30 noviembre, 2022

San Andrés Apóstol, "El Primero en ser llamado"

 

 

¡Oh!, San Andrés, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su Apóstol y amado santo. Además de ser el primero
en encontrar a Jesús y convertiros en su primer discípulo
junto con San Juan, “el evangelista”, y ambos de Juan
“el Bautista”, discípulos. Éste, viendo a Jesús pasar dijo:
“He ahí el Cordero de Dios”. Y, vos, os emocionasteis y con Él,
marchasteis sin dudarlo. Mas tarde a Simón vuestro hermano,
os lo dijisteis: “Hemos encontrado al Salvador del mundo”.
Y, también él, se fue con Jesús. Vos, sois el propiciador
del “milagro de los cinco panes”, los milagros de Jesús
visteis y sus sermones escuchasteis. El Espíritu Santo
en Pentecostés os cubrió hecho lenguas de fuego. A vos,
también os consultó el apóstol San Juan, para escribir
el Evangelio Cuarto, pues dudaba el hacerlo, diciéndole:
“Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.
Predicasteis la Buena Nueva por las ciudades, los campos
y los montes de vuestro tiempo con valentía, milagros
y prodigios obrando, hasta agotaros y entregar vuestra santa
vida, en una muerte y también “muerte” pero en forma de “equis”.
“Yo te venero ¡oh! Cruz Santa que me recuerdas la Cruz donde
murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él
en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en
tus brazos me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.
Fueron vuestras palabras cuando visteis la cruz de vuestro
martirio. Y, así, voló vuestra alma al cielo, para coronada
ser con corona de luz, como justo premio a vuestra entrega
sublime de amor, donde el mismo Cristo, os coronó de gloria;
¡Oh!, San Andrés, “vivo martirio de cruz “equis”, y de Amor por Cristo”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
______________________________________

30 de Noviembre
San Andrés Apóstol
Siglo I

« Dichoso tú, querido apóstol Andrés, que tuviste la suerte de ser el primero de los apóstoles en encontrar a Jesús. Pídele a Él que nosotros le seamos totalmente fieles en todo, hasta la muerte. »

San Andrés (cuyo nombre significa “varonil”) nació en Betsaida, población de Galilea, situada a orillas del lago Genesaret. Era hijo del pescador Jonás y hermano de Simón Pedro. La familia tenía una casa en Cafarnaum, y en ella se hospedaba Jesús cuando predicaba en esta ciudad.

Andrés tiene el honor de haber sido el primer discípulo que tuvo Jesús, junto con San Juan el evangelista. Los dos eran discípulos de Juan Bautista, y este al ver pasar a Jesús (cuando volvía el desierto después de su ayuno y sus tentaciones) exclamó: “He ahí el cordero de Dios”. Andrés se emocionó al oír semejante elogio y se fue detrás de Jesús (junto con Juan Evangelista), Jesús se volvió y les dijo: “¿Qué buscan?”. Ellos le dijeron: “Señor: ¿dónde vives?”. Jesús les respondió: “Vengan y verán”. Y se fueron y pasaron con Él aquella tarde. Nunca jamás podría olvidar después Andrés el momento y la hora y el sitio donde estaban cuando Jesús les dijo: “Vengan y verán”. Esa llamada cambió su vida para siempre.

Andrés se fue luego donde su hermano Simón y le dijo: “Hemos encontrado al Salvador del mundo” y lo llevó a donde Jesús. Así le consiguió a Cristo un formidable amigo, el gran San Pedro.

Al principio Andrés y Simón no iban con Jesús continuamente sino que acudían a escucharle siempre que podían, y luego regresaban a sus labores de pesca. Pero cuando el Salvador volvió a Galilea, encontró a Andrés y a Simón remendando sus redes y les dijo: “Vengan y me siguen”, y ellos dejando a sus familias y a sus negocios y a sus redes, se fueron definitivamente con Jesús. Después de la pesca milagrosa, Cristo les dijo: “De ahora en adelante serán pescadores de almas”.

El día del milagro de la multiplicación de los panes, fue Andrés el que llevó a Jesús el muchacho que tenía los cinco panes. Andrés presenció la mayoría de los milagros que hizo Jesús y escuchó, uno por uno, sus maravillosos sermones. Vivió junto a Él por tres años.

En el día de Pentecostés, Andrés recibió junto con la Virgen María y los demás Apóstoles, al Espíritu Santo en forma de lenguas de fuego, y en adelante se dedicó a predicar el evangelio con gran valentía y obrando milagros y prodigios.

Un escrito que data del siglo III, el “Fragmento de Muratori” dice: “Al apóstol San Juan le aconsejaban que escribiera el Cuarto Evangelio. Él dudaba, pero le consultó al apóstol San Andrés, el cual le dijo: ‘Debe escribirlo. Y que los hermanos revisen lo que escriba”.

Una tradición muy antigua cuenta que el apóstol Andrés fue crucificado en Patrás, capital de la provincia de Acaya, en Grecia. Que lo amarraron a una cruz en forma de X y que allí estuvo padeciendo durante tres días, los cuales aprovechó para predicar e instruir en la religión a todos los que se le acercaban. Dicen que cuando vio que le llevaban la cruz para martirizarlo, exclamó: “Yo te venero oh cruz santa que me recuerdas la cruz donde murió mi Divino Maestro. Mucho había deseado imitarlo a Él en este martirio. Dichosa hora en que tú al recibirme en tus brazos, me llevarán junto a mi Maestro en el cielo”.

La tradición coloca su martirio en el 30 de noviembre del año 63, bajo el imperio cruel de Nerón.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Andrés_Apostol.htm)

29 noviembre, 2022

San Gregorio Taumaturgo

 SAN GREGORIO, Taumaturgo

 

¡Oh! San Gregorio Taumaturgo, vos sois el hijo del Dios de la Vida
y su amamdo santo y con razón, «El Taumaturgo» llamado,
porque vuestra fe os llevó a confiar en Aquél que todo
lo ve y juzga, y que, nada os era imposible de conseguir
y en cada gente de vuestro tiempo dejasteis cautivada
la imagen del Dios de la vida y la del Redentor Divino;
que os dio en vida, la gracia de ser escuchado en vuestras
peticiones, y hacer que los corazones duros, reblandeciesen
milagrosamente ante el altar del Dios Trino y eterno.
Vos, os propusiteis hacer que la religión fuera agradable
para la gente y así en las vísperas de las grandes fiestas
organizasteis festivales populares donde todo el mundo
estaba alegre y sin ofender a Dios. Esto os atrajo la
simpatía de la ciudad. Fascinado por la personalidad de
Orígenes, vos, renunciasteis a la abogacía y os consagrasteis
a los estudios religiosos. Más tarde diríais: «Cuando
estábamos estudiando nuestro maestro Orígenes era para
nosotros como un ángel de la guarda. Siempre cuidaba de
nuestra alma con un interés increíble. Parecía que cuando
íbamos a sus clases el ángel guardián no tenía nada que hacer
porque el maestro Orígenes lo reemplazaba cuidando amorosamente
el alma de cada uno de nosotros. Nos guiaba por el camino
de la virtud no sólo con sus luminosas palabras sino con los
admirables ejemplos de su buen comportamiento». Las gentes
os invocaban cuando habían inundaciones y terremotos, y es que
vos, con vuestras oraciones lograsteis detener inundaciones
que amenazaban acabar con todo. En vuestra vida vos, cumplisteis
aquello que decía Jesús: «Según sea tu fe, así serán las cosas
que te sucederán». Quiera Dios bendito y adorado darnos también
a cada uno de nosotros una gran fe que mueva montañas en medio
de las dificultades. Las gentes os invocaban cuando habían
inundaciones y terremotos, y es que vos, con vuestras oraciones
lograsteis detener inundaciones que amenazaban acabar con todo.
En vuestra vida vos, cumplisteis aquello que decía Jesús: «Según
sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán». Quiera Dios
bendito y adorado darnos también a cada uno de nosotros
una gran fe que mueva montañas en medios de las dificultades.
Poco antes de morir, dijisteis: «¿Cuántos infieles quedan aún
en la ciudad sin convertirse al cristianismo?» y os respondieron:
«Quedan diecisiete», y vos exclamasteis gozoso: «Gracias Señor:
ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando
yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino diecisiete
cristianos, y ahora no hay sino diecisiete paganos». Y, luego
pedisteis que os enterraran en el cementerio de los pobres
porque vos queríais estar también junto a ellos hasta después
de muerto. Y, así, voló vuestra alma al cielo para coronada
ser con corona de luz, como premio a vuestra entrega de amor;
¡Oh!, San Gregorio «viva luz del Dios de la Vida y del Amor».

 
© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


29 de Noviembre

San Gregorio
Taumaturgo
 Año 268

Señor: Aumenta nuestra fe.

Se llama «taumaturgo» al que hace muchos milagros. A este santo le pusieron ese nombre porque según decía la gente, desde tiempos de Moisés, no se había visto a un simple hombre conseguir tantos milagros como los que obtuvo él. Nació Gregorio cerca del Mar Negro, de una familia pagana. Sus padres que eran de familia noble lo encauzaron hacia los estudios de las leyes. Cuando era joven tuvo que viajar a Cesarea, en Palestina, a acompañar a una hermana, y allá conoció al sabio más grande de su tiempo que era Orígenes, el cual había puesto una escuela de teología en esa ciudad. Desde el primer encuentro el sabio Orígenes se dio cuenta de que Gregorio poseía unas cualidades excepcionales para el estudio y lo recibió en su famosa escuela.

Lo dedicó enseguida a que leyera todo lo que los antiguos autores habían escrito acerca de Dios y el joven se fue dando cuenta de que lo verdaderamente admirable y cierto acerca de Dios es lo que dice la S. Biblia, y se convirtió al cristianismo y se hizo bautizar.

Fascinado por la personalidad de Orígenes, el joven Gregorio renunció a su antiguo plan de dedicarse a la abogacía y se consagró totalmente a los estudios religiosos. Más tarde dirá: «Cuando estábamos estudiando nuestro maestro Orígenes era para nosotros como un ángel de la guarda. Siempre cuidaba de nuestra alma con un interés increíble. Parecía que cuando íbamos a sus clases el ángel guardián no tenía nada que hacer porque el maestro Orígenes lo reemplazaba cuidando amorosamente el alma de cada uno de nosotros. Nos guiaba por el camino de la virtud no sólo con sus luminosas palabras sino con los admirables ejemplos de su buen comportamiento» (¡Quisiera Dios que los alumnos de hoy pudieran decir lo mismo de sus maestros!)

El año 238 cuando ya Gregorio terminó sus estudios hizo un hermoso discurso de despedida a su gran profesor, alabando los métodos que Orígenes tenía para educar. En este discurso, que aún se conserva, se señalan ciertos datos de importancia para conocer como aquel sabio se preocupaba no sólo de que sus alumnos fueran muy instruidos sino también de que fueran sumamente virtuosos.

Al llegar a su patria, a su ciudad Neocesarea del Ponto, fue nombrado obispo, y empezó entonces una cadena incontable de milagros. San Gregorio de Nisa al hacer el discurso fúnebre de nuestro santo, narra unos cuantos como por ej. El poder tan extraordinario que tenía de expulsar los malos espíritus. En cierta ocasión dos familias se peleaban a muerte por un nacedero de agua. Viendo que la pelea no acababa nunca, el santo le envió una bendición al nacedero y este se secó y ya no hubo más peleas.

La casa del obispo Gregorio estaba siempre llena de gente aguardando en su puerta para que les diera la bendición. Él los instruía en la religión y luego les obtenía de Dios su curación. Y así con su predicación y sus milagros logró aumentar enormemente el número de cristianos en aquella ciudad.

San Gregorio Taumaturgo necesitaba construir un nuevo templo porque el número de creyentes había aumentado mucho, pero no tenía como terreno sino un cerro abrupto. Y un día dijo: «Vamos a ver si es cierto lo que Jesús dijo: «si tenéis fe, podréis decir a un monte: ¡quítate de ahí! – y este obedecerá». Y se puso a rezar con mucha fe, y sobrevino un terremoto y el cerro se derrumbó quedando allí una buena explanada para construir el templo.

San Gregorio de Nisa y San Basilio comentaban cómo su abuela Santa Macrina, que había conocido a este santo les narraba que la vida de Gregorio era como un retrato de lo que el evangelio dice que debe ser la vida de un buen amigo de Dios; que nadie veía en él jamás un estallido de cólera; que siempre sus respuestas eran sencillas: «si, si» o «no, no», como lo manda el evangelio. Que su piedad era tan admirable que al rezar parecía estar viendo al invisible».

Al estallar la persecución de Decio en 250, San Gregorio aconsejó a los cristianos que se escondieran para que no tuvieran peligro de renegar de su fe cristiana por temor a los tormentos. Y él mismo ser retiró a un bosque, acompañado de un antiguo sacerdote pagano, al cual él había convertido al cristianismo. Y sucedió que un infante fue y avisó a la policía dónde estaban escondidos los dos. Y llegó un numeroso grupo de policías y por más que requisaron todo el bosque no lo lograron encontrar. Cuando la policía se fue, llegó el informante y al verlos allí y darse cuenta de que por milagro no los habían logrado ver los policías, se convirtió el también al cristianismo.

San Gregorio se propuso hacer que la religión fuera muy agradable para la gente y así en las vísperas de las grandes fiestas organizaba resonantes festivales populares donde todo el mundo estaba contento y alegre sin ofender a Dios. Esto le atrajo la simpatía de la ciudad. Se ha hecho célebre en la historia de la Iglesia la frase que dijo este gran santo poco antes de morir. Preguntó: «¿Cuántos infieles quedan aún en la ciudad sin convertirse al cristianismo?» Le respondieron: «Quedan diecisiete», y él exclamó gozoso: «Gracias Señor: ese era el número de cristianos que había en esta ciudad cuando yo llegué a misionar aquí. En ese tiempo no había sino 17 cristianos, y ahora no hay sino 17 paganos».

Poco antes de morir pidió que lo enterraran en el cementerio de los pobres porque él quería estar también junto a ellos hasta después de muerto. Las gentes lo invocaban después cuando había inundaciones y terremotos, y es que él con sus oraciones logró detener terribles inundaciones que amenazaban acabar con todo.

En verdad que en la vida de San Gregorio Taumaturgo sí que se cumplió aquello que decía Jesús: «Según sea tu fe, así serán las cosas que te sucederán». Quiera Dios bendito y adorado darnos también a cada uno de nosotros una gran fe que mueva montañas de dificultades. Amen. 

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Gregorio.htm)

28 noviembre, 2022

Santa Catalina Labouré, Vidente de la Medalla Milagrosa

 

 

 

¡Oh!, Santa Catalina Labouré, vos, sois la hija del Dios de la Vida,
su amada santa y a quien la Virgen María, os encargó que hicieseis
la “Medalla Milagrosa”. Huérfana de madre, os encomendasteis a Ella
para que os sirviera de “madre”, y Ella, os trajo a su regazo materno.
Las tareas de casa os impidieron leer y escribir y, pedisteis
a vuestro padre que os permitiera iros de religiosa a un convento
pero él, no os lo permitió. Entonces, vos, pedisteis a Nuestro
Señor, que os concediera vuestras súplicas: ¡Ser religiosa! Y, una
noche en sueños visteis a un anciano sacerdote que os decía: “Un
día me ayudarás a cuidar a los enfermos”. Y, por fin, a los veinte
y cuatro años, vuestro padre, os dejó visitar a vuestra hermana
religiosa, y en la sala del convento visteis allí el retrato el
retrato de San Vicente de Paúl y os disteis cuenta de que ese era
el “anciano” que habíais visto en sueños, y desde ese día fuisteis
“hermana vicentina” y os aceptaron en la comunidad. Allí tuvisteis una
serie de apariciones: En la primera, una noche en vuestro dormitorio,
un niño hermoso, os invitó a ir a la capilla, y os llevó ante
la imagen de la Virgen María, y os comunicó cosas que sucederían
en la Iglesia Católica, recomendándoos que el mes de Mayo, fuera
celebrado con mayor fervor en Su Honor. En la segunda, estando
en la capilla, visteis que María, se os aparecía resplandeciente
y derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra
y os encomendó que hicierais una imagen de Ella, tal y como
se os había aparecido, en una medalla que tuviera por un lado sus
iniciales y una cruz, con esta frase: “Oh María, sin pecado concebida,
ruega por nosotros que recurrimos a Ti”, con promesas de ayuda
para quienes la llevasen y rezaren esa oración. Vos, contasteis
a vuestro confesor lo sucedido, pero él no os creyó, pero, sabiendo
de que erais muy santa, se fue donde el Arzobispo, quien autorizó
que se hicieran las medallas, y entonces, empezaron los milagros,
y favores, y todo el mundo comenzó a pedir y usar la medalla, como
el emperador de Francia y sus empleados. Vos, le preguntasteis
a María, por los rayos luminosos que salen de sus manos y el por qué
algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Y, Ella os
dijo: “Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos
favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se
quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden”. Y añadió:
“Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se
piden”. Vos, después de las apariciones de María, vivisteis el resto
de vuestros días, como una “cenicienta” desconocida de todos. El
Padre Aladel, publicó un librito narrando lo que la Santísima Virgen
había venido a decir y prometer, pero, sin revelar el nombre
de la “monjita” que había recibido estos mensajes, porque vos,
le habíais hecho prometer que no diríais a quién se le había
aparecido. Y, vos, seguíais en el convento barriendo, lavando,
cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde
e ignorada de todas las hermanitas, recibiendo a diario, maltratos
y humillaciones. Ocho meses antes de vuestra muerte, y fallecido
vuestro confesor, vos, le contasteis a vuestra nueva superiora
todas las apariciones, y así, se supo quién era la afortunada que
había visto y oído a la Virgen. Cuando voló vuestra alma al cielo,
todo el pueblo se volcó a vuestros funerales. Y, hoy, estáis toda
coronada de luz, como premio a vuestra entrega de amor y fe. Pío
Doce, Papa, os declaró santa y con ello, confirmó, lo que vos,
contasteis sobre la Santísima Virgen María, Santa Madre de Dios;
¡Oh!, Santa Catalina Labouré, “viva Luz amorosa de María Santísmima”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
____________________________________

28 de Noviembre
Santa Catalina Labouré
Religiosa
Año 1876

“Oh María sin pecado concebida: Ruega por nosotros que recurrimos a Ti”.

Esta fue la santa que tuvo el honor de que la Sma. Virgen se le apareciera para recomendarle que hiciera la Medalla Milagrosa.

Nació en Francia, de una familia campesina, en 1806. Al quedar huérfana de madre a los 8 años le encomendó a la Sma. Virgen que le sirviera de madre, y la Madre de Dios le aceptó su petición. Como su hermana mayor se fue de monja vicentina, Catalina tuvo que quedarse al frente de los trabajos de la cocina y del lavadero en la casa de su padre, y por esto no pudo aprender a leer ni a escribir.

A los 14 años pidió a su papá que le permitiera irse de religiosa a un convento pero él, que la necesitaba para atender los muchos oficios de la casa, no se lo permitió. Ella le pedía a Nuestro Señor que le concediera lo que tanto deseaba: ser religiosa. Y una noche vio en sueños a un anciano sacerdote que le decía: “Un día me ayudarás a cuidar a los enfermos”. La imagen de ese sacerdote se le quedó grabada para siempre en la memoria.

Al fin, a los 24 años, logró que su padre la dejara ir a visitar a la hermana religiosa, y al llegar a la sala del convento vio allí el retrato de San Vicente de Paúl y se dió cuenta de que ese era el sacerdote que había visto en sueños y que la había invitado a ayudarle a cuidar enfermos. Desde ese día se propuso ser hermana vicentina, y tanto insistió que al fin fue aceptada en la comunidad.

Siendo Catalina una joven monjita, tuvo unas apariciones que la han hecho célebre en toda la Iglesia. En la primera, una noche estando en el dormitorio sintió que un hermoso niño la invitaba a ir a la capilla. Lo siguió hasta allá y él la llevó ante la imagen de la Virgen Santísima. Nuestra Señora le comunicó esa noche varias cosas futuras que iban a suceder en la Iglesia Católica y le recomendó que el mes de Mayo fuera celebrado con mayor fervor en honor de la Madre de Dios. Catalina creyó siempre que el niño que la había guiado era su ángel de la guarda.

Pero la aparición más famosa fue la del 27 de noviembre de 1830. Estando por la noche en la capilla, de pronto vio que la Sma. Virgen se le aparecía totalmente resplandeciente, derramando de sus manos hermosos rayos de luz hacia la tierra. Y le encomendó que hiciera una imagen de Nuestra Señora así como se le había aparecido y que mandara hacer una medalla que tuviera por un lado las iniciales de la Virgen MA, y una cruz, con esta frase “Oh María, sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”. Y le prometió ayudas muy especiales para quienes lleven esta medalla y recen esa oración.

Catalina le contó a su confesor esta aparición, pero él no le creyó. Sin embargo el sacerdote empezó a darse cuenta de que esta monjita era sumamente santa, y se fue donde el Sr. Arzobispo a consultarle el caso. El Sr. Arzobispo le dio permiso para que hicieran las medallas, y entonces empezaron los milagros.

Las gentes empezaron a darse cuenta de que los que llevaban la medalla con devoción y rezaban la oración “Oh María sin pecado concebida, ruega por nosotros que recurrimos a Ti”, conseguían favores formidables, y todo el mundo comenzó a pedir la medalla y a llevarla. Hasta el emperador de Francia la llevaba y sus altos empleados también.

En París había un masón muy alejado de la religión. La hija de este hombre obtuvo que él aceptara colocarse al cuello la Medalla de la Virgen Milagrosa, y al poco tiempo el masón pidió que lo visitara un sacerdote, renunció a sus errores masónicos y terminó sus días como creyente católico.

Catalina le preguntó a la Sma. Virgen por qué de los rayos luminosos que salen de sus manos, algunos quedan como cortados y no caen en la tierra. Ella le respondió: “Esos rayos que no caen a la tierra representan los muchos favores y gracias que yo quisiera conceder a las personas, pero se quedan sin ser concedidos porque las gentes no los piden”. Y añadió: “Muchas gracias y ayudas celestiales no se obtienen porque no se piden”.

Después de las apariciones de la Sma. Virgen, la joven Catalina vivió el resto de sus años como una cenicienta escondida y desconocida de todos. Muchísimas personas fueron informadas de las apariciones y mensajes que la Virgen Milagrosa hizo en 1830. Ya en 1836 se habían repartido más de 130,000 medallas. El Padre Aladel, confesor de la santa, publicó un librito narrando lo que la Virgen Santísima había venido a decir y prometer, pero sin revelar el nombre de la monjita que había recibido estos mensajes, porque ella le había hecho prometer que no diría a quién se le había aparecido. Y así mientras esta devoción se propagaba por todas partes, Catalina seguía en el convento barriendo, lavando, cuidando las gallinas y haciendo de enfermera, como la más humilde e ignorada de todas las hermanitas, y recibiendo frecuentemente maltratos y humillaciones.

En 1842 sucedió un caso que hizo mucho más popular la Medalla Milagrosa y sucedió de la siguiente manera: el rico judío Ratisbona, fue hospedado muy amablemente por una familia católica en Roma, la cual como único pago de sus muchas atenciones, le pidió que llevara por un tiempo al cuello la medalla de la Virgen Milagrosa. Él aceptó esto como un detalle de cariño hacia sus amigos, y se fue a visitar como turista el templo, y allí de pronto frente a un altar de Nuestra Señora vio que se le aparecía la Virgen Santísima y le sonreía. Con esto le bastó para convertirse al catolicismo y dedicar todo el resto de su vida a propagar la religión católica y la devoción a la Madre de Dios. Esta admirable conversión fue conocida y admirada en todo el mundo y contribuyó a que miles y miles de personas empezaran a llevar también la Medalla de Nuestra Señora (lo que consigue favores de Dios no es la medalla, que es un metal muerto, sino nuestra fe y la demostración de cariño que le hacemos a la Virgen Santa, llevando su sagrada imagen).

Desde 1830, fecha de las apariciones, hasta 1876, fecha de su muerte, Catalina estuvo en el convento sin que nadie se le ocurriera que ella era a la que se le había aparecido la Virgen María para recomendarle la Medalla Milagrosa. En los últimos años obtuvo que se pusiera una imagen de la Virgen Milagrosa en el sitio donde se le había aparecido (y al verla, aunque es una imagen hermosa, ella exclamó: “Oh, la Virgencita es muchísimo más hermosa que esta imagen”).

Al fin, ocho meses antes de su muerte, fallecido ya su antiguo confesor, Catalina le contó a su nueva superiora todas las apariciones con todo detalle y se supo quién era la afortunada que había visto y oído a la Virgen. Por eso cuando ella murió, todo el pueblo se volcó a sus funerales (quien se humilla será enaltecido).

Poco tiempo después de la muerte de Catalina, fue llevado un niño de 11 años, inválido de nacimiento, y al acercarlo al sepulcro de la santa, quedó instantáneamente curado. En 1947 el santo Padre Pío XII declaró santa a Catalina Labouré, y con esa declaración quedó también confirmado que lo que ella contó acerca de las apariciones de la Virgen sí era Verdad.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Catalina_Labouré.htm)

27 noviembre, 2022

Domingo I (A) de Adviento

 

Texto del Evangelio (Mt 24, 37-44):En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre. Porque como en los días que precedieron al diluvio, comían, bebían, tomaban mujer o marido, hasta el día en que entró Noé en el arca, y no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos, así será también la venida del Hijo del hombre. Entonces, estarán dos en el campo: uno es tomado, el otro dejado; dos mujeres moliendo en el molino: una es tomada, la otra dejada.

»Velad, pues, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor. Entendedlo bien: si el dueño de casa supiese a qué hora de la noche iba a venir el ladrón, estaría en vela y no permitiría que le horadasen su casa. Por eso, también vosotros estad preparados, porque en el momento que no penséis, vendrá el Hijo del hombre».

____________________________

«Velad (…) porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor» Mons. José Ignacio ALEMANY Grau, Obispo Emérito de Chachapoyas (Chachapoyas, Perú)

Hoy, «como en los días de Noé», la gente come, bebe, toma marido o mujer con el agravante de que el hombre toma hombre, y la mujer, mujer (cf. Mt 24,37-38). Pero hay también, como entonces el patriarca Noé, santos en la misma oficina y en el mismo escritorio que los otros. Uno de ellos será tomado y el otro dejado porque vendrá el Justo Juez.

Se impone vigilar porque «sólo quien está despierto no será tomado por sorpresa» (Benedicto XVI). Debemos estar preparados con el amor encendido en el corazón, como la antorcha de las vírgenes prudentes. Se trata precisamente de eso: llegará el momento en que se oirá: «¡Ya está aquí el esposo!» (Mt 25,6), ¡Jesucristo!

Su llegada es siempre motivo de gozo para quien lleva la antorcha prendida en el corazón. Su venida es algo así como la del padre de familia que vive en un país lejano y escribe a los suyos: —Cuando menos lo esperen, les caigo. Desde aquel día todo es alegría en el hogar: ¡Papá viene! Nuestro modelo, los Santos, vivieron así, “en la espera del Señor”.

El Adviento es para aprender a esperar con paz y con amor, al Señor que viene. Nada de la desesperación o impaciencia que caracteriza al hombre de este tiempo. San Agustín da una buena receta para esperar: «Como sea tu vida, así será tu muerte». Si esperamos con amor, Dios colmará nuestro corazón y nuestra esperanza.

Vigilen porque no saben qué día vendrá el Señor (cf. Mt 24,42). Casa limpia, corazón puro, pensamientos y afectos al estilo de Jesús. Benedicto XVI explica: «Vigilar significa seguir al Señor, elegir lo que Cristo eligió, amar lo que Él amó, conformar la propia vida a la suya». Entonces vendrá el Hijo del hombre… y el Padre nos acogerá entre sus brazos por parecernos a su Hijo.

____________________________

«En los días que precedieron al diluvio, comían, bebían (…). Velad, pues, (…) también vosotros estad preparados» Rev. D. Antoni CAROL i Hostench (Sant Cugat del Vallès, Barcelona, España)

Hoy, en este domingo, comenzando el tiempo de Adviento, inauguramos a la vez un nuevo año litúrgico. Esta circunstancia la podemos tomar como una invitación a renovarnos en algún aspecto de nuestra vida (espiritual, familiar, etc.).

De hecho, necesitamos vivir la vida, día a día, mes a mes, con un ritmo y una ilusión renovados. Así alejamos el peligro de la rutina y del tedio. Este sentido de renovación permanente es la mejor manera de estar alerta. Sí, ¡hay que estar alerta!: es uno de los mensajes que el Señor nos transmite a través de las palabras del Evangelio de hoy.

Hay que estar alerta, en primer lugar, porque el sentido de la vida terrenal es el de una preparación para la vida eterna. Este tiempo de preparación es un don y una gracia de Dios: Él no quiere imponernos su amor ni el cielo; nos quiere libres (que es el único modo de amar). Preparación que no sabemos cuándo acabará: «Anunciamos el advenimiento de Cristo, y no solamente uno, sino también otro, el segundo (…), porque este mundo de ahora terminará» (San Cirilo de Jerusalén). Hay que esforzarse por mantener la actitud de renovación y de ilusión.

En segundo lugar, conviene estar alerta porque la rutina y el acomodamiento son incompatibles con el amor. En el Evangelio de hoy el Señor recuerda cómo en tiempos de Noé «comían, bebían» y «no se dieron cuenta hasta que vino el diluvio y los arrastró a todos» (Mt 24,38-39). Estaban “entretenidos” y —ya hemos dicho— que nuestro paso por la tierra ha de ser un tiempo de “noviazgo” para la maduración de nuestra libertad: el don que nos ha sido otorgado no para librarnos de los demás, sino para darnos a los demás.

«Como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del hombre» (Mt 24,37). La venida de Dios es el gran acontecimiento. Dispongámonos a acogerlo con devoción: «¡Ven Señor Jesús».

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Como sea tu vida, así será tu muerte» (San Agustín)
  • «“¡Velad!”. Es una exhortación saludable, que nos recuerda que la vida no tiene sólo la dimensión terrena, sino que está proyectada hacia un “más allá”, como una plantita que germina de la tierra y se abre hacia el cielo» (Benedicto XVI)
  • «La Iglesia, especialmente durante los tiempos de Adviento, Cuaresma y sobre todo en la noche de Pascua, relee y revive todos estos acontecimientos de la historia de la salvación en el “hoy” de su Liturgia» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.095)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-11-27)

26 noviembre, 2022

San Leonardo de Puerto Mauricio, Predicador

 EL SANTO DEL DÍA 👼🏻 | San Leonardo de Porto Mauricio - YouTube

 

Oh!, San Leonardo de Porto Mauricio; vos, sois el hijo
del Dios de la vida, y su amado santo y, el Franciscano
hermano aquél, que, a imitación del Divino Maestro, y de
San Francisco, vuestro hermano mayor; os entregasteis
a la maravillosa obra del predicar: la contemplación,
de la oración, la penitencia, el retiro, el silencio,
y la asistencia espiritual; como caminos para la patria
celeste alcanzar, guiando a la gentes de vuestro tiempo
a través de la ruta del Amor, la luz y de la esperanza.
Vos escribisteis: “En cada parroquia encontramos divisiones,
odios, riñas, pleitos y peleas. Pero al final de la misión
hacen las paces. Como llevan tres años en guerra, en estos
años el pueblo no ha recibido instrucción alguna. Los
jóvenes son disolutos, alocados y no se acercan a la iglesia,
y lo grave es que los papás no se atreven a corregirlos.
Pero a pesar de todo, los frutos que estamos consiguiendo
son muy abundantes”. A vos, también gracias damos, por
instituido haber el Sagrado Vía Crucis, en el Coliseo aquél,
que; en el que ayer, paganos impíos se deleitaban con la
sangre de los mártires cristianos y que, vos, convertisteis
en Coliseo de luz en honor del Rey de reyes, el Dios de la
Vida, el Alpha y el Omega. Vos mismo dijisteis: “Me queda
la satisfacción de que el Coliseo haya dejado de ser un
sitio de cruel distracción, para convertirse en un lugar
donde se ora y reza al único Dios Vivo y verdadero”. Y, así
y luego de haber gastado vuestra santa vida en buena lid,
voló vuestra alma al cielo, para recibir corona de luz,
como muy justo premio a vuestra entrega de amor y fe.
¡Oh!, San Leonardo de Porto Mauricio, «Viva Luz del Dios Vivo».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado

___________________________________

26 de Noviembre

San Leonardo de Puerto Mauricio
Predicador
Año 1751

Este santo ha sido uno de los mejores predicadores que ha tenido Italia, y logró popularizar por todo el país el rezo del santo Víacrucis. Nació en Puerto Mauricio (Italia) en 1676. Estudió con los jesuitas en Roma. Y a los 21 años logró entrar en la Comunidad de los franciscanos. Una vez ordenado sacerdote se dedicó con gran éxito a la predicación pero uniendo este apostolado al más estricto cumplimiento de los Reglamentos de su comunidad, y dedicando largos tiempos al silencio y a la contemplación. Decía que hay que hacer penitencia para que el cuerpo no esclavice el alma y que es necesario dedicar buenos tiempos al silencio para tener oportunidad de que Dios nos hable y de que logremos escuchar sus mensajes.

Fue nombrado superior del convento franciscano de Florencia y allí exigía la más rigurosa obediencia a los severos reglamentos de la comunidad, y no recibía ayuda en dinero de nadie ni cobraba por la celebración de las misas. Como penitencia, él y sus frailes vivían únicamente de lo que recogían por las calles pidiendo limosna de casa en casa. Su convento se llenó de religiosos muy fervorosos y con ellos empezó a predicar grandes misiones por pueblos, campos y ciudades.

Un párroco escribía: “Bendita sea la hora en que se me ocurrió llamar al Padre Leonardo a predicar en mi parroquia. Sólo Dios sabe el gran bien que ha hecho aquí. Su predicación llega al fondo de los corazones. Desde que él está predicando no dan abasto todos los confesores de la región para confesar los pecadores arrepentidos”.

El Padre Leonardo fundó una casa en medio de las más solitarias montañas, para que allá fueran a pasar unas semanas los religiosos que desearan hacer una época de desierto en su vida. En esta casa había que guardar el más absoluto silencio y no comer carne, sino solamente frutas y verduras. Había que dedicar bastante tiempo al rezo de los salmos, y hubo varios religiosos que rezaron allí hasta nueve horas diaria. Volvían a sus casas totalmente enfervorizados. El mismo santo se iba de vez en cuando a esa soledad a meditar, en absoluto silencio, y decía: “Hasta ahora he estado predicando a otros. En estos días tengo que predicarle a Leonardo”.

Se fue a Roma a predicar unos días y allá lo tuvo el santo Padre predicando por seis años en la ciudad y sus alrededores. Al fin el Duque de Médicis, envió un navío con la orden expresa de volverlo a llevar a Florencia porque allá necesitaban mucho de su predicación. Las gentes acudían en tal cantidad a escuchar sus sermones, que con frecuencia tenía que predicar en las plazas porque los oyentes no cabían en los templos. Las conversiones eran numerosas y admirables.

San Leonardo estimaba muchísimo el rezo del Santo Viacrucis (las 14 estaciones del viaje de Jesús hacia la cruz). A él se debe que esta devoción se volviera tan popular y tan estimada entre la gente devota. Como penitencia en la confesión ponía casi siempre rezar un Viacrucis, y en sus sermones no se cansaba de recomendar esta práctica piadosa. En todas las parroquias donde predicaba dejaba instaladas solemnemente las 14 estaciones del Viacrucis. Logró erigir el Viacrucis en 571 parroquias de Italia.

Otras tres devociones que propagaba por todas partes eran la del Santísimo Sacramento, la del Sagrado Corazón de Jesús y la del Inmaculado Corazón de María. En este tiempo esas devociones estaban muchísimo menos popularizadas que ahora. A San Leonardo se le ocurrió una idea que después obtuvo mucho éxito: recoger firmas en todo el mundo para pedirle al Sumo Pontífice que declarara el dogma de la Inmaculada Concepción. Esto se hizo después en el siglo XIX y el resultado fue maravilloso: millones y millones de firmas llegaron a Roma, y así los católicos de todo el mundo declararon que estaban convencidos de que María sí fue concebida sin pecado original.

Daba dirección espiritual a muchas personas por medio de cartas. Se conservan 86 cartas que dirigió a una misma persona tratando de llevarla hacia la santidad.

Se le encomendó ir a predicar a la Isla de Córcega que estaba en un estado lamentable de abandono espiritual. Fue la más difícil de todas las misiones que tuvo que predicar. Él escribía: “En cada parroquia encontramos divisiones, odios, riñas, pleitos y peleas. Pero al final de la misión hacen las paces. Como llevan tres años en guerra, en estos años el pueblo no ha recibido instrucción alguna. Los jóvenes son disolutos, alocados y no se acercan a la iglesia, y lo grave es que los papás no se atreven a corregirlos. Pero a pesar de todo, los frutos que estamos consiguiendo son muy abundantes”.

El Sumo Pontífice lo mandó volver a Roma para que se dedicara a predicar Retiros y Ejercicios a religiosos y monjas. Y el éxito de sus predicaciones era impresionante. San Leonardo logró entonces cumplir algo que había deseado durante muchos años: poder erigir un Viacrucis en el Coliseo de Roma (que era un estadio inmenso para los espectáculos de los antiguos romanos, en el cual cabían 80,000 espectadores. Fue construido en tiempos de Vespasiano y Tito, año 70, y siempre había estado destinado a fines no religiosos. Sus impresionantes ruinas se conservan todavía). Desde San Leonardo se ha venido rezando el Viernes Santo el Viacrucis en el Coliseo, y casi siempre lo preside el Sumo Pontífice. El santo escribió entonces: “Me queda la satisfacción de que el Coliseo haya dejado de ser simplemente un sitio de distracción, para convertirse en un lugar donde se reza”.

Ya muy anciano y muy desgastado de tanto trabajar y hacer penitencia, y después de haber pasado 43 años recorriendo todo el país predicando misiones, tuvo que hacer un largo viaje en pleno invierno. El Sumo Pontífice le mandó que ya no viajara a pie, sino en carroza, pero por el camino se destrozó el carruaje en el que viajaba y tuvo que seguir a pie, lo cual lo fatigó inmensamente.

El 26 de noviembre llegó a Roma y cayó en cama. En seguida envió un mensaje al Papa contándole que había obedecido su orden de volver a esa ciudad. A las nueve de la noche llegó un Monseñor con un mensaje muy afectuoso del Sumo Pontífice y una hora después murió nuestro santo. Era el año 1751.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Leonardo_de_Puerto_Mauricio.htm)

25 noviembre, 2022

Santa Catalina de Alejandría, Mártir

Santa Catalina de Alejandrina

 

¡Oh!; Santa Catalina de Alejandría, vos, sois la hija del Dios
de la Vida y su amada mártir, pues, vuestro ingenio,
sabiduría y fortaleza de ánimo os catapultaron en vida
a alcanzar los cielos eternos por amor a Cristo Jesús, Dios
y Señor Nuestro. Con vuestra santa vida, no hicisteis otra
cosa que, la de aleccionar a los cristianos de vuestro tiempo
y estimularlos en su fidelidad a Cristo. Vuestra belleza
e inteligencia os distinguieron en Alejandría, pues versada
como erais en filosofía, buscabais siempre la verdad. Por
ello, os bautizasteis cristiana. Y, desde allí, recriminasteis
al emperador por su conducta y lo callasteis con vuestra
rectitud de obrar. Enfrentasteis a los sabios del imperio
y descubristeis sus sofismas tanto así, que, los convertisteis
a vuestra fe. Nadie osó venceros en el campo de la razón,
pero, sí, os vencieron por la fuerza de las armas, con aquella
rueda con cuchillas, y la espada que, os cortó vuestra cabeza.
Vos, representáis lo recto, lo justo y lo sublime y, por ello,
lista estabais para dar la vida por la Verdad y la disteis.
Hoy, vuestras reliquias en el monte Sinaí se veneran, y también
en el monasterio que vuestro nombre lleva. Por ello, vos, sois,
la Santa Patrona de los buscadores de la sabiduría y la verdad,
y de los estudiantes y solteras de todo el orbe de la tierra;
¡Oh!; Santa Catalina; “viva novia de la Verdad y de la Sabiduría de Dios”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
_____________________________________

25 de Noviembre
Santa Catalina de Alejandría
Mártir

Martirologio Romano: Santa Catalina, mártir, que, según la tradición, fue una virgen de Alejandría dotada tanto de agudo ingenio y sabiduría como de fortaleza de ánimo. Su cuerpo se venera piadosamente en el célebre monasterio del monte Sinaí (s. inc.)

La veneración de los restos de santa Catalina en el monte Sinaí y la celebridad del monasterio ortodoxo que lleva su nombre y que los guarda ha hecho que casi haya disminuido la figura del mismo Moisés. Se la venera tanto en Oriente como en Occidente. Los aficionados al saber la tienen como patrona.

Nada sabemos con certeza histórica del lugar y fecha de su nacimiento. La historia nos tiene velado el nombre de sus padres. Los datos de su muerte, según la “passio”, son tardíos y están pletóricos de elementos espureos. Por esto, algún historiador ha llegado a pensar que quizá esta santa nunca haya existido. Así, Catalina de Alejandría sería un personaje aleccionador salido de la literatura para ilustrar la vida de los cristianos y estimularles en su fidelidad a la fe. De todos modos es seguro que la fantasía ha rellenado los huecos en el curso del tiempo.

Se la presenta como una joven de extremada belleza y aún mayor inteligencia. Perteneciente a una familia noble. Residente en Alejandría. Versada en los conocimientos filosóficos de la época y buscadora incansable de la verdad. Movida por la fe cristiana, se bautiza. Su vida está enmarcada en el siglo IV, cuando Maximino Daia se ha hecho Augusto del Imperio de Oriente. Sí, le ha tocado compartir el tiempo con este “hombre semibárbaro, fiera salvaje del Danubio, que habían soltado en las cultas ciudades del Oriente”, según lo describe el padre Urbel, o, con términos de Lactancio, “el mundo para él era un juguete”. Recrimina al emperador su conducta y lo enmudece con sus rectos razonamientos.

Enfrentada con los sabios del imperio, descubre sus sofismas e incluso se convierten después de la dialéctica bizantina. Aparece como vencedora en la palestra de la razón y vencida por la fuerza de las armas en el martirio de rueda con cuchillas que llegan a saltar hiriendo a sus propios verdugos y por la espada que corta su cabeza de un tajo.

Sea lo que fuere en cuanto se refiere a la historia comprobable, lo cierto es que la figura de nuestra santa lleva en sí la impronta de lo recto y sublime que es dar la vida por la Verdad que con toda fortaleza se busca y una vez encontrada se posee firmemente hasta la muerte. Esto es lo que atestigua la tradición, la leyenda y el arte.

¡Que bien nos vendrían hoy unas cuantas Catalinas que sepan ser mártires por la Verdad que es lo mismo que ser de Él testigos!

(http://www.es.catholic.net/santoral/articulo.php?id=746)

24 noviembre, 2022

Santos Andrés Dung-Lag y compañeros mártires

 

 

¡Oh!, Santos Andrés Dung-Lag y Compañeros, vosotros,
sois los hijos del Dios de la Vida y sus amados santos,
que sus vidas ofrendaron a lo largo de los siglos dieciocho
y diecinueve y, que, santos proclamados fueron por Juan
Pablo II en Roma. Vosotros, erais dominicos de la Sociedad
de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local,
más un seminarista y en estado laical muchos padres de
familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares,
cuatro médicos y, un sastre. Además, campesinos, pescadores
y jefes de comunidades cristianas todos, decapitados,
estrangulados, quemados vivos, descuartizados, y muertos
en prisión a causa de las torturas y todos juntos, negándoos
a pisotear la Cruz de Cristo o admitir la falsedad de vuestra
santa fe. De todos vosotros la fórmula de canonización ha
puesto en relieve seis santos nombres vuestros, no porque
seáis menos importantes para Dios sino, porque ellos
os representan toda vuestra gloria en el cielo. El primero,
Andrés Dung-Lag, catequista y después sacerdote. Tomás
Tran-VanThien, asesinado a los dieciocho años y Manuel
Le-Van-Phung, catequista y padre de familia. Todos ellos,
vietnamitas. Entre los misioneros extranjeros los dominicos
Jerónimo Hermosilla, vicario apostólico del Tonkín oriental,
y Valentín de Berriochoa y el francés Jean-Théophane
Vénard de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París,
cuyas cartas a santa Teresa de Lisieux inspiraron a rezar
por las misiones de las que fue proclamada patrona junto
a san Francisco Javier. Así, escribisteis la gloria de este día
para la eternidad porque, todos vosotros entregasteis vuestras
almas para coronadas ser con coronas de gloria y eternidad,
como justo premio a vuestra increíble entrega de amor y fe;
¡oh!; Santos Andrés Dung-Lag y fieles compañeros mártires,
“vivos gigantes de la fe del Dios de la Vida y de su Amor”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


24 de Noviembre
Santos Andrés Dung-Lag y compañeros
117 Mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX
Mártires de Vietnam

Esta memoria obligatoria de los ciento diecisiete mártires vietnamitas de los siglos XVIII y XIX, proclamados santos por Juan Pablo II en la plaza de San Pedro el 19 de junio de 1988, celebra a mártires que ya habían sido beatificados anteriormente en cuatro ocasiones distintas: sesenta y cuatro, en 1900, por León XIII; ocho, por Pío X, en 1906; veinte, en 1909, por el mismo Pío X; veinticinco, por Pío XII, en 1951.

No sólo son significativos el número insuperado en la historia de las canonizaciones, sino también la calificación de los santos (ocho obispos, cincuenta sacerdotes, cincuenta y nueve laicos), la nacionalidad (noventa y seis vietnamitas; once españoles; diez franceses, el estado religioso (once dominicos; diez de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París; otros del clero local, más un seminarista, el estado laical (muchos padres de familia, una madre, dieciséis catequistas, seis militares, cuatro médicos, un sastre; además de campesinos, pescadores y jefes de comunidades cristianas).

Seis de ellos fueron martirizados en el siglo XV, los demás, entre 1835 y 1862; es decir, en el tiempo del dominio de los tres señores que gobernaban Tonkín, Annam y Cochinchina, hoy integradas en la nación de Vietnam.

En gran parte (setenta y cinco) fueron decapitados; los restantes murieron estrangulados, quemados vivos, descuartizados, o fallecieron en prisión a causa de las torturas, negándose a pisotear la cruz de Cristo o a admitir la falsedad de su fe.

De estos ciento diecisiete mártires, la fórmula de canonización ha puesto de relieve seis nombres particulares, en representación de las distintas categorías eclesiales y de los diferentes orígenes nacionales. El primero, del que encontramos una carta en el oficio de lectura, es Andrés Dung-Lac. Nació en el norte de Vietnam en 1795; fue catequista y después sacerdote. Fue muerto en 1839 y beatificado en 1900. Otros dos provienen del centro y del sur del Vietnam. El primero, Tomás Tran-VanThien, nacido en 1820 y arrestado mientras iniciaba su formación sacerdotal, fue asesinado a los dieciocho años en 1838; el otro es Manuel Le-Van-Phung, catequista y padre de familia, muerto en 1859 (beatificado en 1909).

Entre los misioneros extranjeros son mencionados dos españoles y un francés. El dominico español Jerónimo Hermosilla, llegado a Vietnam en 1829, vicario apostólico del Tonkín oriental, fue muerto en 1861 (beatificado en 1909); el otro dominico, el obispo vasco Valentín de Berriochoa, que llegó a Tonkín en 1858, a los treinta y cuatro años, fue muerto en 1861 (beatificado en 1906).

El francés Jean-Théophane Vénard, de la Sociedad de las Misiones Extranjeras de París, llegó a Tonkín en 1854 y fue asesinado a los treinta y dos años (beatificado en 1906): sus cartas inspiraron a santa Teresa de Lisieux a rezar por las misiones, de las que fue proclamada patrona junto con san Francisco Javier.

Lista de los 117 Mártires de Vietnam

1 Andrés DUNG-LAC, Sacerdote 21-12-1839
2 Domingo HENARES, Obispo O.P. 25-06-1838
3 Clemente Ignacio DELGADO CEBRIAN, Obispo O.P. 12-07-1838
4 Pedro Dumoulin BORIE, Obispo M.E.P. 24-11-1838
5 José María DIAZ SANJURJO, Obispo O.P. 20-07-1857
6 Melchor GARCIA SAMPEDRO SUAREZ, Obispo O.P. 28-07-1858
7 Jerónimo HERMOSILLA, Obispo O.P. O1-11-1861
8 Valentín BERRIOCHOA, Obispo O.P. 01-11-1861
9 Esteban Teodoro CUENOT, Obispo M.E.P. 14-11-1861
10 Francisco GIL DE FEDERICH, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
11 Mateo ALONSO LECINIANA, Sacerdote O.P. 22-O1-1745
12 Jacinto CASTANEDA, Sacerdote O.P. 07-11-1773
13 Vicente LE OUANG LIEM, Sacerdote O.P. 07-11-1773
14 Emanuel NGUYEN VAN TRIEU, Sacerdote 17-09-1798
15 Juan DAT, Sacerdote 28-10-1798
16 Pedro LE TuY, Sacerdote 11-10-1833
17 Francisco Isidoro GAGELIN, Sacerdote M.E.P. 17-10-1833
18 José MARCHAND, Sacerdote M.E.P. 30-11-1835
19 Juan Carlos CORNAY, Sacerdote M.E.P. 20-09-1837
20 Vicente DO YEN, Sacerdote O.P. 30-06-1838
21 Pedro NGUYEN BA TUAN, Sacerdote 15-07-1838
22 José FERNANDEZ, Sacerdote O.P. 24-07-1838
23 Bernardo VU VAN DUE, Sacerdote 01-08-1838
24 Domingo NGUYEN VAN HANH (DIEU), Sacerdote O.P. 01-08-1838
25 Santiago Do MAI NAM, Sacerdote 12-08-1838
26 José DANG DINH (NIEN) VIEN, Sacerdote 21-08-1838
27 Pedro NGUYEN VAN TU, Sacerdote O.P. 05-09-1838
28 Francisco JACCARD, Sacerdote M.E.P. 21-09-1838
29 Vicente NGUYEN THE DIEM, Sacerdote 24-11-1838
30 Pedro VO BANG KHOA, Sacerdote 24-11-1838
31 Domingo TUOC, Sacerdote O.P. 02-04-1839
32 Tomás DINH VIET Du, Sacerdote O.P. 26-11-1839
33 Domingo NGUYEN VAN (DOAN) XUYEN, Sacerdote O.P. 26-11-1839
34 Pedro PHAM VAN TIZI, Sacerdote 21-12-1839
35 Pablo PHAN KHAc KHOAN, Sacerdote 28-04-1840
36 Josée DO QUANG HIEN, Sacerdote O.P. 09-05-1840
37 Lucas Vu BA LOAN, Sacerdote 05-06-1840
38 Domingo TRACH (DOAI), Sacerdote O.P. 18-09-1840
39 Pablo NGUYEN NGAN, Sacerdote 08-11-1840
40 José NGUYEN DINH NGHI, Sacerdote 08-11-1840
41 Martín TA Duc THINH, Sacerdote 08-11-1840
42 Pedro KHANH, Sacerdote 12-07-1842
43 Agustín SCHOEFFLER, Sacerdote M.E.P. 01-05-1851
44 Juan Luis BONNARD, Sacerdote M.E.P. 01-05-1852
45 Felipe PHAN VAN MINH, Sacerdote 03-07-1853
46 Lorenzo NGUYEN VAN HUONG, Sacerdote 27-04-1856
47 Pablo LE BAo TINH, Sacerdote 06-04-1857
48 Domingo MAU, Sacerdote O.P. 05-11-1858
49 Pablo LE VAN Loc, Sacerdote 13-02-1859
50 Domingo CAM, Sacerdote T.O.P. 11-03-1859
51 Pedro DOAN LONG QUY, Sacerdote 31-07-1859
52 Pedro Francisco NERON, Sacerdote M.E.P. 03-11-1860
53 Tomás KHUONG, Sacerdote T.O.P. 30-01-1861
54 Juan Teofano VENARD, Sacerdote M.E.P. 02-02-1861
55 Pedro NGUYEN VAN Luu, Sacerdote 07-04-1861
56 José TUAN, Sacerdote O.P. 30-04-1861
57 Juan DOAN TRINH HOAN, Sacerdote 26-05-1861
58 Pedro ALMATO RIBERA, Sacerdote O.P. 01-11-1861
59 Pablo TONG VIET BUONG, Laico 23-10-1833
60 Andrés TRAN VAN THONG, Laico 28-11-1835
61 Francisco Javier CAN, Catequista 20-11-1837
62 Francisco DO VAN (HIEN MINH) CHIEU, Catequista 25-06-1838
63 José NGUYEN DINH UPEN, Catequista T.O.P. 03-07-1838
64 Pedro NGUYEN DicH, Laico 12-08-1838
65 Miguel NGUYEN HUY MY, Laico 12-08-1838
66 José HOANG LUONG CANH, Laico T.O.P. 05-09-1838
67 Tomás TRAN VAN THIEN, Seminarista 21-09-1838
68 Pedro TRUONG VAN DUONG, Catequista 18-12-1838
69 Pablo NGUYEN VAN MY, Catequista 18-12-1838
70 Pedro VU VAN TRUAT, Catequista 18-12-1838
71 Agustín PHAN VIET Huy, Laico 13-06-1839
72 Nicolás BUI DUC THE, Laico 13-06-1839
73 Domingo (Nicolás) DINH DAT, Laico 18-07-1839
74 Tomás NGUYEN VAN DE, Laico T.O.P. 19-12-1839
75 Francisco Javier HA THONG MAU, Catequista T.O.P. 19-12-1839
76 Agustín NGUYEN VAN MOI, Laico T.O.P. 19-12-1839
77 Domingo Bui VAN UY, Catequista T.O.P. 19-12-1839
78 Esteban NGUYEN VAN VINTI, Laico T.O.P. 19-12-1839
79 Pedro NGUYEN VAN HIEU, Catequista 28-04-1840
80 Juan Bautista DINH VAN THANH, Catequista 28-04-1840
81 Antonio NGUYEN HUU (NAM) QUYNH, Laico 10-07-1840
82 Pietro NGUYEN KHAC Tu, Catequista 10-07-1840
83 Tomás TOAN, Catequista T.O.P. 21-07-1840
84 Juan Bautista CON, Laico 08-11-1840
85 Martín THO, Laico 08-11-1840
86 Simón PHAN DAc HOA, Laico 12-12-1840
87 Inés LE THi THANH (DE), Laica 12-07-1841
88 Mateo LE VAN GAM, Laico 11-05-1847
89 José NGUYEN VAN Luu, Catequista 02-05-1854
90 Andrés NGUYEN Kim THONG (NAM THUONG), Catequista 15-07-1855
91 Miguel Ho DINH HY, Laico 22-05-1857
92 Pedro DOAN VAN VAN, Catequista 25-05-1857
93 Francisco PHAN VAN TRUNG, Laico 06-10-1858
94 Domingo PHAM THONG (AN) KHAM, Laico T.O.P. 13-01-1859
95 Lucas PHAM THONG (CAI) THIN, Laico 13-01-1859
96 José PHAM THONG (CAI) TA, Laico 13-01-1859
97 Pablo HANH, Laico 28-05-1859
98 Emanuel LE VAN PHUNG, Laico 31-07-1859
99 José LE DANG THI, Laico 24-10-1860
100 Mateo NGUYEN VAN (NGUYEN) PHUONG, Laico 26-05-1861
101 José NGUYEN DUY KHANG, Catequista T.O.P. 06-11-1861
102 José TUAN, Laico 07-01-1862
103 José TUC, Laico 01-06-1862
104 Domingo NINH, Laico 02-06-1862
105 Domingo TORI, Laico 05-06-1862
106 Lorenzo NGON, Laico 22-05-1862
107 Pallo (DONG) DUONG, Laico 03-06-1862
108 Domingo HUYEN, Laico 05-06-1862
109 Pedro DUNG, Laico 06-06-1862
110 Vicente DUONG, Laico 06-06-1862
111 Pedro THUAN, Laico 06-06-1862
112 Domingo MAO, Laico 16-06-1862
113 Domingo NGUYEN, Laico 16-06-1862
114 Domingo NHI, Laico 16-06-1862
115 Andrés TUONG, Laico 16-06-1862
116 Vicente TUONG, Laico 16-06-1862
117 Pedro DA, Laico 17-06-1862


O.P. : Orden de los Predicadores (Dominicos)
T.O.P.: Terciario de la Orden de los Predicadores
M.E.P.: Sociedad de las Misiones Extranjeras de París

(http://es.catholic.net/santoraldehoy/)

23 noviembre, 2022

San Clemente I Papa

San Clemente I, Papa

 

¡Oh!, San Clemente, vos, sois el hijo del Dios de la Vida,
su amado santo, y, el tercer sucesor de San Pedro, después
de Lino y Cleto, gobernando la Iglesia, en imitación a vuestro
único Maestro: ¡Cristo! Escribisteis una carta a los Corintios
con sabios y espirituales consejos, y por ella a los paganos
de vuestro tiempo convertisteis. “El que se conserva puro no
se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo
gratuito de Dios y no una conquista nuestra”, escribisteis
como clara verdad. Luego, fuisteis desterrado por Trajano,
emperador a Crimea, en Rusia,condenándoos a trabajos
forzados, con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas
dicen que estos os decían: “Ruega por nosotros Clemente,
para que seamos dignos de las promesas de Cristo”. San
Ireneo, dice de vos, que visteis a los santos apóstoles
Pedro y Pablo y tratasteis con ellos. En Crimea, a muchos
paganos convertisteis y los bautizasteis. Vuestros obreros
compañeros de la mina de mármol de sed sufrían, porque
la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros,
pero vos, orasteis con gran fe y de pronto, apareció muy
cerca, una fuente de agua cristalina, dándoos más fama
de santidad y permitiéndoos conseguir más conversiones.
Un día, os exigieron que adorarais a Júpiter, pero vos,
dijisteis que no adorabais sino, al verdadero Dios, y os
arrojaron al mar y, para que los cristianos no pudieran
venerar vuestro cadáver, os ataron al cuello una pesa,
pero, Dios jamás os abandonó y una gran ola devolvió
vuestro cuerpo a la orilla, siendo recogido por San Cirilo
y San Metodio, luego, llevado a Roma, y recibido solemnemente.
Así, marchó al cielo vuestra alma, que coronada fue, con
corona de luz, como justo premio a vuestra entrega de amor;
¡oh!, San Clemente; “vivo mártir de la Luz Verdadera: ¡Cristo Jesús!”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado


23 de Noviembre
San Clemente I
Papa
Año 101

“El que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo
gratuito de Dios y no una conquista nuestra” Papa San Clemente I.

Oremos por nuestro actual Pontífice, para que a imitación de San Clemente y los demás Pontífices santos que ha tenido la Iglesia Católica, continúe guiando sabiamente a los que seguimos la santa religión de Cristo.

Cuando los persigan no tengáis temor porque el Espíritu Santo hablará por vosotros (Jesucristo).

San Clemente fue el tercer sucesor de San Pedro (después de Lino y Cleto) y gobernó a la Iglesia desde el año 93 hasta el 101. El año 96 escribió una carta a Los Corintios, que es el documento Papal más antiguo que se conoce (Después de las cartas de San Pedro). En esa carta da muy hermosos consejos, y recomienda obedecer siempre al Pontífice de Roma (Entre otras cosas dice: “el que se conserva puro no se enorgullezca por ello, porque la pureza es un regalo gratuito de Dios y no una conquista nuestra”.

Por ser cristiano fue desterrado por el emperador Trajano a Crimea (al sur de Rusia) y condenado a trabajos forzados a picar piedra con otros dos mil cristianos. Las actas antiguas dicen que estos le decían: “Ruega por nosotros Clemente, para que seamos dignos de las promesas de Cristo”.

San Ireneo (que vivió en el siglo segundo) dice que Clemente vio a los santos apóstoles Pedro y Pablo y trató con ellos. Las Actas antiguas añaden que allá en Crimea convirtió a muchísimos paganos y los bautizó. Los obreros de la mina de mármol sufrían mucho por la sed, porque la fuente de agua más cercana estaba a diez kilómetros de distancia. El santo oró con fe y apareció allí muy cerca una fuete de agua cristalina. Esto le dio más fama de santidad y le permitió conseguir muchas conversiones más.

Un día las autoridades le exigieron que adorara a Júpiter. Él dijo que no adoraba sino al verdadero Dios. Entonces fue arrojado al mar, y para que los cristianos no pudieran venerar su cadáver, le fue atado al cuello un hierro pesadísimo. Pero una gran ola devolvió su cadáver a la orilla. San Cirilo y San Metodio llevaron a Roma en el año 860 los restos de San Clemente, los cuales fueron recibidos con gran solemnidad en la Ciudad Eterna, y allá se conservan.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Clemente.htm)

22 noviembre, 2022

Santa Cecilia, Mártir y Patrona de los Músicos

 

 

 

¡Oh! Santa Cecilia, vos sois la hija del Dios de la Vida,
su amada santa y venerada por más de mil años en la
Iglesia Católica. Acostumbrabais vestir una túnica de
tela áspera y además, que habíais consagrado a Dios
vuestra virginidad. Vuestros padres os comprometieron
en matrimonio con Valeriano, pero vos, le dijisteis a él,
que vos, habíais hecho voto de virginidad y que, si él
quería ver al ángel de Dios, debía hacerse cristiano. Y, así
lo hizo, haciéndose instruir y bautizar por el Papa Urbano.
Luego entre vos, y Valeriano, convencisteis a Tiburcio,
el hermano de éste, logrando que se hiciera cristiano. Vos,
veíais a vuestro ángel de la guarda a cada nada, mientras
el alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar
los cadáveres de los cristianos. Pero, Valeriano y Tiburcio,
se dedicaron a hacerlo con todos los cadáveres de cristianos
que encontraban, siendo por ello, arrestados y llevados ante el
alcalde, quien les pidió que declarasen que adoraban a Júpiter.
Ellos respondieron que únicamente adoraban al verdadero
Dios y a su Hijo Jesucristo, entonces fueron ferozmente
azotados, perdiendo así la vida. Los dos santos mártires
antes de morir, animaban con valor a los demás cristianos
de Roma a sufrir con gusto, antes de ser infieles a la santa
religión. Luego, vos, fuisteis arrestada y se os exigió que
renunciarais a Cristo, pero declarasteis con valor, que preferíais
la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces
fuisteis llevada junto a un horno para tratar de asfixiaros, pero,
vos, cantabais gozosa canciones celestiales en honor a Dios.
Viendo que con ello, no podían acabar con vos, el cruel
Almaquio, ordenó que os cortaran la cabeza. Y, Vos, antes de
de morir, le pedisteis al Papa Urbano, que convirtiera vuestra
casa, en un templo para orar. ¡Y así, lo hizo! ¡Aleluya!
¡Oh! Santa Cecilia, «vivo canto por el Dios de la Vida y del Amor».

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
__________________________________

22 de Noviembre
Santa Cecilia
Mártir
Año 177

Santa Cecilia bendita, dile a Dios que también nosotros prefiramos mil muertes antes que ser infieles a nuestra santa religión. No ofendas a nadie ni en mucho ni en poco (S. Biblia Ecl. 5, 15).

Por más de mil años Santa Cecilia ha sido muy venerada en la Iglesia Católica. Una tradición muy antigua dice que pertenecía a una de las principales familias de Roma, que acostumbraba vestir una túnica de tela muy áspera y que había consagrado a Dios su virginidad.

Sus padres la comprometieron en matrimonio con un joven llamado Valeriano, pero Cecilia le dijo a éste que ella había hecho voto de virginidad y que si él quería ver al ángel de Dios debía hacerse cristiano. Valeriano se hizo instruir por el Papa Urbano y fue bautizado. Luego entre Cecilia y Valeriano convencieron a Tiburcio, el hermano de éste, y lograron que también se hiciera cristiano.

Las historias antiguas dicen que Cecilia veía a su ángel de la guarda. El alcalde de Roma, Almaquio, había prohibido sepultar los cadáveres de los cristianos. Pero Valeriano y Tiburcio se dedicaron a sepultar todos los cadáveres de cristianos que encontraban. Por eso fueron arrestados. Llevados ante el alcalde, éste les pidió que declararan que adoraban a Júpiter. Ellos le dijeron que únicamente adoraban al verdadero Dios del cielo y a su Hijo Jesucristo. Entonces fueron ferozmente azotados y luego les dieron muerte.

Los dos santos mártires animaban a los demás cristianos de Roma a sufrir con gusto todos los horrores, con tal de no ser infieles a la santa religión. En seguida la policía arrestó a Cecilia y le exigió que renunciara a la religión de Cristo. Ella declaró que prefería la muerte antes que renegar de la verdadera religión. Entonces fue llevada junto a un horno caliente para tratar de sofocarle con los terribles gases que salían de allí, pero en vez de asfixiarse ella cantaba gozosa (quizás por eso la han nombrado patrona de los músicos).

Visto que con este martirio no podían acabar con ella, el cruel Almaquio mandó que le cortaran la cabeza. La santa, antes de morir le pidió al Papa Urbano que convirtiera su hermosa casa en un templo para orar, y así lo hicieron después de su martirio. Antes de morir, había repartido todos sus bienes entre los pobres.

En 1599 permitieron al escultor Maderna ver el cuerpo incorrupto de la santa y él fabricó una estatua en mármol de ella, muy hermosa, la cual se conserva en la iglesia de Santa Cecilia en Roma. Está acostada de lado y parece que habla. En Roma había ya en el año 545 un templo dedicado a esta gran Santa.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Cecilia.htm)

21 noviembre, 2022

La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo

Presentación de la Santísima Virgen María/Virgen de la Salud - Vatican News

¡Oh!, Santa María, Niña Nuestra, Vos,
sois la Hija del Dios de la Vida y del Amor
Su amadísima y predilecta flor
Y, ¡maravilla de maravillas! que, en este
día, a Vos, os presentaron Joaquín
y Ana, vuestros amadísimos padres,
hijos del Dios de la Vida también, y santos
en el Templo de Dios, para que Vos,
fuerais instruida sobre la fe de vuestros padres
y supierais vuestros deberes para con Dios.
Y, Él, Vuestro Padre, el “Alpha y el
Omega”, desde siempre y por siempre
os bendijo amorosa y eternamente por
los siglos de los siglos, ¡Kejaritomene¡ Aleluya!
¡Oh!, Santa María, Niña Nuestra, “¡Viva Luz y Amor de Dios!”.

© 2022 by Luis Ernesto Chacón Delgado
____________________________________

21 de noviembre
La Presentación de la Santísima Virgen María en el Templo

Oración

Oh Dios, que quisiste que en este día fuese presentada en el templo la Santísima Virgen María, morada del Espíritu Santo: suplicámoste por su intercesión nos concedas merecer ser presentados en el templo de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

Honramos hoy la Presentación en el Templo de aquella Niña de bendición. Los orígenes de esta fiesta hay que buscarlos en una piadosa tradición que surge en el escrito apócrifo llamado el «Protoevangelio de Santiago». Según este documento la Virgen María fue llevada a la edad de tres años por sus padres San Joaquín y Santa Ana. Allí, junto a otras doncellas y piadosas mujeres, fue instruida cuidadosamente respecto la fe de sus padres y sobre los deberes para con Dios.

Históricamente, el origen de esta fiesta fue la dedicación de la Iglesia de Santa María la Nueva en Jerusalén , en el año 543. Todo eso se viene conmemorando en Oriente desde el siglo VI, y hasta habla de ello el emperador Miguel Comeno en una Constitución de 1166.

Un gentil hombre francés, canciller en la corte del Rey de Chipre, habiendo sido enviado a Aviñón en 1372, en calidad de embajador ante el Papa Gregorio XI, le contó la magnificencia con que en Grecia celebraban esta fiesta el 21 de noviembre. El Papa entonces la introdujo en Aviñón, y Sixto V la impuso a toda la Iglesia.

(http://www.ewtn.com/spanish/Saints/Presentación_de_la_Virgen_María.htm)

20 noviembre, 2022

Domingo 34 del tiempo ordinario: Jesucristo, Rey del Universo (C)

 La Pasión de Cristo: las extrañas cosas ocurridas en su grabación


Texto del Evangelio (Lc 23,35-43):En aquel tiempo, los magistrados hacían muecas a Jesús diciendo: «A otros salvó; que se salve a sí mismo si él es el Cristo de Dios, el Elegido». También los soldados se burlaban de Él y, acercándose, le ofrecían vinagre y le decían: «Si tú eres el Rey de los judíos, ¡sálvate!». Había encima de él una inscripción: «Éste es el Rey de los judíos».

Uno de los malhechores colgados le insultaba: «¿No eres tú el Cristo? Pues ¡sálvate a ti y a nosotros!». Pero el otro le respondió diciendo: «¿Es que no temes a Dios, tú que sufres la misma condena? Y nosotros con razón, porque nos lo hemos merecido con nuestros hechos; en cambio, éste nada malo ha hecho». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino». Jesús le dijo: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso».

_________________________

«Éste es el Rey de los judíos» Rev. D. Joan GUITERAS i Vilanova (Barcelona, España)

Hoy, el Evangelio nos hace elevar los ojos hacia la cruz donde Cristo agoniza en el Calvario. Ahí vemos al Buen Pastor que da la vida por las ovejas. Y, encima de todo hay un letrero en el que se lee: «Éste es el Rey de los judíos» (Lc 23,38). Este que sufre horrorosamente y que está tan desfigurado en su rostro, ¿es el Rey? ¿Es posible? Lo comprende perfectamente el buen ladrón, uno de los dos ajusticiados a un lado y otro de Jesús. Le dice con fe suplicante: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas con tu Reino» (Lc 23,42). La respuesta de Jesús es consoladora y cierta: «Yo te aseguro: hoy estarás conmigo en el Paraíso» (Lc 23,43).

Sí, confesemos que Jesús es Rey. “Rey” con mayúscula. Nadie estará nunca a la altura de su realeza. El Reino de Jesús no es de este mundo. Es un Reino en el que se entra por la conversión cristiana. Un Reino de verdad y de vida, Reino de santidad y de gracia, Reino de justicia, de amor y de paz. Un Reino que sale de la Sangre y el agua que brotaron del costado de Jesucristo.

El Reino de Dios fue un tema primordial en la predicación del Señor. No cesaba de invitar a todos a entrar en él. Un día, en el Sermón de la montaña, proclamó bienaventurados a los pobres en el espíritu, porque ellos son los que poseerán el Reino.

Orígenes, comentando la sentencia de Jesús «El Reino de Dios ya está entre vosotros» (Lc 17,21), explica que quien suplica que el Reino de Dios venga, lo pide rectamente de aquel Reino de Dios que tiene dentro de él, para que nazca, fructifique y madure. Añade que «el Reino de Dios que hay dentro de nosotros, si avanzamos continuamente, llegará a su plenitud cuando se haya cumplido aquello que dice el Apóstol: que Cristo, una vez sometidos quienes le son enemigos, pondrá el Reino en manos de Dios el Padre, y así Dios será todo en todos». El escritor exhorta a que digamos siempre «Sea santificado tu nombre, venga a nosotros tu Reino».

Vivamos ya ahora el Reino con la santidad, y demos testimonio de él con la caridad que autentifica a la fe y a la esperanza.

Pensamientos para el Evangelio de hoy

  • «Entre los hombres, a la confesión sigue el castigo; ante Dios, en cambio, a la confesión sigue la salvación» (San Juan Crisóstomo)
  • «La promesa de Jesús al buen ladrón nos da una gran esperanza. El Señor siempre da más, es tan generoso, da siempre más de lo que se le pide: le pides que se acuerde de ti y te lleva a su Reino» (Francisco)
  • «(…) La parábola del pobre Lázaro y la palabra de Cristo en la Cruz al buen ladrón (cf. Lc 23,43) (…) hablan de un último destino del alma (cf. Mt 16,26) que puede ser diferente para unos y para otros» (Catecismo de la Iglesia Católica, nº 1.021)

(https://evangeli.net/evangelio/dia/2022-11-20)