creyentes, pero, con
los herejes, uso hicisteis de vuestras dotes oratorias,
confundiéndolos y haciéndolos tornarse a la casa de
Dios. San Carlos Borromeo, os defendió a “capa y espada”,
para elegido ser Papa. Vos, dabais la impresión de ser
un sencillo monje, antes que Papa, pues vuestro modo
de vivir, de rezar, de comer y de mortificaros, así lo
evidenciaba. Vuestro claustro romano, recuerda que
teníais tres devociones: La Eucaristía, el Rosario
y la Santísima Virgen, la más grande. Los hospitales
visitabais y las casas de los Pobres, llevando la
custodia con los ojos fijos en la Santa Hostia. El
nuevo Misal publicasteis y una nueva edición de la
“Liturgia de Las Horas,” más el “Catecismo Universal”.
La enseñanza de las doctrinas de Santo Tomás de Aquino,
preconizasteis en los seminarios. A cuenta vuestra, una
armada organizasteis contra los turcos y venciéndolos,
y vos, mismo dijisteis aquella mañana: “Dediquémonos
a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque
hemos conseguido la victoria”. Y, desde entonces, cada
año, el siete de octubre se celebra la fiesta de “Nuestra
Señora del Rosario”, y en las letanías se rece esta
oración: “María, Auxilio de los cristianos, ruega
por nosotros”. Y, así, cumplida vuestra misión, voló
vuestra santa alma al cielo, para coronada ser, con
corona de luz eterna, como premio justo a vuestro amor;
¡oh!, San Pío Quinto, “vivo Amor por Jesús y María”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado

__________________________________________________

 
30 de Abril
San Pío V
Sumo Pontífice
(1572)


Es interesante el mensaje que el Pontífice envió felicitando a los ejércitos vencedores. Dice así: “No fueron las técnicas, no fueron las armas, las que nos consiguieron la victoria. Fue la intercesión de la Santísima Virgen María, Madre de Dios”.

Oración
En este tiempo de tanta proliferación de protestantismo por todas partes, que este valiente defensor de la Iglesia ruegue por nosotros. “Si tu haces algo por la Virgen María, la Virgen hará mucho por ti”

Historia
Pío significa: el piadoso que cumple bien sus deberes con Dios. Se llama Quinto, porque antes de él hubo otros cuatro Pontífices que llevaron el nombre de Pío. Nació en un pueblo llamado Bosco, en Italia, en 1504. Sus padres eran muy piadosos pero muy pobres. Aunque era un niño muy inteligente, sin embargo hasta los 14 años tuvo que dedicarse a cuidad ovejas en el campo, porque los papás no tenían con qué costearle estudios. Pero la vida retirada en la soledad del campo le sirvió mucho para dedicarse a la piedad y a la meditación, y la gran pobreza de la familia le fue muy útil para adquirir gran fortaleza para soportar los sufrimientos de la vida.

Más tarde será también Pastor de toda la Iglesia. Una familia rica notó que su hijo Antonio se comportaba mejor desde que era amigo de nuestro santo, y entonces dispuso costearle los estudios para que acompañaran a Antonio y le ayudara a ser mejor. Y así pudo ir a estudiar con los Padres Dominicos y llegar a ser religiosos de esa comunidad. Nunca olvidará el futuro Pontífice este gran favor de tan generosa familia. En la comunidad le fueron dando cargos de muchos importancia: Maestro de novicios, Superior de varios conventos. Y muy pronto el Sumo Padre, el Papa, lo nombró obispo. Tenía especiales cualidades para gobernar.

Como el protestantismo estaba invadiendo todas las regiones y amenazaba con quitarle la verdadera fe a muchísimos católicos, el Papa nombró a nuestro santo como encargado de la asociación que en Italia defendía a la verdadera religión. Y él, viajando casi siempre a pie y con gran pobreza, fue visitando pueblos y ciudades, previniendo a los católicos contra los errores de los evangélicos y luteranos, y oponiéndose fuertemente a todos los que querían atacar nuestra religión. Muchas veces estuvo en peligro de ser asesinado, pero nunca se dejaba vencer por el temor. Con los de buena voluntad era sumamente bondadoso y generoso, pero para con los herejes demostraba su gran ciencia y sus dotes oratorias y los iba confundiendo y alejando, en los sitios a donde llegaba.

El Papa, para premiarles sus valiosos servicios y para tenerlo cerca de él como colaborador en Roma, lo nombró Cardenal y encargado de dirigir toda la lucha en la Iglesia Católica en defensa de la fe y contra los errores de los protestantes.

Al morir el Papa Pío IV, San Carlos Borromeo les dijo a los demás cardenales que el candidato más apropiado para ser elegido Papa era este santo cardenal. Y lo eligieron y tomó el nombre de Pío Quinto. Antes se llamaba Antonio Chislieri.

Antes se acostumbraba que al posesionarse del cargo un nuevo Pontífice, se diera un gran banquete a los embajadores y a los jefes políticos y militares de Roma. Pío Quinto ordenó que todo lo que se iba a gastar en ese banquete, se empleará en darles ayudas a los pobres y en llevar remedios para los enfermos más necesitados de los hospitales.

Cuando recién posesionado, iba en procesión por Roma, vio en una calle al antiguo amigo Antonio, aquel cuyos papás le habían costeado a él los estudios y lo llamó y lo nombró gobernador del Castillo Santángelo, que era el cuartel del Papa. La gente se admiró al saber que el nuevo Pontífice había sido un niño muy pobre y comentaban que había llegado al más alto cargo en la Iglesia, siendo de una de las familias más pobres del país.

Pío Quinto parecía un verdadero monje en su modo de vivir, de rezar y de mortificarse. Comía muy poco. Pasaba muchas horas rezando. Tenía tres devociones preferidas La Eucaristía (celebraba la Misa con gran fervor y pasaba largos ratos de rodillas ante el Santo Sacramento) El Rosario, que recomendaba a todos los que podía. Y la Santísima Virgen por la cual sentía una gran devoción y mucha confianza y de quién obtuvo maravillosos favores.

Las gentes comentaban admiradas: “- Este sí que era el Papa que la gente necesitaba”. Lo primero que ordenó fue que todo obispo y que todo párroco debía vivir en el sitio para donde habían sido nombrados (Porque había la dañosa costumbre de que se iban a vivir a las ciudades y descuidaban la diócesis o la parroquia para la cual los habían nombrado). Prohibió la pornografía. Hizo perseguir y poner presos a los centenares de bandoleros que atracaban a la gente en los alrededores de Roma. Visitaba frecuentemente hospitales y casas de pobres para ayudar a los necesitados. Puso tal orden en Roma que los enemigos le decían que él quería convertir a Roma en un monasterio, pero los amigos proclamaban que en 300 años no había habido un Papa tan santo como él.

Las gentes obedecían sus leyes porque le profesaban una gran veneración. En las procesiones con el Santísimo Sacramento los fieles se admiraban al verlo llevar la custodia, con los ojos fijos en la Santa Hostia, y recorriendo a pie las calles de Roma con gran piedad y devoción. Parecía estar viendo a Nuestro Señor.

Publicó un Nuevo Misal y una nueva edición de La Liturgia de Las Horas, o sea los 150 Salmos que los sacerdotes deben rezar. Publicó también un Catecismo Universal. Dio gran importancia a la enseñanza de las doctrinas de Santo Tomás de Aquino en los seminarios, porque por no haber aprendido esas enseñanzas muchos sacerdotes se habían vuelto protestantes.

Aunque era flaco, calvo, de barba muy blanca y bastante pálido las gentes comentaban: “El Papa tiene energías para diez años y planes de reformas para mil años más”.

Los mahometanos amenazaban con invadir a toda Europa y acabar con la Religión Católica. Venían desde Turquía destruyendo a sangre y fuego todas las poblaciones católicas que encontraban. Y anunciaron que convertirían la Basílica de San Pedro en pesebrera para sus caballos. Ningún rey se atrevía a salir a combatirlos.
Pío Quinto con la energía y el valor que el caracterizaban, impulsó y buscó insistentemente la ayuda de los jefes más importantes de Europa. Por su cuenta organizó una gran armada con barcos dotados de lo mejor que en aquel tiempo se podía desear para una batalla. Obtuvo que la república de Venecia le enviara todos sus barcos de guerra y que el rey de España Felipe II le colaborase con todas sus naves de combate. Y así organizó una gran flota para ir a detener a los turcos que venían a tratar de destruir la religión de Cristo. Y con su bendición los envió a combatir en defensa de la religión.

Puso como condición para estar seguros de obtener de Dios la victoria, que todos los combatientes deberían ir bien confesados y habiendo comulgado. Hizo llegar una gran cantidad de frailes capuchinos, franciscanos y dominicos para confesar a los marineros y antes de zarpar, todos oyeron misa y comulgaron. Mientras ellos iban a combatir en las aguas del mar, el Papa y las gentes piadosas de Roma recorrían las calles, descalzos, rezando el rosario para pedir la victoria.

Los mahometanos los esperaban en el mar lejano con 60 barcos grandes de guerra, 220 barcos medianos, 750 cañones, 34,000 soldados especializados, 13,000 marineros y 43,000 esclavos que iban remando. El ejército del Papa estaba dirigido por don Juan de Austria (hermano del rey de España). Los católicos eran muy inferiores en número a los mahometanos. Los dos ejércitos se encontraron en el golfo de Lepanto, cerca de Grecia.

El Papa Pío Quinto oraba por largos ratos con los brazos en cruz, pidiendo a Dios la victoria de los cristianos. Los jefes de la armada católica hicieron que todos sus soldados rezaran el rosario antes de empezar la batalla. Era el 7 de octubre de 1571 a mediodía. Todos combatían con admirable valor, pero el viento soplaba en dirección contraria a las naves católicas y por eso había que emplear muchas fuerzas remando. Y he aquí que de un momento a otro, misteriosamente el viento cambió de dirección y entonces los católicos, soltando los remos se lanzaron todos al ataque. Uno de esos soldados católicos era Miguel de Cervantes. El que escribió El Quijote.

Don Juan de Austria con los suyos atacó la nave capitana de los mahometanos donde estaba su supremo Almirante, Alí, le dieron muerte a éste e inmediatamente los demás empezaron a retroceder espantados. En pocas horas, quedaron prisioneros 10,000 mahometanos. De sus barcos fueron hundidos 111 y 117 quedaron en poder de los vencedores. 12,000 esclavos que estaban remando en poder de los turcos quedaron libres.

En aquel tiempo las noticias duraban mucho en llegar y Lepanto quedaba muy lejos de Roma. Pero Pío Quinto que estaba tratando asuntos con unos cardenales, de pronto se asomó a la ventana, miró hacia el cielo, y les dijo emocionado: “Dediquémonos a darle gracias a Dios y a la Virgen Santísima, porque hemos conseguido la victoria”. Varios días después llegó desde el lejano Golfo de Lepanto, la noticia del enorme triunfo. El Papa en acción de gracias mandó que cada año se celebre el 7 de octubre la fiesta de Nuestra Señora del Rosario y que en las letanías se colocara esta oración “María, Auxilio de los cristianos, ruega por nosotros” (propagador del título de Auxiliadora fue este Pontífice nacido en un pueblecito llamado Bosco. Más tarde un sacerdote llamado San Juan Bosco, será el propagandista de la devoción a María Auxiliadora).

Pío V murió el 1 de mayo de 1572 a los 68 años de edad y fue declarado santo por el Papa Clemente XI en 1712.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/PíoV_4_30.htm)

29 abril, 2020

Santa Catalina de Siena

Santa Catalina de Siena - ACI Prensa 
¡Oh!, Santa Catalina de Siena, vos, sois la hija del Dios
de la Vida, virgen y doctora de la Iglesia, que, honor disteis
al significado de vuestro nombre: “Pura”, y que, desde pequeña
crecisteis en entendimiento, virtud y santidad, por ello,
Dios, os concedió vuestra primera visión, que os inclinó
a la vida virtuosa, pues cuando cruzabais una calle con vuestro
hermano Esteban, al Señor visteis rodeado de ángeles, y que,
os sonreía y, a la vez, os impartía su bendición. Mas tarde,
vuestro padre, quiso casaros con un hombre rico, pero vos,
erais ya, de Dios, y vuestro padre, contrariado os sometió
a servicios humillantes en vuestra casa. Pero, vos, caíais
en éxtasis y así, os era fácil de sobrellevar tales pruebas.
Finalmente, os admitieron en la tercera orden de Santo
Domingo, pero, seguisteis siendo laica. A los veinticinco años,
vuestra vida pública, como conciliadora de paz entre soberanos
y aconsejando a los príncipes, empezó; por ello, Gregorio XI
Papa, dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Él, y Urbano,
VI, se sirvieron de vos, como embajadora. Aunque analfabeta,
dictasteis un maravilloso libro titulado “Diálogo de la divina
providencia”, donde recogisteis vuestras experiencias místicas
y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación eterna.
Vuestras trescientas setenta y cinco cartas son consideradas
obra clásica y de gran profundidad teológica. Por ello, se os
considera una de las mujeres más ilustres de la edad media
y maestra también en el uso de la lengua Italiana. Y, así, luego
de haber gastado vuestra santa y corta vida en buena lid, voló
vuestra alma a la cielo, para, coronada ser, con corona de luz
como justo premio, a vuestra entrega de amor y fe. ¡Alelluya!
Patrona de Siena, Italia y Santa Protectora del pontificado;
¡Oh!, Santa Catalina de Siena, “vivo Amor del Dios de la Vida.”


© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
________________________________________


29 de Abril
Santa Catalina de Siena
Virgen y Doctora de la Iglesia


Nacida en 1347, Catalina (nombre que significa “Pura”) era la menor del prolífico hogar de Diego Benincasa. Allí crecía la niña en entendimiento, virtud y santidad. A la edad de cinco o seis años tuvo la primera visión, que la inclinó definitivamente a la vida virtuosa. Cruzaba una calle con su hermano Esteban, cuando vio al Señor rodeado de ángeles, que le sonreía, impartiéndole la bendición.

Su padre, tintorero de pieles, pensó casarla con un hombre rico. La joven manifestó que se había prometido a Dios. Entonces, para hacerla desistir de su propósito, se la sometió a los servicios mas humildes de la casa. Pero ella caía frecuentemente en éxtasis y todo le era fácil de sobrellevar.

Finalmente, derrotados por su paciencia, cedieron sus padres y se la admitió en la tercera orden de Santo Domingo y siguió, por tanto, siendo laica. Tenía dieciséis años. Sabía ayudar, curar, dar su tiempo y su bondad a los huérfanos, a los menesterosos y a los enfermos a quienes cuidó en las epidemias de la peste. En la terrible peste negra, conocida en la historia con el nombre de “la gran mortandad”, pereció más de la tercera parte de la población de Siena.

A su alrededor muchas personas se agrupaban para escucharla. Ya a los veinticinco años de edad comienza su vida pública, como conciliadora de la paz entre los soberanos y aconsejando a los príncipes. Por su influjo, el papa Gregorio XI dejó la sede de Aviñon para retornar a Roma. Este pontífice y Urbano VI se sirvieron de ella como embajadora en cuestiones gravísimas; Catalina supo hacer las cosas con prudencia, inteligencia y eficacia.

Aunque analfabeta, como gran parte de las mujeres y muchos hombres de su tiempo, dictó un maravilloso libro titulado Diálogo de la divina providencia, donde recoge las experiencias místicas por ella vividas y donde se enseñan los caminos para hallar la salvación. Sus trescientas setenta y cinco cartas son consideradas una obra clásica, de gran profundidad teológica. Expresa los pensamientos con vigorosas y originales imágenes. Se la considera una de las mujeres más ilustres de la edad media, maestra también en el uso de la lengua Italiana.

Santa Catalina de Siena, quien murió a consecuencia de un ataque de apoplejía, a la temprana edad de treinta y tres años, el 29 de abril de 1380, fue la gran mística del siglo XIV. El papa Pío II la canonizó en 1461. Sus restos reposan en la Iglesia de Santa María sopra Minerva en Roma, donde se la venera como patrona de la ciudad; es además, patrona de Italia y protectora del pontificado.

El papa Pablo VI, en 1970, la proclamó doctora de la Iglesia. Ella, Santa Teresa de Avila y Santa Teresita de Lisieux son las tres únicas mujeres que ostentan este título.

Otros Santos cuya fiesta se celebra hoy: Santos: Paulino, Severo, obispos; Agapio, Secundino, Tíquico, Torpetes, Emiliano, mártires; Pedro de Verona; Roberto (Bob, Boby), monje; Tértula, Antonia, vírgenes; Hugo, abad.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Catalina_de_Siena.htm)

28 abril, 2020

San Luis María de Monfort

 
 SANTO DEL DÍA || San Luis María Grignion de Montfort, Presbítero ...
 
 ¡Oh!, San Luis María de Monfort; vos, sois, el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo, predicador y conversor genial; aquél,
al que ni las piedras del camino podían resistirse y del “pecado”
quedaban también libres. A vos, que de Jesús y María os hicisteis
su más grande y fiel amigo, con vuestros constantes rezos y el
Rosario Santo contra el maligno. Padre de los pobres, defensor
de los huérfanos y reconciliador de los pecadores. “¿Aman a
Nuestro Señor? ¿Y por qué no lo aman más? ¿Ofenden al buen
Dios? ¿Y por qué ofenderlo si es tan santo?” Les preguntabais
y les preguntáis a la gente de vuestro tiempo y especialmente
a las de hoy. “Ha nacido en mí una confianza sin límites en
Nuestro Señor y en su Madre Santísima”. Así, decíais, pues no
temías ingresar a las cantinas, a los sitios de juego, ni a los lugares
de perdición; pues allí, resuelto ibais, a almas, al diablo quitarle,
pues llevabais con vos, a vuestros amados defensores: ¡Jesús
y María! A Roma, fuisteis a pie y de limosna a Dios rogando la
eficacia de la palabra, la misma que la obteníais al instante.
Clemente XI Papa, os decía “Misionero Apostólico”, porque
predicabais en todas partes: en los pueblos, caseríos y estancias,
dejando una Cruz como señal de vuestro paso, y de haber
enseñado amor por los sacramentos, por el rezo del Santo Rosario,
la frecuente confesión y comunión, y una gran devoción
a Nuestra Señora. “Donde la Madre de Dios llega, no hay diablo
que se resista”. Decíais vos y, como huella de vuestro amor,
dejasteis en este mundo a los Padres Monfortianos y a las
“Hermanas de la Sabiduría”. Alguien escribió maravillosamente
el resumen de vuestra santa vida en vuestra lápida: “¿Qué miras,
caminante? Una antorcha apagada, un hombre a quien el fuego
del amor consumió, y que se hizo todo para todos, Luis María
Grignon Monfort. ¿Preguntas por su vida? No hay ninguna más
íntegra, ¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera. ¿Investigas
su celo? Ninguno más ardiente. ¿Y su piedad Mariana? Ninguno
a San Bernardo más cercano. Sacerdote de Cristo a Cristo reprodujo
en su conducta, y enseñó en sus palabras. Infatigable, tan sólo
en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los
huérfanos, y reconciliador de los pecadores. Su gloriosa muerte
fue semejante a su vida. Como vivió, murió. Maduro para Dios,
voló al cielo a los 43 años de edad”. Vuestra obra cumbre:
“Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María”, por todo
el mundo está, y San Juan Pablo II tomó como lema vuestra
amorosa frase: “Soy todo tuyo Oh María, y todo cuanto tengo,
tuyo es”. Hoy, lucís corona de luz, como premio a vuestro amor
por Jesús y María, por los siglos de los siglos, ¡Aleluya, Amén!
¡Oh!, San Luis de Monfort; “vivo evangelizador de Jesús y María”.
 

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado

_______________________________________________

28 de Abril
San Luis María Grignon de Monfort
Fundador
(1716)


Oración 
San Luis Grignon de Monfort, ruega a la Virgen Santísima que nos envíe muchos apóstoles que, como tú, se dediquen a hacer y a amar más y más a Jesús.

“A quien Dios quiere hacer muy santo, lo hace muy devoto de la Virgen María”. San Luis María Grignon de Monfort

El libro de San Luis, Tratado de la verdadera devoción a la Virgen María, se ha propagado por todo el mundo con enorme provecho para sus lectores. El Papa Juan Pablo II tomó como lema una frase que repetía mucho este gran santo:

“Soy todo tuyo Oh María, y todo cuanto tengo, tuyo es”.

Su Vida
Es el fundador de los padres Monfortianos y de las Hermanas de la Sabiduría. Nació en Monfort, Francia, en 1673. Era el mayor de una familia de ocho hijos. Desde muy joven fue un gran devoto de la Santísima Virgen. A los 12 años ya la gente lo veía pasar largos ratos arrodillado ante la estatua de la Madre de Dios. Antes de ir al colegio por la mañana y al salir de clase por la tarde, iba a arrodillarse ante la imagen de Nuestra Señora y allí se quedaba como extasiado. Cuando salía del templo después de haber estado rezando a la Reina Celestial, sus ojos le brillaban con un fulgor especial.

Luis no se contentaba con rezar. Su caridad era muy práctica. Un día al ver que uno de sus compañeros asistía a clase con unos harapos muy humillantes, hizo una colecta entre sus compañeros para conseguirle un vestido y se fue donde el sastre y le dijo: “Mire, señor: los alumnos hemos reunido un dinero para comprarle un vestido de paño a nuestro compañero, pero no nos alcanza para el costo total. ¿Quiere usted completar lo que falta?”. El sastre aceptó y le hizo un hermoso traje al joven pobre.

El papá de Luis María era sumamente colérico, un hombre muy violento. Los psicólogos dicen que si Monfort no hubiera sido tan extraordinariamente devoto de la Virgen María, habría sido un hombre colérico, déspota y arrogante porque era el temperamento que había heredado de su propio padre. Pero nada suaviza tanto la aspereza masculina como la bondad y la amabilidad de una mujer santa. Y esto fue lo que salvó el temperamento de Luis. Cuando su padre estallaba en arrebatos de mal humor, el joven se refugiaba en sitios solitarios y allí rezaba a la Virgen amable, a la Madre del Señor. Y esto lo hará durante toda su vida. En sus 43 años de vida, cuando sea incomprendido, perseguido, insultado con el mayor desprecio, encontrará siempre la paz orando a la Reina Celestial, confiando en su auxilio poderoso y desahogando en su corazón de Madre, las penas que invaden su corazón de hijo.

Con grandes sacrificios logró conseguir con qué ir a estudiar al más famoso seminario de Francia, el seminario de San Suplicio en París. Allí sobresalió como un seminarista totalmente mariano. Sentía enorme gozo en mantener siempre adornado de flores el altar de la Santísima Virgen.

Luis Grignon de Monfort será un gran peregrino durante su vida de sacerdote. Pero cuando él era seminarista concedían un viaje especial a un Santuario de la Virgen a los que sobresalieran en piedad y estudio. Y Luis se ganó ese premio. Se fue en peregrinación al Santuario de la Virgen en Chartres. Y al llegar allí permaneció ocho horas seguidas rezando de rodillas, sin moverse. ¿Cómo podía pasar tanto tiempo rezando así de inmóvil? Es que él no iba como algunos de nosotros a rezar como un mendigo que pide que se le atienda rapidito para poder alejarse. El iba a charlar con sus dos grandes amigos, Jesús y María. Y con ellos las horas parecen minutos.

Su primera Misa quiso celebrarla en un altar de la Virgen, y durante muchos años la Catedral de Nuestra Señora de París fue su templo preferido y su refugio.

Monfort dedicó todas sus grandes cualidades de predicador y de conductor de multitudes a predicar misiones para convertir pecadores. Grandes multitudes lo seguían de un pueblo a otro, después de cada misión, rezando y cantando. Se daba cuenta de que el canto echa fuera muchos malos humores y enciende el fervor. Decía que una misión sin canto era como un cuerpo sin alma. El mismo componía la letra de muchas canciones a Nuestro Señor y a la Virgen María y hacía cantar a las multitudes. Llegaba a los sitios más impensados y preguntaba a las gentes: “¿Aman a Nuestro Señor? ¿Y por qué no lo aman más? ¿Ofenden al buen Dios? ¿Y porqué ofenderlo si es tan santo?”.

Era todo fuego para predicar. Donde Montfort llegaba, el pecado tenía que salir corriendo. Pero no era él quien conseguía las conversiones. Era la Virgen María a quien invocaba constantemente. Ella rogaba a Jesús y Jesús cambiaba los corazones. Después de unos Retiros dejó escrito: “Ha nacido en mí una confianza sin límites en Nuestro Señor y en su Madre Santísima”. No tenía miedo ni a las cantinas, ni a los sitios de juego, ni a los lugares de perdición. Allí se iba resuelto a tratar de quitarse almas al diablo. Y viajaba confiado porque no iba nunca solo. Consigo llevaba el crucifijo y la imagen de la Virgen, y Jesús y María se comportaban con él como formidables defensores.

A pie y de limosna se fue hasta Roma, pidiendo a Dios la eficacia de la palabra, y la obtuvo de tal manera que al oír sus sermones se convertían hasta los más endurecidos pecadores. El Papa Clemente XI lo recibió muy amablemente y le concedió el título de “Misionero Apostólico”, con permiso de predicar por todas partes.

En cada pueblo o vereda donde predicaba procuraba dejar una cruz, construida en sitio que fuera visible para los caminantes y dejaba en todos un gran amor por los sacramentos y por el rezo del Santo Rosario. Esto no se lo perdonaban los herejes jansenistas que decían que no había que recibir casi nunca los sacramentos porque no somos dignos de recibirlos. Y con esta teoría tan dañosa enfriaban mucho la fe y la devoción. Y como Luis Monfort decía todo lo contrario y se esforzaba por propagar la frecuente confesión y comunión y una gran devoción a Nuestra Señora, lo perseguían por todas partes. Pero él recordaba muy bien aquellas frases de Jesús: “El discípulo no es más que su maestro. Si a Mí me han perseguido y me han inventado tantas cosas, así os tratarán a vosotros”. Y nuestro santo se alegraba porque con las persecuciones se hacía más semejante al Divino Maestro.

Antes de ir a regiones peligrosas o a sitios donde mucho se pecaba, rezaba con fervor a la Sma. Virgen, y adelante que “donde la Madre de Dios llega, no hay diablo que se resista”. Las personas que habían sido víctimas de la perdición se quedaban admiradas de la manera tan franca como les hablaba este hombre de Dios. Y la Virgen María se encargaba de conseguir la eficacia para sus predicaciones.

San Luis de Monfort fundó unas Comunidades religiosas que han hecho inmenso bien en las almas. Los Padres Monfortianos (a cuya comunidad le puso por nombre “Compañía de María”) y las Hermanas de la Sabiduría.
 
Oración 
San Luis Grignon de Monfort, ruega a la Virgen Santísima que nos envíe muchos apóstoles que, como tú, se dediquen a hacer y a amar más y más a Jesús.

Sobre la tumba de San Luis de Monfort dice:
¿Qué miras, caminante? Una antorcha apagada, un hombre a quien el fuego del amor consumió, y que se hizo todo para todos, Luis María Grignon Monfort.

¿Preguntas por su vida? No hay ninguna más íntegra, ¿Su penitencia indagas? Ninguna más austera. ¿Investigas su celo? Ninguno más ardiente. ¿Y su piedad Mariana? Ninguno a San Bernardo más cercano.

Sacerdote de Cristo, a Cristo reprodujo en su conducta, y enseñó en sus palabras. Infatigable, tan sólo en el sepulcro descansó, fue padre de los pobres, defensor de los huérfanos, y reconciliador de los pecadores.

Su gloriosa muerte fue semejante a su vida. Como vivió, murió.
Maduro para Dios, voló al cielo a los 43 años de edad.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Luis_Monfort_4_28.htm)

27 abril, 2020

Santo Toribio de Mogrovejo

Santo toribiodemogrovejo
¡Oh!; Santo Toribio de Mogrovejo, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida y su amado santo, que abrazasteis la Cruz de Cristo
en el continente viejo, y extendisteis vuestro amoroso corazón
a la “américa morena”, y, como si el espíritu de San Pablo, viviese
en vos, “de palmo a palmo” la recorristeis, y extendisteis
la palabra del Dios Vivo, entre la gente de vuestro tiempo.
Vos, sabéis que no habrá, ni hay dicha más grande, que la que
Dios os concedió: confirmar en la fe de Nuestro Señor Jesús
a los que hoy, santos ya, como vos, la gloria de los cielos
comparten: Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano y el “santo
de la escoba”: el milagroso San Martín de Porres. Celebrabais
la Santa Misa con gran amor y fervor, y varias veces os vieron
que mientras rezabais se os llenaba el rostro de resplandores.
Recorristeis unos cuarenta mil kilómetros visitando y ayudando
a vuestros fieles y, enviasteis al final de vuestra vida
una larga relación al rey, contándole que habías administrado
el sacramento de la confirmación a más de ochocientas mil
personas. Os propusisteis con fe, y así lo hicisteis, en reunir
a los sacerdotes y obispos de América, en Sínodos para dictar
leyes relativas al comportamiento de los católicos. Vos,
muy temprano solíais decir: “Nuestro gran tesoro es el momento
presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la
vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo
como hemos empleado nuestro tiempo”. Fundasteis el primer
Seminario de América, y pedíais a vuestros religiosos aceptar
parroquias en sitios pobres, y así, duplicasteis el número
de ellas en vuestro territorio. Vuestra gran generosidad
os llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseíais. Cuando
la epidemia llegó, gastasteis vuestros bienes en socorrer
a los enfermos, y vos, mismo recorristeis las calles acompañado
de una gran multitud, llevando en vuestras manos un gran crucifijo
rezándole a Dios por misericordia y salud para todos. Y, así,
transcurrió vuestra vida, y un día, luego de haberla gastado
en extraordinaria buena lid, voló vuestra alma al cielo mientras
estabais predicando y confirmando a los indígenas en la fe
de vuestro amado Cristo. Antes de morir repetisteis las palabras
de San Pablo: “Deseo verme libre de las ataduras de este cuerpo
y quedar en libertad para ir a encontrarme con Jesucristo”.
Moribundo casi, pedisteis a los que os rodeaban vuestro lecho
que entonaran el salmo que dice: “De gozo se llenó mi corazón
cuando escuché una voz: iremos a la Casa del Señor. Que alegría
cuando me dijeron vamos a la Casa del Señor”. Y, luego dijisteis
las palabras de salmo treinta: “En tus manos encomiendo mi
espíritu”. ¿Qué premio podríais tener vos, si la tarea vuestra,
fue hecha casi perfecta? ¡Solo una! ¡Corona de luz eterna recibir!
Que es la misma que lucís hoy, y cuya brillantez alumbra y guía
a todos vuestros fieles de hoy, como justa retribución a vuestra
gigante entrega de amor y fe, por la gloria del Dios de la Vida;
¡Oh!; Santo Toribio “vivo evangelizador del Dios de la Vida y del Amor”.
 

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado


______________________________________________


27 de Abril
Santo Toribio de Mogrovejo
Arzobispo de Lima
(año 1606)


Los historiadores dicen que Santo Toribio fue uno de los regalos más valiosos que España le envió a América. Las gentes lo llamaban un nuevo San Ambrosio, y el Papa Benedicto XIV dijo de él que era sumamente parecido en sus actuaciones a San Carlos Borromeo, el famoso Arzobispo de Milán.

Nació en Mayorga, España, en 1538. Los datos acerca de este Arzobispo, personaje excepcional en la historia de Sur América, producen asombro y maravilla.

Toribio era graduado en derecho, y había sido nombrado Presidente del Tribunal de Granada (España) cuando el emperador Felipe II al conocer sus grandes cualidades le propuso al Sumo Pontífice para que lo nombrara Arzobispo de Lima. Roma aceptó y envió en nombramiento, pero Toribio tenía mucho temor a aceptar. Después de tres meses de dudas y vacilaciones aceptó.

El Arzobispo que lo iba a ordenar de sacerdote le propuso darle todas las órdenes menores en un solo día, pero él prefirió que le fueran confiriendo una orden cada semana, para así irse preparando debidamente a recibirlas.

En 1581 llegó Toribio a Lima como Arzobispo. Su arquidiócesis tenía dominio sobre Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Bolivia, Chile y parte de Argentina. Medía cinco mil kilómetros de longitud, y en ella había toda clase de climas y altitudes. Abarcaba más de seis millones de kilómetros cuadrados.

Al llegar a Lima Santo Toribio tenía 42 años y se dedicó con todas sus energías a lograr el progreso espiritual de sus súbditos. La ciudad estaba en una grave situación de decadencia espiritual. Los conquistadores cometían muchos abusos y los sacerdotes no se atrevían a corregirlos. Muchos para excusarse del mal que estaban haciendo, decían que esa era la costumbre. El arzobispo les respondió que Cristo es verdad y no costumbre. Y empezó a atacar fuertemente todos los vicios y escándalos. A los pecadores públicos los reprendía fuertemente, aunque estuvieran en altísimos puestos.

Las medidas enérgica que tomó contra los abusos que se cometían, le atrajeron muchos persecuciones y atroces calumnias. El callaba y ofrecía todo por amor a Dios, exclamando, “Al único que es necesario siempre tener contento es a Nuestro Señor”.

Tres veces visitó completamente su inmensa arquidiócesis de Lima. En la primera vez gastó siete años recorriéndola. En la segunda vez duró cinco años y en la tercera empleó cuatro años. La mayor parte del recorrido era a pie. A veces en mula, por caminos casi intransitables, pasando de climas terriblemente fríos a climas ardientes. Eran viajes para destruir la salud del más fuerte. Muchísimas noches tuvo que pasar a la intemperie o en ranchos miserabilísmos, durmiendo en el puro suelo. Los preferidos de sus visitas eran los indios y los negros, especialmente los más pobres, los más ignorantes y los enfermos.

Logró la conversión de un enorme número de indios. Cuando iba de visita pastoral viajaba siempre rezando. Al llegar a cualquier sitio su primera visita era al templo. Reunía a los indios y les hablaba por horas y horas en el idioma de ellos que se había preocupado por aprender muy bien. Aunque en la mayor parte de los sitios que visitaba no había ni siquiera las más elementales comodidades, en cada pueblo se quedaba varios días instruyendo a los nativos, bautizando y confirmando.

Celebraba la misa con gran fervor, y varias veces vieron los acompañantes que mientras rezaba se le llenaba el rostro de resplandores.

Santo Toribio recorrió unos 40,000 kilómetros visitando y ayudando a sus fieles. Pasó por caminos jamás transitados, llegando hasta tribus que nunca habían visto un hombre blanco.
Al final de su vida envió una relación al rey contándole que había administrado el sacramento de la confirmación a más de 800,000 personas.

Una vez una tribu muy guerrera salió a su encuentro en son de batalla, pero al ver al arzobispo tan venerable y tan amable cayeron todos de rodillas ante él y le atendieron con gran respeto las enseñanzas que les daba.

Santo Toribio se propuso reunir a los sacerdotes y obispos de América en Sínodos o reuniones generales para dar leyes acerca del comportamiento que deben tener los católicos. Cada dos años reunía a todo el clero de la diócesis para un Sínodo y cada siete años a los de las diócesis vecinas. Y en estas reuniones se daban leyes severas y a diferencia de otras veces en que se hacían leyes pero no se cumplían, en los Sínodos dirigidos por Santo Toribio, las leyes se hacían y se cumplían, porque él estaba siempre vigilante para hacerlas cumplir.

Nuestro santo era un gran trabajador. Desde muy de madrugada ya estaba levantado y repetía frecuentemente: “Nuestro gran tesoro es el momento presente. Tenemos que aprovecharlo para ganarnos con él la vida eterna. El Señor Dios nos tomará estricta cuenta del modo como hemos empleado nuestro tiempo”.

Fundó el primer seminario de América. Insistió y obtuvo que los religiosos aceptaran parroquias en sitios supremamente pobres. Casi duplicó el número de parroquias o centros de evangelización en su arquidiócesis. Cuando él llegó había 150 y cuando murió ya existían 250 parroquias en su territorio.

Su generosidad lo llevaba a repartir a los pobres todo lo que poseía. Un día al regalarle sus camisas a un necesitado le recomendó: “Váyase rapidito, no sea que llegue mi hermana y no permita que Ud. se lleve la ropa que tengo para cambiarme”.

Cuando llegó una terrible epidemia gastó sus bienes en socorrer a los enfermos, y él mismo recorrió las calles acompañado de una gran multitud llevando en sus manos un gran crucifijo y rezándole con los ojos fijos en la cruz, pidiendo a Dios misericordia y salud para todos.

El 23 de marzo de 1606, un Jueves Santo, murió en una capillita de los indios, en una lejana región, donde estaba predicando y confirmando a los indígenas.

Estaba a 440 kilómetros de Lima. Cuando se sintió enfermo prometió a sus acompañantes que le daría un premio al primero que le trajera la noticia de que ya se iba a morir. Y repetía aquellas palabras de San Pablo: “Deseo verme libre de las ataduras de este cuerpo y quedar en libertad para ir a encontrarme con Jesucristo”.

Ya moribundo pidió a los que rodeaban su lecho que entonaran el salmo que dice: “De gozo se llenó mi corazón cuando escuché una voz: iremos a la Casa del Señor. Que alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor”.

Las últimas palabras que dijo antes de morir fueron las del salmo 30: “En tus manos encomiendo mi espíritu”.

Su cuerpo, cuando fue llevado a Lima, un año después de su muerte, todavía se hallaba incorrupto, como si estuviera recién muerto.

Después de su muerte se consiguieron muchos milagros por su intercesión. Santo Toribio tuvo el gusto de administrarle el sacramento de la confirmación a tres santos: Santa Rosa de Lima, San Francisco Solano y San Martín de Porres.

El Papa Benedicto XIII lo declaró santo en 1726.

Y toda América del Sur espera que este gran santo e infatigable apóstol, quizás el más grande obispo que ha vivido en este continente, siga rogando para que nuestra santa religión se mantenga fervorosa y creciente en todos estos países.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Toribio_de_Mogrovejo.htm)

26 abril, 2020

Domingo III (A) de Pascua


 La experiencia de Emaús

Día litúrgico: Domingo III (A) de Pascua Ver 1ª Lectura y Salmo

Texto del Evangelio (Lc 24,13-35): Aquel mismo día, el domingo, iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran.

Él les dijo: «¿De qué discutís entre vosotros mientras vais andando?». Ellos se pararon con aire entristecido. Uno de ellos llamado, Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?». Él les dijo: «¿Qué cosas?». Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados le condenaron a muerte y le crucificaron. Nosotros esperábamos que sería Él el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que Él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a Él no le vieron».

Él les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?». Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre Él en todas las Escrituras. Al acercarse al pueblo a donde iban, Él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos le forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado».

Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y le reconocieron, pero Él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?». Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!». Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.
_________________________________

«Aquel mismo día, el domingo»

Rev. D. Jaume GONZÁLEZ i Padrós (Barcelona, España)

Hoy comenzamos la proclamación del Evangelio con la expresión: «Aquel mismo día, el domingo» (Lc 24,13). Sí, todavía domingo. Pascua —se ha dicho— es como un gran domingo de cincuenta días. ¡Oh, si supiésemos la importancia que tiene este día en la vida de los cristianos! «Hay motivos para decir, como sugiere la homilía de un autor del siglo IV (el Pseudo Eusebio de Alejandría), que el ‘día del Señor’ es el ‘señor de los días’ (…). Ésta es, efectivamente, para los cristianos la “fiesta primordial”» (San Juan Pablo II). El domingo, para nosotros, es como el seno materno, cuna, celebración, hogar y también aliento misionero. ¡Oh, si entreviéramos la luz y la poesía que lleva! Entonces afirmaríamos como aquellos mártires de los primeros siglos: «No podemos vivir sin el domingo».

Pero, cuando el día del Señor pierde relieve en nuestra existencia, también se eclipsa el “Señor del día”, y nos volvemos tan pragmáticos y “serios” que sólo damos crédito a nuestros proyectos y previsiones, planes y estrategias; entonces, incluso la misma libertad con la que Dios actúa, nos es motivo de escándalo y de alejamiento. Ignorando el estupor nos cerramos a la manifestación más luminosa de la gloria de Dios, y todo se convierte en un atardecer de decepción, preludio de una noche interminable, donde la vida parece condenada a un perenne insomnio.

Sin embargo, el Evangelio proclamado en medio de las asambleas dominicales es siempre anuncio angélico de una claridad dirigida a entendimientos y corazones tardos para creer (cf. Lc 24,25), y por esto es suave, no explosivo, ya que —de otro modo— más que iluminar nos cegaría. Es la Vida del Resucitado que el Espíritu nos comunica con la Palabra y el Pan partido, respetando nuestro caminar hecho de pasos cortos y no siempre bien dirigidos.

Cada domingo recordemos que Jesús «entró a quedarse con ellos» (Lc 24,29), con nosotros. ¿Lo has reconocido hoy, cristiano?

(http://evangeli.net/evangelio/dia/2020-04-26)

25 abril, 2020

San Marcos Evangelista

Biografía de San Marcos Evangelista - ACI Prensa
 
 ¡Oh!, San Marcos Evangelista, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, su amado santo e intérprete de San Pedro
y primo de Bernabé . Nunca oísteis a Jesús predicar, pero
conocisteis a sus discípulos, sin llegar a ser uno de ellos.
Acompañasteis a Pablo y Bernabé, a Chipre y Perges, de
donde volvisteis sin causa alguna. Bernabé, quiso llevaros
nuevamente, pero Pablo, no lo quiso. Y, vos, seguisteis
a Bernabé una vez más hasta Chipre, pero cosas de Dios,
vos, aparecisteis junto a Pablo en Roma. Fuisteis también,
discípulo de Pedro, pues él, os llamó “hijo” en su primera
carta. Vuestro evangelio, parecido tiene al libro de los
Hechos de los Apóstoles, y, la segunda carta a Timoteo
lo señala como compañero vuestro. Vos, fundasteis la Iglesia
de Alejandría, y vuestro Evangelio, un espíritu observador
y ágil posee. Sólo vos, resaltáis, el verdor de la hierba
sobre la que Jesús, sentar hizo a la muchedumbre, antes
de multiplicar los panes y los peces. Vuestro escrito,
profundidad posee y demuestra singular valía teológica,
pues vos, presentáis a Jesús siendo recibido con alegría
por la gente, narrando cuando el Señor se retira de Galilea,
para dedicarse a la instrucción de sus discípulos, quienes
todos a la vez, y por boca de Pedro, confiesan la divinidad
de Cristo, vuestro Maestro, y que, más tarde, fuera humillado
por la maldad y la ignorancia de los hombres que él, había
venido a rescatar, pero, luego es exaltado por Dios, Su Amado
Padre y nuestro; como ha de serlo, con todo el que, a Él,
de corazón se le una y lo siga en el camino. Por todo ello,
hoy, coronado de luz estáis, como premio a vuestro santo amor;
¡oh!, San Marcos Eangelista, “vivo Evangelio del Dios Vivo”.

 

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________________

25 de Abril
San Marcos
Evangelista

Según tradición eclesiástica, Marcos, llamado también Juan Marcos o simplemente Juan, es el autor de un evangelio y el intérprete que traducía a Pedro en sus predicaciones frente a auditorios de habla griega.Era hijo de una cierta María, cuya casa de Jerusalén estaba abierta a la primitiva comunidad Cristiana. Primo de Bernabé, probablemente fuera como él de estirpe sacerdotal.

Afirma por una parte la tradición que Marcos nunca habría oído personalmente la predicación del Señor, pero por otra muchos han querido descubrirlo en aquel muchacho que huyó desnudo en el huerto de Getsemaní, episodio que sólo el evangelio a él atribuido refiere. Tal vez haya conocido al grupo de seguidores sin llegar a ser propiamente discípulo.

Al comenzar la expansión del evangelio, Pablo y Bernabé salieron de Jerusalén hacia Antioquía llevando con ellos a Marcos; éste los acompañó en sus primeras empresas misionales, a Chipre y Perges, de donde regresó por causas desconocidas.

Bernabé, deseoso de llevar nuevamente a Marcos con ellos cuando el apóstol planeaba su segundo viaje, encontró la oposición de Pablo, que partió solo. Marcos siguió, pues, a Bernabé una vez más hasta Chipre. Sin embargo, Marcos reaparece junto a Pablo en Roma, pero es creencia que fue más bien discípulo de Pedro, quien confirma esta suposición al llamarlo “hijo” suyo en su primera carta. El evangelio que se le atribuye, además, sigue muy de cerca el esquema de los discursos de Pedro que nos ha conservado el libro de los Hechos de los Apóstoles.

Nada sabemos de su existencia posterior. La segunda carta a Timoteo lo señala entre los compañeros de este discípulo de Pablo; conforme a un dato que recoge el historiador Eusebio de Cesarea (a comienzos del siglo IV), la Iglesia de Alejandría lo habría tenido por fundador. Sus últimos años y el lugar de su muerte nos son desconocidos.

El breve relato que lleva su nombre descubre un espíritu observador y ágil. Sólo Marcos, por ejemplo, destaca el verdor de la hierba sobre la que Jesús hizo sentar a la muchedumbre hambrienta antes de multiplicar los panes y los pescados por primera vez.

Las grandes líneas de su evangelio, en tanto, trasuntan una profunda credibilidad histórica y demuestran singular valor teológico. Marcos comienza por presentar a Jesús bien recibido por la gente, pero pronto su humilde mesianismo, tan alejado de las reivindicatorias expectativas populares de los judíos, ocasiona la decepción de la masa; apagado el entusiasmo primerizo, el Señor se retira de Galilea para dedicarse de lleno a la instrucción de los discípulos, quienes por boca de Pedro confiesan la divinidad de su Maestro. A partir de este reconocimiento de Cesarea, todo el relato se orienta a Jerusalén; en la ciudad santa, finalmente, la oposición crece y culmina en el juicio inicuo y la pasión, que alcanza su victoriosa respuesta cuando Cristo abandona su tumba, de acuerdo con lo que había profetizado de si mismo.

El secreto mesiánico, del que Marcos hace un tema central, da así todo su fruto: Jesús, siervo humillado por la maldad y la ignorancia de los hombres que él había venido a rescatar, es exaltado por Dios, como ha de serlo todo el que a él se una de corazón y lo siga en el camino, el único que permite comprender esa “Buena Noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios” que Marcos nos ha trasmitido en un lenguaje popular, muchas veces incorrecto en la forma, pero vivaz y lleno de encanto.

(http://www.ewtn.com/SPANISH/Saints/Marcos_evangelista.htm)

24 abril, 2020

Santa María Eufrasia Pelletier

 
 
Santa María Eufrasia
 
¡Oh!, Santa María Eufrasia Pelletier, vos sois la hija
del Dios de la Vida, su amada santa y la que fundasteis
la “Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen
Pastor”, para acoger a las mujeres de vida disipada
llamadas “Magdalenas”. A, vos os nombraron superiora
del monasterio de Tours, fundando otro en la ciudad de
Angers, además de la comunidad contemplativa, conocida
hoy, como las “Hermanas Contemplativas del Buen Pastor”,
para orar por las personas con quienes ejercen su servicio
apostólico y por la salvación de las personas del mundo
entero. El Espíritu Santo actuó de manera especial con
vos, pues en vida, fundasteis ciento diez casas en todos
los continentes, y así, más allá de la familia religiosa
que fundasteis, es hoy, herencia viva para la Iglesia
Universal. Vuestra doctrina, vuestros sentimientos
y vuestra santa vida confirma la experiencia de amor que
os llevó a fundiros por entero en el “Verdadero Amor”.
Vuestra voz, hoy como ayer nos anima diciendo: “Vivan
felices con su Dios. Ámenlo. No piensen más que en El.
No busquen más que El. No se ocupen más que de El. No
respiren ni vivan más que para El, y sea El como la
atmósfera de su persona. Dense enteramente a Dios y
un día se dormirán en su Corazón para despertar en el
seno de su gloria”. “Es bien sabido que yo no tenía ni
riquezas, ni el talento ni el encanto exterior, pero yo
os he amado siempre, y yo os he amado con toda la fuerza
de mi corazón”. Y, así y luego de haber gastado vuestra
vida en buena lid, voló vuestra alma al cielo, para recibir
corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe;
¡Oh! Santa María Eufrasia “vivo Amor del Corazón de Cristo”.

 

© 2020 Luis Ernesto Chacón Delgado

_________________________________________


24 de Abril
Santa María Eufrasia Pelletier
Virgen y Fundadora de la Congregación de
Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor


Martirologio Romano: En Anjou, en Francia, santa María de Santa Eufrasia (Rosa Virginia) Pelletier, virgen, que fundó el Instituto de las Hermanas del Buen Pastor, para acoger piadosamente a las mujeres de vida ligera, llamadas Magdalenas (1868).

Etimológicamente: María = Aquella señora bella que nos guía, es de origen hebreo.
Etimológicamente: Rosa = Aquella que es bella y dulce como una rosa, es de origen latino.
Etimológicamente: Eufrasia = Aquella que tiene una existencia gozosa y sin problemas, es de origen griego.

Rosa Virginia Pelletier nació en 1796 en la isla de Noirmoutier, Francia. La futura fundadora quedó muy impactada por la profunda fe de sus padres en medio de la Revolución francesa. Estudiante en Tours, Francia, el corazón compasivo de Rosa Virginia se sensibilizó hacia las jóvenes y mujeres de las que se ocupaban las Hermanas de Nuestra Señora de la Caridad. A los 18 años de edad, Rosa Virginia entró al monasterio cercano al pensionado y recibió el nombre de Hermana María Eufrasia.

La Orden de Nuestra Señora de la Caridad fue fundada en Caen en 1641 por San Juan Eudes para ayudar a las jóvenes y mujeres en dificultad que querían dar otro rumbo a su vida. Cada monasterio era autónomo.

La Hermana María Eufrasia fue nombrada superiora del monasterio de Tours a los 29 años de edad. En 1829, bajo su mandato, respondió a la solicitud de fundar un monasterio en la ciudad de Angers. En 1831, al finalizar su servicio como superiora en Tours, fue a Angers para asumir el mismo cargo en el monasterio fundado en dicha ciudad. En este tiempo, la Hermana María Eufrasia fundó una comunidad contemplativa en ese mismo monasterio. Conocidas hoy como las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor, su misión es la de orar por las personas con quienes las Hermanas Activas ejercen su servicio apostólico y por la salvación de las personas del mundo entero.

Las solicitudes de nuevas fundaciones de otros monasterios de Nuestra Señora de la Caridad seguían llegando a Angers. Al verse incapaz de responder a todas estas demandas con los recursos de un único monasterio, la Hermana María Eufrasia se sintió inspirada a pedir a Roma la fundación de un Generalato que uniera todos los monasterios e hiciera posible el intercambio de personal y de otros recursos. Roma aprobó su petición en enero de 1835. Con la aprobación del Generalato nació la Congregación de Nuestra Señora de la Caridad del Buen Pastor. Todas las comunidades fundadas a partir del monasterio de Angers formaron parte de este nuevo Generalato, así como cualquier otro monasterio de la Orden de Nuestra Señora de la Caridad que quiso unirse.

La Congregación creció enormemente. Sin teléfono, ni fax, ni correo electrónico, sin poder viajar por avión, Hermana María Eufrasia fundó en el transcurso de su vida 110 casas en todos los continentes. 

Murió en Angers, el 24 abril de 1868.
Su legado, su vida y la obra que el Espíritu realizo a través de Ella va más allá de la familia religiosa que fundo, es herencia viva para la Iglesia Universal. Su doctrina, sus sentimientos y su vida confirma esta experiencia de amor que la llevo a fundirse por entero en el Verdadero AMOR. “Conserven los sentimientos religiosos que ahora las animan. Déjenlos en herencia a las generaciones futuras y nuestra Congregación será siempre semejante a un árbol plantado junto a la orilla de las aguas (Sal 122,3), extendiendo por doquier sus ramas cargadas de hojas, flores y frutos”.

Hoy como ayer nos dice: “Vivan felices con su Dios. Ámenlo. No piensen más que en El. No busquen más que El. No se ocupen más que de El. No respiren ni vivan más que para El, y sea El como la atmósfera de su persona. Dense enteramente a Dios y un día se dormirán en su Corazón para despertar en el seno de su gloria” “Es bien sabido que yo no tenía ni riquezas, ni el talento ni el encanto exterior, pero yo os he amado siempre, y yo os he amado con toda la fuerza de mi corazón”.

Fue beatificada en 1933 y canonizada en 1940. Hoy las Hermanas Activas del Buen Pastor y las Hermanas Contemplativas del Buen Pastor sirven en 65 países, abrazando el mundo con su celo por la salvación de todas las personas.
(http://www.es.catholic.net/op/articulos/34977/mara-de-santa-eufrasia-pelletier-santa.html)

23 abril, 2020

San Jorge

 
3 datos que quizás no conocías de San Jorge, patrón de Inglaterra ...
 
¡Oh!, San Jorge, bendito, vos, sois el hijo del Dios
de la Vida, y su amado santo, y aquél que, al dragón
vencisteis, y, luego de éxtasis lleno, a Jesucristo
entre las multitudes aclamasteis, animándolas de corazón
a cristianos ser. Diocleciano, emperador, enterado,
enfureció y mandó que todos adorasen a sus falsarios
dioses, prohibiendo con el Dios de la vida hacerlo.
Y, vos, por negaros, obligado fuisteis a aquella traición,
pero, os negasteis y ratificasteis como seguidor fiel
de Cristo Jesús, Dios y Señor Nuestro. Y, así y todo,
ellos os llevaron en frente de sus falsarias estatuas
albergando que os arrepentiríais, y tan solo ante
vuestra presencia, aquellas cayeron y se despedazaron.
Y, bastó ello y condenado al martirio y la muerte
fuisteis por el infame emperador. Entonces, vuestra
alma, a Dios os encomendasteis, diciendo: “Señor, en
tus manos encomiendo mi alma”. ¿Mataron vuestro cuerpo?
Sí, pero, no, vuestra alma, que, presta, a la Celeste
Patria marchó, para cubriros, con corona de luz, como
premio a vuestro grande amor y entrega de vida y fe;
Patrono Santo de Inglaterra y de los Boys Scouts;
¡Oh!; San Jorge, “vivo agricultor del Dios de la Vida”.

© 2020 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________________

23 de Abril
San Jorge
Mártir (303)

Que Dios nos conceda valor como a San Jorge para luchar contra el dragón infernal y vencerlo y no permitirle que nos esclavice con sus tentaciones. Los que siembran entre pesares, cosechan entre cantares. (S. Biblia Salmos).

Jorge significa: el agricultor.


Biografía
Nacido en Lydda, Palestina, la tierra de Jesús, era hijo de un agricultor muy estimado. Entró al ejército y llegó a ser capitán. Se hizo famoso porque al llegar a una ciudad de Oriente se encontró con que un terrible caimán (o dragón o tiburón) devoraba a mucha gente y nadie se atrevía a acercársele. San Jorge lo atacó valientemente y acabó con tan feroz animal. Y reuniendo a todos los vecinos que estaban llenos de admiración y de emoción, les habló muy hermosamente de Jesucristo y obtuvo que muchos de ellos se hicieran cristianos.

Pero el emperador Diocleciano mandó que todos tenían que adorar ídolos o dioses falsos y prohibió adorar a Jesucristo. El capitán Jorge declaró que él nunca dejaría de adorar a Cristo y que jamás adoraría ídolos. Entonces el emperador declaró pena de muerte contra él. De paso para el sitio del martirio lo llevaron al templo de los ídolos para ver si los adoraba, pero en su presencia varias de esas estatuas cayeron derribadas por el suelo y se despedazaron.

A Jorge lo martirizaron y mientras lo azotaban, él se acordaba de los azotes que le dieron a Jesús, y no abría la boca, y sufría todo por Nuestro Señor sin gritar ni llorar. Muchos al verlo exclamaban: “Es valiente. En verdad que vale la pena ser seguidor de Cristo”. Cuando lo iban a matar decía: “Señor, en tus manos encomiendo mi alma”. El siempre rezaba y Dios siempre lo escuchaba. Al oír la noticia de que ya le iban a cortar la cabeza se puso muy contento, porque él tenía muchos deseos de ir al cielo a estar junto a Nuestro Señor Jesucristo.

San Jorge mártir es el Patrono de Inglaterra y de los Boys Scouts.
Su culto alcanzó gran celebridad desde muy antiguos tiempos en la Iglesia. La Iglesia de Oriente lo llama “El gran mártir”.

En tiempos de Las Cruzadas, el rey Ricardo Corazón de León se convenció en Tierra Santa de que San Jorge tenía un gran poder de intercesión en favor de los que lo invocaban y llevó su devoción a Europa, especialmente a Inglaterra.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Jorge_4_23.htm)

22 abril, 2020

San Lucio rey,

 
Lucio (rey) - Wikipedia, la enciclopedia libre
 
 ¡Oh!; San Lucio rey, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
el primero de los reyes ingleses y su amado santo, y el
que abrazasteis el cristianismo en tiempos de Eleuterio
Papa, gracias a los santos Fugacio y Damián, misioneros
apostólicos, que, la fe de Cristo os hicieron conocer y así,
os convirtieron. Además, fue la causa de vuestra conversión
el milagro de la legión Melitina, toda compuesta de
cristianos y que, a vuestro ejército salvó de morir
de sed, atrayendo sobre vosotros una providencial lluvia,
al mismo tiempo que, sobre vuestros enemigos una granizada
y una tormenta de rayos los derrotó. Lograsteis buenas
relaciones con el romano imperio, a quien, el poder debíais.
Y, así, os dirigisteis a Roma, para conocer la iglesia del Dios
Vivo y eterno. Más tarde, os encontramos en Coira, donde
os retirasteis al monte y en una cueva, que vuestro nombre
lleva, donde vivisteis retirado del mundanal ruido
antes de ofrendar vuestra santa vida con vuestro martirio,
luego de estar preso y ser decapitado en la fortaleza
de Martiola. Desde allí, voló vuestra alma al cielo, para
coronada ser con corona de luz, como justo premio a vuestra
entrega de amor, fe y esperanza. Vuestras reliquias en
Augsburgo se conservan, para plena alegría de quienes
intentamos seguiros desde este peregrino valle de lágrimas;
¡oh!, San Lucio, “viva esperanza de Cristo Vivo y Eterno”.

 
© 2020 Luis Ernesto Chacón Delgado

________________________________________

22 de Abril
San Lucio
Rey

San Lucio es, según una antiquísima tradición, el primero de los reyes de Inglaterra que abrazó el cristianismo, en tiempos del papa Eleuterio (170-185). El martirologio romano y el Liber Pontificalis concuerdan en ello y designan a los santos Fugacio y Damián como los misioneros apostólicos que llevaron la fe de Cristo a Inglaterra y convirtieron a Lucio. La versión histórica nos dice que Lucio era el jefe militar de uno de los pequeños Estados en que estaba dividida entonces Gran Bretaña.

La tradición señala como causa de su conversión, el milagro de la legión fulminante, la misma que relata que la legión Melitina, en tiempo de Marco Aurelio, compuesta toda ella de cristianos, en su expedición contra los sármatas salvó al ejército de morir de sed, atrayendo sobre ellos una lluvia providencial, al tiempo que caía sobre los enemigos una granizada y una tormenta de rayos que los derrotó.

Aprovechando Lucio las relaciones políticas con el imperio romano, al que debía su familia el poder, se dirigió a Roma para conocer la floreciente iglesia cristiana de la capital. Vuelve la tradición a completar su vida,situándolo en Coira (Suiza), donde hay un monte y una cueva dedicados a su nombre porque se cree que allí vivió retirado algún tiempo. Su vida terminó con el martirio: fue preso y decapitado en la fortaleza de Martiola. Sus reliquias se conservan en Augsburgo.

(http://www.elalmanaque.com/santoral/abril/22-4-lucio.htm)

21 abril, 2020

San Anselmo

 
Oración a San Anselmo - ACI Prensa
 
¡Oh!, San Anselmo; vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado Obispo, doctor de la Iglesia y santo. Aunque
vuestra vida, entre dos mundos transcurrió, más pudo
el disipado, pero, éste, duró sólo por un tiempo, ya que,
el Espíritu Santo, obró en vos, y os premió con el talento
de ser la “pluma de oro”. Y, así, de vuestro ser surgieron
“El Monologio”, sobre la fe; y, el “Prosologio”, a cerca
de la inteligencia, dos grandes escritos en favor de Aquél
que todo lo ve y juzga. Profesor eminente, elocuente
predicador y reformador de la vida monástica, y, sobre todo,
gran teólogo. Vuestras obras filosóficas y meditaciones
sobre la Redención, provinieron del vivo impulso de vuestro
corazón y de vuestra inteligencia. Por ello, os llamaron
sin duda “padre de la Escolástica”, porque os asemejabais
mucho a San Agustín. Más tarde, os elevaron a la dignidad
de arzobispo primado de Inglaterra, y allí, con la humildad
que os caracterizaba, luchasteis contra la hostilidad
de Guillermo “el Rojo” y Enrique I, convirtiéndose en dos
destierros. En medio de todo, reclamasteis vuestros
derechos en Roma, pero, también, para que, disminuyesen
las sanciones contra vuestros adversarios, desarmando así,
la maldad de vuestros opositores. De María Santísima fiel
devoto y de viva perfección del amor de Dios, hoy, no sólo
os recordamos por vuestra prolífica obra, sino, por vuestras
palabras al final de vuestra santa vida: “Allí donde están
los verdaderos goces celestiales, allí deben estar siempre
los deseos de vuestro corazón”. “Haz, te lo ruego, Señor,
que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”.
Y, así, a su tiempo, entregasteis vuestra alma, a quien
os la dio: ¡Dios!, para vivir en la eternidad, como premio
justo a vuestra entrega increíble de amor y, fe. ¡Aleluya!
¡oh!, San Anselmo, “vivo amor, y perfección de Jesucristo”.


© 2020 Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________

21 de Abril
San Anselmo
Obispo y Doctor de la Iglesia

Martirologio Romano: San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia, que, nacido en Aosta, fue monje y abad del monasterio de Bec, en Nomandía, enseñando a los hermanos a caminar por la vía de la perfección y a buscar a Dios por la comprensión de la fe. Promovido a la insigne sede de Canterbury, en Inglaterra, trabajó denodadamente por la libertad de la Iglesia, sufriendo por ello dificultades y destierros (1109).

Etimológicamente: Anselmo=Aquel que tiene la protección divina, es de origen germánico.

San Anselmo nació en Aosta (Italia) en 1033 de noble familia. Desde muy niño se sintió inclinado hacia la vida contemplativa. Pero su padre, Gandulfo, se opuso: no podía ver a su primogénito hecho un monje; anhelaba que siguiera sus huellas. A causa de esto, Anselmo sufrió tanto que se enfermó gravemente, pero el padre no se conmovió. Al recuperar la salud, el joven pareció consentir al deseo paterno. Se adaptó a la vida mundana, y hasta pareció bien dispuesto a las fáciles ocasiones de placeres que le proporcionaba su rango; pero en su corazón seguía intacta la antigua llamada de Dios.
En efecto, pronto abandonó la casa paterna, pasó a Francia y luego a Bec, en Normandía, en cuya famosa abadía enseñaba el célebre maestro de teología, el monje Lanfranco.

Anselmo se dedicó de lleno al estudio, siguiendo fielmente las huellas del maestro, de quien fue sucesor como abad, siendo aún muy joven. Se convirtió entonces en un eminente profesor, elocuente predicador y gran reformador de la vida monástica. Sobre todo llegó a ser un gran teólogo.

Su austeridad ascética le suscitó fuertes oposiciones, pero su amabilidad terminaba ganándose el amor y la estima hasta de los menos entusiastas. Era un genio metafísico que, con corazón e inteligencia, se acercó a los más profundos misterios cristianos: “Haz, te lo ruego, Señor—escribía—, que yo sienta con el corazón lo que toco con la inteligencia”.

Sus dos obras más conocidas son el Monologio, o modo de meditar sobre las razones de la fe, y el Proslogio, o la fe que busca la inteligencia. Es necesario, decía él, impregnar cada vez más nuestra fe de inteligencia, en espera de la visión beatífica. Sus obras filosóficas, como sus meditaciones sobre la Redención, provienen del vivo impulso del corazón y de la inteligencia. En esto, el padre de la Escolástica se asemejaba mucho a San Agustín.

Fue elevado a la dignidad de arzobispo primado de Inglaterra, con sede en Canterbury, y allí el humilde monje de Bec tuvo que luchar contra la hostilidad de Guillermo el Rojo y Enrique I. Los contrastes, al principio velados, se convirtieron en abierta lucha más tarde, a tal punto que sufrió dos destierros.

Fue a Roma no sólo para pedir que se reconocieran sus derechos, sino también para pedir que se mitigaran las sanciones decretadas contra sus adversarios, alejando así el peligro de un cisma. Esta muestra de virtud suya terminó desarmando a sus opositores. Murió en Canterbury el 21 de abril de 1109. En 1720 el Papa Clemente XI lo declaró doctor de la Iglesia.

(http://es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=706)